Evaluación de Resultado de Literatura QUIJOTE
Evaluación de Resultado de Literatura QUIJOTE
Evaluación de Resultado de Literatura QUIJOTE
Nombre: Fecha:
Curso: Puntaje Total: 100%
Aprendizajes Acreditables:
1- Reconocer las características del Barroco.
2- Reconocer mediante el análisis las características del texto literario: estética del movimiento al que
pertenece y análisis de elementos estudiados
Es el arte de lo artificial.
11. Lean un fragmento de Don Quijote de la Mancha (capítulo LXXIV de la segunda parte)
para conocer el final de la obra y cómo termina su protagonista:
[…] Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que
sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las
caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa, sino que este
desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa,
leyendo otros que sean luz del alma. Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría
hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala que
dejase renombre de loco, que, puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad
en mi muerte. Llámame, amiga, a mis buenos amigos: el cura, al bachiller Sansón
Carrasco y a maese Nicolás, el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento.
Pero de este trabajo se escusó la sobrina con la entrada de los tres. Apenas los vio don
Quijote, cuando dijo:
–Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino
Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno. Ya soy
enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje, ya me son
odiosas todas las historias profanas de la andante caballería, ya conozco mi necedad y
el peligro en que me pusieron haberlas leído, ya, por misericordia de Dios,
escarmentando en cabeza propia, las abomino.
Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron, sin duda, que alguna nueva locura le
había tomado. Y Sansón le dijo:
–¿Ahora, señor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora
Dulcinea, sale vuestra merced con eso? Y ¿agora que estamos tan a pique de ser
pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced
hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí, y déjese de cuentos.
–Los de hasta aquí –replicó don Quijote–, que han sido verdaderos en mi daño, los ha
de volver mi muerte, con ayuda del cielo, en mi provecho. Yo, señores, siento que me
voy muriendo a toda priesa; déjense burlas aparte, y tráiganme un confesor que me
confiese y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como éste no se
ha de burlar el hombre con el alma; y así, suplico que, en tanto que el señor cura me
confiesa, vayan por el escribano.
Miráronse unos a otros, admirados de las razones de don Quijote, y, aunque en duda,
le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber
vuelto con tanta facilidad de loco acuerdo, porque a las ya dichas razones añadió otras
muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a
quitar la duda, y a creer que estaba cuerdo. [..]