La Experiencia Escolar A Traves de relatosIMPORTANTE
La Experiencia Escolar A Traves de relatosIMPORTANTE
La Experiencia Escolar A Traves de relatosIMPORTANTE
RESUMEN
La narrativa es una de las formas características de construir la realidad en la
medida en que expresa, representa y ordena la experiencia dinámica de la acción
humana. Aplicada a la investigación de la experiencia escolar, permite descubrir
cómo el alumnado interpreta determinados acontecimientos o situaciones vividas en
la escuela. En este artículo profundizamos en las principales dimensiones desde las
cuales se entiende la narrativa dentro del campo de las ciencias sociales: (a) Como
material que se investiga, se concibe como una experiencia expresada en un relato
y principal recurso para el análisis del contexto escolar; (b) Como forma de pensa-
miento, se trata de un proceso cognitivo a través del cual las personas expresan y
valoran su experiencia; (c) Como enfoque de investigación, constituye una forma de
construir, explorar o analizar las experiencias individuales y colectivas. En definitiva,
la narrativa en forma de relato es una técnica que, aunque se utiliza escasamente
dentro del campo educativo, resulta adecuada a la hora de inferir creencias, deseos,
valores o actitudes que los estudiantes poseen sobre su entorno escolar.
SUMMARY
Narrative is one of the characteristic ways of constructing reality in as much as
it expresses, represents and puts into order the dynamic experience of human action.
Applied to research on the school experience, it helps reveal how pupils interpret
certain events or situations experienced at school. We will expound in this article
the main perspectives from which narrative is understood within the field of social
sciences: (a) As material for research, it is conceived as an experience expressed in a
narrative anecdote, and primary resource for the analysis of the school context; (b) As
a form of thought, it is a cognitive process through which people express and assess
their experience; (c) As a research approach, it constitutes a way of constructing,
exploring or analyzing individual and collective experiences. In short, though rarely
used within the field of education, narrative in the form of anecdote is a technique
that is suitable when inferring the beliefs, desires, values or attitudes that students
hold regarding their school environment.
SOMMAIRE
La narration est un des moyens caractéristiques de construire la réalité étant
donné qu’elle manifeste, représente et ordonne l’expérience dynamique de l’action
humaine. Elle permet de découvrir, dans le domaine de l’expérience scolaire, com-
ment les élèves interprètent certains événements ou situations vécus à l’école. Dans
cet article nous essayons d’aller au fond des dimensions considérées essentielles
pour comprendre la narration dans le domaine des sciences sociales: (a) En tant que
matériel pour la recherche elle est conçue comme une expérience exprimée dans
un récit et le moyen fondamental pour l’analyse du contexte scolaire; (b) En tant
que structure de la pensée, il s’agit d’un procédé cognitif par lequel les personnes
expriment et évaluent leur expérience; (c) En tant que mise au point de recherche
c’est un moyen de construire, explorer ou analyser les expériences individuelles et
collectives. En fin de compte, la narration sous forme de récit, une technique rare-
ment employée dans le domaine éducatif, est cependant appropriée à l’heure de
déduire des croyances, des désirs, des valeurs ou des attitudes que les étudiants ont
sur leur milieu scolaire.
1. Introducción
De este modo, trabajar con relatos de alumnos supone dentro del campo de
la investigación educativa un compromiso para el investigador con la comunidad
científica tanto a nivel teórico (generación de conocimiento nuevo sobre determi-
nadas situaciones/hechos educativos) como a nivel práctico en tanto que, desde
lo que hay, se procura una mejora en la eficiencia, eficacia y calidad del proceso
de enseñanza-aprendizaje.
1997, 2000), psicología (Polkinghorne, 1988, 2004; Bruner, 1984, 1988, 1991, 1999),
sociología o sociolingüística (Labov, 1982, 1983, 1996) se hayan interesado por este
nuevo modo de conocer.
Las aproximaciones a la investigación narrativa desde estas disciplinas han
hecho que este enfoque –como fenómeno y proceso– aumente en complejidad
conceptual y funcional (Cortazzi, 1993). Si, desde el ámbito del conocimiento psi-
cológico, la narrativa se entiende como una modalidad de pensamiento a partir de la
cual se accede al conocimiento de la realidad y representarse el significado de nuestra
experiencia a otros o como un sistema cultural, desde el ámbito de la sociolingüística
es uno de los principales recursos lingüísticos que los miembros de un grupo social
utilizan para construir su mundo y organizar su experiencia, conocimiento y tran-
sacciones dentro del mundo social.
Uno de los argumentos que explica la pertinencia de este enfoque y método
de investigación dentro del campo educativo es que a través del mismo se pue-
den aportar ideas sobre la naturaleza de la vida humana que pueden aplicarse a
la experiencia educativa. Como señalan Connelly y Clandinin «La razón principal
para el uso de la narrativa en la investigación educativa es que los seres humanos
somos organismos contadores de historias, organismos que, individual y social-
mente, vivimos vidas relatadas. El estudio de la narrativa, por tanto, es el estudio
de la forma en que los seres humanos experimentamos el mundo» (Connelly y
Clandinin, 1995, 11).
De este modo, la forma más directa de acceder a la experiencia educativa de
los alumnos será mediante la representación de los acontecimientos que aquéllos
revelan en sus relatos. Esto nos lleva a considerar que la investigación sobre el con-
texto escolar debe incluir la narrativa como recurso metodológico con capacidad
de comprensión sobre diversos aspectos de la vida escolar. Entre la tipología
de narrativas que pueden encontrarse dentro del área de la educación encon-
tramos principalmente tres (Elbaz, 1990): la narrativa en el currículum, la narrativa
en la vida de los maestros o de los escolares y la narrativa de los investigadores
tanto en el proceso de indagación como en los informes de los resultados de la
investigación.
En definitiva, si la narrativa constituye una modalidad de pensamiento a partir
de la cual las personas interpretan la realidad, aplicar este enfoque al análisis de las
experiencias escolares del alumnado supone recurrir a los relatos personales como
recurso desde el que se pueden inferir determinadas creencias, deseos e intencio-
nes que éstos tienen sobre la institución educativa y su propia vida escolar.
la enseñanza y del contexto escolar. Sin embargo, durante mucho tiempo este
tipo de material narrativo dentro del campo de las ciencias sociales no ha estado
científicamente tan valorado, tratándose en las investigaciones cualitativas como
información de «bajo nivel».
Fue a partir de la segunda mitad del siglo xx cuando los textos narrativos
empezaron a valorarse como materia y material de estudio desde disciplinas como
la antropología, folclore, semiología, lingüística o psicología. Reflejo de esta consi-
deración son los numerosos estudios realizados en los últimos decenios, utilizando
materiales narrativos con la finalidad de acercarse de forma directa al mundo cog-
nitivo del interlocutor (objeto de la investigación), identificando e interpretando
las representaciones que elaboran de la realidad. La consecución de este propósito
es posible desde el momento en que la narración de una historia o un relato se
considera un modo de comprensión y expresión de la vida, donde está presente
la voz de su autor. Es decir, cuando estamos ante una narración debemos enten-
derla como una experiencia humana vivida que es expresada en un relato (Bolívar,
Domingo y Fernández, 1997).
Desde el punto de vista del investigador, a la hora de trabajar con material
narrativo, es importante tener en cuenta las características y propiedades cualitati-
vas que definen a la propia narración como fenómeno. De una parte, una narración
consta de una secuencia singular de sucesos, estados mentales, acontecimientos
en los que participan seres humanos como personajes o actores. El significado que
puede otorgarse a estos elementos que componen la narración debe encuadrarse
siempre teniendo en cuenta el lugar que ocupan dentro del contexto de la secuen-
cia. Esto es lo que J. Bruner denomina secuencialidad narrativa. Asimismo, a pesar
de intentar analizar el significado de una narración de acuerdo con representacio-
nes «socialmente negociadas», este fenómeno narrativo no siempre se construye y
desarrolla por parte del narrador según patrones sociales que hacen prever deter-
minadas conductas y acciones en una situación determinada. Precisamente, uno
de los valores de la narrativa respecto a otro tipo de recursos es que refleja aquello
que se desvía de la norma, lo excepcional o inusual que cultural y socialmente
está establecido. Una vez detectadas estas desviaciones, tendremos que analizar y
comprender las razones que han llevado a esa situación.
Si bien una de las grandes incertidumbres que nos encontramos cuando lee-
mos un relato es determinar si aquello que se cuenta es real o imaginario, cuando
se utiliza como material a analizar, la narrativa no puede valorarse en términos
de verdadera o falsa, de real o de imaginaria, sino sólo de verosimilitud. En este
sentido, lo que da sentido y referencia a un relato será la configuración global o
trama que expone (la organización mental mediante la cual es captado el acon-
tecimiento). Como señala Humberto Eco (1996) es el pacto implícito que el
narrador realiza con el lector, en tanto que este último acepte el mundo imagina-
rio creado por el narrador como real y considere las cosas que cuenta del mismo
como ciertas.
En efecto, tal y como nos advierte Bruner (1991), los acontecimientos y las
acciones del mundo supuestamente «real» descritos a través de los relatos (paisaje
exterior de la acción) ocurren al mismo tiempo que una serie de acontecimientos
mentales en la conciencia del que relata (paisaje interior del pensamiento y la
intención). En función de esta característica el autor propone la siguiente definición
de la narrativa: «La narración trata […] del tejido de la acción y la intencionalidad
humanas. Media entre el mundo canónico de la cultura y el mundo más idiosin-
crásico de las creencias, los deseos y las esperanzas. […] Reitera las normas de la
sociedad sin ser didáctica. […] Puede incluso enseñar, conservar recuerdos o alterar
el pasado» (Bruner, 1991, 63).
De acuerdo con este conjunto de características, trabajar con relatos de alum-
nos significa que aquello que nos cuentan sobre sus experiencias dentro de la
escuela forma parte de una serie de actos verbales, simbólicos o conductuales
relacionados entre sí y a partir de los cuales debemos inferir una explicación y
comprensión convincente de aquello que nos cuentan.
Para poder llevar a cabo este análisis, debemos tener en cuenta una serie
de elementos que forman parte de toda narración. El contexto dentro del cual se
desarrolla el relato es un elemento fundamental para definir y dar significado a
los acontecimientos y personajes que forman parte del relato. En el análisis de las
experiencias escolares, la escuela como institución constituye el contexto principal
de las narraciones y uno de los elementos claves para dar significado al material
que se analiza. Acercarnos a este contexto implica tener en cuenta una serie de
unidades de análisis que lo conforman y que a su vez le darán una singularidad
al contenido del relato: tiempo narrativo, trama, espacio narrativo y escenario
(Larrosa et al., 1995).
En un relato el tiempo narrativo debe analizarse, como señala Ricoeur (1987),
como «tiempo humanamente relevante» en tanto que su importancia radica en los
significados que se asignan a los acontecimientos. En este sentido, es importante
advertir que los sucesos pueden desarrollarse a lo largo del relato en un orden,
duración y frecuencia determinada en función de la importancia, del énfasis o
ritmo que el narrador quiera imprimirle. Por su parte, la trama argumental cons-
tituye lo que es en sí el relato narrativo. Un relato narrativo consta de una secuen-
cia singular de sucesos, estados mentales, acontecimientos en los que participan
las personas como personajes o actores. Según el énfasis que se dé a la secuencia
narrativa (pasado, presente o futuro) podremos inferir la significatividad, valor e
intención que tiene para la persona aquello que narra. En relación con esta estruc-
tura tripartita del tiempo, Carr (1986) establece la estructura de las tres dimensiones
críticas de la experiencia humana: pasado (significatividad), presente (transmite
valores) y futuro (transmite intención). El espacio y escenario narrativo conforman
la atmósfera y lugar donde ocurre la acción y se forman los personajes, viven sus
historias y donde el contexto cultural y social juega un papel fundamental en tanto
que limita o permite el desarrollo de determinadas acciones.
1. De acuerdo con P. Ricoeur (1987) la mímesis forma parte de un proceso activo por el que se
representa la realidad, se recrea. El acto de representar es una actitud mimética en la medida en que produce
la acción o la configura y construye mediante un relato.
Para Ricoeur existen tres niveles de mímesis:
a) Mímesis I (prefiguración práctica): nivel en el que el actor, antes de proceder al acto creador
de su propia realidad, posee una comprensión previa del mundo que podrá ser narrada.
b) Mímesis II (configuración narrativa propiamente dicha): en tanto que el mundo se estructura
para la mente humana de forma narrativa, el ser humano puede escribir, redactar o narrar de forma
creativa la propia vida en forma de diario o biografía.
c) Mímesis III: nivel en el que el lector se apropia del relato y lo transforma en imágenes que dan
significado al mundo vivido. El lector no sólo comprende el contenido o sentido de la obra que lee, sino
que además lo aplica a su propio mundo.
comprender el mundo desde nuevas formas y nos ayuda a comunicar nuevas ideas
a los demás.
De otro lado, están aquellas narrativas que funcionan a un nivel inconsciente,
detrás de las acciones, de los eventos, entrelazando creencias, valores, conviccio-
nes, prejuicios socialmente establecidos. Son las denominadas coercive narratives
(McEwan, 1997) y funcionan como una fuerza social conservadora, actuando como
dispositivos legitimadores de nuestras creencias, acciones y comportamientos. A
nivel cognitivo, las utilizamos habitualmente como esquemas, andamios o plan-
tillas para organizar y dar significado a nuestras experiencias. Ejemplos de estas
narrativas son los mitos populares o las leyendas metropolitanas, que funcionan
a modo de parábolas o de anécdotas, en torno a vivencias humanas. Este tipo de
narrativas son especialmente interesantes en cuanto que expresan uno de los fines
que éstas tienen como forma de pensamiento: instrumento intelectual y práctico
de las culturas para transmitir estándares de identidad sociocultural y de compor-
tamientos a sus integrantes.
Tras el discurso narrativo de los estudiantes, además de su personalidad, de la
educación familiar y de las experiencias vividas, en la imagen que se construyan
de la institución educativa va a tener un papel clave el marco social y cultural en
el que desarrolla su vida diaria el estudiante. El estatus social así como el origen
cultural de los sujetos van a determinar la forma por la cual los alumnos adquieren
y elaboran sus creencias, conocimientos, experiencias, valores o expectativas hacia
la institución escolar.
Se considera que las versiones o historias que las personas construyen de sí
mismas y de la realidad son construcciones sociales según unas estructuras y sistemas
sociales establecidos. De modo que la singularidad de una historia personal puede
ser una vía para acceder a un parte del conocimiento del sistema sociocultural en que
está inmerso o ha vivido el individuo (Bolívar, Domingo y Fernández, 1997).
Asimismo, el interés por conocer cuáles son los condicionantes de carácter
social y cultural que intervienen en la construcción de los relatos así como las
posibles diferencias que existen entre sujetos de diferentes culturas se centra, fun-
damentalmente, en alcanzar una mejora tanto en el proceso como en los resultados.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el caso de los alumnos inmigrantes. Un
bajo rendimiento académico en estos alumnos culturalmente diferentes no debe
justificarse sólo por dificultades en el dominio del idioma del país receptor o un
escaso nivel escolar de base. Determinadas creencias sobre el papel del docente en
el aula, expectativas hacia la escuela o un bajo autoconcepto sobre sus capacidades
y posibilidades para conseguir éxito académico pueden ser factores explicativos
más poderosos para valorar la evolución del rendimiento e integración escolar
del escolar inmigrante. Así pues, a la hora de proporcionar ayuda adicional en el
contexto escolar a este tipo de alumnado, ésta no sólo debe ir dirigida al dominio
académico (programas de adaptación lingüística, de refuerzo académico), sino
también a otros dominios donde se desarrollen una serie de actividades dirigidas
al ajuste psicosocial de este colectivo.
percepción que el profesorado tiene sobre sus alumnos, el hecho de centrarse sólo
en conocer las experiencias escolares de los alumnos a través de los relatos limita
el conocimiento de la realidad educativa a un punto de vista. En este sentido, una
vez que se ha constatado la importancia que tienen en el desarrollo de la práctica
educativa las creencias, expectativas y valores de los alumnos, este conocimiento
debe ser contrastado y enriquecido por la imagen que tienen de la misma realidad
escolar el resto de agentes educativos.
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