La Solucion A La Crisis Subprime Shiller Es 11769
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Innovador
Robert Shiller, el profético autor del libro Irrational Exuberance (Exuberancia irracional), ofrece
un análisis perspicaz de las causas que desataron la crisis en el sector hipotecario subprime,
y sugiere una lista de posibles medidas de cara al futuro. En su opinión, la culpa de la crisis
subprime radica en las mismas actitudes fiscales inconscientes que condujeron a la burbuja
tecnológica de los años noventa y la burbuja inmobiliaria de la década de 2000. Ambas burbujas
se caracterizaron por una actividad de préstamos excesiva y provocaron enormes pérdidas para los
proveedores de capital. Su receta para hacer frente a la crisis comprende un espectro de medidas
de política. A corto plazo, recomienda rescates para prestatarios de bajo ingreso que fueron
víctimas de estructuras del mercado subprime que no comprendían. A largo plazo, propone un
nuevo marco para las instituciones financieras, información más transparente, contratos más
sencillos, mejores mercados para la gestión del riesgo, seguro patrimonial y préstamos para la
vivienda acordes a los ingresos, entre muchas otras medidas. Sin duda, tanto su diagnóstico como
su receta serán controvertidas, pero getAbstract considera que este libro es un texto necesario
para todo aquél que desee entender lo que ha sucedido y cómo sobrevivir y aprender de eso.
Ideas fundamentales
• La crisis del mercado subprime posiblemente sea la peor catástrofe financiera de EE.UU. desde
la Gran Depresión.
• La crisis es una consecuencia de la burbuja inmobiliaria estadounidense.
• Prácticamente nadie reconoció esta burbuja como tal cuando se estaba gestando.
• La crisis subprime se cobró el capital social y la confianza.
• Para restablecer la confianza en el sistema y controlar las consecuencias fiscales de la crisis
subprime serán necesarios salvatajes, pese a no ser la herramienta más aconsejable.
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Resumen
La burbuja del mercado inmobiliario estadounidense, que ya llevaba una década, desató la crisis
del sector hipotecario subprime que comenzó en 2006. Las enormes consecuencias de la burbuja
transcenderán la profunda debacle financiera que causó. La reacción fue endurecer el crédito en
todo el mundo, lo que llevó a la quiebra de varias instituciones financieras de gran importancia.
Sus efectos son tan devastadores que restablecer la normalidad posiblemente lleve años, si acaso
décadas. Cabe esperar un periodo prolongado de crecimiento económico aletargado. Para tener
una idea de lo que puede sobrevenir a la crisis subprime, hay que analizar la “década perdida” en
México después de la burbuja petrolera de los años ochenta y el estancamiento de Japón durante
los años noventa después de que estallaran las burbujas inmobiliaria y patrimonial de los años
ochenta.
Sin embargo, el daño que esta crisis ha infligido al tejido social es mucho más grave aún que el
daño al sistema financiero. La crisis del mercado subprime tiene muchos puntos de coincidencia
con la crisis de reparación en Alemania después del Tratado de Versailles que puso fin a la Primera
Guerra Mundial. John Maynad Keynes abandonó la delegación británica en señal de fuerte
oposición a la carga imposible de sobrellevar que el tratado imponía sobre Alemania. En su obra
The Economic Consequences of the Peace, Keynes explica por qué estas reparaciones vengativas
resultarían calamitosas. A la luz de los hechos, sus conclusiones resultaron proféticas. Con la carga
de una deuda que Alemania no estaba en condiciones de pagar, el sentimiento de injusticia por
las reparaciones y de ser víctima de circunstancias fuera de su control, el pueblo alemán alimentó
un amargo resentimiento que contribuyó a la asunción de Adolf Hitler y desencadenó la Segunda
Guerra Mundial.
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“Esa...estrategia...ha sido recitada prácticamente por todos los líderes del gobierno y
en el sector empresario...cuando se enfrentan a una auténtica necesidad de reforma
fundamental.”
La solución a la crisis subprime debe abordar esta crisis de confianza, de modo que no puede
limitarse simplemente a reparar las instituciones financieras dañadas y restablecer los flujos de
crédito.
Burbuja y contagio
Las burbujas especulativas no son nada nuevo. Posiblemente la burbuja especulativa más
conocida en la historia fue la Tulipomanía en Países Bajos en el siglo XVII. Sin embargo, pese al
trabajo de los historiadores de las finanzas y los economistas que han estudiado el fenómeno de
las burbujas, y a pesar de las pruebas evidentes de que EE.UU. se encontraba en medio de una
burbuja inmobiliaria, aparentemente nadie podía percibir la burbuja en ese momento. Banqueros,
economistas, bancos centrales y responsables de política económica no la advirtieron, como
tampoco los compradores de viviendas desinformados.
“La principal reparación a corto plazo para la crisis subprime es, lamentablemente, una
combinación de salvatajes.”
• Las políticas que promovían la vivienda propia incluso para personas que posiblemente no
deberían haber accedido a la vivienda propia.
• La titulización hipotecaria que rompió el vínculo entre el originante de hipotecas y el receptor
de los pagos. Esto hizo que los originantes no se interesaran en indagar acerca de la capacidad
de los prestatarios de devolver sus préstamos.
• Las prácticas de ingeniería financiera que permitieron préstamos a tasas irrisorias, o incluso
préstamos sin pago de intereses durante una etapa inicial, que posteriormente se ajustarían a
tasas mucho más elevadas.
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La burbuja inmobiliaria prosperó debido a una creencia generalizada de que los precios de
los bienes raíces seguirían aumentando. Por cierto, esta fe en el aumento de los precios es una
característica distintiva de las burbujas. Las personas compran porque consideran que luego
podrán vender a precios más altos. Sin embargo, esta creencia desconocía la historia del mercado
inmobiliario estadounidense.
En 2004, al buscar datos históricos confiables sobre los precios de los bienes raíces en EE.UU.,
el autor Robert J. Shiller tomó conocimiento de que no existía un catálogo preciso de los precios
de las viviendas. Así fue que decidió armar el propio (hoy día conocido como Índices S&P/
Case-Shiller Home Price). Un gráfico demuestra que los precios de las viviendas mantienen una
correlación histórica bastante estrecha con la población, las tasas de interés y los costos de la
construcción. Alrededor del año 2000, los precios de las viviendas crecieron astronómicamente
incluso aunque los costos de la construcción disminuyeron. Y en 2003, precisamente mientras los
precios de las viviendas se disparaban, la Reserva Federal disponía drásticos recortes de tasas, lo
que alimentó la tendencia alcista desaforada.
El entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, no creía en lo más mínimo en las
burbujas. Suponía que, en líneas generales, los precios reflejaban la suma de decisiones racionales
acerca de las inversiones inmobiliarias. Algunos atribuyeron el aumento de precios a la oferta
limitada de bienes raíces en ese país habida cuenta de que los aumentos más pronunciados se
sucedían en áreas urbanas o cerca de esas áreas, y menos del 3% de la superficie de ese país es
urbana. Pero la oferta de áreas urbanas no es fija. De hecho, para los promotores inmobiliarios es
relativamente fácil construir nuevas áreas urbanas, y así lo han hecho en todo el mundo. Como
ejemplos en EE.UU. cabe citar Reston Town Center, en el área de Washington D.C., y Mesa
Del Sol, en Alburquerque, área de Nueva México. También se levantaron ciudades en tierras
despobladas en otras partes del mundo, como Dongston cerca de Shangai, y Konstantinovo cerca
de Moscú. Una evaluación razonable de la oferta y la demanda de terrenos urbanos no hubiese
podido respaldar la magnitud que han tenido los incrementos de precios.
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¿Es posible que el alza de los precios haya sido impulsada por escasez de materiales de
construcción? No. Los materiales usados en la construcción son abundantes y, en algunos casos,
renovables, como sucede con la madera. ¿Qué hay entonces de las presiones de precios de los
compradores de China e India, a medida que esas economías se desarrollan y sus adinerados
residentes procuran mudarse a EE.UU.? No hay evidencia que confirme esta teoría. De hecho, la
mayoría de las personas prefieren comprar viviendas en sus propios países.
“En una hipoteca con negociación continua los términos y condiciones se ajustan
constantemente (en la práctica probablemente con frecuencia mensual) ante señales de
cambios en la capacidad de pago y las condiciones del mercado de la vivienda.”
Más aún, mientras la burbuja inmobiliaria crecía, la inversión en esa clase de activos tenía lógica.
Pero cuanta más gente invierte más dinero en cualquier burbuja, ésta se acrecienta. Apostar en
contra de la burbuja del mercado subprime estadounidense era sumamente difícil. O bien no
había instrumentos para que los escépticos pudieran vender en descubierto, o los mercados de
tales inversiones carecían de liquidez. Así pues, para las personas la burbuja inmobiliaria no era
una burbuja, sino una evolución normal e incluso saludable. Greenspan, escéptico de las burbujas,
recorto las tasas de interés. Los organismos reguladores de bancos adoptaron un enfoque práctico
en relación con los préstamos inmobiliarios. Los gestores de riesgo de Freddie Mac descartaron
la posibilidad de caídas pronunciadas de precios al sostener que, después de todo, caídas de esa
magnitud no habían ocurrido desde la Gran Depresión.
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La crisis subprime posiblemente sea el peor trastorno financiero desde la Gran Depresión, pero
eso significa que puede ofrecer una oportunidad comparable de reforma. Estados Unidos no tenía
hipotecas a largo plazo antes de la Gran Depresión. Los propietarios de viviendas conseguían
financiamiento a corto plazo y lo renovaban, pero el clima de crédito durante la Gran Depresión
hizo que eso fuera imposible. Dada la quiebra de bancos, una caída del 30% del precio de las
viviendas y una tasa de desempleo de hasta un 25%, muchos prestatarios no pudieron seguir
renovando sus hipotecas. Frente a esta crisis, el gobierno y las empresas aunaron esfuerzos para
desarrollar soluciones innovadoras que redujeran los desalojos y contribuyeran con la iniciativa de
recuperación. Entre estas innovaciones se incluyeron:
• Un sistema federal de préstamos para la vivienda configurado según el modelo del Sistema de
la Reserva Federal.
• Una asociación de tasadores inmobiliarios para profesionalizar la ocupación.
• Las reformas al sistema de quiebra que permitieron que los ciudadanos comunes pudieran
solicitar protección frente a sus acreedores.
• El surgimiento de varias instituciones de gran utilidad, como Home Owners’ Loan Corporation
(Sociedad de préstamos para propietarios de viviendas), Federal Housing Administration
(Administración federal de la vivienda), Federal Deposit Insurance Corporation (Sociedad
federal de seguro de depósitos), Securities and Exchange Commission (Comisión de Valores) y
Federal National Mortgage Association (Asociación federal de hipotecas nacionales).
“Esa confianza (del público) está siendo gravemente socavada por la actual crisis del
mercado subprime.”
La actual crisis del mercado subprime exige un cambio de similar escala, que incluya las siguientes
medidas:
• Salvatajes – Los salvatajes serán necesarios, pese a no ser una medida agradable. Sí, los
salvatajes obligan a los contribuyentes a hacerse cargo de las malas decisiones financieras de
otras personas. Pero en muchos casos los beneficiados por los salvatajes tomaron decisiones
desacertadas porque estaban desinformados y prestamistas con tácticas de venta agresiva
se aprovecharon de su ignorancia. Dejar que las víctimas se las arreglen por sí solas tras la
incobrabilidad de esos préstamos sería despiadado y menoscabaría aún más la confianza en la
sociedad. Por otra parte, equivaldría a aceptar consecuencias sistémicas muy nefastas.
• “Infraestructura de información financiera” – Estados Unidos necesita una nueva
infraestructura de información financiera para impedir o atenuar burbujas en el futuro. Esto
implica incluir nuevos mercados de gestión del riesgo, como un mercado para derivados
inmobiliarios. Actualmente, los inversores pueden comprar futuros inmobiliarios, pero
no son muy líquidos. El sistema debería incluir mercados para otros riesgos, como el
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Muy posiblemente la crisis subprime sea la peor catástrofe financiera que haya sacudido a EE.UU.
desde la Gran Depresión, pero al igual que la Gran Depresión, es una oportunidad de reforma que
puede llevar al sistema económico estadounidense y a la sociedad en su conjunto a una condición
mucho mejor.
Sobre el autor
Robert J. Shiller es el autor de dos best sellers: Irrational Exuberance y The New Financial
Order. Es profesor Arthur M. Okun de economía en la Universidad de Yale. Fue ganador del
Premio International Book Award 2003 de getAbstract.
Este resumen solo puede ser leído por ANA LUCIA MARTINEZ COTRINO ([email protected])
getAbstract asume completa responsabilidad editorial por todos los aspectos de este resumen. getAbstract reconoce los derechos de autor de autores
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