Objetivos Educativos ¿Una Ayuda o Un Obstáculo
Objetivos Educativos ¿Una Ayuda o Un Obstáculo
Objetivos Educativos ¿Una Ayuda o Un Obstáculo
Si tuviéramos que hacer una clasificación de las creencias o ideas más aceptadas en el ámbito
del curriculum, la creencia en la necesidad de claridad y especificidad en la declaración de los
objetivos educativos seguramente quedaría entre las más altas de la tabla. Se argumenta que
los objetivos educativos necesitan ser claramente especificados por al menos tres razones:
primero, porque proporcionan las metas hacia las que se dirige el curriculum; segundo,
porque, una vez claramente establecidas, facilitan la selección y organización del contenido;
tercero, porque, cuando son especificados tanto en términos de comportamientos como de
contenidos, hacen posible evaluar los resultados del curriculum.
Es difícil debatir con un planteamiento racional del desarrollo del curriculum -¿quién elegiría
la irracionalidad? Y si se quiere construir el curriculum de una forma racional, la claridad de la
premisa, el punto final o de partida, parecería la clave. Pero quiero debatir aquí que los objeti-
vos educativos declarados de forma clara y específica pueden entorpecer tanto como ayudar
los fines de la formación y que una creencia acrítica, tanto en el terreno del curriculum como
en muchos otros, puede convertirse fácilmente en un dogma que puede, de hecho, limitar los
mismo fines para los que el concepto se diseñó originalmente. (...)
Mucha gente capaz durante muchos años han empleado gran cantidad de tiempo y esfuerzo
en identificar métodos y proveer prescripciones para la formulación de objetivos educativos,
hasta el punto que la afirmación ' los objetivos educativos deben formularse en términos de
conducta' ha sido elevada -o bajada- al estatus de casi un slogan en los círculos curriculares.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, los profesores parecen no tomarse los objetivos educa-
tivos seriamente -al menos tal y como son prescritos arriba. Y cuando los profesores planifican
las guías curriculares, sus esfuerzos para identificar en primer lugar los objetivos educativos
generales, después especificar los objetivos escolares, después identificar los objetivos para
una materia determinada, parecen ser más ejercicios que deben superarse que esfuerzos
serios para construir herramientas para la planificación curricular. Si los objetivos educativos
fueran realmente herramientas útiles, el profesorado, propongo, los usaría. Si no lo hacen,
quizás no sea porque hay algo mal en los profesores, sino porque debe haber algo mal en la
teoría.
Tal y como veo la situación, existen algunas limitaciones a la teoría curricular desde la perspec-
tiva de las funciones que los objetivos educativos deben prestar. Estas limitaciones son las que
quisiera identificar.
Los objetivos educativos se hacen derivar habitualmente de la teoría del curriculum, que
Documentos
Elliot W. Eisner (1967). Objetivos educativos: ¿una ayuda o un obstáculo?
asume que es posible predecir con bastante grado de precisión cuáles van a ser los resultados
de la formación. En términos generales esto es posible. Si se establece enseñar álgebra a un
estudiante, no hay razón alguna para asumir que en vez de álgebra aprenderá a construir
sonetos. Sin embargo, los resultados de la formación son mucho más numerosos y complejos
de lo que los objetivos educativos pueden abarcar. La cantidad, tipo y calidad del aprendizaje
que se produce en el aula, especialmente cuando existe interacción entre los estudiantes, son
tan sólo mínimamente predecibles. Los cambios en el ritmo, tiempo y objetivos que los profe-
sores experimentados realizan cuando es necesario y apropiado para mantener la organiza-
ción de la clase son siempre de carácter dinámico y no mecánico. Los profesores de escuela
primaria, por ejemplo, son muy a menudo sensibles a los cambios de interés de los niños a
quienes enseñan, y frecuentemente intentan capitalizar estos intereses, aprovechándolos
para lo que puede ser educativamente valioso(12). El profesor se adapta al momento en una
situación que podría ser descrita más como caleidoscópica que como estable. En el mismo
proceso de enseñanza y de debate, emergen oportunidades inesperadas para indicar aspec-
tos valiosos, para demostrar ideas interesantes o para enseñar algún concepto significativo. El
primer punto que desearía señalar, por tanto, es que el dinamismo y la complejidad del proce-
so de instrucción produce resultados mucho más numerosos de los que pueden especificarse
en términos de conducta y contenido de forma anticipada.
Una segunda limitación de la teoría relativa a los objetivos educativos es su fracaso para reco-
nocer las limitaciones de los objetivos en determinadas materias. Este punto será breve. En
algunos ámbitos académicos, como las matemáticas, los lenguajes y las ciencias, es posible
especificar con gran precisión la operación concreta o el comportamiento que el estudiante va
a realizar después de la formación. En otras materias, especialmente en artes, esta especifica-
ción es frecuentemente imposible, y cuando lo es, podría no ser deseable. En clase de mate-
máticas o de ortografía, la uniformidad en la respuesta es deseable, al menos en la medida en
que indica que los estudiantes son capaces de realizar una operación concreta de modo
correcto, esto es, de acuerdo con los procedimientos aceptados. La formación efectiva en estas
áreas capacita a los estudiantes para operar con un error mínimo. En las artes y en materia
donde, por ejemplo, se desean respuestas nuevas y creativas, los comportamientos concretos
que deben desarrollarse no pueden identificarse fácilmente. Aquí el currículo y la instrucción
debería producir comportamientos y productos que son impredecibles. El resultado final
logrado debería ser de algún modo sorpresa tanto para el estudiante como para el profesor.
Aunque se podría argumentar que se puede formular un objetivo educativo que especificase
la novedad, la originalidad o la creatividad como resultado deseado, los referentes concretos
para estos términos no pueden especificarse de antemano; se debe juzgar a posteriori si aque-
llo producido o el comportamiento mostrado puede calificarse de 'novedad'. (...)
El tercer punto que me gustaría señalar tiene que ver con la creencia de que los objetivos
declarados en términos conductuales y de contenido pueden ser utilizados como criterio por
el cuál medir los resultados del curriculum y de la formación. (...) Algunos campos de actividad,
especialmente aquellos que tienen un carácter cualitativo, no tienen unas reglas con las que
compararse, por lo que resultan menos susceptibles de evaluación cuantitativa. En estos casos
Me gustaría añadir que aquello que es educativamente más valioso es el desarrollo de esa
forma de curiosidad, inventiva y visión que es capaz de describirse sólo en términos metafóri-
cos o poéticos. De hecho, la imagen de una persona educada que ha sido tenida en gran
estima durante largos periodos de la civilización occidental no es susceptible de ser medida
por un estándar. Así, el tercer punto que me gustaría señalar es que la teoría del curriculum
que ve los objetivos educativos como estándares por los cuales medir el logro educativo pasa
por alto aquellas formas de logro que no pueden medirse.
El último punto que desearía señalar tiene que ver con la función de los objetivos educativos
en la construcción del curriculum.
Existe, sin embargo, otro planteamiento, con fundamento académico y experiencial. Este plantea-
miento señalaría que sólo se conocen nuestros objetivos en un sentido pleno después de terminar
la acción formativa. No importa lo que pensemos que estamos intentando hacer, sólo podemos
conocer lo que queríamos lograr después del hecho. Los objetivos en esta argumentación son
dispositivos heurísticos que proporcionan que indican consecuencias provisionales que serán
alteradas durante el flujo de la formación.
La teoría del curriculum no ha hecho una distinción apropiada entre la adecuación lógica,
analizada en las relaciones entre medios y fines al examinar el curriculum como producto, y los
procesos psicológicos que pueden ser útiles en la construcción del currículos. El método para
elaborar visiones creativas del desarrollo del curriculum, como en las ciencias y las artes, no se
puede prescribir de un modo lógico todavía. Las formas en que los currículos pueden ser desa-
rrollados de manera útil y eficiente constituye un problema empírico; imponer requerimientos
lógicos sobre este proceso porque son deseables para la evaluación del producto final, resulta,
a mi parecer, un error. Así, el punto final que desearía señalar es que los objetivos educativos
no necesariamente preceden a la organización y selección del contenido. Los medios a través
de los cuales los currículos imaginativos pueden construirse son de final abierto, como lo son
igualmente los medios a través de los cuales ocurren los hallazgos artísticos o científicos. La
teoría del curriculum necesita permitir el empleo de diversidad de procesos en la construcción
de los currículos. (...)
Si se aceptan los argumentos que he formulado sobre las limitaciones de la teoría del curricu-
lum relativa a los objetivos educativos, uno podría preguntarse: ¿cuáles son sus consecuencias
educativas? En primer lugar, me parece que sugieren que en gran medida la construcción de
los currículos y el juicio de sus consecuencias son tareas emparentadas con el arte. Los méto-
dos para el desarrollo del curriculum no son, en principio, si no en la práctica, diferentes de los
utilizados en el arte -ya sea el arte de la pintura o el arte de la ciencia. La identificación de los
factores que logran actividades educativas potencialmente útiles y la organización o construc-
ción de su secuencia en el curriculum son, en principio, susceptibles de un número infinito de
combinaciones. Las variables profesor, estudiante, grupo de clase, quieren una adaptación
flexible y creativa para que el resultado sea educativamente valioso.
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NOTAS
12. For an excellent paper describing educational objectives as they are viewed and used by elementary
school teachers, see Philip W. Jackson and Elizabeth Belford,"Educational Objectives and the Joys of
Teaching," School Review,LXXIII(1965), 267-91.
16. James B. MacDonald,"Myths about Instruction," Educational Leadership, XXII, No. 7 (May, 1965),
613-14.