Introducción A La Gramática Del Texto Del Español

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Introducción a la Gramática del Texto del Español

Autor: Manuel Casado Velarde

PRESENTACIÓN
En este trabajo se ofrece una visión panorámica, de carácter introductoria, de
la gramática del texto del español. Dada la ausencia de manuales o de estudios
monográficos de conjunto referidos a la lengua española, las páginas que
siguen representan un catálogo provisional de cuestiones relativas al nivel
textual del español. Lo cual no significa que se haya renunciado en ellas a un
planteamiento sistemático; al contrario, se ha procurado que, en una materia
sobre lo que tanto queda por reflexionar, el tratamiento de los detalles no
entorpezca ni difumine la visión del conjunto. Por la misma razón, se ha
establecido una serie de distinciones conceptuales y metodológicas (lingüística
del texto y gramática del texto, funciones textuales y funciones idiomáticas,
coherencia y cohesión, etc.), que permitan poner en orden en el complejo
entramado de los fenómenos textuales.
Este Cuaderno se ha redactado pensando en la utilidad que puede tener para
profesores de BUP y COU, de la nueva Enseñanza Secundaria Obligatoria, así
como para estudiantes universitarios del primer ciclo.

1. EL NIVEL DEL TEXTO.


1.1 INTRODUCCIÓN.
Durante el decenio de 1960 y 1970 una nueva forma de acercarse al
estudio del lenguaje vio la luz y adquirió un rápido desarrollo: la lingüística
del texto. Al nacimiento y fundamentación de esta nueva corriente
lingüística se encuentran asociados nombres como los de W. Dressler, E.
Coseriu, S. J. Schmidt, J. S. Petofi, H. Weinrich, T. A. van Dijk, etc.
A pesar de la explosión bibliográfica que ha tenido lugar en esta área de
investigación, de las dificultades conceptuales y metodológicas que existen
son numerosas. De hecho puede decirse que, hasta hoy, el objeto de la
lingüística del texto ha sido identificado con la necesaria precisión: por este
motivo, bajo la etiqueta de “lingüística del texto” se reúnen puntos de vista
muy heterogéneos e incluso disciplinas científicas completamente
diferentes (E. Coseriu 1981; 5)
Actualmente se cultivan, al menos, las tres siguientes formas de lingüística
del texto:

1.2 LA LINGÜÍSTICA DEL TEXTO PROPIAMENTE DICHA

Se ocupa del ámbito lingüístico constituido por los actos de habla, o el


entramado de los actos de habla, que realiza un determinado hablante en
una situación determinada, y que puede estar integrado por
manifestaciones habladas o escritas. Esta lingüística tiene por objeto el
estudio de textos en cuanto tales, independientemente del o de los idiomas
históricos en los que los textos se presenten.
1.3. LA GRAMÁTICA DEL TEXTO

Esta segunda forma de lingüística del texto se ocupa del texto como nivel
de a estructuración de un determinado idioma. Recibe diversas
denominaciones: gramática del texto, gramática transoracional, análisis
transoracional… So objeto es, por tanto, la constitución de textos en
determinadas lenguas, en la medida que existen reglas específicamente
idiomáticas que se refieran a ellos. Se trata, en realidad, de una parte de
una gramática de un idioma, aquella que describe los hechos idiomáticos
que exceden el ámbito oracional, tales como la denominada “topicalización”
o “tematización”, el origen de estas palabras, la elipsis, la enumeración, etc.
Todos estos hechos “van, de algún modo, más allá de los límites de la
oración y no parece posible describirlos, al menos de una manera
completa, en le marco de una gramática de la oración” (Coseriu 1981:21)

Estos fenómenos transoracionales pueden ser de diversos tipos:


a) Hechos que se extienden a lo largo de varias oraciones; estilo
directo e indirecto, enumeración, etc.
b) Hechos que son característicos de un cierto tipo de texto: por
ejemplo, la elipsis en el estilo telegráfico o en los anuncios
publicitarios por palabras.
c) Hechos que, aunque se dan en el ámbito de una oración, apuntan
no obstante más allá de ellas: determinadas partículas o marcadores
discursivos, fenómenos lingüísticos de sustitución, anáfora, etc.
Estos tres tipos de hechos poseen en común dos propiedades:

a) Conciernen, según se ha dicho, a unidades superiores al nivel de la


oración ( o si se quiere, a textos)
b) Pertenecen a un idioma determinado.

Se trata, por consiguiente, de fenómenos que se refieren a la construcción


de textos en un idioma particular, y que la gramática tradicional, que veía en
la oración la última unidad determinada por reglas idiomáticas, no solía
tomar en consideración.

1.4. MEZCLA INDISCRIMINADA DE AMBOS PUNTOS DE VISTA


Al lado de estas dos clases de lingüística del texto existe un tercer
planteamiento que reclama igualmente legitimidad metodológica textual.
Este enfoque identifica y mezcla injustificadamente la función textual
comprobada en un determinado texto, con la función idiomática que se trata
de elucidar. Pero “el hecho de que en las lenguas existan formas previstas
para funciones textuales no debe inducirnos a la actitud equivocada de
equiparar fundamentalmente función textual y función idiomática” (Coseriu,
1981:31).

1.5. EL NIVEL DEL TEXTO.


En las páginas que siguen nos ocuparemos de la segunda forma
lingüística del texto, es decir, de la que tiene como objeto el texto como
nivel de estructuración idiomática (o gramática del texto).
En los diversos tipos de lingüística que se acaban de distinguir aparece
como básico el concepto de “texto”. Conviene, sin embargo, aclarar que
dicho término aparece en nexos argumentativos muy diversos. En primer
caso (lingüística del texto propiamente dicha), el texto representa el nivel
individual del lenguaje en cuanto manifestación concreta del habla en
general y de la lengua histórica. Esquemáticamente:
NIVEL 1ro: hablar (o “lenguaje”) en general
NIVEL 2do: idioma o lengua histórica
NIVEL 3ro: texto
En el segundo caso (gramática del texto) el texto representa uno de los
niveles con que opera la gramática de un idioma determinado. En esquema:
TEXTO
ORACIÓN
FRASE
PALABRA.
El nivel de texto es en ambos casos, en concreto, el mismo. Lo que se hace
en cada planeamiento es tomarlo de manera distinta, en efecto, una cosa es
producir un texto sobre la base del conocimiento de una determinada
tradición textual (soneto, novela, carta comercial, instancia, brindis) y otra
diferente es saber construir un texto sobre la base del conocimiento
idiomático, es decir, según las reglas de un idioma histórico (cfr, Coseriu,
1981: 34)

1.6. FUNCIONES TEXTUALES Y FUNCIONES IDIOMÁTICAS.

Desde un punto de vista teórico y metodológico, resulta de gran


importancia la distinción entre función textual y función idiomática, distinción
sobre la que se apoya la anterior diferenciación entre lingüística del texto y
gramática del texto. Con las expresiones función textual y función
idiomáticas identificamos otros tipos de contenido lingüístico. La función
textual, que podemos denominar también sentido, designa el contenido
propio de un texto o de una parte de un texto. Así, por ejemplo, “pregunta”,
“respuesta”, “orden”, “asentimiento”, “conclusión”, “resumen”, etc son, entre
otros muchos contenidos posibles textos, o sea, funciones textuales o
sentidos.
La función idiomática, o significado en sentido estricto, designa el contenido
proporcionado por las unidades idiomáticas de una lengua histórica
determinada. Este tipo de contenido lingüístico se encuentra organizado de
manera peculiar en cada idioma. Se suelen distinguir dos grandes clases de
significado: léxico y gramatical, sin que resulte fácil establecer una
separación radical entre una y otra clase.
Pues bien, la gramática del texto, en sentido estricto, se ocupará de
aquellas funciones o contenidos idiomáticos orientados hacia la
constitución del texto. Importa, por consiguiente, mantener una distinción
neta entre tales funciones idiomáticas y las funciones textuales. Dicha
distinción resulta manifiesta en la falta de correspondencia entre funciones
textuales y categorías de significado gramatical. Así, por ejemplo, aunque
es frecuente que la función textual “pregunta” se exprese mediante la
categoría idiomática oración interrogativa.
1. ¿Dónde está la catedral? no es raro encontrar realizada
dicha función textual en estructuras gramaticales distintas de
la oración interrogativa como:
2. Indíqueme, por favor, dónde está la catedral.
3. Quiero ir a la catedral, pero me encuentro perdido.
4. No me resulta fácil dar con la catedral, etc.
Y a la inversa: el significado gramatical oración interrogativa no expresa
necesariamente función textual “pregunta”, sino que puede manifestar
funciones textuales como “información”,” orden”, “ afirmación
enfática”,”petición”, “rechazo”, “sorpresa”, “duda”, etc, como reflejan las
siguientes construcciones interrogativas:
1. ¿Tú sabes lo caro que han puesto los pisos?
(Información enfática)

2. ¿Te quieres callar? (orden)


3. ¿Hay crimen más repugnante que el infanticidio?
(afirmación enfática)
4. ¿Podrías decirme la hora? (petición)
5. ¿Estás loco? (rechazo, refutación, réplica)
6. ¿Pero todavía estás aquí? (sorpresa)
7. Si hiciera buen tiempo, saldríamos a pasear, pero ¿quién
sabe? (duda)

2. LA GRAMÄTICA DEL TEXTO.


2.1. TAREAS DE LA GRAMÁTICA DEL TEXTO.

Según lo expuesto anteriormente, la gramática del texto no representa


otra cosa que la ampliación idiomática más allá de la sintaxis oracional.
Su objeto de estudio, vale la pena insistir, está constituido por los
procedimientos idiomáticos orientados hacia la construcción de textos.
Una gramática del texto, por otra parte, no representa un nuevo tipo
específico, de gramática, en el sentido de lo que llamamos una
gramática estructural, o generativo- transformacional, o funcional.
En principio, cada una de estas gramáticas podría adjetivarse como
“textual” en la medida que se ocupara de describir el objeto que
denominamos texto. Por eso, en la medida en que los lingüistas
“reconozcan que entre sus tareas está la de estudiar la estructura del
discurso, ya no tendrá sentido hablar de gramática del texto o lingüística
del texto: solo existirán la gramática y la lingüística a secas” (T. A.van
Dijk, 1989:18)
No procede, por tanto, plantearse la tarea de la gramática del texto como
algo contrapuesto a la gramática a secas, o gramática tal y como se ha
venido practicando hasta la fecha. Es más: “Como las gramáticas del
texto tienen que explicar las estructuras lingüísticas abstractas que
subyacen en el discurso, y como las oraciones también pertenecen a
esas estructuras, una gramática del texto, claro está, incluye una
gramática de la oración” (Teun A. van Dijk, 1989:21). Ocurre, sin
embargo, que para poder marcar sus tareas específicas, una gramática
del texto se concentrará en aquellas propiedades del discurso que una
gramática de la oración no puede explicar adecuadamente” (ibídem).
Ahora bien, el texto no es un nivel racionalmente necesario de la
estructuración gramatical de una lengua. Cabe concebir, en teoría, un
idioma desprovisto de procedimientos especiales para la constitución de
textos. Sucede, sin embargo, que en todas las lenguas conocidas hasta
el momento se comprueba la existencia de ese tipo de procedimientos.
Y en este hecho encuentra precisamente su fundamento el edificio
teórico de la gramática transoracional (cfr. Coseriu, 1981:156)
La gramática transoracional se plantea si para una determinada función
textual, que conocemos en virtud de nuestra competencia lingüística
textual, hay algún o algunos procedimientos regulados idiomáticamente.
El hecho de que sepamos, por ejemplo, qué es una enumeración o qué
es una digresión no significa que conozcamos cómo se enumera o cómo
se introduce un cambio provisional de tema (de manera idiomáticamente
correcta) en cualquier lengua. La gramática del texto se ocuparía de
responder, por ejemplo, a la pregunta de cómo se expresa, de modo
correcto, la enumeración o la digresión en una determinada lengua
histórica (o en las diversas lenguas funcionales que integran tal o cual
lengua histórica).
Así, por ejemplo, sabemos que en el latín la enumeración disponía de
una serie de reglas de uso particularmente claras. Los diversos términos
de la enumeración se introducían mediante las marcas primun,
secundum, tertium, etc, deinde, demun (postrerumun). Esto significa que
en el final de una enumeración, que puede prolongarse a lo largo de
varias páginas, deinde encabeza el penúltimo elemento al menos desde
la intención originaria del hablante, y demun introduce el final, al que, en
determinados casos, como una serie de posdata, puede añadirse
postremum (Coseriu 1981;21)
En la serie de términos españoles para designar persona indeterminada
fulano, mengano, zutano, perengano también se dan unas determinadas
exigencias de orden –fulano ocupa siempre el primer puesto de la
enumeración; el uso de cualquier otro presupone siempre el empleo
previo de fulano- que no se dan, por ejemplo, en la serie italiana análoga
caio y tizio.
Por consiguiente, todo aquello que haga referencia a la constitución del
texto o de una parte del mismo en una determinada lengua, y aparezca
regulado idiomáticamente, puede y debe ser descrito por la gramática
transoracional del idioma de que se trate.

2.2 ALGUNOS PRECEDENTES DEL ESPAÑOL.

No es necesario decir que una gramática del texto, con las


características que se acaban de delinear, no existe aún para la lengua
española. Sin embargo, podrían rastrearse, en nuestra tradición
gramatical, algunos planteamientos que de manera más o menos
explícita, apuntan a una dimensión sintáctica que se encuentra por
encima de la oración. Sin pretender ahora recoger aquí de forma
exhaustiva esos precedentes, aludiré muy brevemente a algunos de
ellos.
En 1971 publica Gregorio Garcés su fundamento del vigor y elegancia
de la lengua castellana expuesta en el propio vario uso de sus
partículas. En esta obra se incluyen algunas observaciones acerca de
cómo determinadas partículas (adverbios, conjunciones, interjecciones y
preposiciones) “forman y dan fuerza a aquella íntima unión que debe
llevar consigo un compuesto y acabado raciocinio; cuyas partes así
deben de [sic] unirse y darse por este medio vigor y claridad, que
finalmente resulte de ellas un perfecto y bien regulado discurso” (página
XXX).
Asimismo, el capítulo “L” de la Gramática de Bello (14847); ed. de R.
Trujillo, 1981), epígrafes 1204 a 1288, contiene múltiples y acertadas
“Observaciones sobre el uso de algunos adverbios, preposiciones y
conjunciones (ese es el encabezamiento del capítulo). En la descripción
de sus funciones usa Bello la terminología en la que se percibe una
concepción textual avant le letre. A título de ejemplo, con motivo de
ahora bien y ahora pues, escribe: “frases adverbiales que pasan a
conjunciones de las llamadas continuativas, porque anuncian que
continúa y se desenvuelve un pensamiento” (epíg.1204). del adverbio de
tiempo antes afirma: “Hacese conjunción de las llamadas correctivas,
que rectifican una idea precedente” (epígr 1205); de así que* de manera
que* dice que “entra en la clase de conjunciones llamadas
raciocinativas, y más específicamente consecuenciales, porque
anuncian en lo que sigue una deducción o consecuencia de lo que
precede” (epígr 1215); etc.
Suele citarse el último capítulo del Curso Superior de Sintaxis Española
de Gili y Gaya, titulado “Enlaces extraoracionales”, como precedente
inmediato, de la tradición gramatical española, de la preocupación por el
nivel textual de la lengua: Observa Gili cómo en el nivel que nos ocupa,
“las conjunciones no son ya signo enlace dentro de un período, sino que
expresan transiciones o conexiones mentales que van más allá de la
oración” (1973: 326). Cita el autor conjunciones como sin embargo, no
obstante, por consiguiente, luego; pues, así que, con que, y, etc.
Las citadas conjunciones tienen como función “la continuidad del
discurso y la vez la transición a otro miembro del mismo (ibidem).
Idéntica función cumplen “frases conjuntivas como por bien, ahora bien,
por el contrario, antes al contrario, con todo, en segundo lugar, por otra
parte, etc.” (ibidem). Estas conjunciones o frases conjuntivas pueden
preceder al nuevo miembro o intercalarse “a manera de incisos que
establecen un nexo de continuidad, contraste o distribución en el sentido
general del razonamiento” (ibidem).
Para Gili Gaya no se ocupa solamente de la función extraoracional de
las conjunciones, sino que se refiere también a otros procedimientos que
sirven para establecer conexiones que van más allá de la oración, tales
como la “repetición”, la “anáfora”, la “elipsis”, el “ritmo”, (“acento,
“cantidad”,”entonación”, “pausas”)
En otras obras gramaticales o lexicográficas aparecen igualmente útiles
otras observaciones sobre el comportamiento textual o pragmático de
diversas piezas lingüísticas: baste citar aquí, a título de ejemplo, la
Gramática de la lengua castellana (1847), de Vicente Salvá, la
Gramática española (1951), S. Fernández Ramírez , El español
coloquial (original alemán de 1958; tercera edición española de 1978, de
W. Beinhauer, l Diccionario de construcción y régimen de la lengua
castellana, de R. J. Cuervo, o el Diccionario de uso del español (2 vols.
1966-1967) de M. Moliner.
Citemos, para terminar este apartado, y ya en el marco de las
descripciones actuales, dos estudios monográficos extensos que se
inscriben decididamente en el marco general de la gramática del texto.
El primero de ellos, de C. Fuentes Rodríguez, lleva por título Enlaces
extraoracionales (1987). La segunda monografía titulada Procedimiento
de cohesión en el español actual (1988), de M. Mederos. Martín.

3. PROPIEDADES DEL TEXTO: COHERENCIA Y COHESIÓN.

Una de las propiedades esenciales de todo texto es la coherencia. Por


coherencia se entiende la conexión de las partes en un todo. Esta
propiedad implica, pues, la unidad. Para algunos autores, como Coseriu,
la coherencia representa un caso particular de lo que denomina
congruencia o conformidad de la actividad lingüística con las normas
universales del hablar. Estas normas universales del hablar constituyen
el denominado saber elocucional, integrado por el conocimiento del
mundo y de las cosas, los principios generales del pensamiento
humano, la exigencia de claridad y de no repetición, el no decir lo obvio,
lo imposible o lo extravagante, etc. Y, entre estos principios se encuentra
la coherencia.
Por otra parte, los citados principios pueden suspenderse
intencionadamente cuando el hablante juzga que hay razones
suficientes para hacerlo, como un procedimiento más para lograr
determinado sentido del discurso.
La cohesión, por su parte, está constituida por el conjunto de todas
aquellas funciones lingüísticas que indican relaciones entre los
elementos de un texto (Beaugrande y Dressler, 1981:3). Esta
característica proporciona trabazón entre los constituyentes del texto. En
efecto, como dice E Coseriu, “los textos no se elaboran sólo con medios
lingüísticos, sino también – y en medida diversa según los casos- con la
ayuda de medios extralingüísticos”(1977:219). Dicho de otra manera: en
la construcción de un texto entra en juego no solo la competencia
idiomática del hablante, sino también lo que se denomina, según
diferentes autores o escuelas, “competencia expresiva y saber
elocucional” (Coseriu), o “competencia pragmática” (Chomsky) o
“competencia comunicativa” (Hymes).
A la cohesión de un texto contribuyen múltiples y variados
procedimientos como la recurrencia (total o parcial) de elementos o
estructuras, la paráfrasis, la sustitución (el uso de preformas), la elipsis,
así como una serie de recursos para establecer las relaciones entre
acontecimientos o situaciones en un determinado universo textual, tales
como los tiempos verbales, el aspecto y lo que llamamos marcadores u
operadores discursivos (partículas). También contribuye a la constitución
del sentido del texto y a su cohesión, el orden de los constituyentes en
los enunciados, en función de la importancia o novedad de sus
contenidos: se trata de la “función informativa” o “funcional sentence
perspectiva” (Jiménez Julia,1986) . Además, en los textos orales, la
entonación reviste una importancia decisiva para la cohesión total
(Beaugrande y Dressler, 1981:49). Una gramática del texto no debería
omitir el estudio de ninguno de los procedimientos de cohesión que se
acaban de enumerar. La reducida extensión y el carácter esquemático
de la presente obra impiden, sin embargo, un tratamiento adecuado de
todas estas cuestiones que se acaban de enunciar. Trataremos, no
obstante, de esbozar algunas líneas.

4. PROCEDIMIENTOS DE COHESIÓN TEXTUAL.


4.1 LA RECURRENCIA.
La recurrencia, o repetición de un elemento del texto en el texto mismo,
se suele considerar como uno de los procedimientos fundamentales de
cohesión textual. Se pueden distinguir diversos tipos de repetición. Aquí
vamos a referirnos a tres de ellos: la mera reiteración léxica, la
repetición léxica sinonímica y la repetición léxica de lo designado.
a) Mera reiteración léxica: se repite un elemento léxico en su
identidad material semántica: Juan está jugando con el balón. Es
el balón que le regalaron sus padres.
b) Mediante la repetición léxica sinonímica el hablante reitera el
significado de un elemento utilizando un sinónimo léxico. Es
conocido que los sinónimos estrictos (palabras con idéntico valor
semántico pertenecientes una misma lengua funcional) son
extremadamente raros en el léxico común de las lenguas
naturales; en la terminología, en cambio, se dan con relativa
frecuencia: pretérito indefinido o perfecto simple, etc.)
c) En la repetición léxica de lo designado se produce identidad
referencial o coincidencia en la designación extralingüística por
ejemplo, la designación del balón de una crónica deportiva,
mediante los lexemas esfóricos, pelota, cuero, etc. Mediante
estos dos últimos procedimientos de recurrencia se logra la
variante retórica. Ejemplo:”El deportivo batió el pasado domingo
su récord de contactos con la pelota. Los blanquiazules tocaron el
esférico en 609 ocasiones. Sin embargo, cabe hablar de empacho
de balón en Vallecas” (La Voz de Galicia, La Coruña, 26—93,50)
d) Para la repetición léxica mediante hiperónimos, cfr apartado
siguiente.
La recurrencia ya frecuentemente asegurada y reforzada por la
presencia de determinadas piezas lingüísticas con función
anafórica (o catafórica); artículo, determinantes, así como otros
elementos de valor próximo (tal, semejante, tanto…): Me encontré
un perro suelto en la calle. El chucho había sido abandonado por
su amo.
Otro uso del artículo que posee relevancia adhesiva es
denominado “uso anafórico asociativo”, basado en el
conocimiento general del mundo y en el hecho de compartir unos
mismos presupuestos culturales: Había un naranjo en el patio.
Tenía las ramas algo vencidas por el peso, y el tronco
ligeramente inclinado.
En la anáfora asociativa tienen comportamiento diferente el
artículo y los demostrativos. Así como es posible la secuencia
anafórica. He comprado un libro viejo; tenía las hojas
deterioradas, no lo es en cambio,* He comprado un libro viejo;
tenía estas hojas algo deterioradas

4.2 LA SUSTITUCIÓN

La sustitución o sustitución pronominal consiste en la reiteración de una


determinada unidad del texto mediante el empleo de preformas de
contenido muy general, especializadas en la función sustitutota. Algunos
distinguen entre preformas léxicas y pro-adverbios.
Los proformas léxicas son lexemas especializados en la sustitución.
Pueden tener valor nominal como los sustantivos cosa, persona, hecho)
o valor verbal como el proverbo hacer:
Ejemplo.
a) Ayer colisionaron dos vehículos en la carretera nacional VI, el
hecho se produjo a las 4 de la tarde.
b) Pedro trabaja. Juan hace lo mismo.
El verbo hacer puede emplearse también con función catafórica:
¿Qué está haciendo Pedro?- Estudiando.

Corresponde a la descripción gramatical establecer las restricciones


que pueden existir en el uso de proformas. Así, por ejemplo, el verbo
hacer serviría de sustituto a verbos que significan “acción”, pero no
podría sustituir a formas como estar, parecer, ser, etc.
*Antonio está cansado. Y lo mismo hace Andrés.
Se puede considerar la sustitución de proformas léxicas como un caso
más de sustitución léxica mediante hiperónimos (lexemas que poseen
un significado muy general y abarcador):
*En los alrededores se veían olivos, almendros y naranjos. Todos estos
árboles son de plantación reciente.
Entre los pronombres, solo los de tercera persona pueden considerarse
sustitutos textuales, es decir, sustituto de elementos ya aparecidos (o
por aparecer: función catafórica) en el texto:
*Juan y Maritza prepararon bien el examen. Él aprobó, pero ella no
pudo presentarse.
Las formas él y ella del ejemplo anterior cumplen una función endofórica;
remiten a unidades presentes dentro del texto. También pueden remitir a
referentes que están fuera del texto (referencia exofórica) pero que
resultan identificables por los oyentes.
Los pronombres personales de la primera y segunda persona se usan
siempre, en cambio, con función exofórica (hacen referencia a las
personas-yo- tú- que intervienen en la comunicación), por lo que sólo se
consideran sustitutos textuales los pronombres de tercera persona.
Poseen también función sustitutiva textual los llamados reflexivos,
recíprocos, los relativos, indefinidos, posesivos y demostrativos.
Ejemplo:
a) Pedro escuchó el despertador y saltó de la cama. A los pocos
minutos se había duchado ya.
b) Juan y María pasearon toda la tarde. Al anochecer se
despidieron.
c) Se sabe de memoria el libro. Lo cual no quiere decir que lo haya
entendido.
d) Los congresistas terminaron sus trabajos a las siete. Algunos
fueron al teatro. Otros se marcharon al hotel.
e) Alonso llegó tarde. Le retuvieron en la oficina.
f) Manifestantes y policías se retiraron poco después. Aquellos a
sus casas, esta a su cuartel.
En el ejemplo siguiente, el demostrativo manifiesta función catafórica, es
decir, anticipa el elemento sustituido: La solución es esta: tú te encargas
de redactarlo y yo lo mecanografío.
Los proadverbios pueden emplearse para sustituir elementos del texto
con función adverbial (en empleo anafórico):
a) Los encontramos en el monte. Allí estaba también Juan.
b) Pedro toca el piano todos los días. Así descansa.
El uso exofórico, en cambio, carece de relevancia textual: Hace frío
aquí, sin embargo, se está bien.

4.3. LA ELIPSIS.

El término elipsis designa un conjunto de fenómenos lingüísticos


bastante heterogéneo. El diccionario académico lo define así: “ Figura de
construcción, que consiste en omitir en la oración una o más palabras,
necesarias para la recta construcción gramatical, pero no para que
resulte claro el sentido.¿Qué tal? por ¿Qué tal te parece?. No todo lo
que se sobreentiende está elíptico, sino sólo aquello que afecta a la
constitución material de la unidad lingüística que se considere. Se trata,
en general, de ciertas “ausencias” o “supresiones” de elementos
lingüísticos en un texto. Así ocurre con expresiones como:
a) ¡Fuera¡
b) Imposible llegar vuelo previsto enfermedad grave Juan.
c) ¿Terminarás el trabajo esta semana?
d) Pedro visitó la catedral; María, el museo.
Suelen distinguirse dos tipos de elipsis: la telegráfica y la contextual. La
primera es característica de textos como los telegramas, titulares
periodísticos, señales indicadoras, anotaciones informales, recados, etc.
Las supresiones de elementos en este tipo de elipsis afectan sobre los
determinantes, morfemas verbales, proposiciones, conjunciones. Es
frecuente en la elipsis telegráfica el carecer de contexto lingüístico. Solo
el conocimiento de la situación, de las circunstancias de la enumeración,
pueden orientar la interpretación del texto. Se trata de una elipsis
dependiente del contexto extralingüístico. Algunos lingüistas han pedido
mayor atención hacia este tipo de elipsis. Su empleo es tan frecuente y
sistemático que no puede considerarse como una forma anómala de
comportamiento verbal. La expresión elíptica representa, muchas veces,
lo esperado y lo apropiado. El uso explícito de todas las formas verbales
podría resultar redundante y pesado. Parte de la competencia
lingüístico- idiomática y textual de un hablante consiste precisamente en
saber hacer uso de la elipsis.
La elipsis contextual, en cambio, cuenta con el contexto lingüístico. Se
denomina también elipsis dependiente del contexto verbal o anafórica.
Este tipo de elipsis tiene particular interés desde el punto de vista
textual, debido a su función cohesiva. A ella dedicaremos los apartados
siguientes. La elipsis no anafórica, por el contrario, al depender de la
situación extralingüística (por ejemplo: Deme tres) y no del contexto
lingüístico, carece de pertinencia cohesiva, por lo que queda fuera de
nuestro interés.

4.3.1. LA ELIPSIS NOMINAL

Halliday y Hassan dividen el tratamiento de la elipsis en nominal,


comparativa y oracional. La nominal es la que se da dentro de los límites
de la frase nominal. En la frase nominal elíptica no se expresa en
núcleo, y la frase queda representada por los restantes modificadores:
a) Hoy tienen clases los alumnos de tercero; y mañana los de
segundo.
b) Ahora voy a leer este periódico; y más tarde, aquél.
c) Ayer marcaba el termómetro 17 grados; y hoy, 10.
La frase nominal elíptica ha de disponer, en el contexto verbal o en el de
situación, de la información precisa para llenar la laguna. Esta
información se encuentra, por lo general, disponible en una frase
nominal precedente. Si esta otra frase nominal aparece en una oración
distinta, la elipsis resulta cohesiva. (Mederos,148)
Una cuestión que se plantea es la qué elementos de la frase nominal
antecedente retoma la frase nominal. Pero pueden retomarse también
otros elementos más. Así, por ejemplo, en:
a) Tengo dos relojes digitales de cuarzo que se trajeron de Japón.
Te regalo uno.
La frase nominal elíptica uno retoma no solo el núcleo nominal reloj,
sino también los adyacentes digital, de cuarzo y que se trajeron de
Japón.
No siempre ocurre esto, sin embargo, la selección de elementos
retomados de la frase antecedente por la frase elíptica depende
también de factores extralingüísticos, por ejemplo, si al enunciado
anterior le añadimos la réplica del interlocutor.
b) No, gracias; ya tengo otro.
La frase nominal elíptica otro no retoma necesariamente digital, de
cuarzo, que me trajeron de Japón. La frase elíptica puede retomar
(presuponer) todos los restantes elementos del antecedente “siempre
que no los rechace la presencia de uno de la misma clase en la frase
nominal elíptica” (Mederos,150).
Halliday y Hassan (1976;152) observan una escala de preferencia a la
hora de retomar algún elemento no nuclear del antecedente, escala que
seguirá el siguiente orden de mayor a menor probabilidad de ser
retomado: modificador restrictivo (frase proposicional), adjetivo,
cuantificador, el definidor no se presupone normalmente. Toda frase
nominal elíptica contiene algo de información nueva que es justamente
en lo que se diferencia de su antecedente. A veces el énfasis fónico
puede orientar el rechazo de un elemento de la frase nominal
antecedente, siendo especialmente en la réplica:
Te fumaste 20 cigarrillos rubios,- Me fumé 10
4.3.2. LA ELIPSIS COMPARATIVA.

Cuando en estructuras comparativas como las que siguen:


a) Tu casa tiene el mismo estilo que la mía.
b) ¿No quieren ir al cine?- No, prefiero dar un paseo a ir al cine.
Omitimos los términos de la comparación (que la mía, a ir al cine) por
estar presentes en el contexto verbal, estamos ante un empleo cohesivo
de la comparación.
La elipsis cohesiva se establece generalmente omitiendo el término de
la comparación (anáforo cero), que enlaza cohesivamente con un
segmento precedente para su adecuada interpretación. Siempre, por
tanto, que en una estructura comparativa se omite el término de
comparación por aparecer este en el contexto verbal, se entabla un lazo
cohesivo.

4.4.3. LA ELIPSIS VERBAL


Nos encontramos ante una elipsis verbal cuando el lugar que en una
construcción corresponde a una forma verbal, sola o acompañada de
adyacentes, está vacío por presuponerse en el contexto verbal o
situacional. Si co0mo contexto actúa una oración contigua, normalmente
la precedente, la elipsis tiene carácter cohesivo (cfr.Mederos,177). La
elipsis verbal puede afectar a formas verbales personales o formas no
personales.

4.3.3.1. ELIPSIS DE FORMAS PERSONALES DEL VERBO.


Generalmente la elipsis de las formas verbales personales se da en
respuesta a preguntas por la confirmación o la entidad del verbo en
forma no personal. En la elipsis del verbo en forma personal se
presuponen determinados elementos de la oración precedente: el propio
verbo aludido y consecuentemente, la persona y el número, el tiempo y
la voz.
a) ¿Vas a pasear?- No, a estudiar.
b) ¿Estás estudiando?- No leyendo.
c) Me han dicho que tienen recogidas cien firmas. – No, prometidas
(ejemplo de Mederos)

4.3.3.2. ELIPSIS DE FORMAS NO PERSONALES


La elipsis de verbo no personal se encuentra rigurosamente restringida a
un conjunto de verbos, tales como deber, pensar, poder, querer, saber,
soler, lograr, conseguir…, que poseen particularidades de poder
combinarse con infinitivo.
a) ¿Sabes tocar guitarra? – (No), no sé.
b) ¿Piensas ir al concierto? – (No), no pienso.
c) ¿Sueles ver televisión? - (No), no suelo.
Algunos verbos no admiten ir solos en la respuesta, y necesitan un
pronombre átono que remite al verbo no personal, como por ejemplo, mejorar,
odiar.
d) ¿Consigues mejorar? – (No), no lo consigo.
e) ¿Odias madrugar? – Sí, odio.
4.4. FUNCIÓN INFORMATIVA Y ORDEN DE LOS CONSTITUYENTES.

Otro factor lingüístico que contribuye a la cohesión de un texto es la


organización o estructuración “informativa” de los elementos del
enunciado. Desde este punto de vista “informativo”, los componentes de
un enunciado suelen polarizarse en elementos “conocidos” (lo que suele
llamarse tema, tópico, presuposición…) y elementos “nuevos” (rema,
comentario, foco). El hablante puede utilizar esta posibilidad de polarizar
la información de acuerdo con la finalidad de su discurso, y en función
de factores contextuales o situacionales de diversos tipos:
a) Un petrolero cargado de crudo naufragó en la Coruña
b) Naufragó un petrolero cargado de crudo en la Coruña.
Se suele entender por tema aquello acerca de la cual trata el mensaje; o
bien la información que se considere ya conocida. Rema en cambio, es
aquello que se dice sobre el tema, o bien lo que se presenta como
información nueva.
Según este planteamiento, en un enunciado simple como el (a) con el
orden sujeto – verbo, el sujeto sería el tema y el verbo, el rema;
mientras que en los enunciados con el orden verbo – sujeto como en
(b), el verbo sería temático y el sujeto remático (Suponiendo que la
entonación y el énfasis acentual no contradiga lo expresado por el orden
de los constituyentes).
Ahora bien, como resulta extraño que al interpretar la estructura
VERBO-SUJETO se considere al verbo como tema (téngase en cuenta
que, según esta teoría, solo los miembros nominales, no los verbos,
estarían destinados por su propio modo de ser a funcionar como tema);
por otra parte, comprobamos que los enunciados con estructura VERBO
– SUJETO se presentan sobre todo como respuestas a la pregunta,
explícita o implícita, ¿Qué hay? ¿Qué ha pasado? (Pregunta que no
concierne a un actante - como por ejemplo, ¿Quién?-, sino que es una
pregunta global, que se refiere a un suceso o hecho), parece más
acertado concluir que tales enunciados V-S, como el citado, no son
bimembres, sino que comprueban un hecho global, indivisible (M.Ulrich)
En cualquier caso, la pregunta fundamental es si los enunciados (a) y
(b), que se diferencian formalmente por el orden de sus constituyentes,
tienen también alguna diferencia de contenido y en ese caso, en qué
consiste tal diferencia. Frente a la teoría según la cual todos los
enunciados poseerían una estructura informativa dicotómica o bimembre
(tema y rema), pensemos que existen dos tipos de enunciados:
a) Los de estructura informativa dicotómica, con el orden S- V,
bimembres, analizables en tema y rema (enunciados categóricos
siguiendo la terminología de M.Ulrich)
b) Los de estructura informativa unimembre de tipo global, sin tema
y sin rema, que en varias lenguas (las románicas entre ellas) se
expresan esencialmente mediante el orden V- S (enunciados
téticos)
La oposición tético / categórico se refiere, pues, al tipo de información
que proporciona un enunciado, establecida en términos de “referencia a
un hecho” / “referencia a un actante”, de acuerdo con lo dicho antes: un
enunciado tético establece un hecho de modo global y posee, por ello,
una estructura informativa unimembre: Llegaron las lluvias; y un
enunciado categórico representa una “predicación” acerca de un actante
y es, por ello, bimembre (tema:actante; y rema:predicción): Las lluvias
han sido insuficientes.
El enunciado de una estructura informativa unimembre (tética) puede
subdividirse en varios tipos:
a) Enunciado presentador de existencia; construcciones
existenciales en las que se establece simplemente la existencia
de un hecho, de una cosa, de un actante: Hay pan.
b) Enunciado presentador de un suceso. Todos los enunciados
presentadores de suceso ( excepto los que contienen sólo un
verbo impersonal: llueva) contienen también actantes, si bien la
información no se concentra en ellos, sino que estos forman con
el suceso una unidad indivisible: “ el actante es solo parte o un
aspecto del suceso” (Ulrich)
En español, la oposición tético / categórico se realiza a través del orden
de los constituyentes del enunciado: el orden V-S corresponde a la
estructuración unimembre o tética; y el orden S- V, a la estructuración
bimembre categórica (tema- rema).
La estructura tética puede tener (salvo el caso del verbo sin actante:
nieva) uno, dos o tres actantes:
a) Construcciones téticas con verbos intransitivos y un solo actante:
Llega el avión de las tres, se ha marchado Pedro, Murió el abuelo,
Cae el telón, Se ha estropeado el ordenador.
b) Construcciones con dos actantes: Se me ha averiado el coche,
Me duelen las muelas.
c) Construcciones con tres actantes: Me ha dado el profesor una
buena nota.
Son muy frecuentes en español las construcciones téticas con actante
primero indeterminado y verbo en tercera persona del plural: Llamaron
por teléfono, Preguntaron por ti, Trajeron estos libros…
La estructura categórica puede presentar diferentes subtipos, como los
siguientes:
a) S-V, El tren llegó a su hora
b) S- V- OD; Los montañeros lograron su objetivo.
c) OD- V-S, OI- V-S: Eso dije yo, A Juan le traía sin cuidado el
fútbol.
d) S-V-OD- OI: Juan entregó un libro a Pedro.
La particular estructura informativa que un hablante imprime en su
discurso, mediante el uso de una u otra construcción, está, pues, en
función de la finalidad perseguida con el acto de habla, así como en
dependencia del contexto – por ejemplo, la respuesta a una determinada
pregunta del interlocutor- y de la sustitución en que se produce la acción
discursiva. Y esa peculiar estructura informática representa un factor de
cohesión textual. El orden tético, en tanto que expresión de una
comprobación, tiene función “introductiva”, enmarcada y descriptiva
(designa lo simultáneo) en los textos, mientras que el orden categórico
es “continuativo” y, por ello, narrativo (M.Ulrich, 1985: 78-82 284-302;
Coseriu,1987).
Digamos , por último, que el orden de las palabras puede estudiarse en
los diversos estratos gramaticales: frase, oración, texto. Así por ejemplo,
en la pálida luna / la luna pálida, estamos ante un caso de
funcionamiento del orden de palabras en el nivel de frase. Respecto de
oraciones del tipo Naufragó un petrolero cargado de crudo en la Coruña,
observa atinadamente Coseriu que el orden de los constituyentes pude
considerarse desde dos perspectivas diferentes: en el nivel de la
oración, es facultativo (mera variación estilística) en contraste con Un
petrolero cargado de crudo naufragó en La Coruña, “pero no es
facultativo en el nivel gramatical del texto, ya que a este nivel expresa la
tético en cuanto opuesto categórico (1987:259). En el nivel del texto los
hechos materiales de orden de palabras pueden emplearse para
diversas formas de “topicalización”, como se verá enseguida.

4.5. TOPICALIZACIÓN

La topicalización o tematización consiste en la selección de un elemento


como “tópico” o tema de la predicación. En español existen diferentes
formas de marcar esa selección: asignando al elemento topicalizado la
posición inicial, o bien – si esta posición ya le corresponde- seperándole
del resto de la oración por una pausa, anteponiéndole expresiones
topicalizadoras, así como mediante reduplicación léxica, procedimientos
fónicos, etc.
Veamos ejemplos de algunos topicalizadores:
a) Antonio,¿cuándo dejará de meterse donde no lo llaman?
b) Los ancianos,¡cómo se les discrimina¡
Existen en español algunos marcadores especializados en función
tematizadora, tales como en cuanto a, para lo que se refiere a, por lo
que respecta a, en lo concerniente a, etc.
c) Por lo que respecta a los ancianos, no hay dudas de que se les
discrimina
d) En cuanto a ventas, la actividad de la empresa ha disminuido
Un procedimiento tematizador particularmente frecuente en la lengua
coloquial consiste en la reduplicación léxica (Escandell Vidal). El tema
aparece en infinitivo, y el verbo se repite después en forma personal,
incrementado con las correspondientes marcas flexivas de persona,
número, modal- temporales, etc. El sistema conoce diversas
construcciones:
e) Leo, leo, pero no escribo.
f) Nevar, sí que nevó.
g) Como tenerlo, lo tiene.
h) Llover, llover, lo que dice llover, no llovió.
Existe un procedimiento paralelo con adjetivos, que consiste en extraer
el predicativo y anteponerlo. En este caso si se mantienen los morfemas
de concordancia de género y número en el predicativo antepuesto:
i) Listo, sí que es listo (Listo, sí que lo es).
Cuando el componente tematizado es una frase nominal determinada,
no admite la repetición, sino que debe aparecer un pronombre átono
correferencial con la frase (Escandell Vidal 78)
j) El bacalao, (si que) lo odia.
4.6. LOS MARCADORES U OPERADORES DISCURSIVOS.
4.6.1 OBSERVACIONES GENERALES.

Ya señaló Gili y Gaya cómo en ocasiones, “las conjunciones no son ya


signo de enlace dentro de un período, sino que expresan transiciones o
conexiones mentales que van más allá de la oración. Así […] ciertas
conjunciones relacionan a veces la oración en que se hallan con el
sentido general de lo que se viene diciendo” (326). Tales conjunciones
quedan englobadas dentro de lo que se denomina “enlaces
extraoracionales”.
En realidad, las piezas lingüísticas que tienen como función marcar
relaciones que exceden los límites de la sintaxis oracional constituyen un
conjunto bastante heterogéneo de elementos. Tal heterogeneidad se
pone de manifiesto en las vacilaciones que se observan al establecer el
estatuto de estas unidades. La diversidad de términos con que se
designa es suficientemente revelador: marcadores textuales o de
discurso, operadores discursivos, ordenadores del discurso, operadores
pragmáticos, conectores discursivos, enlaces extraoracionales, etc.
Martín Zorraquino aboga por el mantenimiento del término tradicional de
partícula, “que tiene la ventaja de resultar apto para referirse a
elementos que operan en la gramática de la oración y en la del discurso
(o en el marco de la enunciación); el uso del término partícula podría
favorecer, por ello, el estudio de “sentido” fundamental de las unidades
aludidas, que, muchas veces, (quizás no siempre, remite a un valor
subyacente a ambos planos) la oración y el discurso […]. En cualquier
caso, junto a partícula debería utilizarse especificaciones que hicieran
explícito el nivel de análisis en el que opera (partículas dicursivas /
partículas oracionales” (1992: 118-119). Aquí emplearemos las
denominaciones de marcadores, operadores o partículas discursivas, se
trata de piezas lingüísticas como las que aparecen destacadas en los
enunciados que siguen:
a) Evidentemente, esta discusión carece de sentido.
b) Le han suspendido cuatro asignaturas; o sea, un desastre.
c) Juan ha descubierto un documento muy interesante. Por cierto,
yo tengo copia de ese documento.
d) – Hace mucho frío.- Pues a mí me lo parece.-Claro, llevando ese
abrigo…
e) En Italia existen volcanes en actividad. Por ejemplo, el Vesubio.
f) Bueno, vamos a terminar la reunión.
g) Su nombre no era Ulises. En realidad no tenía nombre.
h) En primer lugar, está la belleza de su poesía; en segundo lugar, la
importancia de sus temas. Luego está lo sugerente de los
símbolos. Y, por fin, las antitesis de que gustó manejar.
Lo primero que salta a la vista es la heterogeneidad en lo que respecta a
la categoría gramatical de las piezas que se incluyen en la clase
“marcadores discursivos”: conjunciones, interjecciones, locuciones
adverbiales, prepositivas y conjuntivas, adverbios, etc. Pero, al mismo
tiempo, coinciden en su carácter invariable y en su (casi) total
lexicalización. Es frecuente, asimismo, la acumulación de partículas;
pues bien, ni aún siquiera, o sea que, etc.
Otro rasgo general de los marcadores consiste en la dificultad de
establecer su valor general de la lengua (invariante semántica, es decir,
el significado subyacente a todo los posibles empleos discursivos. Tal
dificultad se agrava por la “multifuncionalidad” de muchas partículas (su
aptitud para operar en un marco transoracional y para servir también de
elementos relacionales de distinto tipo en la sintaxis de la oración), lo
que “determina que no siempre quede claro, para muchas de ellas, si se
usan como operadores modales en el discurso o si, simplemente,
representan conexiones interoracionales” (Martín Zorraquino, 1992:115)
Englobaremos todas estas formas bajo la denominación general de
“marcadores de función transoracional”, y clasificaremos, a su vez, estos
marcadores en los dos siguientes apartados: 1. adverbios, modificadores
oracionales, 2. marcadores de función textual.

4.6.2. ADVERBIOS MODIFICADORES ORACIONALES.


Se trata de adverbios que presentan una función no identificable con la
de aditamento. Compárense:
a) Todo terminó desgraciadamente, y
b) Todo terminó, desgraciadamente.
En (a) desgraciadamente cumple función típica de aditamento
conmutable por el proadverbio de modo así; Todo terminó así. En (b) y
en cambio, no es posible tal comunicación: *Todo terminó así.

4.6.2.1. CARACTERIZACIÓN DE LOS MODIFICADORES


ORACIONALES.

Algunos autores denominan esta función adverbial “comentario oracional


periférico” (Alcina- Blecua,870 y 884-886). Alarcos propone el nombre de
“modificador oracional” (1990,42, al término “atributo oracional” renunció
hace ya tiempo). Los modificadores oracionales no determinan el
contenido léxico del verbo, como0 hacen los adverbios aditamentos, sino
que afectan a la oración en su totalidad, introduciendo comentarios
relativos a elementos externos a la oración. “Cumplen, en suma, un
papel “contextualizador”, en virtud del cual el mensaje queda ubicado en
una situación comunicativa más amplia” (Alvarez Menéndez, 226). De
ahí el carácter “marginal” o “periférico” que se le atribuye.
Comparten una serie de rasgos con los adverbios y locuciones
adverbiales de función textual (cfr.infra 4.6.3). Así desde el punto de
vista distribucional, se desplazan libremente por la oración; y
fónicamente, van entre pausas:
a) Afortunadamente, ellos previeron las consecuencias
b) Ellos, afortunadamente, previeron las consecuencias
c) Ellos previeron, afortunadamente, las consecuencias.
d) Ellos previeron las consecuencias, afortunadamente.
No admiten la sustitución por adverbios interrogativos (Álvarez
Menéndez 222).
a) Ellos, afortunadamente, previeron las consecuencias.
b) ¿Cómo previeron ellos las consecuencias? – Afortunadamente;
frente a:
a) Ellos previeron las consecuencias con cautela.
b) ¿Cómo previeron las consecuencias? – Con cautela.
Tampoco admiten su integración en la unidad enfatizada de una
estructura “ecuacional” (id.222). Compárese:
a) Ellos fueron, afortunadamente, quienes previeron las
consecuencias.
b) *Afortunadamente, fue como ellos previeron las consecuencias.
Frente a:
a) Ellos previeron las consecuencias con cautela.
b) *Con cautela fue como ellos previeron las consecuencias.
Aún cuando pueden combinarse con adverbios o sintagmas en función
de aditamentos, no pueden coordinarse con ellos, lo que demuestra una
vez más su carácter heterofuncional:
a) Ellos previeron las consecuencias con cautela, afortunadamente.
b) *Ellos previeron las consecuencias con cautela y
afortunadamente.

4.6.6.2 CLASIFICACIÓN DE LOS MODIFICADORES ORACIONALES.


Podemos clasificar los adverbios oracionales en función de aquel que
comentan. El comentario oracional puede expresar la actitud del
hablante acerca del contenido del enunciado (ciertamente,
desgraciadamente, claramente, verdaderamente, realmente, felizmente,
naturalmente, etc.)
Las cosas ocurrieron, ciertamente, como dices
También puede referirse el comentario a la producción misma del
enunciado, o sea, a la enunciación, ya sea del hablante o del oyente
(francamente, realmente, felizmente, naturalmente, etc.):

Francamente, no sé qué pasa.


Sinceramente, ¿por qué no has venido?

O, en último lugar, puede tratarse de algún comentario que afecte al


texto en cuanto a tal. Este comentario puede ser:
a) Metatextual (brevemente, esquemáticamente, escuetamente,
resumidamente, etc,)
Resumidamente: no veo la necesidad de hacer ese viaje.
b) Temático (expresa el tema, aspecto, punto de vista, etc.
Formalmente, estilísticamente, etc.):
Estilísticamente, no veo aspectos de relieve.
c) Expresivo de algún tipo de orden o relación lógica (primeramente,
posteriormente, simultáneamente, etc,)
El médico se retrasó. Consiguientemente, no pudo atenderle
cuando más lo necesitaba.
Algunas formas pueden funcionar en más de un paradigma; claramente
(de enunciado y metatextual), estrictamente (idem) etc.
En esquema:

Comentario oracional

Afecta el texto
no afecta al texto (actitud)
Metatextual temático de orden
acerca de acerca del
la enunciación del enunciado
Barrenechea denomina estas formas “operadores pragmáticos de
actitud oracional” (1979,39,59; las considera formando grupo con otros
adverbios y locuciones adverbiales). Establece la siguiente clasificación,
en función del contenido semántico expresado por el adverbio:
1. Actitud emocional (expresivo- valorativa); felizmente ,
desgraciadamente, lamentablemente.
2. Gradación del discurso aseverativo, donde se distingue:
a) La suspensión motivada de la aserción; posiblemente,
probablemente, seguramente, prácticamente.
b) El “refuerzo de la aserción”; ciertamente, efectivamente,
evidentemente, exactamente, realmente, precisamente,
etc.
c) “juicio no basado en la realidad”; aparentemente,
teóricamente..

4.6.3 MARCADORES EN FUNCIÓN TEXTUAL


En este apartado incluimos un conjunto de números, abierto, de piezas
lingüísticas, no todas fácilmente catalogables en los repertorios
tradicionales de clases de palabras (adverbios, preposiciones,
conjunción, interjección). Si a esto añadimos el fenómeno , no raro, de
que una misma forma tenga comportamientos morfológicos y funciones
sintácticas propios de diferentes “partes de la oración” (por ejemplo,
pues, entonces, bueno, claro, hasta, incluso, etc.), el recurso a términos
de partículas (cfr. Martín Zorraquino, 1992) o marcador, con la
determinación del alcance transoracional o textual de su función, queda
justificado.
Un rasgo de los marcadores de función textual aquí considerados es su
acusada multifuncionalidad, con la dificultad que esto supone a la hora
de deslindar el valor general de lengua, de los diferentes usos o empleos
ocasionales (acepciones)
El adecuado tratamiento científico de estos marcadores reclama un
estudio monográfico semasiológico de cada forma, atendiendo a los
diferentes planos de la descripción lingüística: fónico, morfológico,
sintáctico, pragmático. Esto daría lugar a un diccionario de partículas o
marcadores discursivos, que cada vez se echa más en falta en español,
si bien es cierto que ya contamos con algunas monografías sobre varias
formas, así como atinadas caracterizaciones en diversos tratados
gramaticales como ya hemos anticipado.
Con objeto de poner un poco de orden, y a los solos efectos de este
breve esbozo de gramática textual, agruparemos los marcadores de
acuerdo con la función textual que desempeñan.
Consignamos sólo las formas o expresiones ya lexicalizadas o en muy
avanzado proceso de lexicalización, sin pretensión de agotar el
repertorio ni de funciones textuales, ni de marcadores discursivos.
Algunas formas, debido a la mentada funcionalidad, aparecen
registradas bajo más de una función textual.
LAS FUNCIONES TEXTUALES Y SUS MARCADORES
“ACLARACIÓN” cfr “explicación”

“ADICIÓN”: y, además, asimismo, más aún, todavía más, incluso,


aparte, encima, después, de igual forma, también, por otra parte, por
otro lado

“ADVERTENCIA” ¡cuidado¡, ¡ojo (con)¡, ¡eh¡, mira, oye, etc.

“AFIRMACIÓN”: claro, exacto, cierto, evidentemente, de acuerdo, sin


duda, correcto, seguro, vale, okey, por supuesto, cfr. “asentimiento” y
“aprobación”.

“APROBACIÓN” bien, bueno, vale, okey, de acuerdo, etc. Cfr.


“asentimiento” y “afirmación”

“ASENTIMIENTO” claro, sí, en efecto, vale, bien, bueno, si por cierto,


por de contado, por descontado, desde luego, por supuesto, Cfr.
“aprobación” y “afirmación”.

“ATENUACIÓN”: si acaso, en todo caso, siquiera, en cierta medida, en


cierto modo, hasta cierto punto.

“(AUTO) CORRECCIÓN”: bueno, mejor dicho, o sea, o, por mejor decir,


digo, ¡qué digo¡ , vaya, quiero decir, vamos.

“CASUALIDAD”: pues (tónico), entonces, en consecuencia, por


consiguiente, por lo tanto, así pues, de ahí (que), por eso, por ello, por lo
cual, por ende.

“CIERRE DISCURSIVO”: en fin, por fin, por último, y, esto es todo, he


dicho, nada más.

“COMIENZO DISCURSIVO”: bueno, bien, hombre, pues, (en


contestación a una llamada telefónica, en España; ¿sí?, ¡díga(me)?, etc.

“CONCESIVIDAD”: aunque, a pesar de todo, pese a, con todo y con


eso.

“CONCLUSIÓN”: en conclusión, en consecuencia, a fin de cuentas, total,


en fin, bueno, Cfr. “resumen”.
“CONDICIÓN”: sí, a condición de que, con tal (de) que.

“CONSECUENCIA”: de ahí (aquí) o que, pues, así pues, así que, con
que, en (por) consecuencia, por consiguiente, en resumidas cuentas, en
definitiva, por ende, entonces, por eso, de forma que, de manera que, de
modo que, de suerte que, por (lo) tanto, total.

“CONTINUACIÓN”: ahora bien, entonces, así pues, así que, y, con todo,
pues bien, con que, ahora pues, cfr. ”adición”.

“CONTINUIDAD”: Cfr: “continuación”, “adición”

“CONTRASTE”: Cfr. “consecividad”, “oposición”

“CORRECCIÓN”: Cfr. (AUTO) CORRECCIÖN.

“CULMINACIÓN”: ni aún, hasta, incluso, ni, ni (tan) siquiera, para colmo.

“DEDUCCIÓN”: Cfr. “Consecuencia”

“DIGRESIÓN”: por cierto, a propósito (de), a todo esto.

“DUDA”: quizá, tal vez, acaso.

“EJEMPLIFICACIÓN”: (como) por ejemplo, así (por ejemplo), pongo


(pongamos) por caso, verbigracia, tal como, tal que, como.

“ËNFASIS”: pues, si (que), claro (que), etc.

“ENUMERACIÓN”: en primer lugar, en segundo lugar…, primero,


segundo…, luego, después, por fin, fulano, mengano, zutano,
perengano, (en enumeraciones sustitutivas de nombres propios de
persona); que si…, que sí…, que si patatán, que si patatán, etc.

“EQUIVALENCIA”: Cfr “explicación”

“EXHAUSTIVIDAD”: Cfr “culminación”

“EXPLICACIÓN”: es decir, o sea, esto es, a saber, o lo que es lo mismo,


en otras palabras, mejor dicho.

“INCLUSIÓN”: Cfr “ejemplificación”

“INFERENCIA” Cfr “consecuencia”.

“INTENSIFICACIÓN”: es más, más, más aún, máxime, cfr “culminación”.

“LLAMADA DE ATENCIÓN “: eh, oiga, oye, mire, mira, ea, hala, (hale),
venga, vamos…
“MANTENIMIENTO DE LA ATENCIÓN INTERLOCUTIVA”: ¿no?,
¿verdad?, ¿(no) sabes?, ¿vez?, ¿oyes?, ¿eh?, ¿comprendes?,
entonces?.

“MATIZACIÓN”: mejor dicho, bueno, Cfr. “explicación”.

“NEGACIÓN”: no, tampoco, ni hablar, en absoluto, nunca, jamás.

“OPOSICIÓN”: por el contrario, en cambio, no obstante, pero, ahora


(bien) (que), sin embargo, antes bien, con todo (y con eso), (antes) al
contrario, así y todo.

“ORDENACIÓN”: Cfr. “enumeración”.

“PRECAUCIÓN”: por si acaso,, no sea caso (cosa) que, no sea que, no


vaya a ser que.

“PRECISIÓN”: en rigor, en realidad, en puridad; Cfr. “matización”:

“RECAPITULACIÓN”: al fin y al cabo, Cfr;”resumen”, “conclusión”.

“PRECAUCIÓN”: por si acaso, no sea caso (cosa) que, no sea que, no


vaya a ser que.

“PRECISIÓN”: en rigor, en realidad, en puridad, Cfr. “matización”.

“RECAPITULACIÓN”: al fin y al cabo, Cfr. “resumen”, “conclusión”.

“REFUERZO”: Cfr. “énfasis”.

“REFUTACIÓN”: Cfr. “réplica”, “negación”.

“RÉPLICA”: pues, Cfr. “negación”.

“RESTRICCIÓN”: si acaso, en (todo) caso, excepto (que, si), en (hasta)


cierta medida, al (cuando, por lo) menos, hasta cierto punto, salvo que,
pero.

“RESUMEN”: en resumen, resumiendo, en resumidas cuentas, en suma,


total, en una palabra, en dos palabras, en pocas palabras.

“TOPICALIZACIÓN”: (o tematización): en cuanto a, por lo que se refiere


a, por lo que respecta a, en lo concerniente a, a propósito de.

“TRANSICIÓN”: en otro orden de cosas, por otra parte, por otro modo,
Cfr. “continuación”, digresión” y enumeración”.
4.6.4.1. MULTIFUNCIONALIDAD DE LOS MARCADORES
TEXTUALES.

En la caracterización lingüística de los marcadores textuales suelen


subrayarse, frecuentemente dos rasgos: la dificultad que existe, por otra
parte, de deslindar lo que podríamos llamar su”valor general de la
lengua”, de los “empleos ocasionales”; y, por otra , la multifuncionalidad
de estas piezas lingüísticas.
Veamos, brevemente, estos rasgos en relación con algunos marcadores
textuales, que seleccionamos a título de ejemplo.

4.6.4.1. EL MARCADOR O SEA.

Para esta forma postulamos un valor general de la lengua caracterizable


como “explicación”, en el sentido de “evidenciación”. Dentro de este
valor general pueden distinguirse los siguientes empleos (prescindimos
aquí de los usos explicativos en vacilaciones expresivas o de carácter
retardatorio) (Cfr. Casado).
A. REFORMULACIÓN de lo dicho, por medio de una expresión
alternativa. Esta “reformulación” puede tener carácter de “precisión”, de
“rectificación”, de “eufemismo”, “de conclusión”.
a) “precisión”: Ej. Tiene como lengua materna el español un
dos por ciento de filipinos; o sea, un millón de personas.
b) “rectificación”: Ej. Llegaré a las siete. O sea, a las ocho.
c) “eufemismo”: Ej. Antonio es perito industrial. O sea,
ingeniero técnico industrial.
d) “conclusión”, “recapitulación”: introduce una consecuencia o
resumen de lo dicho; en este empleo es frecuente que vaya
seguido de que: Ej. Todo el mundo dice lo mismo, o sea
que debe ser de verdad.
B. EXPLICACIÓN de lo dicho: el marcador puede explicitar lo
presupuesto por el contexto, la situación, etc., y que resulta compartido
por el oyente o lo deducible de algo que se sabe. Ej. Pedro es profesor;
o sea, puede participar en el concurso. Puede explicitarse una
evaluación general de lo dicho: Le han quedado cuatro asignaturas en
tercero; o sea, una calamidad.
C. PONDERACIÓN o intensificación de lo enunciado en el primer
segmento del texto; mediante la repetición del constituyente remático:
Las guías eran de pena, o sea, de penas.

4.6.4.2. EL MARCADOR BUENO.


La variedad de sentido que puede expresar esta forma se encuentra en
estrecha dependencia con respecto a la entonación con que sea emitida.
Así puede emplearse como:
a) Introductor de un enunciado que cierra el texto: Ej. Bueno, pues
creo que ya podemos terminar; ¿no?. Se trata del bueno
“conclusivo” de que trata Beinhauer en el capítulo dedicado a las
“Formas de rematar la enunciación”.
b) Indicador de asentimiento o acuerdo, equivalente a una
afirmación más o menos firme: Ej. ¿Te pongo más café?- Bueno.
c) Corrector (auto- o heterocorrector) matizador de lo dicho: Ej.
Serían las 4… Bueno, a las 4.30 de la tarde…
d) Puede exteriorizar el desacuerdo total, por la vía de la ironía: ¿Me
acompañas a correr un rato? - ¡Bueno…¡ (ni hablar).
Respecto de si existe un valor general de la lengua subyacente a todos
estos empleos, afirma Martín Zorraquino: “No podemos dar una
respuesta segura […]. Bueno sería la partícula que sirve de hablante
para insertar en el enunciado su acuerdo con el acto mismo de
comunicación”. (1991,263).

6.4.3. MARCADOR CLARO.


Se emplea para manifestar evidencia, o pretensión de evidencia,
relativa a una aserción verbal o una constatación no verbal, propias o
ajenas, previas o previsibles (Martín Zorraquino). Los procedimientos
suprasegmentales permiten al hablante matizar en gran medida su
actitud acerca de dicha aserción o constatación. Este marcador conoce
empleos como los siguientes:
Asertivo, confirmativo: Ej. El número de parados sigue aumentando.-
Claro, con esta política del gobierno…
Reforzador: puede ir acompañado de que + el adverbio reforzado. Ej.
¿Has visto la exposición?- sí, claro que sí. No, claro que no.

6.4.4. EL MARCADOR ENTONCES.


Prescindimos aquí de los valores de entonces en cuanto adyacente de
tercer rango (aditamento verbal), que incide en el núcleo del predicado:
Estuve enfermo entonces (en aquel momento). Empleos discursivos:

“Conclusivo, de inferencia”: Se usa con frecuencia con el sentido de


“por consiguiente”, “por tanto”. Ej. Juan no puede venir. Entonces, nos
iremos al cine.

“Continuativo”. Permite al hablante mantener ( o volver a) la línea


discursiva, al tiempo que puede contribuir a retener la atención
interlocutiva. Ej. Tenía que preparar la maleta antes de marcharme,
despedirme de los amigos, reservar el billete… Entonces, llamé a la
centralita para pedir línea.

Indicador de cambio de actante. Mediante su uso se indica que, el


enunciado que sigue, será otro actante, habrá cambio de protagonista
(Lamíquiz). Ej. Estábamos hablando tranquilamente y entonces
empieza a sonar el timbre. Entonces dice Juan:¿Quién falta por
llegar? Entonces se levanta Pedro para abrir y…gran sorpresa: era
María. Entonces le dice: ¡Hombre, María¡ No te esperábamos ya.
EJERCICIOS

I. Identificar los procedimientos más relevantes de la cohesión textual


que se dan en el siguiente texto:
1. “Cuatro automóviles sufrieron diversos daños materiales
causados por una grúa que estaba trabajando en la calle
Cantábrico. Los hechos ocurrieron ayer, cuando la grúa subía
hormigón para una obra que se está acometiendo en el barrio
de Monte Alto, y parte del cemento cayó sobre la carrocería de
turismos que estaban estacionados. Los vehículos dañados son
el Renault-9 con matrícula C-6341-V, Renault- 21 C-6054- AJ,
Niessan Patrol C- 5902-BC y un Rover con placa C- 4338- AZ.
2. Por otra parte, sobre las 7.30 de la mañana de anteayer, una
dotación del 092 se trasladó al mirador de San Pedro de Visma,
donde el vehículo C- 7415- AP se había deslizado por un
desnivel allí existente. A la llegada de los agentes, estos
comprobaron que los dos ocupantes del coche no habían
sufrido herida alguna.
3. También intervinieron en la avenida Alfonso Molina, donde un
joven de 23 años, cuyas iniciales son R.J.R.R., fue atropellado
por un turismo cuya matrícula se ignora.
4. Además, acudieron a la confluencia de las calles Galileo Galilei
y Gambrinus, donde chocaron dos automóviles, con el resultado
de dos personas heridas, que fueron trasladadas al hospital
Juan Canalejo.

II. Indicar la estructura informativa que presentan los siguientes


enunciados:
1. Los libros, no los puede ni ver Antonio.
2. La exposición se inaugurará el viernes.
3. Los precios subieron un 0.6% en abril.
4. Llegaron, por fin, las lluvias.
5. Me encantan los paseos por el campo.
6. Tanto como estudiármelo, no.
7. Anunciaron que se retrasaban las elecciones.

III. Clasificar los modificadores oracionales que aparecen en los


siguientes enunciados.
1. No veo yo, formalmente, otras cuestiones dignas de comentar.
2. Dime qué piensas de sus últimas declaraciones, honradamente.
3. Comenzamos debatiendo el acta de la sesión anterior;
posteriormente, pasamos al primer tema del orden del día; finalmente,
tratamos los asuntos de trámite.
4. Escuetamente: ¿a qué conclusión llegasteis?

IV. Determine la función textual que expresan los marcadores


señalados en los siguientes enunciados:
1. Yo salgo poco de paseo, y, entonces, no conozco a mucha gente.
2. Paco es servicial, leal, sincero, trabajador…; en resumidas
cuentas, un caballero.
3. “Hay países con graves, intolerables injusticias sociales, en que
se hace un esfuerzo inteligente para superarlas; hay otros en que,
por el contrario, se quieren perpetuar egoístamente” (Julián
Marlas).
4. “¿Qué ganancia sacará con atacarme? Ninguna ganancia. Al fin y
al cabo él debe tener un alma” (Juan Rulfo).
5. “ Todo ensayo filosófico atiende, pues, dos instancias; lo que las
cosas son y lo que se ha pensado sobre ellas” (Ortega y Gasset)
6. ¿No viste ayer el eclipse de sol?- Pues yo sí.
7. “¿Fulano escribió unja letrilla satírica? Excelente sujeto para
intendente de rentas. ¿Zutano compuso un drama romántico o un
clásico epitalamio? Preciso es recompensarle con una plaza en la
Amortización? (Mesoneros romanos)
8. “Francia, con un sistema pedagógico, ha creado legiones de
autómatas burocráticos, o de mohinos fracasados; Inglaterra, n
cambio, ha colonizado medio planeta” (Azorín).
9. Ah, oye, y por cierto- dijo Sebas; una cosa divertida. A propósito
ahora de la Marilyn Monroe. ¿A qué no sabéis lo que ha salido en
los periódicos?(Sánchez Ferlosio).
10. “Tilín terciaba en la contienda y los ponía en paz; es decir,
conseguía que se hablara de otro asunto”.(Pereda)
11. “Va haciéndose patente la incapacidad del pueblo romano para
inventar temas clásicos; no ha colaborado con Grecia; en rigor, no
llegó nunca a comprenderla” (Ortega y Gasset).

SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS.


EJERCICIO I
1. Procedimientos de recurrencia:
a) Mera reiteración léxica: cuatro…cuatro (&,1), grúa…
grúa (&,1) vehículos…vehículos (&,2), turismo…turismo
(&,3),automóviles…automóviles (&,4).
b) En sentido estricto, no cabe hablar de repetición
léxica sinonímica como procedimientos de cohesión en
el texto, pero, sí de repetición léxica de lo designado,
con identidad referencial. Tenemos, así, las siguientes
cuatro unidades léxicas diferentes para designar
“vehículo sobre rueda impulsado por su propio
motor…; automóvil (&1,4), turismo (&1,3), vehículo
(&1,2), coche (&2). Fenómeno semejante se da en
hormigón, cemento (&1), matrícula, placa (&1), dotación
del 092, agentes (&2).
c) La recurrencia se ve reforzada por la función
anafórica del artículo: La grúa (&1, del cemento (&1),
los vehículos (&1), del coche (&2). Estamos en
presencia de unos anafóricos ( o catafóricos)
asociativos en la carrocería de cuatro turismos (&1),
los dos ocupantes del coche (&2).

2. Procedimientos de sustitución: que estaba trabajando (&1)


(grúa); los hechos (&1, relativo a lo referido en la primera
oración del texto); que se está acometiendo (&1 una obra);
que estaban relacionados (&1 Cuatro turismos); donde el
vehículo (&2 mirador de San Pedro de Vismal); estos (&2
los agentes); donde un joven (&3 avenida Alfonso Molina;
cuyas iniciales (&3) un joven de 23 años); cuya matrícula
(&3 un turismo); donde (&4 confluencia de las calles …);
que fueron (&4 dos heridas personas heridas).
3. Elipsis: también intervinieron (los agentes) (&3).Además,
acudieron (los agentes) (&4).
4. El texto presenta una estructura informática categórica,
compuesta por enunciados como tema y rema; un orden, por
tanto, narrativo, particularmente apto para el desarrollo de la
noticia periodística ( pero compárese la estructura tética del
&4 donde chocaron los automóviles.
5. Tiempos verbales y aspecto: el uso recurrente, en todo el
texto, del indefinido, con valor aspectual concomitante
(sufrieron, ocurrieron, cayó, se trasladó, comprobaron,
intervinieron, fue atropellado, acudieron, chocaron, fueron
trasladados) confiere al texto un marcado carácter narrativo:
Un segundo eje temporal viene establecido por las formas del
imperfecto- los copasados descriptivos estaba trabajando,
subía, estaban estacionados- y de los pluscuamperfectos-
los antepasados narrativos se había deslizado, habían
sufrido.
6. Marcadores de función textual: Los marcadores por otra parte
(&2), también (&3) y además (&4), que encabezan sendos
párrafos, contribuyen a la cohesión del texto proporcionando
la necesaria continuidad al tiempo que añaden (adición)
nuevos constituyentes textuales y marcan la transición entre
ellos.
EJERCICIO II
1. Bimembre, categórico; tema: los libros; rema: no los puede
ni ver; estructura: OD-V-S.
2. Bimembre categórico; tema: la exposición; rema: se
inaugurará el viernes; estructura; S-V.
3. Bimembre, categórico; tema: los precios; rema: subieron
un 0.6% en abril; estructura S-V.
4. Unimembre, tético, con dos actantes; me y los paseos por
el campo. Orden V-S
5. Unimembre, enunciado tético, presentador de suceso, con
estructura V intransitivo, y un solo actante: V-S.
6. Bimembre, categórico; tema: tanto como estudiármelo;
rema: no; topicalizador: tanto como + infinitivo.
7. Unimembre, tético, con dos actantes: actante 1ro
indeterminado + V+ OD.

EJERCICIO III

1. El adverbio formalmente realiza un comentario temático de


la oración a la que se refiere.
2. El adverbio honradamente afecta a la enunciación del
interlocutor.
3. Los adverbios posteriormente y finalmente establecen un
orden entre los constituyentes del texto a que cada uno hace
referencia.
4. El adverbio escuetamente realiza un comentario, de carácter
catafórico, relativo a la emisión (texto que se solicita del
oyente metatextual).

EJERCICIO IV.

1. Consecuencia
2. Resumen, recapitulación.
3. Oposición, contraste.
4. Recapitulación
5. Precisión
6. Consecuencia
7. Énfasis
8. Enumeración
9. Oposición.
10. ¡Ah, exclamación; oye; llamada de atención; por cierto;
digresión, a propósito…de: topicalización.
11. Explicación (de tipo casual).
12. Precisión.

BIBLIOGRAFÍA

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