BORRAS GUALIS G - La Arquitectura Gótica
BORRAS GUALIS G - La Arquitectura Gótica
BORRAS GUALIS G - La Arquitectura Gótica
LA EDAD MEDIA
Dirigida por J. A. Ramírez. Coord. A.
porGómez
A. GómezCedillo
Cedillo
España. Alianza Editorial. 1º
1º ed. 1996. 8º ed. 2018
2018
ed. 1996. 9º ed. 2018
PROBLEMATICA GENERAL DE
LA ARQUITECTURA GÓTICA
Interpretaciones contrapuestas nórdica, contraponiendo el mundo nórdico
A lo largo de los siglos xix y xx el arte al mundo mediterráneo y, en consecuencia,
gótico ha sido objeto de enfrentamientos el arte gótico al arte clásico. Esta línea de
doctrinales que han llevado a interpreta- interpretación, defendida por Worringer, ha
ciones totalmente contrapuestas. No es éste sido seguida por numerosos historiadores
el lugar para un análisis exhaustivo de toda del siglo xx. como Dvorak, Pinder y, más
la historiografía gótica, pero deben darse recientemente, Seldmayr. Para este último,
las claves mínimas de estas controversias los conceptos básicos que definen la cate-
a fin de que el estudioso pueda disponer de dral gótica son el sistema de "baldaquino"
suficientes elementos de juicio a la hora de —es decir, una cubierta cóncava apoyada
valorar los diferentes puntos de vista que sobre cuatro soportes independientes—, que
se han defendido sobre la interpretación del constituye el tramo de la nave, la unidad
arte gótico. espacial repetitiva, y el sistema de "diafa-
L a máxima confrontación se ha produ- nía". es decir, el tratamiento del muro en
cido entre la escuela alemana y la escuela dos planos, creando efectos de profundi-
francesa. La primera, desde Worringer hasta dad. La concepción germánica del arte gótico
hoy, se ha caracterizado por una interpre- presta atención a las ideas, a los llamados
tación espiritualista que ha considerado al "fenómenos" góticos, y no tanto a los medios
estilo gótico como una expresión del alma técnicos para su realización. Las formas
ti va" de todos los elementos, que se hallan bre al estilo, ya había sido utilizado en la
mutuamente interferidos y que permiten arquitectura europea occidental, tanto en
deducir un sistema de cubiertas a partir de la arquitectura románica de Borgoña y de
la sección de un pilar, por ejemplo. Por su Provenza como en la de Aquitania y Poi-
carácter abstracto, tanto el pensamiento tou. Por ello mismo lo había incorporado
escolástico como la arquitectura y la música la primera arquitectura cisterciense. Se
participan de una estructura mental común, entendía que frente al arco de medio punto,
traducida en diferentes lenguajes. Nunca el arco apuntado reducía los empujes late-
las formas han sido analizadas de un modo rales, permitiendo una mayor elevación y
tan estrechamente vinculado al pensamiento una mayor luz, contribuyendo de modo
de una época, a la que han servido de expre- decisivo al impulso en verticalidad del
369. Catedral de Cuenca sión. nuevo estilo.
(fines del s. xn). La utili-
zación del sistema de bóve-
Pero ha sido sin duda la bóveda de cru-
das sexpartitas es uno de Los elementos formales de la cería el elemento formal sobre el que más
los primeros pasos del se ha especulado desde el punto de vista
Gótico en España. arquitectura gótica
funcional y plástico. L a bóveda de cruce-
Viollet-le-Duc. a quien ha seguido toda ría podría definirse como una bóveda de
la escuela clásica francesa, formuló ya en aristas (que a su vez está formada por la
el siglo xix la teoría de los tres elementos intersección de dos de medio cañón), que
esenciales del estilo gótico en arquitectura: ha sido reforzada por dos nervios diagona-
el arco apuntado, la bóveda de crucería y les cruzados en la clave. La bóveda de cru-
el arbotante, configurando de esta manera cería se halla enmarcada transversal mente
una caracterización puramente técnica y por los arcos perpiaños y longitudinalmente
funcional de la nueva arquitectura. por los arcos formeros.
Todos estos elementos, considerados Todo este conjunto (plementos, nervios
como relevantes en la caracterización de diagonales, perpiaños y formeros) deter-
Viollet-le-Duc. han sido cuestionados por mina un tramo, que en los primeros momen-
la crítica en algún momento. Así, el arco tos de la arquitectura gótica preclásica,
apuntado, considerado como el elemento durante la segunda mitad del siglo xu, es
formal más típico del estilo gótico, arco al de planta cuadrada, utilizándose entonces
que también se ha denominado ojival por un tercer nervio transversal, que divide la
su terminación en ojiva, dando incluso nom- plementería en seis partes, por lo que la
bóveda recibe el nombre de sexpartita,
correspondiendo a la misma en planta una
alternancia de soportes. L a renuncia de la
arquitectura gótica a dicha alternancia de
soportes haría innecesaria la primitiva
bóveda sexpartita. generalizándose la bóveda
de crucería sencilla, o simplemente bóveda
de crucería, generalmente configurando un
tramo más ancho que profundo, de forma
oblonga.
Según la teoría de Viollet-le-Duc, el
peso de la plementería de la bóveda de cru-
cería es soportado por los nervios y des-
viado en dos direcciones: una vertical, con-
centrada por los nervios diagonales en los
cuatro ángulos del tramo y transmitida hacia
abajo a través de las columnillas adosadas
a los pilares, y otra lateral, que en la arqui-
370. Nave central de la
Catedral de Pamplona
tectura románica había sido contrarrestada
(post. 1390). Sistema de por los muros, los contrafuertes, y por las
articulación mural tribunas sobre las naves laterales. También
en dos pisos (arquerías
y ventanales), con la arquitectura gótica, en el primer momento
predominio del muro. preclásico, utiliza las tribunas sobre las
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DEL ARTE
LA A R Q U I T E C T U R A G Ó T I C A
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LA A R Q U I T E C T U R A G Ó T I C A
sentido muy similar se expresa Guillermo laterales, pasando por las naves laterales,
Durando, obispo electo de Mende en 1285, hasta la elevada nave central.
quien reitera: "Las ventanas de cristal de la
iglesia son las Sagradas Escrituras que impi- Los métodos de producción de la
den el paso del viento y de la lluvia, es decir, arquitectura gótica
de los elementos nocivos, y al dejar pasar
la claridad del sol verdadero, Dios, a la igle- En los últimos años se está afianzando
sia, esto es, a los corazones de los fieles, una corriente historiográfica en la que des-
iluminan a los que residen en ella". taca Dieter Kimpel y que, sin pretender
Se pone de manifiesto la doble función subordinar la estética a la técnica, centra su
de la vidriera gótica: por una lado, de cie- atención investigadora en el análisis de los
rre del espacio interior, protegiéndolo de modos de financiación y de los métodos de
las inclemencias del tiempo; por otro, de construcción. Para estos estudiosos la cate-
iluminación, dejando pasar la luz. E l paso dral es un testimonio del estado de las fuer-
de la luz a través de la vidriera se convierte zas productivas en un sector y en un
en metáfora explicativa del misterio de la momento dados, y una catedral se interpreta 373. Interior de la
Catedral de Palma
Encarnación, tal como se recoge en las tro- mejor cuando se conocen las condiciones
de Mallorca (naves
vas coetáneas de Rutebeuf: "Lo que se ve en las que se ha materializado su fábrica. a partir de 1327).
el sol cada día que en la vidriera entra, sale Sin embargo poseemos un conocimiento El escalonamiento
de volúmenes (capillas,
y se aleja, sin romperla mientras pasa y muy fragmentario y selectivo de la indus- naves laterales, nave
pasa, así os digo que queda sin mácula la tria de la construcción en la época gótica; central) no rompe la
Virgen María". fuerte unidad espacial
además, ha de tenerse en cuenta que pue- lograda con los pilares
En los últimos estudios se ha insistido den coexistir en un momento dado diver- octogonales.
especialmente en el análisis simbólico de
las vidrieras. L a luz gótica es algo más que
un medio físico que nos permite ver, ya que
la luz solar, la luz natural, al atravesar los
vidrios de colores, se convierte en luz no-
natural, coloreada y de carácter trascen-
dente y místico, puesto que simboliza la luz
de Dios que ilumina a los fieles.
Con esta luz coloreada y simbólica se
crea un espacio interior cromáticamente mati-
zado, completamente distinto del espacio
exterior natural, un ámbito auténticamente
espiritual en el que esta sensación creada por
la luz de las vidrieras se acentúa con el efecto
de elevación, de falta de peso y de ingravi-
dez. El fiel que accede al interior de la cate-
dral se encuentra con un espacio figurado
que simboliza o representa la casa de Dios,
la Jerusalén celestial. L a iglesia material
representa a la espiritual.
Pero el acento puesto en los aspectos
simbólicos de la luz gótica tal vez haya rele-
gado a un segundo plano otros aspectos
plásticos no menos importantes. L a luz
gótica, la mayor luz con respecto al arte
románico, cumple asimismo la función
visual de hacer sensibles, por los contras-
tes de claroscuro, las diferentes partes de
un edificio perfectamente articulado, con
numerosos elementos individualizados (ner-
vios, molduras), con numerosos matices en
sus volúmenes interiores, desde las capillas
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lea DEL ARTE Z 1 /
San Vulfran, Abbeville, fachada occidental
(h. 1488).
Gótico flamígero o tardío (Siglo XV): El calificativo de
flamígero (flamboyant) alude a la forma de llama, poniendo el
acento en el aspecto formal. La observación de las tracerías es
uno de los criterios estilísticos más seguros para la datación.
El enriquecimiento formal y el uso de curvas y contracurvas
son las dos notas más definitorias. Hay un dominio visual de
lo decorativo sobre lo estructural. Los arcos adquieren formas
ornamentales a base de curvas y contracurvas (arco conopial).
En ocasiones estas formas ornamentales se sobreponen a otras
constructivas (arcos rebajados y carpaneles).
Son novedosas las bóvedas, que adquieren una extraordinaria
complejidad por la multiplicación de los nervios: bóvedas en
abanico, características del gótico inglés, o de la arquitectura
continental que multiplican los nervios complementarios
(ligaduras, terceletes, combados) formando ricas composiciones
geométricas, conocidas genéricamente como bóvedas de
crucería estrellada.
Los tramos, la unidad constructiva del gótico clásico, que
aparecían perfectamente separados por los arcos perpiaños, se
integran en una malla visual.
Asimismo, se replantean las relaciones visuales entre soporte
y abovedamiento, bien subrayando la relación entre ambos,
por lo que las líneas de la bóveda se continúan en soportes
fasciculados, sin solución de continuidad, eliminando los
capiteles, o bien negando esta relación, con bóvedas de líneas
autónomas sobre soportes octogonales.
La composición de las fachadas no cambia básicamente,
manteniéndose su principio general, aunque se aprecia un
mayor enriquecimiento formal, un menor sentido de la
monumentalidad, así como el predominio de las formas
pequeñas: una malla ornamental muy profusa diluye el efecto
estructural, tal como se parecía en la fachada de San Vulfran
en Abbeville. Las torres de las fachadas se complementan en
este momento con agudas flechas que las coronan.
(Extraído del texto pp. 228-231)