Especies Naufragas-Consejo Estado
Especies Naufragas-Consejo Estado
Especies Naufragas-Consejo Estado
1. CONSIDERACIONES
El artículo 4° establece que las personas que tengan tales objetos sólo gozan de
su usufructo, el cual es transmisible únicamente dentro del respectivo país.
Cabe señalar que el decreto 3183 de 1952 fue derogado expresamente por el
artículo 196 del decreto ley 2324 de 1984, el cual fue declarado exequible por
la Corte Suprema de Justicia en sentencia del 22 de agosto de 1985.
Añade esta ley en el artículo 14, que los monumentos históricos o arqueológicos
se regulan por ella y no por la normatividad referente a los tesoros establecida
en los artículos 700 y siguientes del Código Civil.
La mencionada ley fue reglamentada por el decreto 264 de 1963, el cual fue
derogado parcialmente por el decreto 833 de 2002.
Pero era claro que para hacer efectiva esa participación se requería, como dice
la norma, que se realizara la recuperación de los objetos, para lo cual debía
mediar un contrato, pues tal era la modalidad indicada a continuación por el
decreto.
El decreto ley 2349 de 1971 fue derogado expresamente por el artículo 196 del
decreto ley 2324 de 1984, con lo cual, como se expresó en el Concepto citado,
también quedaron derogados sus decretos reglamentarios 12 y 1246 de 1984.
Es de observar que el artículo 192 del decreto 2324 dispuso expresamente que
el permiso o concesión de exploración no generaba ningún derecho o privilegio
para el concesionario, en relación con un eventual rescate de las antigüedades
náufragas denunciadas.
Luego de esta ley vino el proceso constituyente que habría de elevar a rango
constitucional la conservación del patrimonio cultural del país.
Ahora bien, la ley 397 del 7 de agosto de 1997, expedida para desarrollar los
artículos de la Constitución referentes a la cultura, entre los cuales se cuenta
precisamente el 72, conforme lo cita el epígrafe, trae una definición bastante
amplia de patrimonio cultural de la nación.
El artículo 4° de la ley establece:
2[2] La expresión “la plataforma continental” fue declarada exequible por la Corte
Constitucional en sentencia C-191 del 6 de mayo de 1998.
náufragas3[3] que será reglamentado por el Gobierno
Nacional4[4], oído el concepto del Consejo Nacional de Cultura.
3[3] Frase declarada exequible “en el entendido de que el porcentaje a que tiene derecho el
denunciante no puede ser pagado total o parcialmente con especies u objetos náufragos
rescatados, que integren el patrimonio cultural o arqueológico de la Nación. Así mismo, en
el entendido de que dicho porcentaje debe ser fijado por la ley”.
En igual sentido, la consagra el inciso cuarto del artículo 175 del mismo código,
al establecer:
Cabe anotar que el artículo 66 del código fue subrogado por el artículo 9° del
decreto ley 2304 de 1989, pero éste fue declarado inexequible por la Corte
Suprema de Justicia, mediante sentencia del 20 de junio de 1990, con lo cual
aquél recobró su vigencia.
5[5] Anales del Consejo de Estado. Tomo 124, 1991, 3er. Trimestre, la. Parte, pág. 503.
Igual sucede con los permisos otorgados con base en el artículo 191 del decreto
ley 2324 de 1984, el cual, antes bien, contiene una norma que les niega a sus
beneficiarios cualquier derecho al respecto. Es el artículo 192, el cual dispone:
Esta frase final venía relacionada con las normas posteriores de esos decretos
que, en esencia, establecían la necesidad de celebrar un contrato con la Nación-
Ministerio de Defensa Nacional–DIMAR para la recuperación y explotación de
tales antigüedades, de tal manera que si no se celebraba tal contrato el derecho
no se configuraba, pues dependía de esta condición suspensiva para su
existencia.
Para resarcir un daño ocasionado por una omisión de una autoridad pública, la
persona interesada dispone de la acción de reparación directa, conforme al
artículo 86 del Código Contencioso Administrativo, modificado por el 31 de la
ley 446 de 1998, pero aún así habría que analizar si tal acción es procedente
ante el tiempo transcurrido, ya que la caducidad de esta acción es de dos (2)
años contados a partir del día siguiente a la omisión, de acuerdo con el artículo
136 del mismo código, modificado por el 44 de esa ley, y el fenómeno omisivo
se presentó de manera inmediata al reconocimiento del denunciante porque los
decretos citados no establecían cuándo se debía celebrar el contrato de
recuperación, entendiéndose entonces que debía ser dentro del término
razonable para la celebración, legalización e inicio de la ejecución del contrato.
Por último, cabe anotar, frente a la quinta pregunta de la consulta, que lo dicho
respecto del derecho de los denunciantes se aplica para sus causahabientes,
como continuidad patrimonial de ellos.
2. LA SALA RESPONDE
Presidente de la Sala
Secretaria de la Sala