José Surí
José Surí
José Surí
, 1762)
A la Purísima Concepción
A San José
Si al celebrado Timante
Impusieron el precepto,
Que dibujára un gigante
En lo abreviado de un lienzo,
El entonces discursivo,
Pintó solamente un dedo,
Para que por él midiesen
Lo descomunal del dueño;
Quedando por esta via
Los curiosos satisfechos,
Engrandecido Timante
Y el vulgo todo contento.
De esta industria mi rudeza
Se valdrá en tan grande empeño,
Como es pintar un varon
A todas luces escelso,
Tan gigante en sus virtudes
Que sin igual le contemplo,
Después del Ser increado,
Maria y Humano Verbo,
Aquel que profetizado
Fué por profetas diversos
Y sibilas, cuya vida,
Canoniza el evangelio;
Aquel David que guardó,
Mejorada con desvelo,
A la Oveja inmaculada,
Al impecable Cordero;
Aquel,que mejor Moisés,
No el arca del Testamento
Guardó, sino la que es
Sagrario del sacro Teo,
Donde la ley y el maná
Tienen admirable asiento,
Aunque pese á los rabinos
De todo el circo idumeo:
Aquel que al ínfero Aman,
Destruyó, dando á su pueblo
…………………………
…………………………
Aquel Gedéon celoso,
Que del mundo en los encuentros
Dejó vencida la saña.
Del triunfante cancerbero:
Aquel que en la mente sacra
Desde ab initio, fué electo
Para Esposo de la Esposa
Del Espíritu Supremo;
Aquel Daniel portentoso
De Elias retrato bello,
Que dominó al babilonio
Rugiente monstruo soberbio
Aquel que en la hermosa escala
Que admiró, Jacob en sueños
Logró ser la grada, donde
Descansaba Dios inmenso;
José, cuyo dulce nombre,
Es de prodigios compendio,
Pues siendo José lo mas,
Cualquiera hipérbole es menos,
Que si allá al primer José
Faraón le puso al cuello
Una cadena preciosa
Del rico metal de Febo,
Al segundo le dió Dios
Otra mejor con esceso,
En su soberana Madre,
Cadena de oro sin precio:
Si aquel de polimitáneo
Vestido adornó su cuerpo
Con variedad de colores,
Á este le dió el Padre Eterno
La sagrada investidura
De la gracia con aumento:
Si aquel soñó de sus dichas
Los elevados trofeos,
A este, entre sueños un Angel,
Reveló sumos misterios:
Si aquel vió que le adoraban
Sol y luna y los luceros,
A este Jesus y Maria
Y los Angeles sirvieron.
Trono, pues, lo fué del sacro
Rey de reyes sempiterno,
Que mucha veces su brazo
Dulce cuna le erigieron;
Querubín, puesto que fué
Guarda del mejor Hibleo,
Donde la virginea flor
Es del Esposo recreo,
Serafín por lo abrazado,
En amorosos incendios.
Del amor puro de Dios
A solo su honor atento...
¿Pero donde voy? qué hago?
¡Deténte torpe talento,
Para nembrónico impulso
Es mas que irónico vuelo!
¿No ves que á vista de tanto,
Sublime, elevado objeto,
Icáreas ruinas aguardan
A faetones intentos...?
Que si en la pluma de Curcio,
Se vió celebrado el griego,
La de Aristóbulo pudo
Enmudecer su proyecto;
Y si Timante debió
A su industria el desempeño,
Celsitudes de José
Oscurecerán mi plectro;
Pues José del Trino y Uno
Es sagrario, altar y templo,
Y se ostenta entre los coros
De aquese alcázar supremo,
Segun el grande Agustino,
Como el sol entre luceros.
Beatus Joseph sicut sol,
Que á imitación del que vemos,
A las eviternas luces
Presta fulgor y destellos,
Dejando en parte vencido
Aquel prolóquio discreto,
Nihil est novum sub sole,
Pues todo parece nuevo
En José, por lo admirable.
Por lo sublime y etéreo;
Y esto en José es realidad,
Por aquel precioso fuero
Que á su santidá es debido
En el dichoso congreso
De Santos, segun afirman
La pluma del Nacianceno,
La de Agustino y Tomas,
La de Ambrosio y de Ruperto,
La de Bernardo y Calixto,
Teresa, Gerson y Anselmo,
El Crisólogo y.Basilio,
Histolano, Teodoreto,
Gerónimo, Bernardino,
Varonio, Nazario, Nuero,
Orígenes, Beda y Hugo,
Teofilato y Estangelio,
Y otros casi innumerables
Autores que, con acierto,
Su grandeza, siempre idónea,
Eruditos escribieron.
¡Oh José todo prodigio!
¡Oh José de gracia lleno!
¡Oh mineral de virtudes,
De perfecciones granero!
Pantalla de santidad,
Dulce iman de los afectos,
Berilo, ametista, sardio,
Del divino Paracleto,
Sabio, obediente, piadoso,
Virgen, puro, justo y recto,
Ante Jesús y María,
Protégenos con tus ruegos.
El gran Vicario de Cristo,
El fuerte leon ibero,
Por ti postren la procacia,
Y fertilicen á un tiempo
Todo el Cabildo y justicia
Con sus oficios cumpliendo,
A las maldades castiguen,
Por que respire lo bueno;
Los que estos cultos te rinden,
Con tan fervientes esmeros,
Sigan tu nombre enzalzando
Movidos de dulce afecto;
Y del tachonado Olimpo
Hasta el solar pavimento,
Por trópicos y por zonas,
Canten voces, digan ecos,
Qué viva; que triunfe y reine
El Sagrado Carpintero.
A Udeliquia
(Fragmento)
A Sodalia1
1
Esta composición fué hecha para un Teniente Gobernador de la provincia, que estando en la villa, quiso
dedicarla á su esposa, llamada Ana de Gracia, al reunirse á ella después de una larga ausencia [Nota de
Manuel Dionisio González].
Atiende, Sodalia mia,
Rémora de mi memoria,
Iman de mi entendimiento,
De mi voluntad señora.
Oirás en sucinto verso,
Sin ápice de lisonja,
Lo que he sentido tu ausencia,
Y lo que tu vista heroica,
En fuerza de ser quien eres,
Me comunica de gloria,
¿Viste el ámbito terrestre
En las vespertinas horas,
Cuando en urnas de cristal
El gran hijo de Latona,
Se sepulta en occidente,
Dando lugar á la sombra,
Para que prevengan lutos
A las altas claraboyas.
Perdiendo allí la floresta
Todo el vigor que le adorna,
Que el gilguero y la calándria
Suspenden su voz canora,
Que entre trinados melífluos,
Entre juncias y entre aromas,
Se acreditaban sirenas
De los pensiles de Flora?
¿Qué el clavel muestra deliquio,
Mústia se encoge la rosa,
El cuclillo y niquimene
Solo graznan con voz ronca;
Alterando confusiones
En las morfeicas horas?
Empero, que hermosamente,
Despues de tanta zozobra,
El sobrino de Hiperion
Por el Oriente se asoma
Sobre alcatifas de nácar
O flamígeras carrozas,
Anunciando su venida
La siempre nítida aurora,
Que de Cintia ó de Titan
Siempre ha sido precursora
Por cuya escelsa presencia,
Por trópicos y por zonas,
Nuevo ser adquiere el orbe,
Nueva gala y nueva pompa.
Las parleras avecillas
Ambares á el aire brotan
Desde el Cáucaso eminente
Al Eridano que asombra;
Y en fin, toda la tristeza
Que la noche tenebrosa
Causó, desparece luego
Y en júbilo se transforma;
Pues no de otra suerte yo,
En ausencia tan penosa
Falto de tus esplendores,
Viví muriendo, rni esposa:
Pero has sabido con Gracia
Traerme vida graciosa
Por ser tú la mejor—Ana
Que Amaltea pule y dora
No á hipérboles atribuyas
Esta espresion amorosa,
Que la mas templada lira,
Musa que mas se remonta,
Plectro que mas alto vuela,
Númen del Pindo garzota,
Darle alcance á mis afectos
Le será imposible cosa.
Los mandos y señorios
Con que el monarca me honra,
A tí, como á dueño mio,
Con suave afeccion se postran,
Porque todo mi albedrio,
Por víctima venturosa,
Como á temporal deidad,
Te ofreció el alma gustosa
Cuando al tálamo nupcial
Llegamos los dos en honra
De aquel que, siendo el que es,
Los cielos y tierra adoran.
Mis júbilos se eternicen,
La bicorne selva toda
Con Cavelino ó Permeso
Y la célebre Helicona,
Obsequiando a tu venida
Epitalamios dispongan,
Y la insipiencia del metro,
Como tan sábia perdona.
Que en tus encomios quisiera
La energía de Clevonia,
De Píndaro la elocuencia
Y la Gracia de tí sola.