.Trashed-1732110812-El Avance Hacia La Frontera Chaqueña
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acuerdo. Ambas políticas fueron aplicadas a las provincias y a los territorios indígenas,
aunque los acuerdos se establecían con las elites provinciales y la coerción/violencia sobre
los territorios indígenas. La consolidación territorial implicaba tres cuestiones cruciales: la
integridad territorial, la identidad nacional y la organización de un régimen político.
La consolidación de la unidad territorial fue un proceso que estuvo marcado por la violencia,
la represión en las campañas militares al Desierto y al Chaco. En el NOA Salta y Jujuy no
fueron ajenas a esta experiencia, siendo la yunga jujeña la región principalmente afectada,
dicho espacio estaba compuesto por los actuales departamentos de Santa Bárbara, Ledesma y
San Pedro. Del lado salteño los actuales departamentos de Anta, Rivadavia y Orán al estar
pegados al Chaco fueron los territorios más perjudicados. A mediados del siglo XIX la
frontera occidental del Chaco mantenía importantes grupos de población indígena: wichís
(llamados despectivamente matacos), guaycurúes, chiriguanos y tobas. No debemos olvidar
que en ambos espacios se desarrollaron ingenios y tabacales, dichas industrias eran sostenidas
gracias a la explotación de la mano de obra indígena.
Expansión y conquista del Chaco Salteño
Entre los años 1860 y 1870, se organizaron empresas de navegación del Bermejo, a través de
diversas travesías a bordo de barcos a vapor. Como recompensa por los servicios prestados a
los expedicionarios en estas empresas, el gobierno provincial les otorgaba extensiones de
tierras a título privado, mientras que otras áreas circundantes pasaban a conformar terrenos
del estado, los cuales se constituían en áreas a poblar posteriormente mediante políticas de
colonización, especialmente vinculadas con la producción ganadera.
A fines del siglo XIX, y en momentos en que las fronteras se hallaban mejor aseguradas, los
gobiernos de la generación de 1880 emprendieron acciones militares para la conquista
definitiva de los territorios de Pampa, Patagonia y Chaco. Estos avances significaron una
“segunda conquista” que, a diferencia de la primera (española), donde las acciones se
concentraban en controlar las fronteras de las resistencias indígenas y asegurar el comercio,
en esta nueva etapa se produjo la efectiva ocupación territorial por la necesidad de expandir
las industrias.
Como justificativo se apelaba a la demonización del indígena en tanto “salvaje” que debía
ser exterminado y también a la metáfora del “desierto” como imperativo a poblar estos
espacios. En 01870 comenzaron las primeras expediciones militares que permitieron la
incorporación definitiva del Chaco al territorio nacional y provincial. En 1880, durante el
HISTORIA REGIONAL 3ºD
gobierno del General Roca, éste nombra a Benjamín Victorica como Ministro de Guerra y
Marina, quién llevará a cabo sucesivas campañas hacia el Chaco. En Salta, hacia 1881, parte
la primera expedición a cargo del comandante Rudecindo Ibazeta a fines de explorar el
Bermejo y Pilcomayo. Meses más tarde, el Coronel Juan Solá, marcha desde Fuerte Dragones
(Embarcación) hasta el Paraguay.
Desde una visión promilitar de la historia de la conquista del Chaco se sostiene que, en el año
1884, esta gran campaña queda concluida, sin embargo, en otras revisiones posteriores, se
demuestra que los enfrentamientos de los indígenas con la milicia continuaron hasta el año
1911. Las concesiones de tierra a quienes participaron de las campañas, hacían enriquecer
cada vez más al ejército, el cual actuaba en concordancia con los intereses de los empresarios
agrícolas y ganaderos de las provincias. Asimismo, como apunta la historia Teruel, la
provincia de Salta estuvo gobernada por personas que, a la vez que ocupaban puestos de alta
jerarquía en la política provincial y nacional, tenían extensiones de tierras y emprendimientos
particulares relacionados con la industria azucarera, en aquel momento en pleno auge. No era
casual entonces que las familias de élite que dominaban las producciones económicas fueran
beneficiadas con grandes superficies de tierras obtenidas mediante las campañas militares al
Chaco.
El ejército tenía así un doble objetivo, disciplinar a los indígenas -como mano de obra- y si
esto no era posible eliminarlos, en ambos casos, el propósito era despejar los territorios de su
presencia y ganarlos para el Estado. Esto implicaba una contradicción ya que, debido a la
violencia de la milicia, los indígenas se replegaban lejos del ejército, pero a la vez, este los
buscaba para reclutarlos como mano de obra, teniendo que realizar algún tipo de negociación
o acuerdo. Este interés por su utilización como mano de obra, fue lo que permitió, en
definitiva, la continuidad y permanencia en parte de sus territorios a las sociedades
indígenas. Lo cual no implicó que se produjeran matanzas colectivas con fines de exterminio
cuando aquel objetivo no era posible.
Con la instalación de misiones y fortines se acentuó el proceso de reclutamiento de indígenas
wichí y toba como fuerza de trabajo para las haciendas e ingenios de Salta y Jujuy, que al
mismo tiempo generó una serie de intercambios sociales y comerciales. De la mano de estos
procesos, los pobladores originarios se fueron replegando cada vez más hacia el interior del
Chaco. A pesar del continuo estado de guerra la cercanía y convivencia cotidiana entre
HISTORIA REGIONAL 3ºD
“Somos nosotros pobres, pero no inútiles, ni vivimos en perpetuo descanso, más bien somos
la fuerza de los cristianos, y los brazos de la industria. ¿Acaso hay cristiano que adelante
con su hacienda y labranza sin indios? Nosotros trabajamos, y la paga de uno o dos meses,
no es sino un par de calzones, o una camisa usada, o tres baras de jerga, y muchas veces
nada. Los cristianos se enriquecen con nuestros brazos, y al mismo tiempo cierran los ojos
para no ver nuestra pobreza y miseria, se engordan de chupar de continuo nuestra sangre.
Hasta aquí sería poco: han puesto aquí unas cuantas cabezas de ganado entregándola a
nosotros para que las cuidemos, pero nos han recompensado ese favor con hacerse dueños
de las tierras, y buscan pretextos y modos para botarnos de aquí. Más nosotros no haremos
cuenta de la vida, y nuestra sangre toda se ha de derramar para defender nuestros derechos;
ni vivos, ni muertos, nos han de sacarnos de esta tierra”.
Bibliografía:
• Klarik Flores, M. (2023). “COLONIZACIÓN Y UR BANIZACIÓN DEL CHACO
SALTEÑO. CONFLICTOS TERRITORIALES INDÍGENAS Y PERSPECTIVA
HISTÓRICA”. En Revista Andes, Antropología e Historia Vol. 34 n.º 1. Salta. Universidad
Nacional de Salta.
• Terual, A. (2005). “Misiones, economía y sociedad. La frontera chaqueña del Noroeste
Argentino en el siglo XIX”. 1ª Ed. Buenos Aires. Universidad de Quilmes.