Varela Manara
Varela Manara
Varela Manara
Gladys Varela
Carla Manara
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Hecho en Patagonia: la historia en perspectiva regional Dinámica histórica de un espacio cordillerano norpatagónico: de las primeras sociedades...
requisito indispensable para acceder al resto de las tierras patagónicas. del blanco y las fronteras dejan de ser meros espacios periféricos de los núcleos de poder
Sin embargo, a comienzos del XIX, los movimientos de independencia tras- para convertirse en objeto de estudio en sí mismas. De igual modo, consideramos que
tocaron las relaciones pautadas entre los indígenas y la Corona, generando niveles de los cortes temporales clásicos resultan artificiales frente a la complejidad del proceso
conflictividad inéditos e involucrando directamente a las áreas fronterizas y a las po- estudiado. Por lo tanto, no plantearemos etapas a base de rupturas sino de transiciones
blaciones indígenas. En este contexto, las tierras del Neuquén se destacaron como área en cuyo seno los cambios comienzan a iluminarse.
intermedia en una región fronteriza mayor, cohesionada por circuitos económicos que
se extendían desde la Araucanía hasta las pampas bonaerenses, sin límites políticos ni El territorio neuquino en perspectiva
jurisdicciones administrativas como las que conocemos hoy. Las tribus del norte y del
sur de la franja cordillerana que controlaban los pasos andinos se convirtieron en los La actual provincia del Neuquén, localizada en el extremo noroeste de la Pa-
nexos necesarios para la comunicación, tanto hacia el Pacífico como hacia el Atlántico. tagonia, con una superficie de 94.078 Km2, fue conocida desde antaño como la "tierra
El control de los pasos, causa de rivalidades y de disputas permanentes, fue uno de del triángulo" por su forma triangular con base recostada sobre la cordillera de los
los factores que contribuyó a consolidar el poder de los cacicazgos emergentes hacia Andes y el vértice opuesto sobre la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. Por el
la segunda mitad del siglo XIX. norte los ríos Barrancas y Colorado la separan de Mendoza y por el sudeste el Limay,
Desde que Buenos Aires se impuso como centro de poder revolucionario en desde sus nacientes en el Nahuel Huapi hasta llegar a la Confluencia que la separa de
1810 tuvo entre sus prioridades concretar la conquista de las tierras del sur, pero la la provincia de Río Negro.
falta de recursos impidió avanzar sobre la línea de frontera. Mientras tanto, la franja La fisonomía de la región es variada: numerosos lagos de origen glaciario y
surandina formó parte de un mundo fronterizo cuya diversidad no disminuía su condi- montañas cubiertas de coníferas que reciben grandes precipitaciones, dominan el paisaje
ción de barrera resistente a la conquista del blanco. En esta franja se conjugaban varios occidental. Por el contrario, el sector central se caracteriza por las áridas mesetas pata-
problemas e intereses simultáneos: una población indígena con amplia movilidad y en gónicas. Cientos de ríos y arroyos recorren la región cordillerana formando el amplio
proceso de conformación de importantes cacicatos; la marcada influencia que Chile sistema de los ríos Colorado, Neuquén, Limay y, finalmente, el Negro, formado por la
ejercía en esa zona, obteniendo beneficios económicos a expensas de la Argentina; y la confluencia de los dos últimos. Pero la mayor parte de su territorio soporta en mayor
ubicación inmejorable de las tierras andinas para la comunicación norte-sur y este–oeste. o menor medida una aridez que ha contribuido a completar su fisonomía en relación
Dominar las tierras al sur del Colorado era el punto de partida para acceder al con la actividad humana.1
resto de los territorios patagónicos y así lograr la consolidación del Estado argentino. Ya en la etapa prehispánica este territorio se convirtió en un área de conver-
Recién hacia 1880, éste pudo efectivizar el dominio sobre las tierras sureñas y garantizar gencia entre diferentes corrientes poblacionales que provenientes de Cuyo, Chile, Pa-
desde allí la entrada a las regiones más australes. La “campaña al desierto” fue desde tagonia septentrional y la región pampeana, fueron ocupando sus diferentes ambientes.
entonces el hito que otorgó historicidad al espacio neuquino, sustentado por la presencia La interacción de distintas culturas dio desde tiempos muy tempranos peculiaridad al
de fortines y pueblos que fueron consolidando la soberanía argentina, augurando el espacio estudiado.
“progreso” y relegando al olvido la larga historia que precedió a este desenlace. En este contexto, la cordillera de los Andes no fue un obstáculo para el contacto
En este marco, nuestro objetivo consistirá en presentar una síntesis articulada intercultural por la existencia de pasos de relativa altitud que facilitaban una dinámica
del amplio y complejo proceso anterior a la campaña militar para comprender la diná- circulación de bienes, individuos y tradiciones. Así, la variedad de recursos, la diver-
mica que impusieron las sociedades indígenas que controlaron estas tierras hasta fines sidad ambiental, la abundancia de agua, los refugios naturales (malales) y los valles
del siglo XIX. Lo que hoy conocemos como Neuquén constituyó durante siglos un apropiados para la vida humana, fueron desde siempre factores de atracción. Asimismo,
núcleo de vital relevancia en los proyectos de conquista de la Patagonia en su conjunto, las "tierras del triángulo", favorecidas por su posición estratégica, se convirtieron en un
pero todos ellos fueron decididamente frenados por las sociedades nativas que habían nudo de caminos, permitiendo un tránsito fluido desde el Pacífico al Atlántico, situación
construido en este espacio un mundo con sus propios patrones culturales. La pugna por que se fue complejizando a lo largo de toda la historia colonial.
las tierras terminó por definir una frontera a la que ya no pensamos como una simple A partir de la conquista española, las tierras del Neuquén pasaron a integrar
línea divisoria entre indígenas y blancos sino como un vasto espacio social de contacto
y de conflicto interétnico en cuyo marco se desarrollaron múltiples relaciones. Desde
esta perspectiva, el protagonismo de las sociedades indígenas se asume a la par que el 1
Atlas de la Provincia del Neuquén, COPADE, 1982.
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paulatinamente un espacio fronterizo, articulado económica y socialmente a otras roedores, cánidos y edentados. Otra actividad relevante fue la recolección y almace-
regiones: pampa húmeda, pampa seca, nordpatagonia, sur de Mendoza y Chile. El aná- namieno de piñones y variados vegetales que completaban su dieta diaria.
lisis de esta articulación interregional conlleva a pensar a las distintas regiones como Otras evidencias arqueológicas fechadas entre los 10.000 y 9.000 años antes
partes funcionales de una macro región. Esta articulación dinamizó el funcionamiento del presente son las cuevas de Cuyín Manzano (9.920) y Traful I (9.430) en cercanía
de circuitos económicos y estimuló la permanente movilización de los diversos grupos del Río Limay. La primera está situada en la margen derecha del río Cuyín Manzano,
indígenas involucrados. departamento Los Lagos. Desde épocas muy tempranas los habitantes del lugar fa-
Con el quiebre del Estado colonial y el advenimiento de los movimientos bricaron diversos instrumentos de piedra como raspadores, cuchillos, raederas y, algo
independentistas se evidenciaron cambios profundos. Sin embargo, éstos no alteraron más tarde, puntas de proyectil, perforadores e instrumentos para la molienda. Fueron
demasiado el orden preexistente en las fronteras indígenas del sur, aunque sí existió cazadores de guanacos, zorros, ctenomys –pequeños roedores- y también recolectores
una mayor conflictividad como producto de los vaivenes políticos y la pugna facciosa de vegetales. En el caso de la cueva de Traful, localizada en la margen derecha del
en la que los grupos indígenas se plegaron activamente. Este contexto propició las arroyo homónimo, los primeros ocupantes dejaron lascas de sílice, fogones y panes
condiciones para la formación de cacicazgos en tierras neuquinas desde mediados del de ocre (pinturas). Hace 7.850 años antes del presente ya confeccionaban cuchillos,
XIX, los cuales fueron finalmente vencidos por el Ejército nacional y posteriormente raederas, raspadores, puntas de proyectil y punzones de hueso. Cazaban guanacos,
asimilados por el Estado. zorros, vizcachas y aves. Se destacan los restos de un párvulo (niño pequeño) y la
presencia de fogones.
Una historia de 10.000 años Desde hace unos 7.000 años antes del presente, las condiciones de vida de
estos cazadores se fueron modificando a causa de la retracción de los hielos que produjo
La historiografía tradicional muestra una fuerte tendencia a estudiar el pasado cambios ambientales favorables para la instalación humana. Estas circunstancias fueron
del Neuquén a partir de la campaña militar de 1879, contando un proceso relatado y aprovechadas por nuevas oleadas de pobladores que contaban con un instrumental lítico
protagonizado por el blanco, destacando como hitos los triunfos militares, la fundación de mayor complejidad tecnológica que les posibilitaba confeccionar puntas de proyectil
de fortines y pueblos, la llegada de colonos y, finalmente, el arribo del ferrocarril. Sin para la caza de guanacos, ñandúes y huemules. Elaboraron raspadores y cuchillos y
embargo, la verdadera historia es mucho más compleja porque incluye la otra historia pusieron énfasis en la recolección. Justamente esta actividad fue siempre significativa
hasta ahora sólo contada en fragmentos. Nos referimos a los pueblos indígenas, au- en la economía de estos grupos, tal como lo demuestra el sitio arqueológico Chenque
ténticos primeros pobladores de estas tierras y protagonistas de un acontecer que se Haichol,2, en el departamento Picunches, donde los implementos de molienda aparecen
remonta a por lo menos unos diez mil años antes del presente. reiteradamente en todos los niveles de ocupación. La recolección practicada por sus
Sobre aquellos tiempos remotos, hoy en día conocemos mucho más acerca de ocupantes apuntaba especialmente a la molienda del piñón de araucaria, fruto caracte-
la riqueza cultural de esos pueblos, de sus estrategias adaptativas y de sus procesos de rístico de la región cordillerana desde Caviahue hacia el sur. Los primeros cronistas que
transformación y cambio. Para comprender la complejidad de las primeras ocupacio- describieron a los indios pehuenches3 relataron que estos conservaban los piñones en
nes humanas recurrimos, sin duda, al aporte que nos brinda la arqueología, que, con silos subterráneos sobre los que corrían acequias para mantener la humedad del fruto
bastante certeza, permite ubicarnos dentro del marco temporal y espacial adecuado durante todo el año. Se ha podido establecer que la harina de la semilla del pehuén fue
para comprender los modos de vida de aquellas primeras bandas de cazadores y reco- tradicionalmente uno de los principales alimentos de la dieta diaria, costumbre que
lectores no especializadas. Estos grupos ingresaron a estas tierras aproximadamente aún continúa vigente. Esa misma cueva, hace 2.000 años, fue nuevamente ocupada
hace 10.000 años utilizando refugios rocosos para protegerse de las inclemencias del por grupos humanos que seguían practicando la caza y la recolección, pero habían
tiempo. Tenían por entonces recursos tecnológicos sencillos pero apropiados para la aprendido nuevas técnicas: fabricaban cestos, tejían con fibras vegetales, decoraban y
caza de pequeños animales, cuya captura podía hacerse mediante el uso de trampas, tallaban maderas y cañas.
por lo que se supone que para obtener una presa de gran tamaño los cazadores debían Los arqueólogos han detectado otras estrategias adaptativas que variaban según
esperar la ocasión de que el animal estuviera muerto o herido.
Los arqueólogos han detectado los niveles de ocupación más antiguos en la 2
Este sitio se encuentra localizado a 35 Km de la ciudad de las Lajas; es un punto de transición entre la estepa
cueva de Epullán Grande, al sur de lo que hoy es Piedra del Águila, con un fechado de y los bosque cordilleranos cuya ocupación se inició hace unos 7.800 años (Fernández, 1990).
3
Si bien en mapudungun los etnónimos terminados en che no se pluralizan, en este trabajo serán escritos en
9.978 a.p. Los restos hallados demostraron que se trataba de cazadores de guanacos, plural aceptando su uso más habitual.
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virreinato del Perú en 1542, estas tierras ingresaron en los ambiciosos objetivos de
las condiciones del lugar donde se asentaban los grupos. El conocimiento del medio la política colonial. A partir de 1550 comenzaron a llegar las primeras incursiones de
permitía el buen aprovechamiento de los recursos de cada lugar y estación, lo cual españoles provenientes de Chile para procurarse mano de obra indígena, necesaria
debió haber favorecido un nomadismo estacional organizado en un ciclo de traslados para el trabajo en las minas y en las encomiendas. También se organizaron caravanas
anuales siguiendo determinadas rutas e itinerarios. Por ejemplo, aquellos que ocuparon que llegaron en pos de sal, minas de oro y plata, y tras la siempre vigente utopía de la
la isla Victoria en el lago Nahuel Huapi pudieron practicar la pesca, consumir almejas ciudad de los Césares.
y utilizar troncos para la construcción de canoas que medían más de 4 metros y que les Las "tierras del triángulo" pasaron a formar parte de los proyectos de explora-
facilitaban el acceso a la costa. Allí obtenían piñones, huevos de ñandú, además de cazar ción y colonización para garantizar la formación de asentamientos hispanos estables,
y realizar intercambios con otros grupos. Hace unos 700 años, estos mismos pobladores dado que aquellas eran un punto estratégico para la comunicación con el sur de Chile
ya sabían fabricar vasijas de cerámica. Elaborar una vasija de arcilla significó poseer por un lado y, por el otro, constituían la puerta de entrada a las tierras patagónicas.
importantes adelantos técnicos y complejos conocimientos sobre manufacturas, mate- Por tal motivo, varias expediciones provenientes de allende los Andes incursionaron
riales, decoración y cocción, todo lo cual permitió a los alfareros de entonces, elaborar en estos lares.
sus piezas a través de un proceso de transformación química (Cúneo, 1998). Pudieron Pero no sólo el sector occidental de los Andes tenía interés en estas tierras,
así fabricar diversos tipos de ollas, lo que les posibilitó cocinar variados alimentos y sino también desde la gobernación del Tucumán, más precisamente desde Córdoba,
jarras para conservar bebidas. existió una fuerte preocupación por ampliar las fronteras de la llamada "Gobernación
Otro ejemplo significativo se encuentra en el Valle Encantado, a orillas del río de los Césares" que comprendía desde el río Quinto hasta el estrecho de Magallanes
Limay, donde además de la práctica de la pesca hay indicios de recolección de moluscos (Nocetti y Mir, 2000). En 1621, el encomendero cordobés Jerónimo Luis de Cabrera,
del Pacífico, lo que permite señalar algún tipo de relaciones con grupos del otro lado legitimado por capitulación de la autoridad virreinal, organizó una expedición que
de la cordillera andina. También se encontraron restos humanos pertenecientes a un partió de Río Cuarto, llegó hasta el río Negro y luego a la Confluencia, para avanzar
individuo que practicaría buceo, tal como se deduce de la presencia de osteomas en por el Limay hasta el valle de Cután, que probablemente fuera el valle del río Aluminé.
los conductos auditivos externos (Hajduk, 1991). Este ambicioso proyecto pretendía la conquista y colonización del vasto te-
Otro tipo de actividad muy peculiar implementada por los nativos fue la rritorio neuquino y es muy probable que el virrey, para concesionar estas tierras, haya
explotación de las salinas de ríos y arroyos y de las minas de sal gema. Es de suponer utilizado el mapa del cartógrafo oficial, Lucas de Quirós, que ubicaba a la «Provincia
que los indígenas del occidente cordillerano frecuentaban estas tierras en busca de ese de los Sezares» inmediatamente al norte del lago Nahuel Huapi y sobre la vertiente
necesario recurso de reconocida buena calidad. Tal es así que los primeros españoles oriental de la cordillera de los Andes (Nocetti y Mir, 2000:40-41).
instalados en Chile habrían seguido los mismos caminos largamente transitados por Estas tierras quedaron involucradas así en un litigio suscitado entre las gober-
los nativos para procurarse dicho recurso. La práctica de la minería de sal en tiempos naciones de Chile y el Tucumán, provocando una serie de fricciones y superposición
prehispánicos demuestra la complejidad de la economía de estos grupos de cazadores y de intereses entre dos jurisdicciones del virreinato del Perú. Sin embargo, nuevamente
recolectores, evidenciando estrategias adaptativas de mayor riqueza que los descriptos la resistencia indígena terminó con la apetencia de los conquistadores y las tierras del
por la historiografía tradicional. sur no pudieron ser conquistadas, convirtiéndose en una verdadera utopía (Nocetti y
Se ha demostrado que desde el 1.200 de nuestra era la mina de sal de Tru- Mir, 2000:37). De las relaciones de las jornadas a los Césares nos quedaron interesan-
quico, localizada a pocos kilómetros de Chos Malal, ya era intensamente explotada tes descripciones de los expedicionarios sobre los puelche de Chillén (nombre quizás
por los nativos, quienes excavaban galerías de hasta 40 metros de profundidad para relacionado con el lago o río Quillén) y de Cután. Los lugareños eran labradores que
extraer bloques de sal con hachas de piedra enmangadas en madera. La actividad cultivaban trigo, cebada, maíz, lentejas, arvejas, papas y habas y poseían además car-
minera muestra una mayor complejidad que la usualmente pensada para cazadores y neros de la tierra (el hueque) y ovejas de Castilla. También pudieron observar cómo los
recolectores (Fernández, 1982). puelche tenían contacto con grupos araucanos y con españoles de la frontera, incluso
los del valle de Cután habían estado encomendados en Villa Rica, Osorno y Valdivia.
Las "tierras del triángulo" como frontera colonial Ni las entradas esclavistas, ni las caravanas en busca de sal, ni la actividad de
los misioneros, ni los intentos de exploración y colonización, lograron la permanencia
Con la llegada de Pizarro a los dominios incaicos y la posterior creación del estable de los españoles. Pese a las distintas estrategias de penetración, estas tierras
continuaron en manos de los indígenas no sometidos y las tierras del Neuquén conti-
nuaron siendo una región estratégica, permanentemente codiciada sobre todo por las
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autoridades de Chile y sus pobladores. Estos primeros contactos, aunque esporádicos, Desde los inicios de la conquista, la demanda de este preciado producto esti-
fueron generalmente violentos, generando levantamientos y resistencias por parte muló a las autoridades del Chile colonial a organizar arduas expediciones hacia el este
de los nativos, lo cual será un patrón de comportamiento sostenido hasta las últimas de la cordillera. La búsqueda de sal implicaba la salida de grandes caravanas con recuas
décadas del siglo XIX. de mulas que, durante la primavera y el verano, cruzaban la cordillera para internarse
Este panorama de resistencia al invasor se observa claramente ya en las cróni- en territorio indígena. Esto llevaba varios meses de preparación pues era necesario
cas de las últimas décadas del siglo XVI, que dan cuenta, como vimos, de las alianzas conseguir previamente una autorización o salvoconducto de los caciques y convenir
que existían entre los indios puelches de Neuquén y las parcialidades de la Araucanía la forma de pago. Uno de los primeros registros que tenemos data de 1553, cuando el
para en conjunto enfrentar a las huestes españolas. Estos contactos fueron delineando Capitán Pedro de Villagra realizó desde la Imperial una expedición al otro lado de los
vínculos tradicionales en una frontera siempre resistente a la dominación colonial. Andes con la intención de buscar unas salinas, porque esta era "cosa bien menesterosa
Pero no sólo los laicos intentaron incursionar en estas tierras, sino también y necesaria para la dicha ciudad y provincia por falta que de ella hay". 5 La sal era
algunas órdenes religiosas. Así, los jesuitas fundaron la primera misión en el Nahuel un excelente recurso para el trueque y, según el padre Espiñeira, hasta los caciques
Huapi intentando evangelizar y pacificar a los grupos puelches y poyas. Se les atribu- principales realizaban el intercambio: "...por tener que salir con su sal a buscar trigo
ye a los misioneros haber introducido en aquella oportunidad los manzanos en el sur para su manutención del invierno".6 El trueque se regía por equivalencias, así, una
del actual territorio neuquino, cuyos frutos se convertirían, junto con el piñón, en uno bolsa de granos de trigo era intercambiada por una de sal. De este modo, las minas y
de los productos más demandados para el consumo y el intercambio entre los grupos salinas de Neuquén, junto a las Salinas Grandes de la Pampa, que estaban bajo el control
nativos. Hasta 1720, la acción de los sucesivos religiosos no tuvo demasiado éxito y indígena, fueron los centros salineros más importantes que abastecieron a las colonias.
los jesuitas se retiraron de la zona abandonando sus instalaciones. Dentro de los pocos registros disponibles que muestran la magnitud de este
Mientras tanto, a lo largo del siglo XVII, la relación entre los grupos indígenas intercambio al otro lado de la cordillera, donde los hispanos-chilenos acudían a rea-
de uno y otro lado de la cordillera se había intensificado, sobre todo debido a la demanda lizar las transacciones, encontramos un documento fechado en 1795 en Los Ángeles,
sistemática de caballos que los transcordilleranos necesitaban para la guerra y que los haciendo referencia a una gran salida de 364 pehuenches y unos 30 chilenos a través de
nativos instalados en las tierras del triángulo adquirían en las pampas bonaerenses. Para los boquetes de Antuco y Villacura. Los nativos llevaron 838 animales entre caballos y
esa época, el Padre Rosales, al escribir su historia, dejó constancia de que los indios mulas para el transporte de 92.805 kilos de sal que intercambiaron por 74.635 kilos de
de Epu-Lauquén ya utilizaban caballos, ampliando así su movilidad y capacidad de trigo y 18 cargas de vino y algunas baratijas. Llevaban además 921 cabezas de caballos
desplazamiento fuera de la región, provocando un fortalecimiento de las relaciones y 65 mantas.7 Es de suponer que existía una venta ilegal de productos que no fueron
inter-étnicas. Desde este siglo se habrían empezado a delinear los circuitos mercantiles registrados por las autoridades, sobre todo buena cantidad de aguardiente y vino que
que se consolidarían a lo largo del siglo XVIII, proceso que se vio complejizado, en los pehuenches habrían conseguido en esa oportunidad.
el marco de las reformas borbónicas, con la expansión político-administrativa sobre Con el tiempo, los indígenas sumaron a la sal otros bienes esenciales como
territorios periféricos aún no conquistados. los tejidos y los ganados, que aportaron gran rédito a la economía de las tolderías e
incrementaron los beneficios del trueque. Estos bienes circularon como monedas de
Bienes y circuitos de intercambio intercambio tradicional en los circuitos de comercialización, permitiendo a los nati-
vos obtener una diversidad de bienes que no producían, generando a su vez redes y
Para los indígenas de la nordpatagonia la extracción e intercambio de sal fue compromisos interétnicos.
una actividad muy importante mucho antes de la llegada de los españoles. La evidencia Las tolderías eran verdaderas "fábricas u obrajes" de tejidos, donde laboraban
más clara fue la explotación de la mina de Truquico a la que hicimos referencia. Los
datos que proporcionó al respecto el jesuita Diego de Rosales en su recorrido por estas
tierras en 1650 permiten corroborar la importancia y la permanencia de este producto en 4
Rosales [1877]: 325. Además de Truquico, el Padre Rosales registró una salina de cuajo ubicada al norte
los circuitos de intercambio: "Es grande el concurso de indios que van a estas salinas de Neuquén, tal vez en el arroyo Pichi Neuquén, lugar que proporcionaba sal de muy buena calidad y en
para su gasto y para contratar en otras provincias, y a Chillán traen los indios sal, gran abundancia.
piedras bezares y plumeros para feriar por cosas de poco valor" y agrega que " ...hay 5
Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, T XIII, citado en Villalobos, 1989:30.
caciques que son señores de aquellas tierras y salinas, y todos los que van por sal les
6
Espiñeira [1758]. En: Pinto Rodríguez, 1998: 247.
7
Documento de la Biblioteca Nacional de Chile, Fondo Medina, citado por Villalobos, 1995:128.
piden licencia y le dan alguna paga..." .4
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esposas, hijas, concubinas, cautivas y esclavas que, con su producción, cubrían no sólo vez mayor conflictividad a ambos lados de la cordillera.
la demanda del mercado colonial sino también los requerimientos de la vida familiar En las tolderías de mediados del siglo XIX, una economía ganadera con cría y
y social. Las mujeres debían satisfacer las necesidades básicas de vestido y abrigo de reproducción de animales pone en evidencia una sociedad indígena excedentaria cuyos
su grupo doméstico; cubrir las redes de regalos e intercambios recíprocos con otras caciques mostraban capacidad acumulativa además de negociar bienes y dádivas que
comunidades; entregar ponchos y mantas a su marido para el comercio con los espa- les entregaban los gobiernos para desmovilizar sus tradicionales malones. Estos son
ñoles y, finalmente, permutar ellas mismas en la frontera el excedente por aquellos claros síntomas de la profunda transformación de los patrones indígenas que han sido
productos imprescindibles para la economía hogareña. Según el cronista Cruz, las resignificados para seguir frenando el avance del blanco.
mujeres "también deben con sus labores comprar los trigos, maíz, ají, añil, y en fin La fluida circulación de bienes afianzó el patrón de asentamiento de los nativos
cuanto necesitaban en su casa".8 del norte y del sur neuquino y dio lugar a un sistema de comunicación muy dinámico a
La magnitud alcanzada en este rubro es evidente cuando, al finalizar el siglo través de una red de caminos que conectaba a estos grupos con los de Chile, sur de Men-
XVIII, en la frontera chilena podía calcularse que circulaban unos 60.000 ponchos doza, las pampas y la Patagonia. Estas redes, conocidas como rastrilladas, posibilitaron
al año (León Solís, 1990:177-221). La buena calidad de estos tejidos hizo que su una diversidad de relaciones inter e intraétnicas e integraron económica y socialmente
uso se popularizara entre los pobladores rurales de Chile y aumentara la demanda de a las distintas áreas, pero también generalizaron los conflictos y las rivalidades por el
la producción textil. Esto fue aprovechado por los mismos indígenas para trocar los acceso a los recursos, rutas y pasos.
codiciados tejidos por armas. Ante esto, las autoridades declararon ilegal este tipo
de comercio pero como éste siguió efectuándose finalmente se prohibió el uso de los Por la rastrillada del norte
ponchos indígenas, bajo pena de confinación en la isla de Juan Fernández.
Durante el siglo XIX esta actividad siguió siendo de vital importancia. Cuando En el norte, los pehuenches se articularon a partir del siglo XVIII como región
Guillermo Cox visitó el sur de Neuquén, entre los años 1862 y 1863, observó que las de abastecimiento especialmente de los centros de Chillán, Los Ángeles y Antuco,
mujeres parecían ser las dueñas de las majadas: "Las chinas tienen sus cosas propias, que a su vez se comunicaban con el puerto de Talcahuano, en Concepción. Al mismo
como se puede ver por el ejemplo de las ovejas de Pascuala, y no sería extraño que tiempo actuaron como nexo con la pampa húmeda, región productora de ganados
casi todas las ovejas del Caleufú fuesen de la segunda mujer de Huincahual, cuando donde los intercambiaban por sal y tejidos. Una vez obtenidos los arreos en la zona
recuerdo el cuidado que tenía la china por hacerlas entrar todas las noches al corral" bonaerense de Tandilia y/o Sierra de la Ventana, cruzaban las tierras de Mamuil Mapu
(Cox, 1863: 162). hasta llegar al río Colorado y desde allí se encaminaban a los campos de engorde de los
El trueque de tejidos no sólo se realizaba con los españoles sino también con valles cordilleranos en pleno otoño, época climáticamente propicia por la existencia de
otros grupos indígenas. Luis de la Cruz narraba que las tribus ranqueles de Mamuil aguadas y vados en el cruce de los grandes ríos (De Angelis, 1969:231). Es probable
Mapu eran un importante mercado para los pehuenches del norte y los indios del sur que los lazos de parentesco y amistad con los ranqueles facilitaran acuerdos previos
del Neuquén -denominados huilliches por los cronistas- quienes todos los años pasa- para organizar el tránsito y el arreo de los animales por sus tierras y su posterior cruce
ban a permutar ponchos por haciendas, obteniendo por cada uno de ellos entre doce por el río Colorado (o Cobuleuvú) o por el río Barrancas (o Pichicobuleuvú).
y dieciséis yeguas. Una vez que los animales llegaban a Neuquén se recuperaban de las largas
Los ganados vacuno y caballar, principalmente, fueron ganando espacio en travesías para posteriormente conducirlos a través de los pasos más transitados, es-
las transacciones comerciales en la medida en que Chile aumentaba la demanda de los pecialmente el de Antuco-Pichachén que los conectaba con Concepción y el de las
mismos. Para satisfacer estos requerimientos los grupos cordilleranos comenzaron a Lagunas de Epulafquen que los conducía a Chillán, trámite que realizaban sin mayores
trasladarse a las pampas bonaerenses, donde capturaban a los animales cimarrones para inconvenientes dado que algunos caciques tenían el control absoluto de los mismos.
luego arrearlos al otro lado de la cordillera. Pero cuando estos comenzaron a escasear Más al norte, para comunicarse con Talca los pehuenches transitaban por el paso men-
a mediados del siglo XVIII, indígenas e hispanocriollos entraron en competencia por docino de Cerro Campanario.
el mismo recurso. En consecuencia, se sucedieron reiterados malones a las estancias Estos eran los boquetes más conocidos, pero existían otros cuyo control
fronterizas para seguir llevando los ganados a los mercados chilenos, provocando cada preocupaba a las autoridades chilenas, que debían patrullar continuamente para evitar
la entrada o salida de productos ilegales.9 En algunos momentos se prohibió el uso
8
Cruz, Luis de la [1806]. En: De Angelis, 1969: 482. de pasos situados al norte del río Nuble, priorizando como ruta oficial la de Antuco
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controlada por las autoridades de la isla de la Laja, para realizar el intercambio junto había convertido en un punto de encuentro para el intercambio con los tehuelches de San
al fuerte de Tucapel (Villalobos, 1995:126). En otras ocasiones se volvió a autorizar Julián, que venían cargados con sus pieles y plumas. Datos aportados años más tarde por
el tránsito por los pasos norteños, pero ante los abusos cometidos por mercachifles y D´Orbigny (1999:321) demuestran que la isla de Choele Choel se había transformado
comerciantes poco escrupulosos se restableció la prohibición. en otro sitio importante de reunión anual para el intercambio entre grupos patagónicos.
En realidad, el paso por los boquetes andinos nunca pudo ser efectivamente El dinámico intercambio que realizaban aucaces y pehuenches con las pla-
controlado por las autoridades y a lo largo del siglo se intensificó el intercambio entre zas chilenas fue incrementando notoriamente la demanda de ganados hasta alcanzar
nativos e hispano-criollos y la circulación de bienes hacia un lado y otro de la cordi- grandes niveles de comercialización. Así, los nativos se vincularon efectivamente en
llera. El trueque garantizaba a los indígenas surtirse de diferentes productos de origen el siglo XVIII como intermediarios en un modelo económico más amplio en el cual
europeo, algunos confeccionados con metal -como agujas, tijeras, cuchillos, estribos Neuquén se articuló como región de abastecimiento de ganados, sal y tejidos, bienes
y armas- más vestimentas, adornos, bebidas y algunos cereales que habían incorporado que dinamizaron la tradicional rastrillada del norte y la del sur respectivamente.10.
a su dieta. A cambio de esto entregaban sal, caballos, vacas, ovejas, tejidos e indios La lejanía con relación a los centros de poder virreinales y la resistencia tradi-
cautivos obtenidos en sus guerras con los enemigos del sur. cionalmente mantenida por los indígenas confirieron a este espacio un aislamiento muy
conveniente para el funcionamiento de la región estudiada e imprimió un dinamismo
Por la rastrillada del sur propio a los circuitos mercantiles articuladores de espacios productores y espacios
consumidores.
Por el sur, los aucaces trocaban con Valdivia y para ello iban hasta las sierras
del Volcán a buscar ganado a pedido de los valdivianos, que luego intercambiaban por Patrones diferenciales de los asentamientos indígenas
productos que acostumbraban consumir. Como ya vimos, los tejidos indígenas de gran
calidad y la sal eran los otros productos más solicitados que los valdivianos todos los Para el siglo XVIII los grupos que habitaban el actual territorio neuquino
años venían a buscar al este cordillerano. habían producido importantes cambios en su organización socioeconómica debido a la
Los indígenas que se aprovisionaban en las pampas bonaerenses, después de incorporación, desde siglos anteriores, del ganado traído por los europeos, en particular
cruzar el Colorado, atravesaban por un paso localizado en la isla de Choele Choel, el caballo, que repercutió en los distintos órdenes de la vida indígena. Convertidos en
con numerosos vados que permitían transitar los arreos de la margen norte al sur sin pastores ecuestres, aprendieron a conocer y perfeccionar las prácticas de caza y cría de
mayores problemas. Eran tierras de abundantes pastos y muy transitadas por los gru- animales y organizaron sus actividades en un ciclo anual estimulado por la búsqueda
pos que se dirigían al Bajo de Valcheta, a la meseta de Somoncura o a las tierras del de aguadas y abundantes pasturas para sus arreos.
sur de Neuquén, para llevar el ganado a los de Valdivia debiendo para ello cruzar el Con el tiempo, los grupos nativos, tanto del norte como del sur, se convirtieron
río Neuquén a la altura del Paso de Indios o descender el Limay y, por alguno de sus paulatinamente en los intermediarios necesarios para el funcionamiento del gran circuito
afluentes (Picún Leufú, Sañicó, etc.), penetrar tierra adentro. ganadero que vinculaba la pampa húmeda con las plazas chilenas. Estos cambios se
Una vez llegados a la cordillera, en la franja comprendida entre los paralelos vieron reflejados en los patrones de asentamiento y en el manejo territorial, especial-
39º y el 40º de latitud sur, existían según el padre Rosales ocho boquetes posibles hasta mente en el norte donde se asentaban los grupos pehuenches, donde la trashumancia se
llegar a Villarrica. Sin embargo dos eran los pasos más transitados, el de Mamuil Malal convirtió en una necesidad, determinada por la calidad de los recursos, y en una práctica
o Trómen, que pasaba al norte del Volcán Lanín, y el de Paimún o Trancura que rodeaba tradicional que aún está vigente entre los actuales crianceros. El patrón de asentamiento
al volcán por el sur (San Martín, 1940:27). adquirió características puntuales en el siglo XVIII. Por entonces, tal como observa-
El intercambio también se realizaba a nivel inter tribal, especialmente entre los ron Ana M. Biset y Gladys Varela, "la zona norte del Neuquén parece haber estado
aucaces y los tehuelches del Collón Curá, a quienes los primeros les trocaban productos escasamente poblada. Las tolderias se diseminaban a lo largo de los valles, ocupando
agrícolas más piñones y manzanas, por pellejos y caballos. Tal como observó el padre las cuencas del Reñileuvú, el Curí Leuvú, el Neuquén y el Varvarco. Es probable que
Menéndez, la antigua misión de los jesuitas en las proximidades del Nahuel Huapi se cada unidad dispusiera de amplios territorios, permitiendo la rotación de pasturas sin
Fray Angel de Espiñeira en 1758, durante su recorrida por la zona de Guañacos, donde se entrevistó con los
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Este rol de intermediarios estuvo vigente durante todo el siglo XVIII y gran parte del XIX, como lo ob-
caciques pehuenches, observó que la vigilancia no era eficaz. En: Pinto Rodríguez, 1998: 3-34. servaron Francisco Villarino en la obra antes citada y, más tarde, Guillermo Cox.
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Hecho en Patagonia: la historia en perspectiva regional Dinámica histórica de un espacio cordillerano norpatagónico: de las primeras sociedades...
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Más allá de la intención política de extender la frontera al sur del río Salado, se les antoja con la espectación de que siempre que les vaya mal, han de lo-
en los ámbitos de poder no existía una total coincidencia acerca de la modalidad a im- grar la indulgencia de la paz, i ésta con la festividad de agasajos, que por la
plementar. Mientras algunos grupos económicos presionaban al virrey para adelantar práctica de parlamentos se han entablado a fin de contentar a los indios...".16
la línea fronteriza hasta la otra margen del Salado para proteger a sus animales que lo
cruzaban en tiempos de sequía, otros pugnaban por llegar más lejos e internarse en Los parlamentos tendieron a inventar una tradición a través de la escritura,
las sierras de Tandilia. tradición que los indios harían suya, llegando a reclamar la organización de un nuevo
Cuando en la década de 1790 algunos hacendados cruzaron la línea del Salado encuentro cada vez que había cambios en el gobierno. La convocatoria regular a estas
y comenzaron lentamente a extenderse sobre las tierras productivas de los indígenas reuniones obligó a las comunidades indias a institucionalizar la delegación del poder
y a apoderarse del escaso ganado cimarrón que iba quedando en las pampas, entraron en manos de intermediarios que tendieron a acumular prestigio y bienes (Boccara,
en directa competencia con las tribus. En consecuencia, el virrey y el cabildo de Bue- 2002:85). Esto fue estimulado por las autoridades virreinales, que en ocasiones recu-
nos Aires tuvieron que lidiar contra el afán expansionista de los privados para seguir rrieron al mecanismo de elegir al cacique-gobernador, promoviendo a los jefes con
sosteniendo la política pacifista. Se intentó, aunque sin efecto, controlar y restringir las honores, agasajos, regalos y títulos. Privilegiar a algunos jefes buscaba mantener un
entradas a las tierras de vaquerías. La respuesta inmediata por parte de los indígenas fue diálogo que superara los inconvenientes propios de tratar al mismo tiempo con todos
la organización de nuevos malones que a partir de entonces recrudecieron los conflictos los loncos de igual jerarquía (Méndez Beltrán, 1982).
en la frontera bonaerense. Los pactos asumidos con los grupos indígenas incluían también la cooperación
El virrey Vértiz, que siempre se había opuesto a la expansión sobre las tierras contra enemigos comunes y la conciliación o intervención en conflictos intertribales.
indígenas, reconociendo que no se les podía controlar efectivamente, pero consciente Esto se corrobora en el acta levantada en el parlamento a orillas de río Salado en Men-
del peligro que implicaban los malones, se vio obligado a replantear su postura. Una doza, en 1787, entre el Comandante de Armas y Fronteras de esa zona, José Francisco
vez más quedaba en claro para las autoridades virreinales que para lograr el equilibrio Amigorena, y la nación pehuenche. En estas circunstancias, éstos se reconocían como
de las fuerzas en la frontera había que modificar las estrategias de relación. Si bien se legítimos vasallos dispuestos a colaborar frente a las hostilidades de otros grupos, reci-
cambió la política ofensiva por otra más defensiva, el corrimiento de la línea de frontera biendo a cambio ayuda militar para combatir a sus enemigos huilliches y ranqueles con
al otro lado del Salado, el levantamiento de fortines y la formación de fuerzas especiales los que mantenían tradicionales luchas intestinas.17 Estos compromisos contribuyeron
como los Blandengues, fueron actitudes contraproducentes y provocadoras. A ello se a que los pehuenches fueran a la vez un freno para el avance de los araucanos dado
sumó una serie de exploraciones geográficas sobre las tierras patagónicas como las que ejercían el control efectivo sobre los pasos fronterizos.
de Félix de Azara, Basilio Villarino y los hermanos Viedma, que incursionaron tierra La violencia que generaban las luchas intestinas entre los grupos de la Arau-
adentro generando desconfianza y resquemor en el seno de las sociedades indígenas. canía, la Pampa y la Patagonia, era una de las principales causas de la inestabilidad
La organización de parlamentos y la firma de tratados de paz y amistad en los dominios sudamericanos. Las autoridades decidieron intervenir como árbitro
formaron parte de una política de dádivas cordiales (provisiones, utensilios de hierro, proporcionando ayuda militar a unos en detrimento de otros. Estando éstos ocupados
telas europeas)14 entregadas a los caciques, para lo cual se acordó que las comitivas en resolver sus rivalidades, disminuía la potencial amenaza para las poblaciones y
indígenas llegaran hasta Buenos Aires a recibir sus raciones, y así lo hacían desde haciendas hispano-criollas. De este modo, la adhesión de los pehuenches amigos a
lugares alejados como las Salinas o desde la Patagonia.15 la política borbónica pasó a ser un factor clave para la pacificación de las fronteras
Los parlamentos funcionaban como mecanismos de entendimiento, poniendo aguerridas.
en contacto a los representantes de ambas partes en un tono de igualdad. Los acuerdos, Todo formaba parte de una estrategia global para asimilar paulatina y pací-
afirma Jorge Pinto Rodríguez, eran ceremonias rituales que mantenían el equilibrio ficamente al indígena a la sociedad colonial. Estas modalidades fueron acentuando
y aseguraban la tranquilidad (Pinto Rodríguez, 1998:24). Estos tratados políticos no
garantizaban una paz duradera, porque los indígenas en ocasiones solían provocar una 14
Para profundizar sobre los mecanismos de la diplomacia en la frontera sugerimos el trabajo de Lázaro
nueva situación de conflicto para obligar a las autoridades coloniales a renegociar sus Ávila, 1998:29-60.
beneficios. Al respecto, cabe retomar el informe presentado por A. O’Higgins en 1771: 15
Algunos caciques patagónicos recibían los agasajos en Carmen de Patagones. Villarino [1782] en su paso
por el sur de Neuquén, se entrevistó con el cacique Chulilaquín del Collón-Curá, que iba camino al fuerte
a recibir sus raciones y regalos.
"...hacen la guerra [se refiere a los pehuenches] contra los españoles cuando 16
Citado por Álvarez, 1972:81-83
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la jerarquización y la distribución del poder entre los indígenas. Pero la política de mediante parlamentos, tratados y regalos. El rol de intermediarios que asumieron
pacificación tuvo un alto costo para las autoridades coloniales. Los elevados montos los pehuenches y los huilliches en el funcionamiento de tales circuitos se definió en
invertidos en obsequios para los caciques se obtenían del fondo del Real Situado, des- función del control efectivo que estos tenían sobre los pasos cordilleranos y sobre
tinado al mantenimiento de las fuerzas militares de las fronteras que trataban de lograr campos ideales para el pastoreo y resguardo de personas y animales. Estos recursos
la desmovilización de los grupos indígenas. Estos fondos eran de suma importancia les proporcionaron una notable capacidad de negociación con los hispano-criollos.
porque, como bien sabían las autoridades coloniales, ante la falta de recursos suficien La correspondencia de los capitanes de los fuertes que hacen referencia a
tes se ponían en riesgo las lealtades obtenidas. Los antagonismos entre España y otras las comitivas de indios que se dirigían a Buenos Aires a comerciar sus productos en
potencias europeas y las tensiones que existían entre los mismos hispano-criollos fueron lugares apropiados y prefijados, da cuenta de que también llegaban en verano partidas
aprovechados por los indígenas de las diferentes áreas fronterizas, haciendo tambalear de indios chilenos y cordilleranos a intercambiar ponchos, mantas y chapeados por
los pactos preexistentes. yeguas, vacas y caballos. De esta manera, ese intercambio acentuaba la dependencia
La fragilidad de estos acuerdos ponía constantemente a prueba la política de un grupo frente al otro, de allí la necesidad mutua de negociar las diferencias para
de pacificación. En este marco de inestabilidad no se lograron todos los objetivos equilibrar las fuerzas en el espacio fronterizo.
propuestos, pero al menos se consolidaron vínculos significativos con las sociedades Garantizada la paz, una de las cuestiones prioritarias fue entonces la regu-
indígenas, y los tratados comerciales fueron decisivos para alentar la tranquilidad. Ya larización de los compromisos asumidos con la sociedad indígena para estrechar los
en tiempos de las guerras de independencia estos vínculos garantizaron el apoyo que vínculos políticos. Una mejor comunicación era fundamental para controlar la situación
varios grupos indígenas dieron a los realistas para poner freno en conjunto el avance de la frontera. Esto implicó quitar funcionarios corruptos y reforzar el rol mediador de
de los patriotas. los lenguaraces y capitanes de amigos, que hasta entonces eran válidos como árbitros
o jueces hacia el interior de la sociedad indígena, y también implementar mecanismos
La clave del comercio fronterizo de control sobre el tráfico de bienes demandados.
Las autoridades eran conscientes de que el comercio con el indígena no era
Como vimos, la política borbónica planificó estrategias para un avance pacífico un mercado muy atractivo donde colocar gran variedad de mercancías españolas, salvo
sobre los grupos aún no sometidos tanto en la frontera de la Araucanía como sobre algunas muy específicas, pero sí era una fuente necesaria para el abastecimiento de
la nueva frontera del Salado. Como las experiencias anteriores habían fracasado, se la sociedad hispano-criolla. Por lo tanto, se trató de mantener vigentes los circuitos
puso énfasis en estimular las prácticas del intercambio tradicional, porque éstas podían comerciales desprendidos del espacio fronterizo con la idea de que los grupos que se
garantizar la paz entre las partes. habían beneficiado no vieran alterados sus intereses, garantizando así el statu quo.
En el último cuarto del siglo XVIII, los circuitos ganaderos se complejizaron Resulta interesante observar cómo durante las dos últimas décadas del siglo
por la creciente demanda desde la Araucanía y por la exportación significativa de XVIII los indígenas no sólo aceptaron la paz con los hispano-criollos, sino que tam-
carnes saladas, sebos y cueros que manufacturaban los hacendados transcordilleranos, bién tendieron a buscarla. La posibilidad de un mayor intercambio y colocación de sus
ampliando las redes capitalistas. En este sentido, la política apuntaba a que las fron- productos en las plazas y fuertes españoles y, por supuesto, la abundante cantidad de
teras dejaran de ser un objetivo de guerra para convertirse en un espacio articulador y dádivas y regalos recibidos, resultaban altamente beneficiosos. La paulatina diferen-
conciliador de intereses de la Corona, de los particulares y de los indígenas. Con este ciación social que se fue operando en la sociedad indígena fue demandando una mayor
fin, la política virreinal propició estrategias más diplomáticas que militares. cantidad de bienes exóticos de origen europeo, utilizados como símbolo de prestigio y
Así, el comercio fronterizo sirvió para impulsar el crecimiento económico, riqueza. La paz era un buen camino para obtenerlos. La pacificación producto de arduas
siempre que mediara la paz. Cualquier factor de tensión afectaba directamente el fun- negociaciones, en definitiva, fue un buen negocio para ambas partes.
cionamiento de dichos circuitos, de allí la permanente necesidad de realizar acuerdos A comienzos del XIX, cuando Luis de la Cruz cruzó las tierras pehuenches en
su viaje a Buenos Aires, verificó muchos de los aspectos ya comentados y pudo observar
Cuando el Comandante Amigorena nombró a Pichintur como cacique-gobernador de la nación Pehuenche,
17 el intenso conchabo entre blancos e indios y la gran circulación de bienes hacia ambos
le entregó la insignia correspondiente, abundante aguardiente para celebrarlo y reses para el festejo en sus lados de la cordillera. También dio cuenta de la cantidad de ganado que circulaba por
toldos. También Amigorena dio a los pehuenche el título oficial de soldados distinguidos de la Corona por las tradicionales rastrilladas activando las redes de intercambio. La sal seguía siendo
su colaboración. Cfr.: “Acta del Gran Parlamento a orillas del Río Salado efectuado el 11 de octubre de
1787”. Transcripto por Alvarez, 1972:116-118. un bien muy apreciado y los caciques poseedores de minas y salinas aumentaban su
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prestigio. El viajero confirmó así el pleno funcionamiento de los circuitos mercantiles cantiles vigentes en las fronteras. Cada grupo contribuía con hombres, caballos, armas,
y el rol de intermediarios de los pehuenches (Varela, 2002). contactos, recursos materiales e información, potenciando la capacidad operativa del
conjunto. Por su parte, la contribución de los pehuenches fue esencial al autorizar el
Tensión con aires revolucionarios uso de su territorio, de los pasos cordilleranos y de los ricos valles del norte que los
pincheirinos utilizaron para la instalación de los centros operativos que quedaron
La estrategia de pacificación que durante las dos últimas décadas del siglo directamente vinculados a los circuitos de intercambio en pleno funcionamiento. A
XVIII y principios del XIX puso freno a los conflictos interétnicos, manteniendo cierto cambio, esta alianza favoreció a los pehuenches con el aumento de hombres, caballos
equilibrio en las relaciones fronterizas, comenzó a tambalear a partir de 1810. Las ideas y armas de la guerrilla, que sumados a sus malones incrementaron el volumen del botín
revolucionarias trastocaron el escenario borbónico, pero en las fronteras interiores el incluyendo un buen número de cautivas blancas.
pacto colonial siguió vigente, demorando durante varios años el avance sobre las mis- Esta unión de fuerzas permitió a la guerrilla autoabastecerse, perfeccionar sus
mas. Algunos cambios significativos se dieron recién en 1823, cuando una expedición tácticas de movilización y organizar malones efectivos en distintos frentes simultánea-
liderada por el gobernador Martín Rodríguez fundó el Fuerte Independencia en las mente, logrando presionar a los independentistas, que se vieron obligados a negociar
sierras de Tandil, logrando finalmente correr la tradicional línea del Salado. Entonces, con tal de frenar la violenta movilización que efectuaban los grupos de resistencia a
el gobierno de Buenos Aires se enfrentó directamente con los grupos indígenas que se ambos lados de la cordillera. La alianza de los distintos sectores pro-realistas permitió
vieron privados de sus mejores áreas de producción ganadera. Los nativos, presionados una posición ventajosa frente a los precarios gobiernos republicanos, impidiendo el
por la insistente demanda chilena, convirtieron a los malones en verdaderas empresas avance de las tropas regulares sobre la línea de frontera sur, siendo este uno de los
económicas con el fin de conseguir el ganado solicitado. Al extender el gobierno de objetivos centrales de las fuerzas guerrilleras (Varela y Manara, 2001a y b).
Buenos Aires la línea de frontera se afectaron los intereses de Chile vinculados a la
dinámica tradicional de los circuitos mercantiles indígenas. Estos circuitos pasaron a ser La primera aldea multiétnica en el norte cordillerano neuquino
codiciados por los mercados del Pacífico y del nuevo frente Atlántico simultáneamente.
El corrimiento de la frontera coincidió con la “guerra a muerte” que se había A partir de 1818 comenzamos a observar factores de evidente impacto sobre el
desatado en Chile después de la batalla de Maipú, en 1818. La derrota de los realistas hábitat tradicional del mundo indígena. El patrón de asentamiento se vio modificado por
propició la formación de una guerrilla concentrada al sur del Bío Bío, que fue legitimada el traslado de una numerosa población chilena que se sumó a los grupos de la guerrilla,
por el último virrey del Perú como fuerza de resistencia al avance de los “sublevados” conformando una aldea socialmente muy compleja y aún fiel a los patrones coloniales.
independentistas. En este contexto se organizaron las “montoneras fronterizas”, a las Los asentamientos de los montoneros fronterizos, especialmente en la zona
que definimos como grupos de guerrilla de conformación muy heterogénea, que orga- de Varvarco, fueron muy estratégicos como refugio para todos aquellos que buscaban
nizadas en pro de la causa del rey, se movilizaron como un frente de oposición armada el amparo del caudillo Pincheira. Estos núcleos garantizaron protección para grupos
en la frontera sur argentino-chilena hasta 1832, cuando fueron derrotadas (Varela y muy heterogéneos, como desertores del ejército revolucionario, militares españoles,
Manara, 1998). perseguidos políticos, hacendados y campesinos del sur chileno, caciques aliados, repre-
Esta guerrilla fue inicialmente liderada por el mestizo chileno Vicente Bena- sentantes del clero y hasta delincuentes comunes. A todos los actores sociales citados,
vides, quien aliado con grupos araucanos pudo sostener una lucha sin cuartel contra los debemos agregar las mujeres y niños capturados en los múltiples ataques a haciendas
nuevos grupos de poder de Santiago (Manara, 2000). Cuando Benavides fue fusilado o villas y las numerosas familias transcordilleranas que emigraron por voluntad propia
en 1822 el liderazgo recayó en los cuatro hermanos Pincheira, chilenos que habían ante la pobreza y marginalidad que padecían del otro lado de los macizos andinos. Así
estado integrando las huestes de la guerrilla desde el comienzo de la guerra a muerte. se fue conformando una aldea poblada por más de 6.000 habitantes (Varela y Manara,
En particular el menor de los hermanos, José Antonio, fue quien concentró el poder 2001a y b).
de decisión a partir de 1822, cuando los grupos pro-realistas se asentaron en las tierras Las casas de barro y paja típicas de allende los Andes comenzaron a levantarse
pehuenches del este cordillerano, donde permanecieron protegidos en los estratégicos cerca de las tolderías pehuenches dando forma a una aldea estable, donde las familias
valles de Varvarco y de las Lagunas de Epulafquen. organizaban el trabajo para su manutención, y donde blancos, indígenas y mestizos
La convivencia de chilenos, españoles e indígenas aliados bajo la causa iniciaron una compleja convivencia. Entre las escasas fuentes de la época que brindan
monárquica generó nuevas redes de lealtades e intereses en torno a los circuitos mer- información al respecto se destacan las memorias del Coronel chileno Jorge Beauchef,
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quien relata detalles de su entrada a tierras de Varvarco en 1827. Beauchef describe La organización militar de los realistas se benefició con el dominio que
que las casas de paja de los jefes principales eran grandes y cómodas y que estaban los indígenas tenían del terreno, rutas y pasos, logrando aventajar al enemigo.18 De
rodeadas de numerosas casuchas de cuero fácilmente transportables que eran ocupadas tal modo que estos grupos podían sobrevivir en un medio fronterizo con mejores y
por una población de familiares y cautivos que seguía a los montoneros (Feliu Cruz, mayores recursos materiales que las mismas tropas de la emancipación. Los circuitos
1964; Barros Arana, 1876). mercantiles de la etapa colonial no sólo permanecieron vigentes sino que se acrecen-
La comunidad de Varvarco, en medio de un espacio natural propicio, generó taron con lo obtenido en los malones. Los últimos partes militares dejaron constancia
un modo de vida propio, satisfaciendo sus necesidades e imponiendo sus propias leyes de la abundancia de ganados que poseían los pincheirinos merced a los saqueos a las
de orden y justicia. La aldea central se articulaba a distintos campamentos menores haciendas vecinas.19
que eran ocupados en función de la trashumancia tradicional que imponía el traslado En cuanto a la circulación de los cuantiosos arreos, los datos disponibles per-
del ganado de la veranada a la invernada. Un puente colgante sobre el río Neuquén miten inferir cuatro destinos principales. La mayor parte se destinaba al abastecimien
facilitaba la comunicación y permitía una fácil circulación de personas y mercancías. to de los cientos de familias emigradas del sur chileno e instaladas en Varvarco y
Asimismo, siguiendo con la tradición colonial, se mantuvieron muchas de las costumbres demás asentamientos, y al de los campesinos sureños que colaboraban desde Chile.
familiares y religiosas, tal como lo refleja la edificación de una capilla, donde el Fray El excedente era comercializado en los mercados transandinos con la colaboración de
José Antonio Gómez, capellán del clausurado Colegio de Propaganda Fide de Chillán, hacendados amigos que realizaban las transacciones comerciales que los montoneros,
seguía celebrando misas e impartiendo bautismos. También era común la práctica de dada su clandestinidad, no podían realizar sin correr el riesgo de ser capturados al salir
juegos de azar, guitarreadas, cantos, bailes y las típicas carreras de caballos, entre otras de sus refugios (Varela y Manara, 1999).
actividades para el divertimento social. Estos mismos hacendados eran los que recibían parte del ganado maloneado
Los grupos pincheirinos no sólo estaban asentados en el norte neuquino sino en las pampas para luego obtener productos derivados (cueros, sebo, grasa) para su
que también se extendieron más al sur hasta las márgenes del río Agrio, donde estaban posterior exportación o para el abastecimiento de los centros trasandinos. También
las tolderías de los caciques pehuenches más importantes, como Neculmán, Toriano, algunos comerciantes chilenos mantenían vínculos con los pincheirinos a quienes
Canumilla y El Mulato. Estos núcleos estaban intercomunicados con otros más alejados procuraban satisfacer en sus demandas, a sabiendas de que éstos manejaban buen
como Jirones, Payén Matru y El Manzanito, en Mendoza, y Chicalco y el paraje de caudal de dinero y por que además era un reaseguro para no ser blanco de sus ataques.
Limay Mahuida en La Pampa. Finalmente, un porcentaje de los ganados se destinaba al intercambio con los
En Chile, a su vez, la guerrilla mantenía centros de operación en Los Maitenes políticos y personalidades influyentes de Chile y Mendoza a cambio de protección,
y Roble Huacho, más el asentamiento conocido como «la cueva de los bandidos Pin- información y suministro de armas. Por lo dicho, consideramos que en alguna medida
cheira», en las cercanías de Chillán. Los numerosos pasos al norte de la cordillera como los Pincheira activaron la economía fronteriza, dado que contaban con abundantes re-
Copulhue, Las Lagunas-Alico, Pichachén-Antuco, El Saco y Barrancas, facilitaban el cursos que conseguían de manera rápida y efectiva, movilizando una red de contactos
tránsito entre ambos lados de la cordillera. Desde los valles neuquinos los grupos de estratégicos. A tal punto que las autoridades, alertadas de la impunidad con que los
guerrillas accedían directamente a la región de Antuco y desde allí se comunicaban emisarios pincheirinos conseguían los pertrechos bélicos, llegaron a prohibir la venta
con Los Angeles, Concepción y diversas poblaciones vecinas. También fueron una libre de pólvora en 1826.
constante amenaza para las fronteras de Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y las
pampas bonaerenses, extendiendo incluso sus malones hasta Carmen de Patagones y Aumento de la conflictividad fronteriza
Bahía Blanca. Puede observarse que el radio de acción era muy amplio y que desde sus
estratégicos asentamientos podían avanzar en distintos frentes simultáneamente, provo- El panorama previamente descripto se complejizó con la entrada masiva de
cando inseguridad en las líneas de frontera y la dispersión de las fuerzas republicanas.
El contar con distintos asentamientos les posibilitaba refugios seguros frente 18
Los partes militares del Brigadier José Manuel Borgoño (1826) y del Gral. Manuel Bulnes (1832) coinciden
al avance de las tropas enemigas. Aunque las fuerzas realistas pretendían ejercer el en destacar que las incursiones a los valles neuquinos resultaban ser empresas muy dificultosas. Finalmente,
control efectivo del espacio fronterizo, el ejército chileno del sur fracasó en reiteradas el acceso a las tierras pehuenches fue posible en gran parte por la información proporcionada por ex- pin-
oportunidades frente a estas guerrillas, porque cuando finalmente lograba acceder a uno cheirinos que fueron indultados por el gobierno chileno.
19
Partes militares del Gral. Manuel Bulnes durante su expedición contra José Antonio Pincheira en 1832 se
de sus centros operativos lo encontraban despoblado y vacío de haciendas. encuentran en Barros Arana (1876).
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tribus araucanas que a partir de 1820 arribaron a territorio argentino escapando del jefes indios prefirieron rendirse y aceptar el indulto de las autoridades chilenas. La
avance de los independentistas en Chile. La penetración de grupos mapuches fue ga- vida aldeana de la que los pehuenches habían formado parte por casi una década fue
nando espacio hacia el noroeste de Neuquén, donde ya estaban asentados los Pincheira, desbaratada, pero siguieron manteniendo el control sobre sus tierras y los circuitos
continuando su avance sobre los asentamientos de los tehuelches septentrionales de mercantiles. La experiencia pincheirina dejó una herencia de viejas y profundas riva-
Río Negro, que fueron despojados del enclave estratégico de Choele Choel (Bustos, lidades que siguieron repercutiendo en las fronteras.
1993:33). El impacto se dio también sobre los grupos pampas que perdieron su supre-
macía en lugares económicamente vitales como Sierra de la Ventana y Salinas Grandes. La pugna por el control de las fronteras
Los diferentes grupos comenzaron a competir por el ganado, el control de las salinas y las
aguadas, y por el dominio sobre puntos claves en los tradicionales circuitos mercantiles. Con la desaparición de la guerrilla pincheirina quedó derrotado el último
Mientras tanto, algunos caciques araucanos se aliaron con las fuerzas sepa- baluarte español en tierras de la América meridional. Las ideas revolucionarias ad-
ratistas con el compromiso de perseguir a las montoneras pincheirinas y a sus aliados. quirieron mayor fuerza, pero en cuestiones de frontera por mucho tiempo no habría
Esta situación generó nuevos vínculos y conflictos dentro y fuera de la frontera y empujó avances significativos. La desarticulación de los grupos pro-realistas generó las
a los grupos indígenas a tomar partido por el bando realista o por el revolucionario, condiciones apropiadas para que un año más tarde Juan Manuel de Rosas decidiera
quedando activamente involucrados en las guerras de independencia. Evidencia de avanzar efectivamente sobre la línea de frontera sur. Si bien consiguió algunos logros,
esto fue la entrada del cacique araucano Venancio Coñuepán, patriota de la primera no alcanzó a quebrar el dominio indígena sobre los circuitos que seguían articulando
hora, a las pampas argentinas en 1828, persiguiendo a los pincheirinos y a sus caciques al espacio fronterizo.
aliados procurando desbaratar las alianzas que sustentaban el poder de los pro-realistas. Después de José Antonio Pincheira, ya no quedaron en Neuquén caudillos
La ocupación de enclaves estratégicos por parte de los contingentes trasandinos con ascendiente semejante sobre las tribus indígenas. Sin embargo, algunos ex pin-
no modificó sustancialmente el funcionamiento de los circuitos ganaderos ni el control cheirinos, de una forma u otra, siguieron ejerciendo cierta influencia sobre los grupos
efectivo que tenían los pehuenches y huilliches sobre los valles y pasos cordilleranos. cordilleranos del este, provocando además serios inconvenientes en varias provincias
Los acuerdos y relaciones de parentesco de los indígenas de Neuquén con las etnias argentinas. Tal es el caso de José Antonio Zúñiga, cabecilla chileno21 que había sido
provenientes de Chile aseguraron la obtención y circulación de los bienes en los uno de los más fieles oficiales de la resistencia realista (Hux, 1992:185).
términos tradicionales. Por lo que es probable que la alianza entre los Pincheira, arau- Cuando en 1831 Pincheira firmó el tratado del Carrizal con el gobierno de
canos y pehuenches, haya contribuido entonces a consolidar y a ampliar los circuitos Mendoza, por el cual se comprometió a impedir que sus aliados organizaran nuevos
mercantiles preexistentes. malones, Zúñiga y otros integrantes de las montoneras estuvieron en desacuerdo y
La especial convivencia que se dio en el noroeste neuquino se vio afectada desertaron, alejándose del campamento de Varvarco. El gobernador de Buenos Aires
con la derrota del caudillo Pincheira en manos del General chileno Manuel Bulnes en Juan Manuel de Rosas, con la intención de neutralizar los movimientos de Pincheira,
1832. En el momento de la captura de Pincheira, el campamento estaba compuesto aprovechó la situación para tentar a Zúñiga ofreciéndole un indulto y la posibilidad de
por unos doscientos hombres armados y unos ciento cincuenta indios pehuenches, residir en las Salinas Grandes. Al mismo tiempo, Zúñiga también negoció con el general
más numerosas familias que seguían voluntariamente a los montoneros o habían sido chileno Manuel Bulnes la entrega del último líder de la resistencia. En recompensa, las
cautivadas.20 El ejército de Chile logró desarticular los fuertes vínculos que habían sos- autoridades del país trasandino lo nombraron Comandante y Comisario de Frontera22
tenido a las fuerzas pro-realistas y desconcentrar a la numerosa población que se había a cargo de todas las tribus aliadas al gobierno chileno.
asentado en los valles cordilleranos. Se repatriaron más de 2.000 mujeres trasandinas El nombramiento de personajes como Zúñiga para ejercer la función de
con el objeto de repoblar las regiones del sur chileno que habían sido abandonadas y enlace entre las tribus y las autoridades criollas tiene sus raíces en la etapa colonial y
se indultó a los arrepentidos. El ganado que Bulnes encontró en los campos ocupados fue mantenido por su eficacia en las primeras décadas de la república. Los llamados
por Pincheira, rondaba cerca de 40.000 cabezas robadas en las estancias mendocinas, Comisarios de Naciones, Capitanes de Amigos y Tenientes de Indios, operaron como
las cuales, según denunciara el Coronel Manuel Olascoaga, fueron llevadas a Chile en árbitros para la resolución de conflictos al interior de las tribus y como intermediarios
lugar de devolverlas a sus dueños (Walther, 1964:253). entre la sociedad blanca y la india (Villalobos,1982:183-184). Desde su puesto de
A los pehuenches la derrota les infligió un fuerte golpe con la muerte de tres
de sus más importantes caciques, como fueron Neculmán, Coleto y Trocomán. Otros 20
Documentación transcripta por Doval, 1974: 247-248.
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privilegio, Zúñiga tenía gran ascendiente sobre los caciques de ambos lados de la cor- para la década del cuarenta, algunos individuos con grado militar, dependientes del
dillera, a quienes aconsejaba y convencía para realizar ataques y robos a las haciendas gobierno chileno y con gran ascendiente sobre las tribus indígenas de ambos lados de
de la Confederación Argentina. los Andes, como Zúñiga y Salvo, implementaran variadas estrategias para captar el
Un caso semejante fue el del Capitán Domingo Salvo, otro ex pincheirino que apoyo y amistad de los caciques y eliminar así los obstáculos que pudieran frenar sus
fue indultado y puesto a cargo del fuerte de Santa Bárbara, que en la década de 1840 correrías en territorio argentino. En conclusión, vemos que el exterminio de las fuerzas
supo tener influencia sobre algunos caciques importantes del norte neuquino, como pincheirinas no puso fin a los saqueos y robos a las haciendas, dado que continuaron
Purrán y Cristiano (Bengoa, 1985:191). Salvo alentaba a los indígenas a participar en entrando a Chile los conocidos arreos de miles de cabezas de ganado provenientes de
numerosas entradas de pillaje y robo a las pampas argentinas. Además, capitaneaba un las pampas, capitaneados por oficiales de la derrotada guerrilla que supieron potenciar
grupo de cristianos que comerciaban en las tolderías del unitario Baigorria,23 con el que su amplia experiencia en malones y negociaciones.
mantenía una buena amistad y del cual obtenía abundante ganado que ubicaba en el
mercado trasandino. Un aspecto interesante de destacar es la existencia de la rivalidad
La persistencia de los malones en las pampas
entre estos dos ex-pincheirinos, porque tanto Zúñiga como Salvo se disputaban el control
sobre los diferentes grupos indígenas "pues Zúñiga no gobierna los de Salvo, ni Salvo
A esa altura de los acontecimientos, tanto las autoridades de Mendoza como
los de Zúñiga".24 Ambos competían por lograr alianzas con los grupos indígenas que
las de Buenos Aires no dudaban de que las autoridades chilenas conocían y hasta con-
les posibilitaran obtener mayores beneficios políticos y económicos. Inferimos entonces
sentían el accionar de varias tribus amigas de indios moluches, que bajo el mando del
que la alianza de Salvo con los caciques Purrán y Cristiano impedían a Zúñiga el libre
Comisario Zúñiga se trasladaban a tierras argentinas en busca de ganados.
tránsito de los animales maloneados por los pasos del norte neuquino.
En el sumario comentado anteriormente se hace mención en reiteradas
Acerca de las redes desplegadas por estos intermediarios, encontramos in-
ocasiones a que varios caciques aliados de Chile pasaban la cordillera para robar ha-
formación significativa en un sumario levantado en Mendoza en 1847 al Capitán de
ciendas con las que luego regresaban a sus tierras, vendiéndolas en los fuertes de San
Amigos José María Surita, que había sido enviado al Fuerte San Rafael desde Chile por
Carlos, Santa Juana, Nacimiento, Santa Bárbara y Los Ángeles, donde las ofrecían a
encargo del mismo Zúñiga, sumada a las declaraciones de varios testigos cristianos e
los comerciantes del lugar 27 o se las confiaban a Zúñiga, pagándole una comisión.28
indios.25 La sospechosa presencia de Surita en tierras cuyanas y la posibilidad de que
Otras veces, los mismos comerciantes entraban a las tolderías, donde cele-
sedujera a toda la indiada del sur "para que no tengan paz con Mendoza ni con Salvo...",
braban los conchabos, intercambiando añil, harina, bayeta, frenos y otros efectos por
26
preocupó a las autoridades locales y también al ministro de Relaciones Exteriores del
animales. Todos los compradores de ganado sabían que eran robados en las provincias
gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación
argentinas ya que tenían las marcas de sus propietarios, diferenciándose claramente de
Argentina, por lo cual se inició una investigación sobre el asunto y Surita fue apresado.
los que eran criados por los indios que «son orejanos de marca y señal”.29 El cacique
A la luz de esta documentación se corrobora la existencia de una fluida circu-
Cristiano testificó que en una oportunidad había llevado un arreo desde las pampas a
lación de personas y arreos por los bajos pasos cordilleranos mendocinos y neuquinos
Chile, vendiendo una parte de los animales a Don Juan Tagles, socio del presidente
y la demanda de buenas pasturas para el engorde de las haciendas. Pero, sobre todo, se
Bulnes en la estancia del paraje Las Canteras. Al tomar conocimiento de todas estas
infiere que dada la ausencia de fortines y de autoridades blancas en el territorio neuquino
declaraciones, el Ministro encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación
éste se habría convertido en un espacio codiciado para la comunicación entre ambas
Argentina se comunicó con su par de Chile poniéndolo al tanto de los acontecimientos.
vertientes de los Andes y el sur de Mendoza. De allí que no resulta sorprendente que,
24
Sumario a José María Surita realizado en Mendoza en 1847. El documento original se encuentra en el Archivo
21
Resulta difícil reconstruir su biografía. Según el historiador chileno Tomás Guevara, Juan Antonio Zúñiga Histórico de Mendoza, carpeta 123, documento 12 y transcripto en: Anales del Instituto de Investigaciones
había nacido en tierras de Arauco y pertenecía a una familia española; para otros era hijo del cacique Alcapán, Históricas, Mendoza, Universidad de Cuyo, 1941, T I (en adelante Anales del IIH).
por lo que no sería raro que fuera mestizo. Conocía muy bien la lengua de Chile y tenía buena inserción
25
El Fuerte de San Rafael estaba en manos del Sargento Mayor D. José Antonio Rodríguez, quien desconfió de
entre las tribus mapuches. la presencia de Surita, comunicándole rápidamente los sucesos al gobernador de Mendoza D. Anselmo Segura.
22
En los documentos de la época se lo nombra con diferentes grados militares: Capitán de Amigos, Sargento
26
Carta del 2 de diciembre de 1846, enviada por el Sargento Mayor Juan A. Rodríguez, desde la Fortaleza
Mayor y Comisario General de Indios. de San Rafael al Gobernador de Mendoza, alertándolo de que Zúñiga había enviado al Capitán Surita a
23
Manuel Baigorria, ex-soldado del general Paz, se refugió entre los ranqueles, tradicionales enemigos de conquistar toda la indiada del cacique Ayllal.
Rosas. Fue considerado como un cacique entre los indios de las pampas.
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En un párrafo muy significativo le decía: en un intermediario estratégico para garantizar la circulación de ganados pampeanos
a los mercados chilenos.
“ El gobierno del infrascripto abriga la convicción de que tal compra y
venta, si es cierta, habrá sido ocultada al Exmo. Señor General, la proceden- La conquista de la frontera andina
cia de dichos ganados. La providad y honradez característica y notoria del
Ilustre Exmo. General Bulnes, no puede arrojar otra idea que la expresada A la llegada de las fuerzas expedicionarias de la Cuarta División al norte de
a ese respecto”.30 Neuquén en 1881, existían dos establecimientos chilenos de cierta envergadura. Uno de
ellos estaba ubicado en las lagunas de Epulafquen y su propietario era el inglés Enrique
Generalmente, los indios que iban a malonear a las provincias argentinas se Price o Pray,33 vecino de Chillán. Este hacendado había levantado amplios edificios
reunían con los del unitario Baigorria en tierras ranqueles, quien junto al cacique Pic- en el lugar, con potreros que se caracterizaban por estar cercados con madera labrada
hún realizaba incursiones en las haciendas de varias provincias para luego ubicarlos y contaba con un buen número de campesinos y pastores. La presencia de cepos e
allende la cordillera. Como se dijo antes, el capitán Domingo Salvo tenía tratos con instrumentos de tortura en esas instalaciones evidenciaba la crudeza de las relaciones
Baigorria, a quien le enviaba indios chilenos y algunos cristianos al servicio del go- laborales de aquellos tiempos.
bierno trasandino para negociar en su campamento con vino, aguardiente, ropa, lanzas El otro asentamiento estaba localizado en Varvarco, pertenecía al hacendado
y pólvora por ganado vacuno, caballar y mular.31 El mismo capitán Salvo, en pago de chileno Méndez Urréjola y contaba con una fuerza armada de 380 hombres y 100
algunos favores, le habría enviado una carga de municiones de guerra y algunos otros campesinos que le levantaban las cosechas (Olascoaga, 1974:368-369). Éstos y otros
regalos.32 De esta manera, las provincias de la Confederación estaban a merced del hacendados que arrendaban tierras a los caciques pehuenches, subarrendaban a su vez
ataque de grupos organizados desde Chile por individuos pertenecientes a la estructura a otros pobladores chilenos, llegando a concentrarse en Varvarco una población de por
del ejército, con la participación de grupos de la Araucanía a los que se sumaban tribus lo menos 600 personas (Varela y Biset, 1993).
cordilleranas y pampeanas. Hombres influyentes y prestigiosos, muy ligados a la conducción política chilena,
Para mediados del XIX, el saqueo, la circulación y, finalmente, la comercializa- enriquecidos con la compra de ganados baratos, también engordaban sus animales en
ción de los arreos en manos de indígenas y grupos de bandidos cristianos, dinamizaba la tierras que pertenecían al cacique Purrán y demás jefes picunches34 que de él dependían.
economía de la frontera surandina, perfectamente articulada a las demandas del mercado El mismo general Bulnes, antes de ser presidente de Chile, y el coronel del mismo
del Pacífico. Para esta época, comerciantes y hacendados chilenos no sólo tenían tratos apellido que se destacó durante varios años como jefe del regimiento de granaderos en
comerciales con algunas tribus, sino que también muchos de ellos arrendaban potreros la frontera de la Araucanía, “arrendaban por medio de capataces habilitados, extensos
en el norte de Neuquén y sur de Mendoza, en donde invernaban miles de cabezas de campos a los caciques picunches, a quienes les compraban las haciendas que los indios
ganado que estaban al cuidado de los mismos indígenas como por personal armado arrebataban de nuestras estancias”..35
proveniente de Chile (Debener, 1999:13-16). Las posibilidades laborales en estos campos favorecieron el desplazamiento
Los hacendados requerían en particular del aval del cacique pehuenche Feliciano de numerosas familias chilenas al este de la cordillera que se ofrecían como mano de
Purrán -dueño y señor del noroeste neuquino- para acceder a estas tierras. Este cacique obra en las haciendas, estimulando la formación de pequeños caseríos llamados «chi-
constituyó una de las últimas jefaturas cuyo prestigio fue reconocido por las autoridades lecitos» (Encina, 1959:259). Los habitantes de estos asentamientos mantenían estrecha
de ambos lados de la cordillera, siempre interesadas en negociar con el jefe que deten- comunicación con su tierra de origen y reconocían generalmente como autoridades a
taba la soberanía de las apetecibles tierras cordilleranas. Purrán fue tradicionalmente las del país trasandino. No sólo mantenían buenas relaciones con los indígenas del
un aliado del gobierno chileno y ya en las últimas décadas del siglo XIX se convirtió
31
Información proporcionada por Vicente Lucero, cautivo de San Luis, quien se había fugado del campa-
mento de Baigorria, en ocasión de la invasión que este caudillo hiciera sobre Rojas. Anales del IIH, fs. 527
27 del sumario a Surita.
Uno de los comerciantes más conocidos que realizaba trato con los indios, era un tal Vicente Roa según 32
Datos obtenidos de las declaraciones del los alférez Juan Seguel Fs. 508 vta. y Gregorio Domínguez., en
los testimonios del cacique Cristiano. Anales del IIH: 473 Fs.512.
Anales del IIH, Fs.516.
28
Dato tomado de la declaración de Juan Ignacio Paillalaf. Anales del IIH: 484, Fs. 522. 33
En correspondencia mantenida entre el gobernador de Mendoza y el Mtro. de Relaciones Exteriores de
29Anales del IIH: 483.
Bs.As.en enero de 1846, se menciona la entrada de dos capitanes de amigos chilenos acompañados por un
30
Nota enviada por el Ministro Felipe Arana fechada en Buenos Aires el 28 de octubre de 1847. Anales del
inglés que habrían sido interceptados por el cacique amigo Guzmané. Con respecto al inglés se dice ”... que
IIH: 459.
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lugar, sino que la mayor parte de ellos participaban en las correrías que se hacían sobre aún no sometidas a la soberanía nacional, fueron entonces los móviles imperantes para
las fronteras, para luego comerciar el producto de los malones en el mercado chileno la ocupación militar del territorio pampeano y norpatagónico a partir de 1879. Con la
(Olascoaga, 1974:369). campaña del General Roca, el Estado nacional logró un viejo anhelo de someter a los
Sin lugar a dudas, desde la etapa de la “guerra a muerte” hasta la campaña militar indígenas sobrevivientes, ocupando definitivamente las tierras del triángulo neuquino.
de 1879, Neuquén fue el espacio propicio para la práctica malonera que guerrilleros, En pocos años, la expansión estatal se materializó en una organización político-
bandidos comunes, capitanes de amigos y hacendados chilenos en colaboración con administrativa mediante la instalación de fortines y el nombramiento de las primeras
algunos caciques y sus conas, organizaban a las estancias y poblados de la frontera autoridades nacionales en el territorio neuquino. Sólo entonces el Estado nacional legi-
pampeana y cuyana, con la finalidad de apropiarse de animales vacunos, equinos y timó su condición de tal y la “civilización” comenzó a expandirse cubriendo las huellas
ovinos. Las demandas de ganaderos y comerciantes chilenos les aseguraban a los de una “barbarie” pretendidamente superada, cuestión exaltada por la historia oficial.
maloneros una fácil colocación de los arreos con destino final al valle central, a las Desde la mirada de los pueblos nativos, el avance militar sobre la frontera era
haciendas fronterizas de Concepción o a los puertos de Talcahuano y Valdivia, por un peligro inminente al que ya no podían enfrentarse en las condiciones favorables que
donde se exportaban derivados como cueros, sebo, cordobanes y carne salada. habían existido hasta entonces. La ocupación militar de las tierras indígenas produjo la
En la época era bien conocido "el comercio ilícito, que desde tiempo inmemo- desarticulación de un extenso espacio que había estado cohesionado política, social y
rial hacen con las haciendas robadas por los indios, las provincias del sur de Chile, económicamente durante mucho tiempo. La baja poblacional fue drástica y los sobre-
Talca, Maule, Linares, Ñuble, Concepción, Arauco y Valdivia" (Olascoaga, 1974:76). vivientes fueron dispersados y corridos de sus lugares teniendo que readaptar sus vidas
La magnitud de este comercio llamaría la atención de dirigentes argentinos como Juan a las exigencias del orden estatal. Las sociedades indígenas del Neuquén perdieron su
Manuel de Rosas primero y Julio Argentino Roca después, para llevar las fronteras tradicional papel de intermediarias en las redes del intenso tráfico ganadero hacia Chile
hasta el río Negro con la intención de ponerle punto final a esta situación. y esto les ocasionó profundas transformaciones.
El funcionamiento del amplio espacio fronterizo de Araucanía, norpatagonia y Los cacicazgos dominantes de la última etapa, representados en la figura de
las pampas siempre había estado supeditado al frágil equilibrio de los contactos interét- Feliciano Purrán, Reuque Curá y Valentín Sayhueque, se derrumbaron luego de rei-
nicos. Blancos e indígenas habían aprendido la conveniencia de mantener un status quo terados intentos de éstos por frenar la irrupción de las tropas en sus tierras. Estos tres
por encima de los conflictos, por eso la frontera indígena permaneció fortalecida hasta caciques habían dominado el norte, centro y sur del territorio neuquino respectivamente.
el último cuarto del siglo XIX dada la precariedad de los Estados nacionales, que aún El poder que sustentaba cada uno de ellos había sido reconocido por las autoridades
no podían imponer su presencia ni cambiar la dinámica de estas regiones fronterizas. nacionales con las que supieron negociar acuerdos de paz. Pero las campañas militares
Este espacio en su conjunto da cuenta de un complejo juego de intereses, poderes, en tierras patagónicas, entre 1879 y 1885, provocaron que estos caciques y su gente
relaciones interétnicas y de la complementariedad de dos mundos diferentes, que po- debieran abandonar definitivamente sus dominios.
dían convivir en la medida que cada uno lograra sus objetivos (Pinto Rodríguez,1996). La campaña del coronel Napoleón Uriburu logró apresar a Purrán en 1880,
Esto nos permite explicar por qué ese mundo fronterizo logró sobrevivir a las reformas después de varios años en los que el cacique pehuenche había estado eludiendo nego-
borbónicas y a las independencias de Chile y Argentina. ciar con las autoridades argentinas para no perjudicar sus tradicionales tratos con el
Desde la mirada de las elites gobernantes, la actividad malonera lesionaba direc- gobierno y hacendados chilenos. Luego de ocho años de prisión, Purrán pudo escapar
tamente los intereses de los hacendados de la pampa húmeda como sector productivo hacia Chile donde vivió hasta su muerte, ya muy anciano. Reuqué Curá, hermano del
del país ligado al comercio internacional por el Atlántico. La necesidad de suministrar cacique Calfucurá que dominaba en las pampas y con el que habían organizado malones
materias primas a los países industrializados dentro de la división internacional del a las estancias fronterizas, también logró huir hacia Chile. Sayhueque, en cambio, había
trabajo aceleró los proyectos del Estado para extender y consolidar el avance de la optado por convertirse en aliado del gobierno argentino, razón por la cual durante los
frontera sur. Desarticular el tráfico ganadero hacia Chile y ocupar las tierras del indio últimos años evitó comprometerse con otros grupos que daban malones y así poner en
riesgo sus buenas relaciones con las autoridades.36 Pero la campaña del General Villegas
venía a ver sus haciendas que las tenía en invernada en el punto de Marbarcó. Anales del IIH: 220. Es tuvo como objetivo capturar al jefe de los manzaneros, rompiendo las alianzas previas.
probable que este inglés sea el mismo Price que arrendaba tierras en el lugar varios años después. Sayhueque huyó reiteradamente hasta que finalmente se rindió en 1885, obteniendo a
34
El gentilicio picunches hace referencia a “gente del norte”, usado en los partes militares para referirse a
cambio algunas tierras más al sur donde asentarse.
los pehuenches.
35
San Martín [1919] 1991: 137. De esta manera se completó la total ocupación militar del espacio patagónico
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y se quebró el férreo control territorial de los tres grandes caciques del Neuquén. Cada
cacique había implementado su propia estrategia en defensa de sus tierras, pero la
dominación del Estado ya estaba decisivamente en marcha.
Sin embargo, muchas de las tradiciones indígenas, como así la capacidad de
resistir a las presiones externas, sobrevivieron a la barrera de la dominación impuesta
en 1880, instalándose como el objetivo central a recuperar algo de la autonomía per-
dida. Las rastrilladas del norte y del sur siguieron vigentes ahora como sendas para
la colonización y el “progreso”. Las poblaciones fronterizas mantuvieron una notable
continuidad en las prácticas de intercambios y preservaron pautas culturales propias de
una historia compartida que no pudieron quebrantar las políticas estatales. Frente a la
nueva identidad que buscaron imponer los Estados nacionales en una frontera política
como división cultural, aparece la perdurabilidad de interacciones previas (Bandieri,
2001). La perdurabilidad de los circuitos comerciales tradicionales entre Chile y Argen-
tina que sobrevivieron a las respectivas conformaciones nacionales, al menos durante
buena parte del siglo XX, motiva a pensar a las áreas andinas desde otra perspectiva.
Como planteamos al principio de este trabajo, el clásico corte temporal en 1880
ha impuesto una lógica simplista y parcial del proceso, ya que muestra sólo la visión
de los vencedores. El siglo XIX fue básicamente de una transición entre la caída del
sistema colonial y la organización de los Estados nacionales, y el protagonismo que
tuvieron las sociedades indígenas en este complejo proceso va deslizándose lentamente
al centro de la escena.
Julio A. Roca en un informe presentado en el Congreso Nacional en 1879 sostenía que "el único cacique
36
que he creído merezca ser considerado por su conducta siempre fiel y la buena comportación de su tribu
que no ha figurado en malones, es Sayhueque el de las manzanas...». En: Curruhuinca-Roux, 1986: 156.
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