El Derecho y La Moral
El Derecho y La Moral
El Derecho y La Moral
En la sociedad existen las “NORMAS”. Las normas pueden ser formales o legales e
informales o no escritas.
Las normas formales son las normas jurídicas y las normas informales son las normas
morales o los convencionalismos sociales.
Como vemos, todo el sistema normativo, tiende a crear reglas de conducta para que la
sociedad funcione armónicamente. Es que las reglas de conducta se crearon para eso,
para que el hombre logre sus metas particulares, teniendo en cuenta el fin social de sus
actos, o por lo menos, sin perjudicar a otros.
Desde que el niño nace se le va enseñando ciertas conductas como buenas o malas,
valiosas o disvaliosas, y así las va internalizando, cotejándolas con lo que observa. Si su
padre es un hombre trabajador, responsable, sin por eso dejar de preocuparse por su hijo,
el niño aprenderá más de verlo que de escucharlo, que ser trabajador y responsable es
bueno, y esa norma se incorporará a su conciencia moral. Si alguien le dice “hoy no vayas
a la escuela” seguramente su conciencia se encargará de decirle: “Ve a la escuela, pues es
malo no asistir a clases. Tu padre siempre va al trabajo, y te ha enseñado que es malo no
cumplir tus deberes”.
Quien recibe una educación teórica y práctica valiosa, aprenderá normas morales, que se
instalarán en su conciencia sin siquiera advertirlo, y ellas le indicarán “no robarás”, “no
matarás”, “no discriminarás”, etcétera, pero puede suceder, que por influencias extrañas
al núcleo familiar, o por mala conformación ética de sus propios progenitores, o por
patologías individuales, el ser humano no logre configurar una adecuada conducta moral,
y transgreda las normas que la mayoría de las personas consideran éticamente correctas.
En algunos casos, su conciencia se lo reprochará, pues puede discernir entre el bien y el
mal, en otros casos, no.
La religión cumple una función similar en la formación de la conciencia, pues la conciencia
religiosa interactúa con la moral. Si le decimos a un individuo que robar es malo, pero le
añadimos que si robamos Dios nos castigará, le agregamos a las normas morales un nuevo
ingrediente, el temor o la obediencia a un Ser Supremo.
Pero a pesar de todo, puede ocurrir que el hombre no escuche ni los llamados de su
conciencia ni los de su religión y viole dichas normas, poniendo en peligro a la sociedad, y
ahí es donde interviene el derecho, que evidentemente se nutre de esas normas morales y
religiosas, pues el legislador que crea las normas jurídicas es un ser hombre con conciencia
moral, y en algunos casos religiosa. Esas normas jurídicas que integran el derecho son de
aplicación compulsiva: no hay opción, hay que acatarlas, nos gusten o no, pues de lo
contrario, seremos multados, inhabilitados o iremos a prisión.
Generalmente, moral y derecho coinciden. Así la moral nos dice que no debemos matar o
robar, y el Código Penal sanciona con pena de prisión a quien mata o roba. Por esa causa,
es común que las personas no conozcan el Código Penal, y sin embargo no lo violen, pues
actúan de acuerdo a su bien formada conciencia (generalmente no se mata o no se roba,
no por no ir a la cárcel, sino porque se siente que está mal, y son conductas éticamente
reprobables) pero en otros casos, como la moral no es única y puede variar de un
individuo a otro, surgen dilemas. Los casos que planteamos son indiscutibles, nadie puede
creer que matar o robar no deberían ser conductas punibles, pero otra cosa sucede si nos
adentramos en legislar sobre el aborto o el consumo de drogas, o el divorcio. Hay
conciencias formadas por influencia de estrictas normas religiosas, que rechazan la
despenalización de tales figuras como delictivas.
La moral evoluciona, pues como lo dice su etimología, se integra por costumbres. Por
ejemplo, la admisión del divorcio en la mayoría de los códigos actuales fue un proceso
lento de evolución moral, que fue de la mano del avance del liberalismo.
Cuando una ley es injusta o inmoral, indiscutiblemente, surge la discusión de si debe o no
ser obedecida. La escuela del derecho positivo, sostiene que una ley es ley,
independientemente de su contenido moral, mientras no se derogue, pues se crearía gran
inseguridad jurídica si las personas pudieran cuestionar y no cumplir los mandatos del
legislador. La escuela del Derecho Natural, sostiene que una ley injusta no es ley, y que
este Derecho Natural está inscripto en el corazón humano.
¿QUÉ ES EL DERECHO?
En un principio la sociedad se regía por una mezcla de tres entidades: lo jurídico, la
religión y la moral. Pero con el avance del desarrollo científico, fue necesario separar los
linderos cada aspecto, y emerge el derecho como una disciplina autónoma capaz de
regular la conducta humana.
¿QUÉ ES LA MORAL?
La palabra moral proviene del vocablo latino “mores” y significa costumbre. Fueron las
primeras normas que conocieron los romanos, llamadas “mores maiorum”, o costumbres
de los antepasados. También distinguieron el ius (derecho humano) del fas (derecho
divino) pero no estaban totalmente diferenciados, ya que el fas le otorgaba el contenido al
ius.
Al igual que el derecho, la moral también son normas. La moral es un código personal de
lineamientos a seguir por cada individuo. No se trata de que existan normas escritas,
simplemente, es lo que cada persona considera como bueno o malo. Y ante las decisiones
de cada persona, no hay censura, ni castigo.
La moral se refiere pues, a la forma en que cada individuo conduce sus actos. Ejemplo:
una persona considera inmoral llegar de madrugada a su casa, por salir a divertirse con
los amigos. Este ejemplo es una norma que se autoimpone, es una norma moral. Es
importante decir que, en algunos casos, la norma moral alimenta a la norma jurídica. Las
normas morales se han vuelto normas jurídicas y por tanto obligatorias.
Debido a la evolución que ha sufrido la palabra Ética se le ha llegado a confundir con la
Moral, como ya lo hemos mencionado anteriormente, este concepto que deriva del latín
"mores" y que significa etimológicamente "costumbre"; sin embargo, la gran diferencia
radica en que la Moral es "la ciencia que enseña las reglas que deben regirse para hacer el
bien y evitar el mal" o también "el conjunto de normas y hechos que conducen al Hombre
hacia la práctica de las buenas costumbres, la honestidad y el cumplimiento del deber", en
cambio la Ética es "aquella disciplina filosófica que trata de la moral y de las obligaciones
del Hombre". Es decir, la Moral plantea lo que ha de hacerse y la Ética conduce a que se
practiquen y se apliquen las normas morales.
Ya decíamos que tanto "Moral" como "Ética", se toman como términos sinónimos; sin
embargo, desde un enfoque filosófico, existen entre una y otra diferencias; así tenemos,
fundamentalmente las siguientes:
En tanto que la Moral se refiere a la conducta que observamos cada uno de nosotros
frente a los demás, la Ética se refiere a los principios y fundamentos que rigen a nuestra
conducta.
La Moral es eminentemente práctica, que resulta del comportamiento que observamos
frente a los demás, viendo casos particulares; la Ética es eminentemente teórica,
normativa, y resulta de la reflexión que hace el Hombre sobre su comportamiento, dando
una visión panorámica.
El dilema que plantean los positivistas es formidable. Por un lado, muestran que la
identificación del derecho con la moral es una ilusión; incluso puede llegar a ser una
peligrosa ilusión. Pero, por otro lado, al desprender al derecho de toda raíz social y de
razón, los positivistas terminan definiéndolo en términos exclusivos de fuerza y de poder.
El derecho pasa a ser un instrumento absolutamente moldeable por quien posee el poder.
¿Es cierta esta concepción del derecho?
Separación tajante, y
Tesis de la separación absoluta. Esta teoría sostiene que los criterios de moralidad
e inmoralidad de una conducta son totalmente independientes de los criterios de
legalidad e ilegalidad de la misma. Su mejor expresión se encuentra en el
positivismo jurídico más radical, que considera relativos todos los valores morales
y de justicia, siendo objeto de crítica en cuanto que el ordenamiento jurídico
siempre traduce valores y concepciones morales vigentes o aceptados socialmente
con carácter predominante.
Tesis que establece distinciones y conexiones. Esta tesis sostiene que hay un
campo común a la Moral y al Derecho y es el que tiene que ver con las exigencias
necesarias para una convivencia social estable y suficientemente justa. En
consecuencia, un Derecho que se pretenda correcto ha de incluir en grado
aceptable unos mínimos éticos. Pero no se confunden: hay un campo de la Moral
que no tiene como objetivo transformarse en normas jurídicas y un ámbito dentro
del Derecho que puede ser indiferente desde el punto de vista moral.
El Derecho y la Moral se encuentran íntimamente relacionados, pero son órdenes
normativos distintos no equiparables y, por ello, es necesario precisar estas diferencias y
relaciones.
A lo largo de la historia del pensamiento se han propuesto sobre todo cuatro criterios
básicos de distinción entre el Derecho y la Moral, que en realidad responden a un mismo
hilo conductor.
1. En primer lugar, Thomasius –filósofo del Derecho del siglo XVll, perteneciente a la
escuela del iusnaturalismo racionalista– observó que la Moral se ocupa de los
actos humanos internos y el Derecho de los actos externos. Esta tesis debe ser
matizada. En realidad, no existen actos puramente externos, pues todos los actos
humanos tienen también un componente interno, en la medida en que emanan de
la inteligencia y de la voluntad del hombre; sí existen, en cambio, actos humanos
puramente internos, que permanecen en el interior del hombre sin manifestarse
externamente. Por lo tanto, se puede afirmar –reformulando la tesis de
Thomasius– que la Moral se ocupa de todos los comportamientos humanos –
puesto que todos presentan una dimensión interior–, mientras que el Derecho se
ocupa tan sólo de los comportamientos humanos que se manifiestan al exterior.
En consecuencia, para el Derecho no son relevantes los actos puramente internos,
de acuerdo con lo definido, es decir, aquellos que no tienen ningún tipo de
manifestación externa, y si el Derecho quisiese ordenar la esfera de los actos
puramente internos se estaría excediendo de sus límites. Aquí encontramos ya una
primera distinción entre el Derecho y la Moral: una distinción de objeto, en virtud
de la cual el objeto del Derecho es más reducido que el de la Moral. Pero más allá
de esta diferencia de objeto, poco significativa –sólo nos dice que determinados
comportamientos humanos, los puramente internos, no están sujetos a la
regulación jurídica– lo que interesa sobre todo subrayar es que el Derecho enfoca
los actos humanos precisamente desde la óptica externa. El punto de partida de la
regulación jurídica es la dimensión externa de la conducta, mientras que, por el
contrario, el punto de partida de la regulación moral es su dimensión interna. Una
consecuencia de esta diferencia de perspectivas entre el Derecho y la Moral es la
que subraya Kant: mientras que el Derecho exige tan sólo la obediencia material o
externa, esto es, la realización del acto mandado o la omisión del acto prohibido,
sin importarle el motivo de dicha obediencia, la Moral exige en cambio la
obediencia formal o interna: exige una adhesión interna a la norma, que no es
relevante en cambio para el Derecho.
2. Precisamente, porque al Derecho sólo le interesa el cumplimiento externo de las
normas, puede recurrir a la coacción para obtener ese cumplimiento, lo que en
cambio no tiene sentido en el ámbito Moral, en el que lo relevante es el
cumplimiento de los preceptos éticos por una adhesión interior. Éste es otro rasgo
diferencial entre el Derecho y la Moral, la coercibilidad, que consiste en que el
Derecho puede recurrir a la coacción para garantizar el cumplimiento de sus
preceptos.
3. Existe un tercer rasgo del Derecho, que de alguna manera es la razón que subyace
a las dos diferencias anteriores: mientras que la Moral contempla a la persona
humana como tal, y la contempla en su totalidad, el objeto de la consideración
jurídica es tan sólo el conjunto de las posiciones o funciones típicas que la persona
despeña en el ámbito del Derecho –comprador, vendedor, acusado, demandante,
etc.–, lo que equivale a decir las posiciones o funciones típicas que esta
desempeña en relación con los demás, puesto que es esa relación el objeto propio
de la regulación jurídica, que no se ocupa de las conductas humanas que
permanecen estrictamente confinadas a la esfera individual.
4. Precisamente, porque el centro de atención del Derecho es, como hemos
señalado, la conducta humana relacional, una última diferencia con respecto a la
Moral radica en la estructura de las normas; concretamente, las normas jurídicas
tienen una estructura imperativo-atributiva, es decir, están presididas por la
reciprocidad entre derechos y deberes, de tal suerte que, en el ámbito jurídico,
siempre hay frente a mi derecho un deber de otro y frente a mi deber un derecho
de otro; reciprocidad que está ausente en las normas morales, que tienen una
estructura puramente imperativa. Las obligaciones son comunes a la Moral y el
Derecho. Por el contrario, los derechos son características específicas del Derecho.
Desde Kant se suelen establecer una serie de criterios sistematizados que se estudian a
continuación: