Ley de Los Grandes Números
Ley de Los Grandes Números
Ley de Los Grandes Números
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Imponer la ley
Por qué los casinos ganan siempre
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LA HONORABLE MULTA DE AUTOBÚS
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es así, ¡corre a cambiar tus fichas por dinero Yvete! Pero no
cuentes con que eso ocurra. A largo plazo, los jugadores de
casino pierden más dinero del que ganan. A algunos jugado-
res les sale bien, pero de media el casino gana dinero. Tiene
que ser así. Es la ley.
Otro juego de casino es el keno. En la modalidad de 80
bolas, el jugador puede escoger diez números entre 1 y 80.
Después, una máquina extractora escoge aleatoriamente vein-
te bolas numeradas entre el 1 y el 80, Yel premio del jugador
depende de cuántos de esos números haya elegido, o sea, del
total de coincidencias. En una de las versiones del juego si se
apuestan 10 dólares no se gana nada por tres o menos coinci-
dencias, pero se ganan 1Opor cuatro aciertos, 20 por cinco,
200 por seis, 1050 por siete, 5000 por ocho, 50.000 por nue-
ve, y la friolera de 120.000 dólares si los diez números
esco-
gidos coinciden.
Un premio en potencia de 120.000 dólares por una apues-
ta de sólo IOresulta muy tentador y ayuda a atraer a clientes.
Lamentablemente, el número de posibles combinaciones dis-
.tintas de 20 bolas de un total de 80 que la máquina extractora
puede hacer se acerca mucho a 4 seguido de 18 ceros, una
suma elevadísima. Y cada una de las combinaciones tiene las
mismas posibilidades de salir. La cantidad de combinaciones
que incluyen las 1Oque tú hás escogido es de casi 4 seguido
de 11 ceros, también una suma elevada, pero mucho menor.
La probabilidad de que los diez números coincidan en el
keno es la segunda cifra dividida por la primera, lo que equi-
vale a cerca de una posibilidad entre 9 millones: prácticamen-
te nula. Lamento decirlo, pero no vas a acertar los diez núme-
ros en el futuro cercano.
Ahora bien, acertar cuatro números es más probable. El
número de combinaciones que coinciden con sólo cuatro de
las cifras que has escogido es de 521.000 billones, y dividien
-
do esa cantidad por el número total de combinaciones, da una
proba~ilidad de casi el 15 %. Por otra parte, con cuatro coin
-
cidencias sólo se te devuelven tus IOdólares, nada más. La
¿LENTO PERO SEGURO?
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ras correrá durante una y avanzará cuatro kilómetros. E _
tretanto, la tortuga sólo avanzará dos kilómetros. ¡Vict:-
ria de la liebre!
Así pues, desde la perspectiva de la probabilidad, la
fábula de la liebre y la tortuga trata sobre cómo equili-
brar las velocidades altas Y los periodos de siesta me-
diante un cuidadoso cálculo de los valores medios para
determinar quién ganará la carrera. No versa sobre una
ética del trabajo constante ni sobre los perjuicios de un
estilo de vida poco fiable. Tal interpretación constituye
una flagrante, dañina e injusta discriminación del azar
rmsmo.
o 4,58 % 0$ 0$
1 17,96% 0$ 0$
2 29,53 % 0$ 0$
3 26,74% 0$ 0$
4 14,73 % 10$ 1,47$
5 5,14% 20$ 1,03$
6 1,15% 200$ 2,30$
7 0,16% 1.050$ 1,69$
8 0,014% 5.000$ 0,68$
9 0,00061 % 50.000$ 0,31$
10 0,000011% 120.000$ 0.01$
50
has pe rs on as pi en sa n que la respuesta ti· ene que ser
~Kuc
1n
a, un 67 %. Deduc en que la probabilidad de que sa1ga
se .
416, 0 spués de cuatro tiradas. ha de ser cuatro veces 1a pro-
de es posibl e. S.1-
un 3 1 1 za m 1e nt o. P er o no
dad de ,un. so o. an ces, la probabi-
babili 1 an za un da do se is ve
uiendo esa log1ca, s1 se r 6/ ?, o se a, un 100% - y
3 de be ~e
[idad de que salga un er to (i ncluso después de seis
e es o no es ci
dos sabemos qu . d 1 un 3 )- . El problema
to adas, no esta' gar~ntzza o que sa g a
tir
o su po ne un a so br ee st imación; si sale
ue este razonam.1ent d' . sumando
esen cuatro lanzam1entos 1st1ntos, realmente estás
q
3 1/ 6 pa ra ca da un o de los cuatro 3 que sa-
una probabilidad de as co ntarla sólo una vez.
ve rd ad , de be rí
lieron, aunque, en de ca lc ul ar la probabilidad de
rr ec ta
Veamos la fonna co cuatro veces.
que salga al ~enos un 3
cu '" !~ º se tir a un da do
la pr ob ab 1b da d de qu e no salga un 3 equi-
Cada Ianzam1ento, ro tir adas, la probabilidad de
lo ta nt o, en cu at
vale a 5/6. Por ce s eq ui va le 5/6 multiplicado
de la s ve
que no salga 3 ninguna e eq ui va le a 48,2%. Así que
ve ce s, lo qu
por sí mismo cuatro m en os un 3 es de 100% me-
ob te ne r po r lo
la probabilidad de su pe ra el 50 % y es mucho
o ap en as
nos 48,2%, o 51,8%. Est cr een correcto.
el 67 % qu e m uc ho s
menos que is m o pr ob lema es el que dio
en te , es te m
Sorprendentem na de la pr ob abilidad. En
át ic a m od er
origen a la teoría matem to ju ga do r llamado Antoine
n, un as tu
la Francia del siglo xv te ní a pingües beneficios
ro de M ér é, ob
Gombaud, Caballe os un 6 si se tiraba un dado
sa ld ría al m en
apostando a que e su pr ob ab ilidad de ganar
be m os qu
cuatro veces. (Ahora sa 50 % , as í qu e sus ganancias a
su pe ra el
era de 51,8%, lo cual po r la le y de los grandes nú-
as eg ur ad as
largo plazo estaban la ap uesta para decir que un
elan te m od ific ó
meros.) Más ad m en os un a ve z si se tiraban
po r lo
par de seises aparecería ed uj o qu e como un par de sei-
tr o ve ce s. D
dos dados veinticua 36 , y co m o 24 /3 6 equivale a
d de 1/
ses tiene una probabilida s ap ue st as serían las mismas
416, las probabilidade s de la s do
m en na rí an . Si n em bargo, la verdadera
Ysus ganancias no nd a ap ue st a es de 100% me-
ta se gu
probabilidad de ganar es
51
nos 35/36 multiplicado por sí mismo veinticuatro vece
cual da como resultado 49,l %. Un poco por debajo del 8' 10
50
así que el pobre caballero comenzo' a perder d'mero. Se Vol %
.}
,
una víctima de la misma ley de 1os grandes numeras de la V10
.d que
antes se había beneficia o.
Perplejo, De Méré se comunicó con el matemático y filó-
sofo francés Bias Pascal. Pascal, por su parte, mantuvo corres-
pondencia sobre esta y otras cuestiones relacionadas con el
brillante matemático Pierre de Fermat, abogado Yfuncionar¡
de alto rango en Toulouse, que más tarde propondría el últi-0
mo teorema de Fennat, de infausta memoria. Hoy en día sus
cartas se consideran el primer esfuerzo serio por estudiar la
probabilidad y la incertidumbre en términos matemáticos.
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originaron en una variante francesa de un juego de dados in-
7
glés, y fueron refinados gr~dualment~ hasta alcanzar su for-
ma actual en las embarcaciones fluviales estadounidenses
en las casas de j~e~~- (Se cree que el nombre «craps» es u~
la
error de pronunciac1on que cometían los franceses al decir
palabra inglesa «crabs>:, que en jerga se refería a sacar un par
de unos.) Pero ¿por que estas reglas concretas?
Para responder a esta pregunta hemos de tener en cuenta
-lo has adivinado-- la probabilidad. Gracias a la ley de los
grandes número~ conoc~mos ya el principio básico de los ca-
sinos: tudos lo.§.J!le_gos tienen que favorecer a la casa para ga-
rantizar que haya ganancias a largo plazo. Pero no deben fa-
~ ecerla demasiado, pues, en ese caso, nadie jugará.
Entonces , ¿cómo se las arregla el juego de los dados?
Por la tabla 3.4 sabemos que la probabilidad de que salga
e-
7 u 11 en el primer lanzamiento (y, por tanto, de ganar inm
la
diatamente) es 8 entre 36, o cerca de 22,2%. Por otro lado,
probabilidad de que salga 2, 3 o 12 en la primera tirada (y,
por tanto, de perder enseguida) es de cuatro entre 36, o en
tomo a 11, 1%. Así, en la primera tirada, las posibilidades de
ganar son el doble que las de perder.
Hasta aquí todo va bien. Pero ¿qué sucede con el restante
66, 7% de las veces, cuando sale otra cantidad en la primera
tirada? Aquí las cosas se complican porque ese valor se con-
vierte en el «punto», y la probabilidad de ganar depende de
-
esa cifra. Calcular la probabilidad de ganar exige ahora reali
zar una compleja suma de las diferentes probabilidades de
obtener los diversos valores del punto, multiplicadas por las
probabilidades de ganar una vez que conocemos el punto.
Tras multiplicar todas las fracciones y calcular todas las
s
sumas, resulta que la probabilidad total de ganar a los dado
la
equivale a 244 entre 495, o 49,2929%. En otras palabras,
-
probabilidad de ganar a este juego es sólo ligeramente infe
rior a una apuesta justa de 50-50.
Esto significa que si apuestas diez dólares a los dados, el
49,2929% de ]as veces ganarás diez dólares, mientras que
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el otro 50, 7071 % del tiempo los perderás. Tus beneficios Il1e-
dios equivalen a 10$ x 49,2929% menos 10$ x 5?,_707¡ %.
Esto arroja un resultado de -0,141$. Por. lo ~to, si Juegas a
los dados una y otra vez, a largo plazo perderas unos catorce
centavos por cada apuesta de diez dólares que hagas. La pro-
babilidad apenas está en tu contra, pero la ley .de los grandes
números dice que es lo bastante como p~a que a la larga el
1 casino gane -y todos sus jugadores, considerados en su con-
11
junto, pierdan- mucho dinero.
1/
1
Ahora veamos cómo se desarrollaron las reglas de los da-
1
dos. Si la probabilidad se inclinase a favor del jugador, los ca-
¡:
sinos perderían dinero y acabarían por tener que cambiar las
reglas. Pero si la probabilidad favoreciese demasiado a la
1 casa, los jugadores se frustrarían y dejarían de jugar, y el ca-
11
55
j
Juego Pérdida media
Ruleta 0,526$
Keno* 2,51
Máquinas tragaperras 0,50 a 1,20$1
Dados 0,141$,
Línea de no pase 0,137$
Tabla 3.5. Pérdida media con apuestas de 10$ en varios juegos de casino.
56
----- >
1 media
!6$
APUESTAS TENTADORAS
t1
1,20$
1$ -¡Prospere! -grita el voceador-. Haga fortuna
7$ con las maravillas _del juego. ¿Le apetece jugar un rato a
la ruleta, caballero? ¡La semana pasada un apostante ganó
descrita J0.000 dólares a la ruleta!
Amablemente declinas la oferta, explicando que en la
ruleta 1a probabilidad está en contra del cliente, a la larga.
sjuegos de casino. - ¿Por qué no el keno, entonces?¿ O los dados?
Aclaras que sabes que también en esos juegos la pro-
en otras apuestas babilidad está en contra del cliente.
~on't Come, Pro- -Está bien --continúa el voceador-. Ya veo que es
das y no siempre usted demasiado listo para juegos simples como ésos. ¿Por
qué no prueba nuestro nuevo juego, el gira-lanza-tira-ex-
rrae? Combina una rueda de ruleta, dados, monedas y una
guna, puedes es-
máquina extractora de un modo tan complicado que nunca
estas el jugador, podría calcular las probabilidades. ¿Qué le parece?
ués de todo, los Miras a tu alrededor y ves las brillantes molduras dora-
ores para asegu- das del casino, la suntuosa moqueta, las bebidas gratis y los
i ligeramente la cientos de trabajadores bien remunerados. Sabes que
1tiza beneficios los dueños tienen unos ingresos constantes. Eso debe de
significar que las probabilidades en todos sus juegos están
en contra del cliente, un poco al menos.
-Que no va a poder ser -replicas mientras sales del
casino para ir a bailar swing.
57
bz
juegas una y otra vez el mejor jugado~ se pondrá Por dela
Si lanzas unas pocas monedas cualquier resultado es Pos. llte.
1
• u·ras muchas monedas tanto cara como
. . cruz t
e saicthle, ,
pero si ·
·madamente la mitad de las veces. Si inviertes en acc·tan
apro Xl
nes de una compañía puedes ganar o perder cantidades Io,
tu suerte seguirá la t enor,
mes , pero si inviertes en muchas,
Q • , enden
cia general del mercado. mzas en. un cruce dado te pare u-
semáforo rojo, pero a lo 1argo de1tiempo los semáforos t n
. 1 s· h ratan
a todos los conductores por igua . i .ec as. .sólo un grano de
sal en tu pasta puede caer en cua1quier sitio, pero si s·
igues
., t . ., b'
echando granos. al .azar es os se repartrran ien por el plato.y
d
cada vez que mspITas, pue es estar seguro de que, del e
de un billón de billones de moléculas de oxígeno que c:rca
parten cm1tigo la habitación~ muchas de ellas están lo bast::
te cerca como para que resprres, y no todas están agazapada
bajo la cama. En todos e_stos .casos, el carácter aleatorio d;
cada juego, lanzamiento de moneda o fluctuación bursátil in-
dividuales tiende a compensarse a medida que calculamos la
media con más elementos.
Cuesta escapar de la ley de los grandes números, aun in-
tentándolo. No hace mucho mi esposa y yo nos fuimos de va-
caciones en invierno, y yo traté de desconectar de mi vida
como probabilista. Mientras me relajaba en un humeante ja-
cuzzi exterior rodeado de nieve, me fijé en un recipiente que
flotaba con desidia en la bañera, dispensando desinfectante y
quién sabe qué otra cosa. En un momento cualquiera, el reci-
piente podía estar en cualquier lugar. Pero con el tiempo, con
los suficientes empujones, vaivenes y alteraciones, el reci-
.piente recorrería todo el jacuzzi,: y la ley de los grandes nú-
meros garantizaría que la bañera estuviese desinfectada por
igual en todas partes. Hasta de vacaciones encontré la teoría
de la probabilidad flotando a mi alrededor.
El principio del promedio a largo plazo también se aplica
en muchos otros ámbitos. Veremos que aclara por qué ciertas
pequeñas diferencias en la estrategia de póquer pueden tener
un efecto grande sobre una larga noche de juego. Explica por
58
,
é los estudios médicos pueden demostrar en ocasiones la
· .
qu erioridad de un trataffilento sobre otro. 'T'1amb'"
1en arroja luz
1 d .. ,,
suP el modo como as encuestas e op1n1on pueden con-
bre
. en una hor-
ciuir que «estos resu1tados se cons1'deran precisos
so
quilla de cuatro puntos porcentuales, 19 de cada 20 veces».
Entonces, ¿resuelve la ley de los grandes números todos
los problemas de la probabilidad? En absoluto. De hecho, el
celebrado economista Jobo Maynard Keynes opinaba lo si-
guiente acerca de la excesiva confianza en los cálculos a lar-
go plazo: «Este largo plazo es una guía engañosa para los
acontecimientos actuales. A largo plazo todos estamos muer-
tos. Los economistas se imponen una tarea demasiado fácil,
demasiado inútil si en las épocas tempestuosas sólo nos pue-
den decir que cuando la tonnenta haya pasado el océano esta-
rá de nuevo en calma».
Keynes tiene parte de razón. Igual que no es suficiente
que los atletas «usualmente» respondan bien -tienen que
responder bien específicamente en la final de la Super Bowl o
en las olimpiadas, donde es más importante-, tampoco basta
con saber que la economía mejorará «a largo plazo»; lo que
pase a corto plazo también es importante. Pero a pesar de esta
limitación, los cálculos de probabilidad a largo plazo siguen
reportando unos beneficios y un poder enormes. Desde los
casinos a la evolución, desde las encuestas al póquer, la ley
de los grandes números ofrece una comprensión profunda de
los efectos a largo plazo del azar.