De La Dicotomia Urbano-Rural A La Emerge PDF
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Momentos y movimientos
Gustavo Canadevilla*
Introducción
Lo rural, según lo planteamos en trabajos anteriores, no se hubiera
concebido como tal sin la existencia de su contrario. Es que si la especulación
permite suponer que en un tiempo remoto el ambiente era genéricamente uno e
indiferenciado, la distinción permitió cierta clase de categorización sólo cuando
parte del territorio se delimitó y reconoció por cumplir una función específica.
Por ejemplo, el de lugar de convivencia, ritual, intercambio y/o resguardo.
(Cimadevilla, 1997) Y es lo que en latin se designó como urbe (urbs, lugar
acotado).
Consolidada la modernidad, en tanto, esa diferenciación que se
constituyó en dicotomía se hizo valer toda vez que lo urbano se argumentó como
modelo, instancia evolutiva y destino civilizatorio. Posteriormente, en pleno
siglo XX, el conocimiento sobre lo social que se involucró en la problemática
vio nacer la teoria de la modernización asentada en esa lectura y especificamente
en el campo comunicacional se ofrecieron aportes modelares con la teoria de la
difusión de innovaciones caracterizada, particularmente, por Rogers (1962 y
Rogers, E. y Shoemaker, F. 1971).
Pero las perspectivas críticas de los mios '70 y '80, con una fuerte
presencia de enfoques antropológicos, permitieron repensar la dicotomía urbano-
rural y los dominios establecidos, al tiempo que ganaron terreno las
preocupaciones por los respetos de las identidades, las culturas y las opciones de
existencia. La comunicación, en ese marco, se planteo "por el otro" y "desde el
otro" y los abordajes de la otredad caracterizaron ese momento.
En los anos '90 las lecturas de reconocimiento de las ruralidades en
plural y los procesos de urbanización de lo rural dieron lugar a la popularización
de la categoria de rurbanidad que hoy está en pleno proceso de estudio y
discusión. Para nosotros, sin embargo, esa lectura no presta demasiada atención
a las emergencias de la ruralización de lo urbano y el enfoque de la
interpenetración de los contrarios.
cada caso por causas particulares. "Ni se produjo al mismo tiempo en diferentes
lugares, ni permite reconocer un desarrollo inevitable" (1992:24). Mientras para
sumerios y acadios no hay una palabra para designar la ciudad debido a su falta
de importancia vital o la civilización egipcia desarrollaba su vida política y
económica fuera de ese entorno, para griegos y romanos era fundamental. En la
América indígena, en tanto, Romero advierte que corresponde hablar de un
mundo predominantemente rural, donde "vastas áreas apenas conocieron la vida
urbana" (1976:11).
La urbanidad en su modalidad compleja como ciudad, entonces, vendrá a
consolidasse en occidente recién con el advenimiento de la modernidad, en la
medida que se generaliza como espacio de agregación social dominante. Pero
reconocida la ciudad o los poblados como tales, los escenarios rurales
despertaron interrogantes, se identificaron sus especificidades y sirvieron de
parámetro para diferenciar a las nuevas organizaciones sociales de aglutinación.
Los actores protagonistas de esa temporalidad, entonces, pasan de la
indiferenciación dei espacio a su reconocimiento funcional.
entonces, la difusión de las ideas o procesos y las tecnologias que mediatizan las
mejoras en la producción se instituyen como razón de ser de los esfuerzos de
difusión y procura de convencimiento para la adopción. Ello supone, a decir de
Mattelart, que la base dei razonamiento económico postula que ese es el mejor
camino para avanzar hacia el "desarrollo" y un justo reparto de la riqueza
acumulada. Aspectos que, evidentemente, devienen de un modo de interpretar el
funcionamiento de la economia y la dinámica social y que resultan funcionales a
la lógica dei régimen capitalista de producción y sus consecuentes relaciones
sociales.
Ese modo de vincular las mejoras económicas a la calidad de vida tuvo,
desde sus inicios, al cambio técnico como eje de superación. De hecho, la
sustentación dei capitalismo como modo de producción encontró en el desarrollo
tecnológico y el conocimiento la posibilidad no sólo de multiplicar las
mercancias en cantidad y variedad antes no imaginables sino de establecer las
bases para un tipo de relación social específica. El conocimiento, desde los
albores dei capitalismo, fue considerado un condicionante significativo de las
fuerzas productivas -según el propio Marx lo considerara (Santos, do 1983)'- y
factor clave para entender las transformaciones económicas y sus efectos
socioculturales, aspecto que se reconoce y comparte desde diversas vertientes
teóricas y disciplinarias (Keynes, Schumpeter, Adorno, Mandei, McLuhan.
Tofler, etc.).
Siguiendo ese razonamiento, entonces, puede decirse que el
conocimiento también fue el eje motor de las intervenciones tendientes a
transformar las carencias más acuciantes de Ias realidades rurales. Y la tesis de
una transformación posible quizás encontró en Rostow a uno de sus intelectuales
más citados. Para el autor de The stages of Economic Growth (Las etapas dei
Crecimiento Económico, 1960), la clave dei desarrollo de las naciones, o mejor
dicho, lo que explica el modo en que éstas superan sus estadios de organización
y producción, descansa en la estabilidad de sus flujos de absorción de
tecnologiaxcvi . Un concepto clave para esa tesis, por tanto, es el de
"modernización", en cuanto proceso que permite alcanzar determinados patrones
de conocimiento que facilitan la superación de los niveles de atraso.
En torno al concepto, las posiciones presentaron una amplia gama de
tesituras que relacionaron el proceso de cambio de una sociedad "tradicional a
una moderna" a diversas variables. En algunos casos económicas (por ejemplo
en cuanto al lucro individual -Lerner-), en otros psicosociales (por ejemplo
actitudes de integración -Parsons y Levy-), o incluyendo enfoques integrativos o
de mayor complejidad vinculados a las particulares situaciones de los países no
desarrollados (G. Germani).'" En casi todos los estudios, no obstante, la
preocupación por las sociedades menos modernas -utilizando en general el
concepto de subdesarrollo- llevaba implícito el reconocimiento de que esa
condición surgia por comparación a los parámetros dados por las propias
sociedades consideradas "desarrolladas"'"'. Lo tradicional o subdesarrollado,
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por tanto, lo era en relación a aquello moderno o desarrollado. El conocimiento,
en la relación entre un estadio y otro, sin dudas era factor clave para explicar
parte dei proceso que Ilevaba o Ilevaria a una región desde una condición hacia
otra.
En esc sentido, los primevos esfuerzos por Ilevar tecnologia al medio rural
partieron de ese principio. La sistematización, por ejemplo, de los servicios de
extensión rural desde la esfera pública no hicieron otra cosa que sostener su
legitimidad bajo ese razonamiento. Y toda la dinámica económica que se
desenvolvió posteriormente desde la esfera privada también así lo hizo.°A saber,
dada una cierta cantidad de factores productivos determinados y constantes
(extensión de tierra, fuerza laborai, sistema de explotación, etc.), es el
conocimiento el generador de nuevos estadios productivos superadores de los
niveles anteriores.' Y la dicotomia urbano-rural, para ello, resultaba suficiente.
Referencias Bibliográfica
Notas
ixxvi El mundo natural, plantea Santos (1997:104), tiene un movimiento perpetuo de intercambio de
energias, por lo que su identidad se renueva. A ello Whitehead lo denomina "diversificación de
Ia naturaleza", y supone que a una diversificación le sigue otra y con ello la naturaleza va
mudando como un todo. Pero la primera presencia del hombre es un factor nuevo en la
diversificación, plantea Santos. Cuando él "le atribuye un valor a las cosas, suma al proceso de
cambio un dato social" (Santos, pág. 105).
Citado en Goody J. (1985).
1"viii El concepto de urbe nos (lega del latín urbs, que significa lugar acatado. Por oposición a lo
urbano, los romanos designaban al espacio con el nombre de ager, refiriéndose con ello al
entorno. Kolb, op. cit. pág. 150-51.
Jeric o•, situada junto al mar Muerto, en la cuenca del Jordán, es el ejemplo más conocido de un
asentamiento calificado como proto-urbano. (Kolb, op. cit. pág. 19).
In" Kolb analiza en esos términos diversas acepciones que sostienen Weber y Finley y toma como
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IS Barbosa, L. (1986) en FGV, Diccionário de Ciências Sociais, op. cit., págs. 444-45.
19
Esa concepción simplista y unilineal dei devenir de los pueblos no fue necesariamente la marca
registrada de los evolucionistas. Muchos de sus pensadores sostenían -como bien aclara
González Seara- que "el hecho de que, en conjunto, la evolución sea progresiva, no significa
que el progreso sea universal y necesario. Spencer se hallaba, es cierto, cerca de esta última
concepción, pero la Sociologia de Hobhousc (inicios dei siglo XX), por ejemplo, que parte de
Spencer, dejó ya eliminada toda idea de un desarrollo unilineal de la sociedad". La sociologia,
aventura dialéctica, op. cit. (1971:55).
Una lectura sugestiva sobre esas bondades se encuentra en la obra de Paolo Rossi, Naufragios
sem espectador. A ideia de progresso. São Paulo, UNESP, 2000.
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Esa interpretación de la conformación de las culturas y sociedades sin lugar a dudas entró en
cierta colisión con las teorias evolucionistas, por cuanto intcrponía la imitación a la capacidad
creativa de los pueblos. Ya en este siglo, reconoce Mair, la mayor parte de los autores preficrcn
sostener que la historia de la sociedades humanas tienen "que haber sido una mezcla de
desarrollo independiente y de efectos de influencias externas". Mair, L. (1970) Introducción a
la antropologia social. Madrid, Alianza Editorial, pág. 30.
21 Santos do, T. (1983) Revolução Científico-Técnica e capitalismo contemporáneo. Petrópolis,
Vozes, pág. 48.
22 "Las sociedades tradicionales -comenta Rostow-, históricamente no eran estáticas, tenían ciencia
e invenciones, pero no existia en cilas un flujo estable de innovaciones tecnológicas. Por esto su
historia es cíclica, ya se trate de pequeiias tribus africanas o de dinastias chinas, imperios
gricgos, romanos, persas o hindúes. Estas sociedades podían expandirse hasta cierto punto, pero
siempre se encontraban con un techo tecnológico que las nevaria a crisis complicadas y a una
posterior decadencia. Ahora bien, este módulo cíclico de la historia se rompió en Gran Bretafia a
linales dcl siglo XVIII. Europa occidental y Ias colonial estadounidenses se hallaban, en los
siglos XVII y XVIII, en lo que yo Ilamo condiciones previas al take-off o despegue(...) (es
decir) que realizaban cicrtas turcas funcionales necesarias para la industrialización (...)" Y "en
ese proceso dinámico se tejió la revolución científica" . Rostow, W. (1974) El desarrollo
económico. Navarra, Salvat Editores, págs. 13-14.
23
Obras de referencia de los autores mencionados son: The passing of traditional society , D.
Lerner, New York, Free Press, 1951; Alodernizatiotz and lhe structures of societies, T. Parsons
y M. Levy Jr., Princeton, Princeton University Press, 1965; y Política y Sociedad en una época
de transición de la sociedad tradicional a la sociedad de masas, G. Germani, Buenos Aires,
Paidós, 1962.
24
"Las premisas teóricas de la comunicaeión para el desarrollo rural van a estar básicamente
ligadas al difusionismo --expresa Castro Oliveira (1988)--. Partiendo dei principio de que la
modernización tecnológica es sinónimo de desarrollo, los difusionistas hacen una lectura
dicotómica y comparativa entre Ias sociedades (desarrolladas y subdesarrolladas) y subsistemas
de una misma sociedad (medio urbano y medio rural) (...). El pasaje positivo de un estadio a
otro se daria mediante la introducción de recursos oriundos dei polo valorado positivamente (...)
Con eso se crean las condiciones necesarias para que las sociedades y subsistemas atrasados se
puedan modernizar y adquirir modos dei polo valorado positivamente". Castro Oliveira de, V.
"Questões metodológicas da comunicação rural" en Estudos de Comunicação Rural ( 1988) da
Silveira, M. y J. Canuto. São Paulo, Ed. Loyola/Intercom, pág. 39.
En cl caso argentino ese aspecto fue clave. "El incremento de la producción --aclara Valeiras--
no podia darse como en épocas anteriores por la expansión de la frontera agrícola, proceso que
ya había quedado prácticamente agotado. 'No es posible ya, decía Prebisch (CEPAL, 1956)
aumentar rápidamente la producción con la incorporación de nuevas tierras a la frontera
agrícola. De ahí Ia exigencia perentoria de aumentar los rendimientos para alcanzar el objetivo
(...) para lo cual se requiere un programa de acción técnica, respaldado por investigaciones
sistemáticas, que vaya avanzando desde medidas simples y de erectos tempranos hacia otras que
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demorarán más tiempo en fructificar; y todas ellas deberán estar subordinadas a claros objetivos
de orden económico' ". Valeiras, J. (1992) "Principales insinuciones especializadas de
investigación y extensión" en La política de investigación científica y tecnológica argentina.
Historia y perspectivas, Oteiza E. (Dir.). Buenos Aires, LEAL, pág. 141.
Discusión que los mencionados autores plantean en la obra compilatoria de Souza Martins
(1986).
Espacio académico donde se asienta el Proyecto Caracterização do Novo Rural Brasileiro-
Projeto Rurbano, coordinado por José Graziano da Silva. Disponible en home page www. eco.
unicamp. br. projeto / rurbano.
cii En su clásico Economia y Sociedad [1922], por ejemplo, Max Weber afirma que la
ciudad es, en primer lugar, una comunidad de mercado. Por eso al pensar en el
mercado se piensa en la ciudad y la expansión de uno supone la expansión del otro y
viceversa. Si las ciudades y el capitalismo corren paralelos, como afirma Serrano
Gómez (1994), y la tesis de Wallerstein (1988) resulta plausible, el sistema mundial de
un capitalismo necesariamente global ya no dejaría, entonces, rincones de Ia vida
social y cultural sin transformar. Todo, por tanto, se orientaria a convertir en un gran
mercado. Para lo cual vale también preguntarse si en ese paralelismo mercado-ciudad,
¡,todo se transformaria adoptando las formas citadinas-urbanas? Cualquier respuesta
basada en lecturas complejas por cierto rechazaría una afirmación de totalidad, pero la
...
pregunta se constituye en un eje insoslayable para las ciencias sociales actuales.
Con esa lectura teórica desarrollamos varios trabajos que procuran problematizar lo
rurbano (Cimadevilla, 2002; Cimadevilla y Carniglia, 2004) mostrando modalidades
en la que se verifican los procesos.
Estimulante y cargado de referencias bibliográficas y situacionales que discuten la problemática
resulta el pequefio texto de Peter Barke (2003), Hibridismo Cultural. São Leopoldo, Editora
Unisinos.