El Partido Político Catch-All y El Partido Cártel

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Partidos Políticos

UNAM

Tema 3
Actividad: El partido catch-all y el partido cártel

Alumno: Zárate Flores Benjamín Ernesto


Asesor: Hernández Montes de Oca Ricardo
Los partidos políticos hoy día se consideran uno de los temas centrales de la ciencia
política, y por supuesto, de los llamados “sistemas políticos”. Los partidos se contemplan
como uno de los actores políticos más relevantes dentro de los regímenes que constituyen
los Estados democráticos modernos, de ahí que exista una gran variedad de tipos de
partidos que se adaptan y se configuran de acuerdo a un contexto social y temporal
específico.

Sabemos que los partidos políticos son organizaciones de reciente formación,


específicamente, su existencia dentro de la sociedad no abarca más de dos siglos. No solo
son las organizaciones que designan a los candidatos para el ejercicio electoral, pues su
función es también, llegan a elaborar programas e instrumentos formales para la aplicación
de las políticas públicas. Estos también articulan las preguntas que están ampliamente
difundidas y replicadas en la sociedad a las que pertenecen, aplicando y fungiendo como un
receptor a las exigencias programáticas provenientes de asociaciones colaterales que
funcionan también como las portadoras de los votos.

En un régimen democrático, los partidos políticos son los principales mediadores entre
los votantes y sus intereses, donde su análisis, suponen una contribución esencial al
estudio de la democracia, por lo que pueden y deben contribuir al estudio de la teoría
democrática (Puhle, 2007 ; 71).

Podemos decir que existen seis factores que afectan a los partidos políticos en cuanto
a rendimiento y evolución: las dimensiones electorales, los intereses de los afiliados, la
organización de partido, el sistema de partidos, la formulación de políticas públicas y la
implementación de éstas (Puhle, 2007 ; 75).

Ahora bien, toca el turno de detallar dos tipos de partidos que han constituido una
amplia mayoría en cuanto a las configuraciones de los partidos contemporáneos, me refiero
al “partido catch-all” (toma todo) y al llamado “partido cartel”.

El partido catch-all asciende tras terminar la Segunda Guerra Mundial (aunque parece
existir años atrás dentro de los Estados Unidos) y se da como una derivación de los partidos
de integración de masas. Llega formalmente con la emergencia durante la segunda ola de
adaptación y modernización política, la cual no es más que una reestructuración de los
partidos y de la organización de la política contemporánea (Puhle, 2007 ; 75).

Dichos partidos aparecen en un periodo de desideologización (también mencionado


como reducción del bagaje ideológico o relajación de las posiciones ideológicas), lo cual
contribuyó posteriormente a su ascenso y expansión a nivel mundial; puesto que al
prescindir de una ideología formal, se abría la expectativa ideológica hacia los votantes, lo
que contribuía a un mayor número de votos.

Formalmente, el término “catch-all” nace del jurista y politólogo alemán Otto


Kirchheimer, quien en 1965 lo publicaría como Catch-All Party o Catch-All Mass Party
(Puhle, 2007 ; 75).

La política catch-all se fortaleció iniciada la década de los años sesenta como parte de
la irrupción de la televisión como medio dominante de comunicación política, iniciándose
con la campaña presidencial estadounidense de 1960, extendiéndose en la siguiente
década por toda Europa occidental, donde penetró tan fuertemente que incidió para que los
partidos catch-all europeos tuvieran un predominio enorme como parte de los sistemas
públicos de televisión y de los diversos mecanismos de control que se ejercían en diferentes
países del antiguo continente (Puhle, 2007 ; 84).

Es para la década de los setentas que el tipo catch-all se configuraba como el 90% de
los partidos políticos en el mundo, sin embargo, este porcentaje se reduciría a un 70% para
la década de los noventas; quizás, como parte de la crisis que incluyen factores como
tradiciones y las trayectorias de las teorías sobre partidos políticos, de la amplia gama de
paradigmas y de enfoques sobre el análisis de los partidos; así como del cambio de los
partidos, del relativo consenso sobre las fases y su periodización y las limitaciones y
problemas del tipo catch-all desde sus origines (Puhle, 2007 ; 75,79).

Hoy día, los partidos catch-all se consideran vulnerables, al poseer una menor
organización, así como una mayor segmentación y fragmentación al interior de dichas
instituciones políticas. Esto puede deberse a la llamada tercera ola de adaptación y
modernización, lo que implicó la modificación de gran parte de éstos, teniendo en si factores
de crisis como la debilidad estructural endémica del partido (es débil en su capacidad
integradora, en la articulación de políticas públicas y en el liderazgo) y, por lo tanto, en su
capacidad para retener un apoyo de un cuerpo estable de miembros y votantes en
momentos de adversidad (Puhle, 2007 ; 94).

Los partidos catch-all modificados poseen características específicas que destacan


antes y después de la crisis, por ejemplo, una definición de las políticas públicas, la
articulación, agregación y representación de intereses, la movilización y socialización
políticas de los ciudadanos, así como un reclutamiento de élites y la formación de
gobiernos. (Puhle, 2007 ; 95).

Al aumentar la crisis de los partidos catch-all, los llamados partidos cartel comenzaron
a verse como una opción vigente de acuerdo a la configuración política de su época.
Específicamente, los partidos cartel entran al panorama de la ciencia política por medio de
Richard Katz y Peter Mair en 1995. Estos autores consideraban a los periodos de crisis no
como un mero desplome en la organización de sus afiliados, si no como una mera
adaptación a los retos de la llamada “sociedad post-industrial”. (Martínez, 2016 ;
1053,1073)

Para Katz y Mair, el partido cartel contempla a los partidos como agentes de la esfera
del Estado, que actúan desde arriba para ofrecer mecanismos y canales de participación a
la ciudadanía o a los distintos grupos que conforman la sociedad civil (Puhle, 2007 ; 94).

El concepto de partido cartel ha encontrado en ese ambiente las mejores resonancias


para convertirse en el modelo hipotéticamente dominante en las democracias modernas,
pues ofrece una representación conceptual de los patrones de cambio en las relaciones
entre el Estado, la sociedad y los propios partidos (Martínez, 2016 ; 1056).

En posteriores formulaciones de Richard Katz y Peter Mair, advierten que el


financiamiento estatal fue el punto por el que se detonó el concepto del partido cartel, pero
que éste ha progresado constantemente en su construcción. De esta evolución la primera
sería su propia construcción, la cual aparece como la crisis del tipo catch-all, teniendo en si
mismo antecedentes de tipos de partidos como los llamados partidos de cuadros, del
partido de masas y por supuesto, de los considerados partidos catch-all (Martínez, 2016 ;
1058).

Aunque el partido cartel se considera una opción deseable, entre otras cosas por su
plausible lazo con un entorno de desafección hacia las instituciones políticas, resulta
adecuado asociar el desencanto con la democracia con esta forma de partido, sin embargo,
Katz y Mair reconocen que el partido cartel es un tipo ideal condicionado por una tradición
de pactismo, de un amplio financiamiento estatal, de gobiernos de coalición y de gabinetes
compartidos; aunque por supuesto, sus consideraciones no siempre resultan del todo
acertadas.

De este modo, el partido cartel puede ser aún más frágil y vulnerable de lo que ha sido
el tipo catch-all a lo largo de su trayectoria, y no es probable que prevalezca en las próximas
décadas puesto que las consideraciones antes mencionadas para su crecimiento o
desarrollo no siempre estarán garantizados; sin embargo, son hipótesis no verificables por
sus autores por la súbita muerte de Peter Mair, dejando inconcluso su trabajo con Richard
Katz.

Así, es palpable que los partidos políticos atraviesan por distintos periodos de crisis,
sin embargo, es importante considerar el como salen o sortean tales periodos de riesgo. En
el caso del catch-all, es pues notorio el periodo de declive al evaluar las distintas
transformaciones por las transitan como una mera forma de resucitar o de adaptarse al
contexto social-histórico actual, lo que es notorio a simple vista, pues relegan de su
ideología y comienza una clara devaluación de su militancia; incluso, subyugándose al
sistema.

Por su parte, el partido cartel, a diferencia de los partidos de masas o los catch all, no
desean netamente el tener una mayor cantidad de agremiados o partidarios, pues su fuente
principal de financiamiento no proviene de los integrantes, sino de los recursos del Estado
que se limita únicamente por lo que disponga la ley electoral que los rija, por lo que los
recursos económicos para su subsistencia no son algo que consideren una preocupación
latente.
Bibliografía:

– Puhle, H. J. (2007) “”Partidos políticos. Viejos conceptos y nuevos retos”. Madrid, España.
Editorial: Trotta/Fundación Martín Escudero.

– Martínez, V. H. (2016). “Partido cártel. Una revisión crítica del concepto”. Foro
Internacional.

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