Corvalan Resumen Congreso
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La construcción de la identidad, según Marc Augé, está entendida como el rasgo del lugar
antropológico, que data de sentido, donde los individuos se definen en virtud de ese lugar.
La población urbana ha adoptado diferentes estrategias y formas de vivir la ciudad de acuerdo con
sus condiciones económicas y socio-culturales.
En este trabajo se intentará indagar sobre el uso y la apropiación del espacio público.
Así es posible apreciar cómo la población urbana ha adoptado diferentes estrategias y formas de
vivir de acuerdo con sus condiciones económicas y socio-culturales.
Los primeros usos del concepto de lo público, en el siglo XIX se refería al bien común de la
sociedad, años después se entendió a lo público como aquello vinculado al manifiesto y a la
observación general.
El espacio público, según Segovia y Dascal, supone el dominio público, el uso social colectivo y
diversidad de actividad. Y aquí es donde se puede evaluar el espacio por la intensidad y la calidad
de las relaciones sociales que facilitan y estimulan la identificación simbólica, la expresión y la
integración cultural.
El concepto de lugar antropológico según Marc Augé, tiene tres rasgos comunes. Se lo considera
identificatorio porque los individios se reconocen en él y definirse en virtud de él, relacionales
porque los individuos pueden entender en él la relación que los une y la que los diferencia a otros,
e histórico porque se definen por una estabilidad mínima. También se tiene en cuenta los
recorridos en él, los discursos y el lenguaje que lo caracteriza.
3. Participación a partir de la necesidad. Las protestas, los reclamos, los foros de discusión, las
asambleas, los emprendimientos productivos, la economía social, que buscan articular alguna
noción de desarrollo, de participación y de lucha contra la exclusión. Estas nuevas formas luchan
por "abrir" el espacio público y algunas veces politizarlo.
Se han construido espacios de encuentro, que han surgido desde la necesidad y de compartir
sentimientos comunes.
Como plantea Richard Sennett, navegar por la geografía de la sociedad actual exige poco esfuerzo
físico y participación. La muchedumbre de hoy en día se ha dispersado. En la multitud moderna la
presencia física es sentida como algo amenazante. Sin embargo, poco se ha indagado en la
construcción de nuevos espacios como consecuencia de la participación y de la colaboración de los
habitantes de barrios marginales que han trabajado desde una organización civil por el bien
común.
Tal como expone Giglia, las megaciudades se convierten cada vez más en conjuntos desarticulados
de espacios separados, lo que marca diferencias sociales, donde el uso de ciertos espacios
permiten distinguirse del otro, en un proceso de construcción y fijación de la propia identidad.
En la Argentina existen sectores de la población cuya pobreza les impide acceder a una
alimentación básica por lo cual, acuden a comedores comunitarios organizados por el Estado o por
autogestión de la comunidad. En estos se da de comer o se entregan alimentos en forma de
viandas, gratuitamente a los sectores carenciados. Estas organizaciones pueden definirse como
espacios que permiten la cooperación entre sus integrantes, donde no sólo se brindan alimentos,
sino contención, un encuentro entre las personas.
El Comedor inició sus actividades cuando un grupo de doce mujeres del barrio decidieron hacer
"algo" en beneficio de este. Cabe remarcar que ellas no estaban unidas por vínculos de amistad o
familiar, sino de cooperación y de afán de colaborar con el barrio.
Pirrone expone que los comedores convocan desde la necesidad no solo de conseguir la comida
diaria sino también de compartir con otros la crisis, de no atravesarla solos.
En primer lugar parecería que la expulsión de los habitantes del centro de las ciudades ha dado
lugar a asentamientos precarios de las zonas periféricas. Estos lugares están caracterizados por la
homogeneidad y el encuentro entre personas "diferentes" sería difícil o en algunos casos
improbable.
El comedor, con el paso de los años se fueron generando en él los grupos sociales , que formaban
parte del comedor ya no sólo eran sólo vecinos expulsados del sistema, desempleados o pobres,
sino que se fueron convocando o autoconvocando habitantes de otros lugares, persoas de otras
clases sociales, religiosas y etarias, por ejemplo funcionarios públicos estatales, voluntarios,
funcionarios de organismos de cooperación internacional, educadores, médicos, etc. En segundo
lugar, se observa que el comedor en su rol de detector y de solucionador de problemas
(educación, salud, desempleo, drogadicción, violencia familiar, etc) ha fomentado la interrelación
y colaboración entre los vecinos. La realidad los ha impulsado a trabajar en conjunto para el bien
del barrio, y en consecuencia, del suyo propio. A pesar de lo que indica la historia, las diferencias
pueden convertirse en puntos de contacto en la ciudad multicultural.
Desde el Comedor, se ha construido un nuevo espacio, a partir del uso que se hizo del espacio
público. Teniendo en cuenta tanto el trabajo que la institución realizó sobre el territorio en el cual
se haya instalada, así como la forma en la que se ha motivado y ha generado diferentes recorridos
dentro y fuera del barrio.