ANTIPSICOTICOS

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ANTIPSICOTICOS

Conocidos también como «neurolépticos». Útiles para tratar a las personas que tienen psicosis, un
síntoma de enfermedad mental grave, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, pero también
otras condiciones como la demencia. En general, no existe cura para estas enfermedades, pero el
tratamiento reduce la intensidad y frecuencia de los síntomas.

Estas drogas producen la disminución de la expresión de los síntomas psicóticos y reducen las
tasas de recaída: alucinaciones, ideas delirantes, desorganización de la conducta y el lenguaje, etc.
También funcionan como estabilizadoras del ánimo, tienen incidencia sobre la manía, la
hipomanía, la depresión. Además pueden producir sedación y pueden bajar la ansiedad. De este
modo, puede cuestionarse la congruencia de su nombre con sus propiedades.

Los antipsicóticos pueden clasificarse en dos grupos principales: convencionales (más antiguos),
que también se han denominado antipsicóticos de primera generación o antagonistas de los
receptores dopaminérgicos, y los más nuevos, denominados antipsicóticos de segunda
generación o antagonistas de los receptores serotoninérgicos-dopaminérgicos. Las diferencias
radican en el perfil farmacodinámico, la efectividad clínica y la producción de efectos colaterales.

HISTORIA DE LOS ANTIPSICÓTICOS

A principios de la década del 50 se produjo el descubrimiento en forma aleatoria y accidental del


primer fármaco antipsicótico: la clorpromazina. Fue sintetizado como antihistamínico por la
industria farmacéutica francesa y en 1950, Henri Laborit, cirujano francés, advirtió su efecto
sedante en pacientes psicóticos.

En 1952, Delay, Deniker y Harl lo probaron en el Hospital Sainte Anne de París, confirmando su
utilidad sobre los síntomas psicóticos positivos. En efecto, describieron el efecto de sedación que
producía en un caso de excitación maníaca.

En 1955, Kline ensayó la reserpina en Nueva York. La reserpina, principio activo de la raíz de
serpentaria, se empleaba en la India en el tratamiento de las enfermedades mentales.
Clorpromazina y reserpina son dos compuestos de fórmulas químicas diferentes con dos
propiedades en común: efecto antipsicótico a nivel mental y efecto neuroléptico a nivel
neurológico. Por este motivo, los antipsicóticos de primera generación o típicos también se
denominaron neurolépticos. El éxito de los primeros antipsicóticos dio lugar al desarrollo de otras
moléculas sintéticas que tuvieran propiedades similares. Así surgió el famoso haloperidol.

En el año 1958 ya se había sintetizado una molécula, la clozapina, que comenzó a utilizarse en la
clínica en 1965. Tiene la particularidad de ejercer un efecto antipsicótico más limpio, despojado
del efecto de neurolepsis característico de los antipsicóticos convencionales.

Pasados los años ´80, advino la segunda generación de antipsicóticos. Comenzando con la
risperidona que es una molécula de características peculiares porque tiene un funcionamiento
como atípico en bajas dosis pero típico cuando la dosis se incrementa. En verdad, no fue la
risperidona el primer atípico.

En 1990, la clozapina empezó a comercializarse en los Estados Unidos, pero su empleo se


restringió sólo a los casos en que se obtenían respuestas insuficientes con otros fármacos.
CARACTERISTICAS GENERALES

Mecanismo de acción común: Los antipsicóticos bloquean a nivel central los receptores
dopaminérgicos D2. En concentraciones terapéuticas bloquean también los receptores de
serotonina 5-HT2 y, con diferente sensibilidad, algunos otros subtipos de receptores
noradrenérgicos, colinérgicos e histaminérgicos. Por tanto, además de la acción antipsicótica,
poseen otras acciones farmacológicas

SISTEMAS DE NEUROTRANSMISIÓN SOBRE LOS QUE ACTÚAN LAS MOLÉCULAS ANTIPSICÓTICAS

Las moléculas antipsicóticas tienen quizás los más complejos mecanismos de acción.
Particularmente, las atípicas. Se conocen en la actualidad diferentes sistemas de neurotransmisión
involucrados:

1. Dopamina
2. Acetilcolina
3. Serotonina
4. Glutamato
5. GABA

ANTIPSICÓTICOS TÍPICOS

Se los ha llamado también antipsicóticos convencionales o neurolépticos. El conocimiento de su


mecanismo de acción posibilita entender sus efectos terapéuticos, y también los adversos. Los
típicos son los que presentan los mecanismos de acción menos sofisticados dentro del grupo de
los antipsicóticos. A pesar de que no son de primera elección en la actualidad, con fines didácticos
se comenzará describiendo los típicos. Todos los AT poseen características similares en el
mecanismo de acción (antidopaminérgico, estimulación de la producción de prolactina,
antiemético, anticolinérgico, sedante y bloqueador alfaadrenérgico) y el perfil de seguridad.
ANTIPSICÓTICOS ATÍPICOS

Se llaman atípicos aquellos antipsicóticos que se apartan de las características esperables de los
convencionales. Constituyen la segunda generación de antipsicóticos, ya que aparecieron después
de una molécula muy particular: La clozapina, debe usarse exclusivamente en pacientes que no
respondan o no toleren otros antipsicóticos. Es el único fármaco que ha demostrado ser eficaz en
el tratamiento de la esquizofrenia resistente a otros neurolépticos (responden el 30-50% de los
pacientes). A nivel farmacodinámico, son antagonistas D2 igual que los convencionales. Pero
agregan algunas otras afinidades respecto de otros receptores que complejizan la 6 comprensión
de los mecanismos de acción. Según su afinidad y actividad intrínseca, pueden actuar como
antagonistas de los receptores serotoninérgicos 5HT2A o como antagonistas parciales de los
5HT1A o bien tener comportamiento de agonistas parciales de los receptores D2.

Otros antipsicóticos atípicos que podemos encontrar son:

Sertindol. Los efectos adversos cardiológicos asociados motivaron su retirada del mercado en el
año 1998. En la actualidad, sólo está indicado en las esquizofrenias resistentes al menos a otro
antipsicótico, y se recomienda una adecuada monitorización electrocardiográfica antes y durante
el tratamiento.

Risperidona. Único antipsicótico autorizado para las alteraciones del comportamiento asociadas a
la demencia. En dosis altas, parece que el riesgo de efectos extrapiramidales es menor que con
otros antipsicóticos atípicos. Los comprimidos bucodispersables son bioequivalentes a los
comprimidos recubiertos.

Olanzapina. Similar a clozapina tanto en la estructura como en las propiedades farmacológicas,


con actividad mixta sobre múltiples receptores. Los comprimidos bucodispersables son
equivalentes a los comprimidos recubiertos, con una tasa y un grado de absorción similares.

Quetiapina. El aclaramiento plasmático medio de quetiapina es un 30-50% menor en sujetos


geriátricos en comparación con los pacientes más jóvenes.

INTERACCIONES

– Potenciación del efecto sedante si se administran junto a fármacos depresores del sistema
nervioso central (benzodiacepinas, antidepresivos, alcohol).

– Potenciación del efecto anticolinérgico si se administran con antidepresivos, antiparkinsonianos


o antihistamínicos.

– Potenciación del efecto antidopaminérgico con metoclopramida.

– Algunos antipsicóticos se metabolizan por el citocromo P-450, y pueden producirse interacciones


con fármacos que se metabolizan en el mismo sistema enzimático

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