Actividad 3 Ramirez 8 E11
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Articulo de Opinión
Por: Miguel Ramírez David Eliseo
Introducción
Actualmente en los países con economías emergentes, como México, el crecimiento económico y demográfico
constituye el motor del aumento de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por la quema de
combustibles fósiles, situación que debe examinarse frente al actual compromiso internacional en materia climática,
que implica mantener la temperatura media global por debajo de los 2oC.
Conciliar las crecientes demandas energéticas con la urgente necesidad de reducir la dependencia de combustibles
fósiles es un reto que México debe afrontar como una imperante medida de mitigación de GEI aun cuando su
contribución al total de las emisiones globales de CO2 sea tan sólo del 1.4%, ya que la vulnerabilidad de nuestro país
ante los impactos negativos del cambio climático es muy alta.
No obstante, las oportunidades que hay para avanzar hacia una transición energética compatible con las necesidades
y compromisos nacionales e internacionales en materia climática, no están siendo tomadas en cuenta en la reciente
reforma energética al impulsar la continua explotación de hidrocarburos y poniendo en riesgo la seguridad energética y
climática en el largo plazo.
Tesis
La idea a defender toma lugar en el cambio climático y en el sector energético, se argumenta que las emisiones de
GEI generadas por actividades antropógenas han provocado en el calentamiento de la atmósfera y del océano, en las
alteraciones en el ciclo global del agua, en las reducciones de la cantidad de nieve y hielo, en la elevación media
mundial del nivel del mar y en los cambios en algunos fenómenos climáticos extremos; de ahí que se sustente que
para contener el cambio climático sea necesario reducir de forma sustancial y sostenida las emisiones de GEI
causadas por actividades como la quema de bosques y biomasa en la agricultura, el uso de fertilizantes, la
deforestación, el cambio de uso de suelo, la agricultura extensiva, la urbanización, los procesos industriales, y
principalmente el consumo y producción energética mediante la extracción y combustión de combustibles fósiles
(carbón, petróleo y gas natural).
Además de que las emisiones de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles y los procesos industriales
contribuyeron con el 78% al aumento de emisiones de GEI en el periodo de 1970 a 2010, y con un porcentaje similar
de 2000 a 2010, anualmente el aumento de las emisiones en este último periodo correspondieron de forma directa el
47% al sector de suministro de energía, 30% a la industria, 11% al sector de transporte y el 3% al sector de los
edificios.
Por otra parte, el sector energético representa un importante porcentaje en cuanto a la contribución de emisiones
antropógenas de GEI a la atmósfera, el aumento de las mismas y su ritmo acelerado se manifiesta en todos los
sectores económicos, cuyo ascenso ha alcanzado en los últimos años los niveles de concentración atmosférica de 400
partes por millón (ppm), lo que contribuye al incremento de la temperatura promedio del planeta, la cual podría llegar a
sobrepasar los 4°C hacia finales de este siglo, ocasionando graves e irreversibles impactos ambientales, económicos y
sociales.
Ante las problemáticas antes mencionadas, los países miembros de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (CMNUCC) y del Protocolo de Kioto, acordaron que en la próxima Conferencia de las Partes, que se
celebro en diciembre de 2015 en París, adoptarán un nuevo instrumento jurídico internacional para el cambio climático,
el cual entrará en vigor en 2020, con un periodo de vigencia aún por definir en las próximas negociaciones, cuyo fin
será la reducción significativa de emisiones de GEI tanto de los países desarrollados como de los en vías de
desarrollo, para cumplir con el objetivo adoptado en el Acuerdo de Copenhague en la Cop15/CMP5, el cual consta de
mantener el máximo de la temperatura global por debajo de los 2°C en lo que queda de siglo.
Se incluye que el territorio mexicano, por su posición y características geográficas, es considerado como uno de los
países más vulnerables a los efectos del cambio climático (Gay, 2000), ya que particularmente se ve expuesto a
diferentes fenómenos hidrometeoro lógicos a causa de su ubicación entre dos océanos, en zona de ciclones, su latitud
y relieves.
De acuerdo con información del Atlas Nacional de Riesgos, diversos fenómenos hidrometeoro lógicos afectan al país
provocando la pérdida de vidas humanas, así como daños materiales de importancia, que conllevan a un detrimento
económico, retrasando el desarrollo del país, al incidir en diversos sectores estratégicos, como la educación, salud,
vivienda, transportes, entre otros, que son afectados en su regular funcionamiento por el desvío de recursos y
esfuerzos adicionales a la atención de emergencias y a la reconstrucción. En el caso mexicano, las principales
amenazas hidrometeoro lógicas son las lluvias torrenciales, las sequías, los ciclones tropicales, las ondas de calor, los
frentes fríos y las suradas.
En 2010 la contribución de las emisiones de los GEI en términos de CO2 equivalente representó la siguiente distribución
porcentual:
Dejando muy en claro que el área de producción energética es el mayor contribuidor a los GEI, obligando a México y el
mundo a tomar acciones de implementación y uso de energías renovables, para lograr contrarrestar las emisiones de
GEI que van deteriorando la calidad de vida y la naturaleza del planeta Tierra.
Argumentos a favor
Es claro que el cambio climático es una consecuencia por las actividades antropogénicas que la humanidad a llevado
desde años atrás, todas con el fin de satisfacer las necesidades de la sociedad, siendo el mas dañino, la producción
de energía eléctrica, ya que para la producción de esta se utilizan combustibles fósiles a grandes escalas, siendo los
productores principales de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero que mas habita en la atmosfera y que
presenta mayor amenaza. Así que se ve bien el por venir de las implementaciones de las energías renovables en los
sectores energéticos y de producción industrial, ya que ayudarían a reducir en gran parte los gases de efecto
invernadero y por supuesto, las consecuencias que estos traen.
En este caso no se presenta ningún contraargumento, siendo necesaria la acción de ser mas sustentables en las
actividades diarias, ya sean productivas o sociales, si bien, esto es un problema grave que debe de atenderse con la
mayor seriedad y eficiencia posible para poder salvar el bienestar de la sociedad y el ambiente que los rodea.
Así mismo la reforma energética, toma el papel de un proyecto de desarrollo sustentable, que se acopla
perfectamente a las problemáticas en la actualidad, proponiendo soluciones optimas para atender cualquier
inconveniente que se desglose de la problemática calentamiento global, sin embargo de no implementarse lo
establecido en la reforma energética, se presentaran problemas mayores en un futuro y daños irreversibles.
Sin embargo la reforma energética resulta incoherente con la política climática nacional, debido a que las leyes
secundarias que la sustentan no se ligan con las necesidades y metas de reducción de emisiones de GEI, lo que
implica el riesgo de incumplir con los compromisos nacionales e internacionales asumidos.
Conclusiones
En un contexto donde el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles es incompatible con las metas de
mitigación de GEI internacionales y nacionales, en nuestro país la reciente reforma energética mantiene y prioriza la
participación de las fuentes fósiles sin considerar como eje rector el gran potencial de las energías renovables para
satisfacer la creciente demanda energética.
De esta manera resulta incoherente la reforma energetica con la política climática nacional, debido a que las leyes
secundarias que la sustentan no se ligan con las necesidades y metas de reducción de emisiones de GEI, lo que
implica el riesgo de incumplir con los compromisos nacionales e internacionales asumidos, ya que al impulsar la
continua explotación de hidrocarburos, las emisiones tenderán a la alza y nos desviarán del camino hacia una
economía descarbonizada.