Fenomenología y Educación
Fenomenología y Educación
Fenomenología y Educación
Autoconciencia y su desarrollo.
Bernard Curtis y Wolfe Mays (Compiladores) Breviarios FCE. 1984.
Traducción de Cristóbal Neweberry Retana.
Que el destino de la educación esté atado a las fortunas de la memoria, es indudable. Los
científicos conductistas frecuentemente llaman “aprendizaje” a la primera fase del proceso
de la memoria, como tal. Porque podemos retener, recordar y reconocer solamente lo que
hemos percibido y aprendido. (Krell, 1984, p. 259). Quizá sea de significado especial para
los educadores que la fenomenología, después de Merleau-Ponty, deba emprender un
examen crítico de la ciencia contemporánea.
La crítica de Merleau-Ponty sobre la teoría del reflejo, elaborada hace más de treinta años
en la Structure du comportement, aún se aplica en grado sorprendente a la investigación
neurofisiológica de fenómenos de la memoria, aunque con algunos calificativos. (Krell,
1984, p. 264).
1
William Faulkner, Light in August, comienzo del cap. 6
2
M. Merleau-Ponty, The Structure of Behavior, tr. De Alden L. Fisher. Boston, 1963, p. 23, (La Structure du
Comportement), p. 22
Como “proyección arrojada” podemos recordar nuestro pasado, pero explorando los
archivos de datos codificados, como sugiere el neurofisiólogo, ni a la manera de Husserl,
para quien el “poder” es una afirmación no calificada de la habilidad de la conciencia para
reconstituir su pasado, sino en la forma en que Heidegger nos intima cuando habla del
Zusammenhan des Le bens, que Merleau-Ponty llama la cohesión d´une vie (La cohesión
de una vida). (Krell, 1984, p. 280).
Una fenomenología de la memoria que respete los intereses y la visión a largo plazo de la
memoria puede restaurar algo de lo que ha perdido nuestra imagen funcionarizada del
“nosotros”. Si reconoce sus limitaciones, lo cual es decir, si permanece fiel a sus orígenes y
aprende a recordar sus propios ensayos sobre la remembranza, tal educación puede llegar a
representar su propio papel en el destino de la educación. (Krell, 1984, p. 282).
Con la caracterización provisional del objeto temático de la investigación (ser de los entes
o sentido del ser en general) parece estar trazado ya también su método. Destacar el ser de
los entes y explicar el ser mismo es el problema de la ontología. Y el método de la
ontología resulta cuestionable en sumo grado, mientras se pretenda pedir consejo acerca de
él a las ontologías de la tradición histórica u otros intentos semejantes. (Heidegger, 2005, p.
37).
Con la directiva pregunta que interroga por el sentido del ser está la investigación ante la
cuestión fundamental de la filosofía en general. La forma de tratar esta cuestión es la
fenomenológica. Con esto no se adscribe este tratado ni a una “posición” ni a una
“dirección”, porque la fenomenología no es ninguna de las dos cosas, ni puede llegar a
serlo nunca, mientras se comprenda a sí misma. (Heidegger, 2005, p. 38).