AMEDEO CENCINI, Discernimiento-Comunitario (Cap. 3)

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Capítulo 3 menos en determinados casos.

Igualmente consideramos tam-


bién que un auténtico discernimiento comunitario presupone
la collatio y la costumbre de compartir la Palabra. Pues, ¿de
El discernimiento comunitario qué sirve compartir la Palabra si no se consigue que el suje-
to, primero, y la comunidad, después, sean capaces de tomar
decisiones concretas en línea con la Palabra que se parte y
se comparte? Más aún, para el creyente, una decisión es
auténtica sólo si nace de la escucha de la Palabra y, en cier-
to sentido, es confirmada por el diálogo y la escucha de la
comunidad creyente.
En definitiva, pues, afirmamos que el discernimiento co-
munitario constituye él mismo una forma más de compartir:
se comparte ese proceso, a veces pesado y organizado de
diversas formas, de la toma de decisiones en cuanto creyen-
Según algunos autores de espiritualidad (entre los que se tes y consagrados. Insistimos en que no se trata sólo de
encuentra el cardenal Martini1), a las fases clásicas de la prestar adhesión, sea del modo que sea, a una decisión; sino
lectio —después de la meditado, la oratio y la contemplatio— de la participación común en el proceso que ha llevado a
se podría añadir también la discretio o la deliberatio, esto tomar esa decisión.
es, el discernimiento hecho a la luz del Evangelio2. Y si la Precisamente por esto, forma parte con pleno derecho de
lectio se convierte en collatio, Palabra compartida, entonces los instrumentos de integración del bien que el documento
tampoco el discernimiento puede ser ya algo meramente per- sobre la Vida fraterna en comunidad recomienda explícita-
sonal y privado, sino que se convierte en fenómeno comuni- mente3, y que en una comunidad religiosa deberían ser cada
tario: bien en el sentido de que la comunidad religiosa es el vez más eficaces; como ese ungüento precioso que disuelve
sujeto que lo practica y que se responsabiliza de su resulta- determinado agarrotamiento u óxido y vuelve fluido y funcio-
do, bien porque las condiciones y el método seguido en el nal el engranaje —a veces «agarrotado»— de la comunica-
proceso prevén, también en la praxis, este tipo de sujeto y ción comunitaria.
son de naturaleza comunitaria. En este capítulo, por tanto, trataremos en primer lugar de
Estamos convencidos de que este discernimiento comuni- definir el sentido de este proceso y de esta forma de participa-
tario forma parte de las actividades propias de una comuni- ción; después expondremos algunas de sus condiciones y
dad de creyentes, más aún, que representa un modo muy criterios fundamentales, junto con las referencias bíblicas
concreto y eficaz de expresión de la fe y del crecimiento en relativas a este concepto. A continuación analizaremos las
la fe de dicha comunidad; y, al mismo tiempo, consideramos actitudes en cierta medida constitutivas, en el plano teórico
que está profundamente ligado a la práctica de la collatio, y metodológico, para considerar después más de cerca los
como si constituyera su conclusión natural y necesaria, al pasos de que consta esta acción personal y comunitaria.

1
Cf COMUNITÁ DEHONIANA DI MODENA, La forza delta Parola, 15.
2
Según Masini, estas ulteriores articulaciones entrarían en la fase de la
operatio (cf M. MASINI, La «Lectio divina». Teología, spiritualitá, método, 3
San Paolo, Cinisello Balsamo 1996, 462-463). VFC 32.

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Naturaleza y definición trata de una dinámica de grupo que sirva para todo. Su obje-
to y finalidad son de naturaleza trascendente; en orden de
Novedad y continuidad importancia, el método de búsqueda viene después, y en
ningún caso ha de absolutizarse, aun siendo específico y en
Según los historiadores de la espiritualidad de la vida religio- coherencia con el fin. Con el discernimiento comunitario se
sa, el interés por el discernimiento comunitario es algo rela- trata de entrar —con todos los esfuerzos que ello implica
tivamente reciente. Es decir, no podemos hablar de una lar- en el misterioso mundo de los designios y deseos de Dios;
ga tradición histórica, semejante —para entendernos— a la no tiende simplemente a determinar la opción más conve-
de la collatio. Lo afirma expresamente un experto como Ruiz niente, ni pretende garantía alguna de infalibilidad en la toma
Jurado: «El problema es más bien nuevo. En las fuentes de decisión a través de un atajo democrático. Su modelo
históricas y teológicas sobre el discernimiento no encontra- metodológico no es, ciertamente, el parlamentarismo con sus
mos la expresión "discernimiento espiritual" aplicada a la vanas discusiones llevadas hasta el extremo, ni la negocia-
práctica de un grupo o comunidad. [...] La práctica y la ción entre las partes acerca de un mínimo denominador co-
teoría del llamado "discernimiento espiritual comunitario" mún, sino el modelo del «compartir la fe» (confessio fidei)
se han establecido y difundido más bien después del conci- para alcanzar la plenitud de la verdad. El discernimiento
lio Vaticano II»4. En efecto, en las revistas especializadas comunitario crea responsabilidad para con uno mismo, para
sólo se hallan indicios de este tema a partir de 1970. con los demás y para con Dios, en lugar de la contraposi-
Hay quienes, en línea con esta puntualización de naturale- ción dialéctica o la cerrazón autosuficiente. En este proceso,
za histórica, interpretan el interés actual por el discernimien- las decisiones no se toman necesariamente como consecuen-
to comunitario como consecuencia de la tendencia que privi- cia de mayorías opuestas a minorías derrotadas, sino en vir-
legia las formas de «democracia» en las relaciones sociales, tud de otros criterios, entre los que destaca la libertad inte-
tendencia que ha prevalecido en las últimas décadas y que ha rior de reconocer la voluntad de Dios en la palabra del
conducido al abandono de sistemas y fórmulas de gobierno hermano o de la hermana. Quien aprende a discernir con sus
absolutistas. Personalmente no excluyo la posibilidad de esta hermanos aprende a valorar la comunidad y a obedecer tam-
relación, pero me parece reduccionista hacer una interpreta- bién al hermano5, no sólo al superior. En cualquier caso, el
ción del discernimiento circunscrita sólo al ámbito de las discernimiento comunitario no excluye en absoluto el papel
relaciones sociales, reducidas a su vez —en buena medida— del superior como quien debe tomar la decisión final, sino
al esquema dialéctico «superior (contra) subditos». El autén- que —a lo sumo— pretende ayudar al responsable de la
tico discernimiento comunitario no es una hábil maniobra comunidad precisamente a ejercer mejor este cargo y, a los
para restarle autoridad a los superiores, llevada a cabo por demás miembros de la comunidad, a vivir a fondo —esto es,
los subditos (¡Hay que ver lo ambiguos que pueden resultar de modo responsable— su papel en el grupo (que no es
estos términos!) que quieren recuperar parte de aquella auto- simplemente el de pasivos ejecutores de órdenes). El discerni-
nomía a la que renunciaron por el voto de obediencia. miento pretende convertir a todos en constructores de la co-
munidad, no en «consumidores» de la misma6.
Por el contrario, el discernimiento comunitario, en su sen-
tido más amplio, es un modo de buscar —primero personal- En este sentido, se trata de una realidad muy antigua en
mente, después, todos juntos— la voluntad de Dios; no se
5
Según el esclarecedor dicho de san Benito: «Se obedecerán los herma-
4
M. Ruiz JURADO, El discernimiento espiritual. Teología. Historia. Prác- nos unos a otros» (Regla de san Benito, 71 [cf BAC, Madrid 1979, 185])
6
tica, BAC, Madrid 1994, 184-185. VFC 24.

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la Iglesia, una experiencia que siempre ha estado presente comunicación de vida intensa, han aprendido a caminar jun-
—podríamos decir— en cada ocasión en que, en ella, se tos en la búsqueda de los caminos de Dios. Caminos que no
buscaba en común la voluntad de Dios. Tal vez sean nuevas puede dejar de seguir en el presente, con todo lo que impli-
o relativamente recientes la pregunta por el método y la ca de fidelidad y creatividad. En efecto, como bien observa
búsqueda del mismo7, pero, ciertamente, no se puede decir E. Bianchi, una difícil tarea de la vida religiosa ha sido —en
que su espíritu represente algo ajeno a la tradición de la la historia— y sigue siendo —en el presente— «conseguir
Iglesia y, de resultas, a la vida consagrada. Por otro lado, el traducir el mandato de la koinonía al ámbito de las estructu-
aspecto más importante no es el método o el procedimiento: ras de autoridad, para evitar tentaciones arbitrarias y no caer
lo que cuenta es el objetivo general y específico, o la ten- en formas de "democraticismo" sin discernimiento. Se trata
sión intrínseca de esta «búsqueda en común», caminando de crear formas asamblearias y, antes aún, de crear una men-
juntos hacia un objetivo que nos trasciende a todos. Hay talidad capaz de asumir y mantener este itinerario de toma
como una especie de hilo que une idealmente a la Iglesia común de las decisiones»9.
primitiva reunida en concilio en Jerusalén para tomar una
decisión importante, con la Iglesia contemporánea que adopta,
cada vez en mayor medida, el método del «consenso», en Hacia una definición
diversos niveles y con modalidades diversas, para celebrar y
reflexionar, para determinar nuevas vías y tomar decisiones, Tratemos, entonces, de puntualizar, en términos más concre-
de modo formal e informal, pero siempre juntos. tos y precisos, el sentido de este esfuerzo común. Para ello
Por eso, como se dijo en la asamblea de Palermo, «el empleamos diversas definiciones, partiendo de las más ge-
discernimiento comunitario se convierte en escuela de vida nerales para llegar a determinar la naturaleza del discerni-
cristiana, en un camino para desarrollar el amor mutuo, la miento comunitario en una comunidad consagrada.
corresponsabilidad, la inserción en el mundo comenzando
por el propio territorio. Edifica la Iglesia como comunidad 1. El Ordo Poenitentiae contiene una definición muy su-
de hermanos y hermanas, iguales en dignidad, pero con do- gestiva en el plano espiritual del discernimiento: «El discer-
nes y tareas diversas, modelando su figura que, sin caer en nimiento de los espíritus es el conocimiento íntimo de la
"democraticismos" y sociologismos impropios, resulta creí- acción de Dios en el corazón de los hombres, don del Espí-
ble en la actual sociedad democrática»8. ritu Santo, fruto de la caridad»10. Podríamos sustituir la ex-
La vida consagrada se encuentra recorriendo este itinera- presión «en el corazón de los hombres» por las palabras «en
rio histórico ideal; ese hilo pasa también a través de tantas y el corazón del grupo (o de la comunidad)», y entonces en-
tantas comunidades de consagrados y consagradas que, a lo contramos unas preciosas indicaciones para la comprensión
largo de los senderos del tiempo y acostumbrados a una auténtica del discernimiento comunitario, como especificare-
mos inmediatamente.
7
En los textos bíblicos a que normalmente se hace referencia para encon-
trar modelos del actual discernimiento comunitario se narran, es cierto, epi- 2. Otra definición, sencilla y esencial, es la siguiente:
sodios de discernimiento, pero sin que se indique una metodología precisa «El discernimiento comunitario es cualquier modo de bús-
que pueda reproducirse en la actualidad en nuestros diversos contextos; así queda en común de la voluntad de Dios con estilo evangéli-
opina una vez más Ruiz Jurado comentando el pasaje de He 1,15-26 (elec-
ción de Matías, el sustituto de Judas), He 6,1-6 (elección de los siete diáconos)
y He 15,6-29 (concilio de Jerusalén): cf Ruiz JURADO, O.C, 185-185. 9
E. BIANCHI, La comunione nella vita fraterna, Testimoni 13 (1997) 20.
8
CONFERENZA EPISCOPALE ITALIANA, La Chiesa in Italia dapo Palermo, 21. 10
Ordo Poenitentiae 9.

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co». Parece demasiado genérica, pero tiene el valor de poner Condiciones y criterios
en el centro lo que más importa y que constituye el corazón
y el objetivo de esta actividad, poniendo claramente en se- Objeto formal y material12
gundo lugar la cuestión del método.
Ante todo, por cuanto se refiere al objeto formalmente en-
3. Más estructurada y clásica es la definición del experto: tendido, es importante subrayar y aclarar un elemento sobre
Ruiz Jurado entiende «por discernimiento espiritual comuni- el que, a menudo, hay un equívoco. En el discernimiento
tario una búsqueda de la voluntad de Dios hecha por un gru- comunitario (como, por otra parte, en el discernimiento en
po reunido, y participando todos en la reflexión conducente a general) se trata, sobre todo, de examinar la acción de Dios,
identificar los signos que indican la dirección en que mueve no las decisiones del hombre. El objeto primario que hay
el Espíritu»11. Parece una definición que se adapta bien a la que discernir es lo que Dios hace y, sólo en un segundo
situación de la comunidad religiosa, al tiempo que subraya momento, la respuesta humana a la intervención divina. Sólo
correctamente el papel del Espíritu en esta operación. en cuanto se ponga de relieve, en la medida de lo posible, la
acción misteriosa de la gracia, se podrá entonces determinar
4. Para concluir, una última definición posible, que sinte- la acción humana que mejor pueda acoger la propuesta divi-
tiza elementos que diversos autores han puesto de relieve: na. Si, además, el discernimiento es comunitario —como el
«El discernimiento comunitario constituye, ante todo, el es- que estamos analizando— entonces habrá que escudriñar la
tilo de vida evangélica cotidiana propio de una comunidad acción de Dios en el corazón del grupo, habrá que ver lo
de peregrinos y buscadores de Dios; en cuanto instrumento que el Espíritu siembra, dona, aquello hacia lo que estimula
formal de búsqueda se ejercita, en sus momentos fuertes, y urge a la comunidad, no sólo a los individuos.
cuando este grupo se encuentra tomando decisiones concre- Entonces no es exacto, rigurosamente hablando, afirmar
tas acerca del modo concreto de vivir la fe y la consagra- que se hace un discernimiento para determinar la opción
ción en la Iglesia y en la sociedad. En este caso, el sujeto más conveniente y el camino más expeditivo para tomar una
que discierne no es la persona individual, ni la suma de los decisión, o para saber qué hay que hacer y evitar el riesgo
individuos, sino el grupo en su unidad. En cualquier caso, el de incertidumbres o inmovilismos operativos; se elige el la-
discernimiento del individuo es siempre una operación pre- borioso camino de la toma compartida de decisiones, si aca-
via e indispensable para el discernimiento comunitario». so y antes que nada, para tomar conciencia de lo que Dios
ya está haciendo en nosotros y en nuestra comunidad, o para
En esta definición descriptiva es importante la distinción darse cuenta de la dirección que le está imprimiendo el Es-
entre discernimiento como estilo de vida comunitario, sobre píritu. Por eso el espíritu del auténtico discernimiento co-
todo, y como acto formal de búsqueda de la voluntad de Dios. munitario es, en su origen, un espíritu de contemplación,
Estas definiciones consideran el concepto de discernimien-
to comunitario desde diversos puntos de vista e ilustran sus 12
Como se verá por el texto, entendemos la expresión «objeto formal y
diferentes componentes esenciales o las condiciones que lo material» no según la interpretación filosófica clásica, sino como una expre-
hacen posible junto a los criterios que deberían regular des- sión que nos permite distinguir entre el objeto que el discernimiento de los
espíritus —por su propia naturaleza y, por tanto, formalmente— tiende a
pués su puesta en práctica. Vamos a tratar de determinar con reconocer y elegir, a buscar y encontrar, y que es siempre y sólo la voluntad
precisión estos elementos. de Dios, y aquel objeto u objetos, de diferente género y vinculados a la vida
cotidiana (referidos a los compromisos relacionados con la consagración)
que, en cierto modo, ofrecen la ocasión material para poner en práctica dicho
" M. Ruiz JURADO, O.C, 184.
proceso.

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como se desprende de la definición tomada del Ordo tico camino de discernimiento de la voluntad de Dios, que
Poenitentiae, puesto que se trata de llegar con la mirada es su objeto principal, intrínseco y natural: el objeto formal.
interior allí donde obra el Espíritu de Dios, «en el corazón Por muy parciales y poco relevantes que puedan parecer en
del grupo» —no sólo en la vida privada de cada individuo— ocasiones determinados objetos materiales de discernimien-
y más allá de la evidencia exterior que a menudo conduce a to o determinadas cuestiones por discutir y acerca de las que
extravío. Se trata de penetrar en el dinamismo misterioso de hay que decidir juntos, de hecho todo es suficientemente
la gracia, que también actúa allí donde el hombre experi- significativo si se convierte en ocasión para buscar, a través
menta la propia debilidad y sus relaciones parecen destina- de ello, «cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le
das al fracaso. agrada, lo perfecto» (Rom 12,2). Incluso decidir qué es lo
Objeto material del discernimiento comunitario son, sin que se va a hacer en carnavales —en una comunidad religio-
embargo, todas aquellas situaciones problemáticas de la vida sa juvenil— puede convertirse en ocasión para revisar un
de una comunidad con respecto a las cuales no resulta evi- cierto estilo de vida, para preguntarse acerca de la calidad
dente de forma inmediata la tarea o la actitud concreta ideal de las relaciones fraternas y sobre la capacidad para satisfa-
de la comunidad misma. Más en concreto, el discernimiento cer la necesidad humana natural de distensión y recreación;
comunitario se lleva a cabo para resolver cuestiones prácti- pero también para preguntarse en qué medida está viva la
cas, no a propósito de problemas teórico-doctrinales. En el dimensión penitencial en nuestra vida y en nuestra oración,
discernimiento comunitario el grupo se pregunta sobre lo la dimensión de intercesión por el mundo al que pertene-
que debe hacer, sobre el tipo de respuesta concreta para cemos y del que debemos hacernos cargo en su búsqueda de
determinadas situaciones, sobre la actitud que adoptar en la felicidad a veces desesperada y contradictoria. En defini-
común en determinadas circunstancias. Añadimos, además, tiva, también el discernimiento del carnaval puede convertir-
que el objeto material de este discernimiento es lo que es se en ocasión para la gracia (aunque no necesariamente de-
«libre», no lo que ya ha sido objeto de una disposición que berá tratarse de un discernimiento formal).
vincule el comportamiento o que ya haya sido prohibido u Precisamente por este motivo/cuando se lleva a cabo un
ordenado. Finalmente, en el discernimiento se toma en discernimiento —y sobre todo el discernimiento comunita-
consideración lo que es ambiguo, poco claro, dudoso, no lo rio— se sabe de dónde se parte, pero no se sabe adonde se
que ya es, de por sí, evidente. Por ejemplo, se hará un tal va a llegar. Por este motivo, siempre resulta indispensable
discernimiento no acerca de si se opta o no por la pobreza entrar en su dinámica con un espíritu libre, para dejarse
(teniendo en cuenta que esto ya es objeto de un compromiso conducir por el Espíritu, imaginación anárquica y ordenada,
oficialmente adquirido), sino sobre cómo vivir la pobreza en desbordante y comedida de Dios, viento que, precisamente,
determinadas circunstancias, cuando se trata de comprar o «sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de dónde
no un cierto objeto o de reflexionar sobre ciertas costumbres viene y adonde va» (Jn 3,8).
de vida, tal vez en relación con la pobreza del contexto Hay quienes afirman que hoy la vida consagrada está
social en que se vive, o por la provocación de algún testimo- aquejada de una inmensa pérdida de imaginación, que se
nio o por tener que sacudirse de encima un cierto ambiente presenta como algo superfluo, poco original y demasiado
burgués. previsible. Donde se practica poco el discernimiento comu-
En síntesis, el objeto material del discernimiento comu- nitario o donde se practica con un espíritu no suficientemen-
nitario son las cosas o situaciones prácticas, no reguladas y te libre y valiente, allí muere poco a poco la imaginación,
dudosas. En realidad, estas situaciones constituyen, de he- cunden el aburrimiento y la repetitividad, y la vida cotidiana
cho, tan sólo la ocasión —por así decir— de hacer un autén- comunitaria se convierte en un «teatrillo de autómatas».

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Fundamento bíblico La complementariedad estimula, por su parte, la funcio-
nalidad, por lo que, de hecho, la diversidad no se convierte
Podemos encontrar el fundamento bíblico del discernimiento en competitividad o conflictividad, sino en un dinamismo
comunitario en la imagen paulina de la Iglesia como un cuer- original y singular que sería una pena perder o sofocar,
po (cf ICor 12-14). Si la comunidad es una pequeña Iglesia, porque puede contribuir al bien común y enriquecer a toda
esta imagen puede ser muy significativa también para enten- la comunidad. Así, los superiores necesitan de todos y cada
der el sentido de este acto de compartir. Vamos a tratar de uno de los miembros del grupo, los jóvenes necesitan a los
exponer en síntesis sus elementos centrales. menos jóvenes, los que empujan hacia adelante a los que
En la lógica argumentativa de Pablo, el paralelismo entre defienden la tradición, los que miran a la izquierda a los
«comunidad de creyentes» y «cuerpo» permite poner de ma- que prefieren la derecha, Marta a María, y viceversa. Por
nifiesto cuatro características típicas del organismo comuni- eso es precisamente el Espíritu —el Espíritu que integra
tario. Ante todo la unidad, que proviene de la misma fe en las diferencias— el verdadero responsable de todo discer-
el mismo y único Señor, en un solo Espíritu (cf ICor 12,6): nimiento comunitario. Y por esto mismo el discernimiento
una unidad dinámica y orgánica y más evidenciada, si cabe, comunitario es un modo de animar a los religiosos en parte
—en el caso de la comunidad consagrada— por la pertenen- desmotivados, a los derrotistas —«prejubilados» a los treinta
cia a un único carisma. y ocho años— a despertarse, a asumir las propias respon-
Después la diversidad: de dones, de ministerios, de obras, sabilidades, a convencerse de que su aportación es insusti-
etc., pues «el cuerpo no es un miembro, sino muchos» (ICor tuible y de que no ganan nada encerrándose en su propio
12,14), todos ellos diferentes, pero complementarios entre caparazón.
sí: y esta es la tercera característica, por lo que, del mismo El capítulo 13 de la misma carta a los cristianos de Corinto
modo que «el ojo no puede decir a la mano : "No te necesi- pone de manifiesto el principio y el criterio fundamental del
to"; ni la cabeza a los pies: "No os necesito"» (ICor 12,21), discernimiento comunitario: la caridad, que es «el camino
en la comunidad nadie puede pensar en prescindir del otro o mejor» el don más importante, esa caridad que «se alegra de
considerar que el hermano o la hermana no tienen nada que la verdad» (ICor 13,6), que es mayor que el don de profecía
aportarle. Pablo va más allá, incluso, y nos ofrece otra idea y que el conocimiento de todos los misterios. El resultado
cuando afirma: «... los miembros aparentemente más débiles del discernimiento comunitario no depende del cociente in-
son los más necesarios; y a los que parecen menos dignos, telectual de los miembros de la comunidad, sino de la canti-
los rodeamos de mayor cuidado; a los que consideramos dad y calidad del amor entre ellos. El amor que discierne es
menos presentables los tratamos con mayor recato... Y es un amor paciente y servicial, no es envidioso ni irrespetuo-
que Dios hizo el cuerpo, dando mayor honor a lo menos so, no se busca a sí mismo, no se irrita ni es engreído, busca
noble, para evitar divisiones en el cuerpo y para que todos sobre todo la verdad en la concordia y en la confianza en los
los miembros se preocupen unos de otros» (ICor 12,22-25). demás. Por otro lado, la característica de la capacidad de
En un discernimiento comunitario bien llevado, también el discernimiento se podría añadir a las características del amor
«débil» (el joven o.el anciano, el sencillo o el que carece de que nos describe Pablo: el que ama tiene una mirada pene-
formación, el tímido o el vergonzoso, el inexperto y el que trante y clarividente13, porque participa de la mirada de Dios
carece de luces, el enfermo en el cuerpo o en el espíritu, el
último que ha llegado o el que está fuera de los «grupos de
presión»...) tiene una palabra que decir, que, en ocasiones, 13
La característica de la «clarividencia» es indicada por G. THERRIEN, Le
puede incluso resultar decisiva. discernement dans les écrits pauliniens, París 1973, como la principal cuali-
dad de la actividad del discernimiento.

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y de su Espíritu que ve las cosas en profundidad y, por eso, de los dones de Dios, subsistirán en la única casa del Padre,
puede ver lo que escapa a una mirada poco amorosa. que contiene muchas moradas. Ahora las gracias están dividi-
Finalmente, en el capítulo 14, tenemos otra indicación das, entonces habrá distinción de glorias. La unidad —tanto
teórico-práctica sumamente pertinente: el que habla en co- aquí como allí— consiste en una misma caridad»14.
munidad ha de poder ser entendido. ¿De qué sirve el don de
lenguas si no hay quien las interprete? Ahora bien, si los
carismas están siempre destinados a la comunidad, es nece- Motivación psicológica
sario, cuando se reúna el grupo, que estén presentes los que
Pablo llama «profetas», esto es, aquellos hermanos y herma- La conciencia del misterio de Dios representa, en el plano
nas capaces de interpretar lo que dicen quienes «hablan en antropológico, el elemento fundamental que hace indispen-
lenguas». Dejemos las comparaciones: en nuestras reunio- sable el discernimiento comunitario. Quien ha vivido la ex-
nes (desde los capítulos generales a las reuniones comunita- periencia personal y trabajosa de la trascendencia del Eterno
rias) «hablan en lenguas» los que no son claros, los que se y de la alteridad de Dios y de sus caminos, siente la necesi-
expresan de modo confuso o con términos difíciles, los que dad de hermanos-peregrinos que lo acompañen en la subida
hablan con dobles sentidos o los que ni siquiera saben lo hacia su monte santo. Hermanos con los que compartir la
que dicen o no dicen lo que saben (por los consabidos temo- tensión de la búsqueda y a los que pedir ayuda al decidir la
res). Entonces es importante, como sugiere Pablo, que tam- dirección por tomar. Quien cree, en la teoría o en la prácti-
bién haya «profetas», personas con una mente y un corazón ca, que puede caminar él solo hacia el Horeb, manifiesta en
libres de prejuicios y miedos, del temor de no caerle bien a realidad la pobreza de su experiencia de lo divino y un co-
alguno o de la preocupación de tener que agradar a todos; nocimiento muy escaso de la historia (sagrada y profana) de
libres, también, porque están al margen de partidismos y los buscadores de Dios. Y acabará por cometer errores
alianzas, porque son ajenos a enfrentamientos y conflictos y, garrafales, o por perderse sediento en el desierto de sus es-
por eso, libres para no agredir y no sentirse agredidos; libres pejismos sobre lo divino, o confundiendo ese montoncillo
para consolar y reprender, para decir la verdad en la cari- de tierra donde se ha sentado exhausto, con la montaña más
dad, pero también para acoger y escuchar la verdad dicha alta del mundo, tan alta —se engañará— como para poder
por los otros; libres para «dar la palabra» y «prestar oídos», tocar el cielo con la mano.
así como también para ayudar al otro a expresarse con clari- Si en el origen del deseo-necesidad de compartir el esfuer-
dad y sin temores inútiles. La salvación de nuestras comuni- zo de la decisión hay una experiencia espiritual intensa, de
dades y de nuestras reuniones —y, por tanto, la condición ahí se sigue que el presupuesto fundamental del discernimien-
para poder realizar auténticos discernimientos— viene dada to comunitario ha de ser el discernimiento personal. Todo
precisamente por la presencia de estos profetas y por el de- individuo, en concreto, ha de ser capaz de llevar a cabo su
sarrollo, dentro de cada uno de nosotros, de las virtudes del discernimiento y, de hecho, tiene que haberlo llevado a térmi-
profeta: libertad y franqueza, transparencia y coherencia, bús- no. El discernimiento comunitario no sustituye en absoluto el
queda de lo esencial y celo por el bien de todos. trabajo individual: lo da por supuesto y se construye total-
Hay una expresión de san Bernardo que parece sintetizar mente sobre las aportaciones que cada miembro de la comu-
muy bien al menos alguno de los aspectos que acabamos de nidad puede hacer al grupo. También metodológicamente,
considerar: «Todos nos necesitamos unos a otros: el bien como veremos, el discernimiento personal es anterior al CO-
espiritual que yo no tengo ni poseo, lo recibo de los demás
[...]. Y todas nuestras diferencias, que manifiestan la riqueza SAN BERNARDO, Apología de Guillermo abad IV, 8 (PL 182, 9033-9034).

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munitario o —al menos— lo acompaña, es una de sus partes Pacto inicial
integrantes: es un elemento complementario.
En cualquier caso, el discernimiento comunitario no pue- Cuando se toma la decisión de hacer un discernimiento
de concebirse como un modo de rehuir la propia responsabi- comunitario, se establece una especie de pacto previo entre
lidad, descargando sobre el grupo el esfuerzo y la angustia los miembros de una comunidad, un pacto que les obliga a
de la toma de decisión. Su calidad está inevitablemente liga- todos en cuanto individuos y también como comunidad, an-
da a la calidad de los diferentes discernimientos personales tes incluso de dar comienzo al proceso, y que podemos ex-
de los individuos que componen la comunidad. presar con estos términos: «No sabemos qué decisión vamos
Por otro lado, el discernimiento comunitario es la otra a tomar, ni qué línea vamos a seguir, pero de una cosa esta-
cara de la moneda del discernimiento particular. En una co- mos seguros: en cualquier caso seguiremos unidos; sea cual
munidad religiosa, exceptuando los aspectos absolutamente sea la opinión que reconozcamos como expresión de la vo-
personales del propio mundo interior, el discernimiento nun- luntad de Dios y por muy duro que sea el camino que nos
ca puede ser del todo privado. Nadie puede considerarse lleve a este reconocimiento, nuestra comunidad va a perma-
autosuficiente hasta el punto de no necesitar de la palabra y necer firme y compacta. La diversidad de opiniones no nos
de la sabiduría de los hermanos, bien sea para las cuestiones llevará, en modo alguno, a divisiones entre nosotros».
más espirituales, como para otro tipo de decisiones; ni pue- Es importante que esto quede claro desde el primer mo-
de considerarse tan pobre e insignificante como para no po- mento, a «balón parado», cuando todavía no hemos iniciado
der aportar nada a la búsqueda de todos. El discernimiento el camino que llevará a la decisión final y los ánimos están
comunitario es un modo muy concreto de expresar y «cele- bien dispuestos. No se trata de una medida preventiva como
brar» una comunidad que se preocupa de todos sus miem- si, necesariamente, el itinerario del discernimiento comuni-
bros y que, en cada uno de ellos, se preocupa por toda la tario tuviera que contar con peligrosos momentos de tensión
comunidad; con otras palabras, discerniendo juntos, cada que es mejor atajar de antemano para que no tengan efectos
miembro de la comunidad manifiesta su necesidad de la pre- demoledores; se trata, más bien, de un elemento o un mo-
sencia del otro y, al mismo tiempo, acepta que es y se siente mento que ayuda a entender la naturaleza más íntima y ver-
responsable de él. dadera del discernimiento comunitario. Esta decisión a priori
Por este motivo, el discernimiento comunitario represen- es ya una catequesis que ilustra el sentido de esta actividad
ta una especie de «piedra de toque» del discernimiento del y, al mismo tiempo, sugiere la actitud correcta para afrontar-
individuo, no sólo porque la opinión de uno se enfrenta ine- la con los instrumentos adecuados o con las expectativas
vitablemente con la de los otros, sino porque en la reunión correspondientes. Muchas veces —estamos convencidos de
comunitaria no basta con comunicar la conclusión del pro- ello— el discernimiento comunitario ha fracasado en determi-
pio discernimiento, sino que también hay que exponer lo nadas comunidades o ha arrojado resultados negativos preci-
que la motiva, dando razón de ella, dejando entrever los samente porque no se ha prestado atención a este momento
valores que constituyen su alma y trasfondo, el punto de preliminar, ni se ha procedido a esta aclaración y a esta
partida y de llegada. alianza indispensables.
Esto es exactamente lo que vuelve enriquecedor el proce- El discernimiento comunitario —insistimos— es un ins-
so del discernimiento comunitario, pero también es todo esto trumento de integración del bien, es un modo de compartir
lo que desvela, como en un test, la seriedad y el sentido de los dones del Espíritu; no es un enfrentamiento competitivo o
responsabilidad con que se ha recorrido el camino previo un vanidoso desfile de opiniones con victoria final de alguno
del discernimiento personal. sobre otros, sino que es una actividad de toda la comunidad

82 83
como si fuera un sólo sujeto, mejor aún, es una acción del ¿qué significa «estilo evangélico» en la búsqueda común del
Espíritu de Dios que distribuye sus dones libremente en el rostro de Dios?
seno del grupo, pero siempre para edificación de la comuni- Significa buscar la verdad, con un corazón libre y una
dad, y que hace que todo confluya para su bien. En el discer- actitud responsable, en la caridad y para incremento de la
nimiento comunitario, el Espíritu de Dios se muestra activo, caridad. Vayamos por orden.
es el lugar donde su acción, creativa y siempre convergente
hacia el centro, se vuelve particularmente visible y formativa,
superando las posibles tendencias centrífugas, obra del espíri- Buscar la verdad...
tu del mal. El pacto previo significa la toma de conciencia,
por parte de todos, de esta lógica; significa entrar ya en ella El discernimiento se hace para buscar lo que Dios quiere, lo
conformando mente y corazón con la acción del Espíritu, po- verdadero, lo bello, lo bueno; aquello cuya verdad existe
niéndose a su disposición. Aceptar esta perspectiva preliminar independientemente de mí y que le agrada a Dios (cf Rom
es absolutamente fundamental, como condición indispensable 12,2), no para afirmar la propia verdad confundiendo las
para poder discernir juntos correctamente: y entonces se acepta propias opiniones con la verdad objetiva. De aquí se des-
como un hecho evidente que puedan surgir diferencias prende inmediatamente un criterio metodológico muy im-
valorativas (constituyen justamente la riqueza de un discerni- portante —fundamental, podría decirse— para el buen re-
miento comunitario), se aprende a vivir y construir juntos, sultado del discernimiento comunitario y, posteriormente, una
también en la diversidad y a través de la diversidad. serie de cautelas.
Por este mismo motivo, también es importante que esto
se hable explícitamente. Es verdad que no será suficiente
con prevenir las dificultades y tensiones, sino que, en cual- — Verdad «provisional»
quier caso, debería contribuir a... mejorar el ambiente gene-
ral y, sobre todo, a no crear falsas expectativas, como si en Una vez completado el discernimiento personal que, como
el discernimiento comunitario todo hubiera de marchar como hemos visto, ha de preceder al comunitario, el grupo se reú-
una seda, sin obstáculos, indicando al mismo tiempo el ob- ne para poner en común los frutos del propio análisis; pero
jetivo final y el espíritu general del proceso de discerni- con una condición interior fundamental sin la cual se ven-
miento comunitario: una comunidad unida, una comunidad dría abajo toda la estructura del discernimiento comunitario;
que viva cada vez más la comunión en la búsqueda de la nos referimos al convencimiento de que mi conclusión re-
voluntad de Dios. presenta algo subjetivo y relativo, no es «la» verdad en ab-
Queda ahora por definir mejor qué quiere decir está bús- soluto, es simplemente la conclusión provisional a que he
queda común de Dios «con estilo evangélico». llegado, pero no tiene ni puede pretender tener carisma al-
guno de infalibilidad o un carácter definitivo; nadie ha dicho
que se baste a sí misma y que sea mejor y más cierta que las
Buscar juntos con estilo evangélico verdades a que han llegado los demás. Es «simplemente» lo
que yo he pensado, aquello en lo que creo y que, sincera-
Una de las definiciones que hemos tomado más arriba en mente, considero que es lo que el Señor nos ofrece y nos
consideración dice que el discernimiento comunitario es cual- pide como grupo; pero porque se trata precisamente de un
quier modo de búsqueda en común de la voluntad de Dios «reconocimiento» del misterio trascendente, arriesgado como
con estilo evangélico. Nos indica el elemento esencial; pero, caminar por la cuerda floja, precisamente porque Dios está

84 85
de por medio, nunca podré dar por supuesto que la intuición ral de prudencia y sabiduría, en una palabra, de veracidad,
que he tenido sea la mejor en absoluto y que no es suscepti- caracterizada por unas disposiciones concretas que contribu-
ble de sugerencias que la enriquezcan. Por el contrario, «a yen a hacer más auténtico todo el proceso del discernimien-
medida que voy descubriendo la Verdad, tengo que ir dejan- to comunitario.
do las verdades. No se es fiel a aquella aferrándose a estas. En primer lugar, esta búsqueda conduce a quien la lleva a
Esto supone vivir dispuesto a la constante desinstalación, lo cabo a un estado consciente de una profunda pobreza perso-
que equivale a ser pobre, a vivir en una permanente y dra- nal. Y esto es muy saludable cuando se convierte en dinámi-
mática peregrinación hacia la Verdad»15. ca de grupo. Porque sólo quien se siente pobre es capaz de
Por consiguiente tomo parte en la reunión para continuar vivir bien las relaciones: por un lado «busca» a los demás,
la búsqueda (esperamos que no sea tan dramática), no para siente necesidad de ellos, les pide ayuda, no sólo los escu-
exponer mi conclusión (unilateral); expreso públicamente mi cha distraídamente sino que «les presta oídos». Por otro lado,
opinión para hacer mi aportación al esfuerzo de todos, no por extraño que pueda parecer, sólo el pobre sabe compartir
para imponer mi punto de vista; emplearé por tanto un tono y dar, porque sólo el pobre ha aprendido a apreciar la reali-
suave, un estilo discreto de comunicación, coloquial y dialo- dad y lo poco que tiene, y, por tanto, da con el espíritu
gante; evitaré las aserciones solemnes y las afirmaciones correcto, que no es el exasperante del benefactor y del rico,
apodícticas, no adoptaré actitudes autoritarias o sutilmente y tampoco el... exasperado del mezquino o del avaro. Po-
impositivas y hábilmente manipuladoras. Tomo parte en la dríamos decir que es el espíritu del muchacho del relato
reunión para colaborar en una obra común, no para tomar evangélico, que sólo tenía unos pocos panes y algún pez —es
partido por una postura u otra, para vencer o para defender- decir, prácticamente nada—, y sin embargo «toma su
me, y tanto menos para exhibirme y conseguir la aprobación "prácticamente-nada"» y lo comparte, lo ofrece a los demás,
de los demás. Y si, al final, no busco mi victoria, sino el y tiene lugar lo imprevisto: la bendición del Señor hace que
descubrimiento de lo que Dios ofrece y quiere, estaré muy aquel «prácticamente-nada» sea suficiente para todos (cf Mt
atento a la verdad débil y humilde presente en las palabras 15,32-37). Cuando este espíritu de pobreza se encuentra en
de cada hermano o hermana, que me llega de todas partes, todos los que disciernen comunitariamente, nace el corres-
quizá siempre fragmentada y vista desde ángulos distintos pondiente espíritu de coparticipación que hace surgir algo
que necesitan ser reunidos, porque son complementarios, para nuevo e imprevisto. Cuando en la comunidad todos «toman
formar esa túnica sin costura de la verdad que nadie deberá su propia nada»16 y la ponen en común, allí interviene la
desgarrar, símbolo de la unidad de la comunidad que busca gracia con sus sorpresas y se descubre que, realmente, cuan-
el rostro de Dios. do se practica el discernimiento comunitario, se sabe de dón-
de se parte, pero no se puede saber adonde se va a llegar.
Se parte de objetivos parciales, pero después, inevitablemente
— Ser verdaderos el discurso se amplia y se hace más profundo, va a captar lo
esencial y pone a los participantes frente a la radicalidad de
Probablemente, cuanto más va uno dándose cuenta de la la gracia. Porque Dios, cuando encuentra personas recepti-
seriedad de estas cuestiones a la hora de tratar de entender vas en su pobreza, que viven a fondo la autenticidad de su
los designios de Dios, tanto más se adopta una actitud gene- ser, se revela y los introduce en el mundo de sus deseos.

15
E. PERALES PONS, Vivir el don de la comunidad, San Pablo, Madrid 16
Sobre la llamada «teología de la nada», cf mi libro anterior, La vida
1995, 115. fraterna: comunión de santos y pecadores, Sigúeme, Salamanca 1998, 65-67.

86 87
Una segunda disposición: quien ha aprendido a estar frente Señor que le revele a él la propuesta más inteligente y acer-
al misterio (sin rehuirlo) advierte una fuerte exigencia de tada, sino que él mismo y la comunidad sepan reconocer a
ser objetivo en el análisis del problema y en su expresión. quien habla en nombre del Señor y acoger sus palabras. Esta
Esto implica estar dispuesto a considerar el problema desde es una oración que purifica el ambiente de las relaciones,
diferentes puntos de vista, no de modo unilateral, como ten- primero el interior y, poco a poco, también el exterior. Cuando
deríamos a hacer espontáneamente, dando más valor a nues- todos oran así, el discernimiento comunitario ya ha empeza-
tras preferencias instintivas e inmediatas. Si, por ejemplo, do a dar sus frutos, porque esto es orar «en espíritu y ver-
hay que decidir si abrirse o no a un determinado campo dad» (Jn 4,23).
apostólico, bueno será examinar las ventajas e inconvenien- Por esta razón, el tiempo de oración antes de la reunión
tes de la propuesta, distanciándose del punto de vista inicial, de discernimiento es esencial y ha de ser un momento con-
a menudo sólo emotivo, para atenernos más a la realidad y sistente, porque es un tiempo de purificación personal de los
no distorsionar la búsqueda con contaminaciones inmaduras narcisismos siempre presentes, de los deseos de destacar, de
provenientes del «yo». Esta objetividad valorativa no es fá- dárselas uno de sabio y espiritual, de ser el «gurú» de la
cil; a veces se tendrá la impresión de que tiene uno que situación; porque es ya un tiempo de confrontación con la
violentarse para ponerla en práctica. Por eso es fundamental verdad del Evangelio y de sus criterios, para que sean tam-
mantener una cierta calma y serenidad interiores, una espe- bién los míos en el juicio que debo emitir; y porque, final-
cie de optimismo de fondo que no alimenta temores y prejui- mente, es ya tiempo de pacificación interior desde la tensión
cios; calma y serenidad como modos de sentir «dentro», que de todo nuestro ser hacia la verdad, y de pacificación inte-
hay que pedir en la oración. rior —y también exterior, si fuera necesario— con todos los
hermanos para poder llegar a la misma verdad.
Entonces, este tipo de oración crea inevitablemente un
— Orar «en espíritu y verdad» clima de sinceridad y objetividad, de distensión y de paz, de
disponibilidad para la escucha y búsqueda de lo esencial,
Con esto hemos llegado a la tercera disposición: la actitud que es la verdad, Dios mismo.
orante. El proceso de discernimiento es como una gran es-
cuela de oración o, mejor aún, es esencialmente oración. En
efecto, la metodología del discernimiento comunitario —co- — Los enemigos de la verdad
mo veremos más adelante— sitúa inmediatamente después
de la fase de información o de la propuesta del tema un Cuando, por el contrario, falta este espíritu de oración o
largo tiempo de oración. El que discierne busca ante todo a cuando esta súplica individual y comunitaria no precede ni
Dios; y antes de la toma de decisión, quiere percibir signos, prepara el discernimiento, entonces cabe esperar que el en-
sobre todo le pide al Señor que se revele y que desvele su cuentro se convierta en un enfrentamiento interminable de
verdad, su gracia y su voluntad. opiniones, un conflicto irremediable de intereses, instrumento
Pero en el discernimiento comunitario la petición tiene de cabecillas hábiles y manipuladores o de grupos de pre-
una característica muy peculiar: se pide por uno mismo, sión que imponen en cierta medida sus propias ideas, del
evidentemente, pero también y sobre todo por los demás, que grita más fuerte o sabe expresarse mejor, de quien es
por la comunidad, para que pueda encontrar la verdad. El más audaz y decidido, ambicioso y sin escrúpulos. Entonces
que ora por el buen resultado del discernimiento comunita- el diálogo se convierte en algo caótico, el objeto material
rio aprende a rezar de un modo desinteresado: no le pide al pierde su vinculación con el formal: deja de ser «ocasión»

88 89
para buscar realmente la voluntad de Dios. Ya no existe la
cenizas, que conservaba en un cofrecillo. Lo llevaba siempre
verdad sino, a lo sumo, el carrusel de las falsedades.
consigo, como si fuera algo sagrado: era lo único que le
¿Quiénes son los responsables de este fracaso?
había quedado de su amadísimo hijo. Con el paso del tiempo
Según Ruiz Jurado, son las «personas poco capaces de
había adquirido incluso la costumbre de entretenerse hablan-
relativizar sus propias opiniones o posiciones, individualistas
do con aquellas pocas cenizas que, para él, eran cada vez
empedernidos, tímidos o preocupados excesivamente por que-
más preciosas, como si fuera un modo de exorcizar la muer-
dar mal»17 si no se premian sus ideas, o los que se aferran a
te del hijo querido. En realidad, el día del incendio las cosas
ellas de tal modo que las convierten en un ídolo —«la»
habían sucedido de modo diferente a como él creía: el joven
verdad que ellos han engendrado— hasta el punto de no
había sido raptado por los mismos delincuentes que, des-
saber reconocer en las opiniones de los demás al menos
pués, habían prendido fuego a la casa, llevándose al mucha-
semillas de verdad que hay que conservar y hacer florecer,
cho muy lejos. Pero el padre no podía saberlo: para él, su
fragmentos de verdad con los que recomponer la verdad en
hijo había muerto y, ahora, estaba reducido a un puñado de
su totalidad. Y entonces se empecinan cada vez más en sus
cenizas, un mudo interlocutor de su desesperación paterna.
posiciones, cerrándose lentamente a la escucha y, de este
modo, empobreciéndose. Son las personas que parten con Después de un cierto tiempo y tras muchas vicisitudes, el
una idea y la mantienen a lo largo de las diversas fases del joven, ya adulto, había logrado huir y regresar junto a su
discernimiento. No la abandonan nunca, pero no por cohe- padre. ¡Cuánto había soñado con aquel encuentro! Se pre-
rencia, sino porque son esclavos de un garrafal error de sentó conmovido y tembloroso ante su anciano padre e in-
perspectiva que les lleva a ver sólo un aspecto de la realidad tentó abrazarlo, pero fue increíblemente rechazado como un
—el que ellos mismos han individuado— creyendo que no extraño. Trató por todos los medios de demostrar su verda-
existe nada más fuera de él: es ni más ni menos que su dera identidad, le recordó al padre detalles que sólo él podía
verdad. Ellos la han dado a luz, es su hija y si, por casuali- conocer, pero este no quiso reconocerlo como su hijo en
dad, llegara esta idea a triunfar (para lo que lucharán con manera alguna y, más aún, lo alejó con malos modos como
denuedo), todos deberán saber —y, en cualquier caso, en- si de un impostor y estafador se tratara: su «hijo» era aquel
contrarán el modo de que todos lo sepan— que la paterni- cofrecillo que contenía un poco de ceniza, no aquel joven
dad de la misma les corresponde a ellos. El discernimiento desconocido.
comunitario es, para estas personas, una competición, una Y prefirió volver a su extraño culto cotidiano de aquel
batalla; los hermanos son los rivales; perder supondría una objeto inanimado que había tomado por un ser viviente. Pre-
derrota; el ideal del compartir es sustituido por la pretensión firió su desesperación al consuelo del hijo que había regre-
de la «propiedad privada» de los bienes del Espíritu. Estas sado y que, ahora, había perdido para siempre. Peor aún,
personas son una auténtica desgracia para el discernimiento desde entonces se fue encerrando más y más en su taciturna
comunitario, pero también para sí mismos. soledad, para evitar cualquier contacto con los demás, con
Es algo semejante a lo que nos cuenta esta parábola japo- la vida, con quien pudiera pretender «pasar» por hijo suyo.
nesa. Un rico señor había perdido a su único hijo, al que Excelente metáfora para todos aquellos que rinden un culto
estaba muy unido, en el incendio de su casa, provocado por exagerado a las propias ideas y las sienten como hijas suyas
algunos delincuentes. Abatido y desconsolado, sólo había po- —«su» verdad— que han de triunfar a toda costa, aunque
dido recoger de los restos del inmenso incendio parte de sus sean mediocres e inferiores a otras intuiciones. A menudo la
cosa termina con que están tan enamorados de su verdad
17
M. Ruiz JURADO, O.C, 193. (las cenizas del cofrecillo precioso), que echan a patadas
por la puerta a «la» verdad (el verdadero hijo); o tienen una
90
91
idea tan estática y rígida de la verdad (las cenizas son un chas y venenos, temores y recelos, es enemigo de la liber-
objeto inanimado) que no son capaces de reconocer los de- tad. Un superior especialmente autoritario, que infunde mie-
sarrollos originales, las reacciones inéditas e imprevistas, do psicológico o que explota hábilmente su posición, un
sus diversos matices tal como resultan de las diferentes in- hermano o una hermana violentos o intolerantes, irónicos
tervenciones de los demás (el hijo, mientras tanto, ha creci- con los demás y poco respetuosos con la dignidad ajena; el
do); o están de tal modo encerrados en el culto idolátrico de que tiende a dominar y a erigirse en líder, un grupo de po-
su verdad exclusiva (el culto cotidiano de las cenizas) que der o de presión psicológica en medio de la comunidad...
rechazan de manera sistemática cualquier apertura a los de- todos ellos son factores que perturban la libertad individual
más (la soledad convencida de la propia autosuficiencia). y, por tanto, en mayor o menor medida, son también obstácu-
Tal vez seamos todos un poco como este padre y corra- los objetivos que limitan la posibilidad de discernir libre-
mos el riesgo de practicar estas extrañas idolatrías, quitán- mente en la comunidad.
dole verdad al camino comunitario de discernimiento y em- Normalmente, el enemigo externo se ve o se siente al
pobreciéndonos todos. menos por sus consecuencias; por lo general es fácilmente
identificable; a menudo suscita una cierta reacción igual y
contraria, o desencadena un dinamismo de contraposición
...con corazón libre... que, a veces, acaba por ser repetitivo, poniendo en serio
peligro la libertad de palabra y de escucha mutua.
El segundo elemento del estilo evangélico es la libertad de
los que toman parte en el discernimiento. Es imposible des- Interior. Pero también hay otro tipo de enemigo, quizá no
cubrir la voluntad de Dios, lo que Dios da y quiere libre- tan fácilmente identificable. Es un enemigo que habita den-
mente, cuando no se busca con un corazón igualmente libre. tro de nosotros y que amenaza nuestra libertad. Todos tene-
Libre «de» todo lo que pudiera desviar del camino o hacerlo mos este... extraño y también indeseable inquilino, que ha
pesado, libre «para» caminar sin impedimento y confiando venido a instalarse sin pedirle permiso a nadie, pero que de
en esta aventura. hecho sigue viviendo dentro de nosotros con nuestro con-
El auténtico discernimiento supone que tratamos de ser sentimiento, al menos tácito. Se trata de nuestra consabida
libres en relación con el objeto de decisión. contradicción: queremos ser libres y ¡ay del que nos toque
la libertad! Pero después, con nuestras propias manos, forja-
mos cadenas que nos atan.
— Los enemigos de la libertad ¿Cuáles son estos enemigos interiores?
Algunos de ellos son fácilmente controlables porque los
La libertad, en el discernimiento comunitario —y, en gene- conocemos o podemos tomar conciencia de ellos con tal que
ral, en la dinámica de la vida en común—, tiene normal- reflexionemos un momento con una cierta atención. Por ejem-
mente dos tipos de enemigos, uno exterior y el otro interior plo, determinados esquemas personales de conducta que «nos
a la persona. sabemos de memoria» o algunos modos habituales de reac-
cionar (ante las acusaciones o las calumnias, ante los fracasos
Exterior. Enemigo externo de la libertad del individuo es o los éxitos, ante situaciones dolorosas o de alegría, etc.); la
todo lo que se opone y tiene poder para obstaculizar su pretensión de saberlo todo de los otros, encasillándolos en
actividad normal, en el ámbito expresivo, operativo, etc. Por esquemas perceptivo-valorativos cerrados y rígidos que les
ejemplo, un ambiente comunitario pesado, lleno de sospe- privan de cualquier posibilidad y esperanza de cambio positi-

92 93
vo. Incluso la cultura puede convertirse en un instrumento de — Oración que libera
distorsión real cuando se emplea como esquema presuntuosa-
mente interpretativo de todo, o determinadas soluciones que La relación con Dios es lo que nos libera o, dicho de otro
hemos experimentado como acertadas y que se supone que modo, la libertad tiene raíces místicas y orantes. Porque sólo
han de seguir siéndolo. En la medida en que estas pre-dispo- en la oración podemos experimentar el coraje de la verdad.
siciones interiores nos condicionan para obrar de un modo Cuando estamos frente a la verdad de Dios, descubrimos que
repetitivo e irreflexivo, se convierten prácticamente en enemi- sólo esta verdad tiene el poder de evocar la nuestra, eliminan-
gos de nuestra libertad y, por consiguiente, de nuestra capaci- do poco a poco todos esos miedos mezquinos a mirar en
dad de elegir de forma creativa y original. nuestro interior, a descubrir en nosotros monstruos o altarcillos
Otros, en cambio, son enemigos —también interiores— —que viene a ser lo mismo—, a no contarnos ya más menti-
mucho más peligrosos porque no somos conscientes de ellos ras, sino la verdad de lo que somos, como primer paso para
y son más o menos desconocidos. Se trata de esos condicio- tender a la libertad. «Es difícil decirse todo plenamente. Ha-
nantes ligados a nuestras inconsistencias e infantilismos cerlo en la oración puede ser el punto de partida del proceso
como, por ejemplo, nuestros diferentes miedos (a ser juzga- de discernimiento... Sólo una transparencia total, en presencia
dos, a quedar mal, a desagradar a alguien...), o la preten- del Señor, nos permite individuar poco a poco ese subsuelo
sión, un tanto obsesiva, de ver satisfechas algunas de nues- profundo de nuestro querer y nuestro obrar. Tratar de hacerlo
tras necesidades (de destacar, de ser aceptados), o las es ya en parte caminar hacia la libertad. Con la fuerza del
expectativas irreales con respecto a uno mismo o a los Espíritu en nosotros, y a través de su acción en nosotros en la
demás (incluyendo, en ocasiones, a Dios), en relación con la oración, empezaremos a captar lo más íntimo de nosotros mis-
comunidad o el apostolado, con el presente y el futuro, y mos y llegaremos a percibir, en la verdad, la relatividad de
todo aquello que nos lleve progresivamente a percibir la rea- todo lo que no es Dios en nuestra vida. Esta libertad interior
lidad de modo distorsionado. Estos miedos, pretensiones, ex- es, al mismo tiempo, condición y fruto de la oración. Por eso,
pectativas irreales y distorsiones perceptivas son generalmente buscarla y acogerla cuando se convierte en don del Señor es
de naturaleza inconsciente, pero perturban igualmente el pro- fundamental para decidirse como cristianos»19.
ceso de elección del individuo. En el plano de la liberación interior, este tipo de oración
«Resulta curioso constatar —afirma Azevedo— lo poco veraz y liberadora es ya un paso considerable, sobre todo si
libres que somos en relación con casi todo: respecto a per- se logra implicar a todos en la comunidad, y quien es res-
sonas y cosas y, especialmente, respecto a nosotros mismos. ponsable trata de darlo explícitamente.
Nada nos ayuda tanto a descubrirlo como encontrarnos en la Pero en el plano de la praxis concreta, los maestros de
vida de improviso ante una decisión seria. Cualquier deci- espiritualidad del discernimiento recomiendan algunas cau-
sión de este tipo desencadena en nosotros una crisis de ver- telas, de modo que la oración, entendida no sólo como gesto
dad: nos lleva a descubrir la raíz profunda de nuestros ape- orante, sino como actitud que acompaña a la persona a lo
gos y el rechazo tenaz de nuestras limitaciones»'8. Este es largo de toda la jornada, sea realmente liberadora en orden a
otro valioso fruto del camino de discernimiento. Pero que, la toma de decisiones en el grupo comunitario.
sin embargo, no madura generalmente de modo espontáneo La primera: mantener una atención orante a todo lo que
o en cualquier contexto.
sucede en lo más profundo de nosotros mismos. «Es impre-
18
sionante cómo Dios habla y obra en nosotros de muchas
M. AZEVEDO DE CARVALHO, Preghiera, discernimento e decisione, Vita
consacrata 12 (1983) 707.
"Ib.

94
95
maneras, cuando menos nos lo esperamos. Mantenerse aten- Escribir puede parecer a veces un poco artificioso y, en
tos a las mociones, a las disposiciones, a las resistencias, a cualquier caso, no es una propuesta especialmente atractiva.
las inclinaciones y a todo lo demás que sucede en nosotros, Quien presume de conocerse a la perfección no tendrá la
es un buen modo de percibir la acción de Dios y descubrir humildad suficiente de recurrir a este instrumento; pero ha
lo que quiere. [...] Con frecuencia veremos que no nos en- de saber que, entonces, corre el riesgo de navegar —él mis-
contramos frente a una trayectoria lineal, constante, progre- mO'— en medio de la confusión y de convertirse en elemento
siva y coherente; sino que, por el contrario, frente a un mis- de confusión para la comunidad, que ha de discernir en la
mo objeto de decisión, podemos sorprendernos, a lo largo verdad. La ascesis que supone «escribir» y «escribirse» es
del proceso, con actitudes extremadamente contradictorias..., instrumento de la verdad y premisa de la libertad, para el
con estados de ánimo del todo diferentes y a veces inexpli- individuo y para el grupo.
cables: experimentamos paz o turbación, alegría o tristeza,
disponibilidad o rechazo. Podemos no sentir nada o bien
sucumbir casi bajo el peso de la repugnancia o del miedo o, — Indiferencia cristiana
tal vez, vernos de improviso embargados por un inesperado
entusiasmo y animación. Todo son signos que Dios nos en- Ahora nos espera un paso decisivo y realmente liberador. Se
vía, codificados de forma tal que podemos descifrarlos, a trata de un momento negativo, en algunos aspectos, del pro-
través de la realidad inestable y limitada de lo que somos; ceso de liberación, que produce en el alma una sensación de
son modos de su presencia que se filtran por entre las indiferencia; pero de indiferencia cristiana, determinada no
ambivalencias de nuestra presencia»20. por una situación de pasividad o frialdad general, o de inca-
Pero es indispensable, y no sólo oportuno, tomar nota de pacidad para sentirse interesado o apasionado por algo bello
cuanto sucede en nosotros, con toda su riqueza y compleji- y verdadero en sí mismo, sino que es una indiferencia crea-
dad y, precisamente, a causa de ellas mismas. Es la segunda da más bien por la posición de centralidad cada vez más
cautela: no hay que contentarse con observar y después ana- marcada que Dios está asumiendo en la vida y en el discer-
lizar los motivos a favor o en contra de una determinada nimiento del creyente21.
opción, como ya hemos recordado, sino que hay que poner- Según este concepto típicamente ignaciano, el alma se va
los por escrito. Y no como si se tratara de un autoanálisis liberando progresivamente de las atracciones más inmaduras,
cualquiera, sino dentro del momento orante, como parte del infantiles y adolescentes, y va alcanzando poco a poco una
mismo y de una reflexión efectuada a la luz de la fe. Escribir situación de equidistancia con respecto a las posibles opcio-
hace mucho más preciso el análisis y más detalladas las ano- nes que tiene frente a sí; las opciones se relativizan en cuan-
taciones, que después podremos retomar, poner al día y enri- to a su objeto material (el «qué» se elige), porque el objeto
quecer, lo que permitirá que el discernimiento sea más pon- formal es el que domina cada vez más la situación (el «por-
derado. Al escribir, además, la persona puede analizar más qué» de la elección). Dios va ocupando progresivamente el
objetivamente su experiencia y valorar de modo más pruden- centro de la vida y de los afectos, y el creyente descubre
te lo que experimenta. Y no sólo en relación con el momento que este centro pertenece sólo a Dios y deja que el Eterno
concreto que está viviendo, sino dentro de una visión de sea más grande que esta o aquella alternativa contingente,
conjunto de toda su historia, condensada —precisamente a
través de lo escrito— en el momento presente de la decisión.
21
20
Precisamente en este sentido, Ruiz Jurado la llama «indiferencia posi-
Ib, 708-709. tiva», equiparándola a la «libertad de espíritu» (M. Ruiz JURADO, O.C, 192).

96 97
porque su gracia vale más que la vida (cf Sal 63,4) y lo que dos direcciones23. Sólo entonces se habrán puesto las premisas
cuenta no es lo que se elige en sí, sino la razón por la que se para una decisión libre de seducciones no evangélicas, libre
ha llegado a tal elección, que para el creyente no puede ser para buscar a Dios en cualquier contexto y decisión.
más que Dios y sólo Dios. En cualquier caso, la indiferencia cristiana es una fase
Por otro lado, el peregrino descubre que puede caminar necesaria y obligatoria de clarificación en el discernimiento
hacia Dios siguiendo un itinerario u otro, haciendo una cosa individual. Quien aprende esta indiferencia podrá después
u otra, ya sea comiendo o bebiendo (cf ICor 10,31) o, inclu- ayudar durante el discernimiento comunitario con su actitud
so, con palabras de Pablo, «ya vivamos, ya muramos» (Rom abierta y serena, pacífica y constructiva, desinteresada y ca-
14,8); porque, como dice también el Apóstol, «no es la co- paz de ir directamente a lo esencial.
mida la que nos acerca a Dios» (ICor 8,8), ni son determi- Por el contrario, se reconoce inmediatamente a quien no
nadas obras —las de la ley— las que nos traen la salvación, ha pasado por este momento de purificación: pondrá énfasis,
sino la fe en Cristo Jesús y la configuración con su cruz y su con un tono autoritario o condicionando de forma sutil, en
resurrección (cf Gal 2,15-21; 3,1-5), el pertenecer al Señor, una de las opciones en juego, mostrando un apego excesivo
el ser suyos (cf Rom 14,8). Y entonces, todavía dentro de la a la misma, firme en sus ideas, como si Dios sólo habitara
lógica paulina, podremos comer o no comer carne (cf ICor ahí y sólo fuera posible encontrarlo ahí, rechazando a quien
8,8) o —volviendo a nuestro caso— podríamos tener buenas no piensa del mismo modo. No hará falta un gran esfuerzo
razones para comprar ese microbús (que tan útil nos sería para descubrir, en una defensa tan vehemente de la propia
para diversas necesidades apostólicas), pero también para postura y junto a elementos de motivación positivos y sanos,
decidir no comprarlo (y dar así testimonio concreto de po- la existencia de motivos que aún no han sido sometidos a
breza)22. una verificación saludable, motivos inmaduros y no muy cris-
Más en concreto, en este proceso de relativización progre- tianos. El discernimiento comunitario, entonces, se convier-
siva de la elección material, aquello de lo que nos debemos te en válvula de escape incontrolada por la que salen todas
librar efectivamente es de la atracción emocional incons- las posturas subjetivas, las insistencias desmedidas, en me-
ciente hacia una opción u otra, es decir: del apego con moti- dio de un conflicto a veces interminable, no debido a la
vaciones poco evangélicas a ciertas posturas sólo aparente- agresividad de los individuos, sino en virtud de la confusión
mente evangélicas. Se trata de cortar el contacto con esas creada por un error de perspectiva que ha puesto lo secunda-
corrientes energéticas que, como si de un cable se tratara, de rio en el lugar de lo esencial, el medio en el lugar del fin.
forma inconsciente y automática, nos «conectan» con una Sin embargo no basta con liberarse de los afectos perso-
decisión en lugar de otra, convirtiéndola en atractiva para nales desordenados; es preciso liberarse también de los
nosotros, aunque sea infantil. Ruptura y camino en absoluto interpersonales; aversiones, antipatías —así como también
breve ni sencillo, que podría encontrar en el tipo de oración simpatías—, prejuicios, cerrazón de ideas, no aceptación de
que hemos descrito, su ambiente ideal de purificación, hasta los demás, miedos y sospechas con respecto a algún herma-
llegar a la indiferencia cristiana. Dice el padre Bots, que se no o hermana. El grupo en cuanto tal es el que debe llegar a
debería rezar de este modo («en dos direcciones») hasta en- la indiferencia, para poder recibir la comunicación de Dios
contrar realmente a Cristo en cada una de las opciones posi- a través de la mediación de todos.
bles y, por tanto, hasta sentir indiferencia con respecto a las
21
Cf J. BOTS, Praying in two directions: a christian method of prayerful
22
No se olvide que el discernimiento, por su propia naturaleza, no supo- decision-making, Review for Religious 41 (1983) 58; // discernimento comu-
ne una elección entre el bien y el mal, sino entre dos realidades positivas. nitario, Notizie dei Gesuiti d'Italia 8 (1975) 225-237.

98 99
Esta indiferencia, en el sentido más pleno y liberador del un solo hermano débil en la fe (cf ICor 8,13)24. O mientras
término, será decisiva al final del proceso de discernimiento que por un lado afirma que está dispuesto tanto a vivir como
en relación con la solución que se adopte como consecuen- a morir (cf 2Cor 5,9), o dice que para él «la muerte es
cia de la búsqueda común y de la decisión de la autoridad. ganancia» (Flp 1,21), expresa por otro su preferencia ideal
por la solución que le vaya a permitir configurarse cada vez
más con la pasión y muerte de su Señor Jesús por el bien de
— Preferencia evangélica los hermanos (cf Flp 1,24). En ambos casos, Pablo parte de
una situación de indiferencia y equidistancia con respecto a
La indiferencia que acabamos de describir no constituye un las posibles alternativas, para desembocar posteriormente en
momento definitivo, es sólo una fase —indispensable, una decisión dictada por un valor evangélico: el respeto a la
ciertamente—, pero que debe dar paso a una articulación debilidad ajena y el amor e interés por los que le han sido
sucesiva del proceso de decisión individual. En cierta medi- confiados, siguiendo el ejemplo de Jesús y, por tanto, con
da representa el discernimiento en negativo, caracterizado un inevitable componente de renuncia personal y negación
por la ausencia de una orientación concreta, que ha de ser de sí mismo.
seguida por una orientación determinada, no sólo porque Podríamos resumirlo con estas palabras: de la indiferen-
ahora la decisión sea más clara, sino porque hay un valor cia en cuanto al objeto material, a la preferencia por el
evangélico explícito que la clarifica, moviendo al individuo objeto formal; que llevará después a elegir un objeto mate-
a proceder en un sentido concreto, con una meta precisa. rial determinado.
Aquí, el discernimiento es realmente lo que está llamado a Es interesante destacar cómo Pablo en sus decisiones —o
ser: una elección entre dos bienes, una orientación de la en su discernimiento personal— no sólo tiene en cuenta al
vida determinada por un valor evangélico, una decisión mo- prójimo de forma genérica, sino que asume al otro con su
tivada por la Palabra de Dios, por el espíritu de las Bienaven- debilidad, al otro con su salvación, como criterio fundamen-
turanzas, entrar en sintonía con los sentimientos y gustos de tal a la hora de tomar decisiones sobre sí mismo y sus com-
Jesús, hasta el punto de preferir en la propia vida lo que portamientos25. Esta es la «preferencia evangélica». Y si esto
Jesús mismo prefirió. es válido para cualquier tipo de discernimiento, tanto más
Aquí ya no hay indiferencia; pero antes ha sido necesaria para el discernimiento comunitario, donde nadie debe bus-
tal purificación para ser capaces ahora de expresar una car el propio provecho, sino el de los demás (cf ICor 10,24).
preferencia y, esta, con tintes claramente evangélicos. Pri- Y, precisamente, saber tomar una decisión desde la ver-
mero, la libertad «de»; después, la libertad «para». Más en dad de uno mismo y desde la libertad del Evangelio es lo
concreto, si Jesús prefirió la pobreza y el ocultamiento, la que convierte al discernimiento en signo de madurez de la
obediencia y el servicio, la humildad y la entrega de sí, la fe. Sobre todo cuando esta sintonía con el Evangelio no es
acogida de los pequeños y los marginados, estos serán los fruto de un simple cálculo especialmente meditado o de una
valores preferenciales de quien quiere discernir de modo cris- simple seducción momentánea y extemporánea, aparente y
tiano, o las motivaciones en virtud de las cuales la comuni- superficial; sino que es el resultado de un modo de ser y de
dad está llamada a tomar sus opciones.
24
A este respecto, es ejemplar el caso de san Pablo. Aun- Pablo, tomando este principio como inspirador de su comportamiento,
que afirma que puede comer carne, porque no está prohibi- no parece de hecho hacer uso del decreto de Jerusalén (cf He 15,20.29), es
más, parece ignorarlo (cf He 15,1).
do, no absolutiza este derecho en fuerza de su libertad, sino 25
Esto aparece con claridad cuando Pablo afronta la cuestión de las
que decide no comer nunca carne si con ello escandaliza a carnes inmoladas a los ídolos, tanto en ICor 8-10 como en Rom 14-15.

100 101
sentir estable, que se corresponde con una sensibilidad edu- dad crea el sentido de la responsabilidad o aumenta esta
cada progresivamente para gustar los valores del Evangelio, capacidad de respuesta; por el contrario, es difícil que se
que se mantiene y arraiga cada vez más en el corazón, in- sienta responsable quien no es suficientemente libre en su
cluso frente a decisiones difíciles, dolorosas, que tienen un interior y además vive —aunque él no lo sepa— replegado
cierto regusto a cruz y renuncia. sobre sí mismo. La persona irresponsable es siempre un poco
Es la verdadera consolación del Espíritu26. esclava de algo que ignora; en este sentido, bien se puede
Cuando es el individuo el que lo experimenta, hablamos decir que es, en sentido literal, un «inconsciente».
de conversión del corazón y de la mente. Cuando es una Vamos ahora a tratar de mostrar en qué sentido hay que
comunidad la que lo experimenta como paz y armonía de ejercer esta responsabilidad en el discernimiento comunita-
los corazones, hablamos entonces de milagro del Espíritu de rio, a lo largo de sus diversas fases.
Dios que guía las decisiones y los caminos de ese grupo,
como signo en el corazón de la Iglesia y del mundo de una
comunión posible, de una reconciliación creativa y fecunda — Responsabilidad ante Dios
o de la posibilidad de convivencia en las diferencias, como
signo del Reino que viene y que ya ha llegado. Ante todo, el que discierne tiene una primera responsabili-
dad ante Dios y sus dones. Porque discernir es ya un don en
sí, es poder buscar el Misterio con la certeza —a modo de
...con actitud responsable... prejuicio positivo— de que el misterio divino es bueno, que
se deja ver y tocar, que ofrece signos que se pueden desen-
El razonamiento sigue su curso natural. Un discernimiento trañar; es misterio porque es luminoso, porque resplandece
espiritual y comunitario, llevado a cabo desde la verdad y con una luz a la que el ojo humano no está acostumbrado,
con un corazón libre, crea por su propia naturaleza una acti- con una luminosidad tan intensa que la inteligencia terrena
tud responsable y, al mismo tiempo, la exige. La responsa- no puede penetrarla de forma inmediata, sino que sólo pue-
bilidad es, literalmente, «capacidad para responder» a una de ser recibida, poco a poco, dando tiempo para que se adapte
situación y a sus estímulos, al Espíritu con sus dones; en la mirada, percibiendo tan sólo alguno de sus detalles, de
nuestro caso es capacidad de respuesta a las personas impli- modo progresivo.
cadas en el proceso de discernimiento con su original perso- Este misterio que es Dios no tiene nada en común con el
nalidad, con sus dones, etc. El ser libres para buscar la ver- «enigma» que es, por el contrario, un misterio «cautivo»,
impenetrable, tenebroso, opaco, y que es exactamente el re-
26 sultado del prurito racional humano de conocer inmediata-
«"Consolación" es un término ignaciano que significa "tranquilidad y
docilidad en la relación con el Señor durante la oración". Experimento con- mente, de entenderlo todo, imponiendo su propio esquema
solación siempre que empiezo a arder en amor por el Señor, cuando —al interpretativo a la realidad (la propia ratio), incluida la divi-
amar a cualquier persona o cualquier cosa— la amo en el Señor y a causa del na; en este caso, el misterio se convierte en enigma, imposi-
Señor; cuando vierto lágrimas de alegría o de dolor por la muerte de Jesús o
por mis propios pecados y por los del mundo. Consolación, pues, no signifi- ble de ser entendido.
ca necesariamente sentirse bien. Puedo sentir pesar o ira o malestar y tener ¿Por qué nos hemos entretenido en esta disgresión,
igualmente consolación [...]. El "desconsuelo", por el contrario, es todo lo aparentemente al margen de nuestro tema? Porque el discer-
que tiende a separarme del Señor: las tentaciones, el desánimo, el resenti-
miento, la melancolía, la confusión; y cualquier disminución en la fe o en la nimiento es justamente la acción de una inteligencia humil-
confianza en el Señor, cualquier frialdad en las relaciones con Él» (R. FARICY, de y discreta que trata de entender (intuslegere) sin preten-
Discernere e decidere nello Spirito, Cuore nuovo 15 [1984-1985] 3). der llegar a agotar el misterio y que, por tanto, acepta que le

102 103
presten ayuda, pero que también asume la necesidad de apor-
tar algo personal al proceso de discernimiento comunitario; que todavía no está en vías de extinción. He aquí una muestra
entonces se siente responsable ante Dios por el don de su de algunas de las ocurrencias que afloran a sus labios cuando
Misterio y, al mismo tiempo, se siente capaz de responder a se trata de trabajar juntos y hacer una aportación personal:
este don de alguna forma. «Tampoco es plan de preocuparse y de ponerse a preparar
Por el contrario, quien lo hace todo él solo y reduce la nada; siempre habrá alguno que tenga algo que decir...»; «¿Y
complejidad del misterio a los vericuetos racionales de su por qué voy a tener que esforzarme precisamente yo? Hay
mente (encontrándose, al final, ante el enigma imposible, un muchos más inteligentes que yo que saben hablar bien; deje-
callejón sin salida), nunca entrará en la lógica y en el espíri- mos que sean ellos los que lo hagan; yo prefiero mantenerme
tu auténticos del discernimiento, o lo reducirá todo a su en un segundo plano...»; «No, no; no vale la pena pensar
medida, solitaria y autosuficiente: no sentirá agradecimiento tanto y preparar algo que decir; es más, la última vez intervi-
por ningún don, ni se verá en la necesidad de responder a ne y luego no hicieron nada de lo que dije; hasta aquí hemos
nadie por lo que (no) ha recibido. llegado, no me la vuelven a pegar...»; «Pero, déjalo ya, todo
La responsabilidad, en definitiva, se compone al mismo es una farsa..., ya verás como todo está decidido y estableci-
tiempo de conciencia agradecida por lo que se ha recibido y do; esto es sólo para hacernos ver que se nos escucha cuando
de percepción de la propia capacidad de respuesta: dos ele- hay que tomar una decisión»; y así sucesivamente con esta
mentos fundamentales para poder desarrollar el discernimien- actitud de hastío y con éste estilo penoso, con frases a medio
to comunitario. Vamos a ver sus consecuencias. camino entre el humor ácido y el «pasotismo» grosero.
La responsabilidad ante el misterio hace que el sujeto Resulta increíble —al margen de estas salidas— el grado
tome conciencia de la importancia de todo lo que está vi- de irresponsabilidad que puede haber en nuestras comunida-
viendo, para sí mismo y para los demás: se trata de descu- des; surge de modo especial cuando se trata de que todos
brir la voluntad de Dios, no de discutir juntos —a veces, trabajen por un mismo objetivo poniendo cada uno algo de
hasta el infinito— hasta llegar a un acuerdo. Todos están sí; parece que algunas personas están muy dispuestas y se
frente al misterio: ante él, todos son iguales, con la misma muestran capaces para trabajar «en lo suyo» y por sus inte-
pobreza y, puesto que nadie tiene la solución en el bolsillo, reses, pero cuando se trata de hacer una aportación personal
es importante tomarse un tiempo de reflexión y de oración, a la causa de todos, donde nadie destaca y la comunidad
de purificación y confrontación con el Evangelio. Si esta- consolida su vitalidad, muestran su falta de disponibilidad.
mos convencidos de que el éxito del discernimiento comuni- En esta irresponsable falta de disponibilidad hay mucho
tario será proporciona] al modo en que se ha preparado, de infantilismo; pero lo más grave es que, aunque el discur-
entonces la persona responsable ante el don de Dios tratará so parece moverse en un eje horizontal y el daño que se
de prepararse meticulosamente, incluso —¡quién sabe!— con produce en la comunidad es grande, aquí la falta de respon-
algún gesto penitencial. sabilidad es, sobre todo, para con Dios y con sus dones. La
También es signo de responsabilidad ante Dios asumir a gracia de conocer el misterio es siempre más grande que las
fondo el propio papel dentro de la comunidad y sentir la ne- limitaciones y contradicciones de nuestra convivencia; y no
cesidad y el deber de ofrecer la propia e insustituible aporta- deja de ser grande por el hecho de haber sido depositada en
ción. Por desgracia el partido de los «consumidores de comu- nuestras frágiles vasijas de barro. Más aún, precisamente
nidad», los teóricos del lema «lo que piensa uno solo, vale porque es una gracia tan valiosa y tan precaria, es necesaria
por lo de todos», o los discípulos de Pilato, que se lavan las la participación responsable de todos. Quien no es capaz de
manos cuando hay que dar la cara, constituyen una especie entenderlo, mal habrá podido comprender la paradoja de la
redención, misterio de poder y de debilidad.
104
ins
Con esto no se quiere decir que el sentido de la responsa-
bilidad implique necesariamente tener algo que decir o que una panorámica cada vez más amplia y abierta —esto es,
sólo el que habla dé muestras de madurez en este aspecto. espiritual y carismática— del problema.
Nadie ha dicho que uno haya de intervenir siempre; se pue- Recuerdo un encuentro para discernimiento comunitario
de hacer una valiosa aportación incluso con la simple escu- que parecía haber llegado a un punto muerto, con dos pro-
cha, cuando se convierte realmente en un «prestar oídos» a] puestas claramente antitéticas acerca de cómo interpretar la
hermano o a la hermana. propia misión educativa en relación con los jóvenes. En rea-
lidad, se estaba celebrando simplemente la reunión semanal
habitual (no un auténtico discernimiento comunitario) y ha-
bía surgido la cuestión del horario de apertura del centro
— Responsabilidad ante la comunidad
juvenil y de la disponibilidad, en términos de tiempo, de los
La responsabilidad ante Dios y ante su gracia se manifiesta religiosos de la comunidad. Enseguida se vio que las dife-
concretamente al asumir una responsabilidad determinada rentes posturas estaban muy alejadas entre sí y, entonces, se
también en relación con los propios hermanos. Del mismo tomó la decisión de hacer un discernimiento. Pero el día de
modo que la gracia de Dios ha llegado a nosotros a través de la reunión se constató que no había habido un gran cambio,
la mediación de muchas personas y, principalmente, de aque- las posturas seguían siendo las mismas y la discusión corría
llas que han vivido fielmente el don del carisma religioso, el riesgo de bloquearse, exacerbando los ánimos y creando
así también nuestra responsabilidad, repleta de agradecimien- un verdadero conflicto de esos que acaban en reproches mu-
to, debe ejercerse en relación con ellas. tuos. La situación quedó desbloqueada cuando uno (un miem-
bro de la comunidad, que no era el superior) invitó a todos a
Participar activa y creativamente en el proceso de discerni- no limitar el problema a la simple cuestión del horario de
miento comunitario significa no sólo tomar parte en la reu- cierre y apertura de unos locales, como si el centro juvenil
nión, después del tiempo de preparación, manifestando la fuera un servicio público, una especie de bar con videojuegos,
conclusión de las propias reflexiones con un «sí» o un «no», y a buscar las razones más de fondo, el interés de los jóve-
o simplemente votando o alineándose con un determinado... nes, los motivos que tenían que ver con el carisma, la situa-
partido: el discernimiento, comunitario no es una discusión ción de la juventud del lugar, la disponibilidad que, en el
parlamentaria seguida de una votación. Hay que presentar fondo, es personal y que cuestiona al individuo y que no hay
los motivos que han inspirado la propia postura, los valores que valorar sólo en términos de tiempo, sino también de
que pretendemos consolidar y realizar. Más en concreto, se intensidad de la atención y, en última instancia, en cuanto
compartiría realmente de forma plena y significativa si se don de sí y como auténtica espiritualidad. Subrayó, además,
expusiera en cierto modo el camino recorrido para llegar a la necesidad de no restringir la posibilidad de intervención
determinada conclusión, de forma que se compartan no sólo educativa a los que venían a los salones del centro o a lo
las opiniones —opiniones que, a lo mejor, se forman aten- que se hacía en el marco de la estructura educativa, sino que
diendo al recuento final, para ver dónde va a estar la mayo- habría que ver la posibilidad de ampliar hacia fuera las opor-
ría—, sino las razones profundas subyacentes. tunidades de encuentro y contacto para llegar también a los
Así la comunidad crece y el diálogo será fecundo: se alejados y a los que ni siquiera conocían la existencia del
evitan estériles discusiones y enfrentamientos, incluso por- centro o pensaban que era «cosa de curas»... También contó
que exponer los motivos personales y las propias razones es una experiencia personal al respecto, para concluir repro-
como ofrecer nuevos puntos de contacto entre posturas apa- chándose a sí mismo su falta de disponibilidad.
rentemente contradictorias, y como ofrecer, en cualquier caso,
Evidentemente, la cuestión no se resolvió de inmediato,
106
107
ni se llegó a un acuerdo por arte de magia; pero, ciertamen-
te, se salió del impasse; el problema, en determinados as- lo ya escrito y profundizar en ello...), motivos a los que
pectos, se volvió más amplio y complejo; más aún, la cues- ahora podemos añadir algún otro: escribir es una ascesis
tión del horario de apertura y cierre de los locales apareció para el que escribe y un inmenso acto de caridad para el que
como un falso problema. Todos reconocieron el acierto de escucha pues, por lo general, clarifica y sintetiza el discurso
aquella intervención. Y, a partir de ella, se entabló una fruc- y le ahorra al oyente grandes esfuerzos de atención e inter-
tífera conversación acerca del modo en que se debía vivir e pretación. Además, escribir «obliga» a todos a decir lo que
interpretar —como individuos y como comunidad— el ca- han pensado y... previene de la tentación de repetir lo que ha
risma institucional de educadores de la juventud en aquel dicho el que ha hablado antes y ayuda a evitar las arriesga-
lugar: el status quaestionis experimentó un giro radical. La das improvisaciones de quien no se ha preparado y busca
clarificación del objeto formal consiguió modificar el objeto afanosamente una inspiración improbable. En resumen, es
material de la discusión; una vez ampliado el objetivo al que garantía de seriedad y de preparación personal. Si cada uno
se debía tender, el diálogo fue realmente muy positivo, pues, escribe lo que va a decir hay menos riesgo de que la reunión
a esas alturas, algunos modos de expresión un tanto acalora- degenere en discusión dialéctica, cuando no en polémica,
dos inevitablemente fueron calmándose y todos fueron con- con el intercambio de «salidas» poco educadas y todavía
ducidos a un análisis de verificación personal importante, es menos pensadas, donde la discusión predomina sobre la re-
decir, se enfrentaron con su propia responsabilidad personal. flexión. El haber escrito, finalmente, reduce además la an-
Como siempre, la responsabilidad de uno a la hora de afron- siedad y contribuye a dar al encuentro comunitario un tono
tar un problema causa actitudes responsables también en los sereno y tranquilizador, como premisa indispensable para
demás. poder compartir.
Fue una prueba más de que cuando se hace el discerni- Como último aspecto de esta responsabilidad en relación
miento comunitario se sabe de dónde se parte, pero no adonde con los demás, querría volver sobre lo que se ha indicado
se llega; añadamos ahora que, cuando se practica el discer- brevemente en el apartado dedicado a la búsqueda de la
nimiento comunitario de modo responsable, no se puede sa- verdad en quien discierne y sobre la sutil tentación de sen-
ber de antemano adonde nos llevará el Espíritu del Señor, tirse «poseedores de la verdad». El que se siente responsa-
pero sí ciertamente que nos conducirá mucho más lejos de ble de la gracia de Dios frente a sus hermanos y vive agra-
lo que habíamos imaginado al empezar. decido la iluminación del Espíritu que le permite penetrar
Así pues, todavía dentro de la línea de la responsabilidad en el Misterio, siente el deber de comunicar a los demás el
en relación con los demás, es bueno prepararse para la reu- don recibido; más aún, siente antes incluso, que ese don no
nión comunitaria poniendo por escrito la propia interven- le pertenece, que no es suyo, que lo ha recibido, y lo ha
ción. Así como es bueno tomar nota de los estados de ánimo recibido para los demás; por tanto no es una idea suya, fruto
en la oración de liberación que prepara el discernimiento en de su esfuerzo intelectual, no es propiedad privada. De modo
sí, como ya hemos visto, también es importante registrar que no sólo la debe compartir, sino que ni siquiera puede
correctamente sobre el papel el camino personal que ha con- pretender que se le reconozca un presunto derecho de pater-
ducido a una determinada postura. Es importante por los nidad sobre esa idea, con «derechos de imagen» como se
motivos que hemos indicado (escribir ayuda a ser más preci- dice hoy en el lenguaje publicitario. Una vez compartida
sos y a identificar correctamente las motivaciones y las ra- con los demás, esa intuición les pertenece a todos, es de
zones profundas, permite poner de manifiesto la relación todos: él sólo ha sido la mediación de una gracia que, desde
entre los valores en cuestión y volver, posteriormente, sobre el Espíritu, ha llegado a toda la comunidad. Entonces, no es
correcto afirmar, como a veces se hace, que en la reunión
108
109
comunitaria prevaleció la idea de fulano o de mengano; este
sería un lenguaje demasiado mundano y pagano (como las — El hombre natural y el hombre espiritual
facciones de la Iglesia de Antioquía: cf ICor 1,12), y rayano
en la «irresponsabilidad», porque «discernimiento comuni- En la primera carta a los Corintios nos topamos de frente
tario» no significa que alguien prevalezca sobre otro, y por- con la situación contradictoria de esta comunidad en la que,
que todo es don del único Espíritu a toda la comunidad, que a una sorprendente riqueza de dones carismáticos, se opone
es su verdadera destinataria. una profunda capacidad de discernimiento, evidenciada por
Si, entonces, la auténtica responsabilidad da siempre lu- diversas circunstancias: en esta comunidad se habían tolera-
gar a la seriedad de la búsqueda y a la libertad de la gracia, do situaciones claramente escandalosas; además se acostum-
allí donde falla, cabe esperar, una vez más, que el discerni- braba a recurrir a los tribunales paganos para resolver pro-
miento comunitario se convierta en lucha por el predominio blemas de conducta entre los cristianos; no eran capaces de
de Jas propias ideas con la consiguiente inutilización de cual- reconocer la incompatibilidad entre la unión espiritual con
quier búsqueda de la verdad. Cristo y la unión sexual con prostitutas, ni qué comporta-
miento había que adoptar durante las comidas que precedían
a la celebración de la cena del Señor. ¿Cómo explicar ese
...en la caridad y para incremento de la caridad contraste entre la abundancia de carismas en general y l a
debilidad del carisma de discernimiento?
Es el último elemento de los que conforman el estilo evan- Pablo parece dar una respuesta en ICor 2,14-3,4, donde
gélico del discernimiento comunitario, pero representa su establece una comparación entre el hombre natural, carnal y
condición fundamental, bien para la fase individual del dis- violento, envidioso y partidista («yo soy de Apolo..., yo soy
cernimiento, bien para la comunitaria. Por eso Pablo, en la de Pablo»), que «no acepta las cosas de Dios, son locura
carta a los cristianos de la Iglesia de Filípos, ora así: «Le para él y no puede entenderlas» (ICor 2,14), y el hombre
pido que vuestro amor crezca cada día más en conocimiento espiritual que, por el contrario, puede entenderlas «por me-
y en cualquier tipo de discernimiento, para que sepáis dis- dio del Espíritu». Más en concreto Pablo, en la carta a los
cernir lo más perfecto» (Flp 1,9-10). Gálatas, opone las «obras de la carne» a los «frutos del
Es tanto como decir que el discernimiento no es una cues- Espíritu» (Gal 5,19-22) e incluye entre las primeras muchas
tión de inteligencia o de perspicacia intuitiva, de capacidad ofensas contra la caridad fraterna (casi la mitad de las obras
de análisis o de mediación equilibrada entre posturas dispa- de la carne son pecados contra el prójimo): he aquí por qué
res; sino que es cuestión de corazón, diríamos, si esta expre- los corintios, a pesar de su riqueza de dones espirituales, no
sión —de la que, de hecho, se ha abusado un poco— no eran personas espirituales y, por tanto, no eran capaces de
apareciera como sospechosa y un tanto empalagosa, o —más discernir.
aún— cuestión de afectos ordenados según el Espíritu. Tomás de Aquino sigue y desarrolla estas enseñanzas de
Vamos a tratar de profundizar más en el sentido de esta Pablo. La condición indispensable para ser capaces de dis-
fórmula, recurriendo a la teología de los carismas de Pablo. cernir las cosas espirituales es ser una persona espiritual,
porque sólo así se tiene la mente iluminada y los afectos
ordenados según el Espíritu santo27. La inteligencia no es
suficiente, también hace falta una voluntad ordenada por el
Espíritu. Y, naturalmente, este «ordenamiento» es obra de la
27
TOMÁS DE AQUINO, Comentario de la primera carta a los Corintios, II-2.
110
111
caridad. Por consiguiente, Tomás enseña que el don de la
sabiduría espiritual está fundado en la virtud de la caridad, Ante todo, hay que creer en el discernimiento, y esto signi-
que implica una cierta «connaturalidad» con las cosas de fica también creer en los propios hermanos, tener una mira-
Dios, de las que la persona espiritual juzga rectamente por da benevolente de aprecio y confianza para con aquellos a
una especie de instinto sobrenatural28. los que no he elegido, que otros han puesto a mi lado como
La consecuencia más evidente será, entonces, la siguien- compañeros de un camino común en busca del rostro de
te: antes de que una persona o una comunidad se disponga a Dios. He aquí por qué fe y amor van necesariamente de la
realizar cualquier tipo de discernimiento, debe plantearse una mano en este recorrido: la una sostiene al otro, ambas reali-
cuestión preliminar, una especie de discernimiento previo: dades hacen adulta a la comunidad, capaz de elegir lo que
¿somos personas espirituales, es decir, hay paz y caridad Dios quiere, conforme a las preferencias evangélicas. Pero,
entre nosotros?29. Sólo una persona o un grupo de personas en cualquier caso «más grande es el amor» (ICor 13,13),
cuyos afectos están en sintonía con el Espíritu de Dios serán porque sólo del amor puede venir el aprecio por todos, in-
capaces de discernir; quien no está en la caridad, o una cluso por aquellos a los que, en ocasiones, parece difícil
comunidad en la que no hay perdón, comprensión, respeto, apreciar en un nivel meramente humano.
paciencia, aceptación de las debilidades respectivas y de los Por otro lado, la fe encuentra su expresión más completa
rasgos de inmadurez de sus miembros, en la que no hay en la comunidad reunida en el nombre del Señor y en su
transparencia y claridad en la comunicación, ni tensión ex- busca. Porque no existen creyentes solitarios, sino sólo cre-
plícita hacia la perfección de la caridad, es difícil que pueda yentes que creen junto a los hermanos, en un camino que es
ser lugar de revelación de la voluntad de Dios. Aunque, en ya y siempre discernir juntos el itinerario mismo que hay
definitiva, este grupo tenga gran riqueza de dones caris- que completar. «Pero más grande es el amor», porque sólo
máticos, como la comunidad de Corinto. «Cuando el respeto el afecto que viene de Dios y que poco a poco se convierte
y la madurez de la caridad mutua, la docilidad al Espíritu y en benevolencia humana puede llevar a la decisión de reco-
la legitimidad querida por Dios no reinan, el resultado es la rrer juntos ese camino.
división mayor de opiniones y corazones»30. El discernimiento comunitario es un itinerario más bien
Comprender esto es ya un gran avance. Lo que no quiere flexible, sostenido constantemente por la fe, pero que en sus
decir que haya que esperar a que se den las condiciones distintas fases conoce también el esfuerzo de creer, la duda
perfectas para realizar un discernimiento comunitario, sino que nace de las dificultades en la relación, la sospecha de
simplemente que todos han de tener muy claro que conocer estar perdiendo el tiempo, la irritación contra el testarudo o
la voluntad de Dios supone estar en sintonía con su corazón. el que no colabora o pone palos entre las ruedas de los
demás, e incluso la incredulidad acerca de que Dios pueda
llegar a revelarse a través de ciertas extrañas mediaciones
— «...pero más grande es el amor» humanas. El que discierne en grupo también experimenta,
en un determinado momento, la duda de fe, la duda acerca
El proceso de discernimiento comunitario es un largo itine- de que Dios pueda estar realmente «en medio» de tanta in-
rario de fe que está unida al amor o que conduce al amor. congruencia humana. Por eso la fe puede no ser suficiente.
«Pero el amor es más grande» y corre en ayuda de la fe en
28
Ib, II-2, q. 45, a. 2. estas circunstancias, porque el amor «lo cree todo», cree
29
Cf F. A. SULLIVAN, // dono del discernimento, Cuore nuovo 8 (1980) 9-10. incluso que el poder de Dios puede manifestarse en la debi-
30
M. Ruiz JURADO, O.C, 191. lidad humana.
Es difícil mantener viva la actitud creyente a lo largo de
112
113
todo el recorrido del discernimiento comunitario. En efecto, otro; expresar por todos los medios una actitud cordial y
a veces el discernimiento, precisamente por estar dirigido acogedora con respecto al otro, mostrar paciencia con las
por todos y mediado por todos, parece quedar bloqueado en limitaciones ajenas (y, posiblemente, recordar la paciencia
puntos muertos, en discusiones interminables, por posturas que uno ha hecho ejercitar a los demás); dejar hablar a to-
rígidas, por ideas distantes, sin que se vea solución alguna. dos y «prestar oídos» también a quien no está en sintonía
Entonces se siente con fuerza la tentación de cortar por lo conmigo, hablar de modo que hasta «el más pequeño» pue-
sano y volver a los ritos tradicionales con su estructura se- da entenderme, pero sin dar por descontado que habrá quien
gura y contrastada: ¿no era todo más sencillo y más rápido no entienda nada o que sea demasiado inmaduro o inexper-
cuando uno decidía por todos? to; regalar a la comunidad una actitud serena y optimista,
Ciertamente, en ocasiones discernir en comunidad parece evitar con cuidado esas expresiones o posturas deprimentes
realmente una complicación sin salida que supone una lenti- que envenenan el aire y extienden el pesimismo (rostros du-
tud laboriosa. En el nivel de la eficiencia y la productividad, ros, miradas inquisitorias, sonrisas maliciosas, labios pega-
con todo lo que tenemos que hacer, con las importantísimas dos, la obsesión por acabar cuanto antes, etc).
tareas que nos apremian y las decisiones que tenemos que Y es siempre este «amor más grande» el que permite aco-
tomar en espacios breves de tiempo, decididamente no trae gerlo todo y no despreciar nada, como advierte Pablo (ITes
cuenta. «Pero el amor es más grande» que estos cálculos 5,20-21), para descubrir en tantos matices o detalles que a
fracasados: el amor por los hermanos, el respeto de su dig- menudo pasan inadvertidos, elementos útiles para la decisión
nidad, la certeza del don de cada uno, la seguridad de que final; es sólo un amor grande lo que permite acoger al «pe-
una decisión tomada en común une enormemente al grupo, queño» que habla en la reunión, para reconocer también en
el amor por la verdad que resplandece en todos y en cada sus palabras un don que viene de lo alto; sólo el amor es
uno, el gusto por trabajar juntos, el convencimiento de que más grande que todos esos extraños miedos al otro que a
vale la pena invertir un poco más de tiempo con tal de llegar menudo impiden el diálogo o levantan sospechas; es más
juntos. Entonces, este amor más grande «todo lo aguanta», grande que el miedo a la vida y al futuro que con frecuencia
también esos tiempos largos, incluso cuando también hay bloquea el discernimiento y su dinamismo innovador.
caras largas. Este amor puede llegar a ser más grande precisamente
«La fe se manifiesta más y mejor allí donde se enfrentan gracias al discernimiento; sobre todo cuando está animado
individuos con experiencias e ideas divergentes pero que, al por aquel pacto inicial, más fuerte que cualquier vacilación
mismo tiempo, confiesan una misma fe en Cristo, en la Igle- e incertidumbre, que sostiene en cada fase y dificultad en el
sia, en su vocación específica»31; pero gracias al amor se camino comunitario: no sabemos qué decisión vamos a to-
puede hacer mucho más: se puede hacer espacio a los demás mar, pero sabemos que —en cualquier caso— permanecere-
en uno mismo. Porque «el amor es más grande», y se mani- mos unidos.
fiesta en todas esas disposiciones sencillas —al menos en
apariencia— y concretas que son importantes para discernir
juntos: escuchar con atención, sin interrumpir ni replicar, Propuesta metodológica
sin juzgar ni siquiera en el interior, sin plantear cuestiones
personales ni mirar hacia otro lado mientras interviene el El discernimiento, decía el padre González, es «lo que viene
antes»; no se define por el momento conclusivo en que se
31
A. BARUFFO, Che cos'é il discernimento e la deliberazione in comune, toma la decisión, no consiste en eso, ni su elemento más
Roma 1978, 9. significativo es la decisión a que se llega, sino que es todo

114 115
lo previo a este momento final, que prepara y permite la formal, no podrá celebrarse con mucha frecuencia. Es con-
toma de decisión. Es importante y original precisamente por veniente comenzar con algún aspecto relativo al proyecto
el camino que propone y por la preparación que supone. Por comunitario anual o, en cualquier caso, relacionado con la
esta razón nos hemos extendido a la hora de describir sus vida cotidiana; algo que ayude a aprender bien un método
condiciones y criterios, y, sobre todo, el «estilo evangélico» que pueda aplicarse con posterioridad de modo informal y
del discernimiento comunitario; estilo que inspira también más rápido a todo aquello que, en cierto modo, pone frente
esta última sección de nuestra reflexión. También los dife- a frente nuestra vida y nuestra consagración: lo importante
rentes pasos o cada una de las fases del discernimiento for- es adquirir la mentalidad del discernimiento comunitario.
man parte del proceso que llevará después a la deliberación
común y, por tanto, también estos pasos han de reflejar un
estilo evangélico. Información
Haremos dos propuestas metodológicas. La primera se
refiere al discernimiento comunitario entendido en sentido En este momento es necesario facilitar la información que
formal, con un procedimiento técnico propio. La segunda, sea útil para la reflexión y la emisión de una opinión acerca
mucho más breve y sencilla (la abordaremos en el apartado del tema propuesto. Podrá tratarse de información histórica
siguiente) querría tomar en consideración el discernimiento (cómo se ha obrado hasta el presente, conforme a qué valo-
comunitario como estilo habitual de vida de una comunidad res), económica (si el discernimiento afecta a problemas de
religiosa, aunque se ponga en práctica de modo informal. esta índole, cómo adquirir o privarse de determinados bie-
nes), carismática (si se trata de decidir sobre aspectos
comportamentales vinculados al carisma), sociológica (si la
Elección del objeto toma de decisión exige el conocimiento del contexto social),
etc. Pertenece a esta información formular las hipótesis con
El primer paso es la elección del tema o del objeto sobre el las que el grupo se enfrenta, poner de manifiesto qué es lo
que discernir. Ya hemos indicado que debe tratarse de cosas que implica elegir una u otra de las alternativas posibles o
o situaciones prácticas, no reguladas y dudosas. qué consecuencias se pueden derivar. Normalmente, esto au-
La propuesta la hace normalmente el responsable de la menta el interés y produce un incremento en el sentido de
comunidad, pero también puede hacerla cualquier miembro responsabilidad. Cuando no se tiene suficientemente en con-
de la misma. A veces es la misma vida comunitaria o apos- sideración esta fase, cabe esperar un desinterés más o menos
tólica la que muestra aspectos y posibilidades que habría evidente, junto con una cierta confusión.
que determinar mejor, o sobre los que es necesario que el También es parte integrante de la información saber de
grupo se pronuncie expresando una opinión o tomando una antemano qué tipo de reunión es aquella en la que se va a
decisión vinculante. Lo importante es que todos vean la ne- participar: consultiva o deliberativa32. Personalmente soy de
cesidad de buscar una solución acerca de esa cuestión con- la idea de que el discernimiento comunitario ha de ser nor-
creta. malmente de tipo consultivo, porque me parece que esto re-
Parece evidente que, en una comunidad apostólica nor-
mal, la elección del objeto ha de ser algo prudencial y que 32
A menos que el objeto del discernimiento se refiera a una materia para
tenga en cuenta el margen de tiempo que necesita un discer- la que la Regla o las Constituciones prevean competencias específicas a nivel
nimiento comunitario formal con todas sus fases. Por consi- de decisión, como —por ejemplo— en materia de adquisición de determina-
guiente, el discernimiento comunitario, al menos en sentido dos bienes. En tal caso, la reunión será necesariamente de tipo consultivo.

116 117
fleja mejor la naturaleza de lo que es, sobre todo, un instru- al mismo tiempo una lectura particular de aquellos aspectos
mento de búsqueda de la voluntad de Dios o, mejor aún, de del contexto profano y religioso relacionados con la deci-
crecimiento en la disponibilidad para buscar y reconocer jun- sión que se va a discernir.
tos esta voluntad, y para no dar lugar a equívocos sobre el Es bueno que el superior subraye en este momento la
papel del superior ni dar pie a interpretaciones reductivistas importancia de la actividad que la comunidad se dispone a
del voto de obediencia33. Esto no quita que, en determinados emprender; que invite a responder a la exigencia de partici-
casos o cuando la cuestión no sea especialmente relevante, pación con los mismos motivos inspiradores, invitando tam-
el superior mismo, de acuerdo con la comunidad, decida que bién a escoger un gesto penitencial (individual o común),
la reunión de discernimiento tenga valor deliberativo34, para como expresión de implicación personal y de súplica comu-
aumentar también el sentido de responsabilidad en los indi- nitaria ante Dios y su misterio.
viduos y el papel de la comunidad. Si es la primera vez que la comunidad practica el discerni-
miento comunitario, será necesaria, en este momento, una
catequesis sobre su significado y desarrollo. En concreto, el
Iluminación responsable de la comunidad, u otro miembro de la misma,
tendrá que explicar lo que acabamos de exponer en los apar-
El título de este apartado tal vez resulte un poco excesivo, tados anteriores acerca de la naturaleza del discernimiento y
pero viene a decir que hay que facilitar los puntos de refe- del estilo evangélico con que hay que interpretarlo. Antes de
rencia esenciales para la reflexión de los individuos y del empezar el trabajo es absolutamente indispensable alcanzar
grupo; son los ya los clásicos en la vida del consagrado: la un consenso sobre los valores de fondo y el modo concreto
Palabra de Dios, en primer lugar; después, el carisma del en que se va a hacer el discernimiento, para no esforzarse en
Instituto al que se pertenece y, finalmente, los signos de los vano yendo a perderse por vericuetos que no llevan a ningu-
tiempos o la situación social y eclesial en la que vive la na parte, o por senderos cortados y por caminos paralelos
comunidad. que nunca se cruzan.
Son como focos de luz —los dos primeros desde arriba,
el tercero desde abajo— que iluminan la reflexión, dotándo-
la del trasfondo adecuado, abierto al pensamiento y a los Tiempo de oración y de reflexión
deseos de Dios, pero también a las necesidades de los hom-
bres y las mujeres de nuestro tiempo. Estos son los parámetros Este es el momento en que se invita a cada uno a afrontar
con los que se mide la fidelidad de los consagrados. su propia responsabilidad: ante sí mismo y su propia con-
En concreto se deben indicar textos bíblicos y pasajes ciencia, en relación con Dios y su palabra, frente a la pro-
correspondientes de las Constituciones o la Regla, haciendo pia comunidad y al propio Instituto, pero también (sobre
todo en determinados discernimientos) ante la Iglesia y el
33
mundo. En la fase siguiente se deberá llegar a un discerni-
Así, en una carta del Padre General de los Jesuitas, Que pueden pre- miento personal, que será provisional, pero del que, sin em-
ciarse de tener al respecto una notable tradición, leemos que el discernimien-
to comunitario «ha de hacerse en unión con el superior, a quien corresponde bargo, se habrá de asumir toda la responsabilidad ante la
la decisión. Es el superior el que dirige las reuniones y, aunciue ayudado por comunidad.
sus hermanos en su tarea, debe sentirse, al mismo tiempo, libre para decidir»
(citado por A. BARUFFO, O.C, 15).
Entonces, la primera operación consiste en ponerse real-
34
En el caso de que tenga valor jurídico deliberativo, cada uno es res- mente delante de Dios, para alcanzar los dos objetivos o
ponsable de votar u optar por una decisión que será vinculante para todos. actitudes interiores que hemos indicado más arriba como

118 119
condiciones indispensables para discernir correctamente: la trando siempre la manera de acallar la palabra y la inspira-
indiferencia cristiana y la preferencia evangélica. ción del Señor35.
Además de la Palabra de Dios, el análisis personal debe
tomar en consideración el carisma del Instituto y la Regla
— Liberación de vida o las Constituciones como interpretación autorizada
de la Escritura, junto con los signos de los tiempos que hoy
La oración representa el contexto natural e ideal para descu- interpelan especialmente a la vida consagrada (la pobreza y
brir qué es lo que todavía invade nuestro corazón en forma las diferentes necesidades, ciertas exigencias locales, situa-
de «afecto desordenado» y conseguir la «libertad de espíri- ciones problemáticas destacadas, etc). De aquí debe surgir
tu», o esa «liberación de...». Para discernir es preciso no una consideración global y relativamente completa del pro-
tener prejuicios o carecer de preferencias iniciales que se blema, pero todavía no una decisión concreta.
imponen desde un primer momento, o de posturas ya prede- Por eso se necesita de un tiempo prudencial, entre una y
terminadas; dicho de otro modo, hay que deponer las armas, dos semanas, que permita desarrollar una reflexión que con-
presentarse completamente desarmados ante Dios para bus- siste en dejarse iluminar, en descubrir dónde anida el demo-
carle sólo a Él (y, después, no emplear ninguna arma, ni nio del orgullo y del rechazo de los demás, pero también
siquiera en el momento de la confrontación con los herma- dónde habita la libertad del creyente y del consagrado.
nos). La oración de este período es personal y comunitaria,
pero, sobre todo, debe tratarse de una oración hecha con
espíritu comunitario: por los demás, para que el Señor ilu-
— Evangelización mine a quien él quiera, concediendo a la comunidad la gra-
cia y la libertad de reconocer su voluntad.
Pero la oración es también el momento de evangelización de Será importante que el superior acompañe esta fase con
los sentimientos y de los deseos, de las inclinaciones y de discreción, invitando a todos a un cierto tipo de sensibilidad
las opciones, de la «libertad para...». Hay que «respirar» a y animando al grupo a entender la importancia de lo que se
pleno pulmón el aire del Evangelio, el aire de las cumbres está viviendo. Este es el momento de pedir expresamente la
del sermón del la montaña, el aire del Tabor que transfigura reconciliación de unos con otros, que se supriman contien-
todas las situaciones que vivimos, o el aire del Calvario que
desvela el límite de una elección hecha por amor; es preciso 35
Como nos cuenta la singular historieta, un tanto cómica, de una joven
situarse en la longitud de onda del pensamiento de Cristo que andaba tratando de clarificar su vocación y que, en la oración, pedía con
(cf ICor 2,16), para tener sus mismos sentimientos (cf Flp insistencia al Señor que le revelara su voluntad. Aseguraba estar abierta y
dispuesta ante la hipótesis de la consagración, pero todavía no estaba segura.
2,5), para captar la lógica del grano de trigo (cf Jn 12,24), A menudo se arrodillaba ante una imagen milagrosa de la Virgen con el Niño
para entender que toda decisión ha de llevar a Jerusalén y Jesús, repitiendo siempre la misma súplica vocacional, pero la Virgen calla-
elegir lo que Cristo eligió. No es mentalidad evangélica la ba. Hasta que un buen día llegó la respuesta. El Niño Jesús, quién sabe si
que se decide por una solución en virtud tan sólo de crite- harto de oír siempre las mismas lamentaciones, le ordenó sin ambages: «¡Mé-
tete monja!». Y ella le replicó: «¡Tú estáte calladito! Los niños tienen que
rios humanos (como pueden ser el ahorro económico, el pres- cerrar el pico en presencia de los mayores. Además, yo se lo había pregunta-
tigio y la imagen de la comunidad, las comodidades perso- do a tu madre, contigo no va la cosa...». Esta historia resulta, evidentemente,
nales; objetivos que, en definitiva, están ligados a los propios inverosímil, pero ilustra lo que sucede en muchos discernimientos, teórica-
mente abiertos en busca de la voluntad de Dios, pero que, en realidad, están
intereses y necesidades): cuando uno se busca a sí mismo, manejados por nuestras preferencias o miedos interiores, todavía por evange-
acaba por elegir lo que quiere y después lo justifica, encon- lizar, y que, muy alegremente, se confunden con la voluntad del Altísimo.

120 121
das y rivalidades, que se dejen a un lado conflictos y enfren- lio— parecen permanecer en el tiempo, especialmente en el
tamientos, en definitiva, que se viva la caridad con todos; de tiempo de la oración, y siempre que el sujeto «ofrece» a
otro modo, a pesar de todas nuestras reflexiones y consultas Dios su decisión.
al Evangelio y a los documentos del Instituto, no se realiza-
rá un auténtico discernimiento. Parafraseando a Pablo (y pen-
sando en la comunidad de Corinto), «Aunque tenga todos Compartir los discernimientos personales
los dones de inspiración, si no tengo caridad, ¿de qué me
servirán todos esos dones? No soy más que campana que Es el momento estratégico y central del discernimiento
toca o platillos que resuenan, incapaz de discernir la volun- comunitario. Se ponen en común los discernimientos perso-
tad de Dios» (cf ICor 13). nales de modo ordenado y sereno: cada uno presenta el fruto
de sus propios esfuerzos, sin imposición de ningún tipo ni
dar la impresión de ser más listo o ingenioso que los demás;
Discernimiento personal (provisional) cada uno escucha las razones de los otros, adoptando una
actitud de vulnerabilidad ante la Verdad. Y se ha de hacer
Después de la iluminación de la Palabra y de las Constitu- sin entrar en discusión; o sin centrar la discusión inmediata-
ciones, y del tiempo de oración y de reflexión, el individuo mente en la conclusión del discernimiento, en sus aspectos
tendría que llegar al discernimiento personal. Una vez acla- prácticos, y en la decisión específica que hay que tomar. Si
rado que la condición fundamental es la libertad y la auten- acaso, se tratará de dialogar principalmente sobre los valo-
ticidad del individuo (en concreto, su madurez psicológica y res y las motivaciones, para llegar a captar progresivamente
espiritual), este debería tratar de determinar con qué alterna- la relación que hay entre la inspiración teórico-ideal y la
tiva o solución se siente «más a gusto con el Señor»; qué decisión concreta que se propone. Todavía no ha llegado el
decisión de las posibles se le presenta como más adecuada momento de la decisión definitiva, sino que estamos en un
mientras «mira a los ojos al Señor»36, es decir, qué respuesta momento preliminar que tiene una finalidad específica.
aporta mayor consuelo, cuál presenta mayor sintonía con el
Evangelio, con los sentimientos y las preferencias de Cristo;
cuál está más en la línea de su carisma religioso y responde
— La trama y el tejedor
mejor a las expectativas sociales y eclesiales del momento.
Esta alternativa constituye su elección. Se trata de una con-
«Será necesario que haya uno encargado por su oficio, o por
clusión provisional del discernimiento pero, por ahora, re-
nombramiento, para conducir la reunión», recomienda Ruiz
presenta —para él— lo que el Señor podría pedirle a su
Jurado, «permitiendo las aportaciones de cada uno con res-
comunidad. Así pues, es una conclusión tanto provisional
peto y atención; dando el verdadero sentido espiritual a la
como responsable. Además, es importante que se pongan
reunión; garantizando el clima de búsqueda en todo de la
por escrito las motivaciones que constituyen el entramado o
voluntad de Dios, de orden y respeto mutuo; procurando la
arquitectura básica de su opción.
caridad de las aportaciones; aclarando la marcha y conclu-
Una confirmación interior de la bondad de esta opción yendo a su debido tiempo; o difiriendo a posterior ocasión
viene también del hecho de que esas sensaciones anterior- la conclusión»37.
mente descritas —el consuelo y la sintonía con el Evange- La función de este mediador-moderador es de gran
36
R. FARICY, a.c, 2-3. M. Ruiz JURADO, O.C, 193.

122 123
importancia. No es sólo quien da la palabra a todos y logra gares recónditos; no cabe duda de que, en nuestras comuni-
mantener el orden que permite a cada uno expresarse sin dades, hay gente capaz de reconocer la gracia actuante en
temores; ni siquiera es tan sólo un mediador o moderador los demás. Podría ser el superior, pero también podría ser
(papeles más bien pasivos y de regulación, como parece des- cualquiera de los demás hermanos o hermanas. Es maravi-
prenderse de las palabras de Ruiz Jurado), sino que debería lloso despertar esta capacidad de discernimiento que, sin
ser, sobre todo, un hermano con el carisma de discernimien- duda, está potencialmente presente en cada uno... En cual-
to para reconocer lo que podríamos llamar la trama de la quier caso, se trata de un papel indispensable para el discer-
unidad, es decir, aquellas ideas o consideraciones, aquellas nimiento comunitario.
alusiones indirectas o claras afirmaciones, aquellos valores
o referencias ideales que parecen repetirse en las diversas
intervenciones, remitiendo unas a otras, como formando una — La trama y los tejedores
sutil y delicada trama, la trama de la unidad, de una conver-
gencia que existe más allá de las divergencias, que tal vez La acción conciliadora y exhortativa de «Bernabé» debería
tenga dificultades para salir a la luz y que, precisamente por urgir a los participantes en la reunión a una especie de
eso, necesita de una persona espiritual, de la mirada benevo- reconsideración de los motivos y los impulsos espirituales
lente e inspirada capaz de reconocerla y de tejer sus hilos. que hay en la base de cada uno de los discernimientos39.
Una persona como Bernabé, hombre justo, enviado por la Reconsideración que podría llevar también a una actitud in-
Iglesia de Jerusalén a una comunidad donde había dispari- terior diferente en relación con la decisión tomada indivi-
dad de opiniones acerca de una posible apertura apostólica: dualmente, a la luz de esa trama de valores apenas esbozada
fue enviado allí para poner orden, para entender bien qué es y que, de todos modos, perfila ya un proyecto unitario: tra-
lo que estaba sucediendo y tomar una decisión que parecía ma, por tanto, de unidad.
difícil. Una vez llegado a esa comunidad, Bernabé vio «la Reconocer esta trama, captar su proyecto, ciertamente más
gracia de Dios, se llenó de alegría y exhortaba a todos a amplio que las intuiciones personales y, por tanto, más
perseverar con un corazón firme, fieles al Señor» (He 11,23). «verdadero» que la propia verdad, es signo de libertad inte-
Esto es lo que significa ser tejedor de la trama de la uni- rior; entrar en este proyecto, abandonando el propio o per-
dad: tener una mirada y un corazón lo suficientemente libres mitiendo que se modifique, sin traumas especiales, sino con
como para ver la gracia actuando, alegrarse y exhortar y con- serenidad y gratitud, porque todo esto no puede sino enri-
solar a todos (de hecho «Bernabé» quiere decir, «hijo de la quecer a la persona inteligente y que busca verdaderamente
consolación»38). De este «tejedor» tienen necesidad nuestras a Dios. Por el contrario, sería signo de cicatería y mezquin-
reuniones de discernimiento en el momento en que se com- dad impedir que las nuevas aportaciones y el esfuerzo que el
parten los discernimientos personales: momento en extremo grupo hace por compartir, tuvieran una influencia mínima.
delicado, momento de gracia, pero también de tensión por la El que se mantiene firme en su postura ni ayuda a la comu-
diversidad de opiniones, momento de pesimismo acerca de la nidad, ni da muestras de gran inteligencia.
posibilidad de llegar a una conclusión unánime, de la descon- Entonces, llegados a este punto, cada uno podría tomar
fianza que corre peligrosamente el riesgo de cundir. otra vez la palabra para exponer de nuevo su propia posi-
Nadie dice que haya que buscar a este «Bernabé» en lu- ción, ahora en cierta medida «corregida y aumentada» des-
pués de escuchar las intervenciones de los hermanos y en la
38
«José, llamado por los apóstoles Bernabé, que significa hijo de la
consolación» (He 4,36). Cf A. BARUFFO, O.C, 16.

124 125
línea de la trama unitaria intuida por «Bernabé»; más aún, hay que extrañarse si no se alcanza de inmediato un cierto
es como si, en este momento, cada miembro de la comuni- consenso.
dad desempeñara este papel, haciendo una aportación esen- A veces existe el acuerdo sobre el sentido general de la
cial y valiosa para volver a tejer esta trama ideal, que será, decisión o sobre los valores subyacentes: esto es ya
de este modo, cada vez más fuerte y más clara, y que se significativo e importante, pero todavía falta el consenso so-
presenta cada vez más como agradable a Dios. No ya un bre la decisión que mejor encarna esos valores en la vida
único tejedor, sino muchos tejedores que construyan juntos concreta. Por otro lado, lo propio del discernimiento comu-
la túnica inconsútil de la comunidad (cf Jn 19,23-24), unida nitario es tomar las decisiones por unanimidad, o bien ten-
en la búsqueda de la verdad. der a que la decisión sea lo más unánime posible. Cuando
El diálogo que surge y que debería llevar a la decisión no se da la unanimidad, se puede tomar la decisión de inte-
final no es —nos dice Laiti— un diálogo dialéctico, inspira- rrumpir la reunión y recurrir una vez más a un tiempo de
do en el modelo cultural que predomina en nuestros días y oración y reflexión, advirtiendo, no obstante, que se restrin-
cuyo objetivo es hacer prevalecer las propias razones, sino ja el campo de búsqueda a un par de posturas, simplificando
que se trata de un diálogo testimonial, «es decir, el diálogo de este modo el trabajo de discernimiento. Esta prolonga-
que pretende sacar a la luz los dones de Dios y su correcta ción no es algo extraordinario, ni hay que considerarla como
traducción como servicio al otro según su condición»40. un fracaso; lo negativo sería, si acaso, que los pesimistas de
Como decíamos antes, sería realmente un fruto maravi- turno se pusieran a entonar sus jeremiadas para anunciar
lloso del discernimiento comunitario que cada uno, ponien- que ellos ya sabían que no se iba a llegar nunca a una solu-
do en práctica este diálogo, se apropiara de este papel y se ción. Tenemos que estar siempre atentos porque, dentro de
convirtiera en tejedor de la trama comunitaria, descubriendo cada uno de nosotros, conviven Bernabé, el hijo de la conso-
dentro de sí a ese «Bernabé» que no busca su propio interés, lación, y este pesimista, hijo de la lamentación. A nosotros
sino el de los demás (cf ICor 10,24.33; Flp 2,4); que no es corresponde preferir a uno de estos hijos. Pero conscientes
esclavo de su verdad, sino que sabe reconocerla en los de- de que «para llegar a la verdad comunitaria habrá que sufrir
más; que no sabe qué es la envidia, sino que disfruta con- algo»41.
templando cómo actúa la gracia en los hermanos; que no En teoría habría que seguir hasta que no se alcanzara
envenena ni corrompe el aire que todos han de respirar con cierta unanimidad al establecer que una decisión concreta
ataques y sospechas, sino que exhorta a todos a perseverar permite encarnar un determinado valor evangélico y
con alegría; que no mira sólo lo que es lícito, sino que se carismático mejor que el resto de las propuestas.
preocupa de lo que construye la comunidad (cf ICor 10,23). Pero, ¿en qué sentido hay que interpretar esta unanimi-
Desde este diálogo se puede llegar ya a determinar la dad en la decisión final?
decisión concreta que se ha de tomar. Por lo general, no necesariamente en el sentido de que
todos hayan de tener la misma opinión, sino que se trata de
que el grupo se una al considerar una determinada opinión o
La decisión postura como signo de la voluntad de Dios.

De todos modos, no siempre bastará una sola reunión para


llegar a la conclusión del discernimiento comunitario. No
41
40
B. RUEDA GUZMÁN, Proyecto comunitario, Instituto Teológico de Vida
G. LAITI, L'autoritá al servizio della fraternitá, Verona 1997, 10-11. Religiosa, Madrid 1981 2 , 71.

126 127
— Unanimidad directa e indirecta 26); o bien se puede tomar la decisión de recurrir al voto de
los presentes, estableciendo igualmente el porcentaje nece-
Más en concreto, se puede hablar de unanimidad directa cuan- sario; o también, una comunidad, para un determinado tipo
do todo el grupo llega a una misma opinión. Puede parecer de discernimiento, puede optar por nombrar a un grupo res-
perfecto —y, en efecto, así es— que, en un determinado tringido o a una persona experta para que, a la vista del
momento, el grupo totalmente unido reconozca la voluntad trabajo realizado, emita una decisión final, etcétera.
de Dios en una idea que, a lo mejor, al principio había pro- En estos casos, mucho depende del tipo de discernimien-
puesto una sola persona. Pero no es siempre muy realista to que se lleve a cabo o del tipo de objeto a propósito del
esperar o pretender algo por el estilo, ni se da por desconta- cual se busca tomar una decisión. Lo importante es el prin-
do que este tipo de unanimidad represente de todos modos el cipio de que no hay que dar por sentado que sea la mayoría
ideal de un proceso de discernimiento. En una realidad lo que decide en un discernimiento comunitario, sino que lo
heterogénea —como es hoy la comunidad religiosa— la di- decisivo es que, en un determinado momento, se elige e
versidad de cultura y de experiencias se dejará sentir a lo identifica un signo de la voluntad de Dios.
largo de todo el proceso del discernimiento comunitario, ha- Diferente es, sin embargo, la situación de la comunidad
ciéndolo más trabajoso, pero también más rico. que lleva a cabo su discernimiento comunitario según las
En cambio, la unanimidad será indirecta cuando en el fases que acabamos de indicar y, después, lo pone todo en
grupo no todos son de la misma opinión, pero todos están manos del superior para que tome la decisión final. Este se
de acuerdo en que se ha producido un signo que manifiesta verá entonces ayudado por el trabajo de la comunidad y, al
la voluntad de Dios. Por ejemplo, un capítulo general suele mismo tiempo, será libre para decidir42. Más aún, en ciertas
elegir al superior general no por unanimidad directa, sino circunstancias esta podría ser considerada la situación nor-
indirecta, porque todos, incluso los que no han votado por la mal del discernimiento comunitario: «Nadie —subraya
persona elegida, admiten encontrarse ante un signo de la Laiti— puede renunciar al don de discernimiento ejercido
voluntad de Dios, signo puesto, en este caso, por el derecho por el que preside (de lo contrario estaría queriendo impo-
canónico, que reconoce en un determinado tipo de mayoría ner un rostro autónomo al don de Dios, y se expondría al
el porcentaje suficiente para que se produzca la elección. riesgo de vivirlo como propiedad privada, para ponerse por
encima de los demás). El que preside no puede hacerlo sino
en atención y a través de los dones de todos (de lo contrario
— El signo corre el riesgo de aislar su don, de no mantenerlo como
servicio a la fraternidad de la comunidad concreta que se le
Hay signos que, como el caso del ejemplo que acabamos de ha confiado)»43.
poner, vienen establecidos por la norma jurídica; otros, sin
embargo, pueden establecerse con anterioridad por el grupo 42
Así encontramos en la Regla de Taizé: «Para no favorecer el espíritu de
mismo, de común acuerdo, según algunos, ya en la fase de competencia, el prior tiene la misión, ante su Señor, de tomar la decisión, sin
información. estar atado por una mayoría. Desapegado de las presiones humanas, escucha
al más tímido con ¡a misma atención que al hermano seguro de sí mismo. Si
Por ejemplo, para la elección de Matías, el grupo de la se da cuenta de falta de acuerdo profundo en una cuestión importante, que
Iglesia primitiva resolvió confiar la decisión a la suerte, des- demore su juicio definitivo y tome, con el fin de avanzar, una decisión provi-
pués de un cierto camino de discernimiento comunitario in- sional, a reserva de volver sobre ello más tarde. Pues la inmovilidad es una
desobediencia para los hermanos en marcha hacia Cristo» (La Regla de Taizé,
tegrado por la oración, la penitencia y la determinación de Herder, Barcelona 19784, 25).
los criterios fundamentales para la elección misma (He 1,15- «G. LAITI, O.C, 10.

128 1 in
Todo esto, es decir, la libertad para indicar un signo y la de infalibilidad en esta búsqueda, o —peor aún— vincular
indeterminación del mismo, viene a demostrar, una vez más, nuestra realización a este tipo de certeza. La verdadera ga-
que lo principal en un discernimiento comunitario no es el rantía es esa confirmación que viene de la fe y que el cre-
objeto material lo que hay que decidir, sino el proceso que yente es capaz de leer en su interior. Discernir no significa
lo pone en práctica, la serie de actitudes que se exigen y el disponer del futuro, como si se conociera con certeza de
consiguiente camino de liberación psicológica y de purifica- antemano. Significa, más bien, saber entender e interpretar
ción evangélica, cansado y saludable, que hemos indicado. una dirección en el presente, que va más allá del presente y
que es coherente con la propia condición de creyentes y
consagrados. Como dice ejemplarmente Moioli: «Me parece
La confirmación cristiano obrar yo así; me parece evidente que yo pueda obrar
así; es prudente que lo haga; por tanto, Dios quiere que lo
La decisión tomada debe encontrar elementos de confirma- haga y que, haciéndolo, no encuentre la seguridad en el
ción. Un camino comunitario de discernimiento como el que saber de antemano, sino que la encuentre confiando en él y
hemos descrito en cierto modo no acaba nunca, bien porque confiándome a él... Sólo soy un hombre que busca tu volun-
la decisión tomada aguarda su cumplimiento, y este cumpli- tad; tal como la veo, creo poder caminar mejor; creo poder
miento supone su verificación, bien porque representa un echar a andar. Este "echar a andar" es bueno para mí: en
momento de experiencia de Dios, de su Palabra, pero tam- cualquier caso no me aleja de ti, sino que me lleva hacia ti,
bién de la fraternidad y de un modo de vivirla determinado cumpliendo un designio que todavía no conozco totalmente.
y sabio que, por su propia naturaleza, no puede ser algo En cualquier caso, tú estarás conmigo y yo contigo. Esto es
episódico y aislado en el tiempo. En este sentido hablamos el bien supremo»44. Esta es la mejor de las confirmaciones
de elementos de confirmación. interiores, o la típica consolación espiritual45 que puede y
Confirmación que puede ser de dos tipos: externa e interna. debe buscar el creyente, como aquel que ha hecho este ca-
La confirmación interna es la que proviene de las reac- mino con otros o que ha decidido «echar a andar» con sus
ciones espirituales ante la decisión tomada. Una reacción propios hermanos y, tal vez, podría ver una cierta precarie-
de paz profunda, de serena alegría en el Señor, de fuerte dad en todo esto, a la vista de cómo ha nacido y madurado
sentimiento de unidad con los propios hermanos es cierta- la decisión y de qué es lo que le espera.
mente un signo interno que confirma la elección realizada. Paradójicamente podríamos afirmar lo siguiente: el que
Sobre todo si estos sentimientos positivos se mantienen en una determinada decisión sea voluntad de Dios depende más
el tiempo, a pesar de las ocasionales dificultades objetivas de la actitud con que nosotros la vivamos que de Dios, cuya
que surjan de la decisión misma o que, incluso, hayan sido voluntad seguirá siendo un misterio para nosotros, mientras
creadas por ella. vivamos en esta tierra.
Pero recordemos que cuando estamos haciendo un La confirmación externa es la que proviene de la autori-
discernimiento no estamos comprometiendo a Dios ni su vo- dad legítima competente, en los casos en que se requiera y en
luntad misteriosa, sino que, en el mejor de los casos, nos
comprometemos nosotros mismos a buscarla, en la medida 44
G. MOIOLI, Discernimento spirituale e direzione spirituale, en L.
de nuestras posibilidades y con las ayudas con que conta- SERENTHÁ-G. MOIOLI-R. CORTI, La direzione spirituale oggi, Milán 1982, 64,
mos; y también nos comprometemos a llevarla a cabo una 70.
45
Cf IGNACIO DE LOYOLA, Ejercicios espirituales, nn. 314ss., en Obras
vez que nos parece haberla identificado. Por consiguiente no completas de san Ignacio de Loyola, I. IPARRAGUIRRE (ed.), BAC, Madrid
podemos exigir especiales garantías o signos extraordinarios 1952, 226ss.

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los modos adecuados a la materia en cuestión. Cuando, por En cualquier caso, insistimos en que el discernimiento
ejemplo, un capítulo general discierne sobre algunos puntos comunitario es un instrumento importante para el crecimien-
de las Constituciones tomando decisiones que van más allá de to humano y espiritual, ofrece una oportunidad preciosa de
las Constituciones mismas, es necesaria una aprobación espe- maduración general a los individuos y al grupo; no sería
cial de ámbito superior. O cuando una comunidad decide rea- conveniente, por tanto, limitarlo tan sólo a unas circunstan-
lizar una compra, por encima de una cantidad concreta, o de cias extraordinarias de la vida comunitaria, cuando se debe
abrirse a un campo apostólico determinado, existe igualmente decidir algo importante; puede y debe, más bien, convertirse
la necesidad de confirmación por parte de un órgano superior. en una manera de vivir, de relacionarse, de crecer juntos en
Para concluir, la confirmación que podríamos considerar la tensión central de nuestra vida, la que nos lleva a buscar a
interior-exterior es la que viene de la vida, es decir, de la Dios y a ver su rostro reflejado en las circunstancias ordina-
puesta en práctica de la decisión tomada. Si la ejecución de rias de nuestro vivir. Debe convertirse en estilo de vida.
la decisión intensifica la vida teologal de los miembros de la Digamos que es el «estilo de vida evangélica y fraterna
comunidad, si aumenta el amor, y libera energías apostóli- de una comunidad que, fiel a su vocación, vive en un conti-
cas haciéndolas creativas, si produce una mayor «presencia» nuo dinamismo de búsqueda de la voluntad de Dios sobre su
o una mayor acogida recíproca de los hermanos o favorece vida y su misión. Es un modo de vivir juntos el propio
la comprensión y el camino común hacia la santidad co- carisma. Es la actitud de una comunidad que vive en un
mún46. Todo esto no puede sino confirmar la decisión desde estado de vigilancia evangélica y de decisión espiritual»48.
el punto de vista tal vez más fidedigno y visible, esto es, el El discernimiento, entendido como estilo habitual de vida
de la vida misma. comunitaria, es aún más importante que el discernimiento
Es evidente que cuanto más converjan los tres tipos de visto como un momento formal de decisión extraordinaria.
confirmación, mayor será la fuerza de la decisión. Si, por el Este segundo aspecto, vinculado a determinados momentos
contrario, faltan estos elementos de confirmación, habrá que de la vida en común, debería crear una mentalidad radical-
tener la humildad y paciencia suficientes como para volver mente opuesta a la tendencia individualista del buscador so-
sobre la decisión tomada. litario de Dios, mentalidad de comunión y de participación,
mentalidad que persigue recuperar la comunidad como lugar
teológico de la presencia de Dios, del hermano como media-
El discernimiento comunitario ción sorprendente de su voluntad, de las decisiones cotidia-
como estilo de vida nas como misteriosos fragmentos donde la divinidad se oculta
y se desvela, se entrega y nos espera. Si el discernimiento
«El discernimiento comunitario —dice ingeniosamente comunitario extraordinario no crea esta mentalidad que hace
Baruffo— es una realidad analógica; ha de ser ejercitado de que se convierta en algo ordinario, sirve de bien poco: no
forma mínima o completa según las circunstancias espiritua- será sino un esfuerzo inútil y artificioso, porque carecerá de
les en las que se desarrolla»47, o según las circunstancias continuidad en la vida de siempre y de todos.
generales en que se encuentra la comunidad, bien en lo que Por otro lado, la relación es también recíproca y funciona
respecta a la disponibilidad de tiempo, bien en lo concer- a la inversa: sólo cuando se ha creado esta mentalidad y exis-
niente al ambiente interno del grupo. te la disponibilidad habitual para la búsqueda común de lo
agradable a Dios, incluso en las cosas más pequeñas, sólo
Cf A. BARUFFO, O.C, 16.
Ib, 14. Ib, 3.

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entonces existirá el clima adecuado en el que se puede cele- Ciertamente esto parece demasiado ideal, como una meta
brar un discernimiento comunitario en el sentido más técnico a la que tender, como esperanza que hay que mantener siem-
de la expresión. En este sentido también puede jugar un cier- pre viva en este tiempo, en determinadas jornadas comunita-
to papel el hábito de la collatio, especialmente cuando no rias más bien hastiosas. Pero también estamos convencidos
sólo es una actividad de oración programada y oficial, sino de que este es el futuro de nuestras comunidades, el punto
que se convierte en clima de comunicación espiritual sincera. de llegada de una formación que no podrá sino ser perma-
En este caso, la actitud habitual para este tipo de comunión nente.
puede facilitar también la puesta en escena de un proceso Por otro lado, ¿acaso no se ha dicho que vivimos hoy en
formal o informal de discernimiento comunitario, y todo esto día tiempos de discernimiento?
de forma natural, porque compartir la Palabra lleva, por su
propia naturaleza, a decidir juntos frente a la Palabra misma.
Por otro lado, sin embargo —y la objeción es obvia—, el
discernimiento comunitario que hemos descrito es muy com-
plejo; entonces, ¿como imaginar que pueda convertirse en
algo habitual un mecanismo que requiere un considerable
empleo de tiempo y un ritmo que difícilmente podemos per-
mitirnos? Es evidente que el esquema propuesto se refiere
tan sólo al discernimiento comunitario entendido en sentido
estricto. Cuando el discernimiento se convierte en estilo de
vida, asume el sentido más general de ese esquema, sus mo-
mentos más decisivos, los puntos clave. Por ejemplo, una
vez propuesto el tema, se podrá dejar un espacio de tiempo
de oración y reflexión relativamente breve (un par de días),
para tratar después de concentrar en una sola reunión comu-
nitaria el discernimiento que hay que hacer en común, con
la toma de decisión. Lo importante, más allá del tiempo y de
la articulación concreta de las diversas fases, es que la co-
munidad esté convencida de poder y deber vivir en común
las decisiones, como valioso momento de crecimiento co-
munitario, según las condiciones y las posibilidades concre-
tas de cada circunstancia, pero llegando, en cualquier caso,
a buscar juntos, a permanecer unidos ante Dios y su miste-
rio, a ayudarse mutuamente en este camino. Si una comuni-
dad insiste en este estilo y en este aprendizaje humilde y
paciente, todas estas cosas le saldrán cada vez con mayor
espontaneidad y naturalidad.
Y entonces dará testimonio, siempre con una mayor con-
vicción y eficacia, de la fuerza unificante de vivir juntos o,
mejor aún, de caminar juntos hacia el monte santo de Dios.

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