Los Aborígenes Del Gran Chaco Argentino

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

LOS ABORÍGENES DEL GRAN CHACO ARGENTINO.

UN RELATO DE VIAJE

PorGRETE STERN

Este texto fue extraído del libro “Aborígenes del Gran Chaco” editado por Fundación Antorchas y Fundación Ceppa
en marzo de 2005. El mismo fue redactado por Grete Stern hacia 1971 en ocasión de exhibir en la Universidad
Nacional de La Plata sus fotografías chaqueñas, que mostró por primera vez en 1965 en el centro cultural General
San Martín.

…El Gran Chaco es una inmensa región situada casi en el centro del continente sudamericano. Abarca las tierras que
van desde los Andes hasta los ríos Paraguay y Paraná. Es un paisaje llano, cubierto en parte con árboles, en parte
con pastos. El Chaco boreal pertenece a Bolivia, el central es de Paraguay y el austral (la sección más grande, de
casi 500.000km2) forma parte de la Argentina y abarca las provincias del Chaco y Formosa, más porciones de
Santiago del Estero, Santa Fe y Salta. Es una zona escasamente poblada.

…En los viajes que describo visité muchos grupos de aborígenes o indios que viven allí. En 1959 y 1960 enseñé
fotografía durante un año en la Universidad Nacional del Nordeste, en Resistencia, capital de la provincia del Chaco.
En esa oportunidad tuve ocasión de conocer a los aborígenes de la zona, indios tobas que vivían en pequeños
grupos en las afueras de la ciudad. Al principio, casi todos esos indios tenían miedo de dejarse fotografiar y
escapaban. En algunos casos, después de conversar con ellos -o de enseñarles fotografías de otros aborígenes-, se
convencían de que mi uso de la cámara no les haría daño y me permitían hacer la toma. Pero a veces, para tener
más seguridad ante la cajita negra, solo permitían que los fotografiara si tenían una Biblia entre las manos.

…Debo señalar que hablo de experiencias personales, de mis conversaciones con los aborígenes y con profesores de
la Universidad del Nordeste. No he estudiado la materia. Me limité a fotografiar lo que veía.

…En 1964 volví a Resistencia con la intención de documentar durante cuatro meses la vida y la artesanía de algunos
de los grupos aborígenes del Gran Chaco. Antes de iniciar la tarea pedí informaciones y fui asesorada por
autoridades reconocidas sobre qué lugar visitar, con quién hablar, cuántos grupos de indios existían, sus principales
artesanías, etc. No tenía entonces medio de transporte a mi disposición y, con toda intención, no busqué la
asistencia oficial.

…En 1964, los tobas vivían en comunidad, casi todos en ranchos de barro en el barrio o villa Toba, en las afueras de
Resistencia.

…Había muchos blancos que se ocupaban de los indios, los cuales preferían ser llamados ‘paisanos’ y no indios o
aborígenes, pues consideraban despectivas esas denominaciones. En primer lugar estaban los diferentes misioneros
protestantes. Asimismo, la Cruz Roja de Resistencia y la asociación de Amigos del Aborigen de Quitilipi. Estas no
intervenían en cuestiones religiosas, como lo hacían los misioneros. Todos querían ayudar al aborigen, pero cada
grupo lo hacía a su manera.

…En 1964 observé un gran adelanto, con relación a cuatro o cinco años antes, en la artesanía de totora: se podía
pedir a los indios que hicieran media docena de tal o cual canasto y lo repetían exactamente. Pero en los
alrededores de Resistencia empezaba a faltar totora, porque, una vez cortada, la planta no crece de nuevo y los
tobas nunca se ocuparon de sembrarla. Pero una nueva artesanía surgió aquel año en Resistencia: la alfarería de
tobas, enseñada en la dirección de Extensión Universitaria.

…Desde Resistencia viajé a Colonia Benítez, donde visité una toldería de varias familias de tobas. Vi colgados en los
árboles varios paquetes de largas fibras de una planta llamada chaguar, con las que se hacen hilos para tejer y para
fabricar sogas. A mi pedido, una mujer toba me mostró cómo torciendo varias fibras y presionándolas con la mano,
que movía en ambos sentidos a lo largo de su pierna, formaba un hilo de mucha calidad y resistencia. El chaguar es
llamado caraguá o caraguatá en el norte del Chaco, donde la fibra ocupa un sitio importante en la vida diaria de los
aborígenes, pues sirve para tejer bolsas, cunas, redes, recipientes para comida y hasta ropa.

…Villa Ángela era conocida como el centro del territorio de los mocovíes. Su especialidad era la alfarería. Pude
conocer sus viviendas, sumamente primitivas, frecuentemente sin techo. Pude apreciar y fotografiar dos
importantes colecciones de jarrones y cántaros.

…En camino hacia Miraflores, pasé dos días en Colonia Castelli. Después de una conversación con el médico del
pueblo, un wichi bastante adaptado a nuestra civilización me acompañó a visitar a un grupo de sus congéneres que
vivía en forma completamente primitiva en las afueras de la ciudad. Era notable la expresión de amargura de sus
caras, lo mismo que las de los chicos de la tribu que encontré en la plaza del pueblo.
…Los primeros indios que visité en Miraflores fueron tobas. Uno de ellos, Hilario Cabrera, vivía con toda su familia
en un grupo de construcciones hechas en parte con ladrillos de barro o adobes. Se afeitó, su esposa, las nueras y
los chicos se pusieron pañuelos en la cabeza, y todos subimos al carro tirado por dos caballos para ir al lugar de las
reuniones, donde estaba el rancho-iglesia. El ambiente no favorecía mis propósitos fotográficos. Algunas mujeres
parecían sumidas en éxtasis: hablaban en su lengua, completamente fuera de sí. Sentí que sería una falta de
respeto tomarles fotografías. Como en todas las oportunidades anteriores, llevaba conmigo tomas de indígenas
hechas en 1959 o 1960 para mostrar a mis interlocutores qué es una fotografía y cómo podían reconocerse en ella.
A todos les gustó mucho ver las fotos y encontrar caras conocidas; a pedido de ellos, les envíé algunas copias de las
que había tomado con su ayuda. En todas las ocasiones les ofrecí algún dinero para dejarse fotografiar y caramelos
para los chicos.

…A fines de agosto viajé a Formosa, capital de esa provincia, donde permanecí unos días. El doctor Arribillaga y el
señor Egildo Tassone me pusieron en contacto con misioneros protestantes. Visité a los tobas de la misión de estos,
aborígenes ya muy civilizados en sus costumbres y su vivienda. Los chicos iban a la escuelita del barrio con
delantales blancos y zapatos. No tuve inconveniente en fotografiarlos, y tampoco a los adultos, pero cuando en el
curso de la conversación se enteraron de que lo hacía con propósitos de reunir documentación y de investigar, se
sintieron ofendidos. La ofensa les resultó tan grave que, en el acto, debí interrumpir el trabajo y retirarme. Fue la
primera y única vez que tuve esta experiencia. Evidentemente, se sintieron subestimados.

…Desde Formosa fui a Las Lomitas, punto final de la línea de ómnibus. En las caras de las mujeres se advertían
restos de líneas azules de tatuajes, solo visibles en las fotografías en color. No sabían o no querían decir por qué las
tenían, qué significaban y cómo se habían hecho los tatuajes. Vimos a un viejo que tenía las orejas agujereadas,
pero no llevaba en ellas los habituales adornos de madera. En el camino de regreso al pueblo pasamos por el
rancho de una joven pareja pilagá: el hombre estaba bien vestido, como ‘cristiano’, y la mujer, sentada en la tierra,
zurcía una llica, nombre que dan en la zona a la bolsa de chaguar hecha con hilos teñidos con anilinas compradas
en la farmacia del pueblo, menos el negro, que obtienen de una planta.

…En Campo del Cielo conocí una toldería pilagá. El comandante de gendarmería de Las Lomitas me envió allí en
camión con tres soldados; yo pagué la nafta. Los soldados tenían que averiguar si había indios en edad de
presentarse al servicio militar. La escuela operaba en dos turnos: por la mañana, para los niños blancos, cuyos
padres no querían mezclarlos con los chicos indios por el posible contagio de enfermedades; por la tarde el colegio
recibía a los niños y jóvenes pilagás.

…En Embarcación, en la provincia de Salta, la mucama del hotel me recomendó visitar al pastor noruego de la
misión evangélica de Dios. Dos jóvenes misioneros me llevaron a un terreno que la misión había comprado para los
wichis. En ese terreno vivían únicamente wichis; fue la primera vez que los vi con expresión de alegría, con ganas
de vivir. Generalmente los wichis son considerados los aborígenes más sufridos, pobres y despreciados. La colonia
no tenía agua y, para conseguirla, los indígenas debían caminar más de un kilómetro, con sus tinajas atadas a la
cabeza y cargándolas sobre la espalda, que era su manera típica de llevar cosas pesadas.

…Desde Embarcación a Tartagal se llegaba en tren. Don Julio Ferreyra, conocido como gran coleccionista de
artesanía aborigen, me presentó a los churupíes y a los chorotes. Vivían, como todos los paisanos, en las afueras de
la ciudad, en viviendas hechas con restos de la fabricación de madera terciada, industria importante allí y en la que
trabajaban muchos de ellos. Tenían una gran producción de tinajas, su única forma de almacenar agua.
Grete Stern
y los paisanos del Gran Chaco
Por LUIS PRIAMO

Este texto fue extraído del libro “Aborígenes del Gran Chaco” editado por Fundación Antorchas y
Fundación Ceppa en marzo de 2005

¿Es la fotografía un arte? De hecho la fotografía ha prescindido de plantearse este problema: se ha creado un lugar
propio en la vida de hoy; tiene una función social.
Grete Stern y Horacio Coppola, folleto de presentación de una muestra en Sur, 1936.

…Grete conoció el Chaco en 1958, cuando fue convocada por la Universidad Nacional del Nordeste para tomar
fotografías de la vida y las costumbres indígenas para la escuela de Humanidades, ubicada en Resistencia. La
universidad planeaba crear un museo y archivo etnográfico regional y requirió el trabajo de la fotógrafa con vistas a
la constitución de un fondo gráfico inicial para el museo y archivo, según lo expresó la resolución del rector,
Oberdan Caletti. Fotografió la ciudad de Resistencia y sus alrededores, Villa Ángela y Corrientes. Sacó una docena
de rollos de 35mm, que se conservan ordenados y datados en su archivo.
…La mayor parte de esas fotos respondió a los propósitos para los que la llamó la universidad. Entre ellas hay
retratos de tobas y sus precarias viviendas en las afueras de Resistencia y en Villa Ángela, cacharros de barro
hechos por ellos y una serie sobre la construcción de un rancho con paredes de adobe y techo de paja. También
registró a los lingüistas Salvador Bucca e Ivan Dahl, que investigaban sobre las lenguas aborígenes.
…A principios de 1959 la universidad decidió poner en marcha un taller de arte regional en la misma escuela y
contrató para conducirlo a varios artistas plásticos, por el término de un año con dedicación exclusiva. Entre ellos
estaban Grete y Clément Moreau, compatriota y amigo cercano de la fotógrafa.
La fotógrafa confeccionó un pequeño álbum en el que guardó unas cincuenta copias de contacto de tamaño 6x6
elegidas entre el material sobre aborígenes que produjo en el Chaco en 1959 y 1960. Lo tituló Aborígenes en los
alrededores de Resistencia, Chaco, 1959-1960. En algunas tomas anticipó los motivos principales del más extenso
registro que realizaría en 1964: hábitat, costumbres, artesanía y retratos. Podemos así suponer que, durante el año
que estuvo en Resistencia enseñando fotografía, concibió la idea de realizar un trabajo fotográfico de mayor aliento
sobre el tema indígena. Pero, como lo señaló en el texto transcripto más adelante, que describe su trabajo de 1964,
se trató de experiencias personales y de conversaciones con los aborígenes y con profesores de la universidad.
Concluyó: No he estudiado la materia, me limité a fotografiar lo que veía.
…Al regreso de Resistencia, se reintegró a sus tareas en el Museo Nacional de Bellas Artes y comenzó a elaborar un
proyecto de reportaje fotográfico de los aborígenes del Chaco, que tardó un tiempo en concretar y pudo llevar a
cabo mediante una beca del Fondo Nacional de las Artes, que solicitó en 1963. Sabemos que prefería evitar toda
ayuda gubernamental que pudiera condicionar su libertad de trabajo y la difusión de sus fotos. Así lo aclaró en su
escrito de 1971, en el que consignó explícitamente haber viajado sin apoyo oficial.
…En el pedido de beca (de la que conservó copia) detalló que su reportaje de los aborígenes cubriría: 1. Paisaje
donde viven. 2. Tipo de vivienda y su construcción. 3. Vestimenta. 4. Normas de vida: higiene, costumbres
alimenticias, etc. 5. Aspecto fisionómico. 6. Expresiones de artesanía: materia prima, producción, manufactura,
distribución del trabajo, etc. Propuso fotografiar las comunidades mocovíes y tobas de Resistencia y Villa Ángela,
que conocía de sus visitas de 1959 y 1960, pero, obtenida la beca, amplió la mirada a otras etnias del Chaco,
Formosa y Salta. Dio así al proyecto mayor amplitud e importancia, y se impuso un considerable esfuerzo que da la
medida de su energía, presencia de ánimo y entusiasmo a los sesenta años.
…Si bien no usó las palabras reportaje ni ensayo para referirse a Aborígenes del gran Chaco argentino, ambas
denominaciones son pertinentes. Reportaje, porque procuró documentar la realidad de la vida indígena. Lo hizo de
manera ecuánime, con actitud cordial aunque no paternalista. Y ensayo, porque realizó una narración articulada en
torno de tres temas: retratos de personas y grupos; hábitat y costumbres, y artesanía, en particular tejido, alfarería
y cestería.
Las leyendas que Grete puso a las fotos consistieron en la indicación de la etnia de los retratados y algún dato sobre
sus trabajos artesanales. En el largo texto de presentación se abstuvo de asignar responsabilidades morales o
políticas por la situación de marginalidad de los aborígenes, de hacer denuncias o de reclamar la intervención de los
poderes públicos. Solo proporcionó información sobre su viaje y su labor. Su actitud fue señalar, como si hubiese
dicho: estos son nuestros compatriotas indígenas del gran Chaco; vean cómo viven y lo que son capaces de hacer.
Conózcanlos. Su alegato, en todo caso, era implícito.
…Poco después de concluida su expedición fotográfica, Grete hizo una muestra de más de doscientas de sus tomas
en el centro cultural San Martín. También dio numerosas conferencias, ilustradas con diapositivas. Podríamos
considerar su trabajo un ensayo de fotografía social. No podríamos decir, en cambio, que el ensayo chaqueño
perteneció a la entonces llamada fotografía social comprometida, que se subordinaba a una posición doctrinaria
acerca del desamparo de las clases sociales subalternas o sus luchas. Grete siempre se resistió a encasillar su
fotografía o a imponerle directivas dogmáticas.
…En varios sentidos, el ensayo sobre los indios chaqueños æo paisanos, como ella prefería llamarlos, siguiendo sus
deseos æ fue excepcional en la obra de Grete. Su formación, experiencia y gusto la inclinaban a fotografiar con
trípode, tomándose tiempo para componer el motivo, y en formato medio: 6x6cm o 6x9cm. Era fiel al principio de
Peterhans, su maestro, de que la toma debía componerse mentalmente, antes de apretar el disparador: en el ojo,
no en el visor de la cámara, decía ella. Por otra parte, fue el único trabajo de envergadura que emprendió por
iniciativa propia, no por encargo. Y en ningún otro caso se preocupó tanto por difundir su labor, menos,
posiblemente, para mostrar una obra fotográfica como tal que para ayudar al cambio de las condiciones de vida de
los indígenas y a difundir sus habilidades artesanales. Se decepcionó al comprobar que la cuestión indígena figuraba
escasamente entre los intereses del poder político y del medio cultural.
…Aunque probablemente se trate de las fotos de Grete que menos apreciaron colegas, críticos, editores y
coleccionistas, para ella siempre estuvieron entre los trabajos más valiosos de su carrera, tal vez porque
amalgamaron su ética humanista con la visión estética que adquirió en la Bauhaus. Hubo también en ella una
instintiva simpatía hacia los indígenas, que expresó con su natural modestia, pues nada era más ajeno a su carácter
que la pose, en especial la pose artística. Esa simpatía pudo deberse a dos factores: por un lado, cierta inclinación
espontánea, carente de condicionamiento ideológico, por las clases populares, que también se advierte en el hecho
de que su archivo solo incluye retratos de intelectuales, artistas y personas sencillas; por otro, su propio
padecimiento de exclusión y desprecio en la Alemania masivamente enrolada en el autoritarismo fascista, que le
provocaba una identificación consciente o inconsciente con los aborígenes.
…La ejecución del trabajo fotográfico chaqueño le llevó algo más de tres meses. Comenzó a sacar fotos a fines de
mayo de 1964, en Resistencia, y concluyó a principios de septiembre, en Tartagal. Visitó trece localidades en el
Chaco, siete de Formosa y tres de Salta, para lo cual debió recorrer más de 800km. No reveló los negativos durante
el viaje, por lo que quedó excluida la posibilidad de rehacer tomas malogradas. Fotografió con dos cámaras, una con
película de 6cm x 6cm y otra de 35mm. La mayor parte del material está en blanco y negro; solo en pocas
ocasiones utilizó película color, para sacar artesanías textiles o las pinturas tradicionales en el rostro de mujeres. El
estilo simple y austero de los retratos, es similar al que siempre imprimió a sus trabajos, sobre todo al comienzo de
su carrera.
Cabe preguntarse con qué criterio eligió los rostros de niños, mujeres y hombres que puso en primer plano, que son
muy abundantes por su intención de resaltar el tipo humano de los indígenas. A nuestro juicio, siguió su instinto de
retratista, guiada por sentimientos de empatía para con ellos, lo que explica la apacible dignidad que trasmiten casi
todos, incluso los más castigados por la miseria. Con su desconfianza natural de las explicaciones retóricas, Grete
posiblemente hubiese respondido: Fotografiaba a las personas que me parecían más interesantes. Cuando
ambientaba los retratos, solía incluir mujeres tejiendo o haciendo alfarería, así como objetos ilustrativos de la
miseria imperante.
…Las viviendas, tanto su exterior como interior, fueron objeto sistemático de reportaje, según su propósito inicial. El
tipo que documentó con más frecuencia fue el rancho con paredes de barro amasado con paja, o de palo a pique y
tablas, con estructura de ramas para sostener el techo de paja. En las tomas de interiores resalta la ausencia casi
absoluta de muebles, utensilios y herramientas. Ciertas fotos de detalle revelan una precariedad extrema de vida.
Son imágenes que recuerdan a sus bodegones, y evidencian su habilidad para captar los detalles significativos del
entorno.
…En todo su recorrido, la fotógrafa registró con particular empeño los trabajos de artesanía, que sin duda le
resultaban atractivos por su gusto por las artes aplicadas. Tenía interés en mostrar las habilidades de los indígenas
y las técnicas y materiales que usaban. Son frecuentes las series de fotos que detallan didácticamente, la
elaboración de cacharros, tejidos, canastos y sombreros. Con esas fotos habló de la nobleza de la creación
aborigen, aun la más modesta.

Entre 1965 y 1973, su exposición de 189 fotos chaqueñas, titulada Relato fotográfico de un viaje. Sobre la vida y
artesanías de los aborígenes del gran Chaco, se mostró en Buenos Aires, Resistencia, Santiago del Estero, La Plata,
Mar del Plata, San Antonio de Areco y Adrogué.
Los indígenas del Chaco argentino
Por PABLO G. WRIGHT

…El Chaco fue una región de gran complejidad sociocultural. Adquirió la imagen de haber estado cerrada por mucho
tiempo a la colonización de los europeos, lo que contrasta con el hecho de que, durante siglos, mantuvo fluidas
relaciones e intercambios con otras áreas, como la andina, la amazónica y la pampeana. Ello sucedía antes de la
llegada de los españoles y se mantuvo durante la permanencia de estos, pero fue decreciendo a partir del momento
en que fueron expulsados, pues con la independencia comenzó un creciente avance del Estado y sus instituciones
en esos territorios, lo cual no favoreció dichos intercambios.
…Para apreciar la diversidad chaqueña, conviene mencionar los grupos aborígenes que habitaron la región. Una de
las formas de identificarlos es clasificarlos por sus lenguas. En el Chaco argentino se pueden identificar cinco
familias: guaycurú, mataco-macá, tupí-guaraní, arauac y lule-vilela. Los tobas, pilagás y mocovíes hablan lenguas
pertenecientes a la primera de esas familias. Entre los tobas se distingue a los orientales de los occidentales, grupos
que hoy habitan, respectivamente, el este de las provincias del Chaco y Formosa y la zona de Tartagal y
Embarcación, en Salta. El etnólogo suizo Alfred Métraux se refirió en la década de 1930 a un tercer grupo, que
llamó tobas pilagás, establecido en el noroeste de Formosa. Los pilagás ocupan el centro y norte de Formosa,
mientras que los mocovíes están asentados en el centro y sur del Chaco y el norte de Santa Fe. A pesar de hablar
lenguas guaycurúes, estas tres parcialidades tienen alguna dificultad en entenderse, pero pueden reconocer
palabras, formas gramaticales y denominaciones comunes. Hablan lenguas de la familia mataco-macá los wichis (o
matacos), que residen en el noroeste del Chaco y el oeste de Formosa, los chulupíes o churupíes (o nivaclés), en
Tartagal, y los chorotes, en Santa Victoria Este, Salta.
…En líneas generales, los indígenas chaqueños fueron mayoritariamente cazadores recolectores, pero algunos, como
los chorotes, chiriguanos y chanés, practicaron una horticultura y agricultura incipientes. La ganadería se relaciona
con la llegada de los españoles.
…Como región ecológica, el Chaco es una vasta planicie de casi un millón de kilómetros cuadrados de pastizales y
bosques secos o xerófilos, con suave pendiente de noroeste a sudeste, escaso relieve y lluvias que decrecen de este
a oeste. La región se extiende desde las selvas tropicales de Bolivia y las sierras subandinas del noroeste argentino
hasta la llanura pampeana, con la que se va fundiendo gradualmente en el norte de las provincias de Córdoba y
Santa Fe. También ocupa buena parte del Paraguay y una pequeña zona del Brasil. Su nombre, al parecer, viene del
quechua y significa lugar de caza. Sus características explican la similitud de la cultura material de los grupos
aborígenes: formas de subsistencia basadas en la caza, pesca y recolección, con un nomadismo estacional
restringido a un territorio limitado por el alcance de vínculos sociopolíticos, de afinidad matrimonial y de intercambio
económico. Además de tales vínculos, la guerra y otras formas de conflicto establecían las divisiones entre las
etnias.
…Para trazar un panorama general de los aborígenes chaqueños es necesario tener en cuenta los procesos
históricos que condujeron a su situación actual, en particular la conquista por los españoles en el siglo XVI, que
afectó profundamente su vida. Enfermedades que les eran desconocidas, como la gripe y la viruela, les provocaron
alta mortandad. Los caballos traídos de Europa, desconocidos hasta entonces, se incorporaron a su vida a partir del
siglo XVII y se convirtieron en un factor clave de su cultura.
…Los diversos intentos militares o misionales de hacer sedentarios y ‘civilizar’ a los indios chaqueños obtuvieron
resultados efímeros. Por lo común lograban reunir cierta cantidad de ellos en un ámbito controlado e iniciarlos en el
modo de vida del blanco, pero por diferentes razones, como enfermedad, guerra, hambruna o desastre climático,
los indígenas terminaban abandonando el asentamiento.
…La unidad primaria de la sociedad era la familia extendida, cuyos integrantes compartían recursos sin un
mecanismo central de autoridad, lo que excluía la acumulación de bienes por los individuos. El trabajo estaba
dividido por sexos: los hombres cazaban y pescaban; las mujeres recolectaban frutos del monte y del campo,
preparaban la comida, tejían y cuidaban de la familia. Caza, pesca y recolección se llamaban genéricamente
marisca. Para capturar esas presas, se valían de arco y flecha, lanza, cuchillo y redes. Su recolección se hacía a
mano o con el auxilio de palos, cuchillos y canastas tejidas. Todas esas actividades daban lugar a la socialización
por sexos de los niños y niñas, que desde la infancia acompañaban a sus mayores en las correspondientes salidas
de marisca.
…El liderazgo correspondía a la cabeza de la familia extensa y era hereditario, pero el jefe o cacique tenía que
confirmarlo demostrando tener personalidad fuerte, habilidad y coraje excepcional en la caza y poderes
chamanísticos que le permitían curar afecciones. En la concepción indígena, el poder chamanístico era un don o
regalo de seres no humanos y poseía una naturaleza claramente ambigua.
…Para los indígenas chaqueños, el universo se componía de tres niveles: arriba, la superficie de la tierra y debajo de
la tierra. Un eje los unía, actuaba de sostén y constituía el canal de comunicación entre ellos. Según cuál fuera la
fuente de su poder, un chamán podía trasladarse por esos niveles cósmicos, algo que siempre implicaba riesgo.
…Desde la instauración del Estado nacional y la sanción de la constitución en 1853, se llevaron a cabo diversos
esfuerzos para lograr la consolidación institucional y territorial del país, y se organizaron campañas militares para
ocupar territorios indígenas en el sur y el norte. El objetivo de las autoridades era: (a) colonizar las tierras con
población nacional e inmigrantes europeos; (b) por la educación y el empleo organizado, transformar a los
indígenas en trabajadores útiles y en colonos, y (c) hacerles abandonar sus ‘costumbres paganas’ y convertirse al
catolicismo. A partir de la década de 1880 la población aborigen del Chaco argentino fue desplazada a zonas
marginales.
…La posesión efectiva del área comenzó en 1884 con la campaña militar de Benjamín Victorica y culminó en 1911
con la de Enrique Rostagno. Al objetivo del control territorial se adicionaban la explotación económica y el
aseguramiento de la frontera con el Paraguay. Para los aborígenes se produjo una desarticulación profunda de sus
relaciones sociales. Ante la ocupación militar, los indígenas crearon nuevos grupos sociales y se vieron forzados a
adaptarse a la economía capitalista que llegaba al área. Pero carecían de experiencia en las prácticas de tal
economía.
…Las comunidades aborígenes contemporáneas resultaron del avance de ese proceso colonizador, por el cual,
durante un tiempo, convivieron en un mismo espacio indios sedentarios con restos de bandas nómades. Con los
años, contingentes de hombres, y después familias, se mudaron desde esos asentamientos rurales a pueblos y
ciudades de la región en busca de trabajo urbano, por la escasez del rural cuando decayó la demanda de mano de
obra en obrajes, plantaciones de algodón e ingenios azucareros. Así nacieron, hacia comienzos de la década de
1970, barrios wichis y tobas en Ingeniero Juárez, tobas en Clorinda, Formosa, Resistencia. Tales barrios,
caracterizados por condiciones precarias de vida, concentraron una importante población aborigen. Por otra parte,
ya desde mediados de la década de 1960, las migraciones, especialmente de tobas, comenzaron a alcanzar Santa
Fe y Rosario, e incluso llegaron hasta Buenos Aires, donde se formaron varios enclaves de esa etnia en villas
miseria del área metropolitana.
…La sedentarización trajo cambios profundos en las formas sociales y culturales y en la identidad aborigen. Poco a
poco, los indígenas fueron aprendiendo castellano, sus niños empezaron a ir regularmente al colegio y sus jóvenes
debieron realizar el servicio militar, todo ello enfrentando dificultades diversas; como la escasa adaptación de los
programas escolares a las culturas y lenguas indígenas.
…Entre los cambios en la organización social indígena generados por este proceso, la antigua familia extendida
quedó reemplazada por la familia nuclear. El liderazgo de la comunidad continuó estando basado en el carisma
personal y la pertenencia a una familia de líderes, pero el conocimiento del castellano y de la burocracia blanca,
más conexiones políticas, adquirieron relevancia. El fenómeno de las iglesias nativas, especialmente entre los tobas,
comenzó como consecuencia indirecta de la prédica que misioneros pentecostales estadounidenses dirigían a la
población blanca
…El liderazgo indígena se relacionó naturalmente con el de estas iglesias nativas, en las que los pastores son
también dirigentes de la comunidad. La pertenencia a dichas iglesias, llamadas genéricamente evangelio, es ahora
común entre los aborígenes chaqueños. La conversión cristiana se asimiló al proceso de iniciación de los chamanes,
y el culto encerró, bajo las formas evangélicas, una serie de rituales ancestrales, como la terapia chamanística, el
relato de sueños, los discursos de jefatura y las danzas y cantos para contactarse con los espíritus auxiliares y
experimentar estados de éxtasis.
…La vida contemporánea y sus instituciones políticas y económicas presentan desafíos particulares para los
indígenas de hoy, tanto en las zonas rurales como urbanas. Ellos buscan obtener más educación formal, en especial
los jóvenes, para mejorar sus oportunidades laborales con relación a sus vecinos blancos, aunque hacerlo signifique
alejarse de su cultura ancestral y reemplazarla en muchos aspectos por la de estos. Por otro lado, para no perder
enteramente esa cultura, procuran que instituciones como el hospital, los tribunales, la policía y la escuela
comprendan mejor el modo de ser indígena. Sin pretender cambiar la historia de la región, muchas entidades
educativas y de promoción social intentan revertir la valoración negativa de lo aborigen por los blancos.

También podría gustarte