Armida - Virtudes e Vícios PDF
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4. Penitencia
La Penitencia es el fuego que conserva las virtudes y les
da savia para su desarrollo.
De ella nace el propio desprecio; de ella se produce el
ansia de padecer; el hamhre de crucifixión.
La humildad produce esta grande virtud, conserva sus
actos; mas la desarrolla el amor divino.
La Penitencia es muy agradahle a D�os y tiene muchos
visos, y alcanza diversas gracias para las almas y para la mis
ma alma que la practica.
La Penitencia atrae a la ternura y el Corazón de Dios y
tiene las cualidades de expiar y merecer.
La Penitencia brota de la humildad. CC 13, 12.
9. Mortificación
Nota.-El Sufrimiento y la mortificación van más al interior
del alma. La Penitenc-ia y el padecimiento se refieren
más al cuerpo.
La Mortificación es el constante quehrantamiento de
todo propio querer. Sólo está incluído en el total sacrifício de
la Obediencia: sin embargo, puede el alma actuarse en to
das sus operaciones, ya que la virtud de la Mortificación es
el incienso del alma.
Esta virtud es muy amada de mi Corazón, la cual se
desarrolla y crece practicándola. Es una hija predilecta del
Espíritu Santo y su misión es purificar a las almas por el
sacrifício; y su perfección consiste en que este sacrifício sa
cudido de todo propio interés, suba al cielo por el solo y puro
amor. Este puro amor tiene muchos grados y extensión. CC
13, 8-9.
La Mortificación es una grande virtud hija del sufri
miento y hermana del Padecimiento. Es la mortificación la sal
PRIMERA FAMILIA - SACRIFICIO - VIRTUDES 31
aquel feliz y mil veces feliz espíritu que la tiene por su Rei
na llega a vivir y a respirar dentro de ella y por ella misma.
Esta virtud tiene infinitas recompensas celestiales para
el alma que la practica, no sólo en la eternidad, sino aún en
el tiempo.
Sus enemigos son los mismos que los del Sufrimiento
y padecimiento; pero esta virtud como aborrece de muerte a
la Comodidad, a la Delicadeza y al Placer, esgrime heróica
mente todas sus armas para defenderse, apoyándose en la
Humildad y en la Constancia. CC 13, 33-335.
1O. Abnegación
La Abnegación es una hermosísima virtud: es hija del
Sacrificio y de la Mortificación.
Su apoyo es ]esús, que es a la vez su modelo y su fuerza.
Su campo es extensísimo: su misión es constante.
Esta virtud es, la mayor parte de las veces oculta a los
ojos humanos, recreando los ojos divinos que la contemplan.
Pasa generalmente desapercibida por el mundo: se que
ma en el holocausto del propio dominio, y se embellece en la
oscuridad, cumpliendo su misión.
Quebranta la ira del hombre, y atrae las gracias del cie-
lo al alma feliz que la posee.
El aroma de esta virtud encanta a Mi Corazón divino.
Satanás la odia y le hace encarnizada guerra.
Los enemigos principales que se levantan contra la ab
negación son: el Orgullo, el cansancio, la tristeza, y el desfa
llecimiento. CC. 13, 85-86.
11 . Persecución
La persecución es una de las gracias Mías con que ob
sequio a las almas predilectas de mi Corazón.
Existen persecuciones desenmascaradas que hacen sufrir
terriblemente al alma: existen otras que son peores, sordas y
PRIMERA FAMILIA - SACRIFICIO - VIRTUDES 33
1. lnmortificación
La lnmortificación procede de la Sensualidad y dei
Amor propio principalmente.
La Comodidad y la Delicadeza lo alimentan y hacen
crecer, ayudándole además a que llegue a su completo desa
rrollo, por medio de la Molicie.
La vida espiritual subsiste y crece con la savia de la
Mortificación; esta virtud la vigoriza y prepara el alma para
grandes gracias.
En cambio la lnmortificación mata esta vida dei alma,
o cuando menos la biela y seca, enervándola para todo hien;
porque hay que desenga:õ.arse: la vida dei espíritu, nace, cre
ce y se desarrolla solamente en el campo doloroso de la Mor
tificación voluntaria, o sea de la Cruz: no existe otra vere
da para llegar a ella, sino la estrechísima dei Dolor.
La Mortificación es la escala que más pronto y directa
mente lleva al cielo por las virtudes, ella es la perla dei cora
zón que me ama. En cambio no existe declive más inclinado,
que haga descender al corazón por toda clase de vicios, como
la lnmortificación.
El alma que se deja llevar de ella, pronto caerá en el
pecado.-lDí, Seíior, en qué cosas se debe uno mortificar y
cuándo?
-Siemp1·e y en todas partes, especialmente cuando sien
te el alma alguna afición desordenada aún en lo más santo;
cuanto más en cualquier determinado vicio. En todo lo que
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