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Cartaphilus 4 (2008), 164-176

Revista de Investigación y Crítica Estética. ISSN: 1887-5238

ROSARIO CASTELLANOS,
ENSAYISTA COMO POCAS

NOTAS PARA ENTENDER LA OBRA ENSA- cuenta y me enfrenté a ellos, era que yo los había
obligado a vivir. Porque si yo me hubiera muerto
YÍSTICA DE ROSARIO CASTELLANOS
junto con mi hermano o no hubiera estado ahí
estorbando ellos hubieran podido morirse a gus-
LUGAR ESPECIAL to y ya.1
Rosario Castellanos Figueroa nace el 25 de
mayo de 1925 en el D.F. Recién nacida, se la lle- POSICIÓN DE LA FAMILIA
van a Comitán, Chiapas, tierra con una gran po- Su padre era dueño de una plantación de ca-
blación indígena, ahí pasó su infancia y parte de fé y de un ingenio azucarero. Por lo tanto, eran
su adolescencia. En esas tierras mágicas, contó ricos, y tenían una buena posición social. Su pa-
con la compañía cotidiana de una nana indígena dre, un cacique, contrataba a muchos indígenas
que la introdujo en una cosmovisión muy distin- tojolabales y tzeltales y Rosario veía cómo eran
ta a la de los padres de Rosario, blancos, acomo- tratados. Debido a nuevas leyes en el país, el pa-
dados y “decentes”. dre perdió casi todas sus tierras. Rosario apren-
dió a escuchar cuidadosamente las palabras de
LA MUERTE DE MARIO su padre pero, definitivamente, no estaba de
Tuvo un hermano menor, Mario, que murió acuerdo con él cuando decía que los indios no
de siete años, lo que la marcó de tal forma que merecían tener tierras propias. El padre de Rosa-
rio trataba a los indios que trabajaban para él
nunca pudo ser una persona “independiente” de
Mario. Escuchemos a Rosario, en una entrevista más como esclavos o animales que como perso-
concedida al Dr. Samuel Gordon: nas y consideraba que todos (chamelas y lacan-
dones, tzeltales y tzoltziles eran unos salvajes e
ignorantes).
Un día mi hermano se levantó –porque jugába-
mos con lo que soñábamos, con lo que inventá-
Hoy se puede oír entre algunos indígenas de
bamos y con lo que oíamos, ya con todo en un la zona de Comitán lo que, por tradición oral les
nivel de locura completo-, que él había soñado a ha llegado de aquellos tiempos y ellos se refieren
la Virgen, y que la Virgen le había dicho que no, a la abuela de Rosario como “Doña Chayota”; en
que a él no, que a él no le iba a pasar nada. En- cambio, a Rosario Castellanos los habitantes de
tonces, yo rápidamente soñé a Dios, y le dije que Comitán siempre la han llamado y la siguen lla-
Dios me había dicho que él sí, que él sí se va a mando cariñosamente “doña Rosario”.
morir.
Los blancos, por el contrario, sobre todo, los
Como una semana después de esta historia, varones, tenían el derecho de mandar, de dirigir
amanece mi hermano gravísimo. ¡Que tiene un a los indígenas, de darles trabajo con poca paga
ataque de apendicitis... que [sic.] barbaridad!...
¿qué hacemos, lo llevamos a México?... ¿lo ope-
y, por supuesto, el derecho de pernada.
ramos?... Total, en lo que discutían, se murió.
1
[…] lo que [sus padres] me echaron en cara a mí Gordon, Samuel. “Rosario Castellanos: cuando el pasado
hasta que cumplí dieciséis años en que me di maneja la pluma con ira”, en Cuadernos de Jerusalén,
Jerusalén, núm 2-3, novimebre de 1975, pp. 34-40.

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SILVIA RUIZ

Cuando mueren sus padres, Rosario recibe con los patrones justo como ellos lo esperaban,
algunas tierras que le habían quedado a su pa- pero no como realmente eran.
dre, de las muchas que tenía. Rosario decidió en-
tregárselas a los indios de Chiapas.
EDUCACIÓN ESPECIAL
A los 16 años fue a la Ciudad de México a es-
LA NANA tudiar el bachillerato y, después entró a estudiar
Tuvo una nana, Rufina, que era indígena tzel- Derecho en la UNAM, pero, desertó de esta ca-
tal y que tenía una hija de la edad de Rosario, rrera y decidió estudiar Filosofía (su tesis docto-
María, así que la niña Rosario aprendió a hablar ral es la base de Mujer que sabe latín, pues abor-
tzeltal y se crió oyendo las leyendas y las histo- daba ya el tema feminista), al mismo tiempo,
rias de los indígenas tzeltales; el mundo mágico asistía como oyente a clases de Literatura (meses
de los indígenas era parte de su mundo y veía antes de terminar sus estudios, murieron sus pa-
como algo natural todo lo que le contaba la na- dres); fue de las primeras mujeres en tener acce-
na Rufina, así que la cosmovisión y la cosmogo- so a la educación universitaria y siempre se sintió
nía de Rosario era, naturalmente, más amplia muy orgullosa de ello. De hecho, una de sus
que la de sus padres. Para Rosario el mundo in- grandes preocupaciones fue hacer más accesible
dígena no era malo ni aterrador, mucho menos la educación tanto a las mujeres como a los indí-
repulsivo, por el contrario, era un mundo muy genas.
rico y lleno de sorpresas. Rosario Castellanos En 1950, obtuvo la beca del Instituto de Cul-
mostró, más tarde, el profundo respeto que sen- tura Hispánica y permanece en Madrid 1951 y 52
tía hacia los pueblos indígenas cuando fue pro- estudiando estética y estilística y leyendo a San-
motora cultural directora del Instituto Chiapane- ta Teresa y a San Agustín.
co de la Cultura y el Instituto Nacional Indigenis-
ta; oportunidad que provecho para promover las
culturas indígenas y la alfabetización bilingüe. SU MATRIMONIO
También dirigió un grupo de teatro tzeltal- Se casa en 1958, ya grande para la época, se
tzoltzil. divorcia en 1971; tuvo un hijo, Gabriel, después
Tanto estaba identificada Rosario con el de varios partos de niños muertos.
mundo indígena de Chiapas que, en su novela De la maternidad, Rosario tenía sus muy per-
Balún Canán dice, hablando de la opresión a los sonales convicciones, así, afirma:
indígenas: “[...] Y, entonces, coléricos, nos despo-
seyeron, nos arrebataron lo que habíamos ateso- Soy madre de Gabriel: ya usted lo sabe, ese niño
rado: la palabra, que es el arca de la memoria
que un día se erigirá en juez inapelable
[...]”.2 No es raro, entonces, que ella plantee en
sus obras el enfrentamiento entre la cultura in- y que acaso, además, ejerza de verdugo.
dígena y la cultura de los blancos, mestizos o la- Mientras tanto lo amo3
dinos, como se les llama en Chiapas.
Rosario, gracias a su nana Rufina, reconoció A partir de su divorcio, se nota que su pen-
que el castellano que hablaban sus padres no samiento es más libre y más maduro, también
era la lengua de los indígenas, sino algo impues- más atrevido y desenfadado. Nahum Megged,
to, como tantas cosas. La niña adivinó que su uno de sus críticos, afirma que ella entró enton-
nana, como el resto de los indígenas guardaba ces en una segunda época como escritora, lo
secretos y vivía y pensaba cosas que no comuni- que él llama “su momento lírico”.
caba a los señores blancos, como si se portaran

2
Castellanos, Rosario. Obras completas. México, Fondo de
3
Cultura Económica, 1989, p. 19. Ibid, p. 289.

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ROSARIO CASTELLANOS, ENSAYISTA COMO POCAS

do de los adultos le resultaba incomprensible y


Contexto histórico hostil.
MUNDO:
Rosario creció en medio de conflictos mun- Destino
diales, de polarizaciones: la Guerra Fría, Occiden- Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado
te v.s. Oriente, comunismo contra capitalismo, vivo nunca. Ninguno está tan cerca. A ningún
Estados Unidos contra la Unión Soviética, la Gue- otro hiere un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta as-
rra de Corea, la de Yom Kipur, entre Israel, Egipto
fixia de respirar con un pulmón ajeno! El aire no
y Siria... y se construía en muro de Berlín. es bastante para los dos. Y no basta la tierra para
México: Lázaro Cárdenas, con sus leyes de los cuerpos juntos y la ración de la esperanza es
repartición de la tierra, iniciadas por Zapata y poca y el dolor no se puede compartir. El hombre
Pancho Villa. Sociedad tradicional y anquilosada, es animal de soledades, ciervo con una flecha en
porque la Guerra afectó en lo económico, pero el ijar que huye y se desangra. Ah, pero el odio, su
no socialmente, como en Estados Unidos, que fijeza insomne de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza. El ciervo bebe
obligó a las mujeres a ocupar los puestos que los
el agua y la imagen se vuelve –antes que lo devo-
hombres dejaron vacíos. ren— (cómplice fascinado) igual a su enemigo.
En el México de Rosario las mujeres acaba- Damos la vida sólo a lo que odiamos.4
ban de obtener el derecho al voto y la píldora
anticonceptiva empieza a circular en México de
Rosario supo poner en diálogo su formación
manera oculta, casi clandestina.
filosófica con su interior y con sus preocupacio-
En cuanto al contexto literario, José Emilio nes; sobre todo, puso a su brillante inteligencia a
Pacheco agrupó a esos autores bajo el nombre dialogar con sus dolores más profundos y con
de “Generación del 50”. En el México de los años una sensibilidad que le impedía estar ajena al
50, el mundo cultural mexicano era presidido mundo. ¿Las herramientas?: La palabra, la ironía,
por figuras como David Alfaro Siqueiros y sus la soledad y la necesidad de llenar un vacío que
ideas comunistas (no hay que olvidar que decir ella misma no podía nombrar.
“comunista”, en ese México, era decir algo sinies-
tro y amenazador que nadie entendía fuera de
los círculos intelectuales); Dolores Castro, Alfon- VOCACIÓN DE DENUNCIA
so Reyes, Bonifaz Nuño, Jaime Sabines, Emilio Castellanos escribe casi siempre para denun-
Carballido, Luisa Josefina Hernández, Juan Rulfo ciar los graves problemas de la sociedad mexi-
y Efrén Hernández (América, en donde publica cana de su tiempo (algunos todavía presentes).
sus primeros ensayos y algunos cuentos); en La- Algunos la llamaron “escritora indigenista”, pues
tinoamérica, Tito Monterroso, Ernesto Cardenal, ya había una tradición de indigenistas y ella, por
César Vallejo, Miguel Ángel Asturias, Bruno Tra- la temática de sus novelas, podía caber muy bien
ven, entre otros. Además de la influencia en el ahí, aunque ella nunca quiso identificarse con
mundo entero de Simon de Beauvoir, Susan Son- ese sello, porque hablaba de muchas cosas más:
tag y el existencialismo francés ya consolidado. de discriminación de la interiorización y de la
desigualdad entre hombres y mujeres. Por
ejemplo, sobre el tema indigenista, ella afirma:
SOLEDAD
La soledad se vuelve una especie de refugio
anti-conflictos, además de que ella, desde niña, Uno de los defectos principales (de la corriente
indigenista) reside en considerar el mundo indí-
al quedar sin su hermano, aprende a estar consi-
go misma y a disfruta de la soledad como la gran
fuente de inspiración para la vida. Prefería los li- 4
Castellanos, Rosario, Poesía no eres tú. Obra poética 1948-
bros a los juegos, casi no tenía amigas y el mun- 1971, México, FCE, 1975, p. 171.

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SILVIA RUIZ

gena como un mundo exótico en el que los per- La preñez es una enfermedad cuyo desenlace es
sonajes, por ser las víctimas, son poéticos y bue- siempre catastrófico para quien la padece.
nos. Esta simplicidad me causa risa. Los indios ¿El precio está pagado? No por completo aún.
son seres humanos absolutamente iguales a los Ahora el hijo va a ser el acreedor implacable. Su
blancos, sólo que colocados en una circunstancia desamparo va a despertar la absoluta abnega-
especial y desfavorable... Los indios no me pare- ción de la madre. Ella velará para que él duerma;
cen misteriosos ni poéticos. Lo que ocurre es que se nutrirá para nutrir; se expondrá a la intemperie
viven en una miseria atroz.5 para abrigar. [...] ¡Loor a las cabecitas blancas!
¡Gloria eterna “a la que nos amó antes de cono-
Así, hablando con Emmanuel Carballo sobre cernos”! Estatuas en las plazas, días consagrados
a su celebración, etcétera. 7
Lívida luz, dice:

En ella llegué propiamente a la frialdad, a pesar Rosario decide abordar los temas, por más
de que escribí los poemas en estado de fiebre... dolorosos que sean, con humor, con un giro iró-
en ellos reflexiono sobre el mundo, ya no como nico, porque es una forma de enfrentar a la
objeto de contemplación estética sino como lu- muerte en todas sus manifestaciones. Ahí está
gar de lucha en el que uno está comprometido. presente la fuente interior de Castellanos, su va-
Allí se reflejan las experiencias que tuve en Chia- lor para enfrentar el dolor con una sonrisa sin de-
pas en mi trabajo para el Instituto Indigenista. En jar de lado los grandes problemas sociales, polí-
esos lugares la lucha ha llegado a extremos des- ticos o culturales. Con la ironía se puede abordar
garradores de brutalidad.6
todo, con el humor podemos reírnos de nosotros
mismos. Por ejemplo, pensando en el donjua-
LA IRONÍA nismo de su exmarido, les habla a las mujeres
Si hay algo que caracteriza la escritura de Ro- mexicanas con estas palabras: “[...] su virtud, car-
sario es el uso de la ironía, no como un recurso dinal es la paciencia y si la ejercita [...], será re-
meramente estilístico, sino como lo que algunos compensada [...]: a los noventa años, su marido
llaman, “estrategia subversiva”. Ella utiliza el len- será exclusivamente suyo (si es que ha sabido
guaje como un arma cuyo matiz irónico puede evadir los compromisos y usted ha tolerado sus
manejar y expresar emociones que no quiere travesuras). Le aseguramos que nadie le disputa-
manifestar directamente, puede comunicar pen- rá el privilegio de amortajarlo”.8
samientos que es mejor no presentar de manera Sin embargo, el humor de Rosario no es de
directa. Así, por ejemplo, sobre la maternidad ligereza, es de profundidad, de agudeza. La mofa,
decía: la ironía, la burla fina y el sarcasmo y la sátira son
propios de lo que se podría llamar el estilo de
En el claustro materno está sucediendo un hecho
Castellanos. Veamos:
misterioso, una especie de milagro que, como
todos los milagros, suscita estupefacción; es pre- Ante esto yo sugeriría una campaña: no arreme-
senciado por los asistentes y vivido por la prota- ter contra las costumbres con la espada flamígera
gonista, con “temor y temblor”. Cuidado. Un mo- de la indignación ni con el trémolo lamentable
vimiento brusco, una imprudencia, un antojo in- del llanto sino poner en evidencia lo que tienen
satisfecho y el milagro no ocurrirá. Nueve inter- de ridículas, de obsoletas, de cursis, de imbéciles.
minables meses de reposo, de dependencia de Les aseguro que tenemos un material inagotable
los demás, de precauciones, de ritos, de tabúes. para la risa. ¡Y necesitamos tanto reír porque la ri-
sa es la forma más inmediata de la liberación de

5
Carballo, Emmanuel. Protagonistas de la literatura mexica-
7
na. México, Secretaria de Educación Pública, 1986, p. Castellanos, Rosario, Obras..., pp. 570-571.
516. 8
Castellanos, Rosario, El uso de la palabra, México, Ediciones
6
Ibid, pp. 523-524. Excélsior, 1974, p. 30.

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ROSARIO CASTELLANOS, ENSAYISTA COMO POCAS

lo que nos oprime, del distanciamiento de lo que que escribimos los críticos improvisados de
nos aprisiona.9 México”.12
Y, otro ejemplo, hablando de Virginia Woolf:
EL MENOSPRECIO “(Virginia Woolf) con la que Francisco Zendejas,
¡Dios lo bendiga!, me ha comparado, y Dios le
Yo pertenecí a este tipo de niños –que usan pre- depare una larga vida para que siga cometiendo
maturamente anteojos, son precoces, aman las este tipo de equivocaciones a mi favor”.13
palabras y la sinceridad—con un último agravan-
te: era niña. Y tal vez consciente de mi culpabili- LO QUE DICEN SUS CRÍTICOS
dad doble, pedía constantemente perdón por mi
presencia escondiendo las manos detrás de la Rosarios es obligadamente citada cada vez
espalda y los pies debajo de la silla.10 que se habla de la literatura mexicana del siglo
XX, desde Carlos Fuentes hasta el Subcoman-
dante Marcos, todos alaban su amor por Chiapas
Su inseguridad o su tendencia a hacerse me- y por la palabra como portadora de denuncia y
nos y a considerar que lo que ella pensaba no de reflexión inteligente. Al respecto, Martha Ro-
era relevante la hacía ser reticente a la publica- bles afirma que “[...] no trató de modificar la rea-
ción de sus ensayos. Cuenta Dolores Castro que lidad sino de tener consciencia de ella para al-
eran sus amigos quienes la presionaban, hasta la canzar la condición primera del cambio social”.14
amenaza, para que entregara sus libros a la im-
prenta. Gracias a esos amigos, empezó a publicar Eduardo Mejía, escritor del prólogo al se-
ensayo, después se comprometió con el periódi- gundo tomo de las Obras completas del FCE,
co Excélsior y publicó durante 11 años (hasta su 1998, dice que “Rosario Castellanos es una de las
muerte) crítica, reseñas y ensayos de muy diver- escritoras más polifacéticas que hayan existido
sos temas en la página editorial. Al parecer, pu- en México. Escribió narrativa, poesía, teatro, críti-
blicó alrededor de 500 ensayos de lo que enton- ca y ensayos con la misma eficacia en todos los
ces se llamaba “periodismo cultural”. géneros, sin menoscabo de ninguno de ellos,
aunque haya destacado más en la narrativa y en
Un ejemplo de cómo se veía a sí misma son la poesía”.15
estas palabras que forman parte de una entrevis-
ta que le hizo, en 1964, Emmanuel Carballo, el José Emilio Pacheco dice: “Que lean sus li-
gran crítico mexicano: “Yo que jamás razono, bros quienes no han tenido acceso a ellos y los
que no tengo ninguna capacidad lógica y sobre relean quienes los conocieron”.16
todo en este caso ninguna instrucción religiosa,
me pongo a criticarla y a parecerme todo absur- LA ACADÉMICA
do e irracional y por eso mismo inaceptable”.11 Cuando volvió de España, impartió cursos en
Incluso, como crítica literaria, no se conside- universidades mexicanas y estadounidenses.
raba una especialista, siempre habló de sí misma UNAM, Facultad de Leyes en Chiapas, Universi-
como una crítica improvisada. Escuchémosla en dad Iberoamericana; en Estados Unidos impartió
“De gustos no hay nada escrito”: “Y como sobre cursos en Wisconsin, Colorado e Indiana.
gustos no hay nada escrito es sobre gustos lo

12
Castellanos, Rosario, Obras..., p. 471.
13
Ibid, p. 815.
9 14
Castellanos, Rosario, Mujer que sabe latín, México, SEP- Robles, Martha, “Rosario Castellanos”, en Escritoras de la
Diana, 1979, p. 39 cultura nacional II, México, Diana, 1989, p. 178.
10 15
Citado en Urrutia, Elena, “Rosario Castellanos: despertar Mejía, Eduardo, Prólogo a Castellanos, Rosario, Obras...,
de la conciencia feminista”, en Revista de la Universidad, Vol. II, p. 5.
México, Núm. 1605, p. 76. 16
Pacheco, José Emilio, Prólogo a Castellanos, Rosario, El
11
Carballo, Emmanuel, Op. Cit., p. 520. uso de la palabra… p. 11.

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SILVIA RUIZ

Como académica, investigadora y creadora, conocimiento de la dignidad de las culturas in-


tenía una visión personal en torno a las relacio- dígenas, su alfabetización, etc.)
nes entre la academia y la creación, a diferencia Por la literatura mexicana sentía pasión, y
de los vientos de su época que llevaban más decía, en Mujer que sabe latín: “¿En qué espejo se
bien un fuerte desprecio de los creadores hacia contempla lo lejano, lo no presente pero aspira a
los académicos. Ella afirmaba: “Reconozcamos materializarse?... Ese espejo que es cada página,
únicamente que el investigador no es enemigo cada libro que nos devuelve lo que habíamos
del poeta y que en muchos casos ha sido su perdido y añorábamos... Hay que leer literatura
complemento y su aliado. Así podremos aceptar, mexicana...”18
si repugnancia, la posibilidad de que Alfonso Re-
yes, erudito, pueda ser también Alfonso Reyes
creador”.17 ENSAYOS CRÍTICOS
Mejía afirma que:
Obra
Aunque nunca fue liviana en sus juicios, Rosario
Tesis: Sobre cultura femenina (1950)
Castellanos nunca se creyó ensayista, y fue en es-
Poesía: Lívida luz (1960) y Poesía no eres tú te género donde menos hizo por tener recono-
(1972) cimiento. Escribió muchos prólogos [...] sin pre-
Novela: Balún Canán (1957); Oficio de tinie- tender sentar plaza de conocedora ni de erudita.
blas (1962) y Ciudad Real (1960) Sus prólogos son verdaderas introducciones a los
temas tratados, invitaciones a la lectura, pero
Cuento: Álbum de familia (1971) también son más que eso: reflexiones agudas, in-
Teatro: Tablero de damas (1952) teligentes, pero no definitorias.19
Ensayo: Juicios sumarios: ensayos (1966); Mu-
jer que sabe latín (1973), El uso de la palabra Fue muy reticente y muy rigurosa para pu-
(1974); El mar y sus pescaditos (1975); Decla- blicar ensayos, en 1966, la U. Veracruzana le pu-
ración de fe (1977). blica el primer volumen de ensayos mayores y
Obras completas II, FCE, 1998. críticas, Juicios sumarios.
En 1973 publica Mujer que sabe latín (con ba-
TEMAS DE SUS ENSAYOS se en su tesis) y, póstumamente aparece El mar y
sus pescaditos que ya había dejado seleccionado
Pocas escritoras –y escritores—se posiciona-
y casi totalmente preparado.
ron en la vida intelectual de México como ella,
porque nunca se negó a dar opinión frente a los Sus textos de crítica la muestran como una
debates políticos y culturales de su sociedad lo- crítica elegante, fina, no protagónica pero rigu-
grando un impacto real en el pensamiento de rosa e implacable, con la misma fuerza con la
muchos mexicanos, y mexicanas de esferas cul- que dejaba ver los aciertos de una obra o de una
turales y políticas. edición, de la misma manera dejaba ver los de-
fectos de las obras.
Sus temas preferidos fueron: la literatura
universal y la literatura mexicana, sin embargo Cumple, por vocación, con el principal requi-
los dos grandes temas de Rosario fueron: la si- sito para ser crítico: es, desde niña, una lectora
tuación de la mujer (su historia, su imagen, sus voraz, leía de todo y de todos los géneros; leía
posibilidades de liberación), el problema indíge- sobre política y cultura, sobre literatura y educa-
na con sus desigualdades sociales (racismo, cla- ción, leía filosofía y sobre problemas sociales
sismo, desigualdad de oportunidades, el no re- concretos; leía a los nuevos escritores y a los clá-

18
Castellanos, Rosario, Mujer que sabe latín… p. 210.
17 19
Castellanos, Rosario, Obras..., p. 417. Mejía, Eduardo, Prólogo a Obras…, p. 9.

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ROSARIO CASTELLANOS, ENSAYISTA COMO POCAS

sicos. Según Mejía “crítica implacable, era tam- tema, la mujer, es Mujer que sabe latín; ésta es
bién generosa”, así por ejemplo, “el cariño que le una colección de artículos en los que, a pesar de
profesa a Dolores Castro no le quitaba minucio- ser la mujer el gran tema, la política, la cultura, la
sidad a la lectura de su poesía”,20 lo que confirma economía y la sociedad no están fuera sino, por
Lolita y, añade que por eso muchos la buscaban el contrario, es la mujer quien se encaja en todos
para que les diera opinión sobre su obra y otros, esos ámbitos.
por el contrario, preferían no mostrarle sus tex- Por supuesto, en Mujer que sabe latín encon-
tos. tramos la presencia del humor de Rosario como
La crítica de Rosario va de la abstracción filo- en los siguientes textos que corresponden al en-
sófica al humor, a la burla y a la ironía. sayo “La mujer y su imagen” en el que, después
Sus reseñas críticas no pretendían erigirse de hacer un recorrido histórico, aterriza en la
como criterio último, no le gustaba tomar parti- mujer mexicana de su tiempo y sus relaciones
do sino, más bien, compartir con los lectores sus con los hombres, relaciones que, claramente son
impresiones –mas no con críticas impresionis- de sometimiento:
tas—, sus palabras pretendían orientar al lector,
más que convencerlo. Son feos, se declara, los pies grandes y vigorosos.
La Rosario ensayista nos deja tres lecciones, Pero sirven para caminar, para mantenerse en
a juicio de Mejía: 1) la amabilidad, que es clari- posición erecta. En un hombre los pies grandes y
vigorosos son más que admisibles; son obligato-
dad e inteligencia para el lector (trataba de hacer
rios. Pero, ¿en una mujer? Hasta nuestros más
lucir al autor del que hablaba y, hasta donde era cursis trovadores locales se rinden ante “el pie
posible, ocultarse ella, lo que nos habla de una chiquito como un alfiletero”. Con ese pie [...] no
nula tendencia al protagonismo narcisista de se va a ninguna parte. Que es de lo que se trataba,
muchos críticos; 2) el rigor: no perdonaba nada, evidentemente.
cualquier error era señalado, no para incomodar, La mujer bella se extiende en un sofá, exhibiendo
pero si como parte de su compromiso con los uno de los atributos de su belleza, los pequeños
lectores; 3) la vocación: que es una invitación a la pies, a la admiración masculina, exponiéndolos a
lectura: léanlo, quería que sus lectores se acerca- su deseo. Están calzados por un zapato que algún
ran al libro comentado, más allá de los homena- fulminante dictador de la moda ha decretado
jes a los autores en cuestión. como expresión de la elegancia y que posee to-
das las características con las que se define a un
Sobre un libro recientemente publicado, de instrumento de tortura. En su parte más ancha
Alfonso Reyes, escribía así: aprieta hasta la estrangulación; en su extremo
delantero termina en una punta inverosímil a la
(Alfonso Reyes) Solemne como los héroes clási- que los dedos tiene que someterse; el talón se
cos a los que resucita; sensual, de una sensuali- prolonga merced a un agudo estilete que no
dad jocunda, como Salambona; grave en la evo- proporciona la base de sustentación suficiente
cación de los amigos muertos; cortés en la corte- para el cuerpo, que hace precario el equilibrio,
sía, esa cualidad tan mexicana; traviesa como los fácil la caída, imposible la caminata. ¿Pero quién,
ángeles con joroba; nostálgica en las soledades; sino las sufragistas, se atreven a usar unos zapa-
desengañada meditación sobre el mundo; paté- tos cómodos, que respeten las leyes de la anato-
tica intuición de la muerte.21 mía? Por eso las sufragistas, en justo castigo, son
unánimemente ridiculizadas.22

De los libros de ensayos de Castellanos, cabe


señalar que el más importante por su temática y Y, más adelante afirma:
porque engloba ensayos mayores sobre un solo

20
Ibid, p. 5.
21 22
Ibid, p. 471. Ibid, p. 566.

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SILVIA RUIZ

Las uñas largas impiden el uso de las manos en el


trabajo. Las complicaciones del peinado y el ma-
LUCHA POR LA IGUALDAD
quillaje absorben una enrome cantidad de tiem-
po y, para esplender, exigen un ámbito adecuado. Puede decirse, con verdad, que Rosario Cas-
El que protege contra los caprichos de la intem- tellanos fue pionera en defender el trabajo y los
perie: la lluvia, que deshace el contorno de las ce- derechos de la mujeres y, desde esta perspectiva,
jas, tan cuidadosamente delineado con un lápiz; pionera en lo que después será llamado el “dis-
que borra el color de las mejillas, tan laborioso, curso de géneros”, se podría decir también que
tan artísticamente aplicado; que degrada los lu- ella hacía un “Feminismo a la mexicana”, como
nares, distribuidos según una calculada estrate- titula uno de sus ensayos; además de ser de las
gia, en irrisorias manchas arbitrarias; que exhibe
las imperfecciones de la piel. El viento, que des-
pocas voces, si no es que la única voz femenina
ordena los rizos, que irrita los ojos, que arremoli- que defendía la dignidad indígena en México.
na la ropa. Esto la colocó en la sociedad mexicana como
El hábitat de la mujer bella no es el campo, no es
una mujer rebelde y de avanzada, lo que estaba
el aire libre, no es la naturaleza. Es el salón, el bien para una extranjera, pero no para una mexi-
templo donde recibe los honores de sus fieles cana.
con la impavidez de un ídolo. Antítesis de Pigma- Una de las grandes preocupaciones de Rosa-
lión, el hombre no aspira, a través de la belleza, a rio fue el racismo, pues en el mundo de Rosario,
convertir una estatua en un ser vivo, sino un ser la raza afecta y determina la posición social de
vivo en una estatua.23 una persona: ser moreno, pertenecer a la etnia
tzeltal o tzoltzil o lacandona o chamela, en Chia-
Rosario Castellano logró el ideal del crítico: pas es ser inferior y, por definición no tener de-
no dejarse llevar por simpatías o antipatías, no recho a nada, tener siempre un “amo” y obede-
involucrar su pensamiento político con el del au- cer ciegamente.
tor del libro comentado, leer sin prejuicios, en- Lo mismo pasa con las mujeres, atadas a cos-
trar a cada libro con una inocencia absoluta, dis- tumbres absurdas y dominadas de mil formas.
puesta a dejarse deslumbrar, creyendo siempre Ser mujer, en la época de Rosario era ser inferior,
en el autor. Además, el rigor crítico no la condujo así, por el simple hecho de haber nacido mujer.
al silencio, como ha sucedido en México con la Ella estaba convencida de que “[...] la desigual-
mayor parte de los buenos críticos, que terminan dad de las mujeres se sustentaba no en la natu-
alejándose de la creación, y acumulan rencor raleza, no en la biología sino en la larga tradición
contra los que siguen escribiendo. cultural de sometimiento [...] al hacer invisible el
Castellanos tiene también varios ensayos au- trabajo de las mujeres, al minimizar sus ideas y
tobiográficos de los que llama la atención el que, participación social, política, científica y econó-
además de la sinceridad que la caracterizabas, su mica [...]”.24
timidez la llevaba a no hacer autopromoción, el Las mujeres, a diferencia de los indígenas
desenfado y el humos con los que hablaba de sí cargan con el mito, con el estigma del mal en las
misma hacen que vaya, una vez más, contraco- mismas entrañas y necesitan de alguien que
rriente, ya que en los años 60 lo de moda era controle su torpeza y su maldad intrínseca. El
hacer autopromoción abierta. Ella, por supuesto, “amo” suele echar mano de mil estrategias para
opta por hablar de sí misma simplemente na- contener la tendencia al mal que es natural en el
rrando los hechos o expresando sus opiniones sexo femenino. Todas las mujeres son Eva, por lo
pero como eso: opiniones, y nunca con juicios tanto, no son dignas de confianza; por otra parte,
apodícticos con pretensiones de verdades abso- las mujeres decentes no salen de su casa y no
lutas. Tal vez por esto es que es tan grato leer los
ensayos autobiográficos de la Castellanos.
24
Tapia, Margarita, “Rosario Castellanos: ser por la palabra”,
en Humanismo mexicano del siglo XX I, Toluca, UAEM,
23
Ibid, p. 567. 2004, pp. 157-159.

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ROSARIO CASTELLANOS, ENSAYISTA COMO POCAS

andan por ahí diciendo lo que piensan porque, a En conclusión, Rosario Castellanos no se cre-
decir verdad, no piensan. ía escritora, no se creía ensayista, no pensaba
que lo que dijera, pensara o escribiera fuera rele-
ESCRITORA PRECOZ vante y, mucho menos, significativo para nadie y,
sin embargo, sabemos que se trata de todo lo
Rosario dice:
contrario: que marcó una época, que causó
Escribo porque yo, un día, adolescente, cambias con la fuerza y la lucidez de sus palabras,
me incliné ante un espejo y no había nadie.25 que como poeta, como dramaturga, como na-
rradora y como ensayista regaló a México y al
mundo las mejores páginas escritas por una
Desde niña escribía poesía y empezó a pu- mexicana sensible y comprometida. A pesar de
blicar muy joven, a los 15 años, en Chiapas. Des- lo que podamos decir, siempre estará Rosario di-
de niña fue también una gran lectora. Rosario ciéndonos:
reconocía entre sus lecturas favoritas a Sor Juana
Inés de la Cruz, el Popol-Vuh y el Chilam Balam,
Soy la autora de eso que los otros leen, comentan.
las cartas de la marquesa Calderón de la Barca,
De eso de lo que se apropian sienten como cuyo
“Muerte sin fin”, de Gorostiza y, confiesa: y lo recitan a su modo y lo interpretan como se
les pega la gana. Yo no puedo hacer nada para
[...] Oír hablar entre dientes a la Diosa del maíz en impedirlo, para modificarlo. Yo estoy aparte, se-
los poemas de Pellicer. Y morir escuchando los parada para siempre de lo que alguna vez alber-
murmullos de Comala (se refiere a Rulfo). Y resu- gué dentro de mí como se alberga... no, me niego
citar entre el sonido y al furia de unos cuantos a hacer el símil convencional, el hijo, con el que
poetas: Sabines, Bonifaz Nuño, Juan Bañuelos. siempre se compara la obra. Entonces carezco de
¿Falta alguien? Lo sabré después... la más mínima experiencia de lo que es la mater-
nidad. Pero en cambio sé lo que es una enferme-
dad. Quedamos, pues, en que albergué el dístico
MUERTE TRÁGICA dentro de mí como se alberga una enfermedad.
El 7 de agosto de 1974 muere electrocutada, Y ahora estoy curada de ella. Pero expuesta al
en Israel, siendo embajadora de México (1972- asalto de tantas dolencias. Ya no es un perro el
1974). que ladra alrededor de mí pidiéndome que lo
nombre. Soy yo misma la que quiero verme re-
A su muerte, Jaime Sabines (1926-1999), presentada para conocerme, para reconocerme.
poeta chiapaneco escribió: ¿Pero cómo me llamo? ¿A quién me parezco? ¿De
quién me distingo? Con la pluma en la mano ini-
¡Cómo te quiero, Chayo, cómo duele cio una búsqueda que ha tenido sus treguas en la
medida en que ha tenido sus hallazgos, pero que
pensar que traen tu cuerpo! –así se dice—
todavía no termina.26
(¿Dónde dejaron tu alma? ¿No es posible
rasparla de la lámpara, recogerla del piso
con una escoba? ¿Qué, no tienen escobas en la
Embajada?)...
“Recado a Rosario Castellanos”

25 26
Castellanos, Rosario, Poesía no eres tú, p. 293. Castellanos, Rosario, Obras..., p. 194-195.

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SILVIA RUIZ

SELECCIÓN DE CITAS DE ROSARIO CASTELLA- dumbre; cuando no se la expulsa de la congrega-


ción religiosa, del ágora política, del aula univer-
NOS SOBRE TEMAS DIVERSOS
sitaria. (“Un hombre en ascenso: Sergio Galindo”,
565-566)
Todas las citas son tomadas del volumen
Obras completas. El capítulo y la página aparecen La mujer no sólo mantiene sus nexos con poten-
entre paréntesis. cias oscuras: es una potencia oscura. Nada la hará
cambiar de signo. Pero sí puede reducírsela a la
impotencia. Por lo pronto [...] en un plano estéti-
co. (“La mujer y su imagen” 568) [...] Aparece y se
FEMINISMO maneja aquí el concepto de lo que Virginia Woolf
En la historia de México hay tres figuras en las llamaba "el hada del hogar”, dechado en el que
que encarnan, hasta sus últimos extremos, diver- toda criatura femenina debe aspirar a convertirse.
sas posibilidades de la femineidad. Cada una de (“La mujer y su imagen”, 568)
ellas representa un símbolo, ejerce una vasta y
profunda influencia en sectores muy amplios de La osadía de indagar sobre sí misma; la necesidad
la nación y suscita reacciones apasionadas tanto de hacerse consciente acerca del significado de la
de adhesión como de rechazo. Estas figuras son: propia existencia corporal o la inaudita preten-
la Virgen de Guadalupe, la Malinche y Sor Juana. sión de conferirle un significado a la propia exis-
(“Otra vez Sor Juana”, 467) tencia espiritual es duramente reprimida y casti-
gada por el aparato social. Éste ha dictaminado,
“A lo largo de la historia [...] la mujer ha sido más de una vez y para siempre, que la única actitud lí-
que un fenómeno de la naturaleza, más que un cita de la feminidad es la espera. (“La mujer y su
componente de la sociedad, más que una criatu- imagen”, 569)
ra humana, un mito.” (“La mujer y su imagen”,
564) Así, se le despoja de la espontaneidad para ac-
tuar, se le prohíbe la iniciativa de decidir; se le en-
El creador y el espectador del mito ya no ven en seña a obedecer los mandamientos de una ética
la mujer a alguien de carne y hueso, con ciertas que le es absolutamente ajena y que no tiene
características biológicas, fisiológicas y psicológi- más justificación ni fundamentación que la de
cas; menos aún perciben las cualidades de una servir a los intereses, a los propósitos y a los fines
persona que se les semeja en dignidad aunque se de los demás. (“La mujer y su imagen”, 569)
diferencia en conducta, sino que advierten sólo la
encarnación de algún principio, generalmente Se ha acusado a las mujeres de hipócritas y la
maléfico, fundamentalmente antagónico. (“La acusación no es infundada. Pero la hipocresía es
mujer y su imagen”, 564) la respuesta que a sus opresores da el oprimido,
que a los fuertes contestan los débiles, que los
Sol que vivifica y mar que acoge su dádiva; viento subordinados devuelven al amo. La hipocresía es
que esparce la seminal y tierra que se abre para la la consecuencia de una situación, es un reflejo
germinación; mundo que impone el orden sobre condicionado de defensa [...] cuando los peligros
el caos; forma que rescata de su inanidad a la ma- son muchos y las opciones son pocas. (“La parti-
teria, el conflicto se resuelve indefectiblemente cipación de la mujer mexicana en la educación
con el triunfo del hombre. (“Un hombre en as- formal”, 877)
censo: Sergio Galindo”, 565)

[...] a lo largo de los siglos, (la mujer) ha sido ele- LIBERACIÓN


vada al altar de las deidades y ha inspirado el in- [...] pese a todas las técnicas y tácticas y estrate-
cienso de los devotos. Cuando no se la encierra gias de domesticación usadas en todas las latitu-
en el gineceo, en el harén a compartir con sus des y en todas las épocas por todos los hombres,
semejantes el yugo de la esclavitud; cuando no la mujer tiende siempre a ser mujer, a girar en su
se la confina en el patio de las impuras; cuando órbita propia, a regirse de acuerdo con un pecu-
no se la marca con el sello de las prostitutas; liar, intransferible, irrenunciable sistema de valo-
cuando no se la doblega con el fardo de la servi- res. (“La mujer y su imagen”, 572)

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ROSARIO CASTELLANOS, ENSAYISTA COMO POCAS

los personajes claves de nuestra historia. Traidora


Con una fuerza a la que no doblega ninguna la llaman unos, fundadora de la nacionalidad
coerción; con una terquedad a la que no conven- otros, según la perspectiva desde la cual se colo-
ce ningún alegato; con una persistencia que no quen para juzgarla. Como no ha muerto, como
disminuye ante ningún fracaso, la mujer rompe todavía aúlla por las noches, lamentando sus
los modelos que la sociedad le propone y le im- hijos perdidos, por los rincones más escondidos
pone para alcanzar su imagen auténtica y con- de nuestro país; como aún hace sus apariciones
sumarse –y consumirse—en ella. (“La mujer y su anuales, disfrazada de gigante, en fiestas de indi-
imagen”, 572) os, sigue ejerciendo su fascinación de hembra, de
seductora de hombres. (“Otra vez Sor Juana”,
Pero hubo un instante, hubo una decisión, hubo 467-8)
un acto en que la mujer alcanzó a conciliar su
conducta con sus apetencias más secretas, con
sus estructuras más verdaderas, con su última SOR JUANA
sustancia. Y en esa conciliación su existencia se Yo no entiendo de esas cosas;
insertó en el punto que le corresponde en el uni- Sólo sé que aquí me vine
verso, evidenciándose como necesaria y resplan- Porque, si es que soy mujer,
deciendo de sentido, de expresividad y de her- Ninguno lo verifique.
mosura. (“La mujer y su imagen”, 573)
Confesión tan explícita, propósito tan evidente,
constituyen la piedra de escándalo para los admi-
VIRGEN DE GUADALUPE radores de Sor Juana. O pasan ante ella sin verla y
En la Virgen de Guadalupe parecen concentrarse prefieren hacer caso omiso de un testimonio que,
únicamente elementos positivos. Es, a pesar de en el último de los casos, tiene el valor de ser de
su aparente fragilidad, la sustentadora de la vida, primera mano y prefieren seguir construyéndola
la que protege contra los peligros, la que ampara a su gusto. Damisela frívola de corte virreinal, pá-
en las penas, la que preside los acontecimientos jaro que se deja aprisionar en las redes de un
fastos, la que hace lícitas las alegrías, la que salva, amor imposible del cual no puede escaparse sino
en fin, el cuerpo de las enfermedades y el alma pidiendo asilo a los sagrados muros de un con-
de las asechanzas del demonio. ¿Cómo ni querer- vento. Allí encuentra el consuelo de la soledad y
la, reverenciarla, convertirla en el núcleo más en- desahoga su nostalgia en sonetos y otras menu-
trañable de nuestra vida afectiva? Esto es preci- dencias. Como todos los elegidos de los dioses,
samente lo que hacen los mexicanos, y llegan Sor Juana muere joven, y colorín colorado, el
hasta el punto de desligar sus creencias religiosas cuento se ha acabado. (“Otra vez Sor Juana”, 468)
de la personalidad de la Virgen de Guadalupe pa-
ra salvaguardarla en caso de que esas creencias
entren en conflicto con otras o sufran una crisis, o CRÍTICA
ante ciertas presiones circunstanciales tengan Hemos visto en al actualidad producirse un fe-
que ser ocultadas. Es clásico el caso de nuestros nómeno con parte de la obra de Alfonso Reyes.
ateos a los cuales no se les presenta ningún obs- Con parte, nada más. Porque su labor de investi-
táculo de conciencia para hacer su peregrinación gación es tan formidablemente vasta y, en cierto
anual a la Villa. (“Otra vez Sor Juana”, 467) sentido, tan exclusiva para los especialistas del
tema, que la crítica (esa crítica que en México –
con tan honrosas excepciones—hacemos los im-
MALINCHE provisados) no se atreve con ella. Le basta poner
El caso de la Malinche podría considerarse como los ojos en blanco para imitar una admiración
el diametralmente opuesto. Encarna la sexuali- que no implica conocimiento; o levantar los hom-
dad en lo que tiene de más irracional, de más bros con un gesto de indiferencia que bien
irreductible a las leyes morales, de más indiferen- puede ser disfraz de la envidia; o en último tér-
te a los valores de la cultura. Como de todas ma- mino declarar que Alfonso Reyes es un erudito,
neras la sexualidad es una fuerza dinámica que se no para aludir a su saber sino para nulificar sus
proyecta hasta el exterior y se manifiesta en actos, dotes creadoras. (“De gustos no hay nada escrito”,
aquí tenemos a la Malinche convertida en uno de 470)

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SILVIA RUIZ

Para el escritor auténtico, escribir es una disposi-


CRÍTICA ACADÉMICA ción de la naturaleza a la que se añade un hábito
[Universidad de Veracruz] Sus facultades se enor- de la voluntad. Y ese hábito es una conquista del
gullecen de unos de los cuerpos docentes más trabajo arduo, un resultado de la paciencia lúcida.
idóneos y activos; no se regatea el dinero cuando Detrás de cada página tersa, de cada texto orde-
se trata de llevar a cabo una obra que valga la nado, deleitoso, nítido, se ocultan las infinitas ta-
pena, y por encima de los pequeños chismes, de chaduras, los borrones inconformes, los cestos
la envidia de los ineptos o de la censura de los llenos de papeles desechados. El aprendizaje
poderosos, se manifiesta un criterio serenamente consume tiempo, exige sacrificios y muy frecuen-
objetivo para ser aplicado a los productos de las temente rinde fracasos. (“El escritor y su público”,
ciencias y de las artes. (“Un hombre en ascenso: 729)
Sergio Galindo”, 474)
El escritor no lo es si no ponen en entredicho lo
que ha heredado; si no vuelve de revés las con-
CRÍTICA FILOSÓFICA signas que se le imponen; si no hurga más allá de
Pero el mayor ejemplo que corre una libertad no lo que los tabúes permiten. En resumen, si no se
es la de ser oprimida por la contracción de la le- atreve a estar solo. (“El escritor y su público”, 732)
yes naturales o sociales sino la de ser disuelta en
la anarquía de lo amorfo. Lo mismo que la palo- [...] A partir de entonces el escritor, que podía
ma de Kant, que necesita –para su vuelo—de la haber halagado, irrita, incomoda. Se incrusta en
resistencia del aire, así también el acto libre –para la tribu como una piedra en un zapato. (“El escri-
adquirir un contorno neto—ha de discurrir en tor y su público”, 733)
causes estrictos; ha de contar con un marco de
referencia concreto en inmediato; ha de definirse
en su choque contra los obstáculos. (“Un hombre LITERATURA
en ascenso: Sergio Galindo”, 564) Decidí celebrar mi decimotercer aniversario con
el regalo de dos libros: uno de poemas y otro de...
“El mundo creado por Dios y el mundo creado ¿cómo se llama eso que es como un cuento pero
por el hombre coinciden, porque son razonables más largo y en el que no intervienen ni hadas ni
o susceptibles de racionalización.” (“Un hombre duendes ni fantasmas y que sucede en casas co-
en ascenso: Sergio Galindo”, 565) munes y corrientes, a personas semejantes a no-
sotros y a las personas que conocemos?
El dueño de la librería a quien iba dirigida la peti-
ESCRITORA ción me dijo que eso se llamaba novela. (“Notas
El escritor no es cualquier persona que escribe si- al margen: el lenguaje como instrumento de do-
no la persona que tiene facilidad para escribir. minio”, 977)
Alguien que hace un ensalmo, que dice un conju-
ro y de inmediato suscita la ocurrencia feliz, el ra-
zonamiento convincente, la comparación certera.
Su actividad tiene la apariencia de un juego, de
un acontecimiento que se desarrolla fuera de los
ámbitos de este mundo en el que la pesadez es
una condición y la gravedad una ley. (“El escritor
y su público”, 729)

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ROSARIO CASTELLANOS, ENSAYISTA COMO POCAS

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SILVIA RUIZ OTERO


Universidad Iberoamericana de México

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