45831-Texto Del Artículo-197741-1-10-20081201 PDF
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ROSARIO CASTELLANOS,
ENSAYISTA COMO POCAS
NOTAS PARA ENTENDER LA OBRA ENSA- cuenta y me enfrenté a ellos, era que yo los había
obligado a vivir. Porque si yo me hubiera muerto
YÍSTICA DE ROSARIO CASTELLANOS
junto con mi hermano o no hubiera estado ahí
estorbando ellos hubieran podido morirse a gus-
LUGAR ESPECIAL to y ya.1
Rosario Castellanos Figueroa nace el 25 de
mayo de 1925 en el D.F. Recién nacida, se la lle- POSICIÓN DE LA FAMILIA
van a Comitán, Chiapas, tierra con una gran po- Su padre era dueño de una plantación de ca-
blación indígena, ahí pasó su infancia y parte de fé y de un ingenio azucarero. Por lo tanto, eran
su adolescencia. En esas tierras mágicas, contó ricos, y tenían una buena posición social. Su pa-
con la compañía cotidiana de una nana indígena dre, un cacique, contrataba a muchos indígenas
que la introdujo en una cosmovisión muy distin- tojolabales y tzeltales y Rosario veía cómo eran
ta a la de los padres de Rosario, blancos, acomo- tratados. Debido a nuevas leyes en el país, el pa-
dados y “decentes”. dre perdió casi todas sus tierras. Rosario apren-
dió a escuchar cuidadosamente las palabras de
LA MUERTE DE MARIO su padre pero, definitivamente, no estaba de
Tuvo un hermano menor, Mario, que murió acuerdo con él cuando decía que los indios no
de siete años, lo que la marcó de tal forma que merecían tener tierras propias. El padre de Rosa-
rio trataba a los indios que trabajaban para él
nunca pudo ser una persona “independiente” de
Mario. Escuchemos a Rosario, en una entrevista más como esclavos o animales que como perso-
concedida al Dr. Samuel Gordon: nas y consideraba que todos (chamelas y lacan-
dones, tzeltales y tzoltziles eran unos salvajes e
ignorantes).
Un día mi hermano se levantó –porque jugába-
mos con lo que soñábamos, con lo que inventá-
Hoy se puede oír entre algunos indígenas de
bamos y con lo que oíamos, ya con todo en un la zona de Comitán lo que, por tradición oral les
nivel de locura completo-, que él había soñado a ha llegado de aquellos tiempos y ellos se refieren
la Virgen, y que la Virgen le había dicho que no, a la abuela de Rosario como “Doña Chayota”; en
que a él no, que a él no le iba a pasar nada. En- cambio, a Rosario Castellanos los habitantes de
tonces, yo rápidamente soñé a Dios, y le dije que Comitán siempre la han llamado y la siguen lla-
Dios me había dicho que él sí, que él sí se va a mando cariñosamente “doña Rosario”.
morir.
Los blancos, por el contrario, sobre todo, los
Como una semana después de esta historia, varones, tenían el derecho de mandar, de dirigir
amanece mi hermano gravísimo. ¡Que tiene un a los indígenas, de darles trabajo con poca paga
ataque de apendicitis... que [sic.] barbaridad!...
¿qué hacemos, lo llevamos a México?... ¿lo ope-
y, por supuesto, el derecho de pernada.
ramos?... Total, en lo que discutían, se murió.
1
[…] lo que [sus padres] me echaron en cara a mí Gordon, Samuel. “Rosario Castellanos: cuando el pasado
hasta que cumplí dieciséis años en que me di maneja la pluma con ira”, en Cuadernos de Jerusalén,
Jerusalén, núm 2-3, novimebre de 1975, pp. 34-40.
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Cuando mueren sus padres, Rosario recibe con los patrones justo como ellos lo esperaban,
algunas tierras que le habían quedado a su pa- pero no como realmente eran.
dre, de las muchas que tenía. Rosario decidió en-
tregárselas a los indios de Chiapas.
EDUCACIÓN ESPECIAL
A los 16 años fue a la Ciudad de México a es-
LA NANA tudiar el bachillerato y, después entró a estudiar
Tuvo una nana, Rufina, que era indígena tzel- Derecho en la UNAM, pero, desertó de esta ca-
tal y que tenía una hija de la edad de Rosario, rrera y decidió estudiar Filosofía (su tesis docto-
María, así que la niña Rosario aprendió a hablar ral es la base de Mujer que sabe latín, pues abor-
tzeltal y se crió oyendo las leyendas y las histo- daba ya el tema feminista), al mismo tiempo,
rias de los indígenas tzeltales; el mundo mágico asistía como oyente a clases de Literatura (meses
de los indígenas era parte de su mundo y veía antes de terminar sus estudios, murieron sus pa-
como algo natural todo lo que le contaba la na- dres); fue de las primeras mujeres en tener acce-
na Rufina, así que la cosmovisión y la cosmogo- so a la educación universitaria y siempre se sintió
nía de Rosario era, naturalmente, más amplia muy orgullosa de ello. De hecho, una de sus
que la de sus padres. Para Rosario el mundo in- grandes preocupaciones fue hacer más accesible
dígena no era malo ni aterrador, mucho menos la educación tanto a las mujeres como a los indí-
repulsivo, por el contrario, era un mundo muy genas.
rico y lleno de sorpresas. Rosario Castellanos En 1950, obtuvo la beca del Instituto de Cul-
mostró, más tarde, el profundo respeto que sen- tura Hispánica y permanece en Madrid 1951 y 52
tía hacia los pueblos indígenas cuando fue pro- estudiando estética y estilística y leyendo a San-
motora cultural directora del Instituto Chiapane- ta Teresa y a San Agustín.
co de la Cultura y el Instituto Nacional Indigenis-
ta; oportunidad que provecho para promover las
culturas indígenas y la alfabetización bilingüe. SU MATRIMONIO
También dirigió un grupo de teatro tzeltal- Se casa en 1958, ya grande para la época, se
tzoltzil. divorcia en 1971; tuvo un hijo, Gabriel, después
Tanto estaba identificada Rosario con el de varios partos de niños muertos.
mundo indígena de Chiapas que, en su novela De la maternidad, Rosario tenía sus muy per-
Balún Canán dice, hablando de la opresión a los sonales convicciones, así, afirma:
indígenas: “[...] Y, entonces, coléricos, nos despo-
seyeron, nos arrebataron lo que habíamos ateso- Soy madre de Gabriel: ya usted lo sabe, ese niño
rado: la palabra, que es el arca de la memoria
que un día se erigirá en juez inapelable
[...]”.2 No es raro, entonces, que ella plantee en
sus obras el enfrentamiento entre la cultura in- y que acaso, además, ejerza de verdugo.
dígena y la cultura de los blancos, mestizos o la- Mientras tanto lo amo3
dinos, como se les llama en Chiapas.
Rosario, gracias a su nana Rufina, reconoció A partir de su divorcio, se nota que su pen-
que el castellano que hablaban sus padres no samiento es más libre y más maduro, también
era la lengua de los indígenas, sino algo impues- más atrevido y desenfadado. Nahum Megged,
to, como tantas cosas. La niña adivinó que su uno de sus críticos, afirma que ella entró enton-
nana, como el resto de los indígenas guardaba ces en una segunda época como escritora, lo
secretos y vivía y pensaba cosas que no comuni- que él llama “su momento lírico”.
caba a los señores blancos, como si se portaran
2
Castellanos, Rosario. Obras completas. México, Fondo de
3
Cultura Económica, 1989, p. 19. Ibid, p. 289.
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gena como un mundo exótico en el que los per- La preñez es una enfermedad cuyo desenlace es
sonajes, por ser las víctimas, son poéticos y bue- siempre catastrófico para quien la padece.
nos. Esta simplicidad me causa risa. Los indios ¿El precio está pagado? No por completo aún.
son seres humanos absolutamente iguales a los Ahora el hijo va a ser el acreedor implacable. Su
blancos, sólo que colocados en una circunstancia desamparo va a despertar la absoluta abnega-
especial y desfavorable... Los indios no me pare- ción de la madre. Ella velará para que él duerma;
cen misteriosos ni poéticos. Lo que ocurre es que se nutrirá para nutrir; se expondrá a la intemperie
viven en una miseria atroz.5 para abrigar. [...] ¡Loor a las cabecitas blancas!
¡Gloria eterna “a la que nos amó antes de cono-
Así, hablando con Emmanuel Carballo sobre cernos”! Estatuas en las plazas, días consagrados
a su celebración, etcétera. 7
Lívida luz, dice:
En ella llegué propiamente a la frialdad, a pesar Rosario decide abordar los temas, por más
de que escribí los poemas en estado de fiebre... dolorosos que sean, con humor, con un giro iró-
en ellos reflexiono sobre el mundo, ya no como nico, porque es una forma de enfrentar a la
objeto de contemplación estética sino como lu- muerte en todas sus manifestaciones. Ahí está
gar de lucha en el que uno está comprometido. presente la fuente interior de Castellanos, su va-
Allí se reflejan las experiencias que tuve en Chia- lor para enfrentar el dolor con una sonrisa sin de-
pas en mi trabajo para el Instituto Indigenista. En jar de lado los grandes problemas sociales, polí-
esos lugares la lucha ha llegado a extremos des- ticos o culturales. Con la ironía se puede abordar
garradores de brutalidad.6
todo, con el humor podemos reírnos de nosotros
mismos. Por ejemplo, pensando en el donjua-
LA IRONÍA nismo de su exmarido, les habla a las mujeres
Si hay algo que caracteriza la escritura de Ro- mexicanas con estas palabras: “[...] su virtud, car-
sario es el uso de la ironía, no como un recurso dinal es la paciencia y si la ejercita [...], será re-
meramente estilístico, sino como lo que algunos compensada [...]: a los noventa años, su marido
llaman, “estrategia subversiva”. Ella utiliza el len- será exclusivamente suyo (si es que ha sabido
guaje como un arma cuyo matiz irónico puede evadir los compromisos y usted ha tolerado sus
manejar y expresar emociones que no quiere travesuras). Le aseguramos que nadie le disputa-
manifestar directamente, puede comunicar pen- rá el privilegio de amortajarlo”.8
samientos que es mejor no presentar de manera Sin embargo, el humor de Rosario no es de
directa. Así, por ejemplo, sobre la maternidad ligereza, es de profundidad, de agudeza. La mofa,
decía: la ironía, la burla fina y el sarcasmo y la sátira son
propios de lo que se podría llamar el estilo de
En el claustro materno está sucediendo un hecho
Castellanos. Veamos:
misterioso, una especie de milagro que, como
todos los milagros, suscita estupefacción; es pre- Ante esto yo sugeriría una campaña: no arreme-
senciado por los asistentes y vivido por la prota- ter contra las costumbres con la espada flamígera
gonista, con “temor y temblor”. Cuidado. Un mo- de la indignación ni con el trémolo lamentable
vimiento brusco, una imprudencia, un antojo in- del llanto sino poner en evidencia lo que tienen
satisfecho y el milagro no ocurrirá. Nueve inter- de ridículas, de obsoletas, de cursis, de imbéciles.
minables meses de reposo, de dependencia de Les aseguro que tenemos un material inagotable
los demás, de precauciones, de ritos, de tabúes. para la risa. ¡Y necesitamos tanto reír porque la ri-
sa es la forma más inmediata de la liberación de
5
Carballo, Emmanuel. Protagonistas de la literatura mexica-
7
na. México, Secretaria de Educación Pública, 1986, p. Castellanos, Rosario, Obras..., pp. 570-571.
516. 8
Castellanos, Rosario, El uso de la palabra, México, Ediciones
6
Ibid, pp. 523-524. Excélsior, 1974, p. 30.
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lo que nos oprime, del distanciamiento de lo que que escribimos los críticos improvisados de
nos aprisiona.9 México”.12
Y, otro ejemplo, hablando de Virginia Woolf:
EL MENOSPRECIO “(Virginia Woolf) con la que Francisco Zendejas,
¡Dios lo bendiga!, me ha comparado, y Dios le
Yo pertenecí a este tipo de niños –que usan pre- depare una larga vida para que siga cometiendo
maturamente anteojos, son precoces, aman las este tipo de equivocaciones a mi favor”.13
palabras y la sinceridad—con un último agravan-
te: era niña. Y tal vez consciente de mi culpabili- LO QUE DICEN SUS CRÍTICOS
dad doble, pedía constantemente perdón por mi
presencia escondiendo las manos detrás de la Rosarios es obligadamente citada cada vez
espalda y los pies debajo de la silla.10 que se habla de la literatura mexicana del siglo
XX, desde Carlos Fuentes hasta el Subcoman-
dante Marcos, todos alaban su amor por Chiapas
Su inseguridad o su tendencia a hacerse me- y por la palabra como portadora de denuncia y
nos y a considerar que lo que ella pensaba no de reflexión inteligente. Al respecto, Martha Ro-
era relevante la hacía ser reticente a la publica- bles afirma que “[...] no trató de modificar la rea-
ción de sus ensayos. Cuenta Dolores Castro que lidad sino de tener consciencia de ella para al-
eran sus amigos quienes la presionaban, hasta la canzar la condición primera del cambio social”.14
amenaza, para que entregara sus libros a la im-
prenta. Gracias a esos amigos, empezó a publicar Eduardo Mejía, escritor del prólogo al se-
ensayo, después se comprometió con el periódi- gundo tomo de las Obras completas del FCE,
co Excélsior y publicó durante 11 años (hasta su 1998, dice que “Rosario Castellanos es una de las
muerte) crítica, reseñas y ensayos de muy diver- escritoras más polifacéticas que hayan existido
sos temas en la página editorial. Al parecer, pu- en México. Escribió narrativa, poesía, teatro, críti-
blicó alrededor de 500 ensayos de lo que enton- ca y ensayos con la misma eficacia en todos los
ces se llamaba “periodismo cultural”. géneros, sin menoscabo de ninguno de ellos,
aunque haya destacado más en la narrativa y en
Un ejemplo de cómo se veía a sí misma son la poesía”.15
estas palabras que forman parte de una entrevis-
ta que le hizo, en 1964, Emmanuel Carballo, el José Emilio Pacheco dice: “Que lean sus li-
gran crítico mexicano: “Yo que jamás razono, bros quienes no han tenido acceso a ellos y los
que no tengo ninguna capacidad lógica y sobre relean quienes los conocieron”.16
todo en este caso ninguna instrucción religiosa,
me pongo a criticarla y a parecerme todo absur- LA ACADÉMICA
do e irracional y por eso mismo inaceptable”.11 Cuando volvió de España, impartió cursos en
Incluso, como crítica literaria, no se conside- universidades mexicanas y estadounidenses.
raba una especialista, siempre habló de sí misma UNAM, Facultad de Leyes en Chiapas, Universi-
como una crítica improvisada. Escuchémosla en dad Iberoamericana; en Estados Unidos impartió
“De gustos no hay nada escrito”: “Y como sobre cursos en Wisconsin, Colorado e Indiana.
gustos no hay nada escrito es sobre gustos lo
12
Castellanos, Rosario, Obras..., p. 471.
13
Ibid, p. 815.
9 14
Castellanos, Rosario, Mujer que sabe latín, México, SEP- Robles, Martha, “Rosario Castellanos”, en Escritoras de la
Diana, 1979, p. 39 cultura nacional II, México, Diana, 1989, p. 178.
10 15
Citado en Urrutia, Elena, “Rosario Castellanos: despertar Mejía, Eduardo, Prólogo a Castellanos, Rosario, Obras...,
de la conciencia feminista”, en Revista de la Universidad, Vol. II, p. 5.
México, Núm. 1605, p. 76. 16
Pacheco, José Emilio, Prólogo a Castellanos, Rosario, El
11
Carballo, Emmanuel, Op. Cit., p. 520. uso de la palabra… p. 11.
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18
Castellanos, Rosario, Mujer que sabe latín… p. 210.
17 19
Castellanos, Rosario, Obras..., p. 417. Mejía, Eduardo, Prólogo a Obras…, p. 9.
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sicos. Según Mejía “crítica implacable, era tam- tema, la mujer, es Mujer que sabe latín; ésta es
bién generosa”, así por ejemplo, “el cariño que le una colección de artículos en los que, a pesar de
profesa a Dolores Castro no le quitaba minucio- ser la mujer el gran tema, la política, la cultura, la
sidad a la lectura de su poesía”,20 lo que confirma economía y la sociedad no están fuera sino, por
Lolita y, añade que por eso muchos la buscaban el contrario, es la mujer quien se encaja en todos
para que les diera opinión sobre su obra y otros, esos ámbitos.
por el contrario, preferían no mostrarle sus tex- Por supuesto, en Mujer que sabe latín encon-
tos. tramos la presencia del humor de Rosario como
La crítica de Rosario va de la abstracción filo- en los siguientes textos que corresponden al en-
sófica al humor, a la burla y a la ironía. sayo “La mujer y su imagen” en el que, después
Sus reseñas críticas no pretendían erigirse de hacer un recorrido histórico, aterriza en la
como criterio último, no le gustaba tomar parti- mujer mexicana de su tiempo y sus relaciones
do sino, más bien, compartir con los lectores sus con los hombres, relaciones que, claramente son
impresiones –mas no con críticas impresionis- de sometimiento:
tas—, sus palabras pretendían orientar al lector,
más que convencerlo. Son feos, se declara, los pies grandes y vigorosos.
La Rosario ensayista nos deja tres lecciones, Pero sirven para caminar, para mantenerse en
a juicio de Mejía: 1) la amabilidad, que es clari- posición erecta. En un hombre los pies grandes y
vigorosos son más que admisibles; son obligato-
dad e inteligencia para el lector (trataba de hacer
rios. Pero, ¿en una mujer? Hasta nuestros más
lucir al autor del que hablaba y, hasta donde era cursis trovadores locales se rinden ante “el pie
posible, ocultarse ella, lo que nos habla de una chiquito como un alfiletero”. Con ese pie [...] no
nula tendencia al protagonismo narcisista de se va a ninguna parte. Que es de lo que se trataba,
muchos críticos; 2) el rigor: no perdonaba nada, evidentemente.
cualquier error era señalado, no para incomodar, La mujer bella se extiende en un sofá, exhibiendo
pero si como parte de su compromiso con los uno de los atributos de su belleza, los pequeños
lectores; 3) la vocación: que es una invitación a la pies, a la admiración masculina, exponiéndolos a
lectura: léanlo, quería que sus lectores se acerca- su deseo. Están calzados por un zapato que algún
ran al libro comentado, más allá de los homena- fulminante dictador de la moda ha decretado
jes a los autores en cuestión. como expresión de la elegancia y que posee to-
das las características con las que se define a un
Sobre un libro recientemente publicado, de instrumento de tortura. En su parte más ancha
Alfonso Reyes, escribía así: aprieta hasta la estrangulación; en su extremo
delantero termina en una punta inverosímil a la
(Alfonso Reyes) Solemne como los héroes clási- que los dedos tiene que someterse; el talón se
cos a los que resucita; sensual, de una sensuali- prolonga merced a un agudo estilete que no
dad jocunda, como Salambona; grave en la evo- proporciona la base de sustentación suficiente
cación de los amigos muertos; cortés en la corte- para el cuerpo, que hace precario el equilibrio,
sía, esa cualidad tan mexicana; traviesa como los fácil la caída, imposible la caminata. ¿Pero quién,
ángeles con joroba; nostálgica en las soledades; sino las sufragistas, se atreven a usar unos zapa-
desengañada meditación sobre el mundo; paté- tos cómodos, que respeten las leyes de la anato-
tica intuición de la muerte.21 mía? Por eso las sufragistas, en justo castigo, son
unánimemente ridiculizadas.22
20
Ibid, p. 5.
21 22
Ibid, p. 471. Ibid, p. 566.
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andan por ahí diciendo lo que piensan porque, a En conclusión, Rosario Castellanos no se cre-
decir verdad, no piensan. ía escritora, no se creía ensayista, no pensaba
que lo que dijera, pensara o escribiera fuera rele-
ESCRITORA PRECOZ vante y, mucho menos, significativo para nadie y,
sin embargo, sabemos que se trata de todo lo
Rosario dice:
contrario: que marcó una época, que causó
Escribo porque yo, un día, adolescente, cambias con la fuerza y la lucidez de sus palabras,
me incliné ante un espejo y no había nadie.25 que como poeta, como dramaturga, como na-
rradora y como ensayista regaló a México y al
mundo las mejores páginas escritas por una
Desde niña escribía poesía y empezó a pu- mexicana sensible y comprometida. A pesar de
blicar muy joven, a los 15 años, en Chiapas. Des- lo que podamos decir, siempre estará Rosario di-
de niña fue también una gran lectora. Rosario ciéndonos:
reconocía entre sus lecturas favoritas a Sor Juana
Inés de la Cruz, el Popol-Vuh y el Chilam Balam,
Soy la autora de eso que los otros leen, comentan.
las cartas de la marquesa Calderón de la Barca,
De eso de lo que se apropian sienten como cuyo
“Muerte sin fin”, de Gorostiza y, confiesa: y lo recitan a su modo y lo interpretan como se
les pega la gana. Yo no puedo hacer nada para
[...] Oír hablar entre dientes a la Diosa del maíz en impedirlo, para modificarlo. Yo estoy aparte, se-
los poemas de Pellicer. Y morir escuchando los parada para siempre de lo que alguna vez alber-
murmullos de Comala (se refiere a Rulfo). Y resu- gué dentro de mí como se alberga... no, me niego
citar entre el sonido y al furia de unos cuantos a hacer el símil convencional, el hijo, con el que
poetas: Sabines, Bonifaz Nuño, Juan Bañuelos. siempre se compara la obra. Entonces carezco de
¿Falta alguien? Lo sabré después... la más mínima experiencia de lo que es la mater-
nidad. Pero en cambio sé lo que es una enferme-
dad. Quedamos, pues, en que albergué el dístico
MUERTE TRÁGICA dentro de mí como se alberga una enfermedad.
El 7 de agosto de 1974 muere electrocutada, Y ahora estoy curada de ella. Pero expuesta al
en Israel, siendo embajadora de México (1972- asalto de tantas dolencias. Ya no es un perro el
1974). que ladra alrededor de mí pidiéndome que lo
nombre. Soy yo misma la que quiero verme re-
A su muerte, Jaime Sabines (1926-1999), presentada para conocerme, para reconocerme.
poeta chiapaneco escribió: ¿Pero cómo me llamo? ¿A quién me parezco? ¿De
quién me distingo? Con la pluma en la mano ini-
¡Cómo te quiero, Chayo, cómo duele cio una búsqueda que ha tenido sus treguas en la
medida en que ha tenido sus hallazgos, pero que
pensar que traen tu cuerpo! –así se dice—
todavía no termina.26
(¿Dónde dejaron tu alma? ¿No es posible
rasparla de la lámpara, recogerla del piso
con una escoba? ¿Qué, no tienen escobas en la
Embajada?)...
“Recado a Rosario Castellanos”
25 26
Castellanos, Rosario, Poesía no eres tú, p. 293. Castellanos, Rosario, Obras..., p. 194-195.
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