Peña 1
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Peña 1
DERECHO PENAL
Parte Especial
TOM O I
Quinta edición
Lima - Perú
Prim era edición: N oviem bre2008
DERECHO PENAL
PARTE ESPECIAL
TOMOI
© IDEMSA
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IM P R E S O EN PER Ú
P R IN T E D IN PER U
DERECHO PENAL
Parte Especial
Alonso R. P eña C abrera F reyre
E n tributo a m i fa m ilia y a m is verdaderos amigos, quienes me apoyaron y
m e tendieron su solidaridad, en tiem pos donde im peró la infam ia, el abuso
y el atropello. A todos ellos, m i compromiso a la búsqueda indeclinable de
la verdad y , a una ju stic ia apegada a los valores de un orden democrático
de derecho. E n ese objetivo, estas obras vienen a expresar m i convicción
p o r esos valores, que nunca deben ser abandonados; la defensa a l honor,
consustancial a la d ignidad hum ana, que toda persona tiene e l derecho de
defender de m anera firm e y categórica.
PRESENTACIÓN
A LA ÚLTIMA EDICIÓN
(1 ) Entre ellos, Juan P ortocarrero H idalgo , Pedro M éndez J urado , Luis L ópez P érez, Luis
B ramont A rias , con la colaboración del ilustre penalista Raúl P era C abrera .
Presentación 9
(2) A lo cual debemos sumar, los atentados contra el «Sistema Crediticio», comprendido en
el Título V I, Capítulo I, que sustituye a las añeja figura de la quiebra; ver más al respecto,
artículos 209° y ss.
(3) Aunque aún en este ámbito de la criminalidad se advierten ciertos vacíos, que podrían
ser colmados con la penalización del aborto culposo y las lesiones al feto imprudentes;
Al respecto, ver los artículos 114° y 124°-A.
(4) Ha de referirse al C.P. de 1924.
(5) La cual integré desde eí año 2004 a 2006, en representación del Ministerio Público
como representante alterno, conjuntamente con el Dr. Mateo C astañeda S egovia, como
miembro titular de la institución. Comisión que en la actualidad cuenta con nuevos
miembros.
10 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
cuerpo de! texto punitivo resulta aún vigente e idónea para poder asumir las
reformas que sean necesarias y, tercero, aquí esta el meollo del asunto, en lo
que respecta a las múltiples e incesantes reformas penales que el legislador
ha efectuado desde el año 1998, con la sanción de los poco auspiciosos «de
litos agravados», hasta los últimos Decretos Legislativos de junio de 2008(8),
que a la postre lo único que han generado es el quebrantamiento de la siste-
maticidad*67*, coherencia y plenitud conceptual que ha de cautelarse en cual
quier codificación legal, donde las modificaciones han apuntado a varios nor
tes: -a una sobrecríminalización (pena de cadena perpetua*8*), a la inclusión
de nuevas circunstancias agravantes, sobre todo, en el marco de los injustos
pertenecientes al «Derecho Penal Nuclear»*9* y a la incorporación de nuevos
tipos penales bajo el contexto de bienes jurídicos que por su contenido eté
reo no justifica que sean alcanzados por una pena, con arreglo al principio de
«ofensividad»*10*. Consecuentemente, contamos con un Código Penal que
paulatinamente ha ido perdiendo rigor científico y coherencia argumenta!, lo
que problematiza sobremanera la tarea de interpretación normativa, que han
de efectuar, tanto doctrinarios como juzgadores, por tales circunstancias el
principio de legalidad resulta significativamente debilitado*11* *12*.
(6) El Decreto Legislativo N° 1084 modifica el tipo penal de hurto simple - artículo 186°, ex
tracción ilegal de especies acuáticas - artículo 309° e incorpora el tipo penal de falsedad
en el reporte de los volúmenes de pesca capturados - artículo 428°-B .
(7) A decir de Llamas, A., ei sistema se concibe igualmente como un conjunto ordenado de
normas que cuenta con una coherencia intema de sus componentes básicos, especial
m ente de las normas como unidades básicas del ordenamiento jurídico; Curso de Teoría
del Derecho, c it, p. 190.
(8) Q ue fuese incluida en ei sistema de punición via el Decreto Legislativo N° 895, luego
modificado por el Decreto Legislativo N° 982 deí 22 de julio de 2007; V er más ai respedo,
P era C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General. Editorial Rodhas, Lima, 2007,
cit., ps. 899-918.
(9) Robo agravado, extorsión, delitos contra la libertad e intangibilidad sexual, lavado de
activos, narcotráfico'y terrorismo; paradójicamente, injustos que merecen también de
una reacdón punitiva como la figura dei monopolio han sido derogados, vía el Decreto
Legislativo N° 1034 del 25 de junio de 2008, en el marco de la implementadón dei
Tratado de Libre Comercio con USA. Importa un doble discurso, mientras que al cri
men convendonal se le castiga duramente, a la criminalidad económica se le trata con
guantes de seda.
(10) De forma puntual, el tipo penal de «Discriminación», recogido en el Capítulo IV del
Título X iV -A - Delitos contra ta Humanidad.
(11) En palabras de Llamas, existe antinomia cuando dos o más normas regulan un mismo
supuesto de hecho, estableciendo una consecuenda jurídica que es contradidoria u
opuesta entre sí; Curso de Teoría deí Derecho.
(12) En esta oscuridad normativa, producto de ia irradonaíidad de cómo se sancionan las
leyes penales en general, aparece una luz, que de cierta forma puede remediar estas
dicotomías legales, cuando ios integrantes de las Salas Penales de la Corte Suprema,
se reúnen periódicamente, y promueven ia producdón de «Acuerdos Pienarios», constitu-
Presentación 11
yendo jurisprudencia vinculante para todos ios órganos jurisdiccionales que administran
Justicia Penal en la República. Lo cual resulta factible, a partir de ia inclusión dei artículo
301 °-A en el C de PP, vía el Decreto Legislativo N° 959 del 17 de agosto de 2004, en el
marca del proceso de implementadón del nuevo CPP. A tales efectos, se consideró im
portante incluir algunas de estas decisiones en los tipos penales en cuestión, a fin de que
el análisis dogmático sea cotejado con la «teoría práctica» del Derecho penal.
(13) El DL N° 25475 - Ley que regula los Delitos de Terrorismo; Decreto Legislativo N° 813
- Delitos tributarios; Ley N° 28008 - Ley sobre los Delitos Aduaneros y la Ley N° 27765
- Ley de Lavado de Activos.
12 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(14 ) V ives A ntón , T.S. y otros; Introducción . En: Derecho Penal. Parte Especial, cíl., p. 41.
(15 ) En este caso del delito de Secuestro, que incluye en su redacción ya las causas de
justificación, así también las Excusas Absolutorias como causas supresoras legales de
punibiiidad, mas hasta en algunos casos el legislador ha normado instituciones propias
dei Derecho Procesal Penal, recogida en el articulo 213° del C.P.
(16) S ilva S ánchez, J.M .; Aproximación a i Derecho Penal Contemporáneo, d t , p. 267.
Presentación 13
(20) V ega L ópez, J.; Aproximación a la estnictura gnoseológica del campo jurídico-penal. En:
Estudios de Filosofía del Derecho Penal, c it, p. 70.
14 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(21) G imbernat O rdeig , E.; Estudios de Derecho Penal; Madrid, Civitas, 1976, cít., p. 78.
PRESENTACIÓN
(1) Ahora, luego de la dación de la Ley N° 30068 del 18 de julio del 2013, pasa a llamarse
como un «delito de odio».
18 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(2) En esta misma orientación de política criminal se emite la Ley N° 30077 - «Ley de lucha
frente al Crimen Organizado», cuya entrada en vigencia ha sido postergada a julio del
2014; no obstante, sus efectos han sido objeto de abordaje en la presente edición ac
tualizada de la PE.
Presentación 19
- Art/Arts. - Artículo/artículos
- NCPPP - Nuevo Código Procesal Penal peruano
- BCR - Banco Central de Reserva
CPP - Código Procesal Penal de 1991
CdePP - Código de Procedimientos Penales
C.P. - Código Penal de 1991
CPE - Constitución Política del Estado de 1993
CEP - Código de Ejecución Penal
CPC - Código Procesal Civil de 1993
CPC - Código Procesal Constitucional
C.C - Código Civil de 1984
CdeC - Código de Comercio
CNA - Código de ios Niños y los Adolescentes
CNM - Consejo Nacional de la Magistratura
CE - Constitución Española
- CM - Consejo de Ministros
CGR - Contraioría Genera! de la República
CJM - Código de Justicia Militar
CPCH - Código Penal Chileno
CPAR - Código Penal Argentino
- CPE - Código Penal Español
22 Derecho penal - Parce especial: Tomo I
T ítulo I
DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD
Capítulo I
LOS DELITOS CONTRA LA VIDA
1. A modo de aproximación.................................................................................... 47
2. Los delitos de Hom icidio en el C.P. De 1991................................................... 51
2.1. Delimitación de la tutela de los delitos de Homicidio y Aborto
(el inicio de la vida hum ana)..................................................................... 52
2.2. El límite máximo de los delitos de Homicidio........................................ 57
PARRICIDIO.................................................................................................................................. 125
1. Generalidades........................................................................................................ 125
2. Modalidad típ ica.................................................................................................. 128
2.1. Sujetos de la relación delictiva.................................................................. 129
3. Autoría y participación.......................................................................................... 134
4. Tipo subjetivo del injusto.................................................................................... 137
SICARIATO................................................................................................................................... 189
Preámbulo...................................................................................................................... 190
Análisis dogmático y de política crim inal.................................... ............................... 192
1. Pena de cadena perpetua..................................................................................... 192
2. La misma pena para el que encarga, ordena o acuerda el asesinato al autor
del sicadato.......................................................................................................... 197
3. Tipo subjetivo del injusto y formas de imperfecta ejecución........................... 200
C ap ítu lo II
LO S D E L IT O S D E A B O R TO
Capítulo III
LOS DELITOS DE LESIONES4321
2.3. Las que infieran cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la salud
física o m ental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia
o descanso, según prescripción facultativa.............................................. 339
3. Tipo subjetivo del Injusto................................. 339
4. Forma preterintencional............................................................................ 340
5. Agravante según la condición de la víctim a....................................................... 342
6. «Ley N &30364 - pata prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres y los integrantes del grupo familiar»..................................................... 343
7. La modificación de los deitos contra la vida, el cuerpo y la salud vía el
Decreto Legislativo N° 1323 (fortalecim iento de la política criminal frente
al feminicidio y la violencia fam iliar)................................................................. 345
Lincamientos de la política criminal frente al feminicidio y la violencia
fam iliar.................................................................................................................. 347
M odificatoria Decreto Legislativo N° 1323.................... ................... . 349
M odificatoria —Ley N 0 30819............................................................................ 354
1. Generalidades........................................................................................................ 367
2. Definición de «Violencia Fam iliar»..................................................................... 371
3. Sujeto activo y pasivo en los artículos 121 °-B y 122°-B................................... 372
4. Análisis dogmático y político crim inal............................................................... 372
5. Consecuencias Accesorias y penalidad aplicable................................................ 373
6. Reforma de la Ley N “ 30364......................................... 375
7. Modificación Decreto Legislativo N° 1323....................................................... 377
índice general 29
C ap ítu lo IV
E X P O S IC IÓ N A PELIG R O O A B A N D O N O D E
PERSO N A S E N PELIG R O 12
T ítulo II
DELITOS CONTRA EL HONOR
Capítulo Único
INJURIA, DIFAMACIÓN Y CALUMNIA
T ítulo III
DELITOS CONTRA LA FAMILIA
Capítulo I
MATRIMONIOS ILEGALES
1. Consideraciones generales .. 515
BIGAMIA..................................... ................................................................. ~.......... ...................... 518
1. Bien jurídico.............................................................................................. .. 519
2. Tipicidad objetiva...................................................................................... .. 520
2.1. Sujeto activo................................................................................................. 520
2.2. Sujeto pasivo................................................................................................. 520
2.3. Modalidad típica................................................................................... 521
3. Figura agravada.......................................................................................... .. 524
4. Formas de imperfecta ejecución................................................................. .. 525
5. Tipo subjetivo del injusto.......................................................................... .. 526
MATRIMONIO CON PERSONA CASADA____ ... 527
1. Justificación política criminal............... .. 527
2. Tipicidad objetiva................................. . .. 528
3. Tipo subjetivo del injusto..................... .. 528
AUTORIZACIÓN DE MATRIMONIO ILEGAL, 529
1. Fundamento de la incriminación......... .. 529
2. Tipicidad objetiva........... ....................... .. 530
2.1. Sujeto activo............................. ... 530
2.2. Sujeto pasivo............................. ... 530
2 .3 . Modalidad típica........................ ... 531
3. Formas de imperfecta ejecución.......... . .. 532
4. Tipo subjetivo del injusto.................... . .. 532
5. Modalidad culposa............................... . .. 532
CELEBRACION DE MATRIMONIO ILEGAL___________________________ _______ ... 533
1. Tipicidad objetiva. .. 534
índice general 33
C apítulo II
D ELITO S C O N T R A EL ESTADO C IV IL
1. Generalidades........................................................................................................ 539
Capítulo ÍII
ATENTADOS CONTRA LA PATRIA POTESTAD
Capítulo IV
OMISIÓN DE ASISTENCIA FAMILIAR
1. Generalidades.............................................................................................. 577
INCUMPLIMIENTO DE PRESTACIÓN A IIM EN TICIA ................................................-— 581
1. Bien jurídico................................................................................................. 581
2. Tipicidad objetiva........................................................................................ 582
2.1. Sujeto activo....................................................................................... 582
2.2 Sujeto pasivo............................................................. 582
2.3. Materialidad típica............................................................................... 582
Indice general 35
T ítulo IV
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD
1. Generalidades.................................................................................. 593
Capítulo I
VIOLACIÓN DE LA LIBERTAD PERSONAL
COACCIÓN........................................ ......................................................................................... 598
1. Bien jurídico............................................................................................... 598
2. Tipicidad objetiva....................................................................................... 600
2.1. Sujeto activo...................................................................................... 600
2.2. Sujeto pasivo..................................................................................... 600
2.3. Modalidad típica...................................... 600
3. Antijuridicidad........................................................................................... 603
4. Formas de imperfecta ejecución.................................................................. 604
5. Tipo subjetivo del injusto........................................................................... 604
ACOSO........................................................................................................................................... 605
Preámbulo.....................................................................
Definición del acoso personal (Stalking)................................................................. 609
Análisis dogmático............................................................................................. 610
C apítulo II
V IO L A C IÓ N D E LA IN T IM ID A D
Capítulo III
VIOLACIÓN DE DOMICILIO
Capítulo IV
VIOLACIÓN DEL SECRETO DE LAS COMUNICACIONES
C apítulo V
V IO L A C IÓ N D E L S E C R E T O P R O F E S IO N A L
C apítulo V I
V IO L A C IÓ N D E LA LIBERTAD D E R E U N IÓ N
C apítulo V II
V IO L A C IÓ N A LA LIBERTAD D E TRABAJO
C apítulo V III
VIOLACIÓN DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
C apítulo IX
V IO L A C IÓ N D E LA LIBERTAD SEXUAL
Bibliografía..................................................................................................................... 985
Título I
DELITOS CONTRA LAVIDA,
EL CUERPO Y LA SALUD
Capítulo I
LOS D E LITO S C O N TR A LA V ID A
1. AMODODEAPROXIMACIÓN
La violencia institucionalizada que importa el Derecho Penal, sólo será
legítima, en cuanto se oriente a la tutela de tos bienes jurídicos fundamenta
les. No constituye por ello, una proclamación lírica cargada de puro simbo
lismo, sino la afirmación del contenido esencial de los derechos humanos,
de conformidad con una consagración ius-constitucional. El C.P, de 1991
se corresponde con una función telealógica y preventiva a la vez, conforme
se desprende de sus principios rectores, anclados en su Título Preliminar.
El Derecho Penal, entonces, no se dirige a cautelar la reserva moral de un
pueblo, ni tampoco a la preservación política del régimen de turno, sino a
la protección de aquellos intereses jurídicos, que por su relevancia en el
orden de valores comprendidos en la Ley Fundamental, merecen protección
punitiva, a fin de mantener una coexistencia social pacífica, en cuanto a un
orden social reglado por la Justicia y el Derecho. En este contexto la función
básica del Derecho Penal de Protección de Bienes Jurídicos debe asumir
hasta sus últimas consecuencias la “secularización del instrumento punitivo
del Estado”, en este sentido la plena asunción de los principios de libertad y
tutela, propios del Derecho Penal del Estado Democrático de Derecho, debe
comportar la superación de concepciones jurídico-penales ancladas en prin
cipios de moralidad o eticidad de las respuestas punitivas(1).
En efecto, la intervención del Derecho penal sólo será lícita, mientras
se identifiquen concretos estados de lesión y/o una conducta con aptitud
seria de lesión a un bien jurídico de relevancia, para con el individuo o !a so
ciedad; ello apunta a identificar el contenido material que debe acreditarse,
(1) M orales P rats, F.; Las form as agravadas de H om icidio: problem as de fundam entación
m aterial y cuestiones técnico-jurídicas. En: Delitos contra la vida e integridad física.
Director. J osé Luis Díez R ipollés , c it, ps. 255-256.
48 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(2 ) P eña C abrera , R aúl ; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida, e l cuerpo y la
salud. Editorial San Marcos, Lima, 1997, c it, p. 59.
(3 ) Así, G ranados P érez , C.; Objeto m aterial en los delitos contra las personas. En: Delitos
contra las personas. Consejo General del Poder Judicial, d t , p. 244.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 49
(5) En ei caso del Consentimiento, sólo podría admitirse que dicha causa de justificación
elimina la antijuridicidad penal de la conducta, si es que se reconoce a la vida humana
como un bien jurídico “disponible", para su titular; empero, la lege /ata, impide dicho
reconocimiento, pues de no ser así, no se explicaría por qué el Homicidio a ruego y la
ayuda al Suicidio, si bien son figuras atenuadas, reciben de todos modos una respuesta
punitiva, Así, P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Generaí, cit., p. 486;
Como expresa G qnzáles R us , aunque el sujeto cuente con la autorización de la víctima,
el delito se comete, pues el consentimiento no determina ni la exclusión de la tipicidad
ni de la antijuriddad; Del Homicidio y sus formas, cit., p. 43.
(6) Ver más al respecto, mi articulo “La pena de muerte. Expresión acabada de todo un pro
ceso de degradación del sistema penal". En: Actualidad Jurídica, Tomo 144, noviembre
del 2006, d t, ps. 265-272.
50 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(7) P eña C abrera F reyre, A.R.; La Política Crimina! en ia Sociedad de Riesgo. En: Moder
nas Tendencias de Dogmática Penal y Política Criminal. Libro Homenaje ai Dr. J uan
B ustos R amírez. Director: J osé U rquizo O laechea , Idemsa, Lima, 2007, c it, p. 693.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 51
décadas; cuestión que da lugar a los fenómenos del “punitivismo” y del “infla-
cionismo penal”, postura que se expresa en la incorporación de nuevos tipos
penates, la introducción de nuevas circunstancias agravantes, y en las exas
peración de los marcos penales. Proyección normativa que ha terminado por
socavar el principio de jerarquízación de los bienes jurídicos a tutelar, pues
resulta ahora, que la libertad personal, la intangibilidad sexual y el patrimo
nio, son más importantes que la “vida humana”, pues como se advierte de
las continuas reformas que han tomado lugar en tiempos recientes, desde la
dación de los denominados “delitos agravados” hasta el Decreto Legislativo
N° 982 de julio de 2007, los marcos penales de dichas tipificaciones legales,
suponen una mayor pena con respecto a los delitos de homicidio y sus de
rivados, lo que contraviene los principios de lesividad, de proporcionalidad
y de culpabilidad. Estado de la cuestión que ha de explicarse conforme a la
utilización funcional y política que hace el legislador del Derecho Penal, so
bre todo en coyunturas de especial conmoción pública, es decir, la actuación
criminalizadora del Parlamento, tiene que ver con una respuesta inmediata
que se descarga ante la demanda puniiivista de la población, lo que ha con
ducido al fenómeno de la “Irracionalidad punitiva”.
2. LOSDELITOSDEHOMICIDIOENELC.P. DE1991
La posición -eminentemente humanista-, que caracteriza el texto pu
nitivo, supone colocar en un primer rango de valoración, a aquellos injustos
que atenían contra la vida humana, en el sentido de la vitalidad elemental del
ser humano, el soporte material es espiritual del hombre, plataforma esen
cial para constituirse en portador del resto de bienes jurídicos, que también
son objeto de tutela por el Derecho Penal. Hoy en día, la orientación político
criminal incide de forma decidida a otorgar una mayor protección a la vida
humana, la cual ha de comprenderla en sus diversas manifestaciones: vida
humana independiente y vida humana dependiente, conforme al reconoci
miento ius-constitucional y con la regulación que efectúan al respecto el resto
de parcelas del ordenamiento jurídico. El inc. 1) del artículo 2o de la Ley Fun
damental, proclama que toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad,
a su integridad moral, psíquica, física y a su libre desarrollo y bienestar. El
concebido es sujeto de derecho en todo lo que le favorece. Con ello damos
lugar a una división, mejor dicho a úna frontera de los límites de protección,
entre los delitos de homicidio y los delitos de aborto. De todas formas cabe
señalar, que ambas configuraciones de la vida humana, merecen igual ra
dio de tutela por el Derecho Penal, pues lo que interesa es que el fruto de
la concepción implica una persona en formación, a efectos de dar por legi
tim ada la intervención punitiva.
Los grandes avances de la ciencia médica en el campo de la repro
ducción asistida, la inseminación artificial y la inseminación ln Vitro, han dado
lugar a métodos de concepción que se alejan de forma significativa, de la
52 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
vía natural, convencional, por la cual se trae a luz a un niño, lo que de cierta
forma repercute en todos los ámbitos del Derecho, incluido el Derecho Pe
nal, Los vientres de alquiler, conforme los nuevos mecanismos de asistencia
natal, ponen en entredicho la ciencia misma de la medicina, específicamente
del ám bito ginecológico. Si bien el desarrollo de la ciencia (médica), coadyu
va al progreso de una sociedad, de hacer una vida mejor para los ciudada
nos, no es menos cierto que si no se pone límites a aquélla pueden desbor
darse a planos de ilegitimidad, contraviniéndose principios fundamentales
de orden cosustanciaí, que no pueden ser desconocidos, en el marco de un
Estado Social y Democrático de Derecho, lo que ha de merecer un reflexivo
análisis a fin de proponer las reformas penales que sean convenientes. Re
visión que ha de cotejarse con los límites del ius puniendi, de acorde con la
base sostenedora del mismo, nos referimos sobre todo al principio de lesivi-
dad, concatenado con los criterios de necesidad y de merecimiento de pena;
empero, lo anotado tiene una mayor incidencia en los delitos de aborto, que
en los delitos de homicidio.
Vale destacar que se ha dado un primer paso en la política criminal
en el marco del Derecho genético, pues en virtud de la sanción de la Ley N°
27636 del 16 de enero de 2002, se incluyó en el C.P. el Capítulo V al Título
XIV-A, específicamente con la incorporación del artículo 324°, denominado
“Clonación Humana” (Manipulación Genética).
(8) G onzáles R us , J. J .; D e/ homicidio y sus formas. En: Curso de Derecho Penal Español.
Parte Especial l.c it, p. 19; Así, C arbonell M ateu , J.C ./G onzAlez C ussac , J.L.; Homicidio
y sus formas. En: Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 46.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 53
(9) P e sa C abrera, R.; Estudios de Derecho Pena/. Delitos contra ía vida, el cuerpo y la
salud, cit., p. 40.
(10) F ernandez d e i T orco A lonso , J.M .; Interrupción voluntaria del embarazo y consení/m/en-
fo de la mujer. En: Delitos contra ias personas, ps. 15-16.
54 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(11) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida, e l cuerpo y la
salud, cít., p. 41.
(12) B ustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 20.
(13) B ustos R amírez , J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 20; A sí, P eña
C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida, e l cuerpo y la salud,
cit., p. 41.
Títuío I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 55
(14) P eña C abrera, R .; Delitos contra la vida, e l cuerpo y fa salud, cit., p, 59.
(15) CARBONEa M ateu , J.C ./G onzAlez C ussac , J.L.; Homicidio y sus formas, cit., p. 48.
(16) Así, G ranados P érez, C.; E l objeto m aterial de los delitos contra ias personas. En: Deli
tos contra ias personas. Consejo Genera! del Poder Judicial, cit., p. 147.
(17) En mérito al principio de legalidad, según lo previsto en los artículos 11° y 12° de! C.P.
(18) G ranados P érez , C.; E l objeto m aterial en los delitos contra las personas. En: Delitos
contra las personas. Consejo General del Poder Judicial, cit., p. 147; Asi, G onzáles R us ,
J.J.; Del homicidio y sus formas, c it, p. 20.
56 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(19) R oy F reyre , L.E.; Derecho Pena!. Parte Especial, cit., p. 70; Para H urtado P ozo , en aras
de una amplia y eficaz protección de la vida, estimamos preferible aceptar el criterio de
los primeros dolores de! parto como lím ite entre el homiddio y el aborto; Derecho Penal.
Parte Especial........... , cit., p. 10..
(20) G ranados P érez, C.; E! objeto m aterial en los delitos contra las personas, cit., p. 250.
(21) Para G onzáles R us, desde la perspectiva de una eventual agresión, que es lo que im
porta a estos efectos, la dependencia comporta una espedal forma de aislamiento y
protección al feto, de manera que puede decirse que la vida es independiente cuando
puede ser directa e inmediatamente lesionada, y que es dependiente cuando la agre
sión inevitablemente incide de manera más o menos intensa sobre el cuerpo de la
madre, siquiera sea como vehículo para la lesión; D el hom icidio y sus formas, cit., ps.
20-21; Siguiendo la posición de la vida humana independiente, es Bustos quien afirm a
que el único criterio que se puede aceptar es el de autonomía de vida ( ...) es decir, des
de el momento en que ei sujeto vive funcionalmente en form a autónoma de la madre,
se considera que ha nacido, se haya o no desprendido totalm ente, se haya o no cortado
el cordón umbilical; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c ü , p. 22.
(22) Peña Cabrera, R.; D e litos contra la vida, e l cuerpo y la salud, cit., p. 60.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 57
(23) Así, P eña C abrera, R.; Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, cit., ps. 66-68,
58 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(24) Asf, C arbonell M ateu, J.C ./G onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas, d t., p. 48.
(25) G ranados P érez, C .; Objeto m aterial en los delitos contra las personas, c it., p. 254.
(27) P esa C abrera , R .; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vid a ..., d t., p. 42.
(28) B ustos R amírez, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, c it., p . 21; A s í, G onzAles
R us , J.J.; D el homicidio y sus formas, c it., p . 22.
■" Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 59
pretación de tos artículos 36°, 41° y 42°í29) dej Código Sanitario, concluye
que dicho cuerpo de normas ha consagrado como criterio para determinar la
muerte de una persona, la ausencia irreversible y total de la función cerebral
(muerte clínica)2
(30).
9
La muerte, importa entonces, el cese definitivo e irreversible de las
funciones cerebrales de una persona, la verificación de la nula actividad etio-
lógica cerebral. A partir de dicho estadio, el cuerpo humano, en cuanto a los
órganos que lo componen, serán de objeto de transplante a otras personas.
Otra cuestión a discutir, es lo concerniente a la formalidad que debe ir pre
munida el transplante de órganos, si es siempre imprescindible que se cuen
te con la voluntad expresa del donante, pues en su defecto dicha decisión
recaería en sus familiares. Consideramos, que la naturaleza solidarla entre
los individuos, debe imperar siempre, por lo que debe bastar con un “consen
timiento presunto” {pro-life).
ANÁLISISDELDELITODE HOMICIDIO
YDELTIPO PENALDEASESINATO
1. REFERENCIASGENERALES
Los delitos contra la vida, que se encuentran regulados en el Título
Primero del Libro Segundo de la Parte Especial del C.P., por lo que caben
las siguientes precisiones: primero, el tipo base se encuentra previsto en el
artículo 106°, que importa la modalidad simple del Homicidio, cuya realiza
ción típica viene determinada por la acción de matar que ejecuta el autor,
eliminando al sujeto pasivo del delito(31), cuando cesan irreversiblemente sus
funciones cerebrales, esto desde un aspecto objetivo, y desde una aspecto
subjetivo, el dolo directo y/o dolo eventual(32), quiere decir, que el autor debe
dirigir su conducta, conociendo de forma virtual el riesgo que concreto que
ésta entraña para la vida de la víctima, y que finalmente se concretiza en el
(29) El tiempo para la utilización del órgano aprovechable de un muerto, será determinado
por el médico después de la declaración del fallecimiento y no antes, dado que ei paro
de la actividad cardiaca o respiratoria caracterizan la llegada de la muerte, pero no son
la muerte misma.
(30) P esa C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 44.
(31) Así, C arbonell M ateu y G onzález C ussac; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 49;
M ezger , E.; Derecho Penal. Parte Especial, traducción de la 4ta. Edición alemana por
e) Dr. C onrado A. F in zi, cit., p. 33.
(32) Así, C arbonell M ateu y G onzález C ussac; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p . 54;
G onzáles R us, J J .; D el Homicidio y sus formas, cit., p. 47; C arbonell M ateu, J .C ./G on -
zález C ussac , J .L .; Homicidio y sus formas, cit., p . 48.
60 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(33) Así, B lanco L ozano , C.; Tratado de Derecho Penal Español, T. II, Vol. i, c it, p. 95.
(34) El bien jurídico tutelado, señala B lanco L ozano , es la vida humana independiente; Trata
do de Derecho Penal Español, T. II, Vol. I, cit., p. 91; Para C arbonell M ateu y G onzález
C ussac, entienden que el objeto de tutela es un valor procedente del derecho a la vida
{...}; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 46; Ai respecto G onzáles R us, estima que
la calificación de la vida como humana y como dependiente o independiente depende
de criterios de valor, pues la simple aproximación biológica y naturalista es incapaz de
explicar suficientemente por qué se considera sin vida digna de protección penal lo que
todavía mantiene actividad fisiológica y por qué la protección del embrión y del feto es
menor que la del nacido; De! Homicidio y sus formas, c it, p. 16.
(35) F ontán B alestra , C.; Tratado de derecho penal, T. IV, cit., p. 69.
(36) M uñoz C onde , F.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 39.
antijurídico, así como a una ejecución típica que pretende realizarse con todo
éxito y seguridad de no ser repelido por su víctima.
El legislador ha construido las figuras agravadas, conforme a un do
ble baremo a saber: Primero, en cuanto a un mayor, contenido del injusto,
que se revela en el disvalor de la acción, cuando el agente utiliza ciertos
medios comisivos, que le otorgan una mayor peligrosidad objetiva a la con
ducta criminal (por fuego, explosión, veneno, alevosía y con gran crueldad),
sobre esta última circunstancia, una postura apuntaba a relacionarla con el
juicio de imputación individual (reproche culpable), más estos elementos se
manifiestan en el momento de ejecución del hecho típico(38); y segundo, en
cuanto a una mayor desvaloración en el resultado típico producido. La ma
yor desvaloración ha de identificarse con los elementos que el legislador, ha
glosado de forma detallada en el artículo 108°, que responden a una serie de
criterios. Ello puede producirse bien porque acrediten una mayor peligrosi
dad del autor, porque supongan un plus al injusto propio del homicidio, o, en
fin, porque sea más reprochable, y en consecuencia, más culpable, asesinar
que el simple matar propio del homicidio(39).
Tales elementos de la actitud intema (criticables o no), explica Luzón
P eña,no tienen que ver con la culpabilidad, sino que cofundamentan, agra
van o disminuyen el desvalor subjetivo (a veces subjetivo-objetivo) de la ac
ción y determinan la clase y gravedad del tipo: son por lo tanto también ele
mentos subjetivos del tipo o del injusto(40).
En este plano de valoración, como apunta M o r a les P r a ts , la funda-
mentación material de la figura delictiva encontrará su explicación en el plano
"ex ante’ del desvalor de acción, porque determinadas formas de comisión
del delito comportan una peligrosidad objetiva de la acción, que hacen que
la conducta se muestre altamente capaz para llegar a afectar al bien jurídico
protegido {...)(41)4
.
2
(38) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 327.
(41) M orales P rats, F.; Las formas agravadas de H om icidio:..., cit., p. 257.
(42) Artículo modificado por el Artículo 1 de la Ley N.° 30253, del 24 -10-2014
62 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(45) Peña Cabrera, R.; E studios de D erecho P enal. D elitos contra la vida..., cit., p. 95.
64 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(47) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Pena/. Delitos conde la vida..., cit., p. 97.
(50) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it., p . 99.
66 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ción del evento típico, y el otro, de carácter objetivo, dar muerte a la víctima,
lo que no debe entenderse en términos “naturalísticos”. Se dice, por tanto,
que la predisposición delictiva, que determina el comportamiento de matar
no es identificable en la persona del Instigador, que al constituir un factor
personal que recala en el instigado, no es extensible al primero; como anota
P e ñ a C a b r e r a la motivación por lucro es una circunstancia personal que ca
racteriza la. disposición moral del delincuente y cuyo conocimiento por parte
del inductor, que utiliza el precio, para mover la voluntad del autor, no es sufi
ciente para dar a su hecho una mayor reprochabilidad, pues es característica
de ia instigación que el instigador se valga de medios que movilicen el autor;
por ello su reprochabilidad no debe verse aumentada sólo por el recurrir a
estos móviles del autor*51*.
A efectos de que la instigación pueda verse concretada en una coau
toría, quien instiga al autor material del delito, debe sumar a su participación
actos concretos en la etapa ejecutiva del iter-criminis, mediando una aporta
ción imprescindible para la realización típica, a fin de dar por cumplido el co-
dominio funcional del hecho. Pero cuestión aparte, es la Instigación, que en
este caso, al subyacer también en el instigador un móvil de lucro y/o de ob
tener cualquier ventaja, que generalmente se da en la praxis jurisprudencial,
le sea extensible también la agravante in examine*52*. En opinión de Hurtado,
el instigador no es afectado por la circunstancia personal que hace del autor
un asesino. Si se le quiere aplicar el art. 108, debe probarse que también ha
actuado (instigado) por lucro*53*; el artículo 24° del C.P., de todas maneras,
establece que el instigador recibe la misma pena que el autor. La probanza
del elemento “subjetivo” (por lucro), ha de ser acreditada en ambos (instiga
dor-instigado).
El mandato que exterioriza el instigador, debe ser cierto y determinado,
por lo que debe ser claro y expreso., y ello puede dar lugar a lo siguiente:
primero, de que el sicario se equivoque de víctima, y por error mate a otra
persona, y segundo de que se produzca una desviación del curso causal, en
el sentido, de que el inducido pretenda matar a Luis, pero el proyectil cambia
de trayectoria, por lo que alcanza a Jorge; ambas cuestiones generan las
siguientes inferencias: que en los delitos de homicidio, excluyendo al parrici
dio, basta con que se de la muerte de una persona, la identidad de la víctima
no es un elemento constitutivo de los tipos penales de homicidio*54*, por lo
que de igual forma, asume el inductor responsabilidad penal por la causación
(51) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Pena!. Delitos contra la vida..., c it, p. 98; Así,
G onzáles R us , J.J.; Formas de homicidio (II), c ít, p. 70.
(5 2 ) Así, C arbgnell M ateu, J.C JG onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (II), c it, p. 83.
(5 3 ) H urtado P ozo , J.; Derecho Penal. Parte Especia /; citado por P eña C abrera , Raúl; Dere
cho Penal Parte Especial; pág. 98
(54) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la v id a ..., c it, p. 101.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 67
(55) D'Alessio, A. (Director); Código Penal. Comentado y Anotado. Parte Especial, cit., p. 14.
(56) M uñoz C onde , F.; Derecho Penal. Parte Especial. Tirant Lo Blanch, c it, p. 54.
(58) Así, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it, ps, 377-378.
(5 9 ) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra ¡a vida..., c it., p. 102.
(6 0 ) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ¡a vid a ..., c it., p. 101.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 69
{61} Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 56.
(62) Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. ÍH, cit., p. 55.
70 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(64) P esa C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., cit., p. 105.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 71
(67) B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 31; Así, G omzáles
Rus, J.J.; Formas de homicidio (II), cit., p. 70.
(68) L uzón P eña, D.M .; Curso de Derecho P enal..., cit., p. 395; En la doctrina nacional P eña
C abrera y H urtado P ozo abonan por un juicio de culpabilidad; op. cit., ps. 109-110 y
Parte General, cit., p. 71, respectivamente.
(69) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 37.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 73
(70) Así, P esa C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida.... cit., p. 108.
(71) Así, C arbo nell M ateu , J.C ./G o nzález C ussac , J.L.; Hom icidio y sus form as (II), cit.,
p. 83.
(72) B ustos Ram írez , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 31; Así, C arbonell
M ateu, J.C ./G onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (II), cit., p. 83.
(73) G onzáles R us , J.J.; Formas de homicidio (II), cit., p. 70; Así, P eña C abrera, R.; Estudios
de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 108,.
(74) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 38.
(76 ) C arbonell M ateu , J.C VG onzález C ussac , J .L .; Homicidio y sus formas (II), c it., p . 83,
74 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(77) A sí, C arbo nell M ateu , J.C ./G onzález C ussac , J.L.; H om icidio y sus form as (ti), cit.,
p. 83.
(78) Del R osal B lasco , B .; La alevosía en e l Código Penal de 1996. En: Delitos contra las
personas. Consejo General del Poder Judicial, cit., p. 289.
(79) B ustos R amírez , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 30.
(81) Director: Andrés José D'Aiessio (co-autoría); Código Pena!. Comentado y Anotado. La
Ley, cit., p. 11.
(82) M arín , J.L.; Derecho Penal. Parte Especial. José Luis De Palma Editor, cit., p. 68.
(83) C arbonell M ateu, J.C./ G onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (II), cit., p. 79; Así,
se expone en la ejecutoria recaída en el RN N° 2482-99-Cajam arca; Revista Peruana
de Jurisprudencia, Normas Legales, Año II, N° 3, cit., p. 315.
(84) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D e litos contra la vid a ..., cit., p. 113.
76 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1.4. Homicidio por veneno, fuego, explosión, opor cualquier otro me
dio capazde poneren peligro lavida osalud deotras personas
Conforme al análisis desarrollado en la presente capitulación, hemos
puesto de relieve los motivos, los especiales ánimos (deleznables), que im
pulsan al agente a cometer el crimen de asesinato, así como por el modo de
ejecución, que ha de revelar una mayor desaprobación jurídico-penal, que se
expresa en un mayor disvalor del injusto típico. Renglón seguido, el legisla
dor ha incluido también agravantes que se fundan en el medio empleado, en
(85) Dei R osal B lasco , B.; La alevosía en e l Código Penal de 1995, c it, p. 284.
(8 6 ) En palabras de S oler , la diferencia entre el simple acecho y alevosía es manifiesta,
pues en el uno el pensamiento del autor parece referirse a la eficacia del golpe, mien
tras que en la otra es esencial la procura anterior de una falta de riesgo para el ofensor
que provenga de la defensa que el ofendido pudiera oponer; Derecho penal argentino,
T. III, c it, p. 35.
(8 7 ) Del R osal. B lasco , B.; La alevosía en e l Código Penal de 1995, c it , p. 2 9 2 .
(88) G onzáles R us , J.J.; Formas de homicidio (II), c it, p. 67.
este caso nos referimos, a! fuego, explosión, veneno o cualquier otro medio
capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas.
Comenzando el examen de las circunstancias mencionadas, daremos
un primer comentario al asesinato por veneno. Es de verse, que a pesar de
que el C.P. de 1991, constituye un corpus de avanzada, en cuanto a la her
menéutica empleada, parece que aún no ha podido desembarazarse, des
prenderse de conceptos que ya no tienen cabida en un Derecho penal demo
crático y garantista, que debe supeditar la sustentación de las circunstancias
agravantes, en aquellos elementos que incidan en una acentuación en el
marco del injusto penal. El veneno evoca épocas de antaño, la forma conven
cional y acostumbrada, de cómo se cometía el delito de asesinato, mediando
la suministración en la comida o bebida de brebajes, que hayan de producir
la muerte, a veces lenta pero segura de la víctima; pero que en definitiva, no
guarda correspondencia con las nuevas estructuras sobre las que se mueve
la sociedad moderna. Este medio de perpetrar el homicidio no es frecuente
en la actualidad, debido al progreso de los conocimientos de las ciencias mé
dicas, que permiten descorrer con facilidad los velos de la muerte(90). Hoy en
día, se manifiestan una serie de mecanismos sofisticados, que trae a colación
el avance vertiginoso de la ciencia, que dejan a un lado la imagen tradicional
del veneno, a efectos de causar la muerte de una persona.
En palabras de S oler, esta forma clásica del delito de homicidio ha
tenido mucha más importancia social y política en otras épocas que en la ac
tualidad, y su gravedad específica provenía de! carácter insidioso de! medio
y de la dificultad de comprobar los hechos, que casi aseguraban al autor la
impunidad(91).
(90) P era C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contoa la vida.... c it, ps. 113-114.
(94) Soler, S.; Derecho penal argentino, T. lli, cit., ps. 48-49.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 79
provocando la muerte, habría que dar por resuelto un asesinato por autoría
mediata, pues el hecho de que sea el propio sujeto pasivo -desde el punto
de vista natural-, quien provoca la muerte no puede hacer pensar que se
trata de un Suicidio, a menos que la supuesta víctima, antes de tomar el
brebaje conociese con efectiva virtualidad de la presencia del veneno, en
este caso, se advierte que el sujeto pasivo busca su propia auto-eliminación.
Con respecto al autor, quien vierte el veneno en la taza de leche, en el último
caso propuesto, sería un colaborador de un suicidio, al haber contribuido me
diante una aportación, para que el suicida pueda ejecutar su propia muerte.
No olvidemos que dicha aportación para ser punible, debe concurrir el dolo,
de no ser así, seria una intervención “inocua” o dígase “neutral”, carente de
trascendencia jurídico-penal. Si un tercero interviene, es decir, A obliga a B,
a que este último envenene la comida de C, quien finalmente lo hace, sobre
viniendo la muerte de C, B a pesar de que fue obligado, por coacción, será
de todos modos autor inmediato, pero exonerado de pena, bajo la figura una
autoría mediata o, en todo caso, vía el miedo insuperable; A queda incurso
en la calidad de autor mediato.
Quien queriendo matar a la víctima, pero sin saberlo lo logra mediante
la injerencia del veneno, estará actuando bajo un error de tipo, pues debe
conocer que se trata de una sustancia letal, como exigencia del dolo específi
co, el cual podrá ser vencible o invencible dependiendo de fas circunstancias
concomitantes; de no ser así, los meros propósitos resultarían criminaliza
dos, lo cual no se condice con un Derecho penal del acto.
Si el veneno es tomado por una persona distinta, a la cual se des
tino; en el ejemplo de que María pretendía dar muerte a su marido José,
pero, éste a la hora del almuerzo, le invita el consomé a su amigo Alfon
so, acaeciendo su muerte, de todas formas cabe apreciar un asesinato
consumado, pues como lo hemos puesto de relieve en otro apartado, la
identidad de la víctima no es un dato a tener en cuenta en lo que la típici-
dad penal refiere.
Con todo, la muerte ocasionada dolosamente, por la vía del veneno,
no caracteriza una circunstancia que de forma autónoma pueda sustentar
una mayor pena en el caso del homicidio, tanto por una cuestión de pérdida
de uso como su endeble particularidad, que ha de comprenderse en realidad
en la circunstancia alevosa. En el C.P. español de 1995, desaparecen como
circunstancias características del mismo la premeditación, incendio, veneno
o explosivo, manteniéndose la alevosía, el precio recompensa y promesa y
ei ensañamiento^51. Sin duda, desde una técnica legislativa más depurada,
que se ajusta a ios fundamentos del pensamiento dogmático imperante.9 5
Ahora bien, el veneno así como los otros medios utilizados para cau
sar la muerte de la persona, han de ser interpretados de manera distinta,
a la antes reseñada, en virtud de la modificación producida por el Decreto
Legislativo N° 896 del 24 de mayo de 1998, al trasladarse la circunstancia
cualificante del veneno, del inc. 2) al ínc. 3), en el marco de las facultades
que se le concedieron al Poder Ejecutivo para legislar en materia de Seguri
dad Nacional. Dicho esto, habrá que concluir, que la circunstancia agravante
del “veneno”, es reducida drásticamente en su ámbito de aplicación, pues no
bastará, entonces, que el autor utilice con premeditación dicha substancia,
sino que ello deberá poner en peligro la vida o salud de otras personas; cuan
do hablamos de otras personas, será suficiente con dos. La pregunta sería
¿De qué forma el empleo del veneno, es susceptible de poner en peligro la
vida o salud de otras personas?, si el autor, vierte el veneno en una comida
que se ha repartido a un número considerable de comensales, y sólo uno de
ellos, la come y muere, en tanto el resto decidió merendar en otro lugar, se
daría un homicidio simple consumado en concurso ideal por una tentativa por
el mismo delito, pero no se cumple con la condición exigida en el inc. 3), a
menos que el dolo no cubra dicha intención, lo cual resulta difícil de admitir.
Lo negativo de la modificación sería su inadecuación de encuadre típico,
pero lo positivo que hace de la modalidad del veneno, una circunstancia de
poco probable operatividad.
El legislador incluyó también otros medios, que hacen del homicidio
uno de calidad “agravante”, aparte del veneno, cuando el fuego, la explosión
o cualquier otro medio, es capaz de poner en peligro la vida o salud de las
personas. A una primera ojeada, parece dar cuenta, un concurso ideal de
delitos, de homicidio simple con un delito de peligro común, concretamente el
contemplado en el artículo 273° del C.P., que a la letra dispone lo siguiente:
“El que crea un peligro común para las personas o los bienes mediante in
cendio, explosión o liberando cualquier clase de energía, será reprim ido..”',
figura delictiva que es sancionable a título de dolo, pero de acuerdo a lo se
ñalado en el artículo 278° (in fine), también resulta penalizable la variante a
título de culpa. Los tipos penales de peligro común, son de peligro, pues su
ratio político criminal, se dirige a adelantar las barreras de intervención del
derecho punitivo, a estadios previos de lesión, bastando su aptitud de poder
vulnerar bienes jurídicos, de particular relevancia, como la vida, el cuerpo
y la salud de las personas. Siendo así, no consideramos una justificación
político criminal valedera496*, que pueda sustentar la necesidad de mantener
esta agravante in examine, al margen de que la resolución vía el concurso
ideal de delitos, importe una reacción punitiva de menor envergadura, que
aplicando la dosimetría penal que se contrae del inc. 3) del artículo 108° del
C.P. Lo cual de cierta forma se apareja, con la modificación que experimento9 6
(96) Tal vez sustentable, en una regulación penal que no recoja en su seno, ios denomina
dos delitos de peligro común.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 81
(97) Cabiendo agregar, que al margen del homicidio de una persona, se hayan podido cau
sar lesiones efectivas a otras personas, mediando un dolo eventual, pero luego so
breviene el resultado "muerte", no comprendido por la esfera intelectiva del agente, lo
que indicará un concurso ideal de homicidio simple con un homicidio preterintencional
(lesiones graves seguidas de muerte).
(9 8 ) Asi, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, d t., p. 5 2 .
82 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(100) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida.,., d t., p. 117.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 83
LA«CODICIA», COMOPROPÓSITOESPECÍFICODELASESINATO
En los últimos tiempos, somos testigos de una serie de Asesinatos,
cometidos en su mayoría por «Sicarios», jóvenes entre los dieciséis y veinte
años, quienes no dudan en ultimar a sus víctimas, para así agenciarse de
una recompensa, de un dinero que es agenciado por otra persona, es decir,
por e! instigador, quien pone en bandeja de plata la vida de una persona, y
le coloca un «precio». Es decir, en esta modalidad de «Asesinato», por lucro,
-como lo hemos sostenido-, se advierte la presencia de dos personas: - una
que ofrece un precio, al autor inmediato, a fin de que mate a otra persona
(un pariente, un opositor político o un empresario que se negó ai pago de
un cupo) y, el otro, la ejecutor, el individuo que está dispuesto a matar a su
víctima, motivado por el afán de lucro. Sin embargo, esta modalidad delictiva
no agota todas las aristas que pueden develarse en la vida social, por las que
se puede presentar este delito, cuando el autor, impulsado por una ambición
extrema («codicia»), decide dar muerte al sujeto pasivo.
Estamos ante una persona, -cuyo afán de verse beneficiado econó
micamente, lo lleva a degradar la vida humana a un nivel infra, es decir,
no le importa cegar una vida, como vía para la obtención de dicha ventaja.
La codicia, podríamos decir, es un estado de ánimo; el ánimo de lucro, en1 4
3
0
(1 0 3 ) Señala S ancinetti, que la separación del grupo de casos en los que el legislador hace
referencia a los “motivos" por ios cuales se comete el hecho, tiene por fundamento la
circunstancia de que, precisamente, la conformación de la motivación de la voluntad de
actuar u omitir, debería ser, en principio, un elemento ponderabie al evaluar la repro-
chabilidad, es decir, en la culpabilidad', Teoría del delito y disvalor de la acción, c it, p.
337.
(105) B uompadre, J.L.; Tratado de Derecho Pena/. Parte Especial, 1, cit., p. 129.
(107) B uompadre, J.L.; Traíado de Derecho Pena/. Parte Especial, 1, cit., p. 129; F ontán B ales-
tra , C.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, cit., p. 117.
(108) T erragni, M.A.; Traíado de Derecho Penal. Parte Especia/, II, c it, p. 208.
(109) F ontán B alestra, C.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, cit., p. 118.
88 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
EJEMPLIFICARON DELASESINATOPORCODICIA
En definitiva, lo que sostiene y fundamenta la agravante -in exami
ne-, son los motivos que impulsa ai homicida, dar muerte a su víctima, de
ta! bajo nivel estimativo de la vida humana, que hace de éste un Asesinato
sumamente reprobable para la ley y la sociedad*113*. La codicia, dice N u ñ e z ,
LASUPRESIÓNDELASESINATOMEDIANTEVENENO, CAPAZDE
POÑERENPELIGROLAVIDAOSALUDDEOTRASPERSONAS
Toda figura delictiva entra en vigencia en un determinado contexto
histórico-social, es decir, la ley penal es sancionada, en mérito a una des
cripción sociológica, que manifiesta un estado de desvalor sobre un bien
jurídico, bajo el auspicio de una repulsa colectiva generalizada. Entonces,
las diversas variantes del injusto penal que se van incorporando a la legis
lación, obedecen a ciertas coyunturas, que van despertando la necesidad
de incriminación de conductas, portadoras de una alta dosis de lesividad; y,
esto, forma parte de una política criminal, cuyas características esenciales es
el dinamismo y la renovación en la valoración, tanto desde un plano de lege
lata como de /efe ferenda.
Puede decirse -así-, que las diversas acriminaciones, son resultantes
de un proceso codificador, sustentado básicamente en la descripción actual
de las sociedad, de ciertas actividades humanas, que en su cotidianeidad,
expresan una conflictividad que merece ser contenida por la violencia institu
cional que significa el Derecho penal.
Visto así las cosas, las figuras delictivas responden, por tanto, a con-
textualizaciones, por lo que una vez pasado cierto tiempo, una acusada revi
sión puede definir su abrogación del texto punitivo. En el presente caso, no
es que el Asesinato haya perdido vigencia en la actualidad, pues eso nunca
sucederá mientras se siga cultivando los valores más esenciales de la huma
nidad, sino que el modo en su perpetración, en lo referente al «veneno», ha
caído en desuso, sabedores que dicho supuesto del injusto aparece en épo
cas pretéritas, donde no se contaban con formas más sutiles para elim inar
a la víctima, así lo veíamos en las películas, que recogían tiempos antiguos,
en el marco de las monarquías, del imperio romano, donde se daba muerte
al enemigo o al ser amado, mediando veneno(119). Hoy en día, en una socie
dad sumida en la modernidad y en el desarrollo tecnológico, quienes son
protagonistas de estos eventos delictivos, usan por lo general, arma de fuego
(revólveres, pistolas, escopetas, et.), los delincuentes más avezados -como
los terroristas-, detonan bombas, dinamita, arma devastadoras, con aptitud
(119) La tradición del envenenamiento, acota Terragni, como forma más grave del homicidio
bien de lejos: los romanos examinaron el tem a a partir de la clasificación de venenum
bonus y venenum malus, que les permitió definir el envenenamiento como el homicidio
cometido con el veneno maio, aquel que hacía pernicioso las sustandas a las que era
aplicado; Tratado de Derecho P enal.., d t , p. 193.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 91
(124) D iéz R ipólles , J.L.; Las formas agravadas de homicidio: Problemas de fundamentación.
En: Delitos contra la Vida e Integridad Física, d t., p. 278.
92 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
parte del legislador-, que dichos magistrados hayan sido incluidos en el tipo
penal de Asesinato por la «condición de la víctima»*1295. Sin embargo, así po
drían haberse incorporado también, otros entes colegiados, -que si bien no
realizan labores estrictamente jurisdiccionales-, no por ello menos importan
te; nos referimos a los miembros del Jurado Nacional de Elecciones (cuyo
algunos de sus miembros), son Fiscales y Jueces (Supremos) así como del
Consejo Nacional de la Magistratura, cuya actuación es de primer orden,
según el organigrama funcional del modelo «ius-constitucional». Así, puede
ponerse también en discusión, la posibilidad de integrar en esta fórmula nor
mativa, a los miembros de los Tribunales administrativos, que actúan como
última instancia, como las Salas del INDECOPI, del OCSE, los organismos
reguladores de ios servicios públicos, etc.
Vemos, a la par, que la sanción de la Ley N° 30054, ha significado la
inclusión de la «autoridad elegida por mandato popular», aquellos funciona
rios públicos que son elegidos por proceso eleccionario (sufragio universal);
v. gr., Presidente de la República, Congresistas, Alcaides, Regidores, Presi
dentes de Gobiernos Regionales, etc.í130)
Con respecto al tipo subjetivo del injusto, concretamente el dolo, for
mulamos las mismas acotaciones, sostenida en el punto precedente.
Finalmente, se cambia la terminología, de que eí hecho punible tome
lugar en el «cumplimiento de sus funciones», por: «en ejercicio de sus fun
ciones o como consecuencia de ellas», que en la práctica denota el mismo
entendimiento conceptual. Esta misma tónica reformadora ha seguido tam
bién el artículo 121° - «Lesiones graves», en el marco de su último párrafo,
por lo que lo desarrollado en este piano del análisis dogmático y político
criminal, resulta extensibfe a dicho tipo legal.
(129) Y, no por [a condición del «agente», como erróneamente se consignó en las normas
legales.
(130) Vide, más al respecto, lo anotado en el análisis del artículo 3610 del CP (“Ejercicio ilegí
timo de ta función pública") - Tomo V (DP. PE).
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 95
2. TIPICIDADOBJETIVA
2.1. Modalidadtípica enlosdelitos de Homicidioy derivados
El comportamiento típico en los delitos de homicidio debe definirse con
forme a elementos de valoración que puedan permitir al intérprete, definir con
claridad conceptual cuando la conducta humana puede encuadrarse bajo los
alcances normativos de los tipos penales en cuestión. El homicidio es un deli
to de resultado; (...) en la tipificación del mismo, se utiliza la expresión matar,
lo que supone un criterio de técnica legislativa de referencia inmediata031*, tal
como de forma unánime lo reconoce la doctrina actuaf{t32) y pasada, para ello 1 2
3
(131) A lonsode E scamilla , A.; D el Homicidio y sus formas. En: Manual de Derecho Penal.
Parte Especial. Edición Coordinada por Carmen L amarca P érez, c it, p, 47.
(132) Así, G onzAles R us, J.J.; D el Homicidio y sus formas (I), cit., p. 34.
96 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(1 3 3 ) R udolphi, J.H.; El fin del Derecho penal del Estado y las form as de imputación jurídico-
penal, cit., p. 86.
(1 3 4 ) R udolphi, J.H.; El fin del Derecho penal del Estado..., c it, p. 86.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 97
(135) Según los criterios de imputación que se desprende de la misma, se determina una
responsabilidad penal sin límites, bastando para ello, la acreditación del nexo de cau
salidad, de forma tal que el causante de una herida mínima (leve), sería imputable
objetivamente cualquier resultado más grave sobreviviente, a pesar de la concurrencia
de otros factores y/o cursos causales concomitantes, que hayan podido incidir en dicho
resultado.
(136) G onzáles R us , J J .; Del Homicidio y sus formas, cit., p. 38.
98 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(137) C arbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac , J.L.; Homicidio y sus form as (i), cit., p. 52; Así,
G onzáles R us , J. J.; D el Homicidio y sus form as (i), c ít, ps. 34-35.
(138) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho PenaL Parte Genera/, c it, p. 257.
(139) C arbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac , J .L .; Homicidio y sus form as (i), cit., p. 50.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo 7 la salud 99
(140) P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, d t , p. 262.
(141) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, d t., p. 264.
(142) P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, d t., ps. 272-273.
1 00 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(143) Así, Carbonell Mateu, J.C./González Cussac, J.L.; Homicidio y sus formas (t), cit., p. 53.
(144) Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Pena!. Parts Genera!, cit., p. 278.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 101
(145) P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 281.
(14 6 ) C ancio M euá , M .; Líneas Básicas de la Teoría de la Imputación Objetiva, c it., p. 122.
102 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2.6. ModalidadOmisiva
Por regla general, el homicidio y sus derivados típicos pueden confi
gurarse no sólo a través de una acción, sino también a partir de una actitud
omisiva (negativa)*1541; el tipo penal del artículo 106°, hace mención ai término
“el que mata a otro”, que en principio hace suponer una determinada activi
dad dirigida a la perpetración del resultado lesivo, entonces, da lugar a un
“hacer”; v. g r, quien jala el gatillo de la pistola, quien estrangula a la víctima,
verter el veneno en la bebida, hacer detonar una bomba en el vehículo que
ha de conducir el ofendido, tirar al mar a una persona que no sabe nadar,
encerrarla en la cajuela de un auto, etc.; son muchas las formas por las cua
les activamente se puede lograr la muerte de una persona. Empero, también
aparece una modalidad omisiva. En un mundo regido por normas, se deter
minan ciertas prescripciones, ciertas obligaciones que recaen sobre esferas
individuales de organización (roles), cuya contravención es sancionada por
las normas jurídicas; las normas jurídico-penales se configuran desde un
(149) R oxin , C.; La Imputación Objetiva en e! Derecho Penal, c it, ps. 131-132.
(1 5 0 ) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it., p. 7 2 .
(151 ) G onzAl.es R us , J.J.; Del Homicidio y sus formas (I), cit., p. 40.
(154) Así, Alonso de Escamilla, A.; Del Homicidio y sus formas, c it, p. 47.
104 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(155) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it, p. 233.
(158) A si, C arbonell M ateu, J.C JG onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (I), cit., p. 49.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 105
inacción del Garante hubiese podido impedir la producción del evento daño
so. Hipotética, porque, en realidad, es imposible mantener que un resultado
material puede haber sido causado, en el sentido científico-natural del térmi
no, por un no haced1591. E! esposo que se abstiene de medicar a su esposa
enferma, luego en la clínica, los galenos señalan que de todos modos la
muerte habría acontecido; de todos modos, resulta suficiente que la acción
haya podido disminuir el dolor de la persona por un momento, pero de forma
efectiva no en base a un juicio de “probabilidad”. Dicho esto, porque una
seguridad probable y no científicamente demostrada, puede colisionar con el
principio del in dubio pro reo, y supondrían convertir delitos de lesión (que re
quieren constatar la efectiva relación del comportamiento con el menoscabo
del bien jurídico) en delitos de peligro (puesto que para aplicar el homicidio
consumado bastaría con verificar que la omisión ha creado o incrementado
el peligro de producción de la muerte, dado que no puede probarse que la
acción debida hubiera llegado realmente a evitarla)0601.
Deben concurrir, por ende, dos elementos: la posición de garante del
sujeto obligado; y que la actuación no realizada, haya podido estabilizar po
sitivamente e! factor de riesgo.
De igual forma se exige la realización de un riesgo jurídicamente des
aprobado, con aptitud de lesión. La imputación de un resultado, sea ésta el
material de lesión o incluso la mera puesta en peligro, exige, en todo caso,
que la omisión sea materialmente relevante; en otras palabras, que la verifi
cación de ia conducta homicida hubiera supuesto la evitación del resultado,
en este caso la muerte, lo que dará lugar a la comisión por omisión u omisión
impropia o, al menos, una disminución del peligro preexistente para el bien
jurídico protegido lo que comportaría un delito de omisión pura0611. Sin em
bargo, ha de convenirse que no es posible la materialización de este injusto
penal, vía la fórmula de la omisión propia0621, pues convertiríamos a un deli
to de resultado en uno de mera actividad.
2.7. Antijuridicidad
El análisis global del injusto no se agota de ninguna forma, con al ti-
picidad penal, de acuerdo a las vertientes objetiva y subjetiva, pues resulta
necesario escudriñar los diversos componentes que se comprenden en la
esfera de la antijuridicidad, concretamente, si la lesión del bien jurídico y/o su
puesta en peligro obedeció a la concurrencia de un precepto permisivo, de1 2
0
6
9
5
(159) G onzAles R us , J.J.; Del Homicidio y sus form as (i), cit., p. 31.
(160) G onzAles R us , J.J.; Del Homicidio y sus form as (i), c it, p. 32.
(161) C arbonell M ateu , J.C JG onzAlez C ussac , J.L.; Homicidio y sus formas (I), c it, p. 49.
(1 6 2 ) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vid a ..., c it, p. 69.
106 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
una autorización jurídica, que hace que la utilidad social que ello propone sea
preponderante a la afectación que ha sufrido el bien jurídico. Su presencia
incide en el plano de valoración, en tanto el comportamiento a pesar de ser
típico, es lícito, al estar amparado por un precepto autoritativo que prevé e!
orden jurídico. El Injusto penal, entonces, implica la realización del tipo penal
y la ausencia de causas de justificación, entre las cuales surge con mayor
relevancia la legítima defensa, que en e( ámbito del homicidio tiene una apli
cación inobjetable, por lo que dice que dicha justificación nace precisamente
en el caso de este delito*163*.
La defensa de los derechos fundamentales y la auto-tutela del orden
jurídico, son dos presupuestos que conjugados, permiten a un ciudadano
(ejercer una acción defensiva), en orden a repeler una agresión ilegítima
a fin de no verse menoscabado en la integridad de sus intereses jurídicos
más importantes o en defensa de un tercero. No es que el Derecho conceda
a ios individuos la potestad de ejercer venganza de propia mano, nada de
eso, en un orden democrático, son las agencias estatales predispuestas, las
encargadas de combatir la criminalidad; en este caso, por motivos circuns
tanciales, se faculta a los ciudadanos a ejercer una violencia -necesaria y
proporcional-, cuando los custodios del orden se encuentran imposibilitados
de realizar la acción defensiva, sólo como último remedio los ciudadanos se
encuentran revestidos con tremenda facultad, que en algunos casos puede
significar la muerte de un congénere. En este caso, se valora más la vida del
agredido que la del agresor, no porque aisladamente contempladas pueda
ser así, que no puede serlo, sino porque ai primero le asiste la autoafrrmación
del Derecho*1641 *.
5
6
Conceptualmente definimos a la Legítima Defensa, como la causa de
justificación que reviste a ¡os ciudadanos, del derecho de repeler agresiones
ilegítimas, susceptibles de lesionarlos bienes jurídicos personalísimos, siem
pre y cuando estas agresiones sean reales, inminentes y no provocadas por
quien ejerce la acción defensiva, necesarias para fortalecerla vigencia efec
tiva del orden positivo y el fin preventivo de las normas jurídico-penales{K5).
Para J im é n e z d e A s ú a , la legítima defensa es repulsa de la agresión ilegítima,
actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra el agresor, sin
traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción de los
medios empleados para impedirla o repelerla*166*.
Por tanto, debe quedar claro, que la procedencia de la Legítima Defen
sa, se encuentra supeditada a la concurrencia de ciertos presupuestos, que
(163) Así, G onzáles R us, J J .; D el Hom icidio y sus formas (i), c it, p. 43.
(164) C arbonell M ateu, J.C ./G onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (f), c it, ps. 61-62.
(165) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal, Parte General, cit., p. 430.
(167) P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Genera/, c¡t, p. 440.
(16 8 ) Ver al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it, ps. 4 4 0 -
441.
(169) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it, p. 443.
(170) P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Genera/, cit., p. 451.
108 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
sucede en el caso del aborto terapéutico? De ahí, que quepa señalar, que
adoptamos una posición diferenciada, en lo que el estado de necesidad jus
tificante y el estado de necesidad disculpante se refiere, pues sólo en este
último la vida puede ser afectada, a efectos de salvaguardar otra vida(17T
Ciertamente, como expone Bustos, afirmar la teoría de la unificación es la
culpabilidad, sería afirmar que el derecho es indiferente frente a los propios
bienes jurídicos que protege, sería una contradicción con toda la teoría del
injusto<172); concluimos, por ende, que el estado de necesidad justificante en
este ámbito de la criminalidad no tiene operatividad alguna.
No menos relevancia se desprende del ejercicio legítimo de un de
recho, de un oficio y/o cargo (artículo 20.8 del C.P.). La realización plena
del Estado de Derecho, supone a veces la legitimación de ciertos actos de
coacción, de injerencia en los derechos fundamentales, a fin de salvaguardar
la seguridad pública o dígase la ciudadana. El principio de autoridad, mejor
dicho, la obediencia del orden jurídico, requiere de ciertas fuerzas del orden
(interno), dirigidos especialmente a cautelar la seguridad de todo el colecti
vo, evitando desbordes de violencia que hayan de desestabiiizar el sistema
democrático de derecho. Si se trata de actuaciones lícitas, autorizadas por el
orden legal, deben ser consideradas como preceptos permisivos, como una
causa de justificación, que elimina la antijuridicidad penal de la conducta.
Empero, su cauce como precepto autoritativo, está firmemente condiciona
da, a la concurrencia de una serie de presupuestos, de límites imprescindi
bles, en orden a evitar que esta violencia institucional “lícita”, se convierta en
un arma de opresión y/o de represión ciudadana, es lo que distingue un Es
tado de Derecho de un Estado de Policía. Erigir los principios de proporcio
nalidad y de prohibición de exceso, resulta consustancial, para impedir que
se vacíen los derechos fundamentales en su contenido esencial1 (173). Dichos
2
1
7
parámetros se vuelven aún más rigurosos, cuando de la vida humana se tra
ta, de todos modos cabe resaltar que no existe ningún derecho de matar y/o
lesionar, por parte de los efectivos policiales o de los agentes militares, como
de forma irracional se ha pretendido establecer en la inclusión del inciso 11)
al artículo 20° del C.P., por efectos del Decreto Legislativo N° 982 del 22 de
julio de 2007(174).
(171) V er al respecto, C arbonell M ateu , J.C./G onzález C ussac , J.L.; Homicidio y sus formas
(í), c it, ps. 64-65.
(172) B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte General, c ít., p. 214.
(173) Así, P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it., p. 473; G onzáles
Rus, J.J.; D el Homicidio y sus formas (I), c it., p. 45.
(174) Ver al respecto m¡ artículo: “La funcionalízación política del Derecho Penal enmarcada
en el Decreto Legislativo N° 9 8 2 \E n : Actualidad Jurídica, Tomo 165 -agosto de 2007,
Gaceta Jurídica, c it, ps. 13-21.
Título í: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 109
La vida humana siempre debe ser !a última opción, si y sólo si, otras
vidas humanas se encuentran en grave riesgo de ser lesionadas. Habrá que
tener en cuenta no sólo la necesidad racional de la misma, sino, además, y
sobre todo, que su empleo no va a producir consecuencias más perjudiciales
que beneficiosas a partir de la escala de valores propiciada por el Ordena
miento Jurídico0755; tomando en consideración los intereses jurídicos que se
ponen en juego, así como la ausencia de otros medios menos lesivos, para
poder controlar la situación de riesgo, hablamos en todo caso de “situaciones
de extrema necesidad". En otros términos sólo se podrá usar precisamente
el grado de violencia necesario para conseguir la salvaguarda del interés
superior; grado de violencia y necesidad que habrán de ser medidos de con
formidad con las circunstancias peculiares de cada caso°76).
Acontecen, entonces, situaciones extremas que importan a su vez una
reacción estatal extrema, esto es, la eliminación de un individuo, cuando
se encuentre en un riesgo concreto de lesión, bienes jurídicos fundamenta
les0775. Piénsese en desgraciados sucesos, comunes o de terrorismo, con
toma de rehenes, apunta Q u er a lt J im é n e z , en los que la vida y la libertad de
terceros inocentes son puestos en un peligro inminente. Ya ante tal hecho
el Estado ha de poder dar una respuesta adecuada. En algunos supuestos,
señala el autor, lamentablemente, el disparo doloso mortal sobre los delin
cuentes es la única forma de ponerlos fuera de combate0755.
En resumidas, cuentas la aplicación de este precepto autoritativo, en el
caso del Homicidio, tiene una aplicación dígase excepcional, en los caso de
situaciones extremas, siempre entendiéndola como ultima ratio. Debiéndose
descartar, en este caso, el ejercicio legítimo de un derecho, por parte del
juzgador y de quien ejecuta la orden (ejercicio de un oficio), en cuanto a la
pena de muerte, pues es sabido, que según nuestro ordenamiento positivo
común, no se encuentra reglada la sanción capital0795, ai margen de la legis
lación penal militar.
El Consentimiento, previsto en e! artículo 20.10 del C.P., es también
un precepto autoritativo, que en algunos injustos opera como una causal
de atipicidad, cuando el orden jurídico concede a la libre determinación del
sujeto pasivo, los efectos de elim inar el carácter penalmente antijurídico del1
9
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6
5
7
(175) Carbonell Mateu, J.C ./González C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (i), cit., p. 66.
(176) Carbonell Mateu, J.C./G onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus formas (I), cit., p. 66.
(177) Peña Cabrera Freyre, A.R.; La funcionalización política del Derecho Penal..,, cit., p. 17.
(178) Queralt I. Jiménez, J.J.; La Obediencia Debida en e l Código Penal. Análisis de una Cau
sa de Justificación. Librería BOSCH, Barcelona, 1986, cit., p. 296.
(179) Más al respecto, ver: Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Genera!, cit., ps.
919-927.
110 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(180) Así, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it, ps. 474-479.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 111
(181) W elzel, H .; Derecho Penal Alemán. Parte Genera/. 2da. Edición castellana. Traducción
del aiemán por J uan B ustos Ramírez y S erío YA nez P érez, Editorial Jurídica de Chile, cit.,
p. 144.
(182) M ezger , E.; Derecho Penal. Parte General. Traducción de la 6ta. Edición alem ana por
Dr. Conrado A. Finzi, cit., p. 309.
(183) H ernández P lasencia , J.U.; La Autoría Mediata en Derecho Penal, cit., p.
(1 8 6 ) Así, C ury U rzúa, E.; Derecho Penai. Parte Genera/. Ediciones Universidad Católica de
Chile, octava edición, 2005, c it, p. 606.
(1 8 7 ) R o xin , C.; La Autoría Mediata p o r dominio en ia Organización, c it , p. 2 2 3 ; Así, B acigalu -
p o , E.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 4 7 9 .
casos singulares, sino para los hechos que se basan en situaciones que se
repiten de manera parecida y que son ejecutables por personas fungióles, tal
como es el caso de los asesinatos por los nazis en campos de concentración
y los disparos en el Muro de Berlín(191)- En virtud de ello, se señala en la sen
tencia que: “(...) podemos concluir que será de vital importancia en materia
de autoría mediata, ia existencia de una estructura organizada de poder, ello
por cuanto un superíor conservará el dominio de ia acción usando para tales
fínes dicha estructura. De esta manera, es claro que el autor mediato será
aquél que tenga el poder de ordenar y conducir el sistema sobre una volun
tad indeterminada, ya que cualquiera sea el ejecutor de la orden delictiva, el
hecho se producirá\
(189) M eini, I.; La autoría mediata en virtud dei dominio sobre la organización. En: Revista
Peruana de Doctrina y Jurisprudencia Penales N° 4, AÑO 2003, Editorial Grijley, c it, p.
286.
(190) C astillo A lva, J.L.; Autoría mediata por dominio de aparatos organizados de poder. El
dominio de la organización. En: Libro Homenaje a Enrique B acjgalupo, cit., p. 579,
(191) R oxin , C.; La Autoría Mediata por dominio de Organización, c it, p. 232.
114 Derecho penal - Parre especial: Tomo I
(192) D e posición contraria Viliavtcencio Terreros, para quien, en estos casos se presentaría
la figura de !a coautoría, pues el hombre de atrás (quien domina ia organización) tiene
el co-dominio del hecho, dándose el carácter común de la decisión delictiva por el he
cho de la pertenencia a la organización. Sólo se aceptaría autoría mediata si al ejecutor
no se puede considerar autor plenamente responsable; Autoría y Participación. En; Li
bro Homenaje al profesor Raúl P eña C abrera, Editorial ARA, 2006, T. I, cit., ps. 685-686;
S e opone también, C ury U rzúa, en su opinión, en estos casos el “hombre de escritorio"
es más bien un coautor o, en todo caso, un instigador al cual, por lo demás, puede cas
tigarse con tanta o más severidad que al ejecutor; Derecho Penal. Parte General, cit.,
p . 606; Dicha postura tendría reparos, en cuanto a la concepción que se tiene de una
coautoria, pues en esta forma de autoría, eí dominio del hecho se reparte forma plena
entre los coautores, por lo que ambos tienen el co-dominio del hecho, lo que incide en
la imputación recíproca del hecho de forma “global", de forma tal que cualquiera de
ellos, puede desencadenar la frustración típica, y en el caso en comento, e! hombre
de adelante, quien ejecuta formalmente el delito no tiene dicha posibilidad, pues si se
niega a ejecutarlo, aparecerán otros del mismo rango, predispuestos a cumplir la orden
dada en las estructuras supremas del poder criminal; Como expone T asende Calvo ,
lo verdaderamente definitorio es que los coautores tengan el dominio dei hecho, asu
miendo por igual la responsabilidad de su realización, mediante un reparto funcional de
roles; Problemas de autoría y participación en relación con los deiitos de homicidio y
asesinato. En: Delitos contra las personas. Consejo General del Poder Judicial, Madrid,
1999, cit., p. 103.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 115
(193) P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho P enal. P arte G eneral, cit, ps. 332-333.
116 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(194) Si el cómplice primario también motivado por ia obtención de lucro, donde ei juicio de
imputación individual es de orden personal, sí cabria ta agravante en cuestión’ como
señalan C arbonell M ateu y G onzález C ussac , (...), responderá como partícipe de un
asesinato aunque en el autor principal no se dé esa circunstancia pero sí otra que
también cualifique su hecho como asesinato, aún cuando por circunstancia diferente;
Homicidio y sus formas (II), cit., p. 87; Asi, B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Pe
nal, Parte Especia!, d t., p. 30; en efecto, ia especial motivación anímica dei autor, hace
complicado admitir un doio eventual, en ei caso del precio, de que el autor encamine su
conducta a dicha finalidad, ¿pero no bastará acaso que conozca de que ia causación
de la muerte le reportará un beneficio económico?.
118 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
determinativo, que para ser punible, requiere ai menos, que el autor material
haya dado inicio a ia ejecución típica. A la inversa de la autoría mediata,
quien ostenta el dominio del hecho es el ejecutor material del delito, al menor
viso de que el hombre de adelante no conozca que sus actos son constituti
vos de un tipo penal, se dará la primera figura. Si la instigación ha de dirigirse
a la propia muerte del instigado, habrá que admitir la figura del Suicidio y no
de homicidio. Como se dijo, el instigador sólo habrá de responder por aquella
conducta que instigó, y no por los excesos del instigado, si sólo se instigó
para que dé muerte a Pedro, pero Raquel (instigada), también dio muerte a
Isabel, dicho resultado lesivo sólo será imputable a su persona. ■
En el caso de la Instigación del asesinato por lucro, en principio, de
acuerdo a lo antes sostenido, al revelar una particular disposición anímica
del autor material del delito, sólo será apreciable en el caso de este último,
al no poder ser comunicada al instigador, será penado por una instigación
por homicidio simple (ruptura del título de la imputación), a menos que éste
también actúe guiado bajo dicho ánimo. Por lo general, el autor deberá reci
bir siempre una mayor pena, de conformidad con el principio de proporcio
nalidad.
(195) Así, A lonso de E scamilla , A.; D el Homicidio y sus formas, c it, p. 47.
(196) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 74;
Así, con respecto a! homicidio simple A lonso de E scamilla , A.; D ei Homicidio y sus for
mas, cit., p. 4 8 ; C arbonell M ateu y G onzález C ussac, objetan el dolo eventual en el caso
dei asesinato, puesto que o requieren un elemento subjetivo incompatible con el dolo
eventual, o consisten en ciertas disposiciones anímicas como las que han de concurrir
en el precio, igualmente difíciles de compaginar con el mismo; Homicidio y sus formas
(II), cit., p. 8 4 ; Así, M orales P rats, F.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho
Penal, T. I, cit., ps. 61-62.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 119
lesivo, no lo importó, ello, por tanto, actuó con dolo eventual Para nosotros,
la base convergente entre todas las variantes del dolo, es el elemento “cog-
nitivo” (conciencia del riesgo no permitido)(197)1
; cuando el autor no conoce la
8
9
efectiva virtualidad del peligro generado por su comportamiento, toma lugar
la imprudencia.
La base cognitiva del dolo, ha de abarcar todos los elementos consti
tutivos del tipo penal, por lo que el autor debe saber que está eliminando una
vida humana; sólo admisible el error de tipo, cuando el agente yerra sobre
el objeto del delito, cuando cree que se trata de un animal; v.gr, el cazador
que en un bosque donde se práctica la cacería, tira a matar a un arbusto,
pensando equívocamente que era un venado, pero en realidad era su com
pañero, que estaba realizando una necesidad fisiológica, cuya naturaleza
vencible o invencible, dependerá de los medios que contaba el agente para
salir del error; v. gr., quien dispara a mansalva en un lugar abierto, sabiendo
la concurrencia de individuos, de ninguna manera podría apelar a un error de
tipo, como argumentación de defensa. El elemento cognitivo, en caso del ho
micidio agravado, debe cubrir también, los elementos que hacen del artículo
106°, uno desvaioración de cuya intensidad desplaza la valoración al artículo
108°, si el autor no es consciente que su acción homicida se ha configurado
de forma alevosa, debe penarse su conducta a título de homicidio simple, de
acuerdo a lo previsto en el primer párrafo del artículo 14° del C.P.
Como se dijo el error in personani, es indiferente, en el caso del homi
cidio simple, lo importante es que la acción homicida del autor se concrete
en una persona; igual en el caso del aberratio id us, sin embargo, la reso
lución puede dar lugar a un concurso ideal de delitos*198*, dependiendo del
caso. En lo que el asesinato se refiere, sólo cabría un reparo, en cuanto al
inciso 5), al describir éste que la víctima debe ser aquella que desempeña
las funciones públicas, allí anotadas, por lo que si el autor yerre sobre la
identidad de la víctima, podría darse en el caso del error in personaní, un
concurso ideal de delitos entre una tentativa de asesinato con un homicidio
culposo por el resultado.
Posiciones doctrinarías que se basan en teorías causalistas, ta l vez
otras llevadas a una acentuado “subjetivismo", son de la posición que al
margen del dolo, ser requiere de un denominado “animus necandí', de
una motivación llevada a dar muerte a una persona. Postura incoherente
con el principio de legalidad, por su innecesaria inclusión, al superponer
(197) Quienes asumen, la distinción entre el dolo directo y el dolo eventual, de conformidad
con la teoría positiva del consentimiento; habrán que concluir que habrá dolo eventual
cuando el sujeto se representa el resultado como posible consecuencia de su acción y
a pesar de ello la realiza, aceptando la causación del mismo si efectivamente llegara a
producirse, señala G onzáles R us; D el Homicidio y sus formas (I), c it, ps. 47-48.
(198) Así, G onzáles R us, J.J.; D el Homicidio y sus formas (I), cit., p. 49.
120 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
se con el dolo™ , y por ser incompatible con las bases dogm áticas que se
deben ser llenadas de contenido conforme a decisiones político-crim ina
les, de cautelar la efectiva protección de los bienes jurídicos de raigambre
pena!. Su admisión vaiorativa, en algunos casos (elementos subjetivos
del injustos), está condicionado a su presencia en la com posición típica.
Los elementos que dan lugar en el tipo subjetivo del injusto^ deben ser
probados en el proceso penal, con ello el dolo, a lo que habría que sumar
el referido “animus necandi”, lo que por su dificultad probatoria, o dada
la presencia de otros “ánimos”, podría abrir espacios de im punidad™ .
Parafraseando a Del R o s a l B l a s c o , en lo que refiere al asesinato alevoso,
es suficiente con que el dolo de sujeto activo conozca, en el momento de
actuar la situación de indefensión de su víctim a que ha sido creada por él
y la quiera, sin que sea preciso que su conducta esté orientada por una
específica finalidad™ .
3. CONSUMACIÓNYFORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
AI haberse asumido que el homicidio y sus derivados, importan de
litos de resultado, cabe, entones, adm itir sin duda alguna, la admisión de
una tentativa (acabada e inacabada)™ ; (...) siempre que se hayan dado los
aspectos objetivo y subjetivo de las circunstancias, y por causas ajenas a la
voluntad del agente, no se haya producido el resultado típico: la muerte de
otro™ . Como lo establece el artículo 16° del C.P., en la tentativa el agente
da comienzo la ejecución de un delito que decidió cometer, sin consumarlo;
quiere decir, esto que en la forma de imperfecta ejecución, el autor no logró
perfeccionar el plan delictivo, no se produjo la muerte de la víctima, en todo
caso, puede haberse ocasionado lesiones graves, pero dada la esfera aními
ca del agente (factor final), se revela que su dirección criminal se dirigía a la
eliminación de la víctima, no a la causación de lesiones graves. Cuestión im
portante a dilucidar, pues no será siempre fácil, distinguir entre una tentativa
de homicidio con unas lesiones graves consumadas; para tales efectos será
necesario valorar todas las circunstancias objetivas que rodearon el hecho
punible, a los indicios™ .1
4
3
0
2
9
(199) Ver al respecto, B lanco L ozano , C.; Tratado de Derecho Pena! Español, T. II, Vol. I, cit.,
ps. 95-96.
(2 0 0 ) V e r a l re sp e cto , A lonso de E scamilla , A .; D el Homicidio y sus formas, c it., p s. 4 8 -4 9 .
(201) Del R osal B lasco , B.; La alevosía en e l Código Penal de 1995, cit., ps. 293-294.
(2 0 2 ) A lonso de E scamilla , A.; D el Homicidio y sus formas, c it., p. 53.
(2 0 3 ) C arbonell M ateu, J.C ./G onzález C ussac, J.L.; Homicidio y sus form as (II), c it., p . 8 5 .
(204) Así, G onzáles R us , J.J.; D el Homicidio y sus formas (I), cit., p. 52.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 121
(205) P eña C abrera , R .; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p. 75.
(206) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 392.
(207) S tratenwerth , G.; Derecho Penal..., cit., p. 208; C arbonell M ateu y G onzAi.es C ussac,
niegan la tentativa respecto de las circunstancias, ésta existen o no existen pero no
admiten grados intermedios; Homicidio y sus formas (¡I), c it, p. 85; ello es fundado en la
medida que objetivamente las formas que hacen alusión normativamente no se hayan
exteriorizado, así k> señalan los autores antes atados.
122 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(209) A sí, G imbernat O rdeig , E.; Estudios de Derecho P enal..., cit., p. 153.
(210) A sí, C arbonell M ateu , J.C VG onzález C ussac , J Homicidio y sus Zom as (II), cit., p. 86;
P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., ps. 627-628.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 123
4. LAAUTONOMÍADELDELITODEASESINATO
Por lo expuesto en líneas anteriores, podemos abonar la tesis que el
delito de Asesinato, constituye una figura agravada con respecto al delito de
Homicidio, en la medida que los elementos del disvalor de la acción y del dis
valor del resultado, así como otros en la esfera subjetiva del injusto, hacen de
la figura prevista en el artículo 108° del C.P., un tipo penal independiente, que
por su revestimiento normativo está dotado de su propia especificidad, que
en realidad de las cosas, sólo apunta a una autonomía formal, sólo desde
una consideración denominativa, en cuanto al nomert iuris “asesinato”, por
lo que nos decantamos en su calidad de figura agravada en relación al tipo
penal previsto en el artículo 106° del C.P.
Por lo expuesto, llamar al Asesinato como un “Homicidio Agravado", no
puede ser entendido como una falsedad dogmática o como una perspectiva
política criminal inadecuada, pues es de verse que todo Asesinato, encierra
en realidad un homicidio. Los elementos constitutivos del tipo penal de Homi
cidio, deben estar presente en todo asesinato: la muerte dolosa de una per
sona, a lo cual cabe agregar ciertos elementos que dotan de sustantividad al
injusto previsto en el artículo 108°, por lo que entre ambos delitos, cabe una
relación de consunción y/o de especialidad, ante un conflicto aparente de
normas. En este caso, es claro que puesto que el núcleo central del injusto
coincide con el dei homicidio (la lesión de la vida), han de ser las circunstan
cias las que aporten el mayor contenido disvaliosof211).
Las objeciones en lo que respecta a la autonomía normativa del Ase
sinato, tiene que ver con la negada determinación de la mayor penalidad, en
base a un mayor grado de reproche culpable, en el sentido de que pasada
revista en las circunstancias que dan lugar a la agravación sólo implican una
mayor desvaloración, en todo caso, “ética", que no tienen cabida en un Dere
cho penal del acto. Como exponen C a r b o n e l i M a te u y G onzá les C u s s a c , con
ello asistiríamos a una “eiicización” del juicio de culpabilidad incompatible
con la función que corresponde desempeñar al Derecho penal en un Estado
social y democrático de Derecho1212*.2
1
(211) G onzáles R us, J.J.; Formas efe Homicidio (li), c it, p. 63.
(212) C arbonell M ateu, J.C JG onzAlez C ussac , J.L.; Homicidio y sus formas, cit., p. 74: Vid. De
forma amplia, M orales P rats, F.; Comentarios a ía Parte Especial dei Derecho Penal, T.
I, c it Ps. 57-61.
124 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(213) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 90.
(214) Bacigalupo , E.; Estudios sobre la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p.35.
(215) El artículo 65° del C.P. español, hace alusión a las reglas generales para la aplicación
de las penas.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 125
para el delito{216}; de modo que rige en este caso la prohibición de exceso, por
lo que la conducta del coautor se traslada a la del art. 106°<2 217).
6
1
Cuestión importante a descartar, es que ante la concurrencia de varias
circunstancias agravantes, v. gr., si la muerte de la víctima fue perpetrada
bajo traición, con veneno y para facilitar la comisión de otro delito, el juzga
dor al momento de la determinación de la pena sólo habrá de considerar uno
de ellos, a fin de graduar la sanción punitiva, con arreglo a los principios de
culpabilidad y de proporcionalidad.
En la práctica, lo que ha efe constarse en la actividad jurisprudencial,
determina una mayor incidencia aplicativa dei delito de asesinato sobre el de
homicidio, son pocas y excepcionales las veces, que podamos advertir un
homicidio simple y puro, siempre se manifestarán las más bajas pasiones,
los motivos más fútiles (codicia, ambición), egoístas que pueden imaginarse
que llevan a un individuo a matar a un individuo, cuestión distinta es que
dichas circunstancias y/o móviles puedan justificar legítimamente una mayor
agravación de pena.
ARTÍCULO 107°.- P A R R IC ID IO ^
E l que, a sabiendas, m ata a su ascendiente, descendiente, natural o adop
tivo, o a una persona con quien sostiene o haya sostenido una relación con
yugal o de convivencia, será reprimido con pena p riva tiva de libertad no
menor de quince años.
La pena p riva tiva de libertad será no menor de veinticinco años, cuando
concurra cualquiera de las circunstancias agravantes previstas en los nume
rales 1 ,2 ,3 y 4 del artículo 108.
E n caso de que el agente tenga hijos con la víctim a, además será repri
m ido con la pena de inhabilitación prevista en el inciso 5 del artículo
36.
1. GENERALIDADES
(217) P eña Cabrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Genera!, cit., p. 384.
(218} Artículo modificado por ei Artículo 1 de la Ley N.° 30323, del 07-05-2015.
126 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(2 1 9 ) Así, B ustos R amírez, J.; M anual de Derecho Penal. P aite Especial, c it., p. 3 4 .
(220) Crítica extensible al inc. 5 ) del artículo 108° del C.P., incorporado por la Ley N° 28878
del 17 de agosto de 2006.
(221) M orales P rats, F.; Las formas de H om icidio:..., cit., p. 268.
(222) Así, G onzáles R us, J.J.; D el Homicidio y sus formas, c it, p. 14.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 127
(223) P eña C abrera , R .; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p. 78.
(224) B ustos R am írez , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 33.
(225) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 81.
(226) B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 34.
(227) Asi, R oy F reyre, L.; Derecho P enal..., cit., p. 99; P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho
Penal. Parte General, cit., p. 662.
128 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
pedal tiene una mayor adherenda a los hechos que la general, es decir, que
contiene una descripción más pormenorizada de los mismos*2281.
No puede concebirse que el Parricidio, sea una figura agravada, por
cuanto revela un reproche de imputación individual más intenso, basado en
el hecho de que la víctima sea pariente del agresor. La culpabilidad es el
fundamento principal de la reacción punitiva estatal, como valoración de ca
rácter personal, a quien no adecuó su conducta conforme a lo esperado de
la horma, sea por falta de motivación normativa, a pesar de que contaba
con plenas facultades para hacerlo. Y este, juicio de imputación individual
de naturaleza “personal”, ha de tener por la comisión de un injusto penal,
la vinculación al autor con la conducta generadora de la lesión antijurídica,
es una Culpabilidad por el acto, no una culpabilidad de autor. No se puede
sustentar una mayor culpabilidad, por el hecho de que el sujeto pasivo sea
el padre del autor, desvaloración que sólo amerita una alarma ética-social,
pero no punitiva.
Al determinarse que el Parricidio es una circunstancia agravante del
homicidio, basado en un presupuesto, que por su naturaleza carece de ma
yor fundamentación jurídico-penal, ai presentarse en el marco de la modali
dad típica los mismos elementos que los previstos en el tipo penal previsto
en el artículo 106°, propicia serios inconvenientes cuando el parricidio es
cometido bajo alguna de las especificidades normativas que se glosan en
el artículo 108° del C.P. (asesinato). Repercusiones dogmáticas que recalan
en el ámbito de la autoría y participación, concretamente en la unidad en el
título de la imputación. Difícilmente, se podrá advertir un parricidio cometido
de forma simple, por lo que la manutención de este tipo penal, no sólo genera
objeciones de política criminal, pues debemos sumar incoherencias de tipo
dogmático, que serán objeto de análisis líneas más adelante.
2. MODALIDAD TÍPICA
conducta típica a los alcances normativos de dicho tipo penal, al margen que
pueda subyacer una motivación especial (lucro, placer, ferocidad) o de un
modo alevoso, no se hará problemas, pese a la inconsistencia punitiva que
pueda presentarse, cuando en el hecho punible a participado más de uno,
donde todo e! resto no tiene relación de parentesco alguno.
Mientras los primeros, son todos aquellos que son producto de una concep
ción natural o artificial, sean hijos matrimoniales o extramatrimoniales, los se
gundos son hijos -tam bién-, que adquieren dicha cualidad jurídica producto
de un reconocimiento legal, luego de haberse cumplido con el procedimiento
reglado por el derecho positivo.
La adopción es una institución jurídica, incorpora a las modernas le
gislaciones, que establece entre personas que pueden ser extrañas y cuya
voluntad se encamina a ello, un vínculo artificial de parentesco, análogo al
que existe entre el padre o madre unidos en legítimo matrimonio y sus hi
jos legítimos(231)2
. El artículo 377° del CC, establece que por la adopción, el
3
adoptado adquiere la calidad de hijo del adoptante y deja de pertenecer a
su fam ilia consanguínea. Según lo reglado en el artículo 379° del mismo
cuerpo de normas, la adopción se tramita con arreglo a los dispuesto en el
Código Procesal Civil, el Código de los Niños y los Adolescentes*232*, la Ley
N° 26981 - Ley de Procedimiento Administrativo de Adopción de Menores
de Edad Declarados Judicialmente en Abandono o la Ley N° 26662 - Ley
de Competencia Notarial. A efectos penales, sólo podrá admitirse la concu
rrencia del delito de parricidio, cuando el procedimiento -cuales fuera los
previstos en la Ley-, haya culminado mediando una resolución jurisdiccional
o la certificación notarial correspondiente, antes de ello, el hecho criminal si
es que se produce, deberá ser reconducido a un homicidio simple, no se re
quiere a nuestra consideración la efectiva inscripción en la nueva partida de
nacimiento. De igual forma, cuando la adopción resulta ineficaz, por la propia
voluntad dei adoptado, en aplicación del artículo 385° del CC.
Cuestión importante a destacar, que en caso del ascendiente no se
hace mención a si éste puede ser natural o adoptante, lo que sí se hace en
el caso del descendiente. Si interpretamos de forma sistemática, tendremos
que inferir que puede tratar de ambas posibilidades, pues no vemos por qué
debería tratarse de caso distinto, cuando el hijo adoptado mata a su padre
adoptante, a diferencia de la muerte que propina el padre adoptante a su
hijo adoptado; si es de forma literal habría que negarlo, nos apuntamos a la
primera opción, por ser la dogmáticamente correcta; que tiene concreción en
la praxis jurisprudencial.
Seguidamente identificamos el matrimonio, el cual importa la unión de
un hombre con una mujer, mediando la santificación de la ley, para que ha
gan vida en común y formen a su vez una familia; por lo tanto, la unión con
yugal, para adquirir reconocimiento legal debe cumplir con las formalidades
que prevé la Ley. El matrimonio, para otros, es la unión voluntaria y solemne
de un varón y una mujer de acuerdo a normas preestablecidas y que produ
para que pueda darse por consumada la figura del parricidio*234*. Así también,
en el caso del bigamo, quien se casa nuevamente con otra mujer, a pesar
de ser ya casado, igual entonces, mientras no se produzca la invalidez del
segundo matrimonio podrá cometer un parricidio con cualquiera de las dos
esposas, sin perjuicio de que se le abra también proceso por el delito de
bigamia.
El fin del matrimonio, la culminación del vínculo conyugal es el divor
cio, que al igual que el primero requiere también de la tramitación de un
proceso judicial, que termine con una sentencia firme. El matrimonio como
cualquier institución integrada por individuos, puede decaer, cuando son dis
torsionados los fines que debe alcanzar, según su propia teleología. Puede
ser un proceso de conocimiento de divorcio por algunas de las causales
contempladas en el artículo 333° del C.C. o por mutuo disenso. Así el artícu
lo 348° del C.C, al prever que el divorcio disuelve el vínculo del matrimonio,
para ello debe demandarse el mismo, por las causales señaladas en el ar
tículo 333° (in finé), incisos 1 al 12, tal como se desprende del artículo 349°
del C.C. Paso previo al divorcio es la separación de cuerpos; según lo señala
el artículo 332° del C.C, la separación de cuerpos suspende los deberes
relativos al lecho y habitación y pone fin al régimen patrimonial de sociedad
de gananciales, dejando subsistente el vínculo matrimonial. Es la cesación
de los deberes de vida en común de los cónyuges, por decisión judicial y
que produce efectos de orden personal entre los mismos y los hijos, y de
orden patrimonial en cuanto a sus bienes*235*. Por consiguiente, en lo que la
aplicación del parricidio corresponde, deberá admitirse, mientras no exista
una resolución jurisdiccional que de forma definitiva ponga fin al vínculo con
yugal. Así, lo dice P eña C a b r e r a , si hay juicio de divorcio por mutuo disenso
y se ha ordenado separación de cuerpos por haberse declarado disuelto el
vínculo, comete uxoricidio el cónyuge que victimara ai otro*236*. Ello habrá que
inferirlo, muy a pesar, de que ya no subsisten en realidad los motivos que
lleva el legislador a reprimir con mayor pena esta clase de homicidios, pues
los vínculos sentimentales y de fidelidad ya se encuentran resquebrajados
en el régimen de separación de cuerpos.
Finalmente, debemos analizar la figura del concubinato, esto es la
unión de facto de un hombre y de una mujer, que por efectos de una convi
vencia prolongada y sin advertir impedimento legal alguno, -ninguno de sus
m iem bros-, el Estado le concede reconocimiento y amparo legal, en cuanto
a efectos patrimoniales únicamente, no de índole hereditarios. El artículo 5o
de la Ley Fundamental, señala que la unión estable de un varón y una mujer,
libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de hecho, da lugar
(234) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 83.
(235) V ásquez G arcía , Y ; Derecho de Familia, T. I, cit., p. 366.
(236) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penai. Detitos contra la vida..., cit., p. 83.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 133
(238) B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 80.
134 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. AUTORÍAYPARTICIPACIÓN
Para ser considerado autor en el caso del tipo penal de Parricidio, se
requiere en principio la concurrencia de dos elementos: dar muerte a una
persona, y que ésta tenga con el agresor una de las relaciones de paren
tesco que se definen en su composición típica. A lo cual debe añadirse el
dominio del hecho, quiere decir esto, que el autor haya de ostentar el control
dei suceso típico en su totalidad, con la posibilidad de frustrar su realización
típica en cualquier momento. De acuerdo con ello, si el esposo, únicamente
colabora, coadyuva en la muerte de su cónyuge, pues sólo le proporciona
el arma al tercero que finalmente comete la acción homicida, sólo podrá a
lo más ser punible su conducta a título de cómplice primario del delito de
Homicidio simple o de Asesinato, en la medida que el autor material es quien
ha tenido el dominio del hecho, y en virtud de la unidad en el título de la
imputación, y de la accesoriedad participativa debe responder por el mismo
delito. No es suficiente, entonces, que se verifique el nexo de parentesco,
para declarar la autoría a efectos penales, no perdamos de vista que los
tipos penales de la Parte Especial del C.P., se refiere a ios autores y no a los
partícipes, la especial agravación se dirige sólo al autor.
Si el ejemplo dado, lo damos al revés, si Pedro, un tercero, le consigue
el arma homicida a Julio, para que dé muerte a Isabel, su esposa, teniendo
el dominio del hecho, sólo éste último. La opción sería que la incriminación a
Julio se base como autor del delito de parricidio, pero Pedro, tendrá que ser
considerado cómplice primario del delito de homicidio simple o de asesinato,
según se desprende del artículo 26° del C.P.
La coautoría, la verdad que propicia dificultades en este tipo penal.
Si partimos de que la coautoría (co delincuencia), supone el co-domin o del
hecho, siendo que ambos autores prestan una colaboración imprescindible
en la etapa ejecutiva del iter-críminis, en base a una co-decisión y en ellos
concurren los elementos subjetivos del injusto, ambos deberían ser penados
según los alcances del mismo tipo penal. A modo de ejemplo, si Femando,
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 135
que es amante de Luisa, se pone de acuerdo con ella, para dar muerte a Ja
vier, que es esposo de Luisa, en virtud det cual, cada uno de ellos contribuye
de forma efectiva para la realización típica. Luisa le vierte un brebaje en la
bebida de su esposo para adormecerlo, y en ese instante aprovecha Fernan
do para matar a Javier mediando un disparo de arma de fuego, se advierte,
por tanto, una división del trabajo, que habría de concluir en una coauto
ría de Asesinato, según la modalidad objetivamente empleada (alevosía).
Sin embargo, la tozudez del legislador de mantener et tipo penal de parrici
dio, determina otras consecuencias punitivas, de que Luisa sea incriminada
como autora del tipo penal de Parricidio, y Femando como autor del tipo
penal de Asesinato. Con ello, el hecho típico que debe ser considerado como
una “unidad" es disuelto de forma irrazonable, pues los coautores deben ser
penados siempre bajo los alcances del mismo tipo penal, al margen de los
reparos que se advierten en los delitos especiales propios (de “infracción de
deber”), se considere o no al parricidio como un delito especial “impropio”.
Lo cierto a todo esto, es que no se explica claramente, porque el Parricidio
ha de desplazar al Asesinato, porque no hay en realidad elementos distin
tivos de tipicidad penal, que hagan que el artículo 107° prepondere ante el
artículo 108°, por motivos de especialidad, consunción o de subsidiariedad;
descartamos cualquier intento de acudir en este caso, a un concurso ideal de
delitos, sólo existe una sola muerte, y sobre ello, no hay más vuelta que dar;
de todos modos ambos injustos reciben igual pena, conforme es de verse de
los marcos penales de ambas tipificaciones, lo cual en el caso del Parricidio
no tiene fundamento legítimo.
Difícilmente, podrá un juzgador tener reparos en esto, de acuerdo a
lo denunciado por el Fiscal, de que ambos sean coautores de Asesinato,
y que a Luisa, al momento de la determinación judicial de la pena, se le
agrave la pena, la causal que se contiene en el inc. 3) del artículo 46° del
C.P.: “/a importancia de los deberesinfringidos”. Empero, la espada de Da-
mocles, que significa para los operadores de justicia, ser denunciados por
prevaricación, supone un obstáculo para que se pueda aplicar la resolución
propuesta.
La participación no genera menos problemas. En nuestro sistema pu
nitivo rige el principio de accesoriedad en la participación, según este criterio
general, quienes colaboran o dígase coadyuvan en el injusto que perpetra el
autor, importan contribuciones de naturaleza dependiente; por ende, si ellos
colaboran en un delito que pertenece a otro (autor), su participación debe ser
punible conforme el mismo tipo penal, lo que se desprende de la Unidad en
el título de la imputación. El legislador en la fórmula normativa comprendida
en el artículo 26° del C.P., ha señalado que las circunstancias y cualidades
que afecten la responsabilidad de algunos de los autores y partícipes no
modifican la de los otros autores o partícipes del hecho punible, por lo que la
participación del partícipe, ha de ser reconducida al tipo penal de Homicidio
136 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(2 3 9 ) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ¡a vida..., c it, p. 8 5 .
(240) Así, J iménez de A súa, L.; Principios de Derecho Penal..., d t., p. 506.
(241) Así, S oler , apoyándose en el artículo 48° dei C.P. argentino; Derecho penal argentino,
cit., ps. 26-27; Criterio seguido por el C.P. español de 1995, en su articulo 65°.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 137
(242) Así, M orales P rats , E ; Comentarios a la Parte Especial de! Derecho Penal, T. I, cit.,
p. 59.
(243) P esa C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal, Parte Genera/, c it, p. 311.
EL DERECHOPENALDELGÉNERO-
ELDELITODEFEMINIC1DIO
1. CONCEPTOSINTRODUCTORIOS
Se puede decir con propiedad, de que la sociedad peruana presenta
una serie de fisuras, de anomias y de complejas problemáticas estructura
les, fruto de una serie de factores, que aún no se han llegado a resolver por
entero, tal como lo demanda los dictados de un verdadero «Estado Social
(249) G arcía -P ablosde M ouna apunta que ei hogar puede ser un espacio de riesgo para la
vida y la integridad de quienes habitan en él, en buena medida porque instituciones
cerradas y piramidales (y la fam ilia tradicional ha sudo una estructura primaria, herm é
tica y jerárquica) constituyen el caldo de cultivo adecuado para agresiones repetidas
y prolongadas, fruto de relaciones de desequilibrio de poder y de abusos constantes;
Criminología, cit. , p. 157.
(250) Según datos estadísticos proporcionados por ei Observatorio de la Criminalidad del M i
nisterio Público, durante el mes de enero de 2011, se reportó 134 víctimas de homicidio,
33 mujeres y 101 hombres, quienes murieron a manos de 223 personas (215 hombres
y 8 mujeres). El número de victim as de homicidio en el ámbito de las familias asciende
a 19, lo que representa ei 14.2% de! total de víctimas reportadas durante el mes de
enero. De ese total, nueve eran mujeres y diez eran hombres. De las nueve víctim as
mujeres, siete murieron a manos de su pareja o ex pareja hombre, mientras que dos
murieron a manos de su pareja o ex pareja hombre, mientras que dos murieron a ma
nos de un familiar (padre y ex yerno). En cambio, cinco hombres murieron a manos de
su pareja o ex pareja mujer, cuatro a manos de un fam iliar hombre (hermano, cuñado y
sobrino) y uno a manos de su madre; Año 2 N° 1, enero 2011. Persecución estratégica
de! delito, cit., p. 13.
140 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(251) P olaino N avarrete, M.; Instituciones de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 56.
(252) Modificada por la Ley N° 26763.
(253) Q ueralt J iménez, J.J./ M ontserrat Comas d'Argem ir í Cendra; La Violencia de Género:
Política Crim inal y Ley Penal, cit., p. 1185.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 141
homicidio que acomete la madre sobre sus menores hijos o del descendien
te sobre su ascendiente? De recibo, en estos hechos luctuosos, subyace
una reprobación más ética que jurídica (penal), que sin embargo tiende a
influenciar notablemente en la proyección de política criminal*254*, materiali
zada a través de los gestores atípicos de la moralidad*255*. No debe perderse
de vista, que ias normas jurídico-penales no sólo se encaminan a desplegar
fines preventivos, sino que su sanción y promulgación encubren otras fina
lidades: «socio-pedagógicos», «promocionales*256*» y «ético-sociales*257*»; lo
que en definitiva ha marcado la pauta en las últimas reformas legislativas en
el ámbito penal en el Perú, dando lugar a un «Derecho Penal Simbólico*258*».
Lá significativa incidencia criminal que azota nuestra Nación, en el
marco de los delitos sexuales, de lesiones y asesinatos, que tiene como su
(254) H errera M oreno señala que la decisión criminal es ahora reputada como decisión racio
nal, “económica", en la que el balance entre costes y beneficios es el que determina el
sentido delictivo de la acción delictiva, a) igual que de cualquier acción en una sociedad
de consumo; Publicidad y Control Penal, c it, p. 31.
(255) En palabras de S ilva S ánchez, (...) la existencia de «atypische Moraluntemehmer», ex
presión a la que se designa a algunos nuevos gestores de la moral colectiva (y del
recurso al Derecho penal (...); La Expansión del Derecho PenaL Segunda edición revi
sada y ampliada, Civitas, c it, p. 67.
(256) En sentido crítico, P olaino N avarrete, indica que el Derecho penal ni es ni deber ser pro
motor del cambio social: excede de sus cometidos el de impulsar una transformación
en la Sociedad así como de educar a sus ciudadanos. Puede (y debe), a lo sumo, limi
tarse a la protección de los bienes esenciales, pero no imponer conductas; instituciones
de Derecho Penal. Parte Genera/, cit., ps. 105-106.
(257) El Derecho penal no tiene por tarea la de preservar un mínimum ético en la sociedad,
no es un promotor de ciertos valores acuñados y cultivados en determinados segmen
tos de la sociedad, su modesta misión es la de proteger bienes jurídicos, que si bien en
su contenido de reproche puede encubrir contendidos éticos o morales, no por ello se
podría postular que el derecho punitivo deba ser empleado para tutelar intereses meta
jurídicos, como se podría proclamar en la penalizacíón de relaciones sexuales consen
tidas de personas mayores de catorce años; conforme la opinión de P olajno N avarrete,
el Derecho penal con la Moral o la Ética social, sin disciplinas plenamente autónomas,
de manera que el único Derecho penal aceptable es moralmente neutral: el Derecho
penal no puede tutelar la Moral de otros modo que posibilitándola (...); Instituciones de
Derecho PenaL Parte General, cit., ps. 104-105.
(258) Sobre dicha función, H assemer escribe que las normas y las conminaciones sociales pe
nales, sobre las que recaen señas dudas de sus efectividad frente al delito, sólo pueden
tener el sentido de que el sistema penal demuestre su presencia y capacidad de reacción
ante el interés socializado de la victima, es decir, de transmitir la apariencia de efectividad
y protección social. Un Derecho Penal que en muchos de sus ámbitos tenga tan sólo un
efecto simbólico no será capaz a la larga de cumplir con su tarea ni en éstas ni en otras
materias, pues habrá perdido toda credibilidad; Fundamentos del Derecho PenaL Traduc
ción de Muñoz Conde y Arroyo Zapatero, Bosch, Barcelona, c it, p. 95.
142 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(259) Q ueralt J iménez y otro, escriben que la violencia familiar, pues, es una cuestión determi
nada por el sexo masculino. Por eso puede también hablarse de violencia intrafamiliar de
género, porque son los hombres de forma abrumadora los sujetos activos de ia violencia
(...); La Violencia de Género: Política Crimina! y Ley Penal, cit, p. 1186.
(260) Los autores -an tes citados- indican que en España en ei año 2004, setenta mujeres
han sido asesinadas a manos de sus maridos, compañeros sentimentales o ex parejas;
por otra parte fallecieron a consecuencia de la violencia intrafam iliar trece menores, de
ios cuales nueve lo fueron presuntamente a manos de sus padres-varones; finalmente
se registraron cinco óbitos de hombres, tres de ellos a manos de otros varones del
ámbito familiar; La Violencia de G énero:..., c it, p. 1187; mientras que M orillas C ueva,
nos indica que las cifras de personas que han muerto a manos de su cónyuge o pa
reja. Según el Ministerio del Interior, son de: 1997=33; 1998=35; 1999=42; 2000=50;
2001=45. Las diferencias por sexo se muestran bien evidentes: por ejemplo en los dos
últimos años citados son, en el 2 0 0 0 ,4 3 mujeres y 7 hombres; en el 2001, 38 mujeres
y 3 hombres; Valoración de la Violencia de Género desde ia perspectiva del Derecho
Pena!, cit., p. 4.
(261) Sí manejamos la orientación de ia política criminal conforme tos vaivenes de las esta
dísticas criminológicas, en cuanto a incidir con una intensificación punitiva, mientras
el delito tenga una mayor frecuencia conductiva, se perdería el m atiz catalizador que
ha de ponderar ia respuesta sancionadora, que es el grado de iesividad, el disvaior
del injusto típico, la dañosidad de la conducta conforme ai baremo del bien jurídico
tutelado así como del principio de proporcionalidad; hemos de desdeñar de plano, que
la graduación del marco penal, se determine según estados cognitivos de inseguridad
social o, con arreglo a las cuotas de influencia que ejercen ios sectores sociales sobre
el legislador.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 143
uso de otros medios de control social, empezando por concientizar a todas las
mujeres, de sus derechos que la Ley y la Constitución le confieren, que en de
finitiva no son un objeto del hombre y que al primer viso de violencia que sean
víctima, deben denunciar estos actos a las autoridades estatales competentes.
Conforme lo anotado, el Derecho pena! sigue siendo visto como el
mecanismo idóneo para solucionar todas las conflictividades sociales, lo que
se conoce como la huida ciega al derecho punitivo. .Nos parece importante
citar la reflexión que L a r r a u r i propone en la doctrina española, al indicar que
evidentemente no todos los problemas sociales deben ser criminalizados,
esto es, ser tratados por medio del derecho penal. Pero también es cierto
en mi opinión, que en ia actualidad del código penal juega el papel simbólico
de señalar cuales son las conductas más intolerables para la convivencia,
precisamente por ello es lógico que la presión de las mujeres redunde en
una incorporación de nuevos comportamientos lesivos al derecho penal pues
en ello refleja precisamente su incorporación al mundo público y su presión
para conseguir transformar las definiciones incorporadas al código penal(262).
En esta clase de comportamientos antijurídicos, anidan una serie de
factores, que trasvasan un plano estrictamente normativo, para penetrar en
esferas culturales, ideológicas y morales; algunas de ellas expresadas en
vetustos patrones y cánones sociales, que fueran cultivados ya siglos atrás y
que no son aún despojados en la mente de algunos ciudadanos. Ello no da
un panorama muy complejo, que si no es abordado en toda su dimensión, se
cae en el facilismo, de con una participación más enérgica del Derecho pe
nal, se va a solucionar esta problemática, de que con la sanción de tipos pe
nales específicos, teniendo como sujeto activo al hombre y a la mujer como
sujeto pasivo, se logrará combatir eficazmente esta delincuencia sexista.
Según la argumentación delineada, es que en el presente estudio dog
mático y de política criminal, se quiere dar respuesta a todas estas interro
gantes; debiéndose agregar un aspecto trascendental, ¿Si es qué la nor
ma jurídico-penal de ser neutra o si es que acaso, debe guiar su regulación
descriptiva en base a las posiciones que los géneros ocupan en el sistema
social? La respuesta a esbozar nos dará un indicativo, de si un «Derecho
Penal del Género», ayuda en realidad a configurar una sociedad de iguales
entre las personas de ambos sexos o si, al contrario, es un mecanismo ten
diente a consolidar ia discriminación existente, de un sexo sobre el otro. Al
respecto, Faraldo Cabana, en una interesante monografía sobre el tópico,
señala que en cualquier caso se trata aquí de comprobar como el Derecho
penal ha ayudado en un primer momento a perpetuar la discriminación por
(262) U rrauri, E.; Género y Derecho Penal. Conferencia dictad en ei marco del Seminario
“Violencia contra las Mujeres, Derecho Penal y Políticas Públicas”, realizado los días
26 y 27 de septiembre del 2002, organizado por el Coiegio de Abogados de Costa Rica,
cit., ps. 3-4.
144 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(263) F aralda C abano , P.; Razones p a ra la introducción de la perspectiva del género en De-
recho penal a través de la Ley Orgánica 1/2004, de 28.de diciembre, sobre medidas de
protección integral contra la violencia de género. Doctrina, crt., p. 73.
(264) C armona C uenca , E.; E l principio de Igualdad M aterial en la Jurisprudencia del Tribunal
Constítucional. En: Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), c it, p. 265.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 145
(265) C armona C uenca, E.; E l principio de igualdad M aterial en la ..... cit., p. 269.
(268) Faraldo Cabana, P.; Razones para la introducción de la perspectiva del género., cit., p. 82.
(269) Como lo indican Alonso de Escamilla y Lamarca, para someter, para demostrar su poder
y su mayor valor el hombre ejerce la violencia (el maltrato en el hogar, la agresión se
xual, el acoso en el lugar de trabajo, etc.) y la ejerce además especialmente, como nos
señalan las estadísticas, cuando la mujer trata de huir de esa situación, cuando quiere
romper esa desigualdad; Reflexiones sobre las medidas penales para la protección
contra..., c it, p. 1764.
148 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(270) S errano C astro , F.; La especialización de la Jurisdicción de Fam ilia ; citado por P olaíno
N avarrete, M.; Instituciones de Derecho P enai Parte General, cit., p. 58.
(273) M orillas C ueva, L.,‘ Valoración de la Violencia de Género desde la perspectiva del Dere
cho Penal, RECPEC 04-09 (2002). Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología
(Artículos), cit., ps. 1-2.
150 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(274) Concillamos con P olaino N avarrete, cuando señala que desde el punto de vista de la
Dogmática juridico-penal, la inaceptabilidad de la discriminación que genera la ley al
penar de manera más severa una misma conducta objetiva por el solo hedió de ser
ejercida contra una víctim a del sexo femenino, con quien el agresor ha tenido o tiene
una reladón sentimental más o menos estable o institucionalizada; Instituciones de
Derecho Penal. Parte General, d t , p. 68.
(275) Como destaca P olaino -O rts, resulta evidente que la «infracción de la norma» y ei «des-
valor de la conducta» son idénticos en uno y otros supuestos, con independencia del
sexo del autor y de la vídim a; citado por P olaino N avarrete, M.; Instituciones de Dere
cho Penal. Parte General, c¡t., p. 69.
(276) De posidón contraria es F araldo C abana , para quien el fundamento de una mayor pena
no radica en la mayor peligrosidad del autor ni en el móvil, discriminatorio o de otro tipo,
de su conducta, sino en la mayor necesidad de protección de la víctima debida no a una
supuesta debilidad física o vulnerabilidad innata, sino al efectivo y reai desvalimiento
que padece en la reladón de pareja, desvalimiento construido socialmente a través de
la educación, de la religión, de la política... en fin, a través de la ímposidón de roles
familiares tradidonales; Razones para la introducción de la perspectiva del género...,
c it, p. 90; descripdón del contenido dei injusto, carente de una debida lesiva materia
lidad, al construir el desvalor mediando la apelación a criterios meta-jurídicos, cuya
relatividad que denota en la actualidad-, no puede servir para definir o mejor dicho para
justificar una agravación de la pena o para recibir una rotulación como la de «Fem inid-
dio», como se desprende de la sandón de la Ley N° 29819 del 27 de diciembre del 2011
(277) Vide, más ai respecto, el análisis dogmático a dichas figuras delictivas.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 151
(287) A lonso de E sc am iu a , A. y otro; Reflexiones sobre las medidas penales para la protec
ción..,., cit.,
(288) Q ueralt J iménez, J.J. y otro; La Violencia de G énero:..., cit., p. 1198.
154 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. ELDERECHOPENALDELGÉNERO
Desde un punto de vista criminológico, S errano M aíllo escribe que
el género es una de las variables que más afecta a la vida personal de los
individuos. En efecto, como es bien fácil de comprender, ser hombre o mu
je r afecta las opciones de una persona puede tomar en su vida y también
su quehacer cotidiano. Más aun, la variable que correlaciona de forma más
sólida con la criminalidad es el género: frente a las mujeres, los hombres
cometen un porcentaje absolutamente desproporcionado de los delitos que
se cometen en una comunidad*2892 *. Este es un dato esencialmente criminoló
0
9
gico, pues la valoración que ha de efectuar el Derecho penal, para definir su
ámbito de intervención, se elabora desde distintos planos a saber.
Las conductas que el legislador las declara como «delictivas», parten de
un sustento legitimador- de uso general-: el acto, como conducción humana
que genera un estado de lesión y/o de puesta en peligro, de un bien jurídico pe
nalmente tutelado. Desde un aspecto estrictamente penal-sustantivo, el enfo
que de disvalor, se elabora desde el daño que la acción u omisión indica como
componente material, de ahí se procede a la descripción táctica y normativa
del comportamiento humano, con arreglo a un «Derecho Penal del Acto». Lle
vada dicha argumentación a los delitos de Homicidio y sus derivados, diríamos
que la estructuración típica de la conducta desplegada por el agente, tiene que
ver únicamente con el obrar atribuible a una persona, al margen de su sexo,
edad, raza u otro factor de orden social, económico u antropológico. Un asunto
es la contemplación criminológica y otra la penal, pues la primera de ellas, al
ser una ciencia explicativa, tiende a escudriñar en los factores que llevan a una
persona a delinquir así como a los procesos de victimización, mientras que la
segunda se encamina a valorar hechos (conductas), susceptibles de ser enca
jados en la cobertura normativa del tipo legal en cuestión.
Lo anotado, importa una descripción del deber ser de la ciencia penal,
que debe materializarse en la proyección de política criminal, sin embargo no
puede perderse de vista, que el legislador no en pocas ocasiones se sale de
dicho norte, para adentrarse en valoraciones, que de cuyo cuño, se constru
yen a partir de las posiciones sociales de los individuos (estereotiposJ*280* y,
ello, con mayor énfasis en estructuras sociales, donde el sexo femenino se
encontraba en una posición de inferioridad sobre el género masculino. Sien
do así, y resultando el legislador (hombre), quien definía mayoritariamente
la conducta penalmente prohibida, habría de conducir sus cauces bajo los
esquemas patriarcales, incidiendo en la tipificación de figuras delictivas, diri
(290) Z affaroni, apunta que los estereotipos son prefiguraciones negativas (prejuicios) de
determinada categoría de personas, que por apariencia o por conducta se tienen por
sospechosas. El portador de caracteres estereotipados corre mayor riesgo de selección
criminalizante que las otras personas; Estructura básica del Derecho Penal, c it, p. 23.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 155
gidas a patentizar roles y/o posturas sociales, v. gr.; los delitos sexuales son
una muestra palmaria de ello, máxime en las codificaciones penales de anta
ño, donde lo que se protegía era el «Honor Sexual», donde el delito de viola
ción sexual, -tenía ontológicamente hablando- al hombre como sujeto activo
y la mujer como sujeto pasivo, sólo desde una perspectiva heterosexual;
donde víctima, sólo podía ser aquella fémina, portadora de dicho honor se
xual, por lo que aquella que ya se había iniciados en la vida sexual así como
la prostituta y la consorte, no eran dignas de protección penal; así, se fijo un
delito propiamente encaminado a recoger una conducción social del hombre
del seductor, sólo pues el varón pbdía ser autor de este injusto penal al igual
que el denominado «Rufián», de aquel zángano que vive a costa del dinero
que su mujer gana merced a la actividad de la prostitución.
En definitiva, ha sido siempre el hombre que ha fijado los rumbos de la
política criminal del país, en tal medida la suerte de las mujeres en el proceso
de criminalización y de victimización de las conductas prohibidas, en base
a posturas y estigmas sociales. A la ciencia debe acusarse también, dicho
etiquetamiento social(291)2.
3
9
Dicho lo anterior, se tiene una legislación penal que no se le puede
denominar como neutra ai tomar en cuenta el género del autor, para definir
normativamente la conducción delictiva, dando lugar a un «Derecho Penal
del Género»; empero, las mutaciones en la sociedad así como ¡a apertura a
una visión más democrática del estado de las cosas, propicia cambios en el
plano normativo, pues con la actual normatividad penal, ya no puede decir
que el hombre no pueda ser sujeto pasivo de los delitos sexuales, sea desde
una postura homosexual o heterosexual, máxime con la reforma producida a
costa de la Ley N° 28251. En el caso del delito de Seducción, podría decirse
también lo mismo, en tanto la promesa de matrimonio®92*, ya no es la única
vía para la materialidad típica de dicha figura dei injusto, al margen de lo ob
soleto que resulta este delito, tomando en cuenta su carencia de materialidad
sustantiva y, en la hipótesis delictiva del Rufianismo, podría ensayarse que
la prostitución es una actividad comercial, a la cual ha ingresado también el
hombre, no obstante expresar un «Derecho Penal de Autor»®93*. Consecuen
temente, no resulta hoy en día correcto o dígase conforme a las garantías
materiales del Derecho penal, elucubrar un «Derecho Penal del Género», so-
bredimensionando la victimización de la mujer sobre el hombre, pues como
(291) A decir de S errano M aíllo , a las teorías criminológicas clásicas, se le acusa reflejar una
imagen machista de la mujer delincuente y de la mujer en general, de dar una imagen de
una mujer sumisa, pasiva e inferior; Introducción a la Criminología, cit., p. 405.
(29 2) Una sociedad -liberalizada sí se puede decir-, puede concebir perfectamente que sea
la mujer que proponga matrimonio a! hombre.
(293) Si la victima es un impúber, la conducción típica debe trasladarse y/o desplazarse a las
figuras delictivas contenidas en ios artículos 170° o 181° del CP.
156 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(2 9 4 ) Como expone G arcía-P aslos de M olina , dichos factores redam an, desde luego, un es
tudio individualizado -persona a persona- y han de ponerse en relación con cada tipo
concreto de delito. Pues la víctima potencial exhibe un riesgo mayor o menor -e s más
o menos vulnerable- con relación a determinados sucesos y no a otros. No existe un
riesgo genérico n¡ homogéneo sino un riesgo diferencial que varía con cada persona y
delito; Criminología, c it, p. 93.
(295) Sin embargo, para Faraldo C abana, en este caso ia desventaja proviene de su natural
vulnerabilidad construida socialmente a través de la imposición de modelos androcén-
tricos que se perpetúan por la inercia social; Razones para la introducción de la pers
pectiva de género..., c it, p. 91.
(296) Interesante la idea que esboza R. Felson -citado por S errano M aíllo -, quien a su jui
cio y contrariamente a los que propondrían posiciones feministas, la violencia contra
las mujeres no debería verse como algo único o como expresión de machismo, sino
simplemente como actos de violencia como otros cualquiera. Si como sabemos, los
hombres son más proclives a delinquir y a comportarse de modo violento que las mu
jeres, entonces es también de esperar que tos maridos sean más agresivos contra sus
esposas que al revés (...); Introducción a ia Criminología, cit., ps. 408-409.
(2 9 7 ) A d e c ir de M orillas C ueva, la v io le n c ia com o im p o te n te m a n ife sta ció n d e la d e sig u a ld a d
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 157
entre hombres y mujeres es una vieja y decrépita fórmula a la que han recurrido y toda
vía recurren determinados varones para mantenerse en unos privilegios absolutamente
rechazables a los que difícilmente podrían acceder de otra manera, como no sea a
través de ciertos componentes religiosos que sobre un más que dudoso fundamento de
tradiciones y reglas claramente conculcadoras de los más esenciales derechos huma
nos pretenden reducir a la mujer a un mero objeto al servicio del hombre; Valoración de
la Violencia de Género desde la ..., c it, ps. 1-2.
(298) Así M orillas C ueva, L.; Valoración de ¡a Violencia de Género desde ¡a perspectiva...,
c it, p. 6.
(299) Así, Q ueralt J iménez y otro, a¡ sostener que fa educación basada en la igualdad resulta
además fundamental en e! terreno de ta prevención del maltrato dirigido a la mujer.
Esta educación no debe finalizar sólo en los niños; sin solución de continuidad prosigue
con los mayores, por lo que se hace necesario el establecimiento de planes formativos
según los distintos niveles de intervención del personal que coordinadamente trabajan
para combatir este problema social; La Violencia de G énero:..., cit., p. 1201.
(300) Hassemer , alega -a l respecto, que el examen de los fundamentos penales de la par
ticipación de la víctima en el control social penal frente al delincuente muestra con
claridad que el sistema penal disocia la unidad de delincuente y víctima propugnada
por la Criminología; Fundamentos del Derecho Penal, cit., p. 92; no se pueden plantear
verdaderas soluciones a la violencia que tiene como víctima a la mujer, si es que no se
exam ina meticulosamente cuales son los factores que anidan en esta conflictividad, tal
como lo hemos venido sosteniendo.
(301) de M olina , A.; Criminología, cit., p. 116; Así, H errera M oreno, al apuntar
G arcía-P ablos
que el orden preventivo (criminológico, pues y extra-penal), la sociedad de las víctimas
también marca una pauta muy visible en las actuales estrategias en alza: la promoción
de campañas de prevención víctima!.-Así, planteamientos afines a los citados acerca de
158 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(304) P olaino -O rts, M.; cita d o p o r P olaino N avarrete, M.; instituciones de Derecho PenaL
Parte General, c it., p s. 70-71.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 159
4. MODIFICACIONESALARTÍCULO107° DELCP
De la nueva redacción normativa del artículo 107° de la codificación
punitiva, se tiene tres aspectos a saber: primero, la extensión de las relacio
nes de parentesco que pueden dar lugar a la configuración legal del delito
de Parricidio; segundo, la inclusión del llamado «Parricidio-Asesinato» como
circunstancia de agravación; y, tercero, la incorporación del delito de «Femi-
nicidio», desde un plano estrictamente denominativo.
En primera instancia, se tiene que el legislador ha querido darle una
cobertura «omnicomprensiva» á la figura delictiva contenida en el artículo
107° del CP, mediando la inclusión de nuevos supuestos de hechos, que
pueden dar lugar al delito de Parricidio. A tal efecto, es que se ha procedido
a normar, que la relación de la pareja criminal -de parentesco-, puede exten
derse: a quien ha sido su cónyuge o quien esté sosteniendo o haya sosteni
do una relación análoga (.. J; esto es, se define una vinculación parental que
no necesariamente debe estar vigente en el momento de los hechos, pues
puede tratarse del ex cónyuge, asimismo se da el encaje a relaciones senti
mentales no revestidas de un reconocimiento legal -aparte del concubinato,
ahora llamado «convivencia»-, en cuanto a cualquier otro tipo de relación
similar, bajo una cláusula abierta, que a primera vista supone una flagrante
lesión al principio de legalidad, en su vertiente de lex certa (mandato de
determinación). De esta forma, se ingresa a un campo muy incierto de des
valoración, pues se presume que en estos casos, la perpetración del injusto
se acomete merced a una relación ventajosa que sólo puede otorgar la con
vivencia u otras, como la dependencia económica, que puede darse en una
pareja que se ha separado (sea de hecho o de derecho). Mas en realidad,
como lo hemos sostenido en otros apartados dogmáticos, el mayor reproche
radica en una reprobación ético-social; para la acreditación de este injusto
penal no se necesita comprobar que el agente cometió el hecho punible en
base a una relación de superioridad; v. gr., el joven de 18 años que mata a su
padre de 38 años, de forma directa con un disparo de arma de fuego.
En principio, la mencionada «relación de parentesco», habría de ser
definida mediano la remisión a las instituciones familiares reguladas en el
Código Civil, en la cual el concubinato estaba también comprendido; em
pero, la nueva redacción normativa, hace alusión a relaciones familiares
caducas -s i se quiere decir-, pues los ex cónyuges y ex convivientes, tam
bién son objeto de tutela jurídico-penal por el artículo 107° del CP. Es sabi
do, que las agresiones domésticas, toman lugar incluso cuando ya no hay
convivencia de la pareja, basta que exista aún el vínculo de padres -p o r los
hijos-, para mantener un contacto, que algunas veces, virtud de los celos,
del egoísmo o del machísimo exacerbado, hacen del hombre un ser peligro
so, capaz de provocar estados de violencia insospechados. La decisión de
la mujer de no seguir adelante con la relación -separación de hecho o a
un divorcio-, de saber el varón que la ex esposa tiene una nueva relación
160 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
orden de ideas, podría ser visto como un Parricidio. A este nivel, estimamos
dejar en claro, que debe referirse a una vinculación amorosa y/o afectiva,
que cuenta con cierta materialidad, en tal medida las relaciones sentimen
tales idílicas así como las no correspondidas, han de ser excluidas del
ámbito de protección penal; v. gr, el varón que no es correspondido por la
dama que corteja y así la mata, sérá un Homicidio y/o Asesinato, pero no
el delito -in com ento-.
Si vamos más allá en las relaciones amorosas que pueden acontecer
en la realidad social, se advierte también a las que implican una infidelidad
de ja pareja, de quien está casado y tiene relaciones con persona ajena a
su consorte; desde un baremo esencialmente ético, se diría que esta inclu
sión resulta inaceptable, pero si lo que pretende la reforma, es de ejercer
una tutela intensificada de toda aquella persona que puede ser objeto de
homicidio de manos de su pareja, no podría excluirse dicha hipótesis, desde
una plataforma democrática y conforme el dato criminológico. No creemos
que en dichas relaciones -extra-m aritales-, no se presentes agresiones, otra
cosa es la cifra negra de la criminalidad, cuando lesiones se trata, mas los
celos u otro tipo de factores de riesgo, puede aparecer en esta relación y,
así uno de ellos ultimar a la otra; por lo que sujeto activo puede ser tanto un
hombre como una mujer, sea desde una postura sexual heterosexual y/o
homosexual, según el principio de igualdad.
En puridad, acá podrían entrar a tallar otro tipo de vinculaciones afec
tivas, como el compadrazgo, el entenado u otros, lo que ya se encargará
la jurisprudencia de fijar su alcance y contenido, que de acuerdo a nuestro
parecer, dicha cláusula por analogía debería ser eliminada desde una pers
pectiva de lege ferenda.
Ahora bien, la reforma ha significado también, la incorporación del lla
mado «Parricidio-Asesinato»; en otros trabajos, advertimos y acusamos de
innecesaria la tipificación del tipo legal contenido en el artículo 107° del CP,
no sólo por los motivos -antes postulados-, sino también por los problemas
interpretativos que se generan con el artículo 108° del CP (“Asesinato”), pues
muchas veces, la muerte de un pariente por parte de! agente, viene premunida
de una serie de factores y/o circunstancias, que lo convierten en un verdadero
Asesinato, al ser cometido deforma alevosa, habiendo recibido un precio para
matar a su madre y/o esposa, sin ningún motivo (por ferocidad o por placer)
o para facilitar y/o ocultar otro delito*305*, lo que incidía en negar de plano una
tipificación simultánea por ambas figuras delictivas, so pena de vulnerar el
principio del non bis in Ídem material, en tanto solo había una muerte.
(305) Primero ultraja sexualmente a su esposa con violencia y, luego la asesina, para ocultar
la violación.
162 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(306) El hermano de la víctima, que contrata a un sicario mediando precio, para que ie de
muerte a su pariente, es un instigador, de la modalidad típica de Asesinato y, nunca de
Parricidio, en tanto el ejecutor material dei delito no tiene relación de parentesco alguna
con la victima.
(307) Identificabie desde la dación de este cuerpo de leyes.
(308) Una situación similar acontecía con las modalidades del injusto de terrorismo, contem
plados en el artículo 3° dei DL N° 25475, que fuera subsanado con la dación del artículo
2° dei Decreto Legislativo N° 921.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 163
tado interpretando de forma sistemática con el artículo 29° {in fine), que la
pena máxima es de 35 años, mas ello no es suficiente para colmar las exi
gencias de dicho criterio rector del ius puniendiestatal. Los presupuestos de
«motivación» y de «garantía», requieren que el marco penal se encuentre
expresamente definido en su marco temporal mínimo y máximo, con arreglo
al principio de culpabilidad, que ha de tomarse en cuenta en el proceso de
«determinación e individualización de la pena».
AMODODECONCLUSIÓN
Como epílogo del presente estudio, no cabe más que reforzar la idea
que la «Violencia de Género», constituye una lacra social, que aún se man
tiene en estructuras sociales -com o la peruana-, donde aún imperan po
siciones y posturas sexistas, basadas en la trasnochada e infeliz idea de
la superioridad del hombre sobre la mujer, en base a un anacrónico “ma-
chismo”, que lastimosamente -d e cim o s- es cultivado por ciertos sectores
de la población peruana. Es así, que se manifiesta una dramática realidad,
donde no pocas mujeres son objeto de una permanente e incesante agre
sión de todo tipo, que en algunos casos tiene como desenlace la muerte
de la víctima. Sin duda, dichos hechos de violencia extrema, generan una
alarma generalizada, que para algunas agrupaciones de feministas y otros,
supone la necesidad de utilizar de forma más intensa, los brazos preventivos
y represivos del Derecho penal y, para ello se flamea la bandera de la igual
dad, incidiendo en un «Derecho Penal del Género», trayendo a colación la
penaiización de figuras -com o el Feminicidio*309*-, que en vez de solucionar
ia evidente discriminación que sufre la mujer, la hace ver como una persona
sumisa, en un plano de inferioridad sobre el hombre, lo cual resulta inacepta
ble y desdeñable desde cualquier punto de vista; esto a su vez desencadena
la deslegitimación del derecho punitivo, al tomar lugar una desvinculación de
sus fundamentos programáticos*310*.
Que el Derecho penal ocupa un rol fundamental en tas agresiones
que toman lugar en el ámbito doméstico, no lo ponemos en cuestionamien-
to, pues para ello se puede acudir con toda seguridad, a los delitos de Le
siones, Asesinato y otros afines; lo que sí reparamos, es que se pretende
creer o hacer creer a la población, que mediante la utilización intensificada
de la norma jurídico-penal, se va a desterrar todo viso de violencia sobre la
mujer, es un total despropósito, puesto que la verdadera prevención de es
tas conductas disvaliosas, discurre por otros torrentes, por otros cauces, por
medidas efectivas, en el marco de la política social del Estado, basadas en
la educación, en la cultura y el aprendizaje desde la infancia, teniendo como
sedes naturales a la familia y a la escuela, a lo cual debe aparejarse la difu
sión de los valores democráticos a la población -e n todos sus segmentos-,
en cuanto a fa conculcar los dictados de una verdadera igualdad de género
así como de concientizar a todas las damas, de que no son ningún objeto del
hombre, de que la relación conyugal o de convivencia, no le otorga ningún
derecho al varón para hacer uso de la violencia y viceversa, por (o que ante
la primera agresión, debe denunciar el hecho ante las autoridades estatales
competentes.
Las medidas legislativas y procedimentales, -escribe M orillas C ueva-,
no pueden ser presentadas como la panacea que ha de solucionar el con
flicto. No es así, la prioridad son las políticas sociales previas, las acciones
educativas y las firmes inversiones para atenuar los efectos de semejantes
conductas. Y si no es así para el Ordenamiento jurídico en general menos
lo es para el Derecho penal que se presenta como la ultima ratio entre los
diversos sectores jurídicos (...)<311).
La mujer hoy en día, ocupa un a posición protagónica en la sociedad,
como madre, profesional, política, como forjadora de una sociedad igualita
ria, por lo que no necesita de más Derecho penal, para lograr que la ansiada
igualdad adquiera contornos -en puridad materiales-. Es así, que construi
remos una sociedad de respeto por la mujer, a quien tanto amamos, por
la sencilla razón, de que sí no fuera por ella no estaríamos en este mundo
terrenal, de manera que el verdadero homenaje al sexo femenino, pasa por
garantizar él rol que debe ocupar en una sociedad respetuosa de los valores
democráticos más esenciales y no construyendo figura delictivas basadas
en el «Género».
(311) M orillas C ueva, L.; Valoración de ia Violencia de Género desde fa perspectiva..., c it, p.
18.
Título i: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 165
1. APUNTESPRELIMINARES
Las muertes de mujeres en manos de los hombres, han alcanzado
cifras espeluznantes en los últimos tiempos en el Perú, es decir, Ea estadís
tica criminal del delito de «Feminicidio», ha aumentado de forma ostensible
y significativa, lo cual es sobredimensionado con especial morbo, por parte
de los medios de comunicación social y tas tribunas políticas, con el afán
de generar una sensación de miedo y de inseguridad en toda la población
femenina3 (313). En definitiva, los homicidios a golpes que se producen en el
2
1
(312) Artículo modificado por el Artículo 1 de la Ley N° 30819, publicada el 13 julio 2018.
(313) Ello no obsta en reconocer, que desde siempre, se han producido este tipo de agresio
nes y muertes, teniendo como sujeto pasivo en la mujer, en e! marco de un contexto
familiar, y que tal vez, al no haber concitado el interés, que hoy tomado dicha proble
166 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
mática, es que haya provocado que la realidad criminológica sea puesta a! descubierto
por la prensa y por las agencias estatales involucradas en la persecución, juzgamiento
y sanción de tales crímenes.
(314) Z affaroni, E.R.; La palabra de los muertos. Conferencia de Crim inología Cautelar,
EDIAR, Buenos-Aires, Argentina, cit., p. 365.
(315) Lo mágico, dice Z affaroni, es la especial idea de !a causalidad que se usa para canali
zar la venganza contra determinados grupos humanos; La palabra de los muertos, c it,
p. 365.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 167
(319) Así, U gaz H eudebert, J.D .; El delito de Feminícidio en el Perú: ¿Excesiva victimtzación
de la mujer?. En: Feminícidio y Discriminación Positiva en Derecho Penal. ARA Edito
res, c it, p. 157.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 169
(320) Vide, al respecto, M uñoz C onde R; Edm und M e zg e ry e l D erecho Penal de su tiem po,
Tirant Lo Blartch, Valencia, 2000, cit., ps. 45-46.
170 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(321) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, c it,
ps. 519-535.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 171
(322) A niyar de C astro , L ; Criminología de los Derechos Humanos, cit., ps. 272-272.
(324) A niyar de C astro , L.; Criminología de los Derechos Humanos, cit., p. 274.
172 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
víctim a a partir del perjuicio del infractor contra el estatus actual o percepción
de esta(325).
Quien procede a matar a su pareja o ex pareja, no lo hace porque es
una mujer, sino porque no soporta la idea de que lo dejen, que le hayan sido
infiel(326)3
7o de que ésta pueda estar con otra persona; máxime, si la pareja
2
puede ser del mismo sexo y esto implica, que autor del Feminicidío puede
ser otra mujer y, esto es algo que el legislador ni siquiera se le paso por la
cabeza,
S i se quiere reglar un delito de odio, se requiere que la conducta típica
esté dirigida contra una raza, etnía ó género; donde el bien jurídico trasvasa
un orden individual, para penetrar en la colectividad, de suerte que sería una
variante de crímenes contra la Humanidad. Así, es de verse, del inciso 4 del
artículo 80 del CP argentino y la Ley 23.592 (odio contra una raza). En pa
labras de Z affaroni, la víctima, como individuo, tiene poca importancia. Sim
plemente, es el individuo que da en el estereotipo y, a través de la lesión del
sujeto, lo que se quiere es mandar un mensaje a todo el grupo o colectividad,
a todos los que presenten las mismas características del sujeto agredido*327*.
Vemos así, que las diversas numerales, que el legislador ha procedido
reglar en todo lo ancho del artículo 108°-B, define una particular forma de
normar un tipo penal del injusto, al advertirse una serie de circunstancias,
de «contextos», en los cuales ha de tomar lugar el Asesinato de la mujer, lo
cual importa una descripción sui-generís, es decir, no es acostumbrado que
se describa normativamente la variedad de situaciones en que toma lugar la
perpetración del hecho punible; y, esto es así, en la medida que la compasión
típica no puede recoger los múltiples contextos, en que se desenvuelve el
evento delictivo, es una meta imposible realizar, pues a! inclinarse a dicha
opción, se asume el gran riesgo, de dejar vacíos normativos, con ello abrir
grietas de impunidad, que no pueden ser cubiertas por el operador jurídico,
so pena de vulnerar el principio de legalidad (/ex strícta).
Pensamos, que hubiese sido suficiente, con describir solamente la si
tuación de la mujer como sujeto pasivo, y, bueno el tema de las circunstan
cias de agravación, pasa por un análisis por separado; máxime, si como se
ha venido sosteniendo, por lo general esta conducta delictuosa, acontece en
el seno familiar, por lo que la indicación del numeral 1: «Violencia familiar»,
resulta innecesaria así como de regular contextos que tienen que ver con la
comisión de otros delitos (sexuales).
(325) Z affaroni, E.R.; io s delitos de odio (discurso), martes, 21 de agosto del 2007, cit., p. 2.
(326) Una mujer por los mismos motivos, también puede darle muerte al hombre, a su pareja;
situación que también acontece en ia realidad, pero esto si se produjese con mayor
frecuencia, podría augurar un delito de Hombricidio, algo apocalíptico e impensable.
(327) Z affaroni, E.R.; Los delitos de odió, cit., p. 1.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 173
3. CONTEXTOSDELICTIVOS DELFEMINICIDIO
Cuando la muerte de la mujer (sujeto pasivo), toma lugar en un con
texto de «Violencia familiar»; el artículo 2o del TUO de Ea Ley N° 26260, mo
dificado por la Ley N° 29282, publicada el 27 de noviembre del 2008, define
a la Violencia Familiar, como: “cualquier acción u omisión que cause daño
físico o psicológico, maltrato sin lesión, inclusive la amenaza o coacciones
graves y/o reiteradas, así como la violencia sexual que se produzcan entre:
cónyuges, convivientes, ascendientes, descendientes, parientes colaterales
hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; o quienes
habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones contractuales
o laborales\ Entonces, antes de que acaezca el Asesinato de la fémina, ha
de identificarse un acto propio de maltrato físico o psicológico, que no im
porte un acto típico del delito de Lesiones, y en este contexto, propiamente
tomar lugar la muerte del sujeto pasivo; v. gr., por lo general, ha de constar
denuncias interpuestas por la mujer, ante la Comisaría del sector, por Violen
cia familiar; aunque no puede descartarse, que en un mismo acto de maltrato
familiar, sobrevenga la muerte de la víctima. Si es que el agente le dio muerte
a la mujer, sin mediar dicha circunstancia, y no concurriendo las hipótesis
recogidas en los numerales 2) y 3), se podrá aplicar el inc. 4), siempre que
se pueda acreditar, que el Asesinato, tomo lugar en una situación de discri
minación de género.
Como lo decíamos antes, se es seguro que la agraviada de este delito,
ha de serlo únicamente una «mujer», mas no se puede afirmar lo mismo,
con respecto al autor del injusto penal; vemos de la redacción normativa de
la Ley N° 26260, que la Violencia Familiar, puede producirse también, entre:
ascendientes, descendientes, parientes colaterales hasta el cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad; esto quiere decir, que la hija, la sobri
na, la prima, puede dar muerte, a su madre, a su tía, e igual, se tendría que
aplicar este delito. Con ello nos damos cuenta, de que el empleo instrumental
del Derecho penal, puede llegar a resultados político criminalmente insatis
factorios, cuando por ejemplo, la madre o el padre que mata a su hijo de dos
meses de nacido (bebe), recibe una pena menor a la fijada en el artículo
108-B, a menos que concurra una de las agravantes previstas en el artículo
108°, pero nunca podrá ser sancionado con pena de cadena perpetua o con
una pena no menor de 25 años de ppl, aun cuando concurran alguna de las
circunstancias regladas en el segundo listado del articulado - in examine-,
máxime, cuando la madre es injustamente beneficiada con la morigeración
de la pena, contemplada en el artículo 110° del CP; y vaya que un bebe re
cién nacido es una persona mucho más vulnerable que una mujer de veinte
años de edad. Así, advertimos una serie de incongruencias, que son produc
to de una legislación fragmentada de la realidad social.
Coacción, hostigamiento o acoso sexual; la primera circunstancia re
gulada, importa identificar una acto de vis compulsiva sobre la víctima, en
174 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
cuanto a constreñir la voluntad del sujeto pasivo, as realizar una acto que la
ley no exige realizar o que ésta prohíbe; precisamente, si el agente quiere
asegurarse el éxito de su plan criminal, lo que hace primero, es obligar a
que el sujeto pasivo se quede en un cierto lugar o que no pida auxilio, y así
proceder a su muerte. Sobre este punto cabría dos cosas a decir: - primero,
que sería el medio que utiliza el agente para cometer el delito, no haciendo
alusión por tanto a un contexto determinado y, segundo, que una situación
descrita puede ser resuelta, vía un Concurso real de delitos, del artículo 107°
con el artículo 151° del CP.
Por su parte el «hostigamiento o acoso sexual», importa aquellas for
mas de presión sexual que se dan en determinados ámbitos, en ios que se
desarrollan relaciones de preeminencia implícitas (trabajo, colegio, univer
sidad, etc.), y que genera, como consecuencia que el sujeto pasivo se vea
compelido a tolerar presiones, para permanecer o progresar en dichos ám
bitos028*; de tal manera, que las presiones surgen a partir de ciertos ámbitos
de dominio social (relación laboral “vertical”), donde el superior se aprove
cha de su puesto para obtener favores sexuales del subordinado; pero esta
presión debe manifestarse en actos concretos: a.-Con invitaciones a salir,
almuerzos, tocamientos, acercamientos corporales u otros y, b.- Que de la
negativa de la subordinada (sujeto pasivo), se desencadenen consecuencias
perjudiciales en el ámbito laboral: traslado a otras oficinas, incumplimiento de
pago, sabotajes en las tareas propias de la actividad laboral, trato hostil, etc.
Al margen de entender, que el «acoso sexual», no constituye per se
un acto constitutivo de delito, no hay que perder de vista que esta conducta
«socialmente negativa», sería -en todo caso-, un paso previo a un delito de
contenido sexual y no a un Asesinato, por lo que el contexto descrito, no en
cuentra correspondencia con la naturaleza del tipo penal -in comento-;
En este numeral, se manifiesta claramente la desvinculación de la re
lación de parentesco -propia del Parricidio-, que debe subyacer entre el autor
y su víctima; una unívoca intención de extender el ámbito de punición, lo que
significa desnaturalizar la esencia de este injusto penal, catalogándolo como
una especie de delito de «odio o discriminación».
Abuso de poder; confianza o de cualquier otra posición o relación que
le confiera autoridad al agente; si es la relación de pareja, la que debería de
finir formalmente el delito de Feminicidio, basado en el matrimonio o relación
convivencia! (concubinato), es ésta misma, la que otorga (supuestamente),
una relación de autoridad (sólo aquellas que están realidad subyugadas, so
metidas a la decisión de su pareja029*) sobre la mujer, de manera hubiese3 9
8
2
(330) G arcía -P elayo y G ross , Ramón. Diccionario Larousse, manual ilustrado, cit., p. 308;
Osorio, Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas y Sociales, cit., p. 258.
(331) Real Academia Española de la Lengua. Diccionario de la lengua española. 1t; 20a, ed.;
Madrid, España: Ed. Espacalpesa, 1984. Real Academia Española de la Lengua. Dic
cionario de la lengua española. 2 t, 21a, ed.; Madrid, España: (s.e.), 1992, c it, p. 318.
176 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
agente de seguridad dei casino, forcejea con la chica, que no acepta ser
discriminada, y en este discurrir, se le escapa un tiro al primero, ocasionando
la muerte de la dama; este resultado lesivo no podría ser calificado como
Fmenicídio, pues dicho injusto penal reclama el dolo en la esfera subjetiva
del injusto, rechazando su versión por imprudencia, en estricto y escrupuloso
respeto al principio de legalidad.
Siendo así, desde un plano criminológico, difícilmente se dará este
contexto de Feminicidio; a menos, que encontremos a un psicótico, que a
mansalva dispare a una mujer, en una situación que puede ser reputada
como «discriminatoria».
debió fijar una edad por debajo de los catorce años de edad. No es lo mismo
dar muerte a un niño de cinco años, que a un adolescente de 14, pues el
primero revela una vulnerabilidad mucho mayor, que es lo que sustentaría
esta circunstancia de mayor pena. Y, acá entramos en lo que señalamos
líneas atrás, sería inexplicable que solo la niña de diez años, que es asesi
nada reciba esta protección normativa y no el niño de la misma edad; a esto
debe añadirse, que ante infantes, el Feminicidio no encuentra sustentación
alguna, en tanto el autor de este injusto penal, lo será siempre la pareja del
sujeto pasivo.
Lo que debe agregarse a este nivel de la sustentación teórica, es que
el agente debe saber que está dando muerte a una mujer, que es menor de
edad, si este se equivoca, y cree que es ya adulta, merced a su portentosa
anatomía, tendrá que admitirse el Error de Tipo, y sancionarse por el tipo
base.
Si la victima se encontraba en estado de gestación; Mujeres en estado
de «gravidez», serán todas aquellas féminas que se encuentran en estado
de gestación, una vez que e! óvulo fecundado se ha implantando en la pared
uterina de la mujer. El estado de gestación importa todo un proceso que cul
mina antes de los nueve meses, con la expulsión del nasciturus del cuerpo
de su madre, sea de forma inducida y/o natural; siendo que recién a partir
del tercer mes, -cuando ya se está ante un feto-, que adquiere visibilidad
la barriga de la gestante, antes de ello es muy difícil de advertir tal situa
ción fisiológica. Cuestión que incide en la aplicación de esta circunstancia
de agravación; en el sentido, de que el agente debe saber que la mujer, -a
la cual esta dando muerte-, se encuentra en estado de gravidez, según el
componente cognitivo del dolo. De manera, que si por ejemplo, la víctima
tiene un solo mes de gestación, es muy difícil de aplicar válidamente esta
circunstancia de agravación, a menos que el agente sea pariente del sujeto
pasivo u tenga con ella una relación cercana, que le haya permitido saber
que estaba embarazada, lo que sucederá -p o r lo general-, cuando se está
en un contexto de «Violencia familiar».S
i
Si la victima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente;
dicha modalidad del injusto agravado, evoca el contexto que se hace alusión
en el inc. 3) del primer listado, en la medida que es la relación de guarda y/o
cuidado, que le confiere al agente, una relación de «confianza o autoridad».
En esta situación, se advierte una víctima, que no se corresponde con el
prototipo característico del Feminicidio, en el sentido de que el perfil de ésta,
es ser pareja o ex-pareja del agresor, y no la hija, la sobrina, la prima menor
del autor del injusto; acá también recala, la relación de guarda, que sería de
los infantes (niños), que se encuentran bajo la custodia del profesor (a), de
las encargas del nido, de la guardería. En tal entendido, estamos ante una
víctima, que responde a un impúber, donde la reforzada protección punitiva
sólo la tendría la niña y no el niño, algo injusto, si es que asumimos la idea,
178 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(332) Vide, P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. IV.
(333) Cfr., P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, T. f, c it, ps. 624-632.
180 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Como todo Asesinato, su acriminación está supeditada al dolo del
autor, conciencia y voluntad de realización típica; el agente emprende una
conducta, sabiendo que está dando muerte a su víctima (una mujer), bajo
los contextos descritos en el primer listado, contenido en los contornos nor
mativos del artículo 108°-B del CP. Entonces, el elemento «cognoscitivo»
del dolo, debe abarcar todos los elementos constitutivos del tipo penal, entre
éstos el sexo de la víctima y los contextos descritos en el articulado; es tal
efecto, que admitimos de punición del dolo eventual, mas descartado de pla
no, la modalidad culposa.
Según lo anotado, puede darse un «Error de tipo», cuando el autor
piensa que está dando muerte a un hombre y da en el blanco de una mujer,
es decir, las características físicas de ésta la hacen ver como un varón, de
manera que este equívoco impediría la acriminación por este delito, debien
do ser aplicado el tipo penal de Homicidio y/o Asesinato, dependiendo de las
características del caso en particular.
Cosa curiosa sucede al revés, cuando el agente, piensa erróneamente
que está dando muerte a una mujer, y en realidad mata a un hombre, nos re
ferimos a los travestís, que se visten como damas, pero aun conservan toda
la fisonomía masculina, lo determinaría un error ¡n persona, que también
tendría que ser penalizado como un Asesinato; no olvidemos que los compo
nentes subjetivos deben coincidir plenamente con los componentes objetivos
y así dar por afirmada la tipicidad penal de la conducta.
Asparte del dolo no se exige un elemento subjetivo de naturaleza tras
cendente, pues el propósito del agente, de eliminar a toda representante del
182 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
6. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
La perfección delictiva del delito de Feminicidió, viene definido por la
muerte de la víctima (mujer), por lo que al ser un tipo penal de resultado, se
adm ite el delito tentado, siempre y cuando se esté una conducta y/o com
portamiento, objetivamente idóneo, para alcanzar dicho estado de desvalor,
según los componentes normativos, recogidos en el artículo 16° del CP..
7. LAREFORMADELTIPOPENALDEFEMINICIDIO- DECRETOLE
GISLATIVON°1323
La sociedad peruana se ve desangrada ante execrables actos que
son puestos a la luz por los medios de comunicación y por los órganos de
persecución penal, no son pocas mujeres en el Perú que son ultimadas por
sus parejas, por razones que no pueden ser comprendidas, menosjustificadas
por la razón humana. Las estadísticas criminales van en aumento, se
producen mayores tasas de incidencia delictiva del delito de «Feminicidió»,
cuya denominación obedece más a motivos de orden criminológico que
estrictamente penal-sustantivo(334). Cifras que desnudan el fracaso de una
política criminal más llevada al castigo y a la pena, que a un verdadero plano
de prevención delictiva.
En el 2012, según el Ministerio de la Mujer, se registraron 174 casos de
feminicidió o en grado de tentativa; el 2015 la cifra habría aumentado a 293
casos y en el caso del 2016, se habrían reportado 172 casos. De la región
latinoamericana estaríamos en el primer puesto, junto con Bolivia, con res
pecto al grado de incidencia delictiva contra la mujer. Según la investigación,
8. DELAREFORMAENPARTICULAR
Inc. 1.» «Si la víctima es menor de edad o adulta mayor»; uno de ios
postulados de la reforma normativa en estos delitos, es la de extender
la calidad de sujeto pasivo a otras personas, como se desprende de
los delitos de lesiones, en el análisis -que nos ocupa- la calidad de
ofendido, a efectos de definir la concurrencia de la circunstancia de
agravación en el delito de feminicio. Ahora, el mayor desvalor de la
conducta no solo involucra a una menor de edad, sino también a una
mujer mayor de 65 años de edad = «adulto mayor». La justificación
habría que encontrarla en el estado de vulnerabilidad que dichas
personas presentan, la avanzada edad, deviene en un debilitamiento
de las facultades psico-cognitivas-físicas, la cual la hace en presa fácil
de un asesinato, bajo las características que se detallan en ei artículo
108°-B del CP. Sentido similar siguió la ley penal, en el marco de los
delitos patrimoniales, vía la dación de la Ley N° 30076.
Inc. 6.- «Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas
o cualquier tipo de explotación humana»; es una necesidad de toda
técnica legislativa cautelar la sistematicidad normativa entre las
diversas figuras delictivas comprendidas en las titulaciones de Ea
codificación penal. Se tiene del mismo Decreto Legislativo N° 1323,
la incorporación de los artículos 153-B, 153-C y 153-D al CP, dando
lugar a los delitos de «Explotación» en sus diversas manifestaciones
típicas. En el marco de las figuras delictivas de Trata de personas,
se había dejado un vacío legal, en cuanto a los actos propiamente
de explotación («esclavitud humana»), que aparecen una vez que la
víctima ha sido captada y traslada dentro o fuera del territorio nacional.
Una cosa es la labor del captador, del tratante y, otra muy distinta la
del explotador, actividad que se encamina a someter al sujeto pasivo;
a un estado de degradación humana, mediando actos,de explotación 3 5
9. MODIFICATORIA- LEYIsT30819
La Ley tiene un trasfondo criminológico muy propio de nuestra realidad
nacional, enrostra una cifra de la criminalidad, de asesinatos a mujeres que
va en aumento, una crudeza delincuencial que se muestra todos los días en
los titulares de los medios de comunicación, dando cuenta de más damas
que son objeto de estos horrendos feminicidios, poniendo al desnudo un
perfil criminológico digno de estudios científicos psicológicos y psiquiátricos
más profundos. No vamos a decir, lo que siempre sostenemos sobre este
flagelo social, de esta violencia patriarcal generadora de repudio y estupor
social, de que solo haciendo uso de más y más Derecho penal se logrará
ese legítimo cometido, de evitar que más mujeres peruanas o extranjeras
sean ultimadas por su pareja o ex pareja, o por un tercero despiadado que
procede a matarla, por el solo hecho de no haber correspondido a su pro
puesta sexual u amorosa, La prevención, la real contención de este grave
problemática, requiere de estrategias político sociales de todo alcance; pero
bueno, igual se acude a las redes portentosas del derecho punitivo, a su raíz
retributiva y a sus efectos socio-promocionales hacia el colectivo, se advierte
ello cuando en la premisa discursiva de la Ley N° 30819, se indica la teleo
logía de: «ampliar la protección penal para los casos de violencia contra las
186 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(336) Reátegui Sánchez, J.; Derecho Penal. P arte Especial, c it, p. 142.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 187
10. AMODODECONCLUSIÓN
La inclusión del artículo 108°-B del CP, al glosario punitivo, no es más
que una expresión de un simbolismo normativo, cargado de una fuerte do
sis de ideologización, donde son los criterios sexistas, propios de culturas -
como la peruana-, lo que arrastran estas penalizaciones; que si bien recogen
datos criminológicos certeros, en cuanto a una estadística que muestra de
forma perpleja, que cada vez son más las mujeres peruanas, que son asesi
nadas en manos de su pareja o expareja.
Cuando se procede a penalizar un determinado comportamiento, debe
auscultarse con detenimiento, si es que existen ya otras figuras delictivas,
susceptibles de recogerlos, según la ratio de las mismas; cosa que no ha
hecho el legislador, sabedores que el tipo penal de Asesinato así como el
de Parricidio, luego de su modificación por parte de la sanción de la Ley
N° 29819 de diciembre del 2011, pueden encajar sin ningún problema dichas
conductas; lo que pasa es que el legislador quiere justificar una penalidad
de contornos más intensos (pena de cadena perpetua), por eso apela al
discurso discriminador de la mujer por el hombre y así, legisla, sobre una
aparente debilidad de ¡a mujer ante el varón, que en vez de reivindicarla, la
denigra como persona; en otras palabras de una superioridad*340*, que tras
vasa la realidad social, que aún probado ello, no consideramos un factor, que
no pueda ser imbricado en las hipótesis del Asesinato*3413 *. Con ello se deja
2
4
de lado, el evidente entrecruzamiento normativo entre el artículo 108°-B y el
delito de Parricidio, pues como el lector ha tenido la oportunidad de adver
tir, en el primero, también puede identificarse una relación de pareja, en el
marco de la denominada «Violencia Familiar» así como en el caso del abuso
del poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le conñera
autoridad al agente{342}, lo que coloca en una encrucijada al operador jurídico,
en pos de elegir la figura delictiva más correcta, problema difícil de dilucidar.
Finalmente, se despoja de todo viso de racionalidad, el ya discu
tible mayor desvalor del Feminicidio, al dejar de lado la relación afectiva,
sentimental, de parentesco, que ha de verse entre la pareja criminal, para
construir normativamente un delito basado estrictamente en el sexo de los
mismos, por eso, acudimos a la denominación del delito de odio*343**344*, por
el solo de ser mujer, lo cual desborda toda la materialidad, de un injusto
(3 4 0 ) A sí, P olaino -O rts, M.; Discriminación Positiva y Violencia contra la Mujer. La Legitima -
ción de un Enemigo de Género. En: Feminicidio y Discriminación Positiva en Derecho
Penal, ARA Editores, cit., p. 52.
(3 4 1 ) Para P olaino -O rts, (...) que la conducta del varón sea manifestación de la discrimina
ción de la mujer, de aprovechamiento de ia situación de desigualdad de la victima de
las relaciones de poder y machismo de los hombres sobre las mujeres, constituye un
factor agravación que no puede presuponerse, alegremente sin más, sino que ha de
ser acreditado fehacientemente, máxime, porque va a ser reprochado penalmente al
autor sobre (a base del principio de culpabilidad (responsabilidad penal personal, c it, p.
42.
(3 4 2 ) Lo cual se observa claramente en una serie de relaciones de parentesco, como de
descendientes a ascendientes.
(3 4 3 ) Entonces, como anota P olaino -O rts, se está imputando ai hombre in concreto la mal
dad dei hombre in genere, algo inédito en ia historia dei Derecho penal, cit., p. 44.
(3 4 4 ) Distanciándolo de cierta forma -asi-, dei tipo penal de Parricidio.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 189
PREÁMBULO
Si tiempo atrás indicamos que la inseguridad ciudadana en el Perú, no
era como se dijo -una mera percepción subjetiva de ia p o b la c ió n sino una
realidad insoslayable; ahora, tenemos la lectura de una extrema violencia,
en cuanto a una incidencia criminal que desborda todo margen de razonabili-
dad. Situación que ha llevado a algunas comunidades como San Juan de Lu-
rigancho, a demandar a las autoridades, la salida a las calles de fas Fuerzas
Armadas, luego de viles Asesinatos, teniendo como víctimas a ciudadanos
inocentes, quienes previamente fueron objeto de extorsiones por parte de
estos avezados delincuentes.
Descripción del estado de tas cosas, que se agudiza, merced a una
delincuencia que comete los crímenes más execrables a la vista y paciencia
de las personas, sin el temor de ser identificados o aprehendidos por los
custodios del orden. Entre estos actos antijurídicos, destacan los Asesinatos
(348) De conformidad con la Primera Disposición Complementada Final del Decreto Legislati
vo N.° 1181, publicado el 27 julio 2015, queda prohibido el derecho de gracia, am nistía,
indulto y conmutación de la pena para los delitos previstos en ei presente artículo.
(349) De conformidad con el Numeral 1 de la Segunda Disposición Complementaria Final del
Decreto Legislativo N,° 1181, publicado el 27 julio 2015, se prohíbe los beneficios de
semílibertad y liberación condicional a los sentenciados bajo ios alcances del presente
artículo.
(350) De conformidad con el Numeral 2 de la Segunda Disposición Complementaria Final del
Decreto Legislativo N.° 1181, publicado el 27 julio 2015, se dispone que en los casos
señalados en el párrafo anterior de la citada disposición sólo se les aplicará la reden
ción de pena por trabajo o educación en la modalidad del siete por uno.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 191
(351) Vide, P eña C abrera F reyre, A .R .; Derecho Penal. Parte General, 5ta. edición, T. II, 2015,
c it, ps. 605-610.
192 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
tiembre del 2014, los sicarios asesinaron a 288 personas en el país, es decir,
se ejecutó en promedio una muerte por día. La cifra es el 30% de los 972
homicidios registrados en ese lapso; mientras, que en el año 2013, los Asesi
natos por encargo registrados en Lima sumaron 62, siendo que en el Callao
la cifra se elevó de 32 a 39. El coronel RICARDO CANO - Jefe de la División
de Homicidios de la PNP, refirió en una entrevista en el diario El Comercio,
que en su mayoría, los sicarios son adolescentes y jóvenes entre los 14 y 25
años. Pueden matar hasta por S/.300. A veces a los menores ni siquiera les
pagan. Cometen el crimen para demostrar que son valientes, como un reto
para ser incluidos dentro de una organización”; como una forma de ganarse
el respeto ante el resto de los miembros de la estructura criminal. Estamos
ante una suerte de aprehensión del contacto social, que se genera entre el
adulto y el adolescente, donde a este último se le inculca los anti-valores que
rigen la estructura organizacional de estas mafias delictivas; se inculca esta
modus vivendi de generación en generación, con el silencio cómplice del
Estado y la sociedad.
Ante este clima indudable de inseguridad ciudadana, nadie en su sano
juicio, podría oponerse, a que estos crímenes sean severamente sanciona
dos por la «Justicia Penal», consecuentemente, nos preguntamos ¿Si es
qué existe un vacío en la Ley penal al respecto, es decir, si el esta forma de
m atar dolosamente a una persona, se encuentra o no tipificado en el Código
Penal? la respuesta es positiva, basta dar un vistazo el inciso 2) del artículo
108° del CP, que tipifica el «Asesinato por Lucro», donde el autor que da
muerte al sujeto pasivo, a quien se le llama «Sicario», responde como autor
y, quien lo contrata, es decir, el «Mandante», responde a título de Instiga
dor. Por lo tanto, no existe vacío alguno en la legislación penal, que pueda
significar un manto de impunidad para el ejecutor del crimen como para el
comprador el servicio del mismo<352>, el asunto entonces, de penalizar esta
modalidad de Asesinato en una tipificación legal autónoma, pasa por otros
motivos: primero, de generar efectos socio-cognitivos hacia la población, a
través del efecto de policitación de la norma penal y, segundo, de articular
una respuesta penal de mayor drasticidad, que en algunos casos puede lle
gar a pena de «cadena perpetua», según la lege lata.
ANÁLISISDOGMÁTICOY DEPOLÍTICACRIMINAL
1. PENADECADENAPERPETUA
Tiempo atrás, destacamos que las reformas político criminales en el
Perú, tenían como tónica la sobre-criminalización de las conductas típicas,
(352) El artículo 24" de! CP, es claro al disponer que el Instigador recibe la misma pena que
el autor.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 193
sobre todo aquellas que atentan contra tos bienes jurídicos fundamentales
del ciudadano, v. gr., la vida, el cuerpo, la salud, la libertad personal y la
libertad e intangibilidad sexual. Este proceder legislativo, basado en la infor
mación criminológica supuso quebrantar varios principios jurídico-penales,
entre éstos el principio de jerarquía del bien jurídico tutelado, en la medida
que los Robos, Secuestros y Extorsiones seguidos de muerte (atribuible este
mayor desvalor a título de culpa), merecían pena de cadena perpetua, mien
tras que el Asesinato (para facilitar o ocultar otro delito^353*) a lo más una pena
de 35 años de pena privativa de la libertad*354*, en franca contravención a los
principios de razonabilidad y de proporcionalidad.
En estos avatares legislativos, es que se penaliza el delito de Feminici-
dio, en el marco del artículo 108-B, vía la dación de la Ley N° 30054 de junio
del 2013, estableciéndose en su penúltimo párrafo, que cuando concurre dos
circunstancias agravantes, la pena es de cadena perpetua*355*.
En el caso que nos ocupa, cuando el agente haya usado a una menor
de edad, será sancionado con pena de cadena perpetua, según se lee del
artículo 108°-C, es decir, el autor (inmediato) es el menor infractor de la Ley
penal y el adulto asume responsabilidad como Instigador (si el ejecutor es
mayor de catorce años de edad y menor de dieciocho años) o como Autor
Mediato (cuando el ejecutor del delito es menor de catorce). También, cuan
do el autor inmediato es un total inimputable, en cuanto persona privada to
talmente de discernimiento, a causa de anomalía psíquica, grave alteración
de la conciencia o defectos significativos en los estados de la percepción
humana.
Otro supuesto, de aplicación de la pena de cadena perpetua, es cuan
do se da cumplimiento a la orden de una organización criminal; es de corrien
tes, es que esta clase de Asesinatos son la materialización de los planes que
se gestan en aparatos criminales, como sucedió en el caso “NOLASCO”, de
manera que el mayor contenido de desvalor viene sustentado en la peligro
sidad con la que actúan estas organizaciones, generando mayores riesgos
para sus víctimas de ser ultimadas con mayor facilidad e impunidad en su
perpetración.
Tercera hipótesis, es cuando en la ejecución intervengan dos o más
personas, siguiendo en estricto los conceptos tradicionales de Autoría y Par
ticipación, se tiene que en algunas ocasiones el reparto de roles es algo
común en la comisión de crímenes de tal naturaleza. División de tareas a fin
de asegurar el éxito en la ejecución, lo cual no quiere decir, que los dos o tres
agentes tengan que disparar a la víctima, sino de estar presente en dicho
momento y haber asumido el co-dominio funcional del hecho; por ejemplo,
de que los tres asesinos premunidos de arma de fuego estén acechando a
su víctima y, una vez abordada la misma, solo uno de ellos da el tiro de gra
cia, igual todos serán considerados como Co-autores (no ejecutiva), en tanto
estaban dispuestos (disposición común a la realización del hecho punible),
a tirar el gatillo, si su compañero fallaba en el blanco; así también, el con
ductor de la motocicleta que se encarga de llevar al Asesino ai lugar de los
hechos*356’, así como de asegurarse la no presencia de efectivos policiales y
de lograr la huida de la escena del crimen. No consideramos admisible este
supuesto, cuando se está ante un autor y uno o dos cómplices, siempre que
aquéllos presten su aporte en la etapa preparatoria del delito. En la siguien
te ejecutoria, se dice al respecto lo siguiente: “Se distingue entre coautoría
ejecutoria y coautoría no ejecutivar en esta última se produce un reparto
de roles entre los intervinientes en la realización de un delito, de tal modo
que alguno o algunos de los coautores puede n i siquiera estar presente en
e l momento de su ejecución, pero en función a l Griterío del dominio funcio
nal del hecho, se asume por igual la responsabilidad en la realización del
cte//fo*3573
’; en otra ejecutoria, se dice que: “En la coautoría, la variación del
8
5
rol que ocupó cada uno de los intervinientes en e l hecho punible no es un
aspecto decisivo que excluya la autoría o ¡a responsabilidad penal, ya que
lo relevante es la contratación de la aportación causal para consumación del
delito y e l accionar convergente, que constituye e l soporte para que opere la
imputación reciproca de las distintas contribuciones a l resultado, y en cuya
virtud se entienda que todos los intervinientes aceptan implícitamente lo que
cada uno vaya haceñm \
Cuarto supuesto concurre, cuando fas víctimas sean dos o más perso
nas, en este caso se acude al grado de desvalor del resultado, en cuanto a
una situación más alarmante: la muerte de dos o más personas como con
secuencia del proceder ilícito de( agente. Estaríamos ante un Concurso ideal
de delitos, al estar ante una sola acción que de forma simultánea, provoca la
muerte dolosa de dos o más víctimas, conforme lo previsto en el artículo 48°
del CP*359’, con la particularidad que ya no habría que acudir al aumento de
la pena a una cuarta parte por el delito más grave, al estatuirse de plano, la
sanción de pena de cadena perpetua. Cuestión importante a saber, es que la
muerte de todas las víctimas ha de estar cubierta por la esfera cognoscitiva
del agente (dolo), pues si la muerte de B es consecuencia de una negligencia
del autor, no podrá apreciarse esta agravante en cuestión.
Se dice seguidamente: “Cuando las víctimas estén comprendidas en
los artículos 107 prim er párrafo, 108-A y 108-B prim er párrafo"] en esta hipó
tesis agravatoria se hace alusión a la calidad del sujeto pasivo, de ser alguna
de tas comprendidas en los delitos de Parricidio, Homicidio calificado por la
calidad de la victima y Feminicidio. Aspecto que debe ser analizado a la luz
de la naturaleza material de dichos injustos penates, considerando primero,
que para que exista Parricidio, debe subyacer una relación de parentesco
entre agresor y víctima, es decir, el fallecido ha de ser ascendiente, des
cendiente, natural o adoptivo del autor, o a una persona con quien sostiene
o haya sostenido una relación conyugal o de convivencia, y en el marco de
dicha relación de cohabito es que debe aparecer el evento delictivo, con
el agregado, de que debe ser producto de una orden, encargo o acuerdo,
con el propósito de obtener un beneficio económico. Quien contrata ai Si
cario para que de muerte a su pariente, puede ser cualquiera, inclusive otro
pariente de la víctima; «ordenar» parece ser una terminología inadecuada,
a menos que entendamos que la disposición a delinquir provenga de una
relación de subordinación propia de estructuras criminales de corte vertical
y horizontal a la vez.
El «acuerdo», implica para nosotros, la convergencia criminal de dos
o más personas para cometer el Asesinato («Sicariato»,), quienes son en
realidad co-autores del crimen; factor que sostiene la diferencia con un Ase
sinato por lucro, en tanto, el acuerdo ha de importar una relación horizontal
y no vertical como sucede en la lnstigación(360)31y, que define una extensión
6
operativa del Sicariato, más allá de su concepción original, en cuanto a la re
lación mandante - mandatario que debe concurrir entre ambos protagonistas.
A ser sinceros, cuando una persona quiere matar a su pariente, lo que hace
es contratar a un tercero, quien no cuenta relación de parentesco alguna con
el sujeto pasivo.
En lo que respecta al tipo penal de Feminicidio, no hay mayor dis
tinción con el Parricidio, solo que la víctima en el primero de ellos, ha de
serlo necesariamente una mujeri361). Por consiguiente, aquella esposa que
en contubernio con su amante da muerte a su marido, será delito de Sica
riato, siempre que de por medio exista el propósito de obtener un beneficio
(360) Entonces en todo Asesinato, donde se verifique una co-autoría y, de por medio, el móvil
del beneficio económico o de otra índole ha de ser delito de Sicariato.
(361) Es en tal mérito, que el conflicto aparente de normas penates es indiscutible.
1% Derecho penat - Parte especial: Tomo I
(364) Así, e! artículo 153° del CP - Trata de Personas, luego de la modificación producida por
la Ley N° 30251 de octubre de 2014.
(365) Vtde, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, T. II, cit., ps. 637-653.
198 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(366) Vide, al respecto, B acigalupo , E.; D erecho Penal. P arte G eneral, cit, p. 473.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 199
(367) M uñoz C onde, F.; Problemas de autoría y participación en e l derecho penal económico,
o ¿cómo im putara título de autores a las personas que sin realizar acciones ejecutivas,
deciden la realización de un delito en e l ámbito de la delincuencia económica empresa
rial. Derecho pena! económico. Manuales de formación continuada 14, Consejo Gene
ral de! Poder Judicial, 2001, cit., p. 192.
(36 8 ) M uñoz C onde, F.; Problemas de autoría y participación en e l..., c it, p. 192.
(369) En: Gaceta Penal & procesal penal N° 16-OCTUBRE 2010, Sala Penal Transitoria
R.N.2957-2009-LIM A, d t., p. 99
200. Detecho penal - Parte especial: Tomo I
3. TIPOSUBJETIVODELINJUSTOYFORMASDEIMPERFECTAEJE-
CUCIÓN
En principio, como toda figura delictual, el dolo en el aspecto anímico
del agente, exige conciencia y voluntad de realización típica, para lo cual
basta el dolo cognitivo, en cuanto al grado de cognoscibilidad suficiente de
(370) R oxin , C.; A utoría . . d t , p. 308; Así, Pérez Alonso, E.J.; Derecho Penal. Parte General,
d t.,p s . 715-716.
(3 7 1 ) S tratenwerth , G.; Derecho penal. Parte general, I, d t., p. 4 0 4 .
(373) Vide, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Genera/, T. I, c it , p s. 558-560.
(374) Más que evidente, en caso de Sicarios que ofrecen este servicio, de público y policial
conocimiento, la predisposición a delinquir - omnímodo facturus,
(375) Artículo incorporado por el A rt 1 del Decreto Legislativo N.° 1181 del 27-06-2015.
202 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
CONSPIRACIÓNYOFRECIMIENTOALDELITODESICARIATO
Parece que no fue suficiente para el Poder Ejecutivo la incriminación
de un delito tan extensivo en su aplicación, como lo es el «Sicariato», tal
como se desprende de la redacción normativa contenida en el artículo 108o-
C del CP.
En esta desesperada búsqueda por respuestas político criminales a
tan grave problema, como lo es el Sicariato, no se vio mejor idea que penali
zar el llamado delito de «Conspiración y Ofrecimiento al delito de Sicariato».
No somos contestes a diseñar fórmulas normativas, que estén en ca
pacidad de generar verdaderos efectos preventivos a toda manifestación
de delictuosidad, sin embargo, esta técnica legislativa debe ser coherente
con las categorías dogmáticas de la «teoría del delito». A nivel del «íter-
Criminis», se identifica los estadios propios de la realización delictiva, donde
sólo los actos típicamente ejecutivos y la consumación ingresan al ámbito
de protección de la norma, en armonía con lo descrito en el artículo 16° del
CP. No obstante, por motivos de política criminal es que se penalizan actos
preparatorios en aquellos delitos que afectan bienes jurídicos sensibles para
el individuo y la sociedad, como es el TID, delitos Monetarios, Terrorismo,
Tráfico de influencias, etc.(379)
Llevados los argumentos expuestos -al presente caso-, se tiene que
los actos «preparatorios», en el delito de Sicariato, es cuando el agente ad
quiere el arma que utilizará en ei crimen, el seguimiento de la víctima o como
se dice los actos de reglaje que recaen sobre el sujeto pasivo; empero, lo
(376) De conformidad con la Primera Disposición Complementaria Final del Decreto Legisla
tivo N.° 1181, publicado el 27-07-2015, queda prohibido el derecho de gracia, amnistía,
indulto y conmutación de ia pena para los delitos previstos en el presente artículo.
(377) D e conformidad con el Numeral 1 de la Segunda Disposición Complementaria Final del
Decreto Legislativo N.° 1181, del 27-07-2015, se prohibe los beneficios de semilibertad
y liberación condicional a Eos sentenciados bajo los alcances del presente artículo.
(378) De conformidad con el Numeral 2 de la Segunda Disposición Complementaria Final del
Decreto Legislativo N.° 1181, del 27-07-2015, se dispone que en los casos señalados
en el párrafo anterior de la atada disposición sólo se les aplicara la redención de pena
por trabajo o educación en la modalidad del siete por uno.
(379) Vide, Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte G eneral, T. I, c it, ps. 685-687.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 203
que el artículo 108°-D, nos dice que debe tratarse de una conspiración para
promover, facilitar o favorecer e l delito de S ic a r ía to siendo esto así, nos
ubicamos en una fase que inclusive precede a la preparatoria, donde la idea
a delinquir empieza a madurar, no se exterioriza aún en la realidad, por lo
que siguiendo el aforismo cogitatione poena nemo patitutr, aquélla no pue
de ser objeto de incriminación. Ño pueden castigarse conductas inocuas,
conductas que no representan un daño o un peligro para la sociedad, anota
V iv e s A n tó n í380).
(380) Vives A ntón , T.S.; Sistema Democrático y concepciones dei bien jurídico, cít., p. 37.
(381) Cfr., P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. VI, 2da. edición, cit,
ps. 119-123.
(382) Q uintero O livares, G.; Manual de Derecho Penal. Parte General, c it., p . 580.
204 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(383) C uelllo C qntreras, J. y otro; Curso efe Derecho Penal..., c it, p. 158.
(384) Vide, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, t. IV, 2da. edición, cit.,
p s ...
(385) C fr., P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, c it., p s. 426-438.
(386) B erdugo G ómez de la T orre , I. y otros; Lecciones de Derecho Penal. Parte General, c it.,
p. 297.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 205
OFRECIMIENTOYSOLICITUDALSICARIATO
Nadie es ajeno a una realidad como la que vive nuestro país, donde los
Asesinatos se cometen de forma habitual, de forma cotidiana y sin él menor
reparo, en cualquier lugar, haya o no gente en su interior, como lo que se
vivió en Colombia en décadas pasadas o en la actualidad en México. Esta
do de inseguridad ciudadana, que se manifiesta en los múltiples Asesinatos
que se cometen día a día en el Perú, protagonizado por estos «Sicarios»,
que hasta por una suma ínfima de dinero (S./300 nuevos soles) o sólo para
ganarse el respeto ante la comunidad criminal, están dispuestos a ultimar a
todo mortal que se le ponga sobre la vista.
El Sicariato -como modalidad de Asesinato-, se dice que viene imitada
de los Cárteles y organizaciones criminales que operan en Colombia, te
niendo como particularidad el encargo de su ejecución a adolescentes, que
conforme nuestra ordenamiento jurídico, son menores infractores de la Ley
penal, por lo tanto su procesamiento y sanción se regula por el Código de
los Niños y los Adolescentes. Es esta una de las razones, de incriminar con
mayor energía a quienes se encargan de enrolarlos o hacer uso de ellos para
sus propósitos más infames.
Es sabido también, que los denominados «Sicarios», no tienen tapujo
alguno de ofrecer sus servicios de forma directa y sin disfraz alguno; en algu
nos postes del Callo, se colocan los siguientes avisos o se reparten volantes,
señalando lo siguiente: ¿Te gustaría desaparecer a alguien? ¿Tienen cuen
tas pendientes contigo? Yo soy el que buscabas” (Fuente: “La República”).
(387) Así, Q uintero O livares , G.; Manual de Derecho Penal..., cit., p. 581.
2 06 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(3 9 0 ) Vide, P eña Cabrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. V, cit., ps. 4 7 7 -4 8 0 .
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 207
(391) C uello C ontreras, J. y otro; Curso de Derecho Penal..., c it, ps. 159-160.
(392) Cuello Contreras, J.; Mapelli Caffarena, B.; Curso de Derecho Penal. Parte General,
cit., p. 157; Cfr., Bacigalupo, quien apoya esta postura, para lo cual cita el § 29 StGB
alemán que sanciona la tentativa de cooperación y complicidad, Comentarios a l Código
Penal, 1, cit., p. 125.
208 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. IDEASPRELIMINARES
En resumidas cuentas, la muerte de una persona, puede obedecer
como consecuencia de una conducta humana, que de forma dolosa se dirigió
a la concreción de dicho resultado, sea porque directamente el autor logró
dicho propósito criminal, emprendiendo una dirección conductiva a ello, sea
porque en otros casos, mediaron intenciones deleznables para ello, por moti
vos egoístas, o a través de una modalidad que revela una mayor peligrosidad
objetiva, que inciden en el plano del disvalor del Injusto Típico. Se configura
el homicidio simple en el primer caso, y en el segundo, un homicidio cali
ficado, pero también pueden aparecer ciertas características que al revés
del Asesinato, propician una desvaloración jurídico-penal de menor entidad,
que de entrada da lugar a un homicidio atenuado, en base a determinadas
particularidades que revelaba el agente al momento que dio concreción a su
acción homicida.
El ser humano se confronta en múltiples y variadas ocasiones a una
serie de circunstancias que provocan las reacciones más inusitadas. No se
puede dar un criterio generaüzador, en el cual pueda responder todos los
seres humanos ante una determinada circunstancia; cada individuo, en or
den a su propia estructura ontológica, posee una singular caracterización
caracterológica, basada en su personalidad, y este dato criminológico sirve
ai Derecho penal, para construir una respuesta punitiva acorde a la natura-
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 209
(393) R udolphi, J.H.; El fin del Derecho penal del Estado.... citM ps. 89-90.
(394) P esa C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 531.
(395) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p. 122.
(396) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 121.
210 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
tuoso no es un delincuente con respecto del cual sea preciso tomar menos
garantías que respecto del normal. Los normales cometen, en ciertos mo
mentos, actos amenazadores, pero vuelven después al camino regular; los
defectuosos permanecen siendo defectuosos; de una manera permanente
se encuentran en un estado peligroso para ellos mismos, para su ambiente
inmediato y para la sociedad(397). Dicho en otras palabras: e l agente disminui
do en su culpabilidad' concreta su acción criminal en un inténsalo de tiempo
determinado, cesado aquél, retoma a su estado anterior (normal), mientras
que e l inimputable se encuentra condenado perennemente, confinado a sus
propios defectos orgánicos, que hacen de él una persona que no puede res
ponder a los haremos de razonabilidad que han de garantizar las nonnas
juridico-penates en sus respectivas prescripciones.
La culpabilidad importa el juicio de imputación individual que recae
sobre el agente, por no haberse motivado normativamente, de no haberse
abstenido de cometer la conducta penalmente antijurídica, pese de haber
contado con la posibilidad de conducir su comportamiento conforme lo es
perado por la norma. En el caso del Homicidio por emoción violenta, se ad
vierte un juicio de reproche personal, en suma disminuido por las especiales
características patológicas, en las cuales se desarrollo la conducta criminal.
No nos estamos refiriendo a un inimputable, primero porque en este caso,
la posibilidad de auto-control (dirigibilidad normativa) es nula, el agente está
psíquicamente impedido de adecuar su conducta conforme a derecho, y se
gundo en virtud de la respuesta punitiva, que en este caso es una medida de
seguridad, en cambio la reacción penal en el caso del Homicidio por emoción
violenta, es una pena, y ello quiere decir, que si hay una pena como conse
cuencia jurídica, es porque aún cabe realizar un juicio de reproche personal,
queda un resquicio de culpabilidad.
Cabe destacar que el legislador, a diferencia de otras legislaciones pe
nales, sólo ha previsto normativamente la “emoción violenta”, en el caso del
delito de Homicidio, lo que no entendemos a ciencia cierta es a qué obedece
que no se haya previsto como una causal genérica “atenuante", susceptible
de ser aplicada en cualquier injusto penal, al momento de la determinación
judicial de la pena. Así, el apartado 3 del artículo 21° del C.P. español, al
señalar que es una circunstancia atenuante: “/a de obrar por causas o estí
mulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro esta
do pasional de entidad semejante\ ¿Es que acaso en unas lesiones, en un
secuestro, daños u otros ilícitos penales, no se puede presentar un estado
patológico de esta naturaleza? La ira del agente sólo puede haberío llevado
(397) J iménez de A súa , L; Principios de Derecho P enal.. cit., p . 336; La semiimputabilidad ale
ga U rruela M ora, supone una capacidad disminuida de comprender Ea ilicitud del hecho
y/o actuar conforme a dicha comprensión; im putabilidad Penal y Anomalía o Alteración
Psíquica, cit., p. 185.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 211
(398) En: J iménez de A s Oa , L.; Principios del Derecho Penal..., cit., p. 347.
(399) P eña C abrera F reyre, A .R .; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 540.
3. PRESUPUESTOS DELAEXCUSAPOREMOCIÓNVIOLENTA
Lo que sí debe verificarse son ciertos presupuestos, en orden a ad
m itir su concurrencia: primero, debe preceder a la reacción agresiva, una
situación que por su naturaleza haya de generar dicha conducta en la per
sona del autor, que puede ser explicado en base a criterios de razonabílidad
y/o proporcionalidad, apreciación que a priori no puede dar un estimación
generalizada, sino que deberá ser analizada por el juez caso por caso, eso
sí, deben destacarse aquellas circunstancias que por nimias e irrelevantes,
no pueden explicar y fundamentar esta particularidad atenuante, v. gr., el
hecho de que la doméstica al lavar la ropa haya malogrado una camisa, que
el hijo haya escondido su libreta de notas por estar desaprobado en varios
cursos y es encontrada por el padre, de encontrar a su hija con el enamora
do paseando en un parque, a pesar de estar prohibida de salir de casa, etc.
Sí pueden ser palabras, gestos, expresiones, etc., pero lo importante a todo 4
5
3
0
(403) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 121.
(404) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., ps. 67-68.
(4 0 5 ) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos c o n tra ía vida..., c it., p . 1 24.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 213
1. GENERALIDADES
La vida humana es recogida de forma lata por el ordenamiento jurídi-
co-penal, a partir de las diversas tipificaciones penales que se recogen en la
(406) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especia!, T. I!, cit., p. 60.
214 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(407) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IH, cit., p. 124.
(408) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida . .., c it, p. 147.
216 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
menos valor que la otra); por tanto una violación flagrante de la Constitución.
Tampoco en la actualidad se puede sostener, como fundamento de tan exa
gerado privilegio el móvil de “ocultar su deshonra” (esto es, la honra desva
lorando la vida de la persona), si bien se podría considerar una circunstancia
posiblemente a tener en cuenta (y no en relación a la deshonra misma, sino
su carácter emocional, con lo cual tampoco se vería razón para plantear un
lím ite de tiempo)(409}.
Nos preguntaríamos, si hoy en día, en vista del avance de las técni
cas de reproducción, en el caso de las mujeres que alquilan su vientre, si
éstas podrían ser autora de este delito. Cuestiones tales, que nos provocan
mayores objeciones, a la preservación de una figura delictiva, con dichas
características.
Se advierte una contradicción penológica en los propios preceptos pe
nales, por un lado el artículo 107° castiga mayor con pena, cuando subyace
una relación parental entre el autor y su víctima, y por su parte, el artículo
110°, atenúa la pena, cuando el autor es la persona que mayor deber tiene
de proteger a su infante (garante). Si de infracción de deberes familiares
se trata, el Infanticidio incluso, debería de recibir una sanción punitiva más
drástica.
La atenuación, entonces, del delito se funda ya sea en la especial con
sideración que merece el motivo determinante del homicidio, cual es la de
ocultar la deshonra de haber concebido a un hijo ilegítimo (criterio psicológi
co) o en ia influencia que ejerce en su organismo los trastornos originados
por el proceso dei parto o del estado puerperal (criterios fisiológico)<410>. Con
forme es de verse, dei artículo 110°, la causa ha de encontrarla en un criterio
fisiológico, de todos modos advertimos, que su aparición delictiva tiene mati
ces que no son ajustables a ios cánones de un Derecho Penal democrático.
Cabiendo relevar que en las legislaciones penales de antaño, se extendía
la calidad de sujeto activo a otras personas (marido, padres, hermanos). No
puede justificarse de ninguna forma, el infanticidio que se comete para salvar
la honra de la mujer que sale en gestación, fuera del matrimonio, de ser así
estaríamos vaciando de contenido material un bien jurídico tan importante en
una sociedad de gentes, como es la vida humana.
Entonces, son estados fisiológicos, que supone deben repercutir de
forma significativa en la gestante, que hayan de provocar una motivabilidad
normativa disminuida, por lo cual la agente no realiza una conducta de acuer
do a su estado normal de aprehensión normativa.4 1
9
0
(409) Bustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 39.
(410) P eña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ia v id a .. c it, p. 147; V éa
se ai respecto, S oler, S.; Derecho penal argentino, T. III, c it, p. 89; Ñ oñez, R.'t Derecho
Penal Argentino. Parte Especial, Eli, cit., ps. 120-122.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 217
2. MODALIDADTÍPICA
2.1. Sujetoactivo
Al igual que el delito de Parricidio se trata de un delito especial impro
pio, pues su naturaleza atenuada (privilegiada) se funda en la relación de
parentesco que se advierte de la autora con la víctima. Sujeto activo puede
serlo únicamente la madre, sea cuales fuera su estado civil, v. gr., casada,
soltera, viuda o divorciada, o bajo el régimen del concubinato. No se extiende
al padre, sólo a la madre, pues sobre él no pueden generarse los estados
fisiológicos, que describe la ley penal; tampoco la abuela, tía, etc. En estos
casos, puede que la conducta, sea penalizada de acuerdo ai tipo penal de
parricidio.
2.2. Sujetopasivo
Dice la norma penal en análisis que la acción típica ha de recaer sobre
el recién nacido o de quien está por nacer. Primero a partir del estado fisio
lógico que ha padecer la madre (agente), y segundo, constando el inicio del
proceso de gestación hasta antes de que éste culmine, es decir, cuando el
nasciturus adquiere una vida plenamente independiente.
El parto, es un proceso que se inicia con los primeros dolores, que
anuncian el alumbramiento del nuevo ser que cada vez se toman más inten
sos, en cuanto a uno de carácter natural, mientras que el parto con cesárea,
con la inducción que esto genera en el estado orgánico de la gestante y
del nasciturus. Para S o l e r , dicho proceso se fija desde el comienzo dé los
dolores del parto hasta el momento de la completa separación*4111. El parto
empieza con la ruptura del saco amniótico y naturalmente termina cuando el
feto se desprende del cuerpo de la madre*4121.
Se debe seguir, entonces, un criterio que sin dejar de lado el aspecto
médico, haya de adecuarse a los fines político-criminales que persigue el
Derecho Penal, por lo que asumimos la postura de la “anidación”, en orden
a evitar, que los métodos anti-conceptívos, puedan ser criminalizados, otor
gando con ello una mayor tutela a los ámbitos de autodeterminación de la
mujer embarazada. Para todo lo no dicho nos remitimos a la parte primera de
este estudio (“La delimitación de tutela de los delitos de Homicidio y Aborto”),
Antes del inicio del parto, la conducta ha de ser valorada como abor
tiva*4
413), y si la acción homicida de la madre, se encuentra desprovista de la
2
4
1
(41 2) P eña C abrera, R,; Esíud/os de Derecho Penal. De//tos contra la vida..., cít., p. 148.
(413) Así, N üñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, lll, c ít, p. 124.
218 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(414) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, llí, c it, p. 125.
(415) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, III, cit., ps. 133-134.
(416) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 93.
(417) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., cit., p. 150.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 2 19
3. PARTICIPACIÓN
Los motivos que sostienen la atenuación de la pena, son estrictamente
personales, y siendo que autor sólo podrá serlo la madre, éstos no podrán
ser extensibles a los otros intervinientes, según lo dispuesto en el artículo 26°
del C.P.. El galeno que coadyuva a la madre a que dé muerte a su hijo recién
nacido, será cómplice de un asesinato o de un homicidio simple dependiendo
del caso, y si éste es el padre del niño, su conducta será penalizada como
una acción parricida. Se produce el quiebre del título de la imputación., y si
es la intervención calificada como coautoría de igual forma, la madre será
autora de parricidio, y el extraño será autor de homicidio simple o asesinato,
y si es la abuela, como autora del delito de parricidio*4191. Resoluciones que,
si bien se adecúan a la lege lata, no por ello, son correctas desde una pers
pectiva política criminal así como por consideraciones de Justicia Material.
De otra posición S oler, en el sentido de que el infanticidio es un tipo
perfectamente definido y autónomo, y que la existencia del elemento subje
tivo requerido por la ley en uno de los partícipes primarios es suficiente para
determinar la aplicabilidad de la figura privilegiada*4201. Cabe precisar que
dicha resolución tiene que ver con el carácter autónomo de esta figura, en
el caso de la ley penal argentina, según nuestra ley penal es una figura sola
atenuada, no agrega aspectos suficientes para cobrar su autonomía, por lo
que se aplica el principio de especialidad.
Al constituir un tipo penal privilegiado, que se basa en una especial
y/o particular estado fisiológico de la madre, no resulta posible una autoría
mediata (delito especial impropio), desde afuera. Quien obra desde atrás,
con dominio de la voluntad sobre la madre, y hace que ésta de forma ciega 4 0
2
9
8
1
(419) Así, P eña C abrera, R .; Estudios de Derecho Penal Delitos contra la vida..., c it, p. 151.
(420) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 101; En contra N úñez, R.; Derecho
Penal Argentino. Parto Especial, Hl, c it, ps. 137-138.
220 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
El tipo penal de Infanticidio es esencialmente doloso(421)4
, conciencia y
2
voluntad de realización típica, en este caso la madre, autora del delito debe
ser consciente de estar dando muerte a su menor hijo, sea al momento del
proceso del parto y/o cuando está influida bajo los alcances del estado puer
peral. La madre debe dar muerte a su hijo naciente o recién nacido intencio
nalmente, por lo menos, aceptando como posible la producción del resulta
d o ^ , por lo que también se admite el infanticidio con dolo eventual.
Si el estado puerperal es una condición psico-física, que altera la con
ciencia del sujeto, no en un grado pleno, vayamos a ver que la conciencia
exigida por el dolo, no es del todo clara. Como se sostuvo no es propiamente
una causal de inimputabilidad.
A nuestra consideración basta con el dolo eventual, conocimiento del
riesgo no permitido de aptitud de lesión a un bien jurídico, en este caso la
vida humana del infante. Posición distinta tendrán quienes siguen la teoría
del consentimiento, al adm itir únicamente el dolo en primer grado.
No se requiere de un ánimo de naturaleza trascendente, ajeno al dolo,
que tal vez era exigible en las redacciones del Infanticidio de épocas pasa
das, donde se hacía alusión al móvil del “honor” . Como decía S o l e r , lo que
está dotado de poder transformar el parricidio en el delito menor de infantici
dio es el motivo de honor, con respecto a la madre (...)(423).
(421) Así, Ñ o ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, III, c it, p. 126.
(422) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., cit., p. 151.
1. FUNDAMENTOSPOLÍTICOCRIMINALES
El estudio doctrinario que caracterizaban las teorías penales de tiem
po atrás, basaban estrictamente el objeto de análisis, en ios delitos dolo
sos, en vista de que la incidencia delictiva venía informada en su mayorías
por hechos punibles que se cometían de forma intencional. La necesidad
por acercar la disciplina crim inológica a la ciencia jurídico-penal, habría de
tener consecuencias importantes en la tarea político criminal, entre éstas,
la identificación de ciertos comportamientos humanos, que sin dirigirse de
forma deliberada a la causación de un evento lesivo, en cuanto a la afecta
ción de un bien jurídico, también podría llegar al mismo resultado, pero la
base psicológica habría de ser revestida de elementos diferentes a los que
se advierten en el delito doloso. Surge así, la figura del delito culposo, que
un principio supuso su inclusión en los planos dogmáticos, en sede de la
culpabilidad, siendo concebida como la generación “involuntaria” de un es
tado disvalioso, como elemento subjetivo que extendía vinculación al autor
con el hecho penalmente antijurídico.4 2
(424) Ñ oñ ez , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, III, cit., p. 127.
222 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(425) Así, M orales P rats, ai examinar la legislación penal española; Comentarios a la Parte
Especial del Derecho Penal, cit., p. 65; G onzáles R us , J.J.; Del Homicidio y sus formas
(!), cit., p. 55; C arsonell M ateu, J.C ./G onzalez C ussac , J.L.; Del Homicidio y sus formas
0). d t,p . 59.
224 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
nal, que en principio resulta legítimo, a la luz de las funciones tutelares del
Derecho penal, pero tal vez demasiado enérgicas -d e acuerdo a los marcos
penales propuestos-, según los principios de culpabilidad y de proporciona
lidad. Ahora un homicidio culposo -p o r las causales anotadas-, recibe una
pena mayor que un homicidio doloso atenuado.
A partir de esta nueva visión criminalizadora de los delitos culposos, de
m ayor concreción, en el homicidio culposo ha desencadenado dos aspectos:
en el campo procesal, de conformidad con la modificación provocada al ar
tículo 135° del C.P.P de 1991, ha dado lugar que el juzgador pueda imponer
como medida coercitiva personal: mandato de prisión preventiva, y en el cam
po punitivo, que el juez pueda en la sentencia de condena, imponer una pena
de reclusión efectiva, lo cual no se daba tiempo atrás. Cuestión importante
para poner freno a una criminalidad en realidad desbordante, no queda otro
camino, si es queremos tutelar en verdad la vida humana; de todas maneras,
el órgano jurisdiccional debe ser en suma prudente, al momento de utilizar
tremendo poder sancionador. No dejemos de lado, que se trata de personas
que no requieren mayormente de un intenso proceso rehabilitador, y que la
estancia en prisión producirá estragos en la personalidad dei penado.
Por consiguiente, la dureza que hoy en día puede significar la pues
ta en escena del injusto imprudente, debe adecuarse a la razonabilidad y
ponderabilidad que debe guiar la función sancionadora del juez, a fin de no
contravenir las garantías fundamentales de un Derecho penal democrático.
El ajuste permanente de las normas penales, es una función legítima del
legislador, a efectos de conciliar la norma con la sociedad, pero tal cometido
ha de ser sometida a los límites constitucionales del ius puniendi estatal.2
2. NATURALEZAJURÍDICADELHOMICIDIOCULPOSO
El delito culposo, que preferimos denominar “injusto imprudente”, re
vela una naturaleza jurídica que no puede ser explicitada según las teorías
psicológicas (causalistas), que pretendían llenar de contenido puramente
ontológico, que no condicen con el pensamiento sistemático actual; en tal
medida, tanto el dolo como la culpa deben formar parte de la tipicidad penal
de acuerdo con el principio de legalidad material, pues los hombres han de
conducirse conforme a sentido, y cuando cometen una acción y/o omisión
constitutivo de un tipo penal se están autodeterminando ya conforme dicho
sentido. Así, por ejemplo, la inclusión del dolo en el tipo se deduce ya, dice
R oxin , de la exigencia de determinabllidad del Estado de Derecho: las lesio
nes del deber y las acciones no se pueden describir como simples aconteci
mientos causales(426); por ello, las posiciones naturalistas, no podían funda
mentar debidamente la culpa inconsciente y el delito de omisión.
(427) C arbónell M ateu, J.C ./G onzález C ussac , J.L.; Homicidio y sus formas (l), cit., p. 59.
226 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(42 8) Así, G onzáles R us, J.J.; D ei Homicidio y sus form as (i), c tt, p. 55.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 227
3. MODALIDADTÍPICA
El que por culpa ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios
comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro jomadas. Ha de señalarse
que ello toma lugar, primero, cuando el autor infringe una norma de cuidado, el
deber que la norma la exigía, tanto mediante una acción como por una omisión
(art. 13o del C.P.), contravención normativa que debe generar un riesgo no per
mitido que se haya realizado en el resultado fatal: la muerte del sujeto pasivo,
desprovisto de una relación anímica que pueda identificarse con el dolo.
En la doctrina, se habla de que el delito culposo es de naturaleza
“abierta”. La actividad punitiva sancionadora se dirige a determinados re
sultados lesivos previsibles por el autor, producto del quebrantamiento del
deber de cuidado. Podría, por lo tanto, decirse que los tipos culposos son
abiertos -ta l como lo afirmaba W e lz e l - y para poder cumplimentar la materia
prohibitiva, el Juzgador debe acudir a una cláusula general, en la cual se
encuentra contenida el deber de cuidado; (...) el delito culposo es siempre
un delito de tipo abierto, ya que el tipo legal por su propia estructura no pue
de ser determinado de forma precisa por el legislador, sino por el juez, pues
conceptos como “imprudencia", “negligencia” (o bien, “cuidado objetivo") solo
pueden concretarse frente a una situación específica, no en abstracto*431*;
(...) deben ser completados por el juez acudiendo a una cláusula de carácter
(432) V elásquez V elAsquez, F.; Derecho Penal. Parte Genera/, cit., p. 430.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 229
(433) Dichos objetos, estarían recogidos en el artículo 274°-A de! CP, incluido en el texto
punitivo por (a Ley N° 29439.
(434) Vide, a! respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Pena!. Parte Genera1, cít., ps.
540-545.
(435) P eña C abrera F reyre, A.R.; Tráfíco ilícito de drogas y delitos conexos, cit., p. 94.
232 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(436) Vtde, mas al respecto, P esa Cabrera F reyre , A.R.; Tráfico ilícito de drogas y delitos
conexos, c it, ps. 101-106.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 233
(437) Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. IU, cit., p. 103.
234 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. AUTORÍAYPARTICIPACIÓN
Según nuestra codificación positiva, la participación, sea a título de
complicidad o de instigación, requieren que dichas contribuciones sean efec
tuadas de forma dolosa, en una actuación típica donde el autor debe realizar
la acción también con dolo, por lo que no cabría hablar de participación en
un injusto imprudente. El partícipe debe colaborar para que el hecho punible
doloso pueda realizarse típicamente, se refiere, entonces, a una conexión
intelectiva, que puede ser concomitante y/o concertada.
1. CUESTIONESPRELIMINARES
Hasta el momento, hemos analizado las variadas formas de cómo
se puede eliminar a un ser humano, que por los medios de ejecución, la
forma de perpetración delictiva así como los móviles que determinaron su
comisión, importan la construcción de tipos penales agravados (Asesinato);
debiéndose incluir a otros, que por revelar un nexo de parentesco también
generan una mayor desvaloración jurídico-penal, dando lugar a la figura del
parricidio, al margen de los reparos que dicha tipicidad penal propone a partir
de los fundamentos de un Derecho Penal Democrático.
(440) S tratenwerth, G.; Derecho P enal..., cít., p. 427; Así, M orales P rats. F.; Comentarios a
¡a Parte Especial de! Derecho Penal, c it, p. 65.
(441) C ury U rzúa, E.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 629.
(442) Ver at respecto P érez M anzano , M ercedes; Autoría y Participación imprudente en ei Có
digo Penal de 1995. Cívitas, Madrid, 1999.
236 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(443) Z ubiri de S alinas , R; Colaboración a i suicidio y eutanasia. En: Delitos contra las perso
nas, cit., p. 56.
(444) Z ubiri de S alinas , F.; Colaboración a l suicidio y eutanasia, cit., p. 57.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 237
(446) C arbonell M ateu, J.C.; Homicidio y sus formas (y til}: Suicidio y Eutanasia, cit., p. 105;
Cfr., M orales P rats, F.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 74.
(447) G arcía A rAn , M.; Eutanasia y disponibilidad de la propia vida. En: Delitos contra la vida
e integridad física. Consejo General del Poder Judicial, cit., ps. 15-16.
238 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ción estatal vaya en contra de los sentimientos más nobles dei ser humano,
perspectiva que debe aparejar con la indeclinable misión de tutela de los
bienes jurídicos más preciados, en su cúspide la vida humana. Situación que
no es fácil de dilucidar, en vista del conflicto que se genera entre la dignidad
y la vida humana; cuestión que transcurre entre la opción político criminal
que se oriente a la de penaiización de la figura del homicidio a ruego o de
mantener su penaiización como tipo privilegiado, esta última opción es la que
adopta nuestro corpas punitivo, a la cuál me adhiero, por los motivos que
seguidamente expondré.
Adelantando, quienes proponen en la doctrina la despenálización del
homicidio a ruego, toman en consideración un baluarte de singular relevancia
en un Estado de Derecho: al autonomía de la persona, su capacidad de
disponer de su propia vida habría de inferir, que al Estado le esta vedado
intervenir punitivamente, cuando la muerte de aquél es obra de una libre
y autonómica decisión, pese a que la efectiva materialización de la muerte
es atribuida a otras persona. De esta posición C a r b o n e ll M a t e u , al sostener
que los derechos de la persona, aun cuando puedan ser considerados va
lores positivos en sí mismos, constituyen básicamente el contenido de su
dignidad, y no pueden ser desgajados de una concepción personalista del
hombre como un fin en sí mismo y dueño de su destino*4481.
De recibo, los márgenes constitucionales de valoración, sobre este
tema, dan pues hincapié de partir de la autonomía y libertad de los individuos,
pero en este nivel, habrá de concatenarlos con otros valores, también dignos
de reconocimiento constitucional, en base a una racional ponderación.
Si optáramos por conceder a la libertad humana, ciega y absoluta con
validación, habría de renunciarse por los fines axiológicos que regentan una
sociedad comunitaria. Dicho así: la voluntariedad de los hombres libres, su
decisión, su autodeterminación, no puede estar por encima de los valores de
orden público, con ello dejaríamos de lado la perspectiva, de que la vida hu
mana que se concretiza en cuanto al dinamismo que confiere las relaciones
entre los individuos, de acuerdo con una posición Kantiana (la coexistencia
de la libertad, desde un plano colectivo); (...), no basta invocar la libertad
como valor superior del ordenamiento jurídico para imponer una jerarqui-
zación de los derechos fundamentales tutelables; es preciso su articulación
normativa con los derechos y libertades constitucionales*4491.
Como se dijo, el individuo tiene el derecho de dar por concluida su
vida, es decir, dándose muerte de propia mano, por lo que el suicidio es
atípico, y sobre ello no hay objeción alguna, lo que no puede dar entender a
que dicho interés jurídico sea disponible, sino que el Estado no puede inter-4
9
8
(448) C arboneu . M ateu , JC.; Homicidio y sus formas (y III):., cit., p. 95.
(449) M orales P rats, F.; Comentarios a la Parte Especial dei Derecho Penal, c it, p . 72.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 239
2. LANATURALEZAINDISPONIBLEDELAVIDAHUMANA
El caso de la incriminación del Homicidio a ruego da lugar a dos posi
ciones encontradas: aquellos que invocan su despenalización y la otra postu
ra, parte de la necesidad de mantener su incriminación. La primera posición
parte de una perspectiva esencialmente individualista, el reconocimiento a la
libre autodeterminación en cuanto a su libertad de organizar su propio ám
bito de organización, y la otra posición que alude a un interés general de la
comunidad de respetar la vida ajena.
J a k o b s , representa a la primera de las posiciones, debiéndose poner
en relieve que en la ordenación jurídico-penai alemana el suicidio ya no
constituye más un hecho punible. J a k o b s , haciendo un paralelo con el sui
cidio, señala lo siguiente: “Es verdad que en ja muerte a petición también
se puede hablar de un permiso para matar, pero esto no es todo, porque
lo relevante aquí es que el solicitante organiza con su petición un hecho
que sirve a sus propios fines; es decir, el que pide a otro que le mate no
renuncia a una decisión persona! sobre el bien personalísimo vida, como
tampoco lo hace el suicida propiamente dicho; sino más bien ajusta a otro a
sus fines, empleándolo para que realice sus propias decisiones4 (453); (...) así
2
1
4
0
5
(453) J akobs , G ünther ; Suicidio, Eutanasia y Derecho Pena/. Traducción de F rancisco M uñoz
C onoe y otro, Tirant lo blandí, Valencia 1999, cit., p. 42.
240 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(455) H irsch , Hans J oachim ; Consentimiento y Autodeterminación. En; Derecho Penal. Obras
completas, Tomo III, c it, p. 96.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 241
dirección más justa, tanto como para el titular del bien como para la sociedad
que defiende ante todo la vida.
En este orden de ideas, según las disposiciones dei derecho positivo
vigente, la vida humana no es un bien jurídico disponible para su titular*458*.
La relevancia jurídico-penal otorgada al consentimiento se limita a lo sumo
a la atenuación de la responsabilidad, pero no llega a excluirlo*459*. No cabe,
entonces, una despenalización del homicidio a ruego, pues significaría un
debilitamiento de las tareas propias y esenciales del Derecho penal: la “pro
tección preventiva de bienes jurídicos”.
3. MODALIDADTÍPICA
De entrada habrá que señalar que nuestra legislación positiva recono
ce el Homicidio Consentido, bajo ruego del sujeto pasivo, lo que no se ajusta
plenamente a lo que técnicamente debemos entender por la “Eutanasia”.
En términos generales, la eutanasia (muerte dulce) se caracteriza porque
el actor actúa por móviles de piedad, de solidaridad con quien en situación
term inal está sometido a intensos dolores, lo que le lleva a causarle la muer
te para evitarle sufrimientos*460*. Enfermedad crónica, de tai magnitud, que
puede haber provocado un estado de coma en el paciente, que le impide
expresar su voluntad, lo que no acoge literalmente el artículo 12° del C.P., al
exigir normativamente la “solicitud de manera expresa y consciente”.
Siguiendo a V a lle M u ñ íz , diremos que existen dos modalidades de eu
tanasia: Eutanasia activa, en la que se producen actos ejecutivos que supo
nen un acortamiento de la vida del paciente, dentro de la cual se pueden, a
su vez, deslindan la eutanasia activa directa, en que la conducta va dirigida
a producir la muerte, y eutanasia activa indirecta, en la que se acepta que
los medios terapéuticos empleados pueden causar, con alta probabilidad la
muerte. Eutanasia pasiva, consistente en la no adopción o supresión de me
didas tendentes a prolongar la vida del enfermo, produciéndose su muerte
como resultado de esa dejación*461*.
Nuestro C orpus punitivo, entonces, no acoge todas las formas de la lla
mada Eutanasia, pues sólo recoge la Eutanasia a petición, lo cual no resulta
político criminalmente satisfactorio, pues el hecho de que el enfermo este
imposibilitado de expresar su decisión de no seguir viviendo, no quiere decir
que no esté sufriendo, para ello basta contemplar positivamente el estado
(458) A si, J iménez de A súa, L.; Tratado de Derecho Penal..., T. IV, cit., p. 604.
(4 5 9 ) D e V icente R emesal, J .; Consentimiento y Acuerdo..., c it., p . 118.
(461) Citado por Z ubirj de S alinas , F.; Colaboración a l suicidio y eutanasia, c it, p. 72; Ver al
respecto, G arcía A ran , M.; Eutanasia y disponibilidad de la propia vida, cit.,p s. 11-12.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 243
mismo que refleja una situación a todas luces indigna para cualquier ser
humano, cuestión distinta es como valorar dicha presunción legal. Para tales
efectos se acude a la figura del representante legal, como se hace en USA
o, a su voluntad firmada con anterioridad, aparejado a la concurrencia de
ciertas condiciones, para evitar la arbitrariedad y el abuso(462).
¿Qué debemos entender por un Homicidio a ruego (consentido)?, es
aquella acción (omisión) homicida que ejecuta un tercero, a quien se encuen
tra padeciendo una grave enfermedad, produciéndose fuertes e intermina
bles dolores, siempre y cuando el enfermo se lo .solicite de forma expresa,
en base a un estado de plena conciencia de sus actos, mediando un móvil
piadoso y solidario.
La conducta típica consiste en matar a otro que ha solicitado expresa
mente que se le cause la muerte(463).
Cuestión importante saber es lo siguiente: entre el Homicidio a ruego
y el suicidio, existe una frontera cuya delimitación no es empresa fácil. El
homicidio supone en principio, matar a otro en contra de su voluntad, en este
caso, en base a su asentimiento, mientras que el suicidio implica la auto-
ejecución de la misma persona, en otras palabras su auto-eliminación, sobre
la base de un hombre libre y responsable; ante el mínimo resquicio de que
la muerte, a pesar de que materialmente la haya realizado la propia víctima,
pero al advertirse rasgos de inconciencia o de ignorancia, de los actos que
está cometiendo sería una autoría mediata constitutivo de asesinato y en el
caso planteado, la muerte debe obedecer a una conducta (típica) m ateriali
zada por el tercero, si éste presta una colaboración, ayuda al paciente para
que organice su propia muerte, será imputable según los alcances norma
tivos del artículo 113° del C.P., injusto que recibe una mayor pena que el
homicidio a ruego.
El Homicidio a ruego no constituye la participación en un injusto ajeno,
primero, porque en el caso del enfermo, no podrá hablarse de una conducta
antijurídica, y segundo, porque el que tiene el dominio del hecho es el terce
ro quien ejecuta materialmente el delito, a diferencia del suicidio, donde el
suicida es quien tiene el dominio de! hecho, por tanto, en su manos está el
desprendimiento de su propia muerte. En realidad el suicida es un inductor
del tercero que le causa la muerte, que, en cuanto que realiza directamente
los actos ejecutivos propios del hecho, y tiene el control real de su ejecución,
tiene el dominio positivo del hecho y resulta, pues, el autor(464).
Ahora primer elemento a destacar, resulta la “enfermedad incurable”,
supone ello, que el sujeto pasivo se encuentra padeciendo de un mal que lo
aqueja de forma significativa, que está produciendo estragos en su organis
mo, a punto tal que le está propiciando dolores intolerables. Una enfermedad,
tiene una cierta patología, puede que se detecte, pero que no se manifieste
aún en visibles afectaciones al cuerpo humano, conforme va degenerando
la enfermedad, pues es un proceso, sobre todo el cáncer, la sintomatología
da lugar a un cuadro más agudo y complicado, generando menoscabo en
las facultades sensitivas y psico-motrices del paciente. De tal forma, que no
podemos sujetar la acción típica, a una probabilidad de lesión en el paciente,
se requiere ya la presencia -contrastable y verificable-, de ios efectos de la
enfermedad, que deben reflejarse en dolores intolerables.
Si estamos hablando de una enfermedad incurable, debe estar acre
ditado con un diagnóstico médico debidamente certificado, un diagnóstico
empírico, realizado por personas ajenas a la ciencia médica, no puede dar la
certeza científica que tan delicada decisión amerita. No será aquí aplicable
(...) a una posibilidad de recuperación espontánea, pues tal supuesto nó está
contemplado en el tipo penal: si se trata de un enfermo grave, con dolores
difíciles de soportar, pero que según el estado de la ciencia médica podría
curar con el tiempo, no resultaría aplicable el precepto que examinamos,
señala Z u b ir i d e S a u n a s (465).
La incurabilidad debe partir, expresa P e ñ a C a b r e r a , de una apreciación
de la situación concreta y determinada por el lugar y todas las condiciones
que circundan, tanto al paciente como del homicida(466). Punto de la cuestión
en verdad importante, primero porque no todos en este país, cuentan con
los mismos recursos para acceder a las ventajas y bondades del progreso
de la ciencia médica, tomando en cuenta que el seguro social a duras penas
puede darse abasto con una determina y limitada cantidad de asegurados,
muchos han de morir en la espera y en las colas interminables que se forman
para ser atendidos, sólo quienes cuentan con su seguro privado de salud, en
realidad oneroso, pueden ser atendidos bajo ios alcances de la tecnología
médica, pero por lo menos debe contarse con postas de salud, que pue
dan acreditar el estado grave de la enfermedad. El grado socio-económico-
cultural, tanto del homicida como del enfermo deben ser valorados, a fin de
cotejar los elementos que exige la norma para su configuración típica, en el
(4 6 6 ) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it., p . 2 0 3 .
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 245
(467) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it., p. 2 0 3 .
(46 9 ) P eña C abrera , R .; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it , p . 202.
246 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2o. Sólo esta voluntad, y su efectiva constancia, pueden perm itir un trata
miento diferenciado de la tutela de la vida de un ciudadano. No existen,
de ninguna manera, seres de mayor o menor valor vital4 (471).
0
7
La problemática, estará en todos aquellos que por una serie de mo
tivos, no están en capacidad de conceder un consentimiento eficaz para el
orden legal vigente; nos referimos a los privados de discernimiento y a tos
menores de edad. En el caso de estos últimos, ponemos la barrera de los ca
torce años, pues los ámbitos de autodeterminación humana, conforme a las
disposiciones del orden penal, no pueden seguir las directrices del derecho
civil, cuestiones de política criminal abogan af respecto; empero, los menores
de catorce años, requieren de la autorización de su representante legal, esto
es, los padres, o quien haga las veces de tutor y/o curador, lo cual hace difícil
que el tercero, previamente antes de dar muerte al paciente, solicite autori
zación al paciente; por lo general, sería el propio padre quien da muerte a su
hijo, para que finalice el tormento que está padeciendo. Donde la voluntad
del padre suplantaría a la del hijo, lo que puede generar ciertas dificultades,
que deben ser valoradas concienzudamente por el juzgador, pues puede que
el hecho deba ser reputado como un parricidio.
Puede presentarse errores sobre la edad cronológica de la víctima,
que pueda hacer suponer al autor, que se trata de un mayor de catorce años.
Tratándose de privados de discernimiento, igual forma, sería su repre
sentante legal. Debe apuntarse al convalidar el principio de igualdad, todos
los ciudadanos sin excepción tienen el derecho de llevar una vida digna, pun
tos en discusión que deben ser adecuadamente analizados, pues el autor,
por su nivel cultural, no ha de saber que únicamente aquellas personas con
capacidad legal de consentimiento, pueden solicitar su muerte, a efectos de
obtener la atenuación punitiva.
La modalidad típica puede abarcar tanto la forma de acción, como de
comisión por omisión. De acuerdo a la definición que se dio sobre la Euta
nasia, queda claro, que la abstención de suministrar ciertas medicinas por
parte del enfermero, al enfermo que requiere de ellas, para seguir viviendo
o para superar la grave enfermedad, implica la no realización de una acción
(471) C arsonell M ateu , J.C.; Homicidio y sus formas (y Itt):. . cit., p. 105.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 247
orientada estabilizar un peligro de aptitud de lesión, por quien por ley estaba
obligado a hacerlo (Garante)t472).
5. AUTORÍAYPARTICIPACIÓN
Autor sólo es aquel que tiene el dominio del acontecer típico, quien
tiene en sus manos la realización y/o frustración del emprendimiento de
lictivo; por tanto, sóio será aquel que da muerte a la víctima, mediando el
m óvil piadoso, el sujeto pasivo vendría a ser el instigador. Sí puede admi
tirse la coautoría, en cuanto a una división del trabajo, que dos colaboren
activamente para poder matar a la víctima, en la etapa ejecutiva del delito,
siem pre y cuando en ambos concurra el elemento especial del tipo subje
tivo del injusto. Al presentarse la colaboración en la etapa preparatoria, si
por ejemplo B fe consigue a A el veneno mortal, para que pueda elim inar
a C, quien padece de una enfermedad incurable, será calificado como un
cómplice, cuando en él también concurra el móvil piadoso, sin necesidad-
de valorar la cláusula de incomunicabilidad prevista en el artículo 26° del
C.P.. No habría objeción alguna para ello, pues si lo que reviste de atenua
ción es la intención del sujeto, ello es lo que finalmente debe valorarse, de
todos modos, el partícipe debe saber que está colaborando en la comisión
de un Homicidio a Petición.
1. ASPECTOSGENERALES
Conceptuamos al homicidio a petición, como aquella acción homicida
que un tercero ejecuta sobre la vida de una persona que padece de una
grave enfermedad, a fin de que cesen los interminables dolores que atacan
la propia dignidad humana, propiciando una actitud solidaria por parte del
autor; entonces, es la muerte que un tercero propina sobre la víctima. Pero,
la muerte no siempre obedece a la conducta deliberada de un individuo o,
bajo un móvil piadoso.
Considero que el Homicidio a petición acontece cuando el sujeto no
está en capacidad de organizar su propia muerte, cuando psíquica o fisio
lógicamente no está en posibilidad de auto-elim inarse; en cambio cuando
ésta decide por sí misma, lograr dicho resultado, aparece el llamado “Sui
cidio”.
La misma vida humana significa muchas veces enfrentar circunstan
cias de la más variada naturaleza, lamentablemente no siempre son gratas,
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 249
(47 5 ) En contra G omzáles R us , J.J.; Formas de Homicidio (li), cit., p . 79; V allé M u ñ e , J.M.; Co-
m entarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 7 2 ; G arcía A rán, M .; Eutanasia
y disponibilidad de la propia vida, c it, p. 2 0 .
250 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
de una decisión -lib re y responsable- del suicida, haya de ser penalizada, tal
com o también se advierte en el caso del homicidio a petición. Fundamentos
político criminales abogan por la despenalización de la actuación del suici-
da(476), la cual no es por tanto típica(477)4
; la pena, con arreglo a sus finalidades
9
8
7
preventivas han de colapsar, si es que dicha conducta fue penalizada. No se
puede sostener racionalmente, que se deba intimidar al colectivo, cuando
una persona conscientemente intenta auto-eliminarse, no se puede preten
der disuadir a costa del sufrimiento de un ser humano; por su parte, incidir
en la prevención especial es todo un despropósito, de recluir al desviado, a
fin de que se rehabilite de qué, encerrarlo en prisión no es de ninguna forma
la solución, sino de sugerirle que se someta a un tratamiento psicológico14781,
claro está cuando el suicida no ha logrado su cometido. Los cometidos que
deben desplegar las normas jurídico-penales, han de consistir en evitar que
los individuos cometan estados disvaliosos de conducta, de que respeten los
bienes jurídicos de sus congéneres. Requisito que no se cumple en el caso
del suicidio.
Ahora bien, de todas formas, no respondemos aún, el porqué de la
conducta de terceros que colaboran y/o instigan a la autoeliminación de una
persona, deban responder penalmente; en todo caso, como un suceso que
no es típico ni antijurídico para su titular, sí lo puede ser para el instigador
y para el cómplice. Por lo que se dice, que la intervención del tercero en el
suicidio de otro, no se reprime a título de participación en dicho injusto, sino
adquiere sustantividad propia, cuando el autor ayuda o instiga a otro para
que se suicide*4791. Constituye la única vía para que dichos comportamientos
puedan ser penalizados, adquiriendo tipicidad penal específica; según las
reglas generales de autoría y participación, la ayuda e instigación al suicidio
no deberían ser objeto de punición.
Debemos partir que las decisiones autonómicas de ios ciudadanos
no pueden ser valoradas de forma aislada o dígase de forma absoluta; es
que cuando la vida humana está de por medio, otros intereses -dignos de
protección-, deben ser también puestos en relieve. Siendo la vida humana
un bien jurídico indisponible, sin embargo no resulta punible la conducta de
quien se decide matar. Por criterios de política criminal, a fin de no devaluar
dicho interés jurídico, es que se prohíbe penalmente que terceros coadyuven
a tal decisión, pues las relaciones humanas se basan en el fiel respeto por
los valores superiores; todo lo contrario, los individuos deben de buscar per
suadir al potencial suicida para que abdique en tan drástica determinación.
(476) Ver al respecto, N úñéz, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, 111, c it, ps. 140-
141: Vid., G arcía A ran , M.; Eutanasia y disponibilidad de la propia vida , c it, p . 20.
(4 7 7 ) Así, V alle M uñiz , J.M .; Comentarios a ia Parte Especial del Derecho Penal, c it., p . 7 0 .
(4 7 8 ) Así, Z ubiri de S aunas , F.; Colaboración a l suicidio y eutanasia, d t , p . 6 2 .
(479) Así, N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte EspadaI, III, cit., p, 142.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 251
(4 8 0 ) G onzAles R us , J.J.; Formas ote Homicidio (U), cít., p. 7 9 ; Para V alle M u s e , se debe
acudir a fuentes cercanas, a la ética o a la religión, para justificar la existencia de este
precepto; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 73.
(481) G arcía A ran , M.; Eutanasia y disponibilidad de la propia vida, cit., p. 22.
252 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. ANÁLISISTÍPICODELSUICIDIO, CONCEPTO
E l suicidio consistiría en ¡a muerte que su propia titular organiza, sea
mediando una colaboración de un tercero para poder lograr concreción típi
ca o, cuando la decisión suicida obedezca a la inducción de otro. Es decir,
la causación de la muerte se configura como un hecho propio, no como un
hecho ajeno aceptado*483*. T o r io L ó p e z define al suicidio como “la muerte que
rida de una persona imputable”.
La definición propuesta por el penalista español, da lugar a una premi
sa fundamental: sólo puede ser reputado como suicidio, aquella decisión que
emana de un sujeto libre y responsable, desprovisto de cualquier coacción,
intimidación y/o violencia, pues dichos vicios e la voluntad pueden llegar a
convertir a dicha acción en una autoría mediata por el tipo penal de asesi
nato, según las bases normativas y materiales que rigen la autoría y parti
cipación. Un individuo que se encuentra mermado en sus facultades psico-
motrices, puede erigirse en presa fácil de terceros -e n un instrumento-, para
manipularlos a voluntad (dominio), y lograr su propia muerte, configuración
de las cosas que no puede ser reconducida al tipo penal de suicidio. D ic h o en
o tr a s pa la br a s : el suicida siempre debe mantener el dominio del hecho. Debe
(483) Morales Prats, F.; Comentarios a ¡a Parte Especial del Derecho Penal, c it, p. 75.
(484) C arboneo . M ateu , J.C .; Homicidio y sus form as (y III):..., d t., p. 99.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 253
2A . Instigaciónal Suicidio
En términos generales la instigación es concebida en la doctrina, como
una presión psicológica intensa que ejerce el instigador, sobre el instigado,
para que éste último dé concreción material a un hecho punible determinado.
No puede ser un mero consejo, sugerencia e idea, debe ser un acto demos
trativamente inequívoco, de llevar al autor a la realización de un delito, que
no hubiese realizado*487*, si es que el instigador no le hubiese provocado la
decisión determinativa (dolo); finalmente la instigación sólo resulta reprimible
(485) V alle M u S iz , J.M.; C o m e n ta rio s a /a Parte Especia! del Derecho Penal, cit., p. 76.
(486) Asi, P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 213.
(487) Así, C arbonell M ateu , J.C.; Homicidio y sus formas (y lil), c it, p. 99.
254 Derecha penal - Parte especial: Tomo I
a título de doío(488)4
. La presión psicológica no puede dar lugar a una coacción,
9
8
pues de esta forma se pierde el poder conductivo de la esfera decisoria del
sujeto, dando lugar a un homicidio. Importa en todo caso incidir, en los juicios
de valor que ha de tomar en cuenta una persona, para optar por una delibe
ración delictiva. No podrá hablarse que hay instigación, cuando el autor está
ya casi decidido a cometer el delito, y la persona de atrás no hace mas que
darle el empujón final, para que el primero se decida.
Para que la instigación pueda ser eficaz, sólo podrá entenderse con
currente cuando la inducción se dirija a una persona que no ha adoptado la
decisión de suicidarse, de modo que se excluirá del ámbito típico las con
versaciones entre un tercero y la persona que ha adoptado la decisión de
suicidarse, o que está en la fase de elaboración personal de tai decisión, y
ello fuera cual fuese la opinión que al respecto expresase el tercero: el orde
namiento jurídico no impone un deber de tratar de disuadir al suicida, ni de
impedir comportamientos que no son lícitos, y que entra dentro del “agere
iicere”
El hecho de que existan ciertas personas proclives a cometer ciertos
delitos, no obsta a que éstos sean susceptibles de ser instigados, basta para
ello, de otro, que ejerza la influencia determinativa, tal como lo señalamos en
el análisis del asesinato por lucro. Eso sí, la instigación debe ser directa, del
instigador al instigado, siendo suficiente que venga precedido por la voluntad
de que se ponga en peligro un bien jurídico -penalm ente tutelado-.
En el caso del suicidio, el acto del instigador debe estar dirigido direc
tamente a que la persona, -no vale la instigación en cadena-, tome la deci
sión de auto-eliminarse; cuestión a saber, es que el instigador de ninguna
forma puede intervenir en los actos ejecutivos del suicidio, si lo hace a título
de colaborador, concurriría una superposición de eventos participativos, que
habría de inclinarnos por la instigación, al constituir en una modalidad más
intensa; y si dicha intervención adquiere ya la forma de ejecución típica, es
decir, es él quien de propia mano produce la muerte del otro, será un caso
de homicidio.
Tema a destacar, es la especial caracterización psico-física, en que
se encuentra el supuesto suicida, en el sentido que una merma significativa
en sus capacidades psico-motrices, lo podría convertir en un instrumento
(carente de imputabilidad) en el hombre de atrás, por lo que ya no se trataría
de un suicidio, sino un homicidio por autoría mediata(490). El suicida siempre
debe tener el dominio del hecho. En el ejemplo de una pareja que se encuen-
(488) Así, A lonso de E scamilla , A.; D el Homicidio y sus formas, cít., p. 56.
{491) En el caso de! C.P. españo! de 1995, en su artículo 143° se hace alusión a la Cooperación
necesaria al suicidio; entendemos que elio importa una complicidad primaria, según nues
tra opinión, en el sentido de que la contribución del tercero, tiene que haber sido imprescin
dible para que el suicida haya podido tograr su muerte, no cualquier contribución.
(492) Así, Soler, S.; Derecho p e n a l argentino, T. III, cit, p. 109; Núsez, R.; Derecho P enal
Argentino. P arte E special, T. III, cit., p. 146.
2 56 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. LAMUERTEDELSUICIDA
Se ha puesto en cuestión en la doctrina, si la instigación en el suicidio,
para ser punible requiere que se produzca la muerte del suicida. J o r g e B a -
r r e ir o , entiende como requisito para el castigo del inductor que el instigado
(495) En contra N úñez , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. III, c it, p. 146.
(496) Citado por Z ubiri de S alinas , E; Colaboración a l suicidio y eutanasia, c it, p. 65; Así,
G onzáles R us , J.J.; Formas de Hom icidio (II), cit., p. 83; En contra C arbonell M ateu ,
J.C.; Homicidio y sus form as (y lll):.., c it, p. 102.
(497) En contra S oler , S.; Derecho Penal Argentino, T. III, c it, p. 109.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 25 7
(498) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho P enal. D elitos contra la vida..., cit., p. 213.
Capítulo II
LOS D ELITO S DE A B O R TO
1. MARCOAPROXIMATIVO, ALCANCESDEPOLÍTICACRIMINAL
La vida humana -digna de protección penal-, no se circunscribe a la
persona que vive de forma independiente, fuera del claustro materno, sino
también a la vida en formación de conformidad con la finalidad teleotógica
del Derecho Penal, plasmada en el artículo IV del Título Preliminar del C.P.,
de común idea con el artículo 1° del Código Civil concordante con el artículo
2.1 de la Ley Fundamental. Un planteamiento humanista que coloca a la
vida humana como primer valor de la cúspide normativa que se simboliza
constitucionalmente.
Los delitos de aborto en comparación con los delitos de homicidio,
reciben una pena atenuada, ello en consideración al principio de lesividad
fundamentalmente, y al hecho contrastable, que la vida en formación es un
proyecto que aún no adquiere concreción propia a diferencia de la vida hu
mana ya lograda, lo que no quiere decir, que la primera de ellas merezca una
protección menos intensa.
En estos injustos, y ello hay que ponerlo de relieve, no sólo debe valo
rarse el interés digno de tutela, del nasciturus, pues aparecen también otros
intereses que ameritan ser valorados, nos referimos a la madre(499), quien en
su vientre ha de Elevar al concebido todo el tiempo que dure la gestación, y
ello genera para ella, un esfuerzo grande y encomiadle, sobre todo cuando
se trata de una madre soltera o abandona, de bajos recursos económicos,
que tiene que lidiar sola frente a los avatares de la vida, pues debe ocuparse
de su propia vida y de quien se encuentra depositado en sus entrañas. Punto
en discusión trascendental para definir la correcta política criminal que ha
(499) Así, Gonzáles Rus, J.J.; E l aborto. Lesiones a l feto, cit., p. 109; Bustos Ramírez, J.; M a
n u a l de Derecho Penal. Parte E special, cit., ps. 56-57.
260 Derecho penal - Parte especial; Tomo I
(500) H urtado P ozo , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, 2 (Aborto), cit., p. 5; V er al
respecto, N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte E s p e c ia lT. lll, cit., ps. 159-160.
(501) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit, p. 250.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 261
(502) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ia vida..., cit., p. 250.
(503) D íaz M uñoz, O.; La protección Constitucional del derecho a la vida del Concebido. En:
Diálogo con la Jurisprudencia, diciembre de 2007, Año 13, N° 111, c ít, p. 40.
262 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
los adultos, quienes utilizan a estas indefensa criaturas, los mismos padres;
hasta se sabe que son alquilados algunos niños para ejercer la mendicidad,
situación en realidad grave, que no provoca reacción decidida por parte del
Estado, no olvidemos que esos niños de las calles, de adultos serán los de
lincuentes del mañana.
Cuestión muy distinta fueron las práctica de esterilización forzada qué
se ejercieron en la década del noventa, en tanto estas personas no se les
informaba de las consecuencias de dicha decisión, prácticamente fueron lle
vados ciegamente a dicha situación, lo cual da lugar a hechos constitutivos
de una conducta criminal.
Todos estos aspectos deben ser puestos de relieve en el marco del
análisis dogmático de los delitos de aborto, cautelando la legitimidad del De
recho penal, así como los intereses jurídicos que se ponen en juego (del
nasciturus, de la mujer gestante y de la sociedad). El Derecho Punitivo, en
estos casos, debe atemperar una respuesta que pueda conciliar dichos va
lores fundamentales, amén de adecuar su intervención a los principios de un
orden democrático de derecho.
En resumidas cuentas, la política criminal en este ámbito de ia crimina
lidad, si en verdad quiere ser preventivo, debe asumir una propuesta despe-
nalizadora, que sin optar por una posición muy “liberalizadora", sea flexible
en orden a evitar que la intervención del Derecho penal, se convierta en un
arma represora de los derechos fundamentales, so pena de superponer cri
terios meta-jurídicos. Para ello se deben conciliar los intereses jurídicos en
juego, sin que un reconocimiento a ultranza de la voluntad de la mujer, lleve
a disminuir la tutela del bien jurídico en los delitos de aborto; es una cuestión
de mayor punición desde una franja conservadora, y de una mayor liberali-
zación desde la perspectiva !iberal(504).
De una represión indiscriminada del aborto, sobrevienen las siguientes
consecuencias:
(504) Así, G onzáles R us, J.J.; E l aborto. Lesiones a i feto, d t , p. 104; A lonso de E scamilla , A.;
Del Aborto, cit., p. 61.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 263
(5 0 5 ) G imbernat O rdeig , E.; Por un aborto libre, cií., p. 39. Esta discriminación se extiende
también, en los métodos anticonceptivos como el AOE, pues, mientras que las mujeres
pertenecientes a las clases más pudientes pueden acceder fácilmente al Anticoncep
tivo Oral de Emergencia, las multes pertenecientes a las clases más pobres deben de
esperar que el Gobierno decida distribuirla gratuitamente, dependiendo de su autori
zación. Situación que no hace más que ensanchar tas contradicciones de una política
sexual y reproductiva anacrónica e involucionada.
(50 6) Asi P e íía C abrera, R.; Estudios de Derecho Pena/. Parte E speciare it., p. 239; H urtado
Pozo, José; M anual de Derecho Penal. Parte Especial. Ediciones Juris. Lima, 1995, cit.,
p. 28.
(50 7) Se estima que (as peruanas tienen su primer hijo a ta edad promedio de 22 años y que
diez de cada cien adolescentes ya son madres.
264 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(508) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 240.
(509) El crecimiento de los abortos ciandestinos en los últimos años no deja de ser alarmante,
pues, en el año 1997 se estimaba extraoficialmente que se cometían anualmente 260
mil abortos, entonces, siete años más tarde se demuestra que la cantidad de abortos
clandestinos se ha duplicado.
(510) Son datos estadísticos elaborados por la ONG “Flora Tristán”, asimismo se señala en ei
Informe Periodístico que “Los principales hospitales desabastecidos son del Ministerio
de Salud (M INSA), cuyos programas de planificación fam iliar no cuentan con los insu
mos suficientes para atender a la población”; más aún, estos establecimientos hospitala
rios no cuentan con el debido abastecimiento de anticonceptivos, que no hace más que
agravar la situación ya existente, en tal sentido se señala que “En el pais 3.6 millones de
mujeres son sexuaimente activas, de ellas un millón estarían suficientemente protegidas
frente a un embarazo no deseado", según !o señala Susana Chávez representante de ia
citada ONG.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 265
debe dirigirse a las mujeres, sino también a los hombres, en suma, hacia
las parejas sexualmente activas y en los colegios, donde se deben im partir
cursos al respecto. Ciertamente, esta política planificadora no puede estar
sometida a directrices ideológicas conservadoras y extremadamente fana-
tistas. La ciencia médica es la que debe guiar esta orientación, obviamente
en respeto de los derechos fundamentales de la persona y de su dignidad.
2. SISTEMAS DE DESPENALIZACIÓN
(511) Así, C arboneo . M ateu , J.C .I González, Cussac, J.L.; Aborto, cit., p. 120; Ver al respecto,
F ernandez del T orco , J.M .; Interrupción voluntaria de embarazo y consentimiento de la
mujer, cit, p. 22.
(51 2 ) B ustos R amírez, J .; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 58.
decisión no pueda poner en riesgo su propia vida, así como una vida que ya
cuenta con cierta viabilidad de existencia independiente.
Se trata en e! fondo de un modelo combinado de libertad plena del
aborto practicado en un periodo inicial y de su admisión, en las demás eta
pas, bajo ciertas condiciones (médica, eugenésica, ética y social)(514).
Para la adopción de la solución dé los plazos en los países desarro
llados, no se ha dejado de lado, por ser fundamental, la organización de
una oficina de consulta, orientación y consejo sobre los pro y contra de la
práctica del aborto; como la de un sistema de establecimientos hospitalarios
y de asistencia médica y financiera para las madres sin medios económicos
suficientes*515). Esto resulta imperioso para que pueda funcionar un sistema
así concebido, por lo que sólo Naciones económicamente fuertes, puedan
adoptarlo, pues se requiere de la implementación de todo un orden de medi
das, que puedan asegurar que su utilización por parte de las embarazadas,
un empleo indiscriminado, fomentando una actividad sexual irresponsable,
con ello vaciaríamos de contenido material, un bien jurídico tan importante,
como la vida humana en formación. El seguimiento médico y sociológico es
de relevancia, para poder contar con un eficiente tratamiento, y que el Esta
do pueda fiscalizar dichas prácticas, para que no desborden el umbral de la
legalidad. La interrupción del embarazo debe ser siempre la última opción,
por lo que se debe conceder a la gestante, una serie de alternativas, como
la adopción, etc. Por tales motivos, el sistema de los plazos, no se ajusta a
realidades sociales como la peruana.
Antes de ios tres meses, se dice, el producto de la concepción ni tiene
la form a ni los órganos característicos del ser humano, por lo que en realidad
no es vida humana sino un puro producto biológico, no susceptible todavía
de tutela penal(516)5
. Desde el punto de vista científico se ha demostrado, que
7
1
la actividad cerebral del producto de la concepción comienza al finalizar el
tercer mes del embarazo, época en la cual empieza a adquirir una forma
semejante a la humana(5t7).
En las doce primeras semanas de gestación debe valorarse en mayor
medida el libre desarrollo de la personalidad (madre); a partir de la décimo-
tercera semana se complementaría el sistema con el de las indicaciones:
sólo podría producirse el aborto en supuestos muy concretos(518).
(514) H urtado P ozo , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cít., p. 40.
(51 5) P esa C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 253.
(517) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., cit., p. 253.
(518) C arboneo . M ateu , J.C./G onzález C ussac , J.L.; Aborto, cit., p. 120.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 267
(520) Pesa Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 255.
(521) Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., d t., p. 255.
268 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(522) Carbonell Mateu, J.C./G onzAlez C ussac, J.L.; A borto, cit, p. 123.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 269
(5 2 5 ) Así, H urtado P ozo , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it., p. 4 7 .
270 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(526) Este supuesto de aborto impune ha sido recogido en Checoslovaquia (1957), exigién
dose por ios menos tres hijos y una situación económica grave.
(527) G imbernat O rdeig , E.; P or un aborto Ubre, c it, p. 39.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 271
dad individual, de modo, que sea ella finalmente quien tome la decisión más
acertada conforme a una serie de variables.
El asesoramiento está entonces orientado a darle una serie de opcio
nes a la embarazada, entre las cuales, está también la figura de la adopción,
donde lo que se pretende es en realidad generar una autoconciencia de la
planificación, de ia sexualidad, de la reproducción y de sus consecuencias.
Por lo expuesto, queda mucho por hacer, para poder hacer frente a
esta problemática, pero de ningún modo podemos concebir que el Derecho
Penal constituye el mecanismo más idóneo para solucionarlo, como se dijo
de requieren de auténticas medidas de política social, tomando en conside
ración todos los intereses jurídicos que se ponen en juego. En nuestro país,
señala H u rtad o P o z o , debe plantearse de manera seria y franca la problemá
tica del aborto teniendo en cuenta el aspecto demográfico, reconociendo el
fracaso patente de la política legislativa sobre todo represiva; y constatando
las consecuencias nefastas de los abortos clandestinos cometidos, general
mente, en caso de embarazos no deseados{528).
(528) H urtado P ozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 48.
(530) A sí, V alle M u r e , J.M ./Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del D e
recho Penal, c it, p. 94; L ascurain S ánchez, J.A.; Del Aborto. En: Comentarios al Código
Penal. Director Gonzalo Rodríguez Mourullo, cit., p. 421.
(531) Así, H urtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 57; G onzAles
Rus, J.J.; E l aborto. Lesiones a l feto, c it, ps. 112-113.
272 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5. DEFINICIÓNDELABORTO
El aborto importa la acción u omisión lesiva (dolosa) que recae so
bre la vida humana en formación, generando su eliminación, sea por vías
físicas, psíquicas, mecánicas y artificiales, propiciando en todo caso la inte
rrupción de la gestación, la muerte del feto (vida pre-natal)(535)5
. Por lo que la
6
3
acción dolosa no puede incidir sobre el feto muerto (imposibilidad del obje
to), y tampoco cuando se ejecuta con anterioridad a la fecundación, antes
de la anidación (métodos anticonceptivos). El tiempo del embarazo no inte
resa^365, así como los medios que han de emplearse para la realización de la
acción abortiva(537)5
, sólo interesará a efectos de una mayor pena, la calidad
8
3
del agente. Lo esencial es que represente un medio que haya producido
esa muerte o el aborto, con arreglo general de la causalidad m aterial^385, en
nuestra consideración de acuerdo a los criterios de imputación objetiva. De
ello se deduce que la acción debe ser ejecutada sobre un sujeto que no pue
(532) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra ¡a vida..., c it, p. 260; Así,
G onzáles R us , J.J.; El aborto. Lesiones aí feto, cit., ps. 111-112.
(533) Ñ o ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. III, cit., p. 160.
(534) A sí, B ustos R amírez , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it., p. 55.
(535) A sí, C arbonell M ateu , J.C V G onzález C ussac , J.L.; Aborto, cit., p . 114.
(536) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., c it, p. 263.
(537) De forma am plia, P eña C abrera , R .; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida ..
cit., ps. 263-265.
(538) N ú ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. III, cit., ps. 164-165.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 273
(539) S oler, S.; Derecho penal argentino , T. lll, cit., ps. 110-111.
(540) B ustos R amírez , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especia!, c it., p. 59.
(541) S oler , S.; Derecho penal argentino , T. lll, cit., p. 111; Así, H urtado P ozo , J.; Manual
de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 57; P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho
Penal. D elitos contra la vida..., cit., p. 263; N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte
Especial, T. til, cit., p. 163.
(542) G onzAles R us, J.J.; E l aborto. Lesiones a l feto, c it, p. 116; A sí, V alle M uñiz , J.M VQ uin -
tero O livares , G .; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 94; L as -
curain S ánchez, J.A.; Del Aborto, cit., p. 422.
(543) Núñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. lll, cit., p. 161.
274 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5.1. Sujetopasivo
Si el delito de aborto tutela la vida en proceso de formación, sujeto
pasivo ha de ser el titular de dicha vida, esto es, el nasciturus(544)5
, inferencia
4
que se desprende también del reconocimiento constitucional de aquél que se
erige como valor fundamental. Cuestión distinta es que éste, por cuestiones
orgánicas y/o fisiológicas, se encuentre en el vientre de su madre, no por
que ella es portadora del fruto de la concepción, se le puede estimar sujeto
pasivo(545>. De hecho, será ella la primera ofendida, cuando se produce la
conducta criminal, pero he de verse que a veces ella será la causante, tal
como se desprende del artículo 114° del C.P.. Nada ha de objetar lo dicho,
la situación de imposibilidad de que el nasciturus no puede ejercer directa
mente la acción penal, claro, si está muerto ello es materialmente imposible.
Tampoco será el Estado ni la comunidad, el primero porque a éste no
le incumbe la vida pre-natal de forma directa, sólo está obligado a proteger
dicho interés jurídico, al igual que el resto que se glosa en los primeros ar
tículos del C.P.. La sociedad, tampoco, porque la vida en formación recala
en un ámbito personalista del individuo, no trasciende la individualidad, para
poder adquirir naturaleza colectiva.
1. CUESTIONES PRELIMINARES
En primera línea de estos injustos, identificamos el tipo penal de auto-
aborto, contemplado normativamente en el artículo 114° del C.P.. Consiste
como la propia norma lo define, en el aborto causado por la propia madre,
es decir, la gestante provoca de propia mano la interrupción de la gestación.
Sin embargo, la misma tipicidad objetiva hace alusión también, al aborto
consentido, que es cometido por un tercero pero asentado por la madre.
La política criminal en este caso se dirige a reprimir la propia conducta
de la madre, que de forma dolosa propicia la interrupción de su embarazo,
sin interesar tos motivos que la impulsaron a dicha determinación, pues si
estos aparecen y son importantes, da lugar a un aborto atenuado (art. 120°
del C.P.).
Este tipo penal debe ser entendido de común idea con ei artículo 115°,
en cuanto a la delimitación de esferas de responsabilidad penal de la madre
con el tercero que causa el aborto con su asentimiento.
2. TIPOOBJETIVO
La modalidad típica hace alusión al aborto, que se produce como obra
generadora de la propia gestante, que a partir de una conducta que se dirige
de forma unívoca a dar muerte a su propio hijo. El tipo penal en cuestión no
define expresamente la forma de que cómo ha de realizarse el aborto, por lo
que puede ser utilizado cualquier medio, siempre y cuando éste fuese útil e
idóneo, para que se pueda perfeccionar la voluntad criminal. Punto importan
te a saber, a efectos de descartar cualquier otro factor causal que pudo haber
sido ef desencadenante del resultado lesivo; v. gr.t si la adora ingirió ciertos
medicamentos -supuestamente abortivos-, pero los tomó cuando ya el feto
había fallecido por problemas orgánicos, habrá que descartar la imputación
delictiva. Si lo queremos decir así: el resultado lesivo (aborto=muerte del
feto), debe ser concreción última de la conducta de la madre que generó el
riesgo no permitido, y no de otros cursos causales que hayan podido incidir
también en la provocación de dicho causación, a fin de dar por acreditada la
relación normativa referida a la imputación objetiva.
Importa un comportamiento activo por parte de la autora (gestante), v.
gr., ella misma toma los abortivos, se introduce al útero elementos extraños
con ese propósito, o, en general, ejecuta por sí misma las maniobras aborti
va s(546)5
. En el caso de beber sustancias abortivas, la madre debe saber que
7
4
se trata de un fármaco abortivo, pues si por error lo toma, pues el padre, le
señaló que era el medicamento recetado por el galeno, se trataría en reali
dad de un aborto no consentido, tipificado en el artículo 116° del C.P., no es
un caso de autoría mediata, pues el hombre de atrás no puede ser autor del
tipo penal previsto en ei artículo 114° (in fíne).
Se habla de que el auto-aborto requiere de una conducta comisiva
por parte de la autora del crimen, por lo que se diría que no resulta fac
tible su realización típica mediante una comisión por omisión, según los
alcances normativos del artículo 13° del C.P. En principio queda claro, que
la madre es garante del fruto de la concepción que lleva en su vientre, y que
el orden jurídico le exige la realización de actos de salvaguarda, dirigidos a
cautelar la indemnidad del ser en formación, por otro lado, esta figura delicti
va sólo es punible a título de doíoí547). A modo de ejemplo, si la gestante está
siendo sometida a un tratamiento médico, en vista de que su embarazo es
complicado, por lo que el médico le prescribe cierta medicación, imprescindi
(546) Peña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it., p. 269.
(5 4 7 ) A sí, H urtado P ozo , J .; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it., p. 62.
27 6 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ble para viabilizar la vida del feto, pero ella con conciencia de ello, omite to
mar la medicación recetada, sabiendo que puede provocar la interrupción de
la gestación, y así sucede finalmente. Otro caso, resulta de la prohibición de
ingerir ciertas sustancias y/o comidas, por parte del facultativo, prohibición
que es ignorada por la gestante, de lo que acontece el aborto, determinado
por una conducta negligente en realidad, que está exonerado de responsabi
lidad, al no haberse previsto normativamente la modalidad culposa.
El segundo caso, es el llamado autoaborto pasivo(548). Bajo esta hipó
tesis la gestante no provoca directamente el aborto, mediante aptos dirigidos
a tal fin, simplemente permite que otra persona, realice sobre su cuerpo una
actividad encaminada a propiciar la muerte del feto; se supone que ambos
se han puesto de acuerdo, por lo que se debe verificar que la decisión de la
mujer, fue prestada en un ambiente de plena libertad y voluntariedad, y que
ha de advertirse en todo el proceso abortivo. Al igual que el primer supuesto,
el tipo penal no define de forma expresa cuales deben ser los medios que
utilice el agente, para lograr la realización típica.
Tanto en su modalidad de autoproducción cuanto de otorgamiento del
consentimiento las conductas han de ser plenamente voluntarias y libres*5
549*.
8
4
El consentimiento constituye un elemento del tipo cuyo sentido no es otro
que el de autorizar las maniobras que es preciso realizar sobre ella para
producir el aborto*550*.
Se diría que en el segundo supuesto, la madre sería instigadora según
los alcances del artículo 115° del C.P., pues es quien busca al tercero para
que la practique el aborto, merced al pago concertado previamente, pero ya
el tipo penal acoge dicha conducta que quedaría desplazada, no se le podría
penalizar por ambas conductas, so pena de vulnerar el principio del non bis
in ídem. A opinión de Hurtado, si se excluyen estos dos casos del dominio de
aplicación del art. 114, se desnaturaliza totalmente su finalidad: reprimir de
forma atenuada a la mujer, debido a su peculiar situación material y psíquica
que la conduce a comportarse de esa manera*551*.
Conforme a lo dicho, la represión al tercero deviene en un injusto cuali
ficado, tomado en cuenta las circunstancias y/o factores que llevan a la mujer
a deshacerse de su hijo, a diferencia de Eos móviles (lucrativos) que inspiran
ai tercero a cometer el aborto. L a s c u r a ín S á n c h e z , comentando el artículo
145° del C.P. español, sostiene que la pena que se impone a la embarazada
es significativamente más leve que la del sujeto activo genérico, en atención
(548) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penaf. D elitos contra la vida..., d t., p. 269.
(551) H urtado P ozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, d t , p. 62.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud ni
a la influencia que en la medida de su culpabilidad tiene el conflicto de inte
reses que padeceí5S2).
3. AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN
Como debe ser en estos casos, sólo es sancionable esta figura a título
de dolo, conciencia y voluntad de la gestante de provocar por ella misma la
muerte del feto, donde la cognición debe cubrir todos los elementos constitu
tivos del tipo penal: saber que está embarazada y que los medios empleados
son eficaces para producir la eliminación del nascíturus. Cabe perfectamente
incluir el dolo eventual, el conocimiento del riesgo permitido resulta suficien-
te5(554).
3
2
5
La consumación de esta figura delictiva se alcanza con la muerte del
fruto de la concepción, como se sostuvo se trata de un delito de resultado.
Será calificada como una tentat¡va(555), aquellos actos que se encaminaron
a lograr dicho resultado lesivo, pero que por una serie de circunstancias no
logró perfeccionarse; v. gr., la sala de operación lista, para ser sometida a
la práctica abortiva la gestante, iniciada ésta, justo se produce una interven
ción policial; no confundamos el inicio de la ejecución típica con los actos
meramente preparatorios, no resulta punible cuando la madre acude a una
farm acia a comprar la sustancia abortiva o cuando acude al centró médico
para concertar la cita. La doctrina discute si la tentativa en el caso de la
madre, debe ser impune. P e ñ a C a b r e r a opta por la impunidad, no solamente
por razones de política criminal nos lleva a sostener lo dicho -escribe-, sino
que, generalmente los actos de tentativa en esta figura no constituyen figuras
delictivas independientes, pues debemos considerar que en el espacio de
la tentativa en este delito tiene un margen limitado**5565 *. H u rtad o Pozo es de
8
7
opinión contraria, ai señalar que la excepción debe ser establecida expresa
mente, como lo hizo el legislador argentino en el artículo 880(557) del C.P.<558).
La razón de la impunidad de la una y del otro (delito imposible*559*),
es que el estrépito del foro produce más perjuicio social que la impunidad
en relación a un hecho que queda en la intim idad de la mujer, y que no
ocasiona un daño efectivo*560*. Si bien, no podemos adm itir que form al
mente no se produzca actos reputados como tentativa, en el caso del
auto-aborto, margen tal vez dificultoso, pero no lo suficiente para negarlo,
existiendo ya una peligrosidad objetiva para el bien jurídico tutelado, no
podemos aceptar dicha punición, de hecho, por consideraciones de orden
político crimina!, por algo el legislador, decidió normar autonómicamente
la conducta de la madre y la del tercero que ejecuta el aborto con con
sentim iento de la gestante, determinado una pena en suma atenuada con
respecto al otro.
Los motivos que pueden llevar a la gestante a tan fatal decisión, han
de implicarse con los fines del Derecho penal, donde la sanción punitiva no
sólo requiere de la acreditación de un injusto culpable y punible, sino también
que la conducta incriminada sea necesitada y merecedora de una pena, en
orden a cautelar los efectos preventivos de la pena. Reprimir a la madre por
los actos ejecutivos, que inició para dar muerte a su hijo, importa en reali
dad una respuesta penal que se condice con (a naturaleza humana que ha
1. TIPICIDADOBJETIVA
La descripción típica de este injusto debe ser entendido de común idea
con el articulado antes analizado, en el sentido de que ya el artículo 114° del
C.P., hace alusión en su estructuración típica a la conducta del tercero que
causa el aborto con asentimiento de la gestante.
1.1 Sujetoactivo
Será todo aquel, que realiza la acción típica, menos la madre, pues su
intervención será penalizada conforme el tipo penal de auto-aborto (art. 114°
del C.P.). En principio no se exige una cualidad especial en la persona del
agente, pues si éste es un médico, galeno u otro, la conducta será desplaza
da al artículo 117o (in fine), en vista de la circunstancia agravante que recoge
dicha tipificación.
1.2. Sujetopasivo
Es el feto, el fruto de la concepción desde la anidación del óvulo fe
cundado, hasta antes de iniciarse el proceso del parto. Se requiere que el
nasciturus, tenga viabilidad de vida, sin interesar el tiempo de la gestación.
1.3. Accióntípica
Bajo esta hipótesis delictiva, el agente dirige su plan criminal, a pro
vocar la muerte del feto, mediando acto unívocamente demostrativo a dicha
finalidad (factor final), no la encauza entonces, a lesionar a la gestante, pues
si así sucede sería un caso de aborto preterintencional. La referencia que
hace la tey con la palabra “causa”, nos indica que la conducta puede asumir
280 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(561 ) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida.. cfL, ps. 271-272.
(562) F ernández del T oro A lonso , J.M .; Interrupción voluntaría de embarazo y consentimiento
de la mujer, cit., p. 44.
(563) A sí, S oler, S .; Derecho Penai Argentino, T. III, c it, p. 117.
(564) Vid., ampliamente F ernández del T orco A lonso , Interrupción voluntaría de embarazo y
consentimiento de la mujer,; c it, ps. 34-41.
(565) H urtado Pozo , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 63.
(566) Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penai. Delitos contra la vid a ..., cit.,p. 273.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 281
2* AUTORÍAYPARTICIPACIÓN
Autores serán todos aquellos que tuvieron el dominio del hecho, en
cuanto a la efectiva realización típica, quienes propiciaron de forma directa
la interrupción del embarazo. Coautores podrán ser los dos agentes, que de
forma concertada, y en franca división del trabajo realizaron las maniobras
abortivas, no alcanzando esta previsión legal a los galenos; quienes única
mente brindaron una contribución, sobre todo a nivel preparatorio, v. gr., quien
consiguió cierto material, imprescindible para que el autor pueda ejecutar la
actividad típica, serán calificados como cómplices (primarios y/o secunda-
(56 7) Así, P eña Cabrera, R.; Estudios de Derecho P enai Delitos contra ia vida..., cit., p. 272.
(568) F ernandez del T orco A lonso , J.M.; Interrupción voluntaría de embarazo y consentimien
to de la mujer, cit., p. 34.
(5 6 9 ) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ia vida..., c it., p. 2 7 2 ; Así,
F ernandez del T oro A lonso , J.M .; Interrupción voluntaría del em barazo y consentimien
to de ia mujer, c it., ps. 41-42; NCiñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. II!,
c it, p. 169; S oler , S .; Derecho Penai Argentino, T. III, c it, p. 117.
(570) NOñez, R.; Derecho Penai Argentino. Parte Especial, T. III, c it, p. 169.
282 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ríos); pero sí dicha contribución se la facilitan a la madre, para que ella cause
su aborto, la complicidad se dará también, en cuanto al artículo 114°.
En el caso de la madre, ya se dijo que será penalizada como autora
del delito contemplado en el tipo penal de auto-aborto, no obstante ser consi
derada una instigadora de fa figura delictiva in comento, pero por razones de
política criminal amerita una tipificación penal autonómica.
En cuanto ai padre, si es que su conducta se dirige a convencer a la
madre, será instigador del artículo 114°, a menos que sea éí quien realice el
aborto, por lo que será autor del artículo 115°, y si se limita a dar el dinero,
será considerado como un cómplice primario(571).
3. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Se trata de una figura delictiva sólo reprimióle a título de dolo, concien
cia y voluntad de realización típica, dirigir la conducta hacia la obtención de la
consecución criminal, esto es, la muerte del feto. Admitimos el dolo eventual,
pues basta con saber que la mujer está embarazada, y que la acción que se
esta ejecutando es idónea para provocarle el aborto.
4. CIRCUNSTANCIAAGRAVANTE(PRETERINTENCIONALIDAD)
Según ios principios que rigen la estructura general de la teoría del
delito, que fueron recogidos por el legislador en el Título Preliminar del C.P.,
destaca el principio de culpabilidad, según el cual el autor sólo puede respon
der por aquellos resultados lesivos y/o puestas en peligro de un bien jurídico,
cuando ha de revelarse en él una vinculación anímica -doto o culpa-, que
funge de vinculación subjetiva entre el agente y el injusto penal. Por ello, el
agente sólo puede responder penalmente por aquellos resultados que eran
cognoscibles, evitables, dominables y/o evitables, por lo que quedan fuera
del ámbito de punición, aquellos frutos de ia causalidad, del azar, del destino,
que por imprevisibles no pueden fundar la atribución de responsabilidad.
Sin embargo, el legislador con el afán de ejercer una mayor penaliza-
ción, construyó los denominados delitos preterintencionales, que se compo
nen de una mixtura entre el dolo y la culpa, que se configura cuando el autor
conduce su conducta a la obtención de un determinado resultado nocivo,
pero sobreviene un resultado más grave al querido, y al poder ser previsible
por el mismo, ha de imputarse éste a título de culpa. Un sector de la doctrina
rechaza la previsibilidad, para sostener la punición a título de imprudencia,
apelando a factores de imputación objetiva.
(571) Así, Pera Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c¡t, p. 274.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 2 83
(572) Así, H urtado P ozo , J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cít., ps. 73-74.
(573) En contra S oler, haciendo referencia al artículo 85° del C.P. argentino; Derecho Penal
Argentino, T. III, cit, p. 119, según la terminología empleada: Hsi del hecho derivare la
muerte de Ea mujer”; A favor N úñez, R.; al señalar que en primer tugar, no resulta irrazo
nable pensar que la ley, al referirse ai hedió, no ha restringido su alcance al caso del
delito consumado, sino que ha tomado en consideración preferentemente las maniobras
abortivas que representan el factor causal a que el concepto atiende. En segundo lugar,
ei principio de la tentativa extiende la aplicabilidad del agravamiento del delito básico del
aborto consumado, también a su tentativa; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T.
III, cit., p. 171.
(574) N úñez , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especiai, T. III, d t., p. 172.
284 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. CUESTIONESPRELIMINARES
El artículo 115° del C.P., hace alusión a un aborto consentido, lo que
a efectos de penalidad da lugar a una atenuación de la pena, lo que no pue
de hacer pensar que la madre sea el titular del bien jurídico tutelado, pues
el nasciturus es quien recibe la tutela penal en todas estas descripciones
típicas, la madre en el caso de las figuras que comprenden el resultado so
brevenido muerte.
Ahora bien, en ei caso que nos ocupa, a distinción de la figura ante
rior, se produce la muerte del feto, pero sin el consentimiento de la mujer
gestante, en contra de su voluntad de interrumpe el proceso del embara
zo. Mayor disvalor del injusto típico que el legislador ha considerado para
efectos de agravar la pena, lo cual es consistente según el principio de
culpabilidad.
La peculiar gravedad de este delito proviene, de que añade a la des
trucción de la vida humana prenatal el daño inexorable a la integridad física
de la gestante, la quiebre de su voluntad de continuar con el embarazo y la
frustración definitiva de las trascendentes expectativas vitales que este esta
do comportaba(575).
2. TIPICIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
Podrá serio cualquier persona, menos la madre, pues la tipicidad pe
na! señala que e! aborto se comete sin su asentimiento. Debemos descartar
también a los médicos, facultativos, farmacéutico, obstetra, pues aquéllos en
vista de la cualidad profesional que los asisten son reprimidos según el tipo
legal previsto en el artículo 117° del C.P.
(575) L ascurain S ánchez, J.A.; D el Aborto, cit., p. 423; Así, V alle M uñiz, J.M ./Q uintero O liva
res , G .; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., ps. 95-96.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 285
2.3. Accióntípica
En este caso, el agente realiza la modalidad del tipo penal, dirigiéndola no
sólo a la eliminación del feto, mediando maniobras abortivas, sino que previa
mente ha de procurar que la madre no impida dicha realización, por lo que ésta
debe mostrarse renuente a que se dé muerte a la vida humana en formación.
Particularidad del tipo penal es la ausencia de consentimiento de la
gestante, lo que ha de incidir en ciertos medios que puedan incidir en una vo
luntad viciada o, dígase en error. Si la negativa se da a posteriori, cuando ya
había prestado con anterioridad su asentimiento, deberá tipificarse un aborto
consentido, pues no se pueden confundir retractación con arrepentimiento.
Primero, el agente se enfrenta a una gestante, que le ha expresado su
negativa a permitir que le practiquen el aborto, por lo que el autor opta por
desplegar una violencia y/o amenaza lo suficientemente intensa, para poder
doblegar dicha negativa, vis compulsiva, con una fuerza física idónea, v.gr,
golpes, amenaza de muerte con un arma de fuego, siendo maniatada, es
decir, se encuentra imposibilitada de ejercer mecanismos de defensa<576). Si
la amenaza era en realidad inconsistente, o dígase carente de peligrosidad
objetiva, y la madre accede, será un aborto consentido.
Segundo, la gestante es colocada en un estado de inconsciencia, pro
ducto de la utilización de fármacos, sedantes, barbitúricos, drogas, alcohol,
etc.; y dicho estado de imposibilidad de ejercer resistencia, es aprovechada
por el agente, para practicarle el aborto. Si se trata de una gestante comple
tamente inimputable, su consentimiento se da como no prestado, por lo que
resulta de aplicación el artículo 116° del C.P.5
(577).
6
7
Tercero, puede tomar lugar, cuando la mujer ignora lo que está hacien
do, dicho así: el autor le otorga una apariencia falsa a la realidad, cuando le
hace tomar una sustancia abortiva, creyendo la madre, que se trata de un
medicamento que le fue prescrito por el médico. Ha de presentarse una cier
ta relación de confianza, al ser dicho tercero su pareja, su madre, hermano,
etc.; pero no un desconocido, una persona en dicha condiciones no puede
aceptar de cualquiera un determinado medicamento, estando embarazada,
claro, ello no puede decirse con respecto a su médico., y si éste último se
equívoca, y por error le receta una medicamento abortivo, sería en realidad
un aborto culposo, exento de pena según el derecho positivo vigente.
(5 7 6 ) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p. 277.
(5 7 7 ) Así, P eña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ¡a vida.... c it., p. 27 7 .
286 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. AUTORÍA y p a r t ic ip a c ió n
Autor será todo aquel que posea el dominio del hecho, que en sus
manos haya estado la perpetración y/o frustración del hecho punible. Podrá
(5 7 8 ) C arboneo . M ateu, J.C ./G onzález C ussac , J.L.; Aborto, c it., p . 116.
5. CIRCUNSTANCIAAGRAVANTE(PRETERINTENCIONALIDAD)
Dadas las condiciones en que se ejecuta el aborto en este caso, de
hecho que hay una mayor probabilidad de que se produzca la muerte de la
gestante, en vista de que ella no presta su consentimiento al mismo, por lo
que general supondrá el despliegue de una fuerza suficientemente intensa,
para que sobrevenga la muerte de aquella.
De igual forma como se sostuvo en el artículo 115°, el resultado más
grave “no querido”, para que pueda ser imputado al agente, debe ser someti
do al factor “previsibilidad” , es decir, el autor pudo haber evitado el resultado
lesivo acaecido, si que hubiese sido más diligente al momento de realizar
la acción que desencadenó la muerte de la mujer. Por lo que se dice, que
importa una acción dolosa dirigida a causar la muerte del feto, seguido (con
currencia), con la muerte de la gestante a título de culpa, lo que en realidad
supone un concurso ideal de delitos.
Entonces, dicho factor, que anida en la responsabilidad por culpa,
debe cotejarse conforme al grado de conciencia de la creación de un riesgo
no permitido de aptitud de lesión para la vida de la embarazada; v. gr., si el
agente, a fin de colocar en un estado de inconciencia a la mujer, le suministra
una excesiva dosis de barbáricos, ya sabe perfectamente que puede pro
vocar la muerte de la misma, por lo que dicho evento lesivo, estaría cubierto
por ía figura del dolo eventual, que excluye la figura preterintencional, a me
nos que no haya sido consciente de ello, pudiéndose en este caso, aplicar la
preterintencionalidad.
El autor no debe haber medido el alcance nocivo de la conducta que
realiza, ora para dar muerte al nasciturus, ora para eliminar la resistencia de
la gestante, para conseguir su consentimiento (viciado); no olvidemos que el
tipo penal del artículo 116°, puede concurrir con las figuras típicas de lesiones.
288 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. APUNTES DEPOLÍTICACRIMINAL
El aborto supone toda aquella conducta (dolosa), que se ejecuta sobre
el fruto de ¡a concepción, cortando abruptamente el proceso de la gesta
ción, con ello una esperanza de vida. Conducta típica que puede concretarse
mediante una actividad propia de la madre (auto-aborto), o a partir de una
conducta que comete un tercero, con aquiescencia de la madre (consentido)
o, en contra de su voluntad (no consentido). En las tres figuras delictivas el
desvalor del resultado es el mismo: la muerte del feto, pero si dicho compor
tamiento va aparejado por un quiebre de la voluntad de la gestante, determi
na una reacción penal más intensa.
Las circunstancias agravantes, no ha de contemplarse sólo en vista
de un mayor desvalor del injusto típico, sino también en cuanto a la calidad
del agente, que por haber ostentado un determinado cargo, profesión, oficio
y/o industria, amerita un reproche personal de mayor advertencia. Cuestión
que ha puesto de relieve el legislador, para construir la circunstancia agra
vante en este articulado, tomando en cuenta el prevalimiento de la profesión
(580) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., c it, p . 278.
(581) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p . 278.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 289
2. CONDICIONESAEFECTOSDEPUNICIÓN
La norma penal in examine, advierte en el tenor literal de su composición
típica, la descripción de un listado de personas, que pueden ser considerados
“autores” a efectos penales. Primero, dice el médico, es todo aquel que cuenta
con un título de una universidad reconocida por Ley, y debidamente colegiado,
valga la redundancia, en el Colegio Médico; no hace alusión el tipo, que debe
contar con una determinada especialidad (ginecólogo), por lo que puede ser
cualquiera, con tal que cuente con la certificación respectiva; eso sí, debe es
tar ejerciendo la profesión médica, pues si el autor cesó o esta suspendido de
ejercerlas, no podrá encuadrarse en la especificación normativa en cuestión.
Máxime, si la punición está condicionada al prevaiimiento del cargo.
Luego, se incluye al obstetra y al farmacéutico; el primero de ellos es
un profesional que sin ser médico, ejerce una actividad ligada a la medicina
humana. Entre las funciones de una enfermera obstetra certificada se alude
a servicios de diagnóstico (elaborar ta historia clínica, realizar la valoración
física, ordenar los procedimientos y exámenes de laboratorio), manejo tera
péutico, suministrar prescripciones, coordinar consultas, así como la difusión
de programas de salud, en cuanto a la prevención de ciertas enfermedades,
y el segundo es una persona que hunde sus conocimientos en temas relati
vos a los medicamentos que se expenden en las farmacias. Consideramos
que tal vez los primeros puedan tener un mayor dominio de escena para
cometer esta clase de conductas, en tanto, que tos segundos, se limitan mu
chas veces a sugerir un determinado fármaco, que puede ser abortivo, y si
esto es así, sólo cabría su intervención como cómplices de cualesquiera de
los artículos anteriores; a menos que de forma directa e inequívoca produz
can la interrupción dolosa del embarazo.
Entendemos que causar un aborto, implica la realización activa de una
conducta, orientada a propiciar la muerte dei feto, de que el auto de motu
proprío intervenga quirúrgicamente a la gestante, que le coloque el método
abortivo, pero no puede ser un mero hacer, de dar algo. De ser así, estaría
mos desnaturalizando ta esencia de la conducta típica.
292 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(586) S oler, S.; Derecho penal argentino , T. III, cit., p. 121; Así, Núñez, R.; Derecho Penal
Argentino. Parte Especia!, T. III, cit., p. 174.
(587) Cfr., Hurtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 75.
(588) Así, Núñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. III, c it, p. 174.
(589) Soler, S.; Derecho penal argentino, T. III, d t, p. 121.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 293
1. CONSIDERACIONESGENERALES
La vida del que está por nacer, del nasciturus, es una esperanza con
creta de vida, que requiere una intensa protección por parte del Derecho
Penal, teniendo en cuenta la particular forma de cómo viene al mundo, al
estar ligado al vientre de su madre. Situación de indefensión, que importa
que el instrumento punitivo cierre espacios de impunidad, ante conductas
que también pueden exteriorizar el desvalor del resultado que el legislador,
ha plasmado en todas las tipificaciones penales comprendidas en el Capítulo
II del Libro Segundo del C.P.
Las conductas típicas antes analizadas, constituyen modalidades do
losas de comisión (omisión), en cuanto el autor dirige su conducta (riesgo no
permitido) a la causación del resultado penalmente antijurídico, esto es, la
muerte del feto; no obstante puede que en algunos casos, la acción ilícita no
se dirija directamente a causar la muerte del feto, sino que habiéndose infe
rido una violencia significativa en el cuerpo de la gestante, puede provocar
también la interrupción del embarazo.
Nuestra legislación penal a diferencia de otras codificaciones, no ha
previsto el aborto culposo, que tal vez sería necesario en nuestro país, en
virtud de las impericias médicas y de la propia madre, que en muchas opor
tunidades pueden causar la eliminación del feto. Cuestión de política criminal
que habría que analizarse de forma pormenorizada. Lo cierto y concreto es
que sólo el factor final del autor (dolo), puede dar lugar a la criminalización
propuesta en estos articulados.
(590) El artículo 86° del C.P. argentino señalaba lo siguiente: '‘ Incurrirán en las penas esfa-
blecidas para e l aborto causado p o r un extraño y sufriránr además la inhabilitación por
doble tiempo que e l de la condena, los médicos, cirujanos, parteras o farmacéuticos
que abusaren de su ciencia o arte para causar el aborto o cooperen a causarlo”.
(591) En contra H urtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 74-75.
294 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(592) H urtado Pozo, J.; M anual de D erecho P enal. P arte E special, c it, p. 68.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 295
2. VIOLENCIA
El tipo hace alusión de forma genérica a la “violencia”, sin especificar su
magnitud. Apostamos por una violencia suficientemente intensa, para poder
desplegar los efectos que de la norma se espera, la muerte del feto. La violen
cia, en principio, importa el despliegue de una fuerza física, que el autor da im
pulso en su conducta corporal o mediante objetos, que han de recatar sobre
la integridad fisiológica de la embarazada. Pueden ser golpes, lesiones, toda
aquella fuerza que recae sobre la mujer embarazada, una leve bofetada no
puede aparejar dicha connotación. La expresión "violencia”, como genérica
que es, se refiere a cualquier clase de traumatismos, malos tratos o coaccio
nes, que, por su naturaleza, sean apreciables como dirigidos contra la mujer,
no contra el feto(593); quien directamente la ejerce sobre el vientre de la mujer,
su propósito abortivo es más que evidente, por lo que se descarta la preterin-
tencionalidad. N ú ñ e z , comentando el artículo 87° del C.P. argentino, sostiene
que contempla y castiga lo que objetiva y subjetivamente sólo es un hecho de
violencia contra la madre con resultado moral para el hijo concebido(594).
Tanto implica una violencia golpear a la mujer como utilizar en su con
tra vías de hecho que no la toquen.
La acepción de violencia debe ser entendida de forma amplia, no po
demos restringirla a la fuerza física, puede también exteriorizarse a través
de actos de coacción, de amenaza grave (vis compulsiva), que haya generar
tal pánico y angustia a la gestante, ocasionándole un estado de crisis, que
ha de desencadenar el aborto; (...) son acciones agresivas idóneas (...)(595);
así también ha de comprenderse el uso de ciertas sustancias, barbitúricos,
fármacos, etc.; que por sus efectos nocivos puedan provocar la muerte del
nasciturus; es acá donde el error del agente puede jugar un rol fundamental,
no perdamos de vista que el resultado debió haber sido previsible y no toda
circunstancia lo es.
Ahora bien, la efectiva concreción del resultado lesivo debe ser con
secuencia directa de la violencia ejercida por el autor, sí ello obedeció a otro
factor causal, v.gr, si el agente la golpeó, pero aceleró los efectos de un
medicamento abortivo que con antelación se le había suministrado a la em
barazada. Si él golpe le propinó una lesión leve a la gestante, por lo que
acude a su ginecólogo, quien le receta ciertas medicinas, que ella por ne
gligencia hace caso omiso, habiéndosele advertido, que la vida de su bebe
corría peligro, elimina la imputación objetiva, ante una eminente auto-puesta
en peligro, que podría dar lugar a un aborto culposo, por parte de la mujer,
pero que no es punible según el derecho positivo vigente. Como dice N ú ñ e z ,
¡a violencia debe causar el aborto*5961, lo que debe ser entendido en términos
normativos, no naturalísticos.
Cuestión muy aparte, implica si es que esa violencia genera resultados
visibles de afectación a la integridad fisiológica y/o corporal de la gestante.
3. EMBARAZONOTORIO
La esfera cognitiva del agente debe de abarcar plenamente el estado
de gravidez de la mujer, sobre la cual infiere la violencia de propia mano o
a través de otra (autoría mediata). Esto quiere decir, que deben subyacer
ciertos factores que hayan de incidir en dicha afirmación.
Primer dato a saber es el nivel del proceso de gestación, por lo general
a partir del tercer mes el bulto en el vientre de la mujer, se hace más noto
rio, aunque no siempre es así; más vale precisar que en mujeres obesas,
ello puede traer complicaciones de valoración perceptiva. Es preciso que las
formas significativas del embarazo aparezcan patentes ante el autor en el
momento del hecho5 (597)5
6
9 .
8
9
Coincidimos con S o l e r *5981, en el sentido de que la “notoriedad’', no
debe ser valorada conforme a una percepción generalizada, sino que sea
evidente y manifiesto para el autor al momento en que se ejecuta la violencia.
Según dato a saber, es que se podrá tomar conocimiento del embara
zo, a partir de ciertos elementos de juicio, que puedan hacer constar el autor
el estado de gravidez de la mujer. Se dijo que el embarazo se hace notorio a
partir del tercer mes, pero antes de ello, puedan aparecer otros factores que
puedan hacer constar el mismo. Con ello, ciertas personas pueden manejar
ciertas informaciones que hagan advertir dicho estado, nos referimos a quie
nes ostentan una proximidad de parentela con la embarazada; en primera
(596) N úñez, R.; Derecho Pena!Argentino. Parte Especial, T. 111,c it, p. 179.
(597) N ú ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especia!, 1 .111, cit., p. 179.
(598) S o l e r , S .; Derecho penal argentino , T. III, cit., p. 126.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 297
4. CONCURSODEDELITOS
El tipo penal in comento, tiene como núcleo rector, el empleo de vio
lencia, que debe causar la muerte del feto; empero, dicha fuerza (física y/o
psicológica), también puede propinar lesiones graves, hasta la muerte de la
gestante.
Un conflicto aparente de normas penales aparece cuando dos tipifi
caciones penales, por compartir elementos comunes en el contenido del in
justo, pueden resultar siendo aplicables ambas. Con tal motivo, se utilizan
ciertos criterios delimitadores, que permiten hacer desplazar una figura de
lictiva, optando por la otra, por adecuarse con mayor precisión a los hechos
-m ateria de valoración-. De ahí se habla de los principios de consunción,
subsidiariedad y de especialidad.
En este caso, la violencia debe ser interpretada como el medio comi-
sivo, que da lugar a la producción del resultado, mas no puede ser entendi
da como aquella que ha de incidir también en la gestante(S99}. Dicho.así: la
aplicación del tipo penal del artículo 118° no puede llevaren algunos casos,
a consumir por entero, aquellas otras afectaciones lesivas, que deben ser re
putadas como lesiones o, inclusive un homicidio de la embarazada, siempre
y cuando se cumplan con las exigencias normativas que se contemplan en
cada una de estas descripciones típicas.
(599) Ver ai respecto, Núítez, R.; D erecho P enal A rgentino. Parte Especial, cit.,, ps. 179-180;
Soler, S.; Derecho p enal argentino, T. III, c it, p. 125.
298 Derecho pena! - Parte especial: Tomo I
ABORTOSATENUADOS
Y DESCAMINADOS
1. FUNDAMENTOS POLÍTICOCRIMINALES
Hemos sostenido con corrección, que en los delitos de aborto, el bien
jurídico tutelado es la vida del ser en formación, concretamente del feto, de
conformidad con los postulados ius-constitucionales. Pero, ha de verse que
el proceso de gestación, con ello la viabilidad de una vida, repercute de for
ma significativa en la madre, que ha de llevar el embarazo. Máxime, cuando
se trata de un embarazo no deseado, con mayor énfasis cuando es producto
de una violación sexual.
La autorrealización personal, la intimidad, el honor de la mujer, han
de ser valoradas por la ley, a fin de que la respuesta jurídico-penal no pier
da su razonabilidad, en consonancia con los fines preventivos de la pena.
Una represión a ultranza, vacía de valoración, ha de generar consecuencias
sumamente gravosas para con la mujer gestante. El Estado ha de procurar
articular respuestas legislativas, que tomen en cuenta los intereses jurídicos
de la embarazada, sin que ello haya de significar un debilitamiento en cuanto
a la tutela que debe ejercer sobre el bien jurídico protegido en los injustos de
aborto. Mientras se reconoce un valor de interés digno de protección a la vida
prenatal, se reconoce también un derecho al libre desarrollo de la personali
dad humana, que otorga, en ciertos supuestos, el carácter de justificada a la
conducta del aborto(600).
Dicho esto, y de acuerdo al sistema de indicaciones, se puso de re
lieve una morigeración de la respuesta punitiva, cuando aparecen ciertas
circunstancias que así lo aconsejan: cuando la gestación es consecuencia
de un atentado contra la libertad sexual de la mujer o cuando haya de adver
tirse que el niño nacerá con graves taras físicas o psíquicas. Conductas que
aún por revelar un contenido del injusto típico, deben de todos modos ser
recriminadas penalmente, pues no se identifican elementos suficientes para
elim inar el juicio de antijuridicidad penal.
Sin embargo, existe otra circunstancia, que por su naturaleza justifica
plenamente una exoneración de pena: cuando el embarazo está poniendo
(607) Díez R ipollés, J.L.; La categoría de la Antijurícidad en Derecho Penal, c it, p. 438.
(6 0 8 ) Luzón Peña, D.M .; Indicaciones y Causas de Justificación en e l Aborto. En: Cuadernos
de Política Criminal, N° 36, EDERSA, Madrid, 1998, cit., p . 6 3 0 ; Así, C erezo M ir , J.;
Curso de Derecho Penal Español, II, cit., ps. 2 7 9 -2 8 3 ; B ustos Ramírez , J.; Manual de
Derecho Penal. Parte General, cit., p. 2 1 7 .
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 301
(609) Así, Soler, S.; Derecho Penal Argentino, T. III, cit., p. 128.
(610) Pera. Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida ..., c it, p. 258.
(611) G onzales R us, J. J.; E l aborto. Lesiones a l feto, cit., p. 128.
(612) Así, Stratenwerth, G.; Derecho Penal..., cit., ps. 250-251.
302 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(613) Así, Gonzáles R us, J.J.; E l aborto. Lesiones a i feto, c it, p. 125.
(614) H urtado Pozo, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 98.
(615) A sí, Hurtado Pozo; J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 95; Peña Cabre
ra, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., ps. 218 y ss.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 303
vida de ta madre, la ley, para lo cual la vida de ésta es más valiosa, puesto
que no la sacrifica forzosamente a la del hijo, respeta, sin embargo la deci
sión de aquélla, respeta su derecho, heroico si se quiere, a la maternidad
y el reconoce a ella, sólo a ella, el derecho de optar entre su propia vida y
la del hijoí616).
Ante ausencia de algunos de los elementos que se exigen para la
admisión de la justificante, se debe aplicar la fórmula del artículo 21° del
C.P.
En resumidas cuentas, la justificación axiológica, en cuanto a una
ponderación de bienes jurídicos en conflicto, dando prioridad a la vida de la
madre, no admite cuestionamiento doctrinal alguno; en tal virtud, los terce
ros que participan (enfermo, anestesista, etc.), en la acción justificante, se
benefician con la eximente proclamada, siguiendo la postura de una acce-
soriedad limitada.
1. FUNDAMENTODELAATENUACIÓN
La viabilidad de que una vida humana pueda realizarse conforme los
proyectos que cada individuo se traza al respecto, depende de que éste cuen
te con la plenitud de sus capacidades físicas y psíquicas. Defectos de organi
zación estructurales del hombre, es decir, enfermedades que afectan las fa
cultades sensoriales, la psique ante la presencia de enfermedades mentales,
repercute en la integración de la persona en su vida en sociedad; provocando
su neutralización como ser social, con ello cunde la desesperanza de sus fa
miliares, de no poder hacer algo para superar dicho estado, pero no por ello,
desvanecer los sentimientos más profundos de la naturaleza humana.
Traer un hijo al mundo es una gran responsabilidad. Máxime, ante los
peligros que la sociedad moderna trae consigo, lo que ha de incidir en una
mayor cautela de que el niño cuente con los mecanismos suficientes para
hacer frente a dichos problemas. Lo que supone también, que éste goce de
plena salud física y mental, para que llegado el momento pueda alcanzar su
autorrealización personal, de conformidad con cierto nivel de vida. Lastimo
samente, ya en una vida en formación, pueden aparecer ciertas enfermeda-6 1
des congénitas que de hecho impedirán que dicho proyecto de vida puedan
lograr las aspiraciones mencionadas.
Llega un momento de tomar decisiones para los padres, de elegir en
tre una vida con sufrimientos o, de cortar dicha viabilidad de vida, mediante
un aborto, siempre y cuando se advierte con una rayana probabilidad en la
seguridad, de que el nuevo ser nacerá con graves taras físicas o psíquicas.
¿Qué es lo que se pone en juego en el aborto eugenésico?, acaso el
derecho de los padres, de traer al mundo únicamente seres perfectamen
te saludables o, será la alternativa de que el niño no llegue al mundo en
condiciones que no le permitirán realizar las aspiraciones de cualquier ser
humano dígase “norma!”. Como pone de relieve B u s to s R a m ír e z , como una
forma específica y ciara expresión de la afección a la libertad (de otro modo
resultaría criticable, pues sería absurdo plantear que el derecho considera
sin valor o con menos valor sujetos con determinadas diferencias físicas o
psíquicas, así por ejemplo, en el caso del mongolismo, lo cual conduciría a
concepciones autoritarias o discriminatorias, que son el sustento del racis
mo, del segregacionismo y del genocidio)*6171.
Debe quedar claro, que las razones apuntan a motivos de humani
dad, no a proteger la vergüenza de los padres, que haya de solventarse
mediante la muerte del feto, sino de que el nasciturus pueda gozar de una
vida bajo ciertos estándares cualitativos y cuantitativos. Y esto al punto, que
no elimina la antijuridicidad de la conducta, como sí se desprende en otras
codificaciones penales, pues no se advierte un real conflicto de intereses que
hayan de resolverse mediante un estado de necesidad justificante, sino la
apreciación vaíorativa de circunstancias que disminuyen de forma significa
tiva el contenido del injusto, pero como se dijo no de forma total, la especial
condición psico-social de la embaraza para tomar tan drástica decisión y la
calidad de vida que le ha de esperar al nasciturus. Si la perturbación mental
impide que la madre comprenda el carácter ilícito de su acto o se determine
de acuerdo con esta apreciación, estaremos ante una circunstancia de inim-
putabilidad*6181.
Se sostiene en la doctrina, que en este caso se trata de resolver un
conflicto entre la vida en formación que, aún con taras físicas o psíquicas,
el derecho manifiesta querer proteger (por eso que sea necesario autorizar
expresamente el aborto) y los intereses de la madre, particularmente el libre
desarrollo de la personalidad*6191, por lo que se fundamenta, que se trataría
de un supuesto de no exigibilidad. No se trata así de que la vida prenatal no
posea tanto valor como en el supuesto en que las taras no existan, sino que6 9
8
7
1
(617) Bustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 66-67.
(618) Hurtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 80.
(619) Gonzáles R us, J.J.; E l aborto. Lesiones a l feto, cit., p. 130.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 305
(620) Carsonell Mateu, J.C./G onzález C ussac, J.L.; Aborto, c it, p. 128.
(621) Hurtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 81.
306 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(622) H urtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 88.
(623) Así, Hurtado Pozo, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 86.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 307
1. ANÁLISISPOLÍTICOCRIMINALYDESARROLLODOGMÁTICO
Traer al mundo un niño, es uno de los motivos.de mayor felicidad para
sus padres, al formar una familia, extendiendo así el tronco familiar; pero di
cho nuevo ser debe ser producto de un acto consensuado, y si se quiere
previamente planificado, a fin de ejercer una paternidad responsable. Sin em
bargo, no siempre es así, pues acaecen circunstancias, en que una mujer es
forzada sexualmente (contra de su voluntad), y como consecuencia del yaci-
(624) Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 256.
(625) Ver ai respecto, Bustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 67.
308 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(626) H urtado Pozo, J.; M anual de D erecho P enal. P a ite E special, cit., p. 82.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 309
2. REQUISITOS
Primero, que el embarazo sea consecuencia de una violación sexual;
debe de darse, por tanto, los elementos constitutivos que se hacen alusión
en los artículos 170°, 171°, 172°, 173° y 174°, que haga de aquel un hecho
típico y penalmente antijurídico; los actos contra el pudor están totalmente
(627) Hurtado Pozo, J.; Manual de Derecho PenaL Parte Especial, cit., p. 81.
(628) G onz Ai.e s Rus, J.J.; E l aborto. Lesiones a l feto, cit., p. 129.
(629) Vid., Hurtado Pozo, J.; Manual de Derecho PenaL Parte Especial, cit., p. 82.
(630) La cursiva es mía..
(631) Carbonell Mateu, J.C ÍG onzAlez Cussac, J.L.; Aborto, c it, p. 127.
310 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(632) Asi, H urtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, ps. 90-91.
(633) Así, G onzáles Rus, J.J.; E l aborto. Lesiones a l feto, cit., p. 129.
(634) Hurtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 91.
(635) Ver, Carbonell Matéu, J,C./G onzález C ussac, J.L.; Aborto, cit., p. 126.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 311
(636) Así, Peña Cabrera Freyre, A.R.; Delitos contra ¡a Libertad e intangibilidad Sexual. Dere
cho Pena!. Parte Especial, ÍDEMSA, Lima, 2007, cit., p. 49.
(6 3 7 ) Peña Cabrera F reyre, A.R.; Delitos contra la lib e rta d e IntangiblHdad Sexual, c it., p. 49.
(638) H urtado Pozo, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 91.
312 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. BIENJURÍDICOTUTELADO
El bien jurídico tutelado, como en todas las capitulaciones del Códi
go Pena!, ha de simbolizar una aspiración político criminal, de ejercer pro
tección sobre todos aquellos ámbitos, comprendidos en la esfera personal
del individuo o en su correlación con la comunidad, que sean necesitados
y merecedores de dicho revestimiento tutelar; pero la intervención punitiva
debe sujetarse a ios principios que fungen de limitación a la actuación del ius
puniendi estatal.
En cuanto a las lesiones se refiere, la relevancia jurídico-penal de la
conducta debe adecuarse a ciertos criterios cuantitativos y cualitativos, a la
vez, que puedan sostener el fundamento material del injusto, conforme a la
ratio iegis propuesta por el legislador en el Capítulo lll del Título l, de que
únicamente sean reprimidas aquellas conductas que de forma significativa
repercuten de forma lesiva en el bien jurídico protegido.
Decir que la “salud” es el bien jurídico*639*, es decir muy poco, en vista
de la magnitud y complejidad que abarcan estos injustos, cuando adquie
ren concreción material, cuando se ha de em itir el juicio de tipicidad penal.
La salud puede verse afectada y/o menoscabada, cuando se produce uno
de estos atentados antijurídicos, empero de forma concreta se lesiona una
(640) Berdugo Gómez de la T orre, !.; D elitos contra la Salud Personal: Las Lesiones. En: Te
mas de Derecho Penal, cit., p. 167.
(6 4 1 ) S oler, S .; Derecho penal argentino, T. III, c it., p. 131.
(642) D íez Ripollés, J.L.; Los delitos de Lesiones. Tirant lo blanch, Valencia, 1997, cit., p. 18.
(6 4 3 ) D iez Ripollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, crt., p. 18.
(644) Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vid a ..., c it, p. 283.
(645) “Todos tienen derecho a la protección de su salud, ia del medio fam iliar y de la comu
nidad así como el deber de contribuir a su promoción y defensa. La persona incapaci
tada para velar por sí misma a causa de una deficiencia física o mental tiene derecho
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 317
(649) T amarít Sumalla, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 103.
(650) Así, B ustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 70; Peña Ca
brera, R,; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vid a ..., cit., p. 285.
(654) C arbonell M ateu, J.C ./G onzáles R us, J.L.; Lesiones, cit., p. 133; Así, T amarit S umalla ,
J.M.; Comentarios a /a Parte Especial de! Derecho Penal, cit., p. 104.
(655) Ver al respecto, D iez R ipollés , J.L.; Los delitos de Lesiones, cit., ps. 32-33.
(656) D íe z R ipollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, cit., p. 29; Ver ai respecto, T amarit S umalla ,
J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, dt., ps. 103-104; B erougo
G ómez de la T orre, 1.; D elitos contra la Salud Persona/:..., cit., p. 168.
320 Derecho penal - Parte especial; Tomo I
3. ELSUJETOPASIVO
El sujeto pasivo en el caso de los delitos de lesiones, será toda aquella
sobre la cual recaen los efectos perjudiciales de la conducta criminal, una
visible lesión a las esferas: corporal, fisiológica y/o mental. Deber ser una
persona psico-física considerada, desde su viabilidad de vida, que se da ini
cio con el proceso del parto, pues antes de ello estamos ante una esperanza
de vida (feto), que a partir de la sanción de la Ley N° 27716 del 08 de mayo
del 2002, la lesión que el nasciturus pueda sufrir ingresará al ámbito de pro
tección del artículo 124°-A (Lesiones en el concebido); por lo que a partir de
la inclusión de dicho articulado al texto punitivo, la delimitación del radio de
acción de las tipificaciones penales, se realiza según el desarrollo que haya
alcanzado la vida humana, así como acontece en el caso de los delitos de
Homicidio y Aborto.
Los vínculos de parentesco y otros, que puedan aparecer entre el su
jeto pasivo y el sujeto activo, serán considerados como circunstancias agra
vantes, así como la edad cronológica de la víctima.
En consecuencia no lo son los seres humanos carentes de vida, ni
tampoco aquellos que sólo poseen vida dependiente(657)6
.
8
5
Debe de subyacer una relación de carácter normativa, entre la gene
ración de la fuerza que da lugar a las acción lesiva y su efectiva concreción,
criterios de imputación objetiva, que han de corregir, cualquier tipo de nexo
causal y/o concomitante, que pueda provocar la producción de un resultado
más grave. Este nexo se mantiene cuando el ofendido se hiere a sí mismo
para neutralizar un golpe o desarmar al agresor*658*.
Punto a dilucidar, es la referida a las lesiones que pueda sufrir el feto,
pero que recién se manifiestan cuando la vida humana ha adquirido indepen
dencia plena, cuando ya se ha producido la expulsión intra-uterina. Cuestión
(659) D íez Ripollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, cit., p. 37; Ver la respecto, A paricio Carril,
M.L.; Estructura típica de los delitos y faltas de lesiones, cit., ps. 78-79.
(660) Así, G onzáles Rus, J.J.; Las lesiones, c it, p. 152.
(6 6 1 ) D íez Ripollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, c it., p. 39; Así, A lonso de Escamilla, A.; De
las lesiones, c it., p . 70.
(662) Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit, p. 284.
322 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. ELCONSENTIMIENTOENLASLESIONES
Al constituir la integridad corporal un interés jurídico asociado direc
tamente a la libertad humana, debe provocar consecuencias jurídicas fa
vorables. Nuestra legislación positiva en el ámbito de las lesiones, nada
dice acerca del efecto del consentimiento en las lesiones, sólo podemos
remitirnos a lo previsto en el inciso 10) del artículo 20° del C.P., que reza de
la siguiente forma “El que actúa con el consentimiento válido del titular de
un bien jurídico de Ubre disposición”, será exonerado de responsabilidad.
Pero, la pregunta sería la siguiente ¿La integridad fisiológica, corporal y
psíquica es de libre disponibilidad por parte de su titular?, ¿Es que acaso
los ciudadanos tienen el deber de estar sanos?<663), claro que no, pero eso
responde a las autolesiones, que en definitiva no pueden ser conductas
típicas; más cuando es un tercero que provoca las lesiones a un individuo
con su consentimiento, la cuestión es distinta, en tanto los individuos tienen
el deber de respetar los bienes jurídicos de sus congéneres, no sólo por
un interés individual, sino también por un interés colectivo, y en cuanto a
la realización personal como condición sine quanon de la vida humana en
sociedad.
En el ámbito de las intervenciones médicas, en cuanto al ejercicio de
una profesión, que la actuación del galeno puede dar lugar a dos soluciones:
primero, como una causa de atipicidad, cuando la intervención ha sido exi
tosa, en mejora de la salud del paciente y de acuerdo a las reglas de la /ex
artis, por lo que el consentimiento del titular debe llegar a la misma conclu
sión. Sin embargo, cuando ía intervención médica, a pesar de que ha sido
realizada bajo las reglas de la /ex artis, ha provocado una lesión en la esfera
(6 6 3 ) Así, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., d t , p. 292.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 323
mujeres son diariamente golpeadas por sus maridos y/o concubinos, obviamente sin
su consentimiento, pero los chantajes de índole económico que se puedan dar en es
tos caso, terminarían muchas veces incidiendo en que las víctimas argumenten que
fueron agredidas bajo su asentimiento, lo que político criminalmente es indeseable.
El Derecho penal, con ello la norma debe concillarse con la realidad criminológica. Tal
vez en sociedades más avanzadas, donde el ser humano configura su espacio social
con mayor responsabilidad podría reconocerse la “disponibilidad" de la salud personal,
pero no en nuestra sociedad. No olvidemos por otro lado, que las lesiones son delitos
perseguibles por acción penal pública.
(666) S tratenwerth , g.; Derecho Penal..., c it, p. 216.
(667) Vid., de forma amplia, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la
vida..., cit., ps. 305-310.
(668) Así, P outoff L. S. y otros; Lecciones de Derecho Penal Chileno, cit., ps. 240-241.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 325
(669) A rtículo m odificado por ei A rtículo 1 de la Ley N° 30819, publicada eí 13 julio 2018
326 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. CUESTIONESGENERALES
A aparte de la eliminación de un ser humano, un disvalor del injusto
significativo, ha de revelarse en aquellas agresiones que sufre la víctima
-d e form a ilegítima-, en las esferas más importantes de su personalidad,
provocándole un grave perjuicio, cuando de dichas consecuencias, apare
cen deficiencias o disfunciones orgánicas, o perturbaciones significativas en
la psique humana, lo que imposibilita su plena participación en los procesos
sociales.
El legislador ha cobijado en este articulado, las ofensas más gra
ves, el resultado antijurídico de mayor intensidad, cuando el sujeto pasivo
sufre un menoscabo real en cualesquiera de las esferas: corporal, fisio
lógica y/o mental, que no sólo han de reputarse como “típicas", cuando
am eritan una prescripción facultativa por un tiem po determinado, sino
tam bién en virtud de las consecuencias perjudiciales, que se m anifiestan
en una serie de circunstancias, v. gr., enfermedades, incapacidades, dis
funciones orgánicas, mutilaciones de partes del cuerpo, desfiguraciones
así, como cualquier otro daño en el cuerpo y la salud que pueda ser cali
ficado de “grave”.
Delimitación normativa que debe llegar a un máximo de precisión, a fin
de encuadrar correctamente la conducta prohibida o mandada a realizar, en
la tipificación penal correspondiente, tomando en cuenta que el legislador, ar
tículo más adelante, ha incluido las «lesiones leves», por lo se debe ejecutar
un examen pormenorizado, en orden al juicio de subsunción jurídica.
Punto a relevar, es la frontera normativa, a veces no muy ciare, que
se da entre los delitos de homicidio y de lesiones, concretamente entre una
tentativa de asesinato y unas lesiones graves consumadas, para ello ha de
apelarse a criterios, tanto objetivos como subjetivos, para fijar con corrección
el ámbito de protección de la norma jurídico-penal.
Título I: Delitos contra la vida,, el cuerpo y la salud 327
(670) Así, Carbonell Mateu, J.CVG onzález Cussac, J.L.; Lesiones, cit., p. 139.
(671) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. líí, cit, p. 133.
(677) Así, Núñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. III, c it, p. 188.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 329
2. MODALIDADESTÍPICAS
2.1. Las que poneneninminente peligrolavidadelavíctima
La acción lesiva, en estos injustos, debe estar dirigida (factor final), a
provocar un daño en el cuerpo o en la salud del ofendido, exteriorizado en
una menoscabo real del bien jurídico, y en el caso concreto del articulado en
análisis, debe de tratarse de una lesión en realidad grave.
Cuando se infiere una lesión grave a una personal, por ejemplo una
herida que provoca una hemorragia, dicho estado puede empeorar si que no
es tratado a tiempo; es decir, se advierte una zona de difícil delimitación, en
la cual se ingresa, cuando ta realización del injusto, puede fácilmente desen
cadenar una muerte.
¿Cuál sería el fundamento de la mayor agravación del injusto típico?, a
ver, si el tipo penal reprime ta mayor afectación que se produce en el marco
del disvalor del resultado, pues lo que se penaliza precisamente es el daño
en el cuerpo y en la salud, eso es únicamente lo que debe interesar, el hecho
de que las lesiones puedan poner en inminente peligro la vida de la víctima,
creo yo, es algo insito, según la magnitud de del acto antijurídico que tomar
lugar en esta tipificación penal Pueden darse una serie de circunstancias,
que hagan que las lesiones coloquen en inminente peligro, ía vida de la víc
tima; piénsese que las heridas graves se han producido en un lugar alejado
de postas médicas o, que en virtud de ella, ei sujeto pasivo haya quedado
en estado de inconsciencia y no se advierta a nadie que pueda socorrerlo.
Entonces, se está valorando para una mayor pena, una circunstancia propia
a la misma perpetración típica, hechos posteriores que no pueden sustentar
válidamente una intensificación de la sanción punitiva.
Reparos que se dan al margen de la poca certeza que se desprende,
en el factor peligro, cuya probabilidad, puede darse en un momento, y luego
332 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(6 8 4 ) P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Detitos contra ta vida..., c it, p . 311.
(6 8 5 ) P eña C abrera , R .; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra ta vida..., c it., p . 311.
(686) Ñ oñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. III, c it, p. 211.
(6 8 7 ) B erdugo G ómez de la T orre , I.; Delitos contra la Salud personal:..., c it, p. 186.
(688) V er ai respecto, Blanco L ozano, C.; Tratado de Derecho Penal Español, T. II, Vol. I, c it,
p. 96.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 333
(689) Mapelli Caffarena, B.; Entre el Homicidio y las Lesiones. En: Delitos contra la vida e
integridad física, cit.Tp. 45.
(690) Berdugo Gómez de la T orre, I.; Delitos contra la Salud P ersonal:..., cit., p. 185,
(691) Diez R ípollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, cit., p. 87.
(692) Díez R ípollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, c it, p. 87.
(693) Para S oler, no constituye órgano, pues, la parte anatómicamente dotada de cierta au
tonomía, en los casos de órganos bilaterales; pero en los demás casos, la autonomía
anatómica es criterio suficiente para afirm ar que se trata de un órgano, porque no es
necesario que el órgano desempeñe por sí solo la totalidad de una función; Derecho
penal argentino, T. lll, cit., p. 144.
334 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
“miembros”, serán todas aquellas partes, del cuerpo, que si bien pueden
desarrollar ciertas funciones (ojo, diente, boca, nariz, seno, pene, testículos),
se encuentran insertos en el tronco mismo del cuerpo. Así también surgen
otros, como el bazo, estómago, hígado, pulmón, útero, corazón, colon, riñón,
glándulas, etc. Para otros, miembro es toda parte del cuerpo dotada de fun
ciones propias y por órgano la parte del cuerpo que desarrolla una función
fisiológica*694*.
Órganos principales, será la mano, ei brazo, la pierna, el pie, y no
principal, un dedo, el lóbulo de una oreja, un testículo*695*. Somos de la con
sideración que el pene, es un órgano principal, en cuanto a sus funciones
reproductivas, en este caso, sería una castración (ablación violenta de los
órganos genitales); cuestión distinta sería su “disfuncionalidad”, esto es
su impropiedad para servir como instrumento realizador de la eyacuiación
masculina.
Lo antes mencionado, es muy al margen a la afectación estética que
puede sufrir el cuerpo humano, en cuanto a su visibilidad exterior. Así tam
bién en lo referente al contrabando de órganos o tejidos somáticos, que pue
den ingresar a una tipificación penal independiente, al menos que la extirpa
ción del órgano se haya producido mediante daño en el cuerpo o en la salud
del sujeto pasivo, con arreglo a lo dispuesto en el Art. 152° C.P. inc. 9).
Señala seguidamente el apartado:"... lo hacen impropio para su fun
ción”, es decir, en este caso, el miembro y/o órgano no es extirpado, sino
que de cierta forma su propiedad funcional es neutralizada, ya no está en
capacidad de seguir ejerciendo las tareas propias del mismo. La mano por
ejemplo, puede estar intacta, pero la lesión a los vasos sanguíneos, o en el
caso del pie de los ligamentos, los inutilizan por completo en algunos casos,
puede ser también una cojera permanente. El ojo también puede estar intac
to, pero por dentro una lesión a la córnea, puede haber producido la pérdi
da de la vista; en cuanto al pene, su dísfuncíón eréctil, aparece en realidad
por otros motivos orgánicos, no nos aventuramos a señalar que producto de
unas lesiones, el individuo se vuelva impotente, mas no se puede descartar
su concurrencia*696*.
Por tanto, el órgano pierde sus propiedades funcionales, en cuanto su
uso y/o empleo.
(694) A paricio Carril, M.L.; Estructura típica de ios delitos y faltas de lesiones , cit., p. 95.
(695) Vid., B erougo G ómez de la T orre, l.; Delitos contra ¡a Salud P ersonal:..., cit., p. 85.
(696) En palabras de Díez Ripollés, constituye sin duda un supuesto de esterilidad específico
cuya autonomía se justifica porque, más allá de la afección a la función procreadora,
incide muy directamente sobre otro aspecto del libre desarrollo de la personalidad cual
es el ejercido de la sexualidad; Los delitos de Lesiones, d t., ps. 100-101.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 335
(697) Así, P e r a C a b r e r a , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cií., p. 314;
S oler, S.; Derecho penal argentino, T. lil, cit., p. 142.
(698) Diez Ripollés, J.L.; De losdelitosdeLesiones, c it, p. 91.
(699) Así, Soler, S.; Derecho Penal Argentino, T. III, cit., p. 149.
(700) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino, Parte Especial, T. III, cit., ps. 213-214.
336 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(702) N ú ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. til, cit., p . 222.
(703) P e ñ a C abr er a , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., t i t , p . 316.
(704) Gonzáles Rus, J.J.; Las lesiones, cit,, p. 167.
(705) Así, D iez Ripollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, c it, p. 103.
(706) U r r u e l a M o r a , A .; im putabilidad Penal y Anomalía o Alteración Psíquica, cit., ps. 212-
213.
(707) Fontán Balestra, esribe que se explica la calificación agravada de este resultado, por
ser el rostro la partes del organismo humano permanentemente ofrecida a ia vista, a
través del cual se exteriorizan sentimientos y estados de ánimo; Derecho Penal. Parte
Especial. Actualizado por G uillermo A.C Ledesma, 2002, cit., p. 97.
(708) Vid., de fo rm a a m p lia , D íez R ipollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, c it., p s. 109-110.
338 Derecho penal - Parte especial: Tomo í
que duda, la que identifica la particularidad misma del hombre, no puede de
ja r de lado otras partes del cuerpo, también importantes, que pueden verse
afectadas de forma significativa con la acción delictiva.
Se trata de determinadas irregularidades estáticas o dinámicas de or
ganismo susceptibles de percepción visual, en donde por irregularidad se
entiende una configuración o funcionamiento de parte de aquél diversa de
la normal, que será estática cuando afecte la anatomía y dinámica cuando
incida sobre la ejecución de determinadas funciones*7091. Debemos distinguir
esta modalidad, con la anterior, pues en este caso no se exterioriza disfun
ción alguna, impropiedad y/o neutralización del órgano, sino la afección pu
ramente estructural, aunque como ponen de relieve algunos, una lesión en
la pierna que ocasiona cojera permanente, sería también desfiguración*7101,
a nuestro entender, se configura la causal defina por hacer impropio para su
función un miembro u órgano importante.
La «deformidad» constituye un concepto valorativo-estético depen
diente de las condiciones concretas del sujeto pasivo: edad, sexo, profe
sión, etc.*7111; lo que implica que debamos referimos a las condiciones que
rodean al sujeto pasivo, v. gr., su edad, su profesión, actividad, sexo, etc.
Punto a valorar, que no supone pensar, que la desfiguración sólo puede ver
se concretada, en personas que se desenvuelven en el campo del espec
táculo, del modelaje, donde la fachada estética (masculina y/o femenina),
resulta fundamental para poder ingresar y triunfar en dichos medios; pues
un obrero, un zapatero, un taxista, etc.; que como consecuencia, de una le
sión visible en el rostro, como una inmensa cicatriz, no sean objeto de tutela,
sólo por el tipo básico, de ninguna forma, considero que los datos mencio
nados, podrán tenerse en cuenta a fin de ajustar la proporcionalidad de la
sanción punitiva de conformidad con el contenido del disvalor del resultado
(antijuridicidad material)*7121.
Se suele valorar el efecto negativo que comporta para la persona que
lo sufre en razón de una nueva apariencia física, visible o no, pero diferen
te^3^
3. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Como se desprende de la estructura típica de Ja figura lega! en cues
tión, sólo cabe admitir las lesiones graves a título de dolo: conciencia y volun
tad de realización típica, el autor debe dirigir su conducta a la causación de!
resultado lesivo esperado, la afectación al cuerpo y/o la salud de la víctima,
sabiendo que los medios empleados son aptos para provocar el estado anti
jurídico que describe la norma. Cabe, el dolo eventual, basta pues la cognos-
(714) Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho PenaL Delitos contra ia vida . . ,, cit., p. 316.
(715) Así, Tamarit Sumilla, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p.
123; D íez R ipollés, J.L.; Los delitos de Lesiones, c it, p. 109.
340 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. FORMAPRETERINTENCIONAL
Señala el penúltimo párrafo del artículo 121° lo siguiente: “Cuando la
víctima muere a consecuencia de la lesión y si el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de cinco ni mayor de diez años”.
Las profusas figuras preterintencionales son construcciones de gran
preferencia por el legislador, sobre todo en el marco de los injustos que ata
can los bienes jurídicos personalísimos. Según lo previsto por el principio de
culpabilidad, el autor sólo puede ser penado por aquello que conocía (dolo)
o, al menos le resultaba previsible (culpa), importa la vinculación subjetiva
que liga al agente con el hecho jurídico-penalmente relevante, fuera de ello,
estaríamos ingresando al espinoso terreno de la responsabilidad objetiva por
el resultado, imputación proscrita tal como lo establece el artículo V il del Tí
tulo Preliminar del C.P.
En definitiva, un estado de lesión de gravedad, puede desencadenar
fácilmente la muerte de la víctima, pero dicho desenlace fatal, para poder atri
buir responsabilidad penal debe al menos haber sido previsible para el autor,
quiere decir esto, que pudo haber tenido conocimiento de que su conducta
podía alcanzar un resultado más grave al querido. Empero, si estamos ha
blando que la conducta inicial del autor, es a título de dolo, pues la intención
del mismo, fue sólo el de lesionar al ofendido, le era previsible también, que
el medio empleado podía ocasionar la muerte del sujeto pasivo; v. gr., quien
golpea brutalmente en la cabeza de la víctima con un objeto contundente, no
puede de ninguna manera alegar a su favor, que no sabía que podía matar
al ofendido, pues su esfera anímica se llena de contenido mediante un dolo
eventual, lo que no se adecúa a la figura preterintencional en comento.
En lo que respecta a la delimitación de las lesiones dolosas consuma
das y una tentativa de homicidio, nos remitimos a los estudios preliminares
de esta capitulación.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 341
(716) Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ta vida..., cit., p. 319.
342 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
122° del C.P.; pero en este caso, hablamos de unas lesiones de una menor
magnitud, donde los daños al cuerpo y la salud no son tan delicados. Por
elio, nos preguntamos con corrección si es que factible sostener que pueda
ser previsible para el autor, el resultado “muerte”, que sobreviene como con
secuencia de unas lesiones leves; es acá donde pueden revelarse muchos
factores causales y/o concomitantes que hayan ocasionado en realidad el
resultado más grave; de tal forma, que el juzgador debe ser en suma cau
teloso, ai momento de pretender aplicar esta figura, a fin de no contravenir
los criterios de imputación objetiva, para no caer en el campo del versan in
re ilícita. Si A lesiona de forma leve a B, le provoca un sangrado, éste último
acude a un hospital cercano, y C el médico, no mediando justificación alguna
no lo atiende prontamente, luego de unos días, se produce la muerte de B,
no es factible imputar dicho resultado al primer autor.
Como dice S o l e r , la actitud dolosa no puede llevarse ficticiamente más
allá de lo que realmente fue, e imputarse un resultado ultra intencional como
intencional, sin vulnerar los principios de la culpabilidad, que se basan en la
conciencia de la criminalidad o en la dirección de las acciones hacia un fin
especialmente fijado*717*.
Siguiendo al maestro P eñ a C a b r e r a , no cabe más que señalar que los
delitos preterintencionales son en realidad una figura delictiva compleja o,
dígase mixta, de un injusto doloso de intención con un injusto imprudente por
el resultado*718*.
5. AGRAVANTESEGÚNLACONDICIÓNDELAVÍCTIMA
AI igual que en el tipo penal de Asesinato, el legislador mediante la
sanción de la Ley N° 28878, incluye esta agravación basada esencialmente
en la condición pública del sujeto pasivo, al momento de cometerse las lesio
nes graves, cuando la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o
de las Fuerzas Armadas, Magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Públi
co. Primero la función debe existir, estar vigente al tiempo en que se perpetra
la acción lesiva, y segundo, la víctima debe estar cumpliendo su actuación
funcional; son dos elementos que deben aparecer de forma simultánea, sino
resultan de aplicación, alguno de las hipótesis delictivas, que se glosan en el
artículo 121° del C.P.
(718) Vid, P eña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cít., p. 319;
S oler , S .; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 158.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y k salud 343
podrá contener efectivamente estos actos altam ente reprobables, se debe hacer uso
de todos los medios de control social (formales e informales), mediando la articulación
de políticas sociales de mediano y largo alcance.
(722) Artículo incorporado por la Ley N° 30068; Vide, Peña Cabrera Freyre, A .R .; Derecho
Penal. Parte Especial, T. I, IDEMSA, Tercera edición, Lima, 2015.
(723) Artículo T - Sujetos de protección de la Ley.
(724) A rtículos0.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 345
los contextos en que toma lugar dicha violencia; cuarto, los tipos de violen
cia, etc. importante también, ei reconocimiento de «Derechos y Asistencia,
Atención a la Salud, Derechos Educativos, Laborales, Protección Integral
Jurídica». Sin duda, todo un abanico de instituciones, herramientas y me
didas legales que se orientan a incidir en un plano de verdadera preven
ción y contención de la Violencia frente a las poblaciones vulnerables. Así,
la Ley acotada, al mencionar que la misma establece mecanismos, medidas
y políticas integrales de prevención, atención y protección de las víctimas
así como reparación dei daño causado; y dispone la persecución, sanción
y reeducación de los agresores sentenciados con eí fin de garantizar a las
mujeres y al grupo familiar una vida libre de violencia asegurando el ejercicio
pleno de sus derechos.
Destaca el «Proceso de Tutela frente a la Violencia Familiar^25*»,
en cuanto la regulación de una variedad de medidas, destinadas a evitar
mayores riesgos a las víctimas, de conjurar peligros a tas personas protegidas
por la Ley, de cesar actuaciones antijurídicas de los agresores, de evitar -p o r
tanto-, una segunda «victimización». Así, como se hablaba décadas antes
de la «resocialización» del agente infractor de la norma, ahora el discurso
debe direccionarse a la rehabilitación de la víctima. Esperamos en todo caso,
que este proceso pueda en verdad aplacar y mitigar ios efectos perjudiciales
sobre esta clase de víctimas, en cuanto a la adopción de medidas reales
y efectivas a ser entendidas desde un Sistema Integral de Protección de
Víctimas contra la Violencia Familiar y, no un simbolismo normativo cargado
de buenas intenciones.
to de 13% más a los reportados en el año 2015. De acuerdo con cálculos del Programa
Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual del Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables (M IM P), se tirata del pico más alto en el número de denuncias atendidas
por los centros de emergencia “mujer” en el ámbito nacional en los últimos siete años.
La tasa de criminalidad indica que la mujer es quien registra mayor número de victimi-
zación; del total de los 58.424 atendidos en el Perú entre enero y octubre (2016) en los
245 CEM , el 86% son mujeres,
(73 1) Muñoz Sánchez, J.; Comentarios a i Código Penal, T. II. Directores: Díez-Ripólles y
Romero Casabona, c it, p. 87.
(7 3 2 ) Laurenzo Copello, analizando la legislación española, ya tiempo afras, señala que (...)
con el apoyo que supuso la desmedida ampliación dei círculo de sujetos pasivos a
través de las diversas reformas del delito de violencia doméstica, la jurisprudencia ha
ido consolidando una doctrina que definitivamente sitúa el motivo de ia tutela penal
reforzada en la necesidad de proteger la dignidad de las personas que forman parte del
núcleo de la vida doméstica -u otras situaciones asimiladas, y sobre todo, de dar pro
tección a la fam ilia como institución reconocida y amparada por nuestro ordenamiento
constitucional (art. 39 CP); La Violencia de Género en la Ley integral. Valoración políti
ca criminal, En: Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 2005, 08:2.
348 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
MODIFICATORIADECRETOLEGISLATIVON° 1323
En el plano de la determinación cuantitativa de la lesión, para que ésta
se catalogada como «grave», se añade que tal calificación puede ser también
alcanzada cuando se «determina un nivel grave o muy grave de daño psíqui
co». Según las diversas dimensiones que se extraen del delito de lesiones,
nos queda claro que su configuración no solo es consecuencia de afecciones
de orden físico, pues el daño psíquico puede también manifestarse, sobre
todo en un contexto de violencia familiar, donde la esposa y/o concubina es
objeto de una violencia fam iliar sistemática, permanente en el tiempo, que
de seguro genera repercusiones perniciosas en la esfera psicológica de la
víctima. Una mujer que es maltratada, humillada de forma habitual propicia
traumas muy difíciles de superar, un aspecto que recoge positivamente la
norma, pues en muchas ocasiones no siempre se advertirá daños físicos,
sino exclusivamente psíquicos. Es a tal efecto, que esta equiparación de
lictiva requiere de expertos en esta clase de peritajes resulta esencial para
que el fiscal pueda contar con una experticia científica idónea y consistente
para sustentar su teoría del caso, en cuanto a una imputación por el delito de7 3
(733) No le falta razón a Laurenzo Copello, cuando indica que la situación de la mujer no es
asimilable (...) a la de los niños, ancianos o incapaces que, por sus propias condicio
nes ocupan una posición de partida necesariamente subordinada en el ámbito de la
fam ilia. La vulnerabilidad de !a mujer no es consustancial a su posición jurídica dentro
de la familia ni tampoco a sus condiciones personales, sino que es el resultado de una
estrategia de dominación ejercida por el varón- al amparo de la pautas culturales domi
nantes- para mantenerla bajo su control absoluto; La Violencia de Género.,., 08:4; no
es -p o r tanto- las características y particularidades de la mujer que la hacen de por si
vulnerable, sino más la práctica de usos y costumbres que anidan en una posfura que
ia vuelven vulnerable frente a su pareja , alimentado por valores degradantes, comple
tam ente ajenos a las que debe anidarse en un orden democrático de derecho.
350 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
lesiones graves, si Ea labor del persecutor público no cuenta con dicha labor
científica no estará en posibilidad de formular coherentemente su imputación
jurídico-penai, por consiguiente insatisfactorio desde los fines político crimi
nales que impulsa ia presente reforma penal.
Se tiene una inclusión normativa novedosa, de especial relevancia po
lítico criminal, desde una visión criminológica amplia, en cuanto a los con
textos en que toma lugar la «violencia familiar»: «La afectación psicológica
genérada como consecuencia de que el agente obligue a otro a presenciar
cualquier modalidad de homicidio doloso, lesión dolosa o violación sexual,
o pudiendo evitar esta situación no lo hubiera hecho»; en esta hipótesis del
injusto de lesiones graves, se pone el acento en dos factores, lo primero en
el daño psíquico del sujeto pasivo y, lo segundo, en las circunstancias par
ticulares en que se desarrolla y ejecuta un acto de extrema violencia en el
seno familiar, considerando que la misma está compuesta por varios miem
bros, padre, madre e hijos, por lo que el delito que se acomete contra uno de
ellos puede a su vez incidir en una afectación psicológica del otro miembro.
La sistemática violencia que es víctima la esposa por parte de su marido,
muchas veces toma lugar en presencia de los hijos, de seres indefensos,
vulnerables muy susceptibles de verse afectados por tal situación, quienes
prácticamente se ven obligados a asistir a dicho evento delictivo, de ser tes
tigo de un acto de extrema violencia sobre su madre, lo que evidentemente
le genera secuelas negativas en su desarrollo personal, traumas que se van
incubando en ia esfera emotiva y psicológica de la víctima; (...), siguiendo el
análisis de la legislación penal española, se dice que ese peligro-fundamen
talmente psíquico-del resto de los miembros constituye un plus de injusto
especifico del delito de violencia domestica habitual, cuya presencia da lugar
a un subtipo agravado(734). Bajo tal hipótesis, el agente se ve incurso en un
concurso ideal de delitos, por un lado la perpetración de los delitos de homi
cidio doloso, lesión dolosa o violación sexual -seguramente teniendo como
víctima a la madre- y, el otro delito, las lesiones graves teniendo a los hijos
como sujetos pasivos. En éstos últimos, la lesión es de naturaleza «psico
lógica»; se dice que las lesiones psíquicas más frecuentes son los cuadros
mixtos ansioso-depresivos, el trastorno por estrés postraumático (TEPT), el
trastorno por estrés agudo, el trastorno adaptativo mixto, y la desestabiliza
ción de los trastornos de personalidad de base(735). El daño se refiere, por un
lado, a las lesiones psíquicas agudas producidas por un delito violento que,
en algunos casos, pueden remitir con el paso del tiempo, el apoyo social o
un tratamiento psicológico adecuado; y, por otro, a las secuelas emocionales
que persisten en la persona de forma crónica como consecuencia del daño
(734) Muñoz Sánchez, J.; Comentarios a i Código Penal, T. II. Directores: Díez-Ripóiles y
Romero Casabona, c it, p. 93.
(735) Esbec, E./ Gómez-Jarabo, G .; Psicología forense y tratamiento jurídico-fegal de la dis
capacidad. Cap. 3, Madrid, EDISO FER.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 351
(736) Enrique Echeburúa, Paz de Corraí, Pedro Javier Amor; Evaluación del daño psicológico
en las víctimas de delitos violentos. PSICOTHEM A, 2002, Vol. 14, cit., p. 1.
(737) Modalidad delictiva reiterada en el inc. 5) del artículo 121M 3 e inc. g) del articulo 122°.
352 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(738) Así también, la distinción en ia tipificación penal, entre eí tipo penal de lesiones gra
ves y de tentativa de homicidio, tomando en cuenta que la diferenciación estriba en el
desvalor de la acción y del resultado, en el sentido de fijar conforme a los indicios que
se tienen en la investigación, que tan consciente era el agente de que la violencia des
plegada sobre la esfera corporal del sujeto pasivo podía o no generarle la muerte, asi
como de la entidad del medio empleado y el órgano atacado como consecuencia de la
conducta típica.
(739) Descripción normativa que se repite en los artículos 121°-B y 122°.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 353
(74 0) En: Gaceta Penal & Procesal Penal, Tomo N ° 36, junio 2012, cit., p. 125.
(741) En: Gaceta Penal & Procesal Penal, Tomo N° 35, mayo 2012, cit., p. 161.
(74 2) Director: Andrés José D'Alessio (co-autoria); Código Penal. Comentado y Anotado. La
Ley, cit., p. 11.
(74 3) M arín, J.L.; Derecho Penal, Parte Especial. JO SE LUIS DE PALMA EDITO R , c it, p. 68.
(74 4) Soler, S.; Derecho Penal Argentino, T. III, cit., ps. 27-28.
354 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(74 5) Vide, Peña Cabrera Freyre, A .R.; Derecho Penal. Parte Especia!, T. I, Tercera edición,
cit., ps* 66-70.
(746) Citado por Terán Lomas, R.A.M .; El Homicidio: circunstancias agravantes. En: Revista
Jurídica Argentina La Ley. Derecho Penal. Doctrinas esenciales, director - Donna, E.A.,
cit., p. 795.
(747) Vide, Peña Cabrera Freyre, A.R.; Las Faltas en e l.... PACIFICO, 2018, Lima.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 355
(748) Artículo modificado por el Artículo 1 de la Ley N° 30819, publicada el 13 julio 2018
356 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. ARGUMENTOSGENERALES
Los injustos que atacan la salud dé tos individuos, resultan punibles
en tanto y en cuanto, su concreción material signifique un real menoscabo
a cualesquiera, de las dimensiones psíquico-fisiológico-corporal, siempre y
cuando se identifique una merma en la persona de la víctima, que a su vez
afecta el desarrollo de su personalidad y su participación en sociedad.
No sólo las lesiones graves están en condición de generar el estado de
cosas, que se pretende evitar, con la penaiización de estas conductas, sino
también con otros comportamientos que pueden desencadenar un desvalor
del resultado, merecedor y necesitado de pena. Nos referimos en este caso
a las lesiones leves, en cuanto a una descripción cuantitativa de la magnitud
del evento típico.
En suma todas aquellas lesiones que no puedan ser ubicadas en el
radio de acción del tipo penal de lesiones graves, serán abarcadas bajo los
alcances normativos del artículo 122°, siempre y cuando se cumpla con las
condiciones previstas en la tipicidad objetiva. No olvidemos que entre las le
siones leves, en su grado más inferior, aparecen las faltas contra la persona
(Libro Tercero).
En la doctrina se cuestiona la necesidad de una tipificación penal au
tónoma, tomando en cuenta la relación de subsidiariedad que subyace entre
las figuras delictivas de lesiones graves con las lesiones leves, pues ésta
última resultará de aplicación cuando la conducta no puede ser amparada
en el artículo 121°. La realización de la conducta típica es la misma: causar
un daño en el cuerpo o en la salud, por lo que el comportamiento del artículo
122° se encuentra ya expresado en el tipo penal de lesiones graves. Bastaba
entonces, que en el mismo articulado, se fije dicha condición cuantitativa, a
fin de rebajar sustancialmente la pena*749?.
2. TIPICIDADOBJETIVA
Golpes de poca intensidad, heridas de mínima gravedad, excoriacio
nes, equimosis y otras vías de hecho, que no cuenta con la idoneidad y/o
aptitud suficiente como para poner en peligro la vida de la víctima, que no
supongan la mutilación de un miembro u órgano principal del cuerpo o que
lo hagan impropio para su función, que no causen incapacidad para el traba-
(749) Ver ampliamente S oler, S.; Derecho p e n a l argentino, T. III, cit., ps. 139-141.
358 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(752) P eña C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it., p. 322.
(753) F ontAn B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it., p . 93.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 359
3. TIPICIDADSUBJETIVA
Al igual que las lesiones graves, las lesiones leves sólo resultan incri
minadas a título de dolo, de que al autor haya impulsado su acción (gene
rador del riesgo no permitido),, a la producción de unas lesiones leves, de
que haya sido consciente de que su conducta haya de inferir un daño en el
cuerpo o en la salud de la víctima (dolo eventual).
Si en vez de producirse unas lesiones leves, se exterioriza un resul
tado más grave, que el esperado o dígase querido por el autor, no se ha
incluido en este caso, las preterintencionaiidad, sin embargo, se ha tipificado
la absurda delictuosidad “fortuita", que no tiene nada que ver con la previsi
bilidad, pues si las lesiones más graves eran previsibles para el autor, tendrá
que resolverse el asunto, en base a un concurso ideal de delitos, entre una
tentativa de lesiones leves con unas lesiones culposas por el resultado.
Cuando el resultado más grave, es desconectado de la conducta del
autor, se quiebra la imputación objetiva; v. gr., cuando se causa una herida
leve y a causa, de la indiligencia de la propia víctima de sanarse la herida
(auto-puesta en peligro), ésta se convierte en grave, de ninguna forma podrá
sostenerse la atribución de responsabilidad, sólo posible a título de tentativa
de lesiones leves.
Por lo demás la preterintencionaiidad, cuando la víctima muere a con
secuencia de las lesiones, siempre y cuando el agente pudo prever el resul
tado, nos remitimos al artículo anterior.
REFORMALEYN° 30364
El artículo 122° del CP - «Lesiones Leves», sufre una modificación im
portante, en la medida que se ensancha su ámbito protector a una nueva ta
bulación de supuestos del injusto, incidiendo en un marco penal más severo.
El primer supuesto referido a la condición de la víctima, miembro de
la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas, magistrado del Po
der Judicial, del Ministerio Público o del Tribunal Constitucional o autoridad
elegida por mandato popular o funcionario o servidor público. Construcción
normativa que tiene como antecedente, la incorporación del artículo 108°-A
al CP*754* así como de la modificación producida al tipo de Lesiones graves,
MODIFICATORIADECRETOLEGISLATIVON° 1323
A l margen de los dicho en el marco de los otros tipos legales que invo
lucran a este articulado, es la descripción inicial del mismo, no solo cuando
se causa a otro lesiones en el cuerpo o en la salud que requiera más de diez
y menos de treinta días de asistencia o descanso, o nivel moderado de daño
psíquico1755*, según prescripción facultativa. Se afianza su configuración en el7
5
(755) Echeburúa y otros, indican la lesión psíquica se refiere a una alteración clínica aguda
que sufre una persona como consecuencia de haber sufrido un delito violento y que le
incapacita significativamente para hace frente a los requerimientos de la vida ordinaria
a nivel personal, laboral, fam iliar o social; Evaluadón deí daño psicológico..., c it, p. 2.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 361
1. FUNDAMENTOSDEORDENPOLÍTICOCRIMINAL
Constituye una técnica legislativa adecuada, la inclusión en ciertas mo
dalidades delictivas, de condiciones que agravan el tipo penal, dando lugar a
una respuesta penal más intensa; pero para ello, se debe cumplir con ciertas
(756) Achávaí, A.; Manual de Medicina Legal. Práctica Forense, T. I, c it, p. 130.
(757) Entiéndase la referencia a los artículos 121° y 122° dei C.P., que tipifican tas conductas
delictivas de lesiones graves y lesiones leves respectivamente.
(758) En lo que respecta a la figura preterintencional, vale todo lo dicho en el examen del
articulo 121° (lesiones graves seguidas de muerte).
362 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. CÍRCULODEAUTORES
Primer requisito, se menciona que la victima debe ser menor de cator
ce años, luego de dice que el sujeto activo podrá serlo: el padre, la madre, el
tutor, guardador o responsable de aquél.
Padre y madre son todas aquellas personas que de forma natural o
legal, tienen una vinculación de ascendientes con sus hijos, que proceden
del mismo tronco o, en su defecto que han seguido los procedimientos pre
vistos en la ley, para constituirse en padres adoptivos. Según lo dispuesto en
el artículo 502° del Código Civil, al menor que no esté bajo la patria potestad
se le nombrará tutor que cuide de su persona y bienes; por su parte “guar
dador” será todo aquel que de forma temporal o definitiva se ha instituido en
Custodio del menor, puede serlo la maestra del nido o de otras personas que
se encargan de los jardines infantiles, también la empleada doméstica; en
suma como el mismo tipo penal lo señala de forma abierta todo “responsable
de aquén7591.
Como se sostuvo, no basta que concurra algunas de las condiciones
previstas para ser considerado autor del injusto agravado, pues debe agre
garse la verificación del «abuso» o del «prevalimiento», a fin de dotar de
contenido material la mayor necesidad y merecimiento de pena.
Ahora bien, en el segundo párrafo de! artículo sub examine, se extiende
el círculo de autores, cuando el agente sea el cónyuge, conviviente, ascen
diente, descendiente natural o adoptivo o pariente colateral de la víctima.
Cónyuge será todo aquel que se encuentra unido bajo el vínculo ma
trimonial con otra persona, siempre y cuando se haya seguido con el proce
dimiento establecido en el Código Civil, para poder hablar de un acto jurídico
“válido”; si se encuentran ya separados de hecho, no cabe aplicar la agra
vante en cuestión, pues ya no se acredita la convivencia que es lo que puede
dar lugar al abuso de la posición de “cónyuge”. De igual forma, serán con
siderados “concubinos” (conviviente), todos aquellos que sin ser casados,
viven juntos desde un periodo de tiempo determinado, siempre y cuando7 9
5
(759) La cúratela puede ser integrada en dicho elemento normativo del tipo penal.
364 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. SANCIÓNACCESORIA
Aparte de la pena privativa de libertad, el juzgador deberá imponer al
sujeto infractor de la norma, la suspensión de la patria potestad, según el
literal b) del artículo 83° del Código de los Niños y los Adolescentes e inhabi
litación a que se refiere el artículo 36° inc. 5) de la Parte General.
La inhabilitación es una pena que se orienta básicamente a fines pre
ventivo generales, y por no menos decirlo, también criminológicos, de disua
dir al colectivo de cometer estos delitos, mediando una mayor amenaza de
pena, y de neutralizar las especiales condiciones de tas cuales se sirvió el
autor, para perpetrar el delito.
Entonces, Ea suspensión de la patria potestad, sigue la suerte en rea
lidad del artículo 77° del CNA, que a la letra señala lo siguiente: “La patria
potestad se extingue o pierde: inc. d).-Por haber sido condenado por delito
doloso cometido en agravio de sus hijos o en perjuicio de los mismos”. Cues
(761) Libro Cuarto - Titulo l (Jurisdicción y Competencia), artículos 133° bis 135°.
(762) A rtículo derogado p or la Única D isposición C om plem entarla D erogatoria d el De
creto Legislativo N° 1323, publicado el 06 enero 2017
(763) Artículo modificado por la Ley N° 30819 de 2018.
366 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. MARCOEXTENSIVODEEXAMEN
El Perú revela un alto índice de violencia familiar. Su materialización
importa una práctica sistemática en los hogares nacionales, agobiados por
la carencia de las mínimas condiciones para una subsistencia digna. Sien
do así, el mejor camino es entablar políticas públicas dirigidas a erradicar
este flagelo. Las instituciones públicas comprometidas tienden una alianza
estratégica, y definen un ámbito de intervención, llevado a más por fines
securitarios, cautelares y tuitivos; de tal forma, que cuando el foco de conflic-
tividad social no constituye aún una amenaza de trascendencia para el bien
jurídico, la reacción estatal debe ser eminentemente administrativa, lo cual
(765) Artícuio modificado por ei Artículo 1 de ia Ley N° 30819, publicada el 13 julio 2018
368 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(766) Vide al respecto, S ilva S á n c h ez , J.M .; Aproxim ación a i Derecho Penal Contemporáneo,
cit., ps. 300-303.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 369
(767) Polaino Navarrete, Mr, La legitimación del Derecho penal en las Sociedades moder
n as;..., c it, p. 117.
(768) V ives A ntón , T.S.; Principio de legalidad, interpretación de la ley y dogmática penal. En;
Estudios de filosofía de derecho penal. D ía z y G arcía C onlledo , M .1 G arcía A mado, J.A .,
Universidad Externado de Colombia, cit., p. 298.
(769) G iovanni F íandaca , E.M .; Derecho Penal. Parte General, c it , p. 57,
370 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. DEFINICIÓNDE«VIOLENCIAFAMILIAR»
El artículo 2o de la Ley define a la Violencia Familiar, como *cual-
quier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin
lesión, inclusive la amenaza o coacciones graves y/o reiteradas, así como
¡a violencia sexual que se produzcan entre: cónyuges, convivientes, as-
cendientes, descendientes, parientes colaterales hasta el cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad; o quienes habitan en el mismo ho
gar, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales\ De lo
que se desprende, es que esta Ley no protege bienes jurídicos distintos a
los tutelados en el Capítulo IX del Código Penal. Este dispositivo legal, con
su modificatoria de su artículo 2 sólo coadyuva a otorgar una mayor pro
tección del bien jurídico: libertad e indemnidad sexual. Consecuentemente,
todo acto violatorio a la libertad e indemnidad sexual habrá que rem itirse
a los artículos pertinentes del corpus punitivo y en el caso de “violencia
fam iliar” que no se refiera a “violencia sexual” a la Ley N° 26260; en cuanto
delimitación de un injusto administrativo con un injusto penal, importando el
primero una afectación considerable a la entidad material del bien jurídico,
desencadenando una mayor perturbación social, en tanto que el segun
do, por no suponer una trascendencia de ofensividad social suficiente, se
hace acreedor de sanciones y medidas cautelares de orden administrativa.
Únicamente en el marco del injusto penal puede reaccionarse con penas y
medidas de seguridad.
La Ley mencionada, trae como innovación la ampliación de las facul
tades de los Juzgados y Fiscalías de Familia y a la Policía Nacional, en los
procesos penales contra la libertad sexual producidos en el seno familiar: de
recibir las denuncias por violencia familiar (art.4), de dar trámite a todas las
peticiones que se formulen en forma directa por la víctima o sus fam iliares
(art.9), e incluso podrá actuar de oficio ante el conocimiento de ios hechos.
Puede también adoptar las medidas de protección inmediatas conducentes
a impedir que la víctima continúe siendo maltratada garantizando así su in
tegridad física, moral y psicológica (art.10). Es decir, al otorgar la norma am
plias facultades a los operadores y órganos de justicia, lo que se pretende es
de otorgar las máximas garantías a la víctima cautelando su integridad física
y moral en todas las fases del proceso. Introduciéndose de esta manera a
una nueva corriente reivindicatoría de los derechos fundamentales de la víc
tima: la Victidogmática.72
3. SUJETOACTIVOYPASIVOENLOSARTÍCULOS121°-BY122°-B^
En lo que respecta a los agentes del delito, en el marco de los artículos
121°-A y 122°-AÍ774), ¡o único que cabe decir es que han sido excluidos de ia
redacción normativa al «padre» y la «madre», pues dicha condición es justa
mente la que justifica la incorporación de las agravantes in examine.
En principio, son los padres, tanto el padre como la madre del sujeto
pasivo, de acuerdo a los sostenido en el análisis de los artículos 121 °-A y
122°-B, de la presente monografía. Únicamente se está incluyendo a los pa
rientes de uno de los convivientes, hasta el cuarto grado de consanguinidad,
es decir, hasta los primos (cuarto grado por consanguinidad) y los cuñados
(segundo grado por afinidad).
Sujeto pasivo será el menor de catorce años.
4. ANÁLISISDOGMÁTICOYPOLÍTICOCRIMINAL
Como se ha señalado en líneas anteriores, la inclusión de los artículos
121°-B (Lesiones graves por violencia familiar) y el 122°-B (Lesiones leves por
violencia familiar), importa ia construcción de figuras agravadas, sustentada
en la calidad del autor y de la víctima, que en este caso deben ser el padre y/o
la madre, pudiendo asumir ambas cualidades, sumado claro está, a los hijos y
el resto de personas, que han son comprendidas en el artículo 2o de la Ley N°
26260, luego de la modificación efectuada por la Ley N° 29282.
Por los motivos expuestos, las circunstancias agravantes que se glo
san en los artículos 121-A y 122-A (también modificados), únicamente po
drán ser cometidos por el tutor, curador, guardador o responsable del menor,
bajo el entendido que en estos supuestos no existe una vinculación familiar,
lo que no es tanto así, en la medida que según lo previsto en el artículo 506°
del Código Civil el juez puede nombrar como tutor al fam iliar más próximo
e idóneo del impúber. Por consiguiente, los artículos 121°-B y 122°-B, daría
lugar a una agravación basada en la institución de la «patria potestad»; que
en puridad de la verdad, no revela un mayor plus de sustantividad del injusto,7
4
3
(773) Sobre el bien jurídico tutelado y las modalidades comisivas, rem ítase al primer Tomo,
ps. 222 y ss.
(77 4) Ver al respecto, Tomo I, d t , ps. 254-256.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 373
para hacer una distinción cuando e! delito es cometido por el padre o cuando
es perpetrado por el curador.
El hecho de que la víctima sea el hijo o el cónyuge del agresor, no
importa un dato suficiente a saber, para proceder a una criminalización, no
determina la configuración de un injusto cualificado; si es lo que se busca pe
nalizar es el prevalimiento, ello ha de constituirse en un basamento genera! y
no determinado de forma particular. La ley penal ha de sujetarse al principio
de igualdad constitucional, en un orden democrático de derecho.
En resumidas cuentas, la participación del Derecho pena! debe ser
reservada ante aquellos hechos, que revelen una magnitud de lesión consi
derable, en cuanto una afectación concreta al cuerpo y/o la salud de la víc
tima, tomando lugar las figuras delictivas de lesiones, que se encuentran ya
contempladas en el catálogo delictivo. El aparato punitivo estatal no puede
ser concebido como un medio de reivindicación, de una perspectiva anclada
en el «Género», sino como mecanismo protector de bienes jurídicos mere
cedores de tutela penal. Se sigue apelando a! discurso, de que el Derecho
penal todo lo puede resolver, discurso político, que sólo puede alcanzar una
percepción cognitiva de «seguridad».
5. CONSECUENCIASACCESORIASYPENALIDADAPLICABLE
Cuando la perpetración del injusto penal, resulta del aprovechamiento
de un rol de «Garante», en base a las diversas relaciones jurídico-institucio-
nales que se han glosado en el ordenamiento jurídico, que tienen como base
la familia, las instituciones del Amparo Familiar así como aquellas que se
instituyen a partir de la Ley, el contrato y las convenciones.
En e! marco de los artículos 121°-Ay 122°-A, en lo que a la sanción
punitiva se refiere, es que la pena privativa de libertad en el primero, os
cila ahora entre cinco y ocho años. Mientras que la sanción accesoria de
«inhabilitación», será impuesta según lo dispuesto en el artículo 36° inc. 5)
del CP, es decir, queda igual; mas se suma la denominada «remoción del
cargo», con arreglo al artículo 554° del CC(775). Entonces, según lo estable
cido en el marco sancionador, no sólo el autor quedará inhabilitado para el
ejercicio de la tutela o cúratela, sino que será removido del cargo, al haber
incurrido en una infracción mayor de los deberes de cuidado que la Ley le
asigna.
En lo que refiere a los artículos 121°-B y 122°-B, dichos comporta
mientos típicos reciben una pena no menor de cinco ni mayor de diez años
(775) Será removido de la tutela: 1.-E l que incurra en alguno de los impedimentos dei artículo
515° (impedimento para ejercer tutoría), si no renuncia al cargo y, 2.-EI que cause per
juicio al menor en su persona o intereses.
374 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
6. REFORMADELALEYN° 30364
a. Artículo 121°-A- formasagravadas de «Lesiones graves»
Extender la calidad de «sujeto pasivo» a las personas mayores de
65 años, al llamado «adulto mayor<779)», luego, a las personas que sufran
discapacidad física o mental. Importante, que el primer sujeto a proteger,
es ahora un menor de edad y no solo los menores de catorce años. Esta
nueva descripción típica incide en un cambio en el tipo legal, en cuanto a
circunstancias agravantes por la calidad de la víctima. Ámbito de protección
de la norma que ha de ser entendido conforme al aprovechamiento del
agente de las condiciones personales de la víctima para la perpetración del
injusto penal de Lesiones; por lo que resulta necesario que el autor conozca
de las características personales del sujeto pasivo a fin de cumplir con el
tipo subjetivo del injusto. Consideramos que la aplicabilidad de la agravante
-in examen-, tendrá como referencia situaciones, contextos sociales en
los cuales puede desarrollarse este tipo de conductas, ajenas a las que se
manifiestan en el seno familiar, que son objeto de regulación en el artículo
121 °-B.
Se elimina el segundo párrafo, en cuanto a la calidad del agente, de
tutor o responsable del menor, por tanto a su Inhabilitación, conforme a los
nuevos contornos normativos del artículo 121°-A del CP, considerando la
extensión tutelar que alcanza la Ley N° 30364.
(77 9) Así, la Ley N° 30076 de agosto de 2013 que modifica ei artículo 189° del CP.
376 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
7. MODIFICACIÓNDECRETOLEGISLATIVON° 1323
a. Artículo 121° -B- lesiones graves por violencia contra la mujer e
integrantes del grupofamiliar.
En la primera de sus hipótesis se hace alusión a que «la víctima se
encuentra en estado de gestación». Mujeres en estado de «gravidez», serán
todas aquellas damas que se encuentran en estado de gestación, una vez
que el óvulo fecundado se ha implantando en la pared uterina de la mujer. El
estado de gestación importa todo un proceso que culmina antes de los nueve
meses, con la expulsión del nasciturus de! cuerpo de su madre, sea de forma
inducida y/o natural; siendo que recién a partir del tercer mes, -cuando ya
está ante un feto-, que adquiere visibilidad la barriga de la gestante, antes
de ello es muy difícil de advertir tal situación fisiológica. Cuestión que incide
en la aplicación de esta circunstancia de agravación, en el sentido, de que el
agente debe saber que la mujer, -a la cual está lesionando-, se encuentra en
estado de gravidez, según el componente cognitivo del dolo.
Renglón seguido se expone: “La víctima es ei padrastro; madrastra;
ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por afinidad]
pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción, o se
gundo grado de afinidad; habita en el mismo hogar, siempre que no medien
relaciones contractuales o laborales, o la violencia se da en cualquiera de los
contextos de los numeral 1, 2 y 3 del primer párrafo del artículo 108-B”. El
trasfondo político criminal -de la ley in comento- es de reforzar la tutela pu
nitiva no solo a la mujer, al ampliarse el listado de sujetos pasivos conforme
la estructura familiar. Ahora, el hombre puede ser también sujeto pasivo, pu-
diendo ser victimario damas y varones, siempre que convivan bajo un mismo
techo. Hemos sostenido en el caso del Parricidio*782*, que el fundamento de
un mayor injusto, no solo puede sostenerse en base a la relación de paren
tesco entre el autor y su víctima, sino también en la ventaja que le otorga al
primero vivir en el mismo hogar, para perpetrar con mayor facilidad el deli
to. La ampliación de! catálogo de víctimas la encontramos ya en la Ley N°
30364, en la cual se alza el discurso tutelar de todos los integrantes del grupo
familiar, regulado de forma tibia con la redacción normativa anterior. Cues
tión a destacar, es que la literalidad hace atípica -por este delito- cuando el
pariente vive en el mismo techo del agente, mediando una relación laboral o
contractual, es decir, si la prima esta laborando en tareas domésticas, no se
daría esta modalidad delictiva, sino la descrita en el numeral anterior.
También se configura este supuesto delictivo de «violencia familiar»
cuando ésta toma lugar en los contextos de los numeral 1, 2 y 3 del primer
párrafo del artículo 108-B. Este tipo penal denominado «feminicidio», tiene
(782) Vide, Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. i, cit., ps. 119-131.
378 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
AGRAVANTES:
Siguiendo la nomenclatura del presente tipo penal, se tiene que la pro
tección jurídico-penal tiene que ver con los integrantes del grupo familiar,
considerando lo que debemos entender por «violencia familiar» y «violen
cia contra la mujer». De manera, que este numeral 3), empieza el orden
de posibles sujetos pasivos, con el cónyuge, ex cónyuge, conviviente o ex
conviviente. Punto de partida, de esta violencia estructural -que azota nues
tra sociedad-, son las agresiones intra familiares, que por lo general tiene
a un hombre como victimario y a una mujer como víctima, estando a una
relación conyugal o de convivencia entre ambos, tal como se a develado en
los últimos tiempos en los titulares de tos medios de comunicación social
(v, gr., siendo que en unos supuestos ya no son pareja, separados o divor
ciados). Son factores emocionales, emotivos y sentimentales que arrastran
estas conductas nocivas, que de hecho generan una serie de interrogantes,
en cuanto a explicar cómo en tas relaciones de esta índole aparecen estas
esa racionalidad que lim ita y guía la conducta humana, siendo presa de las
más bajas pasiones, dando cuenta de una personalidad más peligrosa y per
versa, que a sentir del legislador pone en mayor riesgo a la víctima. Estando
a que la ebriedad o el estado de drogadicción, sería en principio una mani
festación de inimputabilidad -p o r grave alteración de la consciencia-, por lo
que con corrección se requiere la valoración del reproche de culpabilidad, al
momento que el agente se colocó consciente o imprudentemente en dicho
estado de inimputabilidad (actio libera in causa).
ANALISIS
El Proceso Penal viene concatenado por una serie de actos, se se
cuencias procesales, encaminados a un fin trascendental, de llegar a la
verdad de los hechos materia de conocimiento,, de esclarecer el objeto de
prueba, conforme la naturaleza dei delito que es objeto de persecución y el
agente objeto de imputación jurídico-penal; en delitos graves, de «sangre»
y «violentos» como se quiera decir, al afectar el núcleo esencial de los dere
chos humanos, define un ámbito de investigación y a su vez de prueba muy
particular, pues una vez recogida ia denuncia interpuesta por parte de la
víctima, se debe proceder a hilvanar (probatoriamente) muy fino, en orden a
que la fiscalía pueda recabar medios de prueba que le permitan construir una
teoría del caso fiable, creíble y sostenible. A tai efecto, el persecutor público
debe nutrirse de toda la información que sea necesario para ia comprobación
de cada una de las aseveraciones tácticas que comprende su teoría jurídica;
delitos como las lesiones, generan una serie de secuelas, de daños emo
cionales, un gran impacto psicológico en la conducta y personalidad de la
víctima. Así, cobra gran relevancia las pruebas periciales especiales, propias
382 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(786) Pabón Parra, P.; La Prueba Pericial. Sistema Acusatorio , Librería Jurídica Sánchez
R.LTDA, cit., p. 450.
(787) Pabón Parra, P.; La Prueba Pericia!. Sistema Acusatorio, Librería Jurídica Sánchez
R.LTDA, c it, p. 451.
(788) Se ha afirmado, indica Pabón Parra, que el aporte de las ciencias de comportamiento
consiste en toda una gama de “elementos de valoración de orden de la dimensión sub
jetiva del sujeto del ju icio que proveen ai conocimiento de la singularidad histórica del
mismo"; La Prueba Pericial..., cit., p. 450.
(789) Machado Shiaffino, C.; Pericias , diado por Pabón Parra, P. (cit., p. 452).
(730) A decir de Larrauri, la criminología estudia los comportamientos delictivos y la forma
como las sociedades responden a estos. La criminología es una ciencia social, pues
obtiene sus conodmientos de la observación y análisis de la realidad de (a delincuencia
y del fundonamiento del sistema penal; Introducción a la Crim inología y a l Sistema
Penal, cit., p. 15.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 383
(798) Pabón Parra, P.; La Prueba Pericial. Sistema Acusatorio, Librería Jurídica Sánchez
R.LTDA, c¡t„ p. 474-475.
386 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
Desde una mirada del Derecho penal comparado se dice que se está
ante un tipo específico de tratos degradantes, cuyo fundamento radica en la
situación de sujeción o dominación de la víctima respecto al sujeto o domina
ción de la víctima respecto al sujeto activo que proporciona la relación fam iliar
o cuasi fam iliar y que tiene como función castigar como un trato degradante
especifico las violencias habituales realizadas en el ámbito domestico17391.
El téma en cuestión, es que esta llamada «agresión intra-familiar» no
construye su desvalor sobre el resultado producido por la conducta antijurí
dica, en cuanto al agrado de afectación física o psicológica, sino sobre las
características de la víctima: una mujer, que si bien no muestra lesiones de
cierta magnitud, si advierte afectaciones conductivas y psicológicas, produc
to de un maltrato permanente, sistemático y habitual por parte de su pareja.
Por ello pensamos, que debió fijarse estos presupuestos en la redacción del
tipo legal, a fin de cautelar una cierta dosis de materialidad sustantiva del tipo
legal, sabedores que su acriminación tiene como base táctica a un hecho
que sólo podía ser calificado como una falta y no delito.
La conducta típica ha de tomar lugar en cualesquiera de los «con
textos» descritos en el artículo 108°-B del CP: violencia familiar, coacción,
hostigamiento o acoso sexual, abuso de poder, confianza o de cualquier otra
posición o relación que le confiera autoridad al agente, cualquier forma de
discriminación contra la mujer, independientemente de que exista o haya
existido una relación conyugal o de convivencia con el agente. Definir como
presupuesto de tipicidad los contextos acotados, son en realidad una redun
dancia innecesaria, agresiones de tal naturaleza se cometen propiamente en
el marco de la violencia familiar. Es como si la norma tuviese que describir
a la letra todas las circunstancias que debe rodear la comisión de un hecho
punible.
Importante, entonces a valorar jurídico-penalmente-, la repercusión de
la conducta delictiva, sus efectos nocivos más allá de la víctima que soporta
en su esfera fisiológica, corporal o psicológica el acto de violencia, sobre
todo en un clima de agresión permanente y habitual. Pero, una vez estable
cida la existencia de ese clima habitual de agresividad, acota LAURENZO
COPELLO, la decisión sobre quiénes han de considerarse sujetos pasivos
del delito depende de otros parámetros, en concreto, del número de perso
nas que han sido objeto de malos tratos físicos o psíquicos dentro de ese
contexto de violencia permanente. Si son varios quienes los sufren, ninguna
razón hay para negarles una tutela individualizada que se traduzca en la
apreciación de tantos delitos como víctimas se computen*8001.7 0
8
9
(799) Muñoz Sánchez, J.; Comentarios a! Código Penal, T. II. Directores: Díez-Ripófles y
Romero Casabona, cit., p. 97.
(800) Laurenzo Copello, P.; La Violencia de G énero..., 08:3.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 387
EXAMENDOGMÁTICO
Sin duda, la inclusión de esta nueva figura del injusto penal - agresio
nes «intra-familiares» obedece, viene inspirada en motivos de género y en
aras de proteger eficazmente a los miembros más indefensos (vulnerables)
dei grupo familiar. Son por tanto, razones político criminales afincados en
situaciones propias de nuestra sociedad, criminológicamente plausibles, sin
embargo, ello no puede significar que la presente acriminación se sustraiga
de las reglas de una técnica legislativa acorde a una construcción conceptual
ceñida a los principios de un Derecho penal democrático.
Entonces, si la tipificación penal -in comento-, supone la definición de
una circunstancia de agravación, por lógica su configuración legal requiere
previamente la verificación de los componentes típicos del artículo 122° - le
siones leves, en cuyo primer párrafo se establece que para que la conducta
sea constitutiva de tal figura delictiva, las lesiones en el cuerpo o en la salud
debe requerir más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso,
según prescripción facultativa. Esto quiere decir, que si el grado de afectación
al bien jurídico no alcanza dicho estándar cuantitativo de asistencia médica,
el comportamiento ha de ser subsumido en el artículo 4410 de! CP, como fal
tas contra la persona y, no como delito. Empero, esta hipótesis de agravación
se desgaja plenamente de la relación tipo base - modalidad agravada, en
cuanto a un nivel de lesión que no alcanza la magnitud necesaria, para que
pueda ser patente de lesiones leves. El solo hecho de que el sujeto pasivo
sea una mujer u otro miembro vulnerable del grupo familiar, no puede sus
tentar válidamente semejante quiebra de la sistematicidad y coherencia que
debe resguardarse en las diversos tipos legales que se comprenden en sus
respectivas titulaciones. Consecuentemente, el operador jurídico en su la
bor interpretativa, debe cautelar que el hecho -objeto de valoración jurídico-
penal-, debe primero verificar que tal conducta ha provocado tal daño en el
cuerpo o en la salud, y así dar cuenta que sí estamos ante una verdadera cir
cunstancia de agravación. En todo caso, si se quiere rebajar la delimitación
cuantitativa entre las lesiones leves y las faltas contra la persona, la reforma
debe empezar por el tipo base (Art. 122°) y no al revés.
1. OBJECIÓN DOGMÁTICA
den) No perdamos de vista, que el concubinato según el derecho privado, requiere para su
configuración de una convivencia de más de dos años: hombre y mujer, libres de impe
dimento legal.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 389
tre detallado de forma clara y específica, sino también que dicha conducta
responda a los factores personales inherentes a la persona del autor. De la
motivación que generó el impulso de la acción que dio lugar al resultado le
sivo o, en otro orden, la normatividad reglada que fue contravenida por parte
del autor, siempre y cuando ésta le sea exigióle cumplir y contaba con capa
cidad de hacerlo. Dolo y culpa, describen la especia! atribución personal del
agente, con el hecho que es objeto de valoración jurídico-penai.
El principio de culpabilidad, que se plasmó en el artículo VI! del Título
Preliminar del C.P., no fue una declaración normativa “simbólica”, sino más
bien el límite que habría de respetar el legislador, a! momento de criminalizar
una determinada conducta, de común idea con lo previsto en los artículos 11°
y 12° de la Parte General.
Hemos cuestionado en varias líneas de esta monografía, la construc
ción de las figuras preterintencionales, por su compleja estructura dual, que
debería ser reconducida al concurso ideal de delitos, pero bueno, sin jus
tificar su permanencia, pueden ser importantes a efectos de poder penali
zar con mayor dureza ciertos resultados de mayor antijuridicidad, siempre y
cuando pueda ser atribuido a título de culpa.
Sin embargo, observamos cómo se ha hecho rajatabla al principio de
culpabilidad, cuando de forma insólita, se tipificó la figura de las «lesiones
con resultado fortuito». Hoy en día la ciencia penal, a pesar de sus detrac
tores, somete la imputación delictiva a un doble baremo a saber: imputación
objetiva, de que el resultado lesivo acaecido y/o la puesta en peligro del bien
jurídico tutelado se consecuencia directa de ¡a generación de un riesgo no
permitido que tomado concreción con la conducta del autor e, imputación
subjetiva, que refiere a la vinculación anímica (normativa) del agente con el
hecho puníbie. Lo que se quiere decir en otras palabras: que debe existir una
correspondencia perfecta entre la dimensión objetiva con el plano subjetivo,
todo lo que no cabe cuadrar en dicha armoniosa relación, simplemente no
puede ser objeto de imputación delictiva, so pena de vulnerar los principios
rectores de un Derecho penal democrático.
La faz subjetiva del tipo en los delitos dolosos se caracteriza por un?
rigurosa coincidencia entre la finalidad y e! hecho típico objetivo, es decir,
entre la faz subjetiva y objetiva de la acción{802). Mientras que el tipo subjetivo
del delito culposo implica la determinación de los deberes generales que
recaen sobre determinados sujetos, en cuanto a una determinada actividad
reglada por el Estado, cuya infracción normativa da lugar a la creación de un
riesgo no permitido, cuya punición dependerá de las factores personales y de
orden genera! que han de valorarse en el caso concreto.
(802) Cury Urzua, E.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 303.
390 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(803) Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. D elitos contra la vida..., cit., p. 324.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 391
solo para ello sirve esta irreflexiva tipificación penal, pues conforme es de
verse, ella no viene precedida por un marco penal imponible; en tal virtud,
la conducta será incriminada por el tipo de lesiones leves o el artículo 122o-
A o, en su defecto por faltas contra la persona, no lo podrá ser por lesiones
culposas, en mérito a la exigencia subjetiva de carácter volitiva. También
debe ponerse en cuestión el principio acusatorio, de que la sentencia de
condena sea congruente con las tipificaciones penales contenidas en la
acusación fiscal, y para ello será el fiscal quien de forma primera determina
la adecuación de la conducta bajo los alcances normativos de un tipo penal
concreto.
En la práctica esta figura legal es inoperante, lo único que causa es
confusión, más que claridad conceptual.
Parafraseando a P eña C abrera , diremos que en nuestro ordenamien
to penal y en todo el Derecho Penal vigente, la causalidad está referida,
en última instancia, a la subjetividad del autor, por lo que resultaría injusto
responsabilizar al agente por un efecto fortuito que “no quiso causar ni pudo
prever**804*.
Un nuevo Código Penal respetuoso de las garantías mínimas, que ha
de observar en la concreción de la conducta típica, no puede acoger en su
seno una construcción normativa abiertamente incompatible con eí principio
de culpabilidad.
(804) Peña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., ciL, p. 325.
392 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. CONSIDERACIONES GENERALES
Una adecuada política criminal debe estar atenta a los datos que le pro
porciona la ciencia criminológica, a fin de que el Derecho penal pueda ajustar
su intervención a las exigencias de la sociedad moderna. Una sociedad sumi
da en la angustia y el temor, producto de los nuevos peligros que ha traído a
colación el umbral del tercer milenio, de acuerdo a la configuración estructura!
de la denominada «Sociedad de Riesgo», con ello el derecho punitivo ha de
considerar en serio una redefinición del modelo político criminal vigente.
Estos nuevos riesgos, ponen en peligro la indemnidad de los bienes
jurídicos fundamentales; v. gr., las innovaciones tecno-prácticas, las cirugías
plásticas, la manipulación genética, ios viajes aéreo-espaciales, las pruebas
nucleares, armas químicas, etc.; sumado ello, a las actividades ya existen
tes, como el tráfico rodado, los trabajos en las minas y en las plantas indus
triales, los deportes de alto riesgo, etc.; ponen en cuestión las tareas que
debe desempeñar el Derecho penal, según su función preventiva-protectora
de los intereses jurídicos más importantes, tanto para el hombre como para
la sociedad.
En el marco de un Derecho penal liberal, el injusto era caracterizado
en mayor medida por los delitos dolosos, dado su inherente significado con la
personalidad humana, en que debe basarse la imputación delictiva, pues en
principio sólo aquellas conductas que revelan una intención lesiva deben ser
objeto de punición, es decir, cuando el autor dirige su accionar, conociendo
que éste puede propiciar un estado de lesión o un estado de peligro; por lo
que se diría que son los injustos dolosos, los que importan una desobedien
cia normativa, cuya manifiesta actitud de contravención, justifica la reacción
punitiva.
No obstante lo dicho, es de verse, que en esta sociedad moderna,
adecuada al paradigma de un Estado Social, la necesidad de tutelar los
bienes jurídicos fundamentales, pasa también por exigir que los ciudada
nos amolden sus comportamientos a determinados estándares, los que se
determinan normativamente, mediante prescripciones legales, que tienen
por objeto impedir que se produzcan eventos dañosos para los bienes jurí
dicos; de tal manera, que ciertos individuos (destinatarios), están obligados
a ceñir sus actuaciones a ios modelos conductivos que se plasman en aqué
llas, mediando prohibiciones o en su defecto mandatos de realización, cuya
contravención puede generar riesgos no permitidos, que pueden acabar en
situaciones de lesión. Por consiguiente, aparece la necesidad por penalizar
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y ia salud 393
2. TIPO OBJETIVO
creado por fa conducta del autor, no era cognoscible por el mismo, que no
tomo conocimiento efectivo (doto eventual), de que su comportamiento tenía
aptitud de lesión para el bien jurídico protegido. Luego, podrá hablarse si se
trata de una culpa consciente o inconsciente, cuestión que podría tener im
portante, a efectos de graduar la pena por ei juzgador, mas dicha distinción
no está contemplada de lege lata.
Segundo; debe analizarse si el autor infringió una norma de cuidado,
ei deber que le estaba prescrito por ley, que le exigía adecuar su conduc
ta conforme ciertos parámetros regulados en la normatividad aplicable, de
acuerdo a la actividad desplegada; a dicha información, habrá que agregar
lo siguiente: que la contravención normativa haya generado un riesgo jurídi
camente desaprobado, esto es, que la acción haya desbordado el plano de
legalidad, a partir de ahí, se podrá saber si es que ha ingresado al ámbito de
protección de la norma.
Tercero, que el resultado lesivo acontecido, sea la efectiva concreción
del riesgo no permitido atribuido ai autor, para tales efectos, debe descartar
se que e l desvalor antijurídico exteriorizado en un estado de lesión, no sea
productos de otros cursos causales -concom itantes o sobrevenidos-, que
hayan de basar la imputación objetiva por el resultado; v. gr., si bien el con
ductor había sobrepasado la velocidad permitida por las reglas de tránsito,
se advierte que las lesiones del transeúnte, fueron causadas como conse
cuencia de su indiligencia, por haber cruzado la pista (carretera) de forma
intempestiva y por una vía anti-reglamentaria (auto-puesta en peligro), en
todo caso, ante una duda, no cabrá otra posibilidad que absolver al imputado
de acuerdo a los alcances del in dubio pro reo.
Para T amarit S umalla, las lesiones culposas deben reunir las carac
terísticas propias de todo delito imprudente, cuyo contenido del injusto está
integrado p o r a) la parte objetiva del tipo, constituida por la infracción, me
diante acción u omisión, de la norma de cuidado, exigible en ei tráfico (des-
valor de la acción), formada por un doble deber de prever el peligro y de
acomodar la conducta a tal previsión; b) la parte subjetiva, concretada en el
doto referido meramente a la conducta peligrosa pero que no alcanza el re
sultado típico, sin que sea necesaria la concurrencia efectiva de la previsión
aproximada del peligro (según se produzca o no estaremos ante una culpa
consciente o inconsciente, ambas con idénticas consecuencias punitivas);
c) la causación de un resultado típico imputable objetivamente a la conducta
peligrosa (desvalor del resultado), sin el cual el hecho permanecerá impune
(no caben las formas imperfectas de ejecución)(805).
(805) Tamarit S umalla, J.M .; Comentarios a ¡a Parte Especial del Derecho Penal, cit., ps. 127-
128.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 395
(806) Peña C abrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p. 326.
(807) Con respecto a la modificación por la Ley N° 29439 remítase al análisis propuesto al
homicidio culposo.
396 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. NECESIDADDELAINCRIMINACIÓN
La función esencial del Derecho penal es la protección preventiva de
bienes jurídicos, para lograr dicho cometido el legislador debe recoger todos
aquellos intereses jurídicos -de rango constitucional- (directa o indirectamen
te), a fin de reprimir aquellas conductas que signifiquen un ataque a su inti
midad.
La política criminal desarrolla dos tareas fundamentales: primero, ana
lizando las normas jurídico-penales, a fin de encontrar sus falencias, vacíos
y/o defectos, determinando qué comportamientos ya no requieren ser pena
lizados, lo que a su vez le permite proponer de lege lerenda, las reformas
legislativas que sean necesarias para garantizar precisamente la labor fun
damental del Derecho Penal.
Dicho lo anterior, nuestra legislación punitiva presentaba un vacío
en cuanto a la debida protección del concebido, pues sólo es objeto de
tutela, ante aquellas conductas que se dirigen a su eliminación, que co
bran vigencia normativa mediante los injustos de aborto; pero es que, el
feto puede verse lesionado ante ciertas maniobras y/o conductas, que no
necesariamente se dirigen a la interrupción del proceso de gestación (ma
nipulaciones genéticas). O siendo así no adquieren concreción final según
el plan crim inal del autor, nos referimos a una tentativa de aborto, que al
margen de ser ya punible, podía ya provocar lesiones al feto, lo que caía
en un vacío de impunidad.
G o n zá le s R u s , comentado la legislación de su país (España), escribe
que el Título IV constituye una novedad del Código que viene a salvar los
problemas que se planteaban en la anterior cuando se pretendía provocar
el aborto sin conseguirlo, quedando como consecuencia de ellos lesiones al
feto, o cuando las misma se producían como efecto secundario de medica
mentos administrados durante el embarazo, por enfermedades contagiadas
o contraídas por la mujer durante el mismo o como secuela de tratamientos
médicos inadecuados aplicados al feto o a la misma madre{809).
(810) Valle Muñiz, J.M.; Comentarios a la Parte Especial def Derecho Penal, cít., p. 148.
(811) Así, A lonso de Escamilla, A.; De las lesiones a l teto, cít., p. 159.
400 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2, TIPtCIDAD OBJETIVA
(812) Carboneo. Mateu, J.C./G onzAlez C ussa, J.L.; Lesiones, cit, p. 158.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 401
COMENTARIOS
La Ley N° 30364 de noviembre de 2015, incorpora el artículo 124°-B al
CP - «Determinación de la Lesión Psicológica», regulando una serie intensi
dades de daño a este plano de la personalidad humana.
No olvidemos que las lesiones en la persona, tiene una triple dimen
sión: - corporal, fisiológica y psíquica; esta última de vital relevancia para la
auto-realización de la persona, la cual puede verse afectada por una serie de
episodios de violencia moral y psicológica. La Violencia fam iliar no siempre
MODIFICACIÓNVÍADECRETOLEGISLATIVOH° 1323
En su momento destacamos la novedad de este articulado, incorpora
do por la dación de la Ley N° 30364, en cuanto los criterios a tener en cuenta
para determinar la gravedad de la lesión «psicológica» al margen de definir
una naturaleza estrictamente procesal. Se dio un paso importante en orden
a entender que las lesiones que se generan a la víctima, como consecuencia
de una conducta delictiva, provoca serias repercusiones en su esfera psíqui
ca y psicológica, de gran calado cuando expresan un alto grado de violencia.
Una medición que debía ir aparejado con la intervención especialistas en
las áreas de la psiquiatría y la psicología, para poder dar luces a fiscales y
jueces de las secuelas emocionales, conductivas y cognitivas que se des
encadenan estos actos luctuosos, sobre todo en la violencia intra-familiar,
que toma lugar de forma habitual y sistemática, bajo situaciones de extrema
humillación y degradación, de las cuales las mujeres son víctimas en el Perú.
Una cosa es la lesión fisiológica que se produce producto de una riña calleje
ra, otra muy distinta, la agresión familiar de que fue víctima la esposa durante
años por parte de su consorte. Identificar estas variables, -en si difíciles por
su naturaleza y características-, son vitales para acreditar la magnitud de las
lesiones, y así encuadrar la conducta en el tipo legal correspondiente, tam
bién para el proceso de determinación e individualización de la pena, para
graduar el monto de la Reparación Civil (daño moral) y para el programa de
rehabilitación de la víctima.
La lesión psíquica se refiere a una alteración clínica aguda que sufre
una persona como consecuencia de haber sufrido un delito violento y que
le incapacita significativamente para hacer frente a los requerimientos de la
vida ordinaria a nivel personal, laboral, fam iliar o social(818). Se dice que las
lesiones psíquicas más frecuentes son los trastornos adaptivos (con estado
de ánimo deprimido o ansioso), el trastorno de estrés postraumático o la
descompensación de una personalidad anómala. Más en concreto, a un nivel
(819) Ibidem.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 405
1. ESTUDIOPRELIMINAR
Los injustos penales que han sido examinados en páginas anterio
res, responden a un estado de lesión, constituyen delitos de resultado, en
el sentido de que su efectiva realización típica está condicionada a que se
exteriorice y/o se modifique el objeto materia! de! delito. Dicho así: tanto en
los delitos de homicidio, aborto y lesiones, la punición se dirige principalmen
te a reprimir, estados de lesión, que dan fugaren el desvalor del resultado,
con ello la muerte de una persona, la eliminación dei fruto de ia concepción
y un menoscabo significativo en la salud de la víctima, quiere decir, que ha
revelarse una mutación del objeto material del delito, de la forma como se
encontraba antes de la comisión del hecho punible en comparación a su es
tado post-delictum. importan en todo caso, manifestaciones delictivas, que
expresan una transformación del mundo físico.
Un Derecho Penal que se orienta a tutelar los bienes jurídicos más im
portantes para el individuo, v. gr., la vida, el cuerpo y la salud, no sólo ha de
intervenir en la esfera de libertad ciudadana, mediante los delitos de homi
cidio y lesiones, sino que ha de adelantarse a dichas situaciones, mediando
determinadas tipificaciones penales que a diferencia de los primeros, no exi
gen que se produzca un resultado lesivo, concretizado en la esfera material
del interés jurídico tutelado. Con ello nos referimos a los delitos de peligro,
cuya penalización no requiere que se produzca un estado de lesión, pues
basta que se verifique que la conducta era idónea y apta, para poner en ries
go el bien jurídico, desde un doble baremo: ex -ante y ex -post; toman lugar,
entonces las tipos penales de peligro concreto. Construcción normativa que
se ajusta plenamente a las nuevas exigencias de la sociedad moderna, de
conformidad con la función preventiva de las normas jurídico-penaies.
408 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(820) Struensse, E.; Exposición y abandono de personas. En: Problemas capitales del dere
cho penal moderno, cit., p. 82.
(821) Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Pena!. Delitos contra ia vida..., dt., p. 328.
(822) Lamarca Pérez, C.; Omisión dei deber de socorro, cit., p. 159.
(823) Así, Soler, S.; Derecho pena! argentino, T. Eli, dt, p. 205.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 409
(824) Portilla Contrgras, G.; De la omisión dei deber de socorro, c it, p. 359.
(825) Portilla Contreras, G,; De ia omisión del deber de socorro , c it, p. 360; Así, García
A lbero, ai señalar que la infracción del deber de solidaridad, constituye propiamente, la
«ratio» del precepto, y no el bien jurídico directamente tutelado por la norma, y sirven
para concretar los presupuestos de dicho deber sujetando la solidaridad penalmente
exigida a aquella que resulte, en el caso concreto, necesaria y posible para la salva
guardia de los mismos, lo que neutraliza el peligro de un conoepto evanescente y pura
mente testimonial de solidaridad no merecedora de protección penal; Comentarios a la
Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 383.
(826) C ar bon ell M ateu , J.C./G o nzález C u s s a c , J.L; Omisión del deber de socorro, c it, p. 304.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 411
(827) Rudolphi, H.J.; El fin del Derecho penal del Estado..., c it, ps. 82-83.
(828) Carbonell Mateu, J.C JGonzAlez C ussac, J.L.; Omisión dei deber de socorro, cit., p. 305;
Vid., Lamarca Pérez, C.; Omisión del deber de socorro, cit., p. 159.
(829) Portillo Contreras, G.; De la om isión del deber de socorro, cit., p. 360.
(830) García A lbero, R.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 383.
412 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. FUNDAMENTOS DE INCRIMINACIÓN
(831) Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., crt., p. 328;
Ver ai respecto, Bustos Ramírez, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps.
86- 88.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 413
2, TIPICIDAD OBJETIVA
(832) P esa C abrera , R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 329.
414 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(833) Peña C abrera, R.; Estudios de Derecho P ertai D elitos contra la vida..., c it, p. 329.
(834) Criterio seguido por FontAn Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial' c it, p. 130.
(835) Ver, C arboneo. M a t eu , J.C./G onzAlez C ussac, J.L.; Delitos contra las relaciones fam ilia
res, cit., p. 379.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 415
será castigada con la pena de prisión de uno a dos años; 3 -Se impondré
la pena de prisión de dos a cuatro años cuando por las circunstancias del
abandono se haya puesto en concreto peligro la vida, salud, integridad física
o libertad sexual del menor de edad o del incapaz, sin perjuicio de castigar el
hecho como corresponda si constituyera otro delito más grave”. Analizando
en concreto la conducta, queda claro que el fundamento del injusto reposa
en la infracción de especiales deberes legales, muchas veces “fam iliares”;
sin embargo para el legislador nacional, fue preferible incluirlo en esta ca
pitulación^361. En definitiva, es un punto a tomar en cuenta, de acuerdo a
una consideración político criminal, cuyas repercusiones no son en realidad
significativas.
2.3 Modalidadtípica
Primero se hace alusión a una exposición a peligro de muerte o de
grave e inminente daño a la salud o abandona en iguales circunstancias,
debe tratarse entonces, de una circunstancia tal que haya de advertirse un
riesgo real para tos bienes jurídicos que se describen en el tenor literal del
articulado. Debe ser un peligro real (concreto), es decir, existente, de una
probabilidad rayana de concreción, no de un pronóstico o de una estimación
subjetiva; riesgo que ha de ser verificado tanto desde una perspectiva ex -
ante y ex -post, de conformidad con las particularidades del caso concreto.
La exposición a peligro, implica someter al sujeto pasivo, a una inmi
nente situación de riesgo para su vida o su salud. Necesariamente se produ
cirá una traslación de la víctima de un lugar a otro, de no ser así estaríamos
ante la modalidad del “abandono". Siendo así, no cabe más que afirm ar que
esta hipótesis delictiva, sólo resulta configurada mediando una acción*8371.
Pero la variación del lugar se convierte en exposición recién cuando están
cumplidos otros dos presupuestos: se le sustrae a la víctima la ayuda ajena
(o bien otra protección subsistente), y ella entra por esa vía en una situación
de desamparo*8381.
Ahora bien, cuestión controversia! sería la siguiente: cuando el sujeto
pasivo es expuesto en un lugar donde seguramente será atendido sin peligro
para su vida o su salud, v. gr., la madre que abandona a su hijo en la puerta
de una institución religiosa, pero que no se marcha hasta comprobar que ha8 7
6
3
(836) Así, el C.P. argentino, cuando en una de Jas modalidades típicas descrita en el artículo
106° (abandono o desamparo de personas), señala: “Abandonar a su suerte a una
persona incapaz de valerse y a la que ei autor deba mantener o cuidar”.
(837) Así, Roy Freyre, L.E.; D e re ch o P e n a l. P a rte E sp e cia l, T-C, cit., ps. 399-400; P eña C a
brera, R.; E stu d io s d e D e re ch o P e n a l. D e lito s co n tra la v id a ..., c it, p. 331.
(839) P eña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra ia vida..., c it, ps. 330-331;
Así, Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 129; Ver, Struensee, E.;
Exposición y abandono de personas, cit., p. 85.
(840) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. II!, c it, p. 207; Ver al respecto, Prats Canut, J.M.;
Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 575; Struensee, E.; Exposi
ción y abandono de personas, cit., p. 86.
(841) Fontán Balestra, C.; Derecho Pena!. Parte Especial, cit., p. 129; Así, Núñez, R.; Dere
cho Penal Argentino. Parte Especial, T. NI, cit., p. 300.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 417
vigilancia y custodia requeridas por la persona del menor o del incapaz, que
como tales funciones se cumplen o no se cumplen*842*.
Aspecto de relevancia es que el abandono que exige la norma, a efec
tos de punición, debe ser interpretado en el sentido de que el sujeto pasivo
no esté en capacidad de enfrenar exitosamente los riesgos que hayan de
poner en peligro su vida o su salud, lo cual no será así si otras personas
están en Capacidad de ejercer sobre aquellas actos de tutela y/o guarda. En
la legislación alemana, § 221 del C.P. alemán, en su descripción literal se
hace mención a que se abandone en situación de desamparo, lo que lleva
a S t r u e n s s e , a señalar que la víctima se halla en situación de desamparo
cuando no puede aventar por sí misma un peligro grave para su vida - y
según la opinión dominante, también para su salud-*843*.
Piénsese en el padre, que deja a su menor hijo de seis años en su
casa, encerrado, sin contar con las medidas de seguridad necesarias, con
pocos víveres, por dos días, y sin haber avisado a otros adultos, que puedan
cuidar de él. Claro, que si en este caso, se produce un resultado material, le
siones graves o la muerte del menor, habrá que valorar si podría tratarse de
un homicidio culposo en comisión por omisión, tomando en cuenta la figura
preterintencional que se encuentra recogida en el artículo 129° del C.P., y sí
puede haber un concurso delictivo entre ambas tipificaciones penales, y si
la conducta del agente, fue direccionada a dichos resultados, y no muere la
víctima, resultaría una tentativa de parricidio, que pareciese ya consumir la
tipificación penal en análisis. Puede en estos casos, que el abandono cons
tituya un medio para la concreción de una factor final “homicida”, por lo que
se daría un conflicto aparente de normas, que se resuelve vía el principio
de consunción.
La madre que está con su menor hijo en la playa, se distrae con sus
amigas, poniéndose a jugar cartas, mientras que el infante se queda solo
a la orilla del mar, configurándose por un instante la situación de inminente
peligro.
Como se señaló el abandono del menor o del sujeto incapaz, que im
plica la puesta en peligro de su vida de su integridad corporal, comporta a
su vez el inicio de la ejecución típica de los delitos de homicidio y lesiones
dolosas, mediante la variante de comisión por omisión, de igual forma como
se debe caracterizar la variante típica del «abandono».
No constituye abandono la acción de dejar a un niño en los brazos de
una persona y huir, no dejarla en un lugar frecuentado y observarla oculta
(842) Polaino Navarrete, M.; Delitos contra las relaciones fam iliares (II}, cit., p. 531.
(843) Struensse, E.; Exposición y abandono de personas, c it, p. 84.
418 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
mente hasta sea socorrida*844*, mediando los reparos antes anotados. Por
añadidura se debe decir, que la entrega no puede ser a cualquier persona,
m ás aún ante los riesgos de que aquéllos puedan ser traficantes de órganos,
secuestradores, violadores, etc.; por eso, es que en la legislación penal es
pañola, el peligro no sólo ha de referir a la vida a o la integridad física, sino
también la libertad sexual del menor. Sólo podemos excluir la tipificación si
se trata de alguien de confianza, mas no cualquier individuo; no olvidemos
que la punición de estas conductas no está condicionada a la causación de
resultado alguno.
El abandono debe obedecer a una acción deliberada o al menos cons
ciente del agente, pues sin el niño se pierde de la esfera custodia por obra
de terceros o por sus propios medios, la conducta no ingresará al ámbito
de protección de la norma. Tampoco constituye abandono cuando el padre,
se demora en llegar al colegio, para recoger a su menor hijo. Así, cuando el
médico se tarda en atender a un paciente, que se encuentra mal herido, ante
la carencia de personal de apoyo. En el caso de los educadores y/o otros
oficios afines, cuando el menor no ha sido recogido por el padre, y en vez
de llevarlo a su casa o colocarlo en la custodia de otra persona, lo abandona
en el aula.
El peligro concreto debe estar abarcado por el dolo del autor.
El peligro puede provenir de un ambiente natural (selva, Jungla, monta
ña, un lugar desolado, alta mar, etc.), sino también de los propios individuos.
En la exposición es el autor quien crea el peligro, mientras en el abandono
el peligro es creado por circunstancias ajenas a la voluntad del agente, más
aún, sin su intervención*845*.
3. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Ambas modalidades típicas sólo resultan punibles a título de dolo, es
decir, el autor debe dirigir su conducta a exponer al sujeto pasivo a un peligro
inminente para su vida o su salud, deseando generar dicho estado, o tam
bién, sabiendo que su abandono puede generar dicho estado de concreto
riesgo. Por lo antes expuesto, cabe la punición con dolo eventual*846*, basta
que la acción u la omisión incurrida, que da lugar al riesgo inminente para
dichos bienes jurídico, se encuentra captada por la esfera cognitíva del autor.
1. JUSTIFICACIÓN POLÍTICOCRIMINAL
Las normas jurídico-penaíes prescriben ciertos modelos de conducta,
estados valiosos que inciden en el respeto por los bienes jurídicos esencia
les, y que para ello, configuran normativamente ciertas posiciones sociales
que han de cumplirse mediante ciertas actuaciones que pueden manifestar
se en una acción o en una omisión.
El mensaje normativo pretende calar en la psique del individuo a fin de
motivarlo y adecuar su conducción conforme a derecho, para tales efectos
emplea la norma de sanción, como efecto intimidante que ha de materialí
zame si es que el sujeto es desobediente ante el mandato normativo. Si bien
es cierto somos contestes al atribuir a la norma penal el despliegue de un
contenido meramente socio-pedagógico, no es menos cierto que dicha ca
racterización la lleva implícita, si es que acaso de forma negativa, mediante
la disuasión, no por tanto irrelevante para evitar la generación del impulso
delictivo.
En esta capitulación, se dijo antes, se revela la infracción de ciertos de
beres institucionales, cuya realización importa la puesta en peligro de bienes
jurídicos importantes para la víctima. La seguridad concreta de la vida y la
salud de ciertas personas, en ciertas circunstancias; las fuentes, habríamos
de encontrarlas en el marco legal y en un campo táctico. Sin embargo, la po-
2. TIPiCIDADOBJETIVA
Tema fundamental a poner de relieve, es que la causación de las heri
das o el estado de íncapacitación, debe obedecer a una conducta impruden
te o en su defecto, a un resultado de carácter fortuito. De ninguna manera
se puede incluir a una actividad dolosa precedente, por el simple hecho que
resultaría un real despropósito pretender penalizar los actos posteriores ai
delito cuando ya se evidencia una intención de lesionar o de matar a una
(851) P ortilla Contreras, G.; De la omisión del deber de socorro, c it, p. 376; Asf, Lamarca
Pérez, C.; Omisión d e l deber de socorro, cit., p. 162; Carbonell Mateu, J.C./G onzález
C ussac, J.L; Omisión del deber de socorro, cit., p. 309.
(852) GarcIa A lberq, R.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 392.
(853) Ver ai respecto, P ortilla C o n trera s , G.; De la omisión del deber de socorro, cit., p. 377.
(854) García Albero, R.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 391.
422 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. TIPICIDAD SUBJETIVA
(855) Así, L amarca P érez, C.; Omisión del deber de socorro, c it., p. 161; C arboneo. M ateu,
J.C ./G onzAlez C ussac; Omisión del deber de socorro, cit., p. 308.
(856) Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., c it, p. 336.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 423
1. CONSIDERACIONESDEORDENPOLITICOCRIMINAL
Se ha dicho a lo largo del análisis sobre tipologías criminales, que
los deberes que son quebrantados, provienen de exigencias básicas en una
sociedad que ha de vincular a sus miembros sobre lazos comunitarios de
respeto y solidaridad. Empero, los deberes que adquieren carácter de im
perativos por la norma penal emanan de ciertas instituciones que cuentan
con amparo legal y jurídico, que han de propiciar estados de exigibilidad,
en cuanto a la tutela de Eos bienes jurídicos de personas, que por su estado
de vulnerabilidad y/o de indefensión, requieren ser asistidas por quienes la
ley penal ha determinado dicha obligación, incluyéndolos como pasibles de
incurrir en estos injustos.
Ahora bien, no estamos hablando en este caso de deberes legales
que se puedan asumir de fació, tampoco de una actuación precedente que
exija la realización del auxilio, sino creemos nosotros de deberes de ciuda
danos. ¿Acaso no es un rol de cualquier ciudadano ayudar a otro, cuando
este último se encuentre en una situación de inminente peligro para sus
bienes jurídicos fundamentales?, y esto se basa no sólo considerando la
solidaridad, que debe primar entre los individuos, sino también en las posi
ciones sociales que la ley recoge para determinar la exigibilidad de ciertas
acciones, en cuanto prescripciones, que deben ser cumplidas. De ser un
simple deber moral se asistencia o solidaridad social pasa a ser un deber
jurídico protegido con pena(857).
(857) Pera. Cabrera, R.; Estudios de D erecho Penal. D elitos contra la vid a ..., cit., p. 338.
,424 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(858) Sí incurren en dicha conducta, serían pasibles de incurrir en el artículo 378° del C.P..
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 425
2. TIP1C1DADOBJETIVA
2.1. Sujeto activo
Á diferencia de las tipificaciones penales anteriores, sujeto activo de
esta figura delictiva puede ser cualquier persona, no se exige una determinada
cualidad lega! ni tampoco de haber creado la situación de riesgo, pero sí una
situación táctica: “de encontrar a una persona herida en un inminente peligro”.
La descripción típica sí pone una condición, pues el deber recae, cuan
do la acción de socorro, puede poner en peligro los bienes jurídicos fun
damentales del destinatario de la norma, cuestión que abordaremos más
adelante.
Podríamos decir, acota S o l e r , genéricamente, que el deber surge en
forma objetiva de la situación de peligro en que el sujeto pasivo se halle, y se
impone a cualquiera, de manera que el único problema que la figura plantea
en este aspecto es el de escoger entre todas las personas posibles aquella a
la que se hará responsable por la omisión que la figura castiga(859).
Puede darse el siguiente ejemplo: de que el padre de un niño, haya
abandonado a éste en un lugar peligroso, generándose una situación de
riesgo, ante la presencia de otra persona, que se supone debería auxiliarlo,
ante tal eventualidad, e! padre sería incriminado por el artículo 125° como
autor, y el tercero como autor del tipo penal previsto en el artículo 127°.
2.3 Modalidadtípica
Se hace alusión en la construcción normativa a dos clases de compor
tamiento que serán analizados de forma separada.
(859) Soler, S.; D erecho p enal argentino, T. III, d t., p. 217; Así, Peña Cabrera, R.; Estudios de
Derecho Pena!. D elitos contra la v id a ..., cit., p. 338.
426 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(860) P esa C abrera, R,; Estudios de Derecho Pena!. Delitos contra la vida..., c i t , p. 339.
3. TIPICIDADSUBJETIVA
De conformidad con la descripción típica en cuestión, se requiere del
dolo, quiere decir, que el autor debe advertir claramente la situación contem
plada en la norma, esto es, de que el sujeto pasivo se encuentre herido o
en estado de grave peligro para sus bienes jurídicos fundamentales. Resulta
(862) Así, Soler, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 220.
(863) Así, C arbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac , J.L; Omisión del deber de socorro, c it, p.
305.
(864) P eña C abrera, R .; Estudios de Derecho Penal. Delitos co n tra la vida..., c it., p . 340.
(865) Ver al respecto, Soler, S.; Derecho Penal Argentino, T. III, c it, p. 220.
428 Derecho penal - Parte especial: Tomo í
4. CONSUMACIÓN
Las figuras delictivas que se gíosan en la presente capitulación son de
peligro concreto, es decir, no requieren la producción de resultado alguno o,
si se quiere verificar algún estado de lesión. Constituyen delitos de omisión
propia, por lo que la realización típica ha de verse cuando el sujeto activo no
realiza la acción que describe el tipo penal en cuestión.
1. JUSTIFICACIÓNPOLÍTICOCRIMINAL
Las diversas tipificaciones penales que toman lugar en la presente ca
pitulación, tienen como común denominador ejercer una mayor tutela a quie
nes por diversos motivos se encuentran en un estado de vulnerabilidad (de
(866) Así, Soler, S.; Derecho penal argentino, T. til, cit., p. 213; Peña Cabrera, R.; Estudios de
Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 341.
(867) Artículo modificado por ei Artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351, publicado ei 07
enero 2017
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 429
2. T1PICIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
El tipo penal en cuestión describe una específica cualidad para ser
considerado autor, dando lugar a un delito especial impropio, basado en
especiales esferas de organización, que im plican ciertos deberes de ac
tuación, cuando el vínculo legal configura instituciones de amparo, tutela
y cúratela. Vale para estos efectos, todo lo dicho en el caso del artículo
125° del C.P..
2.3. Modalidadtípica
Primero, privación de alim entos o cuidados indispensables. Los ali
mentos constituyen la base fundamental del desarrollo humano. Los pa
430 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
dres tienen por principal deber alim entar debidamente a sus menores hijos;
por ello, si es que omiten dicha exigencia, podrán ser pasibles de incurrir en
este tipo penal. Pero, téngase presente que si dicha omisión ha causado un
resultado de real afectación a la vida o salud del menor, su muerte o lesio
nes graves, ei tipo penal in comento será desplazado por los tipos penales
de Homicidio y Lesiones, no puede hablarse en este caso de un concurso
delictivo, eso sí, el resultado antijurídico acaecido, porto menos, debió ha
ber sido previsto por el agente, para que le pueda ser atribuido a título de
culpa, apreciación que debemos matizar con la figura preterintencional del
artículo 129°. Empero, si podrá configurarse un concurso ideal con el tipo
penal de omisión a la prestación alimenticia.
Cuidados indispensables, ha de entenderse como todas aquellas ac
tuaciones que deben procurarse realizar, ante ciertas circunstancias; v. gr.,
en la temporada de invierno los niños deben estar debidamente protegidos
de la inclem encia del frío, con la ropa adecuada y bajo un techo idóneo.
Dichos cuidados, también serán Indispensables”, cuando el sujeto pasivo
se encuentra padeciendo de una enfermedad, sea o no grave, requiriendo
de una medicación especial, un tratamiento médico, cuya omisión, puede
poner en peligro la vida y/o salud del sujeto pasivo. Asimismo, cuando sufre
de algún tipo de minusvalía física o mental, pues dicho estado, amerita cui
dados especiales.
Luego, se alude a que el agente someta a la víctima a trabajos exce
sivos o inadecuados. Mayormente este sometimiento produce un beneficio
al sujeto activo; por ejemplo el comerciante de abarrotes que hace trabajar a
sus menores hijos lustrando botas hasta altas horas de la noche y a cambio
los castiga sí no traen el suficiente dinero; v. gr.(86S), cuando la madre hace
laborar a su menor hija en una cantina hasta altas horas de la madrugada
o, recolectando el dinero en un night club o, en ei caso del trabajo en las
minas o cualquier otro lugar inadecuado, no interesando si el menor recibe
o no un estipendio a cambio. Si el sujeto activo, obliga al menor, a ingresar
al comercio de la prostitución, no se dará la tipificación en análisis, sino la
establecida en el artículo 179° del C.P. (favorecimiento a la prostitución).
Tercero, cuando el agente abusa de los medios de corrección y/o dis
ciplina. La patria potestad, la tutela o la cúratela, confieren a los padres, tu
tores y curadores, el deber y a su vez el derecho de corrección con respecto
a sus hijos o pupilos, deber que tiene que realizarse con las providencias
que el caso amerite, tal como se desprende del artículo 74° del CNA, con
arreglo al principio de contactos "sociales mínimos”. Empero, el derecho de
corrección o dígase de disciplina, tiene ciertos límites, y éstos vienen defi-
(868) Peña Cabrera, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 344.
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 431
3. CIRCUNSTANCIASAGRAVANTES
En los casos que el agente tenga vínculo de parentesco consanguíneo
o la víctima fuere menor de doce años de edad, la pena será privativa de
libertad no menor de dos años ni mayor de cuatro años.
No entendemos, la primera parte del precepto, pues precisamente es
el vínculo legal, de parentesco lo que sostiene el fundamento del desvalor
del injusto típico, más aún al referirse al parentesco consanguíneo, podrían
incluirse a otras personas, como los tíos, quienes pueden ser cobijados,
cuando se menciona al término “vigilancia”. La sustantividad, habría que sus
tentarla en ia edad cronológica dei sujeto pasivo, pues mientras su edad sea
inferior, el estado de vulnerabilidad será también mayor.
Segundo, en los casos que el agente obliga o induzca a mendigar a
dos o más personas colocadas bajo su autoridad, dependencia, tutela, cúra
tela o vigilancia, la pena privativa de libertad será no menor de dos ni mayor
de cinco años.
En realidad esta circunstancia agravante, apunta a la misma conduc
ta que tomo lugar en ia redacción normativa del tipo base, propuesta por
la modificatoria producida por la Ley N° 28190, marcando la sustantividad
normativa, a partir del número de sujetos pasivos, es decir, cuando haya una
pluralidad de víctima, traería como consecuencia un plus de mayor desvalor
de la conducta típica.
En forma general, podemos decir, que los artículos contemplados en
esta capitulación adolecen de mayores efectos de prevención general, a ello
hacemos alusión que la pena no es suficiente, para una eficaz protección del
bien jurídico tutelado, pues el legislador debería de aparejar la inhabilitación
como pena accesoria según lo previsto en el artículo 39° del C.P., cuando se
advierta un determinado vínculo legal entre el autor y su víctima.4 *
4. MODIFICACIÓNVÍADECRETOLEGISLATIVON° 1351
Toda reforma de política criminal debe cautelar la sistematicidad,
organicidad y coherencia entre los diversos tipos penales, que directa e
indirectamente son objeto de una variabilidad normativa; el artículo 128° del
CP viene a regular aquella conducta que se atribuye a quien cuenta con el
deber de «garante» sobre una persona que se encuentra bajo su esfera
de custodia. Por tanto, el deber de esta persona es de conjurar todo riesgo
para los bienes jurídicos fundamentales de su hijo, pupilo, alumno, etc., de
contener aquellos peligros que se suscitan en la vida cotidiana de cualquier
ciudadano, máxime si aquél -por diversas circunstancias-, revela ciertos
grados de vulnerabilidad personal. Este tipo penaf vendría a recoger todas
aquellas situaciones en las cuales el sujeto pasivo se ve inmerso en una
situación de peligro para su vida y salud, siendo el interés jurídico tutelado
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 433
5. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Como toda la mayoría de delitos, se requiere la conciencia y volun
tad de realización típica, pues el autor debe saber que ía configuración de
cualquiera de las conductas glosadas en el tipo penal, coloque en peligro la
vida y/o salud de las personas que se encuentran bajo su amparo legal o
táctico. Basta el dolo eventual, de conocer que colocar a un trabajo excesivo
o inadecuado, puede crear un estado de peligro para los bienes jurídicos
fundamentales del sujeto pasivo.6
6. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
Este tipo penal es de peligro concreto, no se necesita para lograr la
perfección delictiva la efectiva concretización de un daño, eso sí, se debe
verificar tanto ex -ante como ex -post, que la conducta perpetrada por el
434 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. COMENTARIO
La construcción normativa de las figuras preterintencionales parece
ser una herramienta predilecta, en cuanto a los injustos que tengan que ver
con la vida, el cuerpo y la salud de las personas, tal como ha de verse en el
artículo 129° del C.P.
Los injustos penales in comento, importan la generación de focos de
peligro concreto para los bienes jurídicos fundamentales, esto es, la posi
bilidad de que produzca un resultado grave, es una proyección táctica que
de ninguna forma puede descartarse, pero, en todo caso, la exteriorización
del estado de lesión debe pasar por un baremo de imputación objetiva, a fin
de descartar aquellos factores concomitantes y/o sobrevivientes que hayan
podido desencadenar ia antijuridicidad material.
Nos preguntamos si el factor “previsibiiidad”, resulta lo suficientemente
idóneo para cubrir la imputación subjetiva, ¿Es que acaso todo en la vida es
“previsible”?, ¿no lo es acaso, que al dejarse un niño en un calle desolada,
sea previsible que un psicópata pase por dicho lugar y lo rapte?, ¿no lo es
también que caiga una granizada?; por tanto, ¿no sería mejor acudir a fac
tores normativos de imputación, de establecer si la conducta ingreso o no al
ámbito de protección de la norma, en cuanto a la creación de un riesgo jurí
dicamente desaprobado?. Piénsese en el padre que entrega a su menor hijo
a un tercero, confiándole que ingresará a trabajar a un centro ocupacional
de menores, pero en verdad lo coloca en un trabajo de alto riesgo, y así se
generan lesiones graves, autor sería el tercero, mas no el padre.
Se señala en el tipo penal que la lesión grave y/o la muerte de la víc
tima, deben haber resultado previsibles para el agente, lo que en realidad
debería dar lugar a la configuración de lesiones y/o homicidio culposo, pero
Título I: Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud 435
1. ESTUDIOPRELIMINAR
Siendo que el bien jurídico constituye una fuente hermenéutica de
primer orden, como criterio sistematizador de la conducta prohibida o del
mandato normativo de acción, permite al intérprete situarse en el concreto
plano de protección, a fin de fijar la ratio legis, y por otro, como criterio de
política criminal, fa de analizar críticamente el derecho positivo vigente, a fin
de controlar el rendimiento de la norma penal, fijando sus aciertos, en orden
a establecer ciertas necesidades de penalización, con ello desde una visión
tanto de lege lata como de lege ferenda, de conformidad con la dinámica que
ha de caracterizar los procesos de reforma penal.
Nuestro texto punitivo de común idea con el derecho comparado, ha
seguido una visión político criminal esencialmente humanista, puesto que los
intereses jurídicos que adquieren en primer plano tutela penal, son aquellos
inherentes a la condición de persona humana desde un plano ontológico y
axiológico a la vez, no pudiendo haber codificación penal alguna, inclusive
en Estados no democráticos, que no tutelen la vida, el cuerpo y la salud. Los
motivos, dice P eña Cabrera, para situar en el pórtico de la Parte Especial las
infracciones contra las personas son filosófico-jurídicas y práctico-pedagó
gicos^. De recibo, esta orientación tiene una vinculación directa con las
bases íus-fílosóficas que se desprenden de nuestra Ley Fundamental, en
cuanto a ia consagración de un Estado Social, tomando como eje principal la
proclama humanista que se contrae de su artículo 1°.
Ahora bien, no sólo resulta de relevancia que el Derecho penal otorgue
tutela a la vida, el cuerpo y la salud, sino que la autorrealización de la perso
na humana y su participación en los procesos sociales, ha de depender de
otro interés jurídico que también se vincula con la propia calidad de persona,
nos referimos ai “honor”.
2. ELBIENJURÍDICOTUTELADOENLOSDELITOSCONTRAELHO
NOR
La concepción del bien jurídico tutelado “honor”, en cuanto a su con
tenido material, ha sufrido toda una metástasis, producto de la misma evolu
ción del hombre, dei Estado y de la sociedad, dicha trilogía ha determinado
ciertas consecuencias directas en la protección de dicho derecho subjetivo.
En palabras de Beccaria, la palabra honor es una de aquellas que servido
de base a dilatados y brillantes razonamientos sin fijarle alguna significación
estable y permanente. Hondas y acaloradas discusiones que han incidido en
toda una construcción de variedad de conceptos en cuanto a su contenido;
(...) una abundancia de clasificaciones, apunta L a u r e n z o C o p e l l o , que si bien
se formulan con el objetivo de echar luz sobre el problema, acaban por su
perponerse entre sí, aumentando todavía más el desconcierto a la hora de
dotar de contenido a tan complejo bien jurídico*21.
El honor como tal, no era reconocido en todos los individuos de cierta
comunidad social, pues es de verse, que en sociedades altamente clasistas,
de raigambre plutocrática, sólo ciertos sujetos eran portadores del “honor”.
Máxime, en el marco de Estados imperiales como Roma, donde algunas
personas, eran prácticamente consideradas como un objeto (esclavos), sólo
sus amos poseían dicho derecho*31; es decir, mientras dichas sociedades se
definían mediando clases sociales verticalizadas, eran propensas a construir
un contenido de este bien jurídico, orientado ai honor “merecido”. En efecto,
sólo aquellos que contaban con un reconocimiento social significativo en vir
tud de una posición soda! o política expectante, eran sujetos que podían ser
tutelados en su “honor”, donde las mismas valoraciones sociales en cierto
modo decidían quienes podían gozar de ciertos estatus, de ser estimados
como “personas honorables”, parte de una construcción pre-jurídica(4). Una
visión así concebida, desde una plano esencialmente “táctico”, tiene conse
cuencias muy importantes en el ámbito de valoración de la conducta típica
con respecto a los delitos de injuria y calumnia, toda vez que la lesión a dicho
bien jurídico, no habría de responder según la veracidad del juicio de valor
que se propala en cuanto a la imputación de haber cometido un hecho pu-2 4
3
(2) Laurenzo C opello , P.; L os delitos contra e l Honor, cít., p. 14; Así, C armona S algado , C.;
D elitos contra e l honor, ctt., p . 464; O 'callaghan , X .; Libertad de expresión y sus lim ites:
Honor, intim idad e imagen, c it, p. 37.
(3) Así, Ñ oñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especia!, T. IV, cít., p. 22.
(4) A s í, al respecto B ustos R a m ír e z , J; M anual de Derecho P enal. P a rte E special,
cit., p. 164.
Título II: Delitos contra el honor 441
(5) Ver al respecto, Laurenzo C opello , P.; Los delitos contra el Honor, cít., ps. 16-17.
(6 ) A sí, J aén V allejo , M .; Libertad de expresión y delitos contra e l Honor, c it., p. 149; M aciA
G ómez, R.; E l Delito de Injuria, cit., p. 85; S oler , S.; Derecho Penal Argentino, T. III, cit., p.
240.
(7) Así, S errano G ómez, A.; Derecho Penal. Parte Especia/, c it, p. 271.
(8) P ena C abrera , R.; Tratado de Derecfto Penal. Parte Especial, l, c it, p. 367.
2.1. Posicióntáctica
Entrando en cuestión, sostuvimos que las primeras construcciones teó
ricas sobre el bien jurídico “honor”, partían desde una posición “fáctica”(10)(l1),
propia de la ideología del positivismo, que se dividía en una doble vertiente:
primero, desde un plano “objetivo”, lo que implicaba la estimación que tenía
la sociedad en cuanto a la honorabilidad del sujeto, de acuerdo a su compor
tamiento frente a sus congéneres, mientras más prestigio tuviese, el grado
de afectación sería mayor, en cambio, aquellos que no tuviesen un mínimo
de reconocimiento social por realizar ciertas conductas “reprobables” social-
ménte, prácticamente dicho contenido valorativo quedaría reducido drásti
camente. Como depende de la suma de las valoraciones individuales que
hacen terceras personas es probable obtener un término medio de buena o
mala fama o de reconocimiento social, que podrá no ser pacífico ni ser real
mente coincidente con una particular apreciación*12*.
Mientras que el aspecto, “subjetivo" hace alusión a la estimación indi
vidual que cada uno tiene de si mismo, quienes tienen una alta autoestima
recibirán una mayor protección, de modo contrario, quienes tienen una muy
baja autoestima, quedarían fuera del ámbito de tutela jurídica. La autoestima
o la propia estimación vienen a depender de los componentes subjetivos,
personales, internos e incluso patológicos de cada persona1 (13). El examen
2
1
0
de la realidad permitirá constatar la presencia o no de ese sentimiento de ho
nor o el contenido de la reputación; y sólo esa realidad, sin entrar a examinar
su fundamentación, es la que recibe la tutela el Derecho penal(14). Se habla,
entonces, de un honor “aparente”.
(10 ) De esta posición es M ezger, para quien el bien jurídico del honor abarca tanto la apre
ciación valorativa objetiva de la persona realizada por otros, como el propio sentimiento
de honor; una y otro son, al mismo tiempo, objeto del ataque y de la protección del
agravio; Derecho PenaL Parte Especial, cit., p. 143; Para Ñ oñez, la concepción jurídica
del honor como cualidades socialmente valiosas atribuibtes a las personas, admite, por
consiguiente, una doble consideración del honor. Por un lado, el honor subjetivo: las
cualidades que cada uno se puede atribuir. Por otro lado, el honor objetivo: las cualida
des que los terceros nos pueden atribuir; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T.
IV, cit., p., 20.
(1 1 ) E usebío G ómez, cita a F loriAn , quien hace una precisión entre el honor intemo del honor
externo. El primero no es sino el sentimiento de la propia dignidad, a que se refiere
Carrara; o, como dice F lorián , la estimación que cada uno tiene de sí mismo, o sea,
la opinión de la propia dignidad y del propio decoro. El honor externo -d ic e el mismo
autor- se concreta en la opinión que los otros tienen de nosotros, es decir, en la repu
tación, en el buen nombre, en la buena fam a; Tratado de Derecho Penal, T. II, Delitos
contra las Personas, cit., ps. 266-267.
(12) M aciá G ómez, R,; E l Delito de Injuria, cit, p. 86.
(13) M aciá G ómez, R.; E l Delito de Injuria, cit, p. 86.
(14) B erdugo G ómez de ia T orre, I.; Revisión del contenido del bien jurídico Honor, cit., p. 250.
444 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(15) Jaén V allejo , M .; Libertad de expresión y delitos contra e l Honor, c it, ps. 150-151.
(16) Así, Soler, S.; Derecho penal argentino, T. III, c it, p. 227.
(17) M aciA G ómez, R.; El Delito de Injuria, c it, p. 87.
(2 1 ) B erdugo G ómez de la T o rre , L; R evisión del contenido del Bien ju ríd ico Honor, cit.,
p. 250.
( 22) L aurenzo C opello , P.; L os delitos contra e l Honor, cit., p. 23.
446 Derecho penal - Parte especial; Tomo I
(23) B erdugo G óm ez d e la T orre, I.; Revisión del contenido del Bien jurídico Honor, cit., ps.
259-260; V iv e s A ntón, T.S.; Delitos contra e l honor, cü , p. 344.
(24) B erdug o G ó m ez d e la T orre, I.; Revisión del contenido del Bien jurídico Honor, c it, p. 259.
(25) A sí, La u r e n z o C o pe l l o , P.; Los delitos contra e l Honor, cit., p. 26.
(26) J a é n V allejo , M .; Libertad de expresión y delitos contra el Honor, cit., p. 151; Para M erlo ,
ef concepto de honor que surge de! Código español es ei normativo puro para el delito de
injurias, esto es, el honor en sentido abstracto como inherente a ta persona, dado que la
protección que se brinda no depende del comportamiento de ésta. En cambio, el Código
mantiene un concepto factico-mixto (subjetivoobjetivo) para la calumnia, por cuanto su
protección sí depende de la conducta del afectado; Delitos contra el Honor. Libertad de
expresión y de información. Editorial Universidad. Buenos Aires, 2005, c it, p. 30.
(27) Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, I, c it, p. 370.
Título II: Delitos contra el honor 447
(2 9 ) D onn a asume una posición dígase mixta, aí adoptar una concepto normativo-fáctico,
que tenga en cuenta tanto el honor que realmente posea la persona, como el que esta
basado en la dignidad de la persona; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 417.
(3 0 ) Mediando dicha postura, ios comportamientos que reciban una reprobación “ético-so
cial”, como la prostitución, el mendigo, el vago, el rufián, siempre recibirán una menor
protección, por lo que la circularidad de esta posición, caería también en valoraciones
que se condicen con el principio de igualdad.
(31) Lo resaltado en cursivas es mío.
(3 2 ) B ustos R amírez, J .; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 165.
(3 3 ) B erdugo G ómez de la T orre , I.; Revisión del contenido del bien jurídico Honor, cit., ps.
2 6 2 -2 6 3 .
(35) Jaén V allejo , M.; Libertad de expresión y delitos contra et Honor, cit., p. 152.
(36) Laurenzo C opello , P.; L os delitos contra e l Honor; cit., ps. 35-36.
A MODO DE APROXIMACIÓN
El Derecho positivo se encamina a regular determinadas conductas,
ciertas relaciones inter-sociales entre los comunitarios, dotándolas de efica
cia jurídica; a tal efecto, ha de desarrollar una labor contemplativa, en aras de
acoger nuevos comportamientos, a su vez, de sustraer de regulación norma
tiva aquellos actos que ya no requieren ser recogidos en él complexo legal.
Convenimos, entonces, en postular la propiedad dinámica del orden
jurídico, en el sentido de resultar un imperativo, contemplar de forma con
tinua e incesante, las nuevas descripciones sociológicas, de no ser así, su
estatismo e inamovilidad, traería consecuencias negativas, para con los
fines que ha perseguir siempre el Derecho, esto es, configurar un clim a de
coexistencia pacífica entre los ciudadanos, de conformar una estructura 4 2
(42) L aurenzo C opello , P.; Los delitos contra e l honor, c it, p. 43; Sin embargo, puede que la
imputación a pesar de ser verdadera y que se manifiesta con el objetivo de despresti
giar a alguien, quien se le atribuye por ejemplo ser gay, no vea resentido su honor, sino
más bien fortalecido ante la comunidad, en la medida que se siente orgullo de su opción
sexual, más aún cuanto esto era más que evidente; distinto será cuando se le atribuya
dicha condición, a quien nunca lo reveló, más bien siempre lo quiso esconder, como
una forma de menospreciarlo en el círculo social. Considero que el desarrollo de la so
ciedad actual, va adquiriendo ciertas liberalidades en prejuicios que poco a poco se han
ido superando, que de cierto modo dan lugar a una apertura ideológica, que termina
por cerrar espacios a las opciones conservadoras, que aún son contestes a la apertura
social, que deben tomarse en cuenta para la calificación juridico-penal de la conducta;
a consideración de J aén V allejo , se debe tomar en cuenta el propio comportamiento del
afectado, por lo que tomando un ejemplo de Bajo F ernandez, si una persona destaca en
públicos los defectos físicos o psíquicos de otra, no está lesionando su honor, que se
mantiene intacto, sino, más bien, su derecho a la intimidad, entendido como derecho a
sustraer de la discusión pública ciertos aspectos de la vida privada; Libertad de expre
sión y delitos contra el Honor, cit., p. 154; para O'callaghan, la intromisión ilegítim a en
el derecho al honor exige, pues, la falta de veracidad; Libertad de expresión y sus lím i
tes:..., cit., p. 54; de hecho llegar a dicha conclusión, supone dar entrada a una visión
táctica dei honor “merecido”.
452 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(43) B ascuñán R odríguez, A.; Derechos fundamentales y derecho penal. En: Los Derechos
Fundamentales, crt., p. 320.
Título II: Delitos contra el honor .453
(45) Asi, G utiérrez G utiérrez, al sostener que la dignidad de la persona, a la que sin inhe
rentes algunos derechos inviolables, no parece incorporar por sí misma un derecho
fundamental: tampoco existe un derecho fundamental al libre desarrollo de la persona
lidad; Dignidad de la Persona y Derechos Fundamentales, crt., p. 91.
(46) A decir de P eces-B arba M artínez , en cuanto a la dignidad, que ordenamiento jurídico
constitucional la coloca como fundamento de la ética pública de la modernidad, como
un prius de los valores políticos y jurídicos y de Eos principios y derechos que derivan
de esos valores; La dignidad de la persona, cit., p. 12.
Título II: Delitos contra el honor 455
(47) B eaumont C allirgos, R.; Marco Constitucional de las Sociedades. En: A los 12 años de
la Ley General de Sociedades, cit., p. 45.
(48) Quintero O livares, G.; Derecho Penal. Parte G eneral, cit., p. 128.
(49) I . Tavares, Juárez X.; Interpretación, principio de Legalidad y Jurisprudencia. Debate
Penal. Director Raúl Peña Cabrera, c it, ps. 122-123.
(50 ) Tavares, J.; Interpretación, principio de legalidad y jurisprudencia; citado por Peña Ca
brera, R.; Tratado de Derecho Pena. Estudio Programático de la Parte G eneral, cit., p.
202.
456 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(5 4 ) J iménez de A súa , L.; Principios del Derecho Penal. La Ley y e l delito, c it, p. 100.
(55) J iménez de A súa, L.; Principios del Derecho Penal. La Ley y e / delito, cit., p. 101.
(56) S tratenwerth , G .; Derecho Penal. Parte General, I, cit., p. 37.
Título II: Delitos contra el honor 457
(57) C ury Urzúa, E.; Derecho Penal. Parte General, c it., p. 185.
del servicio; por tales motivos, queda claro, que cuando se le atribuye a una
persona jurídica, cometer conductas -ética y socialmente reprobables-, toma
lugar una merma en la percepción que el colectivo tiene de aquélla, con ello
afecta su normal desenvolvimiento comercial e industrial*59*.
De ahí, que deba distinguirse las atribuciones de calificativos peyorati
vos y/o injuriantes, que recaen directamente sobre las personas (naturales)
que dirigen los órganos de representación de la persona jurídica (junta di
rectiva, gerente, apoderado, junta de accionistas, etc.), con aquellas califica
ciones de menosprecio, que tienen como destinatario a la misma empresa.
Conforme dicho aspecto a saber, es que la doctrina mayoritaria ha sido de la
postura, de que las personas jurídicas al no ser portadoras de «Honor», no
pueden ser sujetos pasivos de los delitos de Injuria, Calumnia y Difamación,
pues al tener sólo prestigio o dígase reputación, su único camino legal, cuan
do son objeto de tales imputaciones, es la vía indemnizatoria.
Las empresas son entes ficticios creados por la Ley, no cuentan con
una entidad material -perceptible por los sentidos-, más se les reconoce
personalidad jurídica y es precisamente dicha cualidad, lo que las hace titular
de todo un complexo de derechos, basados en una interpretación armónica y
sistemática de todo el cuerpo jurídico. Así, lo expresaba de forma puntual la
Carta Política de 1979, al disponer que: “Los derechos fundamentales rigen
también para las personas jurídicas peruanas en cuanto le sean aplicables” .
El Tribunal Constitucional peruano, sobre «derechos fundamentales
y las personas jurídicas», ha efectuado un desarrollo muy interesante, tal
como vemos de los Fundamentos 8, 9 y 11 en la sentencia expedida en
el Exp. N° 04072-2009-AA-TC, sostiene que: “Este Colegiado, sin entrar a
definir los que son las personas jurídicas en el sentido en que las concibe el
ordenamiento infraconstitucional, parte de la constatación que su presencia,
en casi la totalidad de oportunidades, responde al ejercicio de un derecho
atribuible a toda persona natural. Se trata, en efecto, y específicamente ha
blando, del derecho de participar en forma individual o asociada en ia vida
política, económica, social y cultural de la nación, tal cual se proclama en el
inciso 17 del artículo 2 de la Constitución. A juicio de este Tribunal, toda per
sona jurídica, salvo situaciones excepcionales, se constituye como una orga
nización de personas naturales que persiguen uno o varios fines, pero que,
para efectos de la personería que las justifica en el mundo de las relaciones
jurídicas, adopta una individualidad propia; esto es, la forma de un ente que
opera como centro de imputación de obligaciones, pero también, y con igual
relevancia, de derechos.
(59) Nótese un aspecto importante, de que ia redacción normativa dei tipo penal de Difama
ción - articulo 132° del CP, dentro de sus componentes típicos, no sólo hace alusión a
“honor”, sino también a “reputación”.
Título II: Delitos contra el honor 459
(60) B eaumont C allirgos , R.; Marco Constitucional de las Sociedades, c it, p. 47.
460 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(61) Donna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 445; Así, Castiñeira Palou, M .a.
y otros; Lecciones de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 146.
(62 ) Bustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 165.
(63) E spín , E .; D erecho C onstitucional, Vol. I, d t , p. 209.
462 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. TIPICIDADOBJETIVA
1.1. Modalidadtípica
Como primera figura resalta la injuria, conforme se aprecia en la des
cripción típica recogida en el artículo 130°. El honor concebido desde una
posición normativa-funciona!, ha de verse lesionado cuando se profieren
frases, palabras, gestos o vías de hechos que poseen aptitud suficiente
como para perturbar de forma considerable la vida comunitaria del indivi
duo, imposibilitando su participación en concretas actividades socio-econó-
micas-culturales, menoscabando la dignidad humana; de manera que no
cualquier conducta -e n apariencia form al-, puede ser reputada como típica,
tiene relevancia jurídico-penal. Decimos esto, en cuanto ia determinación del
comportamiento típico, merecido y necesitado de pena, no puede ser cual
quiera se requiere de un injusto cualificado, que realmente pueda lesionar al
interés jurídico penalmente tutelado. A prima face, no podemos delimitar la
relevancia jurídico-penalmente de la conducta, conforme a un criterio fáctico,
ora subjetivo ora objetivo, en vista de su relativismo y su falta de correspon
dencia entre uno y otro.
Por otro, no podemos asumir una posición meramente legalista (po
sitivista), de ser así habría que penalizar todas las expresiones injuriantes
466 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
que de forma permanente se lanzan los ciudadanos unos a los otros; las
cuales se hacen cada vez más intensas, en virtud de la intercambio de bie
nes y servicios, el tráfico rodado, el deporte, la política, donde la expresión
de menosprecio es un patrón generalizados sin que ello quepa adm itir que
una sociedad democrática, deba sumirse en el insulto y en la ofensa entre los
individuos. No es esa nuestra idea, sino de introducir correctivos, en cuanto
a Ja delimitación de la conducta típica, a efectos de reservar la pena para las
injurias más lesivas*661, de conformidad con los principios de subsidiariedad
y de ultima ratio, por lo que no se puede tomar como sostén una posición
meramente fáctica, al dar como resolución respuestas diferenciadas ante
idénticos supuestos de hecho. En palabras de L a u r e n z o C o p e l l o , (...) sólo
aquellas que afectan de modo específico el derecho al respeto comunitario
en el que se concrete el bien jurídico1671.
N ú ñ e z escribe, la injuria, como deshonra o como descrédito, es siem
pre una conducta significativa de desmedro para las calidades estructurantes
de la personalidad1581. Para F o n tá n B a le s tr a el elemento objetivo más carac
terístico de la injuria es su ofensividad, por lo que todo el proceso lógico de
ella tiende a manifestar su existencia*691.
El comportamiento prohibido debe traducirse en una merma del presti
gio social y de la autoestima, pero su lesividad dependerá de en realidad se
afecte la posición social de la persona, en el marco de un proceso de inte
gración entre los ciudadanos así como su estimación individual*701. Como ex
presa N ú ñ e z , el valor significativo de las acciones y omisiones, como modos
de expresar la injuria, es totalmente relativo*711. De ahí que debamos valorar
la conducta conforme a las características del caso concreto, las particula
ridades propias del sujeto pasivo, el entorno social en que se desenvuelve,
etc.*6
12>No será lo mismo que una persona que se dedica a cobrador de com-
0
9
8
7
6
bis, sea insultado por no realizar bien el servicio público, que el catedrático
que es llamado “cachudo” en pleno pasillo universitario. Se necesita, enton
ces, de una valoración que de forma concreta vaya a realizar el juzgador, a
fin de calificar la punibiíidad de la conducta, de conformidad con las propie
(66) En el C.P. español, se ha tipificado de forma expresa, las injurias graves, en el artículo
209°.
(6 7 ) L aurenzo C opello , P.; L o s delitos contra e l honor, c it, p. 129.
(68) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., p. 58.
(69) F ontán Balestra , C.; Tratado de Derecho Penal, Parte E sp e c ia lT. IV, cit., p. 433.
(70) Lo que se condice con la naturaleza pñvada de la persecución penal de este delito, de
acuerdo a lo previsto en el artículo 138° del C .R
(71) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., p, 64.
(72) Así, C armona S algado , C.; Delitos contra e l honor, cit., p. 483; Así, V illa S tein , J.; Dere
cho Penal. Parte Especial, l-B, c it, p.37.
Título II: Delitos contra el honor 467
(73 ) Así, S errano G ómez, A.; Derecho Penaf. Parte Especial, c ít, p. 2 8 1 .
(74) B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 167,
(75) U rquizo O laechea, J.; Los delitos contra e l honor..., cit., p. 279.
(76) Así,Ñ o ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., p. 60; G ómez , E.; Tra
tado de Derecho Penal, T. M, cit., p. 290; Ver ampliamente. S alinas S iccha, R.; Derecho
Penal. Parte Especial, cit., ps. 279-280.
(77) Así, Soler , S.; Derecho Penal Argentino, T. III, cit., p. 245; C uello C alón, E.; Derecho
Penal (Parte Especial), T. II, cti., p. 692.
(78) En este apartado, en cuando las modalidades comisivas, concretamente en cuanto a
ias “vías de hecho”, que estima típicas et legislador en ei artículo 130°, ha de verse que
realización de un acto que recae sobre la esfera corporal del sujeto pasivo, podría ser
constitutivo del delito de injuria, descartando su punidón por el delito de lesiones; Así,
R amos al referirse a el bofetón o a la escupida, en dertos casos, dice, cualquiera de
estos dos medios puede constituir la más atroz de tas injurias; Delitos contra e l Honor,
d t., p. 371; Así, N úñez, R.; Derecho Penal Argentino, T. IV, dL, ps. 60-61; Así, P eña C a
brera , ai distinguir ias siguientes conductas que se reputan como injurias reates; v. gr.,
escupir, abofetear, mojar, tirar de las orejas o el cabello, cortarle el cabello o la barba,
sacudir tas ropas a alguien, empujarlo, arrojarle inmundicias, levantarle ia falda, meterle
la mano o tocarle ios senos o ias nalgas de una mujer, pintar la cara, echarle bebidas en
el rostro, subirse a las espaldas de alguien; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial,
I, cit., p. 384; Consideramos que la relevanda juridico-penal de ia conducta ha determi
narse conforme las drcunstancias concretas del caso concreto, v. gr., la bofetada que la
mujer ie propina a un hombre descortés o, la madre que bofetea ligeramente a su hijo,
por haberla insultado, no pueden estim arse como típicas, por cuestiones de imputación
objetiva, sin neoesidad de acudir al tipo subjetivo del injusto, en estos casos, las con-
468 Derecho pena! - Parte especial: Tomo I
(80) Ram o s , J.P.; Los delitos contra e l Honor, cit., p. 355; Así, S oler , S.; Derecho Penal A r
gentino, T, III, cit., p. 250.
(81) G ómez, E.; Tratado de Derecho Penal, T. II, c it, p. 292.
(83) En: G ómez M endoza, G.; Código Penal, editorial Rodhas, enero del 2007, d t , p. 76.
(84) C uello C alón , E.; Derecho Penal (Parte Especial), T. II, d t , p. 693
Título II: Delitos contra el honor 469
1.2. Sujetoactivo
Sujeto activo del delito de injuria, puede ser cualquier persona psi-
co-física considerada, no se exige una determinada cualidad especial en el
marco del tipo objetivo, basta que se tráte de una persona con libertad de
voluntad. Si quien emite la frase ofensiva és un menor de edad, ésta será un
menor infractor de la ley penal, en el caso de adolescentes, pero cuando es
un niño, al no poseer capacidad de influenciar en ía estimación social del co
lectivo, carece de toda relevancia jurfdico-penal. Un caso de autoría mediata,
es plenamente admisible, cuando el hombre de atrás obliga al hombre de
adelante (ejecutor formal del delito) a proferir una frase injuriosa que atenta
contra el honor de un tercero o, se aprovecha de un defecto psíquico-orgáni-
co del instrumento. No hay posibilidad de admitir una coautoría, pues no es
factible la división de roles, en cuanto a un codominio funcional del hecho; v.
gr.t si dos sujetos ofenden de palabras a un solo sujeto pasivo, cada uno de
ellos responderá a título de autor por su propio injusto.
(86) N üñez , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especia/, T. IV, cit., p. 28.
(87) A s í, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, t-B, c it , p . 37.
2. LAVERACIDADDELAERASEINJURIOSA
El contenido de la expresión injuriosa puede ser falso o verdadero, en
tanto la lesividad no está supeditada a ello, sino a la real afectación de la in
tegración comunitaria del sujeto, dependiendo para ello las circunstancias y
el lugar donde se profiere la frase, de todos modos su veracidad será tomado
en cuenta para la declaración de atipicidad penal. La ofensa es un acto que
menoscaba el honor y la reputación de una persona; es un menosprecio.
(89 ) Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. flí, cit., p. 237; C uello C alón , E.; Derecho
Penal (Parte Especial), T. il, c it, p. 690; S alinas S iccha , R.; Derecho PenaL Parte Es
pecial, cit., p. 282.
(90 ) Ñ oñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., p. 24.
(91 ) Así, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especia!. Delitos contra el honor, la familia y
la libertad, l-B, d t , p. 37.
(92 ) A favor, D onna , E.A.; Derecho PenaL Parte Especial, T. I, d t , p. 445.
(93 ) Para B ustos Ramírez , la persona jurídica si puede ser sujeto pasivo de este delito, en
cuanto se les reconozca capacidad participativa, dado el carácter organizativo normati
vo del honor; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, d t , p, 166.
Título II: Delitos contra el honor 471
(94) Peña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, í, c it, p. 382; Vid. Salinas
Siccha, R.; Derecho Penal, Parte Especial, cit., p. 279.
(95) En contra Carmona Salgado, C.; Delitos contra e l honor, cit., p. 484.
(96) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 266.
(97) Así, Blanzo Lozano, C.; Tratado de Derecho Penal Español, T. H, cit., p. 356.
(98) Asi, P eña C abrera , R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, J, c it, p . 382; Bustos
Ramírez, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, d t., p. 170.
(99) Para E usebío G ómez, en cambio, son de carácter formal. Nada importa, pues, que ei
ofendido no haya sido perjudicado, realmente, en su patrimonio moral; Tratado de De
recho Penal, T. II, c it, p. 292.
472 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
cerosí100), atendiendo sus efectos consumativos, por ejemplo ante una publi
cación de difusión masiva, siempre y cuando se hayan puesto en circulación,
ai haber sostenido que la afectación ha de expresarse en una merma de la
integración social del individuo001', en algunos casos, su exclusión social.
Por consiguiente, son conceptuaimente posibles tanto la tentativa inacabada
como la acabada, aunque el castigo, dice V iv e s A n t ó n , de una y otra resultan
problemáticos, por la incidencia de la libertad de expresión1 (102)1
1
0 .
3
0
No hay duda que entre los injustos de Injuria y Calumnia, existe una
zona no muy clara de delimitación, en cuanto a los comportamientos que
han de cobijarse en una u otra tipificación penal. Si alguien llama a otro, v.
gr., ladrón o asesino, es preciso consultar el contexto para saber si le está
imputando hechos delictivos, que pudieran ser constitutivos de calumnia, o
si, por el contrario, está emitiendo una valoración sobre su persona que sería
constitutiva de injuria{103). En todo caso, si alguien llama delincuente a otra
persona, cuando ésta última acaba de arrancharle su cartera, no cabe duda
que sería un delito de calumnia, que según las circunstancias sería una con
ducta atípica, pero si se imputa a una persona como “coimera” sin hacer alu
sión a hechos concretos que puedan dar lugar a un delito de Cohecho, será
constitutivo de un delito de injuria. Podrían concurrir, siempre y cuando se
profieran en simultáneamente dos frases que valoradas de forma indepen
diente, puedan estar incursas en ambas tipificaciones penales. Como ha de
resolverse, según el principio de subsidiariedad, pues el delito de Calumnia
protege el honor de forma más intensa, en cuanto a la desvalor de la acción
y del resultado lesivo o de especialidad, puesto que la imputación del hechos
es privativo de ambas figuras delictivas, donde el dato distintivo sería que ei
“hecho” se refiera a una conducta delictiva(104)1.
5
0
Cuando la injuria se dirige contra varias personas hay tantos delitos de
injuria como cuantas son las personas ofendidas(105}.
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
En lo referente al tipo subjetivo del injusto, a efectos de establecer el
delito de Injuria, es suficiente la acreditación del dolo, no hay cabida legal
(1 0 0 ) Así, C armona Salgado , C .; D elitos contra e l honor, d t , p. 4 8 0 ; N úñez , R.; Derecho Penal
Argentino. Parte Especial, T. IV, d t., p. 74; D onna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial,
T. I, d t., ps. 454-455; V illa S tein , J.; Derecho Pena!. Parte Especial, l-B, d t., p. 4 0 .
(101) Así, L aurenzo C opeu.0 , P.; Los delitos contra e i honor, d t., p. 133.
(1 0 2 ) V ives A ntón, T.S.; Delitos contra e i honor, d t., p. 3 5 5 .
5. CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN
(106) En contra O'cauaghan, X.; La libertad de expresión y sus límites:..^ dt., p. 219; Así también
Cuello O lón, al escribir que para la existencia de este delito, no solamente la voluntad de eje
cutor los actos o de proferir las expresiones injuriosas, sino el ánimo de ofender, es menester la
concurrencia dei animus injuriando Derecho Penal (Paite Especial), T. !i, d t, p. 696.
(107) F ontán B alestra , C.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, c it, p. 438; Así, ,
D onna , E A ; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 456.
(108) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, 1, cit., p. 379; Así, F ontán
B alestra , C.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, cit., p. 439; D onna , E.A.;
Derecho Penal. Parte Especial, T. 1, cit., p. 456.
(109) S errano G ómez, A.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 282.
(110) S oler , apunta que ei animus retorquendi, (...) corresponde a ia situación del que de
vuelve la injuria por haber sido provocado, procediendo por exaltación; Derecho penal
argentino, T. Ill, c it, p. 2 5 7 ; De posición contraria F ontán Balestra ; Tratado de Derecho
Pena!. Parte Especial, T. IV, c it, ps. 445-449.
(111) S errano G ómez, A ; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 282; C armona S algado , C.;
Delitos contra e l honor, cit., p. 479.
474 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. GENERALIDADES
En el caso de la Calumnia, se trata de un injusto de mayor desvalo
ración antijurídica, pues es de verse que la atribución de haber cometido
un delito, supone una mayor afectación al bien jurídico tutelado*115* y, así
lo ha estimado el legislador, al haber incidido en una penalidad más inten
sa en el caso del artículo 131° en relación al artículo 130°. En efecto, la
integración del individuo en la sociedad, el normal desarrollo de sus rela
ciones con sus pares evidenciará un mayor menoscabo, cuando se alza
una imputación delictiva, y más aún cuando dicha noticia se canaliza por
(112) Así, B ustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 167; Vid.
C armona Salgado, C.; Delitos contra e l honor, c it, p. 479; Fontán Balestra, C.; Tratado
de Derecho Penal. Parte Especial, T. IV, c it, p. 452.
(113) Así, V ives Antón, T.S., ai señalar que pese ai consentimiento, (a lesión de ía dignidad
puede subsistir y, por io tanto, en tai caso la conducta será típica, sin peijuicio de que
se halle justificada; Delitos contra e l honor, cit., p. 349.
(114) Así, N úrez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, c it, p. 92; C uello Calón,
E.; Derecho Penal (Parte Especial), T. II, c it, p. 698.
(115) Así, Soler, S.; Derecho Penal Argentino, T. ílí, c ít, ps. 292-293; Serrano G ómez, A ; D e
recho Penal. Parte Especial, c ít, p. 274; Bustos Ramírez, J.; M anual de Derecho Penal.
Parte Especia!, c it, p. 172.
Título II: Delitos contra el honor 475
2. TIP1CIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
El sujeto activo en el delito de calumnia puede ser recaída en cualquier
persona, quiere decir, la persona psico-física encontrada en condiciones de
realizar la conducta típica que se describe en el artículo 130°, por lo que de
forma rayana negamos dicha cualidad en el caso de las personas jurídicas.
En el caso de tos inimputables, éstos no serán susceptibles de una
pena, sino se les impondrá una medida de seguridad. En el supuesto que la
calumnia provenga de una persona discapacitada psíquicamente, ésta po
dría dar lugar a una causal de atipicidad, en vista de no poder desplegar
los efectos lesivos que exige el tipo penal en cuestión, así como en el caso
de los niño; en el sentido que terceros no darían credibilidad a lo dicho que
estas personas, por ende, no se podría generar una conducta con aptitud
de lesión. Cuestión distinta resultaría si existe una persona que de atrás
utiliza al inimputable, para que éste último atribuya la comisión de un delito
a un tercero, en vista de que el primero de los nombrados, es quien tiene el
dominio del hecho ante lo cual, habrá que admitir una autoría mediata(116).
Así también, quien firma una nota periodística que le cambian su contenido,
atribuyendo la comisión de un delito a un funcionario público.
(116) Vid.; Ñoñez, R.; Derecho Penal. Parte Especial, IV, cit., p. 123.
(117) Así, Ñ oñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, cit., p. 129.
476 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(118) Ver ai respecto Carmona Salgado, C.; D elitos contra e l honor; c it, p. 476; Vives A ntón,
T.S.; Delitos contra e l honor, cit., p. 354.
(119) En este caso se había de un caso de “calumnia encubierta”, cuando en realidad se
pretende atribuir el hecho delictivo a una persona que ejerce una función social en el
marco de los órganos de representación de ia societas.
(120) Así, Ñoñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., p. 130; Donna, E A
Derecho Penal. Parte Especial, T. 1, cit., p. 439; C uello Calón, E.; Derecho Penal (Parte
Especial), T. ¡I, cit., ps. 682-683.
(121) Así, L aurenzo C qpello, R; Delitos contra e l honor, c it, p. 100.
(122) A favor de su inclusión, Serrano Gómez, A.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 276.
(123) Donna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 440; Así, C uello Calón, E.;
Derecho Penal (Parte Especial), T. II, cit., ps. 683-684.
Título II: Delitos contra el honor 477
a.- Se debe atribuir la comisión de un delito. Sin que se haga esa atribu
ción no hay calumniaí124), imputar a alguien como responsable de la
generación de un injusto penal, quiere decir esto, que debe tratarse
de una acción u omisión típica y penalmente antijurídica, de un injusto
que en definitiva no se agota en el plano forma de la tipicidad penal
sino que ha de completarse la valoración jurídico-penal, conforme a
las diversas autorizaciones jurídico-públicas (preceptos permisivos),
que se desprenden de todo el orden jurídico en su conjunto. En re
sumidas cuentas, debe tratarse de un comportamiento cuya lesividad
social entra en franca contradicción con el derecho positivo vigente;
v.gr. No habrá calumnia, si se atribuye a alguien haber lesionado a otro
en legítima defensa, o de haber cometido una conducta abusiva en el
ejercicio de sus funciones, habiendo actuado en base a la obedien
cia debida1(125), o habiendo actuado bajo una causa supresora legal
4
2
de punibilidad, nos referimos a la Excusa Absolutoria, que toma lugar
cuando aparecen motivos de orden político-social, que se superponen
a los efectos preventivos de la sanción punitiva, la conducta será atípi-
ca(126)1
.
7
2
(124) Núñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, fV, cit., p. 122; Donna, E.A.; Dere
cho Penal. Parte Especial, T. i, cit., p. 447.
(12 5) En todo caso, si ei informador hace omisión de la vía de exoneración de responsabi
lidad penaJ, en cuanto a la concurrencia de un precepto permisivo, de un estado de
inexigibilidad, se debe dar por afirmado la comisión del injusto.
(126) Así, Ramos, J.P.; Los delitos contra el Honor, c it, p. 226; V illa Stein, J.; Derecho Penal.
Parte Especial, l-B, cit., p. 43.
(127) Así, N úñez, R.; Derecho Pena!Argentino. Parte Especial, IV, cit., p. 122
4 78 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(128) Así, FontAn Balestra, C.; Tratado de Derecho Pena!. Parte Especial, T. (V, crt, p. 491;
Donna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, c it, p. 447; C uello C alón, E.; Derecho
Penal (Parte Especial), T. II, cit., p. 685.
(129) Así, N úñez, R.; Derecho Penal. Parte Especial, IV, c it, p. 124.
(13 0) Así, B ustos Ramírez, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 172; Carmona
Salgado, C.; Delitos contra e l honor, d t , p. 475; N úñez, R.; Derecho Penal Argentino.
Parte Especial, IV, cit., p. 128; C uello Calón, E.; Derecho Penal (Parte Especial), T. li,
d t., p. 685.
(131) Cuando a un efectivo policial se le acusa de haber sido sobornado, queda implícito el
delito de Cohecho, así cuando a un magistrado se le atribuye haber resuelto en contra
de lo que prevé la Ley (prevaricadón).
(132) Si la ímputadón delictiva desborda el plano de legalidad m aterial, en cuanto se atribuya
un hecho que no puede ser encuadrado en el ámbito de protección de la norma, cuan-
Título II: Delitos contra el honor 479
do se realiza una interpretación analógica (/n matam partem), tampoco podrá hablarse
de un hecho que puede ser reputado como Calumnia, en cuanto criterio interpretativo
proscrito según lo dispuesto en el artículo til del Título Preliminar del C.P.
{133} Así, L aurenzo C o peixo , P.; L os delitos contra e l honor, cit., p. 105; P eña C abrera , R.;
Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, I, cit., ps, 388-389; N úñez, R.; Derecho Penal
Argentino . Parte Especial, IV, cit., p. 127.
(134) Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, I, cit., p. 391; N úñez ,
R.; Derecho Penal. Parte Especial, IV, cit., p. 122; F ontán B alestra , C .; Tratado de De
recho Penal. Parte Especial, T. IV, cit., p. 491.
(135) Así, R amos, J.P.; Los delitos contra el Honor, cit., p. 227.
(13 6 ) Así, P eña C abrera, R .; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, I, c it, p . 3 90; R am o s ,
480 Derecho pena! - Parte especial: Tomo I
3. SUDELIMITACIÓNNORMATIVACONELTIPOPENALDEDENUN
CIACALUMNIOSA.
Concurre un ám bito de intersección muy cercano entre los delitos
de calum nia y de denuncia calumniosa, este último previsto en el artículo
402° del C.P. dando lugar a un conflicto aparente de normas penales, que
ha de resolverse mediante ei principio especialidad0401 o consunción. Es
de verse conforme a un estudio com parativo, que el delito de Calumnia,
es un injusto de naturaleza personal, pues su realización típica única
mente afecta la participación com unitaria del sujeto pasivo, de acuerdo
a parám etros de integración social, m ientras que el injusto de denuncia
calum niosa, no sólo menoscaba dicha visión com unitaria del honor, sino
tam bién la correcta Adm inistración de Justicia0411, y la reserva procesal
penal, en cuanto sólo hechos con apariencia vehemente de crim inalidad
pueden ser objeto de persecución penal, por ello se dice que se trataría
de un delito pluriofensivo, de ahí que sea sancionado con m ayor severi
dad. En palabras de S o l e r , atendiendo ai delito de Denuncia calumniosa,
es indudable que en él concurren dos intereses públicos lesionados dig
nos de ser objeto de tutela jurídica: el interés en que la adm inistración de*1
0
4
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8
7
3
J.P.; Los delitos contra e l Honor, cit., p. 225; S oler , S.; Derecho Penal Argentino, T. III,
cit., p. 302; S errano G ómez, A.; Derecho Penal. Parte Especial, c tt, p. 274.
(137) En el C.P. de 1924, ei adulterio era constitutivo de un delito.
(138) Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 304.
(139) Así, N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, cit., p. 126.
(140) Así, S errano G ómez, A.; Derecho Penal. Parte Especial, c it., p. 274.
(1 4 1 ) Así, C uello C alón , E.; Derecho Penal (Parte Especial), T. lí, c it., p . 6 8 7 .
Título II: Delitos contra el honor 481
4. CONSUMACIÓNYTENTATIVA
En lo que respecta a sus formas de imperfecta ejecución, habrá que
seguir lo dicho en el caso de la injuria, tratándose de un delito de lesión, no
bastando entonces, que se profiera la expresión calumniante, sino que ha
de llegar a un destinatario, ora al sujeto pasivo, ora a otras persona (s)*1345).
1
2
4
Siendo una nota periodística, que por razones varias no fuera publicado, po
(142) S oler , S .; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 297; Así, B ustos R amírez, J.; Manual de
Derecho Pena!. Parte Especial, cit., p. 171.
(143) Como elemento subjetivo de dicho delito, debe tratarse a mi consideración de un dolo
directo, pues a menor duda de la falsedad de la imputación, se debe declinar por la tipi-
cidad de la conducta, pues (te no ser así se estaña mermando en la posibilidad de que
los ciudadanos denuncien aquellos comportamientos que revelan apariencia delictiva; en
cambio para S errano G ómez, es suficiente el dolo eventual; Derecho Penal. Parte Espe
cial, cit., p. 276.
(144) Así, P esa C abreraF reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 661.
(145) Así, S errano G ómez, A.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 276; N úñez, R.; Derecho
Penal Argentino. Parte Especial, fV, cit., p. 140; D onna, E.A.; Derecho Penal. Parte Es
pecial, T. i, c it, p. 451.
482 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
dría tratarse de una tentativa, así como Eacarta que se extravía en el camino,
y nunca fue abierta.
5. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
El tipo subjetivo del injusto, al igual que en el caso de la Injuria, trae
a debate dos aspectos puntuales, primero, si es que el dolo ha de abarcar
la falsedad de la imputación delictiva, y si ha de exigirse la concurrencia de
un ánimo especial intensificado aparte del dolo. En lo que respecta al primer
punto, el dolo sólo ha de abarcar el conocimiento de que está atribuyendo
un hecho delictivo*1461, que resulta lesivo al honor de una persona, al margen
de su veracidad*1471, es decir, de su correspondencia con la realidad, como
sostuvimos la afectación al bien jurídico tutelado, podrá darse tanto cuando
se imputa falsamente la comisión de un delito, como cuando en realidad éste
se ha cometido, pues la vida comunitaria del sujeto, se ve de igual forma
perjudicada, en tanto no se puede admitir que las personas imputen alegre
mente la comisión de delitos, sólo ante ciertas circunstancias y por ciertas
personas.
Los que siguen la posición de incluir la falsedad en el tipo objetivo de
la Calumnia(148)(149), habrán de concebir que ante la ignorancia sobre la fal
sedad del hecho punible imputado, tendría que admitirse un error de tipo, por
lo tanto, un cúmulo de conductas -d e por sí lesivas-, caerían en un manto
de impunidad, insatisfactorio desde un punto de vista político criminal, pro
vocando una merma significativa en la tutela del honor, y por otro, dogmáti
camente incorrecto0501, a pesar de lo lógico que puede resultar para unos,
la postura anotada.
En la doctrina nacional, S a lin a s S ic c h a , apunta que otra circunstancia
trascendente que debe quedar establecido, lo constituye Ea situación con
creta que el delito imputado o atribuido al sujeto pasivo debe ser falso; caso
contrario, de verificarse que la imputación de un delito, es verdadero, el delito 1 0
5
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7
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4
(151 ) Salinas S iccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cít., p. 286.
(15 2) Así, R oy Freyre, L.E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 439.
(1 5 3 ) Así, D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, c it , p. 4 5 2 ; C uello C alón , E.;
Derecho Penal (Parte Especial), T. II, c it, p . 6 8 8 .
(154) Núñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, c it, p. 136.
484 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ceptio veritatis', así también en el caso del autor que cree férreamente que los
hechos son falsos, pero como dice S e r r a n o G ó m e z , si se ha preocupado por
la búsqueda de la verdad no podrá ser condenado precisamente porque no
ha actuado con “temerario desprecio hacia la verdad” (...)(155>.
Pero, la impunidad de ninguna manera la podemos supeditar a la “ve
racidad objetiva” de la información, de ser así vaciaríamos de contenido ma
terial a un interés jurídico tan importante como el honor de las personas,
permitiendo, mejor dicho promoviendo que las personas deslicen de forma
ligera imputaciones delictivas, lo cual resulta inconsistente según el plano de
valores constitucionalmente consagrados.
No se explica con certeza, porque ha de ser reprimióle aquella conduc
ta de quien sabía desde un principio que la imputación delictiva era falsa y
así se demuestra, y por otro impune de quien actuó con la misma presunción
subjetiva de falsedad, pero que por obra del destino, se verifica la veracidad
de la imputación. Lo que se juzga no es lo que crea el autor acerca de las
imputaciones, sino su actitud frente a la verdad1 (156), se habla por tanto de
5
una “veracidad subjetiva”, en el sentido de que el autor da como cierta la
imputación delictiva, cuya contrastación conforme a ios criterios de verifi
cación conforme a una diligencia debida deben ser valorados en sede de la
antijuridicidad.
Como apunta M u ñ o z L o r e n t e , lo que a la ley le importa es “la actitud del
sujeto” respecto de esa verdad (veracidad) o falsedad, y esto último, es un
elemento subjetivo distinto del dolo genérico, que no puede estar refiriéndo
se consecuentemente a la falsedad, por cuanto el dolo requiere conocimien
to y volición de los elementos del tipo; si la falsedad de la imputación no lo
es, difícilmente este elemento subjetivo de la. figura puede confundirse con
el dolo del tipo(157).
En definitiva, desde una perspectiva de análisis de la lege lata, no es
jurídicamente factible, aceptar la concurrencia de un elemento específico del
tipo subjetivo del injusto ajeno al dolo, nos referimos a un animus difaman-
di(1SS), que de ningún modo tiene cabida, desde una interpretación teleológi-
ca del tipo penal de calumnia, tomando en cuenta la descripción legal de la
figura delictiva ín examine así como la naturaleza constitucional del conflicto
que se genera entre el derecho al honor y el derecho a la información, que
ha de resolverse en sede de antijuridicidad, en cuanto al ejercicio legítimo
(155) S errano G ómez, A.; Derecho Pena!. Parte Especial, cit., p. 277-278.
(156) S errano G ómez, A.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 278.
(157) Libertad de inform ación y derecho a i honor en e l Código Penal de
M u ñ o z L o r e n t e , J.;
1995. Tirant lo Bíanch, Valencia, 1999, cit., p. 435.
{158) Así, V ives A ntón, T.S.; Delitos contra e l honor, cit., p. 348.
Título II: Delitos contra ei honor 485
LAEXCEPTIO VERITATIS Y
ELDELITO DEDIFAMACIÓN
1. ASPECTOSPRELIMINARES
En ei marco de los injustos que atentan contra el Honor, en su análisis
dogmático y encuadre político criminal, particular relevancia adquiere la figu
ra de la "Excepción de la verdad”, no tanto por el estudio de su naturaleza
jurídica, sino en cuanto su verdadera utilidad, cuando la “búsqueda” de la
verdad se antepone al derecho ai honor de algunas personas. Utilidad de
cimos, puesto que en la práctica la incidencia de este articulado es mínima,
cuando haya de renunciarse a una pena, por óbice de la exceptio veritatis;
de todos modos, su estudio es importante, de acuerdo a Eos cometidos de ia
presente investigación, y para adecuar esta institución según ia fórmula que
proponemos, en el marco de un conflicto de bienes jurídicos: el honor y el
derecho a la información.
Ahora bien, la exceptio veritatis, parece ser una institución de rancia
abolengo; (...) tanto en el Derecho Romano como en el germánico y el his-
pánico(160), donde las aspiraciones comunitarias de conocer la forma cómo
se desarrollan las actividades públicas, se superpone al derecho al honor de
los funcionarios y servidores públicos, cuando aparece la sospecha de haber
cometido un delito. Empero, vayamos a ver si una institución de esta natu
raleza se condice con los fundamentos jurídico-constitucionales que guían
toda la política jurídica del Estado, concretamente ia política criminal, de que
(161) P eña C a b r er a , R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, I, c¡t., p. 399.
(162) Cuando a pesar de ello, el persecutor público, no cumple con su deber y omite denun
ciar el hecho, puede incurrir en el delito de Omisión de denuncia, conforme es de verse
en ei artículo 407° del C.P.
(163) En este caso, la incolumidad en que puede verse afectado el honor, se deja de lado
por los intereses públicos que sostiene materialmente la persecución penal, los bienes
jurídicos que se ven afectados o puestos en peligro por mérito de la conducta criminal,
son de naturaleza social, por cuanto su nivel de valor constitucional, la ofensa de dichos
intereses jurídicos no sólo ha de incidir en la esfera individual del ofendido, sino que
Título II: Delitos contra el honor 487
b. Cuando por los hechos imputados está aún abierto un proceso penal
contra la persona ofendida(168).
(168) N úñez, comentando el inc. 2) del artículo 111 del C.P. argentino de la época, señala que
la imputación no resguarda en este caso un interés superior ai del honor del ofendido
por ella y cuya salvaguarda autorice a probar el hecho deshonrante aún en perjuicio del
agraviado; ní la existencia del proceso por el hecho imputado la autoriza, pues las impu
taciones injuriosas cuya verdad se prueba en un proceso continúan siendo típicamente
ofensivas para el honor ajeno con arreglo al artículo 110 y el Derecho no faculta a nadie
para hacerlas; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, c it, p. 107.
Título II: Delitos contra el honor 489
(169) Como apunta Donna, es una norma que permite al ofendido inocente demostrar el ho
nor real en e! juicio; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cít., p. 461
(170) Así, V illa S t e in , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, c it, p. 46.
(171) Pesa C a brera , R.; Tratado de Derecho Penal..., Vol. I, c it, p. 398,
490 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(175) Asi, V illa S t b n , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 47.
Título II: Delitos contra el honor 491
(176) P eña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 397.
(177) C reus, C.; Derecho P enal Parte Especial T. i, cit., p. 167.
492 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(180) P eña C abrera , R.; Tratado de Derecho Penal..., VoL I, c it, p. 398.
Título II; Delitos contra el honor 493
(181) Ver más al respecto, delitos de Injuria y calumnia, conforme ai apartado sobre el tipo
subjetivo del injusto.
494 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. PROCEDENCIADELAEXCEPTIO VERITATIS
Renglón seguido se describen una serie de hipótesis, que a lugar la
exceptio veritatis, en suma, se refieren a la atribución de un hecho delictivo a
un funcionario público, de la comisión de una contravención administrativa o
una cualidad o conducta vinculada al ejercicio de sus funciones; v.gr, a nues
tro modo de ver las cosas, puede exteriorizarse con la atribución de un delito
de función (peculado, malversación de fondos, abuso de autoridad, etc.),
con un hecho delictivo común cometido en prevalimiento de la actuación pú
blica (coacciones, violación sexual, secuestro, robo, etc.), en la designación
de una determinada cualidad negativa de la persona del funcionario público
(coimero, ratero, vago, confabulador, etc.(182)1
); per se, no pueden tratarse de
3
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hechos o cualidades que se circunscriban a la vida privada del funcionario,
pues dichas datos no tiene nada que ver con la función pública, no tienen
trascendencia y/o relevancia política o social, al menos que se hayan puesto
de manifiesto en el ejercicio de la función (homosexual, lesbiana, etc.). No
olvidemos que la revelación de dichas circunstancias, puede dar lugar a una
vulneración de la intimidad.
Por consiguiente, la excepción de la verdad tiene operatividad en el
caso de la calumnia y de la injuria*183* expresada con cualidades negativas y
(185) A sí, en opinión de Lauremzo Copello, P.; L o s delitos contra e/ Honor, cit., p. 118.
(186) A sí, S errano Gómez, A.; Derecho P enal Parte Especial, cit., p. 280.
(187) V er al respecto, Peña CabreraFreyre, A R .; Derecho P enal Parte General, d t., ps. 726-
727.
(188) V er al respecto, P eña CabreraFreyre, A.R.; Derecho P enal Parte General, cit., ps. 426-
42 8.
(189) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, cit., p. 112.
Título II: Delitos contra el honor 497
(190) Macíá G ómez, analizando el artículo 210 def C.P. español, sostiene que se trata de una
cuestión fundamental en eí ámbito de la antijuridicidad, que llega a ser determinante de
la condena o de ia absolución del acusado de injuria, pero queda restringido a las inju
rias dirigidas a funcionarios públicos y que consistan en expresiones o en imputaciones
de hechos; El delito de Injuria, c it, p. 141.
(191) Así, Salinas Siccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 306.
(192) Para F ontAn B alestra, tie n e e i c a rá c te r de u n a e xcu sa a b so lu to ria , p o rq u e e stá n d a
dos io s ca ra cte re s o b je tiv o s d e la in ju ria , s in q u e ei p e d id o d e l q u e re lla n te su p o n g a
un c o n flic to d e b ie n e s o in te re s e s ju ríd ic o s d e lo s ca ra cte riza n la ju s tific a c ió n ; p o rq u e
no m e d ia en ta le s su p u e sto s ca u sa l a lg u n a d e in cu lp a b ilid a d : porque la fa lse d a d d e la
im p u ta ció n no p e rte n e ce a i tip o d e ia in ju ria ; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial,
T. IV, c it., p. 459.
(193) Laurezo Copello, P.; L os delitos contra e l Honor, cit., p. 120.
(194) V ives A ntón, T.S.; Delitos contra e l honor, c it, p. 351.
498 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. COMENTARIO
Existe otro supuesto de Excusa Absolutoria095*, en el marco de ios in
justos que atenían contra el honor, cuyo propio tenor de denominación jurídi
ca, pareciese conducir en realidad a una causal de atipicidad, nos referimos
a las conductas comprendidas en el artículo 133° del C.P.(196>; señalándose
literalmente que no se comete injuria ni difamación cuando las ofensas se
cometen en un contexto determinado (en el marco de un proceso litigioso),
en el ámbito de la crítica literaria, artística o científica y ante apredaciones o
informaciones que sean desfavorables para la labor de un funcionario públi
co en el cumplimiento de sus obligaciones.
Para efectos de su análisis dogmático, es preciso hacer una distinción
por separado. Primero, las ofensas que se profieren en el marco de una in
tervención oral o en los escritos que se dirigen al juzgador, se habla en este
caso de un “ánimo de defensa”, la cual de ningún modo posee la virtualidad
para elim inar el dolo de la conducta del autor, en la medida que estos injustos
no exigen la presencia de un elemento subjetivo del injusto ajeno al dolo, los
denominados animus injuríandi, difamandi, etc. El significado preciso de este
ánimo - escribe E u s e b io G ó m e z - no autoriza tal explicación, porque en juicio 1
6
5
9
(195) Así, Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. I., c ít, p. 404.
(196) Así, eí artículo 115o dei C.P. argentino.
Título II: Delitos contra el honor 499
pueden emitirse injurias sin que haya mediado imputación alguna del agra
viado que autorice ai mismo a defenderse097*. En tal sentido, si el abogado
en sus alegatos, profiere una atribución o calidad que ofende el honor del
imputado por ejemplo, que lo llame “delincuente", esta expresión cumplirá a
cabalidad con los elementos de tipicidad (objetiva y subjetiva)098*, ante la au
sencia de causas de justificación, no cabe duda que se trata de un elemento
ajeno ai injusto y a la culpabilidad del autor, esto es, el contexto en el cual se
desarrollan estas conductas, que hace decaer el merecimiento y necesidad
de pena, pues su prohibición constituiría un claro atentado al derecho de
defensa y de contradicción.
El debate judicial compromete bienes jurídicos de suma estimación, y
por tanto, es conveniente eliminar toda traba tendiente a menoscabar la liber
ta d ^ . El debate judicial, escribe S o l e r , es cosa seria; en él, las afirmacio
nes contrapuestas comprometen diariamente la fortuna, el honor, la familia y
hasta la vida de los interesados. En tales situaciones, no es posible que las
partes deban actuar bajo la amenaza penal por las manifestaciones que juz
guen necesario hacer en defensa de sus derechos^00*. La abogacía es una
actividad libre y excelsa entre los hombres, una actuación de gran relevancia
en vista de los bienes jurídicos que tiende a tutelar, sobre todo, cuando la li
bertad de su patrocinado se encuentra en riesgo de verse mermada de forma
significativa. En tal virtud, no se pueden poner cortapisas al desarrollo de la
abogacía, mas ello no puede entenderse como un ejercicio libérrimo, pues el
Abogado ha de sujetar su actuación a la legalidad y la deóntica que guía su
conducir profesional.
Sujetos de esta conducta lo pueden ser los abogados, los apoderados
judiciales y los representantes procesales (curadores), comprendiendo entre
éstos al Procurador Público, como defensor de los intereses del Estado en
juicio. Sin embargo, pareciera que la norma no incluye al representante del
Ministerio Público, nos referimos al Fiscal, quien en un proceso penal, por
ejemplo, ha de ser considerada una parte procesal, lo cual consideramos
injusto, pues éste puede ser precisamente objeto de ofensas por parte del su
jeto confrontado, lo cual no se condice con el principio de igualdad de armas.
El comportamiento que recoge la norma, debe manifestarse en el mar
co de un proceso judicial, sea civil, penal, laboral, de familia, contencioso-ad-
ministrativo, constitucional, etc. Ante el juez de la causa, sea en e! desarrollo1
0
2
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7
9
(197) Citado por P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. i.c it, p.
404.
(198) Para V illa Stein, se trata de una causal de atipicidad; Derecho Penal. Parte Especial,
l-B, c it, p. 50.
(199) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 405.
(200) Soler, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 235.
500 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(201) Vid., al respecto, FontAn Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, ps. 174-175.
(202) Así, Soler, S.; Derecho penal argentino, T. Ili, cit., p. 236.
(203) Salinas Siccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 304; En contra, Núñez, R.;
Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., ps. 177-178.
Título II: Delitos contra el honor 501
un piano estrictamente personal, que nada tienen que ver con el ejercicio de
la actividad que se pone en cuestionamiento(206)2
.
7
0
Por lo expuesto en párrafos anteriores, únicamente el primer supuesto
del artículo 133° constituye una variante de Excusa Absolutoria*207*.
(206) Vid., al respecto, S aunas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte E s p e c ia lcit., p. 305.
(207) Así, N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit., p. 176.
Título II: Delitos contra el honor 503
No se puede decir, que las situaciones antes descritas, hagan del sujeto
un «inimputable», pues no se trata de una persona que padezca de una en
fermedad mental crónica o que se encuentra influenciado por los efectos de
sustancia psicotrópicas (grave alteración de la conciencia); puede si señalar
se, que se trata de una motivabitidad normativa disminuida, insuficiente para
enervar el juicio positivo de imputación individual (culpabilidad), cuya exención
de pena se basa en realidad en una «Excusa Absolutoria»{208). Lo dicho, ha de
ser verificado según lo siguiente: los elementos que dan lugar a la tipicidad -
tanto objetiva como subjetiva-, concurren a cabalídad, de emitir un juicio de va
lor injuriante sabiendo de su lesividad, en cuanto a una conducta de relevancia
jurídico-penal; no puede hablarse de la presencia de una causa de justificación
(precepto permisivo), no hay derecho alguno de injuriar a alguien, tampoco
en el caso de una legítima defensa no cabe la compensación, cuando una
persona responde con una ofensa injuriante a quien le ha proferido una igual.
Por consiguiente, los elementos a tener en cuenta para determinar la exención
de pena no tienen que ver ni con el injusto ni con la culpabilidad, tampoco con
los estados de inexigibilidad. Quedando únicamente su catalogación en el ám
bito de las causas supresoras legales de punibilidad, preponderando motivos
político criminales, que hacen decaer de forma significativa la necesidad y el
merecimiento de pena. El hecho de que se produzcan injurias recíprocas, a
instancia de una situación conflictiva, supone una particular circunstancia, en
la cual se desenvuelve el hecho típico y antijurídico, que motiva una respuesta
diferenciada al estimarse que la reacción punitiva no es la respuesta adecua
da, para con los fines preventivos de la pena.
La procedencia de la Excusa Absolutoria, deja intacta la responsabili
dad civil, es decir, quienes ejecutaron las injurias a título de autores, deberán
de abonar el contenido pecuniario de la reparación civil, que para estos efec
tos debe haber fijado el juez de la causa en el otro extremo de la resolución
absolutoria, y ello es así, puesto que el injusto típico queda intacto2 (209). Los
8
0
efectos perjudiciales del hecho punible no pueden ser dejados de lado, sub
sisten en su esencia, por lo que deben ser indemnizados.
Entonces, el legislador ha determinado en el artículo 137° del C.P, que
aquellas injurias que se profieran en el calor de un altercado, podrán ser
exentas de pena por el juzgador; por lo que han de ser descartadas la ca
lumnia y la difamación. Ello quiere decir, primero que no es un deber del Juez
aplicar la Excusa Absolutoria, sino una facultad esencialmente discrecional;
segundo, que el órgano jurisdiccional puede eximir de pena a ambas partes
(injuriantes) o sólo a alguno ello, lo cual es correcto, pues debe efectuarse
(208) Así, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 60; C reus, C.; Derecho
Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 174; F ontán B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Es
pecial, c it, p. 175; S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, c it, p. 238.
(209) Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., p. 415.
504 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(212) Así, Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, ps. 175-176.
(213) C reus , C .; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., ps. 174-175.
(21 6) Así, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, c it, p. 62.
(217) P eña C abrera, R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. í, c it, p. 415.
506 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(218) Así, Peña CabreraFreyre, A.R.; M anual d e D erecho P rocesal P enal, d t , p. 657.
Título II: Delitos contra d honor 507
(219) Peña CasreraFreyre, A.R.; M anual de Derecho Procesa/ Penal, cit., p. 658.
(220) Artículos: 302° y ss. del C de PP; arts. 459° bis 467° del nuevo CPP.
(221) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, c it, p. 416.
508 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
del C.P. argentino, establece que /a acción por calumnia o injuria, podrá ser
ejercitada sólo por el ofendido y después de su muerte por el cónyuge, hijos,
nietos o padres sobrevivientes.
Pueden darse las siguientes hipótesis: primero, cuando el ofendido ya
falleció, y se atribuye una cualidad ofensiva o la comisión del hecho delictivo,
los parientes más cercanos podrán directamente denunciar el hecho; segun
do, habiendo iniciado la acción penal el ofendido, muere en el transcurso del
proceso, su cónyuge supérstite por ejemplo, podrá continuarlo como agravia
do indirecto. El artículo 465° del nuevo CPP, prevé que muerto o incapacita
do e l querellante antes de concluir el juicio oral, cualquiera de sus herederos
podrá asumir el carácter de querellante particular, si comparecen dentro de
los treinta días siguientes de la muerte o incapacidad.
En el segundo de los casos, el juzgador -avocado a la causa-, deberá
evaluar también si es que la conducta incriminada, advierte vicios de ofensi-
vidad, a fin de aperturar el proceso penal.
En resumidas cuentas, no nos oponemos a que la memoria de los di
funtos sean objeto de tutela jurídica, más tenemos reparos si el Derecho pe
nal ha de intervenir ante este tipo de conductas, donde el bien jurídico ya no
posee la importancia suficiente para ser merecedor de protección punitiva;
no se trata más del honor de una persona, de conformidad con la sistema-
ticidad que debe preservar la codificación penal. A nuestro entender, dichas
ofensas deberían ser ventiladas en ia vía civil.
Título III
DELITOS CONTRA LA FAMILIA
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
(2) D iez-P icazo, LJ Gullón, A.; Sistema de Derecho Civil, Vol. IV, cit., p. 35.
(3 ) P lacido , V ilcachagua, A.F.; La fam ilia en la Constitución peruana, c it., p . 330.
Título III: Delitos contra la familia 513
(4) Así, P rats C anut, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 505.
(5) Á lvarez V aldés , I.G.; Delitos contra las Relaciones Familiares, cit,, p. 193.
Capítulo I
M A TRIM O N IO S ILEG ALES
1. CONSIDERACIONESGENERALES
La familia se gesta por lazos afectivos entre las personas, se dijo, pues
la forma culturalmente tradicional para que ésta tome lugar es e! matrimo
nio. Institución esta última que ha sido reconocida desde tiempos pretéritos,
como la vía formal, como el mecanismo arbitrado por la ley, para que dos
personas sean unidas bajo el sacrosanto ligamen del matrimonio. Para ser
sinceros, el matrimonio fue instituido en siglos atrás, como una manifestación
propia de la religiosidad, pues su celebración era oficiada por un párroco,
por un sacerdote, un cura, etc., que en representación de la Iglesia Católica,
en principio, era quien formalizada religiosamente la unión espiritual de la
pareja.
Conforme los modelos de Estado y de sociedad, fueron avanzando,
fueron desarrollando, de acuerdo una Nación jurídico y políticamente organi
zada, la Ley pasó a convertirse en el instrumento que habría de regular todas
las relaciones que se gestan entre los individuos. Si bien el matrimonio tiene
como premisa un compromiso sentimental entre Eos contrayentes, no es me
nos cierto que de aquél se desprende una serie de derechos y/o obligaciones,
que a la par da lugar a un contenido patrimonial, que requiere de protección
jurídica. El matrimonio religioso simboliza el revestimiento sagrado de las es
crituras de Dios, bendiciendo a la pareja unida en dicho acto secular, pero,
ello refiere a las leyes cristianas, o de otro orden religioso, mas no a las leyes
de los hombres. Y es de verse, que nuestra Ley Fundamental reconoce al
Perú como una nación laica, partiendo de una visión plural de la religiosidad,
máxime existen personas que no comulgan con religión alguna.
Un orden democrático de derecho, basado en la pluralidad ideológica,
cultural, étnica y religiosa, no puede sentar sus estructura organizacional
sobre ciertas posiciones de algunos sectores de la sociedad, sino que la
516 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(6) D íez-P icazo , L./ Gullón, A.; Sistema de Derecho Civil, Vol. IV, cit, p. 62.
(7) Así, P lAcido V ilcachaga, A.F.; La fam ilia en la Constitución peruana, cit., p. 346.
{8} Ver al respecto, P lacido V ilcachaga, A.F.; La fam ilia en la Constitución peruana, cit., ps.
364-365.
Título III: Delitos contra la familia 517
(9) En contra Díez-P icazo, L./G ullón, A.; Sistema de Derecho Civii, Vol. IV, cit., p. 62.
(10) DIez Picazo, L./ Gullón, A.; Sistema de Derecho Civii, Voi. IV, cit., p. 63,
(11) S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especia!, cit., p. 330.
(12) Así, S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 331.
(13) Así, G onzález R us, J.J.; Delitos contra las Relaciones Familiares (I), cit., p. 492.
(14) S alinas S iccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 331.
518 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(1 5 ) G onzález R us , J.J.; Delitos contra las Relaciones Fam iliares (I), c it , ps. 4 9 1 -4 9 2 .
(16) Así, Prats C anut, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, c it, p. 506.
(1 7 ) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-A, c it., p. 2 1 .
(18) P lácido V ílcachaga, A.F.; La fam ilia en la Constitución peruana, cit., p. 359.
Título III: Delitos contra la familia 519
1. BIEN JURÍDICO
(19) S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 334.
(20) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T H-A, cit., p. 21.
(2 1 ) N úñez , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, c it., p. 407.
(22) F ontán B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 276; Ver al respecto, S oler ,
S.; Derecho penal argentino, T. III, cit, ps. 344-345.
520 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(inimputable), tai como se desprende del artículo 274° del C.C. Todo ello en
el m arco de la teoría de la invalidez del matrimonio.
2. TIPICIDADOBJETIVA
2.1. Sujeto activo
El tipo penal en cuestión describe una cualidad específica en la perso
na del autor, quiere decir, esto, que para ser cualificado penalmente se re
quiere de la condición de “casado”, por lo que nos animamos, a reputar esta
figura delictiva como “especial propia”^ , pues no puede ser sujeto activo
cualquier persona, no se trata de un delito de infracción de deber, sino de
esferas de organización, en cuanto a una vinculación de carácter institucio
nal. Como dice, C u e llo C a l ó n , al menos uno de los contrayentes, debe estar
unido en matrimonio existente2 (24).
3
La persona que contrae las nupcias con el autor, que puede ser un
hombre o una mujer, siempre y cuando conozca efectivamente el estatus
civil de “ya casado”, de su contrayente, será reprimido bajo los alcances
normativos del artículo 140° del C.P. Se trata en todo caso de un delito de
participación necesaria o, si se quiere de pluralidad subjetiva.
(23) Así, S alinas S iccha , R.; Derecho Penal, Parte Especial, cit., p. 335; Á lvarez V aldés , I.G.;
Delitos contra las Relaciones Familiares, cit., p. 194; G onzález R us , J.J.; Delitos contra
las Reiaciones Familiares, cit., p. 494.
(24) C uello C alón , E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 731.
(2 5 ) Así, C arboneu. M ateu , J.C ./G onzález C ussac, J.L.; Delitos contra las Relaciones Familia
res, d i, p. 361.
(26) C uello Calón, E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, c it, ps. 731-732.
(27) C arbonell M ateu, J.C./G onzález C ussac , J.L.; D elitos contra las Relaciones Familiares,
cit., p. 360.
Título III: Delitos contra la familia 521
2.3. Modalidadtípica
El tipo penal in examine señala en su descripción típica, que el au
tor debe ser una persona ya casada, que contrae nuevo matrimonio; dicha
enunciación normativa nos trae a colación dos aspectos puntuales: primero,
que e! agente, debe estar íegalmente casado, debe contar ya con un matri
monio válido, aquel realizado bajo todas las formalidades y exigencias que
se derivan de la ley de la materia y, segundo, que haya contraído también
unas segundas nupcias, obviamente con otra persona, con arreglo a al pro
cedimiento previsto en la normatividad aplicable. Será bigamo entonces, el
individuo que se halla al mismo tiempo unido a dos personas diferentes, por
sendos matrimonios regulados por el derecho civil(2a>.
Es irrelevante que la segunda persona es casada o no. El delito se ha
brá objetivado, señala S alinas S iccha2
(29). Dicho así: si ambos contrayentes,
8
son ya casados con sus respectivas parejas, cada uno estará incurso en su
propio injusto com o autor de! tipo penal en cuestión(30), no como cu-autores,
pero en e i caso de que uno de ellos, no tenga dicho estatus civil, será repri
m ido bajo la literalidad norm ativa del artículo 140° (in fine).
Cuestión importante a saber, es que el matrimonio precedente, debe
ser únicamente aquel que se encuentra regulado en las prescripciones del
derecho privado(31)3
, no habrá tipicidad penal, si éste se trata de un matrimo
2
nio religioso.
Pueden aparecer cuantos delitos sean posibles, en lo que refiere
a la celebración indeterminada de matrimonios subsiguientes, siempre y
cuando se contraigan con el revestimiento de validez que concede la lega
lidad^25, no es un caso de delito continuado, por cuanto se daría la pros
cripción prevista en el último párrafo del artículo 49° del C.P, sino más bien
un concurso real(33).
Ahora bien, para poder afirmar la tipicidad penal, se dice que el primer
matrimonio debe ser válido, para lo cual debemos remitirnos a los artículos
248° bis 268° del C.C. de que se hayan cumplido con las formalidades pres
critas por la Ley, siendo que el posible vicio en que se haya podido incurrir
en su celebración, en lo que respecta a la aparición de causales de nulidad
(28) S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 333.
(29) S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 333.
(30) Así, G onzález R us, J.J.; Delitos contra las Relaciones Familiares, cit., p. 494.
(31) Vid., al respecto, P lacido V ilcachaga , A.F.; La fam ilia en la constitución peruana, cit.,
p. 367.
(32) Así, G onzález R us, J.J.; Delitos contra las Relaciones Fam iliares (i), cit., p. 493.
(33) Así, P eNa C abrera , R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit., p.284.
522 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
y/o de anulabilidad, que se contraen de los artículo 274° y 277° del C.C, no
incidirá en el juicio de tipicidad penal(34), a menos que exista un pronun
ciamiento jurisdiccional firme al respecto*35*. El delito existe aún cuando el
matrimonio sea anulable, pues estos matrimonios tienen valor jurídico hasta
que por sentencia del tribunal competente no se declare su disolución*36*.
Resulta importante anotar, lo que se dispone en el artículo 284° del
CC: “E l matrimonio invalidado produce efectos civiles respecto de los cón
yuges e hijos si se contrajo de buena fe, como si fuese un matrimonio válido
disuelto por divorcio. Si hubo mala fe de uno de los cónyuges, el matrimonio
no produce efectos en su favor, pero sí respecto del otro y de los hijos. El
error de derecho no perjudica la buena fe”; mientras que e l artículo 285° (in
fine), establece que el matrimonio invalidado produce ios efectos de un m atri
monio válido disuelto por divorcio, frente a los terceros que hubieran actuado
de buena fe.
En el caso de que el primer matrimonio se impugne por exhibir causa
les de nulidad o de anulabilidad se da lugar a una cuestión prejudicial que
debe ventilarse ante la justicia civil*37*. En efecto, si la parte interesada, hace
ver al juez pena! que en la vía civil, se encuentra en trámite una acción de
nulidad del primer matrimonio, debe suspender el proceso penal, hasta que
no se dilucide la acción en la vía extra-penal, en orden a cautelar la segu
ridad jurídica que debe primar en la administración de justicia y el principio
de reserva procesal-penal. Son hechos denunciados que se encuentran vin
culados con un procedimiento civil o administrativo, cuya resolución final se
muestra como imprescindible para poder definir al hecho como punible, para
que de esa calificación pueda ser promovido ante la Justicia Criminaí(38)T
con arreglo ai artículo 4o del C de PP y el artículo 5.1 del nuevo CPP.
La cuestión prejudicial versa sobre la nulidad del primer matrimonio ex
clusivamente y no sobre el segundo, anota S oler. Una vez resuelta aquella
cuestión, el juez penal queda autorizado para resolver el caso. Puede absol
ver o condenar; pero la sentencia civil hace cosa juzgada acerca del punto
que ella decide: validez o nulidad del primer matrimonio. No podrá, en conse
cuencia, pronunciarse condena por bigamia, declarada que sea aquella nu
lidad. Inversamente, pronunciada la validez, no podrá absolverse a base de
la nulidad del primer matrimonio; pero sí podrá absolverse por otros motivos
(coacción, error, ignorancia de hecho, etc.) o condenarse por tentativa, si el
(34) Así, Á lvarez V aldés, I.G.; Delitos contra las Relaciones Familiares, cit., p. 194.
(3 5 ) A s í, P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, c it., p . 2 8 1 .
(36) C uello C alón , E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 732.
(38) P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis del Nuevo Código Procesal Pena!, cit, p. 195.
Título III: Delitos contra la familia 523
(39) S oler,S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 3 5 1 ; Así, F ontán B alestra , C.; Derecho
Penal. Parte Especial, cit., p. 281.
(40) Así, N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. IV, cit, p. 413; D onna, E.A.;
Derecho Penal. Parte Especial, T. ¡I-A, cit., p. 27; C arbonell M ateu, J.C ./G onzález C us-
sac , J.L.; Delitos contra las Relaciones Familiares, cit, p. 361.
(41) Así, C uello C alón , E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit,, p. 734.
(4 2 ) P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte EspeciaI, cit., p. 282.
524 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. FIGURA AGRAVADA
El legislador consideró pertinente reprimir con una mayor pena, cuan
do el agente, respecto a su estado civil, induce a error a la persona con quien
contrae matrimonio. Plus del contenido del injusto típico, que toma lugar, en
cuanto a la forma de cómo e! autor, lograr alcanzar su propósito delictivo; si
bien sujeto pasivo es la sociedad en general, que se ve conmovida, cuando
se pone en cuestionamiento la institución del matrimonio monogámico, no es
(43) Peña C abreraFreyre, A.R.; Derecho Penal, Parte Genera/, cit., p. 1107; Así, P eña C abre
ra, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, d t , p. 283; R oy Freyre, L.E.; Derecho
Penal. Parte Especial, T. I.c it, ps. 71-72; Soler, S .; Derecho penal argentino, T, 1H, d t.,
p$. 344-345; Á lvarez V aldéz, I.G.; Delitos contra las Relaciones Familiares, d t., p. 194;
Gonzáles Rus, J.J.; Delitos contra las Relaciones Fam iliares (I), d t., p. 494; P rats Ca -
nut, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, d t , p. 509; V illa S tein ,
J.; Derecho Penal. Parte Especial, E-B, d t., p. 73.
Título III: Delitos contra la familia 525
(44) V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit, p. 73.
(45) S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p, 335.
526 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(46) Así, V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte Especial, I-B, cit., p. 73.
(47) Así, C uello C alón, E.; Derecho Penal. Parte Especia!, T. II, cit., p. 736.
(48) P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, dt., p. 283.
(49) C arbonell M ateu, J.C ./G onzález C ussac, J.L.; Delitos contra las Relaciones Familiares,
d t.f p. 362.
(50) P eña Cabrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, d t , p. 283.
(51) G onzález C ussac, J.J.; Delitos contra ¡as Relaciones Familiares (i), cit., p. 494; Así,
P rats C anut, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 510;
Á lvarez V aldés, I.G.; Delitos contra las Relaciones Familiares, dt., p. 194.
(52) C uello C alón, E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. H, cit., ps. 734-735.
Título III: Delitos contra la familia 527
(53) Salinas S iccha, R.; D erecho Penal. P arte Especial, c it, p. 336; Así, V illa Stein, J.; D ere
cho Penal. P arte E special, l-B, cit., p. 72.
528 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. T1PICIDAD OBJETIVA
La conducta típica que toma lugar en el artículo 140°, supone lo si
guiente: la celebración de un matrimonio, por parte del agente, sabiendas
que e l otro contrayente tiene ya el estatus civil de “casado”, es decir, existe
un impedimento legal infranqueable que proscribe la realización de un nuevo
matrimonio (art. 274.2 del C.C).
En la doctrina nacional, se define a este delito, como el comportamien
to de contraer matrimonio con una persona casada estando libre de todo
impedimento para ello<54).
En resumidas cuentas, a la persona ya casada, que contrae nuevas
nupcias, se le reprimirá bajo ios alcances normativos del artículo 139°, mien
tras que al otro contrayente, según la norma de sanción del tipo penal en
análisis. Cuestión importante a saber, es que para ser autor, de esta figura
delictiva, se requiere ser “no casado”, pues de ser así, el agente tendría que
ser incriminado también por la figura delictiva de bigamia, pero como un au
tor independiente de su propio injusto.
(54) Bramont A rtas T orres, L A /G arcía C amtizano, M .C .; Manual de Derecho Penal. Parte
Especial, cit., p. 161.
(55) Así, S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 341.
Título III: Delitos contra la familia 529
1. FUNDAMENTO DE LA INCRIMINACION
Se dijo, que el bien jurídico tutelado, en el marco de esta capitula
ción es la institución del matrimonio monogámico, que puede verse afectado
cuando se contrae nupcias, con evidente fraude en la Ley, en la medida, que
uno de los contrayentes tiene la calidad de casado, por lo que cada uno de
ellos realiza la descripción típica que toma lugar en los artículos 139° y 140°
del C.P.
Para que se pueda celebrar el segundo matrimonio del ya casado, se
requiere no sólo de haber cumplido las exigencias previstas por la normati-
vidad, sino también que dicho tramitado debe ser visado, mejor dicho “auto
rizado” por un funcionario y/o servidor público. Entonces, ha primera vista,
se diría, que estos funcionarios estatales, deberían ser penados con arreglo
al principio de accesoriedad en ia participación, por lo que serían cómplices
primarios(56); no obstante ello, el legislador prefirió otorgarse sustantividad
típica, en mérito a la naturaleza de los deberes infringidos, plus de disvalor
del injusto, que justifica una incriminación autónoma.
En puridad de la verdad, al verse involucrado un funcionario público,
no sólo se afecta la institución del matrimonio monogámico, sino también
el correcto funcionamiento de la Administración Pública, concretamente del
Registro de Estado Civil, que en algunos casos, hasta podría configurarse un
concurso ideal de delitos con el tipo penal de Abuso de autoridad.
Con la tipificación penal in comento, se cierra el círculo de autores,
promoviéndose un mayor ejercicio de prevención general, que adquiere con
creción con la incriminación de la figura culposa, que podría infringir si se
quiere, el principio de mínima intervención del Derecho Penal, al elevarse a
la categoría de delito, meras desobediencias administrativas.
(56) Vid., ai respecto, Donna, E A ; D erecho P enal. P arte E special, T. H-A, c it, p. 47.
530 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. T1PICIDAD OBJETIVA
(57) Así, G onzález R us, J.J., al referirse al artículo 219° del C P . español; Delitos contra las
Relaciones Familiares (I), cit, p. 496; Á lvarez V aldés, I.G.; Delitos contra las Relaciones
Fam iliares, cit., p. 197; En cuanto a la legislación penal argentina, S oler, S .; Derecho
penal argentino, T. III, cit., p. 356.
Título III: Delitos contra la familia 531
monogámico se ven frustradas, cuando los funcionarios que deben velar por
su preservación, celebran dicho acto jurídico.
(58) Así, Salinas Siccha, R.; D erecho Penal. P arte Especial, cít., p. 345.
532 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5. MODALIDAD CULPOSA
Es de verse, que el legislador a fin de ejercer una mayor protección al
bien jurídico tutelado, incrimino la figura imprudente, cuando así lo determina
de forma taxativa en el segundo párrafo del artículo 141°. El artículo 136°
del C.P. argentino, segundo párrafo, establece el supuesto del oficial público
autorice, sin saberlo, un matrimonio ilegal, cuando su ignorancia provenga
de no haber llenado ios requisitos que la ley prescribe para la celebración de
los matrimonios.
La base nuclear de los delitos culposos, constituye la infracción del de
ber de cuidado, de una norma de cuidado que exige la realización de ciertas
acciones, a fin de no poner en riesgo de lesión bienes jurídicos importantes.
(60) B ramont-A rias T orres, L.A./G arcIa Cantizano, M .C.; Manual de Derecho Penal. Parte
Especial, c it, p. 163.
(61) Así, S oler , S,; Derec/io penal argentino, T. III, cit., p. 355; D onna, E.A.; Derecho Penal.
Parte Especial, T. 1I~A, c it, p. 49.
534 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. TIPICIDAD OBJETIVA
(62) Así, V illa Stein, J.; D erecho Penal. P arte E special, l-B, d t , p. 77.
Título III: Delitos contra la familia 535
(63) Los que adolecieran de enfermedad crónica, contagiosa y transmisible por herencia, o
de vicio que constituya peligro para la prole.
536 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(64) Así también ios contraídos con infracción del artículo 243° (impedimentos especiales),
tal como se desprende del artículo 286° del C.C.
(65) En contra Salinas Síccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 349-350.
(66) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-A, cit., p. 22; Al respecto, F o n t á n B a -
lestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, ps. 277-280,
Título III: Delitos contra la familia 537
1. GENERALIDADES
Una sociedad -política y jurídicamente- organizada, debe contar con
un sistema de registro de todos ios individuos, dando lugar a una anotación
acerca del estado civil de los mismos, de especial relevancia en orden a
contar con datos exactos y precisos de toda la población peruana. Es que la
adquisición de derechos y/o obligaciones, se deriva de ciertos estatus civil,
que une a una persona con otra, por ejemplo, mediando un vínculo de con
sanguinidad, de afinidad o simplemente legal. Todas las persona, cualquiera
sea su filiación legítima o ilegítima poseen un estado civilt67).
Las necesidades de la sociedad han impuesto la creación de un Regis
tro Civil, donde deben constar en forma veraz los hechos que determinan el
estado civil de las personas*6
68*.
7
Primer registro que debe procurarse es el nacimiento de los hijos, a
partir de la relación de consanguinidad que une a los padres con sus menores
hijos, lo que genera a su vez la patria potestad. Constituye un deber ineludible
de los padres, registrar a sus hijos recién nacido, sean éstos matrimoniales u
extramatrimoniales, nuestra legislación constitucional, basada en el principio
de igualdad, no hace distingo entre unos y otros. Así también, en el caso de la
adopción, debe producirse la inscripción en el asiento respectivo, de conformi
dad con lo dispuesto en el artículo 379° del C.C.
El estado filiatorio tiene su origen en el vínculo jurídico familiar que
existe entre una persona como hijo o hija de otra, y del cual van a surgir
(67) C uello Calón, E ; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, c it, p. 720.
(68) Peña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, c it, p. 287.
540 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(69) C astro Pérez T reviRo, O.; Paternidad responsable, derechos y deberes de padres e
hijos . igualdad de los hijos. En: La Constitución Comentada, cit., p. 389.
(70) Donna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-A, cit., p. 57.
Título III: Delitos contra la familia 541
(71) V illa S t e in , J.; Derecho Pena!. Parte Especia!, I-B, cit., p. 79.
(72) F ontán B alestra, C.; Derecho Pena!. Parte Especia!, cit, p. 275.
(73) G o n zá lez R u s ,J J .; Delitos contra fas Relaciones Familiares (I), cit, p. 497; Al respecto,
Á lvarez V a l d é s , I.G.; Delitos contra ¡as Relaciones Familiares, cit., p. 198.
542 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
Para V illa S tein , se tutela el estado civil de las personas como fuente
de identidad, de derechos y obligaciones*74*.
Un estado civil cierto, permanente e inalterable se pretende proteger
tipificando conductas que pueden anularla o alterarla en peijuicio de la vícti
ma o de otra persona*75*.
Se aprecia claramente (...) la existencia de un estado civil o una iden
tidad constituidos por la condición real del sujeto y otro u otra que es el que
resulta de las constancias existentes en los registros destinados a probarlo o
en los documentos que acreditan la identidad del documento*76*.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
De igual forma puede ser cualquier persona, pero este debe ser un
adulto, pues si es un menor de edad, la conducta tendrá que ser cobijada
bajo los alcances normativos dei artículo 145°.
2.3. Modalidadtípica
La construcción normativa del artículo 143°, comprende dos verbos
rectores: “alterar" y “suprimir”. Alterar importa modificar, cambiar, sustituir o
reemplazar intencionalmente el estado civil que se cuenta por otro; v. gr.,
haciéndose constar en el registro civil el estado de soltero, cuando se es ca
sado. El sujeto es colocado en situación o de ser otro, como cuando se altera
su filiación, o de encontrarse en una relación distinta de la real, como si apa
rece soltero siendo casado, por haberse alterado la partida de matrimonio, o
aparece como nacido en el país, siendo extranjero*77*. Ñ oñez , escribe que es
la sustitución de todos o algunos de los datos determinantes def estado civil
poseído por la víctima cambiándoselo por otro*78*.
(81) F ontAn B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 287-288; Así, S oler , S .;
Derecho penal argentino, T. III, cit, p. 361; D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial,
T. Il-A cit., ps. 72-73.
(8 2 ) Así, B ramont-A rias T orres , L .A ./G arcía C antizano M .C .; Manual de Derecho Penal. Par-
fe Especial, cit., p. 166.
(83) Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit, p. 361.
544 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
Para que la conducta adquiera perfección delictiva, se requiere de dos
elementos: primero, que se haya logrado la alteración y/o la supresión del es
tado civil de la persona, en el registro civil respectivo y, segundo, que se haya
causado el perjuicio ai derecho de un tercero(88). Podríamos, decir, que sí
(85) N ú ñ e z , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, (V, dt., ps. 427-428; Así, S o l e r , S.;
Derecho penal argentino, T. IEI, dt., ps. 358-359.
(86) N ú8ez, R.; Derecho Pena!Argentino. P arte Especial, IV, d t , p . 428.
(8 7 ) F ontán B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especial, d t., p . 2 8 8 .
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
La figura delictiva comprendida en el artículo 143°, es esencialmente
dolosa, conocimiento y voluntad de realización típica, el agente debe saber
que está alterando y/o suprimiendo el estado civil de una persona, pero de
bemos añadir un plus del tipo subjetivo del injusto: el ánimo de perjudicar a
un tercero*90*, pues si el móvil fue altruista, la conducta será subjetivamente
atípica. Se requiere, por tanto, del dolo (basta con el eventual) y, el ánimo de
naturaleza trascendente.
1. FUNDAMENTOS DEPOLÍTICACRIMINAL
El Registro Civil, tiene como aspecto de relevancia la filiación paterno-
filial, a partir de la cual se generan una serie de derechos y obligaciones,
que emanan de la institución de la patria potestad. De ahí, nace también los
denominados “derechos sucesorios”, por tanto, la filiación por descendencia
importa el reconocimiento de derechos patrimoniales; por tales motivos, el
Derecho penal interviene, cuando se pretende atribuir una filiación (paterni
dad), ilegítima, sancionando con pena a la mujer que finge embarazo o parto,
para dar al supuesto hijo, derechos que no le corresponde.
Conste del presente artículo, que lo que se está reprimiendo es la con
ducta que atenta contra el estado civil de las personas, no aquel comporta
(89) Así, D onna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 80.
(90) Asi, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, Vol. i, cit., p. 452.
546 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
miento, de aquella amante, que en verdad está embarazada, pero que utiliza
dicho estado, para chantajear al presunto padre, de contarle el hecho a la es
posa, mediando un móvil patrimonial. Tampoco, es objeto de punición, aque
lla conducta, por la cual la mujer, estando realmente embarazada, dando a
luz a un niño, le atribuye la paternidad a un hombre que no le corresponde,
conducta que se recoge en el artículo 145° del C.P.
En resumidas cuentas, este tipo penal recoge conductas que afectan
la veracidad del contenido del registro civil, concretamente de la filiación pa
terna.
2. BIENJURÍDICOPROTEGIDO
Lo constituye el estado civil de las personas, concretamente el registro
de la filiación paterna, el cuadro de ascendencia, que toma lugar en el entron-
camiento familiar, desencadenando una serie de derechos y/o obligaciones.
La filiación establece ia base de la relación original entre padres e
hijos, de la que, a su vez, se generan innumerables consecuencias que no
sólo deben ser valoradas desde el punto de vista jurídico sino también con-
vivencial(91).
La suposición del estado civil es una alteración del estado civil del niño
a cuyo favor el autor supone otro estado, apunta N ú ñ e z . Pero es una altera
ción agravada, especializada por el autor, por el modo de consumarla y la fi
nalidad de aquél(92)9
. El mayor contenido del injusto, reside en los propósitos
4
3
que persigue la mujer, con el fingimiento del embarazo o del parto, en el sen
tido de lograr el nacimiento de derechos para con el niño, de forma ilegítima.
3. TIPICIDADOBJETIVA
3.1. Sujetoactivo
Conforme es de verse de la estructuración típica, sólo puede ser autor,
la mujer*93* que finge el embarazo o el parto, sin interesar su estado civil.
Esa mujer sólo puede ser la supuesta madre*94*; todos aquellos que coope
ren en la realización típica, serán calificados como partícipes, pero especial
(91) D onna , E.A.; Derecho Penaí. Parte Especial, T ll-A, cit, p. 82.
(92) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, cit., p. 433.
(93) Así, V illa S téin , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 82; En cambio en la le
gislación penal española, puede serlo cualquiera, tal como se desprende del articulo
220°.
(94) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, cit, p. 433.
Título III: Delitos contra la familia 547
3.3. Modalidadtípica
La descripción típica, conforme al tenor literal del tipo penal, supone
dos cosas: fingir un embarazo o un parto, para dar al supuesto hijo, derechos
que no le corresponden.
Su elemento material está constituido por el hecho de fingir que un
niño ha nacido de mujer que no es su madre{96). Carrara, citado por F o n t á n
B a l e s t r a , distingue esta hipótesis, a la que denomina suposición de parto,
de la suposición de niño. La primera existe cuando una mujer simula el em
barazo y el parto, presentando como fruto de éste una criatura que no es,
por tanto, suya; la segunda, cuando siendo reales el embarazo y el parto, se
pone, en lugar del fruto no logrado, un niño vivo9 (97). Nuestra ley positiva, en
6
9
5
el marco normativo del artículo 144°, sólo acoge la primera modalidad, pues
como se expone en la redacción típica, el embarazo o el parto deben ser
fingidos, la segunda podría ser subsumida en el artículo 145° (//? fine).
Punto importante a destacar, que de todos modos se requiere de un
niño vivo, no imaginario, sea o no un recién nacido, ai estar muerto no están
en capacidad de adquirir el estado civil que la mujer ie pretende atribuir*98).
El niño supuesto pierde el estado civil que tenía en la familia de su verdadera
madre adquiriendo otro nuevo(99).
La suposición total de un ser inexistente podrá ser un medio de estafar
a otros, pero no la alteración del estado civil de nadie(100).
(95) P era C abrera , R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit., p. 288.
(96) C uello C alón , E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit, p. 722.
(98) Así, P era C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit., p. 289: F ontAn
B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 294.
(99) C uello C alón , E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 722.
(100) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit, p. 363.
548 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(103) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. ill, cít., p. 363; N úñez, R.; Derecho Penal Argenti
no. Parte Especial, IV, cit, p. 433; Así, P eña C abrera , R., Derecho Penal Peruano. Parte
Especial, cit, p. 289.
Título III: Delitos contra la familia 549
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Es una figura delictiva, sólo reprimióle a título de dolo, conciencia y vo
luntad de realización típica. La esfera cognitiva de la autora debe abarcar el
hecho de fingir un embarazo o un parto, con el propósito de que se le confie
ran al niño derechos que no le corresponden. La ausencia de este propósito
motiva que el hecho salga del marco de esta previsión*104*.
El móvil del delito, móvil no egoísta (v. g r, el deseo de proporcionar
una alegría al marido deseoso de descendencia) o móvil de lucro (v. gr., la
viuda que intenta arrancar la herencia a la familia de su difunto marido, es
indiferente, tan sólo podrá tomarse en cuenta en la determinación de Ea pena
como atenuante o como agravante1 (105).
4
0
Como se sostuvo, ese propósito que el legislador ha incluido en la
redacción normativa, esta demás, puesto que de todos modos el niño será
acreedor de ciertos derechos, cuando se materialice Ea filiación paterna. En
un sistema del delito ajustado a una dogmática racional, no se puede supedi
tar la tipicidad de la conducta, penetrando en la esfera espiritual del agente,
al margen de la naturaleza atenuante que sea regulado en el artículo 146°
del C.P., con respecto al móvil que inspiró al agente la realización de la con
ducta típica.
En el caso de que la agente sufra de una minusvalía mental y, producto
de dicha enfermedad haya ideado en su mente el embarazo inexistente, di
cho dato a saber, no corresponde al plano del injusto típico, más bien a nivel
del juicio de la imputación individual, que podría dar lugar a una exoneración
de responsabilidad penal ante una causal de inimputabilidad.
5. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
Para que el tipo penal se dé por consumado, se requiere de que Ea
agente, realice las acciones que toman lugar a la descripción típica, que finja
el embarazo o el parto, pero para efectos de la perfección delictiva, éstos de
ben haber sido lo suficientemente idóneos, para hacer suponer dicho estado
(104) Pera Cabrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cít., p. 289; Así, Salinas S lc-
cha, R.;
Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 360; Vid., a! respecto, Prats Canltt, J.M.;
Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, dt., p. 521.
(1 0 5 ) C uello C alón , E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. ít, c ¡t, p. 7 2 3 .
550 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(106) P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cít., p. 289; Así, V illa Stein,
J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cít., p. 83.
(107) G o n zá lez R us, J. J.; Delitos contra las Relaciones Fam iliares (I), d t , p. 498.
(108) Así, en el C.P. argentino, en el artículo 138°, hasta antes de la dación de la ley 24.410.
Título III: Delitos contra la familia 551
1. GENERALIDADES
Conforme es de verse de la descripción típica en análisis, el tipo penal
previsto en el artículo 145°, ha de reprimir una variedad de conductas, que
quedarían en impunidad, si es que sólo nos quedaríamos con la del artículo
144°. Incluyendo una serie de modalidades, que no pueden encajarse en la
figura delictiva de embarazo o parto simulado, cerrando con ello la cadena
delictiva.
Con el añadido, de que el legislador ha querido darle una sustantividad
penal propia, cuando el sujeto pasivo es un menor de edad, pues de no ser
así hubiese bastado con la tipificación penal propuesta en el artículo 143°.
Resulta plausible, que se haga una distinción, en mérito a la edad cronológi
ca de la víctima, en vista de su estado de vulnerabilidad, de indefensión, cuya
configuración típica revela una proximidad con figuras delictivas de mayor
gravedad, nos referimos a la trata de personas y al tráfico ilegal de personas.
Dicho lo anterior, se justifica plenamente que el injusto penal in exami
ne reciba una pena agravada en relación al tipo penal genérico de alteración
del estado civil.
Este dispositivo legal se inspira en el artículo 218° del C.P. derogado.
(109) S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Bspecial, cít., p. 362.
(110) C arbonell M ateu, J .C ./G onzález C ussac , J.L.; Delitos contra ias Relaciones Familiares,
d t , p. 365.
552 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
Se puede decir con propiedad que esta figura delictiva, ataca el estado
civil que se entabla entre padres e hijos (filiación), en base a una relación de
descendencia, tomando en cuenta los lazos de consanguinidad o en su de
fecto, el entroncamiento fam iliar que también se puede producir en virtud de
la institución de la adopción. No interesando para estos efectos, si la filiación
es de origen matrimonial o extramatrimonial.
2. TIPIC1DADOBJETIVA
2.1. Sujeto activo
Puede ser cualquier persona, el tipo penal no exige una cualidad espe
cial, para ser considerado autor.
2.2. Sujetopasivo
Es el menor, a quien se le atribuye una falsa filiación, para alterar o
suprimir la preexistente.
2.3. Modalidadtípica
El tipo penal in comento encierra una serie de conductas, que deno
tan naturaleza distinta, empero, si se supone que el bien jurídico tutelado
es el estado civil del menor, su filiación familiar, ha de verse que tanto la
exposición u ocultación del sujeto pasivo, ha de tener el propósito de alterar
su filiación*111*, sino el interés jurídico tutelado sería su libertad personal. La
interpretación normativa guiada por la hermenéutica jurídica, debe seguir un
rigor sistemático, a fin de preservar la plenitud y coherencia de un cualquier
cuerpo de leyes.
La ley con este precepto ha querido, fundamentalmente, referirse a
los medios comisivos para perpetrar el delito de alteración o supresión del
estado civil1 (112). El comportamiento consiste en alterar o suprim ir la filiación
1
de un menor, ya sea exponiendo, ocultándolo, sustituyéndolo, atribuyéndole
falsa filiación o empleando cualquier otro medio(113).
La exposición consiste en colocar al niño fuera de su medio, gene
ralmente el familiar, del cual puede deducirse su estado civil (dejarlo en un
templo o en el zaguán de una casa habitada), de modo que se produzca la ig
(111) Así, D onna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T ll-A, c it, p. 91.
(112) P eña C abrera , R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, c it , p . 291.
(113) B ramoot-A rias T orres, L .A ./G arcía C antizano M.C.; M anual de Derecho Penal. Parte
Especia/, cit., p. 169.
Título III: Delitos contra la familia 553
(114) F ontán B alestra , C.; Derecho Pena!. Parte Especial, cit., p. 292.
(115) P eña C abrera , R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especia /, cit., p. 292.
(116) P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte E specia! cit., p. 292.
(117) D onna , E.A.; Derecho Penai. Parte Especial, T. Il-A, cit., ps. 91-92.
(118) Fontán Balestra, C.; Derecho PenaI. Parte Especial, c it, p. 293.
(119) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, IV, cit., p. 432.
(121) Así, F ontán B alestra , C.; Derecho Pena! Parte Especial, cit, p. 292.
(122) P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit, p. 292.
(123) C arbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac, J.J.; Delitos contra las Relaciones Familiares,
cit, p. 366.
554 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(124) C uello Calón, E ; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit, p. 725.
(125) Así, C arbonell M ateu, J.C./G onzález C ussac, J.J.; Delitos contra las Relaciones Familia
res, cit., p. 366; C uello C alón, E ; Derecho Pena!. Parte Especial, T. II, cit., p. 725; P rats
Canut, J.M .; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 524.
(126) P eña C abrera , R.; Derecho Penal. Parte Especial, c it , p. 292.
(127) Roy F reyre, L.E.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 227.
(128) Salinas S iccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 365.
Título III: Delitos contra la familia 555
por lo que se podría argumentar, que dicho perjuicio también debe exigirse
en el caso del artículo MS0*129*. Como se dijo, líneas atrás, los móviles al
truistas que hayan podido inspirar al agente, sólo tiene efectos atenuantes,
con arreglo al artículo 146°.
Si se considera que en esta capitulación sólo se tutela ios derechos
subjetivos, que se ven perjudicados, cuando se produce una alteración o
supresión del estado civil de una persona, no cabría duda, que los móviles
que hayan motivado la conducta del agente, condicionarían el merecimiento
y necesidad de pena1 (130); pero a nuestra consideración es el Sistema mismo
9
2
del Registro Civil, cuya veracidad es objeto de tutela por parte de ia ley penal,
por lo que los móviles sólo pueden incidir en una atenuación de la pena.
(129) Así, Peña Cabrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, dt., p. 294.
(130) Vid., al respecto, Prats Canut, J.M.; Comentarios a la Parte Especia! del Derecho Pe
nal, cit, p. 524.
(131) Ver al respecto S oler , S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 364.
556 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Se requiere ei dolo, conciencia y voluntad de realización típica, el gen
te debe saber que está ocultando, exponiendo y/o sustituyendo un menor por
otro, atribuyéndole una falsa filiación, con ei añadido de un ánimo de natura
leza trascendente: para alterar o suprimir su filiación legítima.
El móvil-sólo interviene para atenuar en el caso de que fuera honora
lo previsto en el artículo 146° de! C.P.
b le ^ 321, . s e g ú n
1. Justificación políticocriminal
Importa una técnica legislativa correcta, de que las circunstancias ate
nuantes y/o agravantes, sean objeto de regulación en la PG del corpus pu
nitivo, de esta forma el juzgador al momento de la determinación judicial de
la pena, puede hacer uso de dichas causales, de forma prudente y arbitrada.
Sin embargo, el legislador consideró necesario, en el marco de esta
capitulación, incluir dicha circunstancia atenuante, en mérito a los intereses
jurídicos que se ponen en conflicto, en este ámbito de la criminalidad. La
supresión y/o alteración del estado civil de una persona, importa no sólo
afectar la veracidad del contenido de los asientos del Registro Civil, sino
también menoscaba derechos subjetivo de terceras personas, en tal virtud,
el legislador sanciona con pena las conductas que atentan contra dichos
bienes jurídicos.
Nuestro país no cuenta aún con un Registro Civil, lo suficientemen
te idóneo para cubrir todas las necesidades de la población, precisamente
de estas falencias se aprovechan individuos inescrupulosos, para inscribir
filiación de niños que no corresponden con la realidad de las cosas, median
do muchas veces, móviles económicos, que tiene relación con el tráfico de
menores, con un sistema ilegal de adopciones que es dinamizado por una
serie de mafias al interior de nuestro país, lo cual debe ser enfrentado con
severidad por los medios de control social con que cuenta el Estado, entre
éstos el Derecho penal.
(132) Peña Cabrera, R.; Derecho P e n a l Peruano. P arte E special, c ít„ p. 293.
Título III: Delitos contra la familia 557
(133) Ver al respecto, S alinas Siccha, R.; Derecho Penal, Parte Especial, cit., p. 368.
C apítulo III
ATENTADO S C O N TR A LA PATRIA POTESTAD
1. ALCANCES PRELIMINARES
El Título III del C.P., recoge un bien jurídico (delitos contra la familia),
que a su vez contiene de forma específica, concretos ámbitos de protección
del derecho punitivo; vimos en primera línea, tos atentados contra el m atri
monio civil monogámico, luego los injustos que afectan el Estado civil de las
personas, mientras que en esta capitulación se hace mención a los atenta
dos contra la patria potestad.
La patria potestad es una institución jurídica, propia del derecho de
familia, en virtud del cual los padres adquieren una serie de derechos y/o
obligaciones, para con sus hijos menores, tal como se desprende del artículo
423° del C.C. concordante con el artículo 74° del CNA. La patria potestad,
(...) es una institución básica del orden social-familiar, la patria potestad es
de orden público(134).
Si se puede decir de alguna forma, quienes ejercen la patria potestad
con respecto a un menor, se convierte en custodio, garante y responsable a
la vez del impúber, por lo que debe procurar su bienestar, su desarrollo gené
tico, educación, etc. Cuando infringe algunos de los deberes institucionales,
no sólo los inherentes a su persona, sino sobre todo con respecto a los de
rechos de otras personas (patria potestad), puede verse incurso el padre o la
madre, en algunas figuras delictivas que se contemplan en esta capitulación.
Según lo dicho, en esta apartado del C.P., se penalizan todas aquellas
conductas que atenían contra la patria potestad, de forma concreta la te
nencia del padre que ejerce la patria potestad sobre su hijo, al sustraerlo de
su esfera de custodia; es que no basta contar con la calidad de padre, para
(134) D íez P icazo , L./G ullón, A.; S/sfema de Derecho CMt, Vol. IV, cit, p. 261.
560 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ARTÍCULO 147.-SUSTRACCIÓN D E M EN O R
E l que, m ediando relación parental, sustrae a un m enor de edad o rehúsa
entregarlo a quien ejerce la p a tria potestad, será reprim ido con p en a p r iv a
tiv a de libertad no m ayor de dos años.
L a m ism a pena se aplicará a l padre o la m adre u otros ascendientes, aún
cuando aquellos no hayan sido excluidosjudicialm ente de la patriapotestad.
(135) B ramont A rias, LVB ramont A rias Torres, L A .; Código Pena! Anotado, cit., p. 374.
(136) En contra, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 89; S alinas S iccha ,
R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, ps. 370-371.
(137) Así, P e8a C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit., p. 295.
(138) Ver al respecto, P olaino N avarrete, M.; Delitos contra las Relaciones Familiares (II), cit.,
p. 506.
Título III: Delitos contra la familia 561
2. TIPICIDAD OBJETIVA
(139) Así, Á lvarez V aldés , I.G.; Delitos contra las Relaciones Familiares, cit., p. 205.
(140) P eña C abrera , R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit., p. 296.
562 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2.3.1. Sustracción
Como primer verbo rector la descripción típica, hace alusión a la sus
tracción de un menor de edad, ello implicaría que el agente extrae de la es-1 3
2
4
(141) Así, C arboneu . M ateu, J.C ./G onzAlez C ussac , J .J .; Delitos contra las Relaciones Familia
res, cit., p. 269.
(142) Vid, al respecto D onna, E A ; Derecho Penal. Parte Especial, T. ll-A, cit., p. 79.
(143) P olaino N avarrete, M.; Delitos contra las Relaciones Familiares (II), cit., ps. 506-507.
Título III: Delitos contra la familia 563
fera de custodia de! sujeto pasivo, de aquella persona que legalmente está
ejerciendo la patria potestad, es decir, el menor queda fuera del alcance de
los deberes de guarda y/o amparo del padre o de la madre, del lugar don
de ésta se desenvolvía0445. Para que podamos estar ante una conducta de
relevancia jurídico-penal, se requiere que la sustracción sea por un tiempo
significativo; v. gr., no se dará la modalidad típica, si el vecino, que justo es el
tío del menor, se lleva a jugar al niño, para que juegue con los suyos. Debe
evidenciarse una intencionalidad, de retenerlo por un lapso de tiempo signifi
cativo. Lo importante es arrebatarlo de la esfera de vigilancia de sus padres,
tutores, etc., sin interesar que el autor retenga ai menor o ignore su exacto
paradero0455. En efecto, basta saber que a él no le corresponde el ejercicio
de la “patria potestad”.
Es exigióle una “abdutio ¡oco ad locum”, es decir, que el menor sea
trasladado a un lugar distinto al habitual0465.
Por otro lado, en el caso de que el autor, sustrae al menor de la cus
todia para evitar que sea golpeado, el comportamiento sería, típico, mas no
penalmente antijurídico, en la medida que aparece un bien jurídico superior
(la integridad corporal del niño), que amerita ser salvaguardado, por lo esta
ríamos ante una hipótesis de estado de necesidad justificante; claro está, la
retención no podrá prolongarse más allá del tiempo estrictamente necesario.
Asimismo, tampoco se podrá afirmar positivamente la antijuridicidad penal
de la conducta, si es que media para ello el consentimiento de ios padres,
para que el autor se quede con el menor; no es una causal de atipicídad pe
nal, pues de todos modos, se quebrante los deberes de custodia, de quienes
tienen la patria potestad.
En realidad, esta sustracción que se contiene en la redacción norma
tiva, por lo general será cometida, por quien a pesar de contar con el ejer
cicio de la patria potestad, no la ostenta de forma plena, por lo que procede
a perpetrar dicha conducta para tener bajo su custodia al menor, de forma
permanente.
2.3.2. Rehusamiento
Segundo verbo rector, refiere el tipo penal en cuestión, al rehusamien
to de entrega del menor. En realidad, la realización típica de esta modali
dad supone lo siguiente; primero, que el menor se encuentre en compañía1 6
5
4
(1 4 6 ) P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especia/, cit., p. 296.
564 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(147) Así, S aunas S íccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 373.
(148) P eña C abrera , R.; Derecho Pena! Peruano. Parte Especial, cit, p. 297.
(151) Así, P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial, cit, p. 298.
(152) V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 91; Así, S alinas S iccha , R.;
Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 376; Á lvarez V aldés, I.G.; Delitos contra las Re
laciones Familiares, cit., p. 205; C arbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac, J.J.; Delitos
contra las Relaciones Fam iliares, cit., p. 370.
(153) Así, P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especia!, cit., p. 298; F ontán
Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 293.
(154) Así, F ontán B alestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 293.
566 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. BIEN JURÍDICO
El objeto de tutela en el tipo penal previsto en el artículo 148° del C.P.
importa la afectación a la esfera de custodia, que el padre, el tutor o perso
na encargada del menor, ejercen legalmente, importa una anulación de los
(155) Ver más a! respecto, mi libro: “Exéges/s del nuevo Código Procesal Penal", cit., p. 790.
568 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. T1PICIDAD OBJETIVA
(156) Así, S alinas S iccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 379.
Título III: Delitos contra ia familia 569
Punto a saber, es que sujeto pasivo mediato, serán las personas que
han asumido la tenencia y/o custodia del menor, v. gr., los padres, tutor u
cualquier otra persona encargada de su custodia. En este último caso, pue
de darse cuando el menor ha sido confiado a un centro de rehabilitación, a
una clínica, etc., erigiéndose como custodios aquellos que desarrollan una
función de representación de dichos centros.
Así, como los sostuvimos en el caso del artículo 147°, nos parece una
edad excesiva los dieciocho años, debería bajar a ios dieciséis, en orden a
evitar criminalizaciones innecesarias. Muchas veces, producto de una rela
ción amorosa, puede que personas de 16 años, entablen con su pareja un
concubinato, que puede llegar hasta la celebración de nupcias, cumpliéndo
se para ello, los requisitos exigidos en la Ley, al margen de la irracional Ley,
que penaliza las relaciones sexuales consentidas entre personas de dicha
edad; donde el mayor de edad haya actuado como instigador del abandono
de hogar de su pareja.
3. MODALIDAD TÍPICA
De la redacción normativa del artículo 148°, se desprende el término
“inducción” a la fuga de un menor. Como es sabido según nuestra legislación
punitiva, rige el principio de accesoriedad en la participación, esto es, aparte
del autor, se reconoce también la intervención de otras personas, que sin
tener el dominio del hecho, contribuyen de forma decidida ai pían criminal del
autor, para que éste pueda alcanzar la perfección delictiva. El C.P. en su PG,
reconoce o, mejor dicho regula dos formas de participación; la “complicidad”
y la "instigación".
La Instigación importa la concurrencia de dos personas, una persona
de adelante a quien se le denomina “instigado” y una persona de atrás, a
quien se le rotula como el “instigador”. ¿Quién tiene el dominio del hecho?
Es el instigado, en la medida, que éste conoce claramente que su conducta
constituye una figura delictiva, por lo que está en posición de frustrar la rea
lización típica en cualquier momento, situación que no sucede en el caso de
la "autoría mediata” . Entonces, mediante la instigación, el hombre de atrás
hace surgir el dolo en la persona de adelante, lo convence para que éste
último cometa un delito, para que lesione o ponga en peligro un bien jurídico
-penalm ente tutelado-.
Para M e z g e r , instigador de un hecho punible es el que hace surgir en
otro la voluntad de instigador, la resolución de cometer un hecho, y da lugar,
de tal manera, a que cometa el hecho como autori157>.
(158) P olaino N avarrete, M.; Delitos contra las Relaciones Fam iliares (II), c it., p. 509; V id ., al
respecto, C arbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac , J.J.; Delitos contra las Relaciones
Familiares, c it., p. 370.
(159) P rats C anut, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, c it., p . 536.
(160) Polaino Navarrete, M.; Delitos contra fas Relaciones Fam iliares (II), cit., p. 509.
(161) S aúnas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 377.
Título III: Delitos contra la familia 571
(163) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, c it., p . 376.
(164) Así, S alinas S iccha, R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 380; V illa S tein , J.; Dere
cho Penal. Parte Especial, l~B, cit., p. 93.
(165) Así, Carbonell M ateu , J.C ./G onzález C ussac, J.J.; Defítos contra las Relaciones Familia
res, dt., p. 370; P rats C anut, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Código Penal, cit.,
p. 537; Á lvarez V aldés; I.G.; Delitos contra las Relaciones Familiares, d i , p. 207.
572 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. BIEN JURÍDICO
(166) P eña C abrera , R.; Derecho P enal Peruano. P arte Especia!, c ít, p. 301.
(167) Artículo modificado por la Segunda Disposición Complementaria Modificatoria del De
creto Legislativo N.° 1204, del 23-09-2015
Título III: Delitos contra la familia 573
Más bien este tipo penal nos evoca contenidos meta-jurídicos, cuando
en el C.P. de 1924 hacía alusión a los delitos de corrupción; concepción de
una idea moralista.
De cuño, claro que resulta reprobable que un adulto induzca a un me
nor de edad, a participar en este tipo de conductas realmente nocivas, ía rea
lidad social revela de forma alarmante, como los adolescentes se agrupan en
estas pandillas, para cometer crímenes execrables, no sólo atentan contra la
propiedad pública y privada, sino también los actos de disvalor se extienden
a la vida, el cuerpo y la salud de ja s personas. Muchos de los grupos de ba
ñistas de ciertos clubes de fútbol, se encuentran involucrados en este ámbito
de la criminalidad. Punto de la cuestión, que amerita todo un análisis socioló
gico, que por motivos de espacio, no es posible abordar; lo que si podemos
decir con corrección, es que el Derecho penal no es el único instrumento de
control social, que debe intervenir ante esta clase de conductas, se debe
completar con auténticas políticas sociales, que puedan incidir en un plano
preventivo y, no puramente represivo, como ha de colegirse del ius puniendi
estatal. Reforzar las instituciones familiares y escolares, es una prioridad si
es que se quiere frenar la incidencia criminológica de estos comportamientos
“sociaímente negativos”.
El hecho de que la conducta del autor (infractor de la Ley penal), se
encuentra normada en otro cuerpo legal, no dio otra opción que incluir esta
clase de instigación como una tipificación penal autónoma y, no seguir las
reglas de la Parte General (a rt 24° del C.P).
Aunque es de verse que esta figura delictiva, no sólo alcanza al instigador,
sino también al que actúa como cabecilla, líder o jefe de estas agrupaciones de
lictivas, lo que da lugar a un tipo penal de autor, en tanto no se requiere para su
punición una conducta que haya lesionado y/o puesto en peligro un bien jurídico
penalmente tutelado, que en puridad de la verdad, no tiene nada que ver con el
objeto que se pretende proteger bajo los alcances del artículo 148°-A.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
quiere para adquirir la calidad de sujeto activo una persona entre los doce
y menor de dieciocho años de edad; lo que es plausible si es que se quiere
mantener la figura técnica de la Hinstigaciónn, como una forma de participa
ción delictiva.
Si el sujeto pasivo es menor de doce años, no se dará la tipificación
penal en análisis, sino una autoría mediata por los delitos que materialmente
cometa el niño, v. gr., secuestro, lesiones, homicidio, daños, etc.
Y si éste tiene más de 18 años, será una inducción por las figuras de
lictivas antes mencionadas.
2.3. Modalidadtípica
La redacción normativa en cuestión hace alusión, primero, a la insti
gación a menores de edad a participar en pandillas perniciosas. Instigar, sig
nifica desarrollar una presión psicológica suficiente sobre el instigado, para
que éste se decida a cometer un determinado delito, le provoca el dolo para
la perpetración del injusto penal. No puede tratarse de un mero consejo,
recomendación, etc., sino de un acto intelectivo unívocamente dirigido a la
conseguir del instigado, se decida a cometer un delito; se descarta cuando
el menor ya estaba decidido a integrar estas pandillas, y el agente se limita
a reforzar su decisión.
La instigación que toma lugar en el artículo 148°-A, refiere a la parti
cipación en pandillas perniciosas, que según el artículo 1o del Decreto Le
gislativo N° 989, son conceptuadas como grupos de adolescentes mayores
de doce y menores de dieciocho años de edad que se reúnen y actúan para
agredir a terceras personas, lesionar la integridad física o atentar contra la
vida de las personas, dañar los bienes públicos o privados u ocasionar des
manes que alteran el orden intemo.
De lo invocado se colige lo siguiente: primero, que la instigación ha de
satisfacerse de forma individual, es decir, no vale una incitación en cadena
y, si el agente utiliza métodos de violencia y/o coacción, sería una autoría
mediata, pero resulta que el instigador no puede ser autor de la infracción
normativa que se deduce del artículo 193° del CNA, por lo que sería autor
mediato, de todos aquellos delitos que cometiese el menor; segundo, no bas
ta que se induzca a la pertenencia de esta asociación delictiva, sino que ésta
ha de concretarse en actos concretos de ejecución delictiva, de los referidos
en el artículo 1o del Decreto Legislativo N° 989, de no ser así estaríamos
desnaturalizando la estructura material de la instigación.
Piénsese en el ejemplo, del menor que fue convencido a participar en
estas pandillas, pero antes de cometerse los planes criminales, se desiste, y
abandona la misma.
Título III: Delitos contra la familia 575
1. GENERALIDADES
Los delitos contra la Familia, agrupa una serie de injustos penales,
cuya peculiar naturaleza ha dado lugar a la formación de capitulaciones di
versas. En este caso, se pone de relieve un acápite de especial importancia:
los “Alimentos”, como elemento sustancial de la existencia humana.
La patria potestad o cualquier otra institución de entronca miento fami
liar, como se dijo, generan derechos y/o obligaciones, las cuales se vuelven
más intensas cuando se trata de personas en estado de vulnerabilidad. Entre
las obligaciones más delicadas, está la de encargarse de la manutención
de los menores hijos y de todos aquellos que no están en condiciones de
poder auto-satisfacer sus necesidades más elementales; el derecho natural
lo concibió así y, el derecho positivo lo que hizo fue regularlo en una norma-
tividad específica, de dotarle del revestimiento imperativo que dicha materia
requería.
La propia condición humana, los lazos parentales que unen unas per
sonas con otras, determina por su propia esencia que se de la obligación,
de que los padres asistan a sus menores hijos. No debería ser necesario
que una ley prescriba lo que la propia naturaleza lo hace de forma espon
tánea pues nace de la misma filiación el deber de solventar el desarrollo
de los impúberes. Lastimosamente, la misma imperfección de la condición
humana genera reacciones insensibles y/o egoístas en el hombre, perdien
do los lazos de solidaridad con quienes se supone existe las vinculaciones
más preciada; no sólo con respecto de los padres hacia sus menores hijos,
sino también a la inversa, pues llegada cierta edad, los progenitores pueden
necesitar la ayuda de sus hijos. El ordenamiento jurídico, ha de procurar en
tonces, tutelar el bienestar de todos aquellos individuos, que por Ley, tienen
el derecho de recibir una manutención lo suficientemente digna, como para
578 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
dor con pena privativa de libertad parece poco aconsejable: por un lado el
Derecho Penal, sinónimo propio del poder represivo en manos del Estado,
debería estar restringido a un núcleo básico en cuanto a su aplicación, cas
tigándose sólo aquellas conductas altamente disvaliosas para la sociedad.
En esta tarea habrá de tenerse en cuenta necesariamente la dinámica de
la sociedad moderna y los cambios de paradigma que se presentan en su
evolución*168).
El tema se vuelve espinoso, cuando en el marco del proceso penal se
decreta la prisión preventiva del sujeto obligado, al perder su libertad, pierde
también su capacidad productiva-laboral, con ello, los menores hijos termi
nan siendo peijudicados, al no poder percibir la pensión alimenticia, que la
Ley debía procurar su tutela. Por consiguiente, debemos ser muy cautelosos,
en cuanto a los niveles de incidencia del Derecho penal, para que los efectos
gravosos, no recaigan en personas inocentes, que se supone deben ser a
quienes la ley penal debe proteger*169).
Los Alimentos constituyen un presupuesto vital para la existencia hu
mana, conditio sine quanon para la autorrealización del individuo. ¿Qué he
mos de entender por alimentos? El artículo 472° del C.C. dispone que se
entienda por alimentos lo que es indispensable para el sustento, habitación,
vestido y asistencia médica, según la situación y posibilidades de la familia.
Cuando el alimentista es menor de edad, los alimentos comprenden también
su educación, instrucción y capacitación para el trabajo*170).
Es de verse, que la sociedad moderna, ha traído consigo consecuen
cias muy destacadles en el campo laboral, pues ya no es el hombre el que
ocupa generalmente Eos puestos de vanguardia, en los variados campos del
quehacer económico. La mujer, en el umbral del tercer milenio, ha tomado
una posición de un gran nivel, y eso lo podemos constatar no sólo en el cam
po privado, empresarial, sino también en la política*171). Por ello, podemos
decir con corrección que los Alimentos, tal como se desprende en las normas
de la materia*172), constituyen una obligación de ambos: tanto del hombre
como de la mujer, los dos son responsables ante la Ley, de lo que le pueda
suceder a sus menores hijos, cuando éstos no reciben los alimentos que la
ley exige. Cuestión distinta se genera cuando los padres deciden poner fin al
vínculo conyugal, mediando las figuras de la separación de cuerpos, mutuos
1. BIENJURÍDICO
El tipo penal del artículo 149° del C.P. tendría como objeto Ea integridad
y bienestar de la familia, cuando el sujeto obligado no satisface por entero,
las necesidades más elementales de sus miembros, en otras palabras el
deber de asistencia familiar*1761, La ley exige que este incumplimiento esté
referido no sólo a la falta de asistencia material o económica, sino también a
la de carácter moral, como son las obligaciones de auxilio mutuo, educación,
cuidado de la prole, etc.*1771
Para un sector de la doctrina, se protege un bien dual; primero, el
eficaz cumplimiento de los deberes familiares establecidos por la legislación
civil, sancionando el incumplimiento de deber de asistencia y solidaridad que
tienen su origen en las relaciones familiares. Por otro lado, también se prote
ge el respeto al principio de autoridad, que se vulnera con el incumplimiento
de una resolución judicial1(178)1
1
6
7 .
9
7
El contenido material de injusto converge en una misma expectativa
jurídica de asistencia fam iliar a favor de los hijos, la de carácter económico y
de la provisión de lo necesario para su sustento*1791.
(176) Así, Donna, E A ; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-A, c it, p. 431; V illa Stein, J.; De
recho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 94.
(177) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal...., Vol. I, cit., p. 484.
(178) Á lvarez V a l d és , i.G.; D elitos contra las Relaciones Familiares, cit., p. 211.
(179) Polaíno N a v a r r ete , M.; Delitos contra las Relaciones Familiares (II), cit., p. 522.
582 Derecho penai - Parte especial: Tomo I
2. TIPICIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
La descripción típica hace alusión a un sujeto "judicialmente obligado”,
a prestar una pensión alimenticia, por lo sería un delito especial propio, pues
dicha cualidad no la tiene cualquier persona.
Según lo previsto en el artículo 474° de! C.C. los sujetos que pueden
ser pasibles de una resolución jurisdiccional de dicha naturaleza, serán los
cónyuges, los ascendientes y descendientes y, ios hermanos. La resolución
judicial puede provenir de una acción de alimentos, de mutuo disenso o de
divorcio por causal.
Entre los ascendientes, primero lo serán los padres con respecto a
sus hijos (naturales y/o adoptivos), pero también podrán ser los abuelos en
relación a sus nietos (menores de edad). En cuanto a los descendientes,
simplemente la lectura de la obligación será a la inversa.
En lo que respecta a los cónyuges, el sujeto obligado podrá ser cual
quiera de ellos, sin que haya de evidenciarse un estado de necesidad.
No se puede dejar de lado, a todos aquellos que sin ser directamente
los padres (tutor), al haber asumido la patria potestad, será también “sujeto
obligado”.
2.3. Materialidadtípica
Conforme es de verse, de la redacción normativa, esta figura delictiva
refiere a un tipo de omisión propia, pues el agente contraviene un mandato
imperativo: “incumplimiento del contenido de la resolución jurisdiccional, en
cuanto a la pensión alimenticia”, no se requiere verificar la causación de es
tado perjudicial alguno. Se dice, que también se constituye en un tipo penal
5. FORMAS AGRAVADAS
(181) Así, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, d t , p . 96.
Título III: Delitos contra la familia 585
no tienen nada que ver con el injusto o con la culpabilidad del autor, importan
únicamente razones de conveniencia política criminal, en orden a cautelar la
validez de la acción penal.
En el caso dei tipo penal previsto en el artículo 149° del C.P. se re
quiere previamente que el agente, haya sido demandado en un proceso civil
de alimentos o, como pretensión acumulada en un proceso de divorcio por
ejemplo; de que se haya expedido una resolución jurisdiccional firm e en di
cha vía, dando lugar a la emisión de una intimación judicial de apercibimiento
de ser denunciado penalmente, si es que no cumple con la prestación ali
menticia a su cargo.
Así, la sentencia recaída en el Exp. N° 6473-97-LÍma. SPSS, que
señala lo siguiente: ttNo basta la existencia de una sentencia fijando una
pensión alimenticia y e l presumido incumplimiento para que proceda ipso
fado la denuncia por omisión a la asistencia familiar, sino que además debe
constatarse la presencia de una resolución conminatoria bajo apercibimiento
de se r denunciado por e i ilícito mencionado”{1S2>; como en la recaída en el
Exp. N° 79-93-Lima, que dice: “Que se encuentra acreditado en autos que el
procesado se sustrajo de su obligación de prestar alimentos a sus menores
hijas, ta l como fue ordenado en sentencia en el Fuero Civil y pese ha haber
sido requerido conforme a ley para su pago, configurándose el delito materia
de instrucción
1. BIENJURÍDICO
El interés jurídico que es objeto de tutela en el artículo 150° del C.P.
constituye la familia, específicamente los deberes se asistencia que se gene
ran desde el momento de la concepción, a partir del estado de gestación de
la mujer. De esta forma, el Derecho penal se adelanta, antes del nacimiento,
revistiendo de tutela un ser que requiere la mayor de la protección por parte
de sus padres.
La protección de la norma penal se funda en el cumplimiento del deber
de asistencia que le concierne a la mujer que ha sido embarazada y abando-12
8
2. TIP1CIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
No puede ser cualquier persona, autor sólo lo será aquel padre del
nascitirus, que deja abandonada a su suerte, a la mujer que embarazó. No se
requiere que sea casado con ella, tampoco su concubino y/o amante, basta
que sea el progenitor.
2.3. Modalidadtípica
Primer presupuesto que se desprende de la construcción típica, es el
estado de gestación de una mujer. Por gestación ha de entenderse cuando
ha tomado lugar la anidación, esto es, la fijación del óvulo fecundado en la
pared uterina, cuyo límite, ha de fijarse con el comienzo del parto. Si sólo
se produjo la concepción, toda conducta será atípica. Debe ponerse en
cuestión los métodos artificiales de concepción humana (inseminación in
Vitro).
(183) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..,, Voi. I, cit., p. 492.
(184) V illa Stein, J.; Derecho Pena!. Parte Especia!, I-B, cit., p. 99.
588 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
La consumación ha de alcanzarse, cuando el autor abandona a la ges
tante, que ha embarazado, la cual ha de encontrarse en una situación crítica.
Al tratarse de un comportamiento meramente omisivo, no será posible
admitir la tentativa(185).
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Se trata de una figura únicamente punible a título de dolo, conciencia y
voluntad de realización típica; el agente debe saber que está abandonando a
una mujer que ha embarazado, estando ella en una situación crítica, sustra
yéndose del deber de asistencia.
Si el agente duda sobre el estado de gestación, sobre la paternidad del
nasciturus o, sobre el estado de peligro de la embarazada, habrá que admitir
un error de tipo.
(185) A sf, P eña C abrera , R.; T ra ta d o d e Derecho Pena!..., Veri. I, c it., p . 493; V illa S tein , J.;
Derecho Penal. Parte Especial, l-B, c it , p. 100.
Título IV
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD
1. GENERALIDADES
Después de la vida humana, bien jurídico de mayor valor es la “liber
tad humana", conditio sine quanon para con el goce y disfrute de! resto de
intereses jurídicos por parte del individuo, a quien el orden jurídico lo reputa
como titular de aquel. La libertad ha de considerarse en pieza insustituible
en un orden que ha de respetar la individualidad, como cimiento de la orga
nización social y política de una sociedad. No hay posibilidad de hablar de
un verdadero Estado de Derecho, cuando las libertades individuales de los
ciudadanos se encuentran mermadas, restringidas, anuladas y/o limitadas.
La tutela de la vida, de Ea libertad y de la propiedad es, en el ámbito del
Estado social de Derecho, una exigencia legítima sea del individuo como de
la comunidad*1*.
La libertad constituye un bien consustancial al ser humano, sin cuyo
reconocimiento social y titularidad personal no puede concebirse la convi
vencia humana en condiciones de respeto de la dignidad del hombre, en
cuanto portador de bienes y valores espirituales que son conformadores de
su personalidad y que están a su libre disposición con las garantías legales
propias de los sistemas de pluralismo ideológico, político y jurídico*2*.
Cuando hablamos de la libertad, abarcamos un cúmulo de conceptos,
es que no es factible, dotar de un contenido específico, a un bien jurídico de
tanta envergadura, con ello aludimos, a la libertad de elegir a los gobernan
tes y de salir elegidos, a la libertad de reunión, a la libertad de asociación, a
la libertad de culto, a la libertad de tránsito, a la libertad de trabajo, a la invio
labilidad de domicilio, a Ea impenetración a las comunicaciones privadas, al
respeto a la intimidad, a la libertad de creación, a la libertad de pensamiento,
a la libertad de expresión, etc., tal como se desprende del artículo 2o de la
Ley Fundamental.
(6) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-A , cit., p. 107.
Título IV: Delitos contra la libertad 595
1. BIEN JURÍDICO
El ser humano ha de ser libre de comportarse conforme a su leal saber
y entender, de auto-conducirse conductivamente con arreglo a sentido, es
que el hombre al momento de realizar una determinada acción, imprime el
sello de su personalidad. Los comportamientos son dirigidos y ordenados,
desde la esfera cerebral del sujeto, por ello, su impulso y realización, vienen
informados por una determinada finalidad y, ésta libertad de obrar, puede
verse quebrantada, cuando el individuo es obligado a realizar una acción
que no desea u abstenerse de realizar una conducta que quiere materializar.
La coacción aparece como la infracción base de toda la gama de de
litos que atentan contra la libre determinación de la voluntad del sujeto pasi
vo (secuestro, violación de domicilio, violación sexual, robo, extorsión, etc.),
pero sólo procederá aplicar el art. 151 del Código penal cuando el hecho no
esté previsto por otra figura delictiva(12)1
. De ahí que se diga que ostenta
3
una naturaleza subsidiaria y/o remanente*13*, en el catálogo de delitos que
atenta contra la «libertad personal».
En un principio, y aún lo mantienen algunas codificaciones penales, las
coacciones venían unidas con las amenazas, pero ambas tienen sus propias
peculiaridades que la distinguen en sus respectivas sustantividades. En el
caso de nuestro C.P. sólo se hace alusión a las “coacciones’', las “amenazas”,
han de integrarse en el marco normativo del tipo de extorsión, aunque ello es
en verdad artificial, puesto que la realización de las coacciones puede configu
rarse mediante la amenaza. La amenaza es el género y la coacción la especie,
2. T1PICIDAD OBJETIVA
(19) Así, P esa C abrera , R.; T ratado d e D e re ch o P e n a l..., Vol. I, cit., p. 511.
(2 0 ) Vid., at respecto, V illa S tein , J.; D e re ch o P e n a l. P a rte E sp e cia l, l-B, c it , p. 109.
(21) Polaino Navarrete, M.; D e lito s c o n tra la L ib e rta d (If), cit., p. 259.
(22) Así, L amarca P érez, C.; D e lito s c o n tra la L ib e rta d , c it, p. 115.
Título IV: Delitos contra la libertad 601
(26) P eña C abrera , R .; T ratado d e D e re ch o P e n a l..., Voi. I, c it, p. 513; Vid., al respedo,
F ontán B alestra , C.; D e re ch o P e n a l. P a rte E sp e cia l, cit., p. 343.
(27) Al respecto, U marca P érez, C.; D e lito s co n tra la L ib e rta d , c it, ps. 118-119.
(28) Así, B ustos R amírez, J.; M a n u a l de D e re ch o P ena!. P a rte E sp e cia l, c it, p, 118.
(29) Así, M oran M ora, C.; C o m e n ta rio s a la P a rte E s p e c ia l d e i D e re ch o P e n a l, c it, p. 247;
L amarca P érez, C.; D e lito s c o n tra la L ib e rta d , c it, p. 116; DIaz-M aroto y V illarejo , J.;
A m e n a za s y co a ccio n e s, c it, p. 75.
3. ANTIJURID1CIDAD
Como todo comportamiento, en principio típico, puede quedar exo
nerado de pena, cuando aparecen en escena tas denominadas causas de
justificación, cuando la dañosidad social se deja de un lado, en virtud de la
utilidad social del comportamiento.
En el caso del tipo penal de coacciones, son varias las circunstancias,
que dan tugar a una eliminación de la antijuridicidad, entre éstas, la legítima
defensa, cuando mediando el ejercicio de violencia se impide cometer un
crimen.
El derecho de corrección de padres a hijos, supone por lo general el
uso de violencia y/o amenaza, para conseguir un adecuado proceso educati
vo del impúber, siempre y cuando su empleo se efectúe de forma ponderada
y raciona!; v.gr, para que haga la tarea, o impidiendo que salga a una hora no
adecuada, dado el peligro de la calle.
La relación médico-paciente, puede dar lugar a ciertas circunstancias,
que pueden en cierto sentido, ser denominadas como “coactivas”, pues un
paciente que aún no ha sido dado de alta, en vista de haber sido sometido a
una operación de alto riesgo no puede sin más abandonar la clínica, requiere
la autorización médica, mas aún debe cancelar previamente la cuenta. Por
consiguiente, si se le impide salir de la misma, no será un acto de coaccio
nes, al estar autorizado legalmente, en virtud del ejercicio legítimo de un
derecho.
Tema distinto aparece cuando a una persona se le somete a un trata
miento médico, en contra de su voluntad, ejemplo harto conocido el del testi
go de Jehová; será típico, pero basados en el ejercicio de un oficio o función
o, en el estado de necesidad se incide en una causa de justificación*34*.
La vida en prisión, importa la continua constricción a una serie de liber
tades, a la realización de una variada gama de conductas, que son contrarias
a la libre auto-determinación del individuo; pero son las propias reglas que
gobiernan la prisión, las que inciden en dicho estado de cosas, v. gr., cuando
(32) V illa Stbn , J,; D e re ch o P enaL P a rte E sp e cia l, 1-B, cit., p. 110.
(3 3 ) Así, V illa Stein, J.; D e re ch o P e n a l. P a rte E sp e cia l, l-B, c it., p. 110; Así, Pesa C abrera ,
R.; Tratado de D e re ch o P e n a l..., V o l. I, c it, ps. 5 1 2 -5 1 3 .
(3 4 ) Así, Lamarca Pérez, C.; D e lito s co n tra la L ib e rta d , cit., p. 118.
604 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
hacer lo que la ley no prohíbe(39); de tai modo que si el autor no sabe, que
su conducta -mediando violencia u amenaza-, se dirige a tales fines, podrá
estar incurso en un error de tipo.
Tiene que manifestarse una conciencia de ilegalidad, pues si el autor,
cree estar autorizado de una determinada facultad, se dará un error sobre
el presupuesto objetivo de una causa de justificación, que ha de resolverse
según las reglas del error de prohibición.
(39) Así, Lamarca Pérez, C.; D e lito s c o n tra la L ib e rta d , c it, p. 117.
(40) Artículo incorporado por el Artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1410, publicado el 12
septiembre 2018
606 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
PREAMBULO
La violencia de género y la violencia fam iliar constituyen flagelos socia
les, que en los últimos años, encauzan ios derroteros de la política criminal
en nuestras sociedades. La escalada de violencia -de género y doméstica-,
propicia un contexto criminológico encaminado a una serie de reformas lega
jes, que tiene como medio de control social predilecto, la ley penal.
Somos de la firme convicción, que el Derecho penal asume un nota
ble protagonismo, en pos de ejercer efectos disuasivos y represivos contra
estas conductas -socialmente repudiables-, sin embargo su eficacia será en
puridad limitada, si es que no se apareja a ello, políticas sociales destinadas
a prevenir estos hechos luctuosos.
Siendo esto así, se deben de proteger los bienes jurídicos más valio
sos e indispensables, para la autorrealización de la persona humana y visto
desde un plano colectivo, la tutela al acceso del individuo a los diversos pro
cesos socio-económicos-culturales, en cuanto a la configuración de bienes
jurídicos supraindividuales. La observancia de este principio obliga adecuar
el Derecho penal a la realidad social; RODRÍGUEZ MORULLO anota al res
pecto, que al hombre se le castiga por lo que hace, no por lo que es(41);
dicha observancia garantiza la seguridad jurídica en un orden democrático
de derecho. Para que una conducta sea susceptible de ser alcanzada por
una pena, además de que sea inmoral, debe poseer una aptitud de lesión a
un bien jurídico concreto, debe manifestar una evidente «ofensividad social»,
que haga de dicha conducta, una «insoportable», para el libre goce y disfrute
de los bienes jurídicos elementales -cuya tutela es la única justificación de
las leyes penales como técnica de prevención.
El Estado tiene como fin la tutela de la libertad, no de protector contra
la maldad e inmoralidad; el Derecho penal no puede ni debe ser utilizado
como una palanca de posiciones moralistas y/o éticas privativas de ciertos
sectores de la sociedad.
Lo dicho, no obsta en reconocer, que puedan existir ciertos vacíos en
la ley penal, en cuanto a la incriminación de comportamientos lesivos para la
libertad, intimidad e integridad sexual de ios ciudadanos. Este es un marco a
considerar, que llevo al poder ejecutivo, a sancionar los actos de “acoso" en
todas sus manifestaciones, ante la evidencia palpable de estas expresiones
fenomenológicas en diversos ámbitos de la vida social, teniendo general
mente como víctimas a mujeres.
En líneas primeras del Decreto Legislativo N° 1410, se expone lo si
guiente: “e/ literal b) del numeral 4 del artículo 2 del citado dispositivo legal
(42) ViHacampa Estiarte, C.; citada por Lorenzo Barceniüa; B nuevo delito de acecho...., cit.,
P -17.
608 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(43) Vide, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Pena!. Parte Genera!, T. 1, IDEMSA, Lima,
2017.
(44) S antos , G 0 delito de hostigamiento, acoso o stafking.
(45) L amarca P érez, C. (co o rd in a d o ra ); Delitos. La parte especia! del Derecho pena!. C O -
LEX, c it., p. 165.
Título IV: Delitos contra la libertad 609
penal. Sin embargo, tales conductas lesivas se encuentran fuera del radio
de acción de tos tipos penales, en sujeción estricta al principio de legalidad
(«lex scripta»).
De manera, que su acogimiento a la ley, se encuentra plenamente jus
tificado, acorde a la lesividad social que revisten estos comportamientos, no
podían pues, ser reconducidos a los delitos de coacción, extorsión o intrusión
a la intimidad ajena. Importan un derrotero de política criminal encaminado a
llenar vacíos de una intolerable impunidad.
Lá reforma del 2015, en el Código penal español, supuso la incorpora
ción del artículo 172 ter, núm. 1, penalizando el llamado «acoso personal»,
conductas que altere gravemente el desarrollo de su vida cotidiana (de for
ma insistente y reiterada): 1. La vigile, persiga o busque su cercanía física;
2. Establezca o intente establecer contacto con ella a través de cualquier
medio de comunicación, o por medio de terceras personas; 3. Mediante el
uso indebido de sus datos personales, adquiera productos o mercancías, o
contrate servicios, o que haga que terceras personas se pongan en contacto
con ella. 4. Atente contra su libertad o patrimonio, o contra la libertad o pa
trimonio de otra persona. D e l R o sa l B l a s c o , comenta que en la nueva figura
lo que se exige es que, de forma insistente y reiterada, es decir, a través de
conductas repetidas y persistentes, se lleve a cabo alguno de los comporta
mientos descritos, con el resultado de alterar gravemente el desarrollo de la
vida cotidiana de la víctima(46).
De acuerdo con la Exposición de Motivos de la Ley (citada), este nue
vo delito está destinado a ofrecer respuesta a conductas de indudable grave
dad que, en muchas ocasiones, no podían ser calificadas como coacciones
o amenazas. Se trata de todos aquellos supuestos en los que, sin llegar a
producirse necesariamente el anuncio explícito o no de la intención de cau
sar algún mal (amenazas) o el empleo directo de violencia para coartar la
libertad de la víctima (coacciones), se producen conductas reiteradas por
medio de las cuales se menoscaba gravemente la libertad y sentimiento de
seguridad de la víctima, a ía que se somete a persecuciones o vigilancias
constantes, llamadas reiteradas, u otros actos continuos de hostigamiento.
DEFINICIÓNDELACOSOPERSONAL(STALKING)
En nuestra opinión construir una definición conceptual debe partir de
la ley, de la fenomenología que se pretende recoger en la normativa penal,
considerando la naturaleza de los hechos que se pretenden tipificar punitiva
mente hablando. No estaríamos -sin duda-, ante cualquier clase de compor
(46 ) D el R osal B lasco ,B .; Sistema de Derecho Penal. Parte Especial, Lorenzo Morillas Cue
va (Director), DYKINSON S.L., c it, p. 177.
610 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
tamiento humano, sino que éste para ser punible, debe adquirir cierta dosis
de lesividad, sumado a la permanencia y reiterancia en que deben tomar es
tos actos. Partimos de la base, que esta conducta debe trascender la esfera
individual del agente, para penetrar en la vida personal y fam iliar de la vícti
ma, a través de actos que importen una intrusión ilegitim a a dichas esferas;
a su vez, que perturben el normal y cotidiano desarrollo de la vida del sujeto
pasivo. Para lograr ello deben ser sistemáticos, reiterativos y permanente,
por una evidente intención de desestabilizar la tranquilidad de quien se ve
perjudicado.
Siguiendo a Lorenzo B arcenilla, definimos al “acoso personal”, como
“conducta reiterada e intencionada de persecución obsesiva respecto dé una
persona, el objetivo, realizada en contra de su voluntad y que le crea apren
sión o es susceptible de provocarle miedo razonablemente”*471.
Pasaremos ahora, a pasar revista al análisis dogmático al artículo
151°-Adel CP.
ANÁLISIS DOGMÁTICO
£ Sujeto activo, agente delictual puede ser cualquier persona, no se
exige cualidad espacial o particular para ser autor, constituye pues un delito
común. En cuanto ai perfil del stalker, existen diversas clasificaciones, las
cuales destacan las basadas en desórdenes mentales (erotomaníacos, ob
sesivos del amor, obsesivos simples), en la relación que le une con la víctima
(sentimental, de amistad, laboral, desconocidos) y en su motivación (conse
guir intimidad con la víctima, venganza, control, etc.)4
(48).
7
Lo único exigible es que cuente con capacidad psico-física para poder
emprender la conducta prevista en el tipo penal; el hecho de que sea gene
ralmente un hombre, quien ejecute este clase de comportamientos disvalio
sos, no supone la construcción de una circunstancia de agravación. Serán
actos de complicidad -primaria o secundaria-, aquella colaboración, presta
ción y/o ayuda ai autor, para que éste pueda perfeccionar su pían criminal.
Sujeto pasivo puede ser cualquier persona; mas el contexto crimino
lógico que atraviesa nuestras sociedades, indica que es la mujer, la quien
preferentemente es víctima de estos acechos sistemáticos.
Estamos hablando de un patrón sistemático de conducta del agente, no
cualquier actitud de cualquier persona -que por una serie de motivos-, nada
reprochables, busca acercarse a otra persona (comercial, servicios, etc.).
(47) Lorenzo Barcenilla, S.; E l nuevo delito de acecho del art. 172 te r del Código Penal.
Aproximación a l cyberstalking, Master Universitario en Abogacía, 2015, cit., p. 6.
(48) VHIacampa Estiarte, C.; Stalking y derecho penal..., cít., ps. 94 y ss.
Título IV: Delitos contra la libertad 611
2. BIENJURÍDICO
La libertad personal, después de la vida humana, constituye un bien ju
rídico de especial relevancia en una sociedad democrática, ai constituirse en
la plataforma esencial del individuo, para poder desarrollar a plenitud el resto
de intereses jurídicos que le reconoce el ordenamiento jurídico. En efecto,
la voluntariedad humana se manifiesta de forma concreta, en ia capacidad
de auto-locomoción, que importa el desplazamiento espacial y geográfico de
una persona de acuerdo a su libre arbitrio; consustancial a la realizaeiónde
una serie de actividades económicas, culturales y sociales.
La concreción directa de los mandatos de un Estado de Derecho, es el
reconocimiento de la libertad y de las garantías fundamentales, conditio sine
quanon, para Ea participación del individuo en su ámbito de interactuación
social y la realización de su personalidad. Por consiguiente, la libertad cons
Título IV: Delitos contra la libertad 617
tituye la piedra angular del sistema jurídico-estata!, que debe cautelarse con
los instrumentos y mecanismos que prevé la Ley. Desde un aspecto negativo,
importa el respeto de dicho bien jurídico, por parte dei Estado y los particu
lares y, desde un aspecto positivo, determina (a regulación de mecanismos
legales, dirigidos a reponer un estado de cosas de por si arbitrario e ilegal.
Se dice, por tanto, que el bien jurídico tutelado por el tipo penal de
Secuestro, es la libertad ambulatoriaí50), el atributo que tiene toda persona
de desplazarse de un lugar a otro, en mérito a su espectro volitivo. Mediante
esta ley se ampara una manifestación concreta de la libertad personal, la
libertad externa, es decir, la libertad de movimientos en el espacio, argu
menta P eñ a C a b r e r a . El atentado contra la libertad busca trabar tanto la libre
locomoción como simplemente el libre movimiento corporal{51); coincidimos
con V illa S t e in 501(52)534, que en este último caso se busca tutelar con el delito de
coacciones, mas no con el previsto en el artículo 152° del C.P.
El hecho de que el bien jurídico se entienda como capacidad externa
del sujeto hace que no exista ninguna dificultad para admitir el hecho delicti
vo en los casos de inimputablest53),
En la legislación penal española no se hacía alusión en el código
derogado a un tipo penal de Secuestro, en el C.P. de 1995, se contempla
la figura de las «detenciones ilegales» y del «secuestro», artículos 163° y
164° respectivamente, este último adquiere sustantividad autónoma, cuan
do se incluye en la acción típica: “la exigencia de una condición, para poner
en libertad a la persona secuestrada” . Se trataría de un delito complejo de
detenciones ilegales, mediando amenazas*54*. En el orden terminológico,
la nominación legal de secuestro en la rúbrica legal, junto a la detención
ilegal, se resuelve en recurso retórico o licencia lingüística de mero alcan
ce de sinonimia, pues -conform e a la concepción sustancialmente nada
innovadora del texto punitivo- «secuestro» no es sino «detención ilegal
cualificada»*55*.
(50) Así, B ustos R amírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cít., p. 120; C arbo
neo . M ateu , J.C ./G onzAlez C ussac , J.J.; Delitos contra la Libertad (I), c it, p. 183.
(51) P eña C abrera , R.; Tratado de Derecho Penal..., Vol. i, cit., p. 516.
(52) V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 113.
(53) Díaz-M aroto y Vtlarejo, J.; Delitos contra la Libertad. Detenciones ilegales y secuestros,
c it, p. 42.
(54) Lamarca P érez , C.; Delitos contra la Libertad, cit., p. 94; Así, C arboneo. M ateu , J.G ./
G onzález C ussac, J.J.; Delitos contra la Libertad (I), cit., p. 191.
(55) P olaino N avarrete, M.; D elitos contra la Libertad (I), cit., p. 217.
618 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. TIPICIDADOBJETIVA
3.1. Sujetoactivo
El tipo penal in comento no exige una cualidad especial para ser con
siderador autor, por lo que en principio puede ser cualquier persona; sin em
bargo, cuando se trata de un funcionario y/o servidor público, con competen
cia para privar de libertad a un individuo será una conducta típica de abuso
de autoridad, lo que no obsta a que un agente policial, en su tiempo de
franco, pueda estar incurso en esta figura delictiva y, ello lo observamos con
frecuencia en los hechos que hacen noticia en nuestro país.
En el caso de que sea un juez, quien decreta “ilegalmente”, la privación
de libertad de una persona, da lugar a la tipificación penal de “detención ile
gal”, prevista en el artículo 419° del C.P.
Aquellos que ejercen funciones en las Rondas Campesinas, también
pueden ser sujetos activos de este delito, el orden jurídico no reconoce más
que a los jueces la facultad de privar legalmente de libertad de un indivi
duo, los efectivos policiales se limitan a materializar la orden jurisdiccional. El
caso de delito “flagrante” es un caso aparte, así como el supuesto de “arresto
domiciliario”, previsto en el Art. 260° del nuevo C.P.P”
3.3. Modalidadtípica
La acción típica ha de significar la privación de la libertad de una per
sona, sin interesar el móvil y/o propósito.
El hecho recae aquí sobre la libertad física y en particular, la facultad
de trasladarse de un lugar a otro, “de no poder alejarse de determinado lugar
en que no se quiere permanecer”, dice M a u r a c h . No es preciso que la víctima
sea encerrada; el encierro sólo es un medio para cometer el delito, no previs
to específicamente por la ley*561; quiere decir esto, que no necesariamente
debe producirse un desplazamiento de un lugar a otro del sujeto pasivo por
parte del sujeto activo. Una persona puede ser privada de libertad en su pro
pia casa, en su dormitorio, lo que interesa en todo caso, es que la persona
no pueda salir de un determinado espacio físico, que se encuentre retenida
en contra de su voluntad, a pesar de que pueda realizar ciertos movimientos
en un espacio geográfico reducido. Dicho supuesto, no se dará, claro está,
en el caso de la denominada “detención domiciliaria”.
No es exigióle una total privación de la libertad de movimiento, escribe
Es suficiente que la víctima esté impedida de moverse par-
P e ñ a C a b r er a .
cialmente*571.
El delito de secuestro puede entrar en conflicto con otros tipos pena
les, por ejemplo con la figura delictiva de robo, pues en éste último, de cierta
forma el sujeto pasivo también es objeto de una constricción, pero los actos
coercitivos importan un lapso corto de tiempo. Ha de verse, pues, que en
el secuestro la conducta antijurídica debe recaer de forma intensa sobre la
libertad personal de la víctima, a pesar de que en la construcción típica, se
diga que no interesa el tiempo que el agraviado sufra la privación o restric
ción de su libertad. Su distinción con el delito de coacciones, habrá de encon
trarla en la privación de libertad, no en el uso de la violencia.5
7
6
(58) Así, V ílla S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, !-B, cít., p. 120,
(59) Así, en la siguiente ejecutoría, recaída en el Exp. N° 5250-98-Lím a, Revísta Peruana de
Jurisprudencia N° 01, Normas Legales: “La consumación en e l delito de secuestro, se
produce cuando e l sujeto pasivo queda privado de su libertad para movilizarse, además
¡a conducta delictiva continúa m ientras dura la privación de libertad puesto que se trata
de un delito permanente’'.
Título IV: Delitos contra la libertad 621
(60) V illa S tein . J.; Derecho Penal. Parle Especial, l-B, cit., p. 115.
(61) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho P enal.. Vol. I, cit., p. 520.
622 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(6 7 ) Ver más al respecto, mi obra en coautoria con M anuel M iranda E strampes : “Temas de
Derecho Penal y Procesal Penal", APEC.C. Urna, 2008, cit., ps. 300-301.
(68) P eña C abrera ,. R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., ps. 520-521.
Título IV: Delitos contra la libertad 625
7. CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES
(70 ) Artículo modificado por el Artículo Único de la Ley N.° 30251, del 21 -10-2014.
Título IV: Delitos contra la libertad 629
(71) De la C uesta A rzamendi, J.L.; Las nuevas corrientes internacionales en m ateria de per
s e c u c ió n c it, p. 362.
632 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
lar varios campos de acción: primero, identificado los factores que inciden
en dicha criminalidad, o mejor dicho que determinan el aparecimiento de
estas conductas delictivas; segundo, delineado todo un modelo de preven
ción, no sólo circunscrito en el ámbito del Derecho penal, sino sobre todo,
en el marco de una política social integral; tercero, ajustando el modelo de
persecución penal a partir de las acciones que de forma integrada deban
ejecutar las entidades públicas comprometidas. Con todo, un plan global
que compagine toda una política de Estado, donde participen todos los
sectores de la sociedad.
La prevención de! delito de trata de personas, necesita también de una
sensibilización de la sociedad, sobre los graves perjuicios que esta criminali
dad produce, que se tome conciencia que la única forma de poder frenar este
flagelo, es denunciando a tiempo a los presuntos autores, dando aviso a las
autoridades competentes para que puedan neutralizar los efectos nocivos de
la conducta criminal; pero para ello, se necesita de un plan de difusión, en
cuanto a la identificación de las «víctimas» -como tales-, a fin de que conozcan
que existe una protección legal y, que sus captores u agresores son personas
cuyo accionar es antijurídico, por lo tanto, reprimible penalmente. La víctima
realiza un rol esencial en la realización de estos delitos, pues sin su partici
pación no es posible que pueda configurarse el plan criminal; se desprende
una relación muy nítida, donde son sus propias necesidades, que en algunas
oportunidades la llevan a aceptar su propio desplazamiento y su ulterior parti
cipación en actividades sexuales o laborales; aquellas que con la promesa de
un trabajo mejor, son forzadas a ingresar al mercado sexual.
2. FUNDAMENTO DE LA INCRIMINACIÓN
3. BIEN JURÍDICO
Definir con propiedad el interés jurídico -objeto de tutela penal-, cons
tituye una misión de primer nivel, como labor de hermenéutica jurídica, en el
sentido de fijar los alcances normativos del tipo pena!; resultando que dicha
comprensión valorativa se refunde en la idea de sistematicidad y coherencia,
que debe guardar la codificación penal.
El encuadramiento del injusto penal en una nomenclatura en particular,
supone determinar el reconocimiento de una fam ilia delictiva, de un grupo
emparentado de figuras delictivas, que pretenden insertarse en una comuni
dad de protección jurídico-penal. Y, así, es que se construyó la clasificación
delictiva en el texto punitivo, partiendo por la estructura de los bienes jurídi
cos fundamentales.
El Código Penal de 1991 -e n su redacción primigenia-, no encontró
cobijo al delito de «Trata de Personas», no por constituir un hecho carente
de realidad social sino porque tal vez se pensó que el resto de figuras delic
tivas de la Parte Especial estaban en las condiciones de recoger este com
portamiento disvalioso. Sin embargo, el tiempo demostró, que era necesario
-desde un plano de político criminal-, penalizar de forma concreta este delito,
merced a la sensibilización de la sociedad sobre este flagelo social, producto
de ciertos acontecimientos, que estremecieron a la comunidad internacional,
pues es sabido que estos actos han tomado y toman lugar en muchos luga
res del orden, no sólo en los países más pobres, pues en las Naciones más
desarrolladas también se observan la comisión de estos execrables hechos;
estado de la cuestión, que propició la comunión concertada, de muchos Es
tados, plasmada en la sanción de Convenios y Tratados Internacionales so
bre la materia, lo cual obliga a cada Estado parte, a incluir este delito en su
codificación legal. Es por ello, que el Perú lo incluyó en el artículo 182° del
CP, en el marco de los delitos sexuales, para luego -v ía la dación de la Ley
N° 28950, insertarlo en el artículo 153° {in fine), en aquellos injustos penales
que atentan contra la «Libertad Personal».
Lo anotado, revela la falta de claridad conceptual del legislador, al mo
mento de encuadrar el delito de Trata de personas en la codificación penal
sustantiva, por la sencilla razón, que con la Libertad personal o Libertad se
xual, se está diciendo muy poco; un delito -com o el que examinamos-, des
borda ampliamente esta plataforma de sustantividad material, para penetrar
en esferas llevadas a un piano esencialmente óptico de la persona humana,
nos referimos a la «integridad moral» y a la «dignidad humana», como com
ponentes valorativos, que nos indican que la ubicación de este injusto pe
Título IV: Delitos contra la libertad 635
(73) Polajno Navarrete, M.; Instituciones de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 277.
(74) C hoclán Montalvo y Calderón C erezo, apuntan que son delitos de intención ( delitos con
tendencia interna trascendente) aquellos en los que se requiere que la intención subje
tiva del autor alcance un determinado resultado (por ejemplo, el ánimo de apropiarse de
Título IV: Delitos contra la libertad 637
la cosa en el hurto). A este grupo pertenecen los delitos m utilados de dos actos, en los
que el delito se consuma con la primera acción pero el autor ha de querer producir con
una segunda acción adicionar un resultado; Derecho Penal. Parte General, T. I, cit., p.
638 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Puede ser cualquier persona, inclusive el padre del menor, también
un funcionario y/o servidor público, por lo que es un delito “común”; con la
particular situación de que las modalidades típicas del injusto hacen alusión
únicamente a quienes participan en el delito, sea como Instigadores o Cóm
plices, mas no se define con suficiente propiedad normativa, cual es la con
ducción típica a realizar por parte del autor inmediato.
b. Sujeto pasivo
Hasta antes de la modificatoria efectuada por la Ley N° 28950, sujeto
pasivo sólo podía serlo el menor de edad o el incapaz, ahora puede ser7 6
5
(75) Lo cual puede generar ciertas problemáticas, ai momento de que se persiga penalmen
te al cómplice primario, sin tener en cuenta ia atribución delictiva dei autor; desde un
piano esencialmente dogmático, se tiene que ias diversas variantes de participación
delictiva son accesorias y dependientes del autor del hecho, de manera, que sin acre
ditar la intervención delictiva de éste último, no se puede construir -procesalm ente
hablando-, la responsabilidad penal de dichos partícipes; a su vez, la pena no puede
ser igual para el autor inmediato que para el participe, con arreglo a los principios de
proporcionalidad y de culpabilidad. El marco penal que se describe en la norma secun
daria de los tipos penales está encaminado básicamente a la represión dei autor del
hecho y, no del partícipe (cómplice y/o instigador).
(76) Conforme dicha apreciación dogmática, este delito no podrá ingresar en concurso de
lictivo con e! tipo penal de Organización delictiva a delinquir - artículo 317° del CP.
Título IV: Delitos contra la libertad 639
c. Modalidad típica
El tipo penal hace alusión a una serie de verbos rectores:
Facilita, implica allanar los obstáculos, para que la persona, pueda ser
retenida en contra de su voluntad y, así someterla a tratos inhumanos.
Luego, se dice, según el tenor literal, que la promoción, favorecimien-
to, financiamiento, facilitación se dirige a la captación (obtención), transporte
(desplazamiento), traslado (de un lugar a otro), acogida (recibimiento), re
cepción (acogimiento) o retención (impedir su traslado), en el territorio de
la República, se refiere a la circunscripción territorial, que se describe en el
artículo 54° de la Ley Fundamental o para su salida (a otro país) o, entrada
dentro del Perú, procedente de otra Nación.
Ahora bien, ¿Cuáles son los medios que se vale el agente para lograr
la promoción, favorecimiento, financiamiento y/o facilitación, en cuanto a la
captación, transporte, traslado, acogida u retención de una persona?, sería,
la violencia, en primer orden, el despliegue de una fuerza física suficiente,
para anular los mecanismos de defensa de la víctima o, la amenaza, confor
640 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
6. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
La modalidad delictiva describe un tipo penal mutilado en dos actos:
primero, la promoción y/o transporte, captación o retención de una perso
na, en el territorio de la República o su entrada o salida del país, mediando
violencia, amenaza u otras formas de coacción y, segundo, que la conducta
reseñada, se realice para lograr los propósitos que se han descrito en la re
dacción normativa.
A fin de dar por acreditada la perfección delictiva, se necesita
únicamente, que se haya logrado la retención y/o el traslado del sujeto
pasivo, a partir de ios medios propuestos en la norma, sin que se requiera
que el agente, alcance a someter a la víctima a una concreta explotación
laboral por ejemplo(77)7
; eso sí, dichos móviles deben ser los que inspira la
8
conducta del autor, por lo que deben ser verificados.
Por lo expuesto resulta admisible la tentativa*78*, en cuanto al
emprendimiento por parte del agente, de los medios comisivos conducentes
a la captación, traslado, transporte, retención, etc., al ingresar al ámbito de
protección de la norma; apreciación que cambia, cuando el sujeto pasivo es
un niño o adolescente, pues frente a ellos no es necesaria la acreditación de
los medios orientados a coartar su voluntad.
7. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Es una figura delictiva únicamente punible a título de dolo, conciencia y
voluntad de realización típica, para ello el autor debe ser consciente que esta
promoviendo la salida del país, de una persona, recurriendo a los medios
que vician una libre voluntad, a fin de satisfacer los propósitos que se ponen
ai descubierto en la norma en cuestión, éstos últimos no son abarcados
por el dolo del agente, pero de todos modos deben ser verificados, como
elementos de naturaleza trascendente, que debe estar presente en la
esfera anímica al momento de la realización típica. Siendo así, se tiene la
(77) A decir de Polaino Navarrete, el delito mutilado en dos actos se oonsuma con la práctica
de la acción básica descrita en la norma, siempre que el acto sea ejecutado con la fi
nalidad subjetiva exigida en la norma, consistente en el propósito de realizar un ulterior
comportamiento del propio autor, Instituciones de Derecho Penal. Parte General, c it, p.
279.
(78) Vide, al respecto, Polaíno Navarrete, M.; Instituciones de Derecho Penal. Parte Gene
ral, cit., p. 279.
Título IV: Delitos contra la libertad 643
(79) P olaino N avarrete , M,; Instituciones de Derecho Penal. Parte General, c it, ps. 277-278.
(8 0 ) A decir de B ac ig a lu po , Jo que diferencia estas intendones espedales del dolo directo es que
aquí son relevantes para lo ilícito penal aquellos objetivos que el autor quiere alcanzar me
diante la reafizadón del tipo, mientras que en el dolo directo el único fin relevante para el De
recho penal es la reafizadón del tipo mismo; Derecho Penal. Parte General, d t, ps. 3 2 5 -3 2 6 ;
Vide, al respecto, S tratenwerth , G.; Derecho Penal. Parte General I, d t, ps. 9 0 - 9 2 .
(8 1 ) Como quiera que el tipo penal es sólo injusto espedal tipificado, anota M e z g e r , resulta
que dichos elementos subjetivos del injusto, en tanto se refieran al injusto típico, forman
parte del tipo como elementos “subjetivos" del mismo; Tratado de Derecho Penal, 1, cit.,
p. 346.
(82) S ilvestroni M a r ia n o , H.; Teoría constitucional del delito, c it, p. 228.
644 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
9. CONCURSODELICTIVO
Es sabido por todos, que el delito de Trata de personas presenta un
entrecruzamiento normativo con otras figuras delictivas, al identificar la le
sión a intereses jurídicos de corte personal, como la libertad personal y la
libertad sexual, no en vano se postula su naturaleza supraindividuat, cuando
se define el objeto de protección jurídico-penal. Tal consideración llevada a la
regulación jurídico-penal anterior de este delito, como aquellos que atentan a
la «Libertad Sexual», habrían de generar confusiones interpretativas no muy
fáciles de desentrañar.
En el Acuerdo Plenario N° 3-2011/CJ-116, Fundamento 13 se dice al
respecto que: “Es evidente que hay una estrecha relación entre los bienes
jurídicos involucrados en ¡os delitos sexuales y de trata de personas con
fines sexuales. Son embargo, ello no impide entenderlas semejanzas y dife
rencias entre sus elementos típicos, así como las implicancias que acarrean
para la aplicación de las consecuencias jurídicas del delito. Así, la violación
sexual, en cualquiera de sus modalidades, constituye un delito común al igual
que ¡os delitos de trata de personas con fines sexuales y de favorecimiento o
explotación de una persona prostituida (...)”.
Lo cierto es que el delito contenido en el 153° de! Código Penal, no
es objeto de una represión de tal intensidad, como es el caso de los ultrajes
sexuales de menores de catorce años, que puede llegar hasta pena de
cadena perpetua, como se observa de las dosimetrías penales propuestas
en el artículo 173° (in fine), lo que demuestra que la sanción y ubicación
de esta figura del injusto penal, no encuentra una correcta sistematización
normativa, pues no es la Libertad personal -e l objeto de tutela penal-,
Título IV: Delitos contra la libertad 645
sino la integridad moral así como la dignidad humana, tal como lo hemos
argumentado en líneas anteriores(83). Dicho estado de la cuestión, revela
que un crimen -d e tal envergadura-, no es objeto de un tratamiento juridico-
penal adecuado, conforme las aristas de una política criminal encaminada a
ejercer efectos preventivos en puridad disuasivos.
Es así, que la posible concurrencia con otros tipos delictivos así como
la definición de un aparente conflicto de normas penales, no es en definitiva
una cuestión de baladí; primero, al poder determinar la magnitud de pena,
según las reglas del Concurso real o ideal de delitos y, segundo, por la evi
dente problemática que se da en la práctica, cuando los operadores jurídicos
toman conocimiento (noticia criminal), de actos de prostitución, donde se
involucran a menores y adultos en dicha actividad, pero bajo ciertos matices
(explotación), que los hace ver como un delito de Trata de personas.
Siguiendo este orden de ideas, vemos que reconocer a este delito,
como uno que atenta a la «Integridad Moral y Dignidad personal», habría
de allanar obstáculos, para poder identificar un Concurso delictivo, con los
tipos penales de «Favorecimiento a la Prostitución» y «Proxenetismo», se
gún las descripciones típicas regladas en los artículos 179° y 181° de! CP, al
evidenciar bienes jurídicos protegidos de diversa naturaleza; empero, dicha
valoración jurídico-penal, debe ir aparejada con una exacta y precisa deli
mitación, de la materialidad típica de cada uno de los delitos mencionados,
pues de entrada, debe decirse que los actos de «explotación sexual» que
se hacen alusión en el artículo 153°, manifiesta una situación de particula
ridades muy concretas, que en cierto sentido pueden no expresar un típico
acto de prostitución, por lo que hacer mención a la naturaleza material del
delito de Trata de personas, es en suma importante, en pos de poder advertir
actos secuenciales, en cuanto a un proceso delictivo, que de entrada puede
dar lugar a hechos en si entrelazados, mas susceptibles de ser valorados
jurídico-penalmente por separado.
En el caso de la trata de personas, la víctima es sometida a un trato
vejatorio, inhumano, donde la dignidad humana es degradada a niveles de
primentes, en cambio en la prostitución, no necesariamente la víctima, es
objeto de tal vejación, pues puede que esté actuando con total libertad y ob
teniendo dividendos económicos importantes; en los delitos de Prostitución
y conexos, -al margen de la materialidad sustantiva que deben guardar los
tipos penales-, sujeto pasivo puede ser un adulto, una persona con plena
capacidad de discernimiento, portadora de libertad y voluntariedad, quien
(83) Sin embargo, para Salinas S iccha, la trata de personas, en los términos como aparece
regulada en ei Código Penal vigente, constituye un delito que atenta contra la libertad
personal, entendida como la capacidad de autodeterminación con la que cuenta ia per
sonal para desenvolver su proyecto de vida, bajo el amparo del Estado y en un ámbito
territorial determinado; Derecho Penal. Parte Especial, V o i.!, c it, p. 498.
646 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(84) P eña C abrera F reyre, A.R.; Delitos contra la Libertad e tntangibilidad Sexual, c it, p. 313.
(85) P eña C abrera F reyre, A.R.; Delitos contra ia Libertad e Intangibilidad Sexual, ciL, p. 315.
(8 7 ) P eña C abrera F reyre, A.R.; Delitos contra la Libertad e Intangibilidad Sexual, c it., p s.
319-320.
Título IV: Delitos contra la libertad 647
que otro lo haga, de no ser así, no habría diferencia alguna con la acción típica
del artículo 179°. Vendía a ser también un delito mutilado en dos actos: primero,
que el agente comprometa, seduzca o sustraiga a una persona de su arraigo
social y/o familiar, debiéndose agregar bajo el empleo de medios coactivos y,
segundo, que el sujeto pasivo tenga acceso camal con otros, bajo el contexto
de la actividad del meretricioí88); si es que la entrega a otro, para que éste
último tenga acceso camal sexual bajo violencia y/o amenaza, sería cómplice
primario del artículo 170° y si es menor de catorce años la víctima, bajo ese
mismo título de participación delictiva, pero bajo la cobertura del artículo 173°
del CP. A efectos de consumación, no se requiere comprobar actos concretos
de acceso camal bajo precio, ai tratase de un delito con características
subjetiva de naturaleza trascendente. Llevado este supuesto de hecho a la
materialidad típica del delito de Trata de personas, se tiene que el agente en
el caso del artículo 153° del CP, debe emplear violencia, amenaza u otras
formas de coacción, por lo que será o una u otra, es decir, cuando la víctima es
mayor de edad, y se trata del tipo base, no podrá haber concurso delito, sólo
podrá configurarse el concurso delictivo, cuando se hace uso de los medios
previstos en el inciso 2) del artículo 181° o cuando el sujeto pasivo es un niño o
adolescente, siempre que la finalidad trascendente del agente(69>, sea de que
la víctima sea objeto de explotación sexual o prostitución, esto quiere decir,
que la persona sea objeto de tratos degradantes, esto se observará cuando
aquella es obligada a realizar actos sexuales con cualquiera, sin que medie
contraprestación alguna o cuando reciba un suma insignificante de dinero por
su prestación sexual; si el agente seduce a un mayor de edad, para que otro
!o ingrese al mercado sexual, pensando que se tratara de una actividad a la
cual, la víctima se desenvolverá bajo determinado ámbito de libertad, muy a
pesar de que el segundo lo someta a tratos de explotación sexual, no se podrá
tipificar por el artículo 153° sino sólo por el artículo 181° del CP.
Cuestión importante a subrayar, es lo concerniente a la naturaleza
material del delito de Trata de personas, que conforme lo hemos indicado,
la consumación de este delito, toma lugar cuando el agente logra captar,
transportar, trasladar o retener al sujeto pasivo, sin necesidad de haya de
verificarse actos efectivos de explotación sexual, laboral u otros, al constituir
dichos fines ulterior, un elemento subjetivo del injusto de naturaleza trascen
dente, que ha de ser comprobado con los indicios y/o evidencias, que puedan
recoger los órganos de persecución penal; en el Acuerdo Plenario -antes
citado-, (Fundamento 15), se sostiene que: “(...) En efecto, el delito de trata
de personas agota su realización en actos de promoción, favorecimiento,
financiación o facilitación del acopio, custodia, traslado, entrega o recepción8 9
(88) Vide, al respecto, Peña Cabrera Freyre, A.R.; Delitos contra ¡a Libertad e Intangibilidad
Sexual, cit., p. 356.
(89) Cfr., P eña C abrera F reyre, A.R.; Delitos contra la Libertad e Intangibilidad Sexual, c it.,
p. 355.
648 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
de personas dentro del país o para su ingreso o salida de éi, con la finalidad
de que ejerzan la prostitución o sean sometidos a esclavitud o explotación
sexuales. Es un delito de tendencia intema trascendente donde el uso sexual
del sujeto pasivo es una finalidad cuya realización está más allá de la con
ducta típica que debe desplegareI agente pero que debe acompañarai dolo
con que éste actúa. Es mas, el delito estaría perfeccionado incluso en el caso
de que la víctima captada, desplazada o entregada no llegue nunca a ejercer
la prostitución o se frustre, por cualquier razón o circunstancia, su esclavitud
o explotación sexual por terceros”.
A fin de fijar correctamente ios casos de un presunto Concurso delicti
vo dei artículo 153° con el 179°, debe decirse lo siguiente: la prostitución es
una actividad camal sexual, que una persona ejerce, recibiendo un precio
como contraprestación; dicha actividad, tratándose de adultos -desprovisto
de medios coactivos-, toma lugar con plena libertad y voluntad, donde esta
persona está en posibilidad de decidir en cuanto a su permanencia o cese
de realización y, ello nunca podrá observar en el delito de Trata de personas,
es decir, la víctima está completamente anulada en su capacidad decisoria,
en su libertad, quienes la someten a dicho estado, mediando el empleo de la
violencia y/o la amenaza impiden que aquélla pueda salir del negocio.
Dicho lo anterior, si es que el agente favorece la prostitución de una
persona mayor de edad, sin el uso de la violencia y/o amenaza, para que la
víctima ejerza la prostitución y sin mediar las acciones descritas en los pri
meros párrafos del artículo 153° del CP, sólo habrá de responder por el delito
del artículo 179.
Otro punto importante es el siguiente: quien realiza las acciones de
captación, transporte, traslado o retención no es necesariamente aquella
que somete a la víctima a los actos típicos de explotación sexual y, esto
precisamente facilita la comprensión normativa, de que su consumación no
necesita la acreditación de una efectividad actividad de meretricio, siendo
suficiente que esta fuese la finalidad del autor, al momento de ejecutar dichas
acciones. Descripción importante, en orden a establecer la penalidad de estos
otros, que coadyuvan a que se efectúen estos actos de degradación humana;
por tales motivos, convenimos en señalar, que para que se pueda identificar
un Concurso delictivo, el agente debe primero, emprender las acciones antes
descrititas y luego, generar las condiciones necesarias e idóneas, para que
las víctimas captadas, puedan ingresar al mercado del meretricio; empero,
debe tenerse cuidado, cuando se observe que las personas prostituidas,
realicen tal actividad con plena libertad y voluntad, recibiendo dividendos
económicos como contraprestación, es decir, que puedan salir cuando les
plazca del negocio carnal, de ser así no podrá haber concurso delictivo*90*,
(90) En el caso de los menores, dejando de lado los medios coactivos, igual deberá anali
zarse si es que la prostitución la ejercen bajo tales condiciones, de no ser así, habrá de
Título IV: Delitos contra la libertad 649
(9 3 ) Esto significa que aún con una victima renuente a que se persiga e) delito, de igual
forma, ios órganos de persecución penal deben continuar con su labor investigativa,
de acorde a los principios de legalidad, oficialidad y obligatoriedad del ejercicio de la
acción penal.
Título IV: Delitos contra la libertad 651
(94) C uello C ontreras, J./ Mapelu Caffarena, B.; Curso de Derecho Penal. Parte General,
cit., p. 82.
(95) Como expresa Q uintero O uvares, al hablar del problema general del consentimiento en
el Derecho penal, ante todo existe un planteamiento político e íusfilosófico que ha de
ser conocido, rechazado o aceptado, pues sólo desde él se comprenderá la posición
legal; Manual de Derecho Penal. Parte General, cit., p 478.
(96) A decir de Donna, (...) ei consentimiento es una causa de exclusión del tipo penal,
habida cuenta de que no existe bien jurídico a proteger porque el propio titular acepta
la lesión cuando ello es posible, teniendo en cuenta el principio de la autonomía de la
voluntad que guía esta obra, como no puede ser de otra forma; Derecho Penal. Parte
General, T. líl, cit., ps. 422-423; Así, C uello Contreras, J. y otro; Curso de Derecho
P enal..., cit., p. 82.
(97) Sobre los actos sadomasoquistas, Roxin escribe que el consentimiento sí es (...) eficaz.
Pues en primer lugar, en tales prácticas privadas falta la referencia al daño social y,
en segundo lugar, tampoco es manifiesta una reprobación por parte del legislador de
conductas de esta índole
652 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. LADISPONIBILIDADEINDISPONIB1LIDADDELBIENJURÍDICO
Siendo así, se habla de bienes jurídicos «disponibles» y bienes ju rí
dicos «indisponibles»; a decir de G ó m e z L ó p e z la disponibilidad de los dere
chos, emana de que estos le pertenecen al individuo por el simple hecho de
existir, por tanto, no son simple concesiones del Estado ni pertenecen a éste,
por lo mismos, en principio no puede impedirse la cesión, renuncia voluntaria
y disposición por parte de su titular !egítimo(99)(100); por ende, si es que el
titular en el marco de su propia autorrealización personal consciente la inje
rencia de un tercero, el hecho es simplemente -atípico(101)(102)-, así el acto
sexual consentido de persona mayor de catorce años, no ingresa a un plano
de ofensividad, todo lo contrario, resulta favorecedor para su titulad1081. Has
(98) P eña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte general, cit., p. 430.
(99) G ómez López, J.O.; Tratado de Derecho Penal. A ntijurídiddad y causas de justiñcadón,
T. IV, cit., p. 965.
(100) A decir de Peña Cabrera, la permisibilidad de la disposición de determinados bienes jurídi
cos es un asunto casi aceptado en la doctrina y en la legislación comparada, tratándose de
bienes jurídicos que no sea la vida humana; Tratado de Derecho Penal..., c it, p. 432.
(1 0 1 ) Salazar Marín s o stie n e , q u e fre n te a d e re ch o s de lo s cu a le s p u e d e d isp o n e rse h a ce
q u e la s a ccio n e s q u e la s d a ñ a n se a n a típ ic a s , co m o la s u s tra c c ió n d e l b ie n m u e b le a je
n o con e l p e rm iso de! d u e ñ o o e l in g re so a d o m ic ilio a je n o co n e l p e rm iso d e l m o ra d o r
d e la ca sa , e ve n to s en lo s cu a le s no hay h u rto n i v io la c ió n de h a b ita c ió n a je n a , p u e s
a m b a s co n d u cta s ilíc ita s su p o n e n q u e sea c o n tra la v o lu n ta d d e su s titu la re s ; Teoría del
D elito..., c it., p. 5 7 8 .
(102) Asi, Bacigalupo, escribe que en los bienes jurídicos disponibles la acción sólo realiza
el tipo en la medida que importe una lesión del ámbito de dominio autónomo del sujeto
pasivo: la lesión de su voluntad respecto de ¡a conservación del bien jurídico; Prindpios
de Derecho Penal español, d t., p. 83.
(1 0 3 ) A s í, G ómez L ópez, a l s e ñ a la r q u e s i lo s d e re ch o s e xp re sa n la a u to n o m ía d e la p e rso n a
h u m a n a , se p re se n ta rá la a tip ic id a d cu a n do e l titu la r d e l b ie n e n e je rc id o d e e se p o d e r
d e d is p o sició n q u e se le re co n o ce co m o titu la r in n a to (...) d e d e re ch o s, d isp o n e d e l in -
Título IV: Delitos contra la libertad 653
ta donde alcanza la libertad del titular queda cubierta la infracción del objeto
protegido, en la medida en que concurran los requisitos especiales para la
eficacia del consentimiento0041.
Si el hombre no es libre para disponer de su libertad, entonces es que
no goza realmente de libertad, es decir, no es realmente libre0051.
Aspecto diferente a valorar, es aquellos casos, donde la lesión de un
bien jurídico, como la integridad corporal, resulta el único medio para salvar un
interés jurídico de mayor valor, esto es, la vida humana; acá, sí estamos ante
una conducta típica, más aparejado a un juicio negativo de antijuridicidad.
Ahora bien, ¿Cuáles son los bienes jurídicos indisponibles, aquellos
donde el consentimiento lesivo de su titular, no define una suerte de atipici-
dad o antijuridicidad? De entrada, debe decirse, que dicha cualidad se dará
ante ciertos bienes, -que en mérito a su alto valor constitucional-, el Estado
y la sociedad no están dispuestos a conferir a su titular, un ámbito de plena
disponibilidad como sucede con la vida humana, en tanto el consentimiento
del sujeto pasivo, a que otro le cause la muerte, es constitutivo de un injusto
penal - Homicidio piadoso, si bien atenuado, no define una situación de impu
nidad; así, como todos aquellos actos conducentes a colaborar y/o coadyu
var, a que otro pueda auto-eliminarse, conforme la figura típica de Instigación
o Ayuda al Suicidio0061. En ambas hipótesis, se da preponderancia al interés
socio-estatal, de preservar la vida ante cualquier circunstancia, por sobre la
autonomía de la voluntad, lo cual puede ser discutible, desde la plataforma
de un Estado Constitucional de Derecho.
Las ideas esbozadas, deben ser matizados, en la medida que aquel
que acomete su propia muerte sin éxito, lógicamente no es punible; sólo po
drá direccionarse la sanción, ante un tercero, que provoca de propia mano, la
lesión del bien jurídico. Así, cuando se expresa que (...) autonomía y libertad
comportan la facultad de cada individuo para disponer libre y conscientemen
te de su vida por mano propia0071. Esto quiere decir, que el consentimiento
del ofendido, de haberse colocado en un estado de lesión y/o peligro, no libra
a su autor de una pena, por existir intereses superiores que así lo aconse
jan. De ahí, que se diga en la doctrina, que está fuera de discusión, que el
derecho vigente no concede a nadie la libertad de renunciar, frente a otros,*1 7
6
5
4
0
terés a favor de un tercero o consiente válidam ente en la injerencia en sus bienes, pues
no se ha lesionado la autonomía de la persona, ni la libre disponibilidad de los intereses
jurídicos; Tratado de Derecho Pena!..., cit., p. 967.
(104) Jescheck, H.-H.; Weigend, T.; Tratado efe Derecho Penal. Parte General, Voi. I, cit, p. 556.
(105) Buompaore, J.E.; Trata de Personas, migración legal y derecho pena!, cit., p. 66.
(106) Cfr., Pesa Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., c it, p. 432.
(107) G ómez López, J.O.; Tratado de Derecho Penal..., c it, p. 1005.
654 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(116) Para Martos N üñez, con el nombre de trata de seres humanos se denominada una activi
dad criminal, universal, que se caracteriza por el abuso de una situación de superioridad
y d e la necesidad económica que padecen personas cuya pobreza genera el tráfico y el
transporte a otros países distintos a los de su origen, para aprovecharse de ellas como
m ano de obra barata, es condiciones muy parecidas a la “esclavitud” (...); El Delito de
Trata de Seres Humanos: Análisis del artículo 177 bis de! Código Penal. En: Estudios Pe
nales y Criminológicos, vol XXXII, 2012, cit, p. 98; el Protocolo para Prevenir, Suprimir y
Castigar la Trata de Personas, del 2000 - “Protocolo de Palermo", en su ¡nc. a) del artículo
3o, la describe como: “La captación, e l transporte, el traslado, la acogida o la recepción de
personas, recurriendo a la amenaza o e l uso de ¡a fuerza u otras formas de coacción, a l
rapto, al fraude, a l engaño, a l abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la
concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener e l consentimiento de una per
sona que tenga autoridad sobre otras, con fines de explotación. Esa explotación incluirá,
como mínimo, la explotación de la prostñución ajena u otras formas de explotación sexual,
lo s trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las práctica análogas a ía esclavitud, la
servidumbre o la extracción de órganos”.
(117) En sentir de Buompadre, la “trata de personas” -como es sabido- configura un fenómeno
delictivo de amplio calado; sus ramificaciones no se agotan en un solo territorio sino
que, por el contrario y cada vez en forma más creciente, traspasan las fronteras nacio
nales. Se trata de un fenómeno trasnacional que golpea fuertem ente a las naciones del
mundo; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, 1, cit., p. 641.
(118) T erragni, señala que (...) la explotación sexual es la tercera actividad ilícita más renta
ble del mundo, detrás del tráfico de drogas y de armas. Se trata de un tráfico de natu
raleza subterránea, imposible de procesar sin ia cooperación de las víctimas, quienes,
sin embargo, no sólo carecen de incentivos de ios gobiernos para hacerlo sino que,
adem ás, corren ei riesgo de ser criminalizadas por el ejercicio de la prostitución u otros
delitos conexos, se deportadas o sufrir represalias por parte de los traficantes; Tratado
de Derecho Penal, Parte Especial, T. II, cit., ps. 503-504.
(119) Formas agravadas.
(120) Siguiendo esta sistemática, para Buompadre, en cualquiera de las modalidades típicas
de trata previstas, el consentimiento de la víctima adquiere plena eficacia desincrimi
nante, salvo (...) que se tratare de una hipótesis de reducción a la esclavitud, por cuanto
tal situación importaría la aniquilación de la persona como categoría jurídica; Trata de
personas..., cit., p. 67.
Título IV: Delitos contra la libertad 657
del sujeto pasivo al ingreso o salida del territorio nacional, dejando de lado el
verdadero desvaior de estos comportamientos, que significa el sometimiento
a la víctima, a situaciones de explotación laboral, sexual, etc., que en puridad
importan manifestaciones de esclavitud*1211 *, donde eí hombre es degradado
4
3
2
a un nivel infraf rebajado a una suerte de objeto, por parte de estos pueriles
agentes, que no dudan en instrurrientalizar a sus víctimas, de colocarlas en
una infamante contextúa!ización, a fin de hacerse de una ventaja de cual
quier índole; se llega a extremos de poner precios sobre los seres huma-
nos{122), algo que no se condice con la ontología y esencia del hombre.
Consideramos que la lege lata, no se corresponde en lo más mínimo,
con el bien jurídico -objeto de tutela-, que por su vital esencia y naturaleza,
penetra en lo más preciado del ser humano, es decir, a su intrínseca digni
d a d es tanto así, que su idónea ubicación, ha de ser la titulación concernien
te a los delitos de «Lesa Humanidad». En la doctrina española, se dice que
e! delito de trata de seres humanos protege bienes jurídicos individuales,
básicamente, “la dignidad y libertad" del sujeto pasivo. Se trata de una mo
dalidad específica de ataque contra la integridad moral de las personas, en
tanto la utilización del ser humano para la obtención de fines mercantiíistas
supone su anulación como persona, en contra de su voluntad o sin consen
timiento válidoí123)(124). Pongámoslo con un ejemplo, la mujer mayor de edad
que libremente ingresa al mercado de la prostitución, cuya conducta no es
punible conforme lo descrito en los artículos 179° y 180° del CP, ha de tener
siempre la posibilidad de salir del negocio, por lo que no estamos ante un
acto típico de Trata de personas, en cambio, valoración distinta se infiere, de
aquella mujer, que por más que reciba una contraprestación por los actos
sexuales que mantiene con sus clientes, es anulada en su libertad y volun
tad, pues quienes regentan estas actividades, usan la violencia, la amenaza
u otras formas de coacción contra el sujeto pasivo o sus familiares, para así
mantenerla en el mercado sexual, en contra de su voluntad.
Debe quedar en claro, que en el caso de adultos, no existe discrepan
cia alguna de que su posible consentimiento a ser traslados de un lugar a
otro, elimine la tipicidad penal de la conducta, empero, este es el medio por
el cual se vale el agente, para luego él u otro, coloquen a la víctima en un
(121) Según el acápite 2.c del artículo 7° dei ECPI, por “esclavitud” se entenderá el ejercicio de
los atributos de derecho de propiedad sobre una persona, o de algunos de ellos, incluido el
ejercicio de estos atributos en el tráfico de personas, en particular mujeres y nifios.
(122) Cfr., M ar tos N úñez, J.A.; E l D e lito de Traía de S e re s..., c it, p. 123.
(123) M a r io s N úñez, J.A.; E l D e lito d e Trata d e S e re s..., cit., p. 100.
(1 2 4 ) En o p in ió n de M uñoz C onde, e l bien ju ríd ic o p ro te g id o e s d o b le , aunque la razó n d e su
in crim in a c ió n a u tón o m a tie n e m ás que v e r con la d ig n id a d e in te g rid a d m ora l, a la que
se le s io n a a tra vé s d e d iv e rs a s fo rm a s de a te n ta d o a la lib e rta d ; D e re ch o P e n a l. P a rte
E sp e cia l, c it, p. 2 0 7 .
658 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
c it, p. 33.
(127) Citado por G u t ié r r e z G u t ié r r e z , I.; D ig n id a d d e la P e rso n a y Derechos F u n d a m e n ta le s.
MARCiAL PONS EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES, cit., p. 44.
(128) A decir de S e e lm a n n , la violación de la dignidad humana es una humillación que consiste
en el apartamiento de individuos de la relación de igualdad jurídica general; E s tu d io s de
filo s o fía ..., cit., p. 46.
Título IV: Delitos contra la libertad 659
(134) Como dice M a k t o s N ü ñ e z , los crímenes contra la humanidad, (.„), se dirigen contra
cualquier población civil y no sólo contra individuos, lo que no quiere decir que toda ia
población de un Estado o de un territorio debe verse afectada por el ataque; E i D e lito
d e Trata d e ..., d t, p. 122.
Título IV: Delitos contra la libertad 661
(136) Sin duda no fue intención del legislador excluir a los padres en el círculo de autores de
este delito y, sólo sostener la imputación jurídico-penal a título de partícipes, en tanto
la agravante se construye sobre el tipo base, esto quiere decir, que primero debe veri
ficarse la concurrencia de los elementos constitutivos del artículo 153°, en cuanto a un
acto típico de captación.
(137) Sobre esto, V illacampa E st ia r t e en la doctrina española, acota que las víctimas pueden
perfectamente verse inducidas a soportar la trata bien porque ésta es directamente pro
vocada por alguien que ya tenía relación parental con la víctima -ascendente o en línea
colateral, generalmente- o bien porque la crea para hacer posible la trata, entablando
una relación sentimental con la víctima que puede llegar incluso al matrimonio; El Delito
deTretadeSeresHumanos. UnaIncriminacióndictadadesdeelDerechoInternacional,
ARANZADI, 2011, cit., p.136.
(138) G.F.; El delito de trata depersonas: ¿Caminandohacia el fin de su
V élez F e r n á n d e z ,
impunidad?. En: Actualidad Penal, febrero 2015, N° 8, c it., p. 56.
(139) V F
él e z , G.F.; Ei delitodetraía depersonas..., cit., p. 57.
ernández
Título IV: Delitos contra ia libertad 663
1. COMENTARIO
El tipo penal in examine, ha sido también sustancialmente modificado,
en mérito a la sanción de la Ley N° 28950 del 16 de enero de 2007, en cuanto
a su correspondencia normativa con la figura delictiva prevista en el artículo
153° del C.P. (trata de personas).
AI igual que en otros injustos penales, el legislador emplea el estilo ca
suístico, para dar lugar a las circunstancias agravantes, tomando lugar dos
grupos de comportamientos, tal como se desprende de su construcción típica.
Título IV: Delitos contra la libertad 665
IDEAS PRELIMINARES
el tercer crimen organizado más lucrativo, solo detrás del tráfico de drogas
y de armas. A principios de la década, se estima que el crimen internacional
facturaba cerca de U$$ 12.000 millones anuales y hoy en día mueve US$
32.000 millones*140*.
Si esto es así, una delincuencia -así concebida- irá en aumento, pro
piciando también un espacio fecundo para la comisión de otras graves ilici
tudes penales como la prostitución infantil. De acuerdo a dichas aristas, es
que la política criminal ha de ir sentando las bases de una reformulación,
que de recibo no puede circunscribirse a la reforma de la ley penal, pues el
trasfondo social en delitos como la trata de personas y la minería ilegal es
más que evidente.
Por un lado, una criminalidad callejera (cotidiana), que se expresa
continuamente en las calles, mediando la apropiación y sustracción de
valores de las personas, con un plus de violencia, en lo que concierne a la
delincuencia patrimonial, y por otro, la manifestación de comportamientos de
un alto grado de desvalor, merced a los intereses jurídicos del ser humano
que se ponen en juego, colocando a la persona en un estado de acusada
indignidad, al rebajarlo a una condición infra-humana, intolerable y altamente
reprobable, tanto desde un plano social como jurídico. No puede concebirse,
que en una sociedad civilizada y respetuosa de ios derechos humanos tomen
lugar actos de esclavitud humana, donde no pocos inescrupulosos agentes
se aprovechan de la vulnerabilidad, de la indefensión, de la pobreza aguda
de algunos ciudadanos, para someterlos a tratos inhumanos, a través de las
diversas manifestaciones que la descripción criminológica nos pone a la luz.
No solo la explotación, sexual sino también la laboral (trabajos forzados) y el
trasplante de órganos y tejidos.
En un informe reciente la OIT, estima que, actualmente, la cifra de
víctimas del tráfico de seres humanos asciende a 2,4 millones de personas.
Mientras que en Asia, América Latina y el África subsahariana la proporción
de personas objeto de este tráfico respecto al total de trabajadores forzosos
es inferior al 20 por ciento, en los países industrializados y en transición di
cha proporción supera el 75 por ciento. Según se afirma en el informe, los
incentivos económicos para el tráfico de personas son poderosos: el benefi
cio ilícito total generado en un año por un solo trabajador del sexo comercial
en los países industrializados asciende como media a 67.200 dólares de
Estados Unidos.
La ley penal vigente fue recorriendo los senderos de una protección
penal meridianamente severa1 (141) frente a lo que se significa la «trata de
0
4
a la o ja l la ley podía aludir con pleno sentido; Derecho penal argentino, T. IV, c it, p.
36; Nuñez acota que ese es un concepto que se tuvo de! delito de plagio en el derecho
romano y en el intermedio, pero que luego fue sustituido por la idea de que el plagio
se refería, en una u otra forma, a la sustracción o supresión de un hombre o esclavo
o a ia transacción realizada al respecto; acotando líneas más adelante que ei estado
jurídico de esclavo podía existir con o sin un estado de hecho de afectación a ia per
sonalidad real y de la libertad individual del que lo padecía, pues la propiedad de un
hombre objeto de ese derecho, eran perfectamente compatibles con e! mantenimiento
del esclavo en una condición real respetuosa de aquellos atributos naturales; Derecho
Penal Argentino. Parte Especial, V, cit., p. 24.
(151) Lo en cursivas es mío.
(152) Soler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 37.
672 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
El Protocolo de Palermo fija una visión más amplia y universal del fla
gelo de la trata de personas señalando: a....que para prevenir y combatir efi
cazmente la trata de personas, especialmente mujeres y niños, se requiere
un enfoque amplio e internacional en los países de origen, tránsito y destino
que incluya medidas para prevenir dicha trata, sancionar a los traficantes
y proteger a fas víctimas de esa trata, en particular amparando sus dere
chos humanos internacionalmente reconocidos, Teniendo en cuenta que si
bien existe una gran variedad de instrumentos jurídicos internacionales que
contienen normas y medidas prácticas para combatir la explotación de las
personas, especialmente las mujeres y los niños, no hay ningún instrumento
universal que aborde todos los aspectos de la trata de personas, Preocu
pados porque de no existir un instrumento de esa naturaleza las personas
vulnerables a la trata no estarán suficientemente protegidas..”. Como lo se
ñalan en la doctrina el protocolo de Palermo es un acuerdo internacional
de gran alcance que pretende establecer prioridades y medidas para luchar
contra la trata de personas, instaurando un lenguaje y una legislación global
común para definirla, asistir a sus víctimas y prevenirla, estableciendo pará
metros en materia de cooperación judicial e intercambio de información en
tre los países; asimismo, proporciona los lineamientos y el marco normativo
necesario para la prevención, persecución y cooperación normativo judicial
efectivasf153).
¿Qué debe entenderse por actos de «explotación humana»? el primer
paso o etapa, son los actos de captación, mediante los cuales ei sujeto pasivo
es traslado fuera o dentro del territorio nacional, mediando métodos que
anulan la voluntad humana, constricción, coacción, la amenaza, la violencia
u otros similares, el engaño, ei aprovechamiento de los apremios económicos
de las víctimas, su indubitable vulnerabilidad por una serie de factores, las
hace presa fácil de estos agentes, para así ingresarlas a este campo de
humillación y denigración humana. En cuanto la coacción psicológica, consiste
en someter a la víctima a situaciones de violencia psíquica. Estas pueden
consistir en la amenaza de hacer públicas informaciones difamatorias para
ia víctima o su familia, las amenazas de empleo de violencia o la violencia
económica, esto es aprovechar la situación de dependencia económica de
la víctima para explotarla í154). Esto último, el propósito que anima al autor y
que lo motiva a la realización de la conducta típica prevista en el artículo 153°
del CP. Entonces, el desvalor del comportamiento del injusto de explotación
humana, tiene que ver con los actos de sumisión, de vejamen y humillación
que es sometida la víctima, en el marco de una actividad sexual o laboral
u otras donde se pueda advertir situaciones de tal naturaleza. En cualquier
caso, lo que resulta común a todas ellas es que en esta fase las victimas 1 4
3
5
(153) Buompadre, J.E.; Trata de personas. Migración ilegal y derecho penal, c it, p. 59.
(154) VHIacampa Estiarte, C.; E l Delito de Trata de Seres Humanos. Una incrim inación dicta
da desde e l Derecho Internacional, c it, p. 62.
Título IV: Delitos contra la libertad 673
(155) Villacampa Estiarte, C.; El D elito de Trata de Seres Humanos. Una ¡conminación dicta
da desde el Derecho Internacional, cit., p. 62.
(156) Soler, S.; Derecho penal argentino, T. [V, cit., p. 38.
(157) Vélez Fernández, G.F.; El delito de trata de personas: ¿Caminando hacia el fin de su
impunidad? En: Actualidad Pena!, N° 08, febrero 2015, c it, p. 58.
(158) Artículo 3o.
(159) Luciani, D.S.; Crim inalidad Organizada y Trata de Personas, cit., p. 137.
674 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(160) Artículo incorporado por ei Artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1323, publicado el 06
enero 2017
Título IV: Delitos contra la libertad 675
ASPECTOSPRELIMINARES
El flagelo de la explotación humana vislumbra su faz más oscura y
aberrante, cuando la víctima es sometida a actos sexuales denigrantes;
estos malhechores -actúan organizadamente- a fin de obtener dividendos
económicos cuantiosos, a tal fin, están dispuestos a todo, de anular por
completo la voluntad del ofendido y así ingresarlo al campo del meretricio
{prostitución clandestina) y otras situaciones análogas.
No estamos, pues, ante una manifestación ordinaria de la prostitución
(conforme su entendimiento usual), donde la persona que se prostituye,
aparte de recibir una contraprestación por el acto sexual realizado, puede
salir del negocio cuando le place (goza de plena libertad), en la «explotación
sexual» ocurre algo distinto, puede que reciba contraprestación (magro o
mínimamente significativo) por el servicio sexual que presta a sus eventuales
clientes, más está plenamente coartado en su libertad de decidir si continua
o no en dicha actividad, máxime ai ser objeto de las más viles extorsiones,
de una amenaza latente y permanente para ella y los miembros de su familia.
A ello se agrega un plus de antijuridicidad penal, de los vejámenes y tratos
infames de los cuales es objeto.
La mayor reprobación y repulsa social y jurídica toma lugar cuando la
víctima es una niña o adolescente; desde una temprana edad estos suje
tos pasivos son secuestrados, sustraídas de su hábitat -natural y familiar-,
son llevadas a diversos lugares - fuera y dentro del territorio nacional- para
involucrarlas, ingresarlas en la prostitución infantil y otros actos análogos
(matrimonios forzados). Es lamentable decir, que en algunos casos, son sus
propios padres que entregan (figurativamente en venta) a sus hijas a estos
individuos, quienes primero las captan para luego ser sometidas a un sinfín
de prácticas sexuales. Nuestra fege lata hace alusión a actos de «conno
tación sexual», los cuales pueden ser de diversa índole. Hay que conve
nir, señala BUOMPADRE, que el concepto de “explotación sexual” es más
amplio que el de “comercio sexual”, por lo que resulta comprensivo no solo
de la prostitución como una modalidad de prestación sexual a cambio de
precio, sino de otras actividades de naturaleza sexual, por ejemplo aquellas
relacionadas con la pornografía, los matrimonios forzados, la oferta de niños
para producción pornográfica, la participación en espectáculos de contenido
sexual, las agencias matrimoniales, los pisos de contacto, los clubes o dis
676 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
cotecas del sexo, las casas o clubes de plaza, los anuncios por televisión de
líneas eróticas, los mensajes de texto a teléfonos móviles, etcétera(151).
Como hemos venido indicando, esta criminalidad que se extiende en
los territorios de varias Naciones y que tiene como víctimas a muchas per
sonas, viene impulsada y motivada por la ambición y la codicia de quienes
-dirigen estas organizaciones delictivas. Así cuando se dice que se utiliza á
las personas con claros fines sexuales y con ánimo de lucro, y se atenta
directa o indirectamente contra su dignidad y libertad sexual, afectando po
tencialmente su equilibrio psicosocial(162).
Las cifras de la criminalidad va aumentado pavorosamente en los
últimos años, generando una grave alarma social en ios Estados y en las
organizaciones sociales encargadas de prevenir estos actos luctuosos.
La explotación sexual por parte de redes criminaíes en las que se so
mete a personas, principalmente mujeres y menores, a una condición de
esclavitud, es un fenómeno denunciado hace tiempo como un “delito invisi
ble”, porque ni la ciudadanía, ni las autoridades toman carta en el asunto y
el “negocio” resulta muy rentable por las altas ganancias y la impunidad. Se
trata de un fenómeno criminal de carácter nacional y transnacional, porque
hay trata interna y transfronteriza(163).
En el estudio del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la
violencia contra ios niños de 2006 se reproducían las cifras sobre la preva
lencia procedentes de la Organización Mundial de la Salud, según las cuales
se estima que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18
años se han visto obligados a mantener relaciones sexuales forzosas o han
sido víctimas de otras formas de violencia y explotación sexual con contacto
físico.
Ante tal descripción de las cosas, se abre la necesidad de diseñar
una política criminal de amplia base, no solo empleando el aparato punitivo
del Estado en toda su energía y severidad, como de políticas sociales en
realidad preventivas, que actúen en la familia, el colegio y otras instituciones
elementales de la sociedad. A ello se añade la formulación de instrumentos
jurídicos internacionales, patentando en Tratados y Convenios Internaciona
les sobre la materia, como la elaboración de mecanismos de cooperación
judicial internacional.1
3
2
6
(161) Buompadre, J.E.; Trata de personas. Migración ¡lega! y derecho penal, cit., p. 80.
(162) Luciani, D.S.; Crim inalidad Organizada y Trata de Personas, cit., p. 142.
(163) Zúñiga Rodríguez, L.; El concepto de Organización Crim inal de la Ley N. ° 30077 sobre
Crimen Organizado y e l delito de Asociación ilícita del aú. 217 CP: una d ifícil relación.
INSTITUTO PACÍFICO, cit., p. 40-41.
Título IV: Delitos contra la libertad 677
(165) Villacampa Estiarte, C.; E! Delito de Traía de Seres Humanos. Una incrim inación dicta
da desde e l Derecho Internacional, cit., p. 67.
Título IV: Delitos contra la libertad 681
(166) Artículo incorporado por el Artículo 2 del Decreto Legislativo Ne 1323, publicado el 06
enero 2017
682 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
CONCEPTOSPREVIOS
Se dice que el trabajo dignifica ai ser humano, en cuanto labor que
permite la autorrealización de la persona, no solo viabiliza que el trabajador
pueda satisfacer sus necesidades más elementales -suyas y de su familia-
sino que a la par posibilita el desarrollo intelectual y físico del individuo, po-
sicionando al trabajador en un lugar expectante de la sociedad, como motor
del despegue de la economía de nuestra Nación. Así, la Constitución Política
del Estado, al estipular en su artículo 22°: “E l trabajo es un deber y un dere
cho. Es base del bienestar social y un medio de realización de la persona”
Siendo así, el trabajo adquiere una dimensión que trasciende un plano
individual, para penetrar en un ámbito sistémico (social) y visto como factor
importante para la medición del PB!(167), al margen de su notable influencia
en la presión tributaria del Estado (recaudación fiscal). Una economía social
de mercado, conforme lo consagra el texto «¡us-fundmental» en su artículo
43°, un mercado (laboral) que si bien se rige y ordena por el libre juego de
la oferta y la demanda, no enerva el deber del Estado de controlar, vigilar y
(a) cualquier trabajo o servicio que se exija en virtud de las leyes sobre el
servicio m ilitar obligatorio y que tenga un carácter puramente militar;
(b) cualquier trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas
normales de los ciudadanos de un país que se gobierne plenamente
por sí mismo;
(168) V élez Fernández, G.F.; El delito de traía de personas: ¿Caminando hacia e l fin de su
impunidad? En: Actualidad Penal. Febrero 0 8 ,2 1 0 5 , cit., p. 47.
(169) Luciani, D.S.; Criminalidad Organizada y Trata de Personas, d t., p. 141.
Título IV: Delitos contra la libertad 685
(e) los pequeños trabajos comunales, es decir, los trabajos realizados por
ios miembros de una comunidad en beneficio directo de la misma, tra
bajos que, por consiguiente, pueden considerarse como obligaciones
cívicas normales que incumben a los miembros de la comunidad, a
condición de que la misma población o sus representantes directos
tengan derecho a pronunciarse sobre la necesidad de esos trabajos.
Por su parte el Convenio OIT de 1957 sobre trabajo forzoso, dispone
en su artículo 1o, que: “Todo Miembro de la Organización Internacional del
Trabajo que ratifique el presente Convenio se obliga a suprimir y a no hacer
uso de ninguna forma de trabajo forzoso u obligatorio:
(170) Villacam pa Estíarte, C.; E l Delito de Trata de Seres Humanos. Una incrim inación dicta
da desde ef Derecho Internacional, cit., p...
(171) Villacampa Estiarte, C.; E l Delito de Traía de Seres Humanos. Una incrim inación dicta
da desde e l Derecho Internacional, d t., p. 62.
(172) Villacam pa Estiarte, C.; E l Delito de Traía de Seres Humanos. Una incrim inación dicta
da desde e l Derecho Internacional, c it, p...
(173) Buompadre, J.E.; Trata de personas. Migración iiegaí y derecho penal, c it, p. 79.
Título IV: Delitos contra la libertad 687
£ Esta figura del injusto viene a form ar parte del núcleo de delitos que
tienen que ver con la «explotación humana», en este supuesto -recogido en
el artículo 153°-C del CP-, refiere a una especie muy parecida a la prevista
en el artículo 153°-B (in fíne), con la diferencia de que esta variante expresa
una explotación de orden laboral. Es decir, la propuesta legislativa del PE,
es de dar especificidad delictual a cada una de estas manifestaciones de la
explotación humana, por un lado, la «sexual», y por otro la «laboral». Ambas
modalidades delictivas significan un grave atentado a la dignidad humana,
que si bien pudieron ser agrupadas en un solo articulado, el reformador fue
de parecer, que la particularidad que cada de ellas expresan habría de re
querir una regulación legal de forma autónoma e independiente.
(180) Soler, S.; Derecho penal argentino, t. IV, c it, p. 40; así, Nufíez, R.C.; Derecho Penal
Argentino. Parte Especial, V, cit., p. 28.
(181) Fontán Balestra, C.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, T. V, cit., p. 265.
(182) Soler, S.; Derecho penal argentino, t IV, cit., p. 41.
690 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(183) Fontán Balestra, C.; Tratado de Derecho Pena. Parte Especial, T. V, cít., p. 266.
(184) Nuñez, R.C.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, V, cit., p. 27.
Título IV: Delitos contra la libertad 691
las personas con claros fines sexuales y con ánimo de lucro, y se atenta
directa o indirectamente contra su dignidad y libertad sexual, afectando po
tencialmente su equilibrio psicosocial(185).
Se descarta toda posibilidad de admitir la modalidad culposa, sea
consciente o inconsciente.
t í 85) Luciani, D.S.; Crim inalidad Organizada y Trata de Personas, cit., p. 142.
(186) Buompadre, J.E.; Trata de personas. Migración ilegal y derecho penal, d t., p. 74.
692 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
tim iento que se brinde en tales contextos -aún adultos- no debe surtir efectos
jurídicos válidos. En el caso de los inmigrantes, la situación es más grave,
puesto que al confiscar ef pasador su pasaporte y entregarlo al empleador,
quedan a su exclusiva merced087*.
Finalmente, se hace alusión a pertenecer a un «pueblo indígena», ciu
dadanos miembros de comunidades campesinas y nativas -ubicadas a todo
lo largo y ancho del territorio nacional-, que al carecer de un meridiano grado
de educación y cultura, se convierten en potenciales víctimas de estas or
ganizaciones delictivas, lo que advierte en la minería ilegal. Son,muchas las
personas que son objeto de explotación laboral (llevadas a verdaderos esta
dos de “esclavitud”), en circunstancias infra-humanas. Aparte de realizar di
chas actividades sin las mínimas condiciones de seguridad, pasan el mayor
tiem po del día bajo circunstancias precarias, en campamentos alzados bajo
material plástico, recibiendo una alimentación de mala cafidad y, lo peor de
todo, la posibilidad de verse afectados con aleaciones metálicas, así padecer
de graves enfermedades (intoxicaciones).
- Se produzca lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o
la salud de la víctima.
Es una tendencia común en esta clase de agravantes -sobre todo en
el marco de bienes jurídicos fundamentales-, dar cuenta de otros estados
de desvalor; de consecuencias concomitantes y/o sobrevinientes a la reali
zación de la conducta típica. La ejecución de labores bajo situaciones infra
humanas, desprovistos de toda medida de seguridad, aunado a la forma y
condiciones de como toma lugar el trabajo del sujeto pasivo (minas, socavo
nes, zonas agrestes, etc.), hace muy probable que la vida de la víctima pue
da colocarse en un inminente riesgo, nótese la contaminación por efecto del
mercurio (ámbito de la minería ilegal), que por sus efectos nocivos pueden
generar un peligro latente para la salud del trabajador. Claro está, que si ese
peligro es producto de un defecto de organización personal del sujeto pasivo,
habrá de negarse la relación de imputación objetiva. La otra alternativa de la
modalidad agravada, es la causación de «lesiones graves»; bajo tal circuns
tancia, ya se materializa una afectación a la salud de la víctima (fisiológica,
corporal o psíquica), por tanto un concurso ideal de delitos, entre el tipo base
de explotación laboral con lesiones graves culposas, que por motivos de po
lítica criminal es llevada a la fórmula legislativa de la «preterintencionaíidad».
- Se derive de una situación de trata de personas.
En líneas primeras hemos indicado claramente que no necesariamen
te viene precedido al delito de explotación humana, puede -por tanto- que
el trato degradante (sexual, laboral u otro), tome lugar de forma directa, sin
(187) Lucían), D .S.; C rim inalidad O rganizada y Trata de P ersonas, cit.t p. 139.
Título IV: Delitos contra la libertad 693
que haya una captación previa por parte del tratante. Primero, la víctima se
encuentra en el lugar donde se desarrolla la actividad de explotación huma
na y, segundo, son sus propios familiares que prácticamente la entregan a
estas organizaciones criminales a cambio de un precio. Como se expone en
la doctrina nacional no necesariamente la victima debe ser ‘‘desarraigada”
de su lugar de origen, pues muchas veces la victima de trata no es vendida
o secuestrada sino entregada por la propia familia o es utilizada como parte
de la “redes familiares” para “atraer clientes” a determinados negocios como
ocurre en algunas zonas de la Selva peruana como Madre de Dios o Pucall-
pa(188). La mayor represión punitiva -en la presente numeración- adquiere
justificación por los dos estadios en los cuales la víctima es objeto de afecta
ción, primero, al haber sido captada mediando engaño, coacción, violencia,
amenaza u otro medio constrictor de la voluntad humana (traslado dentro o
fuera del territorio nacional) y, segundo, ya el mayor desvalor del injusto, al
ser sometida a actos de degradación humana, en el presente caso a fenóme
nos tácticos de «esclavitud laboral».
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad es
no menor de veinticinco ni mayor de treinta años.
Es técnica reiterada y habitual, en la elaboración de circunstancias
de agravación ancladas en los bienes jurídicos fundamentales, regular otros
estados de desvalor, en cuanto a la lesión de otro interés jurídico; en la pre
sente hipótesis la muerte del sujeto pasivo, que conforme los criterios de im
putación subjetivo, se está ante un homicidio culposo en concurso ideal con
el tipo pena! base de explotación laboral. La sobre exaltación de la política
criminal de los últimos tiempos en el país, da lugar a incrementos punitivos
que no guardan correspondencia con las instituciones dogmáticas de un De
recho penal democrático. En todo caso, la causación de la muerte del sujeto
pasivo debe ser consecuencia de la generación de un riesgo no permitido
generado por la esfera de organización del autor y, no por factores sobrevi-
nientes, o causas atribuibles a la esfera de organización de la víctima.
(190) A lonso de Escamuja A.; D elitos contra la Intimidad, e l derecho a la propia imagen y la
inviolabilidad de domicilio, d t , p. 166.
Título IV: Delitos contra la libertad 697
(191) Así, M orales Prats, F.; La tutela penal de ¡a Intim idad: privacy e informática, c it, ps.
31-44; Morales Prats, F.; Comentados a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., ps.
405-406; Así, Bustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps.
100-101; Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., ps. 540-542.
(192) Ruiz M ig u el , C.; La configuración constitucional del derecho a la intimidad, cit., p. 58.
(193) Ruiz M iguel, C.; La configuración constitucional del derecho a la intimidad, cit., p. 58; Al
respecto, Bustos Ramírez señala que sin Jugar a dudas, un concepto demasiado amplio
de intimidad acarrea confusiones con otros bienes jurídicos y, por tanto, sin perjuicio de
esta conceptualízacíón ampíía, que es importante, es conveniente evitar que todo delito
se convierto en un hecho contra la intimidad y es necesario darle a ésto la concreción
necesaria que exige la funcionalidad del bien jurídico, de otro modo resulto un concepto
inservible; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 100.
698 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. BIEN JURÍDICO
El tipo pena! previsto en el artículo 154° del C.P. vendría a tutelar aque
lla esfera de la privacidad del individuo, aquella parcela en la cual el indivi
duo desarrolla tanto su vida personal como familiar, (...) aquella esfera de
la persona a no ser molestado por terceros y que se le reserva con plena
autonomía un determinado ámbito de hacer lo que se plazca, ya sea solo o
en compañía de sus familiares o amigos, con las únicas limitaciones de su
consentimiento o la existencia de la prevalencia de un interés social*197*.
(194) Morales Prats, F.; La tutela penal de la intim idad: prívacy e inform ática, c it, p. 31.
(195) Lozano Miralles, J.; Delitos contra la Intim idad. En: “Compendio de Derecho Penal”, cit.,
p. 194.
(196) Vid., al respecto, Carbonell Mateu, J.C./G onzález C ussac, J.J.; Delitos contra la intim i
dad, la propia Im agen..., cit., p. 320.
(197) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., p. 544.
Título IV: Delitos contra la libertad 699
2. TIPICIDAD OBJETIVA
(200) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P en a/..., Vol. I, c it, p. 545.
(201) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., p. 546.
Título IV: Delitos contra la libertad 701
3. CIRCUNSTANCIAS CALIFICANTES
Como primera hipótesis, se ha fijado en el segundo párrafo de la re
dacción normativa del artículo 154°, que la pena será no menor de uno ni
mayor de tres años cuando el agente revela la intimidad personal o fam iliar
conocida por los modos que establece el primer párrafo. Por lo general será
esta la forma de cómo se configura el tipo penal, pues difícilmente habrá de
advertirse, que el agente capte una determinada imagen o información, sin
tener la información de divulgarla. Es de recibo, que cierta tribuna del pe
riodismo (farándula), recoge todo este tipo de información, con el propósito
de divulgar dichos hechos ante el público, en tanto es la forma de recaudar
mayores ingresos o de obtener mayor sintonía de la tele-audiencia que a la
larga también reporta dividendos económicos. Para estos efectos, entonces,
debe verificarse que el autor divulga, revela, pone en conocimiento de otros,
las imágenes, escritos o palabra, captada, registrada o grabada, valiéndose
de instrumentos técnicos y, los devela ante una persona, enseñándole u pro
porcionándole una copia de la imagen o de la grabación.
La revelación de los datos -propios de la intimidad-, adquiere mate
rialización mediante el empleo de revistas, periódicos, boletines, programas
televisivos y/o radiales, en la medida que la «revelación», ha de suponer
siempre la puesta en revelación de una información a un número indetermi
nado de personas. Medios de propalación que a consideración del legislador,
(202) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal.... Vo!. I, cit., p. 546.
(203) V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte E special..., V o l.!, cit., p. 129.
702 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(204) Así, Peña Cabrera, R.; Tratado de D erecho P e n a l..., Mol. I, c it, p. 546.
Título IV: Delitos contra la libertad 703
1. GENERALIDADES
Una de las funciones más importantes de la política criminal, es de re
coger aquella información que le brinda la ciencia criminológica, ello supone
proceder a las reformas punitivas, que de dicha valoración se infieran, cuan
do de la contemplación estricta de la Ley penal se observen evidentes grietas
de impunidad, que han de ser cubiertas en orden a cautelar el fin preventivo
del Derecho penal.
Sin duda, hoy en día, se requiere una protección jurídica reforzada
del derecho a la intimidad, sabedores todos, que los nuevos medios tecno
lógicos y científicos, permiten acceder a las bases de datos de forma rápida
e inmediata, a través de una serie de programas de softwares y similares,
donde una gran cantidad, de estos accesos, proceden de forma ilegal, esto
es, sin consentimiento de su titular.
Es de verse, que en nuestra sociedad actual, toma lugar un comercio
ilegal de bases de datos, conteniendo información privada de los dudada-
704 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
nos, lo cua! incide en una evidente afectación al derecho a la intim idad, que
el ordenamiento jurídico tiene la obligación de proteger, tomando en cuenta
su posición de vanguardia, que ocupa en el pórticos de derechos funda
mentales consagrados en el texto ius-fundamental. importa una suerte de
mercado negro, donde agentes inescrupulosas lucran a costa de la intimidad
de las personas, al revelar información inherente a su intrínseca personali
dad; nos queda claro, que con la tipificación de esta figura del injusto penal,
se extiende la punición a conductas que están fuera del radio de acción del
tipo penal previsto en el artículo 154° del CP. De esta forma, el legislador
con la inclusión del artículo 154°-A, lo que ha querido es cerrar el circuito
delictivo, con arreglo al principio de legalidad, a! advertirse una conducta que
aparece de forma ulterior, esto es, una vez que el agente logró acceder a la
información personal del afectado, mediando una invasión a la privacy, acá
lo que hace e! autor-es ya obtener provecho de los datos obtenidos con la
afectación a la intimidad -pudiendo ser el mismo agente(205) u otra persona-,
a través de actos típicos de comercialización y/o venta, de entregar el ma
terial informativo al mejor postor, a cambio de un precio, lo cual gravita en la
siguiente conclusión: si es que el agente dona la información, otorgándola de
forma gratuita, no podrá darse ia tipicidad pena! en cuestión. Sin embargo,
-debe quedar claro-, que no necesariamente la información personal, debe
ser producto de un acto de Violación a la Intimidad, sino que puede ser el
resultado de una conducta cotidiana («socialmente adecuada»), que luego
es aprovechada por el agente, ingresando así a un plano que desborda el
concepto de lo «permitido».
Aspecto de no menor relevancia, es lo concerniente a la «ilegitimidad»,
que se describe en el tipo penal(206), lo que quiere decir, que puede dar
se una comercialización yo venta legítima de la base de datos personales,
dando lugar a una causal de atipicídad penal; esta idea debe ser matizada
con la siguiente afirmación: que constituyendo la «Intimidad» un bien jurídico
plenamente disponible por su titular, no hay problema -de que éste mismo
o a través de otro comercialice-, información referida a su propia intimidad,
sea cual fuere su ámbito, siempre -lógicamente está-, sea de una persona
ciertamente conocida y/o famosa, cuya vida y obra quiere ser documentada
por otro ciudadano. Por lo demás, algunas entidades (públicas y/o priva
das), manejan cierta información, concerniente a aspectos personales de
sus trabajadores que la trasladan a otras instituciones, desprovisto de un
afán comercial o dígase de un precio, de manera que no tienden si quiera
(205) Si esto es así, concurriendo una conexión de orden personal, que se exterioriza en
tiempos y espacios distintos, puede configurar un Concurso real de delitos, según lo
previsto en el artículo 50° del CP.
(206) Factor que delimita la definición de la conducta que pueda ser calificada como un ver
dadero «injusto penal», con aquellas que pueden ser reputadas como «permitidas»,
por lo tanto éstas últimas carecen de la acusada antijuridicidad.
Título IV; Delitos contra la libertad 705
(207) Datos, que en puridad son de fácil acceso, a través de !as páginas electrónicas del
INTERNET, así como otros medios informáticos, a lo cual se apareja, la propia divulga
ción que hace ia persona de sus datos privados, al colgarlos en las redes sociales,
(208) Situación que difícilmente podría ser objeto de comercialización y/o venta, como exige
la redacción normativa, al constituir información que se encuentra al alcance de todos,
al ser publicada en el diario Oficial El Peruano,
(209) Exigencia que debe ser matizada, en el sentido de que la galopante criminalidad que
cunde en nuestro país, hace de que la publicación de esta información sea capitalizada
por verdaderos delincuentes, para proceder a actos típicos de Extorsión, Secuestro y
otras ilicitudes afines.
(210) Extensivos, que no suponen una afectación al principio de tegalidad, en su versión de
la /ex stricta.
706 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
daños evidentes. Circunstancia esta última, que debe ser objeto de reflexión
en una eventual reforma de ¡ege ferenda.
El tipo subjetivo del injusto reclama eí dolo en la esfera intelectual y
anímica del agente, conciencia y voluntad de realización típica; el autor diri
ge su conducta a comercializar y/o vender información personal «privada»,
sabiendo que ésta pertenece a la privacidad del sujeto pasivo. El factor «cog-
nitivo» del dolo debe cubrir todos los elementos objetivos del tipo penal, por
lo que un equívoco sobre uno de ellos, puede desembalsar en un Error de
Tipo, que podrá ser calificado como vencible o invencible, dependiendo de
las características del caso en particular. Por lo demás, no se debe verificar
la concurrencia de un elemento subjetivo de naturaleza trascendente, bas
tando, por lo tanto el dolo en la psique del agente.
La materialidad delictiva de este injusto penal, ha de cifrarse conforme
la naturaleza de cada una de sus acciones típicas, donde se la comerciali
zación o la venta, hacen alusión a conductas -que requieren para su perfec
ción-, de la realización de prestaciones mutuas y recíprocas, donde el agente
es quien recibe una ventaja patrimonial o de otra índole y, la otra, que da el
precio, a cambio de la información privada. Constituyen así, negocios jurídi
cos, cuya consecución amerita observar el cumplimiento de los presupues
tos anotados, sin exigirse -obvio está-, de las formalidades que el Derecho
privado regula ai respecto. Siendo así, puede apreciarse la concatenación de
una serie de actos, donde la consumación ha de identificarse cuando el ter
cero recibe la información y el agente recibe una contraprestación a cambio,
por ende, cuando por motivos ajenos a la voluntad del autor, no se perfeccio
na la venta, estaremos ante un delito tentado. Si estamos ante una conducta
encaminada a pramocionar la venta de información personal clasificada, ha
de ser calificada como actos preparatorios, que al no ingresar al ámbito de
protección de la norma, son impunes(211).
Por último, se ha previsto una «circunstancia de agravación», carac
terizada por un factor «criminológico», cuando el «agente comete el delito
como integrante de una organización criminal», lo cual permite al juzgador
incrementar la pena hasta en un tercio por encima del máximo legal previsto
en el párrafo anterior. El tema de la pertenencia a una «organización crimi
nal», ha sido objeto de un profundo análisis, en los comentarios vertidos en
el marco de la Ley N° 30077 - “Ley contra el Crimen Organizado”, que ha
repercutido en toda una vastedad de delitos, como se aprecia de las disposi
ciones legales que la comprenden. Ahora bien, el asunto pasa por la pena a
imponer, en la medida que se ha previsto la posibilidad, de que la concurren
cia de esta agravante, ha de ir por encima del marco legal máximo, en evi
(211) Esto sin defecto, de poder ser valorada como una conducta constitutiva de Violación
a la Intimidad - artículo 154° del CP, siempre que se cumpla con los componentes de
descripción típica, tanto objetivos como subjetivos.
Título IV: Delitos contra la libertad 707
COMENTARIOS:
Ei avance imparable de la ciencia y la tecnología permite e impulsa el
desarrollo socioeconómico de toda sociedad que aspira un mejor porvenir.
Máxime, estamos en la era de la tecnología y la información, por lo que sus
efectos positivos en el tercer milenio son en realidad insoslayables. A decir
de F lo r e s P r ada la digitalización nos permite tratar la información en sentido
amplio, comprendiendo en ella los textos, la imagen y el sonido, creándola,
almacenándola, modificándola, transmitiéndola y recibiéndola a través de ca
nales codificados*213*.
Sin embargo, aparece también una faz negativa, en cuanto ai empleo
de la tecnología de la información, la ciencia y la informática para propósitos
nada nobles. Así, en un ámbito de más liberalidad de las interactuaciones
(212) Cfr., Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, T. II, 4ta, edición, ID E M -
SA, Lima, 2013.
(213) Flores Prada, I.; Crim inalidad Informática. Aspectos sustantivos y procesales, cit., p.
43.
708 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(214) Sóinz Cantero Caparros, J.E.; Sistema de Derecho Penat. Parte Especial. 2da. edición,
Lorenzo Morillas Cueva (Dirección). DYKINSON S.L., Madrid, c ¡t, p. 318.
Título IV: Delitos contra, la libertad 709
(215) Romeo Casabona, C.M .; Comentarios a l Código Penal. II, José Luis Diez Ripólies y
Carlos M aría Romeo Casabona (Directores), TÍRANT LO BLANCH, Valencia, 2004, cit.,
ps. 686-687.
(216) Cfr., Peña Cabrera Freyre, A .R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, 4ta. edición,
IDEMSA, Lima, 2017.
710 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
A todo ello, debe decirse, que la «autorización», debe ser de todos los
protagonistas del material audiovisual, si solo consiente el hombre, mas no
ia mujer, dicha difusión o publicación ingresa al ámbito de protección de la
norma.
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN:
(217) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015.
712 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(218) V illa Stein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, 1-B, cit., p. 131.
Título IV: Delitos contra la libertad 713
1. BIENJURÍDICO
El tipo penal previsto en el artículo 156° del C.P. vendría a tutelar aque
llos aspectos de la intimidad personal o familiar, aquellos que pertenecen a
Título IV: Delitos contra la libertad 715
la esfera privada del sujeto pasivo, que quiere mantener al margen del cono
cimiento de terceros.
2. T1P1CIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
Autor no puede serio cualquier persona, pues la tipicidad penal en
cuestión, exige que el sujeto activo haya tenido algún tipo de vínculo laboral
con el sujeto pasivo o, al menos, que haya recibido la información en base a
úna relación de confianza.
2.3. Modalidadtípica
La materialización de la conducta típica supone que el autor, revele, es
decir, divulgue hacia terceros, aspectos de la intimidad personal o familiar,
entonces, el agente debe poner en conocimiento de otros, ciertos detalles de
la vida íntima de una persona; v. gr., el empleado del hogar, que revela la ho
mosexualidad de su antiguo patrón o, la secretaria que devela el amorío que
mantuvo su jefe con una mujer distinta a su esposa. Así, también la nana,
que revela, la enfermedad mental que sufre uno de los menores hijos; claro,
no podrá hablarse de una afectación de la intimidad, cuando lo que se pone
al descubierto, es una información ya conocida por terceros.
Dice el tenor literal del tipo penal, que debe obtener la información
(aspecto de la intimidad personal o de la intimidad familiar), en virtud de una
relación laboral que haya mantenido con el sujeto pasivo o persona allegada
al mismo. Vinculación patronal que puede obedecer a cualquier modalidad
contractual, sea bajo una relación de dependencia o, en el marco de una
prestación de servicios no personales (locación de servicios), sin necesidad
de que exista un reconocimiento formal. Por eso, habrá que afirmar, que el
injusto típico, radica en el abuso de confianza, de quien por su especial re
lación con el agraviado, se aprovecha para develar aspectos de la intimidad
personal o familiar.
Parece un error de redacción, de que se haya fijado que la relación
laboral, haya sido prestada, esto es, el vínculo patronal debe estar disuelto
cuando el autor realiza la materialidad típica, pues la acción puede realizarse
716 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
El tipo penal in examine adquiere perfección delictiva, cuando el autor
alcanza revelar (develar), aspectos de la intimidad personal o fam iliar del
agraviado, es decir, cuando terceros conocen detalles propios de la privaci
dad del sujeto pasivo; los actos objetivos que se encaminan a ese resultado,
pero no logran su realización plena, serán reputados como un delito tentado.
La figura delictiva en cuestión, puede entrar en concurso con el tipo
penal previsto en el artículo 165° del C.P. (violación del secreto profesional),
también con el injusto de chantaje (art. 201°).
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
La típicidad penal descrita en el artículo 156°, determina que se pena-
lización sólo es admisible a título de dolo, conciencia y voluntad de realiza
ción típica, quiere decir esto, que el agente debe saber que está revelando
aspectos de la intimidad que conoció en virtud de una vinculación laboral o
una relación de confianza; siendo suficiente el dolo eventual2 (221), pues sin
0
2
tener la intención de develar el secreto familiar, lo realiza, con conciencia del
riesgo típico.
(220) Así, V illa Stein, J.; Derecho Penai. Parte Especial, I-B, cít., p. 133.
(221) Así, Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, c ít, p. 549.
Título IV: Delitos contra la libertad 717
1. BIENJURÍDICO
El tipo penal contemplado en el artículo 157° del C.P. ha de tutelar
aquellos aspectos propios e inherentes a la personalidad humana, de forma
concreta las convicciones políticas y/o religiosas u, otros detalles referidos a
la vida íntima de una persona, que su titular desea mantener al margen del
conocimiento de terceros, que se ven lesionados cuando se proporciona o
emplea archivos conteniendo datos sobre los aspectos comprendidos en la
norma en cuestión(222).
Un orden democrático de derecho se basa fundamentalmente en la
tolerancia y en la pluralidad ideológica, esto quiere decir, que el Estado y la
sociedad, ha de respetar la diversidad política, cultural y/o religiosa, como
una máxima del Estado de Derecho, en cuanto al reconocimiento de las li
bertades públicas e individuales.
Las convicciones políticas, en cuanto a las filiaciones político-partida
rias, la ideología que se puede compartir en una agrupación política, define
un ámbito de relevancia para con el individuo, que ha de desarrollarse con
entera libertad y sin cortapisa, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 35°
de la Constitución Política. Nadie puede ser perseguido en una sociedad
democrática, por sus posturas ideológicas y políticas, especial baluarte en
un Estado que respeta las libertades; del mismo modo, nadie puede hacer
uso de esa información, para organizar y/o emplear indebidamente base de
datos, por lo que su titular tiene el pleno de derecho de mantener sus con
vicciones políticas en un estado de reserva. La divulgación o mejor dicho la
transmisión de dichos datos, únicamente le corresponden a su titular, por lo
que nadie se puede atribuir tal potestad, al menos que cuente con el consen
timiento del individuo.
De la misma forma, la fe religiosa, la membresía a una determinada re
ligión, es una cuestión confesional, que en mayor medida al aspecto político,
conforma la visión personal del individuo, un aspecto inherente a la propia
concepción ciudadana, que ha de ser resguardado por el ordenamiento jurí-
dico(223). El ser humano ha de ser tratado como tal y bajo un plano de igual
dad, al margen de la convicción confesional que pueda tener. Según nuestra
Ley Fundamental, artículo 2o, inc. 18°, todo ciudadano tiene el derecho a
(222) Así, Peña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., Vol. I, c it, p. 561.
(223) Vid., al respecto, Ruiz M iguel, C.; La configuración constitucional del derecho a la intimh
dad, c it, ps. 103-104.
718 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(224) P era C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. .., Vol. I, c it, p. 556.
(225) M orales Prats, F.; La tutela penal de la intim idad:..., c it, p. 325.
Título IV: Delitos contra la libertad 719
2. TIPICIDADOBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
Puede ser cualquier persona, siempre cuando tenga a su merced la
posibilidad de contar con bases de datos, referentes a las convicciones políti
cas, religiosa u aspectos de la vida íntima de una persona. Resulta indiferen
te que cuente o no con autorización para la administración de base de datos,
quiere decir, que puede tratarse de un técnico en informática, un analista o el
jefe de un servicio ordenador de datos.
2.2. Sujetopasivo
Puede ser cualquier persona, eso sí debe ser una unidad psico-física
considerada, pues el tipo penal exige, que se organice o proporcione datos
referidos a las convicciones religiosas, políticas u otros referidos a la vida
íntima de una persona, por lo ha de excluirse a las personas jurídicas(225).
2.3. Modalidadtípica
La modalidad típica adquiere concreción material, cuando el agente
organiza proporciona o emplea cualquier archivo que tenga datos referentes
a las convicciones políticas o religiosas y otros aspectos de la vida íntima de
una o más personas, de forma «indebida», quiere decir esto que el núcleo
del injusto típica reposa en una utilización de datos, en franca contravención
a la legalidad2 (227), en cuanto exclusión misma de relevancia jurídico-penal,
6
2
no como causa de justificación.
¿Cuándo entonces el empleo de estos archivos será lícito?, primero,
cuando el sistema de información en sí, cuenta con la autorización del afec
tado y, segundo, cuando la ordenación de los datos es parte de un centro
de acopio debidamente autorizado, para ello, én base a un reconocimiento
legal. Sin embargo, puede que en principio, cierta institución tenga autori
zación para almacenar ciertos datos -referentes a la intimidad de las per
sonas-, pero que, no se disponga con autorización para proporcionarlos a
terceros, v. gr., cuando un empleado, que legalmente maneja esos datos, los
concede a otro.
Puede que la institución que almacena los datos personales, sea públi
ca o privada, lo importante a efectos de tipicidad penal, es que se verifique la
(226) Así, V illa Stein, J.; Derecho Pena!. Parte Especia!, I-B, cít., p. 136; En contra, Peña
Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., Vol. I, cít., p. 562.
(227) Así, Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal.. Vol. I,c it., p. 562.
720 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
El tipo penal en cuestión adquiere perfección delictiva, cuando el
agente organiza, proporciona o emplea la base de datos, referente a las
convicciones políticas y/o religiosas o la vida íntima de una persona; basta
con que el autor logre m aterializar dichas conductas a efectos de consuma
ción. Si la Información no llegó al destinatario, por variadas razones, ajenas
a la voluntad del sujeto activo, será constitutivo de tentativa, siempre y
cuando haya de reflejarse una aptitud de lesión al bien jurídico tutelado.
Delim itar el delito tentado en el caso de la organización, será de difícil con
creción.
No interesa si se causa perjuicio o no(230).
Puede ingresar en concurso delictivo, con el tipo penal de incumpli
miento de deber funcional (art. 156°), siempre y cuando ambas conductas
(228) P eña Cabrera, R .; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., ps. 562-563.
(229) V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte Especial, I-B, cit., p. 136.
(230) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vo!. I, c it, p. 563.
Título IV: Delitos contra la libertad 721
4. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
La descripción típica del artículo 157°, reprime únicamente su moda
lidad dolosa, esto es, conciencia y voluntad de realización típica, por lo que
el agente debe saber que está organizando, empleando u proporcionando,
bases de datos (archivos), referidos a la vida íntima, religiosa o política de
una persona, de forma indebida (ilegal). Basta con el dolo eventual.
Podría presentarse un error de tipo, cuando el autor yerre sobre la
naturaleza "indebida”, def empleo de la base de datos.
5. FORMAAGRAVADA
Aparece dicho agravamiento, cuando el autor es funcionario o servidor
público, y comete el delito en ejercicio del cargo, ello nos conduce a afirmar
que no basta que se acredite la cualidad funcional, sino que el injusto típico
debe haberse cometido en prevalímiento del cargo, aprovechándose de dicha
condición, lo que incide en una mayor reprobación de imputación individual.
Si el agente es servidor público, pero perpetró la acción típica, cuando
estaba desligado de dicha función, la incriminación ha de basarse bajo los
alcances normativos del tipo base.
1. COMENTARIO
El delito importa la comisión de comportamientos humanos, que al le
sionar y/o poner en peligro, los intereses jurídicos fundamentales, tanto del
individuo como de la sociedad, generan una alarma social justificada, en la
medida que propician un estado de perturbación para una coexistencia pací
fica entre los comunitarios.
El Derecho Pena!, ha de intervenir, por tanto, reprimiendo con pena,
cuando se verifica que el autor, ha realizado la conducta descrita en un de-
(231) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N." 1237, del 26-09-
2015
722 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
bien jurídico (acción penal privada), que tiene una incidencia mucho menor,
en vista de su propia naturaleza.
El legislador, en el caso de tos detitos contra la Intimidad, ha seguido
et segundo de tos regímenes de persecución, puesto que ha fijado en el
artículo 158° del C.P. que estos delitos sólo son perseguibles a instancia det
agraviado, en vista, tal vez, del carácter de estos injustos, que afectan una
esfera muy ligada a la personalidad humana, tal como acontece en el caso
de los delitos contra el Honor.
El ejercicio privado de la acción penal, se encuentra reglado en el artí
culo 1.2 del nuevo C.P.P(232}.
2. ANÁLISISALALEYN° 30171
La «acción penal» emana de un poder-deber de quien asume la función
requirente, como organismo público legitimado que formula la pretensión pe
nal (denuncia) en representación de la sociedad, reclamando ante la jurisdic
ción la imposición de una sanción punitiva al imputado. Este es desde luego
un poder jurídico, anota Carneluttti, pero de una categoría diversa de aquella
en la que se coloca el poder jurisdiccional: este último es una potestad, mien
tras el poder de acción es un derecho público subjetivo. Es decir, como dice
Véscovi, a diferencia de la acción civil (salvo casos excepcionales), el ejercicio
de la acción penal es obligatorio para el ministerio público y no es disponible.
Justamente por el carácter de la pretensión que contiene y el derecho sustan
tivo al cual sirve, que, como en todos los casos, transmite ciertos caracteres
esenciales al derecho procesal para mejor cumplir los objetivos de aquel.
En un Proceso Penal salen a relucir los intereses públicos tutelados, en
tanto que la comisión del delito produce una alarma social justificada en toda
la sociedad, en tanto que los bienes jurídicos lesionados o puestos en peligro
son de naturaleza pública o social, siendo la represión del delincuente una
de las funciones más esenciales del Estado, es decir, el ius persequendi y el
ius puniendi son derechos indisponibles que expresan una relación de primer
orden entre Estado y ciudadano.
Como bien anota P r ie t o C a s t r o , la acción penal es el ejercicio del de
recho a la justicia, mas una justicia llevada en términos preventivos, no como
una mera respuesta vindicativa. Para G a r c Ia R a d a , ante la comisión de un
hecho que la ley penal califica de delito, el perjudicado se presenta a la au
toridad judicial denunciándolo y pidiendo sanción para el culpable, así como
resarcimiento de los daños que ha sufrido con su comisión. En tanto que para
VA s q u e z R o s s i, la acción penal se da como la facultad o poder de requerir de2 3
(232) Ver más al respecto, mi obra titulada "Exégesis al nuevo Código Procesal Penal” cit; ps.
149-150.
724 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(234) Mesía Ramírez, C./Sosa Sacio, J.M .; inviolabilidad dei dom icilio . En: La Constitución co
mentada. Artículo por artículo, cit., p. 132.
(235) Morales Prats, F.; Comentarios a ta Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 459.
728 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(236) Así, Alonso de Escamilla, A.; Delitos contra la Intim idad,.., cit., p. 176.
(237) Carbonell Mateu, J.C./G onzález C ussac, J.J.; D elitos contra la Intim idad, el derecho...,
cit., p. 335.
Título IV: Delitos contra la libertad 729
(238) FontAn Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 348.
(239) Polaino Navarrete, M.; Delitos contra la Intim idad (II), c it, p. 441.
(240) FontAn Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, c it, p. 349; Así, Soler, S.; Derecho
penal argentino, T. IV, cit., ps. 85-86.
730 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
lugar cerrado dentro de otro; v. gr., en una casa donde se alquilan varios
cuartos, cada uno de ellos corresponderá a un recinto habitado*241*.
Pero el concepto de domicilio a los efectos de la diligencia de entrada y
registro no se limita al lugar donde el sujeto reside, pernocta, y en general se
realiza la vida doméstica, sino también comprende el ámbito cerrado donde
se desarrollada privadamente su actividad laboral -v . g r, oficinas-, comercial
-v. gr., almacenes o tiendas- o profesional -v. gr., despachos, bufetes- siem
pre que se trate de lugares sobre los que los moradores sean competentes
para excluir de ellos a terceras personas*242*.
Desde una perspectiva «constitucional», Ruiz M ig u e l , distingue los si
guientes elementos esenciales para la configuración del domicilio: la exis
tencia de un espacio aislado del mundo exterior que se encuentre cerrado
o parcialmente abierto; la necesidad de su destino al desarrollo de la vida
privada, entendida como algo más amplio que lo íntimo; la irrelevancia del
título jurídico particular; la actualidad de su disfrute*243*.
No resulta indispensable, a efectos de tutela, que la permanencia en
la morada, haya de ser permanente, pues basta su uso personal y que en
dicho lugar, se desarrollen aspectos de la intimidad de sus ocupantes. Eso
sí, se debe tratar de un domicilio y/o morada habitada, pues de no ser así, no
se podría verse vulnerado aspectos de la intimidad personal o familiar*244*,
lo que no debe entenderse en el sentido, de que sus ocupantes deban estar
presentes al momento de la realización típica*245*.
Ahora bien, no se requiere tampoco, que el titular del domicilio y/o
morada, sea el propietario del bien inmueble, pues lo que se tutela es la
intimidad en el ejercicio de la posesión, en tal sentido el arrendatario, loca
tario, usufructuario como se diga, también pueden ser considerados sujetos
pasivos; inclusive quien se hospeda en un hotel, motel, estancia, etc*246*.
Siendo así, el propietario del bien inmueble, quien sin autorización del posee
dor legítimo, ingresa al domicilio, podría estar incurso en la tipificación penal
propuesta en el artículo 159°.
(241) Vid., al respecto, Soler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., ps. 88-89; FontAn Bales-
toa, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 351.
(247) Polainq Navarrete, M.; Delitos contra la Intim idad (¡I), c it, p. 443; Así, Soler, S.; Dere
cho penal argentino, T. IV, cit., p. 84.
(248) Soler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, c it, p. 85.
(249) El peligro de “pafomonialización” que podría derivarse de esta inclusión en el ámbito
de protección, no existe como señala G onzáles C uellar S errano, cuando la atribución
del derecho a la inviolabilidad a las personas jurídicas se fundamenta en la existencia,
dentro de las actividades propias de su “vida privada”, de un ámbito específico de liber
tad constitucionalmente garantizado frente ai Estado: el secreto profesional, la libertad
de cátedra, la libertad de información y de expresión, de sindicación o de asociación;
Entrada y registro en e l domicilio. En: La restricción de los derechos fundamentales
de la persona en el Proceso Penal, cit., p. 12; Así, Ruiz M iguel, Carlos; Configuración
Constitucional del derecho a la intimidad. Tecnos, Madrid, 1995, cit., ps. 366 y ss. Sería
sumamente peligroso concluir interpretativamente con su exclusión, en ta medida, que
se dejaría fuera del ámbito de tutela jurídica, actividades en suma relevantes para tos
entes jurídicos, como asociaciones, empresas, gremios profesionales, partidos políti
cos, en cuyos recintos guardan información de especial importancia para la consecu
ción de sus tiñes valiosos; Así, Alonso Pérez, F.; o b .d t, p. 280.
(250) Así, Morales Prats, F.; Coméntanos a la Parte Especial del Derecho Penal, c it, p. 459;
Vid., al respecto, Díaz-M aroto y Villarejo, J.; Allanamiento de morada, c it, p. 242.
732 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(251) Peña Cabrera, Raúl; Derecho Penal. Parte Especial. Vol. I. “Delitos contra la vida, el
cuerpo, la salud, el honor, la fam ilia y la libertad”. Ediciones Jurídicas, Lima, 1994.
(252) López O rtega, J uan J osé; La Intim idad como bien jurídico protegido. En: Estudios sobre
el Código Penal de 1995. Directores: Tomás V ives A ntón y J osé Luis Manzanares Sama-
niego. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1996, c it, p. 294.
(253) Ruiz V adillo, E.; La actividad probatoria en e l Proceso Penal Español, cit., p.235.
Título IV: Delitos contra la libertad 733
1. BIEN JURÍDICO
Con arreglo a lo anotado en las pinceladas generales, objeto de tutela
por parte del artículo 159° del C.P. sería todo aquel recinto, casa de nego
cios, morada, domicilio o dependencia ajena, en donde se desarrollan y/o
desenvuelven, aspectos referidos a la intimidad de las personas, que no sólo
ha de comprender sus ámbitos personales y/o familiares, sino toda actividad
socio-económica-cultural, que se despliegue en el marco arquitectónico que
separa al lugar del exterior, en concreto se vulnera la voluntad de sus titula
res, de mantener dichos aspectos al margen de terceros.
La intimidad domiciliaria como prolongación espacial de la voluntad
del morador constituye el soporte táctico en el cual la persona ostenta un
dominio de contexto de la acción, consistente en facultades de exclusión de
terceros, enderezadas a las garantías de unas condiciones adecuadas para
el libre desarrollo de la personalidad en la «privacy» doméstica individual o
familiar*2
255*.
4
5
Para Bajo F ernández , el bien jurídico protegido en el delito de allana
miento de morada io es la intimidad personal, entendida la intimidad como el
ámbito personal donde cada uno, preservado del mundo exterior, encuentra
las posibilidades de desarrollo y fomento de su personalidad*256*.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
(2 5 7 ) A s í. C arbonell M ateu , J .C ./G onzález C ussac , J .J .; D elitos contra ¡a Intim idad..., c it.( p.
334.
(259) P o lain o N a v arr ete , M .; Delitos contra la Intim idad (II), tit, p. 442.
(260) F o ntán B alestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 351.
(261) C a r b o n e o . M ateu , J.C7G onzález C u s s a c , J.J.; Delitos contra la Intim idad..., cit., p. 334.
(262) Asi, P o lain o N a v arr ete , M.; Delitos contra la Intim idad (II), c it, p. 445.
736 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(263) V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 144; Vid., al respecto, Polaino
Navarrete, M.; Delitos contra ia Intim idad (II), cit., ps. 446-448.
(264) MesIa Ramírez, C./S osa Sacio, J.M .; Inviolabilidad de dom icilio, cit., p. 135.
(265) Así, CARsofdi. Mateu, J.CJG onzález Cussac, J.J.; Defitos contra la Intimidad..., cit, p. 334.
(266) Peña CabreraFreyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 477; Así, Peña Ca-
Título IV: Delitos contra la libertad 737
breraFreyre, A .R.;
Exégesis del nuevo Código Procesal Penal, c it, ps. 592-593; Luzón
Peña, D.M.; Causas de Atipicidad y Causas de Justificación, cit., p. 23.
(267) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 352.
(268) Polaino Navarrete, M.; Delitos contra la Intim idad (II), cit., p. 446.
(269) Así, A lonso de Escamilla, A.; Delitos contra la Intim idad..., cit., p. 176.
(270) Cfr., Soler, S.; Derecho penal argentino, T. ÍV, cit., p. 92.
738 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
La perfección delictiva del tipo penal en cuestión, ha de verse desde
las dos variantes típicas; primero, en relación a la modalidad activa, la con
sumación se fija desde el instante en que el agente ingresa materialmente al.
domicilio, morada, casa de negocio o dependencia ajena. Para tales efectos,
se requiere la penetración de todo el cuerpo, el acceso sólo de la cabeza del
autor, habrá de ser reputado como un delito tentado'271>. Si el autor emplea
violencia y/o fuerza sobre ios moradores, para poder mantenerse en el do
m icilio y, así poder apoderarse de los bienes muebles que se encuentran en
el mismo, el comportamiento se reconduce al tipo penal de Robo, aunque en
este caso, podría dar lugar un concurso ideal de delitos, entre el 159° y el
189° del C.P.
En el caso de la modalidad omisiva, el punto en discusión (consuma
ción) cambia de forma significativa, pues importa que el agente luego de la
intimación que realice el titular de la morada (expreso y/o presunto), para
que la abandone, éste permanezca por un lapso de tiempo (rehúsa salir)*272*,
cuyo estado antijurídico ha de prolongarse mientras dure dicha conducta, por
lo que se dice que revela una caracterización de «permanencia»*273*. A raíz
de la naturaleza de la modalidad mencionada, no puede admitirse la tenta
tiva, si e! autor es sacado del domicilio a la fuerza, de igual forma estamos
ante un delito consumado.
5. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Conforme es de verse de la estructuración típica en cuestión, sólo re
sulta reprimible la conducta a título de dolo, conciencia y voluntad de reali
zación típica, que importa que el agente conozca que está ingresando a una
morada y/o domicilio sin autorización de su titular y, de que está rehusándose
a salir de dichos espacios físicos, a pesar de que su titular lo está intimidando
a hacerlo. Resulta amparable la tesis del dolo eventual.
¿Dónde se pueden presentar ciertas hipótesis de «error»? Podrían
darse cuando el autor del evento típico, cree estar autorizado a ingresar al
domicilio por su efectivo titular, v. gr., la dama que hace ingresar al caballero,
(271) Así, D íaz-M aroto y V illarejo, J.; Allanam iento de morada, d t , p. 245; Carboneo. Mateu,
J .C ./G onzález Cussac, J.J.; Delitos confia ¡a Intim idad..., d t., p. 334.
(2 7 2 ) Así, P olaino N avarrete , M.; D elitos contra la Intim idad (II), d t . , p . 4 4 2 .
(273) Así, V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, d t., p. 145.
Título IV: Delitos contra la libertad 739
sin saber este último, que ésta es una mera invitada por parte de sus reales
dueños o, en la hipótesis, de que el agente duda de la titularidad de quien lo
íntima a abandonar la casa. No puede hablarse de un error de tipo, cuando
quien concede la autorización a la permanencia en el lugar, es un niño.
También resultara frecuente los casos de error cuando medie voluntad
presunta*274*, cuando el agente se cree autorizado por el titular de la morada,
a permanecer en ella, a pesar de que no se manifiesta una actitud en ese
sentido. Así, en el caso de dependencias, cuando se piensa equívocamente
que dichos espacios forman parte del derecho real con que se cuenta. En
casos de coposesión.
No consideramos admisible la exigencia de un ánimo especial en la
esfera anímica del agente, basta el dolo.
(27 4 ) Así, F ontán Balestra , C.; Derecho P enal Parte Especial, c it., p. 355.
740 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. ELALLANAMIENTODOMICILIARIOENELMARCODELAPERSE
CUCIÓNPENAL
Dentro del proceso pena!, la entrada en el domicilio y su registro cons
tituyen una intromisión de los órganos de persecución pena! del Estado en
el libre espacio del derecho fundamental de las personas cuya finalidad
consiste en lograr la detención del imputado o la aprehensión de cualquier
información u objeto que, por su relación con el delito, sea de interés para la
investigación o sea útil como fuente de prueba*276*. El allanamiento de domi
cilio consiste, entonces, en aquella entrada de las agencias de persecución
penal en el domicilio de los individuos, él cual se comprende en el marco
de la investigación criminal, cuyos objetivos son la obtención de fuentes de
prueba necesarias para fundamentar la hipótesis incriminatoria, o en su de
fecto, viabilizar la comparecencia del imputado en el proceso mediante su
detención preventiva.
En palabras de C afferata Ñ o r es , el registro domiciliario, consiste en la
búsqueda de cosas relacionadas o que puedan servir como prueba de él o de
sus supuestos partícipes, llevadas a cabo por la autoridad judicial en un lugar
determinado, aún en contra de la voluntad del titular de ia facultad de exclu
sión del recinto registrado*277*. Este registro supone una limitación o eclipse
de! derecho a la inviolabilidad de domicilio constitucionalmente reconocido*278*.
Es, por tanto, la manifestación de voluntad del Juez o Tribunal, en vir
tud de la cual se constituye éste en un lugar distinto del de su sede propia,
edificio o lugar público o privado en los que se sospecha la existencia de
indicios, o que se encuentran allí la persona del imputado, efectos o instru
mentos del delito, o libros, papeles y otros objetos que puedan servir para
el descubrimiento de su paradero y la comprobación del fundamento de la
3. BIENJURÍDICO
El tipo penal previsto en el artículo 160° del C.P. ha de tutelar la inti
midad personal y fam iliar de los ciudadanos, concretamente el desarrollo y
desenvolvimiento de dichos aspectos, que se realizan en el domicilio, mo
rada, casa de negocios ajena, dependencia o recinto habitado por otro; por
otro lado, ha de proteger que las intromisiones de los funcionarios y/o ser
vidores públicos en dichos espacios públicos, se encuentren revestidos de
legalidad*2841.2
4
3
1
0
8
9
7
4. TIPIOIDADOBJETIVA
4.1. Sujetoactivo
De acuerdo a la redacción normativa del tipo penal en cuestión, sólo
podrá ser autor, aquel que al momento de la comisión delictiva, ostentaba
el cargo de funcionario y/o servidor público, por lo que se constituye como
delito especial impropio.
4.3. Modalidadactiva
En principio debe decirse que la conducta recae sobre los mismos
objetos que se hacen alusión en el artículo 159° del C.P. por lo que en lo que
domicilio, morada, casa de negocios ajeno, dependencia o recinto habitado,
nos remitimos a lo dicho en el análisis propuesto en dicho tipo penal.
Ahora bien, para poder delimitar la conducta prohibida, nos debemos
remitir a ios supuestos, en virtud de los cuales resulta lícito que los agentes
de persecución puedan allanar un domicilio.
Primero, según lo dispuesto en el inc. 9) del artículo 2o de la Ley Fun
damental, se puede ingresar a un domicilio ajeno, para efectuar investiga
ciones o registros, con autorización de la persona que la habita; es decir, la
licitud de la conducta, requiere el consentimiento del titular, que será todo
aquel que cuenta con un derecho real (posesión), reconocido por el orden
jurídico, sobre el espacio físico que está ocupando (domicilio, morada, etc.).
Debe tratarse de un consentimiento «válido», para ello debe ser expreso e
unívoco, de los alcances que para el titular tiene dicha decisión, dejando de
lado al presunto, pues en esta modalidad estamos hablando de una intrusión
pública, con fines de investigación, de tal forma que los servidores públicos
no podrán apelar a un estado presuntivo de autorización del morador.
El consentimiento no puede estar afecto a ningún tipo de vicio de la
voluntad, que contamine su validez, quiere decir esto, que la violencia (física
y/o la amenaza grave), coacción y todo tipo de inducción, vician con total nu
lidad, el asentamiento del morador así, cuando el agente, se vale de ciertos
artificios, mentiras, ardid para obtener la autorización del particular.
Cuando el domicilio o la morada, es habitado por varías personas, bas
tará con el consentimiento de sólo uno de ellos, pero éste deberá contar con
cierta autoridad y/o jerarquía en el seno familiar; se deberá rechazar la auto
744 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(285) Mesía Ramírez, CJS osa Sacio, J.M .; Inviolabilidad de domicilio, cit., p. 135.
(286) Peña CabreraFreyre, A. R.; Teoría General del Proceso y la Práctica Forense Penal, cit.,
p. 269.
Título IV: Delitos contra la libertad 745
(287) El nuevo CPP, en su artículo 214°, dispone que el Fiscal está facultado para solicitar al
Juez de la IP el allanamiento de un domicilio, fuera de los casos de delito flagrante o de
peligro inminente para su perpetración; quiere decir esto, que en los casos in comento,
se trata de una actividad típicamente policial o en su defecto bajo conducción fiscal.
(288) Decreto Legislativo que también modifica el artículo 259° dei nuevo CPP, en cuanto al
concepto de flagrancia; Así, en mi libro en coautoría con el profesor Manuel Miranda
Estrampes denominado: “Temas de Derecho Penal y Procesal Penal"; La posición in
vestigadora dei Ministerio Público en las reformas del Proceso Penal en Latinoamérica
y Europa Continental. APEC.C. 2008, Lima, c it, p. 300.
(289) C lariá O lm edo , analizando el concepto de flagrancia en el a rt 285, CPP Nación (argén-
746 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
tina), señala que éste contempla tres supuestos. El primero, conocido como flagrancia
propiamente dicha, tiene lugar cuando el imputado es descubierto en el mismo momento
de perpetración de un hecho ilícito o un instante después; el segundo, conocido como
cuasiflagrancia, supone el alejamiento de los partícipes del tugar del hecho pues ellos
deben ser aprehendidos tras haber sido perseguidos por ia tuerza pública, por el oten-
dido o por ei clamor público. Ai tercer supuesto se lo denomina flagrancia presunta, que
acaece cuando la persona es aprehendida con objetos o rastros que permiten presumir,
con seguridad, que acaba de participar de un delito; Derecho procesal penal, T. V, cit.,
ps. 290 y ss.
(290) Peña CabreraFreyre, A.R.; La posición investigadora del Ministerio Público..., c it, p. 301.
(291) A s í, Salinas S iccha, R.; Los fiscales y los policías en la investigación prelim inar, cit.,
p. 38 9.
Título IV: Delitos contra la libertad 747
(292) V illa Stein, J,; Derecho Penal. Parte Especial, f-B, cit., p. 148.
(293) Así, S alinas S iccha , R.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 473.
748 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5. AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN
Quienes participan directamente en la diligencia ilícita, nos referimos a
los servidores públicos, por lo general serán, ios efectivos policiales, estarán
incursos en la figura típica en cuestión, a título de autores inmediatos, si es
tán realizando el comportamiento bajo un concierto delictivo, podrán ser ca
lificados como una forma de co-delincuencia. En algunas situaciones, puede
que los ejecutores directos de la acción típica, estén perpetrando el delito, en
el marco de una orden del superior jerárquico, de ser así, se presentaría una
autoría mediata, donde el hombre de atrás, el dador de la orden, será el autor
mediato y, el ejecutor de la orden, será el instrumento que obra bajo la figura
de la obediencia debida; por tales motivos, el hombre de adelante podrá ser
eximido de pena. Empero, si el efectivo policial (hombre de adelante), realiza
una actuación manifiestamente “ilegal”, v. gr., cuando el capitán ordena de
forma libérrima al sargento que allane un domicilio, sin mediar ningún viso
que pueda revestirlo de legitimidad, estaremos frente a una inducción por
parte del superior jerárquico, donde el inferior será un autor inmediato del
artículo 160° del C.P.
6. TIPiCIDAD SUBJETIVA
Tal como se desprende de la construcción normativa, este injusto sólo
resulta reprimióle a título de dolo, conciencia y voluntad de realización típica,
el agente debe saber que está allanando un domicilio sin contar con todos los
requisitos exigidos por Ley o de que no aparecen las causales que justifican
su realización. Basta el dolo eventual. No requiriéndose la concurrencia de
un especial ánimo en la esfera subjetiva del agente.
Como se sostuvo, las actuaciones de los servidores y/o funcionarios
públicos, en cuanto a la realización típica del delito de Allanamiento ilegal,
son sustraídas del ámbito de punición, en la medida que concurre un precep
to permisivo (ejercicio de una función o cargo), que impide una calificación
positiva del injusto típico(2S4). En dicho proceder, se pueden dar ciertos equí
vocos por parte de los servidores públicos, en lo que refiere a la concurrencia
de Eos presupuestos (materiales y formales), para poder ejecutar legalmente
un allanamiento y, si así pasa, se trataría de un error sobre los presupuestos2 4
9
(294) En el C.P. de 1924, se contenía en el artículo 231°, una serie de causas justificantes es
pecíficas; a más detalle ver, P eña C abrera, R.; Derecho Penal Peruano. Parte Especial,
c it, ps. 348-349.
Título IV: Delitos contra la libertad 749
objetivos de una causa de justificación, que deben ser resueltos según las
reglas del error de prohibición y, no con arreglo al error de tipo,
(295) Así, V illa S te in , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, c it, p. 148.
C apítulo IV
V IO LA C IÓ N DEL SEC R ETO DE LAS
C O M U N IC A C IO N ES
(296) A sencio M ellado, J.M .; Prueba Prohibida y Prueba Preconstituida, cit., p. 103; En contra
M ontero A roca, J.; al sostener, que (...) el derecho a la intimidad y el derecho al secreto
de las comunicaciones son dos derechos distintos, que ni siquiera pueden entenderse
integrados en un derecho más general; La intervención de las comunicaciones telefónicas
en el Proceso Penal. Un estudio jurisprudencial. Tirant lo blancb, Valencia, 1999, cit., ps.
44-45.
752 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. BIEN JURÍDICO
El artículo 161° de! CP. tiende a tutelar aquella información (privada),
que se encuentra materializada, en una carta, un pliego, telegrama, radiogra
ma, despacho telefónico u otro documento, cuyo conocimiento es privativa
sólo de su destinatario y de su remitente.
2. T1PICIDAD OBJETIVA
(301) Así, Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal..,, Vof. I, cít, p. 584; V illa Stein, J.;
Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cít., p. 151.
754 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(303) N úñez, R.; Derecho Penaf Argentino. Parte Especial, T. V, cit., p. 98.
(304) FofítÁN B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 362.
tipo penal, habría que fijarlo en los propósitos ulteriores que guían la conduc
ta del agente. Todo sistema moderno de comunicación es comprendido en la
analogía que anticipa el tipo*3061.
En el caso del “fax”, pensamos que al no poderse abrir de conformidad
con una acepción gramatical, sería preferible conducir esta hipótesis, a la
modalidad de apoderamiento indebido.
La acción típica se determina únicamente con el hecho de que el au
tor, procede a la apertura del documento cerrado, sin consentimiento de su
titular, al margen de si lo lea o rio. Esta última circunstancia es irrelevante no
ya por la dificultad de su prueba, sino porque la tutela penal se dirige aquí a
la forma de comunicación, la cual es secreta en sí misma*3071.
Si la carta está dirigida a una persona jurídica, sin especificar la perso
na física quien tiene el derecho de abrirla, no podrá reputarse el tipo penal en
cuestión, si ésta es abierta por ejemplo por la secretaria del Gerente General;
situación diversa aparece cuando determinada persona está prohibida por la
societas o, en mérito a su situación de insolvente de abrir la corresponden
cia, pues acá ya entró en funciones la empresa liquidadora, que asume la
administración de la persona jurídica.
El medio por el cual la persona logra hacerse de la carta para abrirla
es para el tipo penal irrelevante, sin perjuicio de que puedan concurrir otros
delitos, como ser, el hurto, el robo o la estafa, ente los más normales de
usar*3081; si la apropiación es de un documento que cuenta con un título no
minativo, de valor en cuanto a su cambio en el mercado, la conducta debe
ser desplazada al artículo 185° del C.P. aconteciendo un conflicto aparente
de normas penales. Bajo tales hipótesis, habría que determinar la incidencia
de un concurso delictivo.
Ahora bien, la acción de «apoderamiento», implica una modalidad dis
tinta a la «apertura» de correspondencia, pues por lo general en este caso se
requiere una conducta material que suponga el traslado de la esfera de cus
todia de su titular a la custodia del sujeto activo*3091 o, también aprovecharse
de una determinada posición táctica, para hacerse de la correspondencia.
Desde una posición que abarca una mayor amplitud, es N ú ñ e z , para quien el
apoderamiento furtivo de una carta, pliego o despacho comprende el cometi
do por ardid o engaño, pues, aquí, el apoderamiento mediante fraude no está
separado del furtivo. Como tampoco se excluye del concepto de apodera*3 9
8
7
0
d o s) V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, c it., p. 151.
(307) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 114.
(308) D onna, E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-A, cit., p. 349.
(309) Asi, V illa S tein , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 151.
756 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. EL ACTO INDEBIDO
Como toda conducta que ataca un bien jurídico de índole muy per
sonal, concretamente la invasión de la intimidad {privacy), la voluntariedad
(consentimiento) del titular (remitente), tiene una incidencia directa en el ju i
cio de tipicidad penal, que en este caso, excluye su propia relevancia típica,
por lo que no puede hablarse de lesión alguna al objeto de tutela.
Ahora bien el término de «indebido», nos remite necesariamente al
plano dogmático de la antijuridicidad penal, que en realidad no tiene porque
estar presente en la redacción normativa, pues el injusto típico siempre com
prende una doble valoración (la presencia de lesividad social en cuanto a la
tipicidad y, la ausencia de causas de justificación). Sin embargo, parece que
el legislador, al igual que el delito de Secuestro, ha querido dejar bien en cla
ro, que tipo de conductas estarían sustraídas del ámbito de punición, lo que
puede llegar a confundir el error de tipo con el error sobre los presupuestos
objetivos de una causa de justificación. Lo que en definitiva no tiene nada
que ver con el dolo, este elemento subjetivo sólo ha de abarcar los elemen
tos de tipicidad objetiva y, no los referidos a la antijuridicidad penal<312).
La política jurídica en su conjunto, dispone de ciertas instituciones que
dan lugar a autorizaciones (permisiones), en cuanto a la afectación de bie
nes jurídicos. La primera de ellas, en lo que respecta a la figura delictiva en
comento es la interceptación e incautación de documentos privados, cuando
el juzgador, en el marco de la persecución penal dicta esta medida limitativa
de derecho, sea a nivel de Investigación Preliminar o en el transcurso de la
instrucción, con arreglo a lo previsto en el numeral 9 del artículo 2o de la Ley
Fundamental. La primera posibilidad se contiene en la Ley N° 27379 (artículo
(310) N úsez , R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T, V, d t , p. 1 0 t; Vid., al respecto,
F ontAn B alestra , G.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 364-365.
(311) S oler , S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 118.
(312) En contra S oler , S.; Derecho penal argentino, T. IV, c it, p. 115.
Título IV: Delitos contra la libertad 757
2o, inc. 3). En el nuevo modelo procesal penal, dicha medida restrictiva de
derechos, la hallamos en el artículo 226° del nuevo CPP, para ello se requie
re solicitud del Fiscal y seguidamente la orden judicial del Juez de la IP(313l
Así, también en lo que respecta al “derecho de corrección”, de padres
a hijos, en virtud del cual, están autorizados a custodiar las relaciones de
sus descendientes con el resto de la sociedad, en el marco educativo y re
laciona^31^. Máxime, ante los graves e inminentes peligros, que muestra el
mundo moderno, donde los mecanismos de comunicación que trae a la luz la
informática (Internet), da lugar a situaciones en extremo peligrosas, cuando
paidofílicos u otros, ingresan a dichas redes para captar a víctimas inocen
tes, sobre todo infantes y a veces adolescentes, para saciar sus apetitos más
sórdidos. Por tales motivos, los padres tienen el legítimo derecho de acceder
a ciertos documentos que reciba sus hijos (impúberes).
El patrón o principal, carecen del derecho de abrir la correspondencia
pertenecientes a sus subordinados*3 415*.
3
1
Lógicamente entre consortes, no se acepta la intrusión de correspon
dencia, no hacerlo atentaría contra la intimidad personal de un adulto; el ma
trimonio, en definitiva, no concede tales derechos, cada uno de los cónyuges
conserva intacta el derecho a su personalidad, con ello de su «privacy».
(313) Más al respecto, P eña C abreraF reyre, A.R.; Exégesis del Nuevo Código Procesal Pena/,
(314) F ontAn B alestra , C.; Derecho Penal. Parte Especia/, cit., p. 364.
1. FUNDAMENTOS DE INCRIMINACIÓN
(316) En contra P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Pena!..., Vol. I, c it, p. 589.
(317) Artículo modificado por la Disposición complementaria modificatoria del Decreto Legis
lativo N .° 1182 del 27-07-2015.
Título IV: Delitos contra la libertad 759
(322) Q ueralt J iménez, J oan J.; Derecho penal español. Parte especial. Voi. I, editorial Bosch,
Barcelona, 1986, cit., p. 212.
760 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(323) Así, de forma manifiesta, Peña Cabrera, Raúl; Tratado d e D e re c h o P e n a l..., Vol. I, ps.
590 y ss; Cfr., Morales Godo, J.; Secreto e in v io la b ilid a d de c o m u n ic a c io n e s ..., cit.,
p. 141.
(324) Sin embargo, Sánchez V elarde, P., apunta que en virtud de la nueva Ley N° 27967,
publicada en el diario oficial el 12 de abril de! año 2002, se otorgan facultades ai Fiscal
para la intervención y control de las comunicaciones y documentos privados. Se dice
expresamente que "La presente Ley tiene por finalidad desarrollar legislativamente la
facultad constitucionaJ dada a los jueces para conocer y controlar las comunicaciones
de las personas que son materia de investigación preliminar o jurisdiccional*; M a n u a l
de D e re ch o P ro c e s a l P enal, c it, p. 843.
la intimidad entonces engloba toda una esfera personal del individuo, cuyo
contenido comprende e! secreto de las comunicaciones. La privacidad en
las comunicaciones se extiende a todos aquellos medios u instrumentos que
posibilitan el fluido e intercambio de ideas u informaciones, entre éstos e!
teléfono se constituye en el vaso comunicante que por excelencia utilizan los
individuos para establecer relaciones continuas de intercomunicación.
Sobre e! tema -in comento-, el Tribunal Constitucional españoleen la
sentencia 230/2007, ha señalado que: “2.- Por {o que se refiere ai derecho
al secreto de las comunicaciones (art. 18.3 CE), este Tribunal reiterado que
este derecho fundamental consagra la libertad de las comunicaciones, im
plícitamente, y, de modo expreso su secreto, estableciendo en este último
sentido la interdicción de la interceptación o del conocimiento antijurídicos de
las comunicaciones ajenas-. El bien constitucionalmente protegido es así - a
través de la imposición a todos del «secreto»- la libertad de ías comunicacio
nes, por lo que dicho derecho puede resultar vulnerado tanto por la intercep
tación en sentido estricto -que suponga la aprehensión física del soporte del
mensaje, con conocimiento o no del mismo, o captación, de otra forma, del
proceso de comunicación- como por el simple conocimiento antijurídico de
lo comunicado (...). Igualmente se ha destacado que el concepto de secreto
de la comunicación cubre no solo el contenido de la comunicación, sino tam
bién la identidad subjetiva de los interlocutores, de ahí que se haya afirmado
que la entrega de ios listados de las llamadas telefónicas por las compañías
telefónicas a la policía, sin consentimiento de su titular del teléfono, requiere
resolución judicial, toda vez que el acceso y registro de datos que figuran en
dichos listados constituye una forma de afectación del objeto de protección
del derecho al secreto de las comunicaciones
tra Montero A roca, J.; a! sostener, que (...) ei derecho a la intimidad y el derecho al
secreto de las comunicaciones son dos derechos distintos, que ni siquiera pueden
entenderse integrados en un derecho más general; La in te rve n ció n d e la s co m u n ica
c io n e s te le fó n ica s en e l P ro ce so P e n a l. Un estudio jurisprudencial. Tirant lo btanch,
Valencia, 1999, cit., ps. 44-45..
762 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(329) Polainq Navarrete, M.; D e lito s co ntra la In tim id a d (I), cít., p. 407; Vid., al respecto, Car
boneo. Mateu, J.C./G onzAlez Cussac, J.J.; D e lito s co n tra la In tim id a d ..., c it, p. 323; A lon
so de Escamilla, A.; D e lito s co n tra la In tim id a d ..., c it , p. 167.
4. TIPICiDAD OBJETIVA
Ahora bien, los verbos típicos que toman lugar en la construcción nor
mativa, importa la interferencia y/o escucha de una conversación telefónica.
Por «interferencia», ha de entenderse la acción de interceptar (acce
der) a una comunicación privada. Desde la perspectiva axiológica y teleoló-
gica de consideración del precepto, el término interceptar viene a concordar
con el significado de «acceder al conocimiento», «llegar a saber» o «descu
brir el contenido» de una comunicación de índole privada(336)3 . Significa cau
7
sar interferencia en la comunicación telefónica, la que resultan aumento, dis
minución o neutralización del movimiento de las ondas, que hacen imposible
el sonido de una conversación telefónica normal (entre interlocutores)'3371.
La interferencia, en cuanto penetración de un mecanismo técnico, ha
de repercutir en la pureza de la comunicación generando ruidos extraños,
que a la larga impiden una conversación ciara y/o fluida.
Luego, se hace alusión a la «escucha telefónica», ello importa que el
agente oye, toma conocimiento del contenido de la conversación que se da
entre los interlocutores; para lo cual, se puede haber valido de una serie de
mecanismos de intervención de cualquier clase de telefonía. Se podría decir,
que la escucha puede tener como precedente previo la acción de “interceptar
la comunicación telefónica”, por ío que no serían excluyentes, al menos que
se considere que la interferencia no puede dar lugar ai acceso del conteni
do de la comunicación. Así, P eña C abrera , al considerar que mientras “in
terceptar” está referido a las conversaciones telefónicas, “interferir”, supone
perturbar la comunicación(338)3. No necesariamente es así, una interferencia
9
telefónica, puede también permitir al agente, acceder a la comunicación.
Con la terminología «similar», el legislador ha confeccionado una fór
mula abierta, a fin de evitar que conductas también lesivas para el bien jurí
dico tutelado, caigan en un manto de impunidad, con arreglo al principio de
legalidad. Serán todas aquellas que guardan cierta sinonimia con la “inter
ferencia” y, que de igual forma están en capacidad e idoneidad de invadir la
intimidad, a través de la intrusión a una conversación telefónica. Podría ser la
acción de interceptación, de acceso, de grabación, de intervención13391, etc.
Conforme lo anotado, debe postularse una correcta interpretación dog
mática de la cláusula abierta, que el legislador ha fijado en la composición
normativa del artículo 162° del CP, cuando a la letra señala lo siguiente: “£/
que, indebidamente, interfiere o escucha una conversación telefónica o si
(336) Polaino Navarrete, M.; D e lito s contra !a In tim id a d (I), c it, p. 407.
(3 3 7 ) P eña C abrera , R.; Tratado d e D e re c h o P e n a l..., Vol. I, c it., p s. 5 9 5 -5 9 6 .
(338) Peña Cabrera, R.; Tratado d e D e re ch o P e n a l.,., Vol. 1, cit., p. 597.
(33 9 ) Terminología que se emplea en el nuevo CPP, en mérito a lo previsto en el Sub-capítulo
lí del Capítulo VII, Título ili del Libro Segundo.
766 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(340) Peña Cabrera, R.; Tratado d e D e re ch o P enal. P a rte E special, I, c it, p. 596.
(341) Peña Cabrera, R.; Tratado d e D e re ch o P enal. P a rte E s p a d a !, 1, c it, ps. 594-595.
Título IV: Delitos contra la libertad 767
Sin duda la delimitación del injusto viene condicionado por una inter
vención telefónica “indebida”, en tal virtud, aquellas intervenciones que se
ejecutan en un marco legalmente establecido, se encuentran premunidos
por un precepto autoritativo derivado de una causa justificación (obrar en
cumplimiento de un deber). Sin embargo, pueden existir otras circunstancias
que pueden también derivarse de una cláusula permisiva, el Estado de Ne
cesidad legitima la afectación de un derecho, a fin de salvaguardar un interés
jurídico de orden superior, se aplica el principio del interés preponderante.
Pueden en todo caso, surgir casos excepcionales como la inminente
perpetración de un delito o de su comisión en estado de flagrancia, sobre
todo por bandas u organizaciones delictivas, que ameriten una intervención
inmediata por parte de las fuerzas del orden, en este caso, concurriendo
indicios de inferencia suficiente, se legitima la intervención telefónica sin au
torización judicial, pero sólo de forma excepcional, el Estado de Necesidad
no puede ser caracterizado de forma general, pues, de ser así el derecho a
la privacidad y reserva de las comunicaciones sería vaciado en su contenido
material.
Ahora bien, con mucha precisión L ó p e z B arja en la doctrina españo
la, configura la interacción del derecho penal sustantivo con el derecho penal
procesal, al establecer que el Código Penal tipifica las interceptaciones de las
comunicaciones realizadas sin autorización judicial y el derecho procesal de
termina o debiera determinar los pasos, supuestos, garantías, etc., que deben
concurrir en estas autorizaciones13421. Puede en este caso producirse resolu
ciones inválidas, por afectación a una formalidad no advertida por su ejecutor,
configurándose de esta forma un error en la percepción antijurídica del acto, lo
cual se conduce el error de prohibición siguiendo las reglas de la teoría estricta
de la culpabilidad, que equipara el error sobre los presupuestos de justificación
a las del error de prohibición (error sobre la conciencia del injusto)*3431.
No cabe en este apartado hacer una extendida alusión a las diferentes
concepciones normativas que puede dar lugar el término "indebidamente”,
esto es, si la falta de autorización legal para interceptar las comunicaciones
refiere a un elemento propio del tipo, o en su defecto, refiere a un elemento
de la antijuridicidad. En definitiva, la existencia de una resolución judicial que
autorice la intervención telefónica hace que la conducta devenga en "atípi
ca”, mas no por autorizaciones que se funden en el mismo contenido de la
tipificación normativa, sino que tipos como este, exigen necesariamente una
remisión a otras normas a fin de completar el tipo del injusto.3 2
4
(342) López Barja de Q uiroga, Jacobo; Las escuchas telefónicas y la prueba ilegalmente obte
nida. Ediciones Akal S.A, M adrid-Espafia, 1989, c it, p. 171.
(343) Así, Ruiz V a d il l o , E.; c it, p. 232.
768 Derecho penal - Parte especial: Tomo í
(344) López Barja de Q uiroga, J.; Las escachas telefónicas y ¡a prueba ilegalm ente obtenida,
c it.p s . 173-174.
(345) Así, A lonso de Escamilla, A.; Delitos contra la Intim idad..., c it, p. 167.
(346) Así, Bustos Ramírez, J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 108.
(347) Lozano Miralles, J.; Delitos contra la Intim idad..., cit., p. 213.
Título IV: Delitos contra la libertad 769
7. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
El tipo penal in comento, sólo es reprimióle a título de dolo, conciencia
y voluntad de realización típica, en el sentido de que el autor debe saber que
está interfiriendo o escuchando de forma ilegal, una conversación telefónica.
Si bien, el propósito ulterior del agente, estará insito en la modalidad
típica, de acceder a cierta información, en cuanto a los secretos que se guar
dan en la intimidad de las personas; dicha esfera anímica no requiere ser
verificada a efectos de valorar el juicio de tipicidad penal.
La duda sobre el carácter de “indebido", no puede ser concebida como
un error de tipo, sino como un error sobre los presupuestos objetivos de una
causa de justificación, que deben ser tratados con arreglo a lo dispuesto en
el segundo párrafo del artículo 14° del C.P.
8. CIRCUNSTANCIAAGRAVANTE
-El tipo penal in comento, determina una sanción punitiva de mayor
intensidad, tomando en cuenta la cualidad funcional del agente, en este caso
se determina que el funcionario público que perpetra el injusto típico, será
reprimido con una pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de
cinco años e inhabilitación conforme al artículo 36°, incisos 1, 2 y 4.
La comisión de esta figura delictiva, será cometida, en la generalidad
de los casos, por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones,
cuando en el marco de la persecución penal o la investigación, se ejecutan
interceptaciones telefónicas sin contar con autorización jurisdiccional habili
tante del juzgador competente o, se pretende convalidar su realización, ar
gumentando la concurrencia de flagrancia delictiva, que en realidad no se ha
producido. En estos casos, debe analizarse, si que el ejecutor de la medida
ilegal, está actuando de motu proprio o, en su defecto, mediando una orden
(348) Polaino Navarrete, M.; D elitos contra ¡a Intim idad (I), cit., p. 408.
770 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
del superior jerárquico; si esto es así, la conducta del superior será punible
conforme las reglas de la autoría mediata, en base a la causal de la obe
diencia debida y, el ejecutor subordinado, podrá ser eximido de pena. Sin
embargo, si la orden era «manifiestamente ilegal», pues no se advertía un
viso mínimo de legalidad, la conducta del superior será la de un instigador y,
la del inferior jerárquico, reprimible a título de autor inmediato.
Situación distinta aparece en el caso de las organizaciones crimina
les, que se sitúan en ia cúspide de! poder y, que desde dicha plataforma
gubernamental, cometen una serie de ilícitos penales, de forma sistemática
y previamente concertada. Los que manejan la voluntad suprema de la or
ganización delictiva, al contar con el dominio funcional de dicha asociación,
serán considerados como autores mediato y, los ejecutores como autores
inmediato, siempre y cuando se acredite la naturaleza fungible y plenamente
sustituible de Eos ejecutores.
Por lo expuesto, no sólo los efectivos policiales pueden estar incursos
en esta modalidad delictiva, sino también generales, coroneles de las Fuer
zas Armadas, ministros, jefes sectoriales, alcaldes, Presidentes de Gobier
nos Regionales, etc.; lo importante a todo esto, es que se verifique no sólo la
condición jurídico-pública que exige la redacción normativa, sino también el
prevaíimiento de la función pública, a fin de dotar de legitimidad la agravante
en cuestión.
9. COMENTARIOSALALEY30096
En orden democrático de derecho, constituye una prioridad, la defensa
irrestricta de los derechos fundamentales, no sólo con reconocimientos nor
mativos -que así lo disponga-, sino también con instrumentos y herramientas
legales, conducentes a prevenir aquellas conductas tendientes a vulnerar
el contenido esencial de algunos de estos derechos. Y, con el factor de pre
vención, no solo nos referimos al empleo natural del Derecho penal, sino de
otros medios de control social que puedan en realidad contener esta clase
de comportamientos.
Lo sucedido en el Perú en la década de los noventa, en cuanto a esa
grandilocuente delictuosidad, -que puso en vilo a nuestra Nación-, parece
que no ha quedado en el anal de los recuerdos; aquellas prácticas oscu
ras, que arrasaron con los cimientos de nuestro sistema democrático, que
debilitaron la vigencia irrestricta de estos derechos fundamentales, se torna
nuevamente en una práctica recurrente en otros tiempos y contextos, al ad
vertirse en el día a día, la interceptación sistemática de las comunicaciones
privadas, ya no solo desde fachadas de personas jurídicas, sino también a
través de personajes oscuros, que desde el anonimato y tal vez, con el res
paldo de personas importantes, hacen del pinchazo telefónico, una actuación
Título IV: Delitos contra la libertad 771
(349) Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Pena!. Parte Genera!, T. I, c it, ps. 624-630.
772 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(350) Información que ha sido significativamente extendida, tal como se puede apreciar de
los artículos 15-A y 15-B de la Ley en referencia.
(351) Paso previo a la exhibición, revelación, difusión o hacer accesible, el contenido de
información y/o actividades secretas del Sistema de Defensa Nacional, puede en algu
nos casos, demandar (quien está fuera del sistema) la interceptación telefónica de las
comunicaciones privadas, donde ha de reconocerse que esta última acción puede ser
cometida por una persona ajena a la que ejecutó el pinchazo telefónico.
774 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
10. COMENTARIOSALALEY30171
No falto mucho tiempo, para que el legislador vuelva a reformar el artí
culo 162° del CP, es decir, luego de aproximadamente cuatro a cinco meses,
vía la dación de la Ley N° 30170, es incide en una modificación en la redacción
normativa. La primera de éstas, tiene que ver con un asunto de especificidad
legal, pues la descripción típica -vía la Ley N° 30096- hacía alusión que: cuan
do la acción recaiga sobre «información clasificada» como secreta, reservada
o confidencial, de conformidad con las normas de la materia; habiéndose dis
puesto ahora, que es de conformidad con la Ley N° 27806 - “Ley de Transpa
rencia y Acceso a la Información Pública”. Puntualización normativa, que en
el examen de la Ley N° 30096, fue tomada en cuenta por nosotros, por lo que
este cambio en la redacción no amerita mayor análisis.
Por otro lado, en el marco de la construcción de una «circunstancia de
agravación», el legislador ha perfilado una caracterización de orden crimino
lógica, al señalar que si el agente comete el delito como integrante de una
organización criminal, la pena se incrementa hasta en un tercio por encima del
máximo legal previsto en ios supuestos anteriores. El tema de la pertenencia
a una «organización criminal», ha sido objeto de un profundo análisis, en los
comentarios vertidos en el marco de la Ley N° 30077 - “Ley contra el Crimen
Organizado”, que ha repercutido en toda una vastedad de delitos, como se
aprecia de las disposiciones legales que la comprenden. Ahora bien, el asunto
pasa por la pena a imponer, en la medida que se ha previsto la posibilidad, de
que la concurrencia de esta agravante, ha de ir por encima del marco legal
máximo, en evidente vulneración al principio de culpabilidad por el hecho, con
cordante por un Derecho penal del acto, donde la pena máxima es el límite que
informa el principio de «culpabilidad». Como lo sostenemos en nuestros estu
dios de la Parte General, -cuando la Ley-, permite rebasar el umbral del marco
penal, ingresamos a planos propios de la personalidad humana, donde gravita
un concepto afincado en un «Derecho penal de autor», lo cual no puede legi
timarse con la modificación sufrida en el numeral VIII del Título Preliminar del
CP, como consecuencia de la Ley N° 28730 del 2006.
11. COMENTARIOSALDECRETOLEGISLATIVO1182
En los últimos tiempos, la vida política de nuestro país, se ve envuelta
en escándalos de diversa especie, entre éstos los presuntos seguimientos
y intervenciones telefónicas a políticos de oposición y periodistas, conforme
lo develan foros de la presa y de la política nacional. Actos de reglaje y de
intervención a fas comunicaciones privadas (telefónicas), que tendrían como
protagonistas a miembros de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINi).
Interceptaciones de conversaciones telefónicas que son materia de difusión
por parte de los medios de comunicación social, teniendo como interlocuto
Título IV: Delitos contra la libertad 775
(353) Artículo incorporado por la Disposición complementaria modificatoria del Decreto Legis
lativo N.® 1182 del 27-07-2015.
Título IV: Delitos contra la libertad 777
criminal; en el caso que nos ocupa, por los hechos enrostrados por los me
dios de comunicación social, dando cuenta de intervenciones telefónicas por:
doquier. Situación que amerita una redefinición del estado de las cosas, de
ejercer una reforzada prevención y persecución de esta ilicitud penal; que
conforme a lo primero, supone identificar ya probables intenciones de come
ter este hecho punible, que pueden vislumbrarse cuando se poseen equipos
de esta naturaleza (chuponeo).
Para ser sinceros, esta situación -es en realidad alarmante-, al ser co
nocido de organizaciones delictivas que se dedican a la interceptación telefó
nica, por lo que la pregunta es la siguiente ¿Cómo ingresan estos equipos al
Perú? ¿No será que existen máquinas que han quedado de tiempo atrás, no
inventariadas y/o registradas, que se utilizaban en la década de ios noventa,
para el chuponeo de muchas víctimas? Supuestamente, la adquisición de
equipos de esta naturaleza requiere de una autorización especial, de un con
trol riguroso por parte de las autoridades competentes, precisamente la falta
de fiscalización de ello, es que permite que gente inescrupulosa los empleen
para las escuchas ilegales.
Según fuentes periodísticas ("CUARTO PODER”), La Dirección Na
cional de Inteligencia (DIN!), habría gastado casi US$ 1 millón de dólares en
adquirir un equipo de interceptación telefónica en el 2012, habiéndose auto
rizado una partida de 2’500.000 de soles para un proyecto especia!.
La normativa -in examen-, no solo hace alusión a la fabricación, ad
quisición, posesión, comercialización o introducción al territorio nacional de
equipos de interceptación telefónica, sino también de softwares destina
dos a tal propósito. Importante, pues estos programas digitalizados poseen
idoneidad para la intervención de las comunicaciones privadas, por lo que
siguiendo en estricto el principio de legalidad, resulta positiva su inclusión
normativa. Se mencionan en los medios técnico-especializados, al FlexiSPY,
como software que se instala en un teléfono celular; éste una vez instalado,
registra todo lo que se discurre en el aparato telefónico, transfiriendo esta in
formación en una cuenta de Internet, donde se puede ver dichos datos desde
cualquier computadora conectada desde Internet; así también, se identifica
al AIRPROBE, cuya principal función es la grabación de una conversación
telefónica, y decodificar llamadas GSM.
Nótese algo de relevancia, que la estructuración típica requiere las
modalidades típicas -en cuestión-, sean realizadas con la finalidad de inter
ceptar iíegaimente las comunicaciones, esto es, aparte del dolo se requiere
la verificación de este elementos subjetivo de naturaleza trascendente-ajeno
al dolo-; necesario para delimitar los campos de licitud, en que pueda mover
se el agente, al ser más que claro, que en algunos casos la adquisición y/o
posesión de estos equipos estarán revestidas de licitud, al estar destinadas
a la interceptación autorizada (lícita) de las comunicaciones privadas, v. gr.,
778 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(354) Debe añadirse también la tentativa del tipo penal de interceptación e intervención tele
fónica.
(355) Artículo incorporado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N .° 1234, del 26-09-
2015.
Título IV: Delitos contra la libertad 779
(356) Flores Prada, I.; Criminalidad inform ática, c ít, ps. 54-55.
(357) Artículo 1.
Título IV: Delitos contra la libertad 781
1. BIEN JURÍDICO
2. TIPICIDAD OBJETIVA
2.1. Sujetoactivo
De la descripción normativa se desprende que es un delito común,
pues puede ser cometido por cualquier persona, sin necesidad de que medie
vinculación alguna con el sujeto pasivo.
2.2. Sujetopasivo
De igual forma puede ser cualquier persona, inclusive una persona
jurídica, cuando figure así como destinatario de la correspondencia.
(358) Cfr., Soler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., ps. 116-117.
(359) N úñez, R.; Derecho Penal Argentino. Parte Especial, T. V, cit., p. 102.
782 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. BIEN JURÍDICO
El tipo penal previsto en el artículo 164° del C.P, ha de tutelar la in
tim idad personal de ios individuos, concretamente la privacidad de las co
municaciones, que se ve violentada, cuando el agente, divulga, mediando
publicación, el contenido de la correspondencia, poniendo a conocimiento
del público, hechos que el sujeto pasivo quiere mantener en reserva.
De recibo, quien es el remitente de la misiva, se constituye en titular
del contenido, por lo que recibe protección penal, ante su publicación no
autorizada; empero, nos parece adecuado según el principio de «mínima in
tervención», que el legislador haya condicionado la punición de la conducta,
a la causación de un perjuicio a otro, elemento normativo, que esta fuera del
injusto y de la culpabilidad.3
8
6
2. T1PICIDAD OBJETIVA
2.1. Sujeto activo
Sujeto ofendido puede serlo cualquier persona, inclusive el destina
tario, que por lo general será quien divulgue el contenido de la correspon
dencia; a diferencia de las modalidades típicas, comprendidas en los tipos
penales que se contraen en los artículos 161° y 163°, no podrá serlo en
principio, quien no era destinatario de la correspondencia, aunque de una
lectura de su redacción normativa, no se puede descartar dicha posibilidad,
de que sea una persona ajena al antes mencionado. Situación que en de
finitiva incide en el marco de la adecuación típica, pues es de verse, que la
apertura de la carta es en definitiva un paso previo a la «divulgación», por lo
que ya estaría consumado el hecho con arreglo a la figura de «violación de
correspondencia»^701. Siendo así, no queda más que restringir la circulari-
dad de autores, a los destinatarios de las misivas.
1. ASPECTOS PRELIMINARES
El ejercicio de una determinada profesión, cargo y/o oficio no sólo exi
ge que su realización se plasme de forma eficaz y eficiente, con arreglo al
desempeño de la función encomendada y de acorde a su naturaleza, sino
que el debido profesionalismo exige a su vez, una total rectitud, en cuanto a
la información que por dicho ejercicio se pueda obtener, pues dichos datos
o dígase compendio informativo, pertenece exclusivamente a la empresa,
institución pública y/o privada así como personas naturales, en la cual presta
sus servicios el profesional; por no menos decirlo, cuando el autor, sustrae
dicho bagaje cognitivo y lo revela al exterior, afecta la privacidad por la que
se encuentra revestida dicha información.
Desde el momento en que una persona empieza a laborar en deter
minada institución y/o empresa, se hace responsable de la información que
maneja, cuya relevancia con respecto a los competidores, la torna más con
fidencial. Inclusive algunas instituciones, obligan al trabajador a firm ar do
cumentos de confidencialidad, vía declaraciones juradas. Hoy en día, ante
un mercado caracterizado por la competitividad de sus agentes, donde se
encarna una lucha tenaz por la obtención de ios clientes y/o usuarios, se
muestra como indispensable, que las informaciones con que se cuenta cada
una de ellas, esté blindada con un máximo de reserva, en la medida que
790 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. BIENJURÍDICO
El tipo penal previsto en el artículo 165° del C.P. se orienta a tutelar la
intimidad de las personas, que por motivos estrictamente profesionales y, ba
sadas en una relación de confianza, son transmitidas a ciertas personas, que
desempeñan una serie de actividades. Se prevé y se trata de evitar el peligro
que el agente llegue a doblegar la voluntad del sujeto pasivo con la amenaza,
por lo menos implícita, de revelar secretos que captó de él a raíz de su activi
dad profesional o en razón de las relaciones propias de su estado(390).
M orales P rats, analizando el artículo 199.2 del C.P. español, señala
que tiene como bien jurídico protegido la intimidad de los clientes y no in
tereses corporativo-gremiales, centrados en la idea de rectitud del ejercicio
profesional, pues esta dimensión es la contemplada prioritariamente en las
normas sectoriales de deontología profesional*3 391*. Es decir, si bien la confi
0
9
dencia del secreto profesional se basa en un matiz axiológico (ético), dicho
contenido meta-jurídico, no podemos sin más desplazarlo a la esfera de tu
tela por parte del derecho punitivo, pues debe seguirse el criterio material
adoptado en el Capítulo II del Título IV del C.P.
3. TIPICIDAD OBJETIVA
(392) Así, V illa S tein , J.; Derecho Penal. ParteEspecia!, t-B, cit., p. 161.
(393) P eRa C abrera , R.; TratadodeDerechoPenal..., Vol. t, cit., p. 626.
Título IV: Delitos contra la libertad 793
sal de atipicidad penal, pues es de verse, que no puede hablarse de una lesión
a la intimidad personal, cuando su propio titular autoriza la divulgaciónt407).
Dejando de lado, las causas de atipicidad penal, el análisis ha de cen
trarse en el plano dogmático de la antijuridicidad penal. El artículo 156° del
C.P. argentino, incluye en su redacción típica, el elemento “causa justa”; ésta
concurrirá cuando una ley conceda al autor la autorización de revelar el se
creto, a fin de cautelar intereses jurídicos de orden superior, por tanto, impor
ta un precepto permisivo, una causa de justificación.
No son elementos que se encuentran incluidos en la tipicidad penal, en
tanto suponen autorizaciones, permisos, concesiones que deben ser valora
dos en la antijuridicidad penal, por lo tanto no tienen porque ser abarcados
por el dolo del autor.
El abogado (procurador), se dice es quien defiende los intereses jurí
dicos de su patrocinado, en cualquier proceso judicial, pues ha de buscar la
respuesta jurisdiccional que haya de repercutir positivamente en la posición
legal de su defendido, para tal fin ha de interponer todos los mecanismos
y/o instrumentos procesales, que la Ley le concede; el defensor técnico no
es parte de la administración de justicia, pero no por ello está autorizado a
pretender torcer la ratio de la norma, de presentar testigos falsos, documen
tos apócrifos u otros medios vedados, que no sólo riñen contra el contenido
axiológico de la profesión, sino también, puedan dar lugar a la configuración
de un injusto penal. Entonces, el abogado defensor no puede traicionar la
confianza de su patrocinado, cuando le revele un aspecto personal; si del
proceso penal se trata, no olvidemos que el imputado no tiene la obligación
de decir la verdad, ni de aportar prueba en su contra {nemo tenetur sea
ipso accusare), incluso dicen algunos tiene el derecho de mentir; por tales
motivos el abogado no tiene el deber de denunciar el hecho que conozca
por medio del secreto profesional*4 408*. Sin embargo, debemos conciliar los
7
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intereses privados que se derivan del patrocinio legal, con aquellos estricta
mente públicos; si el abogado, en razón de su función, recibe información de
que se va a perpetrar un homicidio o una violación, tiene el deber de divulgar
dichos hechos, pues aparecen bienes jurídicos preponderantes que hacen
declinar al profesional del deber de confidencialidad, que da lugar a un esta
do de necesidad justificante.
El médico como profesional de la salud, recibe diariamente en sus
consultas una historia médica, donde se hace constar las enfermedades que
puede padecer el paciente, por lo que se entera de ciertos aspectos propios
de la intimidad personal; (...) cuando el médico pone en conocimiento de
parientes del enfermo algún peligro de contagio, o a la nodriza sobre la posi
(407) Así, Morales Prats, F.; Comentarios a la Parte Especial dei Derecho Penal, c¡t, p. 441.
(408) Vid., Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, d t, p. 380.
Título IV: Delitos contra la libertad 797
todo ciudadano tiene el deber de declarar ante la justicia, sin embargo, cier
tas personas pueden abstenerse de brindar su testimonial, cuando existe
una vinculación con el imputado, mediando el «secreto profesional»; como
escribe M o r a les P r a ts , en la actualidad la mayoría de los ordenamientos in
cluyen en la ley procesal penal el reconocimiento de «ius tacendi» por razón
del secreto profesionai(411). Así, lo reconoce el artículo 141° del C de PP y el
artículo 165.2 del nuevo CPP; mientras el primero de los nombrados, señala
que no podrán ser “obligados a declarar”, el segundo hace alusión al “deber
de abstenerse de declarar”.
Consideramos en todo caso, que el deber de confidencialidad, no pue
de estar sujeto a la voluntad del profesional, sino a la voluntad del interesado,
por lo que sólo éste último puede autorizar al primero a brindar su testimonio,
como se desprende del inc. a) del artículo 165.2 del nuevo CPP, por ende,
ya no podemos hablar de secreto alguno(412), desaparece por tanto el juicio
de tipicidad penal. Lo que implica en otras palabras que el consentimiento
deviene en obligatoria la prestación de la declaración testimonial. Sin embar
go, pueden darse otros casos, en que se dé la obligación a declarar, cuando
por ejemplo el profesional ha sido testigo presencial de una violación sexual,
en tales casos, quebrándose el deber de reserva, estamos ante un precepto
autoritativo (causa de justificación), pues el juez determina la obligación de
prestar el testimonio*413*.
Quienes están exceptuados al deber de declarar, con dispensa del in
teresado, son los Ministros de culto religioso(414), pero siempre queda abierta
la posibilidad de acudir a razones de interés público.
En los casos que hemos puesto de relieve, cuando no se puede obligar
al profesional a revelar el secreto, si bien dicho comportamiento encaja bajo
los alcances normativos del tipo penal de encubrimiento, no es menos cierto,
que la conducta estará exenta de pena, al concurrir la excusa absolutoria que
se contiene en el articulo 406° del C.P.
(411) Morales Prats, F.; Coméntanos a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 451.
(412) Vid., S oler, Derecho penal argentino, T. IV, c it, p. 137.
(413) El Códice d i Procedura italiano, dispone en el artículo 450°, que el Juez puede obligar
a testificar si tiene motivos de duda sólidos y racionales de que el acogimiento a la
dispensa es infundado, siempre y cuando no pueda proseguirse con la instrucción sin
el examen testifical de la persona.
(414) Así, el nuevo CPP, articuló 165.2, inc. a).
Título IV: Delitos contra la libertad 799
1. FUNDAMENTO DE LA INCRIMINACIÓN
(416) García Morillo, J. y otros; Derecho Constitucional, Vol. I, cit, ps. 280-281.
(417) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. l, cit, p. 623.
802 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
sar sus ideas en público y privado, la misma razón le asiste para buscar otros
hombres con la finalidad de enseñar o aprender, propagar ideas o compartir
ías, peticionar ante las autoridades, orientar la opinión pública, acciones en
común o protestar pacíficamente(418). Para otros en la doctrina constitucio
nal, el derecho de reunión, es consecuencia indispensable de la libertad de
expresión(419)4 .
0
2
La Ley Fundamental acoge los valores primordiales de un Estado
Constitucional de Derecho, en la cual resaltan la libertad de religión, de aso
ciación, a reunirse pacíficamente sin armas, el derecho a participar, en forma
individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la
Nación, el derecho de huelga, etc.; toda una enunciación numerativa que
glosa una serie de actividades de diversa índole, que son consustanciales a
los fundamentos de un orden democrático de derecho. Frenar, reprimir y/o
impedir una reunión pública supone una ofensa a las libertades públicas e
individuales, con ello dando lugar a un verdadero Estado de Policía. Cuando
el complot, la conspiración y la rebelión se hacen presentes, amén de garan
tizar la estabilidad del régimen constitucional, el derecho de reunión se ve
seriamente debilitado.
Los alcances de este derecho, la mayor o menor amplitud con que
se lo reconoce, son situaciones que marcan muy claramente el grado de
sinceridad democrática y liberal de una sociedad y de un gobierno, concluye
S o l e r <420).
(418) M esía Ramírez, C.; Libertad de reunión en locales privados y públicos. En: La Constitu
ción Comentada..., cit., p. 152.
(419) García Morillo, J. y otros; Derecho Constitucional, Vo!. I, d t„ p. 281.
(420) Soler, S.; Derecho Penal Argentino, T. IV, d t , p. 165
Título IV: Delitos contra la libertad 803
2. BIENJURÍDICO
El artículo 166° del C.P, tiende a tutelar aquel aspecto de la libertad
personal, que se manifiesta de forma colectiva, cuando varias personas se
agrupan de forma concertada en lugares públicos, para materializar fines lí
citos. Este derecho es concomitante al de libertad de pensamiento y libertad
ambulatoria, de rango constitucional^21*.
3. TIPICIDADOBJETIVA
3.1. Sujetoactivo
Autor de este delito puede ser cualquier persona, no se exige una de
terminada cualidad funcional y, si ésta concurre en la persona del agente, la
tipificación se reconduce al tipo penal previsto en el artículo 167°.
3.3. Modalidadtípica
De la construcción en cuestión, toma lugar una modalidad que se ma
terializa mediando la violencia y/o la amenaza, impidiendo o perturbando una
reunión pública lícita.
¿Qué entendemos primero por reunión? En principio supone la con
junción de varias personas en un determinado espacio físico, que de forma
concertada se reúnen para la concretización de un fin lícito. G a r c ía M o r il lo
en la doctrina constitucional, distingue cuatro caracteres básicos. En primer
lugar, la previa concertación, que la diferencia de las meras agregaciones
espontáneas, y que lleva aparejado un elemento subjetivo, de conocimiento
de la reunión a que se asiste y de la finalidad que ésta persigue, así como
(421) V illa Stbn , J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, cit., p. 164.
(422) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., p. 625.
804 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(426) Bustos Ramírez, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 389.
(427) Mesía Ramírez, C.; Libertad de reunión en locales privados y públicos, cit., p. 154.
806 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
4. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
La figura delictiva comprendida en el artículo 166°, adquiere perfección
delictiva, en dos momentos distintos: primero, cuando la reunión es impedida
de iniciarse o ya comenzada, se ve frustrada su culminación, ante su emi
nente disolución; segundo, la perturbación ha de consumarse, en el instante
que la reunión no puede desarrollarse de forma normal.
(428) V illa Stein , J.; Derecho Penaf. Parte Especial, I-B, cit-, p. 165.
(429) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 395; Vid., S oler, S.; Dere
cho penal argentino, T. IV, cit., p. 169.
(430) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. i, cit., p. 625.
(431) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 396.
Título IV: Delitos contra la libertad 807
Todo acto material tendiente a lograr ese fin (impedir, perturbar), sin
que el autor lo consiga por causas ajenas a su voluntad, constituye tentati
va^.
5. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Según se desprende de la redacción normativa del tipo penal in exami
ne, sólo resulta reprimible la conducta a título de dolo, conciencia y voluntad
de realización típica; el autor debe saber qué esta impidiendo o perturbando
una reunión pública lícita. Podría presentarse ciertos errores, en cuanto a la
licitud de la reunión, lo que no obsta a que se le pueda incriminar por otros
delitos, si es que con su acción llega a lesionar otros bienes jurídicos.
1. TIPICIDADOBJETIVA
1.1. Sujetoactivo
A diferencia del tipo penal anterior, el artículo 167° exige para ser au
tor la cualidad de funcionario público, por lo que se constituye en un delito
especial impropio, en tanto la agravación reside en la posición funcional del
agente.
1.3. Modalidadtípica
La construcción normativa de la figura en cuestión, supone el «abuso»
de la función pública, en orden a no autorizar, no garantizar, prohibir o impe
dir una reunión pública, lícitamente convocada.4 2
3
(432) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 396.
808 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(433) P eña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, c ít, p. 628.
Título IV: Delitos contra la libertad 809
2. FORMASDEIMPERFECTAEJECUCIÓN
El tipo penal previsto en el artículo 167°, adquiere perfección delictiva,
cuando la reunión pública lícita, no se llega realizar, sea porque el funcionario
no la autorizó, no la garantizó o, cuando el agente expide una orden prohi
biendo su concreción o, ya con actos materiales que la impiden. Quienes eje
cutan materialmente el hecho, serán los autores inmediatos, como inferiores
que recibe la orden del superior, éste último será responsable como autor
mediato, siempre que no se revele una actuación manifiestamente ilegal.
La tentativa resulta admisible, aunque de difícil delimitado es se
trata de un delito instantáneo.
3. TIPOSUBJETIVODELINJUSTO
Según la redacción normativa que se contrae de este articulado, sólo
es punible la conducta a título de dolo, conciencia y voluntad de realización
típica; el autor debe saber que está negando la autorización o garantía de
una reunión pública lícita que cumple con todos los requisitos de Ley para
su permisión; o, siendo consciente de que no debe prohibir y/o impedir la
reunión y, aún así lo hace.
Puede darse un error de tipo, cuando el agente duda, de la licitud de la
reunión o, sobre los requisitos que debe cumplir. De acorde a la naturaleza
de este delito, el error de prohibición es de muy dudosa aceptación.
Capítulo V il
VIO LA C IÓ N A LA LIBERTAD DE TRABAJO
1. ASPECTOSGENERALES
Se ha escuchado siempre que el trabajo dignifica al hombre y, que a
su vez constituye el motor que impulsa el despegue económico-social de
cualquier Estado y/o sociedad. En efecto, la prosperidad sólo puede alcan
zarse mediante el ejercicio permanente y denodado de las actividades socio
económicas, que se exteriorizan a partir del derecho al trabajo.
El Estado ha de procurar siempre, de proveer los mecanismos nece
sarios e indispensables, para que eí individuo pueda acceder al mercado
laboral y, así desempeñarse en cualquiera de las múltiples actividades que
se desarrollan en dicho núcleo económico. Por eso se dice, que el derecho
al trabajo, puede verse desde un doble baremo a saber: primero, como pla
taforma esencial para la autorrealización de la persona humana y, segundo
como base fundamental para el desarrollo socio-económico de un país; por
ello, el trabajo, como quehacer fundamental del individuo debe estar debida-
(434) Artículo modificado por el Artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323, publicado el 06
enero 2017
812 Derecho penal - Parre especial: Tomo I
(435) Toyama Míyagusuku, J.; D eber y derecho a l trabajo. En: La Constitución Comentada...,
c it, p. 513.
Título IV: Delitos contra la libertad 813
(436) Peña Cabrera, R.; Tratado de D erecho P e n a l..., Vol. I, cit., p. 634.
Título IV: Delitos contra la libertad 815
2, BIENJURÍDICO
Cuestión primera a saber, es que en realidad resulta complicado pre
tender sistematizar de forma homogénea el bien jurídico -objeto de tutela-,
por parte del artículo 168° del C.P. pues las conductas típicas que se glosan
en el contenido total del articulado responden a una naturaleza jurídica diver
sa. Primero, se diría que de forma general sería la «seguridad de las condi
ciones mínimas del ejercicio de la actividad laboral, en el marco de sujeción
a ciertos patrones establecidos por las normas laborales del derecho positivo
nacional y de la normatividad internacional, dispuesta por la OIT». Tal vez
la acepción anotada sea muy amplia y, requiera en cada supuesto típico de
mayor concreción material.
Como bien anota M o r illa s C u e v a , lo que se sanciona no es «el re
ducir las expectativas indubitadas de los trabajadores en expectativas de
dudosa realización, sino en la efectiva lesión de los derechos mismos y, en
cualquier caso, porque el concepto aquí de seguridad es excesivamente
equívoco»t438).
(437) BajoFernAndez, M.; Delitos contra la Libertad y Seguridad en e l Trabajo. En: Cuadernos
de Política Criminal, cit., p. 151.
(438) Morillas Cueva, L.; Delitos contra ¡os Derechos de ¡os Trabajadores, cit., p. 895; Al res
pecto, Mestre Delgado, E.; Delitos contra los derechos de los trabajadores y contra los
derechos de tos ciudadanos extranjeros, cit., ps. 404-405.
816 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(439) V illa S tein, J.; Derecho Penal. Parte Especia!, l-B, cit., p. 171.
(440) Así, Valle Muñiz, J.MJV illacampa Estjakte, C.; Comentarios a la Parte Especial rie l De
recho Penal, cit., p. 1060.
(441) Cfir., P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, c it, p. 650.
Título IV: Delitos contra la libertad 817
3. TIPICIDADOBJETIVA
3.1. Sujeto activo
En principio, será el empleador, que puede o no ser un empresario,
también no podemos dejar de lado a los terceristas (services); se incluye al
Estado, cuando participa en el mercado laboral a través de las contratacio
nes que se suscriben por medio de tos diversos estamentos que comprenden
la Administración Pública. Se requiere, pues una condición específica, dando
lugar a un delito especial.
Para ser considerado autor, debe tratarse de una persona física, pero
sí esta no es directamente individualizable, cuando se contrata a través
de una persona jurídica{444) {societas), ésta no será el sujeto activo, sino
que en aplicación del artículo 27° del C.P. (actuar a nombre de otro), el
desplazamiento del juicio de imputación penal se traslada a todas aquellas
personas que ejercen posiciones de dominio social en los órganos de re
presentación.
(44 2 ) Maktínez-Buján Pérez, C .; Delitos contra (osderechos de los trabajadores..., c it, p. 690.
(443) P eña C abr era, R ; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, cit., p. 649.
(44 4 ) Vid., B ustos R amírez , J.; M anual de Derecho Penal. Parte Especial, cit, p. 396.
818 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
del Perú (CGTP), llega a constituirse como la central más importante del
paísí45°).
La Constitución Política, en su artículo 28° reconoce el derecho de
sindicación, garantizando ia libertad sindical, formar sindicatos, de afiliarse
a un sindicato de su elección (positiva) así como el derecho de no afiliarse
(negativa).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha desarrollado ex
tensamente e! contenido de este derecho a través de diversos convenios
y recomendaciones, señala D olorier T orres. Asimismo, en la 86° Confe
rencia Internacional de! Trabajo, donde se aprobó la “Declaración de la
OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su
seguim iento”, esta Organización consagró el derecho a la libertad sindical
como un derecho fundamental del trabajo, lo que trae como consecuencia
que todo Estado miembro de la OIT, por el solo hecho de permanecer en
ella, adquiere el compromiso de promover y hacer realidad el derecho a la
libertad sindical4
(451).
0
5
El artículo 2o del DL N° 25592, dispone a la letra que el Estado reco
noce a los trabajadores el derecho a la sindicación, sin autorización previa,
para el estudio, desarrollo, protección y defensa de sus derechos e intere
ses y ei mejoramiento social, económico y moral de sus miembros; mientras
que el artículo 3o, establece que la afiliación es libre y voluntaria. No puede
condicionarse el empleo de un trabajador a la afiliación, no afiliación o desa
filiación, obligársele a formar parte de un sindicato, ni impedírsele hacerlo.
Finalmente, el artículo 4o (in fine), proscribe taxativamente cualquier clase de
coacción, restricción y menoscabo, por parte del empleador y/o el Estado, en
lo que respecta ai derecho de sindicación. Debe ser siempre, el ejercicio libre
y voluntario que presta el trabajador, dando su conformidad a integrarse a un
sindicato o, en su defecto de no pertenecer al mismo.
Como decía S oler, en su tiempo, la infracción es una creación mo
derna de la lucha económica(452). Actualmente, como se expuso, las orga
nizaciones sindicales han ido perdiendo peso en las relaciones laborales,
producto de la incorporación de nuevas figuras de contratación laboral, de!
debilitamiento de la estabilidad laboral y de la influencia de la actividad polí
tica partidaria.
(457) V illa Stein, J.; Derecho Penal. Parte Especial, l-B, d t, p. 172.
Título IV: Delitos contra la libertad 825
(458) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P enal..., Vol. I, ctt, p. 663.
Título IV: Delitos contra la libertad 827
(459) B aca C abrera, D. y otros; Ju risp ru d e n cia P ena!. P ro ce so s S um arios, T. til, c it, p. 222.
(460) Baca C abrera, D. y otros; Ju risp ru d e n cia P e n a l. P ro ce so s S um arias, T. III, c it, p. 220.
828 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(461) Pera Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., Vol. I, cit, p. 665.
Título IV: Delitos contra la libertad 829
(462) En contra Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho P e n a l..., V o l.!, cit., p. 665.
830 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(463) Peña Cabrera, R.; Tratado de D erecho P e n a l..., Vol. I, c it, p. 667.
Título IV: Delitos contra la libertad 831
1. A MODO DE APROXIMACIÓN
Inmersos en la denominada «Sociedad del Riesgo», se identifica una
nueva descripción de la sociedad actual, que incide en varios planos a sa
ber, entre éstos, el Derecho penal ocupa un lugar expectante. A tal efecto,
se concibe que la aparición de novedosas actividades sodo-económicas-
culturales así como la intensificación de aquellas ya conocidas, determinan
la existencia de una multiplicidad de riesgos, los cuales han de ser admitidos,
tolerados y/o permitidos, en tanto resultan beneficiosas para la comunidad
ces) Cuando se permite un riesgo se crea un conflicto escribe Villanueva Garrido, pues fren
te ai derecho que tiene toda persona a que se conserven indemnes ios bienes jurídicos
surgen unos criterios de necesidad o utilidad del que ei ciudadano también se beneficia;
El Funcionalismo y la Imputación Objetiva, cit., p. 86.
(466) Es a tai efecto, que las diversas regulaciones que se comprenden en todo ei entram ado
del ordenamiento jurídico, definen esa zona de definición, entre los permitido y io no
permitido, es decir, entre ei campo de la licitud y de la ilicitud, que no necesariam ente
determina ingresar al ámbito de lo penalmente prohibido, pues a ello debe añadirse
datos que puedan sostener verdaderos estados de riesgo para los bienes jurídicos tu
telados por ei Derecho penal; para un sector de la doctrina colombiana (Villanueva G a
rrido), (...) más que los riesgos permitidos los que están regulados por el ordenamiento
jurídico son los riesgos prohibidos o, por lo menos, ios límites dentro de los cuales se
puede generar un riesgo cuando se desarrolla una actividad; El Funcionalismo y la
Imputación Objetiva, cit., p. 87.
(467) C astro C uenca/ H enao C ardona/ B almaceda H oyos , siguiendo a B eck U lrich (Las socie
dad del riestgo); Derecho Penal en la Sociedad del Riesgo, cit., ps. 24-25.
(468) C astro C uenca, C . y o tro s, cita n d o a R odríguez M ourjüo , so stie n en que cuando n o s re fe ri
m os a «riesgo» para ca ra cte riza r a la so cie d a d a ctu a l no estam os co n sid e ra n d o a q u e llo s
p e lig ro s que provengan de ca u sa s n a tu ra le s, sin o a q u é llo s que poseen u n o rig e n en
a ccio n e s y re so lu cio n e s hum anas o rig in a d a s p ro d u cto d e la u tiliza ció n y e m p le o d e lo s
ava n ces te cn o ló g ico s; Derecho Penal en la Sociedad del Riesgo, c it, p s. 45-46.
Título IV: Delitos contra la libertad 833
(469) Así G racia M artín , cuando sostiene que la Política criminal actual se caracteriza por una
propensión a la previsión con un marcado adelantamiento de la reacción penal; Profe-
gómonos para fa lucha p o r la modernización y expansión del Derecho penal..., cit., ps.
60-61.
(470) Vide, mas al respecto, C astro C uenca, C. y otros; Derecho Penal en la Sociedad del
Riesgo, cit., p. 36.
834 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(4 7 3 ) C fr., a l re sp e cto M orillas C ueva, L.; Curso de Derecho Penal Español. Parte Especial,
1, c it, p. 912*
836 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. BIEN JURÍDICO
Se tiene, entonces, que el Estado y la sociedad reclaman mayores
cuotas de intervención del Derecho penal, incidiendo en una reforzada tu
tela punitiva, que en el caso que nos ocupa, sería la «Libertad al Trabajo»,
en cuanto a despojar de todo viso de constricción y/o coacción, la relación
laboral que se entabla entre el empleador y el trabajador, donde éste último
es evidentemente la parte que requiere una protección jurídica singular, en
tanto y en cuanto es la parte débil de dicha relación jurídica-contractual, la
cual merece una decidida defensa por parte del ordenamiento jurídico. Sin
embargo, vemos, que según los componentes típicos del artículo 168°-A,
decimos muy poco con dicho reconocimiento normativo, en la medida que se
advierte de forma concreta, la necesidad de gravitar en la seguridad de los
trabajadores, que en el desarrollo y/o ejecución de la actividad laboral, no se
vean inmersos (envueltos), en focos latentes de riesgo, que puedan resultar
lesivos a sus bienes jurídicos fundamentales. De hecho, una previsión típica
-a sí concebida-, muestra un reforzamiento en la protección jurídico-penal de
los intereses individuales, que se desprende de los delitos contra el cuerpo,
la vida y la salud, pero, que por su innegable autonomía, legitima una inter
vención punitiva independiente.
A decir de Arroyo Zapatero, no se está ante un mero adelantamiento
de la barrera punitiva (si bien esto se produce con los efectos preventivos
ya señalados), «sino en la consagración de un objeto de protección distinto
y ante un interés de titularidad diferente a la individual». En tanto que para
L a s c u r a in S á n c h e z , el bien jurídico protegido, en cuanto objeto de protección,
es la seguridad e higiene en el trabajo vinculados, esto sí, a su vida, salud
e integridad físicaí474). Para M a r t In e z -B u já n P é r e z , (...) que la idea de «se
guridad e higiene en el trabajo» invocada por un sector doctrinal como bien
jurídico- sólo puede ser aceptada en la medida en que se asuma que con4 7
(474) Citados por C arbonell M ateu, J.C ./ G onzález C ussac , J.L.; Comentarios a l Código Pe
nal, VoL III, cit., p s -1563-1564.
Título IV: Delitos contra la libertad 837
4. TIPICIDAD OBJETIVA
A. Sujeto activo
Podría plantearse desde una primera aproximación que autor de este
injusto penal puede ser cualquier persona, empero, desde una contempla-4 6
5
7
(475) M artínez-B ujAn P érez, C.; Derecho Penal Económico y de la Empresa. Parte Especiad
c ü , p. 775.
(476) Tamarjt Sumalla, J.M .; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, pit., p.
1100.
838 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(477) Así, M orillas C ueva, L ; Curso de Derecho Penal Español..., cit., p. 913; Tamañt Sum a-
!la, J.M .; Comentarios a la Parte Especial d e l..., c it, p. 1100.
(478) M akt Inez-B ujan P érez, siguiendo el análisis del artículo 316° del CP español, indica que
es un delito de infracción de deber específico extrapenaim ente configurado, es preciso
averiguar en qué medida el sujeto que posee la competencia originaría puede trasladar
dicho deber a través del mecanismo de la delegación por competencias; Derecho Penal
Económico y de la Empresa. Parte Especial, cit., ps. 784-785.
(479) Así, M art Inez-B uján P érez, C ., siguiendo a García Cavero; Derecho Penal Económi
c o . c i t . , p. 777.
(480) O ré S osa , E.; Delito de atentado contra las condiciones de seguridad e higiene indus
triales, cit., p. 147.
Título IV: Delitos contra la libertad 839
B. Sujeto pasivo
Siguiendo la orientación dogmática diseñada en el bien jurídico tutela
do, diremos que sujeto pasivo inmediato será el trabajador y/o trabajadores,
cuya vida y/o salud ha sido puesta en peligro; mas sujeto pasivo mediato
seré el colectivo laboral, al constituir un delito que ataca también un bien
jurídico de naturaleza supraindividua!.
C. Modalidad típica
C.1.- Tipo omisivo
La materialidad de este injusto penal, descansa en la denunciada inac
ción, atribuible, a quien la Ley fe exige adoptarlas medidas preventivas en el
desarrollo de ¡as actividades laborales, por tanto, lo que construye el desva-
ior del delito -e n cuestión-, es el incumplimiento del mandato normativo que
recae sobre el sujeto pasivo, entonces, la infracción tiene que ver justamente
con una norma de mandato: el sujeto obligado no hace lo que la normativa
(481) O re S osa , E.; Delito de atentado contra las condiciones de seguridad e higiene indus
triales. Gaceta Penal & Procesal Penal, N° 27, septiembre 2011, tít., p. 148.
840 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(484) O re S osa, E.; Delito de atentado contra las condiciones..., c it, p. 149.
Título IV: Delitos contra la libertad 8.41:
siempre que éstos puedan ser dominados y/o controlados por la deliberación
humana. El artículo 2o de la Ley N° 29782, estipula que: “La presente Ley es
aplicable a todos los sectores económicos y de servicios; comprende a todos:
los empleadores y tos trabajadores bajo el régimen laboral de la actividad:
privada en todo el territorio nacional, trabajadores y funcionarios del sector?
público, trabajadores de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del
Perú, y trabajadores por cuenta propia
Conforme a este elemento a saber, si es que el agente no ha vulnerado;
normatividad alguna -sobre ios tópicos en referencia-, no habrá posibilidad
alguna, de sustentar la imputación delictiva contra éste, al no verificarse un
rasgo esencia! de este delito: la generación de un riesgo jurídicamente desa
probado, en tanto ello implica el reconocimiento de una conducta que no es
tolerada y/o admitida por el ordenamiento jurídico*485*. Contrario sensu, si es
que se pretende asentar una imputación delictiva bajo dichos contornos, se
ingresaría a zonas muy oscuras de interpretación normativa, donde la cau
salidad sería el factor de atribución delictiva, ajeno a una concepción cabal:
de lo que debe entenderse por Imputación Objetiva.
Por otro lado, queda claro que la comprobación de dicho estado de
infracción normativa, se elabora desde una vía de remisión a la norma extra-
penal, en donde el intérprete acudiendo a la legalidad específica, podrá es
tablecer sí se ha contravenido o no la norma en particular.
Sobre este punto, la Ley N° 29783, en su artículo 3°, dispone que:
"La presente Ley establece las normas mínimas para la prevención de los
riesgos laborales, pudiendo los empleadores y los trabajadores establecer
librem ente niveles de protección que mejoren lo previsto en la presente ñ o r
m a esto quiere decir, que se reconoce un margen de discrecionalidad entre
el empleador y el trabajador, en orden a fijar niveles óptimos de seguridad
laboral y de higiene, los cuales nunca podrán ser de un estándar menor a l:
previsto en la Ley y tampoco del mismo nivel.
Siguiendo la hiivanación de las ideas planteadas, se tiene que la con
travención a la normatividad extra-penal, debe significar a su vez no adoptar
las medidas preventivas necesarias para que los trabajadores desempeñen
su actividad...; nótese entonces, que el autor, ai no acatar las regulaciones
legales sobre seguridad e higiene laboral, está siendo omiso a los deberes
de precaución de riesgos, que por Ley esta obligado a acatar; donde la ca
racterística de necesarias, indica que estas medidas preventivas dehen al-
canzar un determinado estándar de optimización, de forma, que puede darse
(4 8 5 ) A sí, O re S osa, al sostener (...) dichas normas. (...) determinan o limitan el ámbito dei
riesgo permitido, vale decir, quien no infringe las normas de seguridad y salud en el
trabajo, no puede ser hecho responsable penalmente; Delitos de atentado contra Jas
condiciones..., ó t, p. 149.
842 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(486) O re S osa , E.; Delito de atentado contras las condiciones..., c it, p. 149.
(487) Vide, al respecto M artInez-B uján P érez, C.; Derecho Penal Económ ico..., cit., p. 780.
Título IV: Delitos contra la libertad 843
5, CONCURSO DELICTIVO
Determinar si es que puede tomar lugar un «Concurso delictivo», no es
un tema de balad!: -primero, en la medida que nuestro sistema de punición
recoge el principio de acumulación jurídica, conforme el nuevo escenario
normativo propuesto merced a la sanción de la Ley N° 23730, por lo que es4 0
9
8
una exigencia fijar con toda rigurosidad si es que se está ante dicha figura
concursal o ante un conflicto aparente de normas; y, segundo, de acorde á la
naturaleza jurídica del bien jurídico que se está proyectando, pues si somos
de la convicción que se trata de un interés jurídico supraindividual, ello nos
conduce a la afirmación de que dicha caracterización obedece a la necesi
dad de reforzar la tutela punitiva de los valores vitales del ser humano, sin
negar su evidente autonomía.
Siguiendo la postura descrita, vemos que la realización típica de la
conducta contenida bajo los alcances normativos del artículo 168°rA del CP,
demuestra un adelantamiento de las barreras de punición, al no exigir una
lesión concreta a los bienes jurídicos personalismos que se glosan en los
renglones del articulado en cuestión, y, ello es correcto, en tanto y en cuanto
un desvalor del resultado así concebido, ha de ser recogido por las tipifica
ciones penales primeras de la codificación punitiva y, no por este tipo pe-
nai<491>. Y, esto se da de forma clara, cuando el riesgo generado tiene que ver
con una pluralidad de trabajadores, y solo uno de ellos muere o es afectado
gravemente en su integridad física. A decir de Martínez-Buján Pérez, (...)
la solución adecuada (...) no puede ser otra que la de concurso de delitos;
habida cuenta (...), no es posible sostener que el delito de homicidio o le
siones imprudentes, nacido de la efectiva lesión ocasionada a un trabajador
determinado, absorba al desvaior de peligrosidad que entraña la situación
de peligro concreto -n o materializada en una lesión- generada para otros
trabajadores4 (492).
1
9
Dicho esto, hemos de negar una supuesta consunción y/o absorción
del estado de desvalor del artículo 168°-Adel CP, en las rotulaciones delic
tivas de los delitos contra la Vida, el Cuerpo y (a Salud, cuando se produce
la muerte y/o lesiones de los trabajadores (siempre y cuando el agente obre
con dolo en el resultado), por la sencilla razón de que se protegen intereses
jurídicos distintos, y, ello es un distintivo importante, en orden a resolver si
estamos ante un Concurso delictivo o ante un Conflicto aparente de normas
penales. Como acertadamente, acota Muñoz Conde, (...) se trata efectiva
mente de dos delitos distintos: el de peligro común y el de resultado lesivo,
de homicidio o lesiones (...)(493).
El injusto penal laboral es un tipo de peligro concreto, que encierra un
sentido colectivo, mientras que ios delitos de Homicidio y de Lesiones, indi
(491) Cfr., al respecto, C arbonell. M ateo , J.C. y otro; Comentarios al Código Penal, T. III, c it,
p. 1567.
(492) M artínez-B uján P érez, C.; Derecho Penal Económ ico..., d t , p. 786; Tamarit Sumada,
J.M .; Comentarios a la Parte Especial..., crt, p. 1102; Morillas Cueva, L.; Curso de D e
recho Penal Español, c it, p. 914.
(493) M uñoz C onde , F.; Derecho Penal. Parte Especial, d t , p. 355.
Título IV: Delitos contra la libertad 845
(494) Así, O re S osa , E.; Delito desatentado contra las condiciones..., d t., p. 152.
846 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(495) O re S osa , E.; Delito de atentado contra las condiciones..., c it, p. 150.
(496) C arboneu . M ateu, J.C. y otros; Comentarios al Código P en al..., c it, ps. 1566-1567.
(497) Posición contraria, M artínez-B uján P érez, C .; Derecho Penal Económ ico..., c it, p. 784.
Título IV: Delitos contra la libertad 847
que una simple imprudencia, pero menos que una atribución a título de dolo
eventual.
Dicho lo anterior, se advierte un componente «subjetivo», que trans
ciende la esfera cognoscitiva y volitiva del dolo*503*; una especie de motiva
ción particular del autor, que lo motiva a la realización del acto antijurídico.
Desde las tribunas de una teoría del ilícito penal, inclinado a su acen
tuada subjetivización, S ancinetti, alega que ia constelación de casos de “es
peciales” componentes subjetivos distintos del dolo, está integrada por los
tipos penales en los que el legislador toma en cuenta ciertos modos de rea
lización de la acción, que integran el sentido del acto, y que no pueden ser
descriptos sólo como una relación entre dolo y objeto de bien jurídico. Aquí el
elemento subjetivo “especial” no participa, por ende, ni formal ni materialmen
te, de la estructura propia del dolo, es decir, de una voluntad con “tendencia
de afectación” al objeto de bien jurídico*504*; conforma -a nuestro entender-,
ei núcleo más interno de la espiritualidad humana, aquel ámbito distinto a
la conciencia, donde se sitúan los ánimos más cargados de la emotividad y
de! sentimiento humano. Constituyen elementos subjetivos integrantes de
la tipicidad penal, que no tienen nada que ver con la culpabilidad, pues son
identificados -ya-, cuando el agente procede a emprender la conducta típica,
impulsada por estas particulares motivaciones*505**5065
*.
7
0
Se tiene, -de esta forma-, una redacción terminológica, de recibo fa
vorable para los intereses del agente, y enderezadamente dificultosa su pro
banza en el Proceso Penal, en tanto, no bastará acreditar, que el autor era
plenamente consciente de que su inobservancia normativa, había generado
un riesgo no permitido para la vida, salud e integridad de varios trabajadores,
sino que a la par, dicha contravención lega! fue adrede, a propósito, inten-
cionalmenteí507), una suerte de indiferencia total, desprecio hacia lo vital que
(5 0 3 ) En opinión de B a cig a l u po , lo que diferencia estas intenciones especiales del dolo direc
to es que aquí son relevantes para lo ilícito penal aquellos objetivos que el autor quiere
alcanzar mediante la realización del tipo, mientras que en el dolo directo el único fin
relevante para el Derecho penal es la realización del tipo mismo; DerechoPenal. Parte
General, c it, ps. 3 2 5 - 3 2 6 .
(504) Sancinetti, M.A.; Teoríadel delitoydisvalordelaacción, cit., ps. 332-333.
(505) Vide, al respecto, G o l d sc h m id t , J.; Derecho, DerechoPenaly Proceso, cit., ps. 563-564;
B e r d u g o G ó m e z d e La T o r r e , I. y otros; Curso deDerechoPenal. ParteGeneral, cit., ps.
267-268.
(506) W elzel, sostenía que el llamado tipo objetivo no es de ningún modo algo 'externo' pura
mente objetivo, que estuviera absolutamente libre de momentos subjetivo-anímicos, en
general todas las acciones de ios tipos de delitos dolosos no pueden ser aprehendidas
suficientemente sin la tendencia de la voluntad que las conduce y anima; Derechope
nal alemán, cit., p. 93.
(50 7 ) A d ecir, de V ives A ntón, la s a ctitu d e s in te n c io n a le s so n co n ce bida s com o p ro ce so s en
852 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ía mente del sujeto que, de modo causal o cuasi-causal, transmiten el sentido de los
movimientos corporales: hay dos «mundos» independientes, el interno y el extemo,
entre los que se postulan relaciones concebidas por el modelo de las que, en el mundo
visible, predicamos de objetos distintos; Fundamentos dé/ S iste m a P e n a l, d i, p. 232.
(508) Vayamos a ver como se logrará la probática. de este elemento anímico del agente en el
decurso del procedimiento, que a la luz de los hechos requerirá de experticias probato
rias.
Título IV: Delitos contra la libertad 853
REFLEXIÓN FINAL
APUNTES PRELIMINARES
Constituye un deber dei Estado, cautelar que las actividades laborales
y las relaciones jurídicas que fluyen de ella en el territorio nacional, se ajusten
a los estándares previstos en el orden jurídico peruano y la normatividad
internacional (OIT). El trabajo se erige en pilar fundamental de toda sociedad
que aspira al progreso y al crecimiento económico sostenible.
El trabajo -se dice- dignifica al ser humano en todas sus dimensiones,
no solo como palanque para su autorrealización personal (componente indi
vidual), sino también desde un plano sístémico (componente colectivo), de
la sociedad que se ve fortalecida con la dinámica y movimiento que dicha
actividad produce en el ámbito de una sinergia colectiva.
Hoy en día, se necesita de una actividad laboral, que en sus diversas
manifestaciones (productivas, extractivas, comerciales, importación - expor
tación), pueda ir creciendo de forma exponencial; las tasas de desempleo en
el Perú, como de otros países de la región latinoamericana, es aún conside
rable y preocupante (al margen de la precariedad laboral de muchos), lo que
define la necesidad de implementar políticas públicas encaminadas a palear
dicha problemática; algunos técnicos apuntan a una suerte de camino hacia
la form alizadón de las relaciones laborales existentes, siempre que ello no
importe su encarecimiento, desde la perspectiva del empleador (empresa
rio). No perdamos de vista, que la estabilidad laboral, que consagraba la
Constitución Política de 1979, fue reiativizada significativamente con la Carta
Política de 1993, en el marco de un modelo económico más llevado al libera
lismo que a la planificación estatal, llevada a su flexibilización. Empero, esta
visión de las cosas no puede suponer una abdicación del Estado, de verificar,
controlar y fiscalizar que estas relaciones «jurídico-íaboraies» tomen lugar
en pleno respeto a los derechos fundamentales del trabajador (operario), de
acuerdo al bloque «ius-constitucional» que la regula.
Por tanto, ante situaciones en que se estén conculcando estos dere
chos y garantías, se debe intervenir jurídicamente desde ios distintos medios
de control social, en principio «administrativo», y en algunos casos «puniti
vo», ante aquellas perturbaciones más graves de la relación laboral, ante
hechos lesivos para tales bienes jurídicos, declarados como «intolerables»
por todo el tejido social.
Título IV: Delitos contra la libertad 859
LAINCORPORACIÓNDELTABAJOFORZOSOALCPCONFORME
UNAEXIGENCIADELAS ENTIDADES INTERNACIONALES COM
PETENTES(OIT)
Destaca en este ámbito, la OIT - «Organización Internacional del
Trabajo», organismo que tiene como objetivo (como se establece en su
página web de presentación): «...responder a las necesidades de los hom
bres y mujeres trabajadores al reunir a gobiernos, empleadores y trabaja
dores para establecer normas del trabajo, desarrollar políticas y concebir
programas. La estructura de la OIT, en la cual trabajadores y empleadores
tienen el mismo derecho a voto que ¡os gobiernos en sus deliberaciones, es
una muestra del diálogo social en acción\
Las fenomenologías criminales que acoge nuestra codificación
penal no son privativas de nuestra patria, el abuso, la explotación laboral
y otras expresiones similares pueden observarse en otras latitudes, v. gr.
Sudamérica, Europa, Asia, África, es decir, no existe lugar alguno que se
salve de estas malas prácticas laborales. Se dice por parte de la OIT, que:
«El trabajo forzoso es un fenómeno global que afecta a todos los países,
regiones y sectores económicos, así como a trabajadores con relaciones de
empleo formal e inform ar(522).
Sea el modelo económico que sea, de matices neo-liberales, social
de mercado e inclusive estatistas planificadores, pueden tomar el trabajo
forzoso, ello significa, que esta ilicitud penal puede tener como empleador
a un privado y inclusive al propio Estado, por parte de los estamentos pú
(520) En: Trabajo Forzoso. Manual para los inspectores de trabajo de Perú. O IT (Brasil y
Perú), cit., p. 12.
(521) En; Trabajo Forzoso. Manual para los inspectores de trabajo de Perú. O IT (Brasil y.
Perú), cit., p. 10.
(522) En: Programa Especial de Acción para Com batir el Trabajo Forzoso. O IT - 2, c it, p. 11.
862 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(523) En: Programa Especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso. O IT - 1 , c it, p. 3.
(524) En: Programa Especial de Acción para Cómbatir el Trabajo Forzoso. O IT - 2 , c it, p. 20.
Título IV: Delitos contra la libertad 863
(525) Así, en fa página del Ministerio del Trabajo y Promoción del Empleo - Alianza contra el
trabajo forzoso.
8 64 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
eligió hacer por voluntad propia. Puede ser impuesto por el Estado, empre
sas privadas o particulares que tienen la voluntad y el poder de som eterá
los trabajadores a graves vejaciones tales como la violencia física o el abuso
sexualí526). El trabajo forzoso es una situación de vulneración de la libertad
de trabajo, que supone una restricción ilícita de la capacidad de la persona
para decidir si trabaja o no, para quién y en qué condiciones{5?7).
Diremos en nuestras propias palabras: - el acto (delictivo) de «traba
jo forzoso» implica toda labor y/o servicio -sea éste remunerado o no -que
realiza una persona en contra de su voluntad; lo que define la dañosidad de
la conducta es que ejecuta dicho actividad laboral estando coartado, cons
treñido, coaccionado en su esfera de libertad decisoria. Siendo aquélla un
presupuesto esencial de toda relación laboral.
Bajo tales premisas, debemos marcar una pauta interpretativa, en or
den a establecer conductas, que si bien pueden ser subsumidas en el tipo
penal, ai estar debidamente reglamentadas y autorizadas por el orden legal
positivo, se sustraen del ámbito de punición. Se tendría por una parte, un
comportamiento que a primera vista encajaría en la típicidad objetiva del ar
tículo 168°-B del CP, en principio lesivo para el bien jurídico tutelado, pero
que luego, al ser analizado el mismo a la luz de todo el orden jurídico, se
tiene dispositivos legales que autorizan al Estado, a obligar a un ciudadano la
realización de determinadas labores. Por tanto, esta, visible afectación a la li
bertad laboral se vería relativizada por tareas prioritarias del Estado, como es
fom entar en los penales un tratamiento penitenciario encaminado a la reha
bilitación del penado, y para ello el trabajo constituye una pieza fundamental.
Es de verse así, el llamado «Servicio M ilitar Obligatorio», que en un
momento estuvo vigente en el Perú, justificable en un contexto de posibles
conflictos armados con países vecinos. Entendiéndose al Servicio M ilitar"...
como una actividad de carácter personal. Mediante ella, todo peruano puede
ejercer su derecho y deber constitucional de participar en la Defensa Nació-
nal. Es prestado por varones y mujeres sin discriminación alguna, a partir
de los dieciocho (18) años de edad. El servicio militares retribuido mediante
una serie de beneficios y derechos que buscan compensar las necesidades
de los participantes y brindar posibilidades de desarrollo personal para su
futuro"<5
728). Una vez que dichas situaciones beligerantes se fueron diluyendo
6
2
en el tiempo, las razones de mantener un servicio m ilitar forzoso pierde total
sentido; sobre esto, vemos que el artículo 6o de la Ley N° 29248 - Ley del
Servicio M ilitar dispuso a la letra: “Prohíbese el reclutamiento forzoso como
(52 6) En: Programa Especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso. O íT - 2, c it, p. 7.
(527) En: Trabajo Forzoso. Manual para los inspectores de trabajo de Perú, O IT (Brasil y
Perú), c it, p. 16.
(528) Artículo 2° del Decreto Legislativo N° 1146.
Título IV: Delitos contra la libertad 865
(533) En: Derecho Penal y Trabajo Forzoso en el Perú, OIT, c it, p. 21.
(534) En: Programa Especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso. O IT - 2, c it, ps.
19-20.
(535) Persona jurídica.
(536) En: Trabajo Forzoso. Manual para los inspectores de trabajo de Perú. O IT (Brasil y
Perú), c it, p. 16.
868 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(537) Tal como se tiene de los tipos penales de trata de personas, artículos 153° y 153°-A del
CP.
(538) En: Trabajo Forzoso. Manual para los inspectores de trabajo de Perú. O IT (Brasil y
Perú), cit., p. 18.
(539) La anulación de una esfera decisoria libre del trabajador.
(540) En: Programa Especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso. O IT - 2, cit., ps.
19-7.
Título IV: Delitos contra la libertad 869
(541) La pena desde la ciencia det Derecho penal, supone aquella consecuencia jurídica que
se impone a todos aquellos infractores de la normatividad criminal, que culpablemente
lesionaron o pusieron en peligro un bien jurídico; Imposición a cargo de un juez, el único
funcionario estatal autorizado en hacerlos, a resultas de una sentencia condenatoria en
un Proceso Penal. Por tanto, su aplicabilidad -conforme las reglas de un orden demo
crático de derecho-, recae exclusivamente sobre los representantes del Poder Judicial,
ninguna otra autoridad puede irrogarse -entonces-, de ia facultad del «ius-puniendi»
estatal; Vide, Pena Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, T. II, quinta
edición, IDEMSA, Lima, 2015.
(542) En: Derecho Penal y Trabajo Forzoso en el Perú, OIT, c it, p. 47.
(543) En: Trabajo Forzoso. Manual para los inspectores de trabajo Perú. O IT (Brasil y Perú),
cit., p. 18.
(544) En: Programa Especial para de Acción para Combatir e! Trabajo Forzoso. O IT - 2, cit.,
p. 10.
870 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
CIRCUNTANCIAS DEAGRAVACIÓN
El primer bloque de agravaciones tiene que ver con tres situaciones,
una de estas la ventaja, superioridad y/o posición de autoridad que tiene el
agente sobre su víctima. Este autor puede ser el padre o madre del sujeto
pasivo, que aprovechando el cohabito y Ja relación de vigilancia que tiene
sobre el impúber lo somete a una práctica de trabajo forzoso; sin embargo,
esta relación parental preferimos reservarla para el primer inciso de la
siguiente tabulación de agravantes. Como lo indicamos -líneas atrás-, en
caso de que el ofendido sea menor de edad (sobre todo menor de catorce
años de edad), no es necesario el empleo de medios encaminados a
constreñir la voluntad del sujeto pasivo. Otras relaciones podrían ser la de
maestro - alumno, tutela, cúratela e inclusive las que se generan en un centro
penitenciario o de detención, siempre y cuando no se den las circunstancias
descritas en el párrafo sobre las «Causas de Justificación». Este poder,
sumisión o superioridad del autor sobre su víctima, han de saber sido los
(545) No en vano esta figura del injusto típico es reprimido con una pena de mayor severidad.
Título IV: Delitos contra la libertad 871
conductos utilizados para que la segunda realice Eos trabajos forzados que la
ley penal sanciona en este articulado.
La capacidad de goce y ejercicio de todo ciudadano, según las normas
del derecho privado se adquiere a los 18 años de edad, por tanto, el empleo
de menores de edad en toda actividad laboral estaría prohibido en el Perú;
las cifras no mienten, la gran cantidad de niños y adolescentes incursos en
diversas áreas laborales, en la agricultura y en la minería, agentes inescru
pulosos que tienden sus redes a estas personas, en indubitable estado de
vulnerabilidad. Sin embargo, hay un lado positivo, adolescentes de 16 años
para arriba, que en sus espacios de óseo se ocupan de ciertas áreas del que
hacer económico del país, promoviendo su ingreso en el mercado de trabajo,
siempre y cuando no perjudique su normal desarrollo educativo. El Convenio
138 de la OIT, dispone en su artículo 3o, que; “La edad mínima de admisión a
todo tipo de empleo o trabajo que p or su naturaleza o las condiciones en que
se realice pueda resultar peligroso para la salud, la seguridad o la moralidad
de los menores no deberé ser inferior a dieciocho años. Los tipos de empleo
o de trabajo s que se aplica el párrafo 1 de este artículo serán determinados
por la legislación nacional o por la autoridad competente, previa consulta con
las organizaciones de empleadores y de trabajadores interesadas, cuando
tales organizaciones existan”. El Código de los Niños y Adolescentes - Ley
N° 27337, dispone en sus artículos 50° y 51 °, que: “Los adolescentes re
quieren autorización para trabajar, salvo en el caso del trabajador familiar no
remunerado. El responsable de la familia, en el caso del trabajador familiar
no remunerado, inscribirá al adolescente trabajador en el registro municipal
correspondiente (...). Las edades mínimas requeridas para autorizar el tra
bajo de los adolescentes son las siguientes: - Para el caso dei trabajo por
cuenta ajena o que se preste en relación de dependencia:
En primera línea, debe indicarse que todo aquello que no está autori
zado esta «prohibido», según los principios básicos de nuestro ordenamiento
jurídico. Entonces, estaremos ante esta fórmula de agravación del delito de
trabajo forzado, cuando por ejemplo el impúber tiene 15 años de edad y está
ejecutando labores mineras; así, toda ejecución laboral que implique .colocar
en riesgo la vida o integridad física del menor. Como todo factor que com
prende la tipicidad penal debe estar abarcado por la esfera cognitiva del dolo,
por lo que un error del agente sobre la edad cronológica de la víctima, puede
dar lugar a un error de tipo.
Seguidamente, se hace alusión a la corporación, a la estructura jurí
dica (empresa), a través de la cual se comete el hecho punible; toda con
junción de personas que pretenden realizar y/o ejecutar una determinada
actividad económica, han de constituir una persona jurídica (asociación de
personas o de capitales) fijando en su estatuto societario un pacto social que
define el objeto de la misma. En el marco de una sociedad de consumo, de
una ingente oferta de bienes y servicios, es lógico que el emprendimiento de
dichas actividades tomara lugar por medio de una persona jurídica. Esta des
cripción de la sociedad actual define que la gran cantidad de casos en que
se produzca una manifestación de «trabajo forzoso» será en la actuación
de una persona jurídica (empresa). Un factor criminógeno que considera el
reformador para agravar la sanción punitiva.
Renglón seguido, se da cuenta de una serie de circunstancias, basadas
en una variedad de factores o elementos referidos ai mayor desyaíor de la
acción, a un reproche más intenso de la culpabilidad del autor o al mayor
desvaior del resultado. Así, cuando subyace entre el agente y el sujeto
pasivo una relación o vínculo fam iliar muy estrecho, lazos de ascendientes
o descendientes, que por lo genera! se desenvuelve en un cohabito, que
precisamente aprovecha el autor para som eterá la víctima un trabajo forzoso;
v. gr., el padre que obliga a su menor hijo a realizar comercio ambulatorio en
zonas de por si riesgosas. Segunda causal de agravación, es cuando existe
una «pluralidad de víctimas»; es de corrientes, que cuando se produce el
trabajo forzoso como resultado de una actividad corporativa (empresarial),
-sea formal o informal-, involucraran a varios trabajadores, que valorado
de forma individual, da lugar a un concurso real de delitos. La siguiente,
indica también una especial característica del sujeto pasivo, conglobando
una situación de acusada «vulnerabiíidad(546)», que justamente se prevale el
autor para obligar a la víctima a realizar una determinada labor y/o servicio;
en el caso, de los migrantes es más que evidente, sabedores estos agentes
que dichas personas se encuentran en el país de forma ilegal, retienen
sus documentos, les generan deudas impagables, colocándolos bajo los
tentáculos del trabajo forzoso.
(546) Así las personas que sufren de algún tipo de discapacidad y e! adulto mayor.
Título IV: Delitos contra la libertad 873
MODIFICACIÓNVÍALALEYN° 30924
A l este marco sancionador convencional o dígase tradicional del siste
ma de punición, se añade otro tipo de medidas, que sin ser restrictivas de la
libertad propiamente, suponen una lesión a ciertos derechos fundamentales
del condenado, de acorde a un prisma correcto de política criminal, como es
la inhabilitación, en cuanto a la privación de ejercicio de la función pública,
siempre que haya sido empleada, en la comisión del hecho punible.
A las sanciones anotadas, se aparejan medidas de corte patrimonial,
unas indemnizatorias, como la Reparación Civil a favor del agraviado y, la
pena de «multa»; sanciones que en conjunto, -son importantes-, en orden a
fortalecer los fines preventivo generales de la pena y a reparar el grave daño
causado, como resultado de la perpetración del delito. A decir de ZIPF, es
una intervención en la fortuna del condenado, realizada en el ámbito de la
soberanía penal del Estado y cuyo importe se determina en dinero(547).
Sin duda, afectar el patrimonio de estos agentes, sobre todo en el mar
co de los empleadores, que a través de la empresa, perpetran estos actos
reprobables de «trabajo forzado» en cuanto al incumplimiento, no sólo, de
una serie de normativas, -tanto nacionales como internacionales (OIT)-, sino
de la esencia misma del trabajo, que es de su realización en respeto a la
dignidad de Eos trabajadores, ello expresado en la voluntariedad que siempre
debe estar presente y vigente, a todo lo largo de una relación jurídico-laboral,
puede generar rendimientos político criminalmente satisfactorios.
Si la «voluntariedad», el consentimiento es presupuesto básico y fun
damental, de todo acto jurídico, en mayor medida las relaciones jurídico-la-
borales, que dan cuenta de una actividad humana de primer valor, tanto para
el trabajador como para la misma sociedad, que se ve beneficiada con ella.
(547) Citado por Roca Agapito, L.; E l Sistema de Sanciones en e l Derecho Penal Español.
BOSH - PEN A L Barcelona, 2007, c it ps. 259-260.
Título IV: Delitos contra la libertad 875
(548) Roca Agapito, L ; B Sistema de Sanciones en ei Derecho Penal Español. BOSH - PE
NAL, Barcelona, 2007, d t , p. 264.
876 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. ALCANCESPRELIMINARES
La Ley Fundamental consagra un orden de valores pre-determinados
normativamente, quiere decir esto, se recogen ios bienes jurídicos superio
res que se erigen como la plataforma esencial de! ser humano, tanto desde
una perspectiva individual como colectiva. Uno de los basilares de una de
mocracia liberal de derecho, reside en el reconocimiento de los derechos
fundamentales, que pueden ser considerados desde un doble plano a saber:
primero, como un estado originario de las personas, como derechos subje
tivos inherentes a todos los individuos, en cuanto a la dignidad y la libertad,
que debe proteger el Estado ante todo intromisión ilegítima y, a su vez como
límites que ha de respetar la política jurídica-estatal y; segundo, precisa
mente, el mismo Estado reconoce a los ciudadanos y les confiere una serie
de mecanismos e instrumentos legales, que se dirigen concretamente hacia
su tutela efectiva, a la materialización de su vigencia fáctica, poniendo coto
a una cualquier pretensión arbitraria y/o desproporcionada de la autoridad
estatal.
El individuo y la comunidad, alega H aberle; así como el ciudadano y la
democracia liberal, se encuentran sobre el mismo plano en materia de dere-
878 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
pública, poniendo a la luz pública los hechos torcidos que redundan en actos
de corrupción pública.
Los actos investigativos de una prensa libre e independiente, han su
puesto en algunos casos la caída de regímenes corruptos, a través de la
revelación de actos constitutivos de hechos punibles, que involucraban a
las más altas esferas de la función pública. En definitiva, el Perú no es la
excepción. Mientras más efectivos se hagan estos derechos públicos y ciu
dadanos, se reduce de forma considerable el arbitrio público, con ello los
márgenes de actuación de conductas -penalm ente antijurídicas-.
El derecho a ser informado cada vez es mayor, producto del avance de
la ciencia y de la tecnología, que de forma vertiginosa traen a colación meca
nismos sofisticados de comunicación masiva, como el Internet, mediando la
transmisión de un gran número de datos, teniendo como receptores también
a un gran número de personas, en tiempos extraordinariamente veloces.
Sabemos que los medios de comunicación masiva cumplen un rol im
portante en la formación, información y orientación de la opinión pública, es
cribe de forma puntual P eña C abrera . Durante su proceso formativo existen
factores que actúan no ya sobre los individuos, a fin de integrarlos a un grupo
social, sino sobre el grupo mismo ofreciendo información sobre los proble
mas políticos, despertando su interés por ellos y procurando, en algunos
casos obtener una respuesta favorable*557*.
Por otro lado, los hechos de corrupción política hacen más necesaria
una decidida actuación de los medios de comunicación masiva, sobre todo,
cuando son las propias instituciones públicas -encargadas de la investiga
ción y persecución del delito-, que no realizan sus tareas constitucionales de
manera cabal, objetiva e independiente.
Empero, a su vez, aparece una prensa mordaz, osada e irresponsable,
que a fin de vender el producto a ios lectores y/o televidentes, es capaz de
poner en difusión, esto es, al descubierto información que no necesariamente
se condice con la verdad de los hechos, en el sentido, de que ni siquiera ha
cumplido con contrastar su información de forma adecuada, más aún cuan
do se trata la imputación de hechos delictivos o, en otros casos, cuando se
atribuye calificativos peyorativos que dañan considerablemente el honor, la
fama, ei prestigio de una persona. Esta forma de informar y de transm itir las
noticias, colinda con el temerario desprecio hacia la verdad, que no se colige
con la realización de un legítimo derecho, amparado constitucionalmente. No
existe pues un derecho a la difamación, al menosprecio desvatorativo, a la
y/o creencias, por la segunda, tiene el derecho de recibir toda aquella información que
se juzgue relevante en una sociedad democrática.
(557) Peña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., Vot. I, cit., p. 675.
882 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. BIEN JURÍDICO
El tipo penal previsto en el artículo 169°, se orienta a tutelar la libertad
personal, de forma concreta la libertad de expresar, las ideas, opiniones, así
como la difusión del pensamiento, a través de los medios de comunicación
social.
Diríamos que el objeto de tutela en esta capitulación del Corpus puni
tivo, puede ramificarse en dos aspectos diferenciados entre si: primero, en
la libertad de expresión, en cuanto a la exteriorización de las ideas y de las
opiniones y, segundo, en el marco del derecho a la información, que importa
3. TIPfCIDAD OBJETIVA
(561) P eña Cabrera, R.; Tratado efe Derecho P enal..., Vol. í, cit, p. 677.
Título IV: Delitos contra la libertad 885
(581) Los delitos sexuales, se encuentran comprendidos en los Capítulos IX, X y XI del Título
IV, del Libro Segundo del Código Penal. Así Hernández Gallego, Pedro; Abusos Sexua
les. En: Estudios sobre el Código Penal de 1995. Directores: V ives A ntón, T ./ Manzana
res Samaniego, J.L. Consejo General del Poder Judicial. Madrid, 1996, c it, p. 38.
Título IV: Delitos contra la libertad 899
(582) Según datos estadísticos del Programa de Derechos Sexuales de la organización Flora
Tristán, “(...) la nueva realidad de los jóvenes peruanos nos muestra, por ejemplo, que
se ha triplicado el número de adolescentes (menores de 13 años) que ya se han inicia
do sexualmente”. Fuente: Diario “La República”, domingo 04 de julio de 2004.
(583) Así en la doctrina nacional, Bramos"ARiAs-Torres, L.A./G arcía Cantízano, María del Car
men; M a n u a l de D e re ch o Pena!. P a rte E special. 4ta. Edición. Editorial San Marcos,
Lima, 1998, cít., ps. 243 y ss.; Caro Coria, D iño; D e lito s c o n tra la lib e rta d e in d e m n id a d
sexuales. Edit. Grijley. Lima-Perú, 2000, c it, p. 69; V illa Stein, Javier; D e re ch o P enal.
P a rte Especial. I-B. San Marcos, Lima, 1998, cit., p. 177.
(585) Esta tendencia se inicio con la dación del Decreto Legislativo N ° 896 (iey de los delitos
Título IV: Delitos contra la libertad 901
(587) Bottke, W ilfried; S e x u a lid a d y d e lito : la s v ic tim a s d e lo s d e lito s sexuales. En: Victimo-
logia y Victídogmática. ARA Editores, director Reyna AJfaro, L.M., cit., p. 470.
902 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(588) Donna, Edgardo Alberto; Derecho PenaI. Parte Especia!, T. I, cit., ps. 531-532.
(589) Klug, U.; Problemas de Filosofía del Derecho y de Política Jurídica en e l Derecho Penal
Sexual, cit., p. 39.
Título ÍV: Delitos contra la libertad 903
(590) D íez Ripollés, J.L.; L a p ro te cció n de ¡a lib e rta d sexual, c it, p. 43.
(591) Donn a , E A ; D e re ch o Penat. P a rte E special, T. I., c it, p. 532.
(592) Núñez, R.; Tratado de D e re ch o P enal. P a rte E sp e cia l , T. III, cit., p. 248.
(593) Mezger, Edmund; D e re ch o P enal. P a rte E special, Traducción de (a 4ta. Edición alem a
na por el Dr. Conrado A. Finzi, Editorial Biográfica Argentina, Buenos Aires, 1959, c it,
p. 108.
(594) Soler, S.; D e re ch o p e n a l arg e n tin o , T. III, cit., p. 291.
(595) Estrella, Oscar A.; A b u so s e x u a i c o n a c c e s o cam al, cit., p. 98.
904 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(596) Estrella, O scar A.; Abuso sexual con acceso cam al. En: De los delitos sexuales, ciL,
p. 95.
(597) Carmona Salgado, C.¡ Delitos contra ¡a Libertad Sexual..., c it, ps. 300-301.
(598) Así, Estrella, O scar A.; Abuso sexual con acceso camal, c it, ps. 95-96.
(599) Carmona Salgado, C.; Delitos contra la Libertad S exual..., cit., p. 302.
Título IV: Delitos contra la libertad 905
(600) Salinas Siccha, Ramiro; Delitos de acceso cama/sexua/, IDEMSA, agosto de! 2005, dt., p. 41.
(601) Pues si bien, son reales las descripciones criminológicas que dan cuenta de este espi
ral de violencia que recae sobre los bienes jurídicos fundamentales de ias personas, no
es menos ciertos que justamente aparecen en situaciones en que se investigan graves
de actos de corrupción funcional como de lavado de activos, teniendo como protagonis
tas a altos funcionarios públicos. Pero, claro, ias reformas penales de dureza punitiva,
calan en los delitos comunes y no en los funcionales, tanto por parte del Parlamento
como del Poder Ejecutivo.
906 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. DESCRIPCIÓN CRIMINOLÓGICA
Claro que el Derecho penal debe intervenir y, con toda energía, cuan
do se trata de la afectación de bienes jurídicos fundamentales, -aquellos inte
reses inherentes a la condición de persona-, sobre todo, cuando sus titulares
son infantes, pero si no se apareja otros medios de control social en este
alud político criminal, en puridad, su eficacia preventiva es muy limitada; no
podemos degradar al derecho punitivo a puras incidencias represoras, esa
no fue la idea en el modelo político criminal que se gesto en la codificación
punitiva de 1991. Los políticos siguen apelando ciegamente al Derecho pe
nal, no sabemos si lo hacen solo por el facilismo discursivo, por la carencia
de otros recursos más eficaces o que creen que con ello van a mantener
cautiva a una población, necesitada de respuestas enérgicas frente a los
crímenes sexuales. Bueno, es un tema cargado de respuestas de todo ca
libre, que ameritarían una reflexión a discurrir en una serie de derroteros, lo
que sí debemos afirmar, es que hay de hecho una cuota de legitimidad muy
importante en la reforma de la Ley N° 30838, que líneas seguidas será obje
to de comentario. En un sector de la juridicidad nacional, se dice que la mal
llamada “Ley que modifica el Código penal y Código de Ejecución penal para
fortalecer la prevención y sanción de los delitos contra la libertad e indem
nidad sexuales’' no termina garantizando una debida tutela de los derechos
de quienes busca proteger. Decimos “mal llamada” porque presenta como
finalidad fortalecer la prevención, además de la sanción, de determinados
delitos cuando no lo hace{602).6
2
0
(602) Rojas, E.; Prevenir o lamentar: anáfisis al efecto preventivo de ia Ley N° 30838. (estu-
Título IV: Delitos contra la libertad 907
diante de la Facultad de Derecho PUCP y director deí programa del desarrollo social de
TH EM IS, Khuska, 03 de septiembre 2018.
(603) Hugo Vizcardo, S.J.; La modificación de ios delitos sexuales: problemas en la protec
ción sexual de adultos y menores, e imprescríptíbilidad de la acción penal. En: Gaceta
Penal & Procesal Penal, T. 113, noviembre 2018, cit., p. 50.
(604) Hugo Vizcardo, S.J.; La modificación de los delitos sexuales..., cü, p. 52.
908 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
a. Que la diferencia etarea entre los sujetos activo y pasivo no sea exce
siva.
(605) Ramírez Huaroto, B.; Ley 30838: reforma en fos delitos sexuales, los cambios y los
910 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
1. BIEN JURÍDICO
Hay consenso en el seno de la dogmática jurídico-pena! moderna, que
la vida al constituir el pilar del ordenamiento jurídico-constitucional, se consti
tuye en el bien jurídico de mayor relevancia a tutelar, pues constituye la base
materia! e espiritual del ser humano; conditio sine quanon para el desarrollo
y desenvolvimiento del resto de bienes jurídicos del individuo. Perspectiva
humanista que se desprende de todos los ordenamientos penales democráti
cos, inclusive de Estados autoritarios; la vida humana es el don más preciado
del universo, y eje fundamental de la supervivencia humana. Empero, a parte
de la vida, se reconocen otros bienes jurídicos, tal vez igual de importantes,
en cuanto constituyen la esencia misma del ser humano.
La libertad es una condición no sólo jurídica, sino también natural del
ser humano; el hombre nace libre, vive libre y se extingue su existencia en
un régimen de libertad. Después de la vida, la libertad es el manifiesto más
importante de la ontología humana, como estado o condición que permite
la autorrealización personal en un marco de convivencia colectiva, pues la
concreta participación del hombre en las diversas actividades socio-econó-
micas-culturales requieren de un marco de libertad; por tal motivo, todo acto
912 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(607) B ottke , W.; Sexualidad y delito: Las víctim as de los delitos sexuales, cit., p. 468.
(608) B ottke , W.; Sexuafíady delito: Las víctimas de los delitos sexuales, cit., p. 470.
(610) J orge E nrique V alencia ; Detitos contra fa libertad y el pudor sexual; p. 17.
(611) CAndido -C onde P umpido F erreira - A ntonio G onzAles C uellar ; op. cit; p. 2159: De distin
ta consideración es R odríguez D evesa que considera que estos delitos atenían contra
la moral sexual, por lo que el bien jurídico tiene en cuenta el conjunto de normas que
vedan determinadas formas de exteriorizadon del instinto sexual, opuestas a la convi
vencia que el Derecho pretende asegurar dentro de la justicia; Citado por Alfonso S e
rrano G ómez; ob.cit, p. 170; Derecho Penal. ParteEspecia! (delitos contra las personas,
Dykinson, Madrid, 1996, p. 213.
(612) V jula S tein , Javier; Derecho Penal. Parte Especial (i-B); Delitos contra el honor, la fami
lia y la libertad; Edit. San Marcos; Lim a-Perú, 1998, p. 179.
914 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. TIPO OBJETIVO
(614) Arenas; p. 3. El hecho de ser un mercader sexual no la despoja de la dignidad que es in
herente a la condición de persona humana. Por ello deviene en imperioso su protección
como sujeto pasivo del delito de violación con independencia del valor social y moral
que se le atribuya a tal actividad.
(615) Rosario de Vicente Arenas; ob. cit., p. 86.
(616) De la misma consideración C aro C oria , al afirm ar que “Tampoco es relevante la pre
existencia de relación matrimonial con el autor, de forma que se sanciona inclusive la
llamada violación dentro del matrimonio"; op. cit; p. 78. El vínculo conyugal no le otorga
un poder de señorío hacia su consorte; no pudiendo exigirte tener tratos sexuales en
contra de su voluntad. Al respecto, la sentencia del Tribunal Supremo español de 1996,
donde se afirma que: 1 .-La violación entre cónyuges es perfectamente posible; 2.-No
puede esgrimirse el ejercicio legítimo de un derecho; 3.-EI llamado débito conyugal se
opone radicalmente a la dignidad y libertad de la víctima, y, 4.-No puede alegarse un
error de prohibición en el pensamiento de que la mujer debe prestarse a una relación
sexual no querida. En: Rosario de Vicente M; p. 87. Dicha sentencia es clara al afirmar
que la mujer no está a disposición del marido y que perfectamente se puede configurar
la violación dentro def matrimonio; y, que asimismo no se puede alegar como causa jus
tificante o disculpante la creencia errónea que la mujer debe de estar siempre dispuesta
el trato sexual, aún en contra de su voluntad.
916 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
ánimo libidinoso o de satisfacción de! apetito sexual", sent. 13 de marzo de 1995; ob.cit; p.
216.
(621) Citado por S errano G ómez; R odríguez D evesa ; op. cit; p. 216.
(622) Posiciones que reflejan una interpretación restrictiva y naturalística del acto “análogo"
son asumidas por: P eña C abrera, R aúl ,al señalar al respecto que la felíatio in ore , que
en este supuesto el agente no realiza desde el punto de vista naturalístico ni penal
un acto de penetración camal ya que la boca no está destinada, fisiológicamente ha
blando, a la repepción del pene ni a originar un acopiamiento anatómico. En. Derecho
Penal. Parte Especial. Vol I. Delitos contra la vida, el cuerpo, la salud, el honor, la fam ilia
y la libertad; op.cit; A la misma resolución llega R oy F reyre al considerar el “acto análo
go" en un sentido restrictivo: coito rectal (contra naturam) y coito en la cavidad vaginal
(secundum naturam), no así el felíatio in ore por considerarlo de difícil probanza; op.cit.,
p. 49.
(623) Contrariamente a fa legislación penal peruana que comprende otro acto análogo es-
tríctu sensu, en la legislación penal española en los artículos 179° y 180°, se castiga
en el primero de ellos, la agresión sexual consistente en “acceso camal, introducción
de objetos o penetración bucal o anal" como supuestos agravados, comprendiendo
de esta forma el acto análogo en sentido lato o amplio; S errano G ómez; op. cit; p.216;
C aro CoRwes de la opinión que “el ejercicio violento de la sexualidad no sólo ataca
aspectos físicos, ai Derecho Penal le compete proteger todos los aspectos de la au
todeterminación e intangibilidad sexuales; para la víctim a de una práctica bucogenital
realizada bajo violencia podría ser tan denigrante como una penetración vaginal bajo
918 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
fuera del ámbito del artículo 170° modalidades de ataque contra la Libertad
Sexual que denotan una mayor intensidad y pueden incluso suponer una le
sión más grave en el bien objeto de protección. Por lo tanto, se han dejado de
lado criterios meramente organicistas y naturalísticos sin que ello suponga un
quebrantamiento a! Principio de Legalidad para acoger modalidades típicas
que acontecen en la realidad social en que nos encontramos inmersos y de las
cuales ei Derecho Penal no puede desconocer No debía limitarse su configu
ración al miembro viril, ya que existen otros objetos que poseen un idoneidad
suficiente para causar una lesión en la esfera sexual de la víctima en la misma
intensidad o hasta en un grado mayor ¿Cuál es la justificación axiológica, para
considerar a una violación más grave? Es el elemento de la invasión al cuerpo
de la otra persona, expresada en la intensidad desarrollada, en cuanto aptitud
idónea para lesionar gravemente el bien jurídico.
En otras legislaciones penales más avanzadas, como la española, ya
se ha habían incluido en el tipo penal respectivo conductas de esta naturale
za que connotan un grave ataque a la Libertad Sexuaií624>; dirección político
criminal que tomó como fuente el legislador con la Ley N° 28251. En este
sentido, desde una perspectiva de lege ferenda nuestra legislación penal
incluyó estas modalidades de ataque a la esfera sexual en el artículo 170°,
porque de no ser así, conductas que expresan un gran contenido lesivo,
tanto por la modalidad como por el objeto empleado en el ataque, serían
reprimidos por los artículos 176° y 176°-A (Actos contra el pudor), tipos pena
les que prevén una penalidad menor, lo cual sería insatisfactorio desde una
perspectiva política criminal. Bajo el espectro de un Estado de libertades, el
Derecho Punitivo debe de proteger, tanto la libertad como la intangibilidad
sexual, de todos aquellos ataques que supongan un potencial peligro a dicha
esfera, de especial significancia en cuanto incidencia en la autorrealización
humana; la afectación a la libre disponibilidad de la sexualidad importa una
gran trascendencia en la esfera emocional y caracterológica del individuo,
pues es de recibo que los ataques sexuales trascienden el hecho de su per
petración, manteniéndose sus efectos perjudiciales por tiempo determinado,
si es que se llega a superar en un lapso determinado.
No sólo el acceso camal producto del miembro viril puede significar
una lesión de una entidad considerable en la esfera sexual, existen otros
objetos e instrumentos que también pueden causarla que inclusive pueden
producir una mayor afectación en la estructura psico-somática de la víctima;6
4
2
am enaza...’; op. dt; p. 82; V illa. S tein ; es de la misma consideración al señalar que el
fellatio inore si es comprendido aunque ei juzgador, conforme ai principio de lesividad,
atenderá al caso concreto y regulara la pena; op. cít; p. 180.
(624) El artículo 179° del Código Penal español de 1995 señala “Cuando la agresión sexual
consista en acceso cam al, introducción de objetos o penetración bucal o anal, la pena
será de prisión de seis a doce años”.
Título IV: Delitos contra la libertad 919
(625) Así, S oler , S.; Derecho penal argentino, T. til, c it, p. 344; B arrera D omínguez, H.; Deli
tos Sexuales, c it, p. 86.
(626) S aunas S icoma, R.; L os delitos de acceso cam al sexual, cit., p. 49.
920 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(629) C armona S algado , C.; Delitos contra la libertad sexual, cit., p . 310.
Título IV: Delitos contra la libertad 921
(632) Así, también el caso de la legislación pena) argentina, tal como apunta Esbelta, con la
reforma de la ley 25.087, estas “violaciones inversas" también quedan atrapadas por el
apartado tercero del vigente art. 119 (...); De ¡os delitos sexuales, cit., p. 39.
922 Derecho pena! - Parte especial: Tomo I
2.3.1. Violencia
La violencia {vis absoluta) ejercida por el agente sobre la víctima debe
ser física, efectiva y estar causalmente conectada con el ilícito actual sexual
que pretende perpetrar. Debe tratarse del despliegue de una determinada
dosis de violencia física susceptible de quebrantar los mecanismos de defen
sa de la víctima, de allanar los obstáculos para la realización de la conjunción
carnal(636)6
. Debe tratarse de violencia física, continuada y suficiente, emplea
7
3
da sobre el sujeto pasivo y capaz de vencer la resistencia (seria, persistente,
real, efectiva) de la víctima, de modo que se presente como la causa inme
diata y directa del abuso con acceso camal(637}.
Se vulnera la voluntad de la mujer y/o del hombre, mediante el empleo
de actos de fuerza material que sobrepasan o vencen su resistencia; v. gr.,
(633) Ver al respecto, mi obra Delitos contra la Libertad e Intangibilidad Sexual, d t., p. 46; "la
calidad de sujeto pasivo”.
(634) Caro Coria/ San Martín Castro; D elitos contra /a libertad e indemnidad sexuales, c¡t, p.
78; Así, Salinas Siccha, R.; Delitos de acceso cam al sexual, c it, p. 42.
(635) Estrella, O.A.; De los delitos sexuales, c it, p. 37.
(636) Así, Barrera Domínguez, H.; Delitos Sexuales, d t , p. 90.
(637) Donna, E A ; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, c it, p. 546.
Título IV: Delitos contra la libertad 923
(643) A sí, S alinas S iccha , R.; D elitos de acceso camal sexual, cit., p. 57.
(644) V illa S tein ; ob. cit; p. 180.
(6 4 5 ) B ajo F ernández; p. 2 0 7 .
parse por captar caso por caso, la idoneidad de Ea amenaza, teniendo a la vista
las condiciones personales del agraviado (cultura, estado anímico, etc.), esto es,
todas las particularidades que reviste el sujeto, a fin de calificar la idoneidad de
la presión psicológica que puede dar lugar a través de la conducta del malhe
chor, pues para algunas mujeres, determinadas características antropológicas
pueden constituir ya una latente amenaza, en cuanto infunden un temor signifi
cativo. Es indudable que ha de resultar ridículo amenazar a una persona culta
con maldiciones o maleficios a fin de atemorizarla y, por tanto, conseguir el trato
sexual. Contrarío sensu, en otra ignorante tal amenaza puede resultar seria.
Los modos de configuración de la amenaza pueden adquirir diversa rea
lización típica, de modo que ei intérprete debe delimitar el ámbito de protección
normativo, de acuerdo a la generación de un riesgo jurídicamente desaproba
do. Constituye amenaza la violencia física ejercida sobre un tercero al que el
sujeto pasivo se encuentre sentimentalmente ligado. El contenido moral de la
amenaza no interesa para los efectos de establecerla como medio idóneo; de
tal manera que la amenaza existe si el mal que se anuncia al sujeto pasivo es
justo, v. gr., la coacción ejercida sobre la mujer adúltera de revelar la relación
irregular al consorte ofendido<650). Fundamos nuestra afirmación en el hecho
que la amenaza es un problema de causalidad entre la acción intimidante y el
acto sexual, donde no pueden eliminarse desde un principio, la personalidad,
la constitución y las circunstancias que rodean a la víctima*6 651*. En tal sentido,
0
5
nada obsta para que la amenaza pueda recaer sobre objetos, que la víctima
tiene en especial estima, por su significado sentimental*652*. _
El mal que se anuncia debe ser inminente o próximo, no remoto, por
que respecto a éste, el amenazado tiene la posibilidad de ponerse a buen
recaudo, tomando las medidas convenientes. Por último, la amenaza debe
ser determinada; no bastan las amenazas con contenido genérico; el simple
anuncio del mal sin precisár su identidad, no es posible que sea objeto de
valoración por la víctima y, por tanto, no puede avasallar su voluntad. Con
todo, la amenaza debe importar un influjo psíquico -cierto y determinado-
que provoca un estado de angustia y temor en la persona de la víctima, ante
la plausibilidad de un ataque a la libertad sexual
ciando en fa modalidad típica del delito de acceso carnal sexual, indica que:
“(...) se propone incluir como elemento adicional el «contexto de coacción»,
propuesta que es acorde con ¡os parámetros señalados por la Corte Penal
Internacional respecto de la violencia sexual como un supuesto que puede
invalidar (ai igual que la grave amenaza) la voluntad-libre consentimiento- de
la víctima. Sobre el particular se indica: Con texto de coacción que invalida
la voluntad: [...] estas conductas pueden producirse por la fuerza o mediante
la amenaza del uso de la fuerza o mediante coacción, como la causada por
el temor a la violencia, la intimidación, la detención, la opresión psicológica
o el abuso de poder, contra ella u otra persona o aprovechando un entorno
de coacción o la incapacidad de esa o esas personas de dar su libre consen
timiento. Conforme a ¡os datos que nos presenta la reafidad, la violación no
solo se produce en contextos de violencia o de grave amenaza, sino también
en aquellos casos en los que el contexto en el cual se encuentra la víctima,
le impiden ¡levar a cabo su libertad y determinar por ello su autodetermina
ción sexual, volviendo invalido el consentimiento. Considerando lo indicado,
resulta razonable incorporarlo propuesto(653>.
La historia demuestra como en conflictos bélicos, en situaciones de
confrontaciones armadas, la población civil queda totalmente indefensa, so
bre todo, niños, adolescentes y mujeres en general, que sumidas en el páni
co y en el temor de ser asesinadas, asienten tener relaciones sexuales con
estos efectivos militares o para militares. A decir de DÍAZ, durante la vigencia
de conflictos armados internos e internacionales, así como en ausencia de
estos, la esclavitud sexual, embarazos forzosos, violaciones, esterilizaciones
forzadas, entre otras vejaciones, han sido práctica común cometida contra
niñas, adolescentes y mujeres adultas<6 654). Lo que revela un alto grado de
3
5
desvalor como de reproche de culpabilidad, que ha llevado a considerar a
los delitos sexuales como crímenes de "lesa humanidad”. Los crímenes que
tomaron lugar en la II Guerra Mundial, propiciaron una concientización en la
humanidad, en la necesidad de integrarse jurídicamente sobre fines comu
nes, esto es, de perseguir y sancionar severamente estos delitos. Fue así
que se creó en el año de 1945 el Tribunal de Nüremberg, destinado a perse
guir y enjuiciar a los criminales de guerra nazis, constituyéndose a partir de
este contexto histórico los denominados «Crímenes Internacionales»; aque
llos que vulneran normas de Derecho Internacional, presentando una triple
tipología: Crímenes contra la paz, Crímenes de guerra y Crímenes contra la
humanidad. Escribe P eci, que todos sabemos a partir de la segunda mitad
(653) A sí, en Aubulú M artínez, V.Y.; Derecho Penal. Parte Especial. Delitos contra la Libertad
e Indemnidad Sexual, y otros. INSTITUTO PACÍFICO, diciembre 2018, c it, ps. 206-
207.
(654) D ía z ,!.; La violencia sexual y de género como crimen de lesa hum anidad: análisis penal
a propósito del delito de violación sexual y la aplicación de estándares internacionales
en e l ordenamiento interno, cit., p. 141.
Título IV: Delitos contra ia libertad 927
frecuencia, hechos donde el autor del ataque sexual es padre, padrastro, tío,
primo o responsable de la educación y guarda{665).
Para E s p in o z a V á s q u e z -en la literatura nacional-, las importantes di
ferencias de educación, sociales y culturales, existentes en Perú deben ser
tenidas en cuenta a la hora de délimitar el concepto de amenazas en el
contexto de cualquier delito y muy especialmente en el caso de los delitos
sexuales. Para una mujer con un grado cultural “medio”, una deteriorada
maldición o una práctica de brujería puede resultar una amenaza completa
mente insignificante. Sin embargo, para una mujer de bajo nivel cultural que
cree en ese tipo de supersticiones, y cita el caso de las mujeres del campo, la
zona de la sierra y la selva, esa clase de amenazas pueden producir el efecto
de doblegar su voluntad sin necesidad de mayor gravedad o intensidad en
el anuncio6
(666).
5
6
Llevados los argumentos descritos, resulta importante invocado el
Acuerdo Plenario N° 1-2015/CJ-116(667), en cuyos fundamentos 6 y 7, se
expone lo siguiente: La presencia de esta clase de delitos y de proce
sos penales marca sus mayores indicadores de frecuencia en ios Distritos
Judiciales de Cajamarca, Loreto, San Martín, Ayacucho, Puno y Cuzco. La
mayoría de estos casos guarda relación con la existencia de patrones cultu
rales tradicionales que inciden en la potenciación de la vulnerabilidad sexual
de niñas y adolescentes menores de 14 años. En lo esencial, por ejemplo,
es común encontrar como razón etiológica de estos sucesos una arraigada
tolerancia y fomento social en las comunidades campesinas y amazónicas,
ubicadas en aquellas áreas geográficas del territorio nacional, hacia el some
timiento a prácticas sexuales tempranas de las niñas o adolescentes desde
que ellas comienzan a menstruar. Para los investigadores de esta actitud
cultural, ella refleja un consolidado modelo histórico de discriminación social
y política de la mujer indígena que tiene un origen y connotación androcen-
trista [Cfr. Villanueva Flores, Rocío: Constitucionalismo, pluralismo jurídico y
derechos de las mujeres indígenas, en Revista de Derecho Público N° 32,
Enero-Junio 2014, Universidad de los Andes, Facultad de Derecho, p. 17 y
ss.j. Es más, dicho patrón cultural se reproduce en los siguientes comporta
mientos y creencias:
(665) Gonzales G uerra, C.M.; Delitos contra la Libertad Sexual. Delimitación de la intimida
ción o Amenaza como medio coactivo. EDITORIAL IB DE F. Julio César Faria Editor,
2005, cit., p. 306.
(666) Citado por Gonzales Guerra; E spinoza V ásquez, Delitos sexuales..., p. 38.
(667) Asunto: Sobre la aplicación judicial del artículo 15° dei Código Pena! y los procesos
intercufturales por delitos de violación de niñas y adolescentes.
932 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(668) A ubulü M artínez , V.Y.; D e rech o Pena!. P a rte Especial. Delitos contra ia Libertad e In
demnidad Sexual, y otros. INSTITUTO PACÍFICO, diciembre 2018, c it, ps. 206-207.
(669) Fundamentos normativos.
Título IV: Delitos contra la libertad 933
(670) Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y tos integrantes
del grupo familiar.
(671) De fecha, enero de 2017.
934 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
3. TIPO SUBJETIVO
(672) E strella , O.A.; De tos detitos sexuales, cit, p. 39; Así, C armona S algado , C.; Delitos
contra la libertad sexual, cit., p. 307.
(673) Donna, E A ; Derecho P enai Parte Especial, T. I, cit., p. 547.
Título IV: Delitos contra la libertad 935
ría mediata, pues como obtendría esa satisfacción, aquel que no interviene
directamente en la realización corporal del tipo penal.
Los tipos penales comprendidos en el Capítulo IX del Título IX de! C.P.,
tutelan un ámbito de especia! relevancia en la libertad personal de un indi
viduo, esto es, de cautelar la libre elección autodeterm¡nativa a configurar
la vida sexual. En ninguno de estas figuras delictivas, que han sido objeto
de permanentes modificaciones por parte del legislador, se advierte que la
estructuración típica exija la concurrencia de un aplacamiento del instinto
mórbido del sujeto activo. Más aún, póngase el ejemplo de quien, introduce
un objeto en la cavidad anal de una.mujer, siendo imposible que se satisfaga
sexualmente, por ser impotente, o de usar una prótesis en sustitución del
pene; ahora la modalidad típica se ha abierto de forma lata (acceso carnal
sexual). Por consiguiente, la presencia de un elemento lúbrico en la esfera
subjetiva del delito es injustificado político criminalmente y dogmáticamente
falso; si el tocamiento de los genitales o de las cavidades (uterinas o ana
les) se realiza en el marco de una actuación médíca(678)6 , simplemente esta
0
8
9
7
conducta no es típica, por estar cubierta por el riesgo permitido, pero, si esta
conducta rebasa el ámbito permitido, se constituye en una actividad típica.
Parece que el foro doctrinal aún no ha calado fondo este tema y se sigue una
postura construida hace más de cincuenta años. La continua revisión de los
contenidos dogmáticos es un deber irrenunciable por parte del jurista, a fin
de conciliar la norma con la realidad social.
Somos de la consideración, entonces, que no es necesario de concu
rrencia de un ánimus libidinoso, basta que el agente actúe con conocimiento
y voluntad de realizar el acceso carnal sexual, de aquellos que se encuen
tran contemplados en el marco de descripción normativa del artículo 170°,
violentamente sin el consentimiento de la víctima, es decir, es suficiente con
el dolo directo(679>. El dolo requerido por la figura se satisface con el conoci
miento de ejecutar un acto de carácter impúdico y sexual y con el propósito
abusivo de satisfacer o excitar e! instinto sexual del autor o, genéricamente,
de atentar contra el pudor de la víctima, aunque no esté presente en el agen
te intención lasciva a!gunat680); puede que la acción típica se acometa con
fines de venganza, celos, envidia, etc., al margen de que se pueda obtener
un determinado placer sexual, no olvidemos que para su consumación no es
(678) En contra M e z g é r , E.; D e re ch o P enal. P arte G en eral, cit., 136; C e r e z o M ir , J.; C u rso d e
D e re ch o P e n a l Español, II, c it, p. 122; B u s t o s R a m ír e z , J.; M a n u a l de D e re ch o P e n a !...,
c it, p. 187.
(679) De la misma opinión es M uñoz CoNDEque señala que el dolo, entendido como realiza
ción voluntaria de una acción violenta o ¡ntimidatoria con conocimiento de su significado
sexual, no requiere ningún otro elemento específico subjetivo más (el ánimo lascivo);
En: D e rech o P en al.P a ríe E sp e cia l. Revisado y concordado con el Código penal espa
ñol de 1995; Tirantlo blanch, Valencia, 1996, p. 185.
(6 8 0 ) E st r e l l a , O A ; De los d e lito s s e x u a le s , c it, p s. 4 0 -4 1 .
Título IV: Delitos contra la libertad 937
(681) Carmona Salgado, C.; Delitos contra la libertad sexual, cit, p. 306.
(682) Salinas S iccha, R.; Delitos de acceso cam al sexual, cit., p. 75.
(683) C erezo M ir , J.; Curso de Derecho Penal Esparto/, II, cit., p. 131.
938 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
eí cual si era invencible determinará la exclusión del dolo y la culpa, por ende,
no será punible y, si éste era vencible, será punible a título de imprudencia,
tal como se desprende del artículo 14° del C.P. Ahora bien, el injusto penal
en comento, supone que el autor sepa que está ejerciendo violencia física
y/o amenaza grave sobre una persona viva, a fin de acceder carnalmente sin
su consentimiento. ¿En estos casos, cuándo podríamos decir que el autor
obra desconociendo los elementos que dan lugar a la tipificación penal? Si el
agente cree erradamente que está yaciendo sobre un cadáver, podría darse
el error de tipo, si por ejemplo la supuesta víctima se encuentra en un estado
de inconciencia, más aún si estaba dentro de un ataúd, pero a la mínima
señal de que ella está viva, el estado cognitivo del autor cambia de forma
automática, pues ante la pulsación de ciertos signos, el sonido de determi
nados órganos en su funcionamiento, la palpitación del corazón, etc., dejan
entrever claramente que se trata de una persona viva. En el caso de que se
ejerciera violencia sobre una persona equivocada (error de identidad), pues
es una form a de realizar el acto sexual, entre personas libres y responsa
bles (sadomasoquistas), podría darse el error de tipo, pues se presumía el
consentimiento de la víctima, pero al mínimo detalle de resistencia, la con
ducta quedaría plenamente abarcada en el tipo penal en cuestión. Con todo,
apreciar un error de tipo en esta modalidad típica es en realidad dificultoso,
a diferencia de lo que acontece en el artículo 173°-A.
En cuanto al error de prohibición, en este caso, el autor sabe y busca
un determinado resultado, no se produce error alguno en cuanto los ele
mentos constitutivos del tipo penal, más desconoce de su antijuridicidad, es
decir, no tiene conocimiento de su prohibición penal, tal como se desprende
del segundo párrafo del artículo 14° del C.P. Aún cuando el autor disponga,
según su constitución psíquica, de la capacidad de comprender lo ilícito del
hecho, puede suceder en el caso concreto que esta comprensión quede im
posibilitada por otras razones, las que pueden derivar de su trayectoria vital
(como provenir de otra cultura) o de circunstancias externas (como un ase-
soramiento jurídico ¡ncorrecto){684).
Resulta por no menos decirlo “forzado”, que se argumente como me
canismo de defensa, que se desconocía que un acto de pura violencia sobre
una persona, para yacería sexualmente contra su voluntad era penalmente
antijurídico, pues son actos ya de por sí denigrantes que atentan contra los
derechos fundamentales, cuya reprobación no es sola jurídica, sino sobre
todo ética y social. Sin embargo, para S alinas S iccha , podría puede presen
tarse un error de prohibición directo, cuando el autor actúa creyendo que
constituye un acto lícito el realizar acceso carnal sexual mediante violen
cia con una prostituta, entendiendo que la tutela penal del artículo 170 sólo
ampara a las mujeres honestas o de conducta irreprochable como lo hacía 6 4
8
4, ANTIJURIDIC1DAD
No se admite la concurrencia de ninguna causa de justificación (pre
cepto permisivo), en cuanto la legítima defensa sólo supone la realización
de actos agresivos destinados a conjurar y/o reducir la violencia desplegada
por el agresor, los cuales inciden en el cuerpo, la vida y la salud. No pueden
resultar tampoco intereses jurídicos superiores que legitimen una acción ne
cesaria que vulnere la autodeterminación sexual (estado de necesidad jus
tificante); así tampoco podrá admitirse como valedero, la actuación típica
en el marco de una relación de subordinación laboral-funcional, en cuanto
a la obediencia debida, pues no procede antes órdenes manifiestamente
antijurídicas. Ahora bien, como alegamos de forma inobjetable, el acceso
carnal sexual que comete el marido sobre su consorte mediando violencia,
son definitivamente actos constitutivos del tipo penal del artículo 170° y sus
derivados, pues no existe un derecho al débito conyugal que pueda ejercer
bajo violencia y/o coacción. Ninguna relación entre ios individuos, sea entre
marido y mujer, puede realizarse en un marco de constricción, en el cual se
anule por completo el elemento consensual que debe estar presente en las
relaciones sexuales. Por tales motivos, no podrá argumentarse el ejercicio
(685) S alinas S iccha, R.; Delitos de acceso cam al sexual, cit., p. 83.
940 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
5. CONSUMACIÓN
6. CONCURSO DE DELITOS
(695) Así, S alinas Secha, R.; Los delitos de acceso cam al sexual, cit., p. 86.
944 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
Sin duda, la realización dei acceso carnal sexual violento, importa ac
tos concretos que inciden sobre la esfera corporal de la víctima, actos que se
encuentran comprendidos en dicha construcción normativa. Por lo que se di
ría que las lesiones están subsumidas en dicho tipo pena!, lo que no es tanto
así, en e l sentido de que si la intensidad de la violencia sobre el cuerpo de la
víctima a fin de eliminar las barreras de defensa, provocan una significativa
afectación a la integridad corporal, fisiológica o psicológica del ofendido, se
dará entonces un concurso ideal de delitos(696)6 ; mas el legislador ha previsto
7
9
en el artículo 177° una figura preterintencional, cuando los actos cometidos
producen lesiones graves. En el caso de que el autor ejerza una violencia
innecesaria para consumar el acceso carnal sexual con violencia, también
daría tugar al tipo penal del artículo 177° (proceder con crueldad).
7. AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN
En este delito serán reprimidos como autores todos aquellos que rea
licen materialmente el acto ejecutivo, desde una vía de interpretación nor
mativa, esto es, autores serán todos aquellos que realicen de forma táctica
los actos constitutivos del tipo penal, sea ejerciendo la violencia física y/o
desplegando una amenaza seria e inminente así como materializando el ac
ceso cam al sobre las cavidades (vaginal, anal y bucal), de la víctima; por lo
que autor puede serlo tanto el hombre como la mujer, (...) puesto que no es
necesario que el que ejerce la violencia y el que realiza e! acto sexual sean la
misma persona*697*. Del mismo modo en el caso de una coautoría. En cuanto
a la posibilidad de una autoría mediata, el dominio del hombre de atrás apro
vechando una serie de deficiencias psico-cognitivas del hombre de adelante,
es perfectamente admisible, pues no se trata en realidad de un delito de
propia mano; de mera conjunción carnal, en tanto, lo que se tutela es la libre
autodeterminación sexual de la víctima, la cual puede quebrantarse cuando
el autor mediato utiliza a un tercero que da rienda suelta a la actividad típica.
Puede también darse una instigación, pues si bien el hombre de adelante
detenta el dominio funcional del hecho, su determinación delictiva ha sido
provocada por el hombre de atrás a partir de un influjo psíquico importante.
Por otro lado, aquéllos que contribuyan o coadyuven al acceso carnal
ajeno aportando un despliegue físico para doblegar la voluntad opuesta de la
víctima, serán considerados como partícipes (cómplices), siempre y cuando
no hayan contribuido con una aportación de relevancia en la etapa ejecutiva
del delito; por lo general, su contribución debe darse en la etapa preparatoria
del delito. Si la aportación delictiva puede reputarse como "imprescindible”
para la realización típica, será un cómplice primario, y si el aporte sólo puede
8. AGRAVANTES
(701) E strella , O.A.; De ios delitos sexuales, cit., p, 67; Así, S oler , S.; Derecho penal argen
tino , T. III, cit., p. 352.
(702) D o nna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 566.
(703) En el Código Penal Español de 1995, esta agravante está tipificada en el artículo 180°
Inciso 2 que prevé que “las anteriores conductas serán castigadas con las penas de
prisión de cuatro a diez años para (as agresiones del artículo 178 y doce a quince años
para las del artículo 179, cuando concurra la circunstancia de que eí hecho se cometa
por tres o más personas actuando en grupo”. Al respecto señala S errano G ómez que
para la consumación de esta agravante es suficiente con que uno de ellos realice di
rectamente la conducta libidinosa sobre la víctima, pudiendo intervenir los otros como
cooperadores en la ejecución del delito, en base a la sentencia del 26 de feb. De 1996
contempla un supuesto de cooperación necesaria ai ayudarse uno a otro a ejecutar una
violación que hoy encajaría en el ari. 180.2; ob.cit; p. 218; Ver S oler , S., Derecho penal
argentino, T. III, cit., p. 352.
Título IV: Delitos contra la libertad 947
en este caso, opera como pena accesoria, tal como se desprende del artículo
37° del C.P, pena íntimamente vinculada con el cargo, oficio, profesión, in
dustria, poder jurídico o deber inherente del autor con respecto a la víctima.
Sin duda, es el abuso ilegal de una determinada competencia institucional
organizativa, que le otorga un cierto poder de dominio sobre el sujeto pasi
vo, pues el fundamento de la inhabilitación es de privar del cargo, oficio o
profesión, a quien hizo un mal uso de aquella, para facilitar la perpetración
del injusto, basada esencialmente en motivos de prevención general. Será
el caso de los supuestos comprendidos en los incisos 2), 3} y 5), de confor
midad con lo previsto en el artículo 39° del ordenamiento penal; y éstos son
los siguientes:
Ahora bien, ¿Qué otra posición le puede dar al autor una particular
autoridad sobre la víctima?, sería el caso del empleador (superior) sobre su
subordinado en el marco de una relación laboral, los detenidos en relación
con sus custodios, el médico y enfermeros en relación con el paciente, el
profesor con respecto a sus alumnos menores, claro está, etc. Se incluye a
parte de los padres, a los tutores, curadores, así como en los orfanatorios,
internado de menores u otros centros de hospedaje, como las clínicas de
la salud mental. Así también, los internamientos por sacerdocios y para
monjas. En suma, toda relación que suponga una posición de dominio del
autor con respecto a su víctima; mas vale aclarar que cuando aparezcan
en concreto las relaciones descritas en ios incisos 3) y 5), esta agravante
no resultará aplicable, al margen de las críticas de lege ferenda que éstas
ameritan.
El artículo 184° del Código Penal establece ya una penalidad más re
presiva en caso de los partícipes (cómplices e instigadores), cooperadores
en la perpetración de los delitos comprendidos en los Capítulos IX, X y XI del
Título correspondiente. En consecuencia, la agravación de este supuesto,
sólo es extensible a quienes tienen la calidad de autores y coautores. Máxi
me cabe precisar, que para poder aplicar esta circunstancia agravante, no
basta que se acredite la condición de parentesco entre el autor y la víctima
toda vez que es necesario, que el injusto se haya cometido con ocasión de
dicha posición, es decir, con abuso del vínculo de parentesco. Situación que
no parece desprenderse del artículo 184° del C.P.
El articulo 1o de la Ley N° 28963 del 24 de enero de 2007, modifica el
inc. 2, de acuerdo con una aspiración eminentemente penalizadora, de in
cluir un mayor contenido de supuestos agravantes, algunos de, ellos tal vez
necesarios, a efectos de tutelar el principio de igualdad jurídica, mas el resto,
muy a! contrario, vulneran el principio de legalidad material al adoptar un es
tilo casuístico que a la larga lo único que genera es un estado de inseguridad
jurídica, al cobijarse circunstancias que se confunden fácilmente entre sí, lo
cual dificulta la tarea interpretativa del juzgador, incompatible con los fines
que debe desplegar la dogmática jurídico-penal en un Estado de Derecho.
En concreto, se ha determinado normativamente que la relación de paren
tesco puede darse también entre concubinos, lo cual es acertado desde una
sistematización de dicha institución conforme lo estipula el Código Civil y la
Ley Fundamental.
Luego, incluye en el ámbito de la descripción típica, la relación prove
niente de un contrato de locación de servicios, de una relación laboral o si la
víctima le presta servicios como trabajador del hogar. Primero, acaso en una
relación laboral no se revela una posición o cargo que le da una particular
autoridad sobre la victima al agresor, no se da de igual forma en el caso de
una actividad doméstica como empleado del hogar. El legislador se equívoca
al legislar de esta forma taxativa, pues debe recordar que los conceptos que
950 Derecho penal - Paite especial: Tomo I
(712) Así, Cancjo Meuá, M.; Conducta de la víctima y responsabilidadjurídico-penai del autor,
c it, ps. 411*412.
(713) Así, S alinas S iccha , R.; Delitos de acceso cam al sexual, cit., p. 107.
(714) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 564.
Título IV: Delitos contra la libertad 955
(715) Rodríguez Ramos, L.; L o s delitos contra la Libertad Sexual, cit., p. 166.
(716) Así, eí artículo 135°det C P P d e 1991; concordante con el artículo 268° del NCPP.
956 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(717) Confrontar ai respecto, las normas de sanción de los artículos 106°, 107° y 108°.
(718) Al respecto ver mi artículo “La pena de muerte. Expresión acabada de todo un proceso
de degradación del sistema penar. En: Actualidad Jurídica, Tomo 144 - noviembre,
2005, Gaceta Jurídica, Lima, cit, ps. 265-272.
Título IV: Delitos contra la libertad 957
(722) Enrique Echeburúa, Paz de Corral, Pedro Javier Amor; E v a lu a ció n d e l daño p s ic o ló g ic o
en ta s víctim a s de d e lito s vio le n to s. PSICOTHEMA, 2002, Vo!. 14, cit., p. 1.
962 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
VIOLACIÓN PRESUNTIVA
Este delito se encuentraprevisto en el articulo 17V del Código Penal, en los
términos siguientes:
A rtículo 171.- “E l que tiene acceso camal con una persona por via vaginal,
anal o bucal, o realiza cualquier otro cuto análogo con la introducción de un objeto
oparte del cuerpopor alguna de las dosprimeras vías, después de haberla puesto en
estado de inconsciencia o en la imposibilidad de resistir, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de veintiséis años’*72®.
1. A MODO DE APROXIMACIÓN
2. TIPO OBJETIVO
2.1. Sujeto activo
Puede serlo tanto el hombre como la mujer, sin interesar la opción
sexual, actos heterosexuales y homosexuales, como se dijo en el artículo 7
5
2
haber sido eí medio para lograr el acceso carnal sexual, y no la forma normal
de cómo se practican los actos sexuales en el marco de la vida marital, así
también ciertas formas de realizar el acto sexual, que se dan con pleno con
sentimiento, a fin de generar una mayor excitación y/o placer sexual.
3. TIPO SUBJETIVO
Este delito es doloso. Se requiere el conocimiento y la voluntad pre
ordenada del agente de utilizar cualquier tipo de medios para provocar en
la víctima, un estado de inconsciencia o de desventaja física que le impi
de resistir el acto sexual, sin necesidad de que la intención de acceder se-
xualmente este presente desde un inicio, es decir, desde las primera etapa
del iter criminís. El error en que pueda incurrir el agente en tomo al medio
empleado o a su idoneidad para provocar los estados aludidos, carecen de
relevancia jurídica, salvo respecto a sus consecuencias en el proceso ejecu
tivo del delito.
(734) Carmona Salgado, C.; Delitos contra ¡a libertad sexual, cit., p. 317.
(735) B ramont-A rias, L.A./C antizano, M.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p.
241.
Título TV: Delitos contra la libertad 969
4. CONSUMACIÓN
La realización típica de esta figura delictiva, requiere de lo siguiente:
que el autor haya colocado en un estado de inconsciencia y/o im posibili
dad de resistir a la víctima, habiendo logrado dicho estado, logra accedería
carnalmente -aunque sea parcialmente-, sea con el miembro viril, en las
cavidades vaginal, anal o bucal, le ingresa otras partes del cuerpo (parcial),
en la dos primera vías u otros objetos en las vías antes mencionadas. No
es necesario que se produzca la eyaculación, menos la anidación. En todo
caso, nos remitimos a lo señalado en el artículo 170°, con respecto a este
apartado.
Luego, las formas de imperfecta ejecución son perfectamente ad
m isibles, en el sentido, de que el autor haya hecho injerir cierta dosis de
alcohol, fármacos u otro tipo de sustancia, a fin de colocarla en un estado
de inconsciencia, sin embargo la dosis no fue suficiente para lograr tal co
metido, o ante la presencia de custodios del orden, desiste de su designio
crim inal, pero importante a todo esto, es que se acredite que el factor final
del autor, era de acceder sexualmente a su víctima, y no despojarla de sus
pertenencias, como lo tienen acostumbrado hacer las denominadas “pepe-
ras” (robo). Algo curioso sucedería en este caso, pues puede que sean dos
personas distintas las que se encargan de ejecutar el hecho criminal en di
visión de tareas, uno de surtir la sustancia en la víctima y, otra de accedería
sexualmente, si la conexión subjetiva está latente en todo el iter criminis,
no hay problema para imputar la tentativa a ambos intervinientes, pero si
el segundo no tiene participación alguna en la colocación del estado de
inconsciencia, su conducta se reconduce a los alcances típicos del artículo
172° del C.P.
5. CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE
el caso del doctor (cirujano plástico) Max Á lvarez , quien habiendo colocado
a una paciente, la accede camalmente en una de las cavidades sexuales;
así como cualquier galeno, sirviéndose de su ámbito profesional, y realiza la
conducta descrita en el tipo penal.
Debe quedar claro, que no basta que el autor ostente la profesión,
ciencia u oficio, pues debe quedar acreditado finalmente, que la comisión del
injusto penal sea con prevalimiento del mismo; es precisamente el abuso de
la actividad lo que importa un mayor reproche de culpabilidad (imputación
individual), si no se da dicha relación en el marco del comportamiento típico,
la conducta deberá ser reconducida al tipo base.
6. PENA
Artículo 172 - “E l que tiene acceso cam al con una persona por vía vaginal,
anal o bucal o realiza cualquier otro acto análogo con la introducción de un
objeto oparte del cuerpo por alguna de las dosprimeras vías, conociendo que
está impedida de dar su libre consentimiento por sufrir de anomalía p sí
quica, grave alteración de la contienda, retardo mental o que se encuentra
en incapacidad de resistir, será reprimido conpena p riva tiva de libertad no
menor de veinte n i mayor de veintiséis años. ”^ 36^
1. GENERALIDADES
(736) Artículo modificado por e! Artículo 1 de la Ley N° 30838, publicada el 04 agosto 2018
972 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
2. BIENJURÍDICO
El bien jurídico tutelado en este delito es la indemnidad o intangibilidad
de los discapacitados mentalmente o de todos aquellos que se encuentran
en un estado de incapacidad de defensión, que por su especial condición
psico-física en encuentran en un estado de vulnerabilidad*737*. En suma, se
busca proteger de la manera más amplia posible la indemnidad sexual de las
personas que se hallan incursas en casos de inimputabilidad o en situación
nes semejantes a ella como la incapacidad de resistir y que en este último
caso no se puede predicar necesariamente que se encuentren privadas de
su libertad sexual al menos de modo total*738*.
(737) Así, C armona Salgado , C.; D e lito s co n tra la lib e rta d sexu al, c it, ps. 321-322.
(738) Castillo A lva, L.E.; Tratados d e lo s d e lito s c o n tra la lib e rta d ..., c it, p. 2Q4.
Título IV: Delitos contra la libertad 973
3. TIPOOBJETIVO
3.1. Sujeto activo
En principio, puede ser cualquier persona viva, hombre y/o m ujer sin
interesar su opción sexual, es decir, puede tratarse tanto de un acto sexual
heterosexual como homosexual. Si el sujeto activo es menor de 18 años, es
un sujeto infractor de la norma penal, por lo que será procesado en la Justicia
de Familia y la sanción será una medida socio-educativa; si es también un
enajenado, al igual que la víctima, la sanción será una medida de seguridad y
no la pena. El hecho de que se trate de un sujeto inculpable, no lo enerva de
poder desautorizar la vigencia táctica de la norma, cuestión distinta es que
no pueda responder penalmente por dicha contravención.
(741) B ramont A rías T orres, L .A ./G arcía C antizano , M,; M a n u a l de D erecho P e n a l . P a rte E s
pe cia l, cít., p. 244.
tanto estas anomalías no importan una ausencia total sino una simple ami
noración en la capacidad de comprender y quereri745). Como anota Núñez, no
basta por ejemplo, una falta de perfecta salud mental, sino que es necesario
que se trate, en sus características y en sus efectos sobre la posibilidad de
un ju icio práctico sobre el acto, de un trastorno de las facultades semejante
a ios que producen la inimputabilidad d e lic tiv a ^ .
Dentro de este contexto se podrían incluir todas las anomalías o de
ficiencias idóneas para perturbar las capacidades cognoscitivas, valorativas
y ejecutivas del sujeto afectado, tales como la psicosis y oligofrenias gra-
ves7 (747).
6
7
5
4
Ahora bien, La Ley N° 30838, se ha orientado a definir normativamen
te el estadio que se genera, como resultado de la anomalía psíquica, gra
ve alteración de la consciencia, retardo mental e imposibilidad de resistir,
esto es, se está ante una persona (hombre o mujer), «impedida de dar su
libre consentimiento». Las diversas situaciones psíquico-orgánicas (senso-
perceptivas), que se describen en la literalidad normativa, suponen un in
dividuo que no está en capacidad de poder prestar su libre consentimiento
en el acto sexual, en que se ve involucrado; sea por cuestiones orgánicas
(congénitas), estructurales de la personalidad humana, transitorias por la in
gesta de alcohol y/o sustancias psicotrópicas o por estar imposibilitado de
realizar movimientos voluntarios de su cuerpo. En suma, con la modificación
-in comento-, se gana exhaustividad semántica, en cuanto a la situación que
debe padecer la víctima, para poder inferior que estaba impedida de prestar
libremente su consentimiento, en el acto sexual que fue objeto.
Los casos que prevé la Ley son los siguientes:
a. Anomalía psíquica
Las Anomalías Psíquicas son “Manifestaciones anormales del psiquis-
mo”. Parafraseando a P eña C abrera, “No interesa al Derecho cualquier anoma
lía psíquica, sino la perturbación que debe ser de tal índole y grado que impida
la comprensión normal del carácter delictuoso del hecho, es decir, la incapaci
dad del autor para comprender la anormalidad del acto u orientar las acciones”.
Como expresa Bustos, siempre se ha dado una gran discusión en relación a las
clasificaciones de las enfermedades mentales, dado que generalmente no dan
una idea ciara de cómo se ha desarrollado el proceso de la enfermedad, y por
tanto, más bien utilizan como criterios los efectos de tales procesos, que muchas
(748) J.; M a n u a l d e D e rech o Penal..., cit., p. 341; Labatut Glena, G.; D erech o
B u s t o s R a m ír e z ,
Penal..., cit., p. 133.
(749) B a c ig a l u p o , E.; M a n u a l de D e rech o Pena!..., c it, p. 158.
(750) M ezger, E.; D e rech o P en al. P arte Genera/, cit., p. 213.
(751) Así, G a r r id o M o n t t , M.; D e re ch o Penal..., T. II, c it, p. 283.
(752) Welzel, H.; D e re ch o P e n a l A le m án ..., c it, p. 219.
(753) Citado por P e ñ a C abrera, R.; Los pe rso n a je s d e lin cu e n te s en la obra d e D osto yevski,
cit., p. 77.
(7 5 4 ) P e ñ a C a b r e r a , R.; L os p e rso n a le s delincuentes en la o b ra de D ostoyevsky, cit., p. 77.
978 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
c. R etardo m ental
d. Incapacidadde resistir
Bajo este supuesto, la víctima no padece de enfermedad mental al
guno, sino que es neutralizada en sus mecanismos de defensa a efectos de
que se puede ejecutar el acceso carnal sexual. Se trata de una situación en
la cual, la víctima comprende el significado del acto del que es objeto, pero
no puede actuar su voluntad contraria y oponerse materialmente a la acción
del autori765).A diferencia de la hipótesis anterior, la víctima comprende el
significado del acto, pero se encuentra incapacitada materialmente para ex
presar su voluntad opositora a los actos del sujeto activo; v. gr., una hemiple
jía, el hallarse maniatado, delirio febril, no se trata entonces de una
voluntad anulada por completo, a causa de un estado de inconciencia o de
una imposibilidad de comprensión perceptiva.
Debe añadirse en todo caso, que para diferenciar esta conducta típica
de la que se desprende del artículo 171°, la “incapacidad de resistir” es un
estado psico-físico que no ha sido generado por el autor, sino por una cir
cunstancia concomitante, una situación a propia acción de la víctima o por
un factor causal; v. gr., si el autor encuentra ya en estado pleno de ebriedad
y así abusa de ella sexualmente, se dará la tipificación penal en comento,
pero si éste le suministró una serie de fármacos en su bebida, para luego ac
cedería sexualmente, la calificación jurídico-penal se remite a la del artículo
171°. Sin duda, el hecho mismo de colocar a la víctima en dicho estado, es lo
que le otorga un plus en el disvalor de la acción penalmente antijurídica. Así
también, cuando el agente halla herida a su víctima, que fuera atropellada
4. TIPO SUBJETIVO
(767) Soler, T. lil; p. 286. Véase también: Manzini, Vol. Vílt; p. 226. Barrera Domínguez; ps. 70
y ss. Ch. de Guzmán; p. 139.
(7 6 8 ) Saunas S iccha, R .; Delitos de acceso camal sexual, c it., p . 1 5 8 .
982 Derecho penal - Parte especial: Tomo I
(769) Núñez, R.; Derecho penal argentino. Parte especial, N , cit, p. 265.
(770) Logoz; p. 306.
(771) Así, Salinas S iccha, R.; Delitos de acceso cam al sexual, cit, p. 159.
(772) V illa Stein; ob.cit; p. 188.
Titulo IV: Delitos contra la libertad 983
5. CONSUMACIÓN
6. AGRAVANTE
7. PENA
(773) Así, Soler, S.; Derecho penal argentino, T. Hl, cit., p. 328.
(774) Así, Salinas S iccha, R.; Delitos de acceso cam al sexual, cit., p. 161; Donna, E.A.; Dere
cho penal. Parte especial, T. I, cit, p. 513.
(775) N úñez, R.; Derecho penal argentino. Parte Especial, !V, cit., p. 281.
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