Formato Analisis Sentencia Protestas
Formato Analisis Sentencia Protestas
Formato Analisis Sentencia Protestas
ESTUDIANTE
1.1. IDENTIFICACIÓN
STC7641-2020
Número Radicación N.° 11001-22-03-000-2019-02527-02
Fecha 22 de septiembre 2020
Magistrado Ponente Luis Armando Tolosa Villabona
Aclaran el voto
Magistrado Álvaro Fernando García Restrepo
DEMANDANTES Y DEMANDADOS
Decídese, luego de sucesivos debates del proyecto, la impugnación interpuesta frente a la sentencia
de 23 de abril de 2020, proferida por la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro de la salvaguarda promovida por Soledad María
Granda
Castañeda, Sandra Borda Guzmán, Sergio Alejandro Martín Vergara, Andrés Juan Guerrero, Alejandro
Briceño Díaz, Ana Benilda Ángel Orjuela, Alexandra Paola González Zapata, Fabián de Jesús Laverde
Doncel, Cristian Raúl Delgado Bolaños, Aleida Murillo Gómez, Jenny Alejandra Romero González, Carlos
Sleyter Obregón Ramírez, Juan Felipe Castañeda Durán, Olga Lucía Quintero Sierra, Alirio Andrés Mojica
Montañez, Paola Marcela Silva Pérez, Héctor Alejandro Alba Siboche, María Fernanda Ovalle Alvarado,
Angye Katherine Rojas Rivera, Wilman Silva Betancourt, Eneried Aranguren, Frank Melo Restrepo, Ángel
Duván Ortiz Rodríguez, Yuri Enrique Neira Salamanca, Peter Esteban Santiesteban Castillo, María
Alejandra López Mendoza, Diana Carolina Ojeda Ojeda, Victoria Lucena Góez, Mariángela Villamil
Cancino, Alejandra Soriano Wilches, Carolina Moreno Velásquez, Carlos Perdomo Guerrero, Catalina
Botero Marino, Manuel Alejandro Iturralde, Natalia Ramírez Bustamante, Carlos Julián Mantilla Copete,
Johan Sebastián Ramírez Vargas, Fabián Darío Bernate Bastidas, Brian Valencia Ayala, Harrison
Steven Valderrama Palencia, David Ricardo Pérez Castro, Carol Tatiana Gómez Suarez, Perla Tatiana
Bayona Rojas, Eduardo Enrique Cáceres Téllez, Cristian Andrés Aristizábal Parra, Mohamed Mussa Shek
Giraldo, Juan Camilo Gómez Olarte, María Fernanda Montiel Murillo y Santiago de JesúsAndrade Gaitán
contra el Presidente de la República, los Ministros de Defensa e Interior, la Alcaldía Mayor de
Bogotá, el Director General de la Policía, el Comandante General de la Policía Metropolitana de
esta ciudad, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación.
1.2. SOLICITUD DE LA DEMANDA (ACCION DE TUTELA)
Ordenar
al Presidente de la República “conformar una mesa de trabajo” para reestructurar las directrices
relacionadas con el uso de la fuerza frente a manifestaciones pacíficas.
Las autoridades encausadas, en lo sucesivo, abstenerse de incurrir en conductas como las acá
denunciadas;
Ministerio Público y a la Defensoría del Pueblo, acompañar a las personas en actos de protestas y
brindarles asesoría jurídica a quienes resulten afectados en ellas
Fiscalía General de la Nación y Policía Nacional, permitir que organizaciones defensoras de derechos
humanos realicen verificaciones en casos de capturas y traslado de personas durante el desarrollo de
cualquier clase de mitin y suspender las actividades del ESMAD, hasta tanto se produzcan cambios
estructurales y de fondo en los procedimientos en los cuales intervienen.
¿Está siendo violentado de manera sistematizada el derecho a la protesta por parte del Gobierno?
respecto a la convocatoria del 21 de noviembre de 2019, en varias ciudades del país y del mundo,
sostienen, que agentes del gobierno y algunas entidades públicas, emprendieron una campaña para
desmotivar el ejercicio de su derecho fundamental a la manifestación pacífica.
el gobierno dispuso (i) militarizar ciudades con vehículos blindados en áreas visibles para los
habitantes del país, a fin de advertir a la población, infundadamente, que los manifestantes eran una
“fuerza peligrosa”; (ii) activar “la póliza antiterrorista”; (iii) expedir el Decreto 2087, mediante el cual se
impartieron directrices a gobernadores y alcaldes para que adoptaran medidas de “toques queda”; e
(iv) influir en los medios de comunicación de amplia circulación, para emitir “propaganda negativa”,
encaminada a catalogar como peyorativa a quienes querían hacer uso de esa prerrogativa.
Resaltan, la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos –OACNUDH-, el 20 de noviembre de 2019, expresó, a través de un comunicado de prensa
publicado en su página web, que “(…) notaba con preocupación la expedición en las últimas horas
de las mencionadas disposiciones y actividades”.
Los querellantes señalan que, a su vez, empezaron a circular videos en redes sociales en donde “(…)
grupos de ciudadanos (…) amenazaban con ejercer violencia [hacia quienes participaran en las
actividades en cuestión] (…)”, a cuyo efecto el aludido organismo internacional, así se pronunció en el
precitado informe:
“(…) [La OACNUDH ha] hecho seguimiento, con preocupación, a los persistentes mensajes de
procedencia no identificada que han sido publicados [a través de aplicaciones de interacción
masiva] y medios de comunicación que estigmatizan la protesta social, y otras que llaman al uso de
violencia en las movilizaciones de múltiples sectores de la sociedad (…)”.
Los gestores aseveran que, el 20 de noviembre de 2019, la Fiscalía General de la Nación efectuó, de
manera simultánea, veintisiete (27) allanamientos en Bogotá, ocho (8) en Cali y cuatro (4) en
Medellín, en los domicilios de periodistas, artistas, activistas y grupos sociales relacionados con las
“marchas” programadas para el 21 de noviembre ulterior.
Los peticionarios sostienen que, la mayoría de dichas actuaciones, fueron declaradas ilegales por
distintos jueces de control de garantías pues
“(…) no se aportaron elementos materiales probatorios [de] los cuales se pudiera inferir que las
personas o los objetos del lugar estuvieren vinculados con algún tipo de acto preparatorio para
la comisión de conductas criminales (…)”.
Agregan que se difundió en redes sociales el eslogan “(…) no paramos, avanzamos (…)”, fundada en
la idea falsa de que “(…) el “Paro Nacional” hace parte de una estrategia para derrocar al Presidente
Iván Duque (…)”
y el 30 de noviembre de 2019, la entonces Ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, según
arguyen los impulsores, escribió en su cuenta de “Twitter” lo siguiente:
“(…) No pudieron (…); Convocaron [a] un paro basados en mentiras (…); Sembraron pánico con
falsas denuncias (…); Atacaron a la fuerza pública buscando que reaccionaran para acusarlos de
violar los derechos humanos (…)”.
en la primera semana de diciembre de 2019, con ocasión de los señalamientos efectuados por el
Director General de la Policía Nacional hacia estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia –
sede Bogotá-, éstos fueron agredidos “(…) de manera (…) brutal por (…) agentes del ESMAD (…)”.
Los accionantes, María Fernanda Ovalle Alvarado y Juan Felipe Castañeda Durán, en su calidad de
miembros de la “Asamblea Popular de Engativá”, destacan que han sido fotografiados por miembros
de la Policía Nacional sin causa alguna e, igualmente, anotan, fueron testigos del amedrentamiento a
personas para desincentivar su participación en las protestas.
“uso de armas letales y exceso de fuerza”, por parte de las autoridades durante “las
manifestaciones”
esta práctica es una constante que amenaza su prerrogativa a la libertad de expresión, por el temor
que les genera ser víctimas de asesinato o lesiones personales.
En el transcurso de unas protestas acaecidas el 1° de mayo de 2005, un agente del ESMAD
disparó un dispositivo denominado “trufly” que impactó a su hijo, Nicolás David Neira Álvarez, menor
de edad, quien por las heridas falleció días después. Sobre ese hecho, afirma, un policía reveló que
el ESMAD estaba ocultando el suceso y, por esa conducta “(…) Julio César Torrijos Devia aceptó
cargos en el año 2017 por el delito de encubrimiento del homicidio de Nicolás (…)”.
El 22 de septiembre de ese año, indican, en un mitin estudiantil en la Universidad del Valle –sede
Cali-Jhony Silva Aranguren, fue herido por un proyectil de arma de fuego de dotación de la Policía
Nacional y, posteriormente, falleció por esa lesión.
Óscar Leonardo Salas Ángel, estudiante de la Universidad Nacional de Colombia, el 8 de marzo de
2006, en el recinto de dicho claustro, donde, se aduce, el ESMAD lanzó una “bola de cristal o canica”
a gran velocidad, murió porque ese artefacto se alojó en su cráneo.
El 28 de marzo de 2017, el actor, Johan Sebastián Ramírez Vanegas, sin estar involucrado en las
manifestaciones de esa fecha, fue golpeado en el rostro con un objeto arrojado por el ESMAD y, con
ocasión de ello, perdió la funcionalidad de su ojo izquierdo.
Peter Esteban Santiesteban, quien, no era parte de un “paro cívico” promovido en Buenaventura,
recibió un impacto de bala en el abdomen proveniente de la policía.
El 14 de marzo de 2019, en Cajibío –Cauca-, durante una reunión de indígenas, el actor, Cristian
Raúl
Delgado Bolaños, fue testigo de la forma como el ESMAD y el Ejército Nacional los atacaba con sus
armas de dotación de largo alcance, resultando heridas varias personas.
en septiembre de 2019, Sergio Alejandro Martín Vergara y Andrés Juan Guerrero, aquí querellantes,
estaban en las instalaciones de la Universidad Distrital de Bogotá y, al salir, el ESMAD le lanzó, al
primero, una “granada de gas lacrimógeno”, la cual le causó la pérdida de su ojo izquierdo y, al
segundo, un impacto que le generó el “estallido de su globo ocular derecho”.
8 de octubre postrero, en Bucaramanga, Paola Marcela Silva Pérez, fue golpeada por la Policía
Nacional, hasta padecer un “sangrado abundante”.
En Bogotá, el 21 de noviembre posterior, varias de las demandantes fueron agredidas, directamente,
por el ESMAD en los sectores de la Catedral Primada y el centro comercial Gran Estación.
El mismo 21 de noviembre, Héctor Alejandro Alba Siboche, cuando se encontraba en las
instalaciones de la Universidad Nacional, perdió su agudeza visual después de recibir la detonación
de una “granada de gas” tirada por el ESMAD.
En las horas de la noche de la misma fecha los comunicadores gráficos Cristian Angarita Lizarazo y
Diana Rocío Pinzón Corredor, fueron golpeados por policías frente al edificio Franco de la
Universidad de los Andes, lugar en donde Pinzón Corredor fue dejado inconsciente y a Angarita
Lizarazo se le detuvo arbitrariamente.
Relatan, el 22 de noviembre de 2019, Angye Katherine Rojas Rivera, quien se encontraba en la calle
128 con autopista norte de esta urbe, recibió un golpe en el rostro por parte de la policía que le
produjo una incapacidad de treinta días (30).
En las inmediaciones de la calle 19 con carrera 5ª de la capital, el 23 de noviembre del mismo año,
Dylan Mauricio Cruz fue herido en la cabeza por el ESMAD con munición tipo “beang bag” y, con
ocasión de las lesiones sufridas, murió dos días después.
El 4 de diciembre siguiente, también en Bogotá, el ESMAD atacó con una granada de gas el área
facial del tutelante Alejandro Briceño Díaz y, por ello, requirió ocho puntos de sutura en la cara.
nueve (9) de los acá actores adujeron haber sido víctimas de golpes y arrestos injustificados durante
las protestas realizadas en Bogotá a partir de noviembre de 2019 e, inclusive, agregaron, algunos
fueron retenidos y conducidos por la policía en vehículos particulares sin razón alguna.
en esta urbe, se registraron ochocientos treinta y cinco (835) casos similares, veintiséis (26) en
Popayán y veinticinco (25) Barranquilla.
siete (7) accionantes refieren haber sido agredidos por la fuerza pública durante el cubrimiento
periodístico realizado a las manifestaciones del 21 de noviembre de 2019.
En tales eventos, se registraron cuarenta y siete (47) casos de actos violentos, en su mayoría
atribuibles a la policía y al ESMAD, sobre personas en el desarrollo de actividades periodísticas.
En medio digital y en formato PDF, ochenta y seis (86) documentos contentivos de reportajes
y cubrimientos periodísticos con enlaces de direcciones de internet, redirigidos a páginas en
donde se encuentra el registro noticioso con medios audiovisuales de los cuales, según
aquellos, evidencian las circunstancias antes descritas.
La sentencia impugnada
Tras referir la normatividad internacional sobre el derecho de reunión y manifestación pacífica, así como
las disposiciones locales que regulan las facultades de policía frente a dichas prerrogativas, negó el
auxilio, pues, en su criterio, de un lado, varias de las alegadas vulneraciones perpetradas por las
autoridades accionadas desde 2005, carecían de respaldo probatorio y, de otro, porque se incumplió el
presupuesto de subsidiariedad. Esto último, en tanto los actores cuentan con otros
mecanismos de defensa idóneos para exponer las aducidas trasgresiones a la libertad de prensa y, del
mismo modo, plantear las presuntas intimidaciones y hostigamientos que, eventualmente, limitan su
derecho a expresarse y protestar sin violencia.
los gestores Héctor Alejandro Alba Siboche, Wilman Silva Betancourt, Ángel Duván Ortiz, Nohelia
Rodríguez, Yuri Enrique Neira Salamanca, ya emprendieron acciones para lograr el resarcimiento de los
perjuicios que pudieron habérseles causado con ocasión de los hechos aquí denunciados, tornando
prematura la presente salvaguarda.
De otro lado, señaló que la actual alcaldesa de la capital expidió un acto administrativo en donde se
moduló el uso de la fuerza pública en manifestaciones y protestas, lo cual “(…) de cierta manera, se
acerca a las aspiraciones que persiguen los tutelantes, mediante esta excepcional vía (…)”.
Expuso la improcedencia de la protección rogada en relación con los aspectos fácticos relativos a la
emergencia sanitaria decretada por el Gobierno Nacional para afrontar la pandemia generada por virus
“COVID19”, pues los mismos constituían hechos nuevos en la contienda.
La impugnación
La formularon los suplicantes y la Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP-, esbozando que el a quo
constitucional se abstuvo de estudiar el fondo de la controversia, por cuestiones formales e, igualmente,
reiteraron los planteamientos expuestos en la demanda de amparo
2.1. PROBLEMA JURÍDICO RESUELTO POR LA CORTE (no necesariamente es el enunciado por
ella)
EN CONCLUSIÓN
Es claro un interés de los enjuiciados dirigido a menoscabar el derecho legítimo de los ciudadanos a
manifestarse pública y pacíficamente contra las actividades del Gobierno.
La problemática planteada no es solo la distrital, lo es con impacto en lo nacional, pues es claro el
constante irrespeto a las garantías superlativas de las personas a ejercer el derecho a la protesta
pacífica, no violenta, en todo el territorio y la falta de respuesta estatal a esa situación. A
pesar de las reglamentaciones y el alto contenido discursivo de la jurisprudencia en torno a las
garantías a protestar pacíficamente, muy poca efectividad se ha obtenido frente al actuar de la fuerza
pública a cargo del orden público interno.
El Gobierno Nacional, además, hizo caso omiso frente al Informe anual del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos e informes de la Oficina del Alto Comisionado y del
Secretario General -24 de febrero a 20 de marzo de 2020- y sus recomendaciones.
Si bien algunas personas, a sabiendas del riesgo que implicaba estar expuestos a las actividades
descontroladas del ESMAD, hicieron uso de sus derechos, saliendo a las calles como se lo permite la
ley, la Constitución y los demás instrumentos internacionales, ello no significa que tal
prerrogativa no fuese lesionada.
Hubo, además, quienes, sin ser parte de las protestas fueron arbitraria y brutalmente maltratados por
la fuerza pública y, en otros casos, se presentaron lesiones a los manifestantes y, según los reportes,
uno de ellos murió por el uso inadecuado y desproporcional de la fuerza.
2.2. RATIO DECIDENDI (RD) "La razón de la decisión" Responde el problema jurídico y es la causa
del resuelve (¿Por qué la Corte decidó de esta manera?) Se trata de los ARGUMENTOS que
justifican directamente la decisión. Constrúyala extractando las premisas fundamentales y
conectándolas lógicamente (¡No se trata de copiar y pegar extractos de la decisión!)
Legitimidad e inmediatez
Al respecto, se aprecia que los accionantes plantearon la salvaguarda desde la óptica de la
“amenaza” a sus garantías en el ejercicio de la protesta pacífica ante las “sistemáticas” agresiones
del ESMAD, que, en su percepción, les restringe tal prerrogativa por el temor que les genera dicho
cuerpo policial. Pero, además, es
inocultable, algunos de los intervinientes han visto afectados sus derechos fundamentales
directamente.
Bajo ese horizonte, los tutelantes tienen legitimación para implorar protección a sus derechos
fundamentales porque de acuerdo con el canon 1° del Decreto 2591 de 1991, “(…) toda persona
tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces (…)” el auxilio a sus intereses, cuando éstos
resulten amenazados por entidades públicas como las aquí enjuiciadas.
Con los Pactos Internacionales de Derechos Civiles, Políticos y Económicos aprobado por Naciones
Unidas en 1966, y ratificado por Colombia mediante la Ley 74 de 1968, el país se obligó a dar
aplicación a las mencionadas disposiciones a través de un recurso efectivo y, a su vez,
en la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, se creó una
Comisión y una Corte regional para materializar tales prerrogativas, cuando quiera que las Naciones
asociadas incumplieran sus compromisos convencionales.
La Constitución Política de 1991, instituyó la acción de hábeas corpus y de tutela como herramientas
judicial eficaz y ágil cuando se lesioné arbitrariamente el derecho a la libertad, o se amenace o
vulnera cualquier garantía señalada en dicho estatuto o Ley internacional y, en todo caso, sin
importar que la misma no se encuentre taxativamente consagrada en un texto jurídico.
La configuración constitucional del Estado y la sociedad, según la estipulación de 1991, asumió un
talante pluralista y participativo “fundado en el respeto a la dignidad humana”, radicando en las
autoridades, como el Ejército, la Policía y, por tanto, en el ESMAD, el deber de proteger a los
habitantes del territorio27. or tal motivo, cuando tales autoridades infrinjan esa obligación, serán
responsables por omisión o extralimitación de sus funciones.
El mandato constitucional exige a las entidades y funcionarios convocados, frente las personas,
preservarles la vida, abstenerse de desaparecerlas y tratarlas con igualdad, haciendo énfasis en
aquellos sujetos de especial condición, a promover el libre desarrollo de su personalidad, a no
molestarlas por razón de sus convicciones ni a censurar sus expresiones u opiniones, permitiéndoles
su circulación por el territorio, no pudiendo las encausadas reducir, detener o irrumpir arbitrariamente
en su domicilio.
en el canon 37 del Estatuto Supremo, señala que los ciudadanos pueden reunirse para manifestarse
pública y pacíficamente y, sólo la Ley podrá limitar y establecer los casos en los cuales tal derecho
será restringido. Por tanto, de acuerdo con la tridivisión de poderes, es el Congreso de la República, y
no otra institución, el encargado, por vía Ley Estatutaria, es el competente para la regulación negativa
a ese derecho.
Las entidades demandadas, por mandato expreso del canon 121 ejúsdem, no pueden
atribuirse la reglamentación de la forma cómo una persona puede disfrutar de su garantía a
manifestarse pública y pacíficamente
la sentencia C- 223 de 2017, declaró la inexequibilidad de los artículos 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54,
55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74 y 75, contenidos en el
Título VI del Libro Segundo de la Ley 1801 de 2016 “Por la cual se expide el Código Nacional de
Policía y Convivencia”, con efectos a partir del 20 de julio de 2019, por violación de reserva de Ley
Estatutaria
La Constitución de 1991 eliminó la facultad discrecional que tenía la autoridad para definir los casos
en los cuales se podía disolver una reunión y, por el contrario, estableció que sólo la ley podrá instituir
de manera expresa los límites al ejercicio de este derecho.
la Constitución expresamente establece que la reunión y la manifestación pública y pacífica son
derechos fundamentales, lo cual tiene como trasfondo la intención de fortalecer el principio
democrático en el sistema constitucional actual. Igualmente, que sólo el Legislador es el facultado
para definir el marco de acción de la autoridad administrativa y los límites a estos derechos (…)”.
se incluye en el texto constitucional la facultad de expresión individual o colectiva en el espacio
público, de las diversas opiniones, inconformidades o críticas (…)”.
la protección a la libre expresión de ideas y opiniones, a través de los derechos de reunión y
manifestación pública y pacífica incide directamente en el desarrollo de uno de los principios
fundantes del Estado como es el principio pluralista (art. 1º Const.). Como lo determinó esta
Corporación “el pluralismo establece las condiciones para que los contenidos axiológicos de la
democracia constitucional tengan lugar y fundamento democrático.
La Sentencia C-089 de 1994, esta Corporación explicó el alcance de este principio fundante del
Estado y dijo que el pluralismo era connatural a la democracia. El pluralismo establece las
condiciones para que los contenidos axiológicos de la democracia constitucional tengan lugar y
fundamento democrático”
el artículo 37 de la Constitución de 1991 propone un modelo de democracia más robusta y vigorosa
que la encarnada por el proyecto de la Constitución de 1886. Al pueblo hoy se le reconoce su
capacidad y su derecho a deliberar y gobernar, no sólo por medio de sus representantes, a través del
sufragio, sino por sí mismo y por virtud de la deliberación
colectiva, pública y pacífica.
“(…) Es decir, la reunión y la manifestación pacífica en espacios públicos y específicamente la
protesta en el régimen constitucional, constituyen un mecanismo útil para la
democracia y para lograr el cumplimiento cabal del pacto social.
la sentencia T-391 de 2007 se explicaron in extenso las razones por las cuales el derecho a
la libertad de expresión ocupa un lugar central en el régimen constitucional vigente cuya finalidad es
profundizar la democracia y se expusieron los siguientes argumentos que ahora se resumen: (…)”.
“(…) La libertad de expresión facilita la democracia representativa, la participación ciudadana y el
autogobierno por parte de cada nación; desde la dimensión política (…)”.
“(…) El debate político amplio y abierto informa y mejora la calidad de las políticas públicas, al incluir
a todos los sectores de la sociedad en los procesos de comunicación, decisión y
desarrollo (…)”.
“(…) Mantiene abiertos los canales para el cambio político e impide, mediante la crítica, que los
gobernantes se arraiguen indefinidamente a una postura ilegítima (…)”.
“(…) La protección a la libre comunicación de información previene los abusos gubernamentales de
poder, al presentar un canal como un contrapeso para el ejercicio del poder ciudadano (…)”.
“(…) Promueve la estabilidad sociopolítica, al proveer una válvula de escape para el disenso social y
establecer, así, un marco para el manejo y procesamiento de conflictos establecer un espacio para
procesar conflictos que no amenaza con socavar la integridad de la sociedad (…)”.
“(…) Protege a las minorías políticas activas en un momento dado, impidiendo su silenciamiento por
las fuerzas mayoritarias o prevalecientes; (…)”.
“(…) Es una condición necesaria para asegurar la libre expresión de la opinión de los electores al
depositar sus votos, optando por un representante político (…)”.
“(…) Contribuye a la formación de la opinión pública sobre asuntos políticos y a la consolidación de
un electorado debidamente informado, dado que materializa el derecho de los ciudadanos a
comprender los asuntos políticos y les permite así participar efectivamente en el funcionamiento de la
democracia (…)”.
“(…) Hace efectivo “el principio de autogobierno representativo por los ciudadanos mismos; y el de
responsabilidad de los gobernantes ante el electorado, así como el principio de igualdad política (…)”.
“(…) Fortalece la autonomía del individuo como un sujeto político; y al permitir la construcción de
opinión facilita el control social sobre el funcionamiento, no solo del sistema político, sino de la
sociedad misma, incluyendo el ordenamiento jurídico y sus necesidades de evolución o modificación
“(…) Así, en el contexto de la protección del derecho a la libertad de expresión, en general, el único
acercamiento plausible al contenido del “fin legítimo” es aquel que respete plenamente los límites
trazados por el artículo 20 de la Constitución, en conjunto con el bloque de constitucionalidad, que
son aplicables al entendimiento del artículo 37 Superior (…)”.
“(…) En consecuencia, el criterio genérico acerca de los discursos permitidos cobija todas las
expresiones posibles, menos aquellas que admiten una restricción previa. Es decir, lo protegido es
todo tipo de discurso y lo prohibido es aquello que los parámetros constitucionales han determinado
que se puede prohibir, a saber: (i) la propaganda de la guerra; (ii) la apología al odio, a la violencia y
al delito; (iii) la pornografía infantil; y (iv) la instigación pública y directa a cometer delitos; y (v) lo que
el Legislador señale de manera expresa (…)”.
En la sentencia C-575 de 2009, la Corte Constitucional al declarar la incompatibilidad del otrora
delito de “ultraje a la bandera” con la Carta de 1991,
enfatizó en los elementos constitutivos de la libertad de
expresión y de su núcleo esencial, así:
“(…) (i) toda expresión se encuentra protegida por una presunción de primacía constitucional sobre la
cual cabe prueba en contrario; (ii) prima facie se reconoce mayor peso abstracto a la libertad de
expresión salvo que estén en juego otros principios o derechos que gocen de una protección
superior; (iii) se presume como una “intervención constitucionalmente sospechosa” cualquier
limitación de la libertad de expresión por parte de las autoridades públicas, por lo tanto, en estos
casos se debe proceder con un control constitucional estricto que corrobore la existencia de causas
jurídicas concretas para la limitación del mismo (…)”.
“(…) Como consecuencia del principio de presunción de primacía de la libertad de expresión, la Corte
ha dicho que la censura se encuentra completamente prohibida, y que en este caso no se admite
prueba en contrario, pues el acto de censura constituye una violación del derecho a la libertad de
expresión ipso jure (…)”.
“(…) La libertad de expresión en sentido estricto tiene las siguientes características constitucionales:
(i) titularidad universal que impide la discriminación y que puede involucrar intereses públicos y
colectivos; (ii) en virtud de los tratados internacionales hay ciertas opiniones que no pueden ser
expresadas como las xenofóbicas, la pornografía infantil y las que promueven la violencia,
entre otras; (iii) existen niveles de protección al interior del derecho de la libre expresión y esto es
considerado en el momento en que se lleve a cabo la aplicabilidad de este derecho; (iv) es importante
resaltar que la Corte menciona como un elemento esencial de este derecho “la expresión protegida
por esta libertad puede ser tanto la del lenguaje convencional, como la manifestada a través de
conducta simbólica o expresiva convencional o no convencional”; (v) la protección constitucional
a este derecho se manifiesta tanto en el contenido como en la expresión del mismo y su tono, se
debe resaltar que el derecho de la libertad de expresión es protegido aun cuando las ideas y
la forma de expresar las mismas sea chocante para la mayoría de la sociedad; (vi) el derecho a la
libre expresión no solamente implica obligaciones y responsabilidades vinculantes para quien ejerce
dicho derecho, sino también para el Estado y las autoridades públicas (…)”.
también la difusión de ideas o datos que no son acogidos favorablemente por las mayorías sociales,
que pueden juzgarlas inquietantes o peligrosas. El pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura,
exigen que esas opiniones e informaciones disidentes sean también protegidas
“Estigmatización” frente a quienes, sin violencia, salen a las calles a cuestionar, refutar y criticar las
labores del gobierno”
se advierten publicaciones en redes sociales, por parte de los gabinetes ministeriales y del Ejército
Nacional, en el marco de las manifestaciones de noviembre y diciembre de 2019, con el eslogan “no
paramos, avanzamos”.
Del mismo modo, se difundieron mensajes por varias de las entidades fustigadas con el lema del
“Paro Nacional” hace parte de una estrategia para derrocar al Presidente
Iván Duque (…)” y con expresiones como la siguiente: “(…) No pudieron (…); Convocaron [a] un paro
basados en mentiras (…); Sembraron pánico con falsas denuncias (…);
Atacaron a la fuerza pública buscando que reaccionaran para acusarlos de violar los derechos
humanos (…)”78.
27 allanamientos en Bogotá, 5 en Cali y 4 en Medellín a domicilios y oficinas, algunas
de ellas de organizaciones de la sociedad civil y medios alternativos de comunicación (…)”.
La apreciación conjunta de los elementos de acreditación, permite advertir una notoria diferencia
entre lo afirmado por los funcionarios del Estado Colombiano y la Oficina de la ONU, pues mientras el
segundo utiliza un lenguaje moderado y neutral que llama a la concordia, el Gobierno Nacional
procura auxiliarse de falacias y estereotipos, a los cuales no puede acudirse porque refuerzan una
eventual estigmatización del derecho al disenso y a la protesta pacífica como una conducta
criminal.
Una Nación que busca recuperar y construir su identidad democrática no puede ubicar a la
ciudadanía que protesta legítimamente en la dialéctica amigo – enemigo; izquierda y derecha, buenos
y malos, amigos de la paz y enemigos de la paz, sino como la expresión política que procura abrir
espacio para el diálogo, el consenso y la reconstrucción no violenta del Estado Constitucional de
Derecho.
En este contexto, resulta cuestionable que las autoridades no guarden neutralidad frente a las
manifestaciones, pues, justamente, de ellas, es de quienes se espera mesura frente a las limitaciones
o restricciones del ejercicio de las libertades individuales, máxime si la Constitución les exige
promover el ejercicio de los derechos fundamentales.
De otro lado, resulta inusual que, previo al inicio de las manifestaciones programadas para el 21 de
noviembre de 2019, la Fiscalía General de la Nación hubiese realizado, de manera simultánea,
allanamientos en Bogotá, Cali y Medellín en el domicilio de personas con intereses en participar y
cubrir periodísticamente, las manifestaciones pacíficas desarrolladas a partir del 21 de noviembre de
2019
En este panorama, resulta cuestionable que las autoridades no guarden neutralidad frente a las
manifestaciones de las personas, pues, justamente, de ellos, es de quienes se espera mesura frente
a las limitaciones o restricciones del ejercicio de las libertades individuales, máxime si la Constitución
les exige promover el ejercicio de los derechos fundamentales.
Para la Corte, capta su interés que se utilicen instrumentos legales para coartar la libre circulación de
los ciudadanos, pues ello genera un temor fundado por captura ilegítima cuando se hacen exigencias
generalizadas hacia el Gobierno.
Tal situación no ameritó pronunciamiento por las autoridades civiles en torno a dichas circunstancias,
por ello, resulta preocupante que la policía advierta en ese silencio, la posibilidad de repetir esas
actividades, circunstancia que, incluso, como lo señaló esa organización, también afectó a reporteros
que cubrían las manifestaciones.
Las diligencias impulsadas por la fiscalía encaminadas a realizar allanamientos y capturas de manera
coordinada y simultánea en Bogotá, Medellín y Cali previo al inicio de la jornada de protesta, sin
evidencias de un actuar ilícito de los destinatarios de esos procedimientos, a juicio de la Corte
también constituye un actuar disuasivo y estigmatizante para quienes desean ejercitar su prerrogativa
a la protesta pacífica ante la carencia de elementos probatorios habilitantes de aquélla medida
especial, excepcional, extrema o de las previsiones constitucionales
de la regla 28 de la Carta.
3. ARGUMENTOS NO ESENCIALES (ideas claras; frases cortas. Use viñetas)
3.1. OBITER DICTA RESALTABLES (OD): "Dichos de paso"; Argumentos teóricos, históricos,
doctrinales que si bien no justifican DIRECTAMENTE la decisión, le permiten a la Corte reforzar o
ejemplificar su argumentación. (Sólo los resaltables)
Menciona que, respecto a las solicitudes realizadas por los actores, en primera medida que la Corte
debió revisar todo y tomar una decisión con prudencia, haciendo un análisis calmado, no dejándose
llevar por emociones, ya que las pretensiones no fueron sustentadas con pruebas.
Que se le dio total credibilidad a todo lo que argumentaron los demandantes sin existir la totalidad de
las pruebas.
Que el juez no puede darse largas, ni excederse en sus facultades invadiendo la orbita de la rama
legislativa para impartir decisiones a distintas entidades y funcionarios generando cambios
estructurales y funcionales de entidades ya establecidas previamente.
Que el fin de la tutela es la protección de un grupo o sector de la población que este viendo afectado
alguno de sus derechos, pero la resolución no puede ser de aplicación general.
Que, si se hacen necesarios cambios legislativos, pero que para eso existen otros mecanismos en un
Estado Social de Derecho, pero no son los jueces de tutela los que tiene la facultad de emitir ordenes
para que las autoridades actúen de una forma u otra, porque estaría colegislando y coadministrando.
La constitución ha indicado el camino para realizar las modificaciones correspondientes sin exceder la
competencia y no es la tutela el camino para lograrlo.
Finaliza reiterando que la tutela no es el camino para alcanzar las reformas que en el caso se piden,
ya que la Constitución ha marcado otras vías y hace un llamado a los jueces para mantener la
prudencia, la paz y la moderación sin contribuir a caldear los ánimos con decisiones que pueden
hacer mas daño que bien a una sociedad que ya tiene suficiente confrontación.
- Magistrado Luis Alfonso Rico Puerta
Refiere que se aparta de la decisión tomada por la mayoría de los magistrados pese a que comparte
la preocupación que manifiestan los actores frente a los atropellos que se puedan estar presentado
con el uso desmedido de la fuerza y el no respeto a su derecho de protesta pacífica.
Que para tomar la decisión no se cumplió con el requisito del articulo 86 de la Constitución que
condiciona la viabilidad de la acción de tutela, ya que indica que se acudirá a esta cuando no se
disponga de otro medio de defensa judicial, situación que en este caso no se presentaba debido a
que se contaban con otras vías.
Citó el pronunciamiento anterior de la Corte en sentencia T412 de 2018 en donde menciona “la
acción de tutela debe proceder de forma directa y definitiva cuando no exista otro medio o recurso de
defensa judicial que garantice la protección de los derechos constitucionales fundamentales. De
existir otro medio o recurso de defensa judicial, primero, se debe determinar si fue interpuesto y
resulto por la autoridad judicial competente, o, segundo, en aso de que no se hubiese agotado,
determinar su existencia formal en el caso a revisar”.
Relaciona también lo manifestado en la sentencia T-1008 de 2012 “por regla general, la acción de
tutela procede de manera subsidiaria y por lo tanto no constituye un medio alternativo o facultativo
que permita complementar los mecanismos judiciales ordinarios establecidos por la ley”.
Basado en esos argumentos dice que los actores deben acudir a la autoridad judicial competente
para tramitar de debida forma sus reclamaciones y por eso considera que en segunda instancia debió
revisarse de mejor manera que el recurso sí cumpliera con los requisitos para que entrara a revisarse,
que en este caso no los cumple por no estar agotadas aún las otras vías legales.
Que en la providencia no se explicó por qué aquellos no serían los mecanismos idóneos para resolver
el conflicto puesto a consideración y el entonces del porqué de sus modificaciones. Es decir, no se
justificó el requisito de ineficacia.