Liderazgo y Comunicación Política
Liderazgo y Comunicación Política
Liderazgo y Comunicación Política
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LIDERAZGO Y COMUNICACION POLITICA
Gianfranco Pasquino
Universidad de Bologna
Resumen Abstract
un lado, del problema de los recursos; por otro, del problema de las
diferentes "figuras" políticas.
ser alguna otra consideración, alguna otra variable la que entra en juego en el
proceso de selección, al menos por lo que respecta al partido demócrata, en
vista de que desde 1968 en adelante sus candidatos tendrían quizás muchas
otras cualidades, ¡pero no ciertamente la telegenia! Es así, pues, que en el
caso de los democráticos USA (y quizás en el de algunos partidos de
izquierda de las democracias occidentales) podríamos afirmar, al menos por
vía de hipótesis, que la variable organizacional, ejemplificada en el papel de-
sempeñado por las organizaciones de partido y por los sindicatos, ha
prevalecido hasta ahora sobre la variable "comunicacional". En otras
palabras, ante la elección del candidato, aun siendo conscientes de los
inconvenientes y de las imposiciones de los mass media, las organizaciones
partidarias y sus sustentadores sindicales no han renunciado a hacer valer su
lógica contra la de los mass media, y con frecuencia han perdido. Con
frecuencia, pero no siempre; ya que al parecer los electores franceses eran
más favorables a Michel Roccard ya en 1981, pero la lógica organizativa del
Parti Socialiste Français impuso a François Mitterrand como candidato
presidencial, y ganó. Sin embargo, en el caso estadounidense sería altamente
interesante descender a un nivel más bajo y ver quién elige a quién y de qué
manera, no sólo cuando se eligen cargos a nivel de los Estados, gobernadores
y senadores, sino también cuando se eligen los congressmen. ¿Podemos
afirmar que existe y tiene peso propio el tamaño de la circunscripción
electoral? Y podemos sacar la conclusión de que cuanto más reducida es su
dimensión, tanto más probable es que otras variables, la organización, y no
sólo la del partido, el status y el dinero puedan competir con la variable
comunicacional.
El segundo caso, que bien merece un análisis específico, está represen-
tado por la entonces oposición a los regímenes autoritarios y totalitarios en
Europa Oriental y en la Unión Soviética, así como por la modalidad de
selección de los candidatos, por la competición electoral y, finalmente, por
los recursos más abundantemente utilizados por los candidatos victoriosos.
En este caso resulta evidente que aquellos regímenes monopolizaban, por
definición, la variable organizacional, pero también que tenían bajo su
control la variable comunicacional. No obstante, es sabido que la oposición
intentó heroicamente superar este handicap comunicativo, y que lo logró
recurriendo deliberada y masivamente, hasta donde le fue posible, a los
instrumentos comunicativos bajo la forma de literatura subterránea: los
samisdat. Desde fuera y especialmente desde dentro, este instrumento de
comunicación, en sociedades letradas, hizo un efecto evidente. Además hizo
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emerger de entre los opositores a aquellos que eran más hábiles para servirse
de él.
A la luz de estas consideraciones, por más que preliminares, no debe
sorprendernos que la disidencia intelectual, de escritores, dramaturgos,
científicos, historiadores (desde Soltchenitzin a Sajarov, desde Geremek a
Havel, por citar solo unos pocos nombres), haya jugado un importantísimo
papel en el proceso de minar en su raíz la escasa adhesión que aquellos
regímenes habían adquirido; que, en definitiva, una vez puesto al descubierto
el rostro del poder y una vez salida a la luz la imagen de la oposición, esta
última haya ganado la mano rápidamente. Pero no sólo de imágenes, no sólo
de comunicación se nutría la oposición. En efecto, al menos en un caso, el de
Polonia, podremos obtener material útil para valorar la importancia de la
variable organizacional. En efecto, Lech Walesa es el jefe de una
organización potente como Solidarnosc. ¿Es también producto de esa
organización o bien su poder le viene, en mayor o menor medida, de la
visibilidad que los grandes medios de comunicación de masas, incluidos los
occidentales, le han brindado, personalizando la oposición al régimen
polaco? Sea como sea, el caso de Walesa representa la excepción en la
Europa oriental, e incluso en la misma Polonia, donde debe confrontarse con
el poder de intelectuales de diverso tipo, que deben su visibilidad en cuanto
líderes políticos precisamente a su capacidad para comunicar, a su saber
luchar y pagar por su derecho a comunicar.
El tercer caso a estudiar más a fondo es de algún modo el más com-
plicado. Si el problema se refiere a la explicación de las cualidades que hacen
que surjan los liderazgos políticos dentro de las organizaciones, entonces el
objeto privilegiado de análisis debe estar representado por las organizaciones
partidarias de la izquierda, socialistas y comunistas. Con particular referencia
a la Europa meridional, podíamos contar hasta hace poco con parejas de
partidos socialistas y comunistas en Francia, Italia, Portugal y España.
Además disponíamos de casos útilmente diferenciados de dos democracias
consolidadas (Francia e Italia) y de otras dos nuevas (España y Portugal).
Más aún, contábamos con diferencias en los ordenamientos institucionales
--desde la forma de gobierno parlamentario tradicional de Italia a la forma de
gobierno presidencialista de Francia-- y con diferencias en el
posicionamiento de los partidos socialista y comunista, en la oposición o en
el gobierno. Los elementos comunes consisten en una cierta aversión
ideológica por la personalización de la política, una notable desconfianza
respecto de la comunicación política a través de los mass media y en
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particular de la televisión y, por fin, una creencia más o menos sólida en las
virtudes de la organización, desde la famosa expresión de Lenin "política es
organización" a la del secretario del PCI, Togliatti "el partido es la
democracia que se organiza". Precisamente por todas estas rémoras parece
interesante explorar cómo han reaccionado las organizaciones partidarias de
izquierda a los fenómenos de la personalización y de la "espectacularización"
de la política (Pasquino, 1990a, 1990b).
Una cosa es la afirmación del liderazgo gracias al recurso a la
comunicación política externa al partido para obtener poder dentro del
partido mismo, y otra cosa bien diferente es la utilización de las técnicas de
comunicación más modernas para difundir hacia afuera el llamamiento del
liderazgo (aunque evidentemente, esta difusión hacia afuera tendrá
contragolpes también dentro del partido). En síntesis, el liderazgo se
personaliza y por ende puede él mismo decidir espectacularizarse, o bien la
espectacularización impone la personalización de liderazgo. En el primer
caso es la organización del partido la que se estructura deliberadamente para
personalizar el liderazgo; en el segundo, son factores externos los que
imponen a la organización de partido personalizar el liderazgo.
Concretamente hemos de resaltar que la ideología de los partidos de
izquierda ha estigmatizado constantemente la personalización de la política.
Pero, al mismo tiempo, por un conjunto de razones que sería muy complejo o
imposible analizar aquí, en la práctica ha aceptado o incluso necesitado
recurrir a la personalización de la política; es más, con mucha frecuencia la
historia más grande de los partidos de izquierda no ha sido escrita por sus
masas, sino precisamente, por esa ironía de la que la historia parece hacer
gala cuando menos lo esperamos, por sus líderes. No obstante, el dato que
podemos tomar como punto de partida es la desconfianza de los partidos de
izquierda, entendidos aquí específicamente como militantes y dirigentes, con
respecto a todo lo que oliera remotamente a personalización de la política (si
bien, luego, paradójicamente ha existido no poca adoración del líder, no poco
"culto a la personalidad"). Es aquí donde tienen su origen, por un lado, la
tendencia a comunicar política a través de la organización y del programa,
poniendo en segundo plano a los dirigentes y a los candidatos; y por otro
lado, la incapacidad para adaptarse a los nuevos tiempos, cuando
inexorablemente van asomando, y por ende los retrasos en la selección de
líderes a la altura de la situación; y hasta los choques entre líderes
"personalizantes" y líderes organizativos.
Giafranco Pasquino
Referencias