Juan Larrea, Vicente Huidobro
Juan Larrea, Vicente Huidobro
Juan Larrea, Vicente Huidobro
Pues bien: ese mismo afio 1914 edit6 Vicente su libro Pasando y pa-
sando, uno de cuyos capitulos finales, titulado <<El
futurismo>>, lo dedica
a la critica despreciadora de Marinetti. Y empieza en 61 por decir que,
antes que el poeta italiano, un <<admirable poeta y sagaz pensador>> de
Mallorca, Gabriel Alomar, habia proclamado el futurismo. <<Y antes que
Alomar lo proclam6 un americano, Armando Vasseur, cuyo auguralismo
no es otra cosa en el fondo que la teoria futurista>>... <<Por tanto, el
futurismo es americano . Con lo cual todo lector queda admirado, sobre
todo si no recuerda que de Gabriel Alomar y de su futurismo habia
hecho menci6n elogiosa Rub6n Dario en sus Dilucidaciones de El canto
errante.
Mas lo que Huidobro elude decir es que su Non serviam y su apela-
ci6n a la facultad creadora del poeta provenia en linea recta del texto
de Alomar. Que este ultimo aludi6 en su conferencia Futurismo de 1904
al primer hombre Addn, diciendo que fue <<el
primer ind6mito, el primer
protervo, que ha lanzado el non serviam representando la protesta de la
humanidad>>. Y continua Alomar: <Aqui estd precisamente la explica-
ci6n del fin principal del hombre en su trabajo perdurable sobre la
tierra>>. Modelarla a su arbitrio, <<esculpir en el mundo nuestra imagen,
crear en fin, crear alcanzando de un vuelo la funci6n misma de la di-
vinidad>.
Es obvio que de esta conferencia de Alomar ha tomado Huidobro
los conceptos fundamentales de la suya, su Addn, su non serviam y su
tendencia intrinseca a crear, <<alcanzando de un vuelo la funci6n misma
de la divinidad>>, o sea, de su postulado de que <el poeta es un peque-
io Dios>>. Pero evita confesarlo, posiblemente por el deseo de derivar
la gloria de la proposici6n hacia Amdrica (Emerson, Vasseur, Whitman,
quiz6 Dario, silenciado, y 61 mismo). <El futurismo es americano , sen-
tencia. En contraste con Marinetti, asienta Huidobro, demostrando que
ha leido y asimilado el texto de Alomar, que dste <centr6 mas bien la
idea de futurista en la personalizaci6n, en la individualidad que no teme
manifestarse tal como es, en una palabra: en el yo inconfundible>, cosa
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podtica>, decia: ,Por que cantiis la rosa? iOh poetas! / Hacedla flo-
recer en el poema>. Y afiadia sobre ello afios despuds, sosteniendo que
toda la historia del arte no es sino historia de la evoluci6n del Hornm-
bre-Espejo hacia el Hombre-Dios:
Los artistas han visto abiertos sus horizontes a traves de este verso
de un antiguo poeta hindu: <Oh, poete, ne nous parle de la pluie,
fait pleuvoir plut6t>.
Y afiade en seguida:
Vivimos esperando un azar, la formaci6n de un signo sideral en
ese expiatorio mas ally en donde no alcanza a llegar ni el sonido de
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El cielo es lento para morir. iNo oyes clavar el ataid del cielo?
Hoy dia considero que no tengo otro deber que servir a lo dnico
que puedo servir sin avergonzarme de mi: la revoluci6n social.
Pienso que el deber de todo escritor es acercarse al proletariado,
estudiar sus problemas, sus luchas, sus reivindicaciones y aprender
humildemente a servir la gran causa de la revoluci6n, o sea, de la
justicia. Esto, aunque le pese al seior Neruda y sus compinches, que
son tan finos y tal sutiles que la vista de un obrero les ataca los
nervios.
Confieso todas mis taras burguesas, pero tengo la esperanza de irlas
corrigiendo dia a dia. (De Vital, num. 2, enero 1935).
aunque otra cosa pensasen los griegos. Pero esa su misma voluntad, no
cohibida, era algo mas que indicio, relativa prueba de que el Ser de la
Cultura, Ilamemosle asi, se revelaba en forma subordinada a trav6s de
61, que en realidad era su documento. En Altazor, con el concurso de
las estructuras fundamentales de orden sociocultural que se esbozaron
en su analisis, patentizase que la conciencia positiva del poeta no es
sino un aspecto de la subjetividad del fen6meno creador, una secuencia
mel6dica en el inmenso e inextricable fluir de la suprema sinfonia.
Pero, de otra parte, este poema revela al exterior que la raz6n que
a Huidobro le asiste en sus arrebatados parlamentos es la del lenguaje,
como en realidad lo habia sido desde el comienzo de su experiencia,
segin dan de ello fe sus caligramas espontineos de 1913. Una vez en
Francia, no tard6 el poeta en comprender que el problema esencial de
la poesia moderna era el del lenguaje, o mas bien del superlenguaje codi-
ciado por Rimbaud, Mallarmd y seguidores. Sobre todo que al pretender
transferirse, como pregonaba, del nivel del Hombre-Espejo al del Hom-
bre-Dios, evidenciabase la indispensabilidad de articular otro lenguaje
de mas sublime naturaleza que el conveniente para el trato de los hu-
manos entre si. Esto explica no s61o la aventura de Altazor, sino el
desarrollo gradual que experiment6 el estilo de la locuacidad huidobria-
na. Mas por tener planteado el poeta su problema esencial sobre la
convicci6n de su ser individuo, le era imposible concebir que dicho
lenguaje superior tenia que ser de orden doblemente colectivo, puesto
que la naturaleza del hombre, dotado de la facultad del lenguaje, ya
colectivo de por si, sigue siendo colectivo en otra especie de idioma.
De manera que no cabe esperar de ningun poeta, ni de ninguin cienti-
fico, ni de ningun sacerdote que sea, por su decisi6n, quien lo pronuncie.
,C6mo aceptar en el seno del extremo individualismo de nuestra dpoca
que existe ya desde siempre en la humanidad un lenguaje de registro
superior al conjunto de los foniticos utilizados en nuestra cultura babe-
lica, es decir, el lenguaje de los Mitos autdnticos que en realidad cons-
tituyen un lenguaje ideoimaginario? Me refiero no a los mitos confec-
cionados por un individuo aislado como recomendaba Plat6n a los poe-
tas y los intent6 fabricar 61 mismo, sino a los Mitos esenciales de los
pueblos, en los que se expresa el contenido de su ser hist6rico o de su
destino en las sinuosidades de ese laberinto contorsionado de la creaci6n
hist6rica. Y muy especialmente dentro de 61 el cuerpo mitico-trascen-
dental de nuestra Cultura.
Sin temor a incurrir en el desd6n conmiserativo de quienes lean
estos conceptos, no ocultar6 que, tratindose como se trata aqui de situa-
ciones de extrema ruptura y de la bisqueda de un lenguaje de trascen-
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en raz6n del Ser tnico, o sea, Mitico Creador del Universo mediante
su Palabra.
En la experiencia de Huidobro resulta ser 6sta una realidad evidente
desde que su creacionismo se halla referido al del Creador del Genesis
por una de sus puntas, y por la otra, a su proyecci6n terminal o finali-
dad apocaliptica, puesto que 61 mismo sac6 a relucir sus simbolos sus-
tanciales, el Alfa y la Omega del alfabeto en que se simboliza. Lo hizo
primero en Ecuatorial con referencia al fin de un periodo humano ex-
tensisimo, y despu6s en los terminos antes recordados de Total dirigi6n-
dose en vejamen a sus compaiieros: <Hab6is perdido el sentido de la
Unidad, hab6is olvidado el verbo creador... El verbo c6smico, el verbo
en el cual flotan los mundos. Porque al principio era el verbo y al final
sera tambi6n el verbo>>. Y afiade: <<La voz de una civilizaci6n nacien-
te>. Mas adn, al comenzar su Altazor, defini6ndose mediante su perso-
naje diciendo: <Naci a los treinta y tres afios, el dia de la muerte de
Cristo> , patentiza su intenci6n de suplantar al Verbo sacrificado en la
Cruz. Como patentiza tambi6n simbolos similares al referirse en La poe-
sia al <lenguaje del Paraiso y al lenguaje del Juicio Final . Y como se
expresara tambi6n en dclave cristica en Pasidn y muerte y en Las siete
palabras del poeta, aunque aquf se decida excepcionalmente a invocar
en su aflicci6n al Padre.
En la libertad del juicio po6tico, 6stos son detalles de significaci6n
extrema en cuanto que la f6rmula del Alfa y la Omega, referida cuatro
veces en el Apocalipsis y inicamente pronunciada en este libro, es refe-
rencia subjetiva al caballero invisible que en la representaci6n mitica
se le caracteriza indirectamente por medio del <<caballo blanco> que
tanto impresionaba a Dario, del cual jinete afirmase que <<es
Ilamado
el Verbo de Dios , y cuya profecia termina implorindole, como lo haria
tambien Dario, <jVen!>, o sea, reclamando su Advenimiento.
No porque estos dichos huidobrianos aparezcan entremezclados entre
otras muchas expresiones liricas y teorias po6ticas dejan de tener valor,
al modo como las pepitas de oro no se devalian por aparecer embarra-
das entre arenas. Dentro del cuadro general de nuestra cultura y de la
poesia moderna, los mencionados son conceptos que a la luz brillan
con fulgor y peso inequivocamente significativos. Y en grado tal que
a la calidad de precursor, que ya a su autor le habiamos reconocido, se
nos incita a reconocerle por aiadidura que <<tiene la lengua de hierro
ardiente como los profetas>, segin el verso con que termina su libro Tout
a coup. En este aspecto, el poeta chileno se nos aparece subido en el
alto palco del profetismo como una individualidad prof6tico-precursora,
a trav6s de la cual se pronuncian algunas palabras peculiares del Verbo.
VICENTE HUIDOBRO EN VANGUARDIA 265
esta el poeta refiriendose a la linea del ecuador que divide en dos los
hemisferios, a la vez que predice la extinci6n del <<siglo>>
en la hoguera
solar. Anuncia a no dudarlo la finalizaci6n de un estado de cultura en
contraste opositor a la naciente del hemisferio sur, puesto que arrebata-
do por el delirio sidereo se refiere al <solo aeroplano que cantara un
dia en el azul>.
fundamental de nuestra Cultura, que desde hace lapsos y lapsos tiene de-
positada la esperanza de su justificaci6n colectiva en el futuro. De d6n-
de proviene la idea de la superhumanidad? Por su obcecado individua-
lismo psicosomatico, nuestra 6poca mantiene al Ser relegado a la concien-
cia pensante de cada individuo particular, con total eclipse del Ser de la
sustancia colectiva. Y, naturalmente, a la psicologia de los individuos en
si, reprimida y modalizada por las cuestiones y apasionamientos de su
existencia inmediata, no le despierta el menor interes lo que puede ocurrir
en tiempos que no les conciernen por lo distantes que estan de los perso-
nales suyos. Mas en los casos de personificaci6n prof6tica, la realidad
psicol6gica es muy distinta. En ellos puede sentirse la necesidad de jus-
tificaci6n en el futuro de aquello que en su constituci6n psiquica les es
en cierta manera como actual, mas no en cuanto individuos particulares
que son, sino como propio de la especie. Identificados con lo esencial del
Lenguaje, los niveles de su conciencia han de ser otros. El futuro es inte-
r6s del Destino, en el que sienten ser su afin 6tico-estetico. Dario suspira
por el Advenimiento prometido en las Escrituras, con angustia personal
intensa, con urgencias de salvaci6n. Huidobro lo encara desde su taller
imaginativo, donde no le ha sido posible producir las creaciones decisivas
que anhelaba, sino s6lo anunciar como precursor el Ser nuevo de la Cul-
tura nueva. En lo que coincide con Dario. Ya no se resiste a aceptar que
ese Alguien pueda ser ajeno al sujeto de su propia experiencia. Es otro.
Es el correspondiente al otro Lenguaje a que aspiraba y perseguia el Sim-
bolismo en la penetraci6n po6tica de avanzada. Aunque no lo explicite,
es el mismo Ser de Rimbaud y Mallarm6. Je est un autre.
La gran novedad que por Vallejo se introduce en este esquema pano-
ramico ofrece aspectos que es obligado apuntar. 1., Vallejo no espera el
Advenimiento del Verbo, con el que se identifica en ocasiones (<<Acaba
de pasar el que vendr... a sentarse a mi triple desarrollo>>), inclusive en
su tratamiento peculiarisimo del Lenguaje y su denuncia del habla que
juzga <babil6nica>. 2.0, Ello no obstante exhorta a salir al encuentro de
su simbolo en una viandanza progresiva que no es de caricter individual,
sino de sustancia colectiva y aun universal. 3.0, La eficacia de su talisman
reside en el Amor conjunto, que, como fundente, genera la uninime Uni-
dad. (<<Oh lo que es Uno por todos, / Amor contra el espacio y contra
el tiempo>>). 4., Su carActer mas propio corresponde al drama hist6rico
que le llev6 a rendir su Espiritu en el Caliz de Espafia, la madre de su
Verbo.
Pues bien: unidos Huidobro y Vallejo, rostros al fin de un solo fen6-
meno de vanguardia, constituyen en nuestro idioma, pese a sus diferen-
cias, la gran profecia po6tica de la primera mitad de nuestro siglo de
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<POST SCRIPTUM>