Libro Del Contador
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2.2. Competencia
Es la medida dentro de la cual la referida potestad jurisdiccional del Estado
está distribuida entre los diversos tribunales y juzgados por variadas razones
que en los párrafos siguientes serán objeto de exposición.
Se suele decir que la medida o límite de la jurisdicción la otorga la
competencia. Significa ello que la organización de la función judicial está
integrada por el conjunto de Tribunales creados sobre la base de los distintos
grados de especialidades, jerarquías y ubicación territorial para atender los
conflictos entablados entre las personas.
En resumen, la relación entre jurisdicción y competencia es de género y
especie.
Criterios para establecer la competencia(2)
Para iniciar el pleito, la persona que ejerce la acción que considera adecuada
para defender el derecho conculcado adopta el criterio de competencia que
estima apropiado; posteriormente la causa recae en un juzgado o tribunal del
fuero por él seleccionado.
Ahora bien, el propio juez o la contraparte pueden, según el caso, hacer
planteos y cuestionar la competencia seleccionada, situación esta que deberá
originar un primer decisorio de carácter previo pudiendo arrojar como resultado
final que la causa quede definitivamente radicada en dicho juzgado o, por el
contrario, se resuelva que dicho tribunal es incompetente para seguir con la
tramitación.
Cabe señalar que abundan los temas de competencia en el servicio de
justicia, ya que en variadas ocasiones, más allá de las distinciones que en
párrafos posteriores se desarrollarán, existe una frontera lábil entre los criterios
vertidos.
2.2.1. Materia
También es denominada competencia objetiva, ya que se utiliza como
elemento dirimente la naturaleza de la pretensión invocada en el objeto
procesal del que acciona. El sustento radica en el conocimiento del derecho
sustantivo específico del juez que va a conocer en el litigio.
Conforme a ello, un tribunal puede resultar competente en razón de la
materia (el tema) en virtud de leyes nacionales o locales que organizan los
fueros judiciales como nichos de conocimiento en especialidades concretas.
Estos agrupamientos se denominan fueros y son establecidos por normas
legales que los crean y/o los modifican. Así, es habitual que existan los Fueros
Civiles, los Comerciales, los Laborales, los Penales, los Contenciosos
Administrativos, etc.
La creación de los mismos resultará de una multiplicidad de factores entre
los cuales no puede faltar la cantidad de habitantes existentes en el ámbito
geográfico sometidos a su jurisdicción. Es muy común que en distritos muy
pequeños exista un juzgado con casi todas las competencias: civiles,
comerciales, laborales, de minería, etc., y hasta penales. Al contrario, en
poblaciones numerosas cada una de estas especialidades se encuentran
comprendidas en Fueros específicos.
De todas maneras, la organización judicial es un tema netamente coyuntural
que no se mantiene inalterado en el tiempo.
Un ejemplo de ello se puede observar en el cuadro Nº 2 de organización de
la justicia, donde hay una Cámara ad hoc (específica) para tratar la
investigación del caso AMIA, (acrónimo de la Asociación Mutual Israelita
Argentina) que si bien es de competencia federal, la misma se encuentra
ubicada en el organigrama como perteneciente a la justicia ordinaria del
crimen. En efecto, como resultado de que la totalidad de los integrantes del
Fuero Federal fueron objeto de sucesivas excusaciones y recusaciones, debido
a la escandalosa instrucción que se sustanció en el ámbito de su competencia,
el Consejo de la Magistratura tuvo que sortear Jueces ad hoc (específicamente
para ese caso) del Fuero Ordinario en lo Criminal y Correccional perteneciente
a la justicia ordinaria.
Otro ejemplo se puede apreciar en la división de la Justicia Federal, donde
en algunas zonas del país un mismo juez federal tiene todas las competencias,
las que ejerce a través de una secretaría para cada uno de los temas.
2.2.2. Territorio
Otro aspecto de la competencia es el territorio, que, como su nombre lo
indica, atiende a los aspectos geográficos del conflicto en el cual se pretende
ejercer las acciones. Significa que el conocimiento de una causa o proceso le
es asignado a un juez que ejerce su jurisdicción en el ámbito de un distrito
judicial delimitado por una norma legal. Cabe señalar al respecto que los
distritos judiciales no se corresponden necesariamente con la división
geopolítica departamental dentro de cada Estado. Por ejemplo, el
Departamento Judicial de Mar del Plata abarca Balcarce, Gral. Alvarado, Gral.
Pueyrredón y Mar Chiquita, que son partidos políticos independientes.
Los diversos códigos procesales, tanto nacionales como provinciales, así
como los de fondo establecen pautas objetivas y a veces opcionales. Por
ejemplo, el lugar donde se encuentra situada la cosa litigiosa, donde se
sucedieron los hechos, o donde se celebró el acto jurídico, el domicilio de
alguna de las partes intervinientes en el proceso y en ocasiones, permite la
prórroga de la competencia, estipulación ésta muy usada en materia
contractual.
Sirvan estos dos ejemplos: en el primero de ellos las partes que celebran un
contrato, pueden convenir que cualquier divergencia en cuanto al cumplimiento
del acuerdo será sometido a determinados tribunales, desplazando a la
competencia originaria que le hubiera correspondido. Esa prórroga alcanza
incluso a tribunales ubicados en el extranjero.
Otro ejemplo se puede situar en las demandas laborales, donde el
procedimiento Nacional vigente en la Capital Federal deja a criterio del
demandante, que generalmente es el trabajador, entablar la acción ante el juez
del lugar de trabajo, el del lugar de la celebración del contrato de trabajo, o el
del domicilio del demandado, generalmente la empresa. De manera tal que un
trabajador que desarrolla su prestación laboral en la sucursal ubicada en la
ciudad de Avellaneda, pero el domicilio social de la empresa es en la Capital
Federal, puede entablar la demanda en esta última ciudad.
2.2.3. Grado
Existe también una competencia en razón del grado, que apunta al orden
jerárquico de los tribunales que deben intervenir. Lo habitual es que el pleito se
sustancie en un juzgado de primera instancia para que luego, por razones de la
interposición de recursos, pase a tramitar en su alzada, es decir, una segunda
instancia o tribunal de mayor jerarquía (Cámaras).
Sin embargo, existen algunas contiendas en las que el acceso a la función
jurisdiccional (propia del Poder Judicial), se hace en forma directa en los
tribunales de alzada.
Ejemplo: el recurso administrativo ante la Administración Federal de Ingresos
Públicos (AFIP), una vez que es agotado en dicha sede, puede ser objeto de
recurso en sede judicial, siendo competente en forma directa la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, que es un
segundo grado en la jerarquía del fuero.
Como se ha expresado anteriormente, cada uno de los Estados Federales
(Provincias), se reservan la facultad de organizar el Poder Judicial con
jurisdicción dentro de su ámbito territorial.
En este sentido y retomando el ejemplo del trabajador que desarrolla su
actividad laboral en la sucursal que la empresa tiene en la ciudad de
Avellaneda (Provincia de Buenos Aires), que pertenece territorialmente al
Departamento Judicial de Lomas de Zamora, puede optar por iniciar la
demanda en la Capital Federal (Nación), para el hipotético caso que el
empleador tenga domicilio legal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Si la demanda la entabla en la Provincia de Buenos Aires, será competente
el que resulte sorteado de entre alguno de los tres tribunales de trabajo de
Avellaneda. Estos tribunales están integrados por tres jueces cada uno, son de
instancia única y su alzada para recurrir (apelar) es la Suprema Corte de
Justicia Provincial.
En cambio, si la demanda la deduce en el ámbito de la Nación, o sea en la
Capital Federal, será competente el que resulte sorteado de entre alguno de los
ochenta juzgados de trabajo que existen en la Ciudad de Buenos Aires. Estos
juzgados están integrados por un solo miembro y su alzada para recurrir
(apelar), será la que resulte sorteada entre las diez salas que integran la
Cámara Nacional del Trabajo. Una vez sustanciado el recurso en dicha sala,
con carácter muy excepcional podrá recurrir ante la Corte Suprema de Justicia
de la Nación.
Como podrá apreciarse, las cuestiones del grado, así como las territoriales,
se encuentran en función directa de la organización que cada Estado haga en
relación a la prestación del servicio de justicia.
Sin perjuicio de ello, cabe señalar que el derecho de fondo o sustantivo que
invocará el trabajador, en el ejemplo indicado, será la misma Ley de Contrato
de Trabajo; en cambio los códigos o leyes de procedimientos, de carácter
adjetivo o de forma, están reservados a cada uno de los Estados Provinciales y
sus respectivas organizaciones.
2.2.4. Turno
Por último, existe una competencia en razón del turno. Apunta al orden
(generalmente sorteo) en que los tribunales deben intervenir. Por ejemplo en el
Fuero Penal Nacional, los turnos se organizan por tiempos calendario, es decir,
se establecen de antemano los lapsos en los cuales las causas serán
asignadas a cada juzgado.
En todos los casos prevalece la regla procesal que establece que en caso de
duda siempre es competente el tribunal que primero intervino.
De más está decir a esta altura de los tiempos que ya no existe más el
antaño bolillero, siendo reemplazado por los sistemas modernos cibernéticos.
2.2.5. Conclusiones
Todas las razones de competencia antes señaladas resultan
complementarias entre sí; es decir, una cuestión de naturaleza penal deberá
ser resuelta ante un juez del crimen de primera instancia cuyo turno fue
asignado de acuerdo a las reglas de sorteos de dicho fuero de la provincia en
cuyo ámbito territorial se ha cometido el supuesto delito. Sólo existe un caso de
excepción que se encuentra demarcado en la Constitución y en leyes
específicas dictadas por el Congreso de la Nación para determinadas
relaciones litigiosas en las que, en general, interviene el Estado, sus
funcionarios o determinado tipo de delitos. Es la Justicia Federal que
reemplaza a la justicia local y ordinaria en todo el territorio de la Nación.
A esta altura, es conveniente hacer una distinción entre lo que es ordinario o
extraordinario en materia de organización judicial. Sobre el particular se
enfocará el análisis en el orden nacional.
En efecto, en la justicia ordinaria recaen los hechos que acontecen
habitualmente, en cambio, con carácter excepcional y porque lo establecen
determinadas normas del derecho positivo, existen otros que tienen un
tratamiento extraordinario.
JUSTICIA DE LA
CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES
JUSTICIA PENAL JUSTICIA PATRIMONIAL
Inquisitiva/mixta Dispositiva
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA
5 (CINCO) MINISTROS
Administrativo Contencioso y
Tributario
Algunos delitos del Código Penal que antes eran de competencia Cámara dividida en 2 salas de 3
Correccional, más los propios contravencionales
jueces c/u
15 Juzgados de 1º Instancia
Penal, Contravencional y de Faltas
Cámara de Apelaciones dividida en 3 salas de 3 jueces c/u
31 Juzgados de 1º Instancia
Cuadro Nº 3
La justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tiene la competencia que le fue
transferida por la Justicia Nacional con motivo de la creación como Estado Autónomo. En
ese sentido le han sido transferidos algunos delitos que antes eran competencia de la
Nación y en los temas concernientes al cobro compulsivo de tributos locales que antes
entraban en la competencia de la Justicia Civil Nacional. Sin perjuicio de ello, también
tiene la competencia originaria en lo que hace a las contravenciones
locales.Fuente:construcción elaborada por el autor sobre la base de los reglamentos
vigentes.
3.2.1. Cortes
En el gráfico expuesto (cuadro Nº 1), como estamento cimero se sitúa la
Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) cuyos fallos no resultan
vinculantes. Esto quiere decir que sus sentencias solamente son de ejecución
obligatoria para el caso concreto en el que fue dictada.
En efecto, el artículo 116 de la actual redacción de la Constitución Nacional
limita la competencia de la Corte a las causas en que intervengan. Pero
también surge de innumerables fallos del máximo tribunal que en el mismo
sentido se pronuncia. Por citar uno, la Corte en la causa "Cerámica San
Lorenzo S.A." (4) , se ha expresado del siguiente modo: "...porque no obstante
que la Corte Suprema sólo decide en los procesos concretos que le son
sometidos, y su fallo no resulta obligatorio para casos análogos, los jueces
inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones a aquéllas...".
En el caso "Miguel Barretta" (5) dijo que "es conveniente que los
pronunciamientos de esta Corte sean debidamente considerados y
consecuentemente seguidos en los casos ulteriores, a fin de preservar la
seguridad jurídica que resulta de dar una guía clara para la conducta de los
individuos".
Lo expresado anteriormente encuentra excepciones en los casos en que la
legislación determina que los fallos de la CSJN resultan obligatorios para todas
las causas, como por ejemplo durante la vigencia de la ley 24.463, luego
derogada por la ley 26.025, que disponía la obligatoriedad de la jurisprudencia
de la Corte en materia previsional para los tribunales inferiores (fuero de la
Seguridad Social).
Del conjunto de fallos dictados por el máximo tribunal se establece que el
valor de los precedentes tiene para los jueces inferiores el valor de
ejemplaridad. (6)
Los magistrados inferiores puedan alinearse dentro de los contenidos de
dichos fallos, así como que también podrían apartarse cuando una decisión
aporte nuevos fundamentos no contemplados en aquéllos.
Similares consideraciones se pueden aplicar para las sentencias dictadas por
el Tribunal Supremo de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (TSJ).
Aunque cabe destacar que la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires establece un mecanismo muy singular para el caso en que el Tribunal se
pronunciase sobre la inconstitucionalidad en relación al contenido de alguna
norma dictada por la ciudad.
En cambio, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires
(SCBA), difiere en forma sustancial con la de la Nación, ya que el legislador
bonaerense facultó al máximo tribunal a formular "doctrinas legales" (7) y con
ello imponer la obligatoriedad de sus decisiones a los jueces inferiores y en
este sentido, más allá del avance de la legislación sobre la Constitución
Provincial, la Corte nunca se expidió sobre dicha extralimitación.
Estas doctrinas legales se encuentran recepcionadas en los artículos 278,
279 y siguientes del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia. En
suma, por medio de este mecanismo se establece un control casatorio (casser
del francés); cuyo significado responde a la idea de obligatoriedad de sus fallos
para casos análogos por parte de los tribunales inferiores.
4.1. Juez
Es el magistrado y director del proceso, en definitiva es el que adopta las
decisiones sobre las cuestiones que le han sido sometidas a su juicio, ya que
se encuentra investido de la potestad jurisdiccional conforme se ha expuesto
en párrafos anteriores.
En aquellos casos en que el tribunal es colegiado, siempre en número impar,
en general es integrado por tres jueces, uno de ellos reviste el carácter de
presidente y los dos restantes de vocales. Las decisiones se adoptan por
mayoría; es de práctica observar sentencias con votos en disidencia por la
minoría. El presidente del tribunal tiene las facultades ordenatorias de los
debates, además de ejercer los actos instructorios necesarios para el desarrollo
y cumplimiento de cada una de las etapas en que se divide el proceso.
El cargo de juez es ejercido en cualquier estadio de la pirámide de la
organización del sistema de justicia, aunque para distinguirlos se denominan:
Camarista para aquellos que cumplen la función de jueces en cada una de las
salas en que se dividen las Cámaras de Apelaciones, y Ministro de la Corte a
cada uno de los siete jueces que la integran.
Los usos protocolares en el ámbito forense que habitualmente se utilizan en
referencia al juez son los siguientes: Sr. Juez, al formularse una petición, S.S.,
que significa "su señoría" o su similar V.S., "vuestra señoría". Todas estas
expresiones son de utilización en los juzgados de primer grado y de integración
unipersonal. En cambio, V.E., por "vuestra excelencia" cuando la petición se
formula a un órgano plural de mayor jerarquía que la de primer grado, por
ejemplo a la excelentísima cámara de tal fuero.
Cuando el desarrollo de la petición se formula en un tribunal superior, al
referirse al juez de la instancia inferior es de estilo utilizar las siguientes
expresiones: "juez de primera instancia", "magistrado de grado", "el inferior", o
"el a quo". Cuando por el contrario, si la petición se formula en un tribunal
inferior, al referirse al tribunal superior, se usan las siguientes expresiones: "la
Excelentísima Cámara, o Corte (en su caso)", "el Superior", "la alzada", o el "ad
quem".
A manera de prieta síntesis, cabe destacar que el Juez en todo el proceso
judicial es el que adopta resoluciones, constituyéndose en el único decididor.
Designación y remoción
El artículo 99 de la Constitución Nacional, al fijar las atribuciones del
Presidente de la Nación, establece en su inciso 4º que "nombra los
magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de
sus miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto. Nombra los
demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta
vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado,
en sesión pública, en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los
candidatos".
Sobre esa base, el Consejo de la Magistratura (19) , organiza los concursos
públicos para seleccionar los candidatos a jueces. Sobre el particular este
organismo ha dictado un reglamento de concursos públicos de oposición y
antecedentes; lo que significa que los postulantes deben ser sometidos a
exámenes y acompañar los antecedentes curriculares del caso.
El Consejo, a partir de los candidatos seleccionados en los concursos
públicos, elabora ternas de candidatos, de las cuales el Poder Ejecutivo y el
Senado de común acuerdo deberán designar al juez. Cabe destacar que los
ministros de la Corte, así como el Procurador General y el Defensor Oficial, son
propuestos en forma directa por el Poder Ejecutivo y los somete al acuerdo del
Senado.
El Consejo de la Magistratura también supervisa la tarea de los jueces, y
eventualmente le impone sanciones. En caso de que existan causas graves
que pudieran justificar la remoción de un juez, el Consejo es el organismo
encargado de dar inicio al juicio político, disponiendo la apertura del mismo y
convocando al Jurado de Enjuiciamiento que decidirá la situación del juez. En
el juicio político, el Consejo actúa como parte acusadora.
Garantías
El principio de inamovilidad de los jueces surge del artículo 110 de la
Constitución Nacional que expresa: "Los jueces de la Corte Suprema y de los
tribunales inferiores de la Nación conservarán sus empleos mientras dure su
buena conducta, y recibirán por sus servicios una compensación que
determinará la ley, y que no podrá ser disminuida en manera alguna, mientras
permaneciesen en sus funciones ".
Éste es el pilar en que se sustenta la independencia del Poder Judicial y que
hace viable el equilibrio de las funciones del poder del Estado conforme se ha
señalado en acápites anteriores. En realidad, no hay que verlo como un
privilegio para el juez, sino una garantía para el ejercicio de la función y para
beneficio de los justiciables, ya que lo libera de las presiones que afecten su
criterio.
Sin perjuicio de ello, existe un límite, ya que el buen desempeño, buena
conducta e idoneidad actúan como condicionantes de la inamovilidad, por lo
tanto deja de ser una garantía absoluta. Esta garantía de inamovilidad se hace
extensiva para el grado y la sede.
Se trae en cita dos planteos en los que la Corte hubo de dejar en claro la
garantía de inamovilidad.
El primero de ellos es el caso de Carlos Fayt (actual ministro de la CSJN). En
virtud de una acción declarativa promovida, el Alto Tribunal declaró la nulidad
absoluta del art. 99, inc. 4º, párrafo 3º de la CN, que expresa "...Un nuevo
nombramiento, precedido de igual acuerdo, será necesario para mantener en
el cargo a cualquiera de esos magistrados, una vez que cumplan la edad de
setenta y cinco años. Todos los nombramientos de magistrados cuya edad sea
la indicada o mayor se harán por cinco años, y podrán ser repetidos
indefinidamente, por el mismo trámite".
Esta disposición suprimía la garantía de inamovilidad contenida en el Art.
110, CN.
El segundo de ellos fue el dictado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, mediante la Acordada Nº 20 del 11/4/1996, en relación a la
irreductibilidad de los salarios de los jueces, ya que contra el dictado de la ley
24.631 que derogaba la exención del pago del Impuesto a las Ganancias a los
magistrados, declaró la inaplicabilidad del artículo 1º de dicha ley en cuanto
deroga las exenciones contempladas en la Ley del Impuesto a las Ganancias
para los magistrados y funcionarios del Poder Judicial de la Nación.
Los argumentos vertidos para su tratamiento se basan en que la Corte debe
adoptar como órgano supremo uno de los departamentos del Gobierno
Federal, las medidas necesarias y adecuadas para preservar la independencia
del Poder Judicial y la supremacía de la Constitución Nacional, uno de cuyos
propósitos inspiradores enunciado en el Preámbulo es el de afianzar la justicia.
Asimismo consideró que ha sido afectado por una ley cuya aplicación
representa una disminución de las retribuciones de los magistrados y
funcionarios siendo una injerencia legislativa que, exorbitando las facultades
delegadas por la Ley Superior, afecta institucionalmente la independencia del
Poder Judicial de la Nación cuya defensa es irrenunciable para la Corte.
Deberes y Facultades
El juez tiene un cúmulo de deberes y de facultades disciplinarias,
ordenatorias e instructorias, así como conminatorias.
A tales efectos existen una serie de normas que operan como marco
regulatorio. En este sentido se expondrán sólo aquellas de carácter nacional,
aunque es oportuno aclarar que como sus disposiciones son esenciales,
generales y básicas, sirven de predicado para su réplica aproximada en otras
jurisdicciones.
Para todos los fueros, que en la clasificación de este trabajo se han
denominado patrimoniales, el tema bajo análisis se encuentra legislado en el
Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación (CPCCN).
El elemento diferenciador con el ordenamiento penal consiste en la técnica
legislativa. En efecto, en estos fueros, los civiles, los deberes y las facultades
en general se encuentran reunidos en un capítulo específico del código, en
cambio, en materia penal los mismos se encuentran dispersos a lo largo de la
normativa, como se expondrá al momento de ser tratado el tema en párrafos
posteriores. En lo sucesivo se utilizará la locución civil para abarcar a todos los
fueros que no son penales. Además, es el término de uso vulgar que se utiliza
en el ámbito forense en el sentido extendido para denotar que la acción no es
del tipo penal. El uso en un sentido estricto reenvía al específico fuero civil.
Sin embargo, como se expondrá en los párrafos siguientes, dentro del
proceso civil también hay disposiciones instructorias que se encuentran
dispersas a lo largo del código.
Ejemplo: el querellante (particular damnificado en la Provincia de Buenos
Aires), se denomina en materia penal a la persona que fue víctima de la
comisión de un delito. En el mismo proceso penal puede además constituirse
en actor civil. Este doble rol, opcional para él, persigue la reparación
indemnizatoria que deriva del delito y que tramita en el mismo expediente del
proceso penal. Como se puede observar, son dos acciones típicas diferentes.
En lo que hace a la política procesal, en lo concerniente a las atribuciones
del juez civil, existen en doctrina tres sistemas. En el primero de ellos el juez
era un convidado de piedra, ya que ésta es una concepción extremadamente
privatista donde se aplica el principio dispositivo en su estado más puro. Una
posición que se ubica en el extremo opuesto considera al juez como el
comandante del proceso, basado en una concepción hiperpublicista que
convierte al juez en un dictador del proceso. Una posición ecléctica, que es la
que abastece a las normas actuales, es aquella que considera al juez como el
director del proceso, donde existe un equilibrio entre las atribuciones que él
dispone y facultades de las partes, todo ello basado en la garantía
constitucional de la defensa en juicio (20) .
En efecto, el artículo 34 establece una serie de deberes que difieren de los
de carácter administrativo, ya que estos últimos apuntan más que nada al
funcionamiento y organización interna de los diversos órganos y que se
encuentran establecidos en los diversos reglamentos tanto de la Justicia
Nacional en general, como aquellos que disponen normas especiales para
cada uno de los fueros.
Deberes
"Art. 34. - Deberes. Son deberes de los jueces: 1. Asistir a la audiencia preliminar y
realizar personalmente las demás diligencias que este Código u otras leyes ponen a
su cargo, con excepción de aquellas en las que la delegación estuviere autorizada. En
el acto de la audiencia, o cuando lo considere pertinente, si las circunstancias lo
justifican, podrá derivar a las partes a mediación. Los términos del expediente judicial
quedarán suspendidos por treinta (30) días contados a partir de la notificación del
mediador a impulso de cualquiera de las partes y se reanudará una vez vencido. Este
plazo podrá prorrogarse por acuerdo expreso de las partes. En los juicios de divorcio,
separación personal y nulidad de matrimonio, en la providencia que ordena el traslado
de la demanda, se fijará una audiencia en la que deberán comparecer personalmente
las partes y el representante del Ministerio Público, en su caso. En ella el juez tratará
de reconciliar a las partes y de avenirlas sobre cuestiones relacionadas con la tenencia
de hijos, régimen de visitas y atribución del hogar conyugal. 2. Decidir las causas, en
lo posible, de acuerdo con el orden en que hayan quedado en estado, salvo las
preferencias establecidas en el Reglamento para la Justicia Nacional. 3. Dictar las
resoluciones con sujeción a los siguientes plazos :a) Las providencias simples, dentro
de los tres (3) días de presentadas las peticiones por las partes o del vencimiento del
plazo conforme a lo prescripto en el artículo 36, inciso 1) e inmediatamente, si
debieran ser dictadas en una audiencia o revistieran carácter urgente; b) Las
sentencias interlocutorias y las sentencias homologatorias, salvo disposición en
contrario, dentro de los diez (10) o quince (15) días de quedar el expediente a
despacho, según se trate de juez unipersonal o de tribunal colegiado; c) Las
sentencias definitivas en juicio ordinario salvo disposición en contrario, dentro de los
cuarenta (40) o sesenta (60) días, según se trate de juez unipersonal o de tribunal
colegiado. El plazo se computará, en el primer caso, desde que el llamamiento de
autos para sentencia, dictado en el plazo de las providencias simples, quede firme; en
el segundo, desde la fecha de sorteo del expediente, que se debe realizar dentro del
plazo de quince (15) días de quedar en estado; d) Las sentencias definitivas en el
juicio sumarísimo, dentro de los veinte (20) o treinta (30) días de quedar el expediente
a despacho, según se trate de juez unipersonal o tribunal colegiado. Cuando se tratare
de procesos de amparo el plazo será de diez (10) y quince (15) días, respectivamente.
En todos los supuestos, si se ordenase prueba de oficio, no se computarán los días
que requiera su cumplimiento. 4. Fundar toda sentencia definitiva o interlocutoria, bajo
pena de nulidad, respetando la jerarquía de las normas vigentes y el principio de
congruencia. 5. Dirigir el procedimiento, debiendo, dentro de los límites expresamente
establecidos en este Código: I. Concentrar en lo posible, en un mismo acto o
audiencia, todas las diligencias que sea menester realizar. II. Señalar, antes de dar
trámite a cualquier petición, los defectos u omisiones de que adolezca, ordenando que
se subsanen dentro del plazo que fije, y disponer de oficio toda diligencia que fuere
necesaria para evitar o sanear nulidades. III. Mantener la igualdad de las partes en el
proceso. IV. Prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de lealtad, probidad y
buena fe. V. Vigilar para que en la tramitación de la causa se procure la mayor
economía procesal. VI. Declarar, en oportunidad de dictar las sentencias definitivas, la
temeridad o malicia en que hubieran incurrido los litigantes o profesionales
intervinientes".
De la lectura del artículo citado surge de forma clara que se trata de deberes
procesales, ya que existen otros deberes de rango superior, por resultar
inmanentes a la función del juez que se pueden agrupar genéricamente en:
independencia, imparcialidad, ciencia y diligencia (21) .
De la enumeración de los deberes, se resaltan aquellas que tienen la mayor
trascendencia procesal, y se señalan las que resultan meramente nominales
por la impotencia que tienen los jueces de superar una marcada cultura de
delegación de funciones cuyos efectos se proyectan en que las prácticas
forenses impregnadas de dichos hábitos operan como factores derogadores de
facto de la norma. Ejemplos de estas últimas son las referidas a la presencia
del juez en las audiencias de prueba y la laxitud con la que se manejan los
plazos procesales impuestos al magistrado.
En cambio, dentro de aquellas que tienen la mayor trascendencia procesal
están, el deber de dirigir el procedimiento, resolver y el de fundar esta última
bajo el principio de congruencia. Resolver es fundamental, caso contrario se
produciría un flagrante retardo de justicia, lo mismo que fundar sus
resoluciones en forma congruente, ya que si no se estaría ante un manifiesto
caso de arbitrariedad. La congruencia se basa en la motivación, y ésta es la
enunciación de la premisa del silogismo que concluye en los puntos resolutivos,
es decir, el itinerario lógico que el juez ha recorrido para llegar a la sentencia
Un tópico que merece resaltarse es lo relativo a la mediación. En efecto, a
nivel nacional, y ahora también en la provincia de Buenos Aires, sin perjuicio de
su extensión progresiva en todo el país, existe un instituto denominado
"mediación". Éste es un método mediante el cual se busca que las partes antes
de iniciar en sede judicial un proceso contradictorio, mediante concesiones
mutuas logren un acuerdo sin necesidad de recurrir al método adversarial
clásico. En sede Nacional esta instancia es de carácter obligatorio y sólo en
caso de no obtenerse un acuerdo pasa a la instancia judicial. Sin embargo,
recientemente mediante la ley 26.589, se ha incorporado en el inciso 1° de los
deberes del juez (transcripto en párrafos anteriores), la posibilidad de que,
estando en sede judicial, el juez ordene la derivación a mediación. Como puede
apreciarse, más que un deber es una facultad.
Potestades disciplinarias
"Art. 35. - Para mantener el buen orden y decoro en los juicios, los jueces y
tribunales deberán: 1) Mandar que se teste toda frase injuriosa o redactada en
términos indecorosos u ofensivos, salvo que alguna de las partes o tercero interesado
solicite que no se lo haga. 2) Excluir de las audiencias a quienes perturben
indebidamente su curso. 3) Aplicar las correcciones disciplinarias autorizadas por este
Código, la ley orgánica, el Reglamento para la Justicia Nacional, o las normas que
dicte el Consejo de la Magistratura. El importe de las multas que no tuviesen destino
especial establecido en este Código, se aplicará al que le fije la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. Hasta tanto dicho tribunal determine quiénes serán los
funcionarios que deberán promover la ejecución de multas, esa atribución corresponde
a los representantes del Ministerio Público Fiscal ante las respectivas jurisdicciones.
La falta de ejecución dentro de los treinta días de quedar firme la resolución que las
impuso, el retardo en el trámite o el abandono injustificado de éste, será considerada
falta grave".
En cuanto a las facultades disciplinarias y la posibilidad de aplicar sanciones,
así como las ordenatorias e instructorias tienen como base sustentatoria el
principio de "coercio" que fue conceptuada en los acápites anteriores.
"Art. 36. - Aun sin requerimiento de parte, los jueces y tribunales deberán:
1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del proceso. A tal efecto,
vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda, se pasará a la
etapa siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas
necesarias.
2) Intentar una conciliación total o parcial del conflicto o incidente procesal, pudiendo
proponer y promover que las partes deriven el litigio a otros medios alternativos de
resolución de conflictos.
En cualquier momento podrá disponer la comparecencia personal de las partes para
intentar una conciliación.
3) Proponer a las partes fórmulas para simplificar y disminuir las cuestiones
litigiosas surgidas en el proceso o respecto de la actividad probatoria. En todos los
casos la mera proposición de fórmulas conciliatorias no importará prejuzgamiento.
4) Ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos
controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes. A ese efecto, podrán:
a) Disponer, en cualquier momento, la comparecencia personal de las partes para
requerir las explicaciones que estimen necesarias al objeto del pleito;
b) Decidir en cualquier estado de la causa la comparecencia de testigos con arreglo
a lo que dispone el artículo 452, peritos y consultores técnicos, para interrogarlos
acerca de lo que creyeren necesario;
c) Mandar, con las formalidades prescriptas en este Código, que se agreguen
documentos existentes en poder de las partes o de terceros, en los términos de los
artículos 387 a 389.
5) Impulsar de oficio el trámite, cuando existan fondos inactivos de menores o
incapaces, a fin de que los representantes legales de éstos o, en su caso, el Asesor de
Menores, efectúen las propuestas que estimen más convenientes en interés del menor
o incapaz, sin perjuicio de los deberes propios de dicho funcionario con igual objeto.
6) Corregir, en la oportunidad establecida en el artículo 166, inciso 1) y 2), errores
materiales, aclarar conceptos oscuros, o suplir cualquier omisión de la sentencia
acerca de las pretensiones discutidas en el litigio, siempre que la enmienda, aclaración
o agregado no altere lo sustancial de la decisión".
Sanciones conminatorias
"Art. 37. - Los jueces y tribunales podrán imponer sanciones pecuniarias
compulsivas y progresivas tendientes a que las partes cumplan sus mandatos, cuyo
importe será a favor del litigante perjudicado por el incumplimiento.
Podrán aplicarse sanciones conminatorias a terceros, en los casos en que la ley lo
establece.
Las condenas se graduarán en proporción al caudal económico de quien deba
satisfacerlas y podrán ser dejadas sin efecto, o ser objeto de reajuste, si aquél desiste
de su resistencia y justifica total o parcialmente su proceder".
Los incisos precedentes resultan suficientemente literales permitiendo su
comprensión con la simple lectura de cada uno de ellos. Sin embargo, conviene
otorgarle cierta explicación al concepto de "medidas para mejor proveer", bajo
cuya denominación es habitual encontrarla en variadas resoluciones
interlocutorias que el juez dicta bajo el amparo de las facultades que emergen
de este articulado.
En efecto, dentro del campo del principio dispositivo, las partes cuentan con
la posibilidad de ofrecer y producir las pruebas que consideran adecuadas para
darle sustento a sus acciones. Sin embargo, el director del proceso, en la
búsqueda de la verdad objetiva en cuanto a los hechos ventilados en el
proceso, puede requerir la producción de pruebas que él considera que las
partes han omitido ofrecer en forma total o parcial. Por ejemplo una vez
presentado el informe pericial de un contador respondiendo al interrogatorio
formulado por las partes, no debería sorprender que el juez antes de dictar
sentencia ordene como medida para mejor proveer que el perito responda
alguna pregunta que no fue incluida oportunamente en aquél.
Como se adelantó en los primeros párrafos de este acápite, también se
encuentran facultades instructoras en el art. 415, interrogar a las partes en la
confesional, en el art. 438, pedir a las partes en la audiencia testimonial las
explicaciones que fueren necesarias, art. 448, ordenar el careo entre testigos o
entre éstos y las partes, art. 460 agregar nuevos puntos en las pericias a lo
propuesto por las partes; reconstrucción de hechos y ordenar las explicaciones
a los peritos.
Hasta aquí se ha desarrollado el tema concerniente a los deberes y
facultades que rigen en la órbita del campo civil, pero como se ha anticipado,
en el campo penal tales cuestiones se encuentran disgregadas a lo largo del
Código Procesal Penal de la Nación.
A efectos de una adecuada comprensión del tema, es conveniente hacer una
brevísima síntesis del procedimiento penal nacional.
Se encuentra dividido en dos etapas: La primera de ellas se denomina
Instrucción y se encuentra a cargo de un juez con dicha denominación. En el
desarrollo de esta secuencia del procedimiento es donde encuentra campo
fértil el sistema inquisitivo, en cuyo ámbito el imputado encuentra varias
limitaciones (aunque no en forma absoluta) para participar en la producción de
las pruebas en relación a los hechos que se le reprochan. La segunda, para el
caso de que el imputado resulte procesado, es el juicio o debate oral a cargo
de un tribunal colegiado de tres miembros. Es en esta etapa donde se plasma
el sistema acusatorio, ya que la disposición de la prueba se erige a favor de las
partes y donde se da acabado cumplimiento al derecho de defensa y debido
proceso establecidos como garantías constitucionales. Por eso, se ha señalado
oportunamente que el sistema penal nacional argentino es mixto
(inquisitivo/acusatorio).
Este epítome ensayado en el párrafo anterior, permite advertir que en la
etapa de instrucción dicha facultad se encuentra ínsita en propia denominación
del juez y concretamente se ve plasmada en el Título Nº 3 del Código, las
cuales se identifican con el número de artículo antepuesto:
216. Inspección judicial
218. Inspección corporal y mental
219. Facultades coercitivas
220. Identificación de cadáveres
221. Reconstrucción del hecho
225. Allanamientos
230. Requisa personal
234. Interceptación de correspondencia
235. Apertura y examen de correspondencia. Secuestro
239. Deber de interrogar a los testigos
247. Compulsión
248. Arresto inmediato
253. Facultad de ordenar las pericias y careos
276. Ordenar careos
En la siguiente etapa, es decir en el Juicio, el artículo 370 es lo
suficientemente explicativo dada la literalidad simple de la redacción.
"El presidente ejercerá el poder de policía y disciplina de la audiencia, y podrá
corregir en el acto, con llamados de atención, apercibimiento, multas de acuerdo con
el artículo 159, segunda parte, o arresto hasta de ocho (8) días, las infracciones a lo
dispuesto en el artículo anterior, sin perjuicio de expulsar al infractor de la sala de
audiencias. La medida será dictada por el tribunal cuando afecte al fiscal, a las otras
partes o a los defensores. Si se expulsare al imputado, su defensor lo representará
para todos los efectos".
Incompatibilidades
Las disposiciones que establecen las incompatibilidades son propias del
ámbito de la administración de la justicia en el sentido estricto del concepto, es
decir, son previas al dictado y las vicisitudes temporales que pueden contener
las leyes o códigos de procedimiento. En este sentido, se expondrán aquellas
que rigen para el ámbito nacional, pero que dada la naturaleza de sus
disposiciones en general se replican en el resto de las legislaciones
provinciales.
En el ámbito nacional resulta aplicable al tema la Acordada del 17/12/1952
dictada por la CSJN, como Reglamento de la Justicia Nacional, la que fue
incorporando modificaciones a través de los años. En ella se establece que los
magistrados no pueden: tener actividad política, ejercer profesiones liberales,
ejercer el comercio ni otra actividad lucrativa, salvo el ejercicio de la docencia
en los niveles superiores de enseñanza.
En resumen, lo que busca la normativa es mantener el criterio independiente
del juez a fin de preservar su objetividad en la toma de decisiones.
Recusación y excusación
Tanto las normativas legales como los parámetros éticos de uso universal y
el sentido común orientan sus postulaciones a alcanzar el objetivo de
imparcialidad como garantía operativa vinculante en cualquier actuación donde
un tercero está facultado para dirimir controversias.
La Corte Suprema de Justicia ha sostenido que la imparcialidad del juzgador
puede ser definida como la ausencia de prejuicios o intereses de éste frente al
caso que debe decidir, tanto en relación a las partes como a la materia. Es
decir, es necesaria la ajenidad total sobre las partes.
A continuación se expondrá el tema sobre la base de las disposiciones en
materia nacional, aunque resultan similares en todas las legislaciones
provinciales y aun extranjeras por constituir el vértice central de la cuestión.
En efecto, en materia penal el código de procedimientos específico
establece:
"Art. 55. Motivos de inhibición. El juez deberá inhibirse de conocer en la causa
cuando exista uno de los siguientes motivos:
1. (Según ley 24.121) Si hubiera intervenido en el mismo proceso como funcionario
del ministerio público, defensor, denunciante, querellante o actor civil, o hubiera
actuado como perito o conocido el hecho como testigo, o si en otras actuaciones
judiciales o administrativas hubiera actuado profesionalmente en favor o en contra de
alguna de las partes involucradas.
2. Si como juez hubiere intervenido o interviniere en la causa algún pariente suyo
dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
3. Si fuere pariente, en los grados preindicados , con algún interesado.
4. Si él o alguno de dichos parientes tuvieren interés en el proceso.
5. Si fuere o hubiere sido tutor o curador, o hubiere estado bajo tutela o curatela de
alguno de los interesados.
6. Si él o sus parientes, dentro de los grados preindicados , tuvieren juicio
pendiente iniciado con anterioridad, o sociedad o comunidad con alguno de los
interesados, salvo la sociedad anónima.
7. Si él, su cónyuge, padres o hijos, u otras personas que vivan a su cargo, fueren
acreedores, deudores o fiadores de alguno de los interesados, salvo que se tratare de
bancos oficiales o constituidos, bajo la forma de sociedades anónimas.
8. Si antes de comenzar el proceso hubiere sido acusador o denunciante de alguno
de los interesados, o acusado o denunciado por ellos.
9. Si antes de comenzar el proceso alguno de los interesados le hubiere promovido
juicio político.
10. Si hubiere dado consejos o manifestado extrajudicialmente su opinión sobre el
proceso a alguno de los interesados.
11. Si tuviere amistad íntima, o enemistad manifiesta con alguno de los interesados.
12. Si él, su cónyuge, padres o hijos, u otras personas que vivan a su cargo,
hubieren recibido o recibieren beneficios de importancia de alguno de los interesados;
o si después de iniciado el proceso, él hubiere recibido presentes o dádivas, aunque
sean de poco valor".
"Art. 56. Interesados. A los fines del artículo anterior, se considerarán interesados el
imputado, el ofendido o damnificado y el civilmente demandado, aunque esos últimos
no se constituyan en parte".
A su vez el que rige en materia Civil y Comercial, establece:
"Art. 17. - Serán causas legales de recusación:
1) El parentesco por consanguinidad dentro del cuarto grado y segundo de afinidad
con alguna de las partes, sus mandatarios o letrados.
2) Tener el juez o sus consanguíneos o afines dentro del grado expresado en el
inciso anterior, interés en el pleito o en otro semejante, o sociedad o comunidad con
alguno de los litigantes, procuradores o abogados, salvo que la sociedad fuese
anónima.
3) Tener el juez pleito pendiente con el recusante.
4) Ser el juez acreedor, deudor o fiador de alguna de las partes, con excepción de
los bancos oficiales.
5) Ser o haber sido el juez autor de denuncia o querella contra el recusante, o
denunciado o querellado por éste con anterioridad a la iniciación del pleito.
6) Ser o haber sido el juez denunciado por el recusante en los términos de la ley de
enjuiciamiento de magistrados, siempre que la Corte Suprema hubiere dispuesto dar
curso a la denuncia.
7) Haber sido el juez defensor de alguno de los litigantes o emitido opinión o
dictamen o dado recomendaciones acerca del pleito, antes o después de comenzado.
8) Haber recibido el juez beneficios de importancia de alguna de las partes.
9) Tener el juez con alguno de los litigantes amistad que se manifieste por gran
familiaridad o frecuencia en el trato.
10) Tener contra el recusante enemistad, odio o resentimiento que se manifieste por
hechos conocidos. En ningún caso procederá la recusación por ataques u ofensa
inferidas al juez después que hubiere comenzado a conocer el asunto".
Como se puede observar en los textos antes citados, la técnica legislativa
adoptada para el tratamiento del tema bajo análisis difiere en su abordaje, ya
que el procedimiento penal lo hace a través del concepto de inhibitoria
(excusación) y el civil lo hace a través de la recusación, pero en ambos casos
los puntos esenciales sirven tanto para que el juez se excuse como para que
un tercero lo recuse. Es útil destacar que el común denominador en cuanto a
las situaciones causales es similar en los dos ordenamientos.
A manera de explicación sintética, se puede decir que en ambos entornos el
procedimiento consiste en que, cuando es el propio magistrado que advierte
algún factor condicionante, introduzca el planteo a través de su excusación, es
decir, se inhiba de actuar, en cambio, cuando es señalado por alguna de las
partes, sean éstos los que hagan el planteo a través de la recusación.
En ambas situaciones, si es consentido por su recíproca respectiva, el
proceso cambia de magistrado, caso contrario es resuelto por la Alzada
inmediata correspondiente. Si el planteo es con algún ministro de la Corte, lo
resuelven los restantes.
A manera de encontrar un esquema didáctico en relación a los supuestos
señalados, se pueden contener en dos grandes enfoques:
a) El objetivo: ampara al justiciable cuando éste pueda temer la parcialidad
del juez por hechos objetivos del procedimiento, sin cuestionar la
personalidad, la honorabilidad, ni la labor particular del magistrado.
La pérdida de objetividad por parte del juez se puede configurar cuando hay
una relación de deudor o acreedor entre el magistrado y alguna de las
partes; cuando existe un interés económico directo o indirecto con alguna
de las partes, o por haber recibido beneficios de alguna de ellas.
b) El subjetivo: involucra directamente actitudes o intereses particulares del
juzgador con el resultado del pleito.
Tener amistad o enemistad manifiesta con alguna de las partes; haber
actuado en defensa anterior con alguna de ellas, o haber dado consejos u
opinión; haber sido denunciado o querellado o haber sido objeto de la
promoción de juicio político de alguna de las partes. Tener parentesco
hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
La forma de establecer los grados para ubicar la relación entre parientes
excede ampliamente el cometido de esta exposición, pero cabe señalar que el
cuarto grado de consanguinidad alcanza hasta el tataranieto en línea recta y al
tío/abuelo en línea colateral; y el segundo grado de afinidad a los cuñados.
De la comparación de las causales entre el ordenamiento penal y civil, se
advierte que en el primero de ellos se menciona como impedimento que el
magistrado haya intervenido en alguna de las etapas previas del proceso penal.
Por ejemplo, que el magistrado que actúa en la etapa del juicio o debate oral
haya sido el que instruyó la causa en la etapa previa y que por razones de
ascensos deba intervenir con su nueva función. Sin embargo, cabe puntualizar
que la misma inhibitoria es de utilización práctica en sede civil, a pesar de que
no se encuentra explicitado específicamente en la normativa procesal. Ejemplo
de esta última situación se puede observar cuando un magistrado dictó una
sentencia, luego fue ascendido a juez de la Cámara de Alzada, y la apelación
recae en la sala de la que él es miembro. Otro aspecto en el cual se advierten
algunas diferencias es en cuanto al parentesco, ya que la normativa civil
propala dicha causal a los mandatarios y letrados de las partes, aunque es
oportuno señalar que en la práctica penal también, de hecho, se hace uso de la
extensión. En cuanto a la situación de deudor/acreedor en materia penal se
hace extensiva a los cónyuges, padres, hijos u otros que vivan a cargo del
magistrado, lo mismo que en cuanto a la existencia de beneficios recibidos.
4.2. Secretario
Su rol básico consiste en autenticar los actos más importantes de los jueces;
es una función muy similar a la que habitualmente realizan los escribanos o
notarios fuera del ámbito judicial. En ese sentido extienden certificados,
testimonios y copias de actas. También pueden firmar providencias de mero
trámite, y aquellos actos que se encuentran indicados en los códigos de
procedimientos locales.
También asisten al juez en las diligencias propias del tribunal, ya que es el
segundo en jerarquía dentro del mismo.
Existen Juzgados o Tribunales que tienen secretarías únicas, otras dos y
hasta tres; pero siendo las más comunes las de dos. Todo ello se encuentra en
función directa a los volúmenes y complejidades de las causas del fuero. En
ocasiones, existen secretarías únicamente para una causa determinada, ya
que la complejidad del tema lo amerita. Se la suele denominar "Ad hoc", es
decir creadas específicamente al caso que se considera. Hasta se han creado
salas "Ad hoc" dentro de ciertas Cámaras, como por ejemplo el denominado
segundo proceso "AMIA", que tramita en la Justicia Ordinaria del Crimen en
lugar de su ubicación natural en la Justicia Federal del Crimen.
Son fedatarios, esto es, que reposa en ellos la fe pública, acreditando
fehacientemente que los documentos que autorizan en debida forma son
auténticos, salvo prueba en contrario, unas veces en cuanto a la veracidad del
contenido de esos documentos y otras respecto de las manifestaciones que se
realizan en su presencia.
4.3. Fiscal
Es un funcionario que actúa entre los jueces durante todo el procedimiento
judicial, planteando las acciones y los recursos pertinentes. Su actividad la
despliega en todos los fueros, y en todas las instancias de grado (fiscal de
primera instancia, fiscal de Cámara). El fiscal ante la Corte Suprema de Justicia
es el Procurador General de la Nación como jefe de todos los fiscales.
Intervienen en todas aquellas cuestiones en que se encuentra comprometido el
interés público.
Además, en materia penal, le corresponde instar la acción pública (22) , así
como de ejercer el rol acusatorio.
Es importante destacar que sus decisiones se vuelcan en dictámenes que,
como tales, si bien resultan insoslayables para los jueces, no son vinculantes
para éstos.
En materia penal formulan requerimientos.
Ejemplos de actuaciones ante fueros Civiles, Comerciales o del Trabajo, hay
varios:
En aquellos planteos de competencia, el juez debe pedir opinión al fiscal.
Supóngase que el actor considera que su acción la puede ejercer en el fuero
civil, pero la contraparte le opone una excepción de competencia porque
considera que el objeto procesal es propio del fuero comercial.
Un heredero abre una sucesión universal y para acreditar su condición del
tal, respecto del causante, acompaña partidas filiatorias; el juez deberá
requerirle al fiscal que dictamine sobre la validez y legitimidad de las mismas.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, antes de dictar sentencia, ordena
el pase al Procurador General a efectos de que este funcionario emita su
dictamen pertinente.
Los ejemplos son numerosos.
4.5. Peritos
Teniendo en cuenta que la prestación del servicio de justicia siempre es
pretérito y, como se ha señalado en los apartados anteriores en los casos en
que los sucesos acaecidos resulten expuestos en forma controvertida por las
partes, el juez debe adquirir el conocimiento de los mismos a través del plexo
probatorio.
Para ello se abastece, entre otros, de los peritos que cumplen el papel de
auxiliares de la justicia. (23)
Estos expertos son seleccionados en función de sus diversas incumbencias
profesionales y cumplen sus funciones dando respuesta a las preguntas que se
le formulan en relación a los acontecimientos narrados en el expediente. Sus
opiniones son vertidas a través de informes o dictámenes los que debidamente
fundados son sometidos a la valoración del juzgador, ya que los mismos no son
vinculantes.
Existe una variedad de peritos que adoptan diversas denominaciones:
Por un lado son denominados "Peritos de Oficio", aquellos que resultan
desinsaculados (sorteados) de una lista en la cual se han inscripto
previamente. Su remuneración es a través de los honorarios que regula el juez.
El ámbito de actuación es en todos los fueros, en general, excepto los penales.
Por otro lado, están los que se denominan "Consultores Técnicos", quienes
son expertos propuestos por las partes y perciben los honorarios que hayan
convenido. Estos participan de las diligencias en coordinación con el perito de
oficio, pudiendo producir dictámenes total o parcialmente distintos a los de
aquél. El ámbito de actuación es dentro de los fueros Civiles y Comerciales.
En los procesos penales son convocados los expertos que integran el cuerpo
de peritos del Poder Judicial, los cuales son remunerados por los sueldos
fijados en los diversos escalafones de remuneración de la justicia. En este
ámbito también las partes, es decir, la querella como la defensa, pueden
proponer los denominados "Peritos de parte" que actúan de modo similar a los
consultores técnicos antes mencionados.
También existen los denominados "Peritos partidores", que resultan
convocados en general en los procesos civiles en materia de sucesiones,
cuando los herederos no logran acuerdo en cuanto al modo en el que se
dividen los bienes del acervo hereditario. La remuneración es a través de los
honorarios que regula el juez.
Rigen las mismas disposiciones en cuanto a recusaciones y excusaciones
señaladas para los jueces.
4.6. Interventores
Son aquellos auxiliares designados por el tribunal, en general como
consecuencia del dictado de medidas cautelares o preventivas, es decir,
aquellas que se adoptan mientras se sustancia el proceso.
Las variantes que se dan dentro de este género van desde el cargo de
veedor, coadministrador, y hasta administrador con desplazamiento de los
órganos naturales de administración. Cada una de estas funciones tiene
propósitos distintos, ya que el veedor es aquel que se constituye en los ojos y
oídos del juez dentro de la organización, en cambio, las de coadministración o
administración contienen otro tipo de potestades, ya que se encuentran
facultados para adoptar decisiones dentro de la unidad económica en la que
intervienen. Hay una variante que es el interventor recaudador, cuya función es
involucrase en los negocios sociales con potestades para recaudar las sumas
de dinero que le fueron previamente determinadas. En todos los casos, los
interventores en cualquiera de sus especies, son remunerados a través de los
honorarios que regula el juez.
Rigen las mismas disposiciones en cuanto a recusaciones y excusaciones
señaladas para los jueces.
4.7. Síndico
Dentro de la órbita del derecho concursal, el síndico tiene una relación un
tanto promiscua, ya que por un lado es un funcionario del concurso que es un
proceso privado y colectivo, situación esta que lo distingue de funcionario
público del estado, pero también es parte en el proceso plural y además, un
órgano que integra el procedimiento concursal. Se puede arriesgar
caracterizándolo como un profesional de actuación difusa dentro del complejo
marco de la ley específica que es en simultáneo de fondo y de forma.
Como se ha explicitado, para otros auxiliares, en los acápites precedentes,
su actuación se limita a producir informes o dictámenes los que no son
vinculantes para el juez, cuyo único deber es pedir opinión fundada de aquél.
La función más relevante que despliega tanto en el proceso concursal
propiamente dicho, como en el falimentario (quiebra), consiste en participar en
el proceso de selección de los acreedores que integran el universo de
pretendientes.
En los procesos de concursos preventivos, desempeña un rol "in vigilando",
es decir, controla sin desplazar a las autoridades naturales de la concursada,
en cambio, en la quiebra, siguiendo con las tareas promiscuas antes señaladas
además actúa "in conmitendo", es decir, desapodera al órgano natural de
administración de la unidad económica fallida y se constituye en el
representante legal hacia terceros siempre, claro está, recibiendo instrucciones
del director del proceso que es el juez.
Rigen las mismas disposiciones en cuanto a recusaciones y excusaciones
señaladas para los jueces.
Es remunerado a través de los honorarios que regula el juez.
2.3. Preclusión
Este principio procesal permite que el proceso avance de estadio procesal, y
el anterior, en principio, queda firme. Por ejemplo: la comparecencia de la parte
declarada rebelde sin que el proceso pueda retrogradar (art. 64 del CPCCN);
"El consultor técnico podrá ser reemplazado por la parte que lo designó y el
reemplazante no podrá pretender una intervención que importe retrogradar la
práctica de la pericia" (primer párrafo del art. 461 del CPCCN).
En general, vencido un plazo habiéndose o no ejercido la facultad que
corresponda, continúa el desarrollo del proceso judicial (art. 36, inc. 1 del
CPCCN).
2.4.1. Concentración
La reunión en un solo acto de todas las diligencias que se deben realizar (art.
34, inc. 5, apartado I del CPCCN); en incidentes concursales, la fijación de una
audiencia para que se produzca toda la prueba (art. 282LCQ); todas las
cuestiones incidentales cuyas causas existieran simultáneamente y sean
conocidas por quien las promueve, deben ser planteadas conjuntamente (art.
286LCQ); etc.
Continuando con ejemplos provenientes del Derecho Concursal, la orden
judicial de constatar y clausurar el domicilio comercial del fallido denunciado
(en la medida en que no sea el domicilio particular del mismo), diligencia a
cargo de la sindicatura juntamente con el escribano inventariador y el martillero.
En su contra, si se trata de un inmueble que no explota la fallida ni es de su
propiedad, la quiebra en principio (39) deberá solventar los honorarios de los
dos últimos auxiliares de justicia sin que haya un aporte efectivo de los mismos.
La primacía del principio de concentración por sobre la competencia del juez
en razón del lugar surge en determinados procesos, como son los que están en
juego por el interés superior del niño (40) . "El principio de concentración es
saludable, ya que resulta muy positivo que el judicante que tuvo el caso en sus
manos, y que tramitó ante su juzgado los distintos litigios planteados entre las
partes, pueda seguir conociendo en los nuevos conflictos que se susciten; con
el beneficio de permitir la continuidad de criterio del tribunal en la valoración de
los hechos y el derecho. Asimismo, es harto positivo para el adecuado
desenvolvimiento del trámite, que puedan seguir trabajando en la causa los
auxiliares de la justicia que intervinieron en el problema familiar; y, en fin, que
se mantenga la labor que podrían estar desempeñando en la causa las
respectivas defensorías zonales. Vale decir que no cambió de residencia el
niño, a pesar de que por el juego de otros principios pueda caber formalmente
la intervención de otro juez, ha de comportar el pase a éste de las actuaciones
respectivas, provocando desdoblamientos perniciosos y efectos severamente
negativos en perjuicio de los niños afectados en el caso"(41) .
Por otra parte, el método de enjuiciamiento oral favorece la concentración de
actos en la audiencia (ampliamos sobre la oralidad infra ).
2.4.3. Eventualidad
Se produce un acto en forma eventual junto a otro para que en caso de que
este último no produzca los efectos esperables, el eventual lo supla. Por
ejemplo, la interposición del recurso de reposición (art. 238 del CPCCN) y en
subsidio, el de apelación (art. 242 del mismo código).
2.4.4. Celeridad
La notificación por ministerio de ley abrevia el plazo y es la regla general
en los concursos y las quiebras (art. 273, inc. 5 in fine LCQ); todos los términos
son perentorios (art. 273, inc. 1LCQ); las resoluciones son inapelables (art.
273, inc. 3LCQ) (43) ; el juez debe tomar medidas tendientes a evitar la
paralización del proceso (art. 36, inc. 1 del CPCCN); etc.
2.4.5. Oportunidad
En los casos en que no esté previsto un plazo especial, los distintos tipos
de resoluciones judiciales deben ser dictadas en los plazos establecidos en
el art. 34, inc. 3 del CPCCN.
2.5. Inmediación
Este principio procesal está dirigido al juez a fin de que se pueda lograr en
forma anticipada la solución de la contienda judicial mediante la conciliación de
las partes sin que ello implique prejuzgamiento (arts. 36, incs. 2 y 3 y 360 del
CPCCN).
También el sistema de juzgamiento oral favorece la inmediación (44) , pero
no necesariamente la solución justa del caso, sobre todo si se trata de una
cuestión de puro derecho, de hechos complejos, sujetos múltiples, tribunales
colegiados y/o colapsados por la excesiva carga de expedientes e insuficiencia
estructural, todo lo que ocasiona demora en la fijación de la/s fecha/s de la/s
audiencia/s, etc. (45) .
Posiciona a la oralidad lo dispuesto por plenario nº 109 del 28/11/2008 de la
Cámara Nacional en lo Penal Económico cuyo sumario reza así: "Cuando por
el segundo párrafo del artículo 175 del Código Procesal Penal de la Nación —
texto según ley 26.395— se expresa que en el caso en que la denuncia sea
presentada ante un juez, la misma deberá ser escrita, no se veda la posibilidad
de que los magistrados reciban denuncias verbales"(46) .
2.6. Publicidad
El art. 1º de nuestra Constitución Nacional establece que el gobierno adopta
la forma representativa, republicana y federal. En la forma republicana de
gobierno, entre varias de sus características, se encuentra la publicidad de los
actos de gobierno y el Poder Judicial, como autoridad del Gobierno Federal, no
escapa al requisito de la publicidad de sus actos.
El Pacto de San José de Costa Rica en su art. 8º, inc. 5º establece la
publicidad en el proceso penal salvo excepciones. Desde antaño se tiene dicho
que los jueces hablan por sus sentencias y entonces la publicidad de las
mismas cumpliría con dicha característica republicana (47) .
Las audiencias que se celebran en el marco de un proceso judicial también
constituyen actos de gobierno y a su respecto el art. 125, inc. 1 del CPCCN
dispone que "Serán públicas, bajo pena de nulidad, pero el tribunal podrá
resolver, aun de oficio, que total o parcialmente, se realicen a puertas cerradas
cuando la publicidad, afecte la moral, el orden público, la seguridad o el
derecho a la intimidad. La resolución, que será fundada, se hará constar en el
acta. Desaparecida la causa de la clausura, se deberá permitir el acceso al
público".
La gran mayoría de las causas judiciales no interesan al público ni al
periodismo. En tanto que las causas que concitan el interés suelen serlo desde
su inicio, pudiéndose generar una tensión en el equilibrio que debe reinar entre
la imparcialidad del juez, la objetividad del fiscal y la presunción de inocencia
del imputado y, agravando los males, la falta de idoneidad profesional en temas
jurídicos y la falta de conocimiento del expediente por parte de los
comunicadores y periodistas pueden generar una inclinación de la población —
quizás equivocada— en las resultas del caso.
En cumplimiento del principio republicano de gobierno, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación por Acordada 29/2008 del 28/10/2008, consideró que con
el objeto de "promover la difusión de los juicios orales, (...) garantizar el
derecho a la información en los casos judiciales de trascendencia pública que
generan gran interés en la ciudadanía ... (y) las salas de los tribunales sólo
pueden albergar a un limitado número de personas, su transmisión por los
medios audiovisuales evitaría la exclusión de aquellos que no pueden ingresar
en el recinto" , resolvió por dicho acuerdo que: "I) En los juicios orales el
tribunal a cargo de las actuaciones permitirá la difusión radial y televisiva de los
siguientes actos: a) Actos iniciales del juicio (artículos 374 y 378 del Código
Procesal Penal de la Nación; b) Discusión final: los alegatos (artículo 393...); c)
Lectura de la sentencia, en su parte dispositiva y fundamentos (artículo 400...).
II) El Tribunal podrá establecer las limitaciones que estime necesarias en
ejercicio de las facultades ordenatorias del proceso y atendiendo a las
particularidades del caso. III) La cobertura periodística se ajustará a las
siguientes reglas...".
Entre las posibles ventajas de la oralidad podemos mencionar (48) :
reducción de los actos judiciales con relación al proceso escrito; la
espontaneidad; posibilidad de observación de la actitud gestual; posibilidad de
aclaración en el acto; posibilidad concreta de la inmediación del juez; reducción
de la cantidad de mentiras de las partes (49) ; mayor publicidad; etc.
Algunos de los inconvenientes de la oralidad son: la falta de tiempo de otra
parte para preparar su réplica; la eventual falta de aptitudes de las partes y de
los profesionales en lo que se refiere a la exposición oral; lo innecesario del
sistema oral en casos simples o en cuestiones que se las declara de puro
derecho; las transcripciones en el acta no suelen ser totales como tampoco
textuales; etc.
Con relación a nuestra manifestación anterior sobre la eventual falta de
aptitudes de los profesionalesen lo que se refiere a la exposición oral ,
acotamos que fue efectuada en el conocimiento de que los provenientes de
ciencias no jurídicas, no suelen ser entrenados académicamente en la oralidad,
a estar fundamentalmente a la masividad de los cursos universitarios y a la
limitación en la carga horaria ante continuas necesidades de aumentos de
contenidos curriculares en virtud de los continuos cambios en las profesiones.
En el supuesto de implantación total del sistema oral en los juicios, podrá
importar una frustración inicial de esos profesionales que podrá ser remediada
con el tiempo y la asistencia a cursos especializados de oratoria (50) .
Así las cosas, a nuestro entender, no es conveniente adoptar radicalmente
un sistema totalmente oral o escrito como tampoco a todos los distintos tipos
de procesos, sin un estudio detenido de las ventajas y desventajas del sistema.
4. CONCEPTOS BÁSICOS
4.1. Jurisdicción
La jurisdicción es la potestad de los jueces de dictar justicia en un caso
concreto y para ello debe contar con las facultades de independencia e
imparcialidad no sólo con respecto a las partes del caso sino con relación a
cualquier poder imperante que pueda tener relación con el tema sometido a su
decisión.
Para garantizar esa imparcialidad, además, el juez no debe producir la
prueba, tarea cuyo urgimiento se encuentra a cargo de las partes en el sistema
dispositivo. Por ejemplo, en el caso de la prueba pericial contable, aunque el
juez cuente con el título de contador público, por el deber de imparcialidad no
debe emitir el dictamen pericial. Y en el proceso penal, a este principio se lo
suele denominar de "objetividad".
Según Duce y Riego "este principio se refiere a la obligación que tienen los
fiscales de investigar tanto aquello que permite acreditar el delito y la
participación del imputado en él, como los hechos que sirvan para probar su
inocencia (en realidad que extingan, eximan o atenúen su responsabilidad
penal)"(53) .
Asimismo, la mayor apertura de la cosmovisión y la objetividad del
magistrado coadyuvan a la imparcialidad que debe mantener durante la
secuela del juicio. La imparcialidad del juez es uno de los medios para asegurar
la igualdad de las partes conforme a derecho (54) , a lo cual ya nos referimos.
Por otra parte, equivocadamente se le suele dar a la palabra "jurisdicción"
otros significados (no jurídicos) (55) , a saber:
Jurisdicción como conjunto de atribuciones de cada uno de los poderes del
Estado.
Jurisdicción como una suerte de sinónimo de soberanía de un Estado
nacional.
4.2. Competencia
La competencia de un juez en un caso determinado es el límite de su
jurisdicción, impuesta en razón de la materia, el grado, el territorio, originaria,
derivada, etc.
Entonces, un juez del fuero civil debe declarase incompetente si la materia
es del comercial; igual en el caso de un juez penal de una localidad si el hecho
delictivo tuvo lugar en otra.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación y los tribunales inferiores de la
Nación tienen competencia originaria en todas las causas que versen sobre
puntos regidos por la Constitución Nacional, las leyes de la Nación, con la
reserva hecha en el inc. 12 del art. 75 de dicha Ley Máxima y por los tratados
con las naciones extranjeras; de las causas concernientes a embajadores,
ministros públicos y cónsules extranjeros; de las causas de almirantazgo y
jurisdicción marítima; de los asuntos en que la Nación sea parte; de las causas
que se susciten entre las provincias y entre una provincia o sus vecinos, contra
un Estado o ciudadano extranjero (art. 116 de la Constitución Nacional).
Además, la misma Corte ejerce su jurisdicción por apelación en esos casos,
pero en los de embajadores, ministros y cónsules extranjeros y en los que
alguna provincia sea parte, la ejerce originaria y exclusivamente (art. 117 de la
Constitución Nacional).
La competencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en razón de la
materia (arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional) fue más precisada en
el art. 1º de la ley 48 de 1863. El art. 4º de la misma ley determina la
competencia de la misma Corte Suprema en grado de apelación. También
dicha ley establece la competencia de los jueces nacionales en razón de la
materia, con sucesivas modificaciones.
El art. 4º del CPCCN establece sobre la competencia que "Toda demanda
deberá interponerse ante juez competente, y siempre que la exposición de los
hechos resultare no ser de la competencia del juez ante quien se deduce,
deberá dicho juez inhibirse de oficio. Consentida o ejecu toriada la respectiva
resolución, se remitirá la causa al juez tenido por competente. En los asuntos
exclusivamente patrimoniales no procederá la declaración de incompetencia de
oficio, fundada en razón del territorio".
Los arts. 5º y 6º del mismo código de rito establecen una serie de reglas
generales para determinar la competencia en materia civil y comercial y el art.
21 de la LCQ, las excepciones del fuero de atracción concursal que por
exceder el marco de esta obra no analizaremos.
La competencia también está fijada por otras normas legales. Por ejemplo,
en el proceso sucesorio, en principio la competencia la determina el último
domicilio del causante por el art. 90, inc. 7º y art. 3284, primera parte, ambos
del Código Civil.
De la combinación de los conceptos de "jurisdicción" y de "competencia",
podemos decir que todo juez tiene jurisdicción pero no todo juez tiene
competencia en un caso determinado.
4.2.1. Recusación
Es el procedimiento con que cuentan las partes para tratar de impedir que
un juez que aparentemente esté incurso en una de las causas legales de
recusación establecidas en forma enunciativa en el art. 17 del CPCCN entienda
en el caso, a fin de garantizar la imparcialidad del juez.
El art. 17 del CPCCN dice: "Serán causas legales de recusación:
1) El parentesco por consanguinidad dentro del cuarto grado y segundo de
afinidad con alguna de las partes, sus mandatarios o letrados.
2) Tener el juez o sus consanguíneos o afines dentro del grado expresado
en el inciso anterior, interés en el pleito o en otro semejante, o sociedad o
comunidad con alguno de los litigantes, procuradores o abogados, salvo
que la sociedad fuese anónima.
3) Tener el juez pleito pendiente con el recusante.
4) Ser el juez acreedor, deudor o fiador de alguna de las partes, con
excepción de los bancos oficiales.
5) Ser o haber sido el juez autor de denuncia o querella contra el recusante,
o denunciado o querellado por éste con anterioridad a la iniciación del
pleito.
6) Ser o haber sido el juez denunciado por el recusante en los términos de la
ley de enjuiciamiento de magistrados, siempre que la Corte Suprema
hubiere dispuesto dar curso a la denuncia.
7) Haber sido el juez defensor de alguno de los litigantes o emitido opinión o
dictamen o dado recomendaciones acerca del pleito, antes o después de
comenzado.
8) Haber recibido el juez beneficios de importancia de alguna de las partes.
9) Tener el juez con alguno de los litigantes amistad que se manifieste por
gran familiaridad o frecuencia en el trato.
10) Tener contra el recusante enemistad, odio o resentimiento que se
manifieste por hechos conocidos. En ningún caso procederá la recusación por
ataques u ofensa inferidas al juez después de que hubiere comenzado a
conocer del asunto" .
La posibilidad de abuso procesal en la recusación se ve aumentada por el
hecho de que la lista de causas legales de recusación es meramente
enunciativa, como no podía ser de otra manera "...si una parte recusa repetidas
veces o de manera maliciosa, palmario es que no lo hace para obtener un
tribunal imparcial sino para alongar el trámite"(56) .
Un caso de recusación impropia por una causa no especificada en el texto
legal ha sido objeto de decisión por parte de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación por cuanto "la opinión abstracta expresada en un trabajo de índole
teórica no constituye prejuzgamiento, a los efectos de la recusación
formulada"(57) .
4.2.2. Excusación
Es el procedimiento con que cuenta el juez para declararse incompetente si
se encuentra incurso en alguna de las causas legales de recusación del
mencionado art. 17CPCCN.
Adelantamos que dichas causas legales, en su caso, son aplicables al perito
de acuerdo al art. 466CPCCN(58) .
En el art. 55 del CPPN se establecen causales de inhibición:
"Art. 55. - El juez deberá inhibirse de conocer en la causa cuando exista uno
de los siguientes motivos:
1°) Si hubiera intervenido en el mismo proceso como funcionario del
Ministerio Público, defensor, denunciante, querellante o actor civil, o
hubiera actuado como perito o conocido el hecho como testigo, o si en
otras actuaciones judiciales o administrativas hubiera actuado
profesionalmente en favor o en contra de alguna de las partes
involucradas.
2°) Si como juez hubiere intervenido o interviniere en la causa algún pariente
suyo dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
3°) Si fuere pariente, en los grados preindicados, con algún interesado.
4°) Si él o alguno de dichos parientes tuvieren interés en el proceso.
5°) Si fuere o hubiere sido tutor o curador, o hubiere estado bajo tutela o
curatela de alguno de los interesados.
6°) Si él o sus parientes, dentro de los grados preindicados, tuvieren juicio
pendiente iniciado con anterioridad, o sociedad o comunidad con alguno
de los interesados, salvo la sociedad anónima.
7°) Si él, su cónyuge, padres o hijos, u otras personas que vivan a su cargo,
fueren acreedores, deudores o fiadores de alguno de los interesados,
salvo que se tratare de bancos oficiales o constituidos, bajo la forma de
sociedades anónimas.
8°) Si antes de comenzar el proceso hubiere sido acusador o denunciante de
alguno de los interesados, o acusado o denunciado por ellos.
9°) Si antes de comenzar el proceso alguno de los interesados le hubiere
promovido juicio político.
10) Si hubiere dado consejos o manifestado extrajudicialmente su opinión
sobre el proceso a alguno de los interesados.
11) Si tuviere amistad íntima, o enemistad manifiesta con alguno de los
interesados.
12) Si él, su cónyuge, padres o hijos, u otras personas que vivan a su cargo,
hubieren recibido o recibieren beneficios de importancia de alguno de los
interesados; o si después de iniciado el proceso, él hubiere recibido
presentes o dádivas, aunque sean de poco valor".
El art. 56 delimita el concepto de "interesados": "A los fines del artículo
anterior, se considerarán interesados el imputado, el ofendido o damnificado y
el civilmente demandado, aunque estos últimos no se constituyan en parte" .
Continuando con el abuso procesal, la recusación y la excusación, junto con
las medidas cautelares y los recursos son las "tres áreas donde resulta más
habitual la aparición del abuso procesal... y de ordinario, el abuso procesal no
presupone la violación de texto legal alguno, sino de algún principio procesal
(el de moralidad, el de economía, etc.)"(59) .
4.3. Domicilios
Este tema está íntimamente relacionado con los medios de notificación y su
importancia es tal que un error en la notificación de un acto procesal en cuanto
al domicilio puede acarrear la nulidad del mismo (60) , y entre otras cuestiones
de máxima importancia jurídica determina la competencia de las autoridades
públicas.
En el Código Civil, los distintos domicilios de las personas (real, legal y
especial) se encuentran legislados en los arts. 89 a 102. En el CPCCN la
distinción de los domicilios (constituido y real) se encuentra fundamentalmente
en los arts. 40 a 42 que transcribimos a continuación:
"Art. 40. - Toda persona que litigue por su propio derecho o en repres
entación de tercero deberá constituir domicilio legal dentro del perímetro de la
ciudad que sea asiento del respectivo juzgado o tribunal.
Ese requisito se cumplirá en el primer escrito que presente, o audiencia a
que concurra, si es ésta la primera diligencia en que interviene. En las mismas
oportunidades deberá denunciarse el domicilio real de la persona
representada.
Se diligenciarán en el domicilio legal todas las notificaciones por cédula, que
no deban serlo en el real.
El domicilio contractual constituido en el de la parte contraria no es eficaz
para las notificaciones que deben ser realizadas en el domicilio del
constituyente"
"Art. 41. - Si no se cumpliere con lo establecido en la primera parte del
artículo anterior, las sucesivas resoluciones se tendrán por notificadas en la
forma y oportunidad fijadas por el artículo 133, salvo la notificación de la
audiencia para absolver posiciones y la sentencia.
Si la parte no denunciare su domicilio real, o su cambio, las resoluciones que
deban notificarse en dicho domicilio se cumplirán en el lugar en que se hubiere
constituido, y en defecto también de éste, se observará lo dispuesto en el
primer párrafo".
"Art. 42. - Los domicilios a que se refieren los artículos anteriores subsistirán
para los efectos legales hasta la terminación del juicio o su archivo, mientras
no se constituyan o denuncien otros.
Cuando no existieren los edificios, quedaren deshabitados o desaparecieren,
o se alterare o suprimiere su numeración, y no se hubiese constituido o
denunciado un nuevo domicilio, con el informe del notificador se observará lo
dispuesto en la primera o segunda parte del artículo anterior, según se trate,
respectivamente, del domicilio legal o del real.
Todo cambio de domicilio deberá notificarse por cédula a la otra parte.
Mientras esta diligencia no se hubiese cumplido, se tendrá por subsistente el
anterior".
Por Acordada 22/91 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se dispuso
que en las cédulas de notificación sólo pueden consignarse como "tipo de
domicilio" tan sólo dos opciones: denunciado o constituido.
En virtud de dicha acordada, para poder efectuar notificaciones por cédulas
se resolvió "...admitir de manera excepcional, y a los efectos de los arts. 140 y
141 CPCC, tal calificación de ´constituido´ al domicilio social inscripto, ello a fin
de otorgar eficacia a la directiva prevista por la ley 19.550: 11-2º..."(61) .
El art. 339 del CPCCN dispone que: "la citación del demandado se hará por
medio de cédula que se entregará al demandado en su domicilio real, si aquél
fuere habido..." y no puede reputarse como domicilio real el denunciado por la
demandada en el contrato que motivó el juicio sobre todo si se trata de un
documento privado sin firma certificada por escribano ni reconocimiento de la
accionada (62) .
5. MEDIOS DE NOTIFICACIÓN
Los actos procesales son notificados a las partes, a los terceros y auxiliares
de la justicia por distintos medios: cédula, oficio, exhortos, notificación personal,
retiro del expediente en préstamo, acta notarial, telegrama, carta documentada,
edictos y avisos por radiodifusión o televisión.
El sistema de las notificaciones (tanto las reales como las fictas) permite que
el proceso avance de estadio con el efecto del principio procesal de preclusión
al cual ya nos referimos.
El tema de notificaciones se encuentra establecido en el CPCCN en el Título
III denominado "Actos procesales", Capítulo VI, de las "Notificaciones".
No todos los medios de notificación tienen igual gradación de seguridad. El
orden descendente es el siguiente: personal; cédula, acta notarial, telegrama o
carta documento; automática, radiodifusión o televisión, y por último,
edictos (63) .
5.1.2. Personal
La parte, su letrado o autorizado (con limitaciones) se traslada al tribunal y se
notifica en el expediente al revisarlo, ya sea en forma voluntaria, o a instancia
del prosecretario administrativo o jefe de despacho (arts. 142 y 143). Es otra
excepción al modo anterior. Los funcionarios judiciales quedan notificados el
día de la recepción del expediente en su despacho, y personalmente, el
Procurador General de la Nación, el Defensor General de la Nación, los
Procuradores Fiscales de la Corte Suprema, los Procuradores Fiscales de
Cámara y los Defensores Generales de Cámara (art. 135 in fine ).
5.1.3. Escrita
Por medio de cédula, acta notarial, telegrama o carta documento. Los oficios
y exhortos son denominados por la doctrina como medios de comunicación,
pero también podrían ser medios de notificación escritos (arts. 131 y 132 del
Capítulo V). Este modo implica la existencia de un domicilio, constituido o
denunciado, bajo responsabilidad de la parte.
5.1.4. Tácita
El retiro del expediente en préstamo por parte de los abogados, apoderados
y auxiliares importará la notificación de todas las resoluciones contenidas en el
mismo. También el retiro de copias (arts. 134 y 127); peticiones que
demuestran que la resolución pendiente de notificación es de conocimiento por
el peticionante (art. 149); presentación ante la Secretaría del Tribunal de la
cédula lo cual importará la notificación de la resolución que contenga la misma.
5.1.5. En los estrados del juzgado
Se dispone este modo de notificación ante el incumplimiento de constitución
de domicilio en el radio del juzgado (arts. 40 y 41), o por incomparecencia.
7. RESOLUCIONES JUDICIALES
Con el sustantivo "resolución" se suelen designar los actos procesales de los
integrantes del órgano judicial (82) en uso de la función jurisdiccional. A esos
actos procesales se los puede clasificar en orden progresivo ascendente según
la índole de la cuestión que resuelven y así dicha resolución puede ser simple,
interlocutoria, definitiva (ya sea de primera o ulterior instancia) u homologatoria.
Las tres últimas mencionadas también son llamadas sentencias,
providencias, proveimientos o autos.
La caracterización de las resoluciones judiciales, de los medios de
notificación y la de los plazos procesales son relevantes al tiempo de evaluar la
pertinencia y oportunidad de interponer un recurso.
A continuación exponemos una clasificación de las resoluciones que
entendemos útil a los fines prácticos. El estudio de dicha clasificación se verá
completado con el apartado denominado "Recursos procesales" que
desarrollamos más adelante en este mismo capítulo.
8. RECURSOS PROCESALES
El concepto de recurso debe ser genérico debido a la diversidad de objetivos
de cada uno de los recursos legislados en los diversos ordenamientos
procesales. En razón de ello, en este apartado nos limitaremos por razones de
espacio, al comentario de algunos de los incluidos en el CPCCN, por lo cual,
cada vez que un artículo sea citado sin aclaración, el mismo corresponde al
CPCCN.
"El recurso procesal es el medio por el cual la parte, cumpliendo los
requisitos pertinentes, puede obtener que el mismo juez u otro tribunal, según
los casos, modifique, cambie, revea, revoque o deje sin efecto la resolución
que impugna. También puede tener por objeto que se establezca la doctrina
legal aplicable (recurso de inaplicabilidad, art. 300), o que se otorgue un
recurso interpuesto y no concedido (que por recurso denegado, art. 282)(90) ".
Existen diversas clasificaciones doctrinales de los recursos que exceden los
propósitos de esta obra.
En este apartado se evidenciará, sin lugar a dudas, la importancia de los
conceptos esbozados en las líneas anteriores, entre ellos, tipo de resolución,
medios de notificación y plazos.
Tribunales intervinientes
Tribunal de origen: Juzgado ...
Tribunal que dictó la resolución recurrida: Cámara Nacional de
Apelaciones ................, Sala ....
Consigne otros tribunales intervinientes: .....
Decisión recurrida
Descripción: ....................
Fecha: ......
Ubicación en el expediente: ...............
Fecha de notificación: ..................
Objeto de la presentación
Norma que confiere jurisdicción a la Corte:arts. 14 a 16 de la Ley 48 ............
Oportunidad y mantenimiento de la cuestión federal:......
Cuestiones planteadas:
......................
Recuérdese que por Acordada 31/2011, quienes litiguen, por derecho propio
o en representación, deben constituir domicilio electrónico. Esta Acordada fue
complementada con la 3/2012 que en suma establece que el Sistema de
Notificaciones por Medios Electrónicos reglamentado por Acordada 31/2011
será de aplicación obligatoria para las causas en que se tramiten los escritos
de interposición de queja por denegación de recurso extraordinario resuelto por
los tribunales del Poder Judicial de la Nación con asiento en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires a partir del 07/05/2012. También ordenó que el
domicilio constituido a que se refiere el art. 5º de la Acordada 4/2007 debe ser
entendido como domicilio electrónico. Los recursos extraordinarios que se
presenten después de la feria de enero de 2013, también deben constituir
domicilio electrónico.
Por último, la Acordada 38/2011 del 29/12/2011 dispuso que todas las
presentaciones que se realicen ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación
cumplan con el requisito de formato de hoja tamaño A4, incluso para las quejas
por denegación de recursos ante la misma Corte, complementando el texto de
la Acordada 4/2007.
1.1. Introducción
Consideramos que el tema del capítulo puede contar entre sus lectores con
un importante porcentaje de noveles profesionales o de quienes, habiéndose
recibido anteriormente, se hayan dedicado a cualquiera de los otros campos de
su incumbencia profesional.
En ese convencimiento, la presentación de los temas ha sido encarada
siguiendo la cronología de inquietudes que se albergan al iniciar toda nueva
tarea.
Cada uno de los pasos que aquí se desarrollen tratará de ser expuesto
conceptualmente, con las referencias legales y bibliográficas que lo
fundamenten.
El tema de la pericial contable es abordado también en otros capítulos de
este libro, por lo que se estima conveniente poner énfasis, en el presente, en
aquellas particularidades de la problemática relativa a las cuestiones laborales
en la medida en que las mismas puedan tener incidencia en la realización de la
tarea; así será puesto de manifiesto cuando sea pertinente.
No se realizan definiciones expresas en cuanto al glosario
jurídico aplicable, puesto que el tema ya es tratado en otros capítulos de esta
obra.
Es de destacar que el perito debe conocer la relación de su tarea con la
materia específica que contribuye a dilucidar, en este caso, el campo de las
relaciones laborales.
Nunca mejor expresado el carácter de auxiliar de la justicia que genera
para el perito contador la obligación de utilizar los conocimientos de su
profesión para contribuir a la dilucidación de temas controvertidos en el área
judicial.
En materia laboral, deben correlacionarse las leyes, sus decretos
reglamentarios y la jurisprudencia. Corresponde esclarecer lo expuesto,
reiterando que la aplicación e interpretación de las leyes es materia reservada
para el juez; lo que se destaca es que en aquellos claroscuros que tengan las
leyes, en muchos casos deberá aplicarse la jurisprudencia para poder contestar
un punto de pericia.
Esto implica para el experto contable que se desempeña en el fuero la
necesidad de una permanente actualización, más allá de los conocimientos
inherentes a su título de grado.
El experto no puede aducir el desconocimiento de los fallos plenarios
aplicables a la cuestión en que interviene, y se verá obligado a efectuar
recálculos por vía de impugnaciones, en la medida en que no lo haya aplicado
al momento de presentar su informe.
Mandamiento de embargo
El oficial de justicia que corresponda se constituirá en el domicilio de la calle
Acevedo 2035 y procederá a trabar embargo definitivo sobre bienes existentes en
dicho lugar, que como de propiedad de Sendamar S.R.L. le serán denunciados
por la Dra. Alicia Gómez y/o la Dra. Beatriz Ana Fernández, indistintamente, hasta
cubrir la suma de pesos trescientos cincuenta y ocho con cuarenta y dos
centavos ($ 35.842), que le reclama ALICIA GÓMEZ en concepto de honorarios
en los autos:Varela, Sebastián c. Sendamar S.R.L. s/accidenteque tramitan ante
el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Laboral Nº..., a cargo de la Dra.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXX, con secretaría única, sito en Lavalle 1268, piso ....
de la Capital Federal, con más la suma de pesos ciento diez que se presupuestan
provisoriamente para responder a acrecidos, Intereses y costas.—
El proveído que ordena el presente dice: "Buenos Aires, 29 de abril de 20XX.
Incumplida por la demandada la intimación de fs. 148, respecto de los honorarios
de la perito contadora decrétase embargo sobre sus bienes por la suma
de$35.842, con más la de$3.600, que se presupuestan provisoriamente para
responder a acrecidos, intereses y costas. Firmado: Dra.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXX — Juez". Buenos Aires, mayo de 20xx.
3.1. Introducción
En jurisdicción de la provincia de Buenos Aires el ordenamiento vigente para
la justicia laboral surge de lo previsto en la ley 11.653, que fuera publicada en
el Boletín Oficial el 16 de agosto de 1995.
Los aspectos distintivos fundamentales que emanan de su ordenamiento y
se relacionan con la actividad del perito contador se comentarán en el siguiente
punto, puesto que hacen al contexto en el que deberá desempeñar su actividad
profesional en cuestión.
Asimismo el perito deberá conocer que la ley 10.620 reglamenta el ejercicio
de las profesiones en ciencias económicas en la jurisdicción de la provincia de
Buenos Aires y que, en su parte pertinente, incluye dentro de su título IV, De
los aranceles de honorarios en materia judicial, definiciones precisas respecto
de los derechos y obligaciones que alcanzan a quienes optan por esta actividad
como especialización profesional. Por ello se incluye su texto como anexo del
presente capítulo.
Adicionalmente debe tenerse en cuenta la decisión de la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires respecto de establecer como requisito
para el ejercicio de la actividad pericial la aprobación de un curso
especialmente dedicado al electo, cuyos lineamientos surgen del acuerdo 2728
(Reglamento para el Dictado y Evaluación de los Cursos de Capacitación en
Práctica Procesal) que se comentará brevemente más adelante.
Copias del informe — Deberán presentarse tantas copias como partes haya en el proceso.
4. CONSIDERACIONES FINALES
Los temas abordados en el capítulo constituyen un acercamiento al ejercicio
de la actividad pericial en el caso de controversias laborales. Los temas
generales relacionados con el procedimiento deben ser consultados
correlacionándolos con los demás capítulos de este libro que se ocupan de la
labor pericial.
Las cuestiones laborales específicamente legisladas deberán ser
profundizadas recurriendo a las fuentes normativas particulares que
correspondan en cada caso en el que al perito le toque desempeñarse.
La diversidad de las normas laborales, fruto de múltiples vertientes, como las
leyes, sus reglamentaciones, decretos de emergencia, etc., obliga a una
especialización para un efectivo desempeño de la tarea.
Estas características la tornan a la vez compleja y rica en todo lo relativo al
manejo de variables íntimamente relacionadas con la profesión contable. Entre
ellas, la correlación entre los registros y la documentación respaldatoria, y el
amplio espectro de las relaciones laborales son sólo algunas de las que
pueden citarse.
Ver gráfico en pag. siguiente
Ver cuadro pág. siguiente
LA ACTUACIÓN COMO PERITO CONTADOR EN LOS FUEROS CIVIL Y
COMERCIAL
Marisa Gacio
1. INTRODUCCIÓN
Tanto el fuero civil como el comercial tienen características de procesos
dispositivos. Se entiende como dispositivo al método bilateral en el cual dos
sujetos en esencia desiguales discuten pacíficamente ante la autoridad de un
tercero imparcial —el Juez—, quien propicia el marco de igualdad jurídica,
dirigiendo y regulando el debate, para llegado el caso, emitir su sentencia
acerca de la pretensión discutida.
De tal modo, el Juez en el sistema dispositivo no protagoniza el impulso del
proceso, siendo su función primordial la de velar para que el debate entre las
partes se lleve a cabo en un pie de igualdad.
Sin embargo, en cuanto a la etapa de la prueba, el CódigoProcesal Civil y
Comercial contiene rasgos inquisitivos autorizándole al magistrado a introducir
prueba de oficio al proceso.
Teniendo como premisa que la actuación del profesional en Ciencias
Económicas se desarrolla fundamentalmente en la etapa de la prueba
estudiaremos cómo se deberá desenvolver para cumplir con su cometido
dentro del proceso civil o comercial.
Es importante resaltar que la gran mayoría de los litigios de orden patrimonial
requieren la participación de expertos en Ciencias Económicas. Ello obedece a
que se deben comprobar hechos controvertidos que requieren conocimientos
técnicos que exceden el saber específico del Juez en materia económico-
financiera.
Tanto el Código de Comercio como el Código Procesal Civil y Comercial le
reconocen a la contabilidad gran valor probatorio, no sólo en los litigios
originados por diferencias con otros comerciantes, sino también en sus
relaciones con civiles.
Para cualquiera que se aboque a la lectura y análisis del Proyecto de Código
Civil y Comercial que se nos propone desde el Poder Ejecutivo Nacional, no
podrá pasar desapercibido el desafío que importa pasar de un Código de
Comercio de 404 artículos vigentes (al que se le suman leyes
complementarias) y de uno Civil de otros tantos 4.051, a un nuevo código
unificado de tan sólo 2.671 artículos. Desafío que se dará no sólo por la
adecuación terminológica y sintáctica que esta notable reducción de normas
implica, sino porque a poco de avanzar en la lectura de su índice se advertirá
que hay institutos que directamente se omiten en su tratamiento (vgr. el
estatuto del comerciante).
2. MARCO LEGAL
En cuanto al derecho sustancial o de fondo, elCódigo Civil yel Código de
Comercio serán las piedras angulares sobre los que se asientan las cuestiones
litigiosas generalmente patrimoniales en las que se suscitan hechos
controvertidos que se resolverán con las pruebas ofrecidas, y en cuanto a la
forma en que se deberá regir la prueba pericial contable en materia civil y
comercial está regulada por elCódigoProcesal Civil y Comercial de la Nación.
4. OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA
5. PRODUCCIÓN DE LA PRUEBA
5.2. Inscripción
La inscripción se realiza durante el mes de octubre de cada año en vistas a
actuar el año judicial siguiente que comienza el primer día hábil de febrero y
finaliza el último día hábil de diciembre. Se deberá estar matriculado en el
Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires para el caso de que nos interese actuar como peritos en los
fueros Nacionales y Federales de esta ciudad. El trámite es de carácter
personal y de hacerlo un tercero deberá acompañar un poder ante escribano y
fotocopia del mismo. Actualmente, el Consejo de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires ofrece su estructura edilicia y soporte electrónico para facilitar a
los matriculados la inscripción, previo pago de un arancel de $50, que fue
dispuesto por Acordada 29/95 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
5.4. Designación
La designación de perito contador nos llegará por medio de una cédula a
nuestro domicilio constituido, el que deberá estar actualizado.
5.4.1. Notificación
La notificación de la designación se hará por cédula, cuyo contenido es el
siguiente:
1)Nombre apellido y domicilio del perito designado
2)Juzgado o Secretaría donde tramita el juicio y su dirección
3)Transcripción de la resolución judicial donde se lo designa con firma
4)Fecha y hora en la que fue notificada la cédula dato que es colocado por el
oficial notificador en forma escrita y dicha fecha es la relevante a los
efectos del cómputo del plazo para aceptar el cargo
5.4.2. Idoneidad
El art. 464 del CPCC dispone que en caso de profesiones reglamentadas,
como es el caso de la de los profesionales en Ciencias Económicas, el perito
debe estar matriculado en la ciencia a la que pertenezcan las cuestiones sobre
las cuales deba expedirse.
5.4.4. Excusación
De estar comprendido en alguna causal del art. 17 CPCC, nos deberíamos
excusar de aceptar el cargo, por medio de un escrito dentro del plazo que
tenemos para aceptar nuestro cometido.
5.4.5. Recusación
El perito designado por el juez podrá ser recusado por justa causa, dentro del
quinto día de notificado el nombramiento por ministerio de la ley conforme el
art. 465. Son causales de recusación del perito las previstas respecto de los
jueces; también la falta de título o la incompetencia en la materia de que se
trate. El perito tiene dos opciones frente al pedido de recusación: una es la de
reconocer la causal y ello implicará que el Juez designe a otro reemplazante, o
la otra es la negación de la causal y tramitará el planteo por la vía incidental.
6. MODELOS DE ESCRITOS
7. TAREAS PRELIMINARES
8. DICTAMEN PERICIAL
8.1. Concepto
Es la opinión de un profesional luego de haber verificado los hechos, sus
causas y consecuencias que requiere de conocimientos técnicos o científicos
específicos ajenos al conocimiento del Juez y necesarios para dirimir sobre la
contienda.
8.3. Plazos
El plazo para presentar la pericia es fijado por el Juez, y de no haberlo
determinado se entiende que es de quince días y su cómputo comienza a partir
de la aceptación del cargo del perito.
8.4. Forma
La presentación del dictamen es por escrito.
8.5. Copias
Se deberá adicionar a la presentación del dictamen, copias para cada una de
las partes integrantes del litigio para poder dar traslado del dictamen a las
mismas y puedan plantear pedido de explicaciones, impugnaciones u
observaciones.
8.6. Contenido
La pericia tiene que tener el desarrollo con fundamento (explicación detallada
de las operaciones técnicas realizadas y de los principios técnicos en los que
se funda la opinión). El dictamen deberá comprender los siguientes tópicos:
-Título (PERITO CONTADOR PRESENTA DICTAMEN)
-Destinatario (Señor Juez)
-Exordio (Nombre y apellido, carácter -perito contador designado de oficio-,
domicilio constituido, carátula de las actuaciones y n° del expediente)
-Breve referencia a las diligencias realizadas
-Transcripción del cuestionario o pliego pericial, punto por punto, seguido del
responde
-Petitorio: solicitar la agregación en autos con copias para las partes y el
pedido de regulación de honorarios conforme las escalas arancelarias
locales
8.8. Traslado
Del art. 473 del CPCC surge que el dictamen pericial será objeto de traslado
a las partes para que éstas, o de oficio puedan plantear la solicitud de
aclaraciones, observaciones o impugnaciones.
10. HONORARIOS
a. El desistimiento
Están previstas dos clases de desistimiento:
- Desistimiento del procesopuede ser solicitado por las partes por escrito,
que dará por extinguido el proceso. En el caso de que no esté notificada la
demanda sólo el actor puede peticionarlo, y en el caso opuesto requiere la
conformidad de los demandados. Pero permite iniciar un nuevo proceso
posteriormente.
- Desistimiento del derechoimplica que el actor renuncia a su derecho y en
caso de ser el planteo aceptado por el Tribunal no podrá promoverse en el
futuro otro proceso por el mismo objeto y causa. Para su planteo sólo es
necesaria la solicitud del actor.
En estos dos tipos de desistimiento se aplica en el fuero Civil el Plenario
Multiflex (8) para la regulación de honorarios.
b. La transacción
La transacción de derechos litigiosos es un acto jurídico bilateral de derecho
civil, es también acto procesal, título ejecutorio equiparado a la sentencia (arts.
850 del Código Civil y 500, inc. 1°del Código Procesal). Y como tal, ofrece
suficiente seguridad como para que el legislador la seleccione a fin de
determinar el monto de la regulación de honorarios por actuación judicial, que
no puede ser distinto para quienes no intervinieron en ella. Pues de admitirse
que la transacción no les es oponible a los terceros, tampoco podrían invocarla
como culminación del proceso (art. 1199 del Código Civil), con lo cual se
llegaría a una solución absurda.
En materia de transacción y regulación de honorarios es aplicable el plenario
Civil "Murguía, Elena Josefina c. Green, Ernesto Bernardo s/ Cumplimiento de
contrato" de fecha 2/10/2001 donde se resuelve que "La transacción o
conciliación que pone fin al pleito es oponible a los fines arancelarios a los
profesionales que intervinieron en el proceso y no participaron en el acuerdo
respectivo".
c. La conciliación
Es muy similar a la transacción pero el acuerdo en este caso es alcanzado
ante la presencia del magistrado.
d. La caducidad de instancia
Dado que en materia procesal civil rige el principio dispositivo donde
corresponde a las partes en general y a la actora en particular el impulsar el
proceso y la prueba, de no cumplirla en tiempo será pasible a que se le ordene
la caducidad de instancia la cual no perjudica la acción que podrá iniciarse
nuevamente un nuevo juicio.
Generalmente en estas situaciones anormales el perito, salvo que vaya a
examinar la causa, no advierte esta situación y deberá peticionar al Juzgado
que le regulen sus honorarios. A manera ejemplificadora se agrega la actuación
de una perito contadora que impulsó la causa y luego de que se decretara la
caducidad de instancia se le regularon sus honorarios. En estas actuaciones
"Hydro Agri Argentina S.A. c Drovet S.A. S/ ordinario" Expediente N° 84040,
que se tramitó por ante el Juzgado Nacional de 1ra. Instancia en lo Comercial
N° 10 Secretaría N° 20, se tomó como base regulatoria el monto reclamado en
la demanda más los intereses calculados por la perito contadora en su Informe
Pericial (9) .
10.4. Apelación
El plazo para apelar los honorarios es de 5 días desde la notificación (art.
244 del CPCC).
Prescripción Liberatoria: art. 4023 del Cód. Civil.
La prescripción, como modo de extinción de acciones posee plazos para que
se opere. Existe en el Derecho argentino un plazo general establecido por
el art. 4023 del Código Civil que es el de 10 años,el art. 4023 del Código
Civil dispone que "Todaacción personalpordeuda exigiblese prescribe por
diez años, salvo disposición especial". En materia de honorarios regulados a
peritos, se aplica esta prescripción decenal (12).
10.5. Percepción
Plazo para el pago: Debemos recurrir en forma complementaria a nuestra ley
de aranceles al art. 49 de la ley 21.839, cuyo texto dispone que: "Todo
honorario regulado judicialmente deberá pagarse por la parte condenada en
costas, dentro de los treinta (30) días de notificado el auto regulatorio firme, si
no se fijare un plazo menor".
10.6. Ejecución
El proceso de ejecución de honorarios es asimilable al de ejecución de
sentencia.
Para la procedencia de la ejecución de los honorarios es requisito ineludible
que éstos hayan sido regulados en concepto de costas. Este elemento, que
imprime a la pretensión ejecutiva certeza suficiente para abrir el proceso de
ejecución configurando el título ejecutivo y requiere que el pronunciamiento que
los fijó se encuentreconsentidooejecutoriado.
No encontrándose previsto por nuestra ley de aranceles de honorarios lo
relativo al cobro de honorarios regulados en juicio de tal modo la acción para el
cobro se tramitará por la vía de ejecución de sentencia.
En cuanto a la ejecución de la sentencia, para conocer las reglas de
competencia debemos situarnos en lo normado por el artículo 501 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación.
El juez competente será:
1)El que pronunció la sentencia.
2)El de otra competencia territorial si así lo impusiere el objeto de la
ejecución, total o parcialmente.
3)El que haya intervenido en el proceso principal si mediare conexión directa
entre causas sucesivas.
En cuanto al plazo para el pago la jurisprudencia está dividida, pues unos
entienden que la mora es de pleno derecho y otros que es necesario la previa
intimación de pago. A continuación se citan ambas posturas jurisprudenciales:
"El régimen de la ley arancelaria para abogados que fija un plazo de 30 días
para el pago de honorarios regulados, término que puede ser reducido por el
juez y cuyo vencimiento ocasiona la mora de pleno derecho, es igualmente
aplicable a los profesionales en ciencias económicas, en virtud de la remisión
que contiene el art. 12 del decreto-ley 16.638/57 (CNCiv., sala F, 30/7/1984.
"Excurra Héctor A. L.", ED 111-681".
"La constitución en mora de la obligación de pagar honorarios regulados en
juicio, cuando no se ha establecido un plazo con ese fin, precisa de un
requerimiento, puesto que no se trata del caso previsto en el art. 509, párrafo
primero del Código Civil, sino de obligaciones de exigibilidad inmediata
(CNEspecial Civil y Com., sala III, 12/2/1982) ED, 98-513".
10.6.1. Distintas vías de ejecución de honorarios
El perito puede utilizar de acuerdo a la información patrimonial que haya
obtenido del sujeto obligado al pago de sus honorarios diferentes tipos de
embargos que se detallan a continuación:
1. GLOSARIO DE TÉRMINOS
(1)Se trata de la antigua Cámara Nacional de Casación Penal, cuyo nombre fue
modificado por la ley 26.371.
(2)Esta Cámara fue creada por la ley 26.371 para absorber parte de las funciones
de la Cámara Nacional de Casación Penal, pero hasta el momento no se
encuentra habilitada. Por lo tanto, la única Cámara que se encuentra vigente es la
Cámara Federal de Casación Penal, la que resuelve todos los planteos del fuero
penal.
4. DERECHO PENAL
5. EL PROCESO PENAL
5.2.8. Directivas
"Art. 260. - El juez dirigirá la pericia, formulará concretamente las cuestiones a
elucidar, fijará el plazo en que ha de expedirse el perito y, si lo juzgare conveniente,
asistirá a las operaciones.
Podrá igualmente autorizar al perito para examinar las actuaciones o para asistir a
determinados actos procesales".
El artículo 260 resulta de fundamental importancia por cuanto define
plenamente la absoluta conducción de la tarea pericial por parte del magistrado
a cargo de la causa.
El perito contador actúa dentro del marco de las instrucciones emanadas del
juez o fiscal, y no debe excederse tomando por su cuenta decisiones con
respecto a los actos a desarrollar con relación al proceso.
Cuando el profesional contable considera que debe llevar a cabo alguna
actuación no prevista en los términos de su designación, debe comunicarlo al
magistrado con el propósito de que sea éste quien evalúe la pertinencia de la
medida y eventualmente apruebe su producción.
5.2.13.4. Honorarios
"Art. 267. - Los peritos nombrados de oficio o a pedido del ministerio público tendrán
derecho a cobrar honorarios, a menos que tengan sueldo por cargos oficiales
desempeñados en virtud de conocimientos específicos en la ciencia, arte o técnica que
la pericia requiera.
El perito nombrado a petición de parte podrá cobrarlos siempre, directamente a ésta
o al condenado en costas".
Los honorarios quedan circunscriptos a quienes no reciben salarios por
cargos oficiales de las reparticiones u organismos oficiales a quienes
representan.
En el caso de los peritos de parte sus honorarios se pactan en forma
personal con las partes que los proponen.
6. LA FUNCIÓN PERICIAL
La labor del Contador Público en el marco de las causas penales se lleva a
cabo fundamentalmente en su condición de perito. Sin embargo, tal actividad
no es exclusiva, ya que existe también la posibilidad de desempeñarse como
personal estable de juzgados, tribunales o del Ministerio Público Fiscal. En
estos últimos casos, los contadores actúan como asesores de los magistrados,
en temas de su especialidad.
Cuando el Contador Público desarrolla actividades periciales propiamente
dichas, su actuación puede basarse en diferentes normativas.
8. EL INFORME PERICIAL
1.3.1. Publicidad
Hablar de publicidad hace referencia a circunstancias en las que participa el
pueblo. El libre acceso del pueblo para participar o intervenir en el devenir de
los sucesos, implica la necesidad de que los juicios se desarrollen en lugares
públicos. Los ciudadanos tendrán la posibilidad, dentro de los límites de
razonabilidad, que se encuentren previstos en la legislación, de observar en
forma directa el debate oral.
Las audiencias se llevan a cabo en presencia del público y ello permite
incrementar el nivel de confiabilidad en las posibilidades de concluir conociendo
la verdad de los hechos y definiendo las causas de una manera justa.
El art.363 del CPP establece pena de nulidad cuando no se cumpla con realizar
un debate oral y público, salvo en el caso en que el tribunal entienda que la
publicidad puede afectar total o parcialmente la moral, el orden público o la
seguridad. Asimismo, el art. 364 del CPP determina que no tendrán acceso a la
sala los menores de 18 años, los condenados y procesados por delitos
reprimidos con pena corporal, los dementes y los ebrios.
La publicidad del juicio permite contar con un control muy importante sobre la
forma en que se desenvuelve el proceso, ya que el mismo se encuentra bajo el
escrutinio del público, evitando los riesgos de trámites que quedan ocultos en
procedimientos donde intervienen muy pocos actores. En algunos casos se
decide incluso la televisación de las audiencias.
La sentencia debe conocerse en la misma audiencia. Se basa en la libre
convicción del Juez, quien, como en todos los casos, actúa con toda la libertad
de criterio para apreciar el valor de las pruebas presentadas. La ventaja del
juicio oral es que en éste el Juez debe respaldar el criterio adoptado, con
arreglo a parámetros razonables que resulten expuestos en su sentencia.
1.3.2. Principio de inmediación
En los juicios orales los Jueces se encuentran presentes mientras que se
exponen las diligencias que contribuirán al desenlace del mismo.
En las audiencias el Juez recibe directamente de los involucrados,
imputados, testigos, peritos, lo que cada uno tiene para aportar al conocimiento
del hecho. No existen en este caso intermediarios que escriban los dichos que
corresponden a cada acto.
Todas las pruebas se exponen de cara a los jueces y éstos las pueden ver y
escuchar sin limitaciones. El Juez puede advertir los gestos, las entonaciones y
los comportamientos. Podrá intervenir inquiriendo explicaciones y argumentos
que despejen las dudas que le surjan en el mismo momento en que se
presentan.
El Juez se involucra con todos sus sentidos en el proceso, y ello le debería
facilitar la percepción de las pruebas presentadas y la posibilidad de adquirir la
convicción suficiente sobre la verdad de los hechos sometidos a juicio.
1.3.3. Continuidad
Esta condición se refiere a que el juicio oral debería desarrollarse en una
única audiencia. Un acto continuo donde se produce el debate de todas las
pruebas sin cortes ni postergaciones contribuye a que el Juez tenga presente la
totalidad de los hechos discutidos, de las pruebas desarrolladas y de los
elementos de convicción que utilizará para llegar a su sentencia.
El transcurso del tiempo es un factor de deterioro de la percepción de los
sucesos, produce distorsiones y olvidos que pueden desvalorizar el posible
aporte de las pruebas. El art. 395 del CPP dispone que se podrá ordenar la
grabación o la versión taquigráfica, total o parcial, del debate.
En la práctica no significa que el juicio oral se concluya en una única
audiencia, ya que el volumen de las pruebas a presentar o las complejidades
de la causa pueden requerir la realización de múltiples audiencias, aunque por
ello no debería perder la continuidad de las mismas. Solamente causas de
fuerza mayor que puedan ser suficientemente justificadas deberían permitir la
suspensión de las audiencias.
El art. 365 del CPP determina que el debate debe continuar durante todas las
audiencias consecutivas hasta su terminación, aunque podrán suspenderse por
un máximo de 10 días cuando se presenten ciertas circunstancias, tales como
que se deba resolver alguna situación incidental, que resulte preciso realizar un
acto fuera del lugar de la audiencia y del tiempo de receso, por la falta de
comparecencia de testigos, peritos o intérpretes, cuya participación sea
imprescindible, o por incapacidad física del imputado, entre otras razones.
Al frente, el tribunal integrado por tres jueces. Frente al tribunal, una silla
disponible donde se ubicarán sucesivamente quienes deban declarar en el
debate. A un lado, mesas para el imputado y sus defensores. Del otro lado en
forma más o menos similar el lugar de la querella y la fiscalía. Por último,
detrás de una pequeña valla, el público. En este caso se aprecia también
dentro de la sala, personal de fuerzas de seguridad.
No todas las salas de audiencias son iguales, ya que ello depende, entre
otras cosas, del espacio útil. Cuando se trata de ambientes reducidos, queda
habitualmente poco espacio para el público, mientras que las partes deben
acomodarse en el lugar disponible. Sin embargo, en todos los casos se tiende
a conservar un diseño muy parecido al expuesto en el croquis precedente.
Enrique H. Kiperman
1. INTRODUCCIÓN
Entre las incumbencias prof esionales del Contador Público, se encuentra la
de asesorar profesionalmente a las organizaciones (1) .
Las empresas en situación de crisis son una realidad cotidiana en nuestro
país como en el resto del mundo.
Las causas de dichas crisis son diversas, pudiendo clasificarlas básicamente
en dos: a) exógenas o externas: es decir, las que provienen del entorno de la
empresa, y sobre las cuales se puede hacer poco para evitar que acontezcan y
b) endógenas o internas: que por el contrario son aquellas que se vinculan con
las variables de la empresa que pueden (y deben) modificarse según
corresponda.
En general, todas estas causas tienen consecuencias en la organización que
pueden generar efectos en el ámbito judicial, tales como:
•Pedido de medidas cautelares de intervención de la sociedad, por ejemplo,
como consecuencia del reclamo de algún integrante de la empresa familiar
•Pedidos de embargos
•Ejecuciones comerciales y fiscales
•Reclamos judiciales de los trabajadores
•Pedidos de quiebra
•Presentaciones en concurso preventivo, etc.
En todos estos casos, más allá del asesoramiento legal proveniente de un
profesional del derecho, el profesional en Ciencias Económicas: Contador
Público, debe contar con el conocimiento y las herramientas para poder
asesorar y, en su caso, de acuerdo a las circunstancias, asumir roles más
protagónicos liderando situaciones de crisis juntamente con los directivos de la
organización.
En el presente capítulo se incluirá en forma esquemática el conocimiento
relacionado con las herramientas a disposición, que le permitan al Contador
Público detectar, evaluar y proponer alternativas de solución a las crisis de las
empresas y, básicamente, conocer los pasos y procedimientos que
necesariamente vinculan esa realidad con el ámbito judicial, así como permitirle
comprender la inescindible interrelación existente entre el ámbito empresario y
el jurídico.
Pérdida de competitividad
Pérdida de rentabilidad
Dificultades Financieras
Cesación de pagos
Insolvencia
El tiempo que transcurre desde que la empresa se halla "in bonis" hasta el
estado de cesación de pagos o de insolvencia es muy variado, conforme el tipo
de negocio de que se trata y de las innumerables circunstancias particulares
que son propias de cada empresa. No obstante, se advierte que, en los últimos
años, estos procesos van adquiriendo mayor velocidad, por lo que la acción
preventiva o de saneamiento no debe hacerse esperar.
El tiempo sin solución va deteriorando todos los factores productivos de la
empresa, como así también la relación de ésta con sus proveedores, clientes y
comunidad; el límite de esta situación es la liquidación de la empresa, ya sea
con o sin quiebra.
Así, la dimensión "tiempo" es una variable preponderante y decisiva en este
tipo de situaciones, a punto tal que podemos arriesgar la siguiente
afirmación: cuanto más tiempo transcurre entre el inicio de la pérdida de la
competitividad y la decisión y acción de saneamiento y/o recuperación, menor
es la probabilidad de que la empresa en crisis pueda ser "salvada" en beneficio
de sus propietarios .
Es interesante el análisis correlativo entre las distintas etapas por las que
puede atravesar una empresa y las acciones a emprender en cada uno de esos
estadios. Sobre este particular Herve Chapand introduce en su obra (2) el
estudio de las funciones de "Evolución de la Situación de la Empresa" y va
mostrando cómo, a partir del momento en que se hace notoria públicamente la
pérdida de competitividad, comienza a desarrollarse y a incentivarse la presión
del entorno, definida ésta como las actitudes defensivas que van asumiendo los
distintos actores económicos vinculados con la empresa, hasta llegar a un
punto, que podríamos conceptualizar como "de ruptura", a partir del cual se
torna virtualmente imposible salvar la empresa en beneficio de sus propietarios.
6. METODOLOGÍA DE LA RECUPERACIÓN
Ante la empresa en crisis se impone la definición de una metodología para la
acción de recuperación. En tal sentido se debe comenzar por el diagnóstico de
la empresa, para conocer su estado actual, la profundidad de la crisis y las
causas que la generan; esta visión debe ser integral y abarcadora de todos los
aspectos que la componen.
Asimismo habrá que implementar un plan de urgencias tendiente a sortear la
coyuntura financiera y la amenaza de paralización de las actividades, y mejorar
la gobernabilidad de la empresa.
Por último, corresponde diseñar un plan estratégico de recuperación que
permita reorganizar las variables de la empresa de modo que pueda superar la
crisis y proyectar su permanencia en el futuro.
Las dos primeras de las acciones precitadas se desarrollan en forma
contemporánea y pueden incluir medidas que luego sean conducentes y útiles
para la etapa de recuperación (3) .
8.1. Introducción
El presente acápite tiene como objetivo efectuar un análisis en relación con
la forma en que se puede elegir estratégicamente el remedio concursal para los
distintos casos, tomando como punto de partida el marco legal ofrecido por
la ley 24.522 (Ley de Concursos y Quiebras) vigente.
En principio, haremos una rápida reseña de los institutos concursales
contenidos en el régimen falencial argentino y un repaso de las características
más sobresalientes de cada uno de aquéllos, para luego estudiar cuáles son
las variables y elementos que se consideran relevantes a la hora de decidir el
remedio concursal aplicable en cada caso en particular.
Si bien la Ley falencial extiende sus efectos sobre sujetos individuales y
personas jurídicas, nuestro trabajo está más bien orientado al segundo grupo,
y, en particular, a empresas, cualquiera sea su magnitud, que se encuentren en
crisis y para las que un encuadre jurídico de esta situación puede constituir una
apreciable orientación para su futuro.
Desde ya advertimos que, aunque la valoración de las variables aludidas
anteriormente y que analizaremos a continuación es de carácter subjetivo, es
de esperar que las conclusiones a las que arriben distintos analistas no tengan
ese carácter.
8.4.3. La viabilidad
Otro de los aspectos a considerar a la hora de elegir el curso de acción es la
viabilidad del emprendimiento. No tendría ningún sentido hablar de una
solución preventiva si no estamos en condiciones de mantener mínimamente la
actividad de la empresa o de la organización, ya que si esto no fuera posible,
resultaría aconsejable decidirse por el pedido de propia quiebra.
A estos efectos, la viabilidad adquiere diversas dimensiones. Así tenemos la
viabilidad legal, que implica la inexistencia de impedimentos legales que
inhiban la continuación de la actividad y/o de la empresa. También importa la
viabilidad técnica, que se manifiesta con la potencialidad de seguir produciendo
los bienes y servicios que vende la empresa, así como de administrar sus
recursos.
La viabilidad financiera se expresa mediante la suficiencia de medios
financieros para sostener la actividad correspondiente; debemos tener presente
que, a estos efectos, hay que considerar como necesidad solamente los fondos
que se requieren para cancelar obligaciones exigibles. Así por ejemplo, en un
concurso preventivo no deberán computarse como necesidad inmediata los
fondos para cancelar los pasivos preconcursales, salvo laborales y otros
privilegiados especiales, ya que los mismos no se tornarían exigibles hasta la
homologación del acuerdo.
La viabilidad fáctica se refiere a la existencia de condiciones de hecho que
permitan cumplir con los requerimientos de ciertos procedimientos, v.g.: si
pensamos en la conversión de la quiebra en concurso preventivo, es menester
saber si estamos en condiciones de cumplir con los requisitos formales
establecidos por el art. 11 de la ley falencial (8) .
Por último, también importa la viabilidad económica, que consiste en que se
den las mínimas condiciones como para que la actividad sea autosustentable
en el tiempo. Es oportuno recordar que para el cálculo de los egresos, a
efectos de determinar la viabilidad económica, se puede prescindir del cómputo
a aquellos intereses que podrían quedar suspendidos por la presentación en
concurso preventivo, como así también del cargo de amortizaciones sobre los
bienes de uso en la medida en que no fuere necesaria su reposición.
8.4.4. Estructura del Pasivo
Otra de las variables que adquiere fundamental importancia es la
conformación del pasivo. En este sentido importa distinguir: el pasivo con
garantía real de aquel que no está garantizado; el pasivo laboral que,
generalmente, tiene privilegio, ya sea especial y/o general, etc. Recordemos
que, a priori, la solución preventiva está orientada fundamentalmente a los
créditos quirografarios, por lo tanto, no tendría ningún sentido pensar en el
concurso preventivo de una empresa con un pasivo que mayoritariamente se
encuentre garantizado o que ostentare algún privilegio.
A su vez, también importa la estructura del pasivo para proyectar el
escenario de las políticas de acuerdo al momento de obtener las
conformidades. Así se da el caso de que, si gran parte del pasivo está
concentrado en manos de un solo acreedor, de modo que éste tuviera la llave
de las mayorías legales, no tiene sentido tramitar todo un concurso preventivo,
sino que seguramente bastaría con negociar con ese acreedor la
reestructuración de la deuda o alguna otra solución.
Sobre el particular, corresponde señalar que el proceso verificatorio permite
la exteriorización y el ordenamiento del pasivo, tanto en términos cuantitativos
como cualitativos, morigerando, de este modo, excesos en las retribuciones
financieras, que sin duda coadyuvan a la solución de la crisis.
11. CONCLUSIÓN
En el presente capítulo hemos pretendido hacer una rápida presentación de
aquellos aspectos relacionados con las crisis de las empresas, en los que el
contador puede tener una participación activa como asesor de la empresa.
Así hemos repasado las herramientas a disposición, que le permiten al pro
fesional detectar, evaluar y proponer alternativas de solución a las crisis de las
empresas y, básicamente, conocer los pasos y procedimientos que
necesariamente vinculan esa realidad con el ámbito judicial. También le
permiten comprender la inescindible interrelación existente entre el ámbito
empresario y el jurídico, siendo que la actuación en este último no es una
temática exclusiva de los profesionales del derecho, tal como ha quedado
plasmado por la ley 20.488 de incumbencias profesionales.
También se han expuesto herramientas para la superación de crisis
organizacionales con base en la normativa concursal. En este sentido se han
analizado tanto las condiciones que dan lugar a su aplicación, como los sujetos
susceptibles de ser alcanzados por estos supuestos, sus limitaciones,
beneficios y costos, y todas las variables que se deben considerar para
detectar los efectos positivos y negativos de cada instituto concursal.
Es importante destacar que, existiendo tantas variables y realidades
diferentes, el asesor deberá encontrar creativamente la combinación
estratégica más adecuada al caso puntual en que intente su aplicación,
tratando de maximizar el beneficio empresario y de la organización, pero sin
descuidar el interés y costo social que necesariamente se halla involucrado en
el proceso.
Para finalizar, se han repasado los requisitos formales que la ley de
concursos y quiebras establece para las diversas presentaciones aludiendo el
remedio concursal y aquellos aspectos contables que interesa destacar
particularmente como consecuencia del devenir del procedimiento concursal.
EL CONTADOR PÚBLICO COMO SÍNDICO CONCURSAL
Juan Ulnik
2.1. Requisitos
Entramos a uno de los temas más controvertidos y que han agitado las
opiniones, tanto de contadores, como de abogados y magistrados; y son
muchas y muy respetables las campanas a escuchar al respecto.
Por supuesto que sería una solución facilista transcribir el art. 253 de la ley
24.522 (antes art. 277 de la ley 19.551) sin otros mayores comentarios, pues el
texto de la norma legal es bien claro, pero la importancia y trascendencia del
tema bien merece comentarios adicionales.
Las antiguas legislaciones sobre bancarrotas, que creaban la figura del
síndico, y que exigían que el mismo tuviera como título habilitante el de
contador público, disponían que las respectivas listas se renovaran
anualmente, para luego pasar al sistema bianual y llegar finalmente al sistema
actualmente vigente que consiste en la renovación cada cuatro años.
A esta altura es fundamental aclarar que, de acuerdo al texto del art. 253,
inc. 1°, de la ley 24.522 y que no experimentó cambios al sancionarse las
posteriores modificaciones a tales normas legales, tal desempeño se halla
reservado exclusivamente a contadores públicos con más de 5 años de
ejercicio profesional y sigue luego la aludida norma legal diciendo que se
designa preferentemente a quienes hubieran cursado carreras universitarias de
especialización de postgrado. Esto último a su vez tiene su antecedente en el
párrafo 35, inciso b) de la Exposición de Motivos de la aludida ley
24.522, cuando se aclara que se refería la preferencia a "carreras específicas y
de profundización profesional con el sentido y alcance que universitariamente
es propio de ese nombre, y no simples cursos".
Una de las primeras controversias surge a partir del requisito de antigüedad,
y se continúa con el requisito de la especialización. En opinión de muchos
graduados, el título habilitante es único y sin limitaciones de ninguna especie,
motivo por el cual consideran injusto vedar el acceso a una fuente de trabajo
con requisito previo alguno, ya que se aduce que la experiencia que
únicamente otorga el ejercicio activo de la profesión es necesaria en cualquier
especialidad, y no por ello existe exigencia previa alguna para cualquiera de las
otras incumbencias del contador público. Ello es cierto, pero la tarea de la
sindicatura concursal es tan vasta y tan disímil, pues abarca tantas áreas de la
profesión, que difícilmente sin años de experiencia y sin aprendizaje
especializado previo, se pueda cumplir cabalmente con la función de síndico
concursal.
Puede acudir al remedio concursal tanto un establecimiento agropecuario
como una fundición de metales; puede hallarse en situación de impotencia
financiera tanto un director de empresa como un director cinematográfico;
puede tratarse tanto de un establecimiento único con un solo empleado como
un establecimiento con cincuenta sucursales y mil dependientes. Y, en
cumplimiento del mandato legal en plazos relativamente breves, el síndico
concursal debe producir, entre otros, informes tanto de auditoría como de
factibilidad, investigar el pasado y proyectar el accionar futuro, expedir
certificados diversos, vigilar bienes, y así podríamos continuar con muchas
funciones más. Su accionar es indelegable (art. 252), y se pueden detallar
muchas más exigencias, todo lo cual (si bien debemos admitir no representa
una garantía total) nos hace concordar con el régimen legal actualmente
vigente que exige antigüedad y especialización, pues por lo menos se trata de
la alternativa más seria y coherente al respecto.
La República Argentina tiene un sistema federal de gobierno, es decir,
coexisten leyes de aplicación nacional y leyes de aplicación provincial. La ley
19.551 y sus posteriores reformas son leyes nacionales uniformes para todo el
país, pero los Códigos de Procedimientos, vigentes en cada Provincia, sólo
tienen aplicación en aquel territorio provincial que lo ha promulgado. Lo mismo
ocurre con la organización de la justicia, pues cada una de las divisiones
políticas de la república tiene su propia organización tribunalicia, e incluso las
provincias más importantes (por ejemplo: Buenos Aires, Santa Fe, etc.) tienen
departamentos judiciales en sus territorios, con distintos Tribunales de primera
instancia y de alzada y una Corte Suprema por provincia. A su vez, tienen
jurisdicción y competencia en la Capital Federal en materia concursal, los
Juzgado Nacionales de 1ra. Instancia en lo Comercial, la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial y en determinados casos la última palabra la tiene
la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
La ley 24.522 actualmente vigente, aun con sus posteriores modificaciones
que en ningún momento han modificado el tema incumbencia y especialización,
innova en dos sentidos, pues el texto sancionado por el Congreso de la Nación,
se aparta del anteproyecto elevado por el Poder Ejecutivo, que originariamente
permitía que la sindicatura fuera ejercida en forma indistinta por contadores
públicos o por abogados, y en el texto promulgado finalmente por el Poder
Ejecutivo, en su artículo 253, inc. 1°, claramente se reserva la función de
síndico concursal al contador público.
Pero lo novedoso en el país, pues no existen antecedentes anteriores al
respecto, es la división de los síndicos en dos categorías: categoría A,
integrada por estudios de contadores públicos, y categoría B, integrada por
contadores públicos en forma individual.
Todo ello se encuentra explicitado en los incisos 1° y 2° del art. 253, y líneas
más adelante nos referiremos al respecto.
2.2. Inscripción
En materia nacional, la ley 24.522 en su art. 253, inc. 2° dispone que cada
cuatro años la Cámara de Apelaciones correspondiente forme listas en
cantidad no inferior a quince síndicos por juzgado, con 10 suplentes también
por juzgado, todos los cuales pueden reinscribirse indefinidamente (debe
señalarse que antiguamente, cuando la inscripción era anual, según el art. 88
de la ley 11.719, una vez que el contador pasaba a integrar una lista anual, no
podía volver a figurar sino con un intervalo de uno a tres años, según lo
establecía el respectivo Tribunal, sin interesar para dicha exclusión forzosa, si
había sido sorteado en causa alguna); es decir, actualmente se privilegia le
experiencia que se presume se adquiere en un ejercicio continuado en la
función de Síndico.
Continúa diciendo la actual norma legal que deberá haber dos listas; una de
ellas correspondiente a la categoría A, integrada por estudios, y la segunda
denominada categoría B, integrada exclusivamente por profesionales en forma
individual.
Donde interviene el arbitrio de cada Tribunal de Alzada es en el
procedimiento a ser adoptado para formar las listas de titulares y suplentes,
salvo la obligatoriedad de la preferencia a los que cuenten con antecedentes y
experiencia; y dentro de ello, a los que acrediten haber cursado carreras
universitarias de especialización en posgrado. En la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, ello se rige por acordadas dictadas por la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial, que al presente dispone que cada Juzgado
cuente con una lista de quince síndicos titulares, de los cuales tres serán de
categoría A y doce de categoría B. De esos tres síndicos categoría A, dos son
designados por la Cámara en base a antecedentes y estudios de posgrado, y
uno de ellos por sorteo; y con respecto a la categoría B, un número de síndicos
es designado en base a antecedentes y estudios de posgrados, y el resto es
designado por sorteo.
Confeccionadas las listas globales arriba detalladas, y siempre por sorteo
público, se procede a la distribución por Juzgado, tocándole a cada Tribunal las
mismas proporciones de síndicos categoría A y B, y dentro de cada categoría,
las mismas proporciones de profesionales con antecedentes y/o estudios
especializados y de contadores simplemente sorteados.
Con el remanente de aspirantes no desinsaculados se sortean los síndicos
que han de actuar, siempre durante cuatro años en carácter de suplentes,
designándose uno por la categoría A y nueve por la categoría B, por Juzgado, y
en lo que hace a sus designaciones para su actuación en las causas, nos
referiremos líneas más adelante.
Con pequeñas diferencias lógicamente adaptadas a la importancia territorial
y número de habitantes, al número de Tribunales y a la cantidad de aspirantes
a síndicos inscriptos, cada Cámara de Apelaciones Provinciales con
competencia en quiebras ha dictado sus respectivas acordadas.
Es importantes destacar que en la Ciudad Autónoma, se le otorga
importancia al hecho que el aspirante a síndico tenga a su disposición oficinas
con suficientes comodidades (en el caso de los estudios de síndicos, la
reglamentación dispone que se deben acompañar planos del estudio
profesional) para atender al público, como así también que no tenga sanciones
del Tribunal que lo inscribe, habiéndose resuelto actualmente en la Ciudad
Autónoma que obligatoriamente debe atenderse al público en las oficinas del
síndico como mínimo en el horario de 12 a 18 horas.
No existe impedimento alguno en la medida en que se posea domicilios para
constituirlos, que el aspirante a síndico se inscriba en cuantas jurisdicciones
judiciales quiera hacerlo, si bien en los últimos años han surgido restricciones
al respecto. Como ejemplo podemos mencionar que en CABA se exige que el
domicilio real no se encuentre a más de 250 Km de la sede del Tribunal; y
algunos Tribunales Provinciales, han dictado normas a fin de evitar la
inscripción del llamémoslo "síndico golondrina" que constituye domicilio
únicamente por razones de conveniencia. Por ejemplo, en la Provincia de
Córdoba tienen preferencia quienes declaren bajo juramento que poseen el
domicilio real y profesional en la circunscripción judicial en la cual se inscriben.
Aun así, y aun cuando las reglamentaciones de los respectivos Tribunales no
lo hayan exigido al momento de la inscripción, es llamativo un fallo dictado en
la Provincia de Jujuy, en autos "CAFA SRL" s/concurso por agrupamiento, por
el cual al haber llegado a conocimiento del Tribunal que la residencia real del
profesional que se desempeñaba como síndico en una causa era en CABA (es
decir, a 1600 Km de Jujuy) se lo removía del cargo. (1)
2.3. Designación
Siguiendo los lineamientos del art. 253, en su inciso segundo, dicta normas
que ya se convierten en obligatorias para los Tribunales de todo el país, como
ser que deben existir bolilleros separados para quiebras y para concursos y
que para el supuesto teórico en que un concurso devengue en quiebra,
continuarán las tramitaciones con el mismo síndico. La antigua ley 11.719
disponía taxativamente en su art. 89 que a los efectos del sorteo, el síndico
sorteado era eliminado del bolillero, hasta tanto hubieran sido sorteados la
totalidad de los integrantes de la lista. La ley 19.551 nada decía al respecto,
pero, ya sea por acordadas en distintas jurisdicciones, ya sea por los usos y
costumbres, en la actualidad a este respecto el procedimiento no ha variado.
En cambio, la ley 24.522 taxativamente en su art. 253, inc. 6° dice que el
designado sale de la lista hasta tanto hayan actuado todos los candidatos.
Los incisos octavo y noveno del art. 253, tienen un vacío legal en lo que
respecta al orden de preferencia para las designaciones de síndicos suplentes.
Si bien disponen que a medida que cesan los síndicos titulares (por cualquier
causa, como ser remoción, renuncia o muerte), se incorporan los suplentes,
como así también que los suplentes deben actuar por licencias de los titulares,
no legislan, si debe respetar el orden de sorteo con que se reciben las listas
elaboradas por las Cámaras, o bien si se debe practicar un nuevo sorteo entre
la totalidad de los síndicos suplentes del Juzgado y al respecto no existe una
norma mayoritaria de los Tribunales en cuanto a la interpretación de dichos
incisos, siendo las soluciones disimiles aun dentro de una misma jurisdicción
judicial.
Otro vacío legal, es el que se refiere a la forma de designar los llamados
síndicos "ad hoc" (que intervienen puntualmente en los estudios de créditos o
de situaciones, donde pueda existir un interés personal del síndico regular),
pues ningún artículo de la ley 24.522 lo menciona, quedando a criterio de cada
Tribunal el desinsacularlo de las listas de titulares o de suplentes, su reposición
en bolillero y las pautas para la regulación de sus honorarios; siendo deseable
a tal respecto que en el futuro la legislación contemple tal figura y la incluya en
el articulado de la Ley.
Queda librado al criterio del Juez hacer valer la última parte del art. 253 que
se refiere a la sindicatura plural. Es de hacer notar que la Ley impone
solamente tres condiciones al respecto:
1°) Que se trate de un proceso cuyo volumen y complejidad lo justifiquen;
2°) Que tal decisión sea fundada; y
3°) Que disponga el régimen de coordinación del cuerpo de síndicos que se
crea, es decir, que paute las funciones de cada uno de los síndicos.
Es tan compleja la función de la sindicatura, máxime si se trata de procesos
de gran envergadura económica, son tantos y tan variados los precedentes a
ser aplicados y pueden ser tan difíciles los criterios a ser conciliados, máxime si
el azar elige profesionales con distintas formaciones académicas, y disímiles
metodologías de labor, que no compartimos esta idea del legislador, pues a
pesar de tener muy poca receptividad en los Tribunales, pensamos que puede
complicar el proceso, en lugar de aliviar la carga procesal, máxime si tenemos
presente la posibilidad del Juez de designar como síndico a un estudio
categoría A.
El art. 255 dispone acerca de la irrenunciabilidad a las designaciones, salvo
causa grave que impida su desempeño, e inteligentemente a fin de evitar que
un síndico renuncie en las causas "pobres" y se siga desempeñando en las
causas "ricas", también dispone que la renuncia comprenda la totalidad de las
sindicaturas; es decir, no hay lugar a elección caprichosa. De no existir causa
grave que justifique la renuncia, tampoco se puede obligar a un profesional a
continuar con sindicaturas que no desea, pero debe saberse que en tales
casos, su renuncia puede ser rechazada y se podría decretar su remoción lisa
y llana, que trae aparejada las sanciones del art. 255, tercera y cuarta parte.
El art. 256 consagra el derecho del síndico a excusarse en determinada
causa, remitiéndose para ello a las causales de recusación con causa a los
magistrados. También debe excusarse si se encuentra en la misma situación
frente a un acreedor y para ese caso particular deberá designarse un síndico
suplente. Es llamativo que la nueva Ley, al igual que la anterior, nada diga
respecto a las excusaciones del síndico frente al concursado. No obstante tal
silencio legal, por analogía y por una elemental lógica, estimamos que las
disposiciones del art. 256 son válidas tanto para quiebras (lo cual está
perfectamente determinado en la Ley), como para concursos.
2.4. Licencias
Obviamente, el síndico es un ser humano, quien puede quedar afectado a un
sinfín de circunstancias que le impidan temporariamente ejercer en plenitud sus
funciones, máxime si se considera que las designaciones tienen cuatro años de
duración. El art. 255 "in fine" de la ley 24.522 trata el tema de las licencias, y al
respecto dispone en forma taxativa que se conceden por motivos que impidan
temporariamente el ejercicio del cargo, no pudiendo superar los dos meses por
año corrido. También dispone la misma norma legal que las otorga el Juez,
siendo apelables en caso de denegación. Si bien la Ley no dispone la
obligación de agregar prueba alguna que justifique el pedido de licencia,
tratándose de una facultad que ejerce el magistrado actuante, es más que
obvio que el pedido debe ser fundado en forma razonable, y de ser posible
agregando las pruebas que avalen el pedido, como ser certificados médicos,
certificaciones sobre cursos en extrañas jurisdicciones, documentaciones que
hagan a derechos de familia, etc.
A esta altura nos permitimos criticar la aparente inflexibilidad de la Ley
cuando limita taxativamente a dos mesesen el año (ante el silencio de la Ley,
se supone que se refiere al año calendario) el período máximo de la licencia, si
bien entendemos que ante un pedido debidamente fundado con sólidas
pruebas, dicho período podría ser extendido por el Juez interviniente.
Para el supuesto de una denegación del Juez de primera instancia, es
posible recurrir a la Cámara de Apelaciones, pero ello muchas veces si se trata
de causas que no admiten espera, se torna en un remedio ilusorio.
3.1. Atribuciones
Ya hemos efectuado anteriormente comentarios acerca de la diversidad de
tareas que debe encarar un síndico concursal en el desempeño de su función,
todas ellas tan disímiles entre sí, y debe entenderse que para concretar tal
improbo como amplio trabajo, es imprescindible que la Ley le entregue las
herramientas necesarias. Tales herramientas de orden legal surgen del
articulado de la ley 24.522 y sus posteriores modificaciones, en especial del art.
275.
Es importante destacar en lo que respecta al uso de la firma profesional que
no deben confundirse las atribuciones que tiene un Contador Público cuando
actúa en carácter de perito, arbitro o interventor, que cuando actúa como
síndico concursal, dado que solamente en esta última circunstancia puede
firmar documentación que hace al procedimiento judicial con las mismas
atribuciones que el Código de Procedimientos atribuye a los
letrados.Solamentecuando el Contador Público se dirige en ejercicio de la
función de síndico concursal, se halla facultado para suscribir cédulas, oficios y
pedidos de informes diversos. Al respecto el art. 137 del Código de
Procedimientos en lo Civil y Comercial y el art. 275, inc. 1°, ley 24.522, lo
facultan a firmar cédulas y a su vez las demás facultades que le confiere el ya
aludido art. 275 son tan importantes, amplias y extensas que merecen ser
repetidas textualmente. Dice tal articulado:
Art. 275. Deberes y facultades del síndico - Compete al síndico efectuar las
peticiones necesarias para la rápida tramitación de la causa, la averiguación de la
situación patrimonial del concursado, los hechos que puedan haber incidido en ella y la
determinación de sus responsables.
A tal fin tiene, entre otras, las siguientes facultades:
1) librar toda cédula y oficios ordenados, excepto los que se dirijan al presidente de
la Nación, gobernadores, ministros y secretarios de Estado, funcionarios de análoga
jerarquía y magistrados judiciales;
2) Solicitar directamente informes a entidades públicas y privadas. En caso de que
el requerido entienda improcedente la solicitud, debe pedir al juez se la deje sin efecto,
dentro del quinto día de recibida;
3) requerir del concursado o terceros las explicaciones que estime pertinentes. En
caso de negativa o resistencia de los interpelados, puede solicitar al juez la aplicación
de los arts. 17, 103 y 274, inc. 1;
4) examinar, sin necesidad de autorización judicial alguna, los expedientes judiciales
o extrajudiciales donde se ventile una cuestión patrimonial del concursado o vinculada
directamente con ella;
5) expedir certificados de prestación de servicios de los dependientes, destinados a
la presentación ante los organismos de seguridad social, según constancias de la
contabilidad;
6) en general, solicitar todas las medidas dispuesta por esta ley y otras que sean
procedentes a los fines indicados.
7) Durante el período de verificación de créditos y hasta la presentación del informe
individual, debe tener oficina abierta al público en los horarios que determine la
reglamentación que al efecto dictará la Cámara de Apelaciones respectiva.
8) El síndico debe dar recibo con fecha y hora bajo su firma o de la persona
autorizada expresamente en el expediente, de todo escrito que le sea presentado en
su oficina durante el período de verificación de créditos y hasta la presentación del
informe individual, el que se extenderá en una copia del mismo escrito.
El síndico es parte en el proceso principal, en todos sus incidentes y en los
demás juicios de carácter patrimonial en los que sea parte el concursado, salvo
los que deriven de relaciones de familia en la medida dispuesta por esta ley.
Excepto en las cédulas que tienen una redacción ya fijada, en las demás
documentaciones que se suscriba como síndico concursal es aconsejable
incluir en el texto, la frase de que se firma en uso de las atribuciones que
confiere el artículo e incisos arriba citados. La disposición antes comentada
hace al ahorro de los tiempos procesales y del trabajo del Tribunal, a la vez que
equipara las facultades del Contador Público, síndico concursal a las del
abogado.
Los deberes de la Sindicatura especificados en los incisos 7° y 8° son
novedosos y sin antecedentes en el pasado, y sobre los cuales nos referiremos
más en detalle, líneas más adelante, al hablar del proceso de verificación de
créditos.
Siempre en el tema de las facultades del síndico es importante mencionar los
derechos que le acuerda el art. 33, herramienta fundamental a efectos de poder
esclarecer y llegar a la verdad en la determinación de pasivos, que se extiende
incluso al derecho de acceso a libros y documentación de terceros.
Preferentemente todos los pedidos que lleve a cabo el Síndico, deben tener
un respaldo escrito, si bien puede optar por solicitar tales informaciones a
través del expediente judicial en el cual se encuentra actuando.
Concluyendo el tema, no puede haber secretos para el síndico concursal, en
lo que hace a los negocios del deudor, ni en lo que se relacione a los negocios
de terceros con dicho deudor, lo cual no significa que el síndico no deba tener
presente lo dispuesto acerca del "secreto profesional" en el Código de Ética
que rige en la profesión, pues aun en el supuesto que deba poner en
conocimiento del Juzgado algún tema que por diversas razones el deudor o
acreedor involucrado deban mantener en secreto, siempre existe la solución de
solicitar al Tribunal interviniente la formación de un "expediente reservado" el
cual obviamente es exhibido solamente a aquellas partes autorizadas por el
Juzgado.
3.2. Responsabilidades
Es elemental que si las atribuciones son mayores, la responsabilidad se
acrecienta. Cuando líneas más arriba se transcribe el claro texto del art. 275
que ilustra acerca de las facultades del síndico, es necesario remarcar que en
su inicio utiliza el término "...compete al síndico...", es decir, es imperativo; y
ello así por cuanto el síndico es el profesional idóneo para el desempeño de las
tareas que en los distintos incisos se explicitan.
El contador público que incursiona en el ejercicio de la sindicatura concursal,
debe tener bien presente, de ejercer el mandato que la Ley le confiere, en la
forma más ajustada a Derecho que le sea posible, sin descuidar o infringir, ni
normas legales, ni normas técnicas que hagan al ejercicio de la profesión, pues
puede llegar a sufrir penalidades de diversa índole, tanto en el expediente en el
cual se halla actuando, ante los Tribunales de Ética de la profesión e incluso
cuando la gravedad del hecho así lo amerite, aquellas contempladas por el
Código Penal.
No es el caso considerar aquí las conductas delictuosas llevadas a cabo a
conciencia y en forma voluntaria, conductas éstas reprochables que
afortunadamente para el prestigio de la profesión, son casi desconocidas, pero
sí corresponde destacar que una mala praxis, ya sea por defectuoso
conocimiento de leyes de fondo o de forma, imprudencia, impericia e incluso
por deficiente patrocinio legal, puede hacer caer al síndico concursal en las
figuras de la "estafa procesal" o del "falso testimonio", ambas incluidas en el
Código Penal.
Si bien los arts. 239, 245 y 279 de la ya caduca ley 19.551, no se repiten en
la nueva ley 24.522, sin perjuicio de que el texto del fenecido art. 279, es
parcialmente repetido ahora en el art. 255, ya no se reproduce el párrafo
"daños que deba reparar el funcionario" (y el síndico concursal lo es), y en
cambio en el tercer párrafo del art. 255 se introduce la posibilidad de una
reducción (ello como castigo) de los honorarios del síndico, y en el párrafo
siguiente contempla la aplicación de multas al síndico hasta el equivalente de la
remuneración mensual del Juez de Primera Instancia.
A pesar del nuevo texto legal, entendemos que por aplicación de las leyes
corrientes, el posible "daño" por el que pueda ser inculpado un síndico por mal
desempeño en su función, puede tener distintas penalidades. En síntesis, un
incorrecto accionar puede eventualmente acarrear castigos tanto pecuniarios
como de orden personal.
Por tratarse de hechos más comunes, prescindimos la transcripción de fallos
que hayan contemplado la remoción del síndico, pero se ha considerado
conveniente traer alguna jurisprudencia que sanciona pecuniariamente al
síndico concursal, todas ellas emanadas de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial y que corresponden a los autos que en cada caso
se explicita Dictaminó el Fiscal de Cámara a lo cual adhirió el Tribunal: la
demora de casi tres meses incurrida en la publicación de los edictos inherentes
a un proyecto de distribución de fondos justifica la imposición al síndico de una
multa de quinientos australes, aun cuando los fondos se hayan mantenido en
cuenta redituable (2) . Se dijo también: "Si el informe no cumple las exigencias
formales y sustanciales previstas por el art. 35 y Resolución Técnica N° 7 de la
Federación Argentina de Profesionales en Ciencias Económicas —aplicable
según lo dispuesto por la ley 20.488; 21-F y ley 20.476; 8-F—, habida cuenta
de que en la mayoría de los casos el síndico se limita a formular una escueta
reseña de la petición del acreedor —que no resulta suficiente para dar cuenta
de los elementos que tuvo a la vista para emitir su opinión— y no fundamenta
su dictamen, corresponde la imposición de una multa." (3) A su vez se
sentenció: "El régimen de sanciones al síndico supone apreciar globalmente su
actuación, considerándose la totalidad de su desempeño. La circunstancia de
tener que instar el Tribunal a la reinscripción de inhibiciones vencidas, en razón
de la paralización durante largos períodos del expediente principal, demuestra
la falta de un obrar diligente por parte del síndico en el cumplimiento de sus
funciones —que en forma alguna pueden quedar supeditadas a las
conminaciones que el Juez deba dirigirle al efecto— y justifica la imposición de
una multa como sanción" (4) .
Si bien hasta el presente no existe receptividad de los Tribunales, se nota
cierta corriente intimidatoria hacia el síndico concursal, cuando se pide costas
en forma personal contra su persona. Dado que nunca existe la seguridad
absoluta de resultar vencedor en un pleito, iniciar o defender acciones como
representante de la masa de acreedores en una quiebra, o bien tomar
determinada posición en un concurso preventivo, con el riesgo de tener que
afrontar los gastos causídicos con patrimonios personales, podría llegar a obrar
como freno disuasivo, lo cual es inadmisible, pues atentaría contra el
desempeño imparcial de la sindicatura.
Es importante consignar que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Comercial opinó que "El rechazo del pedido de extensión de la quiebra,
formulado por el síndico, en virtud de que el mismo no ha logrado la
acreditación suficiente de los hechos invocados, la negligencia probatoria
demostrada y la falta de impulso conveniente de las actuaciones, puede
justificar una sanción, o, en definitiva, un conveniente análisis al momento de la
regulación de sus honorarios profesionales, pero no la imposición de las costas
del proceso cuando actúa en representación de la quiebra" (5) .
Un fallo más reciente del mismo Tribunal concuerda con la doctrina arriba
vertida, por cuanto dice "En cuanto a las costas, por no hallarse mérito para
una imposición personal al síndico, extremo éste eventualmente reservado
para hipótesis de comportamiento procesal que perjudique directamente al
concurso, ausentes en autos. Ha de repararse en que fue el síndico de la
quiebra quien promovió el incidente contra la fallida como necesario
contradictor principal, sin que resulte así justificado que sean los acreedores,
que no obtuvieron beneficio alguno con el pleito, quienes deban —por vía de la
afectación al activo que supone una imposición de costas y la consecuente
regulación con la graduación del LC 264— sufragar los gastos y honorarios
ocasionados en autos" (6) .
Siempre dentro de las obligaciones de la Sindicatura, al menos para aquellos
que actúan en jurisdicción de CABA, antes de postularse para integrar las listas
de síndicos se debe tener presente lo dispuesto por el art. 16 de la Acordada
dictada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial el 12 de
octubre de 2007, en el sentido de que las oficinas del síndico deben estar
abiertas para la atención al público cuando menos los días hábiles judiciales de
12 a 18 horas.
Para finalizar el aspecto de la responsabilidad del síndico concursal, cabe
mencionar la que emana de la Ley de Procedimientos impositivos en
concordancia con la Ley penal tributaria (y no menos importante son las
resoluciones dictadas en los últimos años, tanto por AFIP, como de Direcciones
de Rentas de distintas provincias, por las cuales una vez aceptado el cargo de
síndico tanto en concursos como en quiebras debe completar y entregar una
serie de formularios a los efectos de hacer saber en especial, las
identificaciones del deudor, su domicilio y las fechas fijadas para las
presentaciones de los pedidos de verificación, etc.), pues el síndico concursal
podría eventualmente llegar a aparecer como "responsable por deuda ajena", y
debe también considerarse la responsabilidad que surge por aplicación del
Código de Ética de la profesión, en cuyo caso el Juez natural es el Tribunal de
Ética Profesional del Consejo Profesional de Ciencias Económicas.
3.3. Retribución
En la exposición de motivos de la antigua Ley de Quiebras, ley 11.719, su
autor, el Dr. Ramón S. Castillo, dijo que las funciones del síndico debían ser
remuneradas, porque nadie sacrifica su propio tiempo para dedicarlo
gratuitamente al de otros. Esto, que es de una claridad meridiana, en lo que se
refiere a que es de estricta justicia remunerar al síndico, por obra y milagro de
leyes, sentencias y plenarios, asociado en el pasado a violentos períodos de
depreciación del signo monetario, hacen que en la mayor parte de los casos la
remuneración a percibir no compense el tiempo y esfuerzos invertidos, y en
muchísimos casos es totalmente inexistente.
Antes de entrar a fondo en este tema, debe aclararse que tanto para
contadores como para abogados que intervengan en el proceso concursal, no
son de aplicación las disposiciones de los respectivos aranceles de honorarios
que rigen para ambas profesiones. Ello surge para los contadores del art. 5° del
decreto-ley 16.638/57 (Arancel para profesionales en Ciencias Económicas),
que se refiere a la ya desaparecida Ley de Quiebras, ley 11.719, la cual
dispone que el honorario de dichos profesionales debe establecerse dentro de
los porcentajes de los arts. 101 y 102 de la ya inexistente norma legal antes
citada.
Una disposición parecida está contenida en el art. 31 de la ley
21.839 (Arancel para abogados), que en su primera parte se remite a la
legislación específica en materia concursal.
Todo lo anterior es receptado por la ley 24.522, que en su art. 271 dispone
que para el cálculo de las regulaciones,no se aplican las disposiciones de leyes
locales. Cabe pues efectuar las consideraciones de rigor acerca de la
"oportunidad" y la "base" de las regulaciones en materia concursal, todo lo cual
se halla contenido en los arts. 265 al 272 de la ley 24.522.
También es importante tener presente que en muy raras ocasiones será el
síndico el único profesional interviniente en el proceso. Por regla general,
también intervendrán uno o más letrados que patrocinen al síndico (art. 257),
uno o más letrados que patrocinen al deudor, como así también otros
funcionarios detallados en el art. 266, todos ellos con derecho a percibir
honorarios.
La actividad judicial del Contador Público se halla regida por el vetusto
decreto-ley 16.638/57, el cual en su art. 5° dice que "En los juicios de quiebras
y convocatorias de acreedores, los honorarios del síndico serán fijados
tomando en consideración la importancia de la labor desarrollada y dentro de
los porcentajes establecidos en los arts. 101 y 102 de la ley 11.719".
La antes mencionada ley 11.719, desde el año 1972 fue reemplazada por la
ley 19.551 que en sus arts. 288 al 295 legislaba sobre regulación de
honorarios, debiendo destacarse que el art. 289 fue reformado en el año 1983
por la ley 22.917. En la actualidad tal tema es tratado por los arts.
265 al 272 de la Ley 24.522.
Es diferente la regulación según se trate de un concurso preventivo o de una
quiebra, y son varios los factores que deben ser considerados por el Juez a la
hora de su decisión al respecto. Esto último en cuanto al monto, porque
asimismo existen distintos momentos para tales regulaciones.
En los concursos preventivos, el Juez debe practicar la regulación al
homologar el acuerdo preventivo (art. 265, inc. 1°), y si el concurso concluyera
por cualquier otra causa, a ese momento deberá practicarse la regulación (art.
265, incs. 2° al 5°)
El art. 266 dispone que los honorarios totales en caso de acuerdo preventivo,
es decir, el monto a repartir entre todos los funcionarios actuantes, letrados y
apoderados, no debe ser inferior al 1% del monto del activo prudencialmente
estimado por el Juez, ni superior al 4%. Para ello, el Juez debe tener en cuenta
los trabajos llevados a cabo por los profesionales beneficiarios y el tiempo de
su desempeño. Para el caso en que el monto del activo supere la suma de
$100.000.000, los honorarios previstos en este artículo no podrán exceder el
1% del activo estimado. La ley 24.522 agregó una limitación al respecto,
consistente en que las regulaciones no pueden exceder el 4% del pasivo
verificado, pero tampoco serán inferiores a dos sueldos del secretario de
primera instancia de la jurisdicción donde tramita el concurso.
Tal limitación ha levantado numerosas críticas a las cuales adherimos, pues
se trata de una disminución caprichosa que no se compadece con el principio
de una justa retribución compensatoria de la envergadura del trabajo, a lo cual
debe agregarse, que a la época de la regulación, pueden encontrarse
incidentes de revisión aún no concluidos, en los cuales puede recaer resolución
que aumente significativamente el pasivo concursal, modificando en forma
sustancial los porcentuales, pero ya para esa oportunidad la regulación a los
profesionales intervinientes practicada con la limitación del art. 266 será cosa
juzgada, que no admite rectificación. Todo ello sin perjuicio de la regulación
que pueda practicarse a la conclusión del incidente de revisión, en especial
cuando las costas de dicho incidente sean cargadas al incidentista.
En el tema "incidentes" es novedoso y merece ser resaltado que las últimas
jurisprudencias emanadas de la Cámara Nacional de Apelaciones, han
introducido una variante en sus fallos, al reconocer lo que ha dado en llamarse
"ultraactividad del síndico"; o sea, sus trabajos surgidos con posterioridad a la
regulación, y que obviamente no pudieron ser merituados en tal circunstancia,
como así también al considerar que cuando se declaran costas por su orden en
determinados incidentes de verificación o de revisión, es la concursada y/o la
fallida que con su conducta originó la necesidad de insinuar los créditos en
sede concursal, y en consecuencia se impone que los honorarios de la
Sindicatura sean soportados íntegramente por la deudora (7) .
Para agravar los males introducidos en la materia por la actual Ley de
Concursos, que modificó sustancialmente la Ley anterior, el art. 257 expresa
que "el síndico puede requerir asesoramiento profesional cuando la materia
exceda de su competencia, y patrocinio letrado. En todos los casos los
honorarios de los profesionales que contrate son a su exclusivo cargo" . Este
artículo en su actual redacción es altamente injusto para el síndico a poco que
comparemos el mismo con el art. 260, del cual surge que los profesionales que
contrate el comité de acreedores, lo son con honorarios a cargo del concurso.
Sobran las palabras para demostrar tamaña disparidad de criterios.
Según el art. 267 en las quiebras, los topes de regulación son como mínimo
el 4% del activo realizado, no debiendo superar el 12% del mismo activo
realizado. Como escala mínima introduce la novedad de que, cuando no se
pudiera alcanzar el mínimo del 4%, la regulación no deberá ser inferior a tres
sueldos del secretario de primera instancia de la jurisdicción en la que tramita
el concurso. Al igual que en los concursos, la regulación abarca a todos los
funcionarios intervinientes, letrados y apoderados. Finaliza esta norma
disponiendo que la misma proporción se aplique en los supuestos del art. 265.
También determina la Ley de Quiebras, las regulaciones en los demás casos
a saber:
a) En las conclusiones de quiebra por pago total (art. 268) se aplican las
escalas del art. 267, y cuando se clausure el procedimiento por falta de
activo o se concluya la quiebra por inexistencia de acreedores verificados,
la regulación de honorarios se efectúa teniendo en consideración los
trabajos realizados, pudiendo consumirse hasta la totalidad de los fondos
existentes en autos, previa reserva de fondos para atender a los
acreedores privilegiados especiales, y en su caso, demás gastos del
concurso. No es ocioso comentar a esta altura que si el procedimiento se
clausura por falta de activo, la regulación de honorarios a los profesionales
intervinientes no pasará de ser simbólica, por falta de fondos.
b) En los supuestos de continuación de la empresa, además de los
honorarios que puedan corresponder al síndico por su desempeño como
tal, el juez podrá regular para síndico y coadministrador hasta el diez por
ciento del resultado neto obtenido en la explotación, no pudiendo
computarse al efecto el precio de venta de los bienes del inventario.
Siempre en los casos de continuación de la empresa, por auto
debidamente fundado el tribunal puede disponer la retribución del síndico
por períodos.
c) Dentro de las críticas que hemos formulado a la nueva Ley en la
actualidad vigente, debemos agregar la que surge a la segunda parte del
art. 271 que permite a los Jueces apartarse de los mínimos, ya de por sí
magros, cuando la naturaleza, alcance, calidad o resultado de la labor
profesional, o el valor de los bienes que se consideren, indicaren una
desproporción entre la importancia del trabajo y la retribución resultante.
El art. 70 de la derogada Ley de concursos, fijaba un honorario para el
síndico por la vigilancia del acuerdo, pero la norma legal actualmente vigente
en su art. 59 determina que una vez declarada la finalización del concurso, se
da por concluida la intervención del síndico. Ello en la práctica produce efectos
diversos, pues si bien el síndico ha cesado en su función, es una práctica muy
común de los magistrados correr vista al profesional contable, sobre un sinfín
de situaciones que se producen durante el período de cumplimiento del
acuerdo, y ello a pesar de la existencia en la mayoría de los casos de un
comité de acreedores, nombre éste de la vieja redacción que en la actualidad
de acuerdo al art. 260 de la ley 26.684 ha pasado a denominarse "comité de
control". Éste es en consecuencia un claro ejemplo de la "ultraactividad" del
síndico a la cual nos hemos referido con anterioridad.
Como consecuencia de que la actual Ley vigente, en su art. 59, da por
concluido el concurso una vez homologado el acuerdo, concluyendo con ello la
intervención del síndico, deja de tener vigor lo dispuesto en el art. 70 de la
derogada Ley, cuando fijaba un honorario para el síndico por la vigilancia del
acuerdo, si bien en la actualidad se le reconocen honorarios adicionales al
síndico en retribución de las tareas llevadas a cabo por expreso pedido del
Tribunal, pues la jurisprudencia ha interpretado que no puede presumirse el
desempeño del profesional en forma totalmente gratuita.
Mientras que en la ley 19.551 los honorarios al síndico actuante en un
concurso eran exigibles según el art. 64 a los seis meses contados a partir de
la homologación o simultáneamente con la primera cuota del acuerdo que
venciera antes de ese plazo, la ley 24.522 en el art. 54 anticipa dicho plazo a
noventa días, siempre a partir de la homologación.
Todas las regulaciones son apelables por los titulares de cada una de ellas y
por el síndico (art. 272), debiendo ponerse de relieve, que el síndico
está obligado siempre a apelar por altas todas las regulaciones, incluso la suya
propia, y de no hacerlo así, igualmente el Juez debe elevar las actuaciones a la
alzada para el segundo examen que los Tribunales de apelación siempre llevan
a cabo. Aunque parezca una redundancia cabe aclarar que el síndico no está
obligado a apelar por bajos sus propios honorarios, en el supuesto que los
considere justos.
Tal como lo dispone el art. 244 del Código de Procedimientos en lo Civil y
Comercial, el recurso de apelación debe interponerse dentro del quinto día de
la notificación y podrá fundarse dentro del mismo plazo, es decir, que no rige
en estos supuestos la norma de que el plazo para fundar, comienza recién a
correr a partir de la concesión del recurso. Es pues muy habitual constatar que
en el mismo escrito en el cual se apelan las regulaciones, se funde la
procedencia de dicha apelación.
7. LA PROPUESTA DE ACUERDO
Ya hemos analizado someramente la actividad del síndico desde el momento
en que acepta el cargo, hasta la etapa en la cual ya ha presentado los dos
informes, tanto de verificación como el llamado informe general y el extenso
texto del art. 43 que nos introduce a lo que ha dado en llamarse "período de
exclusividad" (que puede abarcar como mínimo, 90 días, extendibles
únicamente por resolución judicial a 30 días más, por supuesto siempre
hábiles), período éste que el deudor debe utilizar para formular las propuestas
de acuerdo y fundamentalmente para obtener de sus acreedores las
pertinentes conformidades.
Si bien este artículo tiene una estrecha relación con el art. 45, es de suma
importancia destacar que el art. 43 contiene un amplio surtido, podríamos decir,
acerca de las condiciones que deben contener las propuestas, existiendo una
frondosa jurisprudencia al respecto, cuya mención excedería en mucho la
finalidad del presente trabajo, pero ya no es el reducido surtido de opciones de
leyes ya derogadas, como ser la quita o la espera, sino que la simple lectura de
la actual redacción del susodicho art. 43 nos revela una más que amplia gama
de alternativas por las cuales el comerciante puede optar, si bien, siempre
dentro del absoluto respeto de la máxima igualdad dentro de cada categoría, lo
cual resaltamos, no significa igualdad entre todas las categorías.
La jurisprudencia acerca de la "bondad" de la propuesta, las limitaciones de
la misma, si la misma es o no incumplible, si se compadece con las razonables
posibilidades económicas financieras del deudor, todo ello es y sigue siendo de
difícil definición, habida cuenta de que no siempre el Juez solicita la opinión del
síndico (lamentable por cuanto se supone que nadie más experto que dicho
funcionario para aportar una opinión razonada y basada en una experiencia
profesional adquirida a través de largos estudios) y para lo cual inevitablemente
se debe recurrir a la jurisprudencia que acerca de dicho tema se dicta a diario.
Siempre hemos expresado que es lamentable la supresión que el legislador
llevó a cabo al sancionar la ley 24.522 y no reproducir en la misma los términos
del inc. 6º del art. 40 de la ley 19.551 que obligaba al síndico a emitir opinión
fundada sobre la posibilidad de cumplimiento de la propuesta de acuerdo y si
ella era susceptible de mejoras.
1. INTRODUCCIÓN
En el presente capítulo se abordará el estudio de los métodos alternativos de
resolución de conflictos, en los que, como veremos, el profesional en ciencias
económicas puede desempeñarse.
El desarrollo de procesos distintos al judicial es consecuencia de las crisis
del sistema estatal de administración de justicia. La sobrecarga de los
tribunales que impide la prestación de un servicio eficiente, la excesiva
duración y el elevado costo de los juicios son algunas de las causas que
coadyuvaron para que el Poder Judicial alcance un importante grado de
incapacidad operativa.
La negociación, la mediación y el arbitraje son algunos de los métodos
alternativos que permiten descomprimir los despachos judiciales y, a su vez,
brindar a las partes en conflicto la posibilidad de alcanzar soluciones que
satisfagan más ampliamente sus necesidades e intereses.
El profesional en ciencias económicas puede ser llamado a intervenir en el
conflicto, asumiendo en distintos ámbitos —privado, institucional, judicial— el
rol de mediador o árbitro.
2. EL CONFLICTO
2.1. Concepto
El conflicto puede definirse como el choque o enfrentamiento que se produce
e ntre dos o más personas en razón de la distinta forma en que perciben un
problema o una situación.
La inserción del hombre en la sociedad y la divergencia de ideas,
sentimientos, culturas e intereses hacen que el conflicto sea parte de la vida
diaria.
Cuando en una sociedad se aísla al socio minoritario, o se reestructura una
empresa y se producen despidos, o dos comerciantes no dan igual
interpretación a una cláusula contractual; las partes involucradas, "a través de
sus conductas construyen el contexto de la relación de conflicto. Normalmente,
construyen ese pedazo de realidad para dirimir quién paga los daños, ya sean
éstos materiales o morales"(1) .
De acuerdo a cómo se entiendan las distintas percepciones en esa realidad,
el conflicto puede apreciarse de manera negativa o positiva. Bajo una óptica
negativa, las diferencias entre las personas son entendidas como generadoras
de problemas; en tanto que, bajo una óptica positiva, esas diferencias son
entendidas como generadoras de oportunidades.
3.2.1. Negociación
Es un método no adversarial mediante el cual las partes, sin la intervención
de terceros, logran alcanzar un acuerdo dando solución a sus diferencias en
forma conjunta.
3.2.2. Mediación
También consiste en un método no adversarial, pero a diferencia de la
negociación, intervienen uno o más terceros que colaboran con las partes para
que éstas puedan poner fin a sus disputas, arribando a un acuerdo por ellas
convenido.
3.2.3. Arbitraje
El arbitraje es un proceso adversarial, en el que las partes delegan, en un
tercero neutral, llamado árbitro, la decisión del conflicto suscitado entre ellas.
4. LA NEGOCIACIÓN
4.1. Concepto
La negociación es la "ciencia y arte de procurar un acuerdo entre dos o más
partes interdependientes, que desean maximizar sus propios resultados
comprendiendo que ganarán más si trabajan juntos que si se mantienen
enfrentados; buscando una salida mejor a través de una decidida acción
conjunta en lugar de recurrir a algún otro método" (5) .
Es un proceso voluntario, informal y no estructurado, en el que las partes
asumen buscar la solución a sus conflictos sin la intervención de terceros;
siendo la diferencia de intereses el punto de partida y una comunicación de ida
y vuelta el camino para lograrlo.
La circunstancia de que se trate de una solución lograda en forma
cooperativa hará que el acuerdo alcanzado sea genuino y sustentable en el
tiempo.
5.1. Concepto
"Es el proceso mediante el cual los participantes, junto con la asistencia de una
persona o personas neutrales, aíslan sistemáticamente los problemas en disputa con
el objeto de encontrar opciones, considerar alternativas y llegar a un acuerdo mutuo
que se ajuste a sus necesidades. La mediación es un proceso que hace hincapié en la
propia responsabilidad de los participantes de tomar decisiones que influyan en sus
vidas. Por lo tanto constituye un proceso que confiere autoridad sobre sí misma a cada
una de las partes"(11) .
Por lo tanto, puede entenderse a la mediación como una negociación
asistida, en la cual el mediador interviene facilitando la comunicación y
discusión entre los contendientes, de manera tal que éstos puedan arribar a un
acuerdo que les resulte mutuamente aceptable.
5.5. El mediador
5.6.2. Contenido
Mediación prejudicial obligatoria
Como su antecesora —la ley 24.573—, esta norma establece, con carácter
obligatorio, la mediación previa a todo proceso judicial. El procedimiento
previsto tiene como finalidad promover la comunicación directa entre las partes
para la solución extrajudicial de la controversia.
Excepciones
El art. 5º menciona los casos en que no resulta de aplicación la LMC:
a)acciones penales;
b)acciones de separación personal y divorcio, nulidad de matrimonio,
filiación, patria potestad y adopción, con excepción de las cuestiones
patrimoniales derivadas de éstas. El juez deberá dividir los procesos,
derivando la parte patrimonial al mediador;
c)causas en que el Estado nacional, las provincias, los municipios o la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires o sus entidades centralizadas sea
parte, salvo en el caso que medie autorización expresa y no se trate de
ninguno de los supuestos a que se refiere el artículo 841 del Código Civil;
d)procesos de inhabilitación, de declaración de incapacidad y de
rehabilitación;
e)amparos, hábeas corpus, hábeas data e interdictos;
f)medidas cautelares;
g)diligencias preliminares y prueba anticipada;
h)juicios sucesorios;
i)concursos preventivos y quiebras;
j)convocatoria a asamblea de copropietarios prevista por el artículo 10 de
la ley 13.512;
k)conflictos de competencia de la justicia del trabajo; y
l)procesos voluntarios.
En tanto, el procedimiento de mediación prejudicial obligatoria es de
aplicación optativa en los casos de ejecución y desalojos, para el reclamante
sin que el requerido pueda cuestionar la vía.
Principios que rigen el procedimiento
El art. 7º hace referencia a los principios que rigen el procedimiento:
a)imparcialidad del mediador en relación a los intereses de las partes
intervinientes en el proceso de mediación prejudicial obligatoria;
b)libertad y voluntariedad de las partes en conflicto para participar en la
mediación;
c)igualdad de las partes en el procedimiento de mediación;
d)consideración especial de los intereses de los menores, personas con
discapacidad y personas mayores dependientes;
e)confidencialidad respecto de la información divulgada por las partes, sus
asesores o los terceros citados durante el procedimiento de mediación
prejudicial obligatoria;
f)promoción de la comunicación directa entre las partes con miras a la
búsqueda creativa y cooperativa de la solución del conflicto;
g)celeridad del procedimiento en función del avance de las negociaciones y
cumplimiento del término fijado, si se hubiere establecido; y
h)conformidad expresa de las partes para que personas ajenas presencien el
procedimiento de mediación prejudicial obligatoria.
En la primera audiencia, el mediador deberá informar a las partes sobre los
principios que rigen el procedimiento establecido en la norma.
La confidencialidad
Con respecto a la confidencialidad, se establece que no requiere acuerdo
expreso de las partes y que la misma cesa por dispensa expresa de todas las
partes que intervinieron, o bien para evitar la comisión de un delito o, si éste se
está cometiendo, impedir que continúe cometiéndose.
Requisitos para ser mediador
Para desempeñarse como mediador, deben satisfacerse los siguientes
requisitos: ser abogado, con tres años de experiencia; acreditar la capacitación
que exija la reglamentación; haber aprobado un examen de idoneidad; estar
inscripto en el Registro Nacional de Mediación, y cumplir con las demás
exigencias que se establezcan en el Reglamento.
Designación del mediador
La designación del mediador podrá efectuarse:
a)Por acuerdo de las partes, cuando éstas eligen al mediador por convenio
escrito.
b)Por sorteo, cuando el reclamante formalice el requerimiento ante la mesa
de entradas del fuero ante el cual correspondería promover la demanda y
con los requisitos que establezca la autoridad judicial. La mesa de
entradas sorteará al mediador que intervendrá en el reclamo y asignará el
juzgado que eventualmente entenderá en la causa.
c)Por propuesta de requirente al requerido, a los efectos de que éste
seleccione un mediador de un listado cuyo contenido y demás recaudos
deberán ser establecidos por vía reglamentaria.
d)Durante la tramitación del proceso, por única vez, el juez actuante podrá,
en un proceso judicial, derivar el expediente al procedimiento de
mediación. Esta mediación se cumplirá ante mediadores inscriptos en el
Registro Nacional de Mediación, y su designación se efectuará por sorteo,
salvo acuerdo de partes respecto a la persona del mediador.
Comparecencia personal y representación
Las partes deberán acudir a la mediación personalmente y no podrán hacerlo
por apoderado, exceptuándose a las personas jurídicas y a las domiciliadas a
más de ciento cincuenta kilómetros de la ciudad en la que se celebren las
audiencias. Se exime de la comparecencia personal a quienes se encuentren
autorizados a prestar declaración por oficio (art. 407 del CPCCN).
La asistencia letrada es obligatoria y se tendrá por no comparecida a aquella
parte que concurriere a las audiencias sin dicha asistencia.
Conclusión del acuerdo
La conclusión del acuerdo puede ser:
§Con acuerdo: se labrará acta en la que constarán sus términos y deberá ser
suscripta por el mediador, las partes, los terceros si los hubiere, los
letrados intervinientes, y los profesionales asistentes si hubieran
intervenido.
§Sin acuerdo: se labrará acta suscripta por todos los comparecientes donde
se hará constar el resultado del procedimiento. Para el requirente queda
expedita la vía judicial, acompañando su ejemplar del acta con los
recaudos establecidos en la ley. La falta de acuerdo, también, habilita la
vía judicial para la reconvención que pudiere interponer el requerido,
cuando hubiese expresado su pretensión durante el procedimiento de
mediación y se lo hiciere constar en el acta.
§Por incomparecencia de las partes: se labrará acta suscripta por todos los
comparecientes donde se hará constar el resultado del procedimiento. El
reclamante queda habilitado para iniciar el proceso judicial, a cuyo fin
acompañará su ejemplar del acta con los recaudos establecidos en la ley.
La parte incompareciente deberá abonar una multa.
Ejecutoriedad del acuerdo
El acuerdo instrumentado en acta suscripta por el mediador será ejecutable
por el procedimiento de ejecución de sentencia, de acuerdo a lo dispuesto por
el artículo 500 inciso 4°) del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
La mediación familiar
Comprende las controversias patrimoniales o extrapatrimoniales originadas
en las relaciones de familia o que involucren intereses de sus miembros o se
relacionen con la subsistencia del vínculo matrimonial, a excepción de las
excluidas por el artículo 5° inciso b) de la ley. Menciona las siguientes
cuestiones:
a)alimentos entre cónyuges o derivados del parentesco, salvo los provisorios
que determina el artículo 375 del Código Civil;
b)tenencia de menores, salvo cuando su privación o modificación se funde
en motivos graves que sean evaluados por el juez o éste disponga las
medidas cautelares que estime pertinentes;
c)régimen de visitas de menores o incapaces, salvo que existan motivos
graves y urgentes que impongan sin dilación la intervención judicial;
d)administración y enajenación de bienes sin divorcio en caso de
controversia;
e)separación personal o separación de bienes sin divorcio, en el supuesto
del artículo 1294 del Código Civil;
f)cuestiones patrimoniales derivadas del divorcio, separación de bienes y
nulidad de matrimonio;
g)daños y perjuicios derivados de las relaciones de familia.
Profesionales asistentes
Los mediadores podrán actuar, previo consentimiento de la totalidad de las
partes(21) , en colaboración con profesionales formados en disciplinas afines
con el conflicto que sea materia de la mediación.
Los profesionales asistentes deberán reunir los siguientes requisitos:
acreditar la capacitación que exija la reglamentación; contar con inscripción
vigente en el Registro Nacional de Mediación, y cumplir con las demás
exigencias que establezca la reglamentación.
En lo que refiere a la inscripción en el Registro Nacional de Mediación, deben
hacerlo en el capítulo correspondiente al Registro de Profesionales Asistentes
organizado y administrado por el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos
Humanos.
En el reglamento de la ley se establecen cuáles son los requisitos para ser
profesional asistente:
a)Poseer título universitario o terciario debidamente legalizado por autoridad
competente, en las condiciones y con las especialidades que establezca la
Autoridad de Aplicación.
b)Acreditar mediante certificado la capacitación básica en mediación
conforme sea fijada por la Autoridad de Aplicación.
c)Acreditar anualmente la realización de la capacitación continua conforme
sea fijada por la Autoridad de Aplicación.
d)No registrar inhabilitaciones comerciales, civiles o penales ni haber sido
condenado con pena de reclusión o prisión por delito doloso mientras dure
el tiempo de la condena.
e)No estar comprendido por las incompatibilidades o impedimentos que
establezca la normativa específica de su profesión o actividad.
f)Abonar la matrícula prevista en el artículo 42 de la ley 26.589.
g)Cumplir con las demás exigencias que establezca el Ministerio de Justicia,
que fijará los requisitos para el cumplimiento de los incisos a), b), c) y f)
referidos.
Registro Nacional de Mediación
El Registro Nacional de Mediación es responsabilidad del Ministerio de
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
A continuación se señalan los capítulos que componen el Registro y las
tareas a su respectivo cargo:
Registro de Función
a) Mediadores (*) Autorización, habilitación y control sobre el desempeño de los mediadores.
b) Centros de Autorización, habilitación y control sobre el funcionamiento de los mismos.
Mediación Deberán estar dirigidos por mediadores registrados.
c) Profesionales Autorización, habilitación y control sobre el desempeño de los profesionales
Asistentes asistentes.
d) Entidades Autorización, habilitación y control sobre el funcionamiento de las entidades
Formadoras dedicadas a la formación y capacitación de los mediadores.
(*) Incluye en dos apartados a mediadores y mediadores familiares.
6. EL ARBITRAJE
6.1. Concepto
"El arbitraje es un sistema jurisdiccional privado que está expresamente
reconocido por la ley positiva dictada por el Estado. Forma parte de los
llamados "sistemas alternativos de resolución de conflictos" y consiste en un
procedimiento heterocompositivo y adversarial, según el cual las partes
prorrogan su derecho a la jurisdicción que zanja definitivamente la disputa
mediante el dictado de una sentencia obligatoria, denominada "laudo
arbitral"(24) .
6.4.1. Concepto
Como ya se ha mencionado, el arbitraje "nace a partir de la voluntad de las
partes que deciden excluir la jurisdicción judicial, remitiendo determinadas
cuestiones litigiosas a la decisión de particulares. Ese acuerdo de voluntades
—que genéricamente denominaremos "acuerdo arbitral" o "pacto de
arbitraje"— puede hallarse representado en un solo acto, o bien en dos actos
sucesivos"(31) .
En el último caso, tendremos una "cláusula compromisoria" y un posterior
"compromiso arbitral", los cuales si bien son conceptualmente diferentes, tienen
un mismo objetivo final, que es la efectiva remisión de las cuestiones litigiosas
a decisión de los árbitros.
La cláusula compromisoria es aquella disposición contenida en un contrato
por la que las partes acuerdan someter a arbitraje todas o algunas de las
diferencias que pueden surgir entre ellas en razón del cumplimiento o de la
interpretación del contrato; y el compromiso arbitral, posterior a aquélla, es el
acuerdo que se celebra cuando, efectivamente, se han presentado dichas
diferencias, complementando y haciendo operativa la cláusula compromisoria.
Las legislaciones más modernas propician que el acuerdo arbitral sea
celebrado en un solo acto.
6.4.3.1. Concepto
La cláusula compromisoria es aquella disposición contenida en un contrato
por la que las partes acuerdan someter a arbitraje todas o algunas de las
diferencias que pueden surgir entre ellas, en razón del cumplimiento o de la
interpretación del contrato.
Las diferencias a que se alude, son, a la fecha de suscripción de la cláusula,
meramente eventuales y puede suceder que las mismas nunca lleguen a
producirse.
En el caso de que alguna de las partes se niegue a celebrar el compromiso
arbitral, la contraria podrá compelerlo judicialmente para determinar las
cuestiones sobre las que versará el arbitraje y todos los elementos necesarios
para poder desarrollar el procedimiento. Por otra parte si se interpone la
demanda en sede judicial, el accionado podrá oponer la excepción de
incompetencia, pues es un árbitro el que debe intervenir para resolver la
controversia.
6.4.3.2. Cuestiones arbitrables
Distintos ordenamientos procesales de nuestro país (nacional y provinciales)
establecen que el arbitraje sólo puede realizarse sobre cuestiones
transaccionales, por lo que no podrán comprometerse, bajo pena de nulidad,
aquellas cuestiones que no pueden ser objeto de transacción.
6.4.4.1. Concepto
El compromiso arbitral es —al igual que la cláusula compromisoria— un
acuerdo de voluntades. A través del compromiso, las partes, luego de
verificado el conflicto de intereses, convienen los aspectos concretos sobre
cómo ha de funcionar el arbitraje.
Su misión es complementar la disposición más genérica contenida en la
cláusula compromisoria de remitir a árbitros las eventuales disputas, al
concretarlas en determinados puntos específicos.
Asimismo y en razón de tratarse de un acto jurídico convencional, le resultan
aplicables los requisitos generales referidos para el acuerdo arbitral y la
cláusula compromisoria.
La celebración del acuerdo arbitral hace que adquiera plena vigencia la
exclusión de la jurisdicción judicial y el sometimiento de las diferencias a juicio
de árbitros.
Debe tenerse presente que la suscripción del acuerdo no importa el inicio del
proceso arbitral, el cual se iniciará —como todo juicio— con la interposición de
la demanda o reclamo.
6.4.4.2. Contenido
El contenido del compromiso arbitral será variable. Como generalmente
viene precedido por una cláusula compromisoria, este acuerdo contendrá todos
los aspectos que sean necesarios para el arbitraje que no hayan sido
convenidos en aquélla.
A diferencia de la cláusula compromisoria, el compromiso arbitral hace
referencia a controversias ciertas y su objetivo consiste en establecer cuáles
son las cuestiones que serán sometidas a arbitraje.
6.6. El laudo
6.6.1. Concepto
El laudo constituye la decisión final emanada de los árbitros resolviendo el
fondo del asunto y dando por finalizada la disputa. Es equivalente, en el orden
jurisdiccional, a la sentencia dictada por los jueces.
Por su parte, como la jurisdicción de los árbitros tiene origen convencional
que se encuentra limitada al caso, el laudo es el acto con el que concluyen su
intervención.
6.6.3. Contenido
El laudo debe versar sobre la totalidad de las cuestiones que las partes
sometieron a arbitraje, no pudiendo pronunciarse sobre otras. Esta prescripción
también rige en el caso de las sentencias, puesto que los jueces deben
limitarse a expedirse sólo sobre el objeto de la litis.
El pronunciamiento sobre asuntos no comprometidos importará la nulidad del
laudo.
Según sea el tipo de arbitraje —de derecho o de amigable composición— el
laudo deberá estar respaldado y fundamentado en el derecho positivo o en el
leal saber y entender del árbitro.
6.6.4. Ejecución del laudo
Los árbitros intervienen en el conflicto y deciden sobre el mismo pero no
pueden llevar adelante la ejecución del laudo, la cual debe ser realizada
judicialmente a pedido de parte.
Para la ejecución, será competente el juez del lugar donde debe cumplirse el
laudo o al que le hubiese correspondido intervenir de no haberse pactado el
sometimiento a arbitraje.
Eduardo Oreña
1. INTRODUCCIÓN
Como paso previo a introducirnos en el desarrollo del presente capítulo, el
que tratará los otros desempeños profesionales del Contador Público y del
Licenciado en Administración en el ámbito judicial, en medidas de carácter
cautelar, creemos prudente hacer una breve reseña de los diferentes
ordenamientos de nuestro derecho positivo, en los cuales se prevén distintos
tipos de medidas cautelares.
Así nos referiremos a la Ley de Sociedades Comerciales, al Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, a la nueva Ley de Concursos y Quiebras
24.522, etcétera.
Dentro de la última normativa, abordaremos el tratamiento de la figura de la
coadministración, tanto en el concurso preventivo como en la quiebra con
continuación de la explotación; analizando la delimitación de funciones entre el
síndico concursal y el coadministrador, la extensión temporal de sus funciones,
tareas fundamentales de su gestión, para finalmente referirnos a la
armonización de normas relacionadas con la retribución y las funciones
desarrolladas.
Finalmente, trataremos la temática de la liquidación judicial, la cual, como
oportunamente se comentará, no existe como instituto autónomo en nuestro
derecho positivo, sino que es consecuencia de una medida cautelar previa
aplicada a la sociedad y en otros supuestos especiales.
2.2.1. Veedor
En primer lugar, cabe mencionar que no desplaza a la administración social
natural. Esta figura no limita su cometido a un reconocimiento de bienes o a la
comprobación de un estado de cosas, sino que abarca la realización de
controles permanentes en la administración social. Sus facultades se
circunscriben a la fiscalización y contralor de las operaciones comerciales.
Su función concreta es "ser los ojos del juez" en un reconocimiento
judicial (1) ; en orden a ello le asiste el derecho a participar en las reuniones del
órgano de administración, a pedir todas las informaciones que sean necesarias
para llevar a cabo su cometido, y la de inspeccionar cualquier tarea de la
empresa, realizando una labor no sólo empresarial sino una verdadera
auditoría.
Desde la jurisprudencia se ha justificado la designación de un veedor ante
las siguientes situaciones:
1)Para el caso de alteraciones en los libros de comercio de la sociedad y
extravío de otros.
2)En resguardo del socio excluido.
3)Retraso en la inscripción de la sociedad.
4)Por demora en la presentación y confección de los estados contables
cuando se convoca una asamblea previa.
5)Cuando se negociaron la totalidad de las acciones, afectando el propio
objeto de la sociedad.
6)Cuando el gerente, a la fecha de ser practicado el balance, no declara el
estado financiero de la sociedad ni manifiesta la imposibilidad de hacerlo,
omitiendo la citación a la asamblea correspondiente.
7)La falta de respaldo contable para adquisiciones de mercaderías que se
juzgan antecedentes necesarios para operaciones aisladas, o ausencia de
rigor técnico en la confección de un inventario circunstancial, etc., a fin de
asegurar la integridad del patrimonio societario y el acceso de los socios a
su conocimiento, supervisando la legalidad en el manejo de los fondos (2) .
Es decir, el veedor actúa solamente para el cuidado y custodia de los bienes,
intereses o derechos controvertidos, y sus atribuciones se limitan a la
vigilancia, control y fiscalización (3) .
2.2.2. Coadministrador
Como premisa básica cabe observar que el coadministrador no desplaza a la
administración sino que concurre con ésta.
Es una subespecie de la administración conjunta, donde la administración de
los negocios sociales y el coadministrador judicial actúan conjuntamente. Este
último viene, por tanto, asistiendo a las partes en el negocio intervenido, por lo
cual, sin su presencia nada puede hacerse. Debe procurar la coordinación de
los intereses en pugna, aunque sin facultades absolutas de dirección o de
gobierno, y sin posibilidad de que sustituya la voluntad de los administradores
ni hacerse cargo de los bienes del patrimonio social (4) .
Las tareas fundamentales de su gestión apuntaran básicamente a:
a)realizar aquellos actos que el contrato social autoriza a los gerentes u
órgano de administración,juntamente con uno cualquiera de ellos;
b)cuidar el cumplimiento estricto de las normas legales y cargas fiscales
referidas a la explotación del establecimiento, siendo solidariamente
responsable con los administradores naturales por cualquier omisión;
c)preservar los fondos sociales ingresándolos íntegramente en cuentas
bancarias;
d)cuidar que la contabilidad de la empresa sea debidamente llevada;
e)evitar disponer de bienes y fondos sociales excepto para erogaciones del
giro ordinario, quedando el eventual remanente a disposición de las
asambleas sociales que hubiere lugar (5) .
2.2.3. Administrador
En este supuesto se produce el desplazamiento del directorio o del órgano
de administración, según el caso de que se trate.
Corresponde la designación de uno o más administradores judiciales
provisionales, removiendo temporalmente el juez a los administradores
societarios. Se trata de una interdicción judicial a la marcha de la sociedad y al
funcionamiento de los órganos propios de su gobierno que son
provisionalmente suspendidos y reemplazados por un representante del
tribunal que actúa en interés de la sociedad y en beneficio de los socios (6) .
Ésta es la medida más grave que puede adoptar un tribunal en materia de
intervención de sociedades, por lo cual debe ser por demás cautelosa la
designación y se debe extremar el cuidado respecto del cumplimiento de los
requisitos establecidos por la norma precedentemente analizada; por ejemplo:
procedencia de la medida, requisitos y prueba para su promoción y criterio
restrictivo en su aplicación.
2.6. Honorarios
La normativa bajo análisis, es decir, la ley 19.550, no prevé un régimen
retributivo específico a favor de los interventores judiciales, por lo cual, en la
especie, debemos remitirnos a la Ley de Aranceles Profesionales de Abogados
y Procuradores (21.839), a la jurisprudencia, doctrina y normas procesales y
profesionales existentes en la materia, que fijan los siguientes parámetros:
1)No gratuidad: como principio general se presume que toda tarea deberá
ser objeto de remuneración.
2)Regulación: como principio básico, los honorarios deben responder a una
regulación por parte del tribunal.
El art. 227, párrafo segundo, del CPCC, establece que la regulación tendrá
en consideración la naturaleza y modalidades de la intervención, el monto
de las utilidades realizadas, la importancia y eficacia de la gestión, la
responsabilidad en ella comprometida, el tiempo de la actuación y las
demás circunstancias del caso.
Cuando se trate de profesionales del derecho —abogados y procuradores—
en el ámbito de la Capital Federal será de aplicación la ley 21.839 de
aranceles de abogados y procuradores (arts. 15, 16, y 51), la que será
analizada más adelante en el presente capítulo.
3)Tiempo de percepción: en relación con el tiempo de percepción de los
honorarios, podemos mencionar varios supuestos:
a) uno de ellos apuntaría a que no es necesario que concluya su función
para percibir la retribución, pudiendo en ese caso fijársele una
remuneración periódica (podría ser mensual);
b) otro de los supuestos sería percibirlos una vez aprobado el informe final
de su gestión, esto se desprende de la normativa establecida por el art.
227 del CPCC;
f) por último, y para el caso de que su función se prolongara en el tiempo,
se puede contemplar el régimen de anticipos en proporción razonable de
la perspectiva de honorarios a percibir finalmente.
4)Obligados al pago: hay diferentes posturas jurisprudenciales al respecto:
a) en un caso extremo se establece que la sociedad está obligada al pago
sin importar cuál fue el condenado en costas (socio peticionante), y
aunque el mandato hubiese sido revocado, independientemente de la
resolución sobre las costas;
b) otra postura menciona que el interventor judicial tiene derecho a iniciar
la acción (por la totalidad del crédito), primero contra el condenado en
costas, después contra la sociedad (realizados los bienes sociales) y en
último término contra cualquiera de los litigantes;
c) en otro caso, se estableció que carga con los honorarios del interventor
el que solicitó la medida.
3.4. Honorarios
El último de los artículos que analizaremos es el art. 227, y se refiere al tema
de los honorarios.
Más allá del texto del mentado artículo que será transcripto a continuación,
podemos mencionar que existe un requisito previo inmediato a la regulación de
los honorarios al interventor judicial y es la aprobación de la rendición de
cuentas que efectúe él mismo. Pero cuando su cometido se extienda en el
tiempo, el juez podrá fijar sumas provisionales a ser percibidas como anticipos
y que deberán guardar proporción con el monto total final de los emolumentos.
Por su parte, creemos importante destacar también que le es prohibido al
interventor pactar honorarios, apuntando ello a la imparciabilidad y honestidad
que el profesional designado deberá observar en la prosecución de su
cometido.
El texto del artículo aludido es el siguiente:
"El interventor sólo percibirá los honorarios a que tuviere derecho, una vez aprobado
judicialmente el informe final de su gestión. Si su actuación debiera prolongarse
durante un plazo que a criterio del juez justificara el pago de anticipos, previo traslado
a las partes, se fijarán éstos en adecuada proporción al eventual importe total de sus
honorarios.
Para la regulación del honorario definitivo se atenderá a la naturaleza y modalidades
de la intervención, al monto de las utilidades realizadas, a la importancia y eficacia de
la gestión, a la responsabilidad en ella comprometida, al lapso de la actuación y a las
demás circunstancias del caso.
Carece de derecho a cobrar honorarios el interventor removido del cargo por
ejercicio abusivo; si la remoción se debiere a negligencia, aquel derecho a honorarios
o la proporción que corresponda será determinado por el juez.
El pacto de honorarios celebrado por el interventor será nulo e importará ejercicio
abusivo del cargo".
4. LA INTERVENCIÓN EN EL CONCURSO PREVENTIVO
En el presente acápite abordaremos el tema de la intervención, en el ámbito
específico de la nueva Ley de Concursos y Quiebras, pero en referencia
puntual a los casos en que se prevé algún tipo de injerencia en la sociedad que
ha solicitado y obtenido la apertura de su concurso preventivo.
Es decir, en primer término, analizaremos los supuestos contemplados por
los arts. 17 y 43 de la normativa citada.
El primer tipo de intervención a la que hacemos referencia, similar a la
analizada precedentemente al estudiar la Ley de Sociedades, difiere de la
coadministración —a la que haremos referencia en el acápite siguiente— para
el caso de quiebra con continuación de la explotación, fundamentalmente por
tratarse de una sanción impuesta al administrador natural de la empresa
concursada.
Elmo A. Orellana
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
1.1. De la antigüedad
Boccardo (1) en su libro " Historia del comercio" nos informa que hasta el
siglo XII (aproximadamente en el año 1100 d.C.) el único territorio conocido
para la navegación marítima lo constituía el mar Mediterráneo y fracciones del
Adriático y el Egeo. Esencial fue el descubrimiento de la brújula originalmente
utilizada en la China. En forma contemporánea, con el empleo de la brújula se
produjeron las Cruzadas, que originaron una gigantesca migración hacia el
Cercano Oriente. Además del avance de la fe religiosa, tal movimiento generó
el progreso del comercio. En tal sentido, el gran medio de transporte lo
constituyó la navegación marítima. Así se impusieron en la región "los usos,
costumbres, las leyes y hasta el peculiar lenguaje de los marinos y
mercaderes", creándose reglas e instituciones que habrían de perdurar en los
tiempos por venir. Citaremos a renglón seguido unos pocos ejemplos
vinculados con el tema. Uno de ellos era laencomienda, contrato mediante el
cual una persona entregaba una suma de dinero o mercancías a un mercader a
punto de iniciar un viaje o al capitán de la nave, a quienes se les
encomendabasu negociación o cambio. Al regreso se liquidaba la "comenda" y
se abonaba una comisión o participación en las ganancias al intermediario.
Durante las Cruzadas aparece un contrato similar, denominado depacotilla, de
menor entidad que la encomienda. Tales modalidades, según se decía a la
sazón, eran provocadas por la prohibición de la Iglesia del préstamo con
intereses.
Lo más importante de la época fue la aparición del crédito y el proceso de
sedentarización de los mercaderes, que operan desde una base y no viajan ya
con sus mercancías. De tal forma, tanto en las ferias como en las ciudades
comerciales aparecen los contratos por correspondencia y los contratos de
comisión entre mercaderes de distintas plazas. El instrumento usado fue
la letra de cambio . Todavía se discuten los orígenes de este documento,
aunque su mecánica es simple: una persona, con domicilio en el lugar, invita a
otra, residente en otro lugar, a pagar una suma de dinero a la persona que se
indica en el documento o a quien ésta indicare por vía de endoso (contrato de
cambio).
Un caso distinto era el del contrato a la gruesa también llamado préstamo a
riesgomarítimo por el cual una persona presta a otra cierta cantidad sobre
objetos sometidos a dicho riesgo. Existía una condición en el evento de pérdida
de dichos objetos en la empresa, en cuyo caso el acreedor perdía la suma
prestada. Llegando a buen puerto, por el contrario, debía abonar el deudor la
suma original con más un premio . Luego, la letra de cambio habría de
aumentar la seguridad tan necesaria en la época.
Sin embargo, de mayor antigüedad que la letra de cambio, es el contrato de
cambio marítimo o préstamo a la gruesa , efectuado sobre objetos sometidos a
los riesgos propios del mar. Se pactaba que si las mercancías llegaban a
destino sin averías el mutuante percibiría el capital más una suma de dinero
por el riesgo asumido. Por el contrario, si sufrían daño no se le podía reclamar
más que el valor residual de los bienes, valuados en el momento de "liquidarse
el daño y reconocerse ".
Durante el Medioevo se le llamó préstamo a la "grosse aventure". El contrato
a la gruesa decayó al introducirse poco más tarde otro de similar objeto pero
más ventajoso, tanto para los navegantes como para los mercaderes
cargadores. Se trata de los seguros marítimos, de los terrestres y los que
cubren riesgos sobre la vida de las personas.
2. AVERÍAS. SU CLASIFICACIÓN
Las averías se clasifican en dos grandes grupos: simples y gruesas.
Mercaderías
Cargador nº 1 150.000 150.000
Cargador nº 2 50.000 50.000
Total mercaderías 200.000 200.000
Total 850.000 150.000 700.000
Fletes
Importe fletes 200.000
Deducción 50% (100.000)
Subtotal 100.000 10.000 1,43%
Carga
Cargador nº 1
Valor total 100.000
Más:
Daño que se bonifica en avería gruesa 150.000
Subtotal 250.000 25.000 3,57%
Cargador nº 2
Valor total 100.000
Más:
Daño que se bonifica en avería gruesa 50.000
Subtotal 150.000 15.000 2,14%
Total 7.000.000 700.000 100,00%
2. Carga
Paga Cargador nº 1 25.000 25.000
Paga Cargador nº 2 15.000 15.000
Total 700.000 700.000 40.000 40.000
Aplicación
REGLA DE REPARTO PROPORCIONAL
Masa
Partícipes Valores de origen Por ciento
Contribuyente
S/ buque 6.500.000,00 10% 650.000,00
S/ flete 100.000,00 10% 10.000,00
S/ carga 400.000,00 10% 40.000,00
Total 7.000.000,00 700.000,00
Raquel E. Rodríguez
1. SUCESIONES
La etimología de la palabra sucesión proviene del latín "successio", o
"successionis", que significa: conjunto de bienes, derechos y obligaciones
transmisibles a uno o más herederos legatarios.
En términos jurídico contables diríamos, como el Código Civil, transmisión de
derechos activos y pasivos que componen la herencia de una persona muerta
a quien lo sucede.
Los procesos sucesorios tramitan por ante el Tribunal con jurisdicción y
competencia civil, correspondiente al último domicilio del causante o "de cujus".
Los mismos pueden ser caratulados cono "PÉREZ, Juan s/ sucesión" —
"testamentaria" o "ab intestato", es decir, sin testamento, pudiendo existir
procesos parcialmente testados sobre algunos bienes (3) .
Al fallecer una persona, sus sucesores son llamados a recibir el patrimonio
que ésta poseía, creándose entre ellos y en relación con el difunto, un estado
de indivisión, período durante el cual a cada uno de los herederos les
pertenece una porción ideal, teniendo en cuenta el porcentaje que por ley o por
voluntad del testador le pudiera corresponder.
Este estado de indivisión surge como consecuencia de que el patrimonio del
causante se transmite como una universalidad, sin que opere una división
automática de los bienes.
Vélez Sarsfield entendió que el estado de indivisión hereditaria tendría una
corta duración, y debido a su transitoriedad, no lo reguló en forma integral. Sí
se ocupó, de manera sumamente detallada, de legislar sobre la división de la
herencia.
2. ELEMENTOS DE LA SUCESIÓN
•El causante, que es la persona fallecida.
•El heredero, es la persona que recibe los bienes del difunto, ya sea por
disposición legal o por voluntad del difunto.
•El patrimonio, que está compuesto por el conjunto patrimonial del difunto, el
cual será el objeto patrimonial de la transmisión, denominado herencia (4).
4. PARTICIÓN
El carácter indiviso de la masa hereditaria es, por su propia naturaleza,
inestable, al igual que el condominio. Por ese motivo debe resolverse en la
división la solución final de tal estado con la adjudicación a cada heredero de
su porción correspondiente.
Por otra parte, la ley facilita el camino de la partición de los bienes, con muy
contadas excepciones(6) .
Cuando existen varios herederos, ese estado de indivisión tiene por
naturaleza carácter transitorio.
Normalmente debe terminar con la adjudicación a cada heredero de una
parte de los bienes, pero no ya una parte alícuota ideal, que la tienen desde el
momento de la muerte del causante, sino una porción concreta.
La partición es pues, el acto mediante el cual los herederos materializan la
porción ideal que en herencia les toca, transformándola en bienes concretos
sobre los cuales tienen un derecho exclusivo.
Es un acto de asignación tendiente a localizar los derechos de cuota. Antes
de dicho acto, esos derechos se traducen en una función numérica (un tercio,
un cuarto), mientras que después de él se materializan en objetos
determinados(7) .
Esta división se concreta mediante la partición de los bienes hereditarios.
Por lo tanto, al decir de Vidal Taquini, la partición es la operación técnica,
jurídica y contable que pone fin al estado de indivisión hereditaria (8) .
La partición es el acto mediante el cual normalmente ha de concluir la
comunidad hereditaria.
Por obra de ella, la cuota aritmética y abstracta que cada uno de los
coherederos tiene sobre la comunidad, ha de traducirse materialmente en
bienes determinados, sobre los cuales adquirirá derechos exclusivos.
Al respecto, la jurisprudencia ha dicho: "La indivisión hereditaria, al igual que
el condominio y toda suerte de comunidad de derechos, bienes y cosas, no es
imponible en nuestro sistema jurídico, de modo que dicha indivisión es
precaria".
"El principio es el de la división forzosa de la herencia, que puede ser pedida
en cualquier tiempo por quienes se encuentren legitimados" (9) .
Esta comunidad sucesoria finaliza con la partición y distribución.
La partición es una operación consistente en singularizar, previa
determinación (inventario) y avalúo del total de los bienes a adjudicar a cada
heredero individual en orden al alcance de su vocación sucesoria,
encontrándose sujeta a un sistema regulado por el Código Civil y también
cuando ello se ha de producir dentro de un proceso judicial por normas
adjetivas que guardan correlación con él (10) .
Es el acto mediante el cual los herederos materializan la porción ideal que en
la herencia les toca, transformándolas en bienes concretos sobre los cuales
tienen un derecho exclusivo.
Es un acto de asignación tendiente a localizar los derechos de la cuota;
antes de él, esos derechos se traducen en una fracción numérica (un tercio, un
cuarto); después de él se materializan en objetos determinados (11) .
La partición tiene las siguientes características:
a) Es obligatoria
En principio, puede ser solicitada por los interesados en cualquier momento.
Sin embargo, existen supuestos de postergación temporaria.
b) Es declarativa y no atributiva de derechos.
Para la ley, los bienes que fueron asignados a cada uno de los herederos
fueron propiedad de éstos desde la muerte del causante.
La partición es un acto declarativo por el cual se reputa que los derechos
atribuidos a cada heredero han sido recibidos directamente del causante desde
el momento de su fallecimiento.
Por lo tanto, no corresponde la rendición sobre bienes que no fueron
adjudicados al coheredero(12) .
c) El derecho a solicitar partición es imprescriptible mientras dure el estado
de indivisión.
No obstante, podría prescribir cuando la indivisión ha cesado de hecho, en
virtud de que algún heredero hubiera comenzado a poseerla de manera
exclusiva.
La partición debe respetar la igualdad que corresponde a los herederos. Esta
igualdad debe, ser cualitativa y cuantitativa.
La igualdad cualitativa se concreta mediante el respeto del derecho de todos
los herederos, sin que ninguno de ellos pueda ejercer preferencia con relación
a los otros sobre los bienes hereditarios.
La igualdad cuantitativa se produce por la coincidencia que debe existir entre
la porción ideal de cada heredero y la cantidad de bienes que recibe, cuyo valor
debe guardar con relación al total, la misma proporción que tiene su cuota
ideal.
Esto no significa que todos los herederos deban recibir bienes por un mismo
valor, ya que las porciones de los herederos pueden no coincidir entre sí. Lo
que debe suceder es que el valor recibido por cada heredero en particular
guarde la misma proporción que tenía su porción ideal (13) .
Nuestro Código, fiel a su liberalismo y a su desconfianza por toda forma de
copropiedad, establece en el artículo 3452 que todos los interesados en la
partición podrán pedirla, no obstante la prohibición del testador o cualquier
convención en contrario(14) .
El principio de la división forzosa de la herencia, si bien es bueno como
norma general, es dañino cuando se lo aplica indiscriminadamente, como lo
quiere nuestro Código.
Los bienes que integran un fondo de comercio o una fábrica, no pueden
partirse sin una grave destrucción económica que perjudica, no sólo a los
herederos, sino también a la sociedad.
Sin embargo, basta con la voluntad de un heredero, díscolo o mal avenido,
para provocar el derrumbe de la empresa(15) .
Cabe preguntarse si el acuerdo de todos los herederos para pedir la división
basta para decretarla, no obstante la voluntad del causante de mantener la
comunidad.
Pensamos que basta con dicha conformidad porque, en definitiva, se trata de
intereses y derechos que pertenecen a los herederos, y cuando todos ellos
están de acuerdo en la conveniencia de una determinada solución, no es
posible oponerse a la voluntad unánime(16) .
4.1.1. Privada
Según lo establece el artículo 3462 del Código Civil, "Si todos los herederos
están presentes y son capaces, la partición puede hacerse en la forma y por el
acto que por unanimidad juzguen convenientes"(17) .
En este sentido la jurisprudencia ha sostenido que: "La partición privada sólo
procede si todos los herederos están concordes en proceder de este
modo"(18) .
En cuanto a la forma de acuerdo, el artículo 1184, inciso 2° del Código Civil
se debe instrumentar en escritura pública, salvo que exista instrumento privado
presentado ante el Juez del sucesorio.
Habiendo la unanimidad que exige la ley, la partición puede hacerse de
cualquier modo, sea en especie, vendiendo los bienes, o haciendo lotes en los
que se compensen con efectivo o con créditos contra los adjudicatarios de los
bienes in natura (19) .
Tampoco será necesario el inventario y avalúo (20) .
En el primer caso, los interesados mayores de edad y capaces convienen la
forma de dividir los bienes, sin intervención judicial. En el segundo se hace
judicialmente, siguiendo el procedimiento fijado por la ley. En el último, los
coherederos convienen la forma de partición, cuya validez está sometida al
contralor judicial(21) .
4.1.2. Judicial
El artículo 3465 prevé tres casos en que la partición debe ser
ineludiblemente de forma judicial, que son los siguientes (22) :
1. El inciso 1 la exige, cuando haya menores o incapaces.
2. Cuando haya oposición de terceros con interés jurídico a la forma privada;
se entiende que los terceros aludidos son los acreedores.
3. Cuando los herederos, aunque mayores y presentes, no estén de acuerdo
en la división privada; esto como medio de garantizar el cumplimiento de
los derechos de todos los herederos.
Este tipo de partición tiene un procedimiento que incluye:
1. El inventario por el cual se establecen los bienes que existen en el acervo.
2. Tasación por la cual se determina el valor de los mismos.
3. Aprobación de la cuenta particionaria, con la cual queda extinguida la
comunidad hereditaria, pasando a ser cada heredero propietario exclusivo
de los bienes que forman su hijuela.
4.1.3. Mixta
Es aquella efectuada en forma privada, pero que debe someterse a la
aprobación judicial, y es el supuesto previsto por el artículo 3515 del Código
Civil(23) .
4.2. Inventario
Por medio del inventario se determinan los bienes que integran la masa
hereditaria y las deudas que la gravan, haciéndose una enumeración y
descripción de ellos.
Éste constituye la base de las sucesivas operaciones de liquidación y
adjudicación de los bienes, ya que mal se puede partir si previamente no se
especifican detallada y cumplidamente todos los elementos que integran el
patrimonio del cujus.
El inventario comprende la relación individual (determinación, fuente de
adquisición y valor) y global de cada uno de los elementos patrimoniales que
componen el caudal relicto.
En él deben separarse la masa de la sociedad conyugal de la masa
hereditaria y deben describirse los bienes dados en colación (art. 3469) (24) y
los sometidos a acción de reducción (art. 1839) (25) .
4.2.1. Contenido
El inventario puede dividirse en activo y pasivo. Diferenciando contablemente
el "debe" del "haber", la diferencia será el saldo a partir.
Tanto el activo como el pasivo deben clasificarse según la naturaleza de los
bienes que los componen. Deben incluirse en consecuencia los créditos, ya
que éstos forman parte del activo hereditario.
•Activo
El Código Procesal Nacional no contiene una enumeración de los distintos
rubros que deben incluirse en el activo.
El tercer párrafo del artículo 721 del citado ordenamiento sólo dispone
que: "El acta de la diligencia notarial contendrá la especificación de los bienes,
con indicación de la persona que efectúe la denuncia. Si hubiese título de
propiedad, sólo se hará una relación sucinta de su contenido".
Ahora bien, en el inventario quedan comprendidos rubros tales como:
a)Bienes inmuebles: en este rubro se deberán incluir y describir los
inmuebles consignando todos los datos que consten en el título y que sean
útiles para su identificación. Habitualmente se dividen éstos en urbanos y
rurales, indicándoselas plantaciones y mejoras que posean y los servicios
con los que cuenten.
b)Bienes muebles registrables: en este rubro se deben hacer constar bienes
tales como automotores, buques, acciones registrables, etc. Se dejará
constancia de todos los datos que sean necesarios para la identificación
registral.
c)Bienes muebles: en este rubro se deben incluir todos los bienes muebles
no registrables que componen el patrimonio del causante. Si el acervo se
integra con una empresa que no lleva contabilidad en forma, deben
distinguirse los bienes de uso: aquellos que fueron adquiridos o
construidos con el ánimo de usarlos en la explotación y no para venderlos,
verbigracia: maquinarias, instalaciones, herramientas, útiles, de los bienes
de cambio. En este capítulo se identifican los bienes en los cuales se
realiza el tráfico comercial de la empresa, como por ejemplo mercaderías,
materias primas, productos elaborados y otros similares. Por el contrario, si
la empresa lleva la contabilidad en forma, se puede hacer remisión a sus
libros según un informe contable (Pares, Lasala, Borda, Fassi,
Medina) (26) .
d)Dinero: comprende los depósitos en cuenta corriente, cajas de ahorro,
plazos fijos, cajas de seguridad, ya sea en moneda nacional o extranjera.
e)Créditos: rubro en el cual se incluyen las cuentas a cobrar y sus garantías.
f)Títulos públicos: se debe indicar los títulos, la entidad emisora, cantidad y
todos los datos que sean necesarios para su individualización.
g)Derechos y acciones: en ese ítem se incluirán las acciones y cuotas de
participación societaria.
•Pasivo
Se incluyen en este rubro las deudas del causante y las cargas comunes.
a)Deudas del causante: se encuentran aquí las deudas u obligaciones del
causante que éste hubiera reconocido, o aquellas que el causante no
hubiera reconocido y estén debidamente documentadas.
b)Cargas comunes: son las deudas de la sucesión, tales como gastos
causídicos.
4.3.5. Inmuebles
Según establece el artículo 723 del CPCCN"Si hubiere conformidad de
partes, se podrá tomar para los inmuebles la valuación fiscal....De no mediar
conformidad, los mismos serán valuados o al valor de compra con las
dificultades que derivan de ello o al valor de mercado"(32) .
Si la valuación la realiza un Contador, se utilizarán las normas de valuación
aprobadas por los organismos profesionales.
5. PERITO PARTIDOR
Por las características de las tareas a realizar, la designación de un perito
tasador puede recaer sobre un contador, ingeniero u otro profesional de
acuerdo a los bienes que hubiere que valuar.
El partidor debe ser nombrado en la forma dispuesta para el inventariador, es
decir, por las partes.
El Juez puede desechar la designación propuesta por la mayoría en el
supuesto de mediar circunstancias excepcionales.
C. LA RENDICIÓN DE CUENTAS
José A. Rodríguez
1. ASPECTOS PRINCIPALES
1.1. Introducción
Las incumbencias de los profesionales en ciencias económicas se
encuentran regidas por la ley 20.488, en la cual se determinan en forma
específica cuáles son las tareas atinentes a cada una de las profesiones
comprendidas dentro del ámbito de las ciencias económicas (contador público,
licenciado en administración, licenciado en economía y actuario).
En dicha norma se define claramente cuáles son las tareas que cada
profesional puede llevar a cabo de acuerdo a sus conocimientos,
estableciéndose, en su artículo 13, que dentro de las incumbencias del
contador público se encuentra la de intervenir dentro del ámbito judicial en las
rendiciones de cuentas de administración de bienes.
Esta incumbencia halla su apoyo en que la rendición de cuentas se trata de
una tarea asimilable a la presentación de un informe de gestión, en el cual se
deben volcar los resultados financieros obtenidos, estando por lo tanto
involucrados conceptos contables que atañen específicamente al Contador
Público.
Si bien esta intervención no pareciera estar definida como exclusiva del
contador, en muchos casos, se requiere que el informe de rendición de cuentas
esté avalado por un dictamen emitido por contador público.
A continuación iremos clarificando un poco más este concepto y, a medida
que vayamos avanzando en el tema, podrá ver el lector cuán relacionada se
encuentra esta práctica con las incumbencias del contador público, ya que no
resulta posible llevarla adelante sin tener conocimientos técnicos y contables
específicos.
1.2. Concepto
La rendición de cuentas es un término que generalmente está asociado con
una supuesta obligación contraída por una persona de brindar explicaciones a
otra sobre un determinado comportamiento o gestión llevada a cabo. El hecho
de rendir cuentas es una situación que se presenta en múltiples tipos de
relaciones.
Se trata de una obligación que contrae quien ha administrado bienes o
gestionado negocios ajenos, consistente en presentarle al dueño de los bienes
o intereses administrados o gestionados una exposición detallada y
documentada del trabajo realizado(38) .
A través de la rendición de cuentas se trata de poner en conocimiento a las
personas interesadas de todos los antecedentes, hechos y resultados de una
operación de negocio.
1.3. Características
En general, podemos decir respecto a la obligación de rendir cuentas que la
misma, para ciertas circunstancias, surge de la propia ley, tal es el caso de los
tutores, los albaceas testamentarios, los administradores de bienes ajenos y los
mandatarios. Asimismo, resulta, casi siempre, que la rendición propiamente
dicha consiste en una especie de informe de gestión cuyo grado de detalle y
complejidad variará de acuerdo a las exigencias que para cada caso se den.
Este documento en muchos casos estará avalado por un profesional
dictaminante y respaldado por la documentación, la cual es en general
referenciada y mantenida en archivo, ya que constituye el origen probatorio de
los hechos informados en la rendición de cuentas (39) .
La rendición de cuentas puede tener carácter judicial o extrajudicial, todo ello
dependiendo de si la misma se desarrolla fuera de un juicio o de si la misma
constituye el objeto de una pretensión procesal. La rendición de cuentas
extrajudicial es un acto jurídico voluntario,(40) que puede ser impugnado por
error, dolo, violencia o simulación (41) . Sin embargo, y a diferencia de la
anterior, la rendición de cuentas aprobada por sentencia judicial sólo podrá ser
impugnada mediante la presentación del correspondiente recurso contra la
sentencia que la diera por buena.
Cuando la rendición se desarrolla dentro del ámbito judicial, podemos decir
que los pasos del proceso en cuestión están específicamente legislados por el
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN).
En tal sentido cabe señalar que, si bien dentro del mencionado Código, la
"Rendición de Cuentas" es considerada como un proceso especial, igualmente
(salvo para el caso de las excepciones consideradas en el art. 653 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación) tramitará por juicio ordinario.
Al respecto, cabe aclarar que, si bien originariamente este proceso tramitaba
por juicio ordinario, luego de la reforma establecida por la ley 25.488 del
22/11/2001 se dispuso que todas las contiendas judiciales que no tuvieren
señalada una tramitación especial, serán ventiladas en juicio ordinario, todo ello
conforme el art. 319 de dicha ley, resultando en consecuencia que "la rendición
de cuentas" a partir de la promulgación de dicha ley cambió en su forma de
tramitación resultándole aplicable a partir de allí la modalidad procesal del juicio
ordinario en lugar del sumario, lo cual implicó de alguna forma un alargamiento
de los tiempos necesarios para que se resuelva la controversia.
3. LA RENDICIÓN DE CUENTAS
5. CONCLUSIONES FINALES
Finalmente, cabe señalar que la rendición de cuentas, dadas las aptitudes
técnicas requeridas para llevarla adelante, es una tarea que necesariamente
debería ser llevada adelante bajo la supervisión o juntamente con un
Profesional en Ciencias Económicas. Si bien esta cuestión ha sido
debidamente considerada como una incumbencia propia del contador público
por la ley 20.488, la necesidad casi indispensable de que un profesional en
ciencias económicas intervenga en la confección de la misma no ha sido
reflejada específicamente en la normativa de fondo.
Como hemos podido observar a lo largo del presente capítulo, llevar adelante
una rendición de cuentas requiere exponer en forma clara los resultados
económicos de una gestión, siendo necesario para realizarla poseer los
conocimientos específicos de un profesional en ciencias económicas, situación
ésta que, por lo menos hasta el momento en que ha sido escrito el presente
trabajo, no ha sido debidamente contemplada por la legislación vigente; y que
debería ser subsanada, ya sea requiriendo que la rendición sea acompañada
obligatoriamente por dictamen de un profesional de ciencias económicas; o
requiriendo su intervención obligatoria.
En consecuencia, vemos que esta tarea es otra más de las incumbencias
que han sido consideradas por la ley 20.488 como propias del Contador
Público; pero sobre la cual, sin embargo, las normas de fondo (Códigos y leyes
específicas) no contemplan debidamente la necesidad de esta intervención.
Por ello, este vacío legal que perjudica la actuación de los profesionales en
ciencias económicas debe ser llenado a través de la introducción de las
correspondientes modificaciones. Para lograr este cambio, resulta necesario
que todos los profesionales del área de las ciencias económicas tengamos una
participación activa dentro de los consejos y colegios que nos nuclean, de
manera tal de hacer notar al Poder Legislativo de la imperiosa necesidad que
tenemos de que nuestras incumbencias sean debidamente contempladas en la
legislación de fondo vigente.
1. INTRODUCCIÓN
El motivo del presente comentario es examinar y considerar los aspectos
más significativos concernientes a las funciones, las características, la
naturaleza, las facultades y los deberes que posee el contador público, en su
carácter de graduado en ciencias económicas, en su actuación profesional
como consultor técnico , de acuerdo con la normativa procesal vigente,
fundamentalmente referido al ámbito forense metropolitano (1) .
2. ANTECEDENTES
En primer término, a los fines de comprender mejor la ¿gura del consultor
técnico, surgida de la reforma legal establecida en el año 1981, se considera
oportuno destacar y recordar cuál era la situación procesal previa existente en
el ámbito forense de la Capital Federal. En efecto, a inicios de 1981, se
encontraban en vigencia en el área metropolitana los siguientes regímenes
normativos procesales:
Disposición Normativa Fuero Imperante
Civil, Comercial
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (ley 17.454). y Federal.
Trabajo.
Ley 18.345 de Organización y Procedimiento de la Justicia Nacional del Trabajo.
Penal.
Código Procesal en Materia Penal (ley 2372 y modi¿catorias).
Consecuentemente a esa circunstancia, hasta la sanción y la vigencia de la
ley 22.434, dictada el 16/3/81 y modi¿catoria del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación (ley 17.454), dentro del ámbito procesal en materia
pericial podían actuar los siguientes profesionales:
— Peritos designados de o¿cio.
— Peritos a propuesta de parte.
— Peritos o¿ciales.
Asimismo, es necesario y atinado consignar que dentro de la enunciación
anterior se excluyen expresamente los denominados "peritos de administración
pública" (art. 93 de la ley 18.345) y también a los llamados "peritos árbitros",
debido a su muy escasa aplicación práctica y a su limitada vigencia en los
fueros forenses capitalinos.
A partir de la sanción legal de la modi¿cación aludida en los fueros civil,
comercial y federal apareció una nueva figura procesal conocida como
"consultor técnico".
3.1. Consideraciones
En efecto y tal como se recordará, mediante la sanción de la ley
22.434 (2) se dictó una importante reforma a la legislación procesal entonces
vigente.
A tales ¿nes, el Poder Ejecutivo Nacional convirtió en ley el proyecto de
reforma al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN)
—representado en ese momento por la ley 17.454 establecida en 1967— que
fue elaborado por una comisión especial, constituida a esos propósitos en el
entonces existente Ministerio de Justicia de la Nación.
4.3.4. Defensor-consultor
Por otra parte, y tal como se indicó precedentemente, la figura del consultor
técnico se encuentra ya mencionada en la legislación procesal italiana. En este
aspecto es justo tener presente la opinión autorizada del Dr. Lino Enrique
Palacio, quien asimila al consultor técnico como "un verdadero defensor de la
parte que lo designa para que le asegure en los ámbitos de la técnica ajenos al
específico saber jurídico" (13) . El mismo autor, citando al Dr. Carnelutti,
destacado y conocido académico italiano en materia procesal, comprende al
consultor técnico en "el amplio concepto del defensor-consultor".
Asimismo, de acuerdo con lo manifestado por el Dr. Binda, resulta evidente
la diferencia entre el perito y el consultor técnico, ya que el primero actúa como
auxiliar en la administración de justicia, mientras que el segundo cumple,
fundamentalmente, con la parte litigante que lo designa, en la tarea de asesorar
y controlar de manera técnica el desenvolvimiento en la realización de la
prueba pericial y sus conclusiones.
Coincidentemente con el criterio inmediato precedente, la Dra. Rabinovich de
Landau (14) recuerda que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial
de la Capital Federal, en un pronunciamiento judicial referido a los autos "Oeste
Motors Car S.A. c. Blanco, Carlos A. y otro", en su sala "C", de fecha 10/2/84
oportunamente publicado en la revista La Ley, ha definido con claridad el
carácter del consultor técnico al decir que constituye el reemplazante de la
parte que lo ha designado para realizar por ella las observaciones pertinentes,
controlando de manera técnica el desarrollo de las diligencias periciales.
Incluso dicho consultor puede presentar su propio informe dentro del mismo
plazo establecido para el perito actuante.
Al respecto, la autora citada también manifiesta que, conforme al
pronunciamiento judicial aludido, el consultor técnico presenta una figura
estrictamente análoga a la del letrado patrocinante y opera en el proceso en
forma similar a este último, por lo cual, debe comprendérselo en el amplio
concepto del "defensor-consultor". Este criterio es plenamente coincidente con
aquella definición enunciada precedentemente por el Dr. Palacio (15) .
Por su parte, el Dr. Gallo (16) se pregunta y cuestiona si, eventualmente, el
consultor técnico no puede llegar a constituir el perito del propio perito
designado por el juez.
Es por ello que, sobre la base del análisis de las distintas opiniones y
posiciones citadas, puede definirse la naturaleza del consultor técnico de modo
similar a como lo hicieron los propios autores de la reforma en sus
consideraciones y fundamentos, al señalar que "de la misma manera que las
partes en el aspecto jurídico cuentan con el patrocinio letrado, no se admite por
qué no podrían tener el apoyo de un experto en cuestiones técnicas".
Norma Cristóbal
1. JUICIO ARBITRAL
1.1. Introducción
Esta forma de resolución de conflictos configura una alternativa al proceso
judicial habitual en Tribunales con Jueces del Cuerpo Judicial. Los "jueces
árbitro" son aquí personas designadas especialmente y a los efectos de la
resolución del conflicto en cuestión.
La normativa aplicable corresponde a lo determinado en el Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación(1) en su Libro VI, Título I.
1.2. Objeto
¿Cuáles son los conflictos que podrán dirimirse mediante esta práctica?
Todos aquellos que puedan serlo dentro del esquema de la transacción y todos
aquellos que no estén expresamente prohibidos.
Podríamos ampliar diciendo que las cuestiones no deben conllevar un asunto
de orden público, sino de cuestiones privadas y que, además, no dañen
derechos de la persona, de familia o sucesorios.
El código remite a que no podrán ser arbitradas las mismas cuestiones que
no son posibles de ser solucionadas mediante la Transacción (2) .
Veamos qué prevé la Ley sobre el particular (3) :
a)Las acciones penales para acusar y pedir el castigo de los delitos, sea por
la parte ofendida, sea por el ministerio público, aunque sí acepta la
demanda Civil que pudiese corresponder sobre dicho cargo.
b) Cuestiones de validez o nulidad de matrimonio, a no ser que la
transacción sea a favor del matrimonio.
c) Las cosas que están fuera del comercio, y los derechos que no son
susceptibles de ser materia de una convención.
d) Contestaciones relativas a la patria potestad, ni sobre el propio estado de
familia, ni sobre el derecho a reclamar el estado que corresponda a las
personas.
e) Sobre los derechos eventuales a una sucesión, ni sobre la sucesión de
una persona viva.
Sobre el resto de las cuestiones se podrá transigir, por tanto, por aplicación
de la Ley, podría aplicarse la resolución arbitral de los conflictos operados
sobre los mismos.
3. LA PERICIA ARBITRAL
3.2. Aplicabilidad
El Dr. Jaime Anaya expresaba que la vía sumarísima de la pericia
arbitral (12) debería ser tenida en cuenta como arquetipo para "los
procedimientos mercantiles en todos los supuestos de conflictos jurídicos
generados por discrepantes apreciaciones de circunstancias de hecho ". El
párrafo lo dice todo: es una vía ágil, no recurrible y de fácil aplicación, sin
embargo, en la práctica parecería no ser tenida en cuenta.
Veamos cuándo se contempla su aplicación además de lo establecido en el
CPCCN, en algunos ejemplos del articulado del actual Código de Comercio:
a. Los barraqueros y administradores de casas de depósitos en todos los
casos en que fuesen obligados a pagar a las partes por faltas de efectos u
otros perjuicios, deberán llevar adelante la tasación por peritos
arbitradores (art. 128).
b. En los contratos de acarreo, portación o transporte de mercaderías "las
dudas que ocurriesen entre el consignatario y el porteador sobre el estado
de los efectos al tiempo de la entrega, serán determinadas porperitos
arbitradores, haciéndose constar por escrito el resultado " (art. 182).
c. En los contratos de compraventa mercantil el vendedor que luego "...de
perfeccionada la venta, enajenase, consumiese o deteriorase la cosa
vendida, será obligado a dar al comprador otra equivalente en especie,
calidad y cantidad, o, en su defecto, el valor que ajuicio de árbitrosse
atribuyese al objeto vendido, con relación al uso que el comprador
pretendía hacer de él, y al lucro que le podía proporcionar, rebajando el
precio de la venta, si el comprador no lo hubiese pagado todavía " (art.
471).
Nosotros elegimos estos tres casos a manera de ilustración, pero no es
taxativo, existen otros en donde el Instituto se encuentra previsto.
Particularmente en lo que hace a los Profesionales en Ciencias Económicas
es atractiva, desde el punto de vista profesional práctico, la redacción del
artículo 516, que hemos mencionado antes, dado que hace referencia a la
complejidad de las cuentas y por ende extensivo a todo lo que tenga una raíz
patrimonial, por lo que no entendemos cómo esta forma de resolución de
conflictos no tiene más adeptos.
Es hora de que breguemos por su difusión.
5.1. Definición
"Intervenir en un proceso sin ser parte procesal, con el único objetivo de
aportar un criterio jurídico a favor de la Justicia: ésta es, con bastante simpleza,
la naturaleza del amigo del tribunal, que es la traducción que mejor responde al
vocablo en latín "amicus curiae"." (21)
Podríamos decir que esa definición nos ha gustado, por ello abrimos el tema
con ella.
El "amicus curiae ", en adelante AC, es un Instituto del derecho procesal que
permite que ajenos a una controversia judicial, que cuenten con justificado
interés en la resolución final del litigio, puedan ofrecer opiniones consideradas
transcendentales para la sustanciación del proceso. (22)
Generalmente en las causas en que se presenta este tipo de personas, el
objeto del litigio o situaciones conexas a él están vinculados con el interés
público.
No afecta el principio de economía procesal dado que lo que el AC hace es
anexar información de utilidad u opiniones expertas a la causa de la litis.
5.2. Antecedentes
Si bien existen antecedentes dentro del derecho romano en donde el
Juzgador o "Jurex " podía ser asesorado por un abogado en situaciones que él
mismo considerara necesario, es en el derecho anglosajón donde ha visto su
desarrollo.
Con el avance de los pronunciamientos en pro del Reconocimiento y
Preservación de los Derechos Humanos, del Niño, Ambientales y otras
cuestiones de orden público, la figura ha sido utilizada de distintas maneras por
Tribunales Internacionales de distinto orden.
En la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos se prevé
que el Presidente pueda convocar a cualquier persona interesada a dar su
opinión por escrito sobre los puntos sometidos a consulta a la Comisión (23) .
En el seno de las Naciones Unidasla Convención de los Derechos del
Niño en su artículo 4° obliga a los Estados a tomar todas las medidas
necesarias para efectivizar los derechos contemplados en la convención. Es
por ello que dentro de su ordenamiento resalta (24) : "...A continuación figura
una lista indicativa pero no exhaustiva de los tipos de actividades que las
instituciones nacionales de derechos humanos deberían llevar a cabo en
relación con el ejercicio de los derechos del niño a la luz de los principios
generales enunciados en la convención...",agregando (25):"facilitar a los
tribunales sus conocimientos especializados sobre los derechos del niño en los
casos adecuados, en calidad de amicus curiae o parte interviniente".
En los acuerdos y normas para la resolución de diferencias de la
Organización Mundial de Comercio se prevé un apartado especial que versa
sobre obtener información y opiniones de expertos acerca de los asuntos en
controversia (26) .
Éstos son sólo algunos de los pronunciamientos incorporados a nivel
internacional sobre el instituto del amicus curiae en estudio.
5.5. Conclusiones
Creemos que toda aquella información o análisis e investigación sobre una
temática, que pueda ayudar al Juez o al Tribunal interviniente para dirimir un
conflicto cuyo fondo esté vinculado al interés público, siempre es bienvenido.
Por eso, y aún más, avalados por la acordada a la que hicimos referencia ut
supra defendemos la institución del AC siempre que las circunstancias lo
ameriten.
Y es más, creemos que es una posibilidad para que otras instituciones se
involucren en la problemática judicial y así "tiendan puentes" que sirvan para
construir una justicia mejor aplicada.
6.2. Mercosur
ANEXO JURISPRUDENCIA
PERICIA ARBITRAL
Pericia arbitral. Carácter vinculante. Pedido de aclaraciones y
observaciones sobre el informe. Desestimación. "Debaribieri, Ernesto
Gabriel c. Goldstein, Pablo D. s/ordinario", CNCom., sala C, 13/7/07.
FALLO
VISTOS:
I. Fueron elevadas las presentes actuaciones en virtud del recurso de
apelación subsidiariamente interpuesto por la demandada contra la providencia
de f. 742. El memorial del recurrente obra en fs. 743/745. II. Expresa el
demandado que le agravia la decisión del "a quo" en cuanto desestima el
pedido de aclaraciones y observaciones que se formulan, en relación con el
informe presentado por el perito árbitro oportunamente designado. Añade que
ni las partes, ni el Tribunal, propiciaron someter la cuestión a la decisión de un
"juez árbitro" y que la naturaleza jurídica del informe de fs. 674/731 permite la
formulación de pedidos de aclaración tendientes a echar luz sobre aspectos
que se consideran no suficientemente explicados. III. De las constancias de
estas actuaciones puede desprenderse de manera clara que la decisión del
juez de la instancia anterior, al sostener que las cuentas a realizar resultaban
complejas y de lenta y dificultosa justificación, fue la de designar un "perito
árbitro" para que laude, formulando la cuenta que manda la sentencia
ejecutoriada (v. f. 640). Como consecuencia de ello y toda vez que la decisión
del perito árbitro es vinculante para el juez, contrariamente a lo que sucede con
la prueba pericial en la cual puede apartarse el juez del dictamen pericial,
queda fuera de la discusión la pretensión del demandado en orden a las
observaciones y pedido de aclaraciones que efectuara a través de su
presentación de fs. 739/740. El carácter vinculante de la pericia arbitral está
legislado positivamente en el último apartado del art. 773 del Código Procesal,
cuando dice que "la decisión judicial (...) se ajustará a lo establecido en la
pericia arbitral" (Serantes Peña — Palma, "Código Procesal", Tomo III, pág.
435, pto. 6) y, en razón de ello, cabe considerar que ha sido bien denegada por
el juez "a quo" la solicitud de la parte demandada, a quien, como ella misma
sostiene, le queda la posibilidad de interponer los recursos contra la sentencia
que declare la validez del laudo (v. f. 744 vta. — párrafo primero). Por lo
demás, debe resaltarse, como bien deja sentado el "a quo" citando a
Fenochietto, que contra el dictamen de la pericia arbitral, tal el caso de autos,
no se prevé la posibilidad de recurso alguno. Ello es consecuencia de la
naturaleza abreviada del proceso ejecutorio (v. f. 747 — párrafo tercero).
IV. Por ello,
SE RESUELVE:
Desestimar el recurso subsidiariamente interpuesto por el demandado y, en
consecuencia, confirmar el pronunciamiento de f. 742. Sin costas por no existir
contradictor.
Devuélvase.
ARBITRAJE
Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Convalidación de la Cámara Comercial, sala D octubre/2007
RESUMEN: Se trata de una sociedad extranjera —autorizada por la
Comisión Nacional de Valores— realizó una oferta pública de adquisición de
acciones representativas del capital social de su controlada a los fines de
incrementar su participación accionaria.
La asamblea de accionistas de la sociedad controlada decidió el retiro
voluntario de la oferta pública y cotización de las acciones representativas del
capital. El actor, accionista minoritario de esta última, promovió una acción de
impugnación por considerar que el precio ofrecido no era equitativo.
El Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires
consideró que el precio de $ 7,06 ofrecido por la sociedad controlada a los
accionistas minoritarios no fue "equitativo" en los términos del art. 32, inc. d),
del decreto 677/01, pero tampoco lo era el pretendido por el accionante.
La Cámara confirmó el laudo arbitral apelado, modificándose con el alcance
de disponer que el precio se fije en el de $ 7,97 por cada acción, con más un
incremento del 1%.
FALLO de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial - sala D
Buenos Aires, 3 de octubre de 2007
Partes Relevantes a la temática pericial y arbitral.
El Dr. Pablo D. Heredia, dijo:
1°) Después de obtener el 07-11-03 la correspondiente autorización de la
Comisión Nacional de Valores, la firma D.A. International (una sociedad
constituida bajo las leyes de las Islas Cayman, con sede en los EE.UU.) realizó
una oferta pública de adquisición (en adelante, OPA) de acciones clases A, B y
D que no fueran de su propiedad, representativas del capital social de su
controlada Atanor S.A., a los fines de incrementar su participación accionaria
en un 33,60% por encima de lo ya poseído a esa fecha (66,40%).
En la correspondiente publicidad, D.A. Internacional ofertó el precio de $ 7
por acción y anticipó que de resultar exitosa la OPA requeriría a Atanor S.A. la
convocatoria a asamblea extraordinaria de accionistas para considerar el retiro
de las acciones de dicha controlada del régimen de oferta pública regulado por
la ley N° 17.811, así como el retiro de cotización de las acciones por parte de la
Bolsa de Comercio de Buenos Aires, y que votaría con todas sus acciones la
aprobación de esas decisiones (fs. 39).
Como consecuencia de la OPA propiciada por D.A. International, el directorio
de Atanor S.A. encomendó a Infupa S.A., conforme lo establecido por el art. 32
del decreto 677/01, una evaluación sobre el precio ofertado, resultando de ello
un dictamen en el cual la referida consultora concluyó que el de $ 7 por acción
resultaba razonable (fs. 40/41 y 49/52).
En esas condiciones, D.A. International dirigió a Atanor S.A. una nota
concretando la oferta de adquisición al valor de $ 7 por acción (fs. 53).
Posteriormente, el directorio de Atanor S.A. solicitó a la consultora Infupa
S.A. una actualización de la valuación de las acciones con miras a otra OPA,
de resultas de la cual se llegó a un valor de $ 7,06 por cada acción (fs. 58/59 y
anexo de fs. 60/109).
Teniendo en cuenta los reseñados antecedentes, el día 31-03-04 la
asamblea de accionistas de Atanor S.A. resolvió el retiro voluntario de la oferta
pública y cotización de las acciones representativas del capital (fs. 239/240) y,
como consecuencia de ello, en los términos del art. 31 del decreto 677/01, la
empresa realizó una OPA dirigida a los titulares que las poseyeran de cualquier
clase, con excepción de la controlante D.A. International cuya participación
societaria, para ese entonces, sumaba el 98,302% del capital social. En
concreto, la OPA ofrecida por Atanor S.A. a sus accionistas minoritarios como
consecuencia del retiro voluntario de la oferta pública y cotización, tuvo por
objeto el 1,698% del capital social, al valor de $ 7,06 por cada acción,
indicándose —de conformidad con precisiones dadas por la Comisión Nacional
de Valores— que ello se entendía como procedimiento sustitutivo del derecho
de receso previsto por la ley 19.550 (conforme prospecto de fs. 111/124 y
publicidades de fs. 55 y 56).
Tal OPA fue comunicada a los accionista minoritarios, entre ellos, al señor
Guillermo M. Ruberto (véase nota de fs. 126), quien por considerar que el
precio ofrecido para la adquisición no era "equitativo" según lo exigido por el
art. 32, inc. d), del decreto 677/02 promovió una acción de impugnación de
dicho precio ante el Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de
Buenos Aires en los términos del art. 30 de tal normativa, pretendiendo el
mayor precio de $ 35,32 por cada acción (fs. 148/163).
Dicha acción de impugnación fue resistida por Atanor S.A. (fs. 324/349).
2°) A fs. 876/896 el Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de
Buenos Aires emitió por mayoría un laudo que consideró que el precio de $
7,06 ofrecido por Atanor S.A. a sus accionistas minoritarios no fue "equitativo"
en los términos del art. 32, inc. d), del decreto 677/01, y que tampoco lo era el
pretendido por Guillermo M. Ruberto. En cuanto aquí interesa, entendió que el
precio que correspondía tener como "equitativo" era el de $ 10,935 por cada
acción, siendo tal valor el que Atanor S.A. debía pagar al demandante para la
adquisición de las 178.600 acciones de las que es titular.
.........
Contra tal laudo interpusieron sendos recursos de apelación la
representación letrada del señor Ruberto (fs. 910/923) y, por medio de su
letrado apoderado, la firma Atanor S.A. (fs. 925/959), siendo concedidos los
dos (fs. 924 y 960). Ambos recursos fueron resistidos por la respectiva parte
contraria (fs. 969/979 y 980/992).
............
Por su parte, la Comisión Nacional de Valores reglamentó estos aspectos del
decreto 677/01 mediante el dictado de la Resolución General 401 del 26-03-02
determinado en cuanto aquí interesa lo siguiente: "...La oferta pública de
adquisición... deberá sujetarse a las siguientes condiciones: ... d) El precio
ofrecido deberá ser un precio equitativo, pudiéndose ponderar para tal
determinación, entre otros criterios aceptables, los que se indican a
continuación: d.1) Valor patrimonial de las acciones, considerándose a ese fin
un estado contable especial de retiro de oferta pública y/o cotización; d.2) Valor
de la compañía valuada según criterios de flujos de fondos descontados y/o
indicadores aplicables a compañías o negocios comparables; d.3) Valor de
liquidación de la sociedad; d .4) Cotización media de los valores durante el
semestre inmediatamente anterior al del acuerdo de solicitud de retiro,
cualquiera que sea el número de sesiones en que se hubieran negociado; d.5)
Precio de la contraprestación ofrecida con anterioridad o de colocación de
nuevas acciones, en el supuesto de que se hubiese formulado alguna oferta
pública de adquisición respecto de las mismas acciones o emitido nuevas
acciones según corresponda, en el último año, a contar de la fecha del acuerdo
de solicitud de retiro..." (art. 24, citada Resolución General).
4°) El presente caso se corresponde, precisamente, con una acción de
impugnación del precio "equitativo" referida en el considerando anterior, que es
promovida por un accionista minoritario de Atanor S.A. en los términos del
citado art. 32 del decreto 677/01, y su remisión al art. 30; acción que
"...solamente podrá referirse a la valuación dada a las acciones..." según lo
expresa la precitada norma, y que puede tramitar ante el tribunal con
competencia en materia comercial de la jurisdicción que corresponda al
domicilio de la sociedad controlada o bien, a opción del "accionista minoritario"
(definido por el art. 26, inc. d), cit. decreto), y tal como ha ocurrido en la
especie, ante el tribunal arbitral previsto por el art. 38, cuyo laudo es apelable
según también lo prevé el referido art. 30.
..........
Las atinadas reflexiones que preceden no impiden observar, empero, con
relación específica al sub lite, lo que sigue:
a) Los árbitros firmantes del laudo apelado calificaron su actuación como un
"arbitraje de derecho" (fs. 876), y ello no provocó el agravio de las partes.
b) El caso gira en torno a la determinación de un "precio equitativo", lo cual
importa una indagación en parte jurídica y no sólo fáctica, como se verá más
adelante.
...........
Concluida la deliberación los señores Jueces de Cámara acuerdan:
(a) Confirmar el laudo apelado en cuanto declaró que ni el ofrecido por la
demandada ni el pretendido por el actor constituye el "precio equitativo"
referido por el art. 30 y 32, inc. d), del decreto 677/01, modificándoselo con el
alcance de disponer que ese precio se fije en el de $ 7,97 por cada acción, con
más un incremento del 1%.
(b) Teniendo en cuenta la calidad, extensión y naturaleza de la labor
desplegada por el perito tasador en fs. 698/732, 808/824 y 829/839; la
incidencia que su labor tuvo para la dilucidación de los hechos controvertidos;
que el presente asunto tiene en el art. 30 del decreto 677/01 una norma
especial que impone considerar la escala aplicable a los incidentes, lo cual
desplaza las previsiones arancelarias del Reglamento Orgánico de Arbitraje de
la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; que el monto del pleito está dado por la
suma por la cual, en definitiva, prospera la demanda; y que el emolumento
correspondiente a los auxiliares de la justicia debe guardar adecuada
proporción con el que correspondería a los restantes profesionales actuantes
en el pleito (CSJN, Fallos 256:232; 261:223; 300:70), se fija el honorario del
contador C. R. S. S. —en la persona de Brea, Solans y Asociados SCEF— en
la suma de $ 28.900 (pesos veintiocho mil novecientos).
Asimismo, ponderando que la incidencia resuelta en fs. 865/66 careció de
monto, y teniendo presente el éxito obtenido, así como la complejidad y
extensión de las tareas cumplidas en fs. 861/863 por el letrado y apoderado de
Atanor S.A., Dr. M. R. Q., se confirman sus honorarios en la suma de $ 6.600
(pesos seis mil seiscientos) (arg. art. 6°, 7°, 9°, 44, y 57 de la ley
21.839 modificada por la ley 24.432).
Pablo D. Heredia - Juan J. Dieuzeide - Gerardo G. Vassallo.
LAUDOS ARBITRALES EN EL MERCOSUR
Laudos del Tribunal Permanente de Revisión(46)
Listado de los emitidos hasta la actualidad conforme al Sitio Oficial del
Mercosur
Laudo Nº 01/2005: "Prohibición de Importación de Neumáticos Remoldeados
Procedentes del Uruguay" Recurso de Revisión Presentado por la República
Oriental del Uruguay contra el Laudo Arbitral del Tribunal Arbitral Ad hoc de
fecha 25 de octubre de 2005.
Laudo Nº 01/2006 : "Prohibición de Importación de Neumáticos
Remoldeados procedentes de Uruguay" Recurso de Aclaratoria interpuesto por
la República Argentina en relación al Laudo Arbitral dictado por éste el 20 de
diciembre de 2005.
Laudo Nº 02/2006: "Impedimentos a la Libre Circulación derivado de los
Cortes en Territorio Argentino de Vías de Acceso a los Puentes Internacionales
Gral. San Martín y Gral. Artigas" Recurso de Revisión presentado por la
República Argentina contra la decisión del Tribunal Arbitral Ad hoc de fecha 21
de junio de 2006.
Laudo Nº 01/2007: Controversia entre Uruguay y Argentina sobre
"Prohibición de importación de neumáticos Remoldeados procedentes del
Uruguay" —solicitud de pronunciamiento sobre exceso en la aplicación de
medidas compensatorias—.
Laudo Nº 01/2008 : "Divergencia sobre el cumplimiento del Laudo
N° 1/05, iniciada por la República Oriental del Uruguay (art. 30, Protocolo de
Olivos)".
Laudo Nº 01/2012 : "Procedimiento Excepcional de Urgencia solicitado por la
República del Paraguay en relación con la suspensión de su participación en
los Órganos del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la incorporación de
Venezuela como Miembro Pleno".
Esquema de diseño propio
resuelve
no resuelve