24-11-05-Seguro de Caución
24-11-05-Seguro de Caución
24-11-05-Seguro de Caución
Segunda parte
Teniendo en cuenta que en todos los seguros de caución los derechos, créditos y
privilegios que tiene el Asegurado contra el Tomador se transfieren al Asegurador
al momento en que éste procede a pagar el siniestro y hasta la concurrencia de
las sumas abonadas[2], en las pólizas que tienen como asegurado a sujetos de
derecho privado, se establece convencionalmente tal carga. Así por ejemplo en los
seguros de caución para contratación de obra privada, la cláusula 8 de las
Condiciones Generales autorizada por la Superintendencia de Seguros de la
Nación, luego de establecer la carga de aviso del estado que llamamos de
“amenaza de siniestro”[3] dispone que “Sin perjuicio de lo anterior el Asegurado
esta obligado a adoptar todos los recaudos extrajudiciales o judiciales a su
alcance contra el Tomador y si por no hacerlo se produjera una agravación del
riesgo o provocara la configuración del siniestro en los términos previstos en el Art.
10 de estas Condiciones Generales, el Asegurador quedará liberado de toda
responsabilidad asumida en esta póliza.”
Cuando el Asegurado actúa en cumplimiento del deber legal impuesto por el art.
72 y la cláusula que citamos, no lo hace como gestor o mandatario del
asegurador, sino a consecuencia de una carga impuesta por el contrato y la ley;
pero cuando ejecuta las ordenes de instrucciones impartidas por el Asegurador,
actúa como su mandatario.[9]
La sanción impuesta por la ley es la pérdida (parcial o total) del derecho a ser
indemnizado y requiere la conjunción de dos elementos: a) que la violación de la
carga haya sido dolosa o por culpa grave y b) que de haberse cumplido la misma
el perjuicio patrimonial para el daño patrimonial hubiere resultado menor.
A mayor abundamiento debemos señalar que una previsión parecida tiene nuestro
Código Civil referida al contrato de fianza al disponer que “la fianza se extingue
también, cuando la subrogación a los derechos del acreedor, como hipoteca,
privilegios, etc. se ha hecho imposible por un hecho positivo, o por negligencia del
acreedor” respecto de “las seguridades y privilegios constituidos antes de la
fianza”.[11]Se ha dicho que en tal caso, si el acreedor, por un hecho propio hace
imposible la subrogación de fiador, incurre en culpa y la extinción de la fianza
constituye, no solo una sanción de ésta, sino también la forma mas eficaz de
indemnizarlo del perjuicio que aquel le hace sufrir.[12]
Si bien dicha denuncia, de acuerdo con lo que dispone la ley de seguros debe
efectuarse dentro de los 3 días de conocerlo y su incumplimiento acarrea la
pérdida del derecho a ser indemnizado salvo que acredite caso fortuito, fuerza
mayor o imposibilidad de hecho sin culpa o negligencia, en el particular caso de
los seguros de caución dicha norma debe adecuarse a las características del
seguro de caución como contrato de garantía y a lo establecido
convencionalmente en las condiciones generales de las pólizas ya que éstas
adquieren particular relevancia[14], ya que como se verá existen diferencias que
han llevado a interpretaciones disímiles.[15]
Según nuestra opinión entendemos que debe efectuarse una primer distinción
entre aquellos seguros de caución cuyo asegurado es el Estado de los que se
emiten para garantizar obligaciones de derecho privado.
En aquellas pólizas cuyo asegurado es el Estado usualmente se establece que
“Una vez firme la resolución dictada dentro del ámbito interno del Asegurado, que
establezca la responsabilidad del Tomador por el incumplimiento de las
obligaciones a su cargo, el Asegurado tendrá derecho a exigir al Asegurador el
pago pertinente, luego de haber resultado infructuosa la intimación extrajudicial de
pago hecha por aquél, no siendo necesaria otra interpelación ni acción previa
contra sus bienes” y que reunidos dicho recaudos, “el siniestro quedara
configurado al cumplirse el plazo que el Asegurado establezca en la intimación de
pago hecha al Tomador sin que éste haya satisfecho tal requerimiento, debiendo
el Asegurador abonar la suma correspondiente, dentro de los 15 días de serle
requerida con la presentación de la documentación pertinente” y en tal caso, la
falta de denuncia –que ha impedido la verificación de la existencia del mismo y
requerir en su caso la información complementaria que corresponda- simplemente
obsta a que pueda exigirse a la aseguradora el pago de la indemnización sin que
la demora, en principio y salvo aquellos supuestos del cumplimiento del plazo de
prescripción liberatoria, traiga aparejada una perdida del derecho del Asegurado.
Entendemos que el Asegurado que dio oportuno aviso sobre el estado del riesgo
concedió al Asegurador la oportunidad de controlar los hechos que luego
derivaron en la configuración del siniestro y adoptar en su caso las medidas que
pudieren corresponder ha facilitado los medios de contralor a su Asegurador y por
ello éste debería estar en condiciones de expedirse sobre el derecho de su
Asegurado dentro del plazo de 30 días corridos que le establece el art. 56 de la ley
de seguros ya que incluso es probable que gracias al aviso recibido esté
interviniendo en las operaciones de salvamento o de comprobación del siniestro o
del daño, lo cual le impide alegar retardo u omisión del Asegurado.[16]
No sucede lo mismo a nuestro juicio con el caso en que el Asegurado no dio aviso
previo sobre el estado de “amenaza de siniestro” ya que en tal caso la omisión del
Asegurado no puede agravar la situación del Asegurador a quien debe serle
reconocido el derecho que le concede el art. 56 de la ley de seguros para analizar
el reclamo, requerir en su caso información adicional que autoriza el art. 46 de
dicha ley para luego poder expedirse aceptando o rechazando el siniestro[17]. Y
en tal supuesto creemos que el plazo de quince días hábiles para el pago –término
usual en las pólizas- comenzará a correr recién a partir de la fecha en que se
produzca la aceptación expresa o tácita del siniestro.
Por ello entendemos equivocado el criterio vertido por algún precedente que
descarta lo normado por el art. 56 de la ley de seguros con el argumento de que
dicha norma “aparece como lógica para poder conocer la empresa las
circunstancias no siempre claras que generaron el siniestro, pero que aparece
ociosa en función de garantía”[23]como si se tratara el siniestro de un seguro de
caución de un simple incumplimiento de un contrato de mutuo en donde solamente
habría que verificar un incumplimiento de un pago en una fecha determinada.
Digamos al pasar que este ultimo supuesto podría llegar a configurar una
operación prohibida por el art. 24 de la ley de seguros por resultar una cobertura
de riesgo proveniente de operaciones de crédito financiero puro y por lo tanto el
contrato estaría fulminado con la sanción de nulidad ya que tal supuesto no es
susceptible de cubrir por ningún tipo de seguro.[24]
[6] BRUCK ps. 343 y 344 citado por Halperín – Morandi op. cit. pag. 472 nota 341.
[9] Halperín – Morandi, op. cit. pag. 474. Meilij – Barbato critican la teoría del
mandato en general cuando el Asegurador imparte instrucciones según lo
dispuesto por los arts. 72 y 73 de la ley de seguros debido a que en nuestro
derecho el mandato se otorga únicamente para realizar, a nombre del mandante
actos jurídicos (art. 1869 C. Civil), pero tal critica no se aplica en este caso ya que
sí se trata de actos jurídicos y “las reglas del mandato resultarán aplicables
siempre que sean compatibles con la naturaleza de la carga” (MEILIJ –
BARBATO”, Tratado de derecho de Seguros, pag. 163 y nota 287).
[12] Salvat, R. M., actualizado por Acuña Anzorena, Tº III, pag. 300/301
[15] Así la CNCom. Sala “E”, 19-03-1992, en autos “ASTE, JORGE LUIS C/ LA
GREMIAL ECONOMICA CIA. ARG. DE SEGUROS S/ ORDINARIO” señaló
respecto de las cargas del Asegurado que “no parece irrazonable requerirle
denuncia al configurarse el siniestro, ello para que la aseguradora adopte los
recaudos par resguardar su crédito como también ls de la liquidación; todo lo cual
no es otra cosa que la aplicación del principio de buena fe que debe regir las
relaciones contractuales en particular en el seguro.” En el caso no se admitió la
carga de aviso del estado de siniestro.
[17] Conf. CNCom. Sala “B”, 12-08-2003, “SÁNCHEZ, GUSTAVO DARO C/ ALBA
COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS S.A.; idem CNCom. Sala “C”, 14-03-
2003, autos “FUNDACIÓN SANIDAD EJERCITO ARGENTINO C/ SEGURIDAD
S.L. Y OTRO S/ ORDINARIO”.
[20] CNCom. Sala “B”, 12-08-2003, autos “SÁNCHEZ GUSTAVO DARO C/ ALBA
COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS S.A.”; idem Sala “B”, 14-02-2001 autos
“GLOBAL CHARTER S.A. C/ COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS ANTA S.A.
[22] CNCom. Sala “B” , 12-08-2003, autos “SÁNCHEZ GUSTAVO DARO C/ ALBA
COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS S.A.”
[25] La operatividad del art. 56 de la ley de seguros ha sido señalada con precisión
en varios precedentes: CNCom. Sala “B” 12-08-2003, “SÁNCHEZ GUSTAVO
DARO C/ ALBA COMPAÑÍA DE SEGUROS S.A.; CNCom., Sala “C”, 14-03-2003,
FUNDACIÓN SANIDAD EJERCITO ARGENTINO C/ SEGURIDAD C.L. Y OTRO
S/ ORDINARIO”;CNCom. Sala “B”, 14-02-2001, “GLOBAL CHARTER S.A. C/
COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS ANTA S.A. S/ ORDINARIO”.