Cantos de Vida y Esperanza
Cantos de Vida y Esperanza
Cantos de Vida y Esperanza
A. J. Enrique Rodó
I
III
AL REY OSCAR
Le Roi de Suede et de Noruège, apres
avoir
visité Saint––Jean––de––Luz, s'est rendu a
Hen––
daye et a Fonterrabie. En arrivant sur le sol
espagnol, il a crié: «Vive l’Espagne!»
IV
CYRANO EN ESPAÑA
VI
SALUTACION A LEONARDO
(Los bufones
que hacen sonreír a Monna Lisa
saben canciones
que ha tiempo en los bosques de Grecia decía la risa
de la brisa.)
Pasa su Eminencia.
Como flor o pecado en su traje
rojo;
como flor o pecado, o conciencia
de sutil monseñor que a su paje
mira con vago recelo o enojo.
Nápoles deja a la abeja de oro
hacer su miel
en su fiesta de azul; y el sonoro
bandolín y el laurel
nos anuncian Florencia.
Maestro, si allá en Roma
quema el sol de Segor y Sodoma
la amarga ciencia
de purpúreas banderas, tu gesto
las palmas nos da redimidas,
bajo los arcos
de tu genio; San Marcos
y Partenón de luces y líneas y vidas.
(Tus bufones
que hacen la risa
de Monna Lisa
saben tan antiguas canciones.)
¡Maestro!
Pero tú en cabalgar y domar fuiste diestro,
pasiones e ilusiones;
a unas con el freno, a otras con el cabestro
las domaste, cebras o leones.
Y en la selva del Sol, prisionera
tuviste la fiera
de la luz; y esa loca fue casta
cuando dijiste: «Basta.»
Seis meses maceraste tu Ester en tus aromas.
De tus techos reales volaron las palomas.
VII
PEGASO
VIII
A ROOSEVELT
IX
Esperad todavía.
El bestial elemento se solaza
en el odio a la sacra poesía
y se arroja baldón de raza a raza.
La insurrección de abajo
tiende a los Excelentes.
El caníbal codicia su tasajo
con roja encía y afilados dientes.
X
CANTO DE ESPERANZA
XI
XII
HELIOS
¡Helios! Portaestandarte
de Dios, padre del Arte,
la paz es imposible, más el amor eterno.
Danos siempre el anhelo de la vida,
y una chispa sagrada de tu antorcha encendida,
con que esquivar podamos la entrada del Infierno.
XIII
«SPES»
XIV
MARCHA TRIUNFAL
LOS CISNES
A Juan R. Jiménez.
I
¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?
II
Su manto de poeta
reconocieron, los ilustres lises
y el laurel y la espina entremezclados
sobre la frente triste.
III
IV
OTROS POEMAS
Al doctor Adolfo
Altamirano
I
RETRATOS
Don Gil, Don Juan, Don Lope, Don Carlos, Don Rodrigo,
¿cúya es esta cabeza soberbia? ¿Esa faz fuerte?
¿Esos ojos de jaspe? ¿Esa barba de trigo?
Este fue un caballero que persiguió a la Muerte.
II
III
IV
NOCTURNO
VI
VII
TREBOL
VIII
«CHARITAS»
IX
NO OBSTANTE...
XI
FILOSOFIA
XII
LEDA
XIII
DIVINA PSIQUIS
I
¡Divina Psiquis, dulce mariposa invisible
que desde los abismos has venido a ser todo
lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible
forma la chispa sacra de la estatua de lodo!
Entre la catedral
y las paganas ruinas
repartes tus dos alas de cristal,
tus dos alas divinas.
Y de la flor
que el ruiseñor
canta en su griego antiguo, de la rosa,
vuelas, ¡oh, Mariposa!,
a posarte en un clavo de Nuestro Señor.
XIV
Scherezada se entredurmió...
El Visir quedó meditando...
Dinarzada el día olvidó...
Mas al pájaro azul volvió...
Pero...
No obstante...
Siempre...
Cuando...
XV
XVI
A PHOCAS EL CAMPESINO
XVII
XVIII
UN SONETO A CERVANTES
A Ricardo Calvo.
Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza
El es la vida y la naturaleza,
regala un yelmo de oros y diamantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.
XIX
MADRIGAL EXALTADO
A Mademoiselle Villagrán.
XX
MARINA
Mar armonioso,
mar maravilloso:
tu salada fragancia,
tus colores y músicas sonoras
me dan la sensación divina de mi infancia,
en que suaves las horas
venían en un paso de danza reposada
a dejarme un ensuefio o regalo de hada.
Mar armonioso,
mar maravilloso,
de arcadas de diamante en que se rompe en vuelos
rítmicos que denuncian algún ímpetu oculto,
espejo de mis vagas ciudades de los cielos
blanco y azul tumulto
de donde brota un canto
inextinguible:
mar paternal, mar santo:
mi alma siente la influencia de tu alma invisible.
XXI
CLEOPOMPO Y HELIODEMO
A Vargas Vila.
XXII
«¡AY, TRISTE DEL QUE UN DIA...!»
XXIII
XXIV
AUGURIOS
A E. Díaz Romero.
Pasó un búho
sobre mi frente.
Yo pensé en Minerva
y en la noche solemne.
¡Oh, búho!
Dame tu silencio perenne,
y tus ojos profundos en la noche
y tu tranquilidad ante la muerte
Dame tu nocturno imperio
y tu sabiduria celeste,
y tu cabeza cual la de Jano,
que, siendo una, mira a Oriente y Occidente.
Pasa un murciélago.
Pasa una mosca. Un moscardón.
Una abeja en el crepúsculo.
No pasa nada.
La muerte llegó.
XXV
MELANCOLIA
A Domingo Bolívar.
XXVI
¡ALELUYA!
A Manuel Machado.
XXVII
DE OTOÑO
XXVIII
A GOYA
Poderoso visionario,
raro ingenio temerario,
por ti enciendo mi incensario.
En tu claroscuro brilla
la luz muerta y amarilla
de la horrenda pesadilla,
Tu caprichosa alegría
mezclaba la luz del día
con la noche obscura y fría.
XXIX
CARACOL
A Antonio Machado.
XXX
AMO, AMAS...
XXXI
SONETO AUTUMNAL,
AL MARQUES DE BRADOMIN
Marqués (como el Divino lo eres), te saludo.
Es el Otoño, y vengo de un Versalles doliente.
Había mucho frío y erraba vulgar gente.
El chorro de agua de Verlaine estaba mudo.
XXXII
NOCTURNO
A Mariano de Cavia.
URNA VOTIVA
A Lamberti.
XXXIV
PROGRAMA MATINAL
En la angustia de la ignorancia
de lo porvenir, saludemos
la barca llena de fragancia
que tiene de marfil los remos.
Epicúreos o soñadores,
amemos la gloriosa Vida,
siempre coronados de flores
¡Y siempre la antorcha encendida!
XXXV
IBIS
XXXVI
THANATOS
XXXVII
OFRENDA
Y si meditabunda
sientes pena fugaz,
inunda
luz celeste tu faz.
XXXVIII
PROPOSITO PRIMAVERAL
A Vargas Vila.
A Navarro Ledesma.
De rudos malsines,
falsos paladines,
y espíritus finos y blandos y ruines,
del hampa que sacia
su canallocracia
con burlar la gloria, la vida, el honor,
del puñal con gracia,
¡líbranos, señor!
XL
ALLA LEJOS
Buey que vi en mi niñez echando vaho un día
bajo el nicaragüense sol de encendidos oros,
en la hacienda fecunda, plena de la armonía
del trópico; paloma de los bosques sonoros
del viento, de las hachas, de pájaros y toros
salvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.
XLI
LO FATAL
A René Pérez.