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MODULO II
ENSEÑANZA DE LA SEXUALIDAD EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE DESARROLLO
Contenidos
Introducción
En este modulo vamos aprender cual es el desarrollo de las capacidades mentales de los
niños y niñas a lo largo de su desarrollo evolutivo. Comenzaremos por la infancia, la niñez
para finalizar con la pubertad y la adolescencia.
Las capacidades mentales que nos son tan familiares —el pensamiento, el razonar, el
imaginar, y así otras tantas funciones que nos distinguen del resto de los animales— no son
capacidades innatas predeterminadas, sino que requieren un camino de desarrollo y
construcción. Llegamos al mundo con una mente casi en blanco, y sólo con algunas
tendencias instintivas determinadas por nuestros genes. Y, ¿cuál es el medio con que
contamos para ir construyendo este funcionamiento mental? Ese medio es exclusivamente
nuestro cuerpo, con su capacidad de percepción sensorial que nos contacta con el mundo
externo. Lo que pase con nuestro cuerpo determina la forma en que construimos nuestra
mente. Van a ser las experiencias corporales —vale decir, lo que suceda con la boca, la piel,
la lengua, la nariz, los ojos, los oídos y las mucosas— las que se grabarán en nuestra mente.
Son experiencias sensoriales inicialmente difusas, posteriormente más definidas en
imágenes, más tarde en fantasías, al comienzo relacionadas entre ellas por conexiones
irracionales e incoherentes, y luego capaces de vincularse unas con otras por enlaces lógicos
y reflexivos, configurando así la función del pensamiento.
A poco de haber nacido, el bebé tiene un sentimiento difuso —no ubicado todavía en
ninguna parte de su cuerpo, porque aún no es capaz de reconocer sus límites, ni su
ubicación en el espacio— de malestar, de inquietud y hasta de dolor, que no sabe bien de
dónde proviene y que m m “h m ”. D , z m é
difusa, tiene una sensación grata: se acerca un algo de buen olor, que siente turgente
cuando roza su mucosa bucal, que enseguida ocupa una cavidad vacía que es su boca y que
Todas estas experiencias van dejando huellas en el cerebro, y van permitiéndole a la mente
ir construyendo primero una noción de un antes y un después: cuando tenía hambre,
cuando se me satisfizo; una noción de un adentro y un afuera: me satisfago cuando algo
entra en mí, estoy insatisfecho cuando ese algo está fuera; una sensación de placer cuando
me alimento, y de displacer cuando tengo hambre. Todas y cada unas de estas experiencias
van construyendo en la mente imágenes, representaciones, escenarios, todos los cuales, al
irse relacionando, van construyendo los procesos de pensamiento.
Es importante darse cuenta de cómo la mente no tiene otra alternativa que ir haciendo
experiencia y construyéndose desde lo que pasa con el cuerpo, y por medio de él se
relaciona con el mundo externo, que inicialmente está representado casi
preponderantemente por la madre.
Los primeros órganos del cuerpo que adquieren una importancia fundamental en la
construcción del funcionamiento mental son la piel y las mucosas, la boca, la lengua, la nariz,
el ojo y el oído. La que podríamos decir que comanda este proceso es la zona buco-laríngea,
porque es ahí donde van a acontecer fenómenos esenciales para la vida, como la
alimentación y la respiración. Por lo tanto, la cavidad oral con sus mucosas, papilas
gustativas, su conexión con el olfato y la audición, va a ser una zona de experiencias
fundamentales del psiquismo. Estudios en observación de bebés han demostrado la
importancia fundamental de la piel y sus mucosas, como también de la visión, durante el
acto de amamantamiento, como quiero esbozar a continuación.
Son muchos los estudios que demuestran las graves consecuencias para el desarrollo mental
de niños que, habiendo sido alimentados, fueron severamente privados del contacto con la
madre o con su sustituto, quien no les administró el contacto corporal necesario. Los
trabajos de Spitt, de 1945, son un clásico en la demostración de los efectos dramáticos de
una estimulación insuficiente en los niños, junto con los trabajos de Harlow en chimpancés.
El trabajo de Towling el año 1977 es demostrativo. Estudió a siete niños nacidos con atresia
Durante los primeros 6 meses, la actividad corporal fundamental del bebé está centrada en
el succionar, y el correlato psicológico y mental que construye esta actividad es la capacidad
de incorporar. Durante el segundo semestre, la actividad oral va a adquirir el carácter de
masticar y morder y, a través de esa actividad corporal, la función mental que se va a
construir es la de aferrar. En forma paralela, a través de las funciones de sostenimiento y
apoyo en relación con la piel, la mirada y la escucha, se van a ir construyendo otras
capacidades psíquicas. Ellas son la sensación de consistencia y de unidad. También la
sensación de continencia —esto es, construcción de un espacio mental— y la sensación de
persistencia —vale decir, de no ser sorpresivamente invadido por estímulos
desestructurantes—. Todas estas capacidades se van adquiriendo desde el contacto con la
piel, la mirada y la escucha. La función de significancia se va a construir a través de ir
conectando distintos sentidos con un mismo objeto y, adosado a ella, se afinan la sensación
de correspondencia, concordancia, convergencia y consensualidad.
A partir de los 18 meses, es otra parte del cuerpo la que va a tomar el comando de la
organización en la construcción de la mente: el sistema corporal propioceptivo, que opera
por medio del sistema músculo-esquelético. Sigue siendo importante la piel que lo rodea,
pero adquiere una importancia especial la musculatura voluntaria que abre y cierra orificios
en la zona del ano y la uretra. La dieta ya no está formada solamente por alimentos blandos,
con lo cual el niño tiene deposiciones más duras y, por lo tanto, controlables. Así, la zona
anal se convierte en el centro de sus esfuerzos físicos, sociales y psicológicos. La maduración
del sistema nervioso permiten que el niño camine y, al mismo tiempo, le van dando la
posibilidad de empezar a usar el esfínter anal para controlar la evacuación de las heces. Lo
mismo con el esfínter uretral. El niño capta la importancia que le dan los progenitores a su
capacidad de controlar la evacuación de heces y orina. Al mismo tiempo, cada día que pasa
el niño tiene un mayor sentido de su cuerpo, y más habilidad para controlar sus
movimientos. Respecto de su sistema músculo-esquelético, el niño está preocupado de
retener y soltar con las manos, la boca, los ojos, actividades que se ejercen previamente al
control con los esfínteres. Por la aprobación paterna, el niño va asociando estas capacidades
de autorregulación a formas de conseguir mayor autonomía, y va viviendo muchas de las
actividades conexas como si fuera posible retenerlas, como si fueran accesibles al tacto,
como si fuera necesario expulsarlas, evitarlas o limpiarlas. Así, muchas de sus actividades
propenden a girar en torno a la recolección, el atesoramiento y la acumulación, versus la
Por sus características propias, todas estas experiencias corporales van generando en la
mente un correlato por medio del cual se va construyendo el concepto de autocontrol,
vinculado a la autonomía, al orgullo o a su contraparte, la duda y la vergüenza, y también a
los procesos de autorregulación. En este ámbito nace una capacidad mental fundamental
para el despliegue de la vida en el ser humano: la voluntad y el sentimiento de autonomía
(Erickson). A partir de los 3 años, se va concentrando en el niño y la niña el interés por sus
genitales. Es la zona del pene y de la vagina donde se focaliza la importancia del cuerpo,
lugares desde donde se van a imprimir las experiencias que irán configurando y
enriqueciendo las funciones mentales.
Desde los 5 hasta los 9 a 10 años, el cuerpo como motor del desarrollo de la mente va a
perder su primacía. De aquí en adelante, todas las experiencias acumuladas a través de las
vivencias corporales van a ser usadas, van a ser ensayadas y probadas, se van a ir elaborando
y enriqueciendo. Todo esto a través de las interacciones con el mundo externo —
representado por el colegio, compañeros, amigos— y en las múltiples actividades, tareas y
juegos que el niño y la niña empiezan a ejercitar, vale decir, el estudio, el conocimiento, los
deportes, etcétera. A este período se le considera una fase de latencia, en el sentido de que
prácticamente no hay actividad libidinal con el cuerpo, o ella está llevada al mínimo.
Hoy existe consenso en que esto no es tan absoluto, y el cuerpo aún sigue experimentando
sensaciones libidinales que se traducen muchas veces en actos masturbatorios. Sin embargo,
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procesos corporales y a un incremento de todo lo vinculado al desarrollo de los procesos de
pensamiento en relación con el mundo externo, más que a los procesos de pensamiento
vinculados al cuerpo y su libidinización.
La calidad del deseo erótico va a depender de un nuevo recorrido por antiguos caminos.
Según ya señalamos, es como una segunda vuelta de tuerca, que nos hace repasar, recordar
y reactivar los procesos corporales que vivimos en la infancia. En este sentido, la calidad del
deseo erótico va a depender de la forma en que se organicen en la mente —a través de la
participación de los órganos del cuerpo, vale decir, boca, lengua, nariz, ojo, oído, piel y
mucosas, sistema músculo-esquelético, zonas relacionadas con los esfínteres, como también
el pene y la vagina— todas las experiencias que se han ido acumulando a través del tiempo.
La calidad de este erotismo también va a depender de la contraparte psicológica que en el
pasado estas zonas generaron en la mente, vale decir, la mentalización de los aspectos del
incorporar y aferrar que determinan la calidad de la confianza básica y la esperanza, la
mentalización del autocontrol y la autorregulación que determinan la calidad de la voluntad
y la autonomía, como también la mentalización de la iniciativa, que determina la calidad del
logro y la finalidad.
Durante toda la adultez el cuerpo sigue ocupando un papel importante en las relaciones
interpersonales, pero ahora fundamentalmente a través del deseo erótico. Este deseo
erótico en la relación de pareja definitiva es una condición mínima necesaria para construir
q K gh m “ m m ”. v v
revivir todas esas experiencias corporales fundamentales de la infancia, con sus correlatos
psicológicos de confianza básica, voluntad y logro. Y así, entonces, la calidad del amor sexual
maduro va a depender de la elaboración que se continúe haciendo en la relación de pareja
por toda la vida, donde la alta temperatura que se logra gracias a la excitación sexual recrea
las condiciones para reelaborar una y otra vez la calidad del deseo erótico, ahora cada vez
más integrado a una relación en alteridad, generosa —en definitiva, de amor—, aumentando
así, en círculos virtuosos, cada vez más la confianza básica, la voluntad y el logro, la
autonomía y la iniciativa. En la crisis de la edad media de la vida, vamos asistiendo al
comienzo del desvalimiento corporal. El cuerpo sigue teniendo una importancia primordial
en la construcción de las experiencias vitales, pero esta vez desafiando a la mente a que
elabore las ansiedades que provienen del inevitable deterioro, la fealdad, la enfermedad y la
limitación física. Esto va llevando a lo que podemos llamar un desasimiento corporal, que a
partir de los 50 a 60 años va ocupando cada vez más espacios del alma, de la psiquis, para
terminar en la tercera edad con un desvalimiento corporal ya más acentuado y, agregándose
a éste, el sentido de la muerte. En esta etapa, el predominio del funcionamiento mental, de
la psiquis —para otros, del alma y del espíritu— va sobrepasando por mucho a la presencia
del cuerpo. Dicho de otra manera, el cuerpo siempre sigue teniendo un peso enorme en la
vida del sujeto, pero el camino de desarrollo humano exige ir superando progresivamente su
1.1.1. Pensamiento
Entre el nacimiento y los 2 años, el pensamiento se desarrolla a partir del cuerpo, a partir de
su sensorialidad y su motricidad. Por ende, a este período del desarrollo del pensamiento se
le llama fase sensorio-motriz. Inicialmente el bebé desarrolla solo reflejos; posteriormente,
algunos hábitos que llevan a algunas conductas voluntarias, las cuales se van complejizando
hasta llegar finalmente a la capacidad de producir soluciones a algunos problemas sencillos
por medio de la deducción. A los 2 años nombra los genitales en relación a que son órganos
de micción y evacuación de las heces.
A partir de los 2 años, el infante adquiere esa capacidad básica de simbolizar que le da acceso
al lenguaje, y comienza a internalizar acciones que van acompañadas de representaciones
mentales. En este período parece estar permanentemente investigando su ambiente y las
posibilidades de actuar sobre él. Todos los días descubre nuevos símbolos que utiliza en la
comunicación consigo mismo y con otros. Aún no ha establecido límites claros entre la
A los 4 años insulta con palabras groseras. Se interesa por los cuartos de baño y por lo que la
gente hace en ellos. Puede entender mejor que los bebés provienen del vientre de la madre,
aunque a veces les sigue costando incorporar la idea y dicen que se compran. Desarrollan
fantasías de que salen por el ombligo.
1.1.2. Emociones
En este período el infante va consolidando su capacidad vincular. A partir del año y medio
presenta gran ansiedad de separación, que va disminuyendo durante el cuarto año.
Entre los 2 y los 4 años, la madre es el refugio incondicional; el padre, el que protege de las
amenazas provenientes del mundo externo. Durante toda la infancia el niño requiere de sus
padres para modular sus reacciones de pena, angustia y miedo. Vive inmerso en un mundo de
seres polares, muy malos o muy buenos. Su fantasía, juegos y vivencias de amor con los
buenos neutralizan a los malos.
A partir de los 2 años, el infante es demostrativo en sus expresiones de afecto a los padres. A
ym “m g ” f , “ q ”.
En esta fase no hay en el niño una moral propiamente tal. Lo bueno y lo malo son criterios
prestados por sus padres. No es anormal que los niños tengan, a veces, preferencia por los
juguetes de las niñas. A partir de los 3 años piensan que pueden casarse. Se lo proponen a los
padres y a otras personas, sin importar el sexo que tengan. Cuando el niño juega no hace
distinción de sexo, y cerca de los 4 años construye lazos de amistad transitorios con amigos
del otro sexo.
Durante los primeros 2 años, el cuerpo es la única vía con que cuenta el niño para
comunicarse y para percibir todo lo que lo rodea e interactúa con él. A partir de los 2 años, el
lenguaje va teniendo un mayor grado de importancia en la comunicación, pero es el cuerpo el
que durante los primeros cuatro años de vida tiene la mayor importancia. El apego a la
madre, y posteriormente al padre, son fundamentales, entre otras cosas para libidinizar el
cuerpo y echar a andar las identificaciones que determinarán la identidad de género. A partir
de tales identificaciones se asentarán, desde la pubertad, el deseo sexual y su identidad
sexual.
En esta etapa el infante toma conciencia de sus genitales y cuando está desnudo se los toca y
los mira. Le gusta estar desnudo. Le llaman la atención los senos de la madre y de las mujeres
en general. A esta edad les gusta tocar los senos de la madre y de otras mujeres cercanas.
A los 4 años, en situaciones de tensión tocan sus genitales y pueden tener ganas de orinar.
Les gusta mostrar sus genitales. Comienzan a querer privacidad.
1.2.1. Pensamiento
Durante esta etapa, específicamente entre los 4-5 años, se realiza una poda de conexiones
neuronales con el fin de crear nuevas sinapsis que den nuevas habilidades y destrezas,
tanto afectivas como cognitivas. A esta edad los niños distinguen fantasía de realidad.
Las operaciones concretas comienzan a los 2 años con la aparición de la función simbólica,
y las acciones que se acompañan de sus respectivas representaciones mentales.
Entre los 4 y los 7 años el pensamiento adquiere un carácter de mayor nivel. El niño
articula representaciones mentales, con lo cual configura el pensamiento intuitivo. Al inicio
de esta fase intuitiva, cree que todo lo que tiene actividad está dotado de vida; al final de la
etapa, le atribuye vida solamente a los sujetos que tienen movimientos o producen
energías. Esto se debe a que continúa predominando la asimilación (proceso proyectivo: el
acto de adaptar el ambiente a sí mismo) por sobre la acomodación (proceso realista: el
ambiente exige adaptarse y, de esa manera, el niño concibe e incorpora la experiencia
ambiental como ésta es realmente).
Es todavía difícil para el niño concebir simultáneamente dos ideas. Carece aún de la
capacidad de ver conjuntamente las partes y de relacionarlas con el todo, preocupándole
solo las partes. Sin embargo, a este nivel ya es capaz de articular partes entre sí.
Entre los 7 y los 9 años se complejizan un poco más estas operaciones concretas, sin
embargo, todavía estamos en el ámbito de una inteligencia concreta que se caracteriza por
un pensamiento de carácter transductivo, es decir, que razona con pre-conceptos que
están a mitad de camino entre lo general y lo particular (por ejemplo, “no hicimos la
siesta, entonces no es la tarde”). Este pensamiento transductivo y pre-conceptual funciona
por:
Yuxtaposición y sincretismo: expresan el modo en que los niños explican la conducta de las
cosas, especialmente las relaciones causa-efecto. Para el niño todas las cosas están
Subjetivismo: el niño distorsiona la realidad para satisfacer su punto de vista, con gran
dificultad para distinguir lo subjetivo de lo objetivo. Por ejemplo:
Noción de conservación. Por ejemplo, a la pregunta de si hay más flores o más floreros
cuando cada flor está en el mismo número de floreros, responde que hay igual
cantidad. Si se sacan las flores de los floreros y se extienden al lado, antes de los 7 a 8
años sostiene que hay más floreros que flores. Ahora duda en la respuesta, porque
puede establecer una relación entre floreros y flores.
1.2.2. Emociones
Entre los 4 y 5 años el niño es bastante egoísta, impaciente, peleador, celoso, orgulloso
de sus propios logros y con un humor de risas desaforadas. También es muy bueno para
hablar. En general es agresivo, brusco y descuidado. Esta tendencia empieza a
cambiar a partir de los 7 años, cuando empieza a tener mejores relaciones con los
demás, es más sentimental, más serio y pensativo. Es un sujeto más tranquilo y abierto a
nuevas experiencias. Ahora puede dirigir la rabia contra sí mismo, tiene más capacidad de
autocontrol, pero a veces anda triste y malhumorado. Ya tiene la capacidad de sufrir
por dentro. Puede, sin embargo, en ocasiones, ser extremadamente agresivo, tanto
Entre los 5 y 7 años es aún temeroso, y su hogar es el refugio que lo tranquiliza. A partir de
los 9 años ya es más independiente, tiene un mejor equilibrio entre su relación consigo
mismo y los demás, es más responsable, más digno de confianza, protege a los
amigos o a un hermano menor, acepta las bromas personales y usa el lenguaje para
expresar emociones sutiles y refinadas. Se relaciona con el ambiente en forma más
curiosa que agresiva. Acepta conversar con amigos de su sexo sobre temas referente a la
sexualidad.
Entre los 10 y 11 años, comienza la “ dad del pavo”. Puede ser competitivo y le gusta
sobresalir, especialmente en los deportes; comienza a rebelarse, es más temperamental y
de ánimo cambiante. Las hormonas sexuales comienzan a secretarse.
1.2.3. Identidad
En esta fase, la figura de los padres sigue siendo sumamente importante en el desarrollo de
la identidad, ahora enriquecida con la participación del mundo escolar, de sus compañeros
de clase, de sus profesores y del mundo de los adultos, que cada vez se atreve a explorar
más. Los padres le aparecen como invulnerables, omnipotentes y perfectos, completamente
idealizados.
Entre los 4 y 6 años —en que el niño adquiere el sentido de autonomía y se separa
definitivamente de la relación de dependencia de sus padres—, se va estableciendo una
identidad donde el elemento fundamental es la construcción de la capacidad de
iniciativa. Ahora va a estar preocupado de desarrollar una actividad y de alcanzar una
finalidad, esto es, dominar las tareas específicas. A medida que explora el mundo pone a
prueba sus poderes, sus conocimientos y sus cualidades potenciales. Esto lo lleva a veces a
sentimientos de incomodidad y culpa, porque en muchas oportunidades comete errores o
no satisface las expectativas de los demás. A esta edad considera natural al sexo
A partir de los 7-8 años, ya hay una franca sustitución de los progenitores por relaciones
con personas ajenas al hogar. Se ha producido una renuncia a la relación exclusiva con el
progenitor del sexo opuesto, y el progenitor del mismo sexo se transforma en un modelo
de identidad importante respecto de su manera de ser futura
A los 7-8 años se consolidan el género nuclear y el rol de género. En el primero, el niño se
siente hombre o mujer, independientemente de su cuerpo. En el segundo, el niño se
comporta como hombre o mujer, independientemente de su cuerpo.
A partir de los 4 años es muy activo con su cuerpo, le encanta la actividad motriz y jugar.
Tiene mayor facilidad y dominio de la actividad corporal a los 5 años, y a los 6 está casi
constantemente en movimiento. A menudo se revuelca, lucha, camina en “cuatro pata ” y
pelea con otros niños. A los 7 años puede ser muy activo o a veces muy inactivo. Tiene
afición a algunas actividades, como patinar, jugar a la pelota, saltar la cuerda. A los 8 años
el movimiento corporal es más rítmico y más grácil. Consciente de su postura propia y la
ajena, juega a seguir al jefe. A los niños varones les encanta el fútbol y a las niñas, la
cuerda. A los 9 años llegan a quedar exhaustos con deportes y actividades. Desarrollan gran
interés por los juegos en equipo y por aprenderlos a fondo.
A partir de los 5 años, tanto niños como niñas pueden reconocer claramente las diferencias
físicas entre hombres y mujeres, aunque no les prestan mucho interés. Muestran menos
sus genitales. No les gusta mostrarse desnudos. Al ver desnudo a un adulto, pueden
preguntar por qué mamá no tiene pene y papá no tiene pechos.
A los 7 años el interés por el sexo ha disminuido, también los juegos de contenido sexual.
Ésta es la edad en que, por última vez, las niñas y los niños jueguen juntos sin que interese
la diferencia entre los sexos. Aumentan los romances con ideas de casamiento.
A los 8 años las niñas reaccionan sensiblemente a los toqueteos y a la brusquedad del
juego de los varones. A esta edad ya existen para los varones las niñas bonitas y, para las
mujeres, los niños guapos. Disminuyen las parejitas. Aparece la idea de la casa propia al
casarse. Comienza la separación por sexo en los juegos.
A los 9 años, sus propios órganos sexuales son fuente de interés y curiosidad. Les molesta
que el padre del sexo opuesto los vea desnudos, y ahora estar desnudos no es algo que
busquen ni que les guste. Insultan con groserías sexuales. El estar junto al otro sexo puede
despertar el deseo de besarse, y se burlan del novio y de la novia.
1.3.1. Pensamiento
A partir de esta fase se realiza una nueva poda de conexiones neuronales, abriéndose la
posibilidad de instalar nuevas conexiones entre las neuronas que estén al servicio de los
nuevos desafíos de la pubertad, tanto cognitivos como emocionales.
Concluye la fase operacional concreta y comienza la fase operacional formal propia del
razonamiento abstracto.
Este último logro del pensamiento operacional instala al niño en el pensamiento científico.
Pasa de un modo de pensamiento inductivo a otro deductivo. Sus operaciones mentales y
sus razonamientos se basan en el conocimiento de un conjunto más amplio de elementos y
en las relaciones lógicas que hay entre las partes de ese conjunto y entre este y otros
conjuntos. Relaciona su conducta con las consecuencias que ella determinará. Va
construyendo un razonamiento objetivo y es capaz de retener el concepto de constancia. Si
bien antes solamente en relación al tiempo concebía el antes y el después, ahora entiende
pasado, presente y futuro como un continuo temporal.
Los 10 años son la época en que los niños se sienten felices, tienen buen carácter y sentido
del humor. A los 11 años ya empiezan a ser más orgullosos, egoístas, beligerantes, celosos,
rencorosos y discutidores, poco dispuestos a cooperar, con amor propio fuerte. A los 12
años se hacen más expansivos, más extrovertidos, entusiastas y generosos; se aceleran con
lo que les gusta y aborrecen lo que no les gusta. A los 13 años vuelven a una retracción
melancólica, son más reservados y callados, indiferentes y con tendencias a aislarse, muy
sensibles y vulnerables. A los 14 años entran a una mayor confusión y desconciertos íntimos,
pero con mayor capacidad para enfrentarlos y con una cierta mayor independencia de los
padres. En esta etapa tienen la capacidad de vivir enamoramientos transitorios, que van
sustituyendo el vínculo con las figuras parentales. Hay cada vez mayor conciencia de que el
niño o la niña quedó atrás y que no puede esperar todo de sus padres. Entre los 10 y los 12
años hay un incremento de la agresividad en los hombres, y mayor sensibilidad, cambios de
ánimo y rabietas en las niñas.
Temores y preocupaciones
A los 10 años, recién saliendo de la niñez, el niño todavía está lleno de temores a los
animales, a las alturas, al fuego, a los bandidos, a los asesinos, a los ladrones, y tiene una
cierta preocupación por el rendimiento escolar. A los 11 años aumenta la preocupación por
su rendimiento, pero siguen todavía los temores infantiles. Es a los 13 años que aumentan
las preocupaciones y los temores van quedando rezagados. La importancia de las
calificaciones predomina entre sus preocupaciones. También le preocupa cómo se llevan sus
padres, el aspecto físico y la relación con sus pares; su inserción con la gente, con la
sociedad, las instituciones y los grupos. A los 14 años ya hay una preocupación franca por
cómo aparece frente a la sociedad, por la impresión que da, y también por la situación social
general mundial.
A los 10 años los púberes no tienen un gran amor propio, incluso ganar los hace sentirse
incómodos. Les gusta sobresalir en los deportes, no en el rendimiento escolar.
Los bienes materiales son objeto de envidia y celos con los hermanos menores. A los 11 años
tienen un gran amor propio, es una edad orgullosa. A los 12 años disminuyen los
sentimientos de celos, pero igual sienten envidia por cosas materiales. A los 13 años, el amor
propio es fundamental y, por orgullo, procuran dar lo mejor de sí. Ahora envidian la
popularidad y el privilegio de los demás. A los 14 años reconocen que les encanta competir,
niegan los celos, y lo que más envidian es la popularidad, especialmente con el sexo
opuesto.
1.3.3. Identidad
A los 10 años todavía el púber no está muy consciente de sus responsabilidades, tiende a
ignorar las críticas y el mal desempeño en la escuela. A los 11 años se empieza a instalar una
actitud muy crítica, tiene la sensación de que todo lo que hace parece estar mal. Se opone a
lo que se lleva a cabo en la casa, es negativo con la madre y parece egocéntrico, torpe y
charlatán. Es también muy crítico de los demás y le cuesta aceptar las criticas de los otros. A
los 12 años se preocupa cada vez más de ganarse la aprobación de los amigos y está
empezando a preocuparse de que su concepto de sí mismo cuaje con el concepto que tienen
los demás de él. Se va apartando de los padres. Entusiasta, impaciente, le cuesta esperar y
alterna entre conductas muy infantiles y otras muy maduras. Sigue siendo muy crítico de sí
mismo, de su propio aspecto. A los 13 años ya es más capaz de meterse dentro de sí mismo
tratando de comprenderse, de entender su aspecto físico y sus estados de ánimo. Tiene
interés en su propia personalidad y está reocupado por su aspecto personal: si está gordo,
flaco, cómo tiene el cutis, le preocupan los rasgos desproporcionados, etc. A los 14 años, la
identidad se construye en comparación con los demás; claramente los padres van pasando a
segundo plano. Ansían ser estimados por los amigos, desarrollan gran interés en la
personalidad propia y de los amigos. Les preocupa cuán normales son. Son egoístas y
Entre los 9 y los 11 años se instalan las hormonas en el torrente sanguíneo; primero el
cortisol, que tiene efectos en el desarrollo corporal.
Las niñas de 10 años crecen con más rapidez que los niños. Las formas se redondean,
aumentan las caderas y el pecho, con ligera proyección de los pezones. En los varones el
físico se hace más sólido y se redondean los contornos del mentón, el cuello y el pecho. No
hay ninguna huella de maduración sexual en ellos.
En las mujeres la velocidad del crecimiento decrece a los 13 años, pero continúa el proceso
madurativo. Las caderas se hacen más suaves, se rellenan. El tronco, las piernas, el rostro, el
cuello y los hombros se hacen más delgados. Los varones presentan vellos en el pubis,
crecimiento rápido de los genitales, la voz se ahueca. A los 14 años la mujer ya se parece
Durante la adolescencia temprana, se afinan las capacidades mentales que van a definir los
atributos del pensamiento, de la vida afectiva y de la identidad, variables fundamentales que
determinarán la calidad de vida en la adultez. En este sentido, perturbar el sano desarrollo
de este período —que es sumamente exigente de energías intelectuales, cognitivas,
afectivas y de destrezas sociales— tiene nefastas consecuencias para la construcción de la
personalidad futura del joven. Las perturbaciones más nocivas son las drogas, la violencia y
la promiscuidad sexual.
1.4.1. Pensamiento
A partir de los 12-13 años es muy importante incentivar la aplicación del pensamiento lógico
formal a temas afectivo-sexuales, para que éstos no queden sólo a nivel de pensamientos
concretos, como pasa con todo aquello acerca de lo cual no tiene interés el adolescente. A
partir de los 11 años comienza un proceso continuado de pensamiento lógico formal de
segundo orden, esto es, de razonamiento basado en operaciones abstractas. Junto con
comenzar dicho proceso, se está consolidando en el púber la capacidad para utilizar las
operaciones concretas en todas las áreas de su funcionamiento. Cada vez hace un uso más
sofisticado de la inteligencia representativa, mediante operaciones concretas. A partir de los
1.4.2. Emociones
A partir de los 15 años, las preocupaciones por el colegio van aumentando, y se suman
también preocupaciones por la falta de popularidad o por el estado de salud. Estas
preocupaciones llegan a ser muy importantes a los 17-18 años, especialmente por la entrada
a la universidad y por el futuro en general.
1.4.3. Identidad
En las mujeres, a los 14 años el cuerpo se parece más al de una mujer que al de una niña. Su
altura se ha completado, las características sexuales secundarias están totalmente maduras,
y el físico da la impresión de fortaleza. Hasta los 15 años las adolescentes no alcanzan un
desarrollo más completo. Es común que, en esta etapa, el redondeamiento de las figuras, de
las formas continuas, los contornos rollizos y de una excesiva lozanía, contribuyan a una
tendencia a mirar con recelo y con rechazo el propio cuerpo. Pero, a partir de los 16 años,
aunque algunas niñas siguen creciendo en peso y estatura, se va produciendo un
refinamiento de los rasgos y el cuerpo se aproxima a una estética de la delgadez. Las
funciones fisiológicas se van haciendo más estables, más parecidas a la adulta joven.
En los varones, los 14 años son un período de transición. En la forma de su cuerpo todavía
son una mezcla de niño y adulto. A partir de los 14 años, el crecimiento es rápido y van
adquiriendo más fuerza, las facciones se van haciendo más firmes, el vello del cuerpo más
desarrollado, con el pubis denso y oscuro, y ya la mayoría ha tenido eyaculación. La voz se
hace más profunda. Todo ello va aumentando durante los 15 años, para ya a los 16 años
tener un físico más firme, más armónico, donde los rasgos adquieren un carácter más
definido, terminando el desarrollo durante los 17-18 años.
Entre los 13 y los 15 años, el adolescente hombre y mujer es incapaz de apreciar su cuerpo
en una percepción total. Está en pleno proceso de cambio, en cierto sentido está
sorprendido y extrañado frente a su propio cuerpo, por lo cual su percepción es de zonas, de
aspectos aislados; en definitiva, tiene una percepción parcial de su propio cuerpo. Lo mismo
acontece en la manera en que mira y aprecia el cuerpo de sus pares, del mismo y de distinto
sexo.
La forma en que el varón evalúa su propio cuerpo entre los 13 y los 15 años está marcada
por la presencia del pene. Tiende a segurizarse, muchas veces a idealizar la mirada sobre sí
mismo sobre la base de la adquisición de atributos que tienen que ver con poseer un órgano
que se ha agrandado, con cerciorarse de que tiene un físico diestro y con fuerza, dando
Las mujeres tienen una mirada menos positiva sobre su propio cuerpo. A esto se le suma el
hecho ya señalado, según el cual durante este período de los 13 a los 15 años las hormonas
les redondean el cuerpo, lo cual está reñido con la estética de la delgadez que se ha
fomentado durante el siglo XX. La mujer no cuenta con la seguridad que da el poseer un
órgano reproductor que se ve y se toca, ni ha podido dar a luz a un hijo que le asegure que
sus órganos internos están indemnes y pueden procrear. Todas estas inseguridades la llevan
a una sobrepreocupación por el cuerpo, el que aparece como fuente de atracción para el
hombre. Esta preocupación las lleva con mucha facilidad a una alternancia entre la
idealización de ciertas formas, figuras y líneas, y la devaluación de otras. La delgadez pasa a
ser un tema fundamental a esta edad.
De los 16 a los 18 años, tanto hombres como mujeres van integrando una mirada más global
hacia su cuerpo, el cual, en su desarrollo físico, ya ha adquirido una forma más
definitivamente adulta. A estas alturas hay un grado mayor de familiaridad con el propio
cuerpo y la sensación, ya madurada, de que el cuerpo es un representante de la persona.
Recién a estas alturas se está capacitado para entregar el cuerpo de manera más definitiva.
Al igual que hemos visto el desarrollo evolutivo de los nños niñas a lo largo de las diferentes
etapas, es importante también recordar de manera breve la anotomía sexual masculina y
femenina, con el objetivo de aclarar algunos términos y de conocer cómo funciona nuestro
cuerpo, tratando de derribar mitos y falsas creencias acerca de su funcionamiento y su
relación con el placer.
Los Labios menores están cubiertos por los labios mayores y rodean la entrada de la vagina.
Cubren y protegen la entrada de la vagina y el orificio de la uretra. Esta zona aparece sin
vello y no tiene glándulas sudoríparas. El tejido que recubre los labios menores, tiene
muchas glándulas productoras de aceite. Los labios menores al igual que los mayores varían
de mujer a mujer, pueden ser muy pequeños o muy voluminosos, estar ocultos por los labios
mayores o sobresalir hacia afuera, ser simétricos o asimétricos. En la parte superior, los
labios menores tienen su punto de m í f m “ h
L “ í ” v g g “k ”, q
g f “m q ”. á f m
tejidos similares a los del pene, es decir, con
capacidad eréctil. Se le conoce una sola función, la
relacionada con el placer sexual femenino y a pesar de
ello, al igual que en el mundo adulto, muchas chicas y
chicos, se empeñan en conseguir el orgasmo femenino
a través de la penetración exclusivamente, cuando
entre un 70% y un 80% de las mujeres necesitan estimulación del clítoris para lograrlo.
El clítoris tiene tres partes: el glande, el cuerpo y las raíces. Las tres estructuras miden en
conjunto de 10 a 13 cm de promedio, pero la mayoría de él está oculto.
El glande es la única porción visible del clítoris y tiene muchas terminaciones nerviosas lo
que lo convierte en una zona sumamente sensible, por ello, a muchas mujeres les molesta el
contacto directo, sobre todo cuando no hay excitación sexual. Durante el orgasmo es cuando
adquiere su máxima sensibilidad. En esta fase de excitación se retrae y se esconde debajo
del capuchón del clítoris. El tamaño medio del glande del clítoris, cuando no está erecto, es
de unos 4 a 5 mm, pero varía entre 1 a 1,5 cm durante la excitación. El cuerpo está formado
por dos estructuras llamadas cuerpos cavernosos, que están unidos y parecen como una sola
estructura. Tienen forma cilíndrica y su interior es como una esponja que se llena de sangre
durante el estímulo sexual (tejido eréctil). Las raíces son dos cilindros que forman el cuerpo
del clítoris, al llegar al hueso púbico se separan y amoldan a la forma de los huesos
pelvianos, formando una "V" invertida. La longitud de las raíces del clítoris puede llegar a
medir hasta 7 cm.
El himen, ha , m , “v g ”. S ,
f m m “h ” m j , , f m y, q
parecer que ha perdido su importancia, todavía es un tema que sigue interesando a chicos y
chicas jóvenes. Debemos empezar por destacar que existen distintas formas de himen e
incluso chicas que nacen sin él. Es una pequeña porción de piel fina y flexible situada en la
entrada de la vagina.
En general esa piel suele tener orificios para permitir la salida de la sangre menstrual. En
raras ocasiones, el himen cubre la entrada por completo o se presenta rígido y sin
flexibilidad. En estos casos, hay que hacer una pequeña cirugía para solucionar el problema.
El himen puede ser de distintos tamaños, grosores y formas. Al ser flexible y estar perforado
puede que no se rompa en el coito, sino que simplemente se estire. También es posible que
el himen esté roto desde edades muy tempranas de la vida por algún pequeño golpe en la
zona, montar en bici, a caballo o deportes que fuercen el estiramiento de la entrada vaginal
como la gimnasia rítmica.
En el caso de un himen grueso, se puede producir cierto sangrado en las primeras relaciones
coitales, pero si el himen es blando y flexible, ese sangrado puede no darse. Parece ser que
la función del himen sería la de proteger la vagina de infecciones y microorganismos
externos, aunque esta función deja de tener sentido cuando en la adolescencia la vagina
genera su propia flora y por tanto sus propias defensas.
La vagina es una estructura rodeada por músculos y tapizada en su interior por una mucosa,
que es una piel muy fina, llena de pliegues. A pesar de que cuando la vemos en las distintas
láminas y dibujos siempre aparece como una cavidad abierta, en realidad no es así. En
condiciones normales, la vagina tiene las
paredes pegadas entre sí, es lo que se
El cérvix o cuello del útero es la parte estrecha que forma la base del útero y se sitúa al final
de la vagina, formaría el techo de la misma. Es una estructura redondeada que mide
alrededor de 2 cm de ancho por 4 cm de profundidad. Es atravesado por el canal
endocervical, el cual permite el paso del flujo menstrual y el feto desde el útero hacia la
vagina y el paso de los espermatozoides, de la vagina a la cavidad del útero.
El cuerpo del útero es una estructura muscular que forma una cavidad con forma de pera
invertida. Dentro de la cavidad del útero está el endometrio, que es un tejido que se forma
cíclicamente cada 28 días y prepara al útero para la fecundación; si no se produce, es
expulsado en forma de sangrado. Es lo que se conoce como menstruación o regla.
Las trompas de Falopio son dos estructuras anatómicas huecas que se sitúan a ambos lados
del ángulo superior del útero y están dirigidas hacia los ovarios. Se comunican por un
extremo con el útero a través de un orificio y por el otro extremo con el ovario para permitir
la llegada del óvulo al útero. En condiciones normales es donde ocurre la fecundación (unión
de óvulo con el espermatozoide).
Los ovarios son dos estructuras que están a ambos lados del útero, cerca de la parte distal
de la trompa. Cada uno está sostenido por tres ligamentos que lo mantienen en su posición.
La función principal de los ovarios es la de producir las hormonas femeninas y liberar el
óvulo todos los meses, proceso que se conoce como ovulación.
Ciclo menstrual
El embarazo se puede dar en cualquier momento del ciclo, aunque durante la ovulación,
momento en el que el óvulo pasa del ovario a la trompa de Falopio, ese hecho es más
probable.
La superficie exterior del prepucio es piel, pero la interna es mucosa sensible que contiene
glándulas sebáceas con las que se lubrica y protege el glande de la fricción; por ello es
importante mantener una buena higiene y hacerlo retirando el prepucio hacia atrás, lavando
la zona con agua y jabón como el resto del cuerpo, porque, en caso contrario, se acumula
una sustancia llamada esmegma que puede llegar a producir una fimosis por adherencia.
En el adulto el pene promedio, en estado de flaccidez, tiene una longitud que oscila entre los
3 y 10 cm, unos 2,5 cm de diámetro y 8 cm de circunferencia. En estado de erección, el pene
promedio mide de 13 a 16 cm de longitud, con un
diámetro de unos 4 cm y alrededor de 10 a 11 cm de
circunferencia.
El epidídimo está formado por un gran número de pequeños conductos que se van uniendo
entre sí. Se sitúa sobre cada uno de los testículos y es una zona de maduración de los
espermatozoides, donde permanecen hasta que se produce la eyaculación para ser
expulsados a través de los conductos deferentes.
Las glándulas de Cowper son dos pequeñas formaciones que se encuentran situadas a los
lados de la uretra por debajo de la próstata. Cuando el orgasmo es inminente, estas
glándulas se contraen y vierten un líquido en la uretra prostática, que sale al exterior antes
de la salida de la eyaculación. Este líquido lubrica la uretra para facilitar la salida del semen y
puede arrastrar algunos espermatozoides.
La uretra es un largo conducto que sirve tanto para expulsar la orina como el semen. Cuando
se da la erección, unas válvulas de tejido muscular llamadas esfínteres, cierran el paso de la
vejiga y es por esto que los chicos tienen más dificultad para miccionar cuando el pene está
en este estado.
En este último apartado, hemos descrito las distintas estructuras de la anatomía sexual
genital y de su funcionamiento, es una información necesaria pero no quisiéramos cerrar
con visión fragmentada del cuerpo. Recordemos que somos un cuerpo que siente, que
f ,q ,q z …
Una vez visto en profundidad, el desarrollo de las diversas etapas del desarrollo y como se
van configurando y estableciendo el apego y los vínculos afectivos que serán las bases para
las futuras relaciones que se tendrán en la vida adulta, vamos aprender cómo educar en
temáticas de educación sexual a lo largo de las distintas etapas del desarrollo desde la etapa
preescolar hasta la adolescencia.
Esta es una edad en la cual los niños tienen un pie en el pensamiento concreto, en la
experiencia con el mundo externo, y otro en el mundo de la fantasía. Con toda facilidad se
pueden creer Batman o el Hombre Araña. Para ellos nada está fuera de sus posibilidades. Es
así que en esta edad se pueden lograr muchas cosas con ellos gracias a su apertura mental y
curiosidad. Preguntas y respuestas serán mucho más fáciles de tratar abiertamente con ellos
que en otro momento de sus vidas.
Los conceptos básicos que debes trasmitirles a tus hijos a esta edad son los siguientes:
La estabilidad de género
Uno de los grandes logros de esta edad es que los seres humanos se dan cuenta de que las
niñas permanecen siempre siendo niñas y los niños siendo niños, y que crecerán y llegarán a
ser mujer y hombre, respectivamente. El niño toma conciencia de que nunca podrá ser niña,
al mismo tiempo que nunca engendrará un hijo. La niña comienza a entender que podrá
engendrar un hijo cuando sea grande, pero que nunca tendrá un pene.
No trates de hablar con tu hijo acerca del cuerpo o el sexo si es que estás ansioso; él se va a
dar cuenta. Más bien, busca un momento en que para ti sea grato y entretenido estar con él,
y comienza a hablarle de cosas como qué piensas de ser un niño, qué has notado acerca de
tu cuerpo. Dejar que la conversación fluya. Lo más importante es que tu hijo se dé cuenta de
que estás abierto y accesible a él para hablar de cualquier tema.
Hay que tener presente que cuando se habla con niños de esta edad acerca de sexo o del
cuerpo, esto no tiene nada que ver con placer o emociones, solamente con mecanismos
biológicos. Ellos quieren saber cómo los niños llegaron a la barriga de la mamá y cómo van a
salir, pero solo desde el punto de vista de sus mecanismos. Una buena manera de comenzar
la conversación es preguntarles qué piensan acerca de las guaguas, de dónde vienen, cómo se
hacen. Cualquiera sea su respuesta, vamos a saber qué saben y qué quieren saber. Nunca
trates de entregar en una sola conversación muchos contenidos; deja para después el
retomar la conversación. El punto es que hay que mantener la conversación cuando se
Contéstale a tu hijo lo que esté preparado para entender. No sacas nada con dar una
g , m q “ á m m má y bebé crece como una
y v m má v g ”.
puede comprender.
Si él no te pregunta
Si a estas alturas el niño nunca te ha preguntado de dónde vienen los niños, busca una
oportunidad para hablar: ver escenas juntos en la televisión, leer un libro con ilustraciones
de una mujer embarazada o, más aún, ir a ver a una familia que tiene un niño recién nacido.
Toma la iniciativa y pregúntale a tu niño de donde cree que vienen las guaguas. Lo más
importante es que él sienta que tiene permiso para hacer preguntas, y aunque no tenga
nada que decir en ese momento, uno debe estar seguro de que ya ha empezado a pensarlo.
Los niños a esta edad son muy curiosos, pero no entienden conceptos abstractos como
“h h v ” “ áj y j ”. T m q h y
componente emocional en el hacer los bebés. Sean honestos y precisos, contesten corto y al
: “El papá puso su pene en la vagina de mamá y depositó espermios. Los espermios
fertilizan el huevo dentro de ella, que empieza a crecer y se transforma en un bebé. El bebé
crece dentro de la mamá por nueve meses, hasta que está preparado para nacer. Entonces la
mamá empuja el bebé fuera por su vagina, y él nace”. Es cierto que no va a entender
completamente esto, pero ya lo han introducido en el concepto y, además, le han hablado
tal como son las cosas.
Si el niño les hace preguntas que los descolocan y son muy personales, como ¿cuándo hiciste
los niños?, o ¿puedo ver donde tienes el pene?, o ¿por dónde se mete el pene?, no
sobrerreaccione. Recuerden que los niños están interesados en los mecanismos. Recuerden
que una imagen vale más que muchas palabras.
Los niños tienen que saber que tocar partes privadas de otros niños es pasarse del límite. Si
descubres a tu hijo jugando al doctor, no lo avergüences, sino que calmadamente le subes
los pantalones y le explicas que todos tienen partes privadas que no se deben tocar.
Redirecciona el juego. Más tarde pregúntale si tiene algunas inquietudes acerca de su
cuerpo y contéstale honestamente. También habla con los padres de otros niños acerca de
cómo manejan esta situación, ya que —mal que mal— cuando van a sus casas tú les
entregas tus hijos para que los cuiden.
Ya tus hijos tienen que estar conscientes de los límites que impone la privacidad en la casa,
como golpear las puertas cerradas y pedir permiso antes de entrar. También tienen que
conocer las normas sociales y el sentido de los límites respecto de su cuerpo, que van a ser
cada vez más importantes a medida que entran a la adolescencia.
Hay que reforzar aquello que le enseñamos cuando niño acerca de su propio cuerpo:
Tampoco puede mostrarle su cuerpo a nadie, ni ver los cuerpos de otros. Hay que enseñarle
el respeto al espacio personal propio y de los otros.
A esta edad no saben bien qué partes del cuerpo no deben ser tocadas por otros. Hay que
enseñarles a los niños que el pene, el escroto y el ano, y a las niñas que los pechos, la vagina y
el ano, son aéreas privadas intocables, y nadie, incluyéndote a ti, puede tocarlos sin su
permiso. La única excepción es el doctor.
Enséñale que su cuerpo le pertenece. Que si cualquiera le pide que le muestre sus partes
privadas, o le expone sus partes íntimas, o le pregunta o le propone que toque a otra persona
—aunque le diga que es un secreto y que no se lo diga a nadie—, inmediatamente debe decir
que no y venir a contártelo.
A esta edad los niños ocupan mucho tiempo tocándose sus genitales, sobre o bajo su ropa.
No hay que avergonzarlos, sino recordarles los lugares apropiados para que lo hagan: su cama
o el baño.
A medida de que el niño va creciendo, va a querer estar solo más cada vez, habitualmente en
su dormitorio. Recuerda que la mejor manera de enseñarle es a través de las identificaciones,
es decir, modelando la conducta.
Necesitarás respetar sus límites de privacidad dejándole que pase tiempo solo y mostrándole
la misma cortesía de golpear la puerta antes de entrar a su cuarto.
Ten en mente que cuando tus hijos empiezan a notar los cambios corporales que ocurren en
ellos, no se sienten tan confortables con el contacto físico con el padre del sexo opuesto; tú,
papá, no debes andar abrazando a tu hija tal como lo hacías antes. Ya no podrán volver atrás
en la forma afectuosa con que se contactaban físicamente con el hijo del sexo opuesto. Sin
embargo, mantengan un nivel de cercanía física que sea confortable para ambos, pero
respetando las señales de los límites que plantea el hijo o hija.
Ya desde los 4 años, el niño debe recibir instrucciones precisas acerca de cómo cuidarse
del abordaje de adultos abusadores. Es recomendable dar al niño un instructivo fácil,
comprensible y bien explicado, para que entienda que puede estar expuesto a situaciones
de riesgo frente a mayores abusadores.
Durante la niñez, especialmente alrededor de los 8 años (edad que ha alcanzado la fase
operacional del pensamiento), debe recibir información básica acerca de la sexualidad
en sus variantes biológicas y afectivas.
A partir de los 4-5 años, hasta los 10-11 años, se despliega una intensa curiosidad por
parte de los niños acerca de temas sexuales. Esta curiosidad tiene distintas formas de
expresión por partes de ellos; más directa, menos directa y a veces ausente. Hoy se
considera adecuado el entregar al niño una información oportuna, que responda a
preguntas que el niño se plantea a veces muy conscientemente y, en otros momentos,
más pre-conscientemente.
Si los padres no han comenzado a hablar con sus hijos acerca del sexo, ahora es el
momento de hacerlo. Los niños de este rango de edades quieren hechos, hechos y más
hechos, porque su pensamiento es muy concreto. Antes de que pasen a la adolescencia
—con todas las complicaciones que supone el comienzo de la excitación sexual—, los
Los contenidos educativos que el colegio debe ayudar a transmitir al niño, son los
siguientes:
Comprender el concepto de familia, pareja, de autoridad de los padres, de respeto y
responsabilidad, de amor y de amistad.
Las diferencias de género y la constancia de género (se permanece niño o niña)
Las diferencias sociales entre niños y niñas
La función de las partes del cuerpo y los mecanismos de reproducción
Los nuevos límites: respetándose a sí mismo y a los otros
m q ,h yq yh m v
, m , ,y m é á í. gú q
m v y g v m q
á v . m v m , m y .
En relación con las nuevas relaciones que surgen a esta edad, el establecimiento educacional
debe trabajar los siguientes temas con sus alumnos o realizar las siguientes actividades:
• y v m q
y ,yq hemos visto anteriormente.
• q m ,q é
m m m y m m ,q g f m
yv q í q
m f f .
• L v m q v m yq
v f yh .
Al igual que en las etapas del desarrollo que hemos revisado, partiremos describiendo la
capacidad mental que tiene el adolescente entre los 12 y los 18 años, para poder concluir
cuál es su capacidad de recibir estimulación sexual, y de ahí deducir las conductas sexuales
adecuadas y las tareas educativas que se deben implementar.
A partir de los 13 años, el adolescente siente cada vez mayor necesidad de compartir el
erotismo —que inicialmente cultivó en su imaginación— con el cuerpo real de otro. La
búsqueda de satisfacer esta necesidad lo ayuda a disminuir el autoerotismo, llevándolo a
una etapa en que tiende a compartir el deseo erótico con otro. A través de este compartir se
enriquece el deseo erótico y se va aprendiendo a explorar con el cuerpo del otro los placeres
mutuos, como también los límites que tiene dicha entrega.
Éste es uno de los temas más complejos en la educación de la sexualidad del adolescente,
porque intenta trasmitir el arte que supone una buena exploración de la sexualidad,
exploración que favorezca el desarrollo del deseo erótico, modere la masturbación, pero al
mismo tiempo mantenga la integración de la excitación a la vida afectiva. La presencia de los
límites y las interdicciones que favorecen dicha integración están relacionadas con el grado
de profundidad y de compromiso de la relación de pololeo (se ha desarrollado este punto
má m m m “ v
:D , y v ”.
En este período, los hombres necesitan llevar a cabo una integración largamente aplazada.
Me refiero a que ya a partir de los 2 a 3 años de edad —a partir de juicios y prejuicios
instaurados desde la sociedad y la tradición dominante que es el patriarcado—, el hombre va
luchando contra sus necesidades de dependencia, por juzgarlas como afeminadas, para
construir una identidad masculina donde la autonomía y la independencia son los rasgos
característicos. En la adolescencia, la sexualidad es un excelente medio para integrar la
capacidad de dependencia a la identidad, sin sentirla humillante ni amenazante. El joven
puede así vivir la sexualidad genital con asertividad, capacidad de protección, ternura e
intimidad amorosa.
Este trayecto de integración comienza a los 13-14 años, a pesar de que a esa edad es
intensamente boicoteado por el grupo y la patota. Pero a partir de los 16-17 años, el
adolescente es capaz de defender con tranquilidad y seguridad el valor de una relación de
pareja con visos de dependencia afectiva.
Para la mujer, éste es un período en el que debe resolver un conflicto que empieza a
plantearse a partir de los 12-13 años y cuya elaboración le va a tomar toda la vida: el dilema
“g ” “ ”, “v g ” “ ”. m m
identidad la fuerza que le ofrece el placer de la excitación sexual, cómo tener acceso a ese
pene del cual carece y que, a partir de ahora, podría incorporar a sí misma, posibilidades que
de alguna manera se ponen en conflicto con el mandato social y familiar de respetar todos
las restricciones que los padres y la sociedad han dictaminado para su género. Frente a estos
límites, se hace problemática la deseada posibilidad de hacer suyo a ese hombre, y de ser
Comentario: Hemos descrito la importancia del aplazamiento de las relaciones sexuales más
allá de los 17 a 18 años. El objetivo es demostrar que aunque el nivel del pensamiento es
bastante más cercano a la adultez, a esta edad todavía no hay una capacidad plenamente
lograda de proyección a futuro y, lo más importante, la identidad es aún marcadamente
ambivalente y contradictoria.
La relación con el cuerpo propio y del otro está ocupando un espacio mental importante en
el desarrollo del deseo erótico. Al respecto, tenemos que insistir en cómo la vivencia de
coito, al exigir un trabajo emocional para el cual la mente todavía no está capacitada, lleva a
la indeseada disociación de lo excitante con los afectos positivos, y a un comando de los
afectos negativos unidos a la excitación. Sin embargo, esto no significa que el adolescente,
hombre y mujer, no esté preparado para tener vivencias de alto contenido excitatorio con el
Finalmente, no olvidar que el adolescente debe conocer todas las conductas de riesgo a las
que está expuesto al ejercer la sexualidad con el cuerpo de otro. A lo largo del curso y en los
módulos sucesivos se revisaran las conductas de riesgos y las enfermedades de transmisión
sexual.
Gran importancia de los primeros años de vida, de la estimulación, del vínculo con los
papas.