Propuesta para El Aprendizaje de Las Matemáticas
Propuesta para El Aprendizaje de Las Matemáticas
Propuesta para El Aprendizaje de Las Matemáticas
aprendizaje de las
matemáticas
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Propuesta de Aprendizaje de las Matemáticas en Grupos Integrados, fue elaborada con el apoyo de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), por la Dirección General de Educación Especial durante la
gestión de la Dra. Y con el apoyo de la Secretaria de Educación Pública (SEP).
Los profesores participantes en la fase experimental de la propuesta que colaboraron son: José J. Cano,
Bertha E. Curiel, Lorena Fuentes, Carmen García, Catalina García, Ma. De la Cruz Guido, Jesús
Hernández, Sara Ibarra, Ma. De Jesús López, Edith Nuncio, Graciela Ovalle, Delfina Velázquez,
Silvia I. Vega, Ma. De los Ángeles Vera y Ma. Elena Zárate.
Mtro.
Director de Educación Elemental
Joaquín Mario Landa Ávila
Propuesta para el aprendizaje de las matemáticas en Grupos Integrados realizada por el Departamento
de Educación Especial del Estado de Morelos con el apoyo del Instituto de la Educación Básica del Estado
de Morelos. Dirección: Teopanzolco S/n, Col. Recursos Hidráulicos,
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Cuernavaca, Morelos. Teléfonos: (777) 3 17 16 88. Correo
Electrónico: [email protected]. Registro en trámite. Ejemplares gratuitos. Se permite la
reproducción de los materiales publicados bajo la autorización escrita de los editores y citando la fuente.
Tiraje: 1000
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Pág. 7
Índice
PARTE I
Introducción 17
Bases Teóricas 21
El trabajo en Matemáticas 25
Evaluación 45
PARTE II
ACTIVIDADES SECUENCIADAS
Número 57
Clasificación 187
Seriación 231
Geometría 269
Medición 301
Representación 311
PARTE III
Juegos 331
PARTE IV
Matemáticas en relación a otros temas 355
Anexos 371
Bibliografía 385
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Es más importante que un individuo sea capaz de
hallar una calle en una ciudad dada, que
conocer de memoria los nombres
de todas.
G. Cirigliano – A. Villaverde
PRÓLOGO
Los numerosos intentos por diseñar diferentes programas y técnicas orientados al
aprendizaje de los conceptos matemáticos elementales, revelan que existen aún grandes dudas
y limitaciones sobre el conocimiento preciso acerca del aprendizaje en ese aspecto.
Ante esta situación, toda propuesta de trabajo es necesariamente un intento por lograr
congruencia entre los factores conocidos que inciden en el proceso de aprendizaje y los recursos
técnicos y prácticos que se diseñen.
En otras palabras, los avances logrados implican nuevas opciones y con ello la necesidad
de modificar de manera recurrente los modelos y prácticas establecidas. Ésta dinámica, a su vez,
requiere de una mentalidad y actitud dispuesta al cambio, y del compromiso que dicho cambio
involucra.
Por otra parte, todo docente que toma la decisión de asumir un compromiso de tal
naturaleza suele verse en la necesidad de enfrentar al inmovilismo en sus distintas
manifestaciones, corrigiendo los riesgos que implica ser pionero en la innovación, es decir, el
trascender las estructuras y prácticas establecidas.
La propuesta que aquí presentamos a los maestros tiene como antecedente un trabajo de
investigación y práctica de 20 grupos integrados: 4 de ellos la llevaron a cabo durante el ciclo
escolar 1982- 1983 y otros 16 en el ciclo 1983- 1984.
Sus bases teóricas respecto al conocimiento y el proceso de aprendizaje son las mismas
que sustentan a la “Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita”, ya conocida por los
maestros.
Así pues, las actividades que ella contiene están orientadas a estimular la construcción
de diversos conceptos matemáticos por parte del niño, respetando su propio proceso de
aprendizaje.
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Como toda nueva forma de trabajo, el éxito en su manejo y resultados está íntimamente
ligado a la capacitación, a la comprensión de los objetivos que pretende alcanzar y al estudio
cuidadoso de sus contenidos.
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PARTE I. FUNDAMENTOS TEORICOS, ORGANIZACIÓN Y EVALUACIÓN.
1) FUNDAMENTOS TEORICOS
Aquí se ofrece una breve explicación de las bases teóricas que sustentan esta propuesta, las
cuales ya son conocidas por los maestros pues en sus líneas generales no difieren de las
planteadas en la “Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita”.
2) EL TRABAJO EN MATEMATICAS
En esta sección se explican las características del trabajo que proponemos desarrollar en el
área de matemáticas. Se incluyen además una serie de reflexiones y sugerencias acerca de la
organización del grupo, cuales son las actitudes del maestro que favorecen el proceso de
adquisición de los conceptos matemáticas, como organizar las actividades y los materiales que
son más adecuados para llevarlas a cabo.
3) EVALUCIÓN.
Aquí se proporciona una explicación acerca de que entendemos por evaluación y por medio
de que actividades y con qué materiales se puede llevar a cabo.
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En cada actividad se indica, por medio de los símbolos correspondientes, la forma de
organizar al grupo para llevarla a cabo (individualmente, por equipos o con el grupo en su
conjunto) cuando es necesario, se indica también con un símbolo el grado de dificultad que ella
implica en relación a los distintos niveles de conceptualización de los niños.
En las actividades contenidas en esta parte se hacen constantemente a las partes III y IV,
con objeto de que el maestro pueda combinar dichas actividades con diversos juegos o con otros
temas.
ANEXO
Consideramos muy importante incluir en este anexo los resultados obtenidos con nuestra
propuesta en sus dos etapas experimentales, correspondientes a los ciclos escolares 82-83 y 83-
84. Adicionamos también las opiniones de los maestros que colaboraron con nosotros en la
segunda etapa, acerca de los logros y las dificultades que tuvieron al trabajar con nuestra
propuesta.
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A lo largo de este trabajo aparecen algunos párraf os enmarcados en un recuadro como el
de las páginas de este aviso, los hemos enmarcado para destacar puntos importantes en
los que el maestro debe poner especial atención y cuidado.
Aquí resumiremos algunos aspectos generales que son fundamentales para que las
actividades de esta propuesta puedan cumplir con los objetivos para los que fueron
elaborados.
• Los aspectos teóricos que sustentan este trabajo (ver pág. núm. 21 a 24)
• La forma de organización que requieren el grupo y las actividades (ver “El trabajo
de matemáticas”, pág. núm. 25 - 29).
• Ninguna de ellas ha sido diseñada para realizarse una sola vez. Todas pueden y
deben repetirse en función del interés y las necesidades de los alumnos.
• Están repartidas en las partes II, III Y IV de esta propuesta y todas ellas deben ser
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combinadas a lo largo del año de manera similar a como se indica en el cuadro que
aparece como ejemplo en la pág.40
• Las diferentes secuencias que están incluidas en la parte II también se combinan
entre sí a lo largo del año, tal como se indica en el cuadro de la pág. 40. Además a
todo lo largo del texto se indica siempre cuando una actividad debe realizarse
paralelamente a otra (es decir en la misma época del año).
Sin embargo, como se requiere de una buena cantidad de este tipo de materiales, a
continuación transmitimos algunas sugerencias para su recolección, que nos fueron
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proporcionadas por los maestros que han trabajado con nosotros y que a ellos les
resultaron útiles para este caso.
Sugerencias para su recolección, que nos fueron proporcionadas por los maestros
que han trabajado con nosotros y que a ellos les resultaron útiles para este caso:
a) Ante todo, el maestro puede explicar a los padres desde principios de año, la
importancia que tiene para los niños el trabajo apoyado en la manipulación de
objetos concretos. Si el maestro logra sensibilizar a los padres, éstos podrán
enviar a través de los niños materiales de desecho o que ya no usen, como:
botones, listones, trozos de estambre, cajas de medicinas, frascos, tapas, cajas
de cerillos, corcho latas, semillas limpias no comestibles (ciruela, capulín,
durazno, etc.), palitos de paleta y otros objetos similares. Con este tipo de
material los alumnos pueden realizar actividades de cálculo, seriación y
clasificación.
b) Algo muy útil es pedir a los niños desde el inicio de año que traigan de tarea
material de desecho o en desuso que tengan en su casa. No importa que dicho
material no se utilice inmediatamente; si el maestro lo va reuniendo por
adelantado, evita tener que dejar de realizar una actividad por falta de material.
usaran; por ejemplo una maestra obtuvo gran éxito en la recolección de material
dando a los niños un dibujo mimeografiado de los pitufos.
d) Una maestra pidió a sus amistades que donaran ropa que no necesitaran y
organizo un bazar de ropa para obtener fondos. De esta manera pudo comprar el
e) Otra maestra, después de haber leído la propuesta, hizo una lista sobre
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todo el material que necesitaría durante el año y que requeriría de una compra especial
(como barajas, dominós, etc.). Esta lista la presento a los padres, les pidió que
proporcionaran lo necesario y les aclaró que en el resto del año no les pediría
hacer ningún otro gasto para material. Los padres estuvieron de acuerdo y la maestra
cumplió su ofrecimiento.
f) Un maestro sugirió proponer al director de unidad o al grupo de apoyo la
creación de un taller para la elaboración de ciertos materiales de trabajo, por
En relación al maestro:
Debemos decir que conocemos los problemas que para él implica intentar una
nueva forma de trabajo, no solo por la gran cantidad de asuntos escolares que tiene que
atender, sino además, porque suele verse frecuentemente presionado, tanto por las
autoridades escolares como por los padres mismos, a cumplir con una serie de
requisitos que a veces no concuerdan con los principios de esta propuesta, o porque
despierte el interés y la colaboración con ellas. Será conveniente en que haga un énfasis
en que tal vez sus niños mostraran a veces avances más lentos o menos espectaculares
que otros grupos, pero finalmente se verá que sus alumnos en general alcanzaron no solo
el mismo nivel de los otros niños sino que además sus conocimientos serán más
firmes y harán lo mismo que los demás, pero con auténtica comprensión del sentido y
utilidad de lo que hacen.
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- Valoramos enormemente su capacidad creativa y su experiencia, por lo que
de
ninguna manera deseamos que sea un simple receptor que se limita a hacer
estrictamente lo que proponemos. En esta propuesta no se han agotado las
posibilidades de enriquecerla y ampliarla; por tanto invitamos al maestro a que nos envié
elaborar un trabajo que resulte útil, claro y accesible, el cual ha probado ser
eficaz cuando se lleva a cabo como es debido (ver anexo). Sin embargo para
que su puesta en práctica se traduzca en autentico beneficio para los alumnos,
es indispensable que el maestro antes de iniciar el trabajo con la propuesta, la
lea en su totalidad, se familiarice con ella y no se limite estrictamente a leer las
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• INTRODUCCIÓN
• BASES TEÓRICAS
• EL TRABAJO EN MATEMÁTICAS
• EVALUACIÓN
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INTRODUCCIÓN
Los maestros en general, y especialmente los que tienen a su cargo los Grupos Integrados,
viven en su trabajo cotidiano los problemas a que se enfrentan sus alumnos cuando, por diversas
causas, no pueden cumplir con los objetivos señalados en los programas escolares.
Indudablemente todos, en mayor o menor medida. Se esfuerzan por encontrar formas de
superar los problemas que presentan los alumnos. Cuando a pesar de los esfuerzos de maestros,
alumnos y padres, el niño fracasa, el sentimiento de frustración que aquello genera se hace
extensivo a todos pero, lamentablemente, las consecuencias solo las sufre el niño: se ve obligado
a repetir dos o más veces el mismo grado (con sentimientos de minusvalía cada vez mayores), es
señalado por los compañeros y hostigado por los padres.
Normalmente cuando un “buen maestro” que utiliza “un buen método” tiene en su grupo
alumnos que no llegan a cubrir los objetivos planteados por determinado programa, la causa de
su fracaso se atribuye exclusivamente al niño.
Sin embargo, cabe preguntar: este “buen método” ¿es el adecuado para esos niños?
Obviamente no se trata de encontrar un método para cada niño, sino trabajar en una
forma lo suficientemente flexible como para permitir que cada uno avance a su propio ritmo. En
lugar de enfrentar al niño sistemáticamente a situaciones que le superan porque sobrepasan su
nivel de desarrollo cognoscitivo (y que no por serle presentadas insistentemente va a poder
manejar antes de tiempo), es necesario proponerle actividades que lo estimulen y le permitan
progresar en aquellos aspectos donde se ve en desventaja ante sus compañeros.
Las actividades que aquí se sugieren para la adquisición de los conceptos matemáticos
han pasado ya por etapas experimentales. La mayor parte de estas actividades ha sido probada
durante el ciclo escolar 1983 – 1984 en 16 grupos integrados. Durante dicho periodo las
actividades fueron llevadas a la práctica por los respectivos maestros de cada grupo, quienes
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eran visitados regularmente por un experimentador que les asesoraba en su trabajo. Cada
maestro presentaba al experimentador la planificación de las actividades que se realizarían cada
semana, planteaba las dudas que tuviese en relación a ellas, probaba actividades que el
experimentador proponía, hacia observaciones y sugerencias etc.
De hecho, gran parte de las actividades que aquí se proponen comenzaron a ponerse a
prueba desde el ciclo escolar 82 – 83 en 4 grupos integrados, donde un investigador por grupos
se encargaba de trabajar las actividades con los niños.
La primera etapa experimental se llevó a cabo con algunos inconvenientes puesto que se
inició ya avanzado el ciclo escolar; los alumnos vieron al experimentador como un “nuevo
maestro” que en general tenia ante ellos una actitud diferente a la de “su” maestra, lo cual y
sobre todo al principio provocaba descontrol e indisciplina considerables en el grupo. Las
actividades mismas, que tienden a ser más lúdicas que estrictamente formales en el sentido
escolar, al ser además propuestas y conducidas por un extraño, contribuían a complicar el
trabajo del investigador.
Por todo ello, en la segunda etapa del trabajo experimental, consideramos necesario que
maestros interesados en buscar soluciones a los problemas a que se enfrentan los niños en el
aprendizaje de las matemáticas, colaboraran para probar la eficacia de las actividades
programadas, eliminando los inconvenientes mencionados. De esta manera en función del
trabajo que los maestros hicieron a partir de este material, sus aportaciones y el planteo de las
dificultades que tuvieron al ponerlo en práctica, fue posible detectar en qué medida resultarían
de utilidad todas las actividades propuestas, tanto aquellas que no fue posible incluir en la
primera etapa, como las que surgieron a partir de las carencias o deficiencias que en la práctica
se fueron detectando.
Por lo tanto, las actividades que aquí se proponen han sido seleccionadas como las más
eficaces entre otras que, por diverso motivos, tuvieron que descartarse.
Es imprescindible que el maestro, antes de iniciar el trabajo con esta propuesta, estudie
detenidamente la parte núm. I donde se explica el contenido del material, la simbología utilizada,
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la
fundamentación teórica y la forma de organización tanto del grupo como de las actividades
propuestas, sus objetivos y las nociones hacia los que estos están orientados antes de iniciar el
trabajo con el grupo.
Para conocer cuál es el mejor camino para que el niño progrese en su concepción lógico –
matemática, es necesario probar formas de trabajo diferentes, porque ya hemos visto que ni la
vía tradicional de la enseñanza de las matemáticas, ni las matemáticas modernas, han podido
solucionar el gran escollo que esta área del conocimiento representa para la mayoría de los
estudiantes.
Nosotros proponemos otro enfoque basado en el proceso psicológico del niño tal como lo
han estudiado Piaget y sus colaboradores. A partir de la comprensión de ese proceso, aquí se
sugiere una serie de actividades y, fundamentalmente, una forma de trabajo distinta a la
tradicional.
Por otra parte, no estamos proponiendo cosas demasiado originales. Nos hemos nutrido
de aportes hechos por numerosos investigadores de la educación y por experiencias
psicopedagógicas valiosas. A esos aportes muchas veces les hemos hecho modificaciones,
adaptando materiales y recreando situaciones sobre la marcha, producto del trabajo de los
docentes y de nuestro equipo de investigadores en los grupos integrados. Hemos ideado además
un buen número de actividades derivadas de los principios teóricos que sustentan nuestra
concepción acerca del proceso de aprendizaje.
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(* En el anexo proporcionamos algunos datos acerca de los resultados obtenidos mediante nuestra propuesta en
sus dos fases experimentales).
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BASES TEÓRICAS
El conjunto de actividades que aquí se propone está sustentado en los mismos principios
teóricos que la “Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita”.
Así como la adquisición de la lecto-escritura por parte del niño se logra mediante un largo
y complicado proceso, la adquisición de los conceptos matemáticos constituye también un
proceso que se inicia desde muy temprana edad y avanza lentamente, conformando niveles de
conceptualización cada vez más altos.
CONCEPTO DE APRENDIZAJE
Son este tipo de situaciones las que permiten al niño adquirir determinados conceptos
lógico-matemáticos tales como: descubrir semejanzas y diferencias entre los objetos para poder
clasificarlos, establecer relaciones de orden, darse cuenta de que una cantidad no varía a menos
que se le agregue o se le quite, las razones por las cuales una cantidad es mayor o menor que la
otra, etc.
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El niño pequeño posee una lógica particular, producto del nivel de desarrollo de su
pensamiento.
Cada vez que se enfrenta a un nuevo problema, el niño se ve obligado a buscar soluciones
y para ello debe reestructurar internamente su campo cognitivo: busca entre lo que ya sabe, que
pueden servirle para resolverla y trata de encontrar nuevos procedimientos cuando los
conocidos no le son útiles. Es así como el niño paulatinamente va aprendiendo, amplía sus
conocimientos y logra formas cada vez más sólidas, complejas y flexibles de pensamiento.
En este proceso para conocer, comprender y explicarse todo lo que le rodea, el niño
formo la hipótesis, muchas veces equivocadas, en función de sus propios conocimientos y del
nivel de desarrollo cognitivo en que se encuentra; su desconocimiento acerca de algunos
aspectos del mundo no se elimina necesariamente por el hecho de que alguien le diga “como son
las cosas”. A veces su propio nivel de desarrollo le impide aprovechar determinada información
porque ella está sustentada por una lógica diferente a la suya. Tendrá que pasar todavía un
tiempo durante el cual el niño habrá de investigar, dudar, probar, equivocarse y buscar nuevas
soluciones hasta llegar a la correcta gracias a sus propios procesos de razonamiento; será
entonces capaz de comprender esa verdad porque el mismo la ha descubierto.
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EL CONOCIMIENTO.
Por otra parte el conocimiento del mundo físico comienza a desarrollarse muy temprano
mediante la experiencia que el niño adquiere al manipular objetos. Estos mismos, mediante las
acciones que él les aplica, le hacen saber si son pesados, duros, rompibles, suaves, ásperos, etc.
Conceptos como éste son conceptos matemáticos a los que el niño llega por sí mismo, en
función de su propio nivel de desarrollo cognitivo. Inútil seria tratar de explicarle que ocho es
más que cinco y menos que diez o que una cantidad de objetos no varían a menos que se le
agreguen o quiten elementos, si su propio intelecto no lo ha llevado aún a descubrirlo. Solo
cuando haya sido capaz de reconstruir por sí mismo este tipo de conocimientos estará capacitado
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para asimilar la información que en el aspecto matemático se adquiere por transmisión social,
por ejemplo: el sistema de numeración y de los signos aritméticos convencionales; de otra
manera el niño podrá “recitar” la serie numérica, escribirla e incluso leer operaciones de suma y
resta sin comprender su verdadero significado.
Para ampliar la información sobre el concepto de aprendizaje que sustenta este trabajo,
remitimos al lector al capítulo III, pág. 25 de la “propuesta para el aprendizaje de la lengua
escrita”.
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TRABAJO EN MATEMÁTICAS
Consideramos que el trabajo en matemáticas debe partir de la necesidad de resolver
situaciones interesantes para el niño. Para que él, los problemas que surgen tanto en sus juegos
como en general en su vida diaria, lo impulsen a buscar soluciones.
En primer lugar, a todos nos ha sido posible observar como los niños que trabajan son
capaces de realizar cálculos con una velocidad que muchas veces nos sorprende. Estos niños han
tenido que enfrentar, sin duda prematuramente, condiciones de vida que los han obligado a
buscar soluciones a problemas reales. A menudo esos mismos niños no han tenido ni siquiera la
oportunidad de tener acceso a la enseñanza formal. Son muchos de los que andan por las calles o
mercados trabajando y que a veces ni siquiera saben leer ni escribir. Sin embargo conocen bien el
valor del dinero, suman, restan y multiplican, aunque probablemente no sean capaces de
representar esas operaciones.
En cambio, la mayoría de los niños que por fortuna no tienen que verse enfrentados a estas
condiciones tan duras, en general realizan las actividades relacionadas con el “calculo”, como
“tarea escolar” en la “hora de las cuentas”. La matemática se convierte para ellos en una
asignatura fría, sin sentido, en la que hay que resolver, en general mecánicamente, operaciones o
problemas como los “enseño”, el maestro.
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es, justamente, la importancia que tiene en la vida del niño, quien ocupa gran parte de su tiempo
en ese tipo de actividades, se divierte y siempre está ideando juegos nuevos o dispuestos a
aprenderlos. Los maestros seguramente dirán: de acuerdo, pero ¿Cómo los juegos pueden
servir al desarrollo de los conceptos matemáticos?
El fracaso masivo de los estudiantes en el área de matemáticas nos tiene que hacer pensar
que “algo anda mal”. Los maestros, en general, opinan que jugar significa perder el tiempo; a
pesar de ello, es fácilmente comprobable que no jugando tampoco se avanza demasiado rápido.
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Dada la importancia que desde nuestro punto de vista tiene para el aprendizaje este tipo
de actividades, hemos seleccionado para el trabajo en matemáticas juegos por todos conocidos
como son, entre otros, los de palitos chinos, dominós, cartas, dados, etc. En muchos casos hemos
modificado la forma tradicional en que se realizan, con el fin de adaptarlos a los diferentes
niveles de conceptualización que poseen los niños con los que vamos a trabajar. Además hemos
ideado otros juegos como son, por ejemplo, el del mercado, el del doctor, la lonchería, etc.
Algunos de ellos aparecen en la “propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita” por que
conducen a la interpretación y conducción de texto y se basan en una realidad muy próxima al
niño. Hemos retomado muchos juegos, introduciendo variantes que conducen a la reflexión
lógico matemática.
Cuando se habla de aprendizaje de las matemáticas, muchas veces el punto de partida está
en el dominio de las técnicas (saber hacer las operaciones, repetir sus propiedades, memorizar
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formulas, tablas de multiplicar, etc.). Cuando el alumno llega a dominar estos conocimientos se
considera que ha llegado la hora de aplicarlos a diversas situaciones problemáticas.
Nosotros consideramos que el planteo debe ser inverso pues la necesidad de resolver un
problema nos tiene que conducir a buscar las formas de hacerlo. Los caminos pueden ser
muchos, y en su búsqueda, el niño puede equivocarse dar pasos que los adultos, consideramos
innecesarios o diferentes a los que nuestra formación y nuestra lógica nos indican como
correctos. Por eso, creemos que el aprendizaje de las matemáticas llegará a adquirir su
verdadero sentido y auténtico valor, cuando:
• Los educadores conozcan las características psicológicas del niño y el largo proceso que lo
conduce a la formación de sus estructuras lógicas.
• El sistema escolar, tanto en la relación a los programas como respeto a quienes imparte la
educación, esté dispuesto a respetar dicho proceso.
• Se establezca en el aula un clima de libertad que permita al niño plantear situaciones que
le interesan.
• El niño no sienta temor a equivocarse , sea capaz de opinar y de plantear sus dudas y
reflexiones.
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• Esté atento a los intereses de los niños y sea suficientemente flexible para abandonar una
actividad que tenía perfectamente planificada cuando surge en el aula un tema para
tratar o un problema para resolver.
• Trate de que sean los niños mismos quienes inventen los problemas y cuando no surjan
de ellos, procure idear situaciones que sean cercanas a sus intereses.
• Abandone la idea de que una clase que trabaja es aquella en la cual los niños están
quietos en sus asientos, silenciosos y sin consultarse.
• Convierta su aula en un taller en el que se ofrezca a los niños materiales y juegos variados
que estimulen la reflexión lógico matemático
• Otorgué una importancia relativa a las actividades escritas de matemáticas porque sabe
que, es esta etapa de proceso, es mucho más importante y útil organizar juegos de equipo
y trabajar con objetos concretos que faciliten el trabajo posterior con lápiz y papel. Así
consideré este último como un instrumento cuya utilidad está en función de las
necesidades y posibilidades del grupo y no como la forma de trabajo privilegiada que el
niño debe adoptar por imposición .
Hacemos además un llamado muy especial a los maestros y sobre todo a los directores de
las escuelas y a los inspectores en el sentido de que sean pacientes, porque es imprescindible
respetar el proceso de cada uno de los alumnos.
La forma de trabajo y las actividades aquí propuestas pretenden estimular dicho proceso,
sin olvidar que el niño debe pasar por determinadas etapas de conceptualización que no es
posible saltar.
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Si tenemos en cuenta que gran parte de los conocimientos matemáticos que el hombre
de hoy posee son relativamente recientes desde el punto de vista histórico, entonces no
podemos pretender que esos conocimientos que la humanidad tardo milenios en adquirir sean
reconstruidos por todos los niños en los escasos meses de un año escolar.
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sugerencias recíprocamente y en general se ayuden.
Sabemos que un buen número de los Grupos Integrados no cuentan con el salón y tipo de
mobiliario ideales para permitir una organización que tome en cuenta los puntos mencionados.
Sin embargo, hemos podido constatar que cuando el maestro ha comprendido la esencia
de lo que implica el proceso de aprendizaje y la necesidad que de él se deriva para un tipo de
organización como la que se ha descrito, encuentra formas de solucionar los inconvenientes
prácticos que puedan presentársele.
Sabemos que a muchos maestros les ha resultado difícil el trabajo por equipo, atendiendo
simultáneamente a los niños de distintos niveles. Esto es explicable en tanto que niños y
maestros están habituados a una forma de trabajo diferente.
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Cuando el maestro comprende los principios que sustentan la forma de trabajo planteada
para lecto-escritura y matemáticas, se dará cuenta que es válida para todas la aéreas de
aprendizaje y por tanto en muchas ocasiones es posible que unos niños trabajen, por ejemplo, en
la lecto-escritura mientras otros lo hacen en matemáticas o cualquier otra cosa. Verá también
que la realización simultánea de distintas actividades no implica que el maestro deba atender a
todos los equipos a la vez; que la forma de hacerlo es combinar actividades donde algunos niños,
una vez dada la consigna puedan trabajar solos mientras el maestro dedica su atención a otro
equipo (o alumno). Posteriormente pasara a observar y comentar el trabajo de los primeros
como se indique en la actividad mientras los otros continúan trabajando solos (si la actividad lo
permite) o bien realizan otra que no requiere especial atención por parte del maestro.
Desde nuestro punto de vista es indispensable conocer las características de cada uno de
los alumnos para poder elegir en cada momento las actividades que conviene realizar.
Es igualmente importante que en todo momento las actividades que el maestro proponga
a los alumnos se deriven en lo posible de situaciones reales, ya sean problemas cotidianos que
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los niños se sientan impulsados a resolver, de juegos o de temas que despierten su interés y que
pueden proponer tanto ellos mismos como el maestro. Por otra parte, hacer participar a los
niños en la planificación de algunas actividades les hace sentirlas propias. De esta manera, si es el
maestro trabaja de acuerdo con las bases aquí mencionadas, los niños al tratarse algo que les
concierne, trabajaran con el interés y no solo por tener que cumplir con lo que el maestro
ordena.
A continuación mencionaremos varios puntos que, junto a los mencionados consideramos
fundamentales para que el docente comprenda y pueda manejar con éxito todas las actividades
que sugerimos en esta propuesta.
Ya hemos mencionado las razones y la importancia del trabajo por niveles. Las actividades
por equipo están planificadas para que en cada uno de ellos trabajen niños con niveles de
conceptualización próximos. Conviene que la organización sea flexible, de tal manera que los
niños puedan participar en distintos equipos puede de este modo se favorece el intercambio de
puntos de vista de los alumnos.
Cuando en una actividad específica conviene por alguna razón reunir en un mismo
equipo a niños con igual nivel, ello se especifica en actividad. Sin embargo, como ya hemos dicho
lo más conveniente es que en cada uno se incluya algún niño de nivel distinto a la mayoría del
equipo pues de esta manera se dará oportunidad a que los alumnos confronten distintas
opiniones, reflexionen y se planteen conflictos cognitivos.
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equipos. Es decir, que en todas las actividades que se lleven a cabo, ya sean con el grupo
en su conjunto, por equipos o de manera individual, cada niño responderá siempre a
ellas de acuerdo a su propio nivel.
Enfatizamos lo anterior porque en el trabajo con la propuesta de la lecto-escritura y en las
etapas experimentales de la propuesta de matemáticas, hemos podido constatar que muchos
docentes confunden la organización por equipos con la necesidad de trabajar de acuerdo con los
niveles de conceptualización de los niños. Así cuando les preguntamos por qué los alumnos están
sentados cada quien en una mesa-banco o de dos en dos su respuesta suele ser: “es que siento a
cada uno solito porque si no se ponen a platicar y se distraen mucho, pero cuando trabajo por
niveles si los siento en equipos”.
Reiteramos; los niños deben sentarse diariamente en mesas compartidas por tres
a cinco niños cuyos niveles de conceptualización sean próximos, independientemente de
que vayan a realizar una actividad grupal en equipos o de manera individual.
Es necesario que el maestro busque formas para evitar, en todo tipo de actividades que
sean siempre quienes adopten el papel de líderes y por tanto sean los únicos que responden,
proponen, actúan, etc. Estas situaciones, que suelen darse naturalmente deberán ser motivo
constante de alerta para el maestro pues de lo contrario el mismo puede proporcionarlas porque
siempre acepta como “la buena”, “la única”, o “la definitiva” aquella respuesta que dio el niño
que “sabe más” o la de quien respondió” lo correcto”. Es necesario pues que el maestro pida
justificación de respuestas tanto correctas como incorrectas, de oportunidad de opinar a todos
los que deseen hacerlo y estimularlos para que lo haga. Así mismo será muy útil que discurra
formas de organización para que en las actividades de equipo todos los niños se vean en la
necesidad de trabajar y, en el caso de las actividades en las que se proponen confrontaciones
entre distintos equipos, todos los integrantes de cada uno de ellos participen en el intercambio.
Por otra parte, el maestro tendrá que estar constantemente atento al trabajo de cada uno
de sus alumnos para observar cómo cada quien va avanzando en su propio proceso de
construcción de conocimientos. Así podrá darse cuenta, por ejemplo cuándo un niño que inicio el
año con un nivel de conceptualización bajo ha superado ya ciertas etapas y puede ejecutar
actividades que realizan los niños de nivel medio, etc.
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Ya hemos mencionado que las actividades correspondientes a las distintas nociones
(número, clasificación, seriación, geometría y medición) están organizadas en forma secuenciada.
Es necesario que el maestro durante el año interrelacione el trabajo con las distintas
nociones, basándose en el cuadro que aparece en Planificación de actividades (ver pág. núm.
37). Además, es muy importante que combine las distintas actividades secuenciadas con las que
aparecen en las partes III (Juegos) y IV (Matemáticas en relación a otros temas) pues esto
ayudará a que los niños encuentren mayor sentido en realizarlas y a hacer el trabajo más
interesantes y divertido. En la pág. Núm. 39). Aparecen algunos ejemplos de cómo el maestro
puede hacer estas combinaciones.
El maestro selecciona las actividades con que va trabajar en función de los intereses de los
niños, sus niveles de conceptualización, los materiales de que dispone y las metas que pretende
alcanzar en un momento dado.
• Algunas actividades tienen un símbolo que indica si hay que realizarlas con niños que tengan
determinado nivel de conceptualización. Para señalar los niveles de conceptualización usamos tres
símbolos:
• Muchas actividades están subdivididas además por niveles. Así para una misma actividad
propuesta a todo grupo, el maestro encuentra la forma de plantear situaciones diferentes que le
permitan adecuarse a los distintos niveles de conceptualización de los niños.
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Para indicar estas variantes de una misma actividad, se utilizan los símbolos los
ya mencionados.
• Debajo del título de algunas actividades aparece un texto breve con el fin de aclarar al
maestro que se pretende de los niños con esa actividad. Cuando dicho texto no aparece es porque
esa actividad está incluida dentro de otras más generales cuyos objetivos ya han sido específicos. Si
además de los objetivos generales alguna actividad tiene otros más específicos, ellos se indican en
la forma ya mencionada.
• Con el fin de aclarar más el desarrollo de las actividades, en cada una de ellas aparecen
sugerencias acerca de cómo debe dirigirse al maestro a los niños, qué tipo de preguntas debe hacer
que conduzcan a la reflexión o al conflicto cognitivo; muchas veces se dan ejemplos de estas
preguntas se indican con otro tipo de letra diferente. Por ejemplo: Ahora van adivinar en que
transporte estoy pensando; tiene dos ruedas y es de metal ¿qué será?
• Las actividades pueden ser individuales, por equipos o de todo el grupo. Para identificar qué
tipo de organización es necesario para determinada actividad, se usan los mismos símbolos
siguientes :
Actividad para trabajar con todo el grupo en forma conjunta. Los niños participan
Actividad que se realiza por equipos. Los equipos están formados por niños de niveles
próximos. Cuando por alguna razón es conveniente que trabajen juntos niños de igual nivel, se
hace la aclaración correspondiente.
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8
Actividad de tipo individual. En éstas cada niño realiza su propio trabajo, sin embargo el
maestro siempre (salvo en los casos de evaluación) permiten que unos a otros se hagan
preguntas, intercambien ideas, etc.
Actividad para ser planteada como tarea (traer un material para el día siguiente, hacer
alguna investigación en casa etc.)
Todas las actividades que proponemos pueden repetirse vacías veces durante el año,
dependiendo de los intereses de los niños y de su evolución en la comprensión de los diversos
conceptos que ellas involucran.
• Lea con cuidado el contenido total de las actividades que piensa realizar para entender
cabalmente a que objetivos están dirigidas cómo se desarrollan.
• Esté atento a los intereses de los alumnos para cambiar alguna actividad ya planificada
por otra aprovechable que surja en un momento dado (ver Temas ocasionales en la pág.
Núm. 367).
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7
• Analice si las actividades elegidas dan oportunidad para combinar el trabajo individual
con el de equipo y de todo el grupo.
• Proponer las actividades con entusiasmo y participar en los juegos, procurando que los
alumnos se interesen y diviertan, pues el trabajo aburrido o mecánico tiende a retrasar el
proceso de aprendizaje.
• Organizar el trabajo de manera que pueda atender las necesidades individuales de los
niños.
• Abandonar la idea tradicional de que el lugar del maestro es al frente del grupo, y en
cambio recorrer las diferentes mesas y platicar con los alumnos.
• No interrumpir una actividad cuando los alumnos muestran mucho interés en ella.
• Estimular a los niños para que piensen y traten de encontrar respuesta por sí mismos, en
lugar de ser sólo receptores pasivos.
• Llevar a cabo actividades tanto individuales como de equipo y con todo el grupo.
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8
• Proporcionar el intercambio de opiniones y el planteo de conflictos cognitivos entre los
niños, lo cual se logra sobre todo en el trabajo por equipos se incluyen niños con niveles
de conceptualización próximos.
Para ayudar al maestro en su tarea, ofrecemos a continuación distintas formas en las que
puede organizar el trabajo. Cabe aclarar que éstas son sólo algunas sugerencias concretas que el
maestro puede combinar o modificar de acuerdo con las necesidades de su grupo.
• Dar a los niños de determinado nivel (alto, medio, bajo) un trabajo individual, por
ejemplo: que comparen e igualen las cantidades de dos conjuntos. A otros, un trabajo de
equipo como pueden ser los juegos con dados o cartas, mientras él trabaja con un tercer
grupo de niños de otro nivel en una actividad que requiere de su participación directa
(por ejemplo: pedir justificación acerca de los agrupamientos formados en una actividad
de clasificación).
• Organizar el trabajo como se indica en el punto anterior pero combinado actividades de
matemáticas con las de otras áreas. Por ejemplo, mientras los alumnos de nivel alto en
lecto-escritura efectúan en trabajo a partir de la lectura de un párrafo, el maestro puede
atender al resto de los niños como se ha sugerido antes. Si bien se recomienda que al
trabajo con matemáticas y con lectoescritura se les dedique una hora y media diario
respectivamente, el trabajo en ambas áreas puede combinarse según las necesidades del
grupo.
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Con el propósito de ayudar al maestro a organizar y planificar más fácilmente sus
actividades, en el cuadro núm. 1 mostramos cómo y en qué momento se interrelacionan las
secuencias correspondientes a las distintas nociones.
A manera de ejemplo y tomando como base este cuadro general, en el cuadro núm. 2
mostramos como se puede realizar una planificación de actividades para una semana de trabajo,
no solo interrelacionando las diferentes nociones, sino además combinándolas en lo posible con
los juegos, con la propuesta de lecto-escritura, con temas del libro integrado u otros temas
ocasionales que surgen de diversos intereses de los niños.
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CUADRO 1:
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7
Actividad: FORMEMOS PAREJAS
Recursos:
Tarjetas con figuras de nidos con huevos y tarjetas con dos números del 0 al 9, que se presentan
a continuación.
Descripción.
1. Organizar a los niños y las niñas, para que en equipos de 4, participen en el juego.
2. Entregar un juego de tarjetas por equipo.
3. Revolver las tarjetas y repartir 4 tarjetas con nidos y 4 con numerales a cada niño o niña.
4. Uno de los participantes coloca al centro una tarjeta con nidos; otro participante, deberá
hacer coincidir una tarjeta que contenga los numerales que corresponden a la cantidad de
huevos en cada nido y colocar la siguiente tarjeta con nidos. Continuar el juego, hasta que
uno de los participantes se quede sin tarjetas. Este, gana el juego.
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Actividad: RELACIONEMOS OBJETOS, FIGURAS, AZULEJOS Y NUMERALES
Recursos:
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Descripción.
2. Explicar a los niños y niñas cómo se juega con las tarjetas de dibujos, los azulejos y las
tarjetas numerales. Pasos:
b)
c)
O
b
j
e
t
i
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o
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15
7
p
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1
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serie
siguie
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patrón
.
Ítem
de la
prueb
a: No.
4
Causas posibles por las que los estudiantes no contestaron bien el ítem 4:
Recursos:
Lámina con dibujo de arco iris, figuras elaboradas en cartulina, hojas multicopiadas.
Descripción:
Ejemplo:
Presentar una lámina donde se observe claramente un arco iris y repetir uno a uno, cada
color de este; luego presentar:
a) Un cuadro donde falten los dos últimos colores y preguntar ¿Qué colores faltan?
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b) Cuadro donde falten los dos colores del medio y repetir la pregunta.
c) Cuadro en donde falten los dos primeros colores y repetir la pregunta.
d) Cuadro donde falte el primer y tercer color y repetir la pregunta. Etc.
e) Entregar a cada estudiante tarjetas en donde el dibujo del arco iris no esté
totalmente coloreado para que los niños lo completen coloreando los espacios
de los colores que falten.
2. Formar series.
Ejemplo:
Colocar en la pizarra o sobre el pupitre una serie de figuras que puede ser:
a) Solicitar a los niños y niñas que nombren las figuras una a una.
b) Luego presentar la serie incompleta y pedir que expresen que figuras faltan para que
completen la serie.
c) Entregar hojas multicopiadas con la misma serie, a la que le falten diferentes figuras
para ser completadas por ellos.
Ejemplo:
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4. Identificar el elemento que sigue, en la serie.
Ejemplo:
En el recuadro de la derecha, marca con una X la figura o el animal que continúa en la serie.
Repetir los ejercicios, con otras series, hasta el niño o niña tenga dominio del
contenido.
Objetivos del programa de estudio: 1:4.
Indicador de la prueba:
x Identifica líneas rectas, curvas y mixtas, en objetos o figuras.
Ítem de la prueba: No. 5
Causas posibles por las que los estudiantes no contestaron bien el ítem 5:
Recursos:
Descripción:
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Entregar a cada estudiante un juego de moldes para que dibuje las figuras modeladas por el
docente y otras de su propia creación, puede agregar líneas trazadas con regla o a mano alzada.
En las diferentes figuras dibujadas, que los estudiantes identifiquen los diferentes tipos de líneas
utilizadas y que las señalen.
Al final se puede mostrar una galería de figuras con todas las creaciones de los estudiantes.
Recursos:
Agujas capoteras sin punta, lana, tarjetas con grupos de figuras y corcholatas o semillas.
Descripción:
1. Presentar a los estudiantes dos grupos objetos. Inicialmente, pueden tener el mismo número
de objetos; después, el número debe variar para confirmar la relación uno a uno.
Ejemplos:
2. Organizar parejas y entregarles una tarjeta, para que coloquen una semilla sobre cada figura,
deben sobrar semillas. Destacar que a cada figura le corresponde una semilla.
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3.
Realizar el reparto de objetos del aula, uno a cada niño o niña (recuerde que el reparto uno a uno
es la base para la división).
Desconocimiento de los
conceptos: junto a, delante de y abajo de.
Dificultad en la percepción del
Recursos:
Hojas multicopiadas con el dibujo de un niño o una niña y diferentes objetos para poder
reconocer ubicaciones de los mismos con respecto al niño o la niña.
Descripción:
1. Trasladar a los estudiantes al patio del Centro Escolar y formarlos en fila viendo de frente al
docente.
3. Solicitar que den media vuelta y preguntar: ¿Quién está junto a ti? ¿Qué hay bajo tus zapatos?
4. Pedir que se muevan de su posición y se coloque junto al árbol o a cualquier otro objeto.
5. Continuar la actividad y aprovecharla para repasar otros conceptos como arriba, abajo,
izquierda, derecha, a la par de.
a) En la posición en que están levanten su brazo derecho, ahora el izquierdo,
bájenlos luego.
b) Vean hacía arriba, vean hacía abajo, den media vuelta, vean al frente. c)
6. Colocar el borrador en diferentes posiciones y que los estudiantes digan si esta abajo, encima,
al lado derecho, al lado izquierdo, con respecto a la pizarra y desde la posición de ellos, etc.
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7.
Entregar a los estudiantes el dibujo multicopiado y dar las indicaciones necesarias para que ellos
establezcan posiciones de diversos objetos.
Causas posibles por las que los estudiantes no contestaron bien el ítem 8:
Dificultad para asociar las figuras con un tiempo determinado y seguir el orden del
suceso.
Dificultad en la percepción de las figuras (números en la hoja de papel que tiene la
niña).
Recursos:
Tarjetas que representen sucesos que deben ordenarse respecto al tiempo, por ejemplo:
El crecimiento de un árbol, desde el momento en que se siembra la semilla, hasta que el árbol da
frutos.
Un niño o una niña que se da un baño; desde el momento en que se desviste hasta que se viste de
nuevo.
Descripción:
1. El docente relata a los estudiantes lo que hace, desde que se levanta hasta que llega a la
escuela, indicando en que orden lo hace.
2. Pedir a los estudiantes que digan algunas actividades cotidianas y expresen el tiempo o
momento del día en que lo realizan (madrugada, tarde, noche, mañana mediodía, etc).
3. Presentar a los estudiantes una serie de tarjetas que ilustren situaciones que se realizan en el
día, para que las ordenen correctamente con respecto al tiempo, y las secuencias que
representan.
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Objetivos del programa de estudio: 2:2.
Indicador de la prueba:
x Compone y descompone números menores que 10.
Ítem de la prueba: No. 9
Causas posibles por las que los estudiantes no contestaron bien el ítem 8:
Dificultad en relacionar la cantidad con el numeral.
Dificultad en la descomposición de un número.
Recursos:
Semillas, pajillas, tapas de gaseosa, piedrecillas, tarjetas con números, y tarjetas con dibujos.
Descripción:
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7
1.
Agrupar objetos de la misma especie, y a la par, colocar tarjetas numerales con la cantidad
correspondiente al número de elementos.
Ejemplo:
a. Un grupo con 9 cubos, tarjeta con el numeral 9.
b. Un grupo con 8 cubos, tarjeta con el numeral 8.
c. Un grupo con 7 cubos, tarjeta con el numeral 7, etc.
En el caso de no contar con cubos, utilizar tapas de gaseosas, piedrecillas, semillas, etc.
Preguntar:
¿Cómo se descompone el 5?
¿Como se descompone el 4?
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Objetivos del programa de estudio: 2:1.
Indicador de la prueba:
x Utiliza conceptos de relación: más que, menos que y tantos como.
Ítem de la prueba: No. 10
Causas posibles por las que los estudiantes no contestaron bien el ítem 8:
Recursos:
Semillas, pajillas, tapas de gaseosa, piedrecillas, tarjetas con números, y tarjetas con dibujos.
Descripción:
1. Formar dos grupos objetos para compararlos por la cantidad de objetos que cada uno tiene.
Ejemplo:
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2.
Establecer la relación uno a uno entre los elementos de ambos grupos. Puede hacerse de una
forma directa, formando parejas o de forma indirecta usando azulejos o semillas.
3. Preguntar: ¿Cuál grupo tiene más objetos? ¿Cuál tiene menos objetos? ¿Cuáles tienen igual
número de objetos?
4. Presentar láminas con figuras y establecer comparaciones entre ellas, en forma similar a la
prueba.
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8
En estas situaciones, a diferencia de las distribuciones que implican una
correspondencia término a término, el niño se ve en la necesidad de buscar formas
sistemáticas para lograr que a cada compañero le corresponda una cantidad igual (mayor que
uno) de elementos.
Es común que el niño, al realizar la distribución, cometa errores por que no tome en
cuenta el punto inicial de la repartición y/o la necesidad de terminar la ronda siempre en el
mismo niño; también puede suceder que al repartir los objetos se equivoque al contar. En
esos casos algunos niños tendrán mayor cantidad de objetos que otros; si los niños por sí
mismos llegan a darse cuenta de que no tienen cantidades iguales de material, buscarán
corregir el error de forma usual, poniendo atención a los aspectos que dejaron de tomar en
cuenta o idear otras formas de distribución que se traduzcan en una repartición exacta. En
caso contrario el maestro puede hacerlos reflexionar pidiéndoles que confirmen si realmente
todos tienen igual cantidad de objetos.
Es importante señalar que no se espera que al primer intento los niños logren una
distribución exacta, sino tal vez hasta después de varios ensayos.
Ante cualquier proposición de los niños el maestro les pedirá que comprueben si la unidad
de medida elegida les es útil como para que a todos les toque una cantidad igual. Por
ejemplo: si hay un platón con ensalada de frutas para repartir entre unos 20 niños
aproximadamente y los alumnos proponen usar como unidad de medida una taza grande, el
maestro puede preguntar: Y si todos quieren fruta y les damos una taza de éstas a cada uno
¿Nos alcanzará la fruta que tenemos? ¿Por qué? (el niño comprueba experimentando). En
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7
caso que no alcance, el maestro pregunta: ¿Qué otra cosa podemos usar para que a todos les
toque igual cantidad de fruta? Etc.
Una vez que los niños han convenido en la unidad de medida, la distribución presenta las
mismas características que las distribuciones con elementos discontinuos descritos en los
puntos anteriores (cartas, fichas, hojas de papel, lápices, etc.).
Estas situaciones que se han descrito a nivel general pueden derivarse de actividades como las que
se mencionan a continuación.
El maestro aprovecha toda situación en la que los niños puedan distribuir el material
que necesitan para realizar alguna actividad. Permite que ensayen cualquier forma de
distribución que propongan. Al realizar la repartición (por ejemplo, dar un elemento para
cada uno de los niños, o bien una cantidad de material en varias rondas hasta que se agote,
etc.), el niño mismo se dará cuenta si su hipótesis sobre la manera de repartir resultó
funcional o correcta. En caso contrario el niño recurrirá a otro método de repartición o
tratará de corregir su error.
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1.1.4. Para iniciar un juego de cartas es común que éstas se repartan en cantidades pequeñas
e iguales (5 a 7 cartas) para cada sujeto (ver Juegos con bajaras en Clasificación, pág.
núm 211. Y en Juegos de mesa, pág. núm 347 a 349).
El niño encargado de repartir la baraja puede distribuirla dándole una vez a casa jugador el
total de las cartas que le corresponden; puede también ir repartiéndolas en rondas sucesivas hasta
que todos tengan la cantidad de barajas preestablecida (en este caso el niño debe tener en cuenta el
punto de partida en la distribución). El maestro aprovechará los errores que surjan para hacer
reflexionar al niño acerca de la distribución de cantidades iguales.
Para comprobar la igualdad de los montones el niño tendrá que compararlos para ello puede
contar las cartas de cada montón o recurrir a la correspondencia uno a uno.
Con aquellos conjuntos que tengan menos de 10 elementos puede hacerse un trabajo
de comparación; el maestro pide al niño que se le enseñe: un montoncito que tenga más
cosas (o menos) que éste); pregunta si dos montoncitos tienen la misma cantidad de
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7
elementos, cómo es un montón con respecto a otro (si tienen igual cantidad de elementos, si
tiene más o menos), etc.
Antes esta tarea los niños pueden utilizar diversos métodos de comparación,
dependiendo tanto de sus distintos niveles de conceptualización como de la cantidad de
elementos de los conjuntos: la correspondencia término a término, contar o simplemente
basarse en los que perciben visualmente.
Cuando termina la primera ronda del juego, los niños comparan entre si los diferentes
conjuntos obtenidos (quien tiene más palitos, quien tiene menos), siendo el ganador quien
tenga el conjunto mayor.
El maestro puede preguntar, por ejemplo: ¿Quién tiene más palitos que todos?
¿Quién tiene menos palitos que Alfonso? ¿Díganme si hay alguien que tiene igual de palitos
que Lola?, etc.
En todos los casos el maestro pide justificación de las respuestas y estimula a los niños para
que encuentren y comenten distintas formas de resolver el problema planteado.
El grupo se divide por equipos de 5 a 6 niños (ver juego de “El Perico “en pág. núm. 348).
Una vez que los niños ya desecharon sus pares de cartas, el maestro hace reflexionar
acerca de quién le sigue, si hay alguien que tenga igual de cartas que otro y cómo lo saben,
etc.
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8
Los niños tendrán que clasificar el material que van a vender y el maestro
aprovecha para comparar los montones; pregunta, por ejemplo: ¿Dónde hay más frutas, en el
montón de los plátanos, o en el de las naranjas? ¿Por qué? ¿Qué hay menos jícamas o
mandarinas?, etc.
En las actividades donde los niños van haciendo un registro de datos el maestro
puede aprovechar para que comparen los conjuntos que están representados gráficamente
(ver representación, pág. núm. 325 a 327).
• EN JUEGOS DE CANICAS (ver pág. núm. 136).
Ya hemos visto que a veces los niños, aun cuando conozcan el nombre de los números y sean
capaces de enunciar la serie numérica correctamente, al contar objetos tienen dificultad para
asignar un solo número a cada objeto. El poder llevar a cabo esta operación constituye una
aplicación del esquema de la correspondencia en cuyo ejercicio sistemático se cimenta el
aprendizaje de los inicios en la numeración*. Por ejemplo, es común que si un alumno cuenta
los niños que hay en el salón, él no se tome en cuenta, o bien haga corresponder un vocablo
para dos o más niños o viceversa.
En estos casos, el maestro hace reflexionar al niño ante un error cometido; puede pedirle
qué señale a cada uno de los niños que quiere contar (puede estar incluido él mismo). Luego
que los señale y vaya diciendo al mismo tiempo sus nombres respectivos y posteriormente
que intente otra vez la numeración. En estos casos el establecer una relación entre gestos y
persona y luego entre nombre y persona parece facilitar al niño la construcción de la
correspondencia numérica. Así pues, el maestro podrá idear ejercicios similares para
establecer correctamente la correspondencia numérica verbal al contar objetos.
El trabajo con correspondencia lo encontramos en diversas actividades y juegos como los siguientes:
15
7
•
JUEGO DE DADOS. (Ver pág. núm. 351).
Los niños por turno van tirando el dado, ven la cantidad de puntos que marca y, cada vez, toman
una tarjetita con la misma cantidad de puntos marcados por el dado.
Ejemplo:
En este caso el niño va a establecer una correspondencia entre los puntos de la cara
del dado y los de la tarjeta correspondiente que están colocados en distinta configuración
espacial.
Puede hacer esta correspondencia término a término, contando o recurriendo a otros métodos que
a él le resulten útiles.
Estos juegos se encuentran desarrollados en las págs. núm. 349 a 351). En el juego
tradicional de dominó el niño puede establecer la correspondencia ya sea contando los
puntos o haciéndola visualmente.
Cuando en una actividad de comparación de conjuntos los niños han determinado que una
cantidad es mayor, menor o igual que otra (ya sea contando, estableciendo correspondencia
uno a uno o formando subconjuntos, etc.), el maestro puede invitarles a que traten de
15
8
representar gráficamente esa relación cuantitativa que han descubierto. Así pues, los niños
se verán en la necesidad de registrar y/o comunicar de alguna forma escrita tanto las
cantidades como la relación cuantitativa que existe entre ellas.
convencionales , = sino únicamente que el niño las representa cómo el pueda (ver
5 es mayor que 4
(El niño hace el 5 de un tamaño más grande que el 4 para indicar que el cinco
es mayor en cantidad).
(El niño intenta hacer el segundo tres idénticos al primero para indicar que
porque alguien los conoce, serán por supuesto aceptados, pero será igualmente
importante que el maestro propicie que los niños comprueben la conveniencia de utilizar
dichos signos; los pueden entender también personas ajenas al grupo.
15
7
Esto último será especialmente importante cuando sea el maestro quien propone el
uso de estos signos después que los niños han propuesto y manejado lo que ellos inventan. Es
decir, que en cualquier caso los signos convencionales serán propuestos como una forma
más de representación y no como expresiones únicas e impuestas por el maestro.
Puesto y manejado los que ellos inventan. Es decir, que en cualquier caso los signos
convencionales serán propuestos como una forma más de representación y no como
expresiones únicas e impuestas por el maestro.
Este trabajo se inicia con aquellos niños que no manejan cantidades mayores de 10 y que ya
han descubierto la correspondencia como un instrumento útil para comparar cantidades.
15
8
Por ejemplo:
Sobran 3 lápices y cinco cuadernos, por lo tanto el conjunto de los cuadernos es mayor que
el de los
lápices).
Ante esta situación el niño se verá en la dificultad de organizar material, ya que no puede
mover sus elementos.
15
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Es posible que intente generalizar su conocimiento de la correspondencia uno a uno a
este tipo de situaciones usando algún recurso que le permita tomar en cuenta cada uno de
los elementos de los conjuntos y relacionarlo con cada elemento del otro conjunto.
Así en el ejemplo mencionado (comparar la cantidad de puntos que hay dibujados en dos
hojas de papel) puede proceder como se muestra en el dibujo:
Sin embargo es común que este método sea rápidamente desechado por el niño
porque, al tener que relacionar cantidades grandes, obtiene un número de líneas y puntos
entrecruzados que lo confunden.
Ejemplo:
4) Puede ser que, así como formo paquetes con objetos que se podían manipular, intente
dividir los conjuntos en subconjunto separado de alguna manera en cantidades pequeñas
esos elementos que están fijos.
Una vez organizado su material de esta forma, la comparación puede resultarle más
fácil ya que va eliminando los paquetes conforme los va relacionando uno a uno.
Ejemplo
15
8
De esta manera el niño se da cuenta de que en ambas hojas pudo formar cuatro
subconjuntos de 5 elementos pero en una de ellas sobran 4 puntos y en la otra 2; por lo
tanto hay más puntos en la primera.
5) Un recurso más para comparar estos conjuntos fijos puede ser que el niño utilice
un tercer conjunto de objetos manipulables (que siempre deberá tener a disposición)
equivalente a uno de los conjuntos de elementos fijos que desea comparar. Por ejemplo:
sobrepone una ficha en cada uno de los elementos fijos de un conjunto y luego traslada
todas estas fichas al otro conjunto, colocando una sobre cada punto.
Toda esta variedad de recursos que el niño suele utilizar puede ser aprovechado en diversas
actividades; a continuación detallamos algunas a manera de ejemplo.
15
7
I B
El maestro da a cada niño dos conjuntos con diferente número de fichas de
distinto color. Por ejemplo: 6 rojas y 8 azules (14 fichas en total). Luego le dice: fíjate si te di
igualito de fichas rojas que de azules. ¿Hay algún montoncito que tenga más fichas? ¿Cuál?
¿Cuántas tiene? ¿Con cuantas fichas le gana este montón a este otro?, etc.
Con anticipación el maestro prepara para cada pareja de niños, dos conjuntos de
fichas de igual color, que tenga diferente cantidad de elementos. Cuida que la suma de los
dos conjuntos sea un número par. Entrega a cada niño uno de los conjuntos por ejemplo: 30
a uno y 20 a otro, o 36 y 22, o 24 y 26, etc. Y explica: tiene que haber igual cantidad de
fichas en los dos montones; piensen cómo hacer para que los dos tengan igual.
Cuando los niños ya han igualado las cantidades, el maestro averigua cual fue el procedimiento
que siguieron, preguntándoles como hicieron para lograrlo.
Esta actividad puede realizarse en forma individual; en este caso se entrega los dos conjuntos
de fichas a cada niño.
Otras situaciones de las que se puede derivar la comparación de conjuntos son las siguientes:
En la variante del juego “Palitos chinos” se propone que cada palito tenga valor de
una unidad y que el juego se haga con pocos palitos (17). El aumento de esta cantidad a 50
elementos aproximadamente, dará oportunidad de que cada niño, en su turno, obtenga una
gran cantidad de palitos; por tanto en este caso se juega con 50 palitos por equipo. Cada vez
que alguien mueve algún palo cede el turno a un compañero y le entrega todos los palitos.
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8
Para poder recordar que pasó en las jugadas, cada uno intenta la manera de registrar
gráficamente la cantidad de palitos que sacó; así al final del juego, los integrantes del equipo
podrán comparar entre sí las cantidades y decidir quién es el ganador.
Al término del juego los niños que no ganaron tienen que realizar la comparación
de las cantidades de puntos de las fichas sobrantes para ver quién tiene más, ya que a éste le tocará
hacer la “sopa” (revolver las fichas para reiniciar el juego).
Si la cantidad de puntos obtenidos es mayor a diez el niño tendrá que buscar formas
sistemáticas que le permitan comparar cantidades que no maneja y tampoco puede
manipular, ya que los puntos están impresos en las fichas de dominó.
• LAS BANDERAS.
MATERIAL: para cada niño una hoja de papel similar a la del modelo, que tenga dibujados una
cantidad de puntos mayor a la que el niño puede manejar (probablemente serán entre 25 y
30 puntos).
15
7
El maestro pide a los niños que dibujen la misma cantidad de puntitos (con diferente
color a los contenidos en el triángulo) en la división superior de la bandera. El maestro deja
en libertad a los niños para que encuentren formas de llevar a cabo la tarea.
Cuando confirman que las cantidades son iguales en ambas divisiones, el maestro les pide:
Ahora con otro color, dibujen en la parte de abajo igual de puntitos que en la de arriba.
Cuando el niño termina, el maestro le hace pensar acerca de la igualdad de las tres
cantidades; pregunta si hay igual de puntos en el triángulo que en la parte de arriba, si hay
igual de puntos en la parte de arriba que en la de abajo, y si habrá igual de cantidad de
puntos en la parte de abajo que en el triángulo y por qué.
Es necesario entonces que el maestro pida justificación de respuestas tanto si el niño afirma
la igualdad en los tres casos (¿Cómo sabes que hay igual?) como si la niega. En esta última
situación el maestro pide que compruebe si efectivamente no hay igual número de puntos en
ambas secciones.
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LAS
HOJAS CON PUNTITOS.
Estas actividades se inician después que los niños han trabajado durante un tiempo
con correspondencia término a término (comparación de conjuntos con menos de 10
elementos; ver pág. núm. 80).
OBJETIVO: descubrir la correspondencia entre conjuntos equipotentes como una forma de comparar
cantidades.
MATERIAL: para cada niño, dos hojas de papel con igual o distinto número de puntos
dibujados (más o menos 50 puntos en cada una); lo importante es que las hojas tengan una
cantidad de puntos superior a la que el niño pueda manejar.
El maestro da a cada niño las dos hojas con puntos y pide que los comparen para
Probablemente los niños intentarán contarlos y digan que no pueden efectuar la tarea
porque sólo saben contar hasta el 12 o el 9, etc. El maestro entonces les dice que busquen
formas para averiguarlo usando los números que se saben o hasta donde saben contar.
Ante esta situación los niños pueden inventar varios métodos, que serán correctos en
tanto permitan resolver el problema. Un método que puede aparecer es ir formando
pequeños subconjuntos de puntitos en una de las hojas, de acuerdo a los números hasta
donde cada niño sabe contar e ir formando en la otra hoja subconjuntos equipotentes a los
de la primera (véase el ejemplo que dimos en la pág. núm.82).
Es muy importante que el maestro no limite la situación a que los niños descubran la
igualdad o desigualdad de las cantidades, sino que además propicie el intercambio de ideas
15
7
entre ellos, que unos expliquen a otros el método que utilizaron y discutan cuál creen que
resulte mejor o más rápido y por qué.
Se sugiere no usar papel delgado a fin de que los puntitos no destaquen por el reverso.
• Una variante más complicada de “Las hojas con puntitos” es dar a cada niño un pedazo de
cartoncillo o cartulina en el que se dibujan de 30 a 35 puntos.
Se trata de que el niño ponga en el reverso de la hoja la misma cantidad de puntos que
ésta tiene por el frente. La dificultad mayor de esta actividad con respecto a la anterior es que
el niño no tiene todo el tiempo a la vista los puntos, puesto que debe reproducirlos por el
reverso de la hoja en que están colocados.
Puede ponerse diferente cantidad para cada niño, cuidando que los puntos no estén alineados
sino en una configuración irregular, por ejemplo:
*Se sugiere no usar papel delgado a fin de que los puntitos no se destaquen por el reverso.
El maestro dice: Van a copiar atrás de sus hojas la misma cantidad de puntitos que
tienen dibujados. Cuida que los niños no remarquen los puntos para que destaquen por el
reverso, pues de esta manera el niño se limitaría a recalcar los puntos sin necesidad de
efectuar ningún trabajo intelectual para hallar una forma de reproducir una cantidad de
puntos que no puede tener todo el tiempo a la vista.
El niño entonces tendrá que buscar algún método para igualar la cantidad de puntos.
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8
- Prolongar una línea a partir de cada punto hacia el reverso de la hoja; el resultado puede
ser una gran cantidad de líneas entrecruzadas en las que el niño se pierda.
- Usar un conjunto auxiliar que le ayude a igualar las cantidades de puntos en forma
transitiva; es decir, puede tomar, por ejemplo, una cantidad de fichas igual a la de los puntos y
luego dibujar esa cantidad de fichas al reverso de la hoja.
- Dividir el total de puntos en cantidades pequeñas que pueda contar e irlos dibujando atrás
de la hoja, eliminando poco a poco los subconjuntos ya dibujados.
Igual que en “Las hojas con puntitos” el maestro propicia los comentarios e intercambio
de ideas entre los niños acerca de los diversos métodos encontrados para efectuar la tarea.
Hasta este momento los niños han trabajado con la clasificación de elementos, que
conduce a la formación de conjuntos. El criterio elegido para agrupar los elementos
determina la clase formada; por ejemplo: “los botones” y “las hebillas” o “los triángulos
amarillos”, “los triángulos rojos” y “los triángulos azules”, etc.
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2.1 C
LASIFICACIÓN DE CONJUNTOS
Para iniciar estas actividades se requiere de trabajo previo con las actividades que aparecen
en 3.4 de la secuencia de Clasificación (págs. núm. 216 a 219).
Ejemplo: 4 lápices, 2 palitos chinos, 3 palitos de madera, 5 tapas de frascos, 1 pluma, 6 cajitas
de cerillos, 4 cajitas de medicina, 2 frasquitos, 3 gomas, 1 sacapuntas, 5 pulseras de plástico,
6 llaves, 2 corcholatas, etc.
El maestro pinta con gis en el piso del salón 20 casillas (aproximadamente del mismo
tamaño) que conformen un camino con un punto de salida y una meta.
Ejemplo:
El equipo elige un nombre que lo identifique y, en cada vuelta que se juegue, elige un
representante; pueden utilizarse las tarjetas con el símbolo de los niños para que el
representante sea elegido al azar (ver “Los escudos” en pág. núm.65).
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El maestro entrega a cada equipo el material dentro de una bolsa transparente.
El representante del equipo A saca un paquete de la bolsa y avanza tantas casillas como
elementos contenga el paquete que sacó (no necesariamente tiene que contar; puede
desbaratar el paquete, hacer correspondencia uno a uno, etc.). Por ejemplo, si sacó las 4
cajitas de medicina avanzará 4 casillas.
Los representantes de los otros equipos hacen lo mismo, avanzando tantas casillas
como elementos tenga el paquete que eligieron. El equipo cuyo representante haya avanzado
la mayor cantidad de casillas en el camino, gana la vuelta, y por lo tanto un punto.
El maestro pregunta a los niños que podrían hacer para que no se les olvide cuántos
puntos lleva ganados cada equipo. Los niños proponen diferentes tipos de registro y el
maestro favorece la confrontación de sus opiniones acerca de cuál de todas las sugerencias
es la que mejor entienden todos y les lleva menos tiempo realizar.
VARIANTE 1.
Un miembro del equipo “Leones” saca un paquete y avanza tantas casillas como
elementos contenga éste. Coloca su ficha azul en la casilla correspondiente y regresa a su
lugar. Un miembro del equipo “Caballos”, luego de “Tigres”, etc., hacen lo mismo.
El resto de los participantes de los equipos, por turnos, deben llegar hasta la casilla en
donde está el objeto que dejó el primer compañero de su equipo ya que ganará la vuelta el
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equipo que logre que todos sus miembros lleguen hasta la misma casilla. Para ello harán uso
de los paquetes que hay en las bolsas, o podrán quitar elementos a un paquete si lo
consideran necesario y también usar más de un paquete, e incluso desbaratar algunos para
añadir elementos al paquete que sacaron primero.
próximos. El maestro entrega el material a cada equipo y les aclara que no se vale desbaratar los
paquetes. Les pide que pongan juntos los paquetes que se parezcan en algo.
Lo más seguro es que los niños agrupen los conjuntos tomando en cuenta los atributos
de los objetos que los forman, por ejemplo, que los lápices queden junto con los palitos
chinos porque se parecen en que son largos, y que las tapaderas queden con las llaves porque
son de fierro, etc.
Por lo tanto es probable que los niños no agrupen los conjuntos de acuerdo a un
criterio numérico, es decir, que no descubran desde el principio que, por ejemplo, se pueden
poner juntos los lápices y las cajitas de medicina porque ambos conjuntos se parecen en que
tienen 4 cosas.
Una vez que los niños han agrupado los conjuntos de acuerdo a sus atributos, el
maestro les pide las justificaciones de por qué agruparon así los conjuntos y en caso
necesario les hace preguntas para que reduzcan la cantidad de criterios (ver secuencia de
Clasificación, págs. núm. 204 a 206 y 207 a 210)
A continuación, les pide que pongan atención a lo que él va a hacer. Resuelve los
conjuntos, aparta dos que contengan dos objetos (los palitos chinos y los frasquitos, en este
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ejemplo), dice a los niños que él puso aparte esos paquetes porque los dos se parecen en lo
mismo, y les pide que traten de adivinar en qué se habrá fijado él para ponerlos juntos.
Los niños seguramente seguirán buscando las semejanzas en base a los atributos
físicos. El maestro hace entonces preguntas como ¿En qué otra cosa se parecen? Yo no me
fijé en eso que me están diciendo.
Escucha las opiniones de los niños. Si ninguno descubre que él se fijó en la cantidad de
elementos, el maestro les dice que para ponerlos juntos él se fijó en que ambos conjuntos
tienen igual cantidad de cosas, ambos tienen 2 cosas.
Luego les pide que busquen entre los paquetes a ver si hay otro que se pueda poner con
aquellos que tienen 2 cosas.
Una vez que añaden el paquete de las 2 corcholatas, el maestro toma un paquete que
tenga, por ejemplo, 3 cosas y les pregunta si a ese también lo podrían poner con los que
tienen 2 objetos. En caso que los niños nieguen esa posibilidad, les pregunta con cuál
paquete podría ir.
Cuando los niños han puesto juntos todos los paquetes que tienen 2 cosas, todos los
que tienen 3 y han reflexionado sobre ello, el maestro les pide que sigan haciendo lo mismo
con los paquetes restantes.
Si los niños no descubren que se trata de poner juntos los paquetes que tienen 4
elementos, los que tienen 5, etc., el maestro toma uno de ellos y les pregunta: ¿Este (por
ejemplo, de 5 cosas) con cuál podría ir? ¿Lo podríamos poner acá (con los que tienen 2
cosas)? ¿Por qué?
La actividad concluye una vez que se han agrupado todos los conjuntos de acuerdo a la
cantidad de elementos que los forman.
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NOTA: Puede ser que a partir de esta sola actividad los niños no logren comprender o
aceptar completamente la cantidad de elementos como un posible criterio para clasificar
conjuntos. Por tanto conviene trabajar posteriormente con los “Cartoncitos con frijoles”
tal como se indica a continuación, ya que esta actividad ayudará, tanto a los niños que no
han podido manejar las actividades aquí descritas, como a reafirmar las adquisiciones de
todos aquellos que sí lo han logrado.
MATERIAL: a cada equipo se le da material de una misma clase, de preferencia semillas, por
ejemplo, un puño de frijoles, 15 tarjetas de cartulina de 4 x 4 cm. y pegamento.
El maestro prepara previamente, para cada equipo, 5 tarjetas: en una de ellas pega un frijol,
en otra 2 frijoles y así hasta pegar 5 frijoles en la última tarjeta.
Los equipos deben estar formados por niños con niveles de conceptualización próximos.
El maestro entrega a cada equipo el pegamento, las 5 tarjetas con 1 a 5 frijoles junto
con las 10 tarjetas en limpio restantes y les pide que hagan dos tarjetas iguales a cada una de
las que él les dio con frijoles pegados (es decir, dos tarjetas en la que cada una tiene un frijol;
dos con dos frijoles cada una y así sucesivamente hasta llegar a cinco frijoles).
Cuando los niños hayan terminado de pegar los frijoles en las tarjetas quedarán por equipo: 3
tarjetas con un frijol, 3 tarjetas con dos frijoles, 3 tarjetas con tres frijoles, etc.
El maestro pide a los niños que pongan en el centro de la mesa su material y luego que
pongan juntas las tarjetas que se parecen.
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Al terminar de agrupar las tarjetas por la cantidad de elementos que tienen, les pide
que digan en qué se fijaron para poner juntas las tarjetas y como podrían llamar a cada uno
de los montoncitos formados.
Estas actividades tienen por objeto que los niños lleguen a designar conjuntos por medio
del número. Se realizan paralelamente a las de “Números caja” (ver págs. núm. 98 105).
Un niño tira el dado; cuenta los puntos que obtuvo en la tirada, los dibuja en
Cada niño tira un dado una vez. El que obtenga mayor número de puntos es el que tiene el
primer turno.
El niño que inicia el juego tira dos dados. Calcula la cantidad de puntos que obtuvo el
total y lo anota en su cuaderno. Como estos niños juegan con dos dados, es posible que
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obtengan una cantidad de puntos que requiera escribir un número que aún no conocen (por
ejemplo 12); en estos casos el niño anotará dicha cantidad como él pueda.
Se continúa el juego tirando una vez cada niño y comparan quién obtuvo una cantidad mayor
de puntos en cada tirada.
Se realiza de la misma manera que para el nivel medio pero se juega con tres dados.
NOTA: La puntuación más alta que se puede obtener con tres dados es 18, con dos es 12 y
con 1 es 6.
Cuando los niños sean capaces de manejar cantidades mayores, cada niño calcula su
total de puntos después de un número de vueltas que el maestro determina para cada
pareja, según su nivel de conceptualización.
En este momento no es necesario aún que los niños representen los números mayores que 9
en la forma convencional.
niveles próximos.
Un niño dibuja una cantidad cualquiera de objetos (arbolitos, muñecos, bolitas, etc.).
Pasa la hoja a su compañero para que éste escriba con un número la cantidad de objetos
dibujados. A continuación se intercambian; el que había puesto el número dibuja para que el
compañero anote el número correspondiente. En ambos casos la pareja observa y comenta la
representación para ver si fue adecuado.
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Según sea el nivel de cada pareja, el maestro dice el número máximo de dibujos
VARIANTE.
Los precios que se asignen deben estar de acuerdo con las cantidades que los alumnos
puedan manejar.
Los precios que se asignen a los artículos que se van a vender deben estar de acuerdo con
las cantidades que los alumnos puedan manejar.
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OBJETIVOS: favorecer la construcción de la noción de número mediante la clasificación de conjuntos
equipotentes.
Cuando los niños han clasificado los conjuntos en base a la cantidad de elementos que
los componen, el maestro les propone guardar el material en cajas, de manera que en cada
caja queden solamente los montones que tienen igual cantidad de cosas.
Los miembros de cada equipo van pasando por turnos a depositar un conjunto en cada
caja. El maestro hace preguntas como: ¿Por qué quieres poner ese montón aquí? ¿Lo
podríamos poner en esta otra caja? ¿Por qué? ¿Cuántas cosas tienen los montones de esta
caja?, etc.
Los niños al ir pasando a depositar sus paquetes, tendrán que contar o hacer
correspondencia 1 a 1 para saber a qué caja corresponde ese conjunto. Como seguramente
esta parte de la actividad resultará aburrida para el resto de los compañeros, el maestro
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aprovecha este momento para pedir a los niños que piensen en algo que se pudiera poner a
las cajas para rápidamente saber de cuántas cosas son los paquetitos que contiene cada una.
Los niños sugerirán diversas ideas. El maestro los estimula para que ensayen cada una
de ellas y que representen la cantidad como puedan, por ejemplo: para la caja que tiene
paquetes de 5 cosas, los niños pueden sugerir dibujar cinco palitos, pegar un paquete de 5
cosas en un costado de la caja, escribir la serie del 1 al 5, ponerle algo con letras, escribir el
número 5, etc.
Así, para las distintas cajas podrán aparecer representaciones similares a las siguientes:
Los niños pueden también proponer que se ordenen las cajas de acuerdo a la cantidad
de elementos que contienen los paquetes, pero si no lo proponen, el maestro se abstiene por
el momento de sugerir orden alguno.
La utilización del número es otra manera de identificar las cajas; si ésta no surge de los
niños, él maestro la propone como una forma más, respetando todas las otras formas
propuestas por los alumnos. Es importante favorecer la confrontación de opiniones acerca de
cuál es la representación que todos pueden entender mejor y más rápidamente.
Cuando ya se tengan las cajas del 1 al 6 y aún no terminen los depósitos, el maestro,
mostrando interés por participar en el juego, pregunta a los niños si le permiten mostrarles “una
idea” que tuvo. Junta entonces algunos de los paquetes que los equipos no han guardado aún en
cajas para formar nuevos conjuntos, Por ejemplo, puede juntar conjuntos cuyo total de elementos
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sea,
por ejemplo, 8 (2 conjuntos que tengan tres cosas y uno que tenga 2).
Es importante aclarar que los paquetes que se junten deben ser de una misma
clase (por ejemplo, lápices o corcholatas, etc.), o bien de clases diferentes siempre
que éstas puedan ser designadas por una clase más abarcativa, por ejemplo: si
juntamos 5 pulseras de plástico y 3 palitos chinos, la clase abarcativa para ambos
paquetes sería 8 cosas de plástico.
El maestro sujeta los paquetes (que en total suman 8 cosas) con una liga y pregunta a los
niños en qué caja podría poner ese nuevo paquete.
Una vez que los alumnos hayan decidido usar una nueva caja para el conjunto que tiene
8 elementos, el maestro hace lo mismo que se describió anteriormente para conjuntos de 7 y
9, hasta que queden completas las cajas del 1 al 9. Los niños pueden luego agregar más
paquetes a cada una de las cajas.
A medida que los niños van haciendo lo antedicho, el maestro les pide que formen
otros conjuntos que vayan en alguna de esas cajas; los niños utilizan el procedimiento que
necesiten para realizarlo y el maestro, por medio de preguntas, propicia la reflexión de los
alumnos: ¿Cómo formamos este nuevo paquete? ¿Cuáles paquetes juntamos para que nos
saliera este? ¿En qué caja lo podríamos poner? ¿Por qué?, etc.
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• Aprovechando circunstancias en otras actividades, se proponen recolecciones
espontáneas, por ejemplo: si juntamos todos los lápices de este equipo, ¿En cuál caja lo
podríamos poner? ¿En cuál caja podríamos guardar los botecitos de pegamento?
Esta actividad se realiza paralelamente al trabajo sobre orden numérico (ver secuencia de
Seriación, págs. núm. 261 a 267).
El maestro saca un paquete de cualquiera de las cajas y pide a los equipos que busquen en
ellas un paquete que tenga dos cosas menos (o más) que ese.
Dado que las cajas están desordenadas, es probable que algunos niños se tarden mucho en
encontrar dicho paquete.
Si hasta este momento no ha surgido de los niños la idea de ordenar las cajas de
acuerdo a la cantidad de elementos de los conjuntos, el maestro les pregunta qué pueden
hacer para no tardarse tanto en encontrar la caja que tiene el paquete que necesitan. Si los
niños no sugieren no podrían ordenarlas de alguna manera para localizar rápidamente
cualquiera de las cajas. Les permiten que ensayen sus diferentes proposiciones y favorece la
confrontación de opiniones.
Una vez ordenadas las cajas, continúan la actividad de buscar el paquete que tiene una
determinada cantidad de elementos que el maestro enseña.
LA CAJA ESCONDIDA.
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Una vez ordenadas las cajas el maestro saca una, sin que los niños vean cuál tomó.
Junta las cajas que estaban a los lados de ésta, de tal manera que no queden huecos entre
ellas. A partir de las cajas que quedan a la vista, los niños van a adivinar cuál caja escondió el
maestro y luego regresarla al lugar que le corresponde. Cuando los niños han comprendido el
juego, pueden ser ellos mismos, los que, van retirando una caja para que los compañeros
adivinen de cuál se trata.
Con los niños de estos niveles el maestro puede complicar el juego, ocultando de 2 a 3 cajas
por vez.
MATERIAL: las cajas de cartón del 1 al 3 ordenadas con los paquetes dentro.
- Para cada equipo: una bolsa transparente y una hoja de papel en la que, previamente, el
maestro dibuja un caminito formado por 20 casillas del mismo tamaño, marcando la casilla de salida
y la meta; por ejemplo:
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El maestro introduce en la bolsa del equipo tantos paquetes de cada una de las
cajas (del 1 al 9) como miembros tenga el equipo; si son por ejemplo 5 equipos, toma 5
paquetes de cada caja.
Un representante de cada equipo toma al azar 9 paquetes de la bolsa del maestro y los
pone en la bolsa grande. Con estos paquetes se llevará a cabo el juego.
En cada equipo, el niño que tenga el primer turno saca un paquete de la bolsa y
avanza tantas casillas como elementos que contenga el paquete. Coloca su ficha en la casilla
que corresponda y regresa el paquete a la bolsa.
Los miembros restantes del equipo siguen de la misma manera. Gana el niño que llegue
primero a la meta. Se continúa el juego hasta ver quién queda en 2° lugar, 3° etc.
El día anterior al desarrollo de esta actividad el maestro pide a los alumnos que de
tarea traigan varios paquetes de cosas sujetas con una liga o cordón; aclara que la cantidad
de cosas de cada paquete no necesariamente tienen que ser del 1 al 9.
MATERIAL: el maestro pide por equipos el siguiente material de desecho en paquetes amarrados
con una liga o en una bolsita, según sea l tipo de material.
a) Cosas de plástico: cucharas, popotes, bolsas de plástico, una llanta de un carrito, etc.
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c)
Cosas de fierro: corcholatas, tapas, clavo, tornillos, etc.
aproximadamente 7 cajas nuevas de cartón (vacías) con las mismas características que las anteriores
(ver pág. 98).
El maestro aprovecha los paquetes de material que trajeron los niños de tarea.
Cuida que estos paquetes (ya sean mayores o menores de 9 elementos) sean formados por
cosas de una misma clase, por ejemplo: tornillos o por elementos que puedan ser
designados de una misma clase más abarcativa, por ejemplo: un paquete que tiene
tornillos, clavos y corcholatas podrá ser designado por el paquete que tiene “cosas de
fierro”.
Si han traído paquetes con cantidades menores a 9, depositan sólo algunos en las cajas
correspondientes (el resto se utilizará para el desarrollo de esta actividad).
Si trajeron paquetes con más de 9 elementos, el maestro va preguntando dónde
podrían poner cada paquete. Se intenta que los niños propongan construir cajas nuevas para
los conjuntos con más de 9 elementos.
Cuando han propuesto construir una caja nueva, el maestro va pidiendo a cada equipo que
ponga más conjuntos en esa caja recién construida.
Los niños podrán emplear diversos recursos para saber cuántos elementos debe tener
el conjunto que metan en esa nueva caja: hacer correspondencia uno a uno, dividir el
conjunto y hacer una “correspondencia paquete a paquete” (ver pág. núm. 82), contar, etc.
Así en caso de que tengan que meter un conjunto por ejemplo, de 16 elementos, y
solamente hayan traído paquetes con cantidades menores a 9, el maestro les pregunta qué
pueden hacer para formar un paquete con igual cantidad de cosas que el de la caja (con 16).
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Se intentan que los niños propongan juntar algunos de sus paquetes para formar el
deseado, si esto no se les ocurre, el maestro lo propone. Si los alumnos aceptan dicha
sugerencia, sujetan con una liga los paquetes que forman el nuevo conjunto y lo guardan en
la caja.
El maestro favorece que los niños reflexionen acerca de cómo formaron ese conjunto
(pueden hacerlo, por ejemplo, juntando el paquete de 8 clavos, el de 4 tornillos, el de 3
tuercas y el de 1 llave).
El maestro pregunta a los niños que podrían ponerle a la caja para saber rápidamente de
cuántas cosas son los paquetes que ella contiene.
Acepta la representación de los niños y favorece la confrontación entre ellos: ¿Si le ponemos
eso, todos entenderemos? ¿De qué otra manera lo podrían poner?
No importa que los niños no sepan contar cantidades tan grandes como pudieran
En la fase siguiente (ver pág. núm. 106) se presentan actividades dirigidas a trabajar
sistemáticamente sobre la representación de los números mayores de 9 por medio de las
formas aditivas.
Ya sea en base a los paquetes que trajeron con más de 9 cosas, juntando paquetes con
cantidades pequeñas, siguen depositando en las cajas más conjuntos que tengan igual
cantidad de elementos.
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No es necesario que las nuevas cajas se construyan en un orden seriado; es decir, puede haber
caja del doce, del dieciocho, del veintidós, etc.
Será suficiente que se llegue hasta la construcción de una caja cuyos elementos tengan
aproximadamente 25 elementos.
• Ordena las nuevas cajas de acuerdo a la cantidad de elementos que contienen sus
respectivos conjuntos y las colocan también en lugar que les corresponda respecto a las
cajas del 1 al 9.
• Realizan nuevamente la variante 1 de la actividad “Los caminos”, (ver pág. núm. 91)
pero ahora el maestro aumenta el número de casillas (ya que se está trabajando con
cantidades mayores a las correspondientes a dicha variante) y, en cuanto al material,
utilizan todas las cajas que se hayan formado para ir sacando de allí los paquetes. En este
caso los compañeros del equipo no pueden sacar los paquetes de la misma caja de donde
los tomó el primer compañero que ocupó la casilla; los tomarán de las cajas y podrán
desbaratar los paquetes para agregar o quitar elementos, según lo necesiten.
3. FORMAS ADITIVAS.
Las formas aditivas son un instrumento útil para que los niños puedan manejar cantidades
grandes de elementos a partir de los números que se saben (generalmente del 1 al 9) sin
tener que recurrir al sistema decimal de numeración. Por ejemplo; s un niño requiere
comunicar por medio de un mensaje que tiene un conjunto de 40 objetos tiene que
“partirlo” en subconjuntos de cantidades pequeñas que pueda manejar, y luego expresar
gráficamente la cantidad. Lo hará de acuerdo a sus posibilidades de representación en ese
momento; podrá usar 9 9 8 8 6, antecedente de la forma aditiva 9 + 9 + 8 + 8 +6.
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representarse de varias formas; por ejemplo, las formas aditivas; 7 + 3 + 1; 5 + 6 o 1 + 2 + 6 +
2, etc., representan todas el mismo número (11).
Las actividades planteadas en 3.1 son una introducción al trabajo con formas aditivas.
En ellas los niños representarán una cantidad mediante la descomposición del conjunto y
también llegarán a separar los numerales utilizando distintas marcas, por ejemplo:
3/4/2/5/7; 3 y 4 y 2 y 5 y 7, o incluso 3 + 4 + 2 + 5 + 7.
Es importante aclarar que en las formas aditivas el signo “ +” se utiliza como una
manera de indicar que los numerales que en ellas aparecen representan las diferentes
partes que componen una misma colección: es decir que 2 + 3 es una de tantas formas
de representar el número cinco. Por lo tanto el maestro no deberá intentar que los niños
manejen las formas aditivas como una operación de suma, a partir de las cuales se llegue a
un resultado (como 3 + 2 = 5).
3.1. COMUNICACIÓN DE CANTIDADES POR MEDIO DE LAS FORMAS ADITIVAS.
Los niños hasta ahora han construido nuevas cajas con conjuntos cuyo número de
elementos es mayor que 9 y menor que 25. Para reconocer cada una de las cajas, ya habrá
puesto en ellas dibujos o habrán pegado afuera algún paquete con la cantidad de elementos
correspondiente a la caja, etc. Aun cuando los niños desconozcan como se escriben los
números de las cajas que contienen conjuntos de muchos elementos (15, 22, etc.) podrán
ahora representar estas cantidades por medio de las formas aditivas.
En las actividades que desarrollaremos a continuación (3.1.1. y 3.1.2.) se pretende que los
niños:
- Utilicen la forma aditiva como otra manera de representar la cantidad de elementos (mayor
que 9) que tienen los paquetes contenidos en las cajas.
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MATERIAL: los paquetes con más de 9 elementos contenidos en las cajas que fueron formados en la
actividad de números- caja.
Si por alguna razón ya no se tienen las cajas, el maestro construye nuevos paquetes con
los elementos necesarios para realizar la actividad.
- Para cada emisor, un paquete de cualquier caja de más de 9 elementos, con material
que pueda ser designado por una clase abarcativa. Ejemplo: un paquete formado con 6
paletas, 3 caramelos y 4 chicles (cosas de dulce).
- Para cada receptor, 30 cosas de cualquier tipo de material que se tenga a la mano
(piedritas, semillas, recortes de madera etc.)
No es necesario que el material utilizado por el receptor sea de la misma clase que
el que usa el emisor. Lo importante es que los niños entiendan que el receptor debe
construir un conjunto con el mismo número de elementos que el del emisor; por
ejemplo, el emisor utiliza cosas de plástico para enviar su mensaje y el receptor, al
interpretar el mismo, utiliza cosas de madera.
Una vez distribuido el material, el maestro dice a los emisores que vean bien cuántas
cosas tiene cada uno. Explica que cada quien va a poner con su lápiz en el papel un mansaje
que va a mandar a su pareja (el receptor) para que éste forme con su material un paquete
con igual cantidad de objetos.
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• Analizan el mensaje
Puede suceder que el mensaje no sea claro o esté incompleto y por lo tanto no pueda
ser interpretado correctamente. El maestro y el receptor pueden ayudar para que se de
cuenta de las fallas que hubo en su mensaje preguntándole, por ejemplo, qué quiso poner
con determinados elementos gráficos empleados y qué entendió el receptor a través de ellos,
etc.
También puede ocurrir que el mensaje haya sido claro pues el emisor, utilizando la
correspondencia, dibujó en su hoja por ejemplo, cada una de las cosa que tiene; el emisor
entonces no tendrá problema para sacar la cantidad correcta. En este caso el maestro da a
ese mismo emisor otro paquete con una cantidad de objetos diferente a la primera para que
envíe un mensaje.
• En esta misma ocasión o en sesiones subsecuentes, según sea el interés de los niños, el
maestro va haciendo restricciones cada vez mayores para la elaboración de los mensajes hasta que
los niños lleguen a comunicar la cantidad de objetos mediante el uso de número, por ejemplo:
- Ahora no se vale dibujar las cosas (los niños recurrirán, tal vez, a símbolos como:
Si en este caso a los niños no se les ocurre usar números, el maestro sugiere: A ver si pueden
hacer su mensaje usando solo números o usando los números que se saben.
Si los emisores no entienden lo anterior, el maestro pregunta por ejemplo: ¿Hasta qué
número te sabes? Supongamos que el niño responde que hasta 9; entonces el maestro separa
del conjunto de cosas (por ejemplo, de metal) que tiene el niño, un montoncito de una misma
clase menor que 9, por ejemplo, 5 clavos, le pregunta cuantos clavos aparto en ese
montoncito y le pide que ponga con números dicha cantidad.
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A continuación le indica que siga haciendo lo mismo; con los números que sabe haga
montoncitos de cosas y ponga en una hoja el número correspondiente a cada uno para hacer
el mensaje.
El maestro no insiste en la representación con números con aquellos niños que no
su nivel. Seguramente la observación del trabajo de sus compañeros cada vez que se
Como los conjuntos o paquetes están formados por objetos de una misma clase (por
ejemplo cosas de metal), cuando los niños hacen montoncitos junta, por ejemplo, todos los
clavos, los tornillos, las corcholatas, etc., que componen cada subconjunto, y al hacer su
mensaje suelen escribir el número correspondiente a cada subconjunto así como un dibujo
para indicar de que material se trata. Esto da por resultado mensajes como los que
mostramos
enseguida.
Porejemplo,
paraindicarquetienen20 objetosde metalpueden
poner:
O bien:
Es importante que los niños que no hagan representaciones con números, traten de
entenderlas por medio de la confrontación con sus compañeros.
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Tal vez algunos emisores sepan escribir números grandes, por ejemplo 24, y así indicar
la cantidad total de objetos. En este caso, si el receptor conoce hasta el 24 y saca por tanto
las 24 cosas, el maestro les dice que ambos lo han hecho muy bien pero pide al emisor que
hagan otro mensaje con una nueva cantidad de objetos, tratando ahora de utilizar más
números para decir que tiene todas esas cosas.
Retomando el ejemplo anterior, cuando el receptor no conoce el 24 y por tanto no
puede formar el conjunto, el emisor se dará cuenta de que su mensaje no fue comprendido.
El maestro puede entonces ayudar al emisor diciéndole que intente hacer otro mensaje
utilizando números que conozca su compañero.
El receptor a recibir mensajes como estos últimos no tendrá dificultad para reunir la cantidad
correcta de elementos.
Una representación que suele ser muy utilizada por los niños y causa algunos problemas
a los receptores para que interpreten el mensaje correctamente es la siguiente: Supongamos
que el receptor recibe un mensaje como éste de un niño que utiliza la serie numérica para
representar que tiene 20 cosas:
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1) El receptor reúne la cantidad correcta de objetos, es decir 5, 5, 5, 5 y explica cuál fue
su procedimiento. Puede decir que sacó 5 cosas “y” luego 5 “y” 5 “y” 5. Es necesario que
tanto el recetor como el emisor verbalicen, respectivamente lo que entendieron del mensaje
y lo que quisieron decir a través del mismo. Además es muy importante que los niños puedan
llegar a verbalizar los “y” para que en las actividades posteriores los utilicen en sus
representaciones
Aun cuando el receptor tome la cantidad correcta de cosas, con esta representación el
maestro puede, a partir de ella, propiciar una representación donde se utilice por ejemplo, el 5 en
lugar de 1 2 3 4 5 para representar que hay 5 cosas. Esto implicaría que el niño puede ya considerar
el aspecto inclusivo del número, es decir: si el 5 incluye al 1, 2,3 y 4 no es necesario escribir la serie
hasta el 5, basta con escribir dicho número. Para provocar lo anterior, el maestro señala la
representación 1 2 3 4 5 y pregunta: ¿Ese número (5) solito nos dice que tenemos 5 cosas?
, saca: una cosa, luego 2, luego 3, 4 y por ultimo 5 cosas, lo queda un total de 15 y así
sucesivamente con las otras series de números.
El receptor explica lo que entendió del mensaje y confronta su explicación con el emisor.
El maestro puede ayudar a este en la elaboración del nuevo mensaje tomando como base el
que el niño elaboró originalmente, haciéndolo reflexionar (como en el caso 1).
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Cuando el maestro observa que los niños han llegado a representaciones como las
anteriores, los hace reflexionar acerca de si los mensajes que han hecho pueden servir para
saber más rápidamente cuantas cosas tiene cada caja. Los niños intercambian opiniones
respecto a la utilidad que pudieran tener sus nuevas representaciones para designar las cajas
con más de 9 elementos.
Si los niños están de acuerdo en su utilidad, la actividad finalizará cuando los alumnos a
quienes les hayan tocado paquetes con una misma cantidad de cosas, confronten sus
mensajes y escojan los que crean que dicen más claramente la cantidad de elementos que
tienen los paquetes contenidos en las cajas. Pegan estos mensajes en las cajas
correspondientes junto con las representaciones que fueron colocadas desde la actividad
anterior.
3.1.2. APROXIMACION AL USO DE ALGUN SIGNO PARA SEPARAR CANTIDADES EXPRESADAS
CON UNA FORMA ADITIVA.
- Separar por medio de marcas los números que aparecen en una forma aditiva.
MATERIAL: Los paquetes con más de 9 elementos de una misma clase, por ejemplo: paquetes
de cucharas, o de clavos, de lápices, etc., que están dentro de las cajas, (ver “construcción de
cajas con más de 9 elementos”, pág. núm. 103).
- Para el emisor, un paquete (de cualquier caja) con más de 9 elementos de una misma clase,
por ejemplo: un paquete de clavos.
Por la misma razón que se explicó en el recuadro de la actividad 3.1.1. (Ver pág.
15
7
núm. 106), no es necesario que el material utilizado por el receptor sea de la misma clase
Esta actividad se lleva acabo exactamente igual que la anterior (3.1.1.): el niño emisor
envía un mensaje al receptor para que éste forme un conjunto con la misma cantidad de
objetos. Mediante las restricciones establecidas por el maestro se llegará también a
representaciones como: 4 7 5 7 2 o bien 5 5 5 5 5, etc.
Supongamos que un receptor recibe el siguiente mensaje de un niño que tiene, por ejemplo
20 cucharas: 3 4 5 3 5.
Entre las posibles interpretaciones a este mensaje pueden destacarse al menos dos:
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8
3y4
y5y3y5
3i4i5i3i5
3–4–5–3–5
Pueden también poner rayitas verticales, diagonales, redondeles u otras marcas,
El maestro acepta cualquier representación que los niños quieran utilizar para indicar tres “y”
cuatro, cinco “y” tres, etc.
En caso que un niño utilice la serie numérica para representar la cantidad de cosas que tiene y,
por ejemplo para indicar que tiene 20, escriba:
Hay que aclarar que si bien se trata de llevar a los niños hacia la utilización de un
signo que separe los números pero a la vez indique que dichos números se están
considerando todos juntos, es muy importante que los alumnos sientan la necesidad de
utilizar este signo y no lo hagan solamente porque el maestro lo dice.
EL SIGNO + COMO “SEPARADOR”.
Cuando ante situaciones como las aquí descritas los niños llegan a descubrir la
necesidad de hacer una marca para indicar que los números puestos en el mensaje se están
considerando juntos pero que, a la vez, es necesario separarlos apropiadamente para evitar
confusiones, es posible que surja la utilización del signo +. A este punto puede llegarse
15
7
fácilmente cuando los niños dicen, por ejemplo, que en 32 quisieron expresar “3 y 2 “. En este
caso ante las preguntas del maestro acerca de cómo representar ese “y”, y al aparecer todas
las formas ya indicadas (líneas diagonales, redondeles, etc.), el maestro, a modo de pregunta,
puede proponer la utilización del signo + como otra posibilidad para separar los números. Si
los niños no lo aceptan, les permitirá que continúen usando la forma que consideran más
apropiada.
Por otra parte, algunos niños de hecho utilizan espontáneamente el signo +, aunque a veces
solo lo usan en forma parcial; por ejemplo: 5+3 9 3.
Frecuentemente este uso parcial del signo puede deberse a que el niño “aprendió” a
sumar utilizando solo dos sumandos; de ahí que cuando se le presentan más de dos
sumandos, pone una sola vez el signo +, porque éste “ya dice” que se debe sumar.
- no llega a comprender que es necesario ponerlo tantas veces como aparezcan sumandos en
la forma aditiva,
- pone alguna otra, marca que haga confuso el mensaje (por ejemplo el signo -) el maestro
propicia la confrontación de opiniones del niño emisor con el receptor, a ver si éste comprende el
mensaje; plantea preguntas orientadas a que el autor del mismo reflexione acerca de la utilidad de
los signos o marcas empleados, cuáles de ellos se presentan a confusión, etc.
Los niños que lleguen a usar el signo + para indicar la unión de todas las cantidades puestas en
juego, producirán mensajes como: 5 + 3 + 9 + 3.
Se trata de que todos los niños lleguen a una representación como esta última; sin
embargo, el maestro deberá respetar el nivel de representación de sus alumnos cuándo
éstos no entiendan la utilización convencional del signo + en las formas aditivas.
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8
signo = y por tanto el resultado. Debemos enfatizar que esto último debe en lo posible
evitarse pues no se trata de que el niño aprenda a hacer “sumas grandes”. Se trata de que
descubra que una misma cantidad puede representarse de varias maneras y una de ellas
es por medio de las formas aditivas, en las cuales el signo + sirve para separar los números,
y a la vez, para indicar que todos ellos se están considerando juntos.
Puede ocurrir que algún niño, espontáneamente, ponga el signo igual y un resultado a
la forma aditiva. En este caso, el maestro lo acepta puesto que esto indica que el niño ha
comprendido el significado de ambos signos. Sin embargo, a fin de cumplir con los objetivos
señalados en el recuadro anterior, el maestro posteriormente puede dar a ese niño un nuevo
paquete hecho por el maestro con una cantidad de cosas lo suficientemente grande como
para que al representarla por medio de la forma aditiva no pueda llegar a un sólo número
que exprese el resultado. Al igual que en la actividad 3. 1. 1 os niños se ponen de acuerdo
acerca de cuáles son los mensajes que mejor indican la cantidad de cosas que tienen los
paquetes y los pegan en las cajas correspondientes.
Las actividades que se presentan a continuación tienen por objeto que los niños, a
partir del intercambio continuo de mensajes, lleguen a inventar y descubrir diferentes
códigos (entre ellos la forma aditiva), para comunicar cantidades. Esto permitirá a los niños
que han empezado a utilizar representaciones numéricas tener un poco más de tiempo para
afirmar sus conocimientos. Además, las actividades de este apartado permitirán a los
alumnos no sólo trabajar cantidades pequeñas (como en las actividades 3. 1. 1 y 3. 1. 2.)
Sino también mayores (alrededor de 50 elementos).
MATERIAL: objetos de una misma clase (por ejemplo, frijoles*), papel y lápiz.
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7
Para los emisores:
30 frijoles.
60 frijoles.
Esta actividad se desarrolla de la misma manera que la 3. 1. 2. (Ver pág. núm. 112) . En
esta ocasión se recomienda que los alumnos de nivel bajo trabajen con compañeros de sus
mismo nivel, debido a la dificultad que tendrían para operar con la cantidad de elementos
que los niños de nivel medio o alto pueden manejar.
MATERIAL: hojas con dibujos de una misma clase (arbolitos, gatos, figuras geométricas, etc.) papel
y lápiz.
Parael emisor:
Para el receptor:
Papel y lápiz.
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8
*Mencionamos frijoles por ser un material accesible, sin embargo en caso que se utilicen sugerimos que
no sean demasiado pequeños ni redondos porque ruedan y se caen fácilmente. Pueden emplearse palillos
o cualquier otra cosa.
Esta actividad se desarrolla igual que la actividad 3. 1. 2. (Ver pág. núm. 112) sólo que en este
caso los emisores tratan de comunicar una cantidad de dibujos por medio de un mensaje que
será interpretado por los receptores, quienes deberán hacer el mismo número de dibujos. La
actividad debe llevarse a cabo con todos los niños. A aquéllos que en sus representaciones no
utilizan aún las formas aditivas, esta actividad les ayudará a efectuar representaciones
numéricas cercanas a ellas.
necesidad de separar las cantidades con alguna marca (entre ellos el “y” o incluso el signo +,
si surge espontáneamente).
VARIANTE.
Esta misma actividad puede hacerse para comunicar una cantidad de puntos. Se desarrolla
igual que la comunicación con dibujos.
OBJETIVOS: representar de diferentes maneras una misma cantidad, utilizando las formas aditivas.
- Representar la igualdad entre dos formas aditivas por medio del signo “ =”
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7
MATERIAL: cajas pequeñas donde quepan objetos (como habas, alubias, tornillos, fichas, etc.),
papel y lápiz.
El maestro reparte 3 cajitas a cada niño y una cantidad de habas que según su nivel puedan
manejar; por ejemplo, para un nivel bajo, menos de 10 habas y para nivel medio y -- alto entre 15 y
20 habas.
El maestro pide que pongan con su lápiz en el papel cuántas habas tienen. Si los niños
usan el dibujo, el maestro lo acepta y luego les pide que intenten ponerlo con números. En
caso que no sepan escribir el número correspondiente, les pide que repartan sus habas en las
3 cajas y que escriban con números la cantidad de habas que hay en cada una (seguramente
esto sí podrán hacerlo puesto que tendrán que escribir numerales que ya conocen). Es
posible que los niños hagan representaciones como: 3 7 5 o bien: 3 “y” 7 “y” 5.
El maestro les pide entonces que vean de cuántas maneras pueden representar la cantidad
de habas, poniendo en las cajitas cada vez cantidades diferentes (en caso necesario, conduce
la actividad como en 3. 1. 2. Para que los niños separen las cantidades por medio de marcas,
entre ellas el “y”): 3 y 7 y 5.
Si el niño sabe que tiene por ejemplo, 15 habas, el maestro señalan la representación
anterior y pregunta si 3 “y” 7 “y” 5 le siguen dando 15 (o si 3 “y” 7 “y” 5 es otra forma de
decir que tenemos 15 habas). Si el niño duda de la cantidad de habas que tiene en total el
maestro pregunta si así como están las habas distribuidas en las cajas, seguimos teniendo la
misma cantidad (15). Algunos niños podrán afirmar que siguen teniendo lo mismo y otros no;
el maestro favorece la confrontación de opiniones. A quienes niegan la igualdad podrá
hacerles preguntas como: ¿Cuántas habas tenías antes de repartirlas? ¿Y ahora, cuántas
tienes en las cajas? ¿Por qué no ves si las habas que tienes en las cajas te dan lo mismo que
antes de repartirlas?, etc.
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Cuando los alumnos han comprendido la actividad, el maestro agrega o quita cajas
para que los niños efectúen escrituras aditivas más cortas o más largas para expresar una
misma cantidad. Suponiendo que se trata de dos niños diferentes, podríamos obtener
representaciones como las siguientes.
1) 3 y 7 y 5 2) 14
4 y 5 y 6 6 y 6 y 2
4 y 4 y 6 4 y 2 y 3 y 5
5 y 10 8 y 6
• Uso del signo
• Esta actividad sólo se hace con los niños que afirman la igualdad en todas las formas
aditivas.
El maestro señala dos formas aditivas a la vez, por ejemplo: 3 “y” 7 “y” 5 frente a 4
“y” 5 “y” 6 y pregunta al niño si las dos representaciones nos indican que tenemos lo mismo.
Si el niño afirma la igualdad, pregunta: ¿Qué podremos ponerle para que diga que tenemos lo
mismo? El maestro permite cualquier representación que los niños quieran utilizar. Si no se
les ocurre usar el signo = (que ya se ha estado manejando desde las actividades de
comparación de conjuntos), el maestro procede a hacer con adultos, etc., tal como se indica
en Representación (ver págs. núm. 321 a 327).
Cuando los alumnos han comprobado que los demás no entienden sus representaciones, el
maestro informa que para indicar que dos cantidades nos dan lo mismo,
3y7y5=4y5y6
15
7
Es muy importante que el maestro al trabajar el signo = tenga presente la manera en
que los niños podrían interpretar la explicación que él da. Es decir, si el maestro dice a sus
alumnos que 3 y 7 y 5 es igual a 4 y 5 y 6, seguramente los niños negarían que ambas
escrituras sean iguales porque los numerales que aparecen en ellas son completamente
distintos. Por esta razón es recomendable que el maestro en vez de decir “es igual a”, diga
“da lo mismo que” o algo similar. Puede aclarar que ese signo se llama “igual” porque sirve
para indicar que una cantidad es igual que otra.
VARIANTE 1.
Esta actividad puede realizarse también con cajas, con la misma cantidad de material
que se indició para cada nivel. El maestro entrega las fichas en un montón y pide a los niños
que escriban cuántas fichas tienen. Les sugiere que hagan varios montones y pongan con
números la cantidad de fichas que hay en cada uno separándolos con los “y”. Luego pide
que hagan más (o menos montones para hacer varias representaciones de una misma
cantidad, y continúa el trabajo como se ha indicado).
MATERIAL: para cada equipo, tarjetas de papel de 5 x 5 cms., con un número escrito, en la siguiente
forma:
Además, 5 objetos de una misma clase (fichas, palitos, etc.), lápiz y papel.
49 tarjetas: siete tarjetas para cada número, hasta llegar al 7; 8 objetos de una
15
8
misma clase, lápiz y papel.
El maestro organiza al grupo de modo que en los equipos de nivel bajo se integre
un niño de nivel medio y que los de nivel medio y alto se ayuden entre sí. Reparte las fichas;
pide que las cuenten y vean si algunos de los números que están escritos en las tarjetas les
sirven para indicar cuántas fichas tienen.
Los niños podrán decir, por ejemplo, que no porque hay 5 fichas y las tarjetas sólo
tienen hasta el 4 (o hasta el siete). En este caso el maestro pregunta: Y usando sólo estos
números que están en las tarjetas ¿podemos decir que tenemos todas estas fichas?
En caso que a nadie se le ocurra una solución, el maestro toma 3 tarjetas con números
que den un total de 5, por ejemplo: 2, 2, 1 y pregunta si esos números podrían decir que
tenemos 5 fichas. En caso necesario el maestro hace reflexionar a los niños, ayudándose con
objetos y haciendo preguntas como: Si a dos fichas les ponemos otras dos y luego una más
¿Cuántas fichas tenemos por todo?
Cuando los niños han comprendido, siguen haciendo lo mismo, tratando de poner todas las
distintas maneras de formar el 5.
Supongamos que los niños ponen las siguientes tarjetas:
El maestro les pide que copien en su hoja las distintas formas en que pusieron 5 con
las tarjetas y las separen con los “y”. Retoma la actividad 3.3.1. (pág. 122) para que los niños
indiquen por medio del signo = las cantidades que den lo mismo por ejemplo: 2 y 2 y 1 = 3 y
2.
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Esta actividad puede repetirse con las mismas tarjetas pero con mayor cantidad de
fichas. Por ejemplo: el maestro pide a los niños que tienen tarjetas con los números 1-2-3-4
que las usen para luego escribir cuántos elementos hay en una colección de 6, 7, 8 o 9
fichas. Se hace lo mismo para los que tienen tarjetas del 1 al 7, pero con colecciones de 10,
11, 12, 13, etc.
3. 2. 3. TABLA DE IGUALDADES.
MATERIAL: una cartulina para todo el grupo; para cada equipo: 2 cajas pequeñas y objetos que
quepan en ellas (fichas, habas, etc.), lápiz y papel.
pizarrón:
2 3 4 5 6 7 8 9
2 3 4 5 6 7 8 9 2
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8
1y1 2y1 2y2 3y2 3y3 4y3 5y3 2y7 1y
1y2 1y3 2y3 4y2 5y2 4y4 3y6 1
3y1 2y4 6y1 5y4
Si el número de los equipos no es suficiente para que en la primera vez se llene todo
el cuadro, el maestro organiza al grupo en los equipos que sea necesario para acabar de
llenarlo. Para lograr otras formas de escribir un número, el maestro puede aumentar la
cantidad de cajas en que se reparten las fichas.
VARIANTE.
En ocasiones posteriores el maestro puede ampliar esta actividad dando material suficiente
para hacer el cuadro del 2 al 20.
OBJETIVOS:
- Comparar formas aditivas
MATERIAL: para cada equipo, 30 cartas de baraja de póker y material auxiliar (corcholatas, palitos,
etc.), lápiz y papel.
Un niño de cada equipo reparte 3 cartas a cada compañero. Los niños muestran sus 3 cartas
a la vez; quien tenga más puntos ganas y se lleva las cartas de los demás.
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7
El maestro observa los procedimientos empleados por los niños para saber quién tiene más
puntos; si lo necesitan pueden ayudarse usando los objetos (corcholatas, etc.).
Eliminan las cartas que sean iguales (en este caso las de 2 y 1) y sólo comparan la del 5 con
la del 4; así saben que ganó el niño A.
Primero eliminan cartas iguales (las de 4); la carta del 5 se elimina con las de 3 y 2, y como
sobra una carta con el número 1, gana el niño A.
1) Cuando sacan:
No hay ninguna carta que pueda eliminarse por ser igual a otra, pero lo mismo se puede
lograr haciendo pequeñas sumas; por ejemplo: 3 y 5 se eliminan con 4 y 4 porque ambas dan
8 y sólo se comparan las 2 últimas cartas (6 contra 2) para saber quién es el ganador.
15
8
2) En caso que los niños empaten, el maestro propone que, para desempatar, cada uno
saque una carta más y las comparen, por ejemplo:
Aclaramos que estos procedimientos no son para que el maestro les enseñe a los
niños; ellos suelen usarlos espontáneamente y el maestro aprovecha para pedirles que
expliquen a sus compañeros cómo hicieron. Si no surge de los niños usar estos recursos,
trabajarán con los procedimientos que crean mejores.
En las últimas jugadas y después de que han comparado sus cartas, el maestro les pide
que pongan con su lápiz en el papel los números de sus cartas y más de uno de sus
compañeros; luego de separar los números con los “y”, las comparan y les ponen el signo
correspondiente <, >, ó = (para la introducción y uso de estos signos (ver págs. núm. 81 a 82 y
el punto 3.2.1. correspondiente a Formas aditivas).
3. 3. 2. CARRERA DE CABALLOS.
- 1 caballo de plástico o algo que lo sustituya (como una ficha, un pedazo de madera, etc.).
- 1 sobre con 8 tarjetas pequeñas, cada una con un número escrito menor que 10 (los
números pueden repetirse, por ejemplo: 1, 2, 3, 3, 4, 4, 5, 5).
Para cada dos parejas: una tira recta de papel con 36 divisiones, que será la “pista”.
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jugar a las carreras de caballos. Se juntan 2 parejas para que compitan 2 caballos. Por turnos
toman una tarjeta de su respectivo sobre hasta tener 4; el caballo va a avanzar las casillas que
indique cada vez el número de la tarjeta. El caballo que llegue más lejos es el que gana.
Después el maestro pide a cada pareja que saquen sus 4 tarjetas y las pongan a un lado de
la pista, por ejemplo:
Antes que los caballos corran por la pista, el maestro pide a los jugadores que observen las
tarjetas y anticipen cuál caballo llegará más lejos y por qué.
Hacen el juego y comprueban si sus anticipaciones fueron correctas; si es así les pide que
expliquen a los demás cómo hicieron para saber.
Después el maestro propone al grupo que escriban en el papel esas formas aditivas
separadas por las “y” y les pongan el signo correspondiente (<,>, o =) como lo hicieran en
3.3.1.
3. 3. 3. PESAN CANTIDADES.
MATERIAL: una balanza construida con un gancho de ropa al que se le atan en los extremos dos
cubetitas de plástico (o dos platos); clavos grandes e iguales.
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El maestro construye la balanza ayudado por los niños y la colocan en equilibrio (puede
estar sostenida por un clavo grande colocado en la orilla de un mueble, etc.).
El maestro escribe en el pizarrón dos formas aditivas, por ejemplo:
2 y 5 y 3 y 5
7 y 7 y 4
Explica que van a poner en las cubetitas de la balanza la cantidad de clavos que indica
cada forma aditiva y que piensen cuál pesará más y por qué (esta anticipación es lo más
importante en esta actividad).
Luego comprueban sus anticipaciones pesando los clavos. Según sea el interés de los
niños, el maestro repetirá la actividad y cada vez que lo haga pone formas aditivas diferentes.
Es muy importante que el maestro utilice clavos grandes de un mismo tamaño y peso,
pues si los clavos son diferentes, puede suceder que la cubetita que debe pesar más (en este
caso la que tiene 18 clavos) pese menos que la otra (que tiene 14), lo cual provocaría
confusión.
Es importante también que la diferencia entre las dos formas aditivas sea de 2 o más
clavos para que al pesarse se note con claridad la diferencia de peso.
Estas actividades se inician paralelamente con las que aparecen en “Máquinas IV” (ver
pág. núm. 165) ya que ambas están estrechamente relacionadas. También se realizan
paralelamente a Representación de problemas (ver pág. núm. 169) y a Problemas de resta
en forma oral (ver pág. núm. 176).
15
7
MATERIAL: para cada equipo, 4 cajas pequeñas y objetos que quepan en ellas (habas, fichas, etc.),
lápiz y papel.
De 6 a 10 habas.
De 15 a 20 habas.
Luego el maestro quita una caja al equipo, por ejemplo, la que tiene 1 haba y dice:
Ahora pongan esta haba en la caja que quieran. Cuando ha depositado el haba en alguna de
las otras cajas registran cuántas habas hay en cada una. El maestro sigue quitando cajas, una
por vez, hasta que queden todas las habas en una sola. Los niños registran en su hoja las
habas que van quedando en las cajas. Ejemplo:
Cada vez que hagan un nuevo registro sobre la repartición de las habas, el maestro les
hará reflexionar sobre los números nuevos que vayan apareciendo. En el ejemplo anterior el
maestro preguntaría: ¿De dónde salió el 3? Los niños pueden contestar que: para el 3,
juntando 2 y 1 habas; para el 6: juntando 3 y 3 y para el 9: juntando 3 y 6.
Es muy importante que los niños puedan justificar de diferentes maneras lo que
hicieron; pueden decir que: pusieron, juntaron, agregaron, etc. (el maestro notará que
justificaciones como éstas aparecerán también en el trabajo con Máquina IV). Cuando los
15
8
niños ya han comprendido la actividad, el maestro les da cantidades diferentes para que
solos continúen haciendo reducciones.
MATERIAL: para cada niño 2 cajas pequeñas y 8 objetos que quepan en ellas (sugerimos que
se usen objetos diferentes a los empleados en la actividad anterior).
El maestro entrega el material y, como en la actividad anterior, pide a los niños que repartan
sus objetos en las 2 cajas y registren lo que hicieron.
Luego retira una de las cajas y los niños ponen todas las fichas en la caja que quedó.
Introducción al signo +.
Igual que en la actividad anterior, los niños justifican de todas las maneras posibles lo que
hicieron (juntamos 3 y 5, había 5 y puse 3 más, etc.).
El maestro pide al grupo que piensen cómo poner con el lápiz que juntaron 3 y 5 fichas,
o que a 3 le agregaron 5, etc., sin utilizar “y”. Los niños podrán dibujar, inventar símbolos,
escribir, etc., e incluso alguno podrá poner el signo +. El maestro junto con el grupo escogen
aquellas representaciones que indiquen mejor lo que pasó. Estas se muestran a niños de años
superiores o a algún adulto para ver si las entienden Muy probablemente si no utilizaron el
15
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utiliza este signo: + (si el signo + fue empleado espontáneamente por algún niño, el maestro
le pide que lo explique al grupo).
El maestro puede trabajar varias veces con esta actividad, primero con 2 cajas y
posteriormente agregar más, utilizando siempre cantidades pequeñas (menores a 10).
Cuando se utilizan más de 2 cajas, es muy importante que los niños reflexionen acerca de la
Después que los alumnos han trabajado un tiempo de esta manera, cuando se están
empleando más de dos cajas el maestro quita de una sola vez todas las cajas excepto una en
la que vaciaron los objetos contenidos en las demás. De esta manera el niño, al hacer el
registro correspondiente, podrá observar que al juntar en una sola caja todos los objetos el
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Debemos aclarar que el signo + puede surgir tanto en esta parte de reducción de
formas aditivas como en las actividades de suma, en especial en “Maquinas IV”. De este
modo los niños llegarán a comprender que una misma escritura matemática con el signo +
2) “10 + 10 o (10 y 10) es otra manera de escribir el número 20”. En este caso el signo +
se está usando para representar un número mediante la unión de dos cantidades (como
sucede en las formas aditivas.
3.4.3 TELEGRAMAS
MATERIAL: objetos cualesquiera para los niños que lo necesiten y lápiz. Para cada equipo: una
hoja con una misma escritura aditiva de 8 numerales menores que 10 y separados con el
1 + 3 + 4 + 2 + 7 + 8 + 2 + 3
telegramas. Si los niños no saben lo que es un telegrama y para qué sirve, él les explica y da
ejemplos de cómo en el telegrama se dicen las cosas de una manera más corta y rápida
(puede aprovechar la ocasión para trabajar con lecto – escritura).
Luego propone jugar a hacer telegramas pero con números, reparte las hojas con las
formas aditivas y explica que esta cantidad que tiene escrita en el papel con muchos números
van a tratar de hacerla más cortita, usando menos números (puede recordar a los niños como
hacían en la actividad 3.4.1. cuando escribían lo que iba quedando en las cajitas).
Un niño hace una primera reducción a la forma aditiva, pone además los otros
números que no redujo y antes de pasarla a un compañero para que este haga una nueva
15
7
reducción, le hace un doblez a la hoja para que el otro no vea la forma original, sino la forma
ya reducida. Continúan de la misma manera con los miembros restantes del equipo.
Según sea el interés de los niños, el maestro puede aumentar o disminuir la cantidad de
numerales en la forma aditiva. Al disminuirla aumenta la posibilidad de que logren reducir la
forma aditiva a un solo número; en cambio al hacer la forma aditiva más extensa, los niños
solo la reducirán hasta donde puedan. El maestro tratará de propiciar ambas situaciones.
VARIANTE.
El maestro entrega a cada niño una forma aditiva con unos 8 números menores que
10 y les pide que reduzcan hasta donde puedan. Proporciona el material a los niños que lo
necesiten.
Cuando los niños han sustituido el signo “y” por el signo +, es conveniente que
repitan la actividad 3.3.3. (Pág. núm. 125) pero ahora utilizando el signo + en la formas
aditivas.
3.4.4. CAMBIAMOS EN EL BANCO
MATERIAL: Objetos que permitan realizar algún juego de compra-venta papeles o cartoncitos
con los que los niños elaboran “billetes” para el “banco” con el mismo valor del precio de los
productos que se van a “vender”.
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Para que los alumnos puedan “comprar”, el maestro entrega a cada uno los billetes en
al siguiente cantidad: 3 billetes de a 1, 2, 3 y 4 pesos.
Se trata de que puedan cambiar en el banco dos o más billetes por uno sólo que tenga
el mismo valor que el producto que quieran comprar; por lo tanto el maestro pone a los
productos precios mayores a las cantidades indicadas en los billetes de los niños. Aclara que
lo que compren deben pagarlo con un solo billete; así, si un niño quiere comprar algo que
vale 8 pesos, tiene que ir al banco y cambiar sus billetes por uno de 8 pesos.
Según sea el nivel de los niños, se pueden elaborar billetes con valores más altos y elevar
también el precio de los productos.
SISTEMA DE NUMERACION
Numerosos trabajos de investigación han demostrado como los niños, a pesar de que
sepan “recitar” la serie numérica de memoria hasta números como el 50 o 90 suelen tener
serias dificultades cuando se enfrentan a situaciones como las siguientes:
- Cuando tratan de establecer una relación, por ejemplo entre la edad de dos adultos de 25
y 32 años, necesitan que alguien más les diga cuál de ellos es mayor.
- Si faltan, por ejemplo, 16 días para su cumpleaños y 12 días para el inicio de las
vacaciones, no saben qué acontecimiento ocurrirá primero.
- Cuando tiene que representar con números cantidades como el 15, no saben hacerlo o
bien lo expresan escribiendo “51”.
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7
- Cuando se les pide que expresen por escrito una cantidad determinada, tienen que
“recorrer” toda la serie numérica hasta llegar a la cantidad solicitada.
- Frecuentemente también se cuestionan por qué algunos números se escriben con una sola
cifra y otros con dos o más, etc.
Muchas veces estos cuestionamientos y dificultades del niño pasan desapercibidos para
el maestro o bien, al abordar las dudas del niño la enseñanza se traduce en actividades de
tipo mecánico por medio de repeticiones y planas de números.
Pretendemos que ahora el mismo niño descubra y sea consciente de que este sistema,
una vez comprendidos su composición y funcionamiento, permite el manejo de cualquier
cantidad y su representación de una manera más breve o económica que la representación
por medio de rayitas, letras e incluso formas aditivas.
Si bien el niño hace cotidianamente hace uso de algunos aspectos del sistema decimal
de numeración: (juega a las canicas y les da valores para intercambiarlas y pagar, sabe por
ejemplo, qué puede comprar con 5 pesos y qué no; representar la cantidad de puntos que ha
ganado en algún juego; escribe la serie numérica en el suelo para jugar “avión” o “rayuela”.
15
8
Etc.), pretendemos mediante el trabajo que aquí se propone, estimular la reflexión del niño
acerca del trabajo matemático en sí que efectúa cuando realiza este tipo de actividades. Sin
embargo, la complejidad que encierra el sistema de numeración decimal no es algo
fácilmente comprensible para el niño. Debido a ello aquí lo abordaremos haciendo que el
alumno comience por realizar agrupamientos e intercambios en función de una regla menor
de 10 por 1 (6 por 1 y 5 por 1); luego, mediante diversas actividades el niño se aproximará a
la regla de cambio del sistema decimal (10 por 1) y a la representación de los números de
acuerdo a dicho sistema.
En los juegos de intercambio libre los niños asignan valores arbitrarios a los objetos que se
van a intercambiar.
Como ejemplo mencionamos las siguientes actividades cuyo objetivo es que el niño se
familiarice con el trabajo de intercambios que llevara a cabo posteriormente.
1.1.1. ÁLBUNES
Cada niño elabora su propio álbum. Esta actividad puede combinarse con un trabajo
como el que se propone en las actividades de Clasificación (ver Clasificación, pág. 187 a 230 y
la “Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita”, pág. 168). Los niños pueden elaborar
las planillas de las siguientes formas:
15
7
1)
Dibujan el contorno del espacio donde irá cada estampa y en cada espacio ponen el número
correspondiente al tipo de ilustración.
EJEMPLO:
2) Pueden también identificar el lugar específico de cada estampa con el nombre de la persona,
animal, cosa, etc., ilustrado en ella.
EJEMPLO:
Si no tienen a la mano estampas impresas pueden ser elaboradas por los mismos niños.
15
8
Cuando los alumnos repartan estampas impresas o elaboren las ilustraciones, es
importante que el maestro cuide que la cantidad de algunas estampas sea igual al número de
niños y que de otras existen sobrantes. Por ejemplo (para un grupo de 20 alumnos): “ Gaby
va a hacer 10 aviones y Mónica 15 (total 25 estampas de aviones); lulú va a hacer 8 cohetes,
Irma 5 y Andrés 7” (total 20 estampas de cohetes). El motivo de esto es que se propicie el
intercambio, como se explica adelante.
Para la elaboración de estampas pueden tomarse como ejemplo las siguientes proposiciones:
1) Para cada tipo de ilustración los niños calcan la cantidad requerida de estampas, según
el número de alumnos. Después identifican cada tipo de ilustración poniéndole el número
correspondiente al espacio donde irá pegado en la planilla.
EJEMPLO:
Escribir el nombre de la ilustración puede ser útil para identificar imágenes de una
misma clase (por ejemplo cohetes) pero que no son idénticos o son poco conocidos para
algunos niños.
15
7
Una vez que el material está listo, el maestro da una planilla a cada niño y reparte el
total de estampas en cantidades iguales. Cuida que cada niño tenga ilustraciones variadas y
algunas repetidas de la misma clase: (varios aviones o coches, etc.). Otra forma de hacerlo es
que los niños por turnos, saquen las estampas de una bolsa opaca hasta agotar el material.
Los niños pegan las estampas que desean en el lugar correspondiente de la planilla.
Puede suceder que les sobren estampas repetidas o les falten algunas para llenar sus
planillas.
Es entonces cuando intercambian sus estampas sobrantes, tratando de obtener las necesarias
para completar su colección.
En algunos casos las estampas deseadas serán fáciles de obtener porque hay gran
cantidad de ellas. En estos casos, seguramente el niño propondrá a otro compañero: “te
cambio está por esa que no tengo”.
En otras situaciones la estampa será difícil de conseguir debido a que de ésta existe un
número equivalente a los niños y uno de ellos puede tener dos o más de esta misma clase.
Puede pasar también que algún niño no quiera cambiarla porque le agrada el tipo de
ilustración. En ambos casos, quien posee la estampa que otro niño requiere podrá
considerarla de gran valor y decir al compañero que al solicita; “Está te la cambio por
cuatro” , o ”te la cambio esta y otras tres más”, etc. A medida que van obteniendo las
estampas necesarias las pegan hasta llenar su planilla.
1.1.2. Otro tipo de juegos aprovechables para actividades de intercambio son los juegos de canicas
tan populares entre los niños.
Es probable que por lo menos uno de los niños del grupo conozca algún juego de
canicas, lo cual puede ser aprovechado por el maestro para que ese niño lo explique a sus
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compañeros y todos puedan hacerlo. Hay muchas formas de jugar canicas, sin embargo lo
importante es aprovechar las características principales de estos juegos (ganar y/o
intercambiar canicas). Si los niños no conocen ninguno, o en el juego propuesto no se realizan
intercambios, el maestro puede sugerirlos.
El siguiente es sólo un ejemplo de cómo se puede llevar a cabo una actividad de este tipo.
JUEGO DE CANICAS
NOTA: En este juego se darán a los distintos tipos de canicas el nombre con el que los niños las
conozcan, (agüitas, tréboles, etc.) ya que los nombres pueden variar de una región a otra.
A cada niño se le dan 6 canicas de diferente tipo. Se traza una línea sobre
el piso. A una cierta distancia de este (2 metros aproximadamente) se hace un pequeño hoyo donde
quepan las canicas.
• Los niños se ponen de acuerdo en el valor de cada tipo de canica, por ejemplo: las
canicas de vidrio transparente de cualquier color valen 2 puntos, las transparentes configuras
dentro 3 puntos, etc.*
También se ponen de acuerdo en el valor que se tendrá que pegar (con canicas) en el caso
de que un niño pierda y tenga que salir del juego, por ejemplo 5 puntos.
• Los niños por turnos tiran desde la línea hecha anteriormente, aventando su canica
con el dedo y tratando de que esta entre en el hoyo.
Si la canica del primer niño que tira entra al hoyo, la deja ahí y espera a que los demás tiren
sus canicas.*
Todo niño cuya canica entra al hoyito, será quien “las trae” es decir, puede sacar del
juego a cualquier otro compañero si al tirar desde el lugar en que se encuentra logra chocar o
rozar la canica de éste.
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• Este derecho de sacar del juego a los compañeros solo lo puede tener un niño; por lo
tanto los demás intentaran quitarle ese derecho al que “las trae” de la misma forma en que
este lo obtuvo (entrando al hoyito). Esto lo harán tirando sus canicas desde el lugar en que
estén cada vez que les toque su turno.
Cualquiera que entre al hoyo tiene el derecho de volver a tirar desde este lugar,
tratando de eliminar del juego las canicas que sus compañeros. Mientras tire y toque una
canica seguirá tirando. Cuando al tirar no logue chocar con otra canica, tocara el turno a otro;
el niño cuya canica haya sido tocada por el que “las trae” sale del juego y paga (con canicas)
a quien lo sacó el valor convenido (5 puntos).
Puede suceder que al momento de pagar, el niño no tenga una canica de valor exacto,
para ello necesita (por ejemplo 5 puntos) y por lo tanto, se ve en la necesidad de
intercambiar sus canicas. Por ejemplo: si un niño solo tiene dos canicas que valen 3 puntos --
• En algunas regiones las canicas son hechas de barro o piedra y después son pintadas, en esos casos su
valor podrá estar dado por el color y/o el tamaño.
cada una, tendrá que cambiar alguna de estas por una que valga dos puntos y una que valga
un punto, o bien, por tres canicas que valgan 1 punto cada una. Cualquiera de estas opciones
permitirá agregar estos valores a sus canicas de 3 puntos para completar los cinco que
necesitan.
Para los niños de este nivel es recomendable que no se asignen valores a las canicas,
sino que pongan de acuerdo una cantidad determinada de canicas que habrán de pagar, al
perder el juego. Por ejemplo: si él que “las trae” toco la cantidad de algún niño, este saldrá
del juego y le pagará 4 canicas. Esto lleva al niño únicamente a contar, o hacer
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correspondencias, en un trabajo semejante al que se realiza con palitos chinos (ver
comparación de conjuntos con menos de 10 elementos, pág. núm. 80)
OBJETIVOS:
- Agrupar objetos con base en una regla especifica.
- Comparar agrupamientos.
MATERIAL:
- Fichas o corcholatas (u otros objetos similares que serán los “refrescos”)
- Cada niño recorta aproximadamente 10 cuadros de cartulina del tamaño necesario para que
en cada uno quepan 6 fichas (estos cuadros serán los “cartones”* de refrescos)
- En una tarjeta con una forma aditiva (ejemplo: 7+4+5+3+1) diferente para cada alumno.
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cartones y cajas puede formar y cuantos refrescos sueltos le quedaron. Cuando todos los
niños del equipo han llegado a este punto analizan cuántos nuevos agrupamientos pueden
formar juntando los del todo el equipo.
Por ejemplo: si a un niño le quedaron 2 refrescos sueltos, a otro 3 y a otro uno, pueden
formar un nuevo cartón. Lo mismo hará con los cartones para ver cuantas cajas pueden
formar.
Juan recibe una tarjeta donde está escrita la forma aditiva: 6 + 4 + 3 + 6. El niño hace los
siguientes agrupamientos (forma 3 cartones y le queda un refresco suelto.
Finalmente cada equipo dirá: cuantas cajas, cuantos cartones y cuantos refrescos
*Aquí hemos denominado “cartones” a los paquetes de 6 cervezas o refrescos que se venden en el
comercio. El maestro puede cambiar esta denominación por la que para el caso se utilice en la región.
Antes de iniciar la actividad pregunta a los niños si saben cómo se les llama a esos paquetes; en caso de
que no lo sepan dará la explicación correspondiente.
La forma aditiva que recibe Pedro es, por ejemplo: 8+6+1+3.
Con las 18 fichas correspondientes a esta forma aditiva hace los siguientes agrupamientos (3
cartones):
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Lucia, con la forma aditiva 4+2+1+3 logra hacer un cartón y le sobran 4 refrescos.
Al juntar los agrupamientos de todo el equipo los niños ven que hay refrescos sueltos
en total, con los que pueden formar un cartón nuevo y les sobra un refresco, como son 6
cartones forman una caja, el camión de este equipo tendrá; 1 caja, 5 cartones y un refresco
suelto.
El maestro puede intervenir en la actividad haciendo anticipar a los niños: ¿Quién tiene
más refrescos, quien tiene menos y por qué?, etc.
Estas comparaciones pueden hacerse entre los niños del mismo equipo y, al final del juego,
entre los diferentes equipos.
VARIANTES: Este mismo trabajo puede hacerse utilizando bases diferentes, por ejemplo, con base
cuatro: 4 refrescos forman un cartón, y cuatro cartones forman una caja.
En base cinco: 5 refrescos forman un cartón y cinco cartones forman una caja.
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Para hacer más variadas las actividades puede cambiarse el material en las distintas ocasiones;
unas veces se hará con fichas, otras con trozos de popotes o con piedritas, etc.
En esta actividad, igual que en la anterior (“Los camiones de refrescos”)se pretende que
los niños formen agrupamientos en base a una regla específica y se busca, además, que
realicen intercambios de acuerdo con la regla establecida (en este caso: cambiar 4 por 1).
- 1 dado
- 1 caja
- 60 fichas amarillas
- 40 fichas rojas
- 10 fichas azules
Se organiza al grupo en equipos de 4 niños como máximo. Tres de ellos son jugadores y
otro es cajero.
El maestro explica que van a jugar al banco. Puede preguntar que se hace en un banco,
quienes trabajan en el, qué es un cajero, qué hace, etc.
Los niños se ponen de acuerdo en que lo más importante que hace el cajero es pagar,
cobrar y cambiar dinero.
El maestro entrega la caja y las fichas de colores que van a ser el dinero y que no todas
valen igual. Para facilitar que los niños comprendan esto último, puede mostrar monedas de
1, 5 y 10 pesos y preguntar si una vale más que la otra, cuál vale más, etc.
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Luego explica que así como el dinero, unas fichas valen más que otras; cuando junten 4
fichas amarillas las pueden cambiar por una ficha roja y cuatro fichas rojas las cambias por
una azul.
Para ver si los cambios de fichas son entendidos por los niños, el maestro pregunta, por
ejemplo: ¿Cuántas fichas necesite para cambiaras por una ficha roja? Y para la ficha azul
¿Cuántas fichas me tendrías que dar? ¿cuáles? etc.
Luego explica el juego: cada quien, por turnos, va a tirar el dado para que el cajero le dé
la cantidad de fichas amarillas que el dado indique. Tan pronto como tenga fichas amarillas,
las cambia por una roja.
El maestro advierte a los niños que deben fijarse en que el cajero les del número de fichas
que marca el dado, y cuando cambien éstas, les de la ficha de color correcto.
Durante el juego puede ocurrir que haya niños que no quieran cambiar sus fichas
amarillas en este caso, el maestro les hace algunas preguntas para ayudarles a que hagan los
cambios necesarios. Les pregunta, por ejemplo: ¿Cuántas fichas amarillas tienes? ¿Y cuantas
fichas de éstas (amarillas) necesitas para cambiarlas por una roja?, etc.
Cuando han pasado 4 vueltas los niños comparan sus fichas para saber quién tiene más
dinero; este último será el que gana el juego.
Es importante que vea si dentro de los procedimientos empleados los niños, mediante la
reflexión, comprendieron quién es el ganador y por qué.
En caso contrario el maestro propicia nuevamente la reflexión. Por ejemplo, en un equipo hay
tres niños que sacaron las siguientes fichas:
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En este caso, Juan podría decir que él ganó porque tiene 2 fichas azules y son las que
valen más; sin embargo, Elena podría alegar que ella tiene igual cantidad de fichas (5) que
Juan, y a su vez, José podría decir que él es quien tiene más fichas (6), etc.
El maestro, para que entendieran los demás, pregunta cómo hizo Juan para llegar a
tener 2 fichas azules y cómo sabe que él ganó si los otros niños tienen, además de fichas
azules, fichas rojas y amarillas que él no tiene. Los niños tendrán que analizar la situación y
comprender que José y Elena tienen sólo una ficha azul. Los niños puede ayudarse con el
material (fichas de distintos colores que tendrán a su disposición) para decodificar la
cantidad, esto es, para reconstruir el conjunto original.
Continuando con el ejemplo, cuando José y Elena ya han comprendido por que Juan es
el ganador, tendrán que hacer un análisis similar para ver quién de ellos dos quedó en
segundo lugar y quién en tercero.
El maestro reparte a cada equipo un máximo de tres fichas de cada color (iguales a cada
equipo), por ejemplo: una azul, dos rojas y una amarilla: o dos azules, una roja y tres
amarillas, etc. Entonces dice a los niños: Yo tenía fichas amarillas, cambiando cuatro por una
como lo hicieron ustedes en el juego del banquero, me salieron las fichas azules, rojas y
amarillas que tienen en su mesa. Ahora, a ver si ustedes saben cuántas fichas amarillas tenía
yo antes de cambiarlas.
Para hacer estos cambios será necesario que los niños tengan a su disposición unas 12 fichas
rojas y unas 30 amarillas.
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Recordamos al maestro que estos juegos, como en general todas las actividades que
proponemos, normalmente requieren de varias sesiones para que los niños lleguen a entenderlos
y ser capaces de jugarlos, ya que todas ellas implican para el niño un trabajo i ntelectual que a
veces puede ser acorde a su nivel de desarrollo, pero en otras ocasiones las actividades son útiles
justamente para estimular el proceso que llevara al
En esta actividad los niños se inician en la comprensión del sistema de numeración decimal.
MATERIAL: frijoles, alubias, canicas (éstas últimas, que serán los “premios”, pueden cambiarse por
dulces o paletas, etc., dados.
Cada niño tira dos dados y recoge de la mesa una cantidad de frijoles igual
a los puntos que sacó. Cada vez que tenga diez frijoles los puede cambiar por una alubia. A su
vez diez alubias se cambian por el premio (canica o dulce, etc.)
Comienzan a jugar por turnos; cuando un niño obtiene una canica se le considera
ganador y abandona el juego. Este se continúa hasta que todos los miembros del equipo
hayan ganado un premio.
• Esta actividad se puede aprovechar para que los niños reflexionen acerca de
relaciones ordinales: ¿Quién fue el primero que gano una canica? ¿y el segundo? ¿y el
tercero?, etc.
OBJETIVOS: -Comunicar cantidades utilizando una regla de cambio (en este caso, 5 por 1)
- Codificar y decodificar cantidades.
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MATERIAL: para cada equipo:
• En las actividades que siguen se utilizarán las fichas de color (amarillas, rojas y azules)
como un instrumento para representar el número de objetos de una colección.
- Los miembros del equipo que enviará el mensaje se ponen de acuerdo para formar con su
material (por ejemplo piedras) un conjunto de una determinada cantidad de objetos.
- Cuando han formado dicho conjunto (por ejemplo, de 22 piedras) cambian el material por
fichas).
- El maestro explica que cada 5 objetos (en este caso piedras) van a cambiarlo por una ficha
roja y cada cinco fichas rojas las cambiarán por una ficha azul. Cada objeto suelto sobrante se
cambia por una ficha amarilla.
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- Cuando han formado dicho conjunto (por ejemplo, de 22 piedras) van a cambiarlos por
una ficha roja y cada 5 fichas rojas las cambiarán por una ficha azul. Cada objeto suelto sobrante
se cambia por una ficha amarilla.
- El equipo que recibe el mensaje tendrá que interpretarlo y formar con su material un
conjunto que tenga la misma cantidad de objetos que el conjunto formado por el equipo emisor.
Un equipo de emisor recibe 45 popotes y de ellos escoge 32, que agrupa de la siguiente
manera:
De estas 6 fichas rojas, 5 las cambia por una ficha azul y le queda una roja.
Finalmente tiene: 2 fichas amarillas, una ficha roja y una ficha azul que manda en una cajita
al equipo receptor.
Al recibir la cajita con las fichas el equipo receptor trata de decodificar el mensaje para
construir una colección con la misma cantidad de objetos que la del equipo emisor.
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Enseguida, los niños de ambos equipos pueden verificar por sí mismos, comparando sus
conjuntos, ti tienen el mismo número de objetos.
Para llevar a cabo esta verificación, algunos niños recurrirán a establecer una
correspondencia término a término entre los objetos de ambos conjuntos; otros tal vez
establezcan una correspondencia “paquete a paquete” y otros más, quizá recurran a contar
dichos objetos.
Cuando el maestro considere que los niños dominan ya este juego les propone enviar el
mensaje utilizando el papel y lápiz en lugar de enviar la caja con fichas. Permite que los niños
vayan experimentando las diferentes formas de elaborar el mensaje y reflexionen acerca de
su claridad, su brevedad, etc. (ver “Los mensajes en pág. núm. 69) y las sugerencias
pedagógicas que aparecen en representación, págs. núm. 311 a 327).
Si en esta etapa no surge la representación por medio del número, el maestro puede
propiciarla poco a poco, de la siguiente manera:
Trata de llevar a los niños, de una representación gráfica cualquiera (no numérica) a
una representación donde los niños puedan recurrir a combinar el número con los colores de
las fichas, por ejemplo:
1 1 2
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Es importante aclarar que en esta actividad, al estar de por medio la necesidad de
indicar los colores de las fichas, las representaciones más breves a las que los niños pueden
llegar son:
Aquí la variante que introducimos a las actividades anteriores consiste en que la regla de
cambio será de 10 por 1, como corresponde a nuestro sistema de numeración decimal.
En base a la regla 10 por 1 los equipos emisores hacen agrupamientos y envían a los
receptores un mensaje para que éstos lo decodifiquen y formen un conjunto con igual
cantidad de elementos.
El maestro explica que se trata de enviar un mensaje a otro equipo como lo hicieron
anteriormente, pero que ahora se trata de cambiar 10 objetivos por 1 ficha roja y los objetos
sueltos por fichas amarillas.
Ejemplo: un equipo tiene piedritas, cambiará 4 grupos de 10 piedritas por 4 fichas rojas y
las 5 piedritas que quedan por 5 fichas amarillas.
El equipo receptor decodifica el mensaje y forma el conjunto con su material para juego
comparar la cantidad de objetos que ambos equipos agruparon, de manera similar a la
actividad anterior.
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Dependiendo del tipo de mensajes que los niños hagan, el maestro procede como en la
actividad anterior (1.2.2.). Para que los alumnos intenten diferentes formas de hacer los
mensajes, hasta llegar al tipo de representaciones ahí mencionadas (ver pág. núm. 321).
1.4. Estas actividades requieren del trabajo previo con reducción de formas aditivas (págs. 2.
núm. 126 a 130) y paralelamente a Máquinas IV (págs. núm. 165 a 167), representación de
problemas de suma (págs. núm. 249 a 251) y problemas de resta en
1.3.1. LA DECENA
MATERIAL: palillos, popotes, barajas u otros objetos similares que permitan ser atados para formar
paquetes.
- El maestro da a los niños una cantidad de objetos mayor que 10 y menor que 20 (diferente
cantidad a cada niño).
Suponiendo que se trate de barajas, les explica que cada baraja es una unidad. Les hace pensar
por qué creen que se llamará unidad (porque es una).
Luego les dice que van a hacer montoncitos de 10 unidades con las barajas que les repartió, y
cada montoncito lo van a amarrar con una liga.
Ya que hayan amarrado los montoncitos, les pregunta cuántas unidades amarraron y
cuántas les quedaron sueltas. Luego les informa que un paquetito de 10 unidades se llama
decena y les hace pensar por qué se llamará así (dice la palabra “decena” enfatizando al decir
“de…”. Les dice que se llama decena porque tiene 10 unidades; tiene 10 barajas.
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Hace hincapié en que todas son unidades, solamente que algunas de ellas las amarraron y que
a esos paquetitos como tienen 10 unidades se les llama decenas.
El maestro entonces, procurando que todo el grupo vea y escuche, plantea a cada niño
preguntas como: ¿Cuantos montones de diez barajas hiciste? ¿Cuántos palitos te sobraron?
Entonces ¿Cuántas unidades te sobraron? ¿Cuántas decenas pudiste formar? ¿Cuántas barajas
tienes en total? Entonces ¿cuántas unidades tienes en total?, etc.
Siempre que el material lo permita es conveniente unir los elementos que componen
una decena con una liga, un cordón o cuando se trata de otro tipo de objetos como botones,
piedritas o frijoles, ponerlos en una cajita o una bolsita transparente.
Cuando el maestro considere que los niños han comprendido el concepto de decena y
unidad a partir del trabajo con objetos concretos, comienza a combinar las actividades de
compra-venta (ver págs. núm. 331 a 339) con el uso de “billetes” o “monedas” de 1 y 10
pesos que pueden ser elaborados por los niños mismos (pueden también utilizarse los billetes
de juguete, imitación de los reales, que se venden en el comercio).
OBJETIVOS: utilizar la representación perfeccionada en la fase anterior (ver pág. núm. 146) para
comunicar cantidades agrupadas por decenas.
MATERIAL: para cada equipo, un mínimo de 40 objetos de una misma clase (palitos, lápices, gomas,
etc.)
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-
Esta actividad se lleva a cabo de la misma forma que la mencionada en 1.2.4., donde los niños
envían mensajes en base a una regla de cambio de 5 por 1 (ver pág. núm. 144), sólo que en este
caso lo harán cambiando 10 x 1.
Aproximarse al uso de la posición de las cifras para representar una cantidad agrupada en
decenas y unidades.
Al llegar a este punto el maestro encontrara niños que a partir de los objetos sueltos y
agrupados que tienen, hagan mensajes con los señalados en la fase anterior (de números y
color de las fichas, o que escriban: “3 decenas y 2 unidades”, etc.) pero probablemente habrá
todavía niños que solamente dibujes sin recurrir a alguna forma de representación donde
intervenga la escritura de numerales. Esta actividad ayudará a que en ambos casos los niños
lleguen a usar exclusivamente los numerales para representar cantidades.
Les explica que debajo de donde está escrito “unidades” van a pegar con cinta adhesiva un
palito suelto (o algún otro objeto), es decir, una unidad, y debajo de donde dice “decenas” van a
pegar un paquete de 10 unidades, es decir, una decena.
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La finalidad de este cuadro es que el niño visualice el lugar de las unidades y es de las decenas
y ello facilite la escritura de cantidades bajo la forma decimal.
5 3
El maestro les pide que expliquen por qué pusieron el 5 y el 3 en lugar que los colocaron y
pregunta a los demás niños si están de acuerdo o no por qué.
Los equipos restantes pasan uno por uno a representar en el cuadro la cantidad de objetos
que tienen.
• Cuando después de varias sesiones los niños están familiarizados con este tipo de
trabajo, es muy importante hacerles reflexionar acerca del cero y su representación.
El maestro muestra a los alumnos 2 decenas de algún material (cada una atada como
de costumbre); pregunta, esperando cada vez la respuesta de los niños y estimulando la
reflexión cuando se equivoquen: ¿cuantas decenas tengo aquí? ¿Cuántas unidades tengo en
total? ¿Tengo alguna unidad suelta? ¿Cuántas decenas me dijeron que tengo? ¿Y cuantas
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unidades sueltas? ¿Y cómo podrían poner esto en el cuadro? Enseguida pasa un niño a escribir
la cantidad correspondiente en el cuadro, explicando después lo que hizo.
Continúan trabajando de la misma forma con cantidades que lleven cero, buscando que
haya confrontación de opiniones. Por qué se pone el cero, cuántas unidades tienen en total,
etc.
• Una vez que se ha trabajado suficientemente de esta forma y los niños ya no tienen
ninguna dificultad en cuanto a la representación de cantidades, el maestro continua
trabajando de la misma manera pero ahora propone quitar el cuadro. Previamente hace
reflexionar a los niños si éste es realmente necesario o no. Para dicho fin el maestro puede
invitar a los niños a que lean números usando los términos decena y unidad, por ejemplo: en
páginas de libros, cajas y envases diversos, monedas, pasando cada vez un niño a poner un
número en el pizarrón (ya sin el cuadro) para que los demás digan cuántas decenas y
unidades tiene etc.
MATERIAL: para cada pareja, alrededor de 50 objetos de una misma clase; ligas para amarrar las
decenas.
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el material? ¿Cuántas escribiste? ¿Y cuantas unidades hay en total? Si es necesario pueden
ayudarse con el cuadro mencionado en la actividad anterior (ver 1.3.2. y hoja pág. núm. 149).
Estas actividades se inician paralelamente a suma con decenas (pág. núm. 172) y
representación de operaciones de problemas de resta (pág. núm. 176).
MATERIAL: similar al mencionado en las actividades anteriores ara formar paquetes de decenas y
unidades sueltas.
Puede haber niños que sepan cómo se escribe determinada cantidad pero no saber
cómo se llama el número que la representa, entonces el maestro pregunta si alguien sabe
cómo se llamaría dicha cantidad y por qué, si no surge de los niños, el maestro puede
proceder como se indica a continuación. Por ejemplo, un niño tiene 1 decena y 6 unidades
sueltas; el maestro pregunta: ¿Cuántas decenas tienes? ¿Cuántas unidades sueltas? ¿Y
cuantas unidades en total? Invita a alguno a pasar al pizarrón a escribir con números las
decenas y unidades correspondientes. Con el material a la vista insiste en la reflexión de los
niños acerca de las unidades que hay en esa decena (10) y las que quedan sueltas (6):
¿Cuántas unidades tenemos aquí (en la decena)? ¿Y aquí (unidades sueltas)? Cuando los
niños han respondido, enfatiza: si las unidades que tenemos en total son: diez (en la decena)
y seis… (Mostrando las unidades sueltas), inmediatamente señala el número escrito en el
pizarrón y pregunta: entonces ¿Cómo creen que se llame este número? Muy probablemente
los niños descubran el nombre del número; si no es así, el maestro explica que se llama diez y
seis e insiste en su composición: está formado por una decena y seis más. Les recuerda que el
uno representa la decena y el seis las unidades sueltas, etc.
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Continua haciendo lo mismo con otros números cuyos nombres se presten a un trabajo
similar (18, 17, etc.), haciendo siempre que previamente a los alumnos formen con material
los conjuntos respectivos.
• Nombres de los números del once al quince. El maestro toma uno por uno,
conjuntos de 15, 13, 12, 14 y 11 elementos y procede de la misma forma explicada
anteriormente, procurando que los niños anticipen el nombre de esos números y su
forma de escritura.
El maestro explica que si bien es cierto que esos números tendrían que llamarse así, tienen
otros nombres diferentes y da la denominación correcta.
Una vez que los niños han trabajado lo suficiente con conjuntos que tienen de 10 a 19
elementos, el maestro conduce la reflexión de la misma forma, acerca de la escritura y
denominación de conjuntos mayores. Se recomienda que dichos conjuntos no sigan la
secuencia de la serie numérica, a fin de evitar que la actividad se vuelva rutinaria y mecánica.
Sin embargo, este trabajo con el sistema de numeración decimal es necesario que se
lleve a cabo con continuidad, es decir, que no se haga un día y luego se retome 15 días
después sino aproximadamente una o dos veces por semana, dependiendo de las
necesidades y ritmo de trabajo del grupo.
Cuando los niños hayan entendido las bases del sistema de numeración decimal ya no
tendrán dificultades para comprender la serie numérica hasta el 99, como lo exige el
programa. Por lo tanto, el maestro no tendrá necesidad de enseñar la serie número por
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8
numero; bastará con que regularmente proponga ejercicios como los antedichos en los que
presente conjuntos formados por diferentes números de decenas y unidades (por ejemplo:
27, 18, 31, 43, etc.) para que los niños descubran la forma de representarlos y a partir de
algunos datos suministrados por el maestro (por ejemplo: los de dos decenas se llaman
“veintes”) descubran también sus denominaciones.
1.3.6. EL ODÓMETRO*
Construcción de un odómetro.
MATERIAL: el maestro construye un odómetro con tiras de papel o cartón, como el que aquí se
describe:
de 4 cm. de largo
r 3po
cm. de ancho.
*Odómetro: aparato que cuenta los pasos. 2. Aparato que cuenta las distancias y marca la cantidad devengada,
taxímetro (Diccionario de la lengua española, 19ª. Edición, 1970).
Por el reverso se le pega o engrapa (de lado a lado) una tira delgada de papel de 12 cm.
por 2 cm.
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- Se hacen 2 tiras iguales de cartón de 30 cm. de largo por 3.5 cm. de ancho, escribiendo en
ambas los números del cero al9 (Cada número se enmarca en un cuadrito de 3.5 cm por cm.).
- Estas dos tiras se introducen entre los huecos y la tira pegada en la parte de atrás y se van
jalando hacia arriba para que por las ventanitas aparezcan los números uno a uno en el orden
correspondiente a la serie.
El maestro muestra a sus alumnos el odómetro que fabrico: mete primero la tira de
la derecha (la de las unidades) y la va pasando lentamente del 0 al 9. Una vez que llegó al 9,
saca la tira y la vuelve a meter empezando por el cero y allí la deja. Luego toma la tira de la
izquierda (la de las decenas) y la pasa lentamente del cero al 9. Cuando termina, la saca y la
vuelve a meter empezado por el cero, dejándola en el número 1. El maestro toma
nuevamente la tira de las unidades y empieza a pasarla por la ventanilla correspondiente
para que los niños vean como van apareciendo en ella los números del 11 al 19.
- Una vez que el maestro ha manejado las tiras mostrando al grupo su funcionamiento,
pega los extremos de cada tira para facilitar su manejo.
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- Es muy importante que el maestro coloque el odómetro de frente a los niños, es decir
que la tira de las unidades en el odómetro quede a la izquierda del maestro. Este pregunta al
grupo si alguien ha visto en alguna parte un aparato parecido a esté.
- Los niños observan cómo el maestro va moviendo una tira y luego la otra y como van
cambiando los números; puede haber algunos niños que digan que se parece a la maquinita que
tienen los coches (marcador de kilometraje), a la de las bombas que surten gasolina en las
gasolineras, etc.
- El maestro pregunta también si saben o se les ocurre para que sirve. Quizás alguien diga
que para contar en una carrera de coches, o ver quien gano en el futbol, etc.
- Si los niños no saben o no se les ocurre para qué sirve este aparatito, el maestro les dice
que se llama odómetro y que sirve para llevar la cuenta de algo.
El maestro propone que cada niño fabrique su odómetro como se explicó anteriormente
(puede ayudarles a engrapar o pegar si lo necesitan).
Después que los niños han terminado sus odómetros, los manipulan libremente, moviendo las
tiras.
Una vez que han convenido en el lugar de las unidades y en el de las decenas y han
anotado arriba de cada ventanita dichos nombres, el maestro les pide que vayan poniendo
con el odómetro el número de cosas que él les va a ir mostrado.
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El maestro toma, por ejemplo, 3 gomas y ellos ponen con su odómetro, luego toma 6 lápices y
hacen lo mismo.
Los niños van justificando cada vez cómo y por qué pusieron determinado número en la
ventanita del odómetro para indicar la cantidad de objetos mostrada por el maestro. Si por
ejemplo, alguien pone 6 con la tira de la izquierda, el maestro le pide que explique por qué lo
puso allí y busca que haya confrontación de opiniones entre los alumnos.
Luego toma 9 lápices y les pide que pongan eso con su odómetro; luego toma un lápiz
más y les pregunta: ¿Qué tenemos que hacer ahora? ¿Cómo pondrían en sus odómetros que
ahora tengo 10 lápices?
Los niños se darán cuenta de que formaron una decena y que tienen que introducir en el
odómetro la tira de la izquierda (es decir, la de las decenas).
El maestro hace reflexionar sobre esta otra tira: ¿Por qué ahora metimos ésta? ¿Cómo
supieron?, etc.
El maestro busca la confrontación entre las diferentes formas que utilizan los niños para
expresar dicha cantidad. Ejemplo:
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A cada pregunta el maestro pide justificación de las respuestas. Amplía el trabajo con
diversas preguntas, por ejemplo: ¿Cómo pondrían que tengo 4 unidades y 5 decenas? ¿Y
cómo se llamará ese número? ¿Y si tengo 5 unidades y 6 decenas? etc. Pueden continuar
trabajando de esta manera, jugando con el odómetro en días diferentes hasta representar
cantidades como: (89, 76, 39, etc.).
El maestro da una misma cantidad de objetos (palitos, fichas, etc.) mayor de 10 a cada
niño. Los alumnos los agrupan en decenas y unidades sueltas, representan la cantidad en su
odómetro y confrontan sus representaciones; por ejemplo, si para 13 elementos un
niño puso y ve que otro puso pueden analizar entre ambos cuál es la
forma correcta. El maestro puede intervenir y basándose en el material preguntar: ¿Cuántas
decenas tenemos? ¿Cuántas unidades sueltas? ¿Y cuántas unidades en total? ¿Aquí (en el
odómetro) dice que hay 13 unidades? etc.
También pueden trabajar por parejas, cada una de éstas con un odómetro.
El maestro poco a poco, según vea que los niños se aproximan al descubrimiento de este
algoritmo referente a la representación gráfica de los números naturales, va alternando la
forma representar (por ejemplo: tres unidades y seis decenas), sin mostrar ningún material y
otras muestre con material dicha cantidad para que los niños la pongan con su odómetro.
• Otros ejercicios.
Una pareja pasa al frente del grupo y muestra con el odómetro cómo van contando
del 12 al 35.
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El maestro hace reflexionar a los niños sobre cuál de las tiras se mueve con más
frecuencia (la tira de las unidades o la de las decenas) y por qué; cuando se mueve la tira de
las decenas, etc.
• También estando el grupo organizado por parejas, uno propone una cantidad y el otro pone
con el odómetro el número propuesto por el compañero; analizan si estuvo bien lo que hicieron y
van intercambiando roles para proseguir el trabajo.
• El maestro puede proponer también ejercicios escritos como los siguientes, ya sea en forma
individual, por parejas, por equipos de 3 o 4 o con el grupo en su conjunto:
Escribir el sucesor de algunos números, por ejemplo, el que sigue del 9, el que sigue del
15, etc. Por ejemplo:
_____ 20 _____ 13
_____ 31 _____ 29
_____ 17 _____ 53
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8
El odómetro puede utilizarse también como marcador en diversas actividades de juego que
seguramente se les ocurrirán a los niños o al maestro.
SUMA.
1. MÁQUINAS.
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7
El maestro dirige una plática con la cual los niños nombran máquinas que conocen
y dicen qué transformaciones realizan. Por ejemplo, mencionan la máquina de hacer tortillas;
a ella se le proporciona masa la corta, estira, calienta, etc. Y salen tortillas. Para que quede
clara la función de la máquina, el maestro pregunta: ¿Qué se le pone a la máquina de hacer
tortillas? ¿Cuál es el trabajo que hace? (o la transformación) ¿Cuál es el resultado?
• Inventan máquinas.
MATERIAL: Una caja grande con las características mencionadas en el cuadro anterior y objetos
diversos, según las máquinas que quieran representar los niños.
Todos los miembros del equipo se ponen de acuerdo acerca de la máquina que van a
representar. Se escogen tres niños: uno es quien da el material, otro hace la transformación y
el tercero recibe el resultado de la operación. Todos comentan lo que hizo la máquina.
• Sugerencias de máquinas:
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8
OBJETIVO: Descubrir el elemento neutro de una transformación.
Después de que los niños han efectuado el trabajo de “Máquinas I”, el maestro
propone agregar otra máquina que deshaga el trabajo de la primera. La salida de la primera
máquina se convierte en la entrada de la segunda. Por ejemplo:
Estambre
Estambre Hace nudo Deshace nudo Estambre
anudado
• Propone inventar una sola máquina que haga lo mismo que esas dos:
Anuda
Estambre Estambre
Desanuda
Los niños concluyen que la acción que realiza la máquina hace que la salida sea igual que la
entrada.
• Inventan series de dos máquinas en las que la segunda anule el trabajo de la
primera; luego piensan en una sola máquina que realice ambas transformaciones.
En “Composición aditiva de clases y su relación con suma y resta” (ver pág. núm. 336 de
clasificación; punto 4.3 pág. 228) hacemos notar que con frecuencia los niños pueden resolver
operaciones mecánicamente de forma correcta pero muchas veces estos mismos niños no
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pueden resolver un problema de adición o sustracción, ya que suman o restan
indiscriminadamente todo número que ven, sin poner atención al contexto del problema. Esto
se traduce en un resultado tal vez correcto desde el punto de vista numérico pero sin ninguna
relación con lo que el problema plantea.
Un ejemplo de este tipo de situaciones es el caso de un niño que al pedirle de tarea una
composición sobre el caballo escribió lo siguiente:
“El caballo: el caballo tiene 2 ojos, 1 nariz, 2 orejas, 1 boca, 1 cola, 4 patas y 1 estómago; total
12”
Ahora bien, ¿Cuándo suman “mecánicamente”?: cuando la situación contexto les son
ajenos y han sido condicionados para sumar cada vez que tienen un problema escrito delante
(sienten que ni siquiera es necesario leerlo).
Pensamos que una posible solución a este problema es crear situaciones variadas y
amenas en las que los niños se sientan involucrados y en las que tengan que decidir qué
hacer. Por otra parte, y en función de todo lo anterior, proponemos a continuación un
trabajo orientado a que los niños reflexionen acerca de las clases cuyo número de elementos
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puede ser sumado. Es necesario aclarar que este trabajo si bien se relaciona con las
operaciones aritméticas en la forma que ya hemos señalado, se trata ante todo de una
actividad relacionada con el aspecto de inclusión implícito en la lógica de clases. Así los niños
cuando se juntan, por ejemplo, lápices con tornillos podrían decir que sí pueden sumarse
porque todos son cosas “alargadas” o ”picudas”, etc. Aunque es poco probable que los niños
lleguen a encontrar este tipo de “clase abarcativa”, es conveniente que el maestro para hacer
las actividades utilice conjuntos o elementos donde sea muy clara la posibilidad (o
imposibilidad) de ser denominados con una sola palabra si se le quiere agrupar en un solo
conjunto, por ejemplo: coches + camiones= trasportes; pero: ¿camiones + peras=?).
MATERIAL: una caja grande como la que se muestra en el dibujo de la pág. 243, bolsas de
plástico transparente y objetos de una misma clase o que puedan ser incluidas dentro de una
clase mayor (ejemplo: lápices + lápices de colores=lápices).
Un niño se coloca dentro o detrás de la caja (es la máquina u operador). Otro niño
le entrega determinado material por una de las “ventanas”. El operador realiza la
transformación y un tercer niño recibe por la otra “ventanita”, el resultado de la operación.
Por ejemplo: un niño pasa al frente, mete a la máquina una bolsa de clavos y la máquina
pone otra bolsa también de clavos. El maestro pregunta: ¿Qué metimos? ¿Qué hizo la
máquina? ¿Qué saldrá?
Puede haber niños que digan “dos bolsas” o que quieran contar los clavos; en estos
casos se acepta la respuesta y se permite contar el material, pero la finalidad no es saber
cuántos elementos se obtienen al juntarlos, sino descubrir la clase resultante al adicionar dos
colecciones de elementos iguales (por ejemplo: clavos + clavos= clavos). El material que
resulta de la máquina debe salir todo revuelto, o bien, ambas bolsas de las colecciones por
separado dentro de una bolsa más grande. La situación se repite variando el material, por
ejemplo: papeles + papeles, fichas + fichas, etc.
• Después se repite la situación, pero esta vez el niño que pasa al frente mete a la
máquina una bolsa con clavos y la máquina pone una bolsa con tornillos (o algún otro
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conjunto de objetos de metal; corcholatas, tuercas, etc.). El maestro vuelve a hacer que los
niños reflexionen sobre qué saldrá.
Es probable que algunos niños respondan con el nombre de ambas clases de objetos,
por ejemplo: “clavos y tornillos”. En este caso el maestro pregunta si lo que saldrá puede
tener un nombre que sirva para “todas esas cosas juntas”: ¿A todo esto junto cómo lo
podemos llamar? O ¿Cómo le podemos decir a todo junto?
Enseguida se verifica con el material que salió de la máquina. Esta actividad se realiza
varias veces y en distintas ocasiones, cambiando el material, por ejemplo: fichas de plástico +
palitos chinos de plástico= cosas de plástico, etc.
• Como siguiente paso el maestro hace notar a los niños que, de la misma manera como
lo han hecho anteriormente, sólo van a poder sumar objetos que juntos puedan tener un
nombre que sirva para todos.
El niño que pasa al frente mete una bolsa de lápices y la máquina pone una bolsa de
clavos (o alguna clase de objetos que junto con los lápices no pueda ser abarcada con un solo
nombre). El maestro pregunta ¿Cómo podríamos llamar a todo junto?. Los niños proponen
varias denominaciones que se confrontan con el material que sale de la máquina.
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2. La “máquina” pone dos fichas.
Las actividades que se desarrollan aquí se realizan cuando los niños han trabajado lo
suficiente con las contenidas en Máquinas I a III (pág. núm. 160 a 164) y de manera
simultánea con reducción de formas aditivas (pág. núm. 126 a 132), representación de
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problemas de suma (págs. núm. 1169 a 170 a 178) y problemas de resta en forma oral
(pág. núm. 177 y 178).
A partir de esta actividad los niños utilizan la “máquina” para iniciar un trabajo donde
suman cantidades y representan las operaciones (ya no un trabajo exclusivamente de suma
de clases como en los casos anteriores).
LA MÁQUINA DE SUMAR.
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8
+2
Realizan operaciones con fichas u otros objetos con ese transformador (+2). El maestro
destaca en cada caso: cuantas fichas entraron, cuantas agrego la máquina y cuantas salieron.
Cuando los niños han entendido el concepto de la operación suma, el maestro propone
escribir lo que hizo la maquina en una de las transformaciones. Supongamos que entraron
cuatro fichas, la maquina agrego tres y salieron siete. Los niños podrán representar esta
operación ya sea dibujando las fichas(o las fichas y la maquina), escribiendo el texto
correspondiente o por medio de números y signos (ver representación; pág. núm. 312 y 313).
En este tipo de representación es muy probable que surjan dificultades para poner el signo
convencional de igual (=) antes del resultado. Sin embargo, el trabajo previo con
representación de las relaciones “Mayor”, “Menor” e “Igual que” (ver págs. núm. 81 a 82) y
diferentes maneras de expresar una misma cantidad con formas aditivas (ver hojas págs.
núm. 117 a 122 ) puede propiciar la aparición de dicho signo. Si a pesar del trabajo de
reflexión a nadie se le ocurre la representación con número y signos, el maestro explica que
también es posible escribir lo que hizo la máquina de esta manera:
4+3=7
Realiza preguntas que conduzcan a interpretar esa forma de representación; por
ejemplo: ¿cuantas fichas habían entrado a la máquina? ¿Dónde está escrito aquí que
entraron cuatro? ¿Qué hizo la máquina? ¿Dónde está escrito lo que hizo (+3)? ¿Cuántas
fichas salieron? ¿Dónde lo dice (=7)? Etc.
Una vez que los niños han trabajado con las actividades anteriormente descritas el maestro
propone:
- Adivinar que entra a la maquina cuando los niños conocen la operación que esta
realiza y ven el resultado que da; por ejemplo:
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? +2
(agrega 2
fichas)
- Adivinar la salida cuando se conoce la entrada y lo que hace el operador, por ejemplo:
2. PROBLEMAS DE SUMA.
Si bien suele ser difícil incorporar a la escuela la realidad que el niño vive fuera de ella,
el juego es una situación real de la vida del niño perfectamente aprovechable para el
planteamiento de problemas y, de hecho a veces la escuela misma ofrece situaciones reales
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8
útiles a este fin; por ejemplo, con frecuencia existe una pequeña tienda (o cooperativa) que
los distintos grados se turnan para atender.
Los siguientes son sólo algunos ejemplos de estas posibilidades de las que el maestro puede
sacar provecho a lo largo de todo el año.
Como ya hemos dicho, debe aprovecharse toda ocasión para plantear problemas orales
de suma que pudiera surgir de las actividades propuestas o cualquier otra situación de juego.
Por ejemplo, en un juego de compra – venta se le pregunta al niño por el costo total de los
productos que compro; cuando tienen que sacar el total de puntos que ha obtenido en un
juego, o bien en actividades específicas de suma como: “Juego con dados”, “sumamos
jugando a la baraja”, ”domino”, ”boliche” y “pesca” (ver págs. núm. 351,346,349,344 y 345).
*Descubrimiento y construcción de conocimientos; moreno y Sastre G., Ed. Gedisa, págs. 43 – 57.
El maestro en lo posible, debe plantear problemas orales que estén relacionados con
situaciones cercanos a la realidad del niño o por ejemplo, después de dejar que los niños
anoten que el material que les ha pedido para traer de tarea al día siguiente, les hace
anticipar: Si cada niño va a traer 5 palitos ¿Cuántos palitos traerá este equipo donde hay 6
niños?
Es importante que en los problemas de forma oral el maestro no proponga a los niños su
representación hasta que la mayoría del grupo pueda resolverlos.
Además no deberá olvidar que el niño puede recurrir en todo momento al material
siempre que lo necesite.
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Es importante también que el maestro plantee problemas que involucren tres o más
sumandos no solamente dos, por ejemplo: ¿Cuántos puestos ganaste si tienes 4, más 3 más 1
más 2? Y resaltar los diferentes términos que implican la operación de suma , por ejemplo:
“agregue”, ”me regalaron”, ”me dieron”, ”puse…más”, etc.
El mismo tipo de problemas que se realizaron con anterioridad en forma oral puede
aprovecharse para ver si el niño es capaz de representarlos por escrito. Una vez planteado y
resuelto el problema oralmente el maestro pide a los niños que pongan como puedan (en
una hoja en blanco) todo lo que pasó. Los niños podrán producir gran variedad de
representaciones. (Ver ejemplos en págs. núm. 314 a 321).El trabajo previo con comparación
de conjuntos (ver págs. núm. 81 a 82), formas aditivas (ver págs. núm. 126 a 130). “Máquinas
IV” (ver págs. núm. 165) pudo haber ayudado a que surgieran los signos convencionales + e =;
tales actividades pueden aprovecharse propiciando la reflexión de los niños sobre el uso de
dichos signos en las actividades que aquí se mencionan. Por ejemplo, en una representación
con o, el maestro hace que otros compañeros digan qué entienden con ella y, en caso
necesario, puede preguntar al niño: ¿Qué quisiste escribir? ¿El cinco, qué quiere decir? ¿Y el
tres por qué lo escribiste? ¿Y dónde dice que los pusiste juntos (o que tenías 5 más 3 que te
dí? ¿De qué otra forma lo podrías poner? ¿No podrías poner esto (+) para decir que los
juntaste, que los sumaste? ¿Por qué? ¿Y el ocho por qué lo pusiste? ¿Ahí dice 5 más 3 igual a
8, o 5 más 38? ¿Qué pondrías para que tus compañeros no se confunda?, etc.
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Una vez que los niños hayan llegado a representar los problemas de suma en la forma
convencional (por ejemplo: 3+1+2=6), el maestro les pregunta si saben otra forma de poner
lo mismo.
Si esta última forma no surge de los niños, el maestro la escribe y puede preguntar:
?
Esto: 3+1+2=6, ¿podríaponerse así Los niños podrán decir que no; pero puede
ser también que alguno la reconozca. En el primer caso pedirá a quienes la reconozcan que
digan donde la han visto y expliquen lo que saben acerca de ella. Si nadie la reconoce el
maestro propicia el análisis de ambas formas, con preguntas como: ¿En que se parecen? ¿En
que no se parecen? Explica que esa es otra forma de escribir la suma, los hace anticipar para
qué servirá la línea que está arriba del 6, etc.
Después que los niños han llegado a comprender la representación convencional de la suma,
el maestro propone inventar situaciones donde sea necesario aplicar esa operación.
Si a los niños no se les ocurre ninguna situación, el maestro puede dar un ejemplo. Así,
para la suma 7 + 2 = 9, puede decir: yo tengo 7 lápices guardados en el cajón y otros dos en la
bolsa; así que tengo 9 lápices.
Los niños, por turnos, van inventando situaciones que se resuelvan por la suma
propuesta. Las situaciones inventadas por ellos van a contener el enunciado de numerosas
acciones que suponen la adición. Por ejemplo, pueden proponer:
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7
-
Tenía 7 chicles, compre 2, tengo 9.
Otra posibilidad, entre las muchas que puede idear el maestro, es poner los resultados
de varios juegos de futbol. Los niños podrán inventar problemas como: calcular el total de
goles, calcular el total de juegos ganados por el América, etc. pueden incluso inventar
problemas que no se resuelven con suma, como: calcular cuántos goles más metió el
Guadalajara que el Cruz Azul.
Si aparecen casos como este último, será muy interesante ver qué operación proponen los
niños y propiciar discusiones colectivas.
Una vez que los niños han inventado problemas y han reflexionado
acerca de las acciones que suponen sumar, el maestro propone inventar problemas en los que
falte uno de los términos de la operación.
La incógnita puede ser uno de los sumandos o el resultado de la suma. Por ejemplo:
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Cada niño inventa un problema; el compañero que sigue da la respuesta e inventa otro,
se continúa así hasta que ha participado todo el equipo.
En el primer caso (3 + 4 =) los niños pueden inventar, por ejemplo: “Yo tenía 3 carritos; en mi
cumpleaños me regalaron 4, ¿Cuántos tengo?”
En el segundo caso (4 + ___ = 8) los niños pueden decir, por ejemplo: “Si yo tenía 4 paletas y
ahora tengo 8 ¿Cuántas compre?”
El maestro propone siempre ecuaciones acordes con el nivel alanzado por los
alumnos. En cada oportunidad ira variando el término que falta en la ecuación: uno de los
sumandos o el resultado de la suma.
MATERIAL: fichas (u otros objetos similares) y hojas con sumas, unas bien y otras mal resueltas.
En esta actividad los niños corrigen las sumas presentadas por el maestro. Este
reparte las hojas, cuidando que a cada niño le correspondan sumas con dificultades
adecuadas a su nivel. Dice, por ejemplo: Ayer hice estas sumas y como estaba muy cansado,
creo que en algunas me equivoque. Hoy quiero que me ayuden, fíjense bien si hay alguna mal
y por favor, arréglenla.
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números y el odómetro (ver secuencia de actividades de sistema de numeración (págs. núm.
152 a 154) y con representación de la resta (pág. núm. 177).
MATERIAL: frijoles, alubias y una hoja con el siguiente cuadro para cada niño:
Decenas Unidades
El maestro propone a los niños un problema que se resuelva sumando dos números de
dos cifras, sin que la suma de las unidades forme otra decena. Ejemplo: En el otro grupo hay 13
niños y 14 niñas ¿Cuántos son en total?
Posteriormente plantea otro problema similar, entrega a los niños frijoles y alubias y
explica que los primeros representan unidades y los segundos decenas. Les entrega el cuadro
antes descrito, y les pide que resuelvan el problema utilizando ese material.
Finalmente, si los niños no lo han hecho, puede sugerirles que utilicen el cuadro de la siguiente
manera:
Decenas Unidades
(Alubias) (Frijoles)
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Luego bajan las dos cantidades a la parte inferior de la hoja, cuidando que unidades y
decenas queden en las columnas correspondientes:
Decenas Unidades
27
El maestro pregunta: ¿Cuántas decenas tenemos en
total? ¿Y cuántas unidades más? ¿Cómo se llama el número que está formado por dos
decenas y siete unidades? ¿Quién lo quiere escribir? ¿Qué números sumamos (14 + 13 )?, ¿ y
cuánto es 14 + 13? Etc.
Una vez que los niños han trabajado lo suficiente con este tipo de sumas, se comienzan
a realizar sumas por columnas de decenas y unidades sin usar el cuadro, y si los niños ya se
sienten capaces, sin material.
El maestro no debe olvidar que la resolución de las operaciones debe surgir siempre de
la necesidad de resolver situaciones problemáticas lo más cercanas posible a la realidad del
niño.
OBJETIVO: realizar sumas con sumandos de dos cifras en las que las sumas de las unidades forman
otra decena.
Una vez que los niños son capaces de trabajar con las actividades antes
planteadas, el maestro propone sumas de mayor dificultad en las que la adición de las unidades
forme una decena (“sumas de llevar”).
Para ello organiza el trabajo de la manera planteada anteriormente. Propone sumas de este tipo:
18 + 13; 25 + 17; 14 + 27; etc.
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Los niños representan los sumandos con las alubias y los frijoles; por ejemplo, para resolver
“18 + 14” ponen:
Decenas Unidades
Decenas Unidades
Como al sumar las unidades, el resultado es 12, cambian 10 frijoles por una alubia:
Decenas Unidades
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cambiamos los 10 frijoles por una alubia ¿Cuántas alubias nos quedaron (3)? Y ¿cuantos
frijoles (2)? ¿Cómo se llama el numero formado por tres decenas y dos unidades? ¿Lo pueden
escribir? Si sumamos 18 + 4, ¿Cuánto nos da? Etc.
Este tipo de trabajo es necesario realizarlo muchas veces. Cuando los niños entienden
de que se trata, pasan a realizar las sumas a partir de la representación numérica. Se
recomienda que todas las operaciones que sea necesario resolver, surjan de situaciones
problemáticas reales y acodes con los intereses de los alumnos.
En este momento el maestro puede volver a proponer que los alumnos inventes
problemas a partir de sumas o determinados datos, pero ahora con cantidades mayores a las
que venían manejando.
LA RESTA
Una vez que el maestro ha trabajado la suma tanto en forma oral como en su
representación escrita, puede iniciar el trabajo de resta planteando a los alumnos problemas
en forma oral. Damos como ejemplo lo que en una ocasión un maestro hizo con sus
alumnos. Les contaba lo que le había sucedido antes de llegar a la escuela, aprovechándolo
para plantear un problema de resta:
El maestro puede también pedir a los niños que inventen situaciones (orales) que se
resuelvan por medio de la resta: por ejemplo: Fui a la tienda y compre 6 galletas, pero en el
camino me comí 4, ¿Cuántas galletas me quedaron?
Proponemos introducir este tipo de trabajo, sin llegar, en un principio a ningún tipo de
representación gráfica.
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Normalmente en la primaria se pueden plantear dos tipos de situaciones que dan lugar a
la resta:
2) Calcular la diferencia entre dos números. Por ejemplo: “Tengo 6 años y Juan tiene 9. ¿por
cuantos años me gana?”
Sugerimos al maestro que proponga en forma oral estos dos tipos de situaciones de resta
intercaladas en situaciones que se resuelven mediante una suma.
Los niños tendrán siempre a su disposición material al que podrán recurrir en caso de que
no puedan realizar anticipaciones a partir de la sola escritura de la operación.
1. RESOLVIENDO PROBLEMAS
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Vamos a resolver problemas sencillos que impliquen la realización de una suma o una resta
en forma oral.
Ejemplos:
Estas actividades se realizan paralelamente a “El nombre de los números” y “Suma con
decenas”. (Ver págs. núm. 152 a 172).
1.1. Representación no convencional de la resta
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Pueden aparecer diversas representaciones: por ejemplo, para el problema “Si tengo 8 pesos
y pierdo 5, ¿Cuántos me quedan?
- Representan el estado inicial, la transformación y el estado final; sin usar números (tachando
lo que perdían):
8 + 5 = 3
Puede propiciarse una discusión entre los niños: ¿Qué entienden con cada representación?
¿Cuál es la más clara? ¿Por qué?, etc.
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1.2. REPRESENTACIÒN CONVENCIONAL DE LA RESTA.
OBJETIVO: propiciar que los niños comprendan la necesidad de utilizar un signo especial para indicar
la resta.
Pasan al frente 4 niños a jugar a la máquina que “quita y pone”; uno de ellos será la
La máquina va a hacer lo que ese niño escriba, al final cuentan el número de cosas que
saca la maquina; si ese número es el mismo que el niño tapo, todos “ganaron” y si no,
“perdieron”.
El maestro explica a los tres niños que están trabajando en la máquina que deben
interpretar lo que su compañero escribió en el pizarrón y llegar a ese mismo resultado (que
no pueden ver porque está tapado).
Como en todos los casos de representación gráfica, tal vez al principio los niños dibujen o
utilicen letras cuando escriben las instrucciones de lo que debe hacer la máquina.
En este caso el maestro acepta las representaciones pero, a la siguiente vez, dice que
“no se vale” dibujar ni usar letras. Una vez que los niños utilicen números, procura hacer
notas poco a poco la necesidad de poner dos signos diferentes: uno para cuando la maquina
debe agregar, (o “poner”) y otro para cuando debe quitar. Ejemplo:
15
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Pasa un niño y escribe lo siguiente:
15 6 = 9 (tapa el resultado)
Lo muestra a todo el grupo (tapando el resultado) y los tres niños que están trabajando en
la maquina interpretan lo que dice allí.
Como esa representación no tiene ningún signo de suma o de resta, pueden interpretarla de
varias formas; por ejemplo, que:
Deben dar a la maquina 15 palitos y esta debe quitar 6 para que salgan 9.
Deben entrar a la maquina 15 palitos y esta tiene que quitar 6 para que salgan 9.
Se trata de que la maquina ponga y entonces; meten 15 palitos, la maquina agrega 6 y salen
21, etc.
En todos los casos los alumnos comparan la cantidad de palitos obtenidos con lo anotado en el
pizarrón y así verán si son iguales o no.
El maestro puede preguntar: ¿Qué paso? ¿Son iguales los resultados? ¿Por qué la maquina
creyó que era de “poner” y no de “quitar”?
Como los niños ya se han dado cuenta que la operación es de resta, el maestro
pregunta que podrían ponerle a la escritura que está en el pizarrón para indicar que se trata
de “quitar”. Propicia la confrontación de opiniones y la justificación de las mismas.
Cuando se trata de una suma, los niños seguramente usaran el signo “+” pues ya lo
conocen, pero es probable que no suceda lo mismo con el signo de “-“. Por tanto,
proponemos al maestro que de aquí en adelante realice juegos con la máquina que quita o
pone para que, mediante la confrontación de opiniones, los niños descubran la necesidad de
usar un signo diferente al “más” cuando se quiere que la máquina “quite”. Las
representaciones espontáneas que para ello aparezcan se confrontan, como siempre, con
niños de otros grupos o adultos para ver si las entienden (ver Representación, págs. núm.
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8
322 a 324). Si a pesar de todo no surge el signo “-“el maestro puede proponerlo como la
manera breve y que todos usan para indicar que la maquina quitó.
El maestro escribe en el pizarrón lo que hace la máquina. Los niños deben encontrar cuanto
“sale” (si lo necesitan pueden recurrir al material).
Ejemplos:
5 + 4 =
2 + 1 =
8 - 4 = etc.
Este puede ser un buen momento para introducir el nombre de la operación (resta).
Cuando los niños han comprendido las operaciones de resta y su representación, proponemos
realizar las siguientes actividades.
El maestro propone a los niños que inventen las restas que ellos quieren y las
intercambien con una pareja para que las resuelva. Confrontan si el problema fue
correctamente planteado y resuelto.
Se trata de que los niños inventen restas a partir de ejemplos como los siguientes:
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Averiguan el sustraendo cuando se da el minuendo y el resultado; ejemplo:
- Establecen la operación que se realizó con dos números cuando se proporcionan éstos y el
resultado. Ejemplo:
2. JUEGOS DE RESTA
3.1 LA LOTERÌA
OBJETIVO: usar diferentes escrituras para representar cantidades, entre ellas la resta.
MATERIAL: para cada niño, 12 frijoles (u otros objetos pequeños) y ¼ de pliego de cartoncillo
dividido en 12 cuadritos; en cada cuadrito el maestro escribe una cantidad de 0 al 20 (usando
varios números o bien, con un solo número), por ejemplo:
2 - 1 18 2 6
6 - 2 7 - 2 4 - 4 6 - 1
10 - 1 3 + 4 + 2 12 5
(El maestro procura que, en lo posible, las escrituras de las cantidades no se repitan en los
diferentes cartoncillos)
Para todo el grupo, una caja con 21 tarjetas; en cada una de éstas el maestro escribe
previamente un número, cuidando que haya desde el 0 hasta el 20 (es decir: una para el 0,
otra para el 1 y así hasta el 20).
El maestro entrega a cada niño el cartoncillo y los frijoles. Explica que van a jugar a
la lotería pero usando números (las reglas del juego son las mismas que en la lotería
tradicional. Pide a un niño que pase al frente del grupo, saca una por una las tarjetas de la
caja y diga a todos el número que salió. Los demás marcaran con un frijol el cuadro (o los
cuadros) que indiquen dicha cantidad. Gane el niño que llene primero su cartón. Si algún niño
15
8
hiciera lotería antes de agotar las tarjetas de la caja, el maestro permite que se siga sacando
las que faltan para que todos puedan completar su cartón.
3.2. LA TÓMBOLA
OBJETIVO: utilizar diferentes escrituras entre ellas la resta, para representar cantidades.
MATERIAL: objetos diversos que serán los “premios”, por ejemplo: canicas, dulces, etc. (la
cantidad de objetos que se ponen en la tómbola depende del número de niños que haya en
el grupo, para que cada niño reciba un premio), tarjetas y una caja. Se juega como la tómbola
tradicional.
El maestro, con ayuda de los niños, pega en el pizarrón los premios y una tarjeta
debajo de cada uno de ellos, de modo que se pueda numerar todos los premios, empezando
por el número 1. En una caja se ponen otras tarjetas que tienen escritas una resta o una
forma aditiva que expresen los números correspondientes a cada premio. Ejemplos:
3 + 2 ; 9 + 2 ; 4 - 1; 6 + 4 etc.
Los niños, uno por uno, van sacando las tarjetas y según la cantidad indicada en cada
una de ellas, se llevan el premio correspondiente. Es muy importante que sea el niño quien a
partir de la tarjeta que saco, calcule la cantidad representada en ella y vea a que número de
la tómbola corresponde para poder tomar su premio.
1) Problemas que implican una resta (en sus dos tipos, ver pág. núm. 176 y 177) intercalados
con problemas de suma.
15
7
2)
Problemas (tanto de suma como de resta) en los que el niño tenga que formular la pregunta
final, por ejemplo: “Si tenía 15 estampas y perdí 7 estampas…”
canicas…” Etc.
3) Proponer un problema donde intervengan cantidades “grandes” (25, 48,
etc.) ya sea de suma o de resta y que los niños reflexionen acerca de la operación
que tienen que hacer para resolverlo. Ejemplo: “Si yo tenía 50 pesos y gaste 30
¿Cuánto dinero me queda?
75 - 28.
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8
OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS
ESCUELA: __________________________________________________________________
DOMICILIO: ________________________________________________________________
15
7
Envié sus sugerencias o entréguelas personalmente al equipo Técnico de Educación Especial del Estado de Morelos.
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8
CLASIFICACIÓN
Los procedimientos y estrategias mentales que sigue el niño para llegar a las
estructuras de clasificación constituyen una parte fundamental de lo que llamamos
“desarrollo intelectual”, porque permiten operar de manera cada vez más compleja con los
datos externos y descubrir nuevos datos al establecer relaciones entre ellos. Si estimulamos
al niño para que utilice las estrategias mentales que le llevan a construir sistemas de
pensamiento más elaborados, estamos haciendo algo más que transmitirle conocimientos,
estamos contribuyendo a desarrollar su inteligencia.
Se trata, pues, de ejercitar esquemas mentales que han de llevarle a poder clasificar.
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G. Sastre y M. Moreno, Gedisa, Barcelona, 1980
Ahora bien, desde el punto de vista psicológico, clasificar implica realizar operaciones
con clases; pero la clasificación constituye todo un sistema que tiene ciertas leyes que se
desprenden lógicamente de él.
Estas leyes que rigen el sistema de clasificación y que resultan evidentes para el adulto,
no lo son en absoluto para el nivel de desarrollo intelectual que en general tienen el niño
cuando suele ingresar a la escuela primaria.
Para que el niño llegue a ser capaz de realizar operaciones con clases y comprender las
leyes del sistema de clasificación habrá de recorrer un camino en el que paulatinamente irá
construyendo o re-descubriendo dicho sistema.
Describiremos ahora, brevemente, las propiedades de las clases lógicas que el niño
habrá de descubrir en el transcurso de un largo proceso evolutivo, así como las etapas por
las que atraviesa dentro del mismo.*
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8
Al clasificar pues, se juntan elementos por semejanzas pero además se separan de otros
teniendo en cuenta las diferencias.
*Basado en los trabajos sobre “Clasificación”, “Seriación” y “Análisis de la construcción del número” de Delia Lerner,
Consejo Venezolano del niño, Caracas.
La inclusión es la relación que existe entre un subclase y la clase de la que forma parte.
En el ejemplo anterior del adulto que ha clasificado el material en círculos y triángulos, si le
pedimos que, sin deshacer esos conjuntos, haga más montones, se fijará tal vez en el color y
formará la subclase de los triángulos azules y la de los triángulos rojos. Lo mismo hará con los
círculos. Si se le pregunta ¿qué hay más, triángulos o triángulos azules? responderá sin dudar
que hay más triángulos (porque los rojos también son triángulos); los triángulos azules son
algunos de los triángulos, no son todos los triángulos.
Al responder esto, no necesita tener las figuras a la vista un contarlas, pues sabe que
siempre una subclase tiene menos elementos que la clase a la que forma parte. Sabe, por
ejemplo, sin necesidad de contar, que en el mundo hay más frutas que plátanos porque los
plátanos son también frutas y no son todas las frutas.
Veamos ahora el proceso por el que el niño llega a ser capaz de realizar una clasificación
operatoria, es decir, que reúna todas las características mencionadas.
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a)
Colecciones figurales
b) Colecciones no figurales
c) Clasificación operatoria
a) Colecciones figurales.
Cuando se le pide al niño de este estadio que “ponga junto lo que se parece” escoge un
elemento, luego otro que tenga un parecido con el primero y a continuación otro que se
parezca al segundo. Sigue así sucesivamente, sin plan preestablecido ni intenciones de
“clasificar” todos los elementos. Cuando compara el segundo elemento con el tercero ya no se
ocupa del primero, por lo que el parecido que establece entre ellos puede no ser el mismo
que el establecido en la primera ocasión. En cada caso va colocando un elemento al lado del
anterior, estableciendo semejanzas entre éste y el inmediatamente posterior, en forma
sucesiva; es decir, no tiene en cuenta las diferencias y por lo tanto no, separa los elementos.
Así tenemos que, las colecciones figurales frecuentemente puede ser alineamientos en forma
horizontal, vertical o ambas.
Las colecciones figurales son vistas por el niño como un objeto total. Al ir
estableciendo semejanzas de a dos objetos y al colocar cada elemento al lado del anterior, va
formando un objeto continuo que, en cierto momento de la construcción, hace que le
encuentre parecido a un objeto de la realidad (por ejemplo, dice que construyó un tren, una
casita, etc.).
Si en lugar de presentar al niño de este estadio material geométrico, le damos otro tipo
de material (muñecos, animales, muebles, etc.), puede poner por ejemplo, las ollas con una
muñeca “porque es la mamá que hace la comida”, un muñequito en su cuna, “porque ahí
duerme”, sin establecer relaciones de semejanza entre los elementos.
En general, la mayor parte de los alumnos de Grupos Integrados han superado ya esta etapa.
b) Colecciones no figurales.
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Es en esta etapa donde suelen encontrarse la mayoría de los niños de Grupos Integrados.
En la colecciones no figurales el niño junta los elementos que constituyen una colección
porque tienen alguna semejanza; a pesar de ello, puede formar una colección en base a un
criterio (ej. forma), y la otra en base a otro distinto (ej. color).
Al ir avanzando en esta etapa, el niño paulatinamente llega a descubrir que elementos
diferentes pueden pertenecer a un mismo conjunto, siempre y cuando tengan algún parecido
por el que ha definido a dicho conjunto. Así, puede poner todas las figuras rojas en un montón
aun cuando ellas se diferencien en la forma.
En este punto del proceso, el niño suele tener dificultad para diferenciar las diversas
propiedades de un mismo objeto; debido a ello, cuando realiza una colección definida por un
atributo determinado (ej. el color), puede incluir en ésta algunos elementos que no poseen
dicha propiedad. Por ejemplo, si en la colección formada hay círculos y cuadrados que ha
reunido porque “son rojos”, de pronto puede incluir en ella un cuadrado amarillo “porque se
parece a éstos” (a los cuadrados rojos).
Otras veces puede recurrir que, al pedirle que explique por qué los ha agrupado así,
limite la extensión de una colección a una subclase de la misma. Por ejemplo, si la colección
está formada por elementos rojos (círculos y cuadrados), el niño podrá decir que ese conjunto
(los rojos) es el de “los círculos”.
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Va a llegar un momento en que será capaz de elegir un solo criterio clasificatorio y no
dejará elementos sin incluir en las colecciones formadas. Sin embargo, puede tener aún
dificultad para dividir los conjuntos en subconjuntos.
Más adelante, el niño va a ser capaz de elegir un solo criterio en base al cual va a
formar todas las colecciones que luego podrá reunir en colecciones más abarcativas. Va a ser
capaz también de hacer grandes colecciones (a veces solamente dos) que luego subdivide. Sin
embargo, con todo el avance que estas conductas implican, el niño no realiza aún una
clasificación operatoria porque no ha logrado el concepto de inclusión; es decir, no considera
todavía que la clase abarcativa sea mayor que cada una de las subclases que la integran y
viceversa. Por ejemplo: el niño ha separado los círculos en rojos y azules y ha justificado sus
agrupamientos diciendo: “Todas estas son ruedas (círculos); éstas las puse juntas porque son
ruedas rojas ( subconjunto de círculos rojos ) y éstas porque son ruedas azules (subconjunto
de círculos azules)”.
Supongamos que en el ejemplo hay más círculos azules que círculos rojos. Entonces le
preguntamos: “¿Qué hay más, ruedas rojas o ruedas azules?”; el niño no dudará en
responder que hay más azules. Sin embargo, cuando le preguntamos: “¿Qué hay más, azules
o ruedas?” contestará que hay más ruedas azules porque sigue comparando las dos
subcolecciones sin considerar la clase total. Ese niño, pues, no puede considerar el todo
(círculos) cuando éste se encuentra subdividido (círculos rojos – círculos azules). Para poder
dar la respuesta correcta, es necesario que piense en la clase total y la reconstruya en su
pensamiento, cuando los objetos que tiene a su vista están divididos en subcolecciones.
El niño sólo compara las subclases entre sí (círculos rojos con círculos azules) sin que pueda
tener en cuenta la totalidad (círculos).
Debemos aclarar que mientras los niños no son capaces de establecer estas relaciones
de inclusión de clases, a los agrupamientos que forman aun cuando sean hechos en base a un
solo criterio, resulta más apropiado llamarles “colecciones” y no “clases” .Por tanto, en las
actividades que se desarrollan más adelante, muchas veces cuando nos referimos a los
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conjuntos formados por los niños los llamamos ”colecciones”, ya que la mayor parte de los
alumnos de Grupos Integrados no establecen las relaciones de inclusión al inicio de año; gran
parte de ellos, sin embargo, lograrán hacerlo en el transcurso o al final del mismo. c)
Clasificación operatoria.
En este periodo los niños ya habrán superado las dificultades mencionadas en las
etapas anteriores. Es decir, serán capaces de formar conjuntos que reúnan las propiedades
de las clases lógicas que hemos mencionado al principio: comprensión y extensión; podrán,
además establecer las relaciones de inclusión de clases entre los conjuntos formados.
Es importante aclarar que elegir un criterio único de clasificación significa que todos los
elementos que se reúnen en un conjunto deben parecerse en lo mismo ; quiere decir que
podemos, por ejemplo, tomar como criterio único el color (ej.” los botones rojos) o bien,
reunir elementos que sean de un mismo material, tamaño y color (los botones de plástico,
chicos y rojos).En ambos casos habremos hecho una clasificación en base a un mismo criterio,
siempre y cuando en el conjunto correspondiente estén reunidos todos los elementos que
tengan tales características.
En esta etapa los niños serán capaces de:
- Elegir, cada vez que llevan a cabo una actividad de clasificación, el criterio que consideran
más conveniente o útil en función del material a clasificar.
- Imaginar formas en las cuales un determinado material puede ser clasificado, sin necesidad
de realizarlas efectivamente.
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SECUENCIA DE ACTIVIDADES DE CLASIFICACIÓN
Por medio de estos ejercicios se pretende que los niños lleguen a distinguir diversas
propiedades de los objetos. Esto ayudará a que, poco a poco, lleguen a descubrir que distintos
objetos pueden tener atributos comunes en base a los cuales pueden ser agrupados para
formar una clase determinada.
MATERIAL: ninguno
Los alumnos deben nombrar tantos objetos como se les ocurra, a condición de que
éstos posean alguno de dos atributos opuestos (ej. duro o blando) que el maestro establece
previamente.
El ejercicio debe hacerse con distintos pares de atributos en diferentes días. No es
necesario hacerlo diariamente, pero sí en días cercanos hasta que los niños (en varias
ocasiones) muestren soltura en su realización. Es conveniente, además, combinarlo con
lectoescritura, como se indica más adelante (ver siguiente punto).
Esta actividad puede surgir de diversos temas, los cuales pueden ser: elegidos por los
niños, sugeridos por el maestro en base a los juegos que se incluyen en esta propuesta o
extraídos de los libros de texto; por ejemplo, al trabajar con el módulo “Cómo son las cocas “
que aparecen en la unidad 1, el maestro puede proponer: “Vamos a decir cosas que sean. . . “.
- duras o blanditas
- frías o calientes
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Los anteriores son sólo algunos ejemplos de pares de atributos de los que el maestro puede
elegir un par cada vez.
El maestro puede trabajar con varios pares de atributos un mismo día, pero cada vez
elige un solo par con el cual se elaboran dos listas en el pizarrón. En ellas se anotan los objetos
que los alumnos mencionen en relación a cada uno del par de atributos con que se esté
trabajando. Así por ejemplo, quedarán en una lista los nombres de “cosas duras” y en la otra
los de “cosas blandas”. Deben ser los niños mismos quienes efectúenlas escrituras en el
pizarrón discutan y acuerden cómo se escribe cada cosa, etc.
MATERIAL: ninguno.
Juegan a adivinar.
El maestro puede iniciar el juego: Ahora a adivinar en qué transporte estoy pensando;
tiene ruedas y es de metal, ¿qué es?
El juego se continúa de forma similar, procurando que sean los niños quienes
propongan y adivinen distintos transportes. De aquí pueden derivarse las actividades
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descritas en: 1.2.1., 1.2.2., 1.2.4., 1.2.5., 3.1., 3.2., 3.3., 3.4.1. y 3.4.2., así como actividades
de registro en gráficas similares a la que aparece en la parte de Representación (ver págs.
núm. 325 a 327) y trabajos de geometría (ver pág. núm. 275).
Otros temas en los que aparecen ejemplos para desarrollar ejercicios como los
descritos en “Los transportes” son el juego de la “Lonchería” (ver parte lV, pags.363), el
juego de “El doctor” (ver pág. 364), el de “La mercería” y “La papelería” (ver parte lll
pag.332 y 336).
transportes de juguete, donde se repitan algunos colores, tipo de material, etc. Una bolsa no
transparente.
El maestro muestra el material y pide a los niños que digan todo lo que se les ocurra
acerca de cómo es cada uno de los objetos presentados. Luego coloca todo en una bolsa que
no sea transparente. Los niños pasan uno por uno, toman un objeto sin mostrarlo al grupo y
dicen sus atributos.
El maestro deberá insistir en que “no se vale” decir el nombre del objeto; solamente se dice
cómo es.
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Los demás niños adivinan el objeto que sacó su compañero.
Variante: se hace el mismo juego pero en este caso, para adivinar qué objeto sacó el
compañero, los niños por turno, van preguntando si el objeto tiene determinados atributos, y
quien lo sacó sólo puede responder diciendo “sí” o “no”. Por ejemplo:
OBJETIVO: descubrir que los diferentes atributos de un mismo objeto permiten distinguirlo de
otros.
Este juego comienza hacerse cuando los niños ya han realizado en varias ocasiones
diferentes actividades como las descritas anteriormente; es decir cuando con la ayuda de
éstas han ido descubriendo que a un mismo objeto corresponden varios atributos. Para
llevarlo a cabo se requieren de 4 a 8 objetos pertenecientes a una misma clase, por
ejemplo: transportes (de juguetes o estampas) o formas geométricas, o dulces, etc.
Cada uno de los objetos empleados deben tener alguna característica en común con
todos los demás pero, a la vez, debe poder distinguirse de ellos por dos atributos (por
ejemplo: un coche chico amarillo, un coche chico azul, un coche grande amarillo, y un coche
grande azul).
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El ejemplo que aquí se desarrolla requiere suficiente trabajo previo en geometría
que permita a los niños a identificar las formas geométricas que se proponen (pueden
hacerse con otras diferentes a éstas; ver Geometría PÁGS. núm. 276 a 290.)
Material: 8 bloques lógicos con tres variables (forma, color, tamaño); pueden ser por
ejemplo:
- un cuadrado grande
rojo
- un cuadrado grande
azul
El maestro pone sobre una mesa todo el material y explica el juego: Yo voy a
esconder un papelito debajo de una de estas cosas. Ustedes tienen que adivinar dónde está
pero no se vale señalar con el dedo, solo se vale hablar. Ustedes me dicen debajo de cual
está y yo lo levanto a ver si atinaron. Empezamos, cierren todos los ojos.
Cuando nadie esté viendo, el maestro esconde un papelito debajo de alguna de las
piezas (por ejemplo debajo del cuadrado rojo grande). Pasa un niño y dice dónde cree que
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está escondido el papelito; si el niño, dice: “Yo creo que esta debajo del cuadrado rojo”, el
maestro levanta el cuadrado rojo chico. Si el niño dice: “No, en el otro”, el maestro le reitera
que tiene que explicar bien, para que él sepa a qué pieza se refiere. También lo ayuda con
preguntas; por ejemplo, si el alumno dice: “Yo creo que esta debajo del triángulo grande”, el
maestro puede preguntarle: ¿Debajo de cuál triangulo grande?
Se realizan las actividades mencionadas en 1.1. Pero a partir de atributos tanto positivos
como negativos, por ejemplo: nombrar “cosas de madera” y “cosas que no son de madera”;
“cosas de tela y cosas que no son de tela”, etc.
Estas actividades están orientadas a que los niños descubran semejanzas y diferencias entre
objetos.
MATERIAL: varios pares de objetos que tengan semejanzas notorias (por ejemplo: pluma, lápiz,
cuaderno, libro; vaso, taza; silla, banco; etc.).
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El maestro hace pasar el frente pares de niños y dice, por ejemplo: ¿En que se parecen
Lucha y Mario? ¿En qué son diferentes?, etc. Estimula a los niños a que encuentren el mayor
número posible de semejanzas y diferencias.
Variantes:
• Nombra pares de animales, frutas, cosas de cocina, vestidos, etc. Y dice por
ejemplo: ¿En qué se parecen un águila y una paloma? ¿En qué no se parecen? ¿En qué se
parecen los tenis y los zapatos? ¿En qué no se parecen? ¿En qué más?, etc.
El maestro da un objeto a cada equipo y explica que cada quien que tienen que buscar una
cosa que se parezca en algo al objeto que le toco a su equipo.
Cada quien muestra al grupo los objetos que encontró y explica en que se parecen.
Variante: Cada niño, con los ojos cerrados, saca un objeto cualquiera de una caja de
materiales diversos. Observa el objeto que sacó y busca en el salón otro que se le parezca en
algo.
Una vez que todos han encontrado el objeto parecido, el maestro le pide, a uno por
uno, que enseñen al grupo el objeto que sacaron primero y el que encontraron después y
justifiquen el parecido entre ambos.
Los niños pueden justificar el parecido atendiendo el color, tamaño, forma, uso, etc. de los
materiales.
Las actividades de este tipo pretenden que los niños lleguen a descubrir un todo a partir de
atributos negativos.
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MATERIAL: 10 objetos diversos (pueden ser de desecho, de uso común, etc.) de material variado y
con semejanzas y diferencias entre ellos. Una bolsa no transparente.
El maestro muestra cada objeto y fomenta los comentarios de los niños acerca de los
atributos que posee haciéndoles preguntas, por ejemplo: ¿Para qué sirve? ¿De qué está
hecho? ¿De qué color es? ¿Cuándo lo usamos?, etc.
Una vez que los niños han analizado las características de los objetos, el maestro los mete en
una bolsa no transparente.
Introduce la mano, toma un objeto y, sin sacarlo, los niños “adivinan qué tiene en la
mano. Para que lo logren les da “pistas”, que serán oraciones negativas. Por ejemplo: Lo que
tengo en la mano no se usa para escribir, no es madera, no es grande, no tiene la forma de
circulo, ¿Qué será?
Cuando los alumnos han comprendido bien la actividad, pueden dirigirla ellos mismos, dando
atributos (positivos y negativos) de los objetos para que el grupo lo adivine.
2. DETERMINACIÓN DE LA PERTENENCIA O NO PERTENENCIA DE ELEMENTOS A UNA CLASE DADA.
Estas actividades están orientadas a estimular en los niños la capacidad para analizar las
semejanzas entre los distintos elementos de un mismo conjunto. Esto ayudara a la
construcción de las propiedades implícitas en la noción de clase.
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Las actividades que aquí se presentan son solo algunos ejemplos de lo que el maestro
puede hacer con otros temas que a él se le ocurran (ver geometría, PÁGS. núm. 271 a 276 y
281 a 284).
2.1. EL ZAPATERO
El maestro dice nombres de elementos que pertenezcan a una clase dada, entre los
cuales nombra algunos que no pertenecen a ella (tienen que quedar claro a los niños cual es
la clase con que se va a trabajar en cada caso). Explica el juego: Yo les voy a decir nombres de
animales pero tienen que estar bien atentos porque, cuando me equivoque, ustedes tienen
que zapatear en el suelo. Dice por ejemplo nombres de:
- Animales: león, perro, camello, caballo clavel, gato, sandia, araña, etc.
- Animales de cuatro patas: elefante, gallina, perro, burro, guajolote, gato, caballo, araña,
tigre, etc.
Luego los niños, por turno, hacen el mismo juego. Cada uno puede definir qué clase
de objetos va a nombrar, o bien el maestro puede elegirla y pedir al niños en turno que
nombre objetos pertenecientes a esa clase.
Variantes: El maestro ‘pide a los niños que nombren objetos de determinados materiales que hay
en el salón, por ejemplo de:
- madera - metal
- tela - papel
También pueden nombrar objetos definidos por el uso, por ejemplo cosas que sirvan para:
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- escribir - leer
- vestirse - comer
Estas variantes pueden también combinarse con el juego de “Los castigos” que aparece en
La pág. núm. 72.
En este caso, se pide que cada vez sea un niño diferente el que nombre objetos de una
determinada clase; el que se equivoque sacara un símbolo que representa un “castigo” y
tendrá que cumplirlo.
3. ACTIVIDADES DE CLASIFICACIÓN
Estas actividades se llevan a cabo paralelamente con las que aparecen en los
apartados 1.1 a 1.5 de la secuencia de número (pág. núm. 75 a 82) y a las actividades
mencionadas en las págs. núm. 376 a 386 de la secuencia de seriación.
- Descubran criterios de semejanzas en base a cuales diversos objetos pueden ser agrupados
para formar una clase.
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Para todas las actividades de clasificación (tanto libres como dicotómicas) es
necesario contar con materiales que pueden ser clasificados por los niños de maneras
distintas, según el criterio empleado.
Algunos ejemplos de materiales adecuados y diferentes formas que los niños podrían elegir
para clasificarlos son:
- Animales (de plástico o en imágenes): por color, tamaño, número de patas, los que vuelan,
los que no vuelan, domésticos y salvajes, etc.
- Frutos: por formas, tamaño, color, comestibles y no comestibles, según el número de semillas
(muchas, pocas, una), de cascara gruesa o delgada, etc.
- Semillas: de acuerdo con su forma, color, tamaño, si son o no son comestibles, etc.
- Vehículo (en imágenes o de juguete): por número de ruedas (dos, cuatro, muchas), si tienen o
no motor, si son para llevar mucha o poca gente, si se usan en el campo o en la ciudad, etc.
- Botones: atendiendo el color, número de agujeros, la forma, el material del que están hechos,
etc.
Es importante además que estos ejercicios, dependiendo del tema en el que se basa el
desarrollo, sean procedidos por platicas con el grupo donde los alumnos expresen lo que
saben acerca de dicho tema, lo que desean saber, lo que se requiere para llevar a cabo el
trabajo, etc. Y planificar junto con el maestro. Esto implica actividades de investigación por
parte de los niños, traer determinados materiales a la escuela y también siempre que sea
posible, realizar visitas grupales a lugares relacionados con el tema de estudio: el mercado,
un taller, una granja cercana, etc.; esto último seguramente no resultara demasiado difícil
para los grupos integrados ubicados en zonas rurales o cercanos a ellas.
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Es igualmente importante que el maestro conozca el grado de información que los
alumnos tienen acerca del material a clasificar, pues no es posible efectuar una clasificación si
se desconocen las características, nombre, uso, etc. Del mismo. Así cuando se advierten que
los niños tienen distintos grados de información acerca del material presentado, es necesario
que con anterioridad a la clasificación se hagan ejercicios como los que se mencionan en
1.2.1. y 1.2.5.: es decir “todo lo que sepan” acerca de los objetos presentados, manipularlos,
decir cómo se llaman, de que están hechos, para que sirven, en algunos casos como se hacen,
etc.
MATERIAL: para cada niño por lo menos 20 frutos de plástico o figuras de frutas.
El maestro pide a los niños que miren bien los frutos y los acomoden poniendo juntos los
que se parecen.
Cada niño hará su clasificación atendiendo a distintos criterios. Puede ser que
clasifiquen por: color (rojos, amarillos, verdes; forma (redondos, alargados); tamaño
(grandes, chicos, medianos); por la cascara (gruesa o delgada); la manera en que se comen
(Se puede comer con cáscara o no se puede comer con cáscara), etc.
Puede ocurrir que algunos niños separen los frutos en distintos montones y que no sea
posible encontrar un criterio de clasificación, es decir, que no quede claro en que se fijaron
para ponerlos juntos, y que otros encuentren un solo criterio de clasificación. En todos los
casos el maestro pide justificación del trabajo realizado, haciendo preguntas tales como:
platícame ¿Por qué pusiste éstos juntos?, ¿en que se parecen}?; ¿Este fruto (colocado en
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algún montón), podríamos ponerlo aquí (en otro montón)? ¿Por qué no(o por que sí)? Fíjense
bien si hay algún fruto que no esté en su lugar y su encuentran alguno que esté equivocado,
pónganlo donde debe ir, etc.
En general, la finalidad de este tipo de preguntas es que los niños reflexionen acerca de
las colecciones que han formado, las analicen para que puedan ver si ellas implican o no
contradicciones y lleguen a descubrir que, en una clasificación, la pertenencia de un elemento
a un conjunto excluye su pertenencia a otro. Para estos fines es especialmente importante y
útil que el maestro propicie que los niños entre si comenten lo que hicieron sus compañeros,
confronten opiniones y no sea únicamente el quien conduzca a la reflexión.
Es igualmente importante que los niños nombres los conjuntos deformados y vean si
todos los elementos incluidos en cada uno de ellos posee la propiedad en base a la cual han
definidos a dicho conjunto. Esto, unido al tipo de preguntas antes descritas, ayudara al niño a
ver si ha colocado algún elemento en un conjunto que no le corresponde. Igualmente le
permitirá ubicar algún elemento que ha dejado sin clasificar porque considera que “no se
parece” a los demás. Por ejemplo, si el niño han formado tres conjuntos de transportes a los
que ha definido como: 1) “los coches”, 2)”los camiones” y 3)”las lanchas “y deja de clasificar
un coche porque es “una carcachita”, el maestro puede preguntar, por ejemplo: “¿Este
(coche antiguo) podríamos ponerlo con estos (camiones)?” ” ¿Por qué? “; “¿Lo podríamos
poner aquí (con los coches?”). Probamente el niño insistirá en que no, porque es una
“carcachita”. El maestro entonces puede hacer preguntas orientadas a que él niño se dé
cuenta de que ese hecho no le hace perder al coche su cualidad de tal; por ejemplo: Estos
(coches) ¿Cómo son?; ¿Para que los puedes usar? ¿Por dónde va?, etc. Y este (“carcachita”)
¿cómo es?, etc. Repite el tipo de pregunta que hizo en relación al conjunto de coches para ver
si el niño se da cuenta de porque el objeto que había dejado fuera puede ir en ese conjunto.
Si los comentarios de los compañeros y las preguntas del maestro no hacen cambiar al
niño de opinión, será inútil que se intente “convencerlo” y mucho menos obligarlo a que
acepte un criterio que no es significativo para él.
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3.2.
CLASIFICACIONES DICOTÓMICAS
Esto suele dar por resultado la construcción de numerosos conjuntos que a veces no
pueden ser definidos de acuerdo a una propiedad común de los elementos que los forman
porque no todos ellos poseen dicha propiedad, o bien en la búsqueda de máxima semejanza,
solo se reúnen partes de objetos, se mezclan criterios entre los diferentes conjuntos, etc. (ver
clasificación en pág. núm. 190).
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El maestro reparte el material y pide a los niños que formen dos montones con las
estampas, poniendo juntas las que se parecen.
Los niños pueden encontrar diferentes criterios para clasificar, por ejemplo:
Estimula la confrontación de opiniones entre los alumnos, tal como se indica en las
clasificaciones libres.
Una vez que los niños han efectuado la clasificación dicotómica, el maestro puede
pedirles que vuelvan a subdividir uno de los conjuntos formados en dos subconjuntos,
manteniendo la consigna de que deben estar juntos los elementos que sean parecidos.
Enseguida procede, como de costumbre, a la justificación de las respuestas y la confrontación
de las opiniones.
Esta actividad puede hacerse con muchos otros materiales (ver sugerencias en págs. núm.
201 a 203).
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3.2.2
LA LONCHERÍA (Variante)
Para el desarrollo total del juego, ver pág. núm. 536 de la parte III y la ficha de color rosa
núm. 536 de la “propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita“
MATERIAL: algunos de los alimentos que normalmente llevan los niños a la escuela (ver
cuadro de la pág. 207), a los que se agregan una bolsa de sal, otra de azúcar y otros objetos
comestibles por ejemplo: una paleta, una bolsa de papas fritas, un paquete de gelatina, un
chocolate, galletas dulces y saladas y algunos objetos no comestibles como: un borrador, un
plato, una tasa, un gis, etc.
Antes de clasificar los alimentos que los niños han llevado al salón, el maestro
presenta al grupo la bolsa con sal y la que tiene azúcar. Pide a los niños que prueben de
ambos y digan cómo sabe (dulce o salado).
• Cuando todos los alumnos han aprobado el contenido de ambos recipientes el
maestro, sin recolectar ni mostrar todavía los alimentos que han llevado lo alumnos, les pide
que nombren cosas que tengan uno u otro sabor (dulce o salado). Conforme los niños van
nombrando cosas dulces o saladas van haciendo en el pizarrón dos listas donde anotan los
alimentos correspondientes a uno u otro sabor. De preferencia, deben ser los alumnos
quienes efectúen estas escrituras.
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distintos niños pueden ir examinando y diciendo qué es cada alimento (ejemplo: plátano,
manzana) o qué el grupo discuta y decida en qué conjunto debe colocarse.
Para este paso de la actividad pueden ser útiles las dos lisas de (de alimentos dulces o
salados) que se elaboraron con anterioridad, ya que en éstas posiblemente se han incluido
algunos de los alimentos con que está trabajando y los niños pueden recurrir a ellas cuando
duden acerca del sabor de algún alimento.
En seguida puede continuarse con el desarrollo del juego de la lonchería (ver Parte IV
pág. núm. 365, o con algún juego de compra-venta (ver juegos de compra-venta, pág. núm.
331).
Hemos mencionado la dificultad que suelen tener los niños para ubicar un objeto en
conjunto determinado (ejem. Alimentos dulces-alimentos salados), aun cuando las
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características de dicho objeto permitan fácilmente reconocerlo como perteneciente a uno u
otro conjunto.
Recordamos al maestro que sus intervenciones deben estar orientadas a que los niños
nombren los conjuntos formados y vean si, en función del nombre que han dado a cada
conjunto, este contiene a todos los elementos que deben ir con él, éste contiene a todos los
elementos que deben ir en él; si no hay algún elemento colocado en un grupo que no le
corresponde, etc.
Las preguntas de la maestra se dirigen a que el niño reflexione acerca de por qué ha colocado
el azúcar y la sal en el conjunto de los elementos no comestibles *.
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M.-
¿La sal es para comer?
R.- No
M.- ¿Te acuerdas de lo que me has dicho que hacemos con la sal?
R.-La ponemos en la comida
M.- ¿Y luego?
R.-En el fuego
M.- ¿Qué hacemos luego?
R.-Comemos.
M.- ¿en la comida hay sal?
R.- Sí
M.- ¿Para qué sirve la sal?
R.- Para comerla
M.- ¿Dónde te parece que está mejor la sal, con las cosas que has puesto aquí (señala A, comestibles)
o con las cosas que has puesto aquí (señala A´ no comestibles)?
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M.-
¿En qué grupo lo pones?
R.- Allá (lo saca de A´ para colocarlo en A).
M.- ¿Tú comes ensaladas?
R.-Si
M.- ¿Qué le pones para te guste más?
R.- Sal y aceite.
M.- ¿Te gusta la Carne?
R.- Si
M.- ¿Le pones sal?
R.- (coge la sal la coloca en A y dice:) Ahora todo está aquí (Señala A).
M.- ¿Qué quieres decir?
R.- Todo lo cómo, está aquí (A).
Cabe aclarar que el hecho de que un niño pueda alguna vez efectuar este tipo de
actividades con relativa facilidad no significa que podrá hacerlos siempre, en cualquier
situación y con otros materiales; por tanto el maestro deberá continuarlas a lo largo del
año variando los temas (o haciendo variantes de un mismo tema), los materiales, la forma
de organización (individual, grupal o por equipos), etc.
Los siguientes son algunos ejemplos de otros temas con los que se pueden llevar a cabo
las actividades descritas en este apartado 3.
15
7
Cuando clasifican el material (botones, semillas, cápsulas vacías, piedritas, etc.), el
maestro puede orientar la actividad de modo que los niños descubran la necesidad de que las
medicinas que sirven para una “enfermedad” determinada (calentura, dolor de estómago,
etc.), deben tener semejanzas a fin de no confundir las con las que son para otra enfermedad
distinta. Esto puede aprovecharse para que los niños escriban en los envases (como puedan)
la utilidad de cada medicina o un nombre para la misma a fin de “que no se nos olviden para
que es esta medicina” (ver ficha de color rosa núm. 33 de la “propuesta para el aprendizaje
de la lengua escrita”).
El juego del doctor se presta para hacer tanto clasificaciones libres como dicotómicas.
En este último caso, al formarse varios subconjuntos con los distintos materiales, habrá
oportunidad de obtener más “medicinas”. Si por ejemplo, los niños al agrupar el material para
hacer las medicinas han puesto junto todos los botones, el maestro puede pedirles que
formen ellos dos conjuntos (de acuerdo a sus semejanzas) y luego, que algunos de estos (o
ambos) lo dividan nuevamente en dos subconjuntos. Todos estos subconjuntos podrán ser
aprovechados para otras “medicinas”.
Los niños podrían, por ejemplo, elegir como criterio clasificatorio el tipo de material con
el que están hechos los juguetes: “los que son de plástico” y “los que son de metal” o “los
que van por tierra y los que van por agua”, etc., y a partir de ahí dividir alguno de los
conjuntos formados en otros dos subconjuntos (camiones y coches o lanchas y barcos, etc.).
• CON BARAJAS.
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El maestro pide a los niños que pongan juntas las barajas que se parecen (ya sea
repartiéndolas en dos grupos o clasificando libremente).
Pide justificación de los agrupamientos, por ejemplo: ¿Estas por qué las pusiste juntas?
¿Cómo podemos llamar a este montón; el montón de los…? (el niño lo nombra) ¿Esta que
está solita no se parece en nada a los demás? ¿Podríamos ponerla en este montón? ¿Por qué?
¿Y las de este montón, se parecen en algo a las de ese otro? ¿Las podríamos poner juntas?
¿Por qué?, etc.
• CON ANIMALITOS.
acerca del material que tienen a la vista: atributos de los diferentes animales, semejanzas y
diferencias entre ellos, etc. (ver actividad en 1.2., 1.2.1, 1.2.5 y 2.1.).
Los niños observan los animalitos con lupa y se los van intercambiando.
El maestro pide una clasificación libre o dicotómica con los frascos que contienen los
animalitos que se parezcan en algo. Pide la justificación de los criterios usados y estimula la
confrontación de opiniones y la reflexión sobre las clasificaciones realizadas.
En todas las actividades de clasificación, ya sea libre o dicotómica y en las que de ambas se
pedagógicas”, pág. núm. 321) y diversos trabajos de lecto-escritura (ver punto núm. 5 en pág.
núm. 230).
efectuada para ver si quien recibe el mensaje es capaz de interpretarlo correctamente y/o
15
7
reproducir la clasificación hecha por el compañero o equipo que la envía.
más, dónde hay menos, ¿Ambos conjuntos tienen igual cantidad de elementos?, ¿Cuántos
Si bien recomendamos que cada una de las actividades sugeridas en estos cinco
puntos sean propuestas con cierta frecuencia, no debe ser siempre que se lleva a cabo una
clasificación para evitar que se convirtieran en algo monótono, rutinario y mecánico.
15
8
función de ello muestran ya cierta facilidad para encontrar criterios de clasificación con
distintos materiales, el maestro les pide, después de alguna clasificación previamente
efectuada por ellos, que ordenen nuevamente el material pero en base a un criterio diferente
del primero. Este mismo pedido de hace varias veces para favorecer que los niños descubran
que un mismo material puede ser clasificado de diferentes formas, según sea el criterio que
se elija para ello. De esta manera se propicia en los niños la abstracción de distintas
propiedades comunes entre los objetos.
Cada vez que se elige un nuevo criterio para clasificar es necesario efectuar abstracciones
tanto positivas como negativas. Por ejemplo, si un niño clasifica un conjunto de vehículos de juguete
en dos grupos: “los de plástico” y “los de metal” tiene, por un lado, que abstraer la propiedad “de
plástico” para reunir en este conjunto todos los elementos que la posean; esto implica que al mismo
tiempo debe abstraer la propiedad negativa de “no plástico” del resto de los vehículos que no están
hechos de este material. Lo mismo tendrá que hacer respecto a los vehículos “de metal”.
Si una vez hecha esta clasificación vuelve a reunirse el material y se le pide que
nuevamente forme con él dos conjuntos pero de otra manera (atendiendo a otras
semejanzas), podrá clasificarlo, por ejemplo en: “los que tienen rueda” y “los que no tienen
ruedas”. En este caso podrán quedar en un conjunto de los barcos y las lanchas y en otros
trenes, autos, etc., pero en ambos conjuntos habrá tanto vehículos de plástico, como metal,
porque en ese momento no está atendiendo a esas propiedades (diferencias) como criterio
para clasificar.
El maestro puede pedir a los alumnos que repartan en dos conjuntos los animalitos que se
parecen y posteriormente que hagan lo mismo pero acomodándolos de otra manera.
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7
El siguiente es un ejemplo de cambio de criterio en la clasificación en una actividad que
combina lecto-escritura y matemáticas, sin embargo, éste implica un grado de dificultad
mayor que el de los ejemplos anteriores debido a las características del material.
CLASIFICACIÓN DE PALABRAS.
MATERIAL: para cada niño, una colección de 15 palabras que sea posible clasificar de
diferentes formas; por ejemplo: pan, sopa, bolillo, tortilla, mandarina, col, sal, pato, toro,
cochinilla, pez, borrego, tortuga, sapo, mosca.
El maestro pide a los niños que repartan las palabras en grupos, quedando juntas las que
se parezcan en algo. Propicia la reflexión sobre las conductas realizadas.
Después pide que hagan lo mismo pero ahora acomoden de diferente manera. Algunas
preguntas como: ¿Esta palabra la podríamos poner en este montón? ¿Por qué? ¿No la
podríamos poner aquí?, etc. Pueden ser útiles en este caso.
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8
recomendamos que la búsqueda de cambios de criterios en la clasificación se haga
preferentemente a partir de clasificaciones dicotómicas.
Por todo lo expuesto, en estas actividades como en todos los ejercicios de clasificación
ya mencionados, son igualmente importantes la justificación de respuestas, la confrontación
de opiniones entre los niños y los interrogatorios del maestro.
Así pues, en todos los casos, ya sea en actividades individuales como de equipo o de todo el
grupo, el maestro pedirá a los niños que:
- Expliquen lo que hicieron: ¿en qué te fijaste para poner éstos juntos?
- Digan en qué se parecen todos los elementos reunidos en las diferentes colecciones, qué
nombre puede dársele a cada una de ellas y cuál es su diferencia respecto a las demás.
- Recuerden, en el caso de clasificaciones dicotómicas, que todos los elementos deben estar
repartidos solamente en dos conjuntos.
Las actividades dadas como ejemplo en 3.1. y 3.2. Pueden ser ampliadas; en el momento
oportuno, pidiendo a los niños cambios de criterios en las clasificaciones por
ellos efectuadas.
Recordamos al maestro que lo que aquí señalamos son sólo sugerencias de actividades en
base a las cuales él podrá diseñar muchas otras.
3.4. DESCUBRIR CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN.
Estas actividades deben hacerse un tiempo antes de las que aparecen en 2.1. De
15
7
La importancia de estas actividades radica principalmente, en tres hechos:
Así pues, al reflexionar sobre clasificaciones hechas por otros y descubrir el criterio
empleado en cada caso, podrán darse cuenta de que un mismo material puede ser clasificado
de diferentes formas.
MATERIAL: objetos o figuras que permitan ser clasificados de acuerdo a diversos criterios
(juguetes, vegetales, transportes, animales, etc. Ver punto 4.2. en esta misma sección,
pág.325 y los ejemplos de material que se sugieren en la págs. núm.201 y 202).
El maestro da a cada miembro del equipo un mismo tipo de material (por ejemplo: animales, o
transportes, o formas geométricas de plástico o cartón, etc.).
Pide a los niños que cada uno forme con su material los conjuntos que quiera. Hecho
esto los compañeros de la mesa trataran de explicar (“adivinar”) en qué se parecen todos los
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8
elementos de los conjuntos construidos por cada uno de ellos. El maestro estimula a los niños
para que se hagan preguntas unos a otros, traten de ver si las colecciones formadas pueden
verdaderamente definirse con el término que proponen el niño que la construyó, si los
compañeros encuentran el criterio de clasificación empleado, etc.
El siguiente párrafo es una pequeña muestra de cómo los niños pueden desenvolverse
en una situación como la descrita*. Cabe aclarar que en este caso el material que la maestra
proporcionó a los niños estaba formado por animales y vegetales.
- Raimundo realiza dos conjuntos, el de los animales y el de los vegetales y pregunta quién
sabe cómo explicarlos.
- Rosario – los animales aquí (señala uno de los conjuntos) y no animales (señala el otro
conjunto).
- Carmen – (refiriéndose al conjunto de los animales); lo que va por la tierra, por el agua, y
los que vuelan y los que comen.
- Raimundo elige un pollito del conjunto de los animales y dice: ¿éste va por la tierra, por el
agua y vuela?
Daremos ahora un ejemplo de cómo puede conducirse un trabajo de este tipo a partir
de una clasificación hecha por el maestro.
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7
El maestro clasifica:
- Si se trata, por ejemplo, de animalitos de plástico, puede hacer dos montones poniendo en
uno los que vuelan y en otro los que no vuelan. Los niños tienen que descubrir el criterio de
clasificación usado por el maestro. Para ello les puede ayudar con preguntas como: ¿por
qué creen que puse estos animales juntos? ¿en que se parecen? ¿en qué me fijé para
ponelos juntos?
- Hace luego otra clasificación cambiando de criterio, pone por ejemplo, las figuras en tres
montones: los que tiene cuatro patas, los que tiene dos y los que no tienen patas.
Pregunta: ¿ahora en qué me fijé para poner éstos juntos? ¿y éstos otros en qué se
parecen?, etc.
- Se “equivoca”. El maestro pone una de las figuras en un montón al que no pertenece: por
ejemplo, pone un perro en el conjunto de los animales de dos patas. Dice: fíjense bien si
hay algún animalito que no esté en su lugar. Si encuentran uno que esté equivocado,
pónganlo donde debe ir.
Las actividades que se sugieren en este punto se inician cuando los niños ya son
15
8
describen en “maquinas” I, II y III de la secuencia de número (ver págs. núm. 160 a 165).
Se pretende pues que los niños descubran la relación parte-todo que existe entre las subclases
y la clase mayor que las engloba.
G. Sastre y M. Moreno* nos muestra en los siguientes párrafos las dificultades que a
este respecto tuvo un niño al intentar una clasificación con imágenes de distintos animales:
los niños más jóvenes de la clase tuvieron dificultad en aplicar el concepto animal al conjunto
de los peces que diferenciaron espontáneamente del resto. Los peces sólo eren considerados
como animales si permanecían agrupados con otra clase de animales, pero a partir del
momento en que los diferenciaban como seres acuáticos les negaban la pertenencia a la
clase general de animales.
Veamos algún ejemplo de esta dificultad de relación el todo con la parte. Rosario
aplica el concepto animal a uno de los conjuntos que realizo, pero niega a los animales
acuáticos la pertenencia de dicho conjunto.
Rosario – Aquí peces (conjunto A) y aquí un pájaro, una mariposa y un león (conjunto A´).
Maestra - ¿Por qué los has puesto juntos (señala A´)?
R – Porque son animales.
M - ¿Y estos (señala animales acuáticos)?
R – Peces del agua.
M – ¿De qué es tu álbum?
R – De las aguas.
M - ¿Y éste (señala león)?
R – Es de los que no van por el agua.
M - ¿Podríamos ponerlos todos juntos?
R – No, aquí animales y aquí peces.
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7
puede a la vez aplicarlo a seres que viven en medios tan distintos como el acuático y el
terrestre, por lo que limita el concepto “animal” a estos últimos.
Las respuestas de la niña del ejemplo dejan ver claramente la dificultad para
comprender que si bien los peces forman por sí mismo una clase, esta es a la vez una parte
de la clase de animales.
4.1. ÁLBUMES:
Esta actividad, además de la utilidad que tiene por sí misma, puede servir al maestro
para darse cuenta de qué niños manejan ya las relaciones parte - todo antes descritas y
cuáles son los que se verían más beneficiados con los ejercicios que aparecen en las partes
4.1.2. a 4.2.4. Puede, además combinarse con el trabajo sobre álbumes que aparece en la
(propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita pág. 168).
MATERIAL: cualquier clase de objetos (reales, de juguete o en imágenes) que pueden ser
agrupados en dos subclases que a su vez formen una clase mayor; ejemplos: animales,
vegetales, transportes, etc. Aquí describimos un ejemplo con animales, para el cual se
15
8
requiere: estampas de animales diversos (distintos tipos de aves, mamíferos, peces, insectos,
etc.), pegamentos y dos hojas grandes de papel para cada niño.
El maestro da a cada niño varias (15 a 20) estampas de animales con las características
descritas y le pide que los reparta como quiera en ambas hojas de papel, pero cuidado que
pueda luego explicar en qué se parecen todos los animales colocados en una misma hoja.
Cuando los niños han formado sus colecciones (y antes de pegar las estampas) cada uno
comenta su trabajo con los compañeros de mesa. Esto ayudara a que cada quien vea si no ha
colocado mal alguna figura, en función del criterio de clasificación que haya elegido, etc. Aquí
el maestro puede intervenir con las preguntas habituales orientadas a la reflexión de los
alumnos.
Cuando todos los niños han pegado sus estampas se reúnen las hojas para formar
un álbum del equipo, o bien pueden reunirse todos los trabajos para formar un álbum del
grupo. Estos álbumes pasaran a formar parte de la biblioteca del salón (ver “Propuesta para
el aprendizaje de la lengua escrita”, pág. 109).
Objetivos: descubrir que determinadas subclases (ejemplo, los diversos animales) forma una
clase (animales) y que ésta, unida a otra complementaria (en este caso, vegetales), forma una
clase mayor (la de los seres vivos).
Materiales: objetos (reales, de juguete o en imágenes) pertenecientes a una misma clase, que
permitan efectuar agrupamientos como alguno de los que se muestran en los ejemplos
15
7
siguientes:
1) 2)
Vegetales
(Tal vez los niños podrían Juguetes
denominarlos “comida”
Animales Vegetales
El maestro da a los niños el material mezclado y les pide que los clasifique. Permite
que intenten varias clasificación, las comenten con sus compañeros y les ayuda con las
preguntas habituales orientadas a la reflexión hasta que logren hacer una clasificación
dicotómica, separando el material en frutas y verduras.
Esto significa que ellos podrán, por ejemplo, agrupar en una colección ciertas frutas
“porque tiene cascara dura”, en otra las frutas “que son grandes”, en otra más “que son
sabrosas” o “las que se pelan para comerlas”, etc. A partir de estas subcolecciones es donde
puede aparecer mezcla de criterios porque una misma fruta puede pertenecer a varia
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8
subcolecciones a la vez. Mediante la confrontación de opiniones y las preguntas del maestro,
los niños llegaran a descubrir las semejanza que tienen entre si todas esas subclases que
forman la clase de las frutas. Lo mismo sucederá en el caso de las verduras.
Una vez lograda esa clasificación el maestro propicia que los alumnos descubran las
propiedades comunes de los conjuntos formados. Para ello, reúne ambos conjuntos y
pregunta en qué se parecen todas esas cosas.
Posiblemente los niños presenten dificultades para descubrir y denominar la clase
abarcativa (vegetales o, tal vez, “comida”). En este caso el maestro propiciara la
confrontación de opiniones entre ellos y hará preguntas orientadas a que los alumnos
analicen y descubran las semejanzas que tienen entre si las futras y las verduras.
El descubrimiento de la clase abarcativa no es para los niños tan simple como podría
parecer a los ojos del adulto. Para lograr la adición de subcolecciones que esto implica, los
niños deben superar las mismas dificultades que tuvieron para llegar al concepto de fruta y
verdura, pero ahora a un nivel de abstracción mayor.
Maestra - ¿Cómo podrías explicar todo lo que está aquí? (se trata de seres vivos).
María – Cosas que se comen (hay algunos comestibles).
Elisenda – Cosas que viven en el mar.
Jorge – (Señala una zanahoria). ¿Esto vive en el mar?
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7
Ramón – Nacen
Maria – Este nace, éste nace, éste nace…
Elisenda- Todos se hacen mayores, crecen y nacen. Este fragmento de Dialogo nos muestra
como María y Elisenda, 1apartir de la ayuda de Jorge Ramón, son capaces de aplicar a todos
los seres vivos del conjunto una misma propiedad, y como Elisenda puede gracias a la
diferencia de que los seres vivos nacen realizada conjuntamente por Ramón y María,
completar la definición de los seres vivos.
Esta nueva construcción permitió a los niños integrar en un mismo conjunto elementos
perceptivamente tan diversos como una flor y un caballo y como una zanahoria y un delfín.
A partir de las explicaciones que hemos dado en los puntos anteriores, puede fácilmente
advertirse la dificultad que los niños tienen para entender que un mismo objeto
(o conjunto) puede pertenecer a clases distintas simultáneamente; es decir que, por ejemplo, un oso
es un animal, pero que también es, a la vez, un cuadrúpedo, un mamífero, un animal con pelo, etc.
Por tanto, el oso puede ser incluido en cualquier conjunto definido por alguno de esos atributos
puesto que puede pertenecer a todos ellos, según el criterio de clasificación que se elija en un
momento dado.
Así pues, el tipo de actividades que como ejemplo desarrollaremos en seguida en los puntos
4.2.2., 4.2.3. y 4.2.4. Tiene por objeto contribuir a que los niños descubran que:
- Lo que define a todo objeto es el género al que dicho objeto pertenece y sus diferencias
específicas.
OBJETIVO: Tomar conciencia de las acciones realizadas para formar una clase abarcativa y su división
en subclases.
15
8
Para estas actividades se utiliza un material similar al planeado en 4.2.; a fin de facilitar
la comprensión de las mismas, mantendremos aquí el material que ahí se toma como
ejemplo (vegetales).
diversos materiales los niños llegan a descubrir y denominar la clase abarcativa, en este caso
“ vegetales”, el maestro les pide que repartan nuevamente esa colección total en dos
subcolecciones y las determinen les pide que se fijen muy bien en cómo están agrupados los
objetos, y en qué forma los dividen, para que luego puedan explicar que elementos formaban
el conjunto inicial ( clase abarcativa) y que nombre le habían dado ( vegetales).
Es necesario que el maestro esté alerta al tipo de preguntas que conviene hacer a los
niños a fin de que estos puedan denominar, las colecciones y subcolecciones que forman, así
como los elementos que componen a estos, ya que en este tipo de situaciones los alumnos
suelen presentar dificultades como las siguientes:
ejemplo, en lugar de decir que las frutas las tomaron del conjunto de los vegetales, dicen:
c) Confunden el subconjunto con el conjunto inicial y dicen, por ejemplo: “éstas (frutas)
son los vegetales y los sacamos del conjunto de los vegetales”, en vez de: “estas son frutas y las
sacamos del conjunto de los vegetales”.
15
7
En otras palabras, en este momento el niño es capaz de construir la noción de una
colección o clase abarcativa de manera ascendente. Es decir que: mediante la reunión de
elementos en base a sus propiedades comunes (por ejemplo: naranja, sandía, plátano, etc. y:
lechuga, pepino, zanahoria, etc.) forma subcolecciones (frutas y verduras); y, en base a las
propiedades que estas subcolecciones tienen en común, forma una colección más abarcativa
(vegetales). El niño comprende, por ejemplo, que: frutas secas + frutas jugosas= frutas, y que:
frutas + verduras= vegetales.
Así pues con estas actividades al propiciar que los niños reflexionen acerca de las
acciones que tuvieron necesidad de llevar a cabo para reunir y separar subcolecciones (como:
frutas + verduras = vegetales; frutas secas+ frutas jugosas = frutas; frutas grandes+ frutas
chicas= frutas, etc.), se favorece que lleguen a descubrir y coordinar las diferencias
específicas de una subcolección con las características comunes (ò genéricas) a todas las
subcolecciones formadas.
MATERIAL: Las subcolecciones formadas por los niños en el desarrollo de la actividad anterior
(4.3.1.).
15
8
En los párrafos siguientes Sastre y Moreno 1 nos muestran un breve ejemplo del
desarrollo de esta actividad, en una situación donde los niños explican en qué conjuntos
podrán colocar diferentes animales:
Meritxell tiene en sus manos un delfín, lo coloca en (el conjunto D) y dice: “nace y vive”,
lo coloca en C y dice: “es un animal”, lo coloca en B y dice: “va por el agua” y finalmente lo
coloca en A’ y dice: “Tiene pulmones”.
Es importante hacer notar que cuando los niños analizan las propiedades de distintos
objetos y su posible pertenencia a diversas subcolecciones, el pedirles que recuerden además
la colección que los engloba (tal como se explicó en 2.2.), les permite: Lograr un
conocimiento más amplio y detallado de los objetos y b) la posibilidad de definirlos y
ubicarlos en un sistema clasificatorio construido por los niños mismos.
Para los niños puede ser especialmente interesante que se utilicen juguetes varios de
diferentes materiales (plástico, madera, metal, etc.); pueden emplearse también, formas
geométricas, con características similares a las mencionadas respecto a los juguetes.
pregunta cómo es y pide a un niño que agrupe todas las cosas que se parezcan en algo al objeto
elegido. Los compañeros de mesa podrán hacer al niño observaciones y sugerencias. Cuando el niño
está seguro de que ya no quedan objetos parecidos al objeto de referencia. El maestro aparta el
conjunto formado. Pide a otro niño que, del material sobrante, elija otro objeto y forme una nueva
colección, ahora en base a éste elemento de referencia.
15
7
El juego continúa de la misma manera con los miembros restantes del equipo hasta agotar el
material.
Una vez hecho lo anterior, el maestro pide a cada niño que explique en qué se parece la
colección que formó el elemento de referencia y vuelve a preguntarle cómo es dicho
elemento.
Cuando se ha terminado esta primera ronda del juego, y si los niños mantienen el interés
por la actividad, se puede iniciar una segunda vuelta eligiendo en este caso elementos de
referencia distintos a los empleados en la primera ocasión.
Puede darse el caso de que los niños aún cuando elijan nuevos objetos como referencia,
no logres desprenderse del atributo en que se fijaron en la primera ronda para ubicarlos en
determinado conjunto; por ejemplo, si un bloque rojo de madera fue colocado la primera vez
con “las cosas de madera” ahora, al tomarlo como elemento de referencia quieran formar en
base a él nuevamente el conjunto de las cosas de madera. En este caso el maestro propiciará
el cambio de criterio diciendo, por ejemplo, que “no se vale repetir” y, si antes se fijaron en
que era de madera, ahora se tienen que fijar en otra cosa.
A medida que los niños van formando las diferentes colecciones pueden ir
registrándolas en un papel, ya sea por medio de dibujos o escribiendo; en ambos casos se
respetará en nivel en que cada uno puede hacerlo.
De esta manera, si se juegan dos o más rondas, los alumnos al finalizar el juego, podrán hacer
algún texto o dibujo donde expliquen lo que hicieron y cada quien relate lo que quiera acerca de
ello. Por ejemplo: “hoy jugaremos a hacer conjuntos; pusimos primero en lápiz y luego le pusimos
15
8
juntas todas las cosas de madera”, etc. “la primera vez el coche rojo quedó con las cosas rojas y en
la segunda vuelta quedó con las cosas de plástico”, etc.
4.3. COMPOSICIÓN ADITIVA DE CLASES Y SU RELACIÓN CON LAS OPERACIONES DE SUMA Y RESTA
Habitualmente los instructivos de los libros de textos de matemáticas plantean al maestro la
necesidad de que los alumnos realicen actividades de clasificación por la importancia que ella
tiene en relación del número y a las operaciones aritméticas. Y el primero de estos aspectos
ya lo hemos tratado en las páginas núm. 162 a 165 de esta propuesta y pensamos que el
maestro no tendrá mayor dificultad de comprender lo que ahí se expone al respecto.
Sin embargo, las relaciones que guarda la clasificación con las operaciones de suma y
resta pueden no ser tan fácilmente perceptible; por lo tanto intentaremos ahora
proporcionar algunos elementos que faciliten la comprensión de ellos.
Retomando el ejemplo que dimos en 4.2. (pág. núm. 223) vemos que en un momento
dado el niño llega a comprender relaciones tales como: frutas secas (A) + frutas jugosas (A’) =
frutas (B) y que: frutas (B)+ verduras (B’) = vegetales (C), etc.
Si la misma situación la trasladamos a una suma aritmética, veremos que esta adición
(lógica) de clases está igualmente presente. Podríamos poner por ejemplo: dos nueces (A) +
tres naranjas (A’) = cinco frutas (B), etc.
En este caso hemos podido sumar clases distintas (nueces + naranjas) porque ambas pueden
formar una clase mayor (frutas).
Podemos sumar también clases iguales, por ejemplo: 3 barcos+ 8 barcos + 4 barcos por
que en total obtendremos 15 barcos. Pero no podremos sumar por ejemplo, 3 barcos, 2
naranjas por que el resultado, si bien sería correcto en número (5), ambas clases no pueden
15
7
ser sumadas porque “barcos” y “naranjas” no son susceptibles de formar una clase
abarcativa.
Es frecuente que los niños aún en grados superiores al 1º de primaria, ante un
problema planteado tiendan a sumar (o restar, etc.) cuanto número aparezca en él. Esto, a
simple vista impresiona como falta de comprensión a un problema por parte del niño, lo cual,
es cierto; pero esa falta de comprensión muchas veces radica fundamentalmente en dos
hechos:
Así los niños, al no advertir las diferencias entre las clases ni las relaciones implícitas en
la composición aditiva de las mismas, suelen sumar caballos con paquetes de cajas y restar
pesos de frutas, etc. Muchas veces se sorprenden cuando al sumar, por ejemplo, 7 niños+ 8
refrescos obtuvieron un total de 15 y el maestro les puso “tache”. Alegan que “la suma” está
bien, lo cual es cierto pero sólo desde el punto de vista estrictamente numérico, no así desde
el punto de vista de la lógica de clases.
2) Esta dificultad para captar la importancia de analizar qué clases están en juego en el
planteamiento de un problema, qué relaciones guardan entre sí, etc. contribuye a la escasa
comprensión del significado y uso de los signos aritméticos (+, -, =), todo lo cual lleva
frecuentemente a los niños a preguntar ante un problema que se les plantea: “¿Es de más o
de menos?”.
3) Volviendo a nuestro ejemplo, recordemos que si bien el niño en cierto momento llega
a comprender la composición aditiva de las clases en forma ascendente (como A + A’ =B; B +
B’ = C, etc.) ello no lo lleva automáticamente a la construcción de las reglas inversas como: B
– A’ = A o C – B = B’, etc.
15
8
No es necesario explicar la importancia de que el niño llegue a construir este tipo de relaciones
y su implicación en los problemas aritméticos de resta.
Será pues muy importante que el maestro, en la misma época en que lleva a cabo los
ejercicios sobre composición aditiva de colecciones aquí propuestos, paralelamente
El maestro puede proponer, por ejemplo, que cada quien haga un pequeño texto
donde expliquen lo aprendido o lo que más le interesó del tema tratado. Si se emplearon
materiales de la naturaleza (animales, flores, etc.) el niño podrá hacer un texto al respecto; o
bien, si el material usado era retacería de telas, puede formarse un álbum grupal o de cada
equipo donde aparecen trocitos de tela que estén clasificados de acuerdo a su textura o
color, a su uso (prendas de vestir para cuando hace frío o calor), etc.
15
7
En la página 168 de la “Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita” aparecen
sugerencias sobre este tipo de trabajos. Igualmente, en las págs. núm. 281 a 283 de esta
propuesta se dan sugerencias acerca del trabajo con representación gráfica.
SERIACIÓN
Toda seriación implica un orden, por tanto, en la secuencia de actividades que aquí
desarrollamos se incluyen algunas que el niño trabaja con conceptos de orden sin que
necesariamente tenga que hacer una seriación propiamente dicha. Otras, en cambio,
proporcionan en el niño la necesidad de construir series de diversos tipos.
En otras palabas, a veces proponemos tareas en las que el niño, por ejemplo, debe
descubrir el orden en que están colocados ciertos objetos o efectúen determinadas acciones;
otras a veces tendrá que descubrir las reglas que componen una serie y, en otras ocasiones,
se verá en la necesidad de construir series donde, a semejanza de la serie numérica,
intervienen de alguna manera las relaciones mayor que - menor que.
Así como el niño pasa por ciertas etapas antes de poder efectuar algunas operaciones
con clases (período operatorio de la clasificación), pasa también por dos etapas antes de
poder efectuar una seriación operatoria.
15
8
a sus diferencias ya sea de tamaño (del más chico al más grande o a la inversa), matiz (del
más oscuro al más claro), de textura, longitud, etc.
Ejemplo:
En este tipo de series a semejanza de la serie numérica cada elemento (excepto el primero y
el último implica) una relación de mayor que – menor que respecto al resto de elementos
que le anteceden o le suceden en la serie.
A continuación exponemos brevemente las características del proceso que lleva al niño
Podemos seriar una cantidad de diez o más elemento anticipando el proceso requerido
para hacerlo. Por ejemplo, si seriamos de acuerdo al tamaño seleccionaremos el más
pequeño (en una serie creciente) o el más grande (en una serie decreciente) para proseguir
con los elementos restantes de la misma forma, de acuerdo a un método sistemático.
Colocamos cada elemento de la serie sin necesidad de compararlos con todos los
precedentes ya que si sabemos que es mayor (o menor) que el último es, necesariamente
menor (o mayor) que todos los anteriores. Esto implica que ya hemos construido la relación
de transitividad implícita en la serie, es decir: si A es mayor que B y B es mayor que C,
necesariamente A es mayor que C.
15
7
o a la inversa si se trata de una serie decreciente. El ser capaces de establecer ambas
relaciones al mismo tiempo implica que hemos construido (comprendido) la reversibilidad de
la operación de seriación.
Todo esto nos permite obtener un resultado igualmente correcto, aun si se nos pide
que vayamos dando elementos en el orden necesario para que otro construya la serie detrás
de la pantalla.
Durante el primer estadio, hasta aproximadamente los 5 años, el niño establece parejas
de elementos; es decir que si ordena por ejemplo, palitos de acuerdo a su tamaño, coloca una
grande con un pequeño, otro grande con uno pequeño; no compara cada elemento con los
restantes, sino que establece una relación entre dos conjuntos: los elementos grandes y los
elementos pequeños. Luego podrá hacerlo entre 3 elementos, apareciendo el mediano en su
pequeña serie. Puede también llegar a seriar cuatro o cinco
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En el segundo estadio, desde los cinco hasta los siete años aproximadamente, el niño:
• Sin embargo, a diferencia del adulto no puede dar los elementos en el orden correcto
para que otro construya la serie detrás de una pantalla porque aún no es capaz de anticipar el
proceso que se requiere para ello. Por eso únicamente puede construirla si tiene a la vista
todos los elementos para ir comparando cada uno de los que ya ha colocado.
• Necesita comparar cada elemento con todos los que le preceden, lo cual implica la
ausencia de la transitividad (la transitividad es característica del estadio operatorio).
• Hace las comparaciones en forma sucesiva. Es decir que para el niño el elemento
colocado será más grande que el anterior, pero no puede considerar que es al mismo tiempo
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más pequeño que el siguiente. Esto nos indica la ausencia de la reversibilidad. La
reversibilidad es característica del período operatorio y su ausencia hace que el niño del
segundo estadio experimente grandes dificultades para intercalar elementos en una serie ya
formada pues, al no ser todavía capaz de tener en cuenta al mismo tiempo que el elemento
que va a intercalar sea a la vez más grande que el anterior y más pequeño que el siguiente.
Cuando tiene que intercalar prefiere destruir lo ya hecho para comenzar de nuevo.
1. ACTIVIDADES DE ORDEN
Las actividades que aquí aparecen con los títulos: “Actividades de orden”,
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todos excepto el cero, tienen un antecesor y todos tienen un sucesor, por ejemplo: el 5 tiene
como antecesor al 4 y como sucesor al 6.
Como sucede con las demás nociones, el niño construye la noción de orden a partir de la
reflexión que realiza al establecer determinadas relaciones entre los objetos.
Para ello, a partir de algunas manipulaciones que realicen los niños y de acciones que
expresen de forma verbal o representen gráficamente, el maestro propiciará la reflexión de
los alumnos. Es importante que utilicen el vocabulario ligado a la noción de orden, es decir las
expresiones “antes de…”, “después de…”, “entre…”, y…”, ya que el niño suele tener
dificultades con este vocabulario cuando solamente se le propone en las actividades
numéricas y no ha trabajado previamente con él en actividades no numéricas (por ejemplo:
“Cuál número va después del 4?” “Cuáles son los números que van antes del 6?”, etc.).
El trabajo que se sugiere pretende partir de un campo conocido para el alumno para así
aprovechar sus experiencias cotidianas en lugar de pasarlas por alto. Permite proponer
progresivamente la noción de orden a partir de situaciones al alcance de los niños y preparar
el camino para las actividades numéricas fundamentales.
El maestro dice a los niños que en la fila se van a formar de una manera diferente a
la de todos los días. Enuncia rápidamente los nombres de los niños de acuerdo al nuevo
orden de formación. Luego les pregunta si se acuerdan en qué lugar les tocó, de acuerdo al
orden que él acaba de proponer al decir sus nombres. Seguramente los niños no podrán
recordarlo, por tanto les pregunta qué podrían hacer para acordarse rápidamente y poder
saber en cualquier momento qué lugar les corresponde.
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Los niños pueden proponer diferentes cosas, como el irse formando a medida que se
van enunciando los nombres, o escribirlos en el pizarrón, etc. El maestro favorece la
confrontación de opiniones entre los niños y permite que ensayen sus diversas sugerencias.
El maestro les hace reflexionar que se trata de poder saber en cualquier momento y de la
manera más rápida en qué lugar se tienen que formar.
Si los niños no lo proponen, el maestro sugiere el uso de las tarjetas “los escudos” para
pegarlos en la pared de acuerdo al orden en que se van a formar los niños, y así poder
recurrir a ellas en cualquier momento.
Pueden hacer un trenecito con las tarjetas de los niños. Cada tarjeta corresponde a un
vagón. La que ocupe el primer lugar será la máquina y por tanto el dueño de la tarjeta le
corresponde el primer lugar de la fila; la que quede en último lugar será el cabús y el niño el
último de la fila.
El maestro una vez que ha pegado las tarjetas para hacer el tren, hace preguntas a los niños:
En distintos días, el maestro propone a los niños jugar a cambiar de lugar los vagones del
tren. Así, el orden de los niños en la fila igualmente cambiará.
VARIANTE 1.
Además de utilizar la tarjeta del dibujo que identifica a cada niño (ver “Los escudos”) se
pueden usar las tarjetas de nombre propio (ver Propuesta para el aprendizaje de la Lengua
Escrita, pág.152).
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¿Quiénes van entre ésta y ésta ?
El maestro lee un cuento a los niños. Después les hace preguntas acerca del orden
en que sucedieron las cosas en el cuento. Les pregunta, por ejemplo: ¿Qué pasó después de
que Juanito tiro los frijoles por la ventana? ¿Qué le dijo su mamá antes de que se trepara a las
plantas gigantes? ¿Qué hizo Juanito antes de tocar la puerta del castillo?, etc.
VARIANTES.
Esta misma actividad se puede hacer partiendo de otras situaciones: el maestro cuenta
una historia a los niños, o bien los mismos niños leen el cuento, o platican sobre un programa
de televisión que la mayoría haya visto el día anterior. En todos los casos el maestro hace
preguntas a los niños como se indicó anteriormente.
Después de preparar algún alimento (ver pág. 340) recuerdan los pasos que
siguieron para su elaboración. El maestro les pregunta por ejemplo: ¿Qué hicimos antes de
disolver la gelatina en el agua? ¿Qué le pasó al agua después de que le pusimos la gelatina?
¿Qué tuvimos que hacer antes de comer la gelatina?
Este trabajo favorece, además, de establecer relaciones de orden, que los niños reflexionen
acerca de las transformaciones que suceden a los alimentos cuando se realizan diferentes
acciones para prepararlos. Por tanto, esta actividad también está encaminada al
conocimiento del mundo físico.
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El maestro pide a los niños que se fijen bien qué calles recorren y en qué orden, para
llegar a la escuela. Les pregunta qué podrían hacer para que no se les olvide por cuáles calles
fueron pasando. Si a los niños no se les ocurre, el maestro les propone que lo escriban como
puedan en su cuaderno.
Al día siguiente cada niño platica por cuál calle pasó primero, por cuál después,
• El maestro puede proponer a los niños el trabajo con gráfica de barras acerca de los
transportes que utilizan para llegar a la escuela (ver Representación, págs. núm. 325 a 327)
NOTA: Es preferible realizar esta actividad solamente que los niños vivan en poblaciones
pequeñas o en áreas muy cercanas entre sí; de lo contrario, es decir, si vivieran en sitios muy
alejados unos de los otros, tal vez no le sería interesante el estar oyendo a otros compañeros
enunciar nombres de calles que no conocen.
VARIANTE 1.
respecto al área de la misma escuela, por ejemplo: Si queremos ir desde nuestro salón a la
Dirección, ¿Por cuál salón tenemos que pasar primero? ¿Y después de ése?, ¿Por dónde
tenemos que pasar antes de llegar a los bebederos? etc.
VARIANTE 2.
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Realizan la actividad “Rutas” (ver pág. núm. 449). Cada vez que un niño ha
inventado un camino para ir de un punto a otro, el maestro hace preguntas a los alumnos
respecto al camino recorrido por su compañero, por ejemplo: ¿Por dónde se fue Andrés antes
de pasar por debajo del escritorio? ¿Por dónde se fue después de pasar por el pizarrón? etc.
1.5. SECUENCIAS.
Ejemplos del material utilizable para esta actividad: historias mudas (las acciones de un
niño desde que se levanta hasta que llega a la escuela); la secuencia: semilla, semilla
germinada, planta chica, planta crecida o con flores, etc.
El maestro da las láminas desordenadas a los niños. Les pide que digan qué ven en
cada dibujo. Luego le dice van a ordenar figuritas poniendo primero lo que pasa primero.
¿Después qué sucede? ¿Y después? Hace preguntas orientadas a que los alumnos justifiquen
la colocación de algunas de las tarjetas en un lugar determinado: ¿Esta no podría ir aquí (en
algún lugar incorrecto o posible)?.
Si hay errores, el maestro señala la figura mal ubicada y dice: Esta, ¿está bien aquí? ¿La
podríamos poner acá? (la cambia de lugar). Tanto si los niños responden sí como si dicen no,
el maestro les pregunta por qué.
Esta actividad puede repetirse varias veces durante el año, utilizando diferente material que
implique una secuencia de tiempo.
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El maestro muestra al grupo la guía de T.V. y copia en el pizarrón los programas
correspondientes a un solo canal, con su horario respectivo. Anota únicamente los programas
que pasan a la hora exacta, por ejemplo (verificar programas actuales):
CANAL 5.
Hora Programa
2 Noticiero
3 Los picapiedra
4 Don Gato
5 Los superamigos
6 Los supersónicos
7 Disneylandia
8 Chespirito
El maestro se asegura que los niños comprendan la programación y luego les hace
preguntas orientadas a establecer relaciones de tiempo entre los distintos programas: De los
programas que yo escribí en el pizarrón, díganme uno que sea dos horas antes que
Disneylandia.
- Díganme un programa que sea tres horas después de Don Gato.
- Si yo llego a mi casa a las tres, ¿Qué programas puedo ver?
- Si llego a las cuatro, ¿Qué programas me perdí? ¿Cuántos son?
- Si llego a las dos a mi casa, y me duermo a las siete, ¿Cuáles programas podré ver?
¿Cuántos son?
- ¿Cuáles programas puedo ver si llego a las tres y a las seis me voy al mercado?
¿Cuántos son?
- Si llego a mi casa a las dos, ¿Cuál es el primer programa que puedo ver? ¿Y el
segundo? ¿Y el tercero? etc.
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OBJETIVO: establecer un orden dentro de una clasificación.
MATERIAL: para cada equipo: un juego: de las siguientes figuras geométricas de cartulina, del
- Unas tijeras
Explica a los niños que el juego se trata de hacer todas las diferentes casitas que
puedan. Cada casita debe llevar un techo, una pared y una puerta. No se vale que repitan las
casitas.
En cada equipo hay un secretario al que se le entregan los lápices de colores y la hoja de
papel, para que registre las casitas que sus compañeros van formando.
El material permite hacer sólo 2 casas completas al mismo tiempo, por lo que el
secretario tiene que hacer el registro rápidamente para que después las deshagan y los
compañeros formen otras casitas diferentes (que también las registra el secretario).
Como no se vale repetir las casas que ya hicieron, necesitan comparar la recién formada con
las que ya tienen registradas.
Después de una cierta cantidad de casitas hechas, los niños comienzan a repetirlas.
Entonces el maestro les entrega las tijeras y les dice que pueden recortar las casitas del
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registro para ver si acomodándolas de alguna forma logran saber cuáles casitas les faltan. (Se
trata de recortar las casitas completas)
Los niños, una vez recortadas las casitas buscan diferentes acomodos que les permitan saber
cuál casa les falta, por ejemplo:
En este caso los niños buscaron pares de casas que tuvieran los techos del mismo color,
y las paredes de un color igual. A partir de ello veían qué combinaciones con puertas les
faltaba realizar, ya que las posibilidades eran que en cada par de casas hubiese una puerta
azul y una café. Por ejemplo: en el par de techos rojos y paredes verdes, corresponde una
puerta azul para una casa y una café para la otra casa.
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Otros niños las acomodaron así:
El maestro les preguntó si estaban seguros de que ya no se podía hacer otra casita diferente.
Entonces los niños las clasificaron de acuerdo al color de los techos. Muy cuidadosamente
revisaron y descubrieron cuál era la casita que les faltaba.
VARIANTE 1.
El maestro puede aprovechar este material para hacer reflexionar a los niños acerca de las
formas que tienen las diferentes figuras.
VARIANTE 2.
Esta misma actividad puede realizarse con otro material. Por ejemplo, con ropa deportiva: 3
sudaderas diferentes, 2 “shorts” diferentes, 2 tipos de calcetines diferentes.
1.8. ACTIVIDADES RELACIONADAS CON LECTO-ESCRITURA
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Se sugiere que el maestro trabaje, con los niños que ya manejan una hipótesis
silábicoalfabética, las actividades de las fichas verdes números 79 y 24 de la Propuesta para el
aprendizaje de la lengua escrita.
NOTA: Si los niños aún no han alcanzado el nivel silábico- alfabético o alfabético, el
maestro puede proponer esta actividad y retomarla posteriormente, cuando los niños
manejen las hipótesis ya mencionadas. El trabajo matemático de reflexión acerca del orden
sigue siendo útil en cualquier momento del año en que se realice la actividad.
A continuación proponemos una actividad para trabajar solamente con los niños de
nivel alfabético, y que puede realizarse como trabajo previo a la ficha verde núm. 31 de la
Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita.
• DESMONTAN UN ENUNCIADO.
OBJETIVO: descubrir mediante las partes que componen una oración, que alterar un orden
determinado, puede transformar el todo que se tenía inicialmente.
El maestro describe y lee en voz alta una oración. Subraya cada palabra con un color
diferente. Los niños la copian, leen y luego recortan cada una de las partes señaladas con
color.
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• Realizan diversas combinaciones con las palabras recortadas y leen en cada
caso el texto obtenido. Luego arman la oración, tal como se les presentó originalmente. La
oración seleccionada debe permitir que, al cambiar el orden de las palabras, se produzca:
- un cambio de significado
- un texto incomprensible
- el mismo significado
EJEMPLO DE ENUNCIADO.
En todos los casos al sumar 1 a cualquier número obtenemos el sucesor de dicho número. El
sucesor de 26 es 27, el de 72 es 73, etc.
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La composición de la serie numérica, en el aspecto cardinal, obedece al algoritmo +1,
es decir, a una regla que indica ir sumando 1 para obtener los números sucesores y así poder
continuar la serie hasta el infinito:
La serie de números puede generarse siguiendo también algunas reglas bien precisas
(es decir, un algoritmo). Esto podemos verlo claramente en el marcador de litros de una
bomba de gasolina:
- Después del 9 vuelve a aparecer el cero y se añade una unidad a la cifra que se encuentra en
el cuadro de la izquierda.
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Hemos hablado brevemente acerca de los algoritmos de la serie numérica: en el
aspecto cardinal y en cuanto a la representación de los números.
Siguiendo determinadas reglas, también es posible construir series no numéricas; a estas las
denominamos series algorítmicas.
Un ejemplo de ellas:
Las actividades que se proponen con este tipo de series tienen la finalidad de que el
niño descubra el algoritmo que las conforma. Esto le facilitará posteriormente el
descubrimiento de los algoritmos de la serie numérica.
- un lápiz de color
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- una tarjeta que tiene dibujada una serie algorítmica.
Pregunta a los niños cuál figura creen que se debe dibujar después de la última que él
puso.
Una vez que los niños han descubierto la clave (algoritmo) de la serie, pide a un alumno
que pase al pizarrón para que continúe poniendo las figuras como deben ir. El resto del grupo
opina si el compañero los realiza en el orden correcto.
El maestro organiza a los niños por parejas del mismo nivel de conceptualización y les propone
hacer algunos frisos para decorar el salón.
Entrega el material a cada pareja. El grado de complejidad de la serie algorítmica
dibujada en la tarjeta que entregue a cada pareja, debe estar de acuerdo con el nivel de
conceptualización de esos niños:
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Les explica que van a hacer el friso en el papel manila, donde van a seguir poniendo los dibujos
como deben ir de acuerdo a la tarjeta que él les dio.
• Los niños hacen el friso y el maestro va preguntando a cada pareja cómo se dio cuenta qué
dibujos tenían que seguir poniendo para continuar la serie.
VARIANTE 1.
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En otra ocasión el maestro intercambia las tarjetas a las parejas, de manera que les
toque una serie algorítmica que no habían realizado con anterioridad. Una vez que cada
pareja tiene su tarjeta, continúa la serie en su cuaderno.
NOTA: Esta actividad también puede proponerse para que los niños la trabajen de forma individual.
VARIANTE 2.
cuáles son, etc. Luego las borra y pone en el pizarrón la siguiente serie algorítmica para que
• Pide a los niños que abran su libro de primer año en la página (cualquier página, pero
la misma para todos) para que busquen en ella palabras que tengan alguna de esas letras (b o
d) que él puso en el pizarrón.
Los niños que aún no pueden leer, únicamente identifican las letras (b o d) que
Los niños que pueden leer, copian en una tarjeta las palabras que encontraron para
enriquecer su colección de palabras (ver Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita, pág.
146).
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NOTA: Esta misma actividad puede realizarse con las letras p o q (la serie algorítmica sería
p q p q p q p q p q).
2.2. ADORNOS PARA LA CLASE.
MATERIAL: figuras geométricas de papel china en varios colores, pegamento, cordón o estambre,
para cada niño una tarjeta con una serie algorítmica dibujada.
Los niños construyen cadenas (o cordones o banderines) en las que combinan colores
y/o formas.
El maestro da a cada niño una tarjetita con la clave de composición de la serie
(algoritmo), procurando que a cada niño le toque una acorde con su nivel de
conceptualización.
El material (figuras geométricas de papel china) que el maestro proporcione a los niños
para hacer cordones con banderines, debe estar de acuerdo con las figuras que el maestro
dibuje en la tarjeta (donde da el modelo para continuar la serie). Es decir, debe hacer, por
ejemplo, cuadrados verdes chicos y cuadrados verdes grandes de papel china, y en la tarjeta
que el maestro entrega debe haber cuadrados verdes chicos y cuadrados verdes grandes
dibujados.
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El niño tiene que descubrir la clave de composición de la serie y formar una serie de eslabones
de la cadena (o con banderines).
Los que van terminando su trabajo, intercambian su tarjeta con la de algún compañero
y construyen otra serie. Una vez que las cadenas y banderines están listos, se unen para
adornar el salón.
VARIANTE 1.
En la época del año en que los niños están trabajando con el concepto de decena, el
maestro propone a los niños que la cadena que hagan tenga una decena de eslabones (o que
el cordón tenga una decena de banderines).
VARIANTE 2.
Cuando los niños han trabajado ésta y las actividades anteriores con series algorítmicas,
el maestro les propone que ahora sean ellos los que inventen las claves para que sus
compañeros hagan las cadenas (o cordones con los banderines). Esta actividad se puede
hacer por parejas para que los niños intercambien las tarjetas con las claves que inventaron y
luego mutuamente se revisen el trabajo realizado.
OBJETIVOS. – Descubrir en una secuencia la parte que se repite –elaborar un mensaje que permita
comunicar una secuencia –interpretar el mensaje.
MATERIAL: Cosas del salón que sirvan para producir diferentes sonidos. Pueden provecharse
para que los niños descubran que con su cuerpo pueden producir sonidos y construyan con
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anterioridad instrumentos musicales con material de desecho, por ejemplo un bote con
piedras (maraca), un caja abierta con ligas estiradas (guitarra), dos palos de escoba cortados
(claves), etc.
El maestro pide a los niños que piensen con qué cosas del salón pueden producir
Los niños proponen diferentes formas de producir diversos sonidos, por ejemplo: golpear las
claves, sacudir una lleves, chocar los platillos, tronar los dedos etc.
El maestro sugiere a los niños inventar melodías a partir de los sonidos que ellos
descubrieron. Van a ir repitiendo 2 (ó 3) sonidos; por ejemplo dos palmadas, luego un golpe
con la claves y se repiten después en ese orden para hacer la melodía. 0 un tronido de dedos,
un manotazo sobre la mesa, y se repite la secuencia. O tres sacudidas al llavero, un golpe con
los platillos, y secuencias para hacer la melodía.
VARIANTES 2. LAS MELOSDÍAS SECRETAS
El maestro explica el juego a los niños se necesita que 3 voluntario (A, B, C.) salgan
del salón porque una parte del juego se trata de que no se enteren de los acuerdos que toma
el resto del grupo. Posteriormente irán entrando uno por uno para participar con los
compañeros que se quedaron en el salón.
Los niños que están en el salón inventan una secuencia sencilla de sonidos (2 ó 3 sonidos
diferentes) utilizando los instrumentos musicales y su propio cuerpo.
• Ya que los niños se pusieron de acuerdo sobre la “melodía”, el maestro se asegura que
para todos haya quedado bien claro cuáles son los sonidos que las forman.
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Les explica que van a las llamar a uno de los compañeros que salió del salón para que ellos
le expliquen cuál melodía inventaron y él la reproduzca.
• Entra al salón el niño A y uno de los compañeros le explica que ellos inventaron una
melodía que él tiene que reproducir. Le platica en qué consiste la melodía, cuáles instrumento
intervienen, etc., y le piden que la reproduzca.
Para esta explicación el lenguaje es libre, es decir, el niño le platica a A lo que tiene que hacer
pero no se vale que para explicarle toque los instrumentos ni que haga los sonidos.
• El maestro les dice que toca llama al niño B para que también reproduzca la melodía y
les aclara que ahora no se vale hablar para explicarle qué hacer; por lo tanto les pide que
discurran que podrían hacer para comunicar a B cómo es la melodía que tiene que reproducir.
Los niños se ponen de acuerdo sobre qué van a hacer; el maestro debe permitirles que
experimenten sus sugerencias; lo único que él va a restringir es que para explicarle no se vale
platicárselo ni se vale que toquen los instrumentes o hacerlos sonidos.
De los niños pueden surgir diferentes ideas, como el hacer uso de movimientos (mímica), o
mensajes en los que intervenga el dibujo o la escritura.
Solamente en el caso de que a los niños no se les ocurra nada, el maestro propone que
a B le explique mediante mímica y posteriormente, a C le hagan un mensaje en donde le
pongan qué es lo que tiene que hacer (ver “Los mensajes”, págs. 69 a 72).
Les recuerda que en ningún caso se vale platicarle, ni tocar los instrumentos o hacer los
sonidos para explicar en qué consiste la melodía.
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• El niño B entra al salón. Un compañero le explica que mientras él estuvo ellos
inventaron una melodía que él tiene que reproducir, pero que hablando no se le puede decir
en qué consiste la melodía, por lo que le van a explicar por medio de la mímica.
• El niño B reproduce la melodía. El resto de los alumnos opina si la reprodujo bien o no,
y discuten si mímica fue lo suficientemente clara.
Cuando éste entra al salón le explican de qué se trata el juego, le entregan el mensaje y luego
él reproduce la melodía.
NOTA: Cuando los niños han comprendido bien el juego y trabajado lo suficiente con esta
actividad, pueden complicar las melodías incluyendo una cantidad mayor de sonidos a
reproducir en cada melodía.
Los niños proponen diferentes sonidos (utilizando las partes de su cuerpo y los
instrumentos musicales si los hay). El maestro les pide que de esos diferentes sonidos que
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propusieron escojan solamente 3, porque a partir de ellos van a hacer distintas melodías
combinado los sonidos de forma diferente.
Una vez que los niños se han puesto de acuerdo y elegido solamente 3 sonidos, el
maestro les dice que cada equipo va a inventar una medía con esos 3 sonidos, combinándolos
como ellos quieran y después va a manda un mensaje a otro equipo para éste la reproduzca.
• Los equipos intercambian los mensajes y reproducen por turnos las melodías
correspondientes.
Esta actividad solamente se realiza cuando los niños ya hayan trabajado previamente
LAS ORQUESTAS DEL SALON, y se conduce de la misma manera está hasta antes de la
elaboración de los mensajes.
• El maestro pide a los niños que piensen de qué otro manera se pueden hacer los mensajes
para que no les tome tanto tiempo.
• En un principio, los niños pueden proponer dibujos de los instrumentos musicales o de las
partes del cuerpo que intervienen en la producción del sonido, a manera de símbolos para elaborar
el mensaje.
El maestro debe permitir a los niños experimentar sus sugerencias y llevar a cabo la actividad
con los símbolos que ellos proponen.
Si de los niños no surge una idea al menos similar a ésta, el maestro propone inventar-
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un
dibujo para cada para cada uno de los 3 sonidos. Por ejemplo: para el golpe con las
Ya que los niños se pusieron de acuerdo sobre que símbolo emplear para cada sonido, lo
escriben en el pizarrón. Por ejemplo:
El maestro pide a cada equipo que inventen su melodía, que hagan el mensaje
• En cada ocasión el maestro hace reflexionar a los niños acerca de la claridad de los mensajes.
que representan, por ejemplo para palmada en vez de ; para maraca , etc.
Para ello, el maestro les pide que elaboren los mensajes lo más rápidamente posible
para que no se tarden tanto dibujando, les sugiere que inventen algo que se ponga en el
papel rápidamente.
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Igualmente en la actividad “Las partituras”, después de haber trabajado con símbolos
inventados por los niños, pueden utilizarse colores para identificar a cada uno de los sonidos
Entre las diferentes actividades que el maestro realiza a lo largo del año, existen
muchas que pueden ser aprovechadas para que los niños construyan diversos tipos de series.
Aquí damos al maestro algunos ejemplos, tratando de brindarle orientaciones que le
permitan ampliar y enriquecer su trabajo.
- Papelitos
- Resistol
Los niños preparan frasquitos con jarabes. El maestro pide a los alumnos que todo
los frascos tengan diferente cantidad de jarabe; no se vale que ningún frasco tengo igual
cantidad que otro.
En este trabajo el niño realiza una seriación en base a la cantidad de líquido, lo cual es
posible hacer fijándose hasta donde llega el nivel del agua (por ello es imprescindible que los
frascos sean de la misma forma y tengan el mismo tamaño). Aun cuando el niño no ordene
físicamente los frascos (en fila desde el que tiene menos hasta el que tiene más), está
realizando un trabajo intelectual de seriación al buscar diversos recursos para que no le
quede ningún frasco con la misma cantidad de líquido.
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El maestro pregunta a los niños cuánto podrán costar los jarabes, ya que unos tienen más jarabe
que otros.
Propicia la reflexión en los niños para que éstos lleguen a sugerir que los frascos que
tengan más jarabe costarán más caro que los que tengan menos jarabe. Ponen el precio un
papelito y se lo pegan al frasco correspondiente.
VARIANTE.
Esta es una variante al juego de “La mercería” (ver págs. núm. 489 a 493).
El maestro pide a los niños que platiquen sobre las cosas que han visto en una
mercería. Si los niños no se refieren a los muestrarios que hay en las mercerías, el maestro les
pregunta si los conocen, para qué sirven etc.; Si los niños no saben, él les informa que sirven
para mostrar a los clientes los modelos de mercancía que hay, como los distintos precios que
tienen.
Hacen muestrarios.
El maestro explica a los alumnos que en los muestrarios de las tiendas pegan los
botones en un cartón, ordenándolos según sea su tamaño y entrega a cada pareja el material
para que hagan el muestrario como en las tiendas.
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Cada pareja ordena los botones por tamaño. Si los niños lo hacen bien les pide que
expliquen como lo hicieron. Si cometen errores, el maestro les pregunta ¿todos los botones
están en el lugar que deben ir? Si los niños no se dan cuenta de error, el maestro los ayuda:
- Les dice, por ejemplo: denme el botón más chico, ahora el más grande. El maestro coloca los
dos botones dejando en medio un espacio para poner el resto. Señala el espacio y dice Acomoden
aquí los que faltan, desde el chico hasta el más grande.
- Si tampoco así logran construir la serie, el maestro les da a ordenar menos botones (4 o 5)
que tengan diferencia de tamaño muy marcadas.
•Cuando los niños logran armar la serie, el maestro les pregunta, por ejemplo
¿Cuáles botones son más chicos que el rojo? Enséñame un botón grande que el de
piedritas. ¿Cuáles son más grandes que el negro? Luego señala otro botones de la
serie y hace el mismo tipo de preguntas: ¿Cómo es el botón azul? ¿Qué podemos
decir de él? ¿Es el más… (chico)? ¿Y el blanco es el más… (grande)?
Pregunta por otro botones para que el niño compare los distintos tamaños por ejemplo
¿Cuáles son más chicos que el rojo? ¿Cuáles son más grandes que el verde?, etc.
•El maestro revuelve los botones. Coloca por ejemplo, el botón azul y el blanco
dejando un espacio entre los dos y dice: Aquí (en el hueco) vas a poner un botón
que sea más grande que el azul y más chico que el blanco.
NOTA Cuando el niño ya realiza sin ninguna dificultad las actividades correspondiente a los
niveles anteriores de seriación, el maestro en ocasiones posteriores dará otro tipo de
material cuyas diferencias sean menos marcadas para que los ordene (no necesariamente
por tamaño, puede ser también a partir de diferencias en el grosor, matiz, textura, etc.).
El maestro pregunta a los niños qué precios podrían ponerle a los botones. Los niños
pueden sugerir que los precios vayan de acuerdo con atributos que ellos descubran o les
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resulten atractivos, y no necesariamente en función del tamaño, por ejemplo, el botón que
tiene piedritas brillantes es el más caro porque es “de joya” etc. El maestro permite que los
niños pongan los precios de acuerdo al criterio que elijan; sin embargo, en otro ocasión en
que hagan muestrarios si de los niños no surge la idea, él les propones que los botones
cuenten según su tamaño.
Es muy común que los niños comparen espontáneamente quién tiene el lápiz más
grande y a quién ya se le está acabando de tan chiquito etc. Si el maestro se da cuenta de que
entre sus alumnos surgen este tipo de pláticas, le sugerimos que las aproveche para derivar
de ellas una actividad de seriación como la que aquí proponemos.
MATERIAL: El lápiz de cada niño (no se trata de que lleven lápices nuevos, sino del que estén usando
comúnmente).
- Tela adhesiva.
El maestro divide al grupo en dos equipos. Dice a los alumno que los niños de cada
equipo van a juntar sus lápices y entre todos van a ver quién tiene el lápiz más grande del equipo,
luego cuál sigue a ése, después cuál otro etc.
Les pregunta cómo le podrían hacer para no confundir los lápices y al final cada quién
pueda reconocer el suyo. Algún niño puede decir que reconoce su lápiz porque no tiene
goma, o porque tienen marcas de mordidas, etc., y que no necesita ponerle ninguna otra
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cosa. Otros niños pueden sugerir que cada uno ponga una marca en su lápiz o ponerla cada
uno su nombre, etc. El maestro acepta las sugerencias de los niños y proporciona trozos de
tela adhesiva a los que lo deseen para que en ella escriban su nombre y lo peguen al lápiz.
Los niños buscan formas de saber cuál es el lápiz más grande, y cuáles son los que le
siguen en tamaño. Pueden, por ejemplo, comparar cada lápiz con todos los demás, ir
comparando pares, etc. Y probablemente lleguen a descubrir que para saber el tamaño de
cada lápiz respecto a los demás, es necesario ordenarlos en serie.
El maestro divide al grupo en dos equipos. Pide a uno de los equipos que se formen
por estaturas. El otro equipo opina si los compañeros se están formando bien, si hay niños
que estén en algún lugar equivocado, si alguno tiene que cambiarse de lugar y ponerse más
adelante o más atrás etc.
Estos comentarios ayudan a los niños del equipo que se está formando a encontrar sus
lugares correctos a decir qué se puede hacer, si por ejemplo, dos niños son casi igual de altos
y no es muy evidente iría primero en la fila, etc.
•Los niños del equipo observando pasan a formarse por estaturas. El otro
equipo (que anteriormente se formó) pasa a hacer los comentarios acerca de qué
tan bien está quedando la fila de sus compañeros, si hay algún niño que tenga que
cambiarse de lugar porque sea demasiado alto para estar formado en tal sitio, etc.
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-
Construyen una serie y establecen relaciones dentro de ella.
- Cuantifican.
MATERIAL: listón de 3 cms. de ancho (el necesario) de dos colores diferentes (uno para las
niñas y otro para los varones), tarjetitas, cinta adhesiva o chinche (dependiendo del material
de construcción de las paredes del salón).
Los niños se ordenan por altura en una fila. El maestro debe tener cuidado de no
imponer al niño su lugar, sino que debe hacerlo pensar si está bien o mal ubicado. Por
ejemplo dice fíjate en el niño que está delante de ti, ¿es más alto o más bajo que tú?
• Se elige una pared del salón que tenga espacio y visibilidad adecuada. Los niños
van pasando uno por uno en orden de menor a mayor estatura y el maestro marca en la
pared con gris una rayita que indica la altura de niño. Coloca el listón del color
correspondiente desde el piso hasta la marca. Corta el listón, se lo entrega al niño junto
con una tarjeta en la cual éste debe escribir su nombre. Cuando ya todo han terminado,
pegan cada listón con su tarjeta colocándolos de menor a mayor en la pared. Se construye
una sola serie de listones donde se incluyen los niños y las niñas.
Si algunos no se acuerdan del lugar que les correspondía, el maestro les estimula a que
busquen soluciones; recuerdan quién estaba adelante, comparan las alturas, comparan los
listones etc.
- Si el día anterior faltó algún alumno a la clase el maestro corta el listón que corresponde a la
altura del niño y éste escribe su nombre en su tarjeta. El maestro realiza preguntas que conduzcan a
la intercalación correcta del listón en la serie. Por ejemplo ¿Dónde creen que debe ir el listón de
Paco? ¿Entre cuáles lo ponemos? ¿Es más alto que quién? ¿Es más bajito que quién?
- Interpretan la serie. El maestro hace preguntas ¿De qué color es el listón de las niñas?
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7
¿De qué color es el listón de los niños?
¿Cuántos listones rojos hay?
¿Cuántos listones azueles hay?
¿Cuántos listones hay?
¿Qué hay más listones rojos o listones azules (clase mayor)?
¿Qué hay más listones azules (clase mayor) o listones? ¿Por qué?
(Ver pág. 279 a 281)
¿Quién es el bajito?
¿Quién es el más alto?
¿Qué dice en esta tarjetita?
¿Cuál es el listón más corto?
¿De quién es el listón más corto?
¿De quién es este nombre?
¿De quién es este listón?
¿Quién está entre Lulú y Lupe?
¿Quiénes son más altos que Juan?
¿Cuántos son más altos que Mario?
¿Quiénes son más bajitos que Mario?, etc.
4. ACTIVIDADES DE ORDEN NUMÉRICO.
MATERIAL: para cada niño: 5 cajitas sin tapa con diferente cantidad de frijoles cada una (de 1 a
15) (se puede dar además una cajita vacía).
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El maestro dice a los niños: cada uno va a ordenar las cajitas poniendo primero la que
tiene menos frijoles hasta llegar a la que tenga más. Después pide a cada niño: Muéstrame
una cajita que tenga más de dos frijoles ¿Cuáles tienen más de dos frijoles? Dame las que
tengan de cuatro; busca una que tenga más de tres frijoles pero menos de cinco, etc.
El maestro dice a los niños que van a abrir su libro en la página que está después de
la 6. Les pregunta cuál creen que será el número de esa página. Hace lo mismo para la página que
está, por ejemplo, antes de la 5.
A. Les pide que abran su libro, por ejemplo; en la página cincuenta y dos. Como
posiblemente los alumnos no conozcan este número, el maestro lo escribe en el pizarrón y les
dice: Este (señala el 52) es el cincuenta y dos. Adivinen por qué se llama cincuenta y dos,
enfatiza con la voz al decir (cincuenta y dos). Les hace notar que el cincuenta y dos está
formado por un cinco y un dos y les pregunta ¿Cuál página creen que seguirá a esa? (señala el
52 escrito en el pizarrón). Los niños pueden dar diversas respuestas sin importar que no
sepan los números que siguen; de lo que se trata es que se den cuenta que hay un número
que va variando a medida que pasan las hojas (del 52 cambia a 53, a 54, a 55, 56). Una vez
que los niños han comprendido esto, el maestro les pregunta ¿Cuál número creen que
seguiría al 56?
Luego abren el libro por ejemplo, en la página 83 y el maestro les pregunta ¿Cuál número
creen que seguirá?
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NOTA: Esta actividad solamente se realiza con páginas en las que el número que cambia es el
de las unidades y no cuando cambian las decenas. Por ejemplo sólo con 21, 22, 23, 24, 25, 26,
27, 28 (pero no en casos como 79, 80).
Unen puntos numerados mediante trazos con lápiz. La cantidad de puntos para cada dibujo
debe estar de acuerdo con las cantidades que cada niño pueda manejar. Por ejemplo:
Cuando el maestro prepare los dibujos (similares a los anteriores) para entregar a los
niños, cuida que el número mayor que ponga en los puntos coincida con alguna de las líneas
que proporciona como parte del dibujo y así se cierre la figura. De lo contrario, es probable
que el niño piense que debe unir, por ejemplo, el punto 5 con el 1, lo cual puede provocar
confusión.
Ejemplos:
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4.4. JUEGOS DIVERSOS.
Pueden utilizarse juegos de mesa como la Oca, Serpientes y escaleras, o cualquier juego que
los niños conozcan y que implique seguir la serie de los números.
En caso de usa baraja española, no deben incluirse las cartas del 10, 11 y 12 ya que en estas
barajas la serie numérica se interrumpe en el 7 y salta hasta el 10.
El maestro entrega a cada pareja sus cartas. Toma de ellas alguna y la coloca boca
arriba sobre la mesa. Les pide que encuentren las cartas que irían antes y después de ésa y
las coloquen en fila en el orden que deben ir. Por ejemplo:
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7
VARIANTE: Entre las cartas que el maestro prepara para que los niños las ordenen, pone
algunas repetidas, por ejemplo: pone dos cartas que tengan el seis.
4.6. LAS CARRERAS DE COCHES.
MATERIAL: Para cada niño: un coche de juguete (los niños pueden traerlo de su casa).
Para cada equipo: papelitos y resistol (o etiquetas auto- adheribles), una cartulina, un gis,
lápices.
El maestro explica a los niños que van a jugar a las carreras de coches. Va a ganar el
coche que llegue más lejos. Divide al grupo en equipos de 7 niños aproximadamente. Les dice
que los coches no van a salir todos al mismo tiempo, sino que van a ir saliendo por turnos.
Les pide se pongan de acuerdo para ver quién va a salir en primer lugar, quien en segundo,
tercero, etc. En cada equipo. Una vez que los niños ya saben en qué orden les tocará jugar, el
maestro les pide que peguen a los costados del coche un papelito con el número que
corresponde al orden en que van a salir. Les hace reflexionar qué número se le podrá poner
al coche que va a salir en primer lugar, qué número para el que tiene el segundo turno, etc.
• El maestro pide a cada equipo que trace con gis en el suelo una pista de carreras
bastante larga (lo suficiente como para que tengan que pasar 2 o 3 turnos para que un coche
logre llegar a la meta). Se sugiere trabajar en el patio.
• El maestro pide a los niños que ordenen los coches según van a salir. Los niños podrán
ponerlos en fila o uno junto al otro, o en cualquier forma que se les ocurra. Lo importante es
que estén colocados de acuerdo a su orden de salida.
• El maestro explica el juego. El niño que tiene el primer turno impulsa su carro. En el
sitio de la pista en que éste se detenga, el dueño del coche lo retira y marca con el gis para
indicar que hasta allí llegó su carro y por tanto desde ese lugar debe partir en la segunda
vuelta del juego. Los niños pueden proponer diferentes marcas para indicar hasta dónde
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llegaron sus coches; por ejemplo, pueden sugerir cruces, nombre, puntos, etc. El maestro les
hace hincapié en que las marcas de cada uno deben ser diferentes para que no se confundan.
Si los niños no lo proponen, éste les propone usar el número que tiene el coche.
Los alumnos suelen saberse los números ordinales primero, segundo y tercero. A veces
conocen hasta el cuarto. Esta actividad pretende que los niños tomen conciencia de que estos
números se utilizan para indicar un orden y que conozcan algunos más de los que ya saben.
Pero no se pretende que los reciten y memoricen.
En muchas otras actividades cotidianas el maestro puede propiciar que los niños utilicen estos
números cuando sea necesario.
MATERIAL: 7 fichas de dominó para cada pareja (con incisos se indican las fichas que el maestro
entrega de acuerdo al nivel de los niños):
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El maestro organiza al grupo por parejas. Entrega a cada pareja sus
fichas revueltas (en líneas anteriores se especifica cuáles fichas dar a los niños de
determinado nivel de conceptualización). Les pide que fijen en la cantidad de puntitos que
tiene cada ficha para que las ordenen. Los niños pueden ordenarlas de maneras diferentes,
por ejemplo, pueden fijarse en el total de puntos de la ficha (suman los puntos de las 2
mitades), o bien pueden considerar una sola mitad al ordenar.
El maestro les pide justificación de por qué ordenaron así las fichas.
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• Intercambian con otra pareja el juego de fichas que les tocó y las ordenan. El maestro
indica a cada pareja con quien intercambie el material (las dos parejas deben ser del mismo
nivel de conceptualización.
4.8. EL CALENDARIO
• Escribir las fechas del día, la del día anterior y la del día siguiente.
• Marcar en el calendario las fechas del cumpleaños de todos los niños y escribir en el
día correspondiente el nombre de cada uno.
El maestro hace preguntas:
¿Quién va a cumplir años primero? ¿Y en segundo lugar quién? ¿Y en tercero?, etc. Este mes
¿Quién nació primero, Víctor o Rocío? ¿Cuál es el mes que tiene más cumpleaños? ¿Y en
segundo lugar? ¿Y en tercero? ¿Hay algún mes que tenga igual de cumpleaños que mayo?...
NOTA: Esta actividad puede combinarse con la elaboración de una gráfica de barras (ver
representación págs. núm. 325 a 327), en donde registran los meses del año e indican
cumpleaños de los niños que caen en cada uno de los meses.
• El maestro, según el caso, hace preguntas a los niños: por ejemplo: ¿Cuántos días
faltan para que sea domingo? ¿Y mañana cuántos faltarán? ¿Y pasado mañana? ¿Cuántos
días tenemos que venir todavía a la escuela en esta semana? ¿Cuántos días faltan para el día
del niño? (las vacaciones, navidad, algún cumpleaños, etc.) ¿Cuántos días vendremos a la
escuela desde hoy hasta el día del niño? ¿Por qué? ¿Qué pasa con sábado y domingo; los
contamos? ¿Por qué? ¿Cuántos días tendremos vacaciones? ¿Cuál mes es el que tiene menos
días? ¿Cuál tiene más días? ¿Por qué? ¿Cuántos meses tienen igual de días? ¿Hay algún mes
que tenga 6 jueves? A ver quién encuentra un mes que tenga 4 domingos. ¿Cuál mes tiene
más sábados, febrero o julio? ¿Por cuántos sábados le gana julio a febrero? Etc.
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GEOMETRÍA
El mundo que rodea al niño es tridimensional; está compuesto de muchos objetos que difieren
en color, textura, forma y tamaño.
Cuando el maestro le pide que se fije en la forma que tiene un objeto, por ejemplo en
que la abertura de un frasco es circular, para el niño puede ser difícil ver la forma que el
maestro señala, porque los otros elementos en los que dicha forma está inmersa pueden
asumir para el niño una importancia mayor que la forma en sí misma.
Esto es aún más difícil cuando se trata de imágenes, ya que el fondo de una figura
puede también tener para el niño una importancia mayor que la figura misma. Obsérvese en
este ejemplo cómo según enfoquemos nuestra atención, en una misma imagen podemos
percibir dos figuras y dos fondos diferentes:
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Así pues es recomendable que el maestro, antes de iniciar un trabajo formal con geometría,
propicia que sus alumnos realicen actividades de clasificación: descubran semejanzas y diferencias
entre los objetos, analicen su pertenencia a diversas clases, encuentren criterios en base a los cuales
agrupar, etc.
Tanto estas actividades como las relacionadas más estrechamente con geometría no
requieren en general de ningún material complicado; se aprovechan los mismos objetos que
están en el salón y otros que sean bien conocidos por los niños.
Por otra parte, no es conveniente que el maestro presione a los niños a memorizar
definiciones o descripciones formales. En lugar de esto, ha de facilitarles oportunidades
para que toquen los objetos, los observen, descubran sus características, experimenten,
identifiquen formas y con todo ello disfruten este trabajo.
Es importante que tenga cuidado de utilizar los nombres correctos para las formas
geométricas. Después de todo, el niño tiene cientos de palabras en su vocabulario para las
cuales nunca se le dieron definiciones (perro, casa, mamá, lápiz, calle…), y el niño aprendió su
significado mediante el uso. Lo mismo puede suceder si escucha los términos de geometría
correctamente utilizados.
El maestro, sin embargo, no debe perder de vista que el término (por ejemplo,
“cuadrado”) remite a un significado, a un concepto.
De nada sirve que el niño aprenda las palabras si no ha tenido las diversas
experiencias concretas que le permitan comprender su significado. De igual manera, los
dibujos o modelos de figuras geométricas no deben sustituir a los conceptos que ellos
representan.
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Por lo tanto, es importante que los términos de geometría sean correctamente utilizados por
el maestro, pero solamente deben ser empleados cuando surja la necesidad y cuando el niño
haya tenido una base suficiente de experiencia sobre la cual fundamentar esa nueva idea.
Así como lo hemos dicho en otras páginas, aquí insistimos en que la exploración y el
descubrimiento no deben ser “apéndices” de las actividades escolares, no deben
considerarse como “ejercicios de enriquecimiento” que se hacen aparte, si no como aspectos
medulares de la experiencia escolar.
Estas oportunidades surgen espontáneamente todos los días, por ejemplo, cuando
distribuyen aguas frescas, el maestro les puede preguntar qué forma tiene la boca del
vaso.
Además, es importante que el maestro haga reflexionar a los niños sobre si la forma
que reconocieron sigue siendo la misma cuando se le gira (por ejemplo, cuando se le
voltea de cabeza o hacia un lado) y cuando cambia de tamaño. El siguiente ejemplo
pretende aclarar el motivo de esto.
La maestra tomó la figura, la volteó así y preguntó al niño qué forma tenía...
Jorge contestó “esa no la conozco”, ¿Cuál es?, Este ejemplo nos muestra que el niño
también atraviesa un proceso para llegar a construir el concepto de conservación de la
forma.
Es importante que el maestro presente a los niños materiales variados para que
reconozcan sus formas. De igual manera cuando les muestra figuras con formas
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geométricas determinadas, no debe limitarse a que sean siempre del mismo tamaño ni a
colocarlas siempre en la misma posición.
1. ACTIVIDADES PREVIAS
OBJETIVOS: descubrir las superficies curvas y planas como característica de los objetos.
MATERIAL: para cada equipo: 1 lata, 2 frascos distintos, 2 cajas distintas (pero que no sean
redondas), 1 vaso, 1 tubo de cartón de papel higiénico, 1 goma, 1 libro, 1 plumín de superficie
curva, etc. (nótese que entre los objetos que se proponen algunos pueden rodar u otros no,
algunos tienen esquinas, etc.).
El maestro entrega el material a cada equipo y les pide que pongan juntas las cosas
que pueden ir juntas porque se parecen en algo (ver secuencias de Clasificación, pág. núm.
203 a 204).
Cuando los niños han agrupado el material, el maestro les pide la justificación de porque lo
juntaron así.
Si para clasificar los objetos los niños no se fijaron en que unos ruedan y otros no, el
maestro les pide que los acomoden (poniendo juntos los que se parecen) de una manera
diferente a como lo hicieron.
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Si aún los niños no clasifican de acuerdo a que unos objetos pueden rodar y otros no, el
maestro hace dos conjuntos con el material de acuerdo a ese criterio; junta por ejemplo, la
lata, el vaso, el tubo de cartón, el plumín… y en el otro montón pone la goma, el libro, las
cajas…). Pregunta a los niños en qué cree que se habrá fijado para juntarlos así (ver secuencia
de Clasificación, pág. núm. 204).
• Ya sea que los niños adivinen el criterio o no del maestro les estimula a que digan
características de los objetos.
Luego les pregunta por qué creen que ruedan el tubo de cartón, la lata, el vaso, etc.
Los niños dan diferentes respuestas, por ejemplo: “porque son redondos”, “son como las
bolas”, “porque de este lado esta redondo”, etc. El maestro acepta las respuestas e introduce
la denominación “curvo”.
• Pregunta a los niños porque creen que los otros objetos (libro, caja, etc.), no ruedan.
Conduce la actividad como en el caso anterior y les da la denominación de “plano”.
• Descubren caras planas y curvas en un mismo objeto. El maestro muestra a los niños una
lata de forma cilíndrica y les pregunta: ¿Cómo tenemos que poner esta lata para que ruede? ¿y por
qué si la ponemos así (apoyada en su base) no rueda? ¿Dónde tiene la lata partes planas? ¿y
dónde está la curva?, etc.
• Pide a los niños que busquen entre el material alguna cosa que sea toda plana, que no tenga
parte curva.
Los niños proponen objetos y entre todos opinan si éstos realmente son totalmente planos.
Una vez que los niños propongan las cajas, el maestro les estimula a que digan sus
diferentes atributos. Si los niños no lo proponen, el maestro dice: la caja tiene “esquinitas” o
“picos”(así es como los niños denominan comúnmente a los vértices*). El maestro les
pregunta que otras cosas conocen que tengan la forma de la caja.
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• Los niños manipulan los objetos del material y el maestro propicia que enfoquen su atención
a cómo sienten –mediante el tacto- las superficies de los objetos; que tomen conciencia de cómo
se curvan las manos al tomar, por ejemplo la lata, o un frasco, que sientan la agudeza de los
vértices y lo plano de los lados de la caja.
Esta actividad no pretende que los niños definan objetos utilizando términos
precisos como “superficie”, “rectángulo”, “base”, “vértice”, etc., sino que se
expresen como ellos puedan.
• El maestro invita a los niños a buscar en el salón cosas que tengan algún lado plano y luego
cosas que tengan algún lado curvo.
Los niños muestran el grupo lo que encontraron y entre todos observan las superficies curvas y
planas.
*Vértice: punto en que concurren los dos lados de un ángulo. Punto donde se unen tres o más planos.
2.2. EL ZAPATEADO. (Ver secuencia de clasificación pág. núm. 200).
El maestro explica el juego: Yo les voy a ir diciendo nombres de cosas que tengan
esquinas; estén atentos porque, cuando me equivoque, ustedes tienen que zapatear en el
suelo. Dice por ejemplo: la caja de gises, el escritorio, la puerta, el vaso, el borrador, etc.
VARIANTE:
Hace el mismo juego nombrando cosas que tengan alguna parte curva (por ejemplo.
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OBJETIVO: descubrir los ángulos en las caras (superficies planas) de los objetos.
MATERIAL: para cada niño: tijeras, una caja pequeña de cartón (que no sea redonda); papel lustre
de varios colores para forrar las cajas, pegamento, lápices.
El maestro coloca el material en la mesa del equipo para que los niños lo vayan tomando a
medida que lo necesiten.
Propicia la reflexión acerca de la superficie de las cajas; les pregunta, por ejemplo: ¿A
alguien le tocó una caja que esté curva en algún lado? ¿A alguien le tocó alguna que no
tenga esquina?, etc.
• Dice a los niños que van a forrar de diferente color cada uno de los lados de la caja,
para lo cual van a ir recortando el papel del tamaño necesario para cada lado. Les pide que
tengan cuidado en recortarlo del tamaño adecuado para que al pegarlo quede “justo en la
orilla”.
Les pregunta qué se les ocurre para recortar el papel del tamaño y forma que se
necesita. Los alumnos pueden proponer, por ejemplo, pegarle a un lado un trozo de papel y
luego recortar lo que sobra, o trazar con lápiz el contorno de cada lado de la caja y luego
recortarlo, etc. Intercambian ideas acerca de las diferentes soluciones que se les ocurran y
cada uno utiliza el procedimiento que crea conveniente.
• Cuando han forrado todos los lados de su caja el maestro hace reflexionar a los niños
acerca de cómo eran estos lados. Les pregunta, por ejemplo: Cómo recortaron el papel para
cubrir cada lado de la caja? ¿Tenía esquinas cada lado? ¿Recortaron el papel de manera que
quedaran esquinas? ¿Cómo le hicieron? ¿Cómo era la forma que tenían los lados de la caja?
¿Quién la quiere dibujar en el pizarrón? ¿Cómo tenemos que dibujar las esquinas? etc.
• Utilizan la cajita para guardar algún objeto que ellos hayan elaborado y luego hacen un
intercambio o lo regalan a quien ellos deseen. El maestro puede también aprovechar las cajas
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para realizar la actividad “los paquetes” que aparece en la ficha de color rosa núm. 14 de la
“Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita” o hacer una variante de la misma.
MATERIAL: cajas pequeñas de cartón, pegamento, tijeras, papel lustre, crayolas y lápices,
corcholatas o botones grandes (u otros objetos similares).
Luego pone el resto del material a disposición de los niños y les pide que cada uno construya
un coche.
VARIANTE. Esta actividad puede retomarse cuando estén trabajando con el conocimiento de
una forma geométrica determinada, por ejemplo: el círculo. Entonces el maestro hace
reflexionar a los niños acerca de qué forma tienen las llantas, el volante, los faros, etc.
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El maestro pide a los niños que cada quien haga una lista en su cuaderno donde
escriba (como cada quien pueda) el nombre de cosas del salón que tienen esquinas. Les
informa que a las esquinas también se les llama ángulos.
Cuando terminan, el maestro les pide que vayan diciendo cuáles cosas escribió cada
uno y que señalen con el dedo dónde tienen los ángulos. (Los niños encuentran diversos
objetos con ángulos, por ejemplo: el pizarrón, las ventanas, las puertas, los estantes de libros,
el archivo, las páginas de un libro, el escritorio, una hoja de papel, etc.).
3.1. EL CÍRCULO.
OBJETIVO: favorecer que el niño pueda aislar una forma determinada que se encuentra rodeada por
otras formas.
MATERIAL: Para cada niño una hoja con un dibujo similar al siguiente, de preferencia con las
instrucciones escritas de lo que tiene que hacer; los niños que ya pueden leerlas las explican
a los demás.
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Este tipo de “dibujos escondidos” pueden encontrarse fácilmente en los cuadernos para
colorear que se venden en papelerías y supermercados.
VARIANTE:
MATERIAL: el maestro recorta con anterioridad una imagen de una revista para cada alumno.
Procura que en las fotografías aparezcan muchas cosas y que sean a colores. Revisa cada una para
elegir un detalle pequeño o una figura que no es fácilmente visible por estar rodeada de otras.
El maestro pide a los niños que busquen en el salón cosas que tengan algún lado
plano.
Los niños descubren diversos objetos. El maestro los muestra uno por uno a todo el
grupo para que los mismos niños digan si realmente los objetos elegidos tienen algún lado
plano.
De los objetos proporcionados por los niños, el maestro muestra uno cualquiera que
contenga la forma circular y dice: fíjense que este lado plano tiene esta forma, es así… (con un
dedo recorre el contorno de la forma circular) vamos a buscar cosas que tengan esta forma.
Cuando los niños han descubierto objetos con la forma circular les pregunta: ¿Cómo le
podemos llamar a esta forma? Los niños dan diferentes respuestas (por ejemplo; “bola”,
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“rueda”, “redondo”). El maestro escucha todas ellas y al final explica: esta forma se llama
círculo, vamos a buscar más cosas con forma circular; que tengan la forma de círculo.
Los niños mencionan diferentes objetos del salón u otros que ellos conozcan que tengan forma
de círculo.
3.1.3 LA FORMA DE LAS REBANADAS.
Actividad complementaria: puede llevarse más de una de las frutas que se sugiere para
comprar las anticipaciones que hagan los niños respecto a que formas saldrían haciendo
cortes longitudinales.
El maestro ofrece rebanadas de frutas a los niños para que las coman y dice: Tú toma una
que tenga forma de círculo; ahora tú toma una que no tenga forma de circulo, etc.
El maestro entrega a cada niño el material y les pide que extiendan la plastilina sobre su
mesa.
Les explica que van a hacer marcas en la plastilina extendida utilizando diferentes
objetos. Se trata de que esas marcas tengan forma de circulo, por lo tanto cada niño va a ir
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adivinando cual objeto cree que le serviría y después comprueba si efectivamente la marca
que le salió tiene forma de circulo.
Pide a los niños que cada vez que hagan una marca de circulo con un objeto, escriban lo
que dibujen (según sea su nivel) en su hoja con que objeto la hicieron, para que así no se les
olvide y luego todos puedan ver con cuantas cosas diferentes cada niño obtuvo marcas de
círculos.
VARIANTE 1.
Alguien hace una marca en la plastilina. Los demás deben adivinar con que la hizo.
VARIANTE 2.
Realizan la actividad “Hacemos galletas” (ver juegos, pág. núm. 342).
OBJETIVO: reconstruir un todo, en este caso la forma circular, por medio de la unión de sus partes.
MATERIAL: una bolsita de plástico; un rompecabezas de cartulina para ca niño. Los modelos de
los cortes para elaborarlos son:
Se sugiere que cada modelo se haga de distinto color para evitar que se confundan las piezas
de los diferentes rompecabezas.
El maestro entrega a cada niño la bolsita de plástico con las piezas de un rompecabezas y les
invita a que formen con ellos un círculo.
Se sugiere que todos los niños trabajen con el mismo modelo de rompecabezas para que
puedan ayudarse unos a otros y hacer comentarios.
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•
En días diferentes armar los otros modelos de rompecabezas.
Los niños dicen cuáles de los dulces de verdad que llevaron al salón tienen forma de círculo
y explican por qué.
El maestro entrega a cada niño un lápiz de color y una imagen recortada de una
revista (por ejemplo: una sala con cojines, muchos cuadros y adornos, una mesa con diversos platos,
etc.).
Les pide que se fijen si en la foto hay algo que tenga forma de circulo y si lo encuentran lo
marque con el lápiz de color.
Esta actividad también se realiza para que los niños identifiquen otras formas
geométricas (cuadrado, rectángulo, triangulo); pueden marcar cada forma con un color
diferente.
VARIANTE.
Los niños pueden hacer álbumes (individuales o por equipo) de imágenes impresas y de
sus propios dibujos de objetos, en las que aparecen las formas variadas que han visto y
reconocido (ver secuencia de clasificación, pág. núm. 220 y la “propuesta para el aprendizaje
de la lengua escrita, pág. 168).
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OBJETIVO: buscar razones que expliquen por qué los objetos tienen determinadas formas.
El maestro pregunta a los niños que forma tiene, por ejemplo: una cama
(seguramente los niños responderán “así” y harán la mímica correspondiente) y porque creen
que las hacen en esa forma. Probablemente los niños den razones que son para que nos
quepa bien el cuerpo a lo largo.
- La pelota?
- Los aros para jugar?
- Las llantas de los coches? - Las cobijas de las camas?
- El vaso?
- La silla?
- La regla?
- La abertura del sacapuntas?, etc.
VARIANTES
Un niño se acuesta en el suelo y los demás trazan con un gis una “cama” alrededor
Hacen unos dibujos de los objetos cuyas formas han estado analizando.
El maestro explica a los niños que solo se vale poner un dibujo en cada hoja pero que pueden
hacer los dibujos que quieran en varias hojas.
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3.2.
EL CUADRO Y EL RECTANGULO
MATERIAL: para cada equipo las siguientes figuras geométricas de cartulina del mismo color:
El maestro entrega al equipo las figuras para que pongan juntas las que se parecen.
Pide a los niños que justifiquen por qué juntaron así las figuras.
En caso que los niños no clasifiquen las figuras por su forma o de acuerdo a los ángulos,
el maestro les pide que pongan juntas las figuras que se parecen pero de manera distinta a
como lo hicieron.
Si esta vez los niños nuevamente no clasifican las figuras por forma, el maestro saca del
monto de figuras todos los cuadrados y rectángulos y los pone juntos. Dice a los niños que
junto esas figuras porque todas se parecen en lo mismo, y les pide que lo descubran.
Entre las cosas que los niños pueden decir, es que se parecen en que tienen cuatro
esquinas (o “picos” o ángulos). El maestro les hace notar que las otras figuras también tienen
4 esquinas y sin embargo no las puso con estas. Les anima a que siguán intentando descubrir
por qué puso así las figuras.
Si los niños no lo descubren, el maestro les informa que las puso juntas por que tienen
las esquinas (o ángulos) igual de abiertas, las tienen como las cajas que envolvieron para
regalo.
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El maestro muestra a los niños dos de las figuras (un rectángulo y un cuadrado) que
sean aproximadamente del mismo tamaño. Los pega en el pizarrón.
Pide a los niños que se fijen en los ángulos de las dos figuras y digan si son iguales.
Luego les muestra otra figura cualquiera (del conjunto que clasificaron) que tiene ángulos
agudos y obtusos, por ejemplo un rombo. Pregunta a los niños si los ángulos de este son
iguales a los de las otras dos figuras.
El maestro conduce la actividad de manera que los niños comprendan que el cuadrado
y el rectángulo tienen ángulos iguales (no importa que aún no se halla denominado a las
figuras).
El maestro entrega a cada equipo los rectángulos y los cuadrados del conjunto de
Les pide que hagan solamente dos montones poniendo juntos los que se parecen.
Tal vez los niños deseen juntarlos de acuerdo al tamaño. En este caso, y si es que los
niños hicieron dos grupos de figuras el maestro les pide que ahora intenten fijarse en otra
cosa que no sea el tamaño.
• En caso de que los niños no separen en 2 conjuntos los rectángulos y los cuadrados, el
maestro lo hace y pide que adivinen en que se fijó, que digan en que se parecen los que están
en un mismo grupo y no se parecen a los otros.
Cuando los niños hayan descubierto las diferencias entre rectángulos y cuadrados,
el maestro les pide que se fijen si la figura cuadrada tiene todos sus lados del mismo tamaño
y como pueden estar seguros. Si entre las proposiciones de los niños no surge el medir los
lados, el maestro lo sugiere y les pide que piensen con que los pueden medir.
No se trata de que el maestro les proponga que utilicen reglas graduadas ni ningún
otro instrumento convencional para obtener datos exactos de la medición. Pueden medir
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con un trozo de listón, de papel, etc.; que se corta a la medida de uno de los lados.
• El maestro conduce la actividad de modo que los niños observen la igualdad entre los
lados del cuadrado y la de los lados iguales (los opuestos) del rectángulo.
• Muestra cualquier otro objeto que contenga la forma cuadrada, la señala y dice vamos
a buscar cosas que tengan esta forma. ¿Cómo le podemos llamar a esta forma? Escucha todas
las respuestas de los niños y al final explica: esta figura se llama cuadrado.
A medida que los niños van proponiendo diferentes objetos el maestro les sugiere
asegurarse que realmente todos los lados de la figura sean del mismo tamaño para
OBJETIVO: Reconstruyen un todo, en este caso la forma cuadrada por medio de la unión de sus
partes.
MATERIAL: Una bolsita de plástico, rompecabezas de cartulina para cada niño. Los modelos
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- Para cada equipo: envases de productos (cajas de cartón de diferentes formas y
tamaños, envases de cartón para leche, bolsas de platico y papel, cajetillas vacías de cigarros,
botellas de platico delgado, etc.), vasos de cartón o platico que se vayan a desechas, etc.,
cartulinas, pegamento, lápices.
El maestro muestra a los niños una caja que tenga dos caras rectangulares y dos
cuadradas.
Señala la forma cuadrada y pregunta a los niños el nombre de esa forma. Enseguida
señala una cara de la caja que tenga forma rectangular y les pregunta: ¿Qué forma tiene este
lado de la caja? ¿Por qué? ¿Tiene todos sus lados del mismo tamaño? ¿Cómo son? Este lado
de la caja tiene forma de rectángulo. Vamos a fijarnos en las cosas del salón a ver si
encontramos alguna que también tenga forma de rectángulo.
El maestro entrega los envases a cada equipo y les pide que se fijen para ver que
formas reconocen y las recorten. Pueden recortar por ejemplo el fondo de una botella de
plástico o vaso de cartón por que reconocieron su forma de círculo.
El maestro les pide que pongan juntos los recortes que sean de la misma forma.
Ya que los recortes están clasificados l maestro pide que junten los montones de los
diferentes equipos que puedan ponerse juntos por que tienen la misma forma.
Una vez que todos los recortes del grupo están clasificados por su forma el maestro
entrega a cada equipo uno de los conjuntos, pegamento y una cartulina para que en ella
peguen los recortes y, de acuerdo a la forma que estos tienen, escriban un nombre que le
puedan dar a la colección (por ejemplo: “círculos”, “cosas cuadradas”, “rectángulos”, etc.)
15
8
Colocan los trabajos en la pared para exhibirlos.
VARIANTE.
Es posible realizar un álbum con los recortes clasificados (ver propuesta para el aprendizaje de
la lengua escrita, pág. 168).
OBJETIVO: Reconstruir un todo, en este caso la forma rectangular, por medio de la unión de sus
partes.
MATERIAL: Una bolsita de plástico; un rompecabezas de cartulina para cada niño. Los modelos de
los cortes para elaborarlos son:
Esta actividad se lleva a cabo de la misma manera que “rompecabezas de círculos” (ver
geometría, pág. núm. 279).
3.2.5. LOS DOBLECES
MATERIAL: Hojas de papel tamaño oficio y otras de forma cuadrada; crayolas o lápices de color.
El maestro entrega a cada niño una hoja cuadrada y una rectangular. Los alumnos
comentan acerca de las formas que tiene las hojas que les tocaron (si es cuadrada rectangular
y porque).
15
7
• El maestro pide a los niños que doblen una de sus hojas a la mitad. Les aclara que al
doblarla, las dos partes deben “encimarse” perfectamente (es decir, coincidir las orillas del
papel).
• Cada niño muestra al grupo de qué manera doblo las hojas a la mitad. Los posibles
dobleces son:
• Despliegan la hoja, observan la marca que en ella dejo el dobles y en cuantas partes
iguales les quedo dividida.
• El maestro les pide que encuentren todas maneras diferentes en que se puede doblar
la hoja en dos, haciendo coincidir las orillas. Les pide que realicen con lápiz de color cada
dobles que encuentren.
Este doblez efectivamente divide a la mitad la figura, sin embargo las orillas de las dos mitades
no coinciden al doblar; por lo tanto este doblez no vale.
Los posibles dobleces son:
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8
El maestro pregunta a los niños: ¿de cuantas maneras se puede doblar a la mitad el cuadrado?
¿Y el rectángulo?.
VARIANTE 1.
Combinar esta actividad con “carpetitas de papel” (ver pág. 424).
VARIANTE 2.
La actividad se realiza de la misma manera como se detalló en líneas anteriores, pero
utilizando para ello círculos de papel (se pueden doblar haciendo coincidir las orillas de un
número infinito de maneras) y con otras figuras como: etc. entre estas figuras
puede haber algunas que se pueda doblar como se indicó (ya sea de dos maneras, o
3.2.7. REHILETES.
1. El maestro da a cada niño una hoja de papel tamaño oficio. Pregunta: ¿Qué forma tiene esta
hoja?
- Doblan la hoja en 4 partes por las diagonales. Observan que en cada doblez la hoja les
queda dividida en partes “iguales”.
15
7
- Hacen cortes en la hoja desde cada uno de los vértices hasta aproximadamente la mitad
de la línea marcada por el dobles (los cortes se indican en el dibujo con líneas más gruesas).
- Levantan los extremos de la hoja, alternando uno sí y otro no y los pinchan al centro del
cuadrado con un alfiler de cabecita.
15
8
El maestro explica que van a hacer una carpetita cuadrada.
Obtienen la forma cuadrada de la hoja de papel rectangular (ver “construyen un rehilete”, hoja
núm. 287).
Explica a los niños que para hacer la carpeta van a tener que doblar cada vez la hoja a la
mitad. Indaga que piensan los niños acerca del concepto de mitad: ¿Por qué tendremos que
doblar la hoja para que quede a la mitad? Si es necesario, explica que tiene que quedar
dividida en dos partes exactamente iguales.
Unas ves que los niños han encontrado soluciones (doblar por la diagonal o por la
mediana) propone: esta vez vamos a doblar la hoja así (señala los dobles hechos por la
mediana) para que nos quede formando dos rectángulos iguales.
Los niños doblan la hoja sucesivamente a la mitad hasta obtener un cuadrado pequeño.
Después de cada dobles el maestro hace reflexionar a los niños acerca de la forma
obtenida, que en unos casos será cuadrada y en otros rectangular: ¿Qué forma quedo?
¿Cómo saben que es un cuadrado? ¿Por qué no es un rectángulo? ¿En que se parecen un
rectángulo y un cuadrado? ¿Y ahora también nos quedó un cuadrado? ¿Por qué no es un
cuadrado?, etc.
15
7
NOTA: pueden utilizarse las carpetitas en una fiesta (ver juegos, pág. núm. 339).
El maestro entrega una hoja a cada niño; él también toma una para hacer el sombrero y va
diciendo como se hace. Ayuda a los niños que no pueden hacerlo.
Después de hacer cada doblez el maestro hace preguntas orientada a que los niños
reconozcan la forma que quedo al doblar el papel (triangulo o rectángulo). Pregunta en cada
caso: ¿Qué forma nos quedó ahora en esta parte de la hoja? ¿Cuántos lados tiene? ¿Y
cuantas puntas (vértices)? ¿Todos los lados son iguales? ¿Cómo se llama esta forma?, etc.
- Se dobla la hoja a la mitad, por el lado más largo, donde se ve la línea punteada.
15
8
-
Se doblan hacia dentro las dos puntas de arriba (línea punteada), haciendo que se junten y
queden del mismo largo.
- Los dobles de abajo se doblan para arriba y hacia afuera, uno para el lado de adelante y el
otro para el lado de atrás.
- Los 4 ángulos que sobresalen se doblan: uno hacia adentro y otro por encima, en el lado de
adelante y en de atrás.
Para trabajar con las formas cuadrada y rectangular se pueden hacer también “marcas
en plastilina” e “identifican formas en imágenes”, (págs. núm. 410 y 412 respectivamente),
así como “la dulcería” (ver juegos, pág. núm. 504).
3.3. EL TRIÁNGULO.
15
7
-
Establecer semejanzas y diferencias entre distintos tipos de triángulos.
MATERIAL: para cada equipo: de las figuras utilizadas en “clasificación de figuras”(pág. núm.
415). Tomar los cuadrados los rectángulos y los rombos a estas el maestro añade las
El maestroentrega las figuras a cada equipo para que pongan juntas las que se
parecen.
Después que los niños han hecho sus colecciones, el maestro les pide que las acomoden de
otra manera distinta a la anterior.
Si aun así los niños no clasifican por la forma, el maestro lo hace y les pide que adivinen en
que se fijó para juntarlos así.
• Hace dos conjuntos de figuras, en una pone todos los triángulos y en otra todas las demás.
Les pide que descubran en que se fijó para a acomodar así las figuras.
El maestro conduce la actividad de manera que los niños lleguen a observar que los
triángulos (aunque aún no lo denominen) tienen tres lados o tres ángulos y las otras figuras
tienen cuatro.
El maestro pega en el pizarrón un par de triángulos diferentes para que los niños
15
8
•
Una vez que los niños han descubierto que se parecen en que tienen tres ángulos, el maestro
añade otro triangulo distinto a los anteriores.
Hace preguntas acerca de sus semejanzas para que los descubran que los tres triángulos se
parecen en lo mismo, es decir, en que tienen tres ángulos.
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7
El maestro rota las figuras para que queden en diferentes posiciones y pregunta a los
niños si se siguen pareciendo en lo mismo les informa que todas las figuras que tienen tres
ángulos se llaman triángulos. Propicia que reflexionen en la palabra “triángulo” tri…ángulo.
Decimos “tri” como si fuéramos a decir “tres”: tr…i…ángulo. Se llama triángulo porque tiene
tres ángulos.
Doblan uno de los extremos hasta hacerlo coincidir con la línea del medio.
302
303
Después de realizar cada doblez el maestro hace preguntas acerca de las formar
Si algún niño conoce otra forma de hacer aviones, pasa a enseñársela al grupo.
Se salen al patio y hacen volar los aviones. Comparan cuál llegó más lejos, cuál llegó
más cerca de un determinado punto. Etc.
Otra actividad aprovechable para que los niños reconozcan la forma del triángulo en
dobleces de papel es “sombreros de periódico” (ver pág. núm. 290 y 291).
VARIANTE.
Por parejas, un niño hace un sombrero de periódico, el otro hace un avión y comparan
los triángulos que les van saliendo en los diferentes tamaños; 4 triángulos amarillos de
diferentes tamaños; 5 cuadrados amarillos de diferentes tamaños; 4 rectángulos azules de
diferentes tamaños y 1 rectángulo amarillo.
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305
Después de cada respuesta, el maestro pide justificación, estimula la confirmación de
opiniones, etc.
VARIANTE
Los niños completa frases propuestas por otro compañero, por ejemplo: todos los
triángulos son…. Todos los rojos son……. Etc.
El maestro pregunta a los niños si alguna vez han viajado por carretera. Si hay
alguno que tenga esa experiencia; platica a los demás cómo es la carretera, si le ha tocado ir
por curvas o tramos rectos, que diferencia siente al pasar por unos y otros etc.
Un niño señala con cordel o estambre la ruta por la que va caminando. Va jalando con
la mano la punta del estambre. Al ir avanzando la madeja se desenreda (otro alumno la
detiene en el punto de donde salió el compañero).
Si al que va señalando la ruta se le ocurre, por ejemplo, pasar alrededor de una mesa o
darle una vuelta al cesto de papeles, el cordón va quedando colocado alrededor de la mesa
o del cesto de los papeles (si es necesario la fijan con cinta adhesiva).
El maestro pide a los niños que observen si el estambre que abarca la ruta se va
derecho (todo recto), o si en algún lado se forman curvas, etc.
306
MATERIAL: objetos comunes del salón, gises, lápices, hojas de papel.
El maestro muestra algún objeto a los niños, por ejemplo el borrador. Con palabras
sencillas les explica que va a dibujar en el pizarrón el contorno del borrador, y les pide que se
imagines cómo va a quedar ese dibujo: si saldrán líneas curvas o rectas.
Una vez que los niños han anticipado, el maestro dibuja el contorno del borrador.
Todos observan las líneas que salieron (rectas o curvas), y opinan si habían adivinado cómo
iba a salir el dibujo y que tipo de líneas tendría.
Un miembro de la pareja muestra al otro un objeto cualquiera, por ejemplo una goma,
para que “adivine” qué tipo de líneas (rectas o curvas) saldrían al dibujar su contorno. Luego
escribe en una hoja qué fue lo que anticipó su compañero.
• El niño que anticipó dibuja en una hoja el contorno del objeto y confronta con el otro
alumno si su anticipación fue correcta.
El maestro muestra o señala a los niños un objeto del salón, por ejemplo, la
ventana.
Les pide que la observen bien y que se imaginen que le van a dibujar. Les pregunta: ¿si
dibujamos la ventana le tenemos que poner líneas rectas al dibujo? ¿Por qué? Señalen cuál
307
parte de la ventana se tiene que dibujar con líneas rectas. ¿Tendríamos que dibujar alguna
línea curva? Señalen cuál parte de la ventana se tendría que dibujar con líneas curvas (por
ejemplo, la manija).
4.4. DIBUJAMOS.
El maestro pide a los niños que hagan un dibujo de lo que ellos quieran.
• Una vez que los niños han realizado sus dibujos, el maestro les pide que cada quien se
fije muy bien en las líneas que dibujaron. Les pide que repasen las rectas con un color y las
líneas con curvas con otro (por ejemplo, azul y verde respectivamente).
Todos los niños dibujan un mismo objeto determinado de antemano. (Por ejemplo,
el estante de libros).
• Cada uno repasa en su dibujo con un compañero. Confrontan cómo lo dibujaron uno
y otro, así como las líneas rectas y curvas que cada uno reconoció.
otro, así como las líneas rectas y curvas que cada uno reconoció.
VARIANTE 2
El maestro pide a los niños que hagan un dibujo que tenga líneas curvas (los niños
dibujan el objeto que quieran).
308
Después de realizado el dibujo, repasan con un lápiz de color las líneas curvas.
309
NOTA: esta misma actividad puede realizarse pidiendo a los niños que dibujen algo que tenga
líneas rectas.
4.5. TIMBIRICHE.
OBJETIVO: anticipar las líneas que se deben trazar para formar una figura geométrica.
MATERIAL: para cada pareja: lápices y una hoja tamaño carta en la que el maestro pinta con
anterioridad 30 puntos distribuidos de la siguiente manera:
Cada niño pinta por turnos una línea que va de un punto a otro (al más cercano) para ir
formando cuadrados. No se vale trazar líneas diagonales. Los cuadrados se van formando a
partir de las líneas trazadas en el papel, sin importar quién las haya dibujado.
310
Gana el niño que haya logrado formar más cuadrados.
VARIANTE.
Los niños que han comprendido bien el juego anterior, pueden realizar esta variante,
en la que se trazan triángulos en vez de cuadrados.
En este caso, si se trazan líneas diagonales, pero no se vale cruzar un triángulo que ya
que esté trazado. Ejemplos:
311
MEDICIÓN
Las medidas son indispensables en nuestra vida diaria; son parte integral de nuestros
asuntos personales, de trabajo, de asuntos científicos e industriales, etc. Sin embargo,
habitualmente no nos detenemos a considerar su contribución a la vida moderna ni somos
conscientes de que sin ellas la civilización moderna se vendría abajo.
Por otra parte, es más sencillo comprender para qué nos sirven los datos que obtuvimos
al medir, que comprender el significado básico del concepto de medición.
312
estamos midiendo alguna propiedad de la cosa. Medimos la altura del niño, el peso del
azúcar, la capacidad del recipiente, la longitud de la tela, etc.
Medir no es lo mismo que contar. Una persona, al hacer un pastel, cuenta los huevos
que necesita, paro mide la leche, la harina y la mantequilla. Tiene que saber cuántos huevos
necesita, por eso los cuenta; y tiene que saber qué tanto de leche, harina y mantequilla, por
eso los mide.
EL CONCEPTO DE LA MEDICIÓN
Ya hemos dicho que medir no es lo mismo que contar. Para contar es necesario tener
cantidades discontinuas, es decir, unidades y objetos ya separados, como serían, lápices,
sillas, manzanas, etc. Por el contrario, la unidad de medida en las cantidades continuas, es
decir, aquellas cantidades que no están separadas en unidades como son, `por ejemplo,
líquidos, arena, azúcar, etc., depende de la cantidad de partes en que se les quiera dividir. Por
ejemplo, si tenemos dos ollas con la misma cantidad de agua, una para repartirse a 10 niños,
y otra para 15 niños, la unidad de medida será diferente en ambos casos.
Ahora bien, aunque no es lo mismo medir que contar, ambas cosas aparecen
combinadas en las medidas convencionales, por ejemplo el metro, que es una medida que se
313
encuentra partida en 100 partes o centímetro; estas partes, al estar ya separadas, se pueden
contar y podremos saber cuántos centímetros mide algún objeto.
El hombre primitivo no necesitaba medidas tan precisas como las que tenemos hoy en
día. Al convertir su vida nómada en sedentaria tenía que medir su tierra, sus construcciones,
sus materiales para construir, etc. Necesitaba saber “que tanto”, pero no podía contestárselo
solo contando. Las unidades de medida le eran indispensables, pues el solo hecho de
comparar dos cantidades y determinar que una era mayor, no le resultaba suficiente. Muchas
veces necesitaba saber que tan grande era cada una, qué tanto era más grande una que la
otra. Para contestarse tales preguntas necesitaba una unidad con la cual pudiera comparar
todas las cosas que quisiera medir.
Así como usaba sus dedos para ayudarse a contar, también usaban partes de su cuerpo
como unidades de medida; entre ellas estaban el “dígito” (ancho del dedo), la “palma” (ancho
de La mano), la “cuarta” (distancia desde la punta del pulgar extendido hasta la punta del
meñique), el “codo” (longitud desde el codo hasta la punta de los dedos), el pie, etc.
Los niños disfrutan al medir con diversas unidades de ese tipo y comparar para ver que
variación existe entre las “mismas” unidades de medida en diferentes niños. Así llegan a
descubrir la falta de exactitud en tales unidades pues solo dan medidas aproximadas.
Rápidamente se dan cuenta que por ejemplo, al vender algo sería muy ventajoso para el
vendedor que un hombre de brazos cortos sea el que mide la tela o el listón, y que esto
mismo seria desventajoso para el comprador.
314
experiencias relacionadas con la medición, a partir de situaciones que se presentan en su vida
cotidiana.
Todas las actividades que aquí se presentan pueden realizarse a lo largo del año
escolar, derivándolas en lo posible de situaciones en las que realmente los niños sientan
la necesidad de hacer una medición, o bien combinándolas con juegos y otras actividades
que sean propicias para la medición.
1. MEDIDAS DE LONGITUD.
OBJETIVOS: usar la cuarta como unidad de medición, descubrir que la longitud de esta
medida varía en función del tamaño de la mano.
El maestro muestra a los niños cómo se mide por cuartas. Luego les pide que cada -
uno mida un objeto determinado, por ejemplo el libro de texto. Pregunta: ¿cuántas cuartas
de Mario midió el libro?; ¿y cuantas cuartas de Elvira midió?; ¿cuántas cuartas de las mías
creen que mida? Reflexionan: ¿por qué a Mario le caben 3 cuartas exactas, a Elvira la caben 2
y un pedacito y a mí una y un pedacito? Ahora adivinen cuántas cuartas cabrán a lo largo de
su mesa (o del escritorio, pizarrón etc.).
Después de que los niños han anticipado, comprueban si la anticipación fue correcta. El
maestro vuelve a hacer las preguntas que los lleven a reflexionar y descubrir que cada cuarta
es proporcional al tamaño de la mano, y que por tal razón un mismo objeto puede medir
diferente número de cuartas, según sea el tamaño de la mano de quien lo está midiendo.
1.2 LONGITUDES
315
El maestro da un palito de paleta a cada niño y les pide que midan con él diferentes
objetos, por ejemplo: el libro, el largo de la mesa, el alto de la silla, etc. Cada uno anota (como
pueda) en su cuaderno las mediciones que hizo.
• Anticipan longitudes. El maestro dice, por ejemplo: ¿cuántos palitos de paleta medirá
mi escritorio? ¿cuantas veces cabrá la regla? Estimula a los niños a que opinen y justifiquen
sus respuestas. Después miden con ambas unidades para comprobar cuáles fueron las
anticipaciones correctas o más aproximadas. Continúan la actividad de la misma forma,
proponiendo el maestro nuevos objetos y diferentes unidades de medida.
• Cuando los niños están en clase, el maestro mide, con una determinada unidad,
algunos de los muebles y objetos bien visibles que se encuentran en el salón. Hace una lista
con esos datos. Después propone a los niños “adivinar” que objetos midió. Dice por ejemplo:
a ver si adivinan…ayer medí con este palito una cosa que está aquí en el salón. El palito cavia
8 veces. ¿Qué será lo que medí?.
Los niños opinan, discuten, justifican sus respuestas, comprueban si lo que anticiparon
es correcto. Si nadie atina, el maestro de la información y ellos la comprueban midiendo.
Enseguida mostramos como ejemplo dos registros que hicieron los niños al medir
distintos objetos con un palito:
316
1.3. TIRO DE FICHAS
MATERIAL: fichas o corcholatas y tapas de metal o cartón, palitos o cualquier otro objeto que
pueda utilizarse como unidad de medida, papel y lápiz.
El maestro da una ficha y un palito a cada uno de los equipos. Los niños se siguán
frente a la tapa que se coloca en el suelo a una distancia predeterminada. Uno por uno van
tirando la ficha, tratando de que caiga dentro de la tapa y miden con el palito a qué distancia
de la meta se quedó.
El maestro explica: para que no se les olvide, cada quien va a ir anotando en el papel a
qué distancia quedó de la meta.
El maestro amplía la actividad con preguntas como: ¿quién quedó más cerca? ¿ a
cuántos palitos de la meta quedó (el que llegó más cerca)? ¿Quién quedó más lejos? ¿A
cuántos palitos de la meta quedó (el que llegó más lejos)? ¿Quiénes quedaron a más de tres
palitos de distancia? ¿Quiénes quedaron a menos de seis palitos de distancia?, etc.
317
1.4. RUTAS
OBJETIVOS: trabajar con el concepto distancia, reflexionar acerca de las relaciones entre
tiempo y espacio
Los niños inventan diferentes caminos para ir de un punto a otro; por ejemplo, para ir
desde el fondo del salón hasta el escritorio de la maestra. Los niños pueden ir de zig – zag, en
línea recta, rodeando los muebles, etc. El maestro propicia la reflexión acerca de las
distancias recorridas: ¿cuál es el camino más corto? ¿Y el más largo? ¿ por qué? ¿Cómo que
podemos hacer para estar seguros que un camino es más largo que el otro? Preguntas como
éstas harán sentir a los niños la necesidad de medir los caminos; pueden utilizar como
medida algún palo grande, medir por pasos, utilizar un pedazo de cordel, etc. También es
posible que los niños vean una relación entre espacio y tiempo; por ejemplo, si los niños van a
la misma velocidad en dos diferentes caminos, el niño que llegue más pronto a la meta, será
el que va por camino más corto.
VARIANTE.
Los niños al recorrer los caminos, marcan éstos con un cordón o estambre. Es decir, el
niño que recorre la ruta, lleva consigo la punta de la madeja de estambre, mientras que otro
compañero detiene la madeja; luego cortan el estambre. Se hace lo mismo para las otras
rutas. Para saber cuál camino es más largo o más corto bastará que comparen la longitud de
cada cordón.
318
Entregan le material a los alumnos y les explican que cada uno va a hacer con su
cartoncillo un mantel del mismo tamaño que el que está en el pizarrón para utilizarlo en la
fiesta (ver fiestas, pág. núm. 341). El maestro permiten permite que los niños utilicen todo
los recursos que quiera quieran para medir; pueden usar por ejemplo, algún cordel o
estambre, medir por cuartas, con un palito, etc. Lo importante es que los niños puedan usar
diversos procedimientos para medir y puedes enriquecerse con intercambios de opiniones
acerca de éstos.
2. MEDIDAS DE PESO.
MATERIAL: una balanza construida por los niños y el maestro como se indica en formas
Aditivas (ver pág. núm. 125); tornillos grandes iguales y clavos chicos iguales.
Los niños van colocando objetos en una de las cubetitas y observan cómo se
Cuando la balanza no les quede equilibrada usando sólo es unidad de medida, los niños
buscarán soluciones; podrán sugerir que se agreguen otros objetos de menor peso, como
tornillos más chicos, clavitos, etc. De esta manera podrían decir, por ejemplo, “este frasquito
pesa dos tornillos y tres clavitos”.
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Se recomienda usar la balanza cada vez que surjan situaciones de compra-venta (ver
pág. núm. 331). Asi por ejemplo pueden jugar al mercado y vender semillas que es necesario
pesar frutas de juguete o plastilina, etc.
3. MEDIDAS DE CAPACIDAD.
MATERIAL: una olla de tamaño regular con agua para tomar y vasos iguales (tantos como
niños haya en el salón); limones; azúcar.
Este trabajo puede realizarse en las actividades de cocina y fiestas, (ver págs. núm. 341
y 339).
El maestro, con la ayuda de los niños, prepara una olla de agua de limón. Es muy
importante que el maestro calcule la cantidad de agua de modo que no alcance como para
llenar el vaso de cada niño. Cuando han terminado de preparar el agua, pide a los niños
que calculen cuántos vasos se necesitan para que cada quien tenga uno. Luego les pide
que reparta toda el agua en los vasos de modo que a todos les toque igual. No vale que a
alguien le sirvan más ni menos, y pide a los niños que repartan toda el agua en los
vasos. Puede ocurrir que al repartir el agua, a unos les toque más que a otros, entonces
el maestro pregunta: ¿Que podremos hacen para que a todos los mismos de agua?.
El maestro observa los procedimientos de los niños para igualar las cantidades;
pueden por ejemplo:
320
- Vaciar el agua a los vasos directamente de la olla y fijarse que en todos llegue el
mismo nivel, etc.
MATERIAL: 2 frascos iguales (1 de ellos será el frasco modelo); 1 frasco más chico y
ancho que los anteriores; 1 frasco más alto y angosto que los primeros; ligas.
El maestro pone igual cantidad de agua en los dos frascos iguales. Pregunta a los
niños si hay igual cantidad de agua en uno y otro. Los niños podrán afirmar sin dificultad la
igualdad. Luego el maestro pide que con una liga marquen el nivel al que llega el agua en
cada frasco.
Explica a los niños que va a vaciar el agua de uno de los frascos a otro. (En este casi al
más alto y angosto) y les pide que calculen hasta dónde llegará el nivel del agua en este
nuevo frasco. Los niños pueden marcar en el frasco una o varias ligas el nivel que creen que
alcanzará el agua y por qué. Se vacía el agua para comprobar las anticipaciones. Luego el
maestro acerca el otro frasco igual (modelo) que no se ha tocado y pregunta si ambos (el
modelo y el más largo y angosto) tienen la misma cantidad de agua. Algunos niños pueden
negar la igualdad y otros afirmarla, por lo que es muy importante que haya un intercambio de
opiniones entre ambos.
Algunas de las explicaciones que los niños pueden dar al afirmar la igualdad de las
cantidades son:
a) “Hay lo mismo en los dos frascos porque no les pusiste ni quitaste nada”.
b) Hay lo mismo porque el agua que está en el frasco largo la podemos vaciar de nuevo
al otro frasco.
321
c) “Hay lo mismo porque aquí (en el frasco largo y angosto) el agua” está alta pero
delgada y aquí (en el frasco modelo) está más baja pero más gorda”. El maestro puede
aprovechar explicaciones como las anteriores para los niños que no aceptan la conservación
de la cantidad de líquido, por ejemplo: si un niño da un argumento como el del caso b, le pide
que efectúe esa acción para que los demás observen que sucede.
Posteriormente el maestro trasvasa el agua del frasco largo y angosto a otro más bajo
y más ancho y procede como en la situación anterior.
3.3. REGISTRO DE MEDIDAS.
OBJETIVO: representar en una gráfica las cantidades de líquido que caben en diferentes
recipientes
MATERIAL : para cada equipo 4 frascos con diferencias grandes de tamaño, recipientes
pequeños que pueden ser usados unidad de medida (tazas, vasos , etc.), lápiz y papel.
equipo con palabras (con palabras sencillas) que escojan una unidad de medida, vean con
cuántas unidades de agua pueden llenar cada frasco; y vayan poniendo con su lápiz en el
papel con cuántas unidades sé lleno cada uno. Una vez hechos los registros, maestro puede
proponer la realización de una gráfica similar a la que aparece en la página siguiente.
Algunos ejemplos de registro que, según sus niveles, pueden hacer los niños son:
322
REPRESENTACIÓN
Para entender qué es la representación podemos partir de la palabra misma: re -
presentar; quiere decir que no está presente aquello a lo que nos referimos, y entonces lo
expresamos a través de algo que lo sustituye.
En una obra teatral por ejemplo, cuando un actor representa a un rey, no hay un rey
presente en el escenario, sino que el actor lo re-presenta, lo sustituye, se expresa como si
fuera el rey.
Es decir que SIEMPRE una representación no es la cosa en sí, sino algo que está en
lugar de allá. Está “en lugar de” una.
En algunos casos la representación está “en lugar” de un concepto, por acción, por
ejemplo: cuando decimos la palabra CORRER, ésta representa la acción de correr, en ese
sentido la palabra está en lugar de la acción, la está representando.
323
A veces la representación está “en lugar de” un concepto, por ejemplo: el signo 7,
representa el concepto de número siete; ese concepto está gráficamente representado por
esa forma.
Tomemos el caso de las señales, por ejemplo un cartel en la carretera con ésta señal de
tránsito representa, es decir está en lugar de, la curva real del camino.
Los gestos constituyen otra forma de representación; por ejemplo: cuando una
persona hace el gesto de pedir silencio está representado, a través de un
movimiento, el pedido de que quienes están en ese lugar cesen de platicar o
hacer ruido; no es el silencio como tal lo que está presente, sino un gesto
que lo representa.
También hay representaciones gráficas que no son arbitrarias; el poner en las puertas
de los baños públicos: no es una decisión arbitraria, pues hay relación entre la
silueta del hombre y la mujer y el hecho de que sea un baño para uno u otro. Si en cambio se
324
pusiera: en las respectivas puertas, serian arbitrarias ya que no hay semejanza
Por otra parte, hay representaciones que son arbitrarias, es decir que no tienen ningún
parecido con lo que representan; si, por ejemplo, se golpetean los dedos sobre una mesa para
indicar impaciencia no hay ninguna semejanza entre ese movimiento y lo que este expresa.
Así pues, hay representaciones arbitrarias y otras que no lo son. Otro aspecto de las
representaciones que vamos analizar es convencionalidad. Hay representaciones
convencionales y no convencionales.
ejemplo: el signo x, se utiliza por un acuerdo social que determina representar gráficamente
de esa forma la operación de multiplicar.
El gesto que realiza el policía para detener el transito es convencional, ya que los
miembros de cierta comunidad han establecido el acuerdo de representar así esa orden.
325
Las representaciones graficas que usamos en las matemáticas son arbitrarias y
convencionales. En efecto, tanto los numerales, como los signos +, - , =, /, etc. no tienen
semejanza con aquello que representan , (podrían representarse gráficamente de cualquier
otra forma) y además son utilizados por una comunidad que se ha puesto de acuerdo en
representar de esa manera los conceptos respectivos .
Por otra parte, para que las representaciones sean tales, es decir representen
realmente los conceptos, es necesario que el sujeto haya construido el concepto al que
dicha representación se refiere. Por ejemplo, si el sujeto no ha construido la noción de
suma, aun cuando conozca su representación gráfica ( +) e incluso sepa dominarla, el signo +
no será una representación propiamente dicha, puesto que no puede estar “en lugar de” un
concepto que es inexistente para el sujeto. .
Este tipo de situación puede verse con mayor claridad con una representación que
probablemente sea desconocida para nosotros. Podremos decir “pamplemouse” * 1 e incluso
colocar las grafías correspondientes en el papel y poder reproducir los sonidos de esa palabra
frente a su escritura, pero en la medida que no está “en lugar de” un concepto o idea que
tengamos, no será para nosotros una representación.
Dado que el interés en este momento es analizar y proponer líneas de trabajo y para
favorecer en los niños el proceso de apropiación de ciertas representaciones gráficas,
debemos señalar que las representaciones graficas que utilizamos con mayor frecuencia,
tanto dentro del ámbito escolar como fuera del mismo, son la lengua escrita y las escrituras
matemáticas. Ambos son dos sistemas; diferentes, ya que mientras las grafías del primero
están en relación con aspectos sonoros del habla, las del segundo constituyente un sistema
ideográfico, es decir, remiten a ideas o conceptos.
1 *toronja, en francés
326
Veremos a continuación ciertas características del proceso que conduce al niño a la
adquisición de la escritura matemática.
En primer lugar vamos a ver qué tipos de cosas hacen algunos niños cuando se les deja
en libertad de representar una cantidad en las formas que les parezca más conveniente, sin
necesidad de adaptarse ninguna convención previamente establecida. A estas formas de
representación, de aquí en adelante, las llamaremos espontáneas puesto que son creadas,
inventadas por los niños a partir de sus propios recursos y posibilidades.
Frente a un conjunto de cinco corcholatas, se le planteo a Rita que hiciera Algo en una
hoja para que su compañero (que estaba afuera) supiera que ella tenía cinco corcholatas. Se
le aclaró que no debía platicarle, el compañero debería darse cuenta sólo viendo el papel;
Rita hizo lo siguiente:
327
Jaime, frente a la misma situación, dibujo:
Mientras que Susi, ante el mismo problema, tomo el lápiz y representó así:
Rita, como todos los niños que se encuentran en la etapa inicial de este proceso,
representa por medio de un dibujo que no tiene ninguna relación con la cantidad de
elementos en juego.
Susi utiliza un signo convencional, con lo que da muestra de conocerlo; sabe que es un
numeral y que sirve para representar cantidades, a pesar de que todavía desconoce qué
cantidad particular representa, por ello podemos decir que su representación es más
avanzada que la de Jaime.
Estos ejemplos nos permiten ver variadas maneras que los niños emplean para
representar gráficamente las cantidades.
Debemos destacar que todos los niños crean sus propias escrituras matemáticas en un
momento dado del proceso y, como hemos visto, dichas escrituras indican avances en el
proceso mismo.
328
Es más importante señalar, como veremos a continuación, que los distintos signos
Parece ser que las primeras representaciones graficas matemáticas que los niños
realizan son las que se refieren a las cantidades y posteriormente las relacionadas con
operaciones matemáticas.
Vemos algunos ejemplos:
329
Gustavo, en 4+2=6 con corcholatas, represento así:
- Alejandra alcanza a establecer una relación entre dos de las cantidades puestas en el
juego; la cantidad inicial y la cantidad final.
- Diana muestra un avance notable al incluir el dibujo de una mano para indicar la acción
de agregar.
- Gustavo, representa la acción en formas más simple y esquemática, al hacer una línea
en lugar de una mano.
Si tomamos en cuenta que las cantidades representan estados ,es decir una clase
formada por conjuntos de X cantidad de elementos, mientras que los signos que representan
las operaciones matemáticas se refieren a transformaciones , podríamos afinar a partir del
330
tipo de producciones realizadas por los niños, que representar transformaciones es más
tardío que la posibilidad de representar estados .
El niño que la interpreta afirma la presencia de siete, lo cual coincide con el resultado
de la operación realizada.
331
De hecho, en la representación gráfica de la suma agregamos algo en el papel para
indicar agregamos algo a nivel de la operación, es decir, lo que hacemos en la operación
coincide con lo que hacemos a nivel gráfico: en ambos casos ponemos.
El signo igual.
Al hacer uso del signo (=) la cantidad colocada a ambos lados del signo es la misma, es
decir que ponemos dicha cantidad de dos formas distintas, por ejemplo, en 4 + 3 = 7, el siete
de la izquierda del signo igual (4+3) y el de la derecha (7) se refieren a los mismos
objetos.
Cuando los niños representan las tres cantidades puestas en juego, por ejemplo, 4 + 3
Quien lo interpreta afirma que hay catorce; es decir, suma todas las cantidades
representadas y aun en los casos en que se aproximan a la representación más
convencionales como (4 + 3 = 7):
332
La interpretación es la misma.
horizontal o vertical: 4 + 3 = 7;
Esto hace la situación más compleja aun, ya que para representar un mismo concepto
podemos usar tanto dos líneas horizontales como una sola.
Cuando la maestra le pidió que representara el problema usando papel y lápiz, el niño
hizo 14,9 y 5 rayitas separadas en la siguiente forma:
Cuando la maestra le pregunto acerca de las líneas horizontales, Maribel respondió que
la línea horizontal superior era “el menos” y la inferior “el igual”. La maestra le pregunto
333
entonces si no importaba que ambas líneas fueran iguales; la niña dijo” ¡ha, no, este es el
igual!” y agregó una segunda línea a la horizontal inferior, quedando:
Consideramos relevante citar estos ejemplos para propiciar una actitud reflexiva ante
las dificultades inherentes a los signos matemáticos, ya que construir cierta noción
matemática no implica que automáticamente el niño pueda hacer uso del signo
convencional correspondiente a dicha noción.
Por otro lado, el hecho de que todas las producciones graficas que hemos presentado
fueron realizadas por niños escolarizados, hace pensar que aun cuando el niño lleve un par de
años “usando” representaciones graficas convencionales no las considera un instrumento útil
pues no ha descubierto por que conviene usarlas. Usa la forma convencional de
representación cuando así se le exige, pero opta por otras formas de representación gráfica
cuando la situación varía y se le deja en libertad para representar como a él le parece mejor.
A veces los maestros plantean que sus alumnos nunca han hecho representaciones
graficas similares a las que hemos presentado, pero en ese caso sería válido preguntar si se ha
dado oportunidad para que lo hagan, ya que:
334
como las que hemos visto.
SUGERENCIAS PEDAGÓGICAS
A partir de los aspectos analizados en cuanto a la representación gráfica, proponemos
una secuencia de trabajo para cada uno de los signos que se pretende introducir y que
consta de cuatro pasos:
3. Convención grupal.
De allí surgirán seguramente tantas formas de representación gráfica como niños hay
en el grupo.
335
Al día siguiente, cuando se le presente al niño que no estuvo toda las hojas que sus
compañeros prepararon, unas serán mejor interpretadas que otras; a partir de allí se
generará la discusión grupal a fin de encontrar las razones por las cuales sucedió esto.
En ese caso surgirá en cada equipo una representación gráfica distinta. Ello llevará a la
necesidad de que los niños se pongan de acuerdo, es decir, establezcan una “mini
convención” sobre cuál es la mejor forma de representar gráficamente esa situación.
Este momento es fundamental para que los niños comiencen a compartir las mismas
representaciones gráficas, con lo cual se inicia el proceso hacia la convencionalidad.
3. Cuando se tiene las distintas representaciones graficas realizadas por los equipos:
336
- Una vez hecha la elección se discute la conveniencia de utilizar esa forma siempre que
se quiera representar la situación a la que ella se refiere, estableciendo así una convención
grupal.
Obviamente estas etapas no se darán en una misma ocasión (ni el maestro debe
pretenderlo); ellas irán surgiendo paulatinamente en los diversos trabajos de
Durante un tiempo las líneas de unión significaran para los niños que esos fueron los
conjuntos formados.
Este momento de la secuencia servirá para que los niños establezcan una convención
más abarcativa, ya que todos ellos serán miembros de la comunidad que comparte el mismo
código. Por otro lado, descubrirán la utilidad de que dicho código sea estable pues así se
evitará tener que inventar en cada caso nuevas formas de representar la clasificación.
Todo ello tendrá a favorecer la interpretación correcta del mensaje, ya que cualquier
miembro del grupo estará en posibilidad de interpretarlo adecuadamente porque participa
del código establecido.
337
Es muy probable que esta no pueda ser correctamente interpretada, lo cual generará la
discusión y análisis de que porque sucede eso.
Los niños descubrirán que quien no participa en la convención grupal no puede hacer
una interpretación adecuada.
Se acudirá a libros, niños de grados superiores, otros maestros, etc. para consultar si
conocen una forma de representar, por ejemplo, los conjuntos.
El haber realizado este proceso permitirá a los niños descubrir que si bien esta es una
forma arbitraria de representar los conjuntos, el hacer uso de esa forma convencional
permite que un número mayor de sujetos pueda comprender sus mensajes gráficos acerca de
la clasificación.
Esta misma secuencia proponemos para introducir el uso de los numerales, del signo
+ del signo -, del signo =, etc. Pues aunque pueda parecer que estamos “perdiendo tiempo”
esta es la vía que consideramos más adecuada para que los niños no usen los signos
matemáticos solamente en situaciones escolares sin saber por qué y para que, si no que
apropien de ellos teniendo clara la conveniencia de hacerlo.
Esto último es válido para cualquier tipo de representación gráfica, es decir, que no se
trata de tener solo como punto de llegada los signos matemáticos sino toda forma gráfica
convencional útil para los niños, por ejemplo graficas de barras, cuadros, etc.
De ahí que, ante las diversas situaciones en las cuales sea útil registrar cierta cantidad
de datos, compararlos y relacionarlos entre sí, se puede proponer al grupo la creación de
338
diferentes representaciones graficas en la misma secuencia que se propuso para los signos
matemáticos.
Si, por ejemplo, los alumnos organizaron un juego por equipos que implica ir
acumulando puntos, podrían clasificarlo de la siguiente manera:
Por cada punto que obtienen agregan una marca, de esta manera se va teniendo un
registro del proceso del juego sin necesidad de contar los puntos a cada momento. Se puede,
además ir observando claramente el avance de cada equipo en relación a los otros.
Pongamos por caso que pregunta el grupo: como se puede hacer para saber cuántos
niños llegan a la escuela caminando o por medio de algún transporte, si son más los primeros
que los segundos, cual transporte es el más utilizado, etc.
Si los niños proponen algún recurso no grafico como “que levanten la mano los que
vienen a pie” y contarlos, el maestro acepta la sugerencia y la lleva a cabo. Pero luego plantea
que piensen en alguna forma de poner esos datos en el pizarrón o en una hoja de papel para
que “no se nos olvide”.
339
Permite, como ya se ha indicado, que los alumnos realicen las representaciones que
crean más apropiadas y sigue la secuencia de representación propuesta en páginas
anteriores.
Cuando los niños han llegado a un punto del proceso en el que logran ya establecer
acuerdos sobre las formas espontáneas de registro que les parecen más claras y efectúan
convenciones grupales para adoptar la que consideran mejor, no hay obstáculo para que el
maestro proponga otras formas diferentes, en este momento es cuando puede desarrollar
una actividad como la que mostramos a continuación. En ella el maestro advertirá como una
misma actividad puede involucrar el trabajo con varias nociones (en este caso:
representación, clasificación, cuantificación, comparación de cantidades y lecto-escritura).
orientar al maestro acerca del tiempo de trabajo que podría proponer y, ante todo,
brindarle algunas sugerencias sobre cómo aplicar la interpretación de la grafía por parte de
los niños.
GRÁFICAS DE BARRAS.
El maestro inicia una conversación como la antes mencionada en la que indaga como
llega cada niño a la escuela (caminando, en autobús, en coche etc.).
Hace en el pizarrón un cuadro y pide a los alumnos que alguno (o a varios por turno)
ponga en la parte superior de cada columna el nombre de uno de los medios de locomoción
empleados. Incluye también una columna en la que aparezca un trasporte no usado por los
niños (avión, tren o barco).
340
Los niños van pasando uno por uno, explican al grupo como llegan a la escuela y ponen
una marca en la columna correspondiente.
341
interpretan la gráfica. El maestro hace preguntas como: ¿Cuál fue la columna que nos
quedó más alta? ¿y la más baja? ¿Cuál nos quedó sin ningún papel pegado? ¿Por qué?
¿Cuántos niños vienen en coche? ¿Qué hay más, niños que vienen en coche o niños que vienen
en camión? ¿todos vienen en algún transporte? ¿algunos vienen caminando?
Dicha secuencia dejará de ser necesaria solo cuando los mismos niños, en un momento
dado del proceso, planteen: “¿y cómo lo hacen todos?”; ello indicara que están en
condiciones de apropiarse de una representación convencional, sin necesidad de pasar por
los momentos o etapas aquí propuestas.
342
343
PARTE III.
JUEGOS
344
345
JUEGOS
En esta parte incluimos diversos juegos que el maestro puede proponer y repetir a
lo largo de todo el año escolar. Según la época en que se juega cada vez, hará las
variantes necesarias para adecuarlos a los
niveles de conceptualización de los niños y poder también combinarlos con actividades de
las que aparecen en las diferentes secuencias planteadas en la parte II.
Los juegos que aquí se proponen se han dividido en juegos colectivos y juegos de mesa.
1. JUEGOS COLECTIVOS.
Estos juegos que hemos denominado colectivos porque se llevan a cabo con el grupo en
su conjunto, independientemente de que en algunos casos los alumnos tengan que
organizarse por equipos al repartirse las tareas necesarias para desarrollarlos. En ellos cada
niño actuara y responderá de acuerdo con su propio nivel de conceptualización. Asi, cuando
se requiera repartir tareas será conveniente que el maestro de grupo proponga a cada equipo
(o niño) las que pueda hacer anticipaciones, planificar, entrar en conflicto cognitivo, buscar
recursos para llevar a cabo, etc.
Los siguientes son solo algunos ejemplos a partir de los cuales el maestro podrá idear
tanto otros juegos diferentes como formas de ampliar y variar los que aquí se proponen.
Estos juegos posibilitan un trabajo muy rico en el área de matemáticas, ya que toda
actividad de compra-venta supone la organización del material (clasificación y eventualmente
seriación); el desarrollo mismo de estos juegos, estimula la reflexión aritmética, (suma, resta,
muchas veces multiplicación e incluso división (aunque estas dos últimas operaciones no se
llega a plantear su formalización ni representación). Además la necesidad de representar
surge cuando:
346
- Se utilizan monedas o billetes (ya sean inventados por los niños o con los valores
comerciales).
Los juegos de compra-venta tienen también la ventaja de que se pueden realizar
muchas veces durante el año, con distintas formas de representación; ellas dependerán de
los intereses de los niños y del material de que se disponga. Así mismo permiten que cada
vez, el maestro pueda proponer situaciones diferentes a los niños con el fin de representar
los niveles de conceptualización que cada uno tiene en el momento en que se desarrolla esa
actividad.
Con el fin de colaborar con el maestro, al final del desarrollo de este tema haremos
algunas sugerencias específicas acerca de las actividades antedichas (materiales, variantes
que permite cada una, etc.).
1.1.1. LA MERCERIA
Todo el material que aquí se menciona no requiere de una compra especial; puede
pedirse a los niños que traigan de su casa objetos en desuso como: cintas, listones, estambre,
botones, alfileres de seguridad de diferentes tamaños, pañuelos desechables etc. (ver
sugerencias para la recolección de material en “aviso importante”, págs. de 9 a 13).
núm. 203 a 206) y poniendo los objetos clasificados en cajas. Los distintos tipos de materiales
se pueden agrupar por secciones, así es posible que haya una sección de bonetería, otra de
estambres, alfileres y agujas, etc. Las diferentes secciones se indican con los carteles
347
correspondientes, escritos por los niños. Luego, pueden clasificar el material de cada sección,
colocándolo en cajas. Aquí el maestro, dependiendo de la época del año en que realiza el
juego cada vez, podrá proponer diversas actividades de las que aparecen en la secuencia del
clasificación que vayan de acuerdo a los niveles de conceptualización que en ese momento
presente el grupo en su mayoría (ver secuencia de clasificación págs.. 187 a 230 antes
citadas).
Desde luego el maestro cuidara también de organizar la actividad de modo que trabajen
juntos los niños de niveles próximos (medio con alto, bajo con medio) para que todos puedan
verse beneficiados con el intercambio de opiniones.
Con respecto a seriación, es posible pedir a los niños que hagan muestrarios de bonotes
y de otros objetos de la mercería y asignen a dichos objetos diferentes precios de acuerdo a
su tamaño. Esto propicia dos tipos de seriación: por tamaño y por precio (ver “muestrario
para la mercería”, pág. núm. 256).
Por lo que se refiere a representación gráfica, cuando los niños asignan precios a los
artículos pueden escribir estos en carteles que colocan en los lugares correspondientes para
que los compradores sepan cuánto cuestan dichos artículos. El maestro propicia la
348
confrontación de opiniones acerca de que se debe escribir en cada uno de los carteles y las
formas en que se pueden representar las operaciones aritméticas, surgidas del trabajo de
compra-venta (ver la representación, pág. núm. 305).
Cada vez que se propone un juego de compra-venta el maestro cuida que los precios
de los artículos no sobrepasen las cantidades con que los niños puedan operar. De todas
formas los alumnos usaran diferentes estrategias de cálculo de acuerdo con los niveles
alcanzados. Así, al principio del año (o para los niños de nivel bajo) se usaran fichas, cada una
con valor de $1. Se venderán artículos de diferentes precios y los alumnos contaran en cada
caso los “pesos” que necesitan para realizar una determinada compra. El maestro estimula el
pasaje a niveles más avanzados preguntando al niño en cada caso: cuánto tiene que pagar por
todo, qué otra cosa puede comprar con lo que quede, cuánto le falta para comprar alguna
otra cosa, etc.
A medida que el año avanza (o para aquellos sujetos con nivel superior) se propone
situaciones de complejidad creciente:
- Se aumenta el precio de cada producto. Se asigna precios (no unitarios) que estimulen
la realización de operaciones de división y multiplicación, por ejemplo, 5 botones por diez
pesos.
Medición de longitudes.
349
Los trozos de estambres (o cintas, listones, etc.) se pueden comparar a los efectos de
asignarles precios. En un primer momento probablemente la comparación sea entre dos o
tres trozos de estambre: el más corto, el más largo, el que no es ni corto ni largo. La
comparación se complica cuando es necesario comparar varias longitudes. Los niños pueden
convenir en una unidad de medida (un palito, un lápiz, el largo del cuaderno) y establecer
cuantas unidades caben en el objeto medido (ver medición, pág. núm. 304).
Lo hasta aquí expuesto son solo algunas sugerencias acerca del trabajo que es posible
realizar en matemáticas a partir de los juegos de compra-venta. Sin embargo, es conveniente
recordar que ellos también propician el desarrollo de otras áreas del conocimiento por
ejemplo:
Esta actividad permite a los niños interpretar y escribí textos, así como comparar cantidades.
MATERIAL: etiquetas o envases (llenos o vacíos) de diferentes productos (galletas, café,
mermelada, dulces, etc.), hojas del papel, lápices.
350
El maestro pega en el pizarrón las etiquetas y pide a los niños que expliquen de qué
es cada una de ellas. Ponen precios a cada uno de los productos representados por las
etiquetas. El maestro explica que se pueden repetir precios pero nada va a costar más de 9
pesos. Los niños sugieren precios y los escriben junto a las etiquetas correspondientes.
Comparan precios. El maestro dice: escriban en sus cuadernos el nombre de las cosas
que cuesten más que las galletas. Ahora escriban el nombre de algo que cueste tanto como el
chocolate. Escriban el nombre de una cosa que cueste igual que la mermelada. Escriban el
nombre de las cosas que cuesten menos que el café, etc...
VARIANTE.
Cuando los niños han trabajado bastante con el concepto de decena (ver hojas págs.
núm. 219 a 228) puede realizarse este trabajo de comparación, poniendo precios mayores a
los productos; por ejemplo: 25, 33, 44, etc.
1.1.2. LA PAPELERÍA.
Esta actividad permite a los niños hacer cálculos orales estableciendo diferentes formas
de correspondencia (1 a 1, 1 a 2, 1 a 3) a partir de una situación concreta.
MATERIAL: todos los útiles que los niños tienen en el salón: cuadernos, lápices, plumas,
gomas, libros de texto, etc. Alrededor de 10 corcholatas (o fichas) para cada niño, tarjetas.
de clasificación, págs. núm. 297 a 302). Una vez clasificado el material, los niños se ponen de
acuerdo sobre los precios de los objetos. El maestro propone precios adecuados a las
cantidades con que los niños puedan operar en ese momento; por ejemplo: nada va a costar
351
más de 3 pesos (o 5, 7, etc.) controla también la cantidad de objetos que pueden comprar,
según el nivel en que pueda trabajar cada niño. Los niños escriben los precios de los objetos
en las tarjetas. Luego compran y el maestro vende, creando situaciones de cálculo. Por
ejemplo: ¿Cuánto cuesta ese cuaderno? Entonces cuántos pesos (fichas) me tienes que dar?
¿Y por ese otro cuánto me tienes que pagar? ¿Si compras estas dos cosas, cuántas
corcholatas me tienes que das? Etc. Después de un tiempo, el maestro puede pedir a un niño
(de nivel alto) que venda a sus compañeros, preguntándoles cuánto tiene que pagar,
dándoles el cambio, etc.
Esta actividad puede también aprovecharse para que los niños descubran objetos a
partir de sus atributos (ver 1.1.2 en secuencia de Clasificación, pág. núm. 285). El maestro
esconde algún objeto (entre sus manos o detrás de algo que sirva para ocultarlo) y los niños
adivinen de qué objeto se trata, a partir de los atributos que va diciendo el maestro (puede
dar atributos tanto positivos como negativos); por ejemplo, esconde una goma y dice: es
suave, pequeña y de dos colores o bien, esconde un lápiz y dice: es duro, no es de papel, es de
madera, etc.
Clasifican. Cada equipo reúne en un solo montón todos sus chiles. El maestro
proporciona charolas y explica: Hoy vamos a jugar al mercado de chiles. Ustedes tienen que
poner los chiles en charolas, fijándose bien en que queden juntos los que se parecen. Una vez
352
realizado este trabajo, pide justificación: ¿Por qué los pusieron así? ¿En qué se parecen? ¿Por
qué está este chile en esta charola? ¿Lo puedo cambiar a esta otra? ¿Por qué no?, etc.
- El maestro clasifica los chiles de un modo diferente al empleado por los niños y
pregunta: ¿En qué me fije para ponerlos así?
- Toma la clasificación efectuada por uno de los equipos y pide al resto del grupo que
coloque sus chiles en las charolas correspondientes de acuerdo con la clasificación
presentada.
Los niños pasan a tomar diez fichas (si los niños ya lo conocen, se puede manejar el
término de decena) que sirven de monedas de a peso para comprar. Ponen el precio a cada
montón de chiles. Los precios se asignarán de acuerdo al nivel en el que se encuentren los
niños. Si no surge del grupo, el maestro pregunta: ¿Cómo podemos poner que éstos valen tres
pesos? Los niños pueden proponer escribir carteles con el texto “pesos” o poner el signo
correspondiente. Si no conocen este último, el maestro puede informarles.
353
Con los niños de nivel más avanzado se puede trabajar calculando el precio total de la
compra de sus tres chiles, por ejemplo: ¿Cuáles chiles puedes comprar con tus diez pesos? ¿Si
compras éste ($2)? ¿ Y éste ($3)?, ¿Cuánto debes de pagar? ¿Te debo dar cambio? ¿Cuánto?,
etc.
• Una vez que todos los niños han comprado, el maestro compra tres chiles diferentes a
algún niño que hace de vendedor. Pregunta al grupo: ¿Cuánto le debo pagar? ¿Me alcanza
con $10? ¿Por qué? ¿Cuánto me sobra?, etc.
• Dependiendo del nivel en que los niños se encuentren cada vez que se realiza el juego,
se puede pedir que algún niño pase a representar con una suma el costo de los chiles que
compró el maestro. Este estimula a los demás para que le ayuden, comenten, corrijan, etc.
En los juegos de compra-venta los niños pueden pagar de la siguiente forma (de
El maestro hace anticipar a los niños cuánto cambio se les debe regresar, cuánto les
falta para pagar cierta cantidad, con cuántos billetes de $1 pueden pagar o con cuántos de
$10, de a $5 y de $1.
354
También pueden jugar al banco. Los banqueros cambian billetes de a $10 y de a $5 por
billetes de a $1 y viceversa.
VARIANTES.
Tanto en los juegos de compra-venta como cuando cambian dinero en el banco, pueden
usarse también monedas. Para ello, el libro de texto recortable ofrece material adecuado.
A los niños de nivel más avanzado, el maestro les puede proponer que inventen billetes
de cualquier valor, aunque no existan en la realidad (por ejemplo: de 7 pesos, de 35 pesos,
etc.) y que los cambien entre ellos o en el banco.
A partir de las actividades que hemos desarrollado aquí, seguramente el maestro podrá
idear muchos otros juegos de compra-venta; los niños pueden por ejemplo, hacer “panes” o
“dulces” de plastilina y jugar a la panadería o la dulcería.
El maestro junto con los niños puede organizar diversas fiestas durante el año, con
motivo de algún cumpleaños, kermesse, festivales de la escuela, día del niño, las posadas, etc.
En ella puede proponer diversas actividades, ya sean colectivas, por equipos, o individuales
para: adornar el salón, preparar comidas, así como juegos para todos los participantes del
salón (ver por ejemplo: “boliche”, “Atínale al bote”, “Pesca”, y “Tiro de fichas” en págs. núm.
331 a 352 y en la núm. 339 respectivamente.).
355
Mediante estas actividades que gustan mucho a los alumnos el maestro puede propiciar
que los niños reflexionen acerca de diversos conceptos matemáticos cuando están
repartiendo material o comida, cuando están haciendo los adornos para la clase, están
preparando alguna ensalada, etc.
- Después (con el papel doblado) dibujan desde el doblez hacia la orilla del papel la
figura que quieran.
Cuando ya han recortado la figura el maestro propicia la reflexión acerca de las formas
que ven en cada lado del doblez, preguntando por qué creen que salieron formas iguales en
cada lado del doblez.
VARIANTE.
Cuando los niños han comprendido que al cortar sobre el papel doblado a la mitad
resultan dos formas iguales (pero orientadas hacia lados opuestos), el maestro les propone
que ahora lo hagan de tal manera que resulten formas de cosas que ellos conozcan, por
356
ejemplo: corazones, hojas de árboles, etc. Pueden también usar objetos para delinear las
mitades, por ejemplo, tapas de frascos.
Después pueden exhibir sus trabajos en las paredes de la clase. También pueden
coleccionar formas naturales que son simétricas, por ejemplo: conchas de almeja, hojas de
árboles, etc.
- Actividades de cocina; por ejemplo: hacer galletas, una gelatina, etc. (pág. núm. 341).
- Realizar cálculos y distribuciones de cantidades continuas (agua de limón, ensalada de
frutas, etc.; ver Medición, hoja amarilla núm. 308).
- Clasifiquen.
- Interpreten textos.
núm. 339).
357
frasco para poner las dos tazas que dice la receta? ¿Cuándo juntemos todas las frutas que
están cortando, cabrán en este platón? Después que la ensalada está hecha: ¿Cómo cuánto le
tocará a cada quién? ¿Qué podríamos hacer para estar seguros de que a todos les vamos a
servir igualito?
En el caso de que se hagan aguas frescas, el maestro puede llevar vasos de diferentes
formas y pedir a los niños que anticipen:
Hasta qué nivel llegará el contenido de un determinado recipiente usado como medida
(ver Medición, pág. núm. 308 a 310).
- Si el total de agua preparada será o no suficiente para que le toque un vaso a cada uno;
cómo podrían comprobarlo para evitar que no alcance para alguno, etc.
• Calculan el costo de la comida que prepararon. Para ello el maestro procura que los
precios sean lo más reales posibles pero que no incluyan centavos.
VARIANTE.
El maestro puede proponer que cada equipo realice una comida diferente y que
después todo se distribuya entre la totalidad del grupo.
358
MATERIAL: plastilina, frascos, tapas de frascos, vasos y tazas de diferentes tamaños, cartón o
cartulina para las “charolas”, papel.
El maestro entrega a cada niño un pedazo de plastilina para que éste la extienda
encima de la hoja de papel en su mesa.
El maestro les explica que van a hacer galletas en forma de círculo. Les pregunta con
qué creen que podrían ayudarse a cortar las galletas para que les quedaran bien redonditas,
con forma de círculo. Los niños sugieren diversos objetos, por ejemplo: una tapa, la boca de
un frasco o vaso, etc. El maestro favorece la confrontación de opiniones y pide justificación
de las mismas.
Juntan las galletas de todos los integrantes del equipo. El maestro propone jugar a
vender galletas (ver Compra-venta, págs. núm. 331 y 332) para lo cual hay que ordenarlas por
tamaños en “charolas” y ponerles precios de acuerdo al tamaño que tienen.
1.3.2. LA DULCERIA.
359
MATERIAL: plastilina o alguna pasta para modelar, preparada por los mismos niños (arcilla
espesa, pasta de harina o de papel y pegamento, etc.), diferentes tipos de dulces.
El maestro y los niños llevan dulces al salón (chicles, chiclosos, paletas, etc.). Los
observan y discuten qué formas tienen, si saben cómo se llaman esas formas, si tienen algún
lado plano o curvo, etc. Después se los comen pero guardan las envolturas.
• El maestro reparte plastilina o la pasta preparada a cada niño y les explica que con la
plastilina o pasta van a hacer dulces en formas diferentes. Las formas que elaboren
dependerán de las que los niños ya conozcan o de la forma geométrica que se esté
trabajando paralelamente; así el maestro puede pedirles, por ejemplo, que los duces que
hagan tengan forma de círculos, o de cuadrado, etc.
Los niños hacen los dulces con las manos pero, por ejemplo en el caso del círculo, el
maestro puede sugerirles que busquen algo que les ayude a que los dulces queden bien
redonditos (una tapa de algún frasco, un botecito, un vaso, etc.).
• Cuando terminan de hacer los dulces, cada niño los muestra al grupo y explica qué
formas tienen los dulces que elaboró.
Después envuelven los dulces que hicieron con las envolturas que guardaron con
anterioridad, y los colocan en botes para posteriormente (o en esa misma ocasión) utilizarlos
en un juego de compra-venta.
1.4.1. BOLICHE
MATERIAL: envases de diferentes tamaños con números pintados que indican sus valores
respectivos; una pelota chica.
360
El maestro coloca los envases en el suelo y los niños, por turnos, realizan tres tiros
con la pelota. Cada uno calcula cuántos envases derribó y cuántos puntos sacó, ya sea, en
forma oral o representando la suma por escrito.
Cuando todo el equipo ha jugado, comparan los resultados y deciden quién fue el niño
ganador, quién el que obtuvo el segundo lugar, etc.
de acuerdo con las cantidades que esos niños sean capaces de manejar.
Cada niño, por turno, se coloca frente a los botes a una distancia predeterminada y
lanza sus fichas una por una, tratando de que caigan dentro de los recipientes. Por cada ficha
que caiga en un bote, se ganan los puntos correspondientes al recipiente; por ejemplo: si
caen 2 fichas en el bote que vale 3 puntos y una ficha en el que vale 2, el niño obtiene ocho
puntos (3+3+2=8).
Cada niño debe hacer su propio cálculo de cuántos puntos sacó; cada quien efectúa la
suma como pueda, ya sea mentalmente, ayudándose con objetos (corcholatas, botones, etc.)
o representándola por escrito.
361
1.4.2. PESCA.
MATERIAL: cañas de pescar (un palito con un “anzuelo”), diez “pescaditos” (corchos o bolitas
de unicel con un clip para que puedan ser “pescados”), recipientes con agua.
El maestro asigna un valor a cada uno de los peces y coloca en ellos el número
correspondiente. Los pone en la tina y los niños intentan pescarlos en un tiempo previamente
determinado (se puede usar un reloj de arena como el que se menciona en “rutas”; ver pág.
núm. 305).
Cada niño saca la cuenta del puntaje que obtuvo. Puede hacerla usando fichas, sus
dedos, etc. o escrita en el pizarrón o en el cuaderno, dependiendo del nivel en que pueda
manejarla.
Con el fin de organizar la actividad por niveles, el maestro puede poner tres
recipientes con agua que contengan peces de diferentes valores, o bien cambiar los puntajes
asignados después que hayan jugado todos los niños de un determinado nivel.
Ejemplo:
362
2. JUEGOS DE MESA.
A continuación proponemos algunos juegos de mesa que permiten a los niños realizar
cálculos que en ocasiones podrán también representar en forma gráfica.
Estos juegos, al igual que los colectivos, se pueden hacer varias veces durante el año,
introduciendo las variantes necesarias y adecuándolos al nivel de conceptualización en que se
encuentra cada niño en esa época del año.
El maestro explica el juego usando el material: cada jugador debe reunir todos los
palitos en una sola mano y colocarlos verticalmente en el suelo, abrir la mano y dejarlos caer.
El juego consiste en levantar con los dedos uno por uno los palitos sin que se muevan los
demás. Se suspende la jugada si al levantar el palito se mueve alguno otro. El palito negro es
el único que se puede utilizar para ayudarse a levantar el resto. Cada palito levantado tiene un
valor en puntos.
Cuando los niños lo han comprendido, se inicia el juego. El jugador escribe la suma de
puntos que logró obtener y pasa los palitos al niño siguiente.
Se da un máximo de 10 palitos.
Cada niño suma los puntos que obtuvo en una vuelta. Cada palito vale un punto.
Se continúa el juego hasta la tercera vuelta en la que los jugadores de cada grupo
363
comparan la suma de los 3 resultados obtenidos para ver quiénes quedaron en primer lugar,
en segundo, en tercero, etc. El maestro propone valores mayores a los indicados para cada
color de palitos, de acuerdo con las cantidades que los niños puedan manejar.
VARIANTE.
Se ponen 9 cartas boca arriba en el centro de la mesa. Cada carta tiene el valor
que indica el número (excepto en la baraja de póker, en la cual la J, Q, y K valen cero y los
ases valen 1).
Cada niño, por turno toma todas las cartas posibles que sumadas den un total de 10.
Termina su turno cuando ya no pueda sumar 10 puntos con las cartas restantes.
Para obtener mayor número de cartas, los niños pueden recoger aquellas que tengan
valor cero. Por ejemplo:
2+3+5+0+0= 10
5+0+4+0+1= 10
Cada niño conserva consigo las cartas que tomó.
364
Al terminarse el mazo de cartas, cada niño dice con qué cartas formó sus montones que
suman 10.
Con los niños de este nivel se puede hacer el mismo juego usando números mayores
de 10, hasta la cantidad que ellos sean capaces de manejar.
La mecánica del juego es básicamente la misma pero tiene las siguientes diferencias; -
No se introducen cartas con valor de cero ni de 7 en adelante.
- La finalidad del juego es sumar un total de 6 puntos con las barajas.
MATERIAL: para cada equipo, 24 cartas españolas o de póker (cuidando de no incluir naipes
con letras).
Se reparten tres cartas para cada participante. El que inicia el juego pone sobre la
mesa una carta; su compañero echa otra. Aquel que haya tirado la de mayor valor se lleva las
dos.
Cada vez que se queda sin cartas en la mano, se reparten otras tres y se continua así
hasta agotas el mazo inicial, alternándose los niños en la iniciación del juego.
365
El maestro puede ayudar a la reflexión mediante preguntas: Para que Luis no se lleve tu
carta ¿qué convendrá echar? ¿Si echas el dos con cuáles te podrá ganar? ¿Qué te conviene
más, darle un 2 o un 10?, etc.
Una vez terminado el juego, comparan las cantidades y deciden quién es el ganador
(gana el que tenga más cartas); además pueden clasificar las cartas y ver quién tiene más
espadas, cuál es el ganador de copas, etc.
2.4. EL PERICO.
- Comparar cantidades.
- Clasificar.
Antes de iniciar el juego, cada equipo saca una carta al azar del mazo de barajas y la
• Una vez distribuida la baraja, cada niño elimina todos los pares de cartas que tengan el
mismo número (o bien, el mismo número o letra en caso de ser una baraja para póker
americano).
• Después que todos los niños han eliminado sus pares de cartas proceden a comparar
las que les quedaron (las que no formaron pares) y se ordenan en un círculo desde el que
quedó con más cartas hasta el que quedó con menos.
• El alumno que quedó con más cartas reinicia el juego ofreciendo sus cartas al
compañero que le sigue en turno, de forma que no pueda ver cuáles son. El compañero toma
una carta de las que el otro le ofrece y la compara con las suyas para ver si con ésta puede
366
formar un par. Si es así, elimina el par colocándolo en el centro de la mesa; si no, sólo agrega
esta carta a las suyas, siendo ahora su turno para dar a escoger al tercer compañero.
• De esta misma forma se continúa con el juego. El niño que termine de eliminar sus
cartas por pares antes que los demás, ganará el primer lugar en el juego. El resto de los
jugadores continúa formando y eliminando pares para ver quién es el 2o., 3o., 4o. lugar, etc.
En último lugar resultará el niño que al final no pueda formar un par con su última carta,
debido a que la correspondiente es la que se descartó al inicio del juego.
2.5. DOMINÓ.
- Comparar cantidades.
Se organizan equipos con un máximo de 4 jugadores cada uno. Los niños juegan al
dominó en la forma tradicional. Al finalizar cada vuelta del juego, los niños cuentan y anotan
(como puedan, de acuerdo a su nivel) el total de puntos de las fichas que no pudieron
colocar.
Con los niños de este nivel gana el primero que se quede sin fichas, los demás cuentan
los puntos con que se quedaron. Determinan quién quedó en segundo lugar, en tercero, en
cuarto.
Juegan dos vueltas, o bien, van saliendo del juego aquellos jugadores que alcanzan un
número determinado de puntos, por ejemplo 20.
Se juega de manera tradicional; abandonan el juego aquellos que lleguen a un total de 99.
VARIANTE 1.
367
El maestro da hojas con fichas de dominó dibujadas. Los niños deben completarlas para
que la suma de los puntos dé una determinada cantidad. Por ejemplo explica: cada una de
estas fichas tiene que tener 9 puntos (u 8, 7, 6), Dibujen las que faltan. Ejemplo:
VARIANTE 2.
cm. de largo por 3 cm. de ancho, divididos por la mitad. Luego tomando como modelo un
dominó comercial, reproduce las 28 diferentes combinaciones de puntos, sólo que en este
caso la disposición espacial no será igual a la del dominó comercial: por ejemplo, para la ficha
Hace lo mismo para todas las fichas que componen el dominó, y cuida que en lo posible
la disposición espacial de los puntos no se repita en las fichas restantes que tengan el mismo
número.
368
Es conveniente además, que la disposición espacial de los puntos varíe en los juegos
que tiene cada uno de los equipos pues de esta manera el maestro puede haber rotar los
distintos juegos entre los equipos y ampliar así las posibilidades de trabajar con diferentes
configuraciones espaciales.
Ver problemas de suma y su representación (ver hoja pág. núm. 169 a 170).
Cada niño tira un dado una vez. El que obtenga mayor número de puntos es el
El niño que inicia el juego tira dos dados. Suma la cantidad de puntos que obtuvo.
Se continúa el juego tirando una vez cada niño y comparan quien obtuvo una cantidad
mayor de puntos en cada tirada.
Se realiza de la misma manera que para el nivel medio pero se juega con tres dados.
Cuando los niños sean capaces de manejar cantidades mayores, cada niño suma su total
de puntos después de un número determinado de vueltas (por ejemplo, 5 vueltas).
Este juego se lleva a cabo paralelamente a reducción de formas aditivas (ver pág.
núm. 126 a 130 ).
369
El maestro elabora con cada cartulina un tablero distinto donde estén escritas
diferentes maneras de representar la cantidad de puntos que pueden salir al tirar dos dados
(es decir, del 2 al 12). Estas representaciones se harán con dibujos, números y formas
aditivas, cada una encerrada en un círculo.
Por ejemplo:
El maestro reparte a cada equipo un tablero y un montón de fichas. Explica que por
turnos un representante de cada equipo va a pasar al frente del salón y sobre una mesa
colocada para ello, va a tirar los dados y a decir al grupo cuántos puntos salieron.
Luego cada equipo va a marcar con una ficha en su tablero los círculos (pueden ser uno
o varios) que indiquen dicha cantidad. Por ejemplo, si los dedos indican 5 puntos, los niños
Según sea el interés de los niños, esta actividad puede repetirse varias veces; en cada
nueva ocasión los equipos intercambian sus tableros.
370
PARTE IV
371
372
MATEMÁTICAS EN RELACIÓN A OTROS TEMAS
El objetivo de introducir esta parte en la Propuesta es que el maestro logre integrar en
el desarrollo de su labor el Programa de 1er. Grado, la “Propuesta para el aprendizaje de la
lengua escrita” y el trabajo en matemáticas.
Para ello presentamos solo algunas sugerencias posibles de tomar en cuenta, pero a
partir de ellas el maestro podrá, a través del año, crear todas aquellas actividades que le
parezcan adecuadas para ese fin.
Por ejemplo: cuando se realiza la actividad en la página 79 del libro de texto*: “En qué
se parecen las cosas y en qué son diferentes”, el niño, está realizando una actividad
clasificatoria y al mismo tiempo está trabajando con la lengua escrita.
1. RELACIÓN DEL TRABAJO EN MATEMÁTICAS CON TEMAS DEL LIBRO DE TEXTO Y LECTO-
ESCRITURA.
373
1.1.1 LAS SILUETAS.
Este trabajo se realizará a partir de las actividades 1.10 propuesta en el Libro para el
Maestro de 1er. Grado (pág. 91).
*Se hace referencia a los libros de texto gratuitos del ciclo 1983- 1984.
Los niños dibujan el contorno de cada uno de los sus compañeros acostado en el
suelo boca arriba sobre el papel, con las piernas y los brazos separados.
Los mismos niños unen previamente dos o más hojas de papel periódico para que
puedan dibujar allí el contorno de cada compañero. No importa que las hojas de periódico
queden algo chuecas al pegarlas, lo importante es que sean los niños quienes lo hagan.
Una vez realizadas todas las siluetas a las que hayan agregado sus partes (ojos, orejas,
bocas, nariz, etc.) las recortan y cada niño escribe su nombre en una tarjeta que coloca
encima de la cabeza de su silueta.
El maestro puede aprovechar la ocasión para trabajar con los niños acerca de la
forma en la que cada quien escribió su nombre.
El maestro organiza a los alumnos en equipos de cinco o seis niños, pide a cada equipo
que ordenen sus siluetas por tamaño (de la más grande a la más chiquita o de la más chiquita
a la más grande).
El maestro puede observar diferentes procedimientos que los niños emplean para
ordenar las siluetas, por ejemplo: poner todas sobre una misma base, intentar intercalar
alguna silueta, comparar cada una con todas las demás para encontrar su lugar, etc. (ver
Seriación en págs. núm. 231 a 234).
374
Luego sugiere a los niños que para poder verlas mejor las peguen en la pared de
acuerdo al orden que ellos establecieron.
Al ir pegando las siluetas, en diferentes equipos puede suceder que haya niños que al
acomodarlas no se den cuenta que algunas quedan con los pies más alto que otras y todas a
distinto nivel del piso; entonces el maestro puede propiciar la reflexión de los niños mediante
preguntas similares a las que se proponen en la actividad: “Gráfica de alturas” (ver Seriación,
págs. núm. 259 a 260).
Cuando todos los niños han pegado sus siluetas, los miembros de cada equipo
observan el trabajo que hicieron los demás y confrontan opiniones. Durante este momento
surgirán probables divergencias y tal vez la necesidad de modificar la colocación de alguna
silueta que no esté ubicada correctamente de acuerdo a la altura.
Es fundamental que si los niños cometen “errores” respecto a los lugares en que
ubicaron las diferentes siluetas, el maestro no los corrija en el momento, sino que sean los
mismos niños quienes lo señalen y justifiquen su opinión, haciendo los cambios que crean
necesarios.
1.1.2. ME DIBUJO
El maestro explica que cada niño va a dibujarse a sí mismo y que luego van a jugar a
reconocer de quién es el dibujo. Cuando todos han terminado sus dibujos el maestro los
recoge y saca uno al azar; lo muestra al grupo y pregunta de quién creen que sea ese dibujo.
Los niños lo observan (puede ser que reconozcan al autor del dibujo o puede que no).
375
En caso de que sí reconozcan de que niño se trata, el maestro pide que expliquen cómo
supieron quién era; si no reconocen de quien se trata, el maestro pide al dueño del dibujo
que se ponga de pie para que entre todos analicen por que no supero quien es el que esta
dibujado y que cosas sería bueno ponerle al dibujo para que al verlo pueda saber quién es.
Ejemplo: María es la dueña del dibujo, que nadie reconoció porque el en el no aparecen sus
características fundamentales.
La dueña del dibujo va a ir añadiendo en él las cosas que le van diciendo sus
compañeros.
De esta forma los niños reflexionan sobre los atributos o características de cada
compañero y, al mismo tiempo, descubren la necesidad de representar con la mayor claridad
posible cuando se desea comunicar algo a alguien mediante un sistema gráfico.
Otra posibilidad que planteamos en la siguiente actividad, es vincular el trabajo oral del
nombre propio, además de su escritura, con la clasificación y la seriación.
MATERIAL: las tarjetitas con los nombres de cada niño (escritos por los niños o por el
maestro); cinta adhesiva.
376
El maestro explica al grupo que van a jugar a palmear sus nombres. Empieza
palmeando un nombre cualquiera, por ejemplo dice: Mer-ce-des, dando simultáneamente
una palmada por silaba y pregunta ¿Cuántas palmadas dí?, seguramente los niños
contestaran: “tres”.
El maestro elige entonces a otro niño, digamos Francisco, y le pide que palmee su
nombre, tal como él hizo el nombre de la compañera anterior. Después que Francisco palmea
su nombre, el maestro pregunta: Oye Francisco, ¿tu nombre tiene más, menos o igual de
palmadas que el nombre de Mercedes?
Si es necesario, el niño vuelve a palmear ambos nombres para llegar a darse cuenta que
tienen igual de palmadas.
El maestro propone entonces al grupo que encuentren los nombres de los niños que
tienen igual de palmadas que el de Mercedes y el de Francisco, y que esos niños se paren
juntos en un sector del salón.
• Cuando ya están agrupados los niños cuyos nombres tienen tres palmadas, el maestro
le pregunta al grupo si saben nombres más cortos o que tengan menos palmadas que los ya
agrupados.
A medida que los niños proponen los nombres, el maestro pregunta si están o no de
acuerdo en que tienen menos palmadas que los de Mercedes, Francisco, etc.
Es importante señalar que es muy probable que surjan cortes silábicos no correcto,
(por ejemplo: Lu-is) pero en la medida que sean aceptados por la gran mayoría del
grupo, también los aceptara el maestro. Paulatinamente los niños irán avanzando en
este tipo de análisis de las palabras y por tanto superando las dificultades iniciales; pero
en este momento no se harán señalamientos al respecto, puesto que este módulo se
377
Puede ocurrir que haya niños cuyos nombres tengan una silaba (Juan, Luis, Paz, etc.) y
otros sean de dos (Pedro, Noé, Jorge, etc.), en este caso se formaran dos grupos.
Tendremos entonces tres quipos agrupados en el salón: los niños cuyos nombres tienen
una, dos y tres palmadas respectivamente.
• Luego el maestro les pide que busquen nombres que tengan más de tres palmadas,
que sean más largos que los anteriores; pueden decir: Mar-ga-ri-ta, Mi-guel An-gel, etc.
También estos niños constituirán un grupo: el de los que tienen cuatro palmadas en su
nombre, y se reunirán en otra área del salón.
• Una vez que todos los niños estén ubicados en el grupo que les corresponde, el
maestro les plantea que para acomodarlos y que todos vean mejor dónde está cada uno,
traigan las tarjetas donde están escritos sus nombres y las vayan pegando en el pizarrón de
acuerdo a los grupos que formaron.
A partir de lo anterior se planteará que los ordenen de los que tienen más palmadas a
los que tienen menos, o viceversa.
378
Así los niños habrán clasificado los nombres y seriado los mismos de acuerdo al número
de palmadas que dieron para cada uno.
1.1. 4 Otra actividad de clasificación con los nombres propios que proponemos enseguida es
una variante del trabajo planteado en la “Propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita”.
MATERIAL: las tarjetas con el nombre de cada niño que se mencionan en la “Propuesta para
el aprendizaje de la lengua escrita”, pág. 153.
Los alumnos toman las tarjetas de los nombres y el maestro pide a tres o cuatro
Explica al grupo que cada uno va a ver su nombre en la tarjeta y a fijarse si se parece en
algo a cualquiera de los nombres que están pegados en el pizarrón. Si encuentran algún
parecido pasan por turnos a pegarlo junto o debajo de la tarjeta correspondiente. Sino
encuentra parecido con ningún nombre, pegan la tarjeta por separado y en base a este
nombre se inicia otra colección. Ejemplo: Javier pasa con su tarjeta y la pone debajo de la
tarjeta que dice “Jorge”. El maestro le pregunta porque la puso allí. El niño puede contestar
por ejemplo: “porque las dos empiezan con ésa” (señala la letra inicial de Jorge y de Javier).
Pasa Luis Francisco con su tarjeta y la pone debajo de la que dice “María Elena”. Explica
que la puso allí porque “los dos nombres están grandotes”.
379
El maestro le puede preguntar si podría poner su tarjeta en otro lugar (junto a otra);
Luis Francisco contesta que no, que solamente allí, pero otro niño del salón sugiere que
pueden ponerla debajo de la tarjeta de Jorge y Javier porque los dos son hombres.
Pasa Fridalia y dice que su nombre no se parece a ninguno de los que están en el
pizarrón porque “ninguno tiene ésta” (señalando la letra inicial de su nombre). Por tanto,
pone su tarjeta en otro lugar para formar una nueva colección.
El maestro pregunta si todos están de acuerdo y en todos los casos, pide a los niños
justificación de sus respuestas.
Lo importante es que los nombres de los niños que colocan en cada colección se
parezcan en lo mismo; por ejemplo, pueden formarse las siguientes columnas:
Durante esta primera etapa se aceptara que el criterio clasificatorio no sea el mismo
para todos los nombres que están agrupando, es decir que todos se agrupen de acuerdo a su
largo, o por sexo, o por la letra inicial, etc. pero es necesario que los nombres de cada
subconjunto sí estén agrupados en base al mismo criterio.
• Una vez que todos los niños han pasado a poner su tarjeta en el grupo o colección que
crean conveniente, el maestro pregunta: ¿y todos estos en qué se parecen? (señalando todos
los nombres de una colección). Esta pregunta la hace para ver si los niños pueden encontrar
un criterio o denominación abarcativa para todos los nombres de una misma colección (ver
Clasificación, pág. núm. 221).
380
• El maestro pregunta a los niños sí podrían poner las tarjetas de manera diferente a
como ya las acomodaron y les recuerda que se trata de poner juntos los nombres que se
parecen (ver Cambio de criterio en la clasificación, pág. núm. 213).
1.2 ACTIVIDADES VARIAS, DERIVADAS DE TEMAS DEL LIBRO DE TEXTO.
Hemos analizado un módulo del libro de texto y citado algunas de las posibles
actividades de matemáticas y de la lengua escrita que pueden realizarse a partir del mismo.
En la página 409 de la Parte II del libro de texto, (Unidad 8-Módulo 2) se plantea una
actividad referida a los hermanos. En base a ella podría realizarse por ejemplo, la siguiente
actividad, a través de la cual se podrá favorecer que los niños se den cuenta de la necesidad
de utilizar códigos gráficos cuando la finalidad es la comunicación.
En este caso, a partir del tema puede generarse un juego de mensajes. El maestro
puede proponer a los niños que cada uno invente una forma de hacer un mensaje por escrito
para que los compañeros sepan cuantos hermanos tienen cada quien.
Da al niño una hoja de papel y un lápiz y se le pide que haga algo en el papel dela
manera que crea más conveniente para que los demás entiendan lo que quiere decirles.
381
Es probable que algunos niños utilicen numerales, otros dibujen a los hermanos, otros
inventen diferentes grafías o escriban un texto.
Luego se propicia una discusión grupal para analizar las causas por las cuales unos
mensajes fueron mejor interp0retadios que otros y las ventajas o desventajas que
encuentren entre los diferentes recursos gráficos empleados por los niños.
Habrá niños que en sus mensajes se consideren como un miembro más entre sus
hermanos, es decir que si expresan que son cinco porque si tienen cuatro hermanos “y el”,
resultan cinco; mientras otros transmitirán cuantos hermanos tienen sin tomarse ellos
mismos en cuenta.
Por ejemplo, si un niño apuntó: 5, no sabemos si son cinco hermanos o si él tiene cinco
Tampoco podemos saber si él está dibujado o no, creando la misma ambigüedad del
ejemplo anterior.
382
Este aspecto a su vez contribuirá a que los niños se den cuenta de la importancia de la
precisión que se requiere en los mensajes gráficos, pues cuando la comunicación es oral el
interlocutor puede intervenir inmediatamente para pedir una aclaración cuando no entiende
lo que se le está comunicando, cosa que no ocurre en la comunicación por escrito.
Es importante aclarar que estos juegos, por las amplias oportunidades de trabajo
que ofrecen así como por lo que gustan a los niños, es conveniente hacerlos varias veces
al año. En cada ocasión, el maestro cuidara de adaptarlos a los niveles de
conceptualización de los niños en ese momento. Por ejemplo, durante todo el año los
niños pueden proponer y escribir los precios de artículos que se van a vender (en la
“farmacia”, la “lonchería”, etc.), aun cuando sus escrituras disten mucho de alcanzar el
nivel alfabético, o bien no sepan todavía escribir los numerales o manejar operaciones de
suma y resta representadas de la manera convencional. Podrán usar dibujos, objetos con
los que se ayuden para hacer sus cálculos cuando no logren efectuarlos mentalmente,
etc.
Este juego, que aparece en la ficha de color rosa núm. 33 de la propuesta de lectoescritura
da oportunidad para que lo niños realicen diversas actividades relacionadas con clasificación,
seriación, trabajen con conceptos de medida y efectúen cálculos.
383
Preparan medicinas. Para ello clasifican semillas o botones que colocan en frascos
Cuando preparan tanto frasco o cajas de pastillas” como “jarabes” se puede derivar un
trabajo de seriación pidiendo a los niños que preparen, por ejemplo, de seis a diez cajas de
pastillas, cuidando que ninguna caja tenga igual cantidad de pastillas que otras, también en
caso de los jarabes 8para lo cual se requiere que sean frascos iguales que todos los frascos
tengan igual cantidad de jarabe. En ambos casos los niños, aun cuando no serien físicamente
los objetos, habrán efectuado un trabajo intelectual de seriación. Después tal vez se vean
obligados a ordenar en series las cajas o los frascos para asignarles diferentes precios según la
cantidad de medicina que contiene cada uno.
El maestro puede también aprovechar este juego para hacer “adivinanzas” a partir de
los atributos de los objetos (ver 1.1.2. en la secuencia de Clasificación, pág. núm. 258). Por
384
ejemplo, cuando han inventado y escrito nombres para las medicinas tal como se indica en la
ficha rosa núm. 33 de la propuesta de lectoescritura, el maestro puede decir: a ver si adivinan
en que medicina estoy pensando; sirve para la calentura, es rojo y líquido (“o como agüita”).
Puede incluso trabajar nociones de orden, Es rojo, líquido, sirve para la calentura y está en el
tercer lugar de la fila de los jarabes, Los niños entonces tendrán que decir el nombre del
“jarabe” al que el maestro se refiere.
• El maestro distribuye la misma cantidad de “dinero” para cada uno. Según sea el nivel
de los diferentes alumnos, les da todo el “dinero” en fichas con valor de $1 o en billetes de $5
y de $ 10.
• Los niños hacen sus pedidos al “mesero”; éste saca la cuenta de lo que consumió cada
uno. Los clientes comprueban si la cuenta está bien hecha. Pagan con el dinero justo o con
billetes, exigen que el mesero les dé el vuelto, etc.
385
• Este juego puede también aprovecharse para que los niños descubran objetos a partir
de sus atributos. Puede decir, por ejemplo: A ver si adivinan en qué estoy pensando; es una
cosa que es redonda, roja por fuera y blanquita por dentro, ¿qué será?, etc.
1.3.3. LA TINTORERIA
Esta actividad es complementaria de la ficha antes citada; aquí sugerimos una manera
de ampliarla, tratando de dar un ejemplo de cómo los niños pueden realizar cálculos a partir
de una situación de juego y efectúen otras actividades de matemáticas.
De hecho, cuando los “tintoreros” anotan las características de la ropa que reciben,
además de estar usando la escritura para registrar el tipo de prenda que recibieron, están
pensando en sus atributos y en cómo diferenciarla de las demás que les lleven para “limpiar”.
El juego se puede completar con actividades de cálculo. Los niños recuerdan cuánto
costará la limpieza de un suéter, un saco, una bufanda, etc. Hacen el cartel de precios
correspondiente. El “tintorero” dice cuánto debe pagar, los clientes pagan la cantidad justa o
con billetes y exigen el cambio, controlan que el tintorero les dé el vuelto correcto, etc.
1.4 EL TRABAJO EN MATEMÁTICAS A PARTIR DE TEMAS OCASIONALES.
Considerar los intereses que surgen de los niños en un momento dado es un aspecto de
vital importancia en el trabajo cotidiano.
A partir de estos temas ocasionales se puede generar una secuencia de trabajo para
abordar diferentes nociones y contenidos tanto del programa integrado como de las
propuestas de matemáticas y lecto-escritura.
Es muy frecuente que los niños traigan cosas a la escuela juguetitos, estampas, canicas,
etc.) que en general se consideran objetos que dispersan la atención del grupo; sin embargo
386
en muchos casos, a partir de esos elementos es posible derivar una serie de actividades que
incluso lleguen a ser más ricas y provechosas que las previstas.
1.1.4. LA VACA*
“Antes de iniciar el tema hacemos un sondeo para averiguar qué saben sobre las vacas.
*El ejemplo se extrajo de “Aprender de la realidad” de María Dolores Busquets: Cuadernos de Pedagogía, 1981, Año VII, Núm. 78, pp.
10,11.
A iniciativa de los niños visitamos dos granjas, la primera, que pertenecía a unos
parientes de una niña de la clase, proporcionó una información previa. La segunda, gracias al
bagaje anterior, permitió descubrir muchas más cosas, establecer términos de comparación,
buscar semejanzas y diferencias a la vez que generalizan algunos aspectos recogidos.
387
Pudieron observar desde vacas recién nacidas (¡incluso asistimos a su nacimiento!) hasta
adultas y ver las modificaciones que sufrían en las diferentes etapas de crecimiento.
Observar no es suficiente.
Los niños plasmaron en dibujos sus observaciones y una vez en clase se realizaron
comparaciones entre las vacas y otros animales, llegando así al concepto de mamífero, que
establecieron los propios niños como propiedad entre las vacas y otros animales que a la vez
las diferenciaba de los no mamíferos. Las características observadas en los animales se
convirtieron en criterios de clasificación y permitieron, a su vez excluir de la pertenencia a
cada clase, aquellos animales que no poseían las propiedades que la definían.
Para trabajar los productos derivados de la leche, se realizaron una serie de experiencias
que les llevaron a la elaboración de la nata, del requesón, del yogurt, etc., y a diferenciar los
derivados de la leche de los otros productos en que ésta era sólo un componente, como el flan
y el chocolate. En estos trabajos surgió la necesidad de medir los ingredientes, lo cual les llevó
a inventar unidades de medida sin las cuales resultaba imposible una dosificación correcta de
los ingredientes. Tanto los procesos de elaboración, como las cantidades necesarias para ella,
fueron representados gráficamente por los niños que descubrieron así como una serie de
acciones realizadas con una finalidad podían registrarse sobre el papel y ser recordadas o
transmitida a otros, y cómo las cantidades eran necesarias para poder conseguir los fines que
se habían propuesto. Las cifras se convertían en la expresión gráfica de algo que tenían un
significado y una utilidad, y la escritura en un sistema para narrar algo que realmente había
sucedido y que estaba íntimamente ligado a una experiencia inmediata.
388
Si analizamos los rasgos metodológicos de estos aprendizajes, que hemos descrito de
manera muy resumida, observaremos que, por una parte, todo concepto sigue un proceso
evolutivo en su construcción.
Por otra parte, observamos también cómo a través de los intereses del niño, de sus
aciertos y errores, de sus hipótesis, el maestro puede abordar objetivos de trabajo que le
conducen al aprendizaje de las materias escolares.
Así como en este ejemplo puede verse el aprovechamiento realizado por el grupo a
partir de un tema ocasional, si el maestro está atento verá que diariamente son muchas las
oportunidades que se presentan en el salón para ampliar y sacar mayor provecho a los temas
que interesan a los niños.
La variedad de temas que pueden surgir es enorme; es difícil, e incluso arbitrario, poner
ejemplos de temas ocasionales porque eso supondría determinar desde una óptica adulta los
intereses de los niños, error en el que todos alguna vez hemos caído.
389
Sin embargo, con el fin de aclarar de qué forma es posible propiciar la reflexión
lógicomatemática en los temas ocasionales, daremos algunos ejemplos que permitirán al
maestro tener una visión más amplia al respecto.
a) Animales:
Una mariposa entra al salón, un niño la toma con sus manos. El maestro sugiere
ponerla en un frasco para observarla mejor. Analizar semejanzas y diferencias con otros
animales, et.
c) Objetos diversos.
Alguien lleva un objeto que llame la atención del grupo, supongamos un reloj de
pulsera. Se puede trabajar sobre medida del tiempo: ¿cuánto se mueve la aguja mientras
pasa la arena por un reloj elaborado con un frasco en el que se inserta un cono de papel con
un pequeño orificio en la punta (dentro del cono se coloca la arena)? A partir de esa situación
se pueden organizar carreras y diversos juegos de concurso donde los niños trabajen con
nociones de velocidad, tiempo, etc. Pueden comparar distintos tipos de relojes y analizar sus
semejanzas y diferencias. ¿Por qué todos son relojes incluido el de arena? ¿Podremos
inventar relojes, es decir formas de medir tiempo? Por ejemplo: el tiempo que tarda un niño
en ir del pizarrón a la puerta caminando de “gallo-gallina” y el que tarda en recorrer el mismo
trayecto saltando en un solo pie, etc.
d) Compras.
390
bien hecha; si el registro se entiende (o entendió), si alcanzó el dinero, cuánto sobró, por qué,
etc.
ANEXO
Este anexo tiene el propósito de mostrar al maestro algunos de los resultados obtenidos
con la propuesta de matemáticas en sus dos fases experimentales.
La primera etapa se llevó a cabo entre los meses de enero y mayo de 1983.
Iniciamos esta experiencia pedagógica con el convencimiento de que era posible llevar a
cabo una práctica educativa en el área de matemáticas que se basará en el respeto a las
características individuales de los alumnos, que tomara en cuenta sus intereses, que
propiciará el juego como motor de la reflexión lógico-matemática y que tuviera presente que
el fin último de la educación es el desarrollo de la autonomía en el plano intelectual, afectivo
y social. Intentamos llevar a la práctica estas ideas en el corto lapso de cuatro meses. En ese
periodo nos encontramos con numerosas dificultades, debido a que los niños estaban
acostumbrados a una práctica escolar que apunta a la mecanización y a la heteronomía. Fue
necesario vencer las trabas que imponían por un lado el sistema educativo (práctica docente
de los maestros, programas, pruebas de evaluación, exigencias de la dirección de las escuelas,
etc.) y por otro, los mismos niños que no estaban preparados para asumir un cambio de tales
características porque, al ser repetidores, ya habían sido “formados” como la escuela en
general lo exige; las normas de orden, silencio y acatamiento a la autoridad representada por
el maestro habían sido aceptadas por ellos y diferían de las que nosotros pretendíamos
desarrollar. Génova Satre y Monserrat Moreno en su libro “ Descubrimiento y construcción
de conocimientos “ mencionan similares dificultades que tuvieron que afrontar cuando
pidieron a los niños que escogieran el tema acerca del cual quisieran trabajar; ellas dicen a
este respecto: Este enfrentamiento inesperado con una libertad que no habían solicitado y
para la que no se les había educado indujo a los niños a oscilar entre dos modelos de
conductas aprendidas en sus anteriores escuelas: la obediencia y la desorganización total.
391
En los cuatro grupos con los que nosotros trabajamos se reprodujo el tipo de conductas
mencionadas por estas autoras. Sin embargo, y tal como a ellas también les ocurrió, poco a
poco los niños fueron comprendiendo que el trabajo podía ser divertido, que era posible
jugar en la escuela y que trabajo y juego no estaban reñidos. El trabajo podía ser tan
agradable como lo es un juego y había muchos juegos que permitían realizar las actividades
de matemáticas. Lo realmente difícil fue programar actividades a partir de los intereses de los
niños, ya que no surgían espontáneamente problemas que fuera necesario resolver. En este
sentido, el estímulo a los alumnos se vio limitado por la escasa hora y media que
trabajábamos con ellos.
392
desarrollo operativo (intermediaria que no armaba la serie) excepto en clasificación, donde
pasa de hacer colecciones con varios criterios a formarlas en base a un solo criterio.
b) Se realizaron dos evaluaciones, una al principio y otra al final de esta primera etapa.
Para la mayoría de los sujetos las operaciones de suma adquieren significado, ya que
pueden interpretarlas correctamente y las consideran instrumentos útiles de representación.
En la prueba inicial sólo el 39% de las muestra interpreta correctamente la suma 4+2=6; en la
prueba final, el 63% interpreta bien 6+2=8. En representación de la acción de suma (3+2=5) en
la prueba inicial sólo el 7% la representaba bien; en la prueba final el 625 de la muestra lo
hace correctamente.
c) El 72% de los sujetos de la muestra no cometió ningún error al tener que escribir seis
393
f) El problema de resta: si te doy 9 paletas y a tu amigo le doy 4, ¿quién tendría más?;
¿por cuántas le ganas?” fue resuelto por el 10% en la prueba inicial. En la prueba final este
porcentaje asciende a 55 %.
El interés demostrado por los niños y los avances significativos logrados en el corto
periodo de nuestra experiencia, nos permiten afirmar que es posible encarar el aprendizaje de
las matemáticas respetando los procesos de conceptualización de los niños y promoviendo el
intercambio que surge de los juegos y de la búsqueda colectiva de soluciones a problemas
reales.
En general, el enfoque acerca del aprendizaje en esta área del conocimiento suele ser
inverso: se parte del dominio de las técnicas y la memorización de propiedades que luego se
“aplican” a situaciones ideadas por el maestro o planteadas en los libros de texto.
La segunda fase experimental fue llevada a cabo en el ciclo escolar 83-84, en 16 grupos
integrados. En esta ocasión los maestros, después de ser capacitados, aplicaron directamente
la propuesta en sus respectivos grupos. Se les visitaba dos días seguidos y la visita se repetía
dos semanas después, esto con objeto de asesorarlos y ayudarles en las dificultades que
surgían. Se realizaba además una junta mensual para dar oportunidad a los maestros de
intercambiar sus experiencias en relación a la Propuesta; es decir, si una actividad no había
funcionado en un grupo se indagaba si en los demás había pasado lo mismo, etc. Al final del
año escolar, por problemas de tiempo no fue posible recopilar datos precisos acerca de lo
394
ocurrido en el todos los grupos. Sin embargo, los comentarios hechos por los maestros al final
de curso parecen indicar que entre nuestra población, como en la primera fase experimental,
hubo un alto número de niños promovidos.
“Mi opinión sobre el curso que se llevó a cabo es que fue fabulosa la forma en que nos
orientaron y nos motivaron, la propuesta tiene actividades donde se da uno cuenta que en
verdad que los niños avanzaron, de los 3 grupos integrados, mis niños en matemáticas fueron
los más sobresalientes.
El trabajo en equipos a veces me hacía quedar mal pero una vez que los niños
aprendieron y se adaptaron a él, todo se volvió más normal.
ATTE.
Profa. Sara Ibarra R.
Escuela: “Dr. Eduardo R. Coronel”
395
“El trabajo con niños de grupos integrados requiere un cambio en la estructura de
nuestro pensamiento. La labor de enseñar debe dirigir sus objetivos hacia una pedagogía
operatoria, pues la mente del niño debe ser tratada con el mismo dinamismo que la conforma
la propuesta para el aprendizaje de las matemáticas logra esto.
El alumno será ahora participe de su propio aprendizaje al construir por el mismo los
conceptos elementales en la estructuración del pensamiento lógico-matemático.
Todo esto requiere un real convencimiento por parte del maestro pues de el depende
indiscutiblemente el fracaso o éxito de este grupo que da la D.G.E.E. por mejorar el trabajo en
estor grupos.”
396
Profesora Bertha Eva Curiel López.
“Comentarios acerca de la experiencia de la Propuesta de Matemáticas.
Al iniciar el curso se procedió a trabajar con la evaluación correspondiente para colocar
a cada niño en el nivel adecuado para el desarrollo de la propuesta.
A mediados del curso se canalizaron varios niños a otras instituciones; por lo que el
trabajo se me facilitó y los niños mostraron más interés y entusiasmo por las actividades.
Al finalizar el curso , los resultados fueron buenos pero no todo lo que yo esperaba.
Concluyendo: la Propuesta en sí me parece buena y los resultados hallaban a ser
óptimos con un poco más de experiencia en e manejos de ésta.”
Es importante señalar que en un grupo donde se integran varios niños con problemas de
conducta graves es casi imposible llevarla a cabo por la diversidad de intereses.
COMENTARIO:
“Siento que se me hizo muy fácil el trabajo porque tuve la dicha de asistir a un curso lo
cual lo impartieron Personas Capacitadas, Responsables e Interesadas sobre Esta
Investigación. Ya que cuando tuve la oportunidad de Trabajar sobre el Proyecto me di cuenta
que en las fichas venía todo muy bien explicado y muy completo para ayudar al niño en el
397
Cálculo. Ya que en este trabajo se le dio la importancia de opinar y así aprender de los demás
y de él mismo. Y algo mucho muy interesante partir de lo que el niño sabe más no de lo que el
maestro quiera que aprenda, eso creo que fue la base para que los niños salieran adelante.”
“EL MATERIAL: Fue un material que a los niños les interesó, fue atractivo, motivante y fuera
de lo común.”
Existen miles y miles de niños que necesitan este tipo de trabajo ¡Ayúdalos! y Adelante.
398
Por fin nos lanzamos al trabajo con el grupo, honestamente los resultados de las
primeras actividades y las respuestas de los niños dejaban mucho que desear, no había
colaboración en el trabajo grupal en fin no resultó como todos los involucrados en esto
queríamos que resultase. Esta situación fue cambiando conforme avanzó el trabajo con las
actividades no perdiendo de vista nunca los principios que fundamentan la Propuesta, aquí
fue cuando las respuestas de los niños, la disposición al trabajo, la auto-organización de los
equipos y las discusiones comenzaron a aparecer en la clase lo que agilizó y facilitó el
desarrollo de las actividades creando así las condiciones para continuar el trabajo en los
diferentes niveles en particular y colectivamente en general; realmente resultaban atractivas
muchas de las actividades porque para los niños eran juegos en donde había que fijar la
atención para que este resultara.
Recuerdo que los responsables y colaboradores del proyecto nos hacían muchas
recomendaciones en las actividades de “Máquinas” lo que en un principio me pareció
insistente pero posteriormente me di cuenta de la razón de esta insistencia ya que estas
actividades son el antecedente de toda operación matemática es decir partíamos o mejor
dicho los niños partían de una vivencia donde contemplaban tres momentos básicos: situación
inicial, transformación y resultado final, estas actividades bien llevadas, a la larga les
resultaron muy provechosas cuando llego el momento de entrar a la suma y la resta, en
realidad lo facilitó mucho.
No todo resultó bien durante el año escolar, tuve que enfrentar varios problemas como
por ejemplo hacer material individual para ciertas actividades, otro problema fue que como
trabajamos con niños reprobados muchos de ellos están muy mecanizados e hipo activos al
trabajo al principio fue difícil desprenderlos de esta costumbre, un problema muy particular
de mi grupo fue que tenía muchos niños de nivel bajo lo que impidió que todo el grupo
resultara al final con el niel deseado, pero puedo asegurar que los niños de bajo nivel
alcanzaran logros importantes.
399
Todo lo anterior expuesto fue a grandes rasgos mi experiencia en el manejo de la
Propuesta de Matemáticas, al finalizar el curso hubo situaciones y respuestas muy
satisfactorias por parte de la mayoría de mi grupo por lo que puedo decir que fue una buena
experiencia, también quiero decir que no sólo trabaje en forma diferente sino que también
pensé y tome otra actividad frente al grupo, considero que al igual que yo los niños trabajaron
y pensaron de otra forma a la acostumbrada. Finalmente es muy grato trabajar con gente
joven y entusiasta como es el grupo del Proyecto.
Durante el año escolar 1983 – 1984 se trabajó con el nuevo proyecto sobre las fichas de
matemáticas. Para mí éstas fichas me parecieron bastante buenas para los niños ya que por
medio de dichas fichas los niños adquirieron el conocimiento de la suma y resta
comprendiendo lo que estaban haciendo cando realizaban éstas operaciones.
Además estas fichas están mucho mejor que la guía al acceso al número ya que en la
guía no se veía lo de la suma ni resta como en las fichas, se veía de una forma superficial.
También tuvo que ver mucho la forma en que las maestras nos ayudaron para poder
llevar bien las fichas, ya que cuando teníamos un problema nos ayudaban a resolverlo y nos
orientaban de cómo realizar las actividades de las fichas.
La fichas se trabajaron de acuerdo al nivel de cada niño y esto les ayudaba mucho ya
que trabajaban según su capacidad de cada niño y no se les podía pedir que trabajaran otra
ficha si no era de su nivel o sea que no se les podía exigir que trabajaran otra ficha que no
tuviera que ver nada con su nivel.
400
Inclusive el material era muy adecuado para los niños ya que trabajaban con algo
diferente y esto les llamaba mucho la atención y trabajaban con más ganas.
En conclusión las fichas me parecieron muy buenas ya que se pueden aplicar a todos los
niños y ellos llegan a comprender lo que es el número y a realizar operaciones como la suma y
la resta entendiendo lo que están haciendo.
También les agradezco mucho la ayuda que nos dieron las maestras para que
pudiéramos realizar adecuadamente las actividades.
401
Estas fichas me parecen muy dinámicas y concisas porque son muy motivadoras para los
niños; ya que ellos creen que están jugando pero en realidad están trabajando y sobretodo
aprendiendo.
Tal vez por este interés me mandaron al curso para la Propuesta Experimental Para el
aprendizaje de las Matemáticas. Este me gustó mucho y con gran entusiasmo trabaje en ella.
Por miedo a que les pareciera demasiado, al principio del año escolar no pedía a los
padres de familia todo el material que requería dicha propuesta y pensé que poco a poco les
resultaría menos pesado, pero no fue así y luché mucho que llevaran el material que se
necesitaba.
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Ahora ya sé que debemos preparar desde las vacaciones (si es posible) el material que
es bastante, pues en muchas propuestas es individual.
Con más errores que aciertos trabajé la Propuesta esperando ser mejor el próximo
curso.”
“El grupo de 1° año “D” se inició con 16 niños posteriormente por sugerencias de la
dirección de la escuela se pasaron 6 niños a grupo de nivelación quedando 12 niños en
existencia en grupo integrado. Uno de ellos Jorge tenía 3 años de estar en primero y conmigo
en el siguiente año en primero. Alicia y Jesús dos años en primero y los 9 niños repitiendo el
2° año en primero.
De estos 12 niños todos lograron pasar año, gracias al empeño y entusiasmo que
pusieron cada uno de ellos para cumplir con su asistencia diaria a la escuela, y a la
aceptación de las fichas. Dejo aceptación porque ellos no estaban acostumbrados a razonar el
porqué de las cosas a convivir sus compañeros en una armonía bonita, estos niños ya
estaban mecanizados hacer planas y planas, y cuando cuándo pensaban que ya habíamos
jugado demasiado ellos pedían las planas de la que fuera. Pero a medida que se fue aplicando
las fichas fue cambiando su mentalidad al ambiente dentro del grupo fue bonito, creativo.
Para mí fue muy motivante haberles cambiado muchos malos hábitos que hacían de
primer año en el cual los niños planteaban sus situaciones o problemas que les interesaba sin
ningún temor a equivocarse.
Para mí esto es una experiencia muy bonita y satisfacción muy grande en que habré
sacado el grupo adelante porque entre las doce tenía 2 niños de un 6. 1 muy bajo de lo
normal en donde decía la paciencia bajo que no ameritaba pasar (poro) sin embargo los niños
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alcanzaban su nivel alto en matemáticas y alfabeto en español si estoy de acuerdo con las
fichas de matemáticas en donde nos dice que en el juego está el interés primordial del niño,
porque sin estas fichas yo no hubiera sacado adelante a estos dos niños en el cual se les
aplicaba 5 o diez veces las mismas fichas para que alcanzaran su nivel. Las fichas se aplicaron
a todo el grupo pero de una manera especial a estos dos niños.”
Comentario de la Propuesta.
“Al principio me costó mucho trabajo entenderlos, organizarlos en mi trabajo porque
era mucho papeleo, se me hizo un poco difícil exponer a los niños por niveles la
conceptualización y desde luego individualizarles trabajo.
Incluso me llegue a desesperar y por la gran cantidad de material que se requiere para
cada ficha. Esto fue al principio porque no tenía material y lo pedía y no lo traían yo lo tenía
que comprar o conseguir.
Después que obtuve todo esto se me facilito el trabajo y me permitió por lo tanto pienso
que las propuestas si son funcionales porque se llevan en una forma constante y dedicada y
con el material que se menciona y se llega al objetivo.”
“La propuesta de Matemáticas me parece que es muy buena ya que por medio de los
juegos y del material que es tan variado hace que las niñas se interesen en todas las
actividades y al mismo tiempo van cumpliendo sus conocimientos.”
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Las actividades están ya elaboradas, sólo para darlas y que los niños trabajen con el
maestro como guía o moderador.
El único inconveniente que yo encontré es que algunas veces no me fue fácil conseguir el
material para realizar las actividades.”
Atentamente
Ma. De Jesús López
Escuela: “Efraín Rocha Martínez”
NOTA: Esta maestra, en función de los resultados de las evaluaciones de fin de año, recibió un
premio por haber sido su grupo el mejor de la zona.
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BIBLIOGRAFÍA
• Comiti Claude. Sobre la aproximación a la noción de número en el curso preparatorio.
Tomando del Grand N., Núm. 11, C.R.D.P., Grenoble, Francia, 1977.
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XX, Serie Mayor Vol. 21., 6ª. Edición. Buenos Aires, Paidós, 1979.
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1967.
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reunión anual de la Asociación Americana de Investigación Educativa. Boston, Abril de
1980.
• Lerner, Delia. Análisis de la construcción del número *. Consejo Venezolano del Niño,
Caracas, 1981.
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• Nemirovsky Myriam. Psicopedagogía de las matemáticas y su implementación en el
aula. Ponencia presentada en el Encuentro Nacional de Grupos Integrados,
Monterrey, N, L. septiembre, 1981
• Piaget, Jean y Szeminska, Alina. Génesis del número en el niño *. Ed, Guadalupe,
Buenos Aires, 1975.
En las obras marcadas con (*) el lector puede encontrar temas que amplían diversos puntos tratados en esta
propuesta.
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