José de Jesús, Luis Miguel y Salvador Corral García.: Res Historias de Guerrilleros Urbanos en El Éxico Contemporáneo
José de Jesús, Luis Miguel y Salvador Corral García.: Res Historias de Guerrilleros Urbanos en El Éxico Contemporáneo
José de Jesús, Luis Miguel y Salvador Corral García.: Res Historias de Guerrilleros Urbanos en El Éxico Contemporáneo
Resumen
Antecedentes
Chihuahua fue un estado importante para los incipientes grupos armados
en el México de los años sesenta. Sin duda, un suceso fue coyuntural para
la historia moderna de nuestro país. El 23 de septiembre de 1965 un grupo
de hombres, comandados por los profesores Arturo Gámiz García y Pablo
Gómez Ramírez, intentaron tomar por asalto el cuartel militar en la ciudad
de Madera, región serrana chihuahuense. Fracasaron. Murieron casi todos
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Revisión historiográfica
Sigue siendo poco lo que se escribe y se ha escrito sobre los movimientos
armados de la segunda mitad del siglo xx en nuestro país. Si acaso, entre
1976 y 1980 algunos académicos comenzaron a escribir pequeños análi-
sis para compilaciones en el marco de la Reforma de Estado, en general,
condenando la violencia o realizando listados de los grupos armados en el
momento. De gran importancia para los grupos armados, en particular para
el Partido de los Pobres, fue la existencia de la revista ¿Por qué?, de Mario
Menéndez. Algunos teóricos de los temas sobre la guerrilla, los sistemas de
inteligencia y contrainsurgencia, ubican el año 1994 como coyuntural para
que la historia de los movimientos armados del pasado reciente saliera a la
luz, pero seguían siendo pocos los textos publicados en nuestro país frente
a los libros de las guerrillas de Centro y Sudamérica. Era, y sigue siendo,
un tema casi desconocido para el común de la población. En los medios
de comunicación se calificó de gavilleros, rateros, homicidas, terroristas, y
adjetivos semejantes, a jóvenes adultos que optaron por el camino de las
armas. En general, se omitió mencionar que no eran, en su mayoría, una ge-
neración espontánea de guerrilleros, tenían un origen familiar y estudiantil.
Es necesario subrayar, como antecedente, que algunos de ellos, o sus padres
o sus profesores, habían participado en diversas luchas políticas, sociales,
agrarias y sindicales convencidos de que democráticamente no podría darse
un cambio en la estructura de nuestro país. Los pocos jóvenes que llegaron
a incorporarse a la guerrilla, según sus propias palabras,1 descubrieron des-
esperanzados, frustrados, que no había opción civil o pacífica por la cual
pudieran obtenerse cambios radicales. Era una época de convulsión mun-
dial. Las dictaduras aparecieron a partir de golpes militares en Uruguay y
posteriormente en Chile.
Es quizá la novela Guerra en el paraíso, de Carlos Monte-
mayor, la que llega en 1991 a posicionar el papel del guerrillero en nuestra
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Objetivos de investigación
Ante la imposibilidad de saber de primera mano los porqués de la radica-
lidad de los tres hermanos Corral, esta investigación tiene como propósito
crear historias de vida que nos permitan inferir porqué decidieron militar
en un grupo armado opositor como fue la Liga. Si los guerrilleros no nacen,
¿qué los lleva a enrolarse como actores ideológicos, políticos opositores a
un sistema estatal? En este artículo trataré de concentrarme en revisar y ana-
lizar la información obtenida sobre cada uno de los tres guerrilleros para
reconstruir una historia compartida por ellos; recrear las historias persona-
les y familiares de los Corral para conocer el ámbito en el que fueron criados
y educados. Para ello es necesario exponer las condiciones sociopolíticas y
culturales que llevaron a los Corral García a levantarse en armas y tratar de
establecer el vínculo de estas historias de vida con las luchas populares y
obreras que tenían lugar en su tiempo y su región; por lo que es importante
cuestionar: ¿qué motivó a los tres hermanos Corral a radicalizar su militan-
cia política?, ¿su familia fue determinante para que los tres hayan tomado la
decisión de integrarse a una guerrilla urbana? Por el desenlace que tuvieron
los tres Corral, que ya anteriormente relaté, me preguntaría, además: ¿cómo
fue asimilada por el resto de la familia la decisión de los tres guerrilleros y
por qué precisamente ellos, y no otros miembros de la familia, se fueron a
una militancia clandestina militar?
Metodología
Desde muy joven he sido una observadora participante en diversos procesos
de organizaciones de derechos humanos y, principalmente, en los colecti-
vos de familiares de presos y desaparecidos políticos. Dada mi profesión de
abogada, desde 2002 soy representante legal de familiares de desapareci-
dos políticos de Chihuahua y Ciudad Juárez, entre ellos de la familia Corral
García. La fraternidad que surgió desde que se conformó la organización de
hijos desaparecidos ha provocado que todos nosotros nos consideremos fa-
miliares, lo que me ha facilitado el acercamiento, ya que las entrevistas a las
familias se dan en un ambiente de comodidad y franqueza. Considero que
es importante señalar el lugar en el que me encuentro para enterar al lector
sobre el enfoque de esta investigación.
Hablar de los antecedentes y las razones de la Liga sería
materia de otro o varios artículos. En esta ocasión trataré este episodio de
manera superficial constriñéndome a la participación de los Corral en esta
organización.
Para la reconstrucción de la vida de los hermanos Corral, la
información más valiosa es la de los familiares.2 En este artículo utilizaré una
2. Sobre la memoria y la historia oral existen muchos autores que debaten sobre el abuso
de los testimonios. Para Philippe Joutard, desde la década de los setentas existe una
memoria hegemónica en casos de pasados violentos (vale la pena aclarar que en Méxi-
co esta memoria sobre el pasado violento reciente no es marginal). Para Joutard, en la
memoria se pueden diferenciar dos tipos: la orgullosa y la modesta. En el caso de las
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entrevistas hechas a Concepción, María del Rosario y Adela Corral podríamos ubicarlas
dentro de los testimonios modestos al percibir que contestan lo que saben y vivieron,
ante lo que no conocieron, prefirieron guardar silencio.
3. Agradezco profundamente al profesor Jesús Vargas Valdez que me haya proporciona-
do la entrevista realizada a la señora Corral el 25 de septiembre de 1997 en Ciudad
Juárez, Chihuahua.
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4. Esta pregunta se basa en los múltiples testimonios de personas que estuvieron rete-
nidas en centros de detención clandestinos, como fue el Campo Militar número uno
en la Ciudad de México. La propia Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políti-
cos del Pasado (femospp), en su Informe Histórico presentando a la Sociedad Mexicana
[2008:31], señala, en el apartado de escrutinio de fuentes informativas, que la tortura
fue sistemática, cruel, sofisticada y especializada para obligar a los detenidos (disiden-
tes políticos o no) “para que dieran información”.
5. Con esto no quiero decir que haya sido un descuido del investigador, ya que muchas
tarjetas presentan este tipo de alteraciones. Dado el interés específico en el caso de
José de Jesús Corral García, pudimos percatarnos de la raspadura en el documento.
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nas y terreno para sembrar. Luis Miguel y Charo llevaban a las vacas al río,
a tomar agua. Teníamos una mesa grande donde cabíamos todos. Telésforo iba y
venía de sus jornadas de bracero.
Los hermanos de Concepción, los García, salieron de Co-
rrales llevando consigo a los abuelos. Heliodoro fue el primer hermano Co-
rral García que se fue a Juárez con ellos a trabajar. Salvador salió de Corrales
a Juárez cuando tenía once años y había terminado la primaria, decidió
estudiar la carrera técnica comercial y trabajaba con los tíos en una tienda y
en oficinas de introducción de ganado. La señora Corral salió en diciembre
de 1957 a Juárez, iba con Eloy y Roberto. Martín, el más pequeño, nacería
en la frontera. Después llegarían Adela, Charo y Luis Miguel. El papá, Telés-
foro, se quedó en Corrales con María Luisa, la hija mayor, quien ya estaba
casada. En febrero de 1958 la familia completa estaba reunida de nuevo en
Ciudad Juárez.
Juárez, ciudad fronteriza, ofrecía expectativas mejores a la
familia de la pequeña población de Corrales. Se iniciaba la construcción de
la carretera panamericana y aumentaba la edificación de vivienda, que se
ofrecía a costos muy bajos. El municipio trataba de regularizar la urbaniza-
ción de la ciudad, que ya recibía migración proveniente de otros estados de
la República. Entre 1957 y 1958 se estrenó una plaza de toros, se inauguró
un seminario, se otorgó el grado de catedral a una iglesia y se prohibieron
los anuncios en otro idioma que no fuera el español y los espectáculos des-
nudistas. Juárez vivía la contradicción de las ciudades fronterizas.
Cuando llegaron a Ciudad Juárez, Luis Miguel tendría seis
años, María del Rosario, “Charo”, ocho y Jesús diez. Dado que Charo era la
hermana de en medio tuvo una relación muy cercana con ambos. Fueron
juntos a la primaria y posteriormente a la técnica comercial. Ella siempre
supo los movimientos de los hermanos.
Como los Corral García ya habían tenido tienda, estable-
cieron otra en Juárez. En el mismo inmueble estaba la casa familiar. “Era
grande, pues éramos muchos. La mejor recámara era la de Lolo, pues era
el mayor”. La familia tenía once hijos con grandes diferencias de eda-
des. María Luisa tenía, en 1958, veintitrés años, mientras que Martín
era un pequeño de meses de edad. María Luisa, Heliodoro, Adela y Car-
los eran jóvenes, cuya infancia y adolescencia se había desarrollado en el
ambiente rural de Corrales; Roberto y Salvador vivían su adolescencia
en el Juárez moderno de los cincuenta y José de Jesús, Rosario, Luis Mi-
guel y Eloy pasaban su infancia entre el estudio y el juego en la nueva ciu-
dad. Martín sólo escucharía las anécdotas del pueblo de su familia. Existe
una inmensa diferencia en estas tres generaciones de los hermanos Corral.
Para Mosiváis, la juventud de antes de los cincuenta “se entiende como la
etapa de entrenamiento para la madurez; la juventud es la variedad de en-
tradas al gran túnel de la respetabilidad”. En los años cincuenta, la moderni-
zación permitía que los jóvenes tuvieran un acceso, aunque sea diferencial,
a la cultura. Las hermanas Corral recuerdan que la consola siempre estaba
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dinero cuando estudiaban acá. Llevaban las maletas vacías de México y las
traían llenas con tortillas de harina, ropa, rollitos de queso, empanadas”.
Salvador conoció, en 1967 en el Distrito Federal, a Mónico
Rentería, alias Patricio, originario de Monterrey. En 1968, después de con-
cluir el primer año de medicina, Salvador decidió abandonar los estudios.
Declararía en 1974, frente a los agentes de la Dirección Federal de Seguridad,
que con Rentería viajó a Veracruz para localizar un lugar de la sierra donde
pudieran instalar un foco guerrillero y que desde 1967 estaba relacionado
con grupos armados en la sierra de Sonora y pertenecía al grupo de Los Gua-
jiros.6 Pero Salvador regresó a Ciudad Juárez en 1968, “Llegó con el Patricio”,
recuerda Charo, con un dejo de molestia. No hay ningún indicio de que Sal-
vador hubiera participado activamente en el movimiento estudiantil.
Ante los sucesos del 2 de octubre, la familia estaba preocu-
pada por Jesús, que seguía viviendo en el Distrito Federal. Días después lla-
mó diciendo que estaba bien, que se encontraba en Coyuca de Benítez, Gue-
rrero. Hay señales de que Jesús Corral, ya en 1968, sostenía reuniones con
grupos clandestinos guerrilleros, lo que podría explicar su visita a la Costa
de Guerrero. Sin embargo, la familia no lo sabía, ellos siempre creyeron que
Jesús cuidaba de Salvador. Éste le insistía a su hermana Adela que consultara
a un médico acerca de sus constantes insomnios. “Lo único que te pido, que
me va a tranquilizar, es que te regreses de donde andas y te dejes de cosas,
que si ya no quieres estudiar te vengas con nosotros”, respondió Adelita.
Adela utiliza las expresiones “esas cosas” o “aquello”, que
para ella significa “a donde se fueron sus hermanos”. “Donde se fueron”
es algo desconocido, a lo que mira con distancia y sospecha de que no era
bueno. Nunca preguntó sobre “aquello”; deducía lo que pasaba por el com-
portamiento de los demás y lo entendía peligroso. Narra cómo la ideología
socialista convirtió a Salvador en crítico de la religión cristiana en la cual se
había criado. “Un día estaba enojada con él porque estaba hablando mal
de los sacerdotes, de la iglesia. Mi mamá como que empezó a lagrimear. Le
cerré la boca con la mano para que se callara. Al otro día le pedí una dis-
culpa. Me contestó que ni me preocupara, que más le debí de haber dado.
A ellos los adoré”.
La vida en Juárez
Salvador ya no se estableció en Ciudad Juárez. Jesús terminó su carrera de
físico-matemático y consiguió ser profesor de la preparatoria de Navojoa,
Sonora. Ambos iban y venían. Jesús sólo lo hacía en periodos vacacionales.
En la familia, los hermanos mayores se iban casando y se iban a vivir a otras
casas. Entre 1970 y 1971, en Ciudad Juárez, Díaz Ordaz estaba a punto de de-
cretar la donación de tierra para la Escuela de Agricultura Hermanos Escobar.
La ciudadanía veía con disgusto la migración creciente que provenía de todo
el país y la invasión de terrenos en la periferia. Una de estas colonias fue
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El año 1973
A pesar de su activismo político, Luis Miguel terminó la carrera en 1973 y
comenzó a trabajar en la maquila “Banda Grande”. José de Jesús seguía en
Navojoa y Salvador vivía entre Ciudad Juárez, Durango y Monterrey, reclu-
tando y politizando a nuevos integrantes de la guerrilla.9 En una ocasión, su
hermano Carlos, quien vivía en Chicago y se encontraba de visita en Juárez,
le reclamó a Salvador el porqué involucraba a Luis Miguel y a José de Jesús
en esas cosas. Salvador le contestó que él no los obligaba, que si ellos anda-
ban era porque querían. Los hermanos sospechaban de la militancia de los
tres futuros guerrilleros pero no se percataban de los alcances de ello, tal vez
pensando o deseando que simplemente anduvieran de revoltosos. No se habla-
ba de lo que podría pasar pero se advertían los peligros.
A la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre, en
marzo de 1973, siguió la creación del comité regional norte en Ciudad Juá-
rez, en abril del mismo año. A esta reunión acudieron Luis Miguel y Salva-
dor, gente tanto de Juárez como de Chihuahua, entre ellos algunos estudian-
tes de los Tecnológicos de ambas ciudades. “En el primer momento de estar
en la encerrona, nos colocamos bolsas de papel, como de las panaderías,
para ocultar nuestra identidad. Descubrieron lo absurdo de tal medida de
seguridad, ya que casi todos nos conocíamos de movimientos estudiantiles
anteriores”.10
Hay una fecha a partir de la cual se acelera la entrada de
los hermanos Corral a la militancia clandestina. El 15 de octubre de 1973,
buscando a Salvador, agentes de la Policía Judicial de Monterrey y de la dfs
detuvieron a Roberto, hermano que no pertenecía a la Liga. Roberto era pro-
pietario de la “Ferretería Industrial”, en la parte de arriba estaba la vivienda
familiar. Su esposa Teresa, quien estaba a punto de dar a luz a su primer hijo,
recuerda que cuando llegaron por él buscaron algo por todos lados pero ella
no sabía qué. Supieron después que a Salvador lo consideraban sospechoso
Nación.
9. Expediente L-6, 11-235-74, Fojas 35-37, Galería 1, Archivo General de la Nación.
10. Plática con Rigoberto Ávila, 2003.
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11. Expediente L-1, clasificación 80-57-73, Foja 128, Galería 1, Archivo General de la Na-
ción.
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