El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Cuestiones importantes a tener en cuenta sobre el libro:

EL QUIJOTE

Se desarrolla Ofrece un
Considerada la entre el cuadro vivo de la
Consta de dos idealismo
1ra novela Versió paródica sociedad
partes manierista y el
moderna española del
realismo siglo XVII
barroco

Presenta un conflicto
narrativo y ahonda en Crítica a los libros de
1ª escrita en 1605
la interioridad caballería.
humana

2ª escrita en 1615

La primera parte del Quijote


La primera parte del Quijote fue escrita en 1605. La acción principal de la obra se conforma
en primer lugar, por las malparadas aventuras de don Quijote y en segundo orden, a partir del
séptimo capítulo, por las de la famosa pareja del caballero con su rústico escudero. Unidas al eje
principal, se centran las historias secundarias en dos niveles:
1. aquellas cuyos personajes participan, de alguna manera, del nivel
realidad de la historia principal, la de don Quijote, y que son: a) las cuatro
historias amorosas (la de Cardenio y Luscinda, Fernando y Dorotea, El Capitán
Cautivo y Zoraida, y doña Clara y don Luis), unidas por la relación que mantienen
entre sí los personajes, que se convierten en narradores sus propias historias, y
b) los relatos pastoriles, cuyo principal exponente es la desgraciada historia de
Marcela y Grisóstomo;
2. la historia del "Curioso impertinente", presentada como una ficción
dentro de la ficción del Quijote, ya que se trata de una novela hallada en la
venta donde se encuentran todos los personajes. Los personajes de la historia
del "Curioso impertinente" no se relacionan con los de la historia principal, puesto
que están presentados como una creación literaria que, de omitirse, no alteraría
el relato central.

La crítica a los libros de caballerías


En la época de Cervantes, los libros de caballerías reflejaban,
anacrónicamente, la pervivencia de un mundo heroico con leyes, vestimentas,
divisiones jerárquicas y costumbres de la Edad Media. No es extraño: se
trataba de una literatura de evasión. En efecto, se huía de los conflictos por
los que atravesaba el hombre del siglo XVII. Este género alcanzó su mayor
difusión en el siglo XV con la aparición de la imprenta. Pero,
desgraciadamente, el mareo del éxito llevó a numerosos autores a producir, a
diestro y siniestro, obras de pésima calidad, llenas de aventuras disparatadas.
Por eso, en contra de estas obras, nació una crítica literaria y moralizante.
Ningún juicio resultó tan original, certero y efectivo como lo fue el de
Cervantes por medio de su Quijote, ya que el autor elaboró un texto del
mismo estilo que el de los libros de caballerías, pero transformado por el
recurso de la parodia (recurso que consiste en imitar con sentido burlesco).
Así, en el Quijote, se parodia al mismo protagonista, su caballo, su armadura,
su amada, el escudero, el protocolo de armarse caballero, las aventuras, el
supuesto autor y el estilo. Sería erróneo, de todos modos, simplificar esta
novela como una gran parodia, pues la comicidad, que prevalece en un
principio, se va desdibujando a medida que el personaje se ennoblece que
sus ideales adquieren solidez.
La crítica de Cervantes a los libros de caballerías se realiza desde la
misma construcción del texto. Este se compone de una yuxtaposición de
episodios, cada uno de los cuales se desvía hacía otro nuevo. Las
numerosas aventuras son presentadas en diversos planos, que otorgan a la
composición una profundidad semejante a la de un cuadro barroco.
1. En un primer plano, Cervantes introduce un autor ficticio del Quijote,
un historiador árabe llamado Cide Hamete Benengeli. Así, parodia otro
recurso muy usado por los libros de caballerías en los que se presentaba a un
misterioso autor, que había hallado un manuscrito de la obra en un lugar
lejano y en circunstancias maravillosas.
2. En otro plano, aparece el traductor del texto árabe, cuya traducción, a
su vez, recoge Cervantes, quien se presenta asimismo sólo como recopilador
de esta obra. Dentro de ella, están las numerosas aventuras del hidalgo
manchego (quien, paradójicamente, desea ser un personaje de novelas de
caballerías).

● Para complementar los datos que acabaste de leer y para poder


entender de qué va a tratar la obra, te sugiero que veas estos
videos:
o https://www.youtube.com/watch?v=YmevPoqVNtM
o https://www.youtube.com/watch?v=t7T8taWd6EA

● Leer con atención el capítulo I del Quijote. En caso de dificultarse la


comprensión del texto, releerlo y hacer consultas al docente.

Capítulo 1
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo1 don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho


tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero2; adarga3 antigua, rocín flaco y
galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero4; salpicón las más noches, duelos y
quebrantos5 los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos
consumían las tres partes de su hacienda. El resto de ella concluían sayo de velarte 6;
calzas de velludo7 para las fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los días de
entresemana se honraba con su vellorí8 de lo más fino. Tenía en su casa una ama que
pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y
plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro
hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro,
gran madrugador y amigo de la caza; Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada,
ó Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben;
aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender que se llamaba Quejona. Pero esto
importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración de él no se salga un punto de la
verdad.
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran
las más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó
casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a
tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de
sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos
cuantos pudo haber de ellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que
compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas
intrincadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos
requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la
sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me
quejo de la vuestra hermosura. Y también cuando leía:… los altos cielos que de vuestra
divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del
merecimiento que merece la vuestra grandeza.
Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y
desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóleles, si
resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís 9 daba y
recibía, porque se imaginaba que por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría
de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero, con todo, alababa en
su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas
veces le vino deseo de tomar la pluma y darle fin al pie de la letra, como allí se promete; y
sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otro mayores y continuos
pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar

1 Un hidalgo es una persona de clase noble y distinguida.


2 El astillero es una percha en la que se exponían las lanzas, en un sitio visible de la casa.
3 La adarga era un escudo.
4 La carne de vaca era más barata que la de carnero, con lo que el narrador da a entender que don Quijote no tenía
una posición holgada.
5 Los duelos y quebrantos eran tortillas de huevos con pedazos de tocino frito.
6 El velarte era un paño de abrigo, negro o azul.
7 El velludo es un tipo de terciopelo.
8 El vellorí era un paño entrefino de color pardo ceniciento.
9 El libro de caballerías de Don Belianís de Grecia (1547) es de Jerónimo Fernández. En la primera mitad del texto,
el héroe recibía ciento y una heridas graves.
-que era hombre docto, graduado en Sigüenza10- sobre cuál había sido mejor caballero:
Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mismo
pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía
comparar, era don Galaor11, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada
condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y
que en lo de la valentía no le iba en zaga.
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo
de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se
le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo
aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas,
desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de
tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas
soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.
[...]
En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás
dio loco en el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de
su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo
el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello
que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de
agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre
y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del
imperio de Trapisonda; y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del extraño
gusto que en ellos sentía, se dio prisa a poner en efecto lo que deseaba. Y lo primero que
hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín 12 y
llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. […]
Fue luego a ver su rocín13, y aunque tenía más cuartos que un real14 y las tachas que el
caballo de Gonela, que tantum pellis et osso fuit15, le pareció que ni el Bucéfalo de
Alejandro16 ni Babieca del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar
qué nombre le pondría; porque, según se decía él a sí mismo, no era razón que caballo de
caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y así,
procuraba acomodársele de manera que declarase quién había sido, antes que fuese de
caballero andante, y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando
su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo 17,
como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba. Y así, después de
muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria
e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante: nombre, a su parecer, alto, sonoro y
significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era
antes y primero de todos los rocines del mundo.

10 Referencia irónica acerca del cura, ya que la Universidad de Sigüenza era considerada "menor", y se dudaba de los
conocimientos de sus egresados.
11 Palmerín, Amadís de Gaula, su hermano Galaor y el Caballero del Febo son héroes fabulosos de libros de caballerías
que estaban, entonces, muy de moda.
12 El orín es el óxido rojizo que se forma sobre la superficie de los objetos de hierro.
13 Se llamaba rocín al caballo de mala traza y de poca alzada.
14 Más cuartos que un real: juego de palabras con dos acepciones de cuartos: moneda de poco valor y ciertas aberturas
que produce una enfermedad en los cascos de los caballos.
15 Tantum pellis et ossa fuit significa “era todo piel y huesos”.
16 Se refiere a Alejandro Magno (356-323 a.C.), rey de Macedonia y conquistador de Persia, cuyo caballo se llamaba
Bucéfalo.
17 De estruendo, es decir, “pomposo”.
Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este
pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote; de donde, como
queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia que, sin duda, se
debía de llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir. Pero, acordándose
que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino
que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de
Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don
Quijote de la Mancha18; con que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y
la honraba con tomar el sobrenombre de ella.
Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y
confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una
dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y
sin fruto, y cuerpo sin alma. Decíase él así:
-Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con
algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un
encuentro, o le parta por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien
tener a quien enviarle presentado y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora,
y diga con voz humilde y rendido: "Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la
ínsula19 Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado
caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante vuestra
merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante".
¡Oh, cómo se holgó20 nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más
cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar
cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo
anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo, ni le dio cata de ello.
Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus
pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se
encamínase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era
natural del Toboso; nombre, a su parecer, músico y peregrino 21 y significativo, como
todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.

● Resolver las siguientes consignas:


1. Enunciar las características de don Quijote y ejemplifíquenlas
con citas textuales.
2. ¿Qué función cumple la ficción en el personaje?
3. Extraer del texto tres expresiones cómicas o paródicas.
4. ¿Cuáles son los pasos según el protagonista que debe cumplir
para ser caballero?

18 El nombre Quijote es humorístico, pues mantiene la raíz del apellido (Quesada, Quijada o Quijano, según aparece a lo
largo de la novela) y lo desfigura con el sufijo -ote que, en castellano, tiene un matiz despectivo. Quijote es también el
nombre de una pieza de la armadura defensiva que cubre el muslo. Asimismo, pudo influir el nombre del caballero
Lanzarote del lago, correspondiente a las novelas del ciclo' del rey Arturo.
19 Ínsula es un latinismo por ‘isla’.
20 Holgar significa ‘alegrarse’.
21 Peregrino, en este caso, significa ‘extraño, especial, raro o pocas veces oído’.

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