Casación 626
Casación 626
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nos precisa dos presupuestos materiales adicionales a los prescritos en el artículo 268 del
Código Procesal Penal, que se deben cumplir para que se declare fundada una medida
coercitiva personal tan lesiva como lo es la prisión preventiva. Estas son la proporcionalidad
de la medida y su duración.
En ese sentido, el Ministerio Público debe fundamentar por qué la medida que pretende se le
imponga al imputado es idónea, necesaria y proporcional en sentido estricto. Y se debe
precisar además, por qué las otras medidas coercitivas personales alternativas a la prisión
preventiva no lo son o por qué no pueden ser aplicadas.
Es decir, si estamos discutiendo acerca del peligro procesal, en donde el fiscal requiere prisión
preventiva, sosteniendo un posible peligro de fuga, debe además desarrollar y explicar por qué
no podría aplicarse un impedimento de salida del país o una restricción de firmar en el registro
cada 15 días.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional ha dejado sentado que, en aquellos casos donde se
restringen derechos fundamentales, la motivación debe ser superior. Posición que encuentra
sustento en lo dispuesto por el artículo 139 numeral 5) de la Constitución Política del Estado y
el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Penal, donde se señala que toda
resolución, disposición jurisdiccional o dictamen que pudiesen afectar derechos tienen que
estar debidamente motivadas y fundamentadas, especialmente las medidas cautelares
dictadas contra la persona como la prisión preventiva, la misma que exige una fundamentación
de mayor intensidad. En ese sentido, el artículo 271 inciso 3) del Código Procesal Penal señala
que “el auto de prisión preventiva será especialmente motivado, con expresión sucinta de la
imputación, de los fundamentos de hecho y de derecho que lo sustente, y la invocación de las
citas legales correspondientes”.
A. En los casos de flagrancia delictiva -en las modalidades reconocidas por el artículo 259º
NCPP- o de peligro inminente de su perpetración, por su propia configuración situacional, es
obvio que la Policía debe incautar los bienes o cosas relacionadas, de uno u otro modo, con el
hecho punible. La necesidad de la ocupación de bienes u objetos vinculados al delito, a fin de
ponerle término y garantizar su probanza efectiva, a la par que consolidar la razonabilidad de
la intervención policial, está fuera de discusión. En estos casos la comisión del delito se percibe
con evidencia -se da una relación directa del delincuente con el bien o cosa relacionada con el
delito- y exige de manera inexcusable una inmediata intervención de la autoridad.
C. Se requerirá previa orden judicial cuando el peligro por la demora, no es que sea
inexistente, sino que en él no confluya la noción de urgencia y siempre que se trate de bienes
objeto de decomiso (artículo 317º NCPP). Esta noción dice de la perentoriedad o necesidad
inmediata, apremiante de la incautación; cuando el riesgo de desaparición del bien o cosa
delictiva es más actual o grave. Si no se presenta esta situación fáctica será del caso pedir la
orden judicial.