Los Espacios Rurales en La Argentina Actual

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Los espacios rurales en la Argentina actual.

Nuevos enfoques y perspectivas de análisis


desde la Geografía Rural
Nidia Tadeo

Universidad Nacional de la Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.


Los cambios y reestructuraciones que se observan en los espacios rurales argentinos en las
últimas décadas han estimulado el desarrollo de numerosas investigaciones desde el campo de las
Ciencias Sociales, con el propósito de comprender y explicar los fenómenos y procesos que se están
manifestando, a la vez que surgen nuevos desafíos respecto a una demanda de cambio social. Hoy,
lo agrario, lo rural, lo rural/urbano son tema de debate y a partir de estas nociones también se
generan reflexiones en torno a la manera en que varían las conceptualizaciones. En las últimas
décadas, las diferentes disciplinas comenzaron a transitar un camino de revisión hacia las formas de
re-pensar lo rural, a partir de la idea de que hoy lo rural no equivale exclusivamente a lo agrario, que
lo agrario no representa sólo a las producciones agrícolas y ganaderas, que las vinculaciones entre
la ciudad y el campo se intensifican paulatinamente. Los marcos teóricos y metodológicos
disciplinares se fueron renovando para abordar nuevas problemáticas y otras ya clásicas, pero ahora
resignificadas en complejidad, con herramientas conceptuales y estrategias metodológicas
adecuadas para producir conocimiento. Los estudios rurales van enriqueciendo su espacio y, en esa
trayectoria, también se crea un ámbito de debate y reflexión en el que los campos disciplinares se
articulan, comparten categorías analíticas y técnicas de investigación, con el propósito de definir sus
objetos de estudio mediante un abordaje interdisciplinario, capaz de aprehender una realidad
crecientemente compleja y diversa.El propósito que orienta este artículo consiste en brindar un
panorama general de los estudios realizados desde el campo de la Geografía Rural durante los
últimos diez años, aportando al conocimiento de los espacios rurales y los sujetos sociales
involucrados. Ante una producción abundante y heterogénea hemos seleccionado algunas temáticas
actuales que representan centros de interés para los Geógrafos y generan desafíos que los
preocupan y los ocupan (1), Los cambios producidos en el contexto económico-social nacional y
mundial durante las últimas décadas han repercutido en los procesos agrarios y en las
configuraciones territoriales de los espacios rurales. No fue una tarea simple ordenar una producción
de trabajos estrictamente geográficos teniendo en cuenta la evolución de las ciencias sociales y la
permeabilidad de sus fronteras. Por ello estimamos pertinente incluir los resultados de estudios
realizados por investigadores sociales cuya disciplina de formación no es la Geografía, pero utilizan
marcos teóricos afines en sus abordajes; también incorporamos los resultados obtenidos por algunos
proyectos o programas de investigación conformados por equipos interdisciplinarios.
Un recorrido por la Geografía Rural
En este apartado no perseguimos emprender una discusión epistemológica, nos interesa
considerar algunos aspectos concernientes al devenir de la Geografía Rural a fin de mostrar su
posicionamiento actual en el área de las Ciencias Sociales. Desde la concepción tradicional los
estudios de los paisajes agrarios sustentados en elementos ambientales-histórico-culturales e
ideológicos estimularon durante largo tiempo el análisis de las formas del paisaje y de sus
componentes. Hacia 1940 dejaron de interesar a los geógrafos porque eran meramente descriptivos
y carecían de una metodología rigurosa. La formalización de una Geografía Rural como un campo
definido de la disciplina geográfica fue influida por la evolución del pensamiento geográfico y de otras
ciencias sociales (economía, sociología, demografía) de mayor desarrollo teórico y conceptual. La
práctica de los geógrafos fue transformando los contenidos unas veces en forma progresiva, otras
con escasa aceptación, corresponde a "un proceso en el que intervienen, de modo decisivo, las
concepciones epistemológicas y los supuestos filosóficos dominantes" (Ortega Valcárcel, 2000:392)
Lo rural se identificaba con los elementos constitutivos de la morfología agraria, los sistemas de
explotación, las producciones y los modos de vida de las comunidades agrarias. Las
denominaciones "Geografía Agraria" y "Geografía Rural" se utilizaban indistintamente privilegiando
un enfoque regional y estructuralista. En el último tercio del siglo pasado, una reacción crítica a los
enfoques analíticos agrocéntricos, a su pragmatismo, incapaces de dar respuestas a nuevos
problemas, algunos ajenos a la actividad agraria y vinculados con nuevos usos del suelo en el
espacio rural por la incidencia de la urbanización, la industrialización y la presencia de nuevos
actores rurales indujo un cambio de perspectiva mediante la incorporación de supuestos teóricos
heterogéneos, conducentes a la revitalización de la Geografía Rural; ya no se define en función de
una actividad dominante, la agricultura, ni de un componente social, la población agrícola, sino "en
relación con una consideración del 'espacio' como concepto integrador más apto para abordar los
nuevos problemas (Kayser, 1990:72). Lo rural deja de ser sinónimo de lo agrario y la Geografía
Agraria queda incluida en la Geografía Rural.Los espacios rurales se transforman por un conjunto de
usos y de usuarios, los fenómenos y procesos que se desarrollan provocando tensiones y conflictos
representan un interesante campo de trabajo. Sus marcos teóricos se enriquecen con las nuevas
perspectivas epistemológicas que va incorporando la Geografía (el enfoque radical, crítico, abreva en
las teorías económicas, sociales y políticas, en tanto que el enfoque fenomenológico procede de
teorías antropológicas y de la psicología social). La sociología rural ofrece herramientas de
interpretación teórica, la economía agraria facilita la comprensión de fenómenos y procesos a través
de ciertas teorías explicativas, la historia rural aporta elementos teóricos y metodológicos. La
Geografía Rural genera un espacio reflexión y análisis crítico; de la indagación sobre la conformación
de los patrones morfológicos del espacio agrario se avanza en el estudio de los procesos para
comprender las contradicciones y convergencias que presenta el mundo rural.En nuestro país las
problemáticas de los espacios rurales fueron recobrando un nuevo atractivo en las últimas décadas,
con desafíos estimulantes para una Geografía Rural, sometida a una renovación teórica y
metodológica y de apertura hacia las otras ciencias sociales. Asimismo, las temáticas que se le
plantean son de interés académico y, a la vez, reconocen un compromiso social ante los
requerimientos actuales de la sociedad.

Hacia un balance de la producción académica en determinados ejes de análisis durante los


diez últimos años
Las economías regionales
El potencial agrícola de algunas regiones extrapampeanas ha sido un factor importante para el
surgimiento de determinadas producciones (caña de azúcar, algodón, yerba mate, vid entre otras)
sustentadas principalmente en un gran número de pequeñas explotaciones familiares con escasa
capacidad de capitalización. Estos cultivos también se expandieron bajo el amparo de políticas
públicas para satisfacer las necesidades de un mercado interno creciente en el período de
sustitución de importaciones, configurando las denominadas economías regionales por su notable
incidencia en la expansión de otros sectores productivos y en la población local. Posteriormente, la
conjunción de factores histórico-estructurales, los vaivenes del mercado interno y recurrentes
situaciones de sobreproducción, que trataban de paliarse con medidas asistenciales de los
organismos de regulación provocaron crisis de diferente intensidad, agudizadas a partir de la
reestructuración del capitalismo mundial durante la década de 1970 y la inserción de la Argentina en
el nuevo modelo de acumulación. La nueva dinámica capitalista repercutió en las producciones, su
comercialización y distribución y consumo de los productos. Las ventajas comparativas presentes en
ciertas áreas extrapampeanas favorecieron la inversión capitales nacionales y transnacionales
estimulados por un conjunto de beneficios y exenciones impositivas. En cambio, las economías
regionales registraron profundos cambios en sus actividades productivas y recomposición estructural
de sus agentes. 
 En la década pasada se produjo una reconfiguración territorial en las regiones
extrapampeanas por procesos de desestructuración/reestructuración de las producciones
tradicionales, en el marco de políticas generales de apertura económica y de apoyo del Estado a los
grandes emprendimientos, la emergencia de nuevas relaciones de poder que se manifestaron en un
fenómeno de modernización productiva y exclusión social (Rofman, 1999: 107-136). Las
problemáticas actuales de las economías regionales resultan de los procesos socioeconómicos del
contexto nacional/global al que están articuladas. Sus contradicciones, desigualdades e impactos
diferenciales atrajeron la atención de los investigadores sociales desde distintas miradas
disciplinares. En el libro "La trama territorial del algodón en el Chaco. Un enfoque multiescalar de
espacios en transición" Valenzuela y Scavo (2009) analizan los procesos de ocupación en un
espacio chaqueño que se fue perfilando desde los años '20 del siglo pasado como la principal región
productora de algodón, con relevante incidencia social por la cantidad de pequeños productores que
involucraba y la abundante mano de obra que atraía durante el período de cosecha. Si bien el
monocultivo favoreció el crecimiento de la economía provincial, las frecuentes crisis derivadas de
factores estructurales y coyunturales conduce a los autores a promover el debate con relación a los
cambios que se manifestaron con la irrupción de la soja a fines de los años '90; este proceso
desencadenó una fuerte competencia por el uso del suelo y alteraciones ambientales. Los cambios
en la estructura agraria se tradujeron en una mayor vulnerabilidad para los productores tradicionales
que disponen de pequeñas extensiones cultivadas. Siguiendo los postulados de la Geografía Crítica
y un enfoque multiescalar los autores examinan los procesos de producción del espacio chaqueño y,
la vez, centran la mirada en las prácticas y representaciones de pequeños productores y
trabajadores asalariados residentes en la tradicional área algodonera, cuya identidad está enraizada
en el cultivo del algodón. Estos actores sociales son "invisibles e inviables si la mirada proviene de
una lógica productivista que privilegia la competencia y la competitividad" (Ibídem, p. 108) y su
posibilidad de permanencia dependerá de una política integral que tenga en cuenta las
singularidades regionales. En otro trabajo Valenzuela (2009) profundiza la indagación de las nuevas
prácticas agrícolas y la expansión tecnológica-productiva de la especialización sojerafocalizando el
análisis en las acciones emprendidas por la franja de productores algodoneros pequeños y
medianos. Las fuentes primarias son ampliamente utilizadas para registrar las modalidades de
resistencia implementadas por los actores sociales y su familia, como estrategias individuales y
colectivas a fin de evitar la expulsión de su espacio de vida por el proceso de sojización. Los
resultados rescatan la necesidad de mantener la pervivencia de ciertas identidades históricas,
espacialmente construidas y arraigadas en sucesivas generaciones sin negar la coexistencia con
producciones conectadas a los mercados globales. Desde una Geografía comprometida socialmente
el estudio persigue hacer visibles las necesidades de una amplia franja de población rural que está
demandando al Estado el diseño e implementación de estrategias productivas alternativas para
lograr su inclusión en su espacio de vida, con una participación activa. En el mismo sentido la autora
analizaba anteriormente la relación entre la pequeña agricultura familiar, el monocultivo del algodón y
las inundaciones en la vulnerabilidad de los pequeños productores (Valenzuela, 2000: en línea).Otro
conjunto de trabajos describen e interpretan la situación de las economías regionales no-pampeanas
a partir de la dinámica de acumulación de capital luego de la caída de la Convertibilidad. Partiendo
de un enfoque regional que integra la dimensión espacio-temporal reconocen que la evolución de los
espacios agrarios no sólo depende de las inversiones sino de elementos históricos, culturales e
institucionales y de las relaciones de poder ejercidas por agentes económicos que buscan apropiarse
de los excedentes (Palacios, 2009). Algunos estudios privilegian un perfil economicista (2) centrado
en el desenvolvimiento de los sistemas productivos más que en la organización del espacio y sus
procesos de reconstrucción, incorporan el enfoque de los circuitos productivos para conocer el
devenir reciente de las tramas productivas y el comportamiento de los agentes intervinientes. Esta
perspectiva es igualmente adoptada por otros investigadores sociales para reflexionar y efectuar
propuestas de intervención planteando alternativas de acción pero, advirtiendo que las mismas
deben atender a las especificidades histórico-geográficas de cada realidad rural. En estos estudios la
lógica de los cambios está enraizada en las reestructuraciones producidas en el país desde 1970 y
su interacción con los procesos globales. Manteniendo una postura estructural focalizan la atención
en quiénes acusan los cambios y cuáles son las reacciones que provocan. 
 En una investigación
desarrollada como tesis doctoral de Jong (2010) construye un andamiaje teórico sustentado en el
enfoque regional para abordar las contradicciones de la estructura frutícola del Alto Valle del río
Negro desde un enfoque marxista, holístico-integrador. El planteo teórico resignifica la dimensión
histórica al admitir que la acción de las sociedades sobre el ambiente natural se desarrolla
históricamente. Desde esta perspectiva el autor analiza la evolución de esta economía regional, sus
deficiencias estructurales, las contradicciones de las empresas transnacionalizadas para apropiarse
de los excedentes. Diseña la estrategia metodológica tomando el desarrollo teórico de rotación del
capital para elaborar las matrices de las tasas de ganancia. A partir de los resultados obtenidos
plantea recomendaciones y acciones que requieren de una coordinación a nivel institucional con la
participación de un equipo interdisciplinario.

La resignificación del concepto de complejo agroindustrial para el estudio de nuevos


procesos agrarios
El concepto de complejo agroindustrial fue propuesto por economistas críticos para "delimitar
un espacio de generación y distribución de excedentes con núcleos centrales de poder, que, más
allá de los territorios y sectores concretos, daba cuenta tanto de los procesos de expansión
capitalista como de las adaptaciones y resistencias de las poblaciones involucradas" (Giarracca,
2003: 20). Significó un avance interesante para evitar el análisis de lo agrario e industrial como
categorías opuestas. Luego, sociólogos y antropólogos abocados al estudio de problemas
socioagrarios adoptaron el concepto para observar las reacciones que provocaba la expansión
capitalista en la población afectada por dicho proceso. Finalmente, el concepto fue enriquecido
cuando los investigadores sociales comprendieron la necesidad introducir el enfoque territorial,
considerando que el territorio no es sólo soporte o escenario, sino un contenido que se integra a los
componentes sociales en una permanente interacción.Las actividades agroindustriales localizadas
en los contextos regionales de la Argentina y su relación con procesos económicos, sociales,
políticos ocurridos a diferentes escalas presentan nuevas situaciones que suscitan diversas
interpretaciones y reflexiones desde distintas miradas. Las agroindustrias juegan un papel
fundamental introduciendo un cambio económico-social y una reestructuración espacial al modificar
las características tradicionales de las economías regionales. El proceso se profundizó durante
década de 1990 mediante la emergencia o predominio de producciones altamente capitalizadas,
acompañadas de nuevas tecnologías de capital intensivo; corresponde a un fenómeno que no se
manifestó en forma homogénea, sino con diversas modalidades de inserción y relaciones
productivas. Las posibilidades de acceder a los mercados globales, donde el capital internacional va
planificando sus negocios a escala mundial, condujo a una readaptación continua de la estructura de
las cadenas agroindustriales, para responder a los requerimientos de una creciente competitividad,
estándares de calidad, pautas de consumo cambiantes y envíos regulares en cantidad y calidad;
mientras aumentaba la rentabilidad y disminuían los costos de producción se profundizaban las
desigualdades entre los agentes intervinientes en los eslabones agroindustriales. Este proceso
continuó con la posconvertibilidad, desde 2002, para responder a las demandas de un mercado
globalizado; se manifiestan, alianzas, conflictos, tensiones, nuevas formas de integración y
articulación entre actores dispares.Numerosas investigaciones dan cuenta de nuevas formas de
reestructuración de los complejos agroindustriales cuyas producciones logran insertarse en el
mercado internacional, respondiendo a una sostenida demanda de consumidores que reclaman
mayor variedad, calidad y seguridad alimentaria en productos frescos. Destacan la emergencia de
nuevos actores, las estrategias empresariales y la construcción de tramas agroindustriales; avanzan
en la comprensión de las relaciones de poder articulando la teoría y la empírea mediante el análisis y
explicación de los procesos de subordinación/exclusión y las resistencias locales (3). El interés es
focalizado en los estudios de caso, introducen elementos históricos-relacionales, comparativos y
recurren a fuentes documentales combinadas con datos cualitativos generados con diversas
técnicas.

Reestructuración de la agricultura y la dinámica de los mercados de trabajo agrícolas: nuevos


problemas y debates
Los cambios que conducen a una "modernización" de las producciones agroindustriales, la
búsqueda de mayor productividad y calidad se expresan en una producción flexible, con procesos de
modernización-flexibilización y modernización-precarización que inciden en la composición y
dinámica de los mercados de trabajo (cambios en la oferta y demanda de trabajadores, vínculos
contractuales, definición de puestos de trabajo, tipos de tareas). Se conforma un espacio con
tensiones en las relaciones sociales en un entorno local en permanente interacción con los procesos
globales. La mano de obra es afectada en sus aspectos cuantitativos y cualitativos, no sólo por las
estrategias empresariales que tratan de asegurar la productividad, sino también por los
comportamientos laborales de los propios trabajadores que, en un contexto de creciente
flexibilización laboral, buscan reducir los períodos de desocupación en su ciclo anual de trabajo.

 Debates y análisis en torno a la reestructuración y "modernización" de la agricultura aportan
elementos para el tratamiento y evaluación de los procesos que están afectando al sector agrario y
sus repercusiones en los procesos de trabajo: trabajo estacional y temporario, cambios en el trabajo
permanente, segmentación de los mercados de trabajo en cuanto a competencias, calificaciones y
género. Las transformaciones no se manifiestan en forma homogénea ni con la misma intensidad
dadas las particularidades de la agricultura y las diferencias regionales. Diversas investigaciones (4)
estudian los procesos de trabajo en el marco de la reestructuración: la reducción de asalariados
permanentes no calificados, las modalidades de contratación de trabajadores y su perfil marcado por
la eventualidad, las exigencias de un trabajador con calificaciones tácitas y competencias,
generalmente acompañadas por la precarización salarial. Algunos, estudios también analizan las
ventajas que ofrece la legislación laboral en cuanto a inserción ocupacional, definición de puestos de
trabajo y precariedad laboral acorde con el modelo de acumulación vigente.Una temática convocante
es el rol ejercido por la intermediación en la contratación de trabajadores, consiste en un mecanismo
de flexibilidad laboral implementado por empresas y productores para ajustar la cantidad de mano de
obra según los momentos de la producción, principalmente las actividades de cosecha y el
acondicionamiento de la producción. La intermediación asume diferentes modalidades en la
actualidad, no sólo responde a problemas operativos derivados del manejo de importantes
contingentes de trabajadores, sino que tiene importantes implicancias sociales y políticas, en el
sentido de evitar o disminuir la conflictividad laboral; desdibuja la relación patrón-obrero al
desaparecer el vínculo contractual, también difumina la figura del oponente ante quien reclamar
derechos y crear situaciones para la protesta social (Tadeo, 2009). La difusión de la tercerización del
trabajo ha favorecido "la aparición de empresas de servicios o de contratistas de trabajadores
temporarios que ocupan un rol cada vez más significativo en las 'relaciones de trabajo' mediadas
como agentes que intervienen en el denominado 'régimen de empleo triangulado' integrado por
empresas usuarias, empresas de trabajo temporario y trabajadores" (Craviotti y Palacios, 2007: 3-
32). Los autores de los trabajos presentan resultados de información relevada mediante una
triangulación entre técnicas cuantitativas y cualitativas del trabajo de campo, combinadas con
fuentes secundarias. Desde perspectivas microsociales y macroestruturales apuntan a propuestas
teóricas y metodológicas que convoca la participación de las otras ciencias sociales para no caer en
los estudios de caso puramente descriptivos. Las referencias a la teoría social a A. Guiddens y P.
Bourdieu no son excepcionales en los trabajos mencionados. En algunos es recurrente el
involucramiento de los investigadores, que buscan comprender y participar desde "adentro",
privilegiando los actores, los agentes, las opiniones y representaciones de su entorno social. Se trata
de una estrategia metodológica que evoca al procedimiento utilizado por BialetMassé para
"impregnarse" de la realidad " mi modo de proceder (es el) que he empleado antes. Ver el trabajo en
la fábrica, en el taller o en el campo, tomar los datos sobre él y después ir a buscar al obrero en su
rancho ( ) sentir con él, ir a la fonda, a la pulpería, a las reuniones obreras, oírle sus quejas; pero
también oír a los patrones y los capataces." (BialetMassé, 1904: 28).

Los flujos migratorios laborales


La lógica de las empresas agroindustriales basada en la búsqueda de una inserción competitiva
en el mercado mundial, con reducción de costos es observada en la movilización de una abundante
mano de obra, particularmente en las producciones de frutas y hortalizas destinadas a la
exportación. Durante el período de cosecha requieren numerosos contingentes de mano de obra y
los déficits de la oferta local son cubiertos por los tradicionales desplazamientos de trabajadores
migrantes. La falta de oportunidades laborales en el lugar de residencia promueve la migración
estacional de asalariados agrícolas, como la opción para completar el ciclo anual de ocupación,
asegurando su subsistencia y la de su familia; se trata de construir un ciclo ocupacional que cubra la
mayor parte del año y se repita cada año configurando un "espacio de vida" combinando la
dimensión espacio- temporal para lograr la reproducción social del trabajador y su familia.Las
condiciones de inestabilidad e incertidumbre que acompañan a este tipo de trabajador se ponen en
juego al pactar el valor del jornal, es el factor prioritario para aceptar las condiciones de trabajo y la
causa principal de rotación en busca de una mejor remuneración, porque trata de reunir la mayor
cantidad de dinero para llevar a su lugar de origen; en cambio resigna las condiciones de
alojamiento, su precariedad es un rasgo del paisaje local en el tiempo de la cosecha, con predominio
de hacinamiento y carencias varias. El trabajador migrante sigue siendo el asalariado agrícola peor
pago y carente de protección social y representación gremial, generalmente persiste la forma de
pago por producción.En los comienzos del siglo XXI este fenómeno muestra la contracara de una
agricultura especializada, de exportación, motorizada por el capital agroindustrial (5). Los resultados
de las investigaciones muestran la construcción de nuevas formas de territorialidad y espacios
sociales donde perdura la histórica precariedad laboral que caracteriza al empleo agrícola.Entre los
movimientos migratorios estacionales se destaca, como un caso singular, la trayectoria de los
obreros del empaque de cítricos dulces de Entre Ríos al Valle del Río Negro, un desplazamiento que
tiene más de cincuenta años, para participar en el acondicionamiento de peras y manzanas de
exportación entre diciembre y marzo. Para muchos trabajadores y su grupo familiar la migración
estacional permitió acrecentar sus ingresos anuales, constituyó un modo de vida y, a la vez, amplió y
enriqueció su espacio vivido con nuevas prácticas y relaciones sociales (Tadeo y Palacios, 2008:
167-183)). La información contenida en los relevamientoscensales es insuficiente y de escasa
confiabilidad para cuantificar la magnitud de los flujos migratorios, tampoco permite conocer
motivaciones y trayectorias. Las investigaciones efectuadas emplean metodologías principalmente
cualitativas con relevamiento de datos primarios (entrevistas en profundidad y relatos de vida). El
abordaje desde un enfoque fenomenológico pone al descubierto aspectos y procesos de la situación
laboral y condiciones de vida de un sector de asalariados agrícolas invisibilizado por las estadísticas
demográficas.

La refuncionalización de de los espacios rurales: lo agrícola- rural y lo rural- urbano


De lo anteriormente expuesto una de las preguntas que surge ante una realidad rural compleja
y diversa es, cómo expresar qué es hoy lo rural (6). Desde la Geografía Rural se ha iniciado un
debate que también involucra al conjunto de las ciencias sociales porque el espacio rural se está
modificando paulatinamente, como soporte de las actividades y como construcción social, como el
lugar donde se vive, con un sentido de identidad y pertenencia, tal como expresan sus habitantes
tradicionales. Además, aparecen nuevas actividades no vinculadas con los usos agrarios y,
simultáneamente, se instalan habitantes que no son agricultores y tienen aspiraciones, valores y
prioridades que no responden a necesidades alimentarias. La realidad socioespacial muestra que lo
rural y lo agrario dejan de ser sinónimos. En nuestro país, este proceso no puede generalizarse,
aunque se admite una resignificación de lo rural frente a las intencionalidades de homogeneización
pretendidas por la globalización (Nogar, 2009).La evidencia empírica señala que los cambios
actuales en los usos del espacio rural no asumen un carácter transitorio o coyuntural puesto que
como lugar de residencia principal o secundaria una percepción positiva de lo rural crece
conjuntamente con un malestar hacia lo urbano. En el imaginario de la población urbana el espacio
rural suele asociarse con un ambiente más saludable y tranquilo que redunda en una mejor calidad
de vida. Este tipo de uso reconoce una mercantilización de lo rural por nuevas necesidades urbanas,
la extensión de la ciudad hacia el espacio rural (barrios privados, clubes de campo, chacras) es
favorecida por la expansión inmobiliaria y el trazado de grandes vías de circulación, de acceso
rápido.El espacio rural también se revaloriza como lugar de esparcimiento: los ejes de circulación y
el reacomodamiento de infraestructura de alojamiento en antiguas estancias, los avances en
tecnología de la información y un crecimiento del poder adquisitivo en algunos sectores de población
posibilitan alejarse de la ciudad con frecuencia. Algunos autores reflexionan acerca de la repercusión
que tienen los nuevos usos en dinamización en los pueblos y los trabajos de Craviotti (2007: 445-
472) y Maraschio (2009) además de analizar la presencia de actores diferentes, con distintas
visiones y opiniones destacan la confrontación entre lo nuevo y lo viejo con la emergencia de
tensiones ante los fenómenos de contaminación ambiental, provocada por nuevas actividades
productivas o las ya existentes, el aumento del valor de la tierra, el trazado de infraestructura.Las
nuevas configuraciones territoriales dan cuenta de la diversidad, pluralidad y complejidad de los
espacios rurales; actualmente son multifuncionales, heterogéneos, dinámicos y articulados, " bajo
una constante interdependencia, pues los procesos ya no se controlan enteramente en el lugar, sino
que son el resultado de una compleja malla de articulaciones que van mucho más allá del espacio
local, regional y nacional" (Sili, 2000:139). El interés conocer el desarrollo de estos procesos desde
la Geografía Rural prioriza la utilización de diferentes presupuestos teóricos y marcos explicativos
derivados de diversos enfoques, desde los sectoriales, productivistas y agraristas a los territoriales
en el contexto de un a "nueva ruralidad". Es en este sentido que Nogar (2009) expresa la importancia
de recurrir a un enfoque holístico, integrador construido desde el concepto de territorialidad y
multifuncionalidad, porque contempla los vínculos rurales-urbanos e incluye los procesos de
agriculturización, los sectores productivos y los diferentes actores. Estos marcos ayudan a interpretar
que los espacios rurales ya no son exclusivamente productivos-agrarios; por ello se re-elaboran
conceptos y categorías analíticas a la vez que se debate y reflexiona sobre las relaciones
rural/urbano, que dejan a un lado las dicotomías propias de los enfoques sectoriales. Se requieren
nuevas herramientas conceptuales y metodológicas para explicar la complementariedad, la
asociación, la diversidad, de una realidad rural en permanente movimiento.

Entre lo rural y lo urbano: la configuración del periurbano


La expansión de la mancha urbana hacia el espacio rural circundante- generalmente dedicado
a las producciones destinadas al abastecimiento diario de la ciudad- va construyendo rápidamente
un espacio de transición, configurando un territorio de borde de la aglomeración en constante
transformación. La actividad agrícola sufre los efectos de una fuerte competencia por el uso del suelo
y su ocupación adquiere un carácter intersticial por la localización de industrias, emprendimientos
inmobiliarios, actividades terciarias. El estudio del periurbano constituye un centro de interés desde
diferentes medios académicos y profesionales por la generación de procesos sociales, ambientales y
territoriales de creciente complejidad y paisaje caótico. Su abordaje reconoce un cuerpo de
supuestos teórico-metodológicos específicos que ha sido utilizado por geógrafos (7) para abordar las
características de un tipo particular de agricultura (el cinturón verde de la ciudad) en el marco de una
creciente valorización del suelo y un crecimiento caótico de diversas actividades. Barsky (2005)
manifiesta "caracterizar el periurbano implica, entre otras cuestiones, estudiar los actores sociales
que están detrás de su construcción y las estrategias territoriales que despliegan provocando una
intensa transformación" del suelo rural en suelo urbano. La coexistencia de lógicas diferentes crea
tensiones y conflictos de diferente intensidad configurando diferentes paisajes, sin que se manifieste
un interés del poder público por implementar políticas de ordenamiento territorial. Esta preocupación,
compartida por distintas visiones, propone instalar un debate en los organismos encargados de la
acción pública de desarrollo para generar propuestas de gestión ambiental. Chiozza y Carballo
(2005) proponen una escala de análisis territorial para preservar ambientalmente "los espacios
productivos con múltiples usos sociales y no agudicen la vulnerabilidad del sector productivo, que
representan las unidades hortícolas, como al capital cultural y social constituido por sus productores"
(p. 7). Insisten en un enfoque abarcativo e integrador para superar la mirada fragmentada dirigida
desde el interior de cada municipio.
Las transformaciones de los espacios rurales y el desarrollo rural
La gestión y planificación del desarrollo rural son tareas aun pendientes, las problemáticas que
presentan los espacios rurales requieren de la adopción de nuevos enfoques por parte de los
programas y políticas de desarrollo rural que contemplen el desarrollo económico y social
conjuntamente con la protección del ambiente. Varios autores de los trabajos mencionados en esta
presentación señalan las carencias y debilidades de los programas de desarrollo rural
implementados a escala provincial y municipal, con escasos o nulos resultados para los
beneficiarios.El tema ha alcanzado una significativa relevancia al poner sobre el tapete el
compromiso asumido por grupos de estudio de las universidades e instituciones diversas,
revitalizando el debate respecto a puntos críticos que aparecen en la formulación de políticas
públicas de desarrollo rural, así como aquellos puntos críticos que no están resueltos en el plano
teórico y de la acción. El debate compromete particularmente a las áreas del conocimiento que
tienen una incidencia central en el desarrollo social y rural través de la participación interdisciplinar y
multidisciplinar.El interés despertado por la temática motivó la realización de las "1ª Jornadas de
Desarrollo Rural en su perspectiva Institucional y Territorial" (8) en el año 2005, con el propósito de
facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias, de avanzar en la vinculación entre desarrollo
rural, instituciones y territorio y generar conocimiento en cuestiones del desarrollo rural, valorizando
las particularidades culturales e identidades de cada área al diseñar los programas y políticas. Los
trabajos presentados en el encuentro fueron publicados en el libro "Desarrollo rural. Organizaciones,
instituciones y territorios" (9). Con diferentes percepciones e interpretaciones del proceso de
desarrollo rural y desde miradas interdisciplinares unas contribuciones analizan los diversos
enfoques sobre la problemática del desarrollo rural, ponen en cuestión algunos enfoques que no
tienen en cuenta la heterogeneidad de los espacios rurales, otros trabajos incorporan los resultados
de investigaciones y estudios de caso y discuten un posible aporte del concepto geográfico de
territorio al debate del desarrollo territorial rural, principalmente la contribución de los actores en
procesos de cambio social.La vigencia de la problemática, la preocupación por el diseño de políticas
públicas y gestión del desarrollo rural convocaron un nuevo encuentro académico en junio del año
actual "II Congreso Internacional de Desarrollo Local y I Jornadas Nacionales de Ciencias Sociales y
Desarrollo Rural" (10) con los objetivos de favorecer la reflexión crítica en relación a conceptos,
metodologías y objetivos de desarrollo local y rural e impulsar proyectos y programas, propiciando su
incorporación en las agendas de gestión y el acompañamiento en su diseño e implementación. Los
trabajos están publicados en versión CD-ROM.

Comentario final
En los comienzos del nuevo milenio se presentan desafíos y estímulos para que los Geógrafos
interesados en los espacios rurales aborden temas que no sólo son de interés académico sino que
los involucra en vigorosos debates que plantea la sociedad. Nuevas perspectivas convierten a la
Geografía Rural en un interesante campo de trabajo, orientado hacia los problemas que dan cuenta
de cambios y conflictos entre viejos y nuevos problemas y entre nuevos y tradicionales ocupantes de
los espacios rurales. Los avances en especificaciones teórico-metodológicas se nutren de diferentes
discursos derivados de los supuestos teóricos de diversas escuelas y corrientes del pensamiento
geográficos en las últimas décadas del siglo XX. Los distintos enfoques han conducido a un relativo
eclecticismo geográfico que resulta útil para abordar una realidad de creciente complejidad.En los
estudios rurales realizados en la Argentina las nuevas concepciones han sido incorporadas. La
revisión del material bibliográfico consignado en los ejes temáticos seleccionados muestra que una
Geografía Rural renovada durante los últimos diez años estuvo atenta al desarrollo de nuevos
procesos y problemas participando en los debates, replanteando categorías y perspectivas teórico-
metodológicas, para contribuir a la comprensión y explicaciones de las transformaciones que
manifiestan los espacios rurales argentinos en las últimas décadas. Nuevos enfoques y discursos
diferentes también representan nuevos desafíos para una Geografía capaz de comprometerse
socialmente en el estudio de problemas básicos y responder a soluciones concretas mediante la
acción. Reflexiones de Guiddens (1998) destacan la necesidad de una visión superadora de los
términos binarios que paralizan la reflexión y obstaculizan la articulación entre teoría y práctica. La
acción es entendida como una permanente intervención de los seres humanos en el mundo natural y
social de los acontecimientos, de los sujetos como agentes de los procesos sociales, ubicando su
acción en un marco estructural pero con un margen de autonomía que promueve la posibilidad de
intervención.
Notas
(1) Esta presentación no pretende ser exhaustiva, admitimos omisiones involuntarias de varias
cuestiones y autores que han aportado al conocimiento de las realidades rurales en los comienzos
del nuevo milenio. También destacamos que nos guía el objetivo de efectuar consideraciones sobre
el valor teórico o metodológico de los trabajos.
(2) Rofman, A; García, A; García, L. y otros, 2009: 97-132 y 96-113. Del Valle Cueto, E., 2009: 207-
219.
(3) Bocco, A., 2007: 111-143. Radonich, M., N. Steimbreger y A. Kreiter, 2007. Steimbreger, N y A.
Kreiter, 2007: V Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales. Bendini, M y N.
Steimbreger, 2003: XXIV International Congress of Latin American Studier Association (LASA).
Palacios, P., 2008: X Jornadas Cuyanas de Geografía. Craviotti, C., P. Palacios y C. Cattáneo, 2008:
II Jornadas Nacionales de Investigación de las Economías Regionales. Tadeo, N., 2009: 69-81.
(4) Agüero R, J. González y E. Puigdomenech, 2004: 249-275. Tadeo N., Palacios, P. y F. Torres,
2006: 65-90. Craviotti C., Palacios, P. y Cattaneo, C. 2007: V Jornadas interdisciplinarias de estudios
agrarios y agroindustriales. Craviotti, C.; Cattaneo, Carlos y Palacios, P. 2008: 173-194. Agüero, R.,
M. Bustamante, D. Zalazar y otros 2009: VI Jornadas interdisciplinarias de estudios agrarios y
agroindustriales, Facultad de Ciencias Económicas, UBA.
(5) Bendini, M., Radonich, M. y Steimbreger, N. 2006: 79-107. Bendini, M. y Steimbreger, N. 2008:
57-77.
(6) Reboratti, C. y Castro. H. 2007: Versión preliminar. Craviotti, C. 2008: 99-117. Sili, M., 2005
(7) Bozzano, H. 2002: XI Jornadas Nacionales de Extensión Rural, La Plata. Barsky, A. 2005: en
línea. Barsky A. y Vio, M. 2007: IX Coloquio Internacional de Geocrítica. Barsky, A. 2008: en línea.
Lorda, A. 2005. Calvente, M. y Lorda, A. (2009: VI Jornadas Interdisciplinaria de Estudios Agrarios y
Agroindustriales
(8) Organizadas por el Programa de Economías Regionales y Estudios Territoriales (Instituto de
Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA), por el Centro de Estudios e Investigaciones
Laborales y Programa de Investigaciones Económicas sobre Tecnología, trabajo y empleo (CEIL-
PIETTE) y por el Centro de Estudios para el Desarrollo (Universidad Nacional de Rosario) el 23 y 24
de junio de 2005.
(9) Manzanal M, G. Neiman y M. Lattuada (Comp.) (2006)
(10) Evento organizado por la Universidad Nacional de La Matanza, 14 a 17 de junio de 2010.

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