Salud Colectiva y Salud Pública
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Resumen La comunicación en salud pública y, en especial en un escenario de crisis, como una epidemia, está
atravesada por conflictos éticos, desde los valores hasta la deontología. En un mundo intercomunicado,
la contención social ante brotes y epidemias adquiere una dimensión global y la protección del
Estado es clave. Esto también debería reflejarse en estrategias de comunicación oportunas, urgentes
y eficaces desde la perspectiva de la salud pública y en los esfuerzos para evitar información falsa o
sesgada, cualquiera que sea su fuente. Se describen escenarios de desconexión y obstáculos en la
comunicación de masas referentes a las amenazas de salud pública.
Abstract Public health communication and, especially during a crisis scenario such as an epidemics, is media-
ted by ethical conflicts ranging from values to deontology. In an intercommunicated world, the social
support during outbreaks and epidemics becomes global and the state presence is a key to social pro-
tection. This should also be translated into timely, urgent and effective communication strategies from
the public health perspective as well as efforts to prevent and avoid fake news or skewed information
from any sources. Scenarios with lack of connection and obstacles in mass communication in public
health major threats are described.
1. Introducción
La comunicación y la divulgación de los resultados de la investigación científica tienen
diversos efectos a considerar, según el impacto que generen en el receptor, la comuni-
dad científica o la población general. Estos pueden traducirse en acciones positivas de
interceptación de acciones lesivas de vectores o mecanismos de diseminación, espe-
cialmente frente a epidemias; pero también pueden generar pánico, miedo, inversiones
innecesarias y desorientación de la comunidad.
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brindan, ya sea por razones de incertidumbre o bien, por intereses propios alejados del
propósito social de la investigación científica o médica. Hay en este punto, un problema
de responsabilidad en el actuar y en el rol de las profesiones
como reguladoras de su ejercicio colectivo.
Entre la libertad de expresión
En lo que atañe a la profesión periodística, la ética de la comu-
y la responsabilidad existe
nicación y los nuevos retos sociales, Galdón (2005) ha señalado
un mundo de alcance moral que “al entenderse la libertad de expresión como un poder autó-
puesto que la libertad implica nomo y auto referencial, y no como un medio condicionado posi-
tivamente por su fundamento y finalidad (la verdad informativa
necesariamente el conocimiento
pertinente y el bien de la comunidad), ¿no se elimina el contenido
de las consecuencias de las concreto de la responsabilidad?”. Cabe decir que entre la libertad
acciones de quien informa de expresión y la responsabilidad existe un mundo de alcance
moral puesto que la libertad implica necesariamente el conoci-
miento de las consecuencias de las acciones de quien informa,
situación que se reconoce en la responsabilidad del saber los efectos de sus palabras y
del actuar de los cuerpos profesionales a través de los tribunales disciplinarios.
riormente en 1898, muchas ciudades puerto como Alejandría, Bombay, Buenos Aires,
San Francisco, Saigón y Sídney fueron afectadas por la tercera pandemia de plaga. Fue
un evento global que comenzó en China y se extendió ampliamente con la ayuda de los
barcos de vapor. Muchos focos enzoóticos de peste aún persisten en el mundo.
Los medios de comunicación suelen tener una visión sensacionalista sobre la a apari-
ción reciente de un brote epidémico, o más aun de una epidemia. Recientemente, una
epidemia de plaga avanzó en Madagascar, según informó la Organización Mundial de
la Salud (OMS). Infectó a más de 80 trabajadores de la salud. Para la OMS, el compor-
tamiento de la población durante una epidemia es crucial, y una información correcta,
comprensible y objetiva para la población general es fundamental3.
Respuestas eficientes ante un brote, requieren de una comunicación efectiva y rápida
a la comunidad, que permita actuar sin dilaciones en la detección temprana de sínto-
mas y así evitar la diseminación de la enfermedad. Los gobiernos y los organismos
internacionales depositan esa responsabilidad en los funciona-
Los medios de comunicación rios que deben asumir ciertas tareas definidas por normas que,
en la práctica pueden generar cadenas burocráticas poco efecti-
suelen tener una visión
vas en un contexto de inmediatez y que no comprenden quienes
sensacionalista sobre la deberían ser vistos más como aliados que como generadores de
aparición reciente de un brote alarma en la población: los medios de comunicación.
epidémico, o más aun de una Hoy existen intentos gubernamentales para desburocratizar y
epidemia acelerar trámites de los particulares ante el Estado. Se critican
algunas normas por su antigüedad, como por ejemplo en Argen-
tina la ley Nº. 2268 del año 1888 para el control y policía sanitaria
de enfermedades contagiosas exóticas de animales.
Que una norma sea antigua no quiere decir que sea inútil, sobre todo si se tiene en
cuenta que su derogación podría exponer a la población a enfermedades que son igual-
mente “viejas” pero presentes e impedir que se tomen medidas de prevención y control
de futuros brotes, incluidas las cuarentenas de antaño, y se apliquen nuevas tecnolo-
gías en la comunicación “preventivista”.
Otro ejemplo fue la epidemia de vaccínea (viruela) en Brasil. El llamado virus de la
viruela vacuna (VACV) es uno de los más estudiados en el mundo y permitió erradicar
la enfermedad, pero sus huéspedes naturales permanecen en su hábitat. Las infeccio-
nes por el VACV ocurren de forma natural después del contacto directo con el ganado
lechero infectado. En Brasil, los brotes de VACV se reportan con frecuencia en áreas
rurales, ya que afectan principalmente a animales de granja y humanos. Un estudio
reciente mostró que la fauna silvestre tendría un papel en la cadena de transmisión
del VACV y su circulación en entornos urbanos de importancia en salud pública (De
Oliveira, 2017).
En un contexto de urgencia sanitaria, el trabajo de los comunicadores y la información
médica que necesita recibir la población no sigue el mismo proceso de la investigación
Hay que recordar que la opinión de los expertos se considera el nivel de evidencia más
bajo, más pobre y débil a la hora de efectuar recomendaciones de salud pública (Vic-
tora, Habicht, & Bryce, 2004). Se requieren estudios bien diseñados que permitan una
aproximación realmente científica a la forma de comunicar en las epidemias.
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Cada epidemia es un hecho novedoso, único, que comparte elementos con otras epi-
demias, pero es otro nuevo evento. Es así que las autoridades de salud pública, inicial-
mente, tienen que decidir cómo actuar con un importante margen de incertidumbre.
Es aquí donde los medios masivos juegan un papel predominante: son o debieran ser
básicamente, la voz de los científicos, los representantes comunitarios, los políticos,
los industriales y otros actores frente a la epidemia (Menéndez & Di Pardo, 2008). Ante
tal responsabilidad, la práctica demuestra que se requiere de fuertes normas éticas que
permitan la gestión de la intervención en salud, ya sea acompañando las responsabi-
lidades de las organizaciones internacionales y locales o señalando desviaciones de
esas responsabilidades normatizadas, cuando así ocurra.
Como se dijo, existe una visión crítica de los medios de comuni-
cación: deforman los hechos, ocultan o sesgan la información,
Cada epidemia es un hecho apelan al sensacionalismo, presentan la información como un
novedoso, único, que comparte espectáculo o no aportan los datos del contexto (por ejem-
elementos con otras epidemias, plo, donde ocurre la epidemia), además de que son fácilmente
influenciables por intereses económicos y políticos4. Pero lo
pero es otro nuevo evento
mismo podría aplicarse a los “voceros” que interesadamente
aprovechan la emergencia sanitaria para comunicar riesgos o
proponer cursos de acción.
En Ecuador, los medios de comunicación han presentado patrones de conducta selec-
tiva hacia la industria farmacéutica, promoviendo sus productos en forma directa o
indirecta. Esto se agrava cuando existe una alianza entre los medios, las corporaciones
y los gobiernos. Según escribe Noam Chomsky (1990) para su país: “los medios son
instituciones ideológicas efectivas y poderosas, que llevan a cabo función propagan-
dística de apoyo al sistema mediante su dependencia de las fuerzas del mercado, los
supuestos interiorizados y la autocensura” (Chomsky & Herman, 1990, p. 353).
4 Menéndez, E. L., & Di Pardo, R. B. (2008). La representación social negativa de los procesos de salud/enfermedad/atención en la
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5 El Salto Legislar contra las “fake news”: la nueva tentativa liberticida, https://www.elsaltodiario.com/francia/francia-ley-fake-news-
nueva-tentativa-liberticida. Recuperado en 26 de Enero de 2018.
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que circulen mensajes en las redes sociales sobre supuestos faltantes de vacunas, bro-
tes de enfermedades de transmisión alimentaria o, también, que empresas desmientan
el hallazgo de contaminación en lotes de sus productos para contrarrestar pérdidas
económicas.
Las redes sociales son, actualmente, el principal medio de comu-
En salud pública, la difusión nicación de masas que se utiliza para diseminarlas. Las usan
de información preventiva a mandatarios, dirigentes sociales, gremiales y políticos, y grupos
de presión. La comunicación directa de los actos de gobierno
través de las redes sociales
y la verdad es la excusa más común con la que estas fuentes
podría complementar o reforzar eligen desechar la intermediación de los medios tradicionales,
conductas de cautela en los ya sea con conferencias de prensa o entrevistas. Hasta ahí sus
usuarios de esos medios argumentos.
Esa forma de comunicación política directa es unidireccional, sin
la posibilidad de que el ciudadano pueda demandar explicaciones,
ampliación de la información o acceso a los datos estadísticos para comprobar su vera-
cidad. Además, las redes sociales también pueden contribuir con el sensacionalismo o
reforzar mensajes periodísticos equivocados.
Por eso, en salud pública, la difusión de información preventiva a través de las redes
sociales podría complementar o reforzar conductas de cautela en los usuarios de esos
medios. Pero dado que no toda la población es usuaria de las redes sociales, existiría
una discriminación social en el mensaje y, por lo tanto, una injusticia.
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