La Imaginación Sociológica. La Promesa

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Reporte de lectura: La imaginación sociológica.

La promesa
Sandra Ocotlán Meléndez Escobar
27/06/2020

Mills plantea que las personas, permanentemente nos sentimos atrapados en una
realidad individualista, en la que no podemos luchar contra las dificultades propias de este
mundo, y que entre más nos analizamos dentro de él, más atrapados nos sentimos, pues
en ningún momento nos analizamos como parte de un contexto social.
Sin embargo, para Mills, la historia individual de las personas no puede mirarse y
entenderse sino es a través de la historia social, y viceversa. Y es que a pesar de que “no
poseen la cualidad mental esencial para percibir la interrelación del hombre y la sociedad
de la biografía y de la historia, del yo y del mundo” (pp. 23), la historia social influye en la
vida individual de las personas, aunque los hombres “no definen las inquietudes que
sufren en relación con los cambios históricos y contradicciones institucionales” (pp. 23).
Ahora bien, Mills plantea que cada día se hace más importante la necesidad de interpretar
su realidad individual en relación al contexto histórico en el que se desenvuelve, pues “la
plasmación misma de la historia rebasa actualmente la habilidad de los hombres para
orientarse de acuerdo con valores preferidos” (pp. 24), lo que en frecuentes ocasiones,
genera en las personas una sensación extraña de no poder hacer nada frente a las
realidades en las que se desenvuelve, y por lo tanto no alcanza a comprender el sentido
de su existencia misma.
A decir de Mills, las personas necesitan una cualidad mental que permita analizar la
información para “conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre en el inmundo y de
los que quizás está ocurriendo dentro de ellos” (pp. 25). Y ve en la imaginación
sociológica una herramienta que le permite a las personas comprender el contexto
histórico de una manera más amplia. Y justamente este es uno de los frutos que logra la
imaginación sociológica, el darle sentido a la vida, a través de la comprensión y
evaluación de la existencia individual, ubicándose en el tiempo que vive.
El autor propone tres cuestionamientos básicos, que se plantean en cualquier trabajo que
usa a la imaginación sociológica, entendiendo a esta como “la capacidad de pasar de las
transformaciones más impersonales y remotas a las características más íntimas del yo
humano, y de ver las relaciones entre ambas cosas” (pp. 27).
1.- ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto?
2.- ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana?
3.- ¿Qué variedades de hombres y mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en este
periodo?
Dentro de la imaginación sociológica, un instrumento importante es la distinción entre las
inquietudes y los problemas. Las primeras de ellas referidas al ámbito individual,
afectando valores que ama un individuo; los problemas están referido a lo social. Las
primeras encuentran su solución desde el mismo individuo y su ámbito inmediato al ser un
asunto privado; en tanto que los problemas, “se relacionan con materias que trascienden
del ambiente local del individuo y del ámbito de su vida interior” (pp. 28). Los problemas
son de asunto público, que amenazan los valores que la gente ama.
Ahora bien, para determinar los problemas e inquietudes que aquejan a los individuos
sociedades, es necesario conocer el conjunto de valores preferidos que son amenazados,
y aquellos son preferidos y apoyados por las tendencias contemporáneas. A partir del
conocimiento de estos valores, podemos entonces determinar lo siguiente:
Bienestar: Cuando la gente no encuentra ninguna amenaza a la escala de valores
estimados.
Crisis: Cuando identifica amenaza contra la escala de valores que estima. Esta crisis
puede desarrollar como inquietud personal, o como problema público.
Pánico: Cuando se afecta en su totalidad, a todos los valores estimados.
Indiferencia: Cuando la gente no percibe estimación por valores, y tampoco percibe
amenazas.
Apatía: Cuando la indiferencia parece afectar a toda la escala de valores.
Malestar: Cuando no hay estimación por ningún valor, y a pesar de esto se percibe una
amenaza.
Para Mills, el tiempo en el que vivimos es un tiempo que refleja malestar e indiferencia,
aunque no se ha logrado identificar ni inquietudes, ni valores amenazados, y mucho
menos los problemas a los que nos enfrentamos. Incluso hasta el grado de evitar los
problemas que aquejan a la sociedad moderna. Aunado a esto, añadimos que
arbitrariamente, se intentan separar “la vida individual de las grandes instituciones dentro
de las cuales se desenvuelve esa vida” (pp. 32).
Mills identifica al individualismo en el que estamos encerrados, como el principal peligro
para el mismo hombre. Por lo tanto, la tarea del científico social, consisten en desentrañar
visibilizar los elementos que generan malestar, así como las indiferencias de nuestra
época.
Para Mills, la imaginación sociológica es el común denominador de la vida cultural,
aunque ésta se ha ido arraigando en la comunidad cultural de forma lenta, incluso, en
algunos casos, ni siquiera hay conciencia sobre la existencia de ella.
El autor hace una clara oposición a la forma en la que la ciencia social se está
construyendo actualmente, sustentando que su “concepto se opone a la ciencia social
como conjunto de técnicas burocráticas que impiden la investigación social con sus
pretensiones metodológicas, que congestiones en trabajos con conceptos oscurantistas o
que los trivializan interesándose en pequeños problemas sin relación con los problemas
públicamente importantes” (pp. 39).
La postura de Mills en cuanto a las ciencias sociales, plantea como principal característica
el interés que ésta debe tener con respecto de las estructuras históricas, y, sobre todo,
que los problemas están relacionados directamente con los problemas que aquejan a la
humanidad.
Por último, Mills identifica tres tendencias a las que está expuesto el trabajo sociológico:
1.- Hacia una teoría de la historia.
2.- Hacia una teoría sistemática de “la naturaleza del hombre y de la sociedad”.
3.- Hacia el estudio empírico de los hechos y los problemas sociales contemporáneos.
Mills, C.W. (1959). “La promesa”, en: Mills C.W. La imaginación sociológica. México:
FCE, 1997; pp. 23-43.

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