DoctrinaEEUU-Sobre Internet-Menores de Edad

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SUMARIO

MENORES DE EDAD. Internet. Protección de los menores de edad respecto del


material nocivo que
se transmite a través de la Internet
"Janet Reno, Fiscal General de los Estados Unidos de America, et al, apelantes c/
American Civil Liberties
Union , et al No. 96-511 - CS Estados Unidos de América - (1997 U.S LEXIS
4037) - 19 de marzo de 1997,
Alegato 26 de junio de 1997, Fallo
"Dos disposiciones de la Communications Decency Act (Ley de Decencia en las
Comunicaciones) de 1996 (CDA o Ley) en
busca de proteger a los menores del material nocivo que se transmite a través de la
Internet, una red internacional de
computadoras interconectadas que permite a millones de personas comunicarse
entre si en el "ciberespacio" y acceder a
un gran volumen de información proveniente de todas partes del mundo. Título 47
U.S.A. A. @ 223 (a)(1)(B)(ii) (Supp. 1997)
penaliza la transmisión "consciente" de mensajes "obscenos o indecentes" a todo
receptor menor de 18 años. El artículo
223(d) prohibe enviar o emitir "conscientemente" todo mensaje a personas menores
de 18 años "que dentro del contexto,
detalle o describa, en términos evidentemente ofensivos según se los califique en
base a los estándares de la comunidad
contemporánea [*2], actividades u órganos sexuales o excretores". Se brinda
defensas afirmativas a aquellas personas que
efectúan "actos de buena fe, ... efectivos" para restringir el acceso por parte de
menores a las comunicaciones prohibidas,
@223(e)(5)(A), y a aquellos que restringen dicho acceso por medio de la solicitud
de cierta prueba de la edad, como puede
ser una tarjeta de crédito verificada o un número de identificación de adulto,
@223(e)(5)(B). Un número de demandas se
presentaron contra la constitucionalidad de @@223(a)(1) y de 223(d). Luego de
numerosas determinaciones de cuestiones
de hecho, un Tribunal de Primera Instancia colegiado (conformado por tres jueces)
acordó de conformidad con la Ley
aprobar una orden judicial preliminar contra la aplicación de ambas disposiciones
cuestionadas. El fallo del tribunal prohibe
al Gobierno aplicar las prohibiciones @223(a)(1)(B) en tanto las mismas se
relacionen con comunicaciones "indecentes"
aunque expresamente preserva el derecho del gobierno a investigar y entablar
acciones judiciales contra las actividades de
obscenidad o de pornografía de menores prohibidas en la misma. La orden judicial
contra la aplicación de @223(d) es
concluyente ya que el mencionado artículo no contiene ninguna referencia separada
con respecto a obscenidad y
pornografía de menores. El gobierno apeló ante este Tribunal conforme las
disposiciones de revisión especiales de la Ley,
argumentando [*3] que el Tribunal de Primera Instancia erró al sostener que la
CDA violó tanto la Primer Enmienda por
infringir los derechos protegidos por la misma, como la Quinta Enmienda por ser
ambigua."

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TEXTO COMPLETO

HISTORIA PREVIA : FALLO EN APELACIÓN DEL TRIBUNAL DE


PRIMERA INSTANCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA PARA EL DISTRITO ORIENTAL DE PENNSYLVANIA.

CONTENIDO :
Dos disposiciones de la Communications Decency Act (Ley de Decencia en las
Comunicaciones) de 1996 (CDA o Ley) en
busca de proteger a los menores del material nocivo que se transmite a través de la
Internet, una red internacional de
computadoras interconectadas que permite a millones de personas comunicarse
entre si en el “ciberespacio” y acceder a
un gran volumen de información proveniente de todas partes del mundo. Título 47
U.S.A. A. @ 223 (a)(1)(B)(ii) (Supp. 1997)
penaliza la transmisión “consciente” de mensajes “obscenos o indecentes” a todo
receptor menor de 18 años. El artículo
223(d) prohibe enviar o emitir “conscientemente” todo mensaje a personas menores
de 18 años “que dentro del contexto,
detalle o describa, en términos evidentemente ofensivos según se los califique en
base a los estándares de la comunidad
contemporánea [*2], actividades u órganos sexuales o excretores”. Se brinda
defensas afirmativas a aquellas personas que
efectúan “actos de buena fe, ... efectivos” para restringir el acceso por parte de
menores a las comunicaciones prohibidas,
@223(e)(5)(A), y a aquellos que restringen dicho acceso por medio de la solicitud
de cierta prueba de la edad, como puede
ser una tarjeta de crédito verificada o un número de identificación de adulto,
@223(e)(5)(B). Un número de demandas se
presentaron contra la constitucionalidad de @@223(a)(1) y de 223(d). Luego de
numerosas determinaciones de cuestiones
de hecho, un Tribunal de Primera Instancia colegiado (conformado por tres jueces)
acordó de conformidad con la Ley
aprobar una orden judicial preliminar contra la aplicación de ambas disposiciones
cuestionadas. El fallo del tribunal prohibe
al Gobierno aplicar las prohibiciones @223(a)(1)(B) en tanto las mismas se
relacionen con comunicaciones “indecentes”
aunque expresamente preserva el derecho del gobierno a investigar y entablar
acciones judiciales contra las actividades de
obscenidad o de pornografía de menores prohibidas en la misma. La orden judicial
contra la aplicación de @223(d) es
concluyente ya que el mencionado artículo no contiene ninguna referencia separada
con respecto a obscenidad y
pornografía de menores. El gobierno apeló ante este Tribunal conforme las
disposiciones de revisión especiales de la Ley,
argumentando [*3] que el Tribunal de Primera Instancia erró al sostener que la
CDA violó tanto la Primer Enmienda por
infringir los derechos protegidos por la misma, como la Quinta Enmienda por ser
ambigua.

Fallo : Las disposiciones respecto de la “transmisión indecente” y de la


“demostración evidentemente ofensiva” de la CDA
coarta “la libertad de expresión” protegida por la Primer Enmienda.

Aunque la ambigüedad de la CDA es pertinente en cuanto a la investigación de


violación de los derechos
constitucionales protegidos por la Primer Enmienda, el fallo debería ser ratificado
sin necesidad de considerar el
enunciado de la Quinta Enmienda. P. 17.

Cuando se observa con detenimiento los antecedentes en los cuales se basó el


Gobierno—Ginsberg c/ Nueva York,
390 U.S. 629 ; FCC c/ Pacifica Foundation, 38 U.S. 726 ; y Renton c/ Playtime
Theatres, Inc., 475 U.S. 41— los
mismos generan dudas, en lugar de aplacarlas, con respecto a la constitucionalidad
de la CDA. La CDA difiere de
diversas leyes y ordenes ratificadas de muchas maneras en dichos casos, incluso
en el hecho de que no permite a los
progenitores consentir el uso por parte de sus hijos del material restringido ; no se
limita a operaciones comerciales ; no
logra prever ninguna definición de la palabra “indecente” y omite todo requisito
de que el material “evidentemente ofensivo”
carece de un valor de compensación social ; tampoco limita sus prohibiciones
ampliamente categóricas [*4] a ciertas
horas en particular ni tampoco las basa en una evaluación efectuada por una
agencia familiarizada con las particulares
características del medio ; es punitiva ; se aplica a un medio que, a diferencia de la
radio, recibe toda la protección de la
Primer Enmienda ; y no puede ser analizada del modo adecuado como una
regulación en cuanto al modo, lugar y tiempo
porque la misma es una restricción generalizada a la expresión basada en el
contenido. Por lo tanto, estos antecedentes
no exigen de la Corte la ratificación de la CDA y son en un todo coherentes con la
aplicación de la revisión más estricta
de sus disposiciones. Pp. 17-21.

Los factores especiales reconocidos en algunos de los casos tratados por la


Corte como justificativos de la regulación
de los medios de difusión -- la historia de la extensa normativa del gobierno
respecto de las transmisiones de
radiocomunicación - ver, por ejemplo : Red Lion Broadcasting Co. c/ FC, 395
U.S. 367, 399-400 - la escasez de las
frecuencias disponibles en su comienzo - ver, por ejemplo Turner Broadcasting
System, Inc. c/ FCC, 512 U.S. 622,
637-638 - y su natrualeza “invasiva” - ver Sable Communications of Cal., Inc. c/
FCC, 492 U.S. 115, 128—no están
presentes en el ciberespacio. Así, estos casos no ofrecen un fundamento que
permita determinar qué profundidad de
análisis de las normas de la Primer Enmienda debería aplicarse a la Internet. Pp.
[*5] 22-24.

Sin cuestionar si la CDA es tan ambigua como para violar la Primer Enmienda,
las numerosas ambigüedades que se
observan con respecto al alcance de su cobertura la vuelven problemática a los
fines de la Primer Enmienda. Por
ejemplo, su empleo de los términos “indecente” y “evidentemente ofensivos” no
definidos provocarán dudas entre los
difusores respecto de cómo ambos estándares se relacionan entre si y cuál es su
significado. La inexactitud de dicha
regulación basada en el contenido - ver, Gentile c/ State Bar of Nec/, 501 U.S.
1030 - junto con su creciente efecto
disuasivo como estatuto penal - ver Dombrowski c/ Pfister, 380 U.S. 479 -
generan especial preocupación respecto de la
Primera Enmienda debido a su evidente efecto desalentador sobre la libertad de
expresión. Contraria con la posición del
Gobierno, la CDA no se ve exenta de ambigüedad por el hecho de que su estándar
“evidentemente ofensivo” repite el
segundo de los tres postulados de la prueba de obscenidad planteada en el caso
Miller c/ California, 413 U.S. 15,25. El
segundo postulado de Miller reduce la ambigüedad inherente de su propio término
“evidentemente ofensivo” al requerir
que el material proscrito sea “definido específicamente por la ley aplicable del
estado”. Asimismo, la CDA se aplica [*6]
sólo a la “conducta sexual”, en tanto que la prohibición de la CDA se extiende
también a “actividades excretoras” y
“órganos” tanto de naturaleza sexual como excretora. Cada uno de los otros dos
postulados de Miller también limita
estrictamente el dudoso alcance de la definición de obscenidad. Simplemente si
bien una definición que incluye tres
limitaciones no es ambigua ello no implica que una de dichas limitaciones, en si
misma, no lo sea. La ambigüedad de la
CDA socava la probabilidad de que la misma haya sido minuciosamente
desarrollada con el objetivo del Congreso de
proteger a los menores de materiales potencialmente nocivos. Pp. 24-28.

La CDA carece de la precisión que exige la Primer Enmienda cuando un


estatuto regula el contenido de la expresión.
Aunque el Gobierno tiene interés en proteger a los menores de materiales
potencialmente nocivos - ver por ejemplo.,
Ginsberg, 390 U.S., en 639 - la CDA persigue dicho interés reduciendo el gran
volumen de expresiones que los adultos
tienen derecho a recibir o a enviar según sus derechos constitucionales - ver, ej.,
Sable, supra en 126. Su alcance en
cuanto a la violación de los derechos constitucionales de libre expresión no tiene
precedentes. La carga de la CDA sobre
la expresión de los adultos no es aceptable cuando alternativas menos restrictivas
pueden ser al menos tan efectivas
para alcanzar los legítimos objetivos de la Ley. [*7] Ver, ejemplo, Sable 492 U.S.,
en 126. El gobierno no ha demostrado
lo contrario. Por otra parte la Corte de Primera Instancia declaró que el software
actualmente disponible para usuarios
sugiere que muy pronto se podrá disponer en forma masiva de un método
razonablemente efectivo por medio del cual los
padres podrán evitar que sus hijos accedan a material que los mismos consideran
inadecuado. Asimismo, los
argumentos de este Tribunal se refirieron a las posibles alternativas como sería
solicitar que el material indecente sea
“identificado” para facilitar el control por parte de los padres, con la excepción de
mensajes con valor artístico o
educativo, y previendo cierto grado de tolerancia que quedará a criterio de los
padres ; y regulando algunas partes de la
Internet de un modo distinto. En especial ante la ausencia de hallazgos específicos
por parte del Congreso o incluso de
audiencias para hacer frente a los problemas especiales que presenta la CDA, la
Corte está convencido de que la CDA
no es una ley diseñada en forma restringida. Pp. 28-33

Se rechazan los tres argumentos adicionales del Gobierno para sostener las
prohibiciones afirmativas de la CDA. En
primer lugar, la aseveración de que la Ley es constitucional debido a que deja
abierto amplios “canales alternativos” de
comunicación no es persuasiva ya que la CDA regula [*8] la expresión sobre la
base de su contenido, de modo tal que
un análisis del “tiempo, lugar y modo” no es aplicable. Ver, por ej. Consolidated
Edison Co. de N.Y contra Public Serc/
Comm ‘n de N.Y., 447 U.S. 530, 536. En segundo lugar, la afirmación de que los
requisitos de “conocimiento” y “persona
específica” planteados por la CDA restringen de manera significativa su
aplicación permisible a las comunicaciones
enviadas a personas cuya condición de menores de 18 años es conocida por quien
las envía, es insostenible, dado que
muchos forums de Internet están abiertos a todo el mundo y que incluso la
interpretación más enérgica del requisito de
“persona específica” conferiría amplios poderes de censura, que podrían tomar
forma de un “veto provocador a quien los
expone” por parte de cualquier opositor al discurso indecente. Por último, no
existe ningún apoyo textual para la
aseveración de que material con un valor científico, educativo u otro valor social
compensatorio necesariamente no esté
contemplado por las prohibiciones de la CDA. Pp 33-35.

Las defensas postuladas en @223(e)(5) no constituyen el tipo de “diseño en


forma restringida” que podría salvar la CDA.
El argumento por parte del Gobierno de que los encargados de transmitir pueden
efectuar una “acción de buena fe” en
pos de su protección “identificando” sus comunicaciones indecentes de modo tal
de indicar su contenido y de esa
manera permitir a los receptores bloquear su recepción con el software [*9]
adecuado, es ilusorio, dado que el requisito
de que dicha acción sea “efectivo” : el software de control propuesto no existe en
la actualidad pero incluso cuando
existiese, no habría modo de saber si el receptor potencial realmente obstruiría el
material codificado. El Gobierno
tampoco logró demostrar que la defensa de verificación expuesta por @223(b)(5)
reduce en forma significativa la pesada
carga de la CDA sobre las expresiones del adulto. Aunque dicha verificación es
empleada en la actualidad por algunos
proveedores comerciales de material sexualmente explícito, los hallazgos del
Tribunal de Primera Instancia señalan que
no es económicamente factible para la mayoría de los expositores no comerciales.
Pp. 35-37.

El argumento del Gobierno que sostiene que este Tribunal debería preservar la
constitucionalidad de la CDA al honrar su
cláusula de divisibilidad de ley, por la cual se pueden mantener vigentes el resto
de las disposiciones de la misma,
@608, y al interpretar las pautas no divisibles en forma estricta, es aceptable sólo
en un aspecto. Debido a que la
expresión obscena puede ser prohibida en su totalidad - ver Miller, supra, en 18- y
la restricción de material “obsceno”
@223(a) goza de una manifestación textual independiente de la de material
“indecente”, la Corte puede separar el
término “o indecente” del estatuto dejando el resto de la disposición @223 (a)
vigente. Pp. 37-39.

El argumento del Gobierno [*10] de que su interés “significativo” en alentar el


crecimiento de la Internet provee una base
independiente para sostener la constitucionalidad de la CDA carece singularmente
de persuasión. La drástica expansión
de este nuevo forum contradice la base textual que sostiene esta afirmación : la
disponibilidad no regulada de material
“indecente” y “evidentemente ofensivo” aleja a la gente de la Internet. P. 40

929 F. Supp. 824, ratificada

JUECES : STEVENS, J., presentó la opinión del Tribunal, SCALIA, KENNEDY,


SOUTER, THOMAS, GINSBURG y BREYE,
JJ. sostuvieron su decisión.. O’CONNOR, J., presentó su opinión ratificando parte
de la sentencia y disintiendo con en otra,
REHNQUIST, C.J., sostuvo su decisión.

OPINIÓN POR : STEVENS

OPINIÓN : JUEZ STEVENS presentó la opinión del Tribunal

Se cuestiona la constitucionalidad de dos disposiciones estatutarias aprobadas para


proteger a los menores de
“comunicaciones indecentes’’ y “evidentemente ofensivas” en la Internet. Sin
perjuicio de la legitimidad e importancia del
objetivo del Congreso de proteger a los menores de material nocivo, acordamos con
el Tribunal de Primera Instancia
colegiado (conformado por tres jueces) que el estatuto reduce la “libertad de
expresión” protegida por la Primer Enmienda.
n1.

El Tribunal de Primera Instancia efectuó extensivas determinaciones de cuestiones


de hecho. La mayoría se basó en una
estipulación detallada preparada por las partes. Ver 929 F. Supp. 824, 830-849 (DE
Pa. 1996) . n2 Las cuestiones
describen el carácter y la dimensión de la Internet, la disponibilidad de material
sexualmente explícito en dicho medio y los
problemas que implica confrontar la verificación de la edad para los receptores de
las comunicaciones vía Internet. Debido a
que dichas cuestiones ofrecen el apuntalamiento de los aspectos legales,
comenzamos con una breve exposición de los
hechos incuestionables.

Internet

La Internet es una red internacional de computadoras interconectadas. Es el


resultado de una red que nació en 1969 a partir
de un programa militar llamado “ARPANET”, n3 que fuera diseñada para permitir
a las computadoras operadas por el
ejército, especialistas en defensa y universidades que efectuaban investigaciones
relacionadas con la defensa [*12]
comunicarse entre si por canales repetidos, incluso cuando algunas partes de la red
se viesen afectadas durante una
guerra. Aunque ARPANET ya no existe, la misma sirvió de ejemplo para el
desarrollo de un número de redes civiles que,
eventualmente asociándose entre sí, ahora permiten a cientos de millones de
personas comunicarse entre ellas y acceder a
una gran cantidad de información proveniente de todas partes del mundo. Internet
es “un único medio completamente nuevo
para las comunicaciones del hombre en todo el mundo”. n4

La Internet ha experimentado un “crecimiento extraordinario” . n5 El número de


computadoras host –aquellas que guardan
información y transmiten comunicaciones—creció de aproximadamente 300 en
1981 a aproximadamente 9.400.000 en el
momento en que se llevó a cabo el proceso judicial en 1996. Casi el 60% de estas
“hosts” se encuentran en los Estados
Unidos. Aproximadamente 40 millones de personas usaron Internet durante el
tiempo en que se llevó a cabo el proceso
judicial, un número que se espera se extenderá a 200 millones [*13] para 1999.

Las personas pueden acceder a Internet desde diferentes fuentes, por lo general a
través de los mismos hosts, ó a través
de entidades con una afiliación al host. La mayoría de las academias terciarias o
universidades proveen acceso para sus
estudiantes y profesores ; muchas empresas ofrecen a sus empleados el acceso a
través de la red de la oficina ; muchas
comunidades y bibliotecas locales brindan acceso gratuito ; y un creciente número
de “confiterías computarizadas” brindan
acceso cobrando un pequeño arancel por hora. Muchos de los “servicios online”
como America Online, CompuServe, el
Microsoft Network y Prodigy ofrecen acceso a sus propias y extensas redes al igual
que un vía con los más amplios
recursos de la Internet. Estos servicios comerciales online tenían casi 12 millones
de suscriptores individuales en el
momento de efectuarse el proceso judicial.

Todo el mundo con acceso a Internet puede tomar ventaja de una gran variedad de
métodos para comunicarse y obtener
información. Estos métodos evolucionan constantemente y son difíciles de ser
categorizados en forma precisa. [*14] Pero,
egún su conformación actual, los más importantes en este caso son el correo
electrónico (e-mail), los servicios de listas de
correo automáticas (“mail exploders”, algunas veces llamados “listservs”),
“newsgroups”, “chat rooms” (áreas con
conversación) y la “World Wide Web”. Todos estos métodos pueden ser empleados
para transmitir textos, la mayoría
pueden transmitir sonidos, representaciones e imágenes de vídeo. Todas juntas,
estas herramientas constituyen un único
medio – conocido para los usuarios como el “ciberespacio” – el cual no se
encuentra ubicado en una zona geográfica en
particular aunque está a disposición de todo el mundo, en todas partes, que tenga
acceso a la Internet.

El E-mail o correo electrónico permite a una persona enviar un mensaje electrónico


– por lo general parecido a una nota o a
una carta – a otra persona o a un grupo de destinatarios. El mensaje es por lo
general archivado en forma electrónica,
algunas veces espera que el receptor controle su “casilla de correo” y algunas veces
comunica su recepción a través de
algún tipo de aviso. El “mail exploder” es una especie de correo electrónico grupal.
Los suscriptores pueden enviar mensajes
a una dirección de correo electrónico común, que luego envía el mensaje a los
demás suscriptores del grupo. Los
“newsgroups” también sirven a grupos de participantes regulares pero estas notas
pueden ser leídas por otras personas.
Existen miles de grupos con estas características, cada uno [*15] sirve para alentar
un intercambio de información o de
opiniones sobre un tema en particular que van desde la música de Wagner a la
política de los Balcanes pasando por la
prevención del SIDA hasta los Chicago Bulls. Aproximadamente 100.000 nuevos
mensajes se envían a diario. En la mayoría
de los newsgroups, los mensajes se purgan automáticamente a intervalos regulares.
Además de enviar un mensaje que
puede ser leído más tarde, dos o más individuos que desean comunicarse de un
modo más inmediato pueden ingresar en
un espacio de conversación “chat room” para participar en un diálogo que se
desarrolla en tiempo real – en otras palabras,
escribiendo los mensajes que se envían a la otra persona los cuales aparecen casi de
inmediato en las pantallas de la
computadora del interlocutor. El Tribunal de Primera Instancia determinó que en
algún momento preciso “cientos de miles
de usuarios mantienen conversaciones sobre una gran variedad de temas. n6 “No es
una exageración llegar a la conclusión
de que el contenido en la Internet es tan diverso como el pensamiento humano”. n7

La categoría de comunicación mejor conocida a través de la Internet es la World


Wide Web, la cual permite a los usuarios
buscar [*16] y recoger información archivada en computadoras remotas al igual, en
algunos casos, que comunicarse con
algunas direcciones seleccionadas. En términos concretos, la Web (o Red) consiste
en un vasto número de documentos
archivados en diferentes computadoras en todo el mundo. Algunos de estos
documentos son simplemente archivos que
contienen información. Sin embargo, documentos más elaborados, generalmente
conocidos como “páginas” Web, son
también comunes. Cada uno posee su propia dirección -- como un número de
teléfono”. n8 Las páginas de la Web
frecuentemente contienen información y algunas veces permiten al usuario
comunicarse con el autor de la página (o del
espacio). Ellas usualmente contienen “links” con otros documentos creados por el
autor de ese espacio o con otros
espacios (generalmente) relacionados. Comúnmente estas links son azules o llevan
el texto subrayado – y algunas veces,
imágenes.

Navegar en la Web es relativamente fácil. Un usuario puede teclear la dirección de


una página conocida o ingresar una o
más palabras clave en un “motor de “screening” ” comercial en un esfuerzo para
ubicar “sites” que contengan el tema de su
interés. [*17] Una página de la Web en particular puede contener la información
buscada por quien “navega” ; ó a través de
sus “links”, el mismo podría constituir un camino abierto para otros documentos
ubicados en cualquier parte de Internet.
Los usuarios, por lo general exploran una página determinada de la Web o se
mueven a otra con el simple acto de presionar
el “mouse” de la computadora en uno de los “icons” (íconos) o “links” de la página.
El acceso a la mayoría de las páginas
de la Web es gratis pero algunos sólo lo permiten a aquellos que han adquirido el
derecho a través de un proveedor
comercial. La Web es de este modo comparable, desde el punto de vista de los
lectores, tanto con una amplia biblioteca
que incluye millones de publicaciones disponibles y ordenadas a modo de índice
como un inmenso centro comercial que
ofrece mercaderías y servicios.

Desde el punto de vista de los editores, esta constituye una vasta plataforma a partir
de la cual se puede acceder y
escuchar a una audiencia mundial de millones de lectores, espectadores,
investigadores y compradores. Toda persona u
organización con una computadora conectada a la Internet puede “publicar”
información. Los editores incluyen agencias
gubernamentales, instituciones educativas, entidades comerciales, grupos de
defensa e individuos. n9 Los editores pueden
poner su material a disposición de todo el “pool” de usuarios de Internet, o
restringir el acceso a un grupo selectivo como
ser aquellos que desean pagar por [*18] el privilegio. “Ninguna organización
controla la membrecía en la Web como tampoco
existe un punto centralizado a partir del cual específicos sites o servicios de la Web
pueden ser bloqueados desde la Web”.
n10

Material sexualmente explícito

El material sexualmente explícito en la Internet incluye texto, imágenes y charlas y


“extiende desde las modestamente
excitantes hasta las de contenido más fuerte”. n11 Estos archivos se crean, designan
y se envían del mismo modo que el
material que no es sexualmente explícito y puede accederse al mismo tanto en
forma deliberada como no intencional
durante el curso de un “screening” errante. “Una vez que un proveedor publica su
contenido en la Internet, no puede evitar
que el contenido [*19] ingrese en alguna comunidad”. n12 Así, por ejemplo :

“cuando el UCR/California Museum of Photography divulga en su site de la Web


imágenes desnudas de Edward Weston y
de Robert Mapplethorpe para anunciar que sus nueva exhibición viajará a Baltimore
y a Nueva York, dichas imágenes están
disponibles no sólo en Los Angeles, Baltimore y Nueva York sino también en
Cincinnnati, Mobile o en Beijing –en cualquier
lugar donde vivan los usuarios de Internet. De un modo similar, las instrucciones de
sexo seguro que Critical Path divulga en
su Web site, escritas en lenguaje de la calle para que el receptor adolescente pueda
comprenderlas están disponibles no
sólo en Filadelfia sino también en Provo y en Praga”. n13

Aunque dicho material se encuentra ampliamente disponible, son pocas las


oportunidades en las que los usuarios
encuentran dicho contenido en forma accidental. “Un título de un documento o una
descripción del documento aparecerá
usualmente antes que el documento mismo ... y en muchos casos el usuario recibirá
información detallada acerca del
contenido de un site antes de que él o ella pueda decidir acceder al documento. Casi
todas las imágenes sexualmente
explícitas se ven precedidas por advertencias respecto del contenido”. n15 Por ese
motivo, las probabilidades de que un
usuario ingrese en un site sexualmente explícito por accidente son “escasas”. n16 A
diferencia de las comunicaciones
recibidas por radio o por televisión, “la recepción de información en la Internet
exige una serie de pasos afirmativos más
intencionales y dirigidos que el simple acto de encender el dial. Un menor debe
conocer ciertas sofisticaciones y contar con
cierta habilidad de lectura para poder recoger material y para poder de ese modo
usar Internet sin la ayuda de un adulto”.
n17

Se han desarrollado sistemas para ayudar a los padres a controlar el material que
puede estar disponible a través de una
computadora instalada en el hogar con acceso a Internet. Un sistema puede limitar
el acceso de una computadora a una
lista autorizada de fuentes que ha sido identificada como portadora de material no
exclusivo para adultos, puede bloquear
sites designados como inadecuados , o puede intentar bloquear mensajes que
contengan aspectos identificables como
objetables. “Aunque el software diseñado para el control por parte de los padres en
la actualidad puede buscar ciertas
palabras sugestivas o sites conocidos como sexualmente explícitos, por ahora no
puede buscar imágenes sexualmente
explícitas . n18 Sin embargo, la evidencia señala que pronto estará a disposición un
“método razonablemente efectivo por
medio del cual los padres pueden evitar que sus hijos accedan a material
sexualmente explícito u a otro material que los
mismos consideren inadecuado para sus hijos”. n19

Algunas de las comunicaciones a través de la Internet que se originan en el exterior


son también sexualmente explícitas.
n14 [*20]

Verificación de la Edad

El problema de verificación de la edad se diferencia según los distintos usos que se


le de a Internet. El Tribunal de Primera
Instancia falló en forma categórica al sostener que “no existe un modo efectivo de
determinar la identidad o edad de un
usuario que accede a material a través del correo electrónico, mail exploders,
newsgroups o de chat rooms”. n20 El
Gobierno no ofreció prueba alguna de que exista un modo confiable de controlar a
los receptores y a los participantes en
dichos ámbitos según su edad. Incluso, aún cuando fuera tecnológicamente factible
bloquear el acceso de los menores a
los newsgroups y a chat rooms que contengan debates sobre arte, política u otros
temas que potencialmente producen
contribuciones “indecentes” o “evidentemente ofensivas”, no sería posible bloquear
su acceso a dicho material y “aún
permitirles acceso al contenido restante incluso cuando la abrumadora mayoría de
dicho contenido no fuese indecente”. n21

Existe la tecnología por medio de la cual un operador de un Web site puede


condicionar el acceso a la información
solicitada a la verificación de cierta información solicitando un número de tarjeta de
crédito o una palabra clave de adulto.
Sin embargo, la verificación de la tarjeta de crédito sólo es posible en relación con
una operación comercial en la cual se
emplee la tarjeta ó a través del pago a una empresa que se encarga de verificarla. El
empleo de la tarjeta de crédito como
medio para verificar la edad impondría costos sobre varios sites de la Web con lo
cual muchos de ellos deberían cesar de
brindar sus servicios. Por dicho motivo, durante el periodo que demandó el proceso
judicial, la verificación de la tarjeta de
crédito “no estaba efectivamente a disposición de un gran número de proveedores
de contenidos de la Internet’. Id., en 846
(hallazgo 102). Incluso, la imposición de dicho requisito “constituiría un obstáculo
para los adultos que no poseen tarjeta de
crédito y que carecen de los recursos para obtener una tarjeta de crédito para
acceder a cualquier material bloqueado”. n22
Sites pornográficos comerciales [*24] que cobran a sus usuarios por acceder poseen
palabras claves como método de
verificar la edad. El registro no contiene ninguna prueba concerniente a la
confiabilidad de estas tecnologías. Incluso cuando
las palabras claves sean efectivas para los proveedores comerciales de material
indecente, el Tribunal de Primera instancia
determinó que el requisito de imponer una palabra clave para los adultos impondría
cargas significativas en los sites no
comerciales, porque las mismas desalentarían el acceso por parte de los usuarios a
sus sites y porque el costo de crear y
mantener dichos sistemas de control estaría “lejos de su alcance”. n23

La Corte determinó :

“Incluso cuando se implementase la verificación de tarjeta de crédito o la


verificación de una palabra clave por parte del
adulto, el Gobierno no presentó ningún testimonio con el cual demostrase cómo
dichos sistemas pueden garantizar que el
usuario de la palabra clave o de la tarjeta de crédito sea mayor de 18 años. Las
cargas impuestas por los sistemas de
verificación de tarjetas de crédito o la verificación de una palabra clave por parte
del adulto los convierte en sistemas que
efectivamente no están a disposición de un gran número de proveedores de
información a través de Internet. Ibid. (hallazgo
107).

II

La Ley de Telecomunicaciones de 1996, Pub. L. 104-104, 110 Stat. 56, se convirtió


en una legislación inusualmente
importante. Según se enuncia en la primera de sus 103 páginas, su objetivo
principal era reducir las regulaciones y alentar
“el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones” . Los
principales componentes del estatuto no
tienen ninguna relación con la Internet ; estos fueron diseñados para promover la
competencia dentro del mercado del
servicio telefónico local, el mercado de vídeo de múltiples canales, y el mercado de
las radiocomunicaciones por aire. La
Ley está compuesta por siete Títulos, seis de los cuales son el resultado de extensas
audiencias de comisiones y el tema
de debate en los Informes preparados por las Comisiones del Senado y la Cámara
de Diputados. Por el contrario, el Título
[*26] V – conocido como la “Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996”
(CDA) – incluye disposiciones que fueron
agregadas por la comisión ejecutiva con posterioridad a las audiencias o como
enmiendas ofrecidas durante los debates de
piso sobre la legislación. Una modificación presentada en el Senado constituyó la
fuente de dos disposiciones estatutarias
cuestionadas en este caso. n24 Se describen de un modo informal como la
disposición respecto de la “transmisión
indecente” y la disposición respecto de “la demostración evidentemente ofensiva”.
n25

La primera disposición , 47 U.S.C.A.@223(a) (Supp. 1997), prohibe la transmisión


a conciencia de mensajes obscenos o
indecentes a todo receptor menor de 18 años de edad. En su parte pertinente
establece lo siguiente : “(a) Quien –

“(1) en comunicaciones interestatales o extranjeras –

....

“(B) por medio de un dispositivo de telecomunicaciones a conciencia –

“(i) efectúe, constituya, o solicite, y

“(ii) comience la transmisión de ,

“todo comentario, solicitud, sugerencia, propuesta, imagen u otra comunicación que


fuese obscena o indecente, sabiendo
que el receptor de la comunicación es menor de 18 años sin importar si quien
efectúa dicha comunicación efectuó la
llamada o inició la comunicación ;
....

“(2) a conciencia permita que una planta de telecomunicaciones bajo su control


[*28] sea empleada para realizar alguna de
las actividades prohibidas en el párrafo (1) con la intención de emplearlas en dichas
actividades,

“será multado conforme con el Título 18, o será recluido en prisión por un periodo
que no excederá los dos años o ambos.”

La segunda disposición, @223 (d) , prohibe el envío o despliegue a conciencia de


mensajes evidentemente ofensivos de
modo tal que queden a disposición de una persona menor de 18 años de edad. El
mismo prevé los siguiente :

“ (d) Quien –

“(1) en comunicaciones interestatales o extranjeras –

“(A) emplee un servicio de computadoras interactivo para enviar a una persona en


particular ó a personas menores de 18
años de edad, o

“(B) emplee algún servicio de computadoras interactivo para desplegar de forma tal
que encuentre a disposición de personas
menores de 18 años de edad,

“todo comentario, solicitud, sugerencia, propuesta, imagen u otra comunicación


que, en el contexto detalle o describa, en
términos evidentemente ofensivos según lo miden los actuales estándares de la
comunidad, actividades sexuales o
excretoras u órganos, sin considerar si el usuario de dicho servicio efectuó la
llamada o inició la comunicación ; o
“(2) a conciencia permite que una planta de telecomunicaciones bajo el control de
dicha persona sea empleada para una de
las actividades prohibidas en el párrafo [*29] (1) con la intención de que la misma
sea empleada para dicha actividad, “será
pasible de una multa conforme las disposiciones del Título 18 o será enviado a
prisión por un plazo que no excederá los dos
años o ambos”.

La cobertura de estas dos prohibiciones se ve calificada por dos defensas


afirmativas. Ver @223(e)(5). n26 Una protege a
aquellos que efectúan “acciones de buena fe, razonables, efectivas y apropiadas”
para restringir el acceso por parte de
menores a las comunicaciones prohibidas. @223(e)(5)(A). La otra protege a
aquellos que restringen el acceso a material
protegido solicitando ciertas formas de verificación de edad indicadas como ser una
tarjeta de crédito verificada o un número
de identificación de adulto o código. @223(e)(5)(B).

III

El 8 de febrero de 1996, inmediatamente después de que el Presidente firmara el


estatuto, 20 demandantes n27
presentaron su demanda contra el Fiscal General de los Estados Unidos y el
Departamento de Justicia cuestionand la
constitucionalidad de @@223(a)(1) y 223(d). Una semana más tarde, basándose en
su conclusión respecto de que el
término “indecente” era demasiado impreciso para proveer elementos que
justifiquen una demanda penal, el Juez de Primera
Instancia, Buckwalter, emitió una orden judicial transitoria contra la aplicación de
@223(a)(1)(B)(ii) en tanto que la misma se
aplique a comunicaciones indecentes. Veintisiete demandantes adicionales
presentaron luego una segunda demanda, n28
y ambos casos se consolidaron y un Tribunal de Primera Instancia colegiado
(conformado por tres jueces) fue convocado de
conformidad con @561 de la Ley n29. Luego de una audiencia de presentación de
pruebas, la Corte dictó una orden judicial
preliminar contra la aplicación de ambas disposiciones en cuestión. Cada uno de los
tres jueces redactó su opinión por
separado pero su sentencia fue unánime.

La Jueza Sloviter dudó acerca de la fortaleza del interés del Gobierno en regular “la
amplia variedad del material online [*23]
cubierto o potencialmente cubierto por la CDA”, pero reconoció que el interés era
“apremiante” respecto de algunas partes
de dicho material. 928 F.Supp., en 853. La misma concluyó, sin embargo,
afirmando que el estatuto “abarca en una forma
más amplia que la necesaria y que por lo tanto desalienta la expresión de los
adultos” y que los términos “evidentemente
ofensivo” e “indecente” era “inherentemente imprecisos”. Id., en 854. Asimismo, la
jueza determinó que
-----------------------------------------**** * las defensas afirmativas no eran
“tecnológicamente o económicamente factibles para la
mayoría de los proveedores, “específicamente considerando y rechazando un
alegato respecto de que los proveedores
podrían evitar la responsabilidad “identificando” su material de modo tal que
pudiese permitir a lectores potenciales
seleccionar transmisiones no deseadas. Id., en 856. La Jueza Sloviter también
rechazó la sugerencia por parte del Gobierno
de que el alcance del estatuto se podría ver reducido al interpretarlo como aplicable
sólo a los proveedores comerciantes de
pornografía . Id., a 854-855.

El Juez Buckwalter concluyó afirmando que la palabra “indecente” en @223(a)(1)


(B) y los términos “patentemente ofensivos”
y “dentro del contexto” en @223(d)(1) eran tan imprecisos que la aplicación a nivel
penal de alguno de los dos artículos
podría violar el “principio constitucional fundamental” de la “sencilla equidad”
[*33] id., a 861, y las protecciones específicas
a las Primera y Quinta Enmienda, id., a 858. Él mismo estableció que no existía
ninguna base legal para la argumentación
por parte del Gobierno en cuanto a que las disposiciones cuestionadas sólo se
aplicarían a material “pornográfico”
señalando que, a diferencia de la obscenidad, la “indecencia” no ha sido definida
para excluir trabajos de un serio valor
literario, artístico, político o científico. Id., a 863. Incluso, la afirmación por parte
del Gobierno de que el trabajo debe ser
considerado evidentemente ofensivo “en el contexto” fue en si misma ambigua
porque el contexto relevante podría “referirse,
entre otras cosas, a la naturaleza de la comunicación en su totalidad, el momento
del día en que fuera transmitida, el medio
empleado, la identidad del interlocutor, o si el mismo está acompañado de las
advertencias adecuadas. Id., a 864. El juez
consideró que la naturaleza única de la Internet agravaba la ambigüedad del
estatuto. Id., en 865, n.9.

La revisión que realizó el Juez Dalzell de “los atributos especiales de la


comunicación a través de Internet” revelados a
través de las pruebas, lo convencieron de que la Primer Enmienda niega al
Congreso la facultad de regular el contenido de
la expresión protegida en la Internet. Id., a 867. Su opinión describió extensamente
porqué él mismo consideraba que la Ley
[*34] podría condensar expresiones significativamente protegidas, en especial por
los difusores no comerciales, en tanto
que ‘los comerciantes especialistas en pornografía, en forma perversa, no se verían
muy afectados”. Id., a 879. Él interpretó
nuestros casos como necesitados de un enfoque “específico del medio” para el
análisis de las regulaciones de las
comunicaciones masivas, id., a 873, y concluyó con el hecho de que Internet –
como la forma más participativa de
expresión masiva hasta ahora desarrollada”, id., a 883 – tiene derecho a “la mayor
protección contra la intrusión
gubernamental”, ibid.n30

La sentencia del Tribunal de Primera Instancia prohibe al Gobierno aplicar las


prohibiciones incluidas en @223(a)(1)(B) en la
medida en que las mismas se relacionen con comunicaciones “indecentes” pero
expresamente preserva el derecho del
Gobierno a investigar y a entablar acción judicial contra actividades obscenas o
contra actividades relacionadas con las
pornografía de menores prohibidas en las mismas. La orden judicial contra la
aplicación de @@223(d)(1) y (2) es
concluyente porque dichas disposiciones no incluyen referencias separadas en
cuanto a obscenidad o pornografía de
menores.

El Gobierno apeló en base a las disposiciones de revisión especiales de la Ley,


@561,110 Stat. 142-143e hicimos la
observación respecto de la existencia jurisdicción probable, ver 519 U.S. (1996). En
su apelación, el Gobierno argumenta de
que el Tribunal de Primera Instancia erró al sostener que la CDA violaba tanto la
Primer Enmienda por no acatar los
derechos constitucionales garantizados en ella, como la Quinta Enmienda por ser
ambigua. En tanto que debatimos acerca
de la ambigüedad de la CDA por su relevancia con respecto a la investigación de
invalidez de la ley por violación de
derechos constitucionales, concluimos que la sentencia debería ser convalidada sin
tener que llegar a considerar la
cuestión de la Quinta Enmienda. Comenzamos nuestro análisis revisando las
principales autoridades en las cuales confía
nuestro Gobierno. Luego de describir la invalidez de la CDA por su susceptibilidad
de violar derechos protegidos
constitucionalmente, consideramos las específicas argumentaciones [*36] del
Gobierno incluido su planteo de preservar
partes del estatuto ya fuese a través de la separación de disposiciones como por
medio de la adaptación de restricciones
judiciales ante la amplitud de su cobertura.

IV.

Al presentar alegatos en pos de una revocación , el Gobierno sostiene que la CDA


es simplemente constitucional en base a
tres de nuestras previas decisiones : (1) Ginsberg c/ New York, 390 U.S. 629
(1968) ; (2) FCC c/ Pacifica Foundation, 438
U.S. 726 (1978) ; y (3) Renton c/ Playtime Theatres, Inc., 475 U.S. 41 (1986). Sin
embargo, una observación minuciosa de
estos tres casos, siembra – en lugar de eliminar – dudas respecto de la
constitucionalidad de la CDA.

En Ginsberg, sostuvimos la constitucionalidad de un estatuto de Nueva York que


prohibía la venta a menores de 17 años de
material que era considerado obsceno para ellos aún cuando no se lo considerase
obsceno para los adultos. Rechazamos
la presentación de violación de derechos protegidos constitucionalmente en la que
se sostuvo que “el alcance de la libertad
de expresión constitucional garantizada a un ciudadano para leer o ver material
relacionado con el sexo no puede depender
del hecho de que el ciudadano sea adulto o menor”. 390 U.S., a 636. Al rechazar
dicha afirmación, confiamos no sólo en el
interés independiente del Estado por el bienestar de sus jóvenes, sino también en
[*37] nuestro reconocimiento permanente
del principio de “la afirmación de los padres de que tener potestad dentro de su
propio hogar para dirigir la crianza de sus
hijos constituye la estructura básica de nuestra sociedad”. n31 En cuatro aspectos
relevantes, el estatuto aceptado en
Ginsberg era más escueto que la CDA. En primer lugar, observamos en Ginsberg
que “la prohibición contra la venta a
menores no impide que los padres que así lo deseen compren revistas para sus
hijos”. Id., a 639. Conforme la CDA, por el
contrario, ni el consentimiento de los padres – ni incluso su participación – en la
comunicación evitaría la aplicación del
estatuto. n32 Segundo, el estatuto de Nueva York se aplicó sólo a operaciones
comerciales, id., a 647, en tanto que la CDA
no incluye dicha restricción. En tercer lugar, el estatuto de Nueva York restringió su
definición de material nocivo para los
menores con el requisito de que el mismo “absolutamente no constituya un
elemento de importancia social compensador
para los menores”. Id., a 646. La CDA no logra ofrecernos una definición del
término “indecente” según se emplea en @
223(a)(1) y, lo que es muy importante, omite todo requisito de que el material
“evidentemente ofensivo” mencionado en
@223(d) carezca de un serio valor literario, artístico, político o científico [*38]. En
cuarto lugar, el estatuto de Nueva York
definió al menor como la persona cuya edad no supera los 17 años, en tanto que la
CDA, al aplicarse a todos aquellos
menores de 18 años agrega un año más de aquellos más cercanos a la mayoría de
edad.

En Pacifica, se hizo lugar a una orden declaratoria de la Federal Communications


Commission, que sostenía que la
transmisión de la grabación de un monólogo de 12 minutos con el título “Palabras
sucias” que había sido transmitido
previamente a una audiencia en vivo, “podría haber estado sujeto a sanciones
administrativas”. 438 U.S., a 730 (se omitieron
las citas internas). La Comisión había determinado que el uso repetitivo de ciertas
palabras referidas a actividades sexuales
ó excretoras ó a órganos “en una transmisión efectuada en horas de la tarde cuando
los niños se cuentan entre la audiencia
son evidentemente ofensivas” y concluyó con que el monólogo era indecente
“como transmisión”. Id., a 735. El demandado
no objetó el hallazgo de que la transmisión en horas de la tarde era evidentemente
ofensivo sino que sostuvo que la misma
no era “indecente” dentro de la comprensión de los estatutos relevantes porque no
contenía apelativos lascivos. Luego de
rechazar los argumentos legales del demandado, nos enfrentamos con dos defensas
constitucionales : (1) que la
interpretación de la Comisión respecto de su autoridad para prohibir expresiones
indecentes era tan amplia que lo ordenado
por ella tenía que ser dejado de lado incluso cuando la transmisión en cuestión no
estuviera protegida ; y (2) que debido a
que la grabación no era obscena, la Primer Enmienda prohibía toda limitación al
derecho a transmitirla por radio.

En cuanto a la parte de la opinión dominante que no fuera sostenida por los jueces
Powell y Blackmun, la pluralidad sostuvo
que la Primer Enmienda no prohibe [*40] todas las regulaciones gubernamentales
que dependen del contenido de la
expresión. Id., en 742-743. Consecuentemente, la disponibilidad de protección
constitucional para un monólogo vulgar y
ofensivo dependía del contexto de la transmisión. Id., en 744-748. En base a la
premisa que sostiene que “de todas las
formas de comunicación” la radiodifusión había recibido la protección de la Primer
Enmienda más restringida, id., en
748-749, la Corte arribó a la conclusión de que la facilidad con la que los niños
pueden acceder a las transmisiones “unidas
a las preocupaciones reconocidas en Ginsberg”, justificó el tratamiento de
radiodifusión indecente. Id., en 749-750.

Al igual que en el estatuto de Nueva York en cuestión en Ginsberg, existen


significativas diferencias entre la orden ratificada
en Pacifica y la CDA. En primer lugar la orden en Pacifica, emitida por una agencia
que había regulado las estaciones de
radio durante décadas tenía por objecto transmisiones específicas que representaban
un alejamiento algo drástico del
contenido del programa tradicional con el fin de designar cuándo – y no si podría
ser – era posible lanzar al aire un programa
de esas características en ese medio en particular. Las prohibiciones categóricas de
la CDA no se limitan a momentos en
especial y [*41] no dependen de ninguna evaluación que efectúe ninguna agencia
que esté familiarizada con las particulares
características de la Internet. En segundo lugar, a diferencia de la CDA, la orden
declaratoria de la Comisión no era
punitiva : expresamente nos negamos a decidir si la transmisión indecente “podría
justificar una acción penal”. . Id., en 750.
Por último, la orden de la Comisión se aplicaba al medio que en un contexto
histórico, había “recibido la protección de la
Primera Enmienda más limitada”, id., en 748, en gran medida porque las
advertencias no podían proteger en forma
adecuada al oyente del contenido que inesperadamente se podía transmitir en un
programa. Sin embargo, Internet, no
posee una historia comparable. Aún más, el Tribunal de Primera Instancia
determinó que el riesgo de encontrar material
indecente por accidente es remoto ya que se necesita efectuar una serie de pasos
voluntarios para acceder a un material
en particular.

En Renton, ratificamos una ordenanza de zonificación municipal que mantenía a los


cines que proyectaban películas
calificadas sólo para adultos por su contenido fuera de los barrios residenciales. La
ordenanza tenía por objeto, no el
contenido de las películas proyectadas en los cines, sino los “efectos secundarios” –
tales como el crimen y los
deteriorantes valores que estos cines alentaban : “Es el efecto secundario que estas
ordenanzas de zonificación municipal
intentan evitar, no la diseminación [*42] del “discurso ofensivo”. 475 U. S., en 59
(al citar el caso Young c/ American Mini
Theatres, Inc, 427 U.S. 50, 71, n. 34 (1976). De acuerdo con el Gobierno, la CDA
es constitucional porque la misma
constituye una suerte de “ciberzona” en la Internet. Pero la CDA se aplica en forma
amplia a todo el universo del
ciberespacio. Y el objetivo de la CDA es proteger a los niños de los principales
efectos de las expresiones “indecentes” o
“evidentemente obscenas” y no de los efectos “secundarios” de las mismas. Así, la
CDA constituye una restricción
generalizada a la expresión basada en el contenido y como tal, no puede “ser
analizada en forma adecuada como una forma
de regulación en tiempo, lugar y modo”. 475 U.S., en 46. Ver también Boos c/
Barry, 485 U.S. 312, 321 (1988)
(“Regulaciones que se concentran en el impacto directo de la expresión en su
audiencia”, no se analizan de manera
apropiada en el caso Renton) ; Forsyth County c/ Nationalist Movement, 505 U.S.
123, 134 (1992) (“La reacción de los
oyentes ante la expresión no constituye un fundamento con contenido neutral para
la regulación”).

Por ello, estos precedentes no nos exigen la ratificación de la CDA y son


completamente coherentes con las pautas más
estrictas que se puedan emplear para la revisión de sus disposiciones.

V.

En el caso de Southeastern Promotions, Ltd. [*43] c/ Conrad, 420 U.S. 546, 557
(1975) se observó que “cada medio de
expresión . . . puede presentar sus propios problemas”. Así, algunos de nuestros
casos han reconocido justificaciones
especiales para la regulación de los medios de radiodifusión que no se aplican a
otras personas que transmiten de
información - ver Red Lino Broadcasting Co. c/ FCC, 395 U.S. 367 (1969) ; FCC c/
Pacifica Foundation 438 U.S. 726 (1978).
En estos casos, la Corte se basó en la historia de la extensa regulación
gubernamental aplicada al medio de radiodifusión -
ver, por ej. Red Lion, 395 U.S., en 399-400 - la escasez de frecuencias disponibles
en sus comienzos - ver, por ej., Turner
Broadcasting System, Inc. c/ FCC, 512 U.S. 622, 637-638 (1994)- y su naturaleza
“invasiva” - ver Sable Communications of
Cal., Inc. c/ FCC, 492 U.S. 115, 128 (1989).

Dichos factores no están presentes en el ciberespacio. Ni antes ni después de la


promulgación de la CDA los vastos foros
de Internet han estado sujetos a supervisión y regulaciones gubernamentales
similares a las que ha sido sometida la
industria de las radiocomunicaciones. n33 Incluso, Internet no es tan “invasiva”
como lo son la radio o la televisión. El
Tribunal de Primera Instancia específicamente determinó que las “comunicaciones
a través de Internet [*44] no ‘invaden’ el
hogar de un individuo o aparecen en nuestras computadoras espontáneamente. Los
usuarios pocas veces encuentran
temas “por accidente”. 29 F. Supp., en 844 (hallazgo 88). También determinó que
“casi la totalidad de las imágenes
sexualmente explícitas están precedidas por advertencias respecto de su contenido”,
y citó las declaraciones de que “las
probabilidades de que un usuario se encuentre con una imagen sexualmente
explícita por accidente son pocas”. Ibid.

Se ha distinguido el caso Pacifica, en Sable, 492 U.S., en 128, sólo en cuanto a este
fundamento. En Sable, una empresa
dedicada a ofrecer mensajes telefónicos grabados con orientación sexual
(popularmente conocidos como “dial-a-porn”)
cuestionó la constitucionalidad de una enmienda a la Ley de Comunicaciones que
imponía una prohibición genérica sobre
mensajes telefónicos obscenos con fines comerciales que se transmitían a nivel
interestatal. Se sostuvo que la legislación
era constitucional en tanto y en cuanto la misma se aplicaba a mensajes obscenos,
sin embargo la misma era inválida
cuando se la aplicaba a mensajes indecentes. Al intentar justificar la prohibición
absoluta y la criminalización de los
mensajes telefónicos indecentes con fines comerciales, el Gobierno se basó en el
caso Pacifica arguyendo que la
prohibición era necesaria para prevenir el acceso de los menores a dichos mensajes.
Se acordó que “existe un interés
perentorio en proteger el bienestar físico y sicológico de los menores” que se
extendió a protegerlos de mensajes
indecentes que no son obscenos para los estándares de los adultos, 492, U.S., en
126, pero se distinguió la “ratificación
enfáticamente ajustada”, en Pacífica porque la misma no involucraba una
prohibición absoluta e implicaba un medio
diferente de comunicación, id., en 127. Se explicó [*46] que “el sistema de ‘disque
ya’ exige que el oyente actúe
afirmativamente para recibir la comunicación :. Id., en 127-128. “Efectuar una
llamada telefónica”, continuamos, “no es lo
mismo que encender una radio y ser tomado por sorpresa por un mensaje
indecente”. Id., en 128.

Por último, a diferencia de las condiciones que prevalecieron cuando el Congreso


autorizó en primer lugar la regulación del
espectro de las radiotransmisiones, Internet es muy difícil de ser considerada como
un producto de expresión “poco
común”. Provee una capacidad relativamente ilimitada y de bajo costo para todo
tipo de comunicaciones. El Gobierno
estima que ‘tanto como 40 millones de personas usan Internet en la actualidad y se
espera que esa cifra ascienda a 200
millones para 1999”. n34 Esta categoría dinámica y multifacética de comunicación
incluye no sólo los servicios
tradicionales de impresión y noticias sino también audio, videos e imágenes
detenidas al igual que diálogos interactivos y
en tiempo real. A través del uso de chat rooms, una persona con una línea telefónica
puede convertirse en un informador
cuya voz que resuena mucho más de lo que resonaría desde cualquier estrado
popular. A través del uso de las páginas de
la Web, mail exploders, y newsgroups, el mismo individuo se puede convertir en un
experto repartidor de panfletos. Según
determinó el Tribunal de Primera Instancia, “el contenido [*47] en Internet es tan
diverso como el pensamiento humano”. 929
F. Supp., en 842 (hallazgo 74). Se sostuvo su conclusión de que nuestros casos no
ofrecen un fundamento que permita
determinar qué profundidad de análisis de las normas de la Primer Enmienda
debería aplicarse a este medio.

VI

Sin tener en cuenta si la CDA es tan ambigua que viola los preceptos de la Quinta
Enmienda, la numerosas ambigüedades
relacionadas con el alcance de su cobertura la vuelven problemática a los fines de la
Primer Enmienda. Por ejemplo, cada
una de las dos partes de la CDA emplea una forma lingüística diferente. La primera
emplea la palabra “indecente’, 47
U.S.C.A. @223(a) (Supp. 1997), en tanto que la segunda se refiere al material que
“en el contexto, detalla o describe, en
términos evidentemente ofensivos - según se los califique en base a los estándares
de la comunidad contemporánea -
actividades u órganos sexuales o excretores”, @223(d). Dada la ausencia de una
definición para cada uno de los términos,
n35 esta diferencia en el lenguaje provocará dudas entre los encargados de
emplearlas respecto de cómo los dos
estándares se relacionan [*48] entre si n36 y cuál es exactamente su significado.
n37 ¿Podría un orador asumir con
confianza que un debate serio acerca de las prácticas del control de la natalidad, la
homosexualidad, los aspectos de la
Primer Enmienda planteados en el Apéndice con respecto a nuestra opinión en el
caso Pacífica o las consecuencias de las
violaciones en prisión no violarán las disposiciones de la CDA ? Esa duda socava la
hipótesis de que la CDA ha sido
desarrollada con esmero con el objetivo por parte del Congreso de proteger a los
menores de materiales potencialmente
nocivos.

La ambigüedad de la CDA es un tema de preocupación especial por dos motivos.


En primer lugar la CDA es una regulación
de la expresión basada en el contenido. La ambigüedad de dicha regulación genera
preocupaciones especiales con
respecto a la Primer Enmienda debido a su evidente efecto desalentador sobre la
libertad de expresión. Ver, ej., Gentile c/
State Bar of Nev., 501 U.S. 1030, 1048-1051 (1991). En segundo lugar la CDA es
una legislación penal. Además del oprobio
y el estigma que implica una condena penal, la CDA amenaza a quienes la violen
con penas que incluyen hasta dos años
de prisión por cada acto de incumplimiento. La gravedad de las sanciones penales
puede bien hacer que los difusores se
mantengan en silencio en lugar de transmitir palabras, ideas e imágenes
cuestionablemente prohibidas. Ver, por ej.,
Dobmrowski c/ Pfister, 380 U.S. 479, 494 (1965). Como un hecho práctico, este
creciente efecto disuasivo junto con el
“riesgo de la aplicación discriminatoria” de normas ambiguas, presenta más
preocupaciones en lo que respecta al alcance
de la Primer Enmienda que aquellas que resultan de la regulación civil analizada en
el caso Denver Area Ed.
Telecommunications Consortium, Inc.. c/ FCC, 518 U.S. (1996).

El Gobierno sostiene que el estatuto no es más impreciso que el estándar de


obscenidad que estableció esta Corte [*50] en
Miller c/ California, 413 U.S. 15 (1973). Sin embargo esto no es así. En el caso
Miller, esta Corte revió una sentencia penal
contra un vendedor comercial que enviaba por correo panfletos que contenían
fotografías de actividades sexualmente
explícitas a personas que no lo habían solicitado. Id., en 18. Habiendo luchado
durante mucho tiempo para establecer una
definición de obscenidad, en el caso Miller se instituyó siguiente la prueba de
obscenidad que rige hasta la fecha : “(a)
cuando un ciudadano común al aplicar los estándares contemporáneos de su
comunidad, determina que el material,
tomado en su totalidad, apela a un interés lascivo ; (b) cuando el material detalla o
describe, en un modo evidentemente
ofensivo, una conducta sexual definida específicamente por la ley estatal vigente ; y
(c) cuando el material, tomado en su
totalidad, carece de serio valor literario, artístico, político o científico”. Id., en 24
(se omiten citas y comillas).
Debido a que el estándar “evidentemente ofensivo” de la CDA (y, asumimos que
“indecente” es su estándar sinónimo) forma
parte de la prueba de tres postulados de Miller, el Gobierno asume que no puede ser
inconstitucionalmente impreciso.

La afirmación por parte del Gobierno es incorrecta como una cuestión de hecho
[*51]. El segundo postulado de la prueba de
Miller - el supuesto estándar análogo – incluye un requisito clave que se omite en la
CDA : que el material proscrito sea
“definido específicamente por la ley estatal vigente”. Este requisito reduce la
ambigüedad inherente de la expresión abierta
“evidentemente ofensivo” según se emplea en la CDA. Incluso, la definición Miller
se limita a la “conducta sexual”, en tanto
que la CDA la extiende también para incluir (1) “actividades de excreción” al igual
que (2) “órganos” tanto de naturaleza
sexual como excretora.

El razonamiento del Gobierno también falló. Sencillamente, el hecho de que una


definición que incluye tres limitaciones no
sea ambigua, ello no implica que una de dichas limitaciones, en si misma, no lo sea.
n38 Cada uno de los otros dos
postulados de Miller – (1) que , tomado en su totalidad, el material apele a un
interés “lascivo”, y (2) que “carezca de un
serio valor literario, artístico, político o científico” – limita en forma drástica el
incierto alcance de la definición de obscenidad.
El segundo requisito es particularmente importante porque, a diferencia del criterio
“evidentemente ofensivo” y del “interés
lascivo”, no es juzgado por los estándares de la comunidad contemporánea. Ver
Pope [*52] c/ Illinois, 481 U.S. 497, 500
(1987). Este requisito de un “valor social”, ausente en la CDA, permite a los
tribunales de apelación imponer a la definición
algunas restricciones y regularidad al establecer, como una cuestión de ley, un
cimiento nacional para los valores
socialmente compensatorios. La afirmación por parte del Gobierno de que los
tribunales podrán imponer limitaciones legales
a los estándares de la CDA se contradice por la propia racionalidad de Miller al
hacer que los miembros del jurado
establezcan si el material es “evidentemente ofensivo” de acuerdo con los
estándares de la comunidad : dichas cuestiones
son esencialmente cuestiones de hecho. n39

A diferencia del caso Miller y de los demás casos anteriores, la CDA representa una
mayor amenaza de censura sobre la
libre expresión que, de hecho, supera los alcances de la ley. Dados los límites
imprecisos de cobertura de la ley, la misma
sin lugar a dudas silencia a algunos de los ciudadanos cuyos mensajes tendrían
derecho a estar protegidos
constitucionalmente. Dicho peligro provee más motivos para insistir que la ley no
sea demasiado amplia. La carga de la
CDA sobre la expresión protegida no puede justificarse si la misma pudiera evitarse
por medio de una ley redactada con
más esmero.

VII

Estamos convencidos de que la CDA carece de la precisión que exige la Primer


Enmienda para las legislaciones que
regulan el contenido del discurso. Con el fin de negar a menores el acceso a
expresiones potencialmente dañinas, la CDA
efectivamente suprime una gran cantidad de expresiones que los adultos tienen
derecho a recibir y a enviar a otros adultos.
Dicha carga en la expresión adulta es inaceptable cuando alternativas no tan
restrictivas podrían ser al menos igual de
efectivas para lograr el objetivo legítimo para el cual fuera creada la ley.

Al evaluar el derecho de los adultos a la libre expresión, se ha dejado bien en claro


que la “expresión sexual que es
ndecente pero no obscena está protegida [*54] por la Primer Enmienda”. Sable, 492
U.S., en 126. Ver también Carey c/
Population Services Int’l, 431 U.S. 678, 701 (1977) (“Cuando la obscenidad no está
involucrada, se ha sostenido firmemente
que el hecho de que la expresión protegida pueda ser ofensiva para algunos ello no
justifica su eliminación”). Por cierto, el
caso Pacífica en si mismo advirtió que “el hecho de que la sociedad encuentre que
algunas expresiones son ofensivas este
no es motivo suficiente como para eliminarlas”. 438 U.S., en 745.

Es cierto que en repetidas ocasiones hemos reconocido el interés por parte del
gobierno de proteger a los niños contra el
material nocivo. Ver Ginsberg, 390 U.S., en 639 ; Pacifica, 438 U.S., en 49. Pero
dicho interés no justifica una extensa e
innecesaria eliminación de las expresiones dirigidas a los adultos. Como se ha
explicado, el Gobierno puede “no limitar la
población adulta . . . a . . . sólo lo que es apto para los niños”. Denver, 518 U.S., en
(slip op., en 29) (se omiten las comillas
internas) (se cita Sable, 492 U.S., en 128). n40 “A pesar del fuerte interés
gubernamental” por la protección de los niños, “el
nivel de las expresiones enviadas a una casilla de correo no puede simplemente
limitarse a aquellas adecuadas para un
arenero”. Bolger [*55] c/ Youngs Drug Products Corp., 463 U.S. 60, 74-75 (1983).

El Tribunal de Primera Instancia estuvo en lo cierto al concluir que la CDA


efectivamente es semejante a la prohibición
aplicada sobre el caso “dial-a-porn” invalidado en Sable. 929 F. Supp., en 854. En
el caso Sable, 492, U.S., en 129, esta
Corte rechazó el argumento de que deberíamos poner a consideración del Congreso
que nada menos que una prohibición
ompleta sería efectiva para evitar que jóvenes decididos accedan a comunicaciones
indecentes. Así, el caso Sable puso en
claro que el simple hecho de que la regulación legal de la expresión fuera
promulgada con el fin primordial de proteger [*56]
a los niños contra la exposición a material sexualmente explícito, no impide
cuestionar su validez. n41 Como se ha
señalado en el último Término, dicho cuestionamiento abarca “un amplio
compromiso” por garantizar que el Congreso
diseñe la legislación para lograr su objetivo “sin imponer una restricción
innecesariamente extensa sobre la expresión” .
Denver, 518 U.S., en (slip op., en 11)

Al sostener que la CDA no reduce de ese modo la comunicación entre adultos, el


Gobierno confía en la premisa real e
incorrecta que sostiene que la prohibición de una transmisión cuando se sabe que
uno de los receptores es menor no
interferiría con la comunicación entre adultos. Los hallazgos del Tribunal de
Primera Instancia ponen en claro que esta
premisa es insostenible. Dado el tamaño de la audiencia potencial para la mayoría
de los mensajes, ante la falta de un
proceso viable para verificar la edad, quien envía el mensaje debe asumir que existe
la posibilidad de que uno o más
menores vean su mensaje. El conocimiento de que, por ejemplo, uno o más
miembros de un grupo de conversación
formado por 100 personas sea menor – y por lo tanto constituiría un delito enviar al
grupo un mensaje indecente –
seguramente afectaría la comunicación entre adultos. n42

El Tribunal de Primera Instancia determinó que en el momento del proceso judicial


la tecnología existente no incluía ningún
método efectivo para lograr que quien envía material evite que menores accedan a
sus comunicaciones a través de Internet
sin también negar el acceso a adultos. La Corte no halló un modo efectivo para
determinar la edad de un usuario que
accede a material a través de e-mail, mail exploders, newsgroups o chat rooms. 929
F.Supp., en 845 (hallazgos 90-94)
Como un hecho práctico, la Corte también estableció que sería prohibitivamente
caro para los difusores no comerciales – al
igual que para algunos comerciales – que poseen Web sites verificar que sus
usuarios sean adultos. Id., en 845-848
(hallazgos 95-116). n43 Estas limitaciones deben inevitablemente reducir una
importante cantidad de comunicaciones
adultas en Internet. Por el contrario, el Tribunal de Primera Instancia determinó que
“a pesar de sus limitaciones, el software
actualmente a disposición del usuario sugiere que pronto se podrá disponer de un
método razonablemente efectivo a través
del cual los padres logren evitar que sus hijos accedan a material sexualmente
explícito u a otro tipo de material que ellos
consideran inadecuado para sus hijos.” Id., en 842 (hallazgo 73)

La tolerancia de la cobertura de la CDA no tiene precedentes. A diferencia de las


regulaciones ratificadas en Ginsberg y
Pacifica, el alcance de la CDA no está limitado a la expresión comercial o a
entidades comerciales. Sus prohibiciones
abiertas alcanzan a entidades sin fines de lucro y a individuos que envían mensajes
indecentes o que los despliegan en sus
propias computadoras ante la presencia de menores. Los términos generales y no
definidos de “indecente’ y “evidentemente
ofensivo” cubren gran cantidad de material no pornográfico con serio valor tanto
educativo como de otro tipo. n44 Incluso, el
criterio de los “estándares de la comunidad” según se aplica a la Internet significa
que cualquier comunicación puesta a
disposición de una audiencia a nivel nacional será juzgada por los estándares de la
comunidad que probablemente se pueda
sentir más ofendida por dicho mensaje. n45 El tema regulado incluye cualquiera de
las siete “palabras sucias” empleadas
en el monólogo del caso Pacifica, cuyo empleo, según ratificara el perito oficial,
podría constituir un delito grave. Ver Olsen
Test., Tr. Vol. V, 53 :16-54 :10. También podría extenderse a los debates acerca de
las violaciones en prisión o a las
prácticas sexuales seguras, imágenes artísticas que incluyen desnudos y, aunque
fuera cuestionable, al catálogo de
tarjetas de la Biblioteca Carnegie.

A los fines de nuestra decisión, no se necesitó aceptar o rechazar la presentación


por parte del Gobierno de que la Primer
Enmienda no excluye una prohibición general sobre todos los mensajes
“indecentes” y “evidentemente ofensivos”
comunicados a un menor de 17 años – sin importar el valor del mensaje y sin tener
en cuenta la aprobación de sus
progenitores. Al menos es claro que la fuerza del interés del Gobierno por proteger
a los menores no se mantiene con el
mismo vigor a lo largo de la cobertura de esta amplia legislación. Conforme la
CDA, un padre que permite que su hijo de 17
años [*61] emplee la computadora familiar para obtener información de la Internet
que él o ella, según su criterio de padre o
madre, considera apropiada podría enfrentar un largo periodo de prisión. Ver 47
U.S.C. A. @223(a)(2)(Supp.1997).
Consiguientemente, un padre que envía información a su hijo de 17 años, que cursa
el primer año de la universidad, acerca
del control de la natalidad a través del correo electrónico, puede ser encarcelado
aún cuando ni él, su hijo o nadie dentro de
su comunidad establezca que el material es “indecente” o “evidentemente
ofensivo”, si la comunidad de la ciudad en donde
se encuentra la universidad determina lo contrario.

La violación constitucional de esta restricción a la libre expresión basada en el


contenido impone una carga especialmente
pesada en el Gobierno que debe explicar porqué una disposición menos restrictiva
no podría ser tan efectiva como la CDA.
Sin embargo no lo ha hecho. Los argumentos en esta Corte se han referido a
posibles alternativas tales como ser requerir
que el material indecente sea “identificado” de modo tal de facilitar el control por
parte de los padres del material que ingresa
en sus hogares, hacer excepciones en el caso de mensajes con valor artístico o
educativo, tener tolerancia en el caso de la
elección por parte de los padres y regular algunas partes de la Internet – como los
web sites comerciales – de forma
distinta de otras partes como por ejemplo, los chat rooms. En particular, ante la
ausencia de hallazgos detallados por parte
del Congreso [*62] o incluso de audiencias que atienden problemas especiales de la
CDA, estamos convencidos de que la
CDA no ha sido diseñada en forma estricta si dicho requisito posee significado
alguno.

VIII

En un intento por reducir los aspectos de la CDA que violan los derechos
constituciones de libre expresión, el Gobierno
adelanta tres argumentos adicionales para sostener las prohibiciones afirmativas de
la Ley : (a) que la CDA es
constitucional porque deja abiertos amplios “canales alternativos” de
comunicación ; (2) que el simple significado de los
requisitos de “conocimiento” y “persona específica” restringe de manera
significativa sus legítimas aplicaciones ; y (3) que
las prohibiciones de la Ley “casi siempre” se limitan a material que carece de un
valor social compensatorio.

En primer lugar, el Gobierno sostiene que aún cuando la CDA efectivamente


censura las expresiones de muchas de las
modalidades de Internet – como los son los chat groups, newsgroup y mail
exploders – la misma es de todas formas
constitucional porque brinda una “oportunidad razonable” para que los difusores
participen en expresiones restringidas en la
World Wide Web. Sumario para los apelantes 39. Este argumento no es persuasivo
porque la CDA regula la expresión
teniendo en cuenta su contenido. Por lo tanto un análisis sobre la base del “tiempo,
lugar y modo” es inaplicable. [*63] Ver
Consolidated Edison Co. de N.Y. c/ Public Serv. Comm’n N.Y., 447 U.S. 530, 536
(1980). Por ello no importa si dicha
expresión puede ser factible en la Web (la cual, como ratificara el propio perito del
Gobierno, podría costar más de $ 10,000
si los intereses del orador no fuesen albergados por una Web site existente, sin
incluir los costos que implica la
administración de una base de datos y la verificación de edad). La posición del
Gobierno equivale a argumentar que una ley
podría prohibir panfletos sobre ciertos temas siempre y cuando los individuos
tengan la libertad de editar libros. Al invalidar
un número de leyes que prohibieron la diseminación de panfletos en las calles sin
considerar su contenido –explicamos que
“una persona no gozará en forma restringida del ejercicio de sus libertad de
expresión en lugares apropiados con el pretexto
de que la misma podría ser ejercida en algún otro lugar”. Schneider c/ State (Pueblo
de Irvington), 308 U.S. 147, 163 (1939).

Asimismo, el Gobierno afirma que el requisito de “conocimiento” planteado en


@@223(a) y (d), en especial cuando se lo
asocia al elemento de “específicamente un menor” hallado en @2239d), salva a la
CDA de violar los derechos
constitucionales de libre expresión. Debido a que ambos artículos prohiben la
propagación de mensajes indecentes sólo a
personas que se sabe son menores de 18 [*64], el Gobierno argumenta que no exige
a quienes efectúan transmisiones “que
dejen de comunicar material indecente a adultos, ellos sólo deben dejar de propagar
dicho material a personas que ellos
saben son menores de 18 años.” Sumario para los Apelantes 24. Este argumento
ignora el hecho de que la mayoría de los
fórums de Internet – incluidos chat rooms, newsgroups, mail exploders y la Web—
están abiertos a todo el mundo. La
aseveración del Gobierno de que el requisito de conocimiento protege de algún
modo las comunicaciones entre adultos es
por lo tanto insostenible. Incluso la mejor interpretación del requisito de “persona
específica” postulado en @223(d) no
puede salvar la ley. Podría conferir amplios poderes de censura, en la forma de un
“veto provocador a quien los expone”
planteado por cualquier opositor al discurso indecente que sencillamente se conecta
e informa a los posibles expositores
que su hijo de 17 años – una “persona en particular” . . . menor de 18 años de
edad”, 47 U.S.C.A. @223(d)(1)(A)(Supp.
1997) -- puede estar presente.

Por último, no hallamos un fundamento textual para la aceptación del Gobierno que
sostiene que el material con valor
científico, educativo u otro valor social compensatorio necesariamente quedará
fuera de las prohibiciones “evidentemente
ofensivas” e “indecentes” de la CDA. Ver también n.37, supra.

IX

Los tres argumentos restantes del Gobierno [*65] se centran en las defensas
previstas en @ 223 (e) (5). n46 En primer
lugar, al fundamentarse en la disposición que sostiene “acciones adecuadas,
efectivas, razonables y de buena fe”, el
Gobierno sugiere que la implementación de “identificación” provee una defensa
que salva la constitucionalidad de la Ley. La
sugerencia asume que los transmisores pueden codificar sus comunicaciones
indecentes de alguna forma como para
advertir acerca de su contenido y así permitir a los receptores bloquear la recepción
desde sus computadoras empleando el
software adecuado. El requisito de la efectiva presencia de un acto de buena fe es lo
que convierte esta defensa en algo
ilusorio. El Gobierno reconoce que el software de “screening” (calificador de
categorías de información) e identificación
propuesto no existe en la actualidad. Incluso cuando existiese, no habría modo de
saber si el receptor potencial bloquearía
en realidad el material codificado. Como es imposible saber si todos los tutores de
menores en los Estados Unidos se
encargan de buscar la “identificación”, quien transmite estas comunicaciones no
podría de un modo razonable confiar en
que el tutor “efectivamente” así lo haga.
En cuanto al segundo y tercer argumento relativos a las defensas – la cuales
consideramos en conjunto – el Gobierno
confía en la última mitad de @ 223(e)(5), la cual se aplica cuando quien transmite
ha restringido acceso al solicitar el uso
de una tarjeta de crédito verificada o de identificación de adulto. Dicha verificación
no sólo está tecnológicamente disponible
sino que en realidad es empleada por los proveedores comerciales de material
sexualmente explícito. Estos proveedores,
por lo tanto, estarían protegidos por la defensa. Sin embargo, según hallazgos del
Tribunal de Primera Instancia, no es
económicamente posible para la mayoría de los difusores no comerciales emplear
dicha verificación. En consecuencia, esta
defensa no reduciría significativamente la carga de la legislación sobre las
expresiones no comerciales. Incluso con relación
a los profesionales dedicados a la pornografía comercial que estarían protegidos por
la defensa, el Gobierno no logró aducir
ninguna prueba de que estas técnicas de verificación en realidad evitan que los
menores puedan pasar por adultos. n47
Dado que el riesgo de sanciones penales “se bate sobre cada proveedor de material
con contenido, como la proverbial
espada de Damocles”, n48 el Tribunal de Primera Instancia correctamente rechazó
confiar en tecnologías futuras que no
pueden ser verificadas con el fin de salvar la ley. Así, el Gobierno no pudo probar
que la defensa presentada [*67] reduciría
significativamente la pesada carga sobre la expresión adulta que genera la
prohibición sobre las exhibiciones ofensivas.

Concordamos con la conclusión del Tribunal de Primera Instancia de que la CDA


establece una pesada e inaceptable carga
sobre la expresión protegida y que las defensas no constituyen el tipo de “definición
restringida” que puedan resguardar una
disposición que de otro modo sería evidentemente inválida e inconstitucional.

En el caso Sable 492 U.S., en 127, subrayamos que la restricción sobre la expresión
en cuestión implicaba tomar una
decisión exagerada en relación con tema. La CDA, al ensombrecer aún más la
libertad de expresión, amenaza con socavar
rofundamente los derechos de gran segmento de la comunidad de la Internet.

X
En el debate oral, el Gobierno se basó firmemente en su posición alternativa : si
esta Corte debería concluir que [*68] la
CDA no está lo suficientemente adaptada, exhortó a que deberíamos salvar la
constitucionalidad de la ley honrando la
cláusula de divisibilidad de la ley, ver 47 U.S.C. @608, e interpretar los términos
que se mantengan dentro de la misma en
forma estricta. Sólo en un aspecto es este argumento aceptable.

Una cláusula de divisibilidad exige la existencia de disposiciones textuales las


cuales pueden ser apartadas de la ley.
Cumpliremos con las pautas establecidas en @608 al dejar los elementos textuales
constitucionales de la ley intactos en
el lugar en donde, de hecho, se pueden apartar. La disposición de “indecencia”, 47
U.S.C.A.@223(a) (Supp. 1997), se
aplica a “todo comentario, solicitud, sugerencia, propuesta, imagen u otra
comunicación que sea obscena o indecente”. (Se
agregó énfasis). Las partes contra las que se dirige la apelación no cuestionan la
aplicación de la ley con respecto al
lenguaje obsceno, el cual, reconocen, puede ser prohibido completamente porque
no goza de ninguna protección por parte
de la Primer Enmienda. Ver Miller, 413 U.S., en 18. Según lo establece la
legislación, la restricción de material “obsceno”
goza de una manifestación textual independiente de aquella aplicada al material
“indecente”, que hemos reafirmado como
inconstitucional. Por ello, apartaremos el término “o indecente” de la ley, dejando
el resto de @223(a) vigente. Sin embargo,
en ningún otro aspecto pueden @ [*69] 223(a) ó @ 223(d) pueden ser exentos de
dicha cirugía textual.

El Gobierno también recurre a otro aspecto adicional aunque menos tradicional de


la cláusula de divisibilidad, 47 U>S. C.,
@ 608, la cual exige que todo tribunal de revisión que sotenga que la ley es prima
facie inconstitucional no invalide la CDA
aplicando el concepto de “otras personas o circunstancias” que podría ser
constitucionalmente aceptable. Asimismo, invoca
la advertencia de esta Corte que sostiene, ante la ausencia de “consideraciones
compensatorias”, que una ley “debería ser
declarada inválida siempre que su alcance se extienda demasiado, de otro modo
debería mantenerse intacta”. Brockett c/
Spokane Arcades, Inc., 472 U.S. 491, 503-504 (1985). Este argumento presenta dos
vicios.
En primer lugar, la ley que otorga a nuestra jurisdicción esta revisión expeditiva, 47
U.S.C. A. @561 (Supp. 1997), limita esa
concesión jurisdiccional a acciones que cuestionen la CDA “de frente”. De forma
coherente con @ 561, los demandantes
que presentaron esta acción legal junto con el panel colegiado - conformado por tres
jueces – que otorgó su veredicto
trataron la misma como una cuestión prima facie. Carecemos de autoridad, frente a
esta postura en particular, para convertir
este litigio en una cuestión “según se aplica”. Tampoco, dado el gran número de
demandantes, la variedad de sus
actividades expresivas [*70] y la ambigüedad de la ley, sería práctico limitar
nuestros principios a un conjunto de
aplicaciones específicas definido judicialmente.

En segundo lugar , una de las “consideraciones compensatorias” mencionadas en el


caso Brockett está presente aquí. Al
considerar una recusación obvia “prima facie” , esta Corte puede imponer una
interpretación restrictiva de una ley sólo si la
misma es “claramente susceptible” a una interpretación de dicho tipo. Virginia
c/American Bookseller’s Assn., Inc., 484
U.S. 383, 397 (1988). Ver también Erznoznik c/ Jacksonville, 422 U.S. 205, 216
(1975) (“claramente sujeto” a una
interpretación estrecha). La característica abierta de la CDA no brinda ninguna
pauta para restringir su cobertura.

Por lo tanto, este caso es distinto de aquellos en los que hemos interpretado una ley
en forma estricta porque el texto u
otra intención del Congreso identificaba una clara línea que este Tribunal podía
demarcar. Cf., por ej., Brockett, 472 U.S., en
504-505 (invalidando un estatuto sobre obscenidad en la medida en que la palabra
“lascivia” fuese realmente o en forma
efectiva apartada de la ley) ; United States c/ Grace, 461 U.S. 171, 180-183 (1983)
(invalidaba la ley federal que prohibe la
exhibición expresiva sólo en tanto y en cuanto se extienda a las aceras públicas
[*71] cuando se puede delimitar
claramente las aceras y otras zonas que concordaban con el fin del Congreso de
proteger el edificio, los jardines y la gente
que lo habitaba). Sin embargo, es aplicable nuestro fallo en United States c/
Treasure Employees, 513 U.S. 454, 479, n. 26
(1995). En dicho caso, declinamos “demarcar una o más líneas entre categorías de
expresión protegidas por una ley
extremadamente amplia, cuando el Congreso ha enviado señales confusas respecto
de dónde debería marcarse la nueva
línea o líneas” porque el hacerlo “ involucraría una invasión de hecho más grave
sobre el dominio legislativo”. n49 Esta Corte
“no volverá a redactar . . . una ley para adaptarla a los requisitos constitucionales”.
American Booksellers, 484 U.S., en 397.
n50

XI

En esta Corte, aunque no en el Tribunal de Primera Instancia, el Gobierno afirma


que – además de su interés de proteger
a los menores – su interés “igualmente significativo” en alentar el crecimiento de la
Internet provee un fundamento
independiente para sostener la constitucionalidad de la CDA. Sumario para los
apelantes 19. Aparentemente el Gobierno
asume que la disponibilidad no regulada de material “indecente” y “evidentemente
ofensivo” en Internet aleja a incontables
ciudadanos de este medio debido al riesgo que corren ellos o sus hijos de
exponerse a material nocivo.

Encontramos que este argumento no es esencialmente persuasivo. La indiscutible


expansión de este nuevo mercado de
ideas contradice la base práctica de esta afirmación. En autos se demuestra que el
crecimiento de Internet ha sido y
continúa siendo impresionante. Como una cuestión de tradición constitucional,
ante la ausencia de pruebas en contrario,
asumimos que {*73] es más probable que la regulación gubernamental sobre el
contenido de la expresión interfiera con el
libre intercambio de ideas en lugar de alentarla. El interés de alentar la libertad de
expresión en una sociedad democrática
supera todo beneficio teórico, aunque no probado, de censura.

Por los motivos precedentes, la sentencia del Tribunal de Primera Instancia es


ratificada.
Así se ordena.

ACORDADO POR : O’CONNOR (En Parte)

EN DISIDENCIA POR : O’CONNOR (En Parte)

DISIDENCIA : JUEZ O’CONNOR, a quien concuerda el PRESIDENTE DE LA


CORTE, conviniendo en parte y disintiendo en
parte.

Escribo por separado para explicar porqué en mi opinión la Communications


Decency Act (CDA) de 1996 representa algo
más que un intento por parte del Congreso de crear “zonas de adultos” en la
Internet. Nuestro precedente señala que la
creación de dichas zonas puede ser constitucionalmente correcta. No obstante, a
pesar de tener un objetivo correcto,
algunas partes de la CDA son inconstitucionales porque las mismos se alejan de las
pautas que fueran desarrolladas por
nuestros casos anteriores para crear una “ley de zonificación” que pueda ser
aceptada constitucionalmente.

Las partes contra quienes se dirige la apelación presentan un cuestionamiento


“prima facie” contra tres disposiciones de la
CDA. El primero, que la Corte describe como disposición de “transmisión
indecente”, convierte en delito la transmisión con
conocimiento [*74] de un mensaje o imagen obscena o indecente a una persona que
quien la envía sabe es menor de 18
años de edad. 47 U.S.C.A. @ 223 (a)(1)(B) (Mayo 1996 Supp.) Lo que la Corte
califica como una única disposición acerca
del “despliegue evidentemente ofensivo”, ver ante, en 11, constituye en realidad
dos disposiciones independientes. La
primera de ellas convierte en delito el hecho de enviar con conocimiento un
mensaje o imagen evidentemente ofensivo a una
persona en particular que sea menor de 18 años ( disposición de “persona
específica”). @ 223(d)(1)(A). La segunda
convierte en delito al despliegue de mensajes o imágenes evidentemente ofensivos
“que de alguna manera estén a
disposición” de menores (disposición de “despliegue”). @223(d)(1)(B). Ninguna de
estas disposiciones implica mantener
material indecente (o evidentemente ofensivo) lejos de adultos que tienen el
derecho otorgado por la Primer Enmienda a
obtener estas expresiones. Sable Communications of Cal., Inc. c/ FCC, 492 U.S.
115, 126 (1989) (La expresión sexual que
es indecente pero no obscena está protegida por la Primer Enmienda”) Así, el
objetivo inobjetable de la CDA es apartar el
material indecente de la Internet y ubicarlo en ciertas áreas a las cuales los menores
no puedan acceder. Ver S. Conf. Rep.
No. 104-230, ;. 189 (1996) (CDA impone “restricciones de acceso . . . para proteger
a los menores de su exposición a
material indecente [*75]”).

La creación de “zonas de adultos” no es de modo alguno un concepto nuevo. Los


estados han prohibido durante mucho
tiempo el acceso de menores a ciertos establecimientos frecuentados por adultos. n1
Los estados también han prohibido el
acceso de menores a expresiones consideradas “nocivas para menores”. n2 En
anteriores oportunidades la Corte ha hecho
lugar a dichas leyes de zonificación, sólo si las mismas respetan los derechos
garantizados por la Primer Enmienda de los
adultos y los menores. Esto significa que una ley de zonificación es válida si (i) no
restringe en forma indebida el acceso por
parte de un adulto al material ; y (ii) los menores no tienen derecho, conforme la
Primer Enmienda, a leer u observar el
material prohibido. Según se aplica a la Internet según su conformación en 1997, la
disposición de “exposición” y algunas
aplicaciones de las disposiciones de “transmisión indecente” y “persona específica”
lo logran adherir al primero de estos
principios restrictivos cuando en ciertas circunstancias restringen el acceso de
adultos a material protegido. A diferencia de
la Corte, sin embargo, yo invalidaría las disposiciones sólo en dichas
circunstancias.

Nuestros casos ponen en claro que una ley de “zonificación” es válida sólo si los
adultos aún pueden tener acceso a las
expresiones sujetas a regulación. Si no lo pueden hacer, la ley hace algo más que
simplemente mantener a los menores
alejados de las expresiones a las que no tienen derecho de acceder – interfiere con
los derechos de los adultos de obtener
expresiones constitucionalmente protegidas y efectivamente “limita a la población
adulta . . . a leer sólo lo que es apto para
los menores”. Butler c/Michigan, 352 U.S. 380, 383 (1957). La Primer Enmienda
no tolera dicha interferencia. Ver id., en
383 (anulación de una ley penal de Michigan que prohibía la venta de libros – a
menores o adultos – que incluyesen
palabras o imágenes que “tendían a . . . . corromper la moral de la juventud”) ;
Sable Communications supra (invalidar una
ley federal que convertía en delito la transmisión de mensajes telefónicos
comerciales indecentes, pero no obscenos, a
menores y adultos) ; Bolger c/ Youngs Drug Products Corrp., 463 U.S. 60, 74
(1983) (anulación de una ley federal que
prohibía el envío por correo de publicidades no solicitadas de anticonceptivos). Sin
embargo, si la ley no restringe en forma
indebida el acceso por parte de adultos a expresiones constitucionalmente
protegidas, esta podrá ser válida. En Ginsberg c/
Nueva York [*78], 390 U.S. 629, 634 (1968), por ejemplo, la Corte sostuvo que
una ley de Nueva York que prohibía a los
propietarios de tiendas vender revistas pornográficas a menores en parte porque los
adultos aún podían comprar esas
revistas.

La Corte, en el caso Ginsberg, concluyó que la ley de Nueva York creaba una zona
de adultos constitucionalmente
adecuada simplemente porque, a simple vista, prohibía sólo el acceso de menores.
La Corte no cuestionó – y por lo tanto
necesariamente asumió – que una zona de adultos, una vez creada, sería efectiva
para preservar el acceso de adultos a las
expresiones sujetas a regulación, en tanto que negaba el de menores. Hasta la fecha
no había ningún motivo para
cuestionar este criterio, ya que la Corte había considerado previamente sólo leyes
que operaban en el mundo físico, un
mundo que tiene dos características que hacen posible crear “zonas de adultos :
geografía e identidad. Ver Lessig, Leer la
Constitución en el Ciberespacio, 45 Emorey L.J. 869, 86 (1996). Un menor puede
ver un espectáculo de baile de adultos
sólo si ingresa en un establecimiento que ofrece dicho espectáculo. Y si intentase
ingresar, el menor no podría ocultar
completamente su identidad ( o por consiguiente su edad). Así, las características
idénticas de geografía e identidad
permiten [*79] al propietario del establecimiento evitar el ingreso de menores y sin
embargo permitir el de adultos.
El mundo electrónico es fundamentalmente diferente. Debido a que el mismo sólo
consiste en la interconexión del vías
electrónicas, el ciberespacio permite a quienes transmiten información y a los
receptores de la misma ocultar sus
identidades. Indudablemente, el ciberespacio refleja cierta forma de geografía : chat
rooms y Web sites, por ejemplo existen
en “localidades” fijas en la Internet. Los usuarios pueden transmitir y recibir
mensajes en la Internet sin revelar nada acerca
de su identidad o edad, ver Lessig, supra, en 901, sin embargo no es posible en la
actualidad prohibir a personas el acceso
a ciertos mensajes por razón de su identidad.

El ciberespacio se diferencia del mundo físico por otro aspecto básico : el


ciberespacio es maleable. Así, es posible
construir barreras en el ciberespacio y emplearlas para seleccionar la identidad de
las personas convirtiendo al ciberespacio
en algo más parecido al mundo físico y de ese modo más receptivo a leyes de
zonificación. Esta transformación del
ciberespacio ya está en marcha. Lessig, supra, en 888-889. Id., en 887 (el
ciberespacio “se está moviendo . . . de una
ubicación relativamente sin división de zonas, a un universo que se encuentra
extraordinariamente bien delimitado”). [*80]
Los difusores en la Internet (usuarios que envían material a través de Internet) están
comenzando a demarcar zonas en el
ciberespacio por medio del empleo de tecnología de “acceso”. Dicha tecnología
exige que los usuarios de Internet ingresen
información sobre ellos mismos – quizás un número de identificación de adulto o
un número de tarjeta de crédito – antes de
poder acceder a ciertas áreas del ciberespacio, 929 F.Supp. 824, 845 (DE Pa. 1996)
muy similar al modo en que un portero
de un local nocturno verifica el registro de conductor de una persona antes de
autorizarlo a ingresar en el lugar. Los usuarios
de Internet que acceden a información no han intentado dividir el ciberespacio en
zonas sino que han intentado limitar su
propio poder de acceder a información en el ciberespacio, al igual que un padre
controla lo que sus niños ven en televisión
cuando instala un codificador para bloquear canales. Esta zonificación basada en el
tipo de usuario se logra a través del
empleo de software de “screening” (como el Cyber Patrol o Surfwatch) o por medio
de browsers con capacidad de
“screening” que pueden buscar direcciones y textos para palabras clave que se
asocian con sites de adultos y , si el
usuario así lo desea, bloquear el acceso a dichos sites. Id., en 839-842. La
Plataforma para el proyecto de Selección del
Contenido de Internet (PICS) está diseñada para facilitar la zonificación basada en
el tipo de usuario al alentar a los
difusores que operan en Internet a calificar el contenido de sus expresiones [*81}
empleando códigos reconocidos por todos
los programas de “screening”. Id., en 838-839.

A pesar de este progreso, la transformación del ciberespacio no es completa.


Aunque la tecnología de acceso está
disponible en la World Wide Web desde hace ya algún tiempo, id., en 845, Shea
c/Reno, 930 F. Supp. 916, 933-934 (SDNY
1996), no está disponible para todos los difusores de la Web, 929 F. Supp., en 45-
846, y precisamente ahora se está
convirtiendo en tecnológicamente viable para los chat rooms y para los usegroups
de la USENET, Sumario para Federal
Parties 37-38. La tecnología de acceso no es universal en el ciberespacio y debido a
que sin ella “no existe medio de
verificación de la edad”, el ciberespacio en gran parte todavía no ha sido sometido a
zonificación – y es indivisible en zonas.
929 F. Supp., en 845 ; Shea, supra, en 934. La zonificación basada en el tipo de
usuario también se encuentra en su etapa
inicial. Para que la misma sea efectiva, (i) debería existir un código acordado (o
“identificación”) ; (ii) debería existir software
de “screening” o browsers con capacidad de “screening” para reconocer la
“identificación” ; y (iii) dichos programas deberían
estar a disposición de todo el mundo –y ser ampliamente usados— por los usuarios
de Internet. En la actualidad, ninguna
de estas condiciones se cumplen. El software de “screening” “no es usa
ampliamente en la actualidad” y “solo un puñado
de “browsers” poseen capacidad de “screening” ”. [*82] Shea, supra, en 945-946.
Incluso existe una “identificación” no
acordada que aquellos programas deben reconocer. 929 F. Supp., en 848 ; Shea,
supra, en 945.

Aunque la perspectiva de una eventual zonificación de Internet parece ser


prometedora, estoy de acuerdo con la Corte de
que debemos evaluar la constitucionalidad de la CDA según se aplica a Internet
según su existencia actual. Ante, en 36.
Dado el actual estado del ciberespacio, estoy de acuerdo con la Corte de que la
disposición de “exhibición” no puede se
aceptada. Hasta tanto la tecnología de acceso esté disponible en el ciberespacio, y
en 1997 no lo está, un orador no puede
garantizar razonablemente que la expresión que despliega sólo llegará a adultos
porque es imposible confinar la expresión a
una “zona de adultos”. Así, el único modo que un orador puede rehuir su
responsabilidad de conformidad con las normas de
la CDA es restringirse completamente de usar expresiones indecentes. Pero este
silencio forzado interfiere con el derecho
garantizado por la Primer Enmienda del adulto a efectuar y obtener estas
expresiones y, a todos los fines, “limita a la
población adulta (en la Internet) a leer sólo lo que es apto para los menores”. Butler,
352 U.S., en 383. Como resultado la
disposición sobre “exhibición” no puede someterse a escrutinio. Acuerdo, Sable
Communications [*83], 492 U.S., en
126-131 ; Bolger c/ Youngs Drug Products Corp., 463 U.S., en 73-75.

Las disposiciones sobre “transmisión de indecencias” y “persona específica”


presentan un aspecto similar, ya que no todas
sus aplicaciones son inconstitucionales. Según se explicó anteriormente, la
disposición de “transmisión de indecencias”
convierte en delito transmitir con conocimiento un mensaje indecente a una persona
que quien transmite la información
sabe es menor de 18 años. 47 U.S.C. A. @ 223(a) (1) (B) (Mayo de 1996 Supp.) La
disposición de “persona específica”
proscribe la misma conducta aunque no exige en forma explícita que quien envía la
información tenga conocimiento de que
el supuesto receptor de su mensaje indecente es un menor. @ 223 (d)(1)(A). El
apelante exhorta a la Corte a interpretar la
disposición con el fin de imponer dicho requisito de conocimiento de la edad de la
persona, Sumario para Federal Parties
25-27, y yo así lo haría. Ver Edward J. DeBartolo Corp. c/ Florida Gulf Coas
Building & Constr. Trades Council, 485 U.S.
568, 575 (1988) (“En donde otra interpretación aceptable de una ley generaría
graves problemas constitucionales, la Corte
interpretará la ley para evitar dichos problemas a menos que dicha interpretación
sea llanamente contraria a la intención del
Congreso”).

Así interpretadas, ambas disposiciones [*84] son constitucionales cuando se las


aplica a una conversación que involucra
sólo a un adulto y a uno o más menores – por ej. cuando un orador adulto envía un
correo electrónico sabiendo que quien lo
recibe es un menor, o cuando un adulto y un menor conversan entre ellos o con
otros menores en un chat room. Dentro de
este contexto, estas disposiciones no son diferentes de la ley que hemos ratificado
en el caso Ginsberg. Al restringir el
material que adulto puede expresar a un menores de ninguna manera restringe la
capacidad del adulto de comunicarse con
otro adulto. No se le prohibe hablar indecentemente con otros adultos en un chat
room (porque no hay otros adultos que
participan en la conversación) y protege la libertad de enviar correo electrónico
indecente a otros adultos. El universo
relevante contiene sólo un adulto y el adulto en ese universo tiene la facultad de
negarse a usar palabras indecentes y
consecuentemente a mantener todo el discurso dentro de una zona “adulta”.

La analogía con Ginsberg no se sostiene, sin embargo, cuando hay más de un adulto
en la conversación. Si un menor
ingresa en un chat room que está ocupado por adultos, la CDA efectivamente exige
que los adultos en el room dejen de
emplear expresiones indecentes. Si no lo hacen podrían estar sujetos a acción legal
de conformidad con las disposiciones
[*85] de “transmisión de indecencia” y “ persona específica” por toda declaración
indecente que efectúen al grupo ya que los
mismos estarían transmitiendo un mensaje indecente a personas específicas una de
las cuales sería un menor. Acuerdo
ante, en 30. La CDA es por lo tanto semejante a una ley que califica de delito a la
venta de revistas pornográficas por parte
del propietario de una librería a cualquier persona una vez que un menor ingresa en
su tienda. Incluso al asumir que dicha
ley podría ser constitucional en el mundo físico como una alternativa razonable de
excluir a los menores completamente de
la tienda, ante la ausencia de cualquier medio de excluir menores de chat rooms en
el ciberespacio entonces restringe los
derechos de los adultos a participar en una conversación indecente en dichos
espacios. Las dos disposiciones de
“transmisión de indecencia” y “persona específica” comparten esta falencia.

Pero estas dos disposiciones no infringen la expresión de los adultos en todas las
situaciones. Y según se debate a
continuación, en mi opinión no creo que las disposiciones sean capaces de ser
aplicadas para castigar a la gente por
expresiones constitucionalmente protegidas en el sentido de que las mismas
restringen el acceso de menores a una
cantidad sustancial de expresiones que los menores tienen derecho a leer y ver.
Consecuentemente, la CDA puede
aplicarse constitucionalmente en algunas situaciones. Normalmente, este hecho
requeriría que la Corte rechazara una
impugnación prima facie directa. [*86] United States c/ Slaerno, 481 U.S. 739, 745
(1987) (“Una impugnación prima facie a
una Ley legislativa (sólo tiene éxito si) quien la impugna . . . establece que no
existen circunstancias bajo las cuales la Ley
sería válida”). Sin embargo, la demanda de las partes contra quienes se presenta la
apelación surge de conformidad con la
Primer Enmienda, y ellos argumentan que la CDA es prima facie inválida porque
“substancialmente es susceptible de ser
aplicada para castigar a personas por expresiones protegidas por la Constitución”,
Forsyth County c/ Nationalist Movement,
505 U.S. 123, 130 (1992). Ver Sumario para Appellees American Library
Association et al. 48 ; Sumario para Appellees
American Civil Liberties Union et al 39-41. Convengo con la Corte que las
disposiciones son lo suficientemente factibles de
ser aplicadas para castigar a personas por expresiones protegidas por la
Constitución ya que las mismas cubren todas y
cada una de las comunicaciones entre adultos y menores sin considerar cuántos
adultos podrían ser parte de la audiencia
en la comunicación.

Sin embargo esta conclusión no da por terminado el tema. En cuanto, como en este
caso “las partes que impugnan la ley
son aquellas que desean participar en expresiones protegidas que la ley aparenta
castigar . . . la ley puede ser declarada
sin dilación inválida en la medida en que se extienda demasiado [*87], pero de otro
modo será dejada intacta”. Brockett c/
Spokane Arcades, Inlc, 472 U.S. 491, 504 (1985). No hay dudas de que el Congreso
intentó prohibir ciertas comunicaciones
entre un adulto y uno o más menores. Ver 47 U.S.C. A. @223 (a)(1)(B) (Mayo
1996 Supp.) (castigar “a quienquiera . . . que
inicia la transmisión de [cualquier comunicación indecente ] con conocimiento de
que el receptor de la comunicación es
menor de 18 años”) ; @223(d)(1)(A) (castigar “a quienquiera . . . que envía a una
persona específica o a personas menores
de 18 años [un mensaje evidentemente ofensivo]”) . Asimismo, sin lugar a dudas, el
Congreso hubiera promulgado una
versión más estricta de estas disposiciones si hubiera sabido que una versión más
amplia sería declarada inconstitucional.
47 U.S.C. @ 608 (“Si . . . la aplicación [de alguna de las disposiciones de la CDA]
a una persona o circunstancia es
sancionada como inválida, . . . la aplicación de dicha disposición a otras personas o
circunstancias no se verá afectada por
la misma”). Por lo tanto hago lugar a las disposiciones de “transmisión de
indecencia” y de “persona específica” en la
medida en que se apliquen a la transmisión de comunicaciones de Internet en donde
la parte que inicia la comunicación
sabe que [*88] todos los receptores son menores.

II

Si la CDA interfiere substancialmente con los derechos de los menores garantizados


por la Primer Enmienda y por lo tanto
se confunde con la segunda característica de leyes de zonificación válidas, la misma
presenta una cuestión más precisa.
En el caso Ginsberg la ley de Nueva York, a la que hicimos lugar, prohibía la venta
a menores de revistas que eran “nocivas
para menores”. De conformidad con dicha ley, una revista era “nociva para
menores” sólo si era obscena con respecto a
menores. 390 U.S., en 632-633. Al observar que la expresión obscena no se
encuentra protegida por la Primer Enmienda,
Roth c/ United States, 354 U.S. 476, 485 (1957) y que Nueva York tenía la libertad
constitucional de ajustar la definición de
obscenidad para los menores, 390 U.S., en 638, la Corte arribó a la conclusión de
que la ley no “invadía el área de libertad
de expresión garantizada constitucionalmente a menores.” Id., en 637. Nueva York,
por lo tanto, no infringió los derechos de
los menores garantizados por la Primer Enmienda. Cf. Erznoznik c/ Jacksonville,
422 U.S. 205, 213 (1975) (Declarar inválida
una ordenanza municipal que prohibía desnudos que no eran “obscenos aún en lo
que respecta a menores”).

La Corte tampoco “acepta ni rechaza” el argumento de que la CDA es prima facie


lo suficientemente factible de ser aplicada
para castigar a personas por el uso de expresiones protegidas por la Constitución
porque interfiere substancialmente con
[*89] los derechos de los menores garantizados por la Primer Enmienda. Ante, en
32. Yo la rechazaría. El caso Ginsberg
estableció que se puede constitucionalmente prohibir a menores acceder a material
que es obsceno para los mismos.
Según se explicara en Ginsberg, el material es obsceno para menores si el mismo (i)
“evidentemente ofende los estándares
predominantes en la toda la comunidad adulta con respecto a los que es adecuado . .
. para los menores” ; (ii) apela al
interés lascivo de los menores ; y (iii) “carece completamente de importancia social
compensatorio para los menores :. 390
U.S., en 633. Debido a que la CDA niega a los menores el derecho de obtener
material que es “evidentemente ofensivo –
aún cuando el mismo tenga algún valor compensante para los menores e incluso
cuando el mismo no apele al interés
lascivo – el rechazo por parte del Congreso del estándar de “nocivo para los
menores” presentado en el caso Ginsberg
significa que la CDA podría prohibir algún tipo de expresión que sea “indecente’
(es decir “evidentemente ofensiva”) pero que
no sea obscena para los menores.

No niego esta posibilidad, pero para tener prioridad en una impugnación “prima
facie”, no es suficiente que una parte actora
demuestre “cierta” violación a los derechos a la libre expresión garantizados por la
Constitución. Nuestros casos exigen una
prueba “real” y “substancial” de violación a los derechos a la libre expresión
garantizados por la Constitución, Broadrick c/
Ockalhoma, 413 U.S. 601, 615 (1973), y las partes a quienes se dirige la apelación
no han asumido su responsabilidad en
ste caso [*90]. En mi opinión, el universo de la expresión constitucionalmente
protegida para los menores pero prohibida por
la CDA – es decir, el universo de material que es “evidentemente ofensivo” pero
que sin embargo posee cierto valor
compensador para los menores o que no apela a su interés libidinoso – es muy
pequeño. Las partes a quienes se dirige la
apelación no citan ejemplos de expresiones que quepan dentro de este universo y no
intentan explicar porqué dicho
universo es substancial “en relación con el evidente y legítimo alcance de la ley”.
Ibid. Que la CDA pueda negar a menores
el derecho a obtener material que tiene algún “valor”, ver ante, en 32-33, en gran
parte no viene al caso. Aún cuando los
debates acerca de la violación en prisión o el desnudo en el arte, ver ibid., puedan
tener algún valor educativo compensante
para los adultos, ellos no necesariamente tienen que tener esos valores para los
menores, y de acuerdo con el caso
Ginsberg, los menores sólo gozan el derecho, bajo la Primer Enmienda, a obtener
material evidentemente ofensivo que
posea “una importancia social compensante para los menores”, 390 U.S., en 633 (se
agregó énfasis). Tampoco existen
pruebas en autos para defender la afirmación de que “muchas transmisiones vía
correo [electrónico] de un adulto a u n
menor son conversaciones entre miembros de una familia”, [*91] ante, en 18, n. 32,
y no se sustenta la proposición legal de
que dicha expresión es absolutamente inmune a la regulación. Consecuentemente,
en mi opinión la CDA no cubre un
número substancial de expresiones contra las cuales los menores están
constitucionalmente protegidos.

En consecuencia, la constitucionalidad de la CDA como ley de zonificación se


articula en la medida en la que interfiere de
forma substancial con la Primera Enmienda, los derechos de los adultos. Puesto que
los derechos de los adultos sólo se
ven avasallados por la disposición “de exhibición” y por las disposiciones de
“transmisión de indecencia” y “persona
específica” tal como se las aplica a las comunicaciones, es decir cuando involucran
a más de un adulto, yo invalidaría a la
CDA sólo en esa medida. No obstante, puesto que las disposiciones de “transmisión
de indecencia” y de “persona
específica” prohiben el uso de manifestaciones indecentes entre las comunicaciones
entre un adulto y uno o más menores,
las mismas pueden y deben ser reafirmadas. El Tribunal adopta una conclusión en
contrario y yo, respetuosamente,
disiento con la misma.

Notas de pie de página


n1- “El Congreso no sancionará ninguna ley...que coarte la libertad de expresión”
U.S. Const. Amdt.1.

n2- El Tribunal efectuó 410 hallazgos, entre los que se incluyen 356 párrafos de las
estipulaciones de las partes y 54
hallazgos basados en las pruebas recibidas en el tribunal abierto. Ver 929 F. Supp.
A 830, n. 9, 842, n.15.

n3- Acrónimo para la red desarrollada por el Organismo de Investigación de


Proyectos de Avanzada.

n4- Id., en 844 (hallazgo 81).

n5- Id., en 831 (hallazgo 3).

N6- Id., en 835 (hallazgo 27).

N7- Id., en 842 (hallazgo 74).

N8- Id., en 836 (hallazgo 36).

N9- ”La publicación en la Web es suficientemente simple como para que miles de
usuarios y pequeñas organizaciones
comunitarias la utilicen para publicar sus propias “home pages” personales ; el
equivalente a notas individualizadas sobre
dicha persona u organización, disponible para cualquiera conectado a la Web.” Id.,
en 837 (hallazgo 42).

N10- Id., en 838 (hallazgo 46)

n11- Id., en 844 (hallazgo 82)

n12- Ibid. (hallazgo 86)

n13- Ibid. (hallazgo 85)

n14 Id., en 848 (hallazgo 117)

n15- Id., en 844-845 (hallazgo 88)

n16 Ibid. (*21)

n17- Id., en 845 (hallazgo 89)

n18- Id., en 842 (hallazgo 72)

n19- Ibid. (hallazgo 73)


n20- Id., en 845 (hallazgo 90) : “Un domicilio de e-mail no proporciona ninguna
información concluyente sobre el
destinatario, que puede utilizar un “alias” para el e-mail o un re-enviador anónimo
de mensajes. Asimismo, no existe un
listado universal y confiable de domicilios de e-mail, con sus correspondientes
nombres y números de teléfono ; más aún,
de existir, dicho listado sería incompleto o se volvería incompleto con mucha
rapidez. Por estas razones, no existe un modo
confiable en diversas instancias de que una persona que envía un mensaje sepa si el
receptor del e-mail es un adulto o un
menor. La dificultad de verificar la edad en las comunicaciones por e-mail se
conjuga con los “mail exploders”, que
automáticamente envían la información a todos los domicilios de e-mail incluidos
en una lista. EL Dr. Olsen, experto
gubernamental, coincidió en que ninguna tecnología disponible en la actualidad
puede darle a quien transmite información la
seguridad de que en una determinada listado para el envío de mensajes de un mail
exploder sólo se incluyen nombres de
adultos.” (*23)

n21- Ibid. (hallazgo 93)

n22- Id., en 846 (hallazgo 102).

N23- Id., en 847 (hallazgo 104-106) :

“Al menos algunas, aunque no todas, las organizaciones no comerciales, tales como
la ACLU, Stop Prisioner Rape o
Critical Path AIDS Project, consideran que cobrar a los receptores de mensajes por
tener acceso a su información va en
contra de su objetivo de lograr que ese material esté a disposición de un público
muy vasto sin cargo alguno. “Existen
pruebas que sugieren que los usuarios adultos, y en particular los que “pasean” por
la Web, se sentirían desalentados al
recabar información que exigiera la utilización de una tarjeta de crédito o una
palabra clave. Andrew Anker declaró como
testigo que HotWired había recibido muchas quejas de sus miembros a causa del
sistema de registro de HotWired, que lo
único que exigía era que un miembro suministrara un nombre, un domicilio de e-
mail y una palabra clave que él mismo
hubiera creado. Los proveedores de información comercial están preocupados por
la posibilidad de que las exigencias de
verificación de edad disminuyan la publicidad y la recaudación, puesto que las
personas que hacen publicidad necesitan
constatar que los sites están disponibles para una gran cantidad de personas y que se
los visita con frecuencia.”

N24- Ver Enmienda Exon Número 1268, 141 Cong. Rec. S8120 (9 de junio de
1995). También ver id., en S8087. Esta
enmienda, una vez revisada, se convirtió en @ 502 de la Ley de Comunicaciones de
1996, 110 Stat. 133, 47 U.S.C.A. @@
(a)-(e) (Sup. 1997). Algunos miembros de la Cámara de Representantes se
opusieron a la Enmienda Exon puesto que
consideraban que “con los productos disponibles en el sector privado ahora los
padres podrían armar las computadoras
familiares a prueba de niños”. Asimismo, consideraron que el modo de encarar el
tema por parte del Senado “implicaría el
gasto de importantes sumas de dinero por parte del Gobierno Federal para tratar de
definir términos elusivos que
conducirán a una inundación de recusaciones legales mientras que nuestros niños
quedan desprotegidos.” Dichos
miembros ofrecieron una enmienda para substituir la Enmienda Exon, pero en
cambio se la sancionó como un artículo
adicional de la ley titulado “Online Family Empowerment”. No se celebraron
sesiones en relación con las disposiciones que
se convirtieron en ley. Ver. S. Rp. Número 104-23 (1995), p. 9. No obstante, luego
de que el Senado adoptara la enmienda
Exon, la Comisión Judicial celebró una audiencia de un día de duración sobre
“Cyberporn and Children” (La ciberpornografía
y los niños). En su presentación preliminar en dicha audiencia, el Senador Leahy
observó lo siguiente :

“Señor Presidente, realmente me asombró lo que mencionó en su discurso de


apertura, cuando mencionó que esta era la
primera audiencia ; y es totalmente cierto. Y teníamos un debate muy importante en
la Cámara, sancionamos un ley por
mayoría sobre un tema que involucraba a la Internet, una legislación que podía
modificar drásticamente, e incluso algunos
podrían decir que convulsionaría, la Internet. Y el Senado se abocó a ella de buena
gana, sancionó la ley, y nunca mantuvo
una sesión, nunca mantuvo un debate que durara más de una hora.” Cyberporn and
Children, The State of the Technology,
y the Need for Congressional Action, Audiencia en S. 892 ante la Comisión
Judicial del Senado, 104° Con., 1° Sesión, 7-8
(1995). (27)

n25- Si bien el Gobierno y la oposición dividieron el @223(d) en dos


disposiciones : “evidentemente ofensivas” y “de
exhibición”, seguimos la convención de ambos partidos al igual que la orden y
opinión del Tribunal de Primera Instancia al
describir a la ¶223(d)(1) como una única disposición.

N26 En pleno, @223(e)(5) establece :

“ (5)Es una defensa frente a la acusación conforme al inciso (a)(1)(B) o (d) de este
artículo, o conforme al inciso (a)(2) de
este artículo en relación con el uso de una instalación para alguna actividad
contemplada en el inciso (a)(1)(B) de este
artículo que una persona...
“(A) haya actuado de buena fe, en forma efectiva, razonable y apropiada bajo las
circunstancias para restringir o evitar el
acceso por parte de menores a una comunicación especificada en dichos incisos,
que pueden involucrar una medida
apropiada para restringir el acceso de menores a dichas comunicaciones, incluyendo
cualquier método viable en virtud de la
tecnología existente ; o

“(B) ha restringido el acceso a dicha comunicación exigiendo el uso de una tarjeta


de crédito verificada, cuenta bancaria,
código de acceso de adulto o número de identificación personal de adulto.”

N27 American Civil Liberties Union ; Human Rights Watch ; Electronic Privacy
Information Center ; Electronic Frontier
Foundation ; Journalism Education Association ; Computer Profesionals for Social
Responsibility, National Writers Union ;
Clarinet Communications Corp. ; Institute for Global Communications ; Stop
Prisioner Rape ; AIDS Education Global
Information System ; Bibliobytes ; Queer Resources Directory ; Critical Path AIDS
Project, Inc. ; Wildcat Press, Inc. ;
Declan McCullagh dba Justice on Campus ; Brock Meeks dba Cyberwire Dispatch ;
John Troyer dba The Safer Sex Page ;
Jonathan Wallace dba The Ethical Spectacle ; y Planned Parenthood Dederation of
America, Inc. (31)

n28 American Library Association ; America Online, Inc. ; American Booksellers


Association, Inc. ; American Booksellers
Foundation for Free Expression ; American Society of Newspaper Editors ; Apple
Computer, Inc. ; Association of American
Publishers, Inc. ; Association of Publishers, Editors and Writers ; Citizens Internet
Empowerment Coalition ; Commercial
Internet Exchange Association ; CompuServe Incorporated ; Families Against
Internet Censorship ; Freedom to Real
Foundation, Inc. ; Health Sciences Libraries Consortium ; Hotwired Ventures
LLC ; Interactive Digital Software Association ;
Interactive Services Association ; Magazine Publishers of America ; Microsoft
Corporation ; The Microsoft Network, LLC ;
National Press Photographers Association ; Netcom On-Line Communication
Services, Inc. ; Newspaper Association of
America ; Opnet, Inc. ; Prodigy Services Company ; Society of Professional
Journalists ; Wired Ventures, Ltd.

N29- 110 Stat. 142-143, nota posterior a 47 U.S.C.A. ¶223(Supp. 1997).

N30- Ver también 929 F. Sup. En 877 : “Cuatro características relacionadas de las
comunicaciones por Internet revisten
una importancia trascendental para nuestra postura coincidente respecto de que la
CDE es inconstitucional a simple vista.
Explicamos estas características en nuestros Hallazgos de hechos antes
mencionados, y aquí sólo me referiré a ellos
sucintamente. En primer lugar, Internet presenta muy pocas barreras para el
ingreso. En segundo lugar, estas barreras al
ingreso son idénticas tanto para el que transmite el mensaje como para aquel que lo
recibe. En tercer lugar, como resultado
de estas mínimas barreras, en Internet puede obtenerse una diversidad asombrosa de
material. En cuarto lugar, Internet
proporciona un acceso significativo a todos los que desean expresarse a través de
ese medio, y hasta crea una paridad
relativa entre aquellos que transmiten mensajes”. Según el Juez Dalzell, estas
características sumadas a los hallazgos del
Tribunal de Primera Instancia “llevan a la conclusión de que el Congreso no puede
regular en absoluto la indecencia en
Internet”. Ibid. Puesto que la parte a la que se le dirige la apelación no plantea este
argumento ante este Tribunal, el mismo
no se pone a consideración. La parte a la cual se le dirige la apelación no niega que,
por lo general, el Gobierno tiene un
gran interés en proteger a los menores de los discursos “indecentes” y “obviamente
ofensivos”.

N31- 390 U.S. en 639. Citamos de Prince c/Massachusetts, 321 U.S. 158, 166
(1944) : “Es de vital importancia que la
custodia, el cuidado y la nutrición del niño esté en manos de los padres, cuya
libertad y función principal incluyen la
preparación para asumir obligaciones que el estado no puede proveer ni evitar.”

N32- Puesto que es muy probable que la mayoría de las transmisiones por e-mail
que se establecen entre un adulto y un
menor son conversaciones entre miembros de una familia, sería incorrecto por parte
de la oposición sugerir que las
disposiciones de la CDA, incluso en su sentido más restringido, “no difieren de la
ley ratificada en Ginsberg.” Post, en 8.

N33 Cf. Pacifica Foundation c/ FCC, 556 F, 2d 9, 36 (CADC 1977) (Levanthal, J,


en disidencia), revisada, FCC c/ Pacifica
Foundation, 438 U.S. 726 (1978). Cuando se decidió Pacifica, puesto que a las
estaciones de radio se les permitía operar
sólo conforme a la licencia federal, y puesto que el Congreso había sancionado una
legislación que prohibía las licencias en
relación con la emisión de expresiones indecentes, existía el riesgo de que los
oyentes infirieran algún tipo de aprobación
gubernamental o social de algo que pudiera escucharse por radio, ver 556 F. 2d, en
37, n, 18. Estos riesgos no se aplican a
los mensajes recibidos a través de Internet, que no está sujeta a la supervisión de
ningún organismo federal.

N34 Juris. Exposición 3 (cita 929 F. sup., en 831 (hallazgo 3)).


N35- “Indecente” no se beneficia con ningún adorno textual. “Obviamente
ofensivo” se refiere sólo en la medida en que
implica “órganos o actividades sexuales o de excreción” tomadas “dentro del
contexto” y “evaluados conforme a los patrones
comunitarios contemporáneos”.

N36- Ver Gozlon-Peretz c/ Estados Unidos, 498 U.S. 395, 404 (1991) (“Cuando el
Congreso incluye un lenguaje particular
en un artículo de una ley pero lo omite en otro artículo de esa misma ley, por lo
general se presume que el Congreso actúa
de forma intencional e intencionada en la inclusión y la exclusión”) (se omiten los
signos internos que identifican las citas”.

N37- La ley no indica si las determinaciones de “obviamente ofensivo” o


“indecente” deben hacerse en relación con los
menores o de la población en su totalidad. El Gobierno asegura que la norma
apropiada es “lo que constituye un material
adecuado para los niños”. Reply Brief for Appelants 18, n. 13 (cita a Ginsberg c/
New York, 390 U.S. 629, 633 (1968). Pero
los participantes rechazaron expresamente la enmienda que hubiera impuesto una
norma “tan dañina sobre los menores”.
Ver S. Conf. Rep. N° 104-230, p 189 (1996) (S. Conf. Rep.), 142 Cong. Rec.
H1145, H1165-1166 (1° de febrero de 1996).

N38- Si bien la palabra “trunk”, fuera de contexto, puede referirse a una pieza de
equipaje, a un traje de baño, a la base de
un árbol o a la nariz larga de un animal, su significado es claro cuando se refiere a
un postulado de una descripción
tripartita de una especie animal.

N39- 413 U.S., en 30 (La determinación de lo que “apela al “interés lascivo” o es


“obviamente ofensivo”...es un problema de
hecho, y nuestra Nación es muy extensa y muy diversa como para que este Tribunal
pueda tener ambiciones razonables de
que dichos patrones puedan articularse en los 50 estados con una única
formulación, incluso si se asume que existe un
consenso previo”). La CDA, que implementa el lenguaje de “los patrones
comunitarios contemporáneos” de Miller se
contradice con las aseveraciones de los participantes, quienes aseguran que el
objetivo de la CDA fue “establecer un
patrón nacional uniforme de normas.” S. Conf. Rp., en 191.

N40- Accord, Butler c/ Michigan, 352 U.S. 380, 383 (1957) (la prohibición de
venta a adultos de libros presumiblemente
dañinos para los niños es inconstitucional). Sable Communications of Cal., Inc. C/
FCC, 492 U.S. 115, 128 (1989) (la
prohibición de los mensajes “dial-a-porn” es inconstitucional) ; Bolger v. Youngs
Drug Products Corp., 463 U.S. 60, 73
(1983) (la prohibición de enviar material de publicidad no solicitado sobre anti-
conceptivos es inconstitucional).
N41- La falta de atención legislativa respecto de la ley en tratamiento en Sable
sugiera otra paralela con este caso.
Comparar 492 U.S., en 1129-130 ("Fuera de las conclusiones durante el debate
entre los que propusieron el Proyecto de
Ley, al igual que aseveraciones similares en audiencias respecto de un proyecto de
ley substancialmente idéntico el año
anterior...el registro del congreso presentado no contiene pruebas respecto de la
efectividad o inefectividad de las
regulaciones más recientes de la FCC...Ningún miembro del Congreso ni ningún
Senador intentó presentar un juicio
sopesado respecto de la frecuencia o la medida en que los menores pueden o
podrían evitar las normas y tener acceso a
los mensajes de “dial-a-porn”. Con n.24, supra.

N42- El Gobierno está de acuerdo en que estas disposiciones se aplican cuando


“una persona envía un mensaje a más de
un receptor, a conciencia de que al menos una de las personas específicas que
reciben el mensaje es un menor.”
Oposición a la Moción de Afirmar y Responder al Juris. Exposición 4-5, n.1.

n43- El Gobierno afirma que “no existe nada constitucionalmente sospechoso al


exigir a los operadores comerciales de la
Web...que cooperen con las cargas modestas asociadas con su utilización.” Sumario
para Appelants 35. No obstante, de
hecho no existen pruebas de que una “carga modesta” vaya a resultar efectiva.

N44- La transmisión de obscenidades y de pornografía infantil, ya sea a través de


Internet o por algún otro medio, ya
constituye un acto ilegal para la ley federal tanto para los adultos como para los
jóvenes. Ver 18 U.S.C. ¶ ¶ 1464-1465
(penalizar la obscenidad) ; ¶ 2251 (penalizar la obscenidad infantil). De hecho,
cuando el Congreso estaba considerando la
CDA, el Gobierno expresó su punto de vista y manifestó que la ley era innecesaria
puesto que las leyes existentes ya
autorizaban sus esfuerzos permanentes para combatir legalmente la obscenidad, la
pornografía infantil y las incitaciones
infantiles. Ver 141 Cong. Rec S8342 (14 de junio de 1995) (carta de Kent Markus,
Fiscal General Suplente en Ejercicio de
la Titularidad, Departamento de Justicia de Estados Unidos, al Senador Leahy).
(60).

N45- Cita de Church of Lukumi Babalu Aye, Inc. c/ Hialeah, 508 U.S. 520 (1993),
entre otros casos, la parte apelante
ofrece una razón adicional por la cual, según su punto de vista, la CDA carece de
escrutinio estricto. Puesto que la
información con contenido de sexo explícito se origina en el exterior, ellos
argumentan que la CDA no puede ser “efectiva”.
Brief for Appellees American Library Association et al. 33-34. Esta postura origina
temas difíciles en relación con el alcance
buscado y permitido de la aplicación extraterritorial de la CDA. Consideramos
innecesario abordar esos temas en relación
con este caso.

N46- Para obtener el texto completo de ¶ 223(e)(5), ver n. 26, supra.

N47- En consecuencia, resulta irónico que esta defensa podría proteger


significativamente a los proveedores comerciales
de información obscena mientras que proporcionaría un mínimo o incluso ningún
beneficio a los transmisores de mensajes
indecentes que tengan un valor artístico o social significativo.

N48- 929 F. Supp., en 855-856.

N49- En este Tribunal se explicó lo siguiente hace tiempo, “Sería sin duda
peligroso si la Legislatura pudiera instalar una
red lo suficientemente grande como para poder atrapara a todos los posibles
transgresores y permitir que los tribunales
dieran un paso al costado y decidir quién podría quedar legalmente detenido y quién
no. En alguna medida, ello substituiría
al poder judicial por el poder legislativo del gobierno.” Estados Unidos c/ Reese, 92
U.S. 214, 221 (1876). En parte en virtud
de esta separación de poderes hemos sostenido que la cláusula de divisibilidad
“constituye simplemente una ayuda y no
una orden inexorable”. Dorchy c/ Kansas, 264 U.S. 286, 290 (1924). (72) n50 ver
también Osborne c/ Ohio, 495 U.S. 103,
121 (1990) (la reformulación judicial de las leyes derogaría el “incentivo del
Congreso de diseñar una ley a medida en primer
lugar”.)

n1- Ver. Ej. Alaska Stat. Ann ¶ 11.66.300 (1996) (no se admiten menores en
lugares de “entretenimiento para adultos”) ;
Ariz. Rev. Stat. Ann ¶ 13-3556 (1989) (no se admiten menores en los lugares donde
los adultos se exhiben) ; Ark. Code
Ann. @@ 5-27-223, 5-27-224 (1993) (no se admiten menores en bares ni en
pools) ; Colo. Rev. Stat. @ 18-7-502(2) (1986)
(no se admiten menores en lugares en los que se exhiban películas o espectáculos
que sean “dañinos para los niños” ; Del.
Code Ann., Titl, 11, @ 1365 (i)(2) (1995) (igual) ; D.C.Code Ann. @ 22-2001 (b)
(1)(B) (1996) (igual) ; Fla Stat. ¶ 847.013(2)
(1994) (igual) ; Ga. Code Ann. @16-12-103(b) (1996) (igual) ; Haw. Rev. Stat @
712-1215(1)(b) (1995) (no se admiten
menores en lugares en los que se exhiban películas o espectáculos que sean
“dañinos para los niños”) ; La. Rev. Stat.
Ann.@ 14 :91.11(B) (West 1986) (no se admiten menores en los lugares en los que
se exhiben películas que describen
actos sexuales o que apelan a los intereses lascivos de los menores) ; Md. Ann.
Code, Art. 27, ¶ 416E (1996) (no se
permiten menores en lugares donde se realizan o se exhiben ciertos actos
enumerados) ; Mich. Comp. Laws ¶ 750.141
(1991) (no se permiten menores sin la presencia de un adulto en lugares donde se
vende alcohol) ; Minn. Stat ¶ 617.294
(1987 y Supp. 1997) (no se admiten menores en lugares en los que se exhiban
películas o espectáculos que sean “dañinos
para los niños”) ; Nev. Rev. Stat. @ 201.265(3) (1997) (igual) ; N.H.Rev. Stat.
Ann. ¶ 571-B :2(II) (1986) (igual) ;N.M.Stat
Ann. @ 30-37-3 (1989) (igual) ; N.Y. Penal Law ¶ 235.21(2) (McKinney 1989)
(igual) ; N.D.Cent. Code ¶ 12.1-27.1-03 (1985 y
Suupp. 1995) (igual) ; 18 Pa. Cons. Stat. ¶ 5903 (a) (Sup. 1997) (igual) ; S.D.
Comp. Laws Ann. ¶ 22-24-30 (1988) (igual) ;
Tenn. Code Ann. ¶ 39-17-911(b) (1991) (igual) ; Vt. Stat. Ann., Tit. 13, ¶ 2802(b)
(1974) (igual) ; Va. Code Ann. @18.2-391
(1996) (igual). (76).

N2 Ver ej. Ala. Code ¶ 13A-12-200.5 (1994) ; Ariz. Rev. Stat. Ann. ¶ 13-3506
(1989) ; Ark. Codoe Ann. 5-68-502 (1993) ;
Cal. Penal Code Ann. ¶ 313.1 (West Supp. 1997) ; Colo. Rev. Stat. ¶ 18-7-502(1)
(1986) ; Conn. Gen. Stat. ¶ 53a-196
(1994) ; Del. Code ann., Titl. 11, @ 1365(i)(1) (1995) ; D.C. Code Ann. @ 22-
2001(b)(1)(A) (1996) ; Fla.Stat. ¶847.012
(1994) ; Ga.Code Ann. @ 16-12-103(a) (1996) ; Haw. Rev. Stat. ¶ 712-1215(1)
(1994) ; Idaho Code @ 18-1515(1) (1987) ; Ill.
Comp. Stat. Ch. 720, ¶ 5/11-21 (1993) ; Ind. Code @ 35-49-3-3(1) (Sup. 1996) ;
Iowa Code @728.2 (1993) ; Kan. Stat. Ann.
@ 21-4301c(a)(2) (1988) ; La. Rev. Stat. Ann.@ 14 :91.11(B) (West 1986) ; Md.
Ann. Code, Art. 27, ¶ 416B (1996) ; Mass.
Gen. Laws, ch. 272, @ 28 (1992) ;Min Stat. @ 617.293 (1987 y sup. 1997) ; Miss.
Code Ann. ¶ 97-5-11 (1994) ; Mo. Rev.
Stat. @ 573.040 (1995) ; Mont. Code Ann ¶ 45-8-206 (1995) ; Neb. Rev. Stat. ¶ 28-
208 (1995) ; Nev. Rev. Stat ¶¶
201.265(1), (2), (1997) ; N.H.Rev.Stat. Ann. @ 571-B :2(1) (1986) ; N.M.Stat.
Ann. @ 14-190.15(a) (1993) ; N.D.Cent. Code
@ 12.1-27.1-03 (1985 y Supp. 1995) ; Ohio Rev. Code Ann. @ 2907.31(A)(1)
(Supp. 1997) ; Okla Stat., Tit. 21, @
1040.76(2) (Sup. 1997) ; 18 Pa. Cons. Stat. @ 5903(c) (Sup. 1997) ; R.I.Gen. Laws
¶ 11-31-10(a) (1996) ; S.C.Code Ann. @
16-15-385(A) (Sup. 1996) ; S.D.Comp. Laws Ann. @ 22-24-28 (1988) ; Tenn.
Code Ann. @ 39-17-911(a) (1991) ; Tex Penal
Code Ann. @¶ 43.24(b) (1994) ; Utah Code Ann. @ 76-10-1206(2) (1995) ; Vt.
Stat. Ann., Tit. 13, ¶ 2802(a) (1974) ; Va.
Code ann. @ 18.2-391 (1996) ; Wash. Rev.Code @¶ 9.68.060. (1988 y Supp. 1997)
; Wis. Stat. @ 948.11(2) (Supp. 1995).
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