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EDITORIAL

Moral y medicina.
¿Somos robots?
Samuel Karchmer K*

¡Cuánta gente en el mundo, en el siglo pasado y en los ante- clínicas modelos dotadas de cuartos individuales de un ins-
riores, jamás vio a un médico desde su nacimiento hasta su trumental perfeccionado, de laboratorios ultramodernos.
muerte! A los ojos de la gente pobre –en el campo o las Paralelamente al reacondicionamiento de los locales y las
ciudades– la medicina era un monopolio –estatal o privado– estructuras tradicionales, se imponía una revisión completa
, una mercancía de lujo prodigada en exclusividad y “rápida- de los estudios y de la situación de los médicos. Y la promul-
mente” a los grandes burgueses por grandes burgueses. gación de la reforma de la enseñanza médica, verdadera
Actualmente en muchos países, la “sociedad” debe so- Revolución, debía habernos hecho presentir un futuro pro-
meterse –la ley los obliga en más de diez circunstancias– a metedor.
varios exámenes médicos, vacunación del recién nacido y el En esos nuevos CHU los médicos trabajarán tiempo com-
lactante, admisión escolar, examen médico con motivo del pleto. Serán reclutados mediante concurso entre los candida-
contrato de trabajo, controles sanitarios organizados por la tos provistos de una cultura científica muy completa. Así, de
medicina escolar y la medicina del trabajo, exámenes escola- acuerdo con el espíritu de la Reforma, y gracias al puente
res, universitarios, etc., examen prenupcial, cuidados de la que procura, surgirá cada año una generación de jóvenes
maternidad, y por último, el certificado de defunción, etc. sabios seleccionados, aptos para convertirse en investigado-
Sí, la medicina se ha “democratizado”. ¿Quién se atreve- res eméritos y los únicos capaces de dar a nuestro país, que
ría a no alegrarse de ello? En una sociedad “civilizada”, la se había dejado distanciar, su lugar de vanguardia en la carre-
salud se ha convertido en un artículo de primera necesidad. ra por los descubrimientos biológicos.
Cada ciudadano, “teóricamente”, tiene derecho a los cuida- Gracias a la calidad de los técnicos, al funcionamiento de
dos médicos; sería fatal que, progresivamente, la medicina equipos especializados, a una vigilancia continua, aunados a
se estancara. dosificaciones continuas, se harán en los CHU diagnósticos
Al lado de la cohorte, cada vez mayor, de médicos autén- impecables, se reanimará y salvará a los enfermos graves,
ticamente funcionarios, los últimos adeptos de la medicina que hasta hace poco estaban irremediablemente perdidos.
liberal se están convirtiendo ellos mismos en objeto de una Pero entre esos sabios a los que, por su misma formación,
especie de funcionalización que no se atreve a decir su nom- los secretos de la enfermedad interesan más que la persona-
bre. Les va a ser necesario suministrar “actos” codificados y lidad del enfermo, entre el “gran médico” y el “detector de
tasados, actos en cadena en los que se dispone sólo de unos base” no podemos predecir en qué lugar quedará el “buen
diez minutos por paciente: número de expediente, interro- médico”, aquél cuya vocación era la de establecer contactos
gatorio, examen, receta, y llenar por último las sacrosantas humanos, el que sentía un profundo gusto por ejercer una
formas administrativas. Así el médico de base, reducido a la influencia sobre sus semejantes, el que quería ser confiden-
práctica de una medicina mediocre, acabará por no ser más te, consejero, consolador, o amigo de los días difíciles.
que un “detector” cuya misión esencial consistirá en descu- La medicina artesanal, la medicina “de papá” agoniza; a
brir el caso severo o insólito y orientarlo sin más al hospital. los ojos de los internos y residentes y los médicos de “base”
Los hospitales no serán más esas inmensas salas comu- de la nueva ola, ya ha muerto, y no disimulan el placer que
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nes, esa dolorosa promiscuidad, ese territorio de asilo para
indigentes. Serán Centros Hospitalarios Universitarios (CHU),
sienten al enterrarla. En semejante clima, vemos cómo de-
crece el entusiasmo de los jóvenes, que hacen su servicio
médico –que habían comenzado su aprendizaje clínico con
pasión y orgullo– cuando todas sus fuerzas vivas van a verse
sofocadas por los cursos y materias, con los que se les agobia
* Dr. Samuel Karchmer. Director del Centro Especializado
para la Atención de la Mujer. Jefe de la División de Gineco- durante días enteros.
logía y Obstetricia, Hospital Ángeles de las Lomas. En cuanto al enfermo, ¿le impedirá sufrir corporal o psíqui-
Correo electrónico: [email protected] camente la satisfacción de que el “sistema” se haya hecho

ACTA MÉDICA GRUPO ÁNGELES. Volumen 6, No. 1, enero-marzo 2008 5


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cargo de él? Y la excelencia de los cuidados de que se bene- todavía desconocidas, la centigrafía penetra la intimidad
ficia, ¿le impedirá acaso desear la intimidad reconfortante de de las glándulas, el hombre maneja hormonas de todo
un hombre que sepa hablarle, y ocasionalmente quizá men- tipo, la píldora preocupa a los concilios en torno a una
tirle, animado con una sonrisa que le dé seguridad mientras dirección de la demografía, la circulación extracorpórea ha
estrecha en su mano una mano crispada por el dolor y la permitido cirugías impresionantes, la psicofarmacología
ansiedad? evoluciona hacia una regulación de la función cerebral, los
No sería necesario que se estableciera una molesta con- aparatos sustituyen a los órganos, los trasplantes de órga-
fusión entre la ciencia médica, convertida en algo tan riguro- nos, la fertilización asistida, etc. La vida humana y la ju-
so como las demás ciencias, y el ejercicio de la medicina: ventud quizá serán prolongadas.
mientras el hombre sea un individuo y no quede reducido a Desaparecen enfermedades históricas y otras mal conoci-
la condición de “robot” esta medicina aplicada siempre de- das se definen poco a poco. Los progresos de la anestesia, de
berá ser un arte, un arte impregnado de humanismo. la reanimación, los antibióticos y las suturas vasculares autori-
De cualquier manera sería incorrecto y alejado de nues- zan la audacia. Eficiencia del trabajo de equipo, supremacía
tros propósitos, si no aceptamos la renovación de la medici- de la inteligencia aplicada a la investigación. Sin embargo, el
na; sus transformaciones a las que asistimos, deslumbrados y hombre tiene siempre el mismo corazón y el mismo cerebro
confundidos, ya han comenzado a dar sus frutos, tanto en el que sus antepasados. Debe adaptarse al ritmo insoportable
plano teórico donde vemos multiplicarse los grupos de inves- de la vida moderna con más o menos fortuna.
tigadores, como en el plano práctico, dando fe de ello el A pesar de la evolución científica, el hombre es siempre
mejoramiento continuo de las estadísticas de enfermedad y un ser sensible y frágil dominado por sus sentimientos y
mortalidad. agitado por sus pasiones. Es deber de los investigadores y
Hay que saber marchar con el siglo, mirar hacia delante y de los médicos promover, en este periodo de evolución
hacia el futuro y no abandonarse a la nostalgia del tiempo acelerado, una medicina propiamente humanística, y adop-
pasado, inevitablemente concluido. Los grandes multifami- tar una actitud preventiva contra la despersonalización y
liares se construyen sobre los cimientos de viejos edificios convertirnos en un “robot”. Si pudo decirse que el siglo XX
que se estaban desplomando. Al permitirnos realizar en un era el del “llamado a la psiquiatría”, ello significa que debe
momento la vuelta al mundo, los motores de reacción han ser primero el de la aplicación de la psicología a todas las
sustituido definitivamente al trote, encantador y pasado de disciplinas médicas, así como esa psicología es aplicada en
moda, de las diligencias. las demás disciplinas humanas. Debemos recordar a cada
No se concibe ningún progreso sin revisiones desgarrado- paso que la ciencia está al servicio de la medicina, pero que
ras. Hagamos omisión de nuestras lamentaciones inútiles, y en medicina el cientificismo es un enemigo. La aplicación
optemos deliberadamente por el progreso. Debemos desear maravillosa de los progresos científicos a la medicina huma-
y luchar para coexistir con la medicina “en la cima” ya funcio- na no anula su misterio; sugiere la reflexión y demuestra la
nalizada, y la medicina “de base” en vías de estancamiento, preeminencia del pensamiento.
la medicina “personalizada”, que los poderes públicos se afa- La medicina ha sufrido, sufre y sufrirá todavía transfor-
nan en considerar muerta, recupere su lugar en la ciudad maciones y una evolución tales que casi podemos hablar de
futura, y renazca de sus cenizas una medicina libre, de cara mutaciones. Se trata en efecto de modificaciones tan rápi-
al corazón de todos los hombres libres. das, pero útiles, que se diría casi brutales y que parecen ser
Los que vivieron su infancia a principios de este siglo asis- el origen de una nueva manera de considerar nuestra profe-
tieron al auge científico que superó todas las esperanzas y sión. Es evidente que todo ha cambiado desde la época de
contempló la transformación de la vida bajo la influencia de Pasteur; en menos de 100 años la medicina, en el sentido
las aplicaciones prácticas de sus resultados. La magia de la general de la palabra, tiene escasas relaciones con lo que
electrónica está en todas partes, el empleo de la energía había sido hasta entonces. Hasta el punto de que última-
nuclear deja entrever realizaciones hasta ayer impensables; mente, hablando con algunos colegas de la Academia Na-
la astronáutica ha permitido al hombre emprender la con- cional de Medicina, con miembros muy distinguidos de esa
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quista del universo, cuya definición misma ha cambiado.
El “arte” médico, tan viejo, se ha visto arrastrado en
Sociedad, pero de más edad que yo, muchos me dijeron
que no se sentían ya con el derecho de atender a enfermos
esa carrera y progresa con una rapidez desconcertante. En graves, por no estar suficientemente al corriente y no haber
todos los campos de la medicina las aplicaciones científi- sido capaces de asimilarse a los medios recientes que per-
cas le dan a aquélla algunas veces un falso aspecto de miten actuar últimamente, gracias a los progresos obteni-
ciencia exacta, que se refiere sobre todo a las exploracio- dos por la medicina misma y las demás ciencias a las que ha
nes. Los progresos de la bioquímica iluminan la fisiología, sabido adaptarse. Porque la moral profesional no permite
el microscopio electrónico escruta realidades anatómicas ser un practicante incompleto y, de acuerdo con una expre-

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sión corriente, no prestar los cuidados debidos de acuerdo Después pasaron los días y murió; en mis subsecuentes
con la situación actual de la ciencia. visitas comprobé en cada ocasión la marcha progresiva de la
¿Llegará el médico practicante, entonces, a ser un día so- muchacha hacia su inevitable destino. A pesar de mis menti-
lamente una máquina? ¿Se reducirá su papel únicamente al ras ella me creyó, como le creyó a la enfermera y a sus
de un distribuidor de remedios o de acciones terapéuticas palabras bienhechoras. Estoy seguro de que abandonó aquel
bien definidas por sistemas científicos precisos o métodos de triste lugar donde había terminado su vida sin darse cuenta
laboratorio seguros, sin errores posibles? ¿La existencia de de ello.
una infección grave justificará únicamente la administración ¿No fue una gran victoria médica? En todo caso yo así lo
de ciertos medicamentos, los mismos para todos los médi- creo. Siempre he conservado aquel recuerdo; pienso que la
cos y en condiciones esencialmente exactas? El que, por un enfermera también quedó muy impresionada del hecho de
razonamiento o porque su opinión difiera de la de sus cole- que los dos hubiéramos podido crear en una moribunda una
gas, quiera curar a su manera ¿no podrá ser considerado au- esperanza.
tomáticamente culpable por falta de obediencia a la “ley te- A través de los años me he convencido de que nuestra
rapéutica”, habiéndose vuelto ésta indiscutible, sin apelación, profesión tiene, en todas las especialidades, una tenden-
y sin que ningún otro procedimiento pueda ser mejor que el cia humana. El médico no puede ejercer una acción real-
indicado? mente válida, un don de sí mismo, contribuyendo al alivio
Siempre he dicho, y he repetido con frecuencia y vuelvo y a la curación, si no respeta principios morales muy ele-
a decirlo una vez más, que el ejercicio de la medicina es una vados y puros. Cualquiera que sea la evolución, el nuevo
profesión muy particular, profesión extra - ordinaria (y separo cambio de orientación de la medicina que pueda produ-
las palabras), intermediaria entre un oficio cualquiera y una cirse un día, considero que el médico nunca se convertirá
especie de sacerdocio. Esto equivale a precisar que tal profe- en un “robot”; sus propias nociones morales y éticas no se
sión no puede tener un valor real más que en el caso de que lo permitirán.
el que la ejerza posea una moral muy sólida; no puede tener La moral se fundamenta habitualmente en bases, algunos
tendencias malsanas. Un médico en el verdadero sentido de de cuyos elementos son sanciones. El derecho por ejemplo,
la palabra debe ser un hombre honesto. Ahora bien, cual- que preve ciertas penas, contiene una parte muy importante
quiera que sea la obligación en la que pueda encontrarse, de e indiscutible de moral. El médico debe mantener una disci-
seguir una técnica impuesta, la participación del “arte” en la plina que no suponga ninguna sanción, y en eso consiste su
medicina subsiste, comprendiendo ese calor humano que fuerza, su grandeza y su honor; su único fin, como lo hace
los enfermos perciben perfectamente y que ninguna mecá- entender el código de deontología, es el aliviar y prolongar la
nica por perfeccionada que sea podrá sustituir. vida humana. Debe seguir concienzudamente esa forma de
Para hacer entender mi idea, he aquí una observación: en la ética, la más elevada que existe porque me parece que
la época lejana de la que voy hablar, yo era interno de pregra- supera por su valor mismo a todas las demás al basarse única-
do;
ESTEenDOCUMENTO
el servicio habíaES
dosELABORADO
salas, una de hombres y una de
POR MEDIGRA- mente en el altruismo y al no existir más que por la concien-
mujeres,
PHIC pero de pacientes tuberculosos. Recuerdo que en- cia del médico.
tonces no había los recursos terapéuticos actuales. La sala era La vida es una cosa compleja y un robot no sería capaz
una especie de preludio de la muerte, hay que reconocerlo, de percibir sus matices, también necesitará una concien-
una etapa antes del cementerio en muchos casos. Yo iba cia y la posibilidad de ese “ don de sí” del que yo hablaba;
todos los días de guardia con aprensión y visitaba la gran sala y no lo tendría, estoy seguro que no. Y si, recordando a mi
que me parecía terrible (además con el pánico natural que enferma, uno hubiera podido colocar a cada lado de su
tenía en cuanto al posible contagio). Un día no pude hacerlo, cama un “robot”, uno a la izquierda y otro a la derecha,
lo cual comenté con la jefa de enfermeras del pabellón. Pero “robots” de una gran perfección, en lugar de la enfermera
aquella mujer excelente me pidió, casi me suplicó, que su- y el interno, estoy seguro de que la emoción y la confian-
biera a pesar de todo. En la sala había una muchacha joven, za saludables que nosotros creamos en la tuberculosa no
muy humilde, afectada por una tuberculosis cavernosa avan- habrían podido ser las mismas y que su fin no hubiera sido
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zada; me quedé un momento al lado de su cama; ella me
tomó de la mano, después tomó la mano de la enfermera,
tan tranquilo.
La moral es la ciencia que enseña las reglas a seguir para
que se encontraba a su izquierda, cruzamos unas cuantas hacer el bien y evitar el mal, dicen los diccionarios. ¿No se
palabras, sonrió a las palabras de confianza que le traíamos. aplica esta definición de una manera impresionante a los
La muchacha no quería soltar nuestras manos, me pareció médicos?
que quería apresar la esperanza que le habíamos aportado y ¿Serán los médicos algún día “robots”?
conservarla por el mayor tiempo posible. No quiero ni puedo pensarlo.

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