CONCILIACIÓN en Violen Fliar o Domést 272 Bis CP

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 Ley Nro. 348
 Conciliación
 Jurisprudencia
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 Sentencias constitucionales
 víctima

Sobre la conciliación en asuntos de violencia familiar o


doméstica
SCP 0709/2018-S2 (VD) │ Sucre, 31 de octubre de 2018
Por

 Ramiro Carrillo A.

 -

diciembre 13, 2019

399

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A partir de la vigencia del Código de Procedimiento Penal, uno de los


lineamientos del sistema procesal penal, fue el establecimiento de
mecanismos procesales destinados a obtener soluciones prontas y
razonables del conflicto, conocidos como salidas alternativas del juicio
ordinario, entre ellas, el instituto procesal de la conciliación.

En el ámbito nacional, de acuerdo a lo establecido en el inciso 7) del art. 27


del CPP, la conciliación constituye uno de los motivos por los cuales se
extingue la acción penal. Además, representa una forma de reintegrar a las
partes en conflicto, derivado de un hecho delictivo; es decir, a la víctima y
al imputado, a fin de llegar a una solución; sin que ello represente que el
Estado quede al margen; ya que a través de las autoridades judiciales, la
promueve en los casos permitidos por ley, conforme establece el art. 67 de
la Ley del Órgano Judicial (LOJ); siendo concordante a esta prescripción
normativa, el art. 327 del CPP, modificado por el art. 8 de la Ley de
Descongestionamiento y Efectivización del Sistema Procesal Penal -Ley 586
de 30 de octubre de 2014-, estableciendo que su procedencia se sujetará a
la normativa especial vigente.

En este marco, el referido art. 67.III de la LOJ, dispone que: “No está
permitida la conciliación en temas de violencia intrafamiliar o doméstica…”;
en concordancia con esta disposición, el art. 46 de la Ley 348, prescribe:
I.  La conciliación está prohibida en cualquier hecho de violencia
contra las mujeres, que comprometa su vida e integridad sexual.
Ninguna institución receptora de denuncias ni su personal, podrá promover
la conciliación ni suscripción de ningún tipo de acuerdo entre la mujer y su
agresor, bajo responsabilidad. (…)
III. No se reconoce la conciliación bajo presión a la víctima o para evitar
carga procesal, bajo responsabilidad funcionaria.
IV. Excepcionalmente la conciliación podrá ser promovida únicamente por
la víctima, sólo por única vez y no siendo posible en casos de reincidencia
(las negrillas son introducidas).

De modo tal, que el parágrafo I del citado art. 46 de la Ley 348, contiene un
mandato imperativo, traducido en la prohibición de la conciliación, en
aquellos delitos que contienen hechos de violencia contra las mujeres, que
comprometen su vida e integridad sexual, entre los cuales, estarían
inmersos los tipos penales de feminicidio, homicidio suicidio, aborto
forzado, lesiones gravísimas, violación, abuso sexual, acoso sexual, actos
sexuales abusivos, padecimientos sexuales, incumplimiento de deberes de
protección a mujeres en situación de violencia, así como la violencia
familiar o doméstica, que se halla contemplada en el art. 272 bis del Código
Penal (CP). Por lo que, el legislador trató con especial cuidado, la posibilidad
de conciliar, ya que expresamente estableció su prohibición como regla.
A propósito de este instituto procesal, el CEDAW, en la Recomendación
General 3314, citada en el anterior Fundamento, estableció que en cuanto a
los procesos alternativos de resolución de conflictos, recomienda a los
Estados que se aseguren que los casos de violencia contra las
mujeres, incluida la violencia doméstica, bajo ninguna
circunstancia, se remitan a cualquiera de los procedimientos
alternativos de solución de controversias.

En la Recomendación efectuada al Estado de Bolivia el 2015, el CEDAW


observó la prevalencia de diferentes formas de violencia contra las mujeres;
así como el extremado bajo número de procesamientos y condenas de los
autores en los casos de violencia contra la mujer y la remisión de casos
de violencia contra las mujeres a los procedimientos de
conciliación, a pesar de estar prohibido. A partir de las observaciones
realizadas, el CEDAW recomendó a Bolivia, entre otras medidas:

(C) Asegurar que todos los casos de violencia contra las mujeres, incluidos
los casos de feminicidio y la violencia sexual, sean investigados de manera
efectiva, y los perpetradores enjuiciados y castigados adecuadamente;
(D) Velar por que los casos de violencia contra la mujer, incluida la
violencia doméstica, bajo ninguna circunstancia sean derivados a
procedimientos alternativos de solución de controversias; (…) [las
negrillas son nuestras].

En similar sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


(CIDH), en las recomendaciones efectuadas al Estado boliviano, mencionó
que:

…conciliación asume que las partes involucradas se encuentran en


igualdad de condiciones de negociación, lo que no sucede en el ámbito de
la violencia intrafamiliar. Es reconocido internacionalmente que la
conciliación en casos de violencia intrafamiliar no es recomendable. En
efecto, se ha verificado que los acuerdos realizados en el marco de la
mediación aumentan el riesgo físico y emocional de las mujeres, por la
desigualdad en las relaciones de poder entre las partes. Además, los
acuerdos generalmente no son cumplidos por el agresor y no abordan las
causas y consecuencias de la violencia en sí mismas
.
De igual manera, el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de
la Convención de Belém do Pará (MESECVI), que es la responsable de
analizar y evaluar el proceso de implementación de la Convención de Belém
do Pará dentro de los Estados, recomienda:

…prohibir los métodos de conciliación, mediación y otros orientados a


resolver extrajudicialmente casos de violencia contra las mujeres. En caso
de que ya cuenten con dicha prohibición recomienda a los Estados
armonizar su legislación procesal con esta prohibición, a fin de evitar que
en casos de violencia contra las mujeres se requiera la audiencia de
conciliación (…)

Esta prohibición se justifica, por los efectos contraproducentes en el acceso


a la justicia para las víctimas y la erradicación de la violencia; y, atendiendo
la problemática desde una visión más amplia, resultaría difícil no exponer a
la víctima a un potencial escenario de violencia; además que, no garantiza
una real protección ni un tratamiento integral del problema que permita
romper y erradicar este ciclo de violencia ejercido; además, no se debe
obviar que uno de los principales problemas que presenta conciliar este tipo
de asuntos, es el desbalance de poder entre las partes, como se vio en el
Fundamento Jurídico precedente.

En la misma línea, el Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de la


SCP 1961/2013 de 4 de noviembre, se refirió en el análisis del caso
concreto -Fundamento Jurídico III.2-, sobre la prohibición de conciliar, en
aquellos procesos penales derivados de hechos de violencia familiar y
doméstica, indicando:
En el caso concreto, el accionar al margen del ordenamiento jurídico por
parte de las servidoras públicas demandadas, amenazó el derecho a la vida
de la accionante en sus vertientes integridad psicológica y física, pues
independientemente de si evidentemente fue o no víctima de violencia
intrafamiliar, al estar en curso una denuncia penal y medidas de seguridad
impuestas, todas las autoridades públicas tienen el deber supremo de no
arriesgar la vida ni la integridad física y emocional de las mujeres
supuestamente agredidas; en esa dimensión al volver a citarla a efectos de
reunirla con su agresor y crear nuevos escenarios
angustiantes  procurando una conciliación prohibida por la Ley
Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia,
incurrieron en persecución indebida que eventualmente pone en
riesgo el derecho a la integridad personal que conglomera al
derecho a la integridad psicológica y en definitiva a la vida digna
de la accionante; así cabe recordar lo estipulado por el art. 46 de la Ley
Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, que
establece que la conciliación está prohibida en cualquier hecho de violencia
contra las mujeres, que comprometa su vida e integridad sexual. Ninguna
institución receptora de denuncias ni su personal, podrá promover la
conciliación ni suscripción de ningún tipo de acuerdo entre la mujer y su
agresor, bajo responsabilidad (el resaltado es ilustrativo).

Cabe señalar, que los estándares de los Sistemas Universal e


Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, con relación a la
discriminación y violencia en razón de género, deben ser aplicados por
todas las juezas, jueces y tribunales, en el marco de las obligaciones
asumidas por el Estado boliviano, del control de convencionalidad y de las
normas constitucionales contenidas en los arts. 13 y 256 de la CPE. Dichos
estándares se encuentran sistematizados en el Protocolo para Juzgar con
Perspectiva de Género, aprobado por el Tribunal Supremo de Justicia
mediante Acuerdo de Sala Plena 126/2016 de 22 de noviembre; el cual,
debe ser aplicado de manera obligatoria por las autoridades
jurisdiccionales.
Ahora bien, del conjunto de disposiciones legales desarrolladas, a partir de
un análisis integral de las mismas, se puede concluir que la normativa
interna boliviana, en el marco de los derechos reconocidos en el art. 15 de
la CPE y los estándares internacionales de protección de los Derechos
Humanos, incluidas las recomendaciones efectuadas al Estado boliviano, no
admiten la conciliación en hechos de violencia familiar o doméstica,
por la desigualdad de condiciones entre las partes, acentuado por
el vínculo afectivo y familiar que media y que hacen más probable
viciar la voluntad de la víctima.

Complementando este análisis con lo establecido en el parágrafo IV del


mencionado art. 46 de la Ley 348, se abre una excepcionalidad respecto a
la posibilidad de conciliar, conforme al siguiente texto: “Excepcionalmente
la conciliación podrá ser promovida únicamente por la víctima, sólo por
única vez y no siendo posible en casos de reincidencia”.

Ahora bien, a partir de los argumentos señalados en párrafos precedentes,


dicha excepción debe ser interpretada de manera restrictiva, en el marco
de los estándares universales e interamericanos que fueron anotados y
conforme a los instrumentos internacionales de protección de derechos
humanos, dispuesto en los arts. 13 y 256 de la CPE. En ese sentido, debe
entenderse que dicha excepción, solo procede en los casos no
contemplados en el parágrafo I del art. 46 de la Ley 348; es decir,
aquellos delitos que no contengan hechos de violencia contra las
mujeres que comprometan su vida e integridad sexual; además,
deben exigirse los siguientes presupuestos, que: 1) Sea promovida por la
víctima, por única vez; y, 2) No exista reincidencia. De lo que se extrae,
que aquellos casos derivados de agresiones físicas, solo
excepcionalmente, resultarían conciliables, ya que su conveniencia
dependerá del grado de afectación de los derechos de la víctima; vale
decir, a la vida y a la integridad sexual; por tanto, se torna necesario que el
Ministerio Público adopte todas las medidas para verificar que estos
derechos no se encuentren comprometidos; y en su caso, si dicha entidad
no cumple con su deber, con la responsabilidad que ello conlleva, prevista
en el art. 46.I de la Ley 348, es obligación de la autoridad jurisdiccional,
antes de homologar dicha conciliación, adoptar aquellas medidas que
permitan verificar y ponderar de manera objetiva su conveniencia;
considerando para el efecto, la relevancia social del hecho que motivó el
inicio del proceso penal, los alcances del daño causado y si el agresor
efectuó una reparación del mismo.

Entre las medidas que pueden ser adoptadas por las autoridades antes
mencionadas, se tiene el análisis del perfil del caso a conciliar, el contexto y
los elementos que se hallen involucrados; en ese entendido, podrá solicitar
informes psicológicos y sociales, entre otros.

Por otra parte, otro de los requisitos para la procedencia de la


conciliación es que ésta sea promovida por la víctima; y en ese sentido,
el parágrafo III del art. 46 de la Ley 348, establece que: “No se reconoce la
conciliación bajo presión a la víctima o para evitar carga procesal, bajo
responsabilidad funcionaria”. Conforme a ello, corresponde que las
autoridades antes anotadas, analicen que la voluntad de la víctima no
hubiera sido viciada, utilizando las medidas necesarias, como la solicitud de
informes de tipo psicológico.

A este efecto, en el marco de lo previsto en la Disposición Transitoria


Segunda de la referida Ley 348, se aprobó a través de la Resolución
Ministerial 213/2014 de 5 de noviembre, el Protocolo y Ruta Crítica
Interinstitucionales para la Atención y Protección a Víctimas; el cual, indica
que para la conciliación se debe exigir:

4. Para la conciliación se deberá exigir un informe del perfil psicológico del


agresor y las recomendaciones terapéuticas. En caso que se recomiende
una terapia se desestimará esta salida alternativa, pudiendo optarse por la
suspensión condicional del proceso, debiendo establecerse entre las
condiciones el tratamiento psicológico que deba cumplir el sindicado; con la
obligatoriedad de informe de evolución psicológica de las instituciones
tratantes.
5. A efectos de dar curso a la conciliación, el o la Fiscal de Materia requerirá
a la UPAVT o Instancia Promotora, informe con relación al cumplimiento de
las medidas de protección, la actual situación de la víctima y si los hechos
de violencia hacia la víctima y o su entorno familiar ha cesado.
6. En aplicación del parágrafo 3 del art. 46 de la Ley N° 348, con la finalidad
de verificar si la víctima no ha sido presionada para la suscripción de
acuerdos conciliatorios presentados al o la Fiscal, éste o ésta requerirá a la
UPAVT o Instancia Promotora informe correspondiente. (…)
8. En el caso de víctimas, cuya lengua materna sea diferente al castellano,
o que sean procedentes de pueblos indígenas originarios o que tuvieran
alguna discapacidad en el lenguaje, en el Acta de Audiencia de
Conciliación, necesariamente deberá nombrarse traductor o intérprete a
través del cual se explicará a la víctima las consecuencias y efectos de la
conciliación solicitada, salvo en el caso de que el o la Fiscal de Materia
conozca el idioma o lengua materna de la víctima o lenguaje de señas.

Disposiciones específicas y operativas que se tornan necesarias para


desarrollar, dar efectividad y aplicación material a dicha normativa legal;
así también, otorga los parámetros aplicables en la atención, protección y
sanción en estos casos; constituyéndose en un documento legal válido
durante el proceso judicial, al tener carácter obligatorio; puesto que, su
fundamento de validez deriva de los estándares universales e
interamericanos de protección de los Derechos Humanos, que fueron
referidos en el Fundamento Jurídico anterior, así como de las disposiciones
legales contenidas en la referida Ley 348.

Por otra parte, otro de los requisitos para la procedencia de la conciliación,


es que se trate de una primera vez y que no exista reincidencia; último
supuesto, que no debe ser comprendido en los términos previstos por el art.
41 del CP, que exige la existencia de una sentencia condenatoria
ejecutoriada y que no hubiera transcurrido desde el cumplimiento de la
condena un plazo de cinco años19; pues ello, no resultaría conforme a los
estándares universales e interamericanos citados en este Voto Disidente,
que exigen la protección de las mujeres víctimas de violencia y que
recomiendan a los Estados Partes rechazar la conciliación, debido a que no
existe igualdad en las relaciones de poder entre ambas partes y a que los
acuerdos generalmente no son cumplidos por el agresor; supuestos que en
caso de reiteración de la conducta violenta, se torna más evidente; pero
además, deben considerarse los bajos índices de sentencias condenatorias
existentes, debido al uso constante de la conciliación y de salidas
alternativas como la suspensión condicional del proceso; aspecto que,
como se analizó, fue advertido por el CEDAW.

En ese marco, la reincidencia a la que se refiere el art. 46 de la Ley


348, debe ser entendida como la reiteración de la violencia en
razón de género, ya sea que exista con anterioridad un rechazo de
denuncia, una conciliación, una suspensión condicional del proceso, o
cualquier otra medida; pues, lo que interesa -a efecto de garantizar los
derechos de las víctimas de violencia- es la existencia de un antecedente
como tal y no una sentencia condenatoria ejecutoriada.

Cabe señalar que este entendimiento, no vulnera el derecho a la defensa


del agresor ni supone una violación al principio de presunción de inocencia;
por cuanto, no se está asumiendo ninguna medida punitiva contra él, sino,
simplemente, se está negando la posibilidad de conciliar, en aras de
defender los derechos de la víctima, en el marco de los instrumentos
internacionales de protección de Derechos Humanos, asumidos por el
Estado boliviano.

El razonamiento desarrollado en los párrafos precedentes, también es


aplicable a los supuestos de conciliación en la jurisdicción indígena
originaria campesina (JIOC), cuyas autoridades deben velar, a
partir de sus propias normas y procedimientos, que los casos
sometidos a conciliación no impliquen lesión a los derechos a la
vida e integridad sexual de las mujeres, que no exista presión a la
víctima para la conciliación y que no se trate de una conducta
reiterada del agresor; para el efecto, las autoridades deben
efectuar un seguimiento del caso, en el marco de sus valores
ancestrales, del equilibrio, de la armonía y de la
complementariedad.

En síntesis, es posible señalar las siguientes subreglas para efectos de la


conciliación:
i) La conciliación solo procede en los supuestos en que no esté
comprometida la vida e integridad sexual de las víctimas; para el efecto:
i.a) El Ministerio Público está obligado a adoptar todas las medidas para
verificar que los derechos a la vida e integridad sexual no se encuentren
comprometidos; y,
i.b) Si el Ministerio Público no cumple con su obligación, la autoridad
jurisdiccional está en el deber de solicitar las medidas necesarias para
verificar y ponderar la conveniencia de
homologar o no, la conciliación pedida por el Ministerio Público;
ii) La conciliación solo procede a pedido de la víctima; para el efecto:
ii.1) El Ministerio Público está obligado a adoptar las medidas necesarias
para analizar, si la voluntad de la víctima no fue viciada; y,
ii.2) Si el Ministerio Público no cumple con esa obligación, la autoridad
judicial debe solicitar las medidas necesarias para verificar la ausencia de
vicios en la voluntad de la víctima;
iii) La conciliación solo puede ser dispuesta por una vez y no se aplica en
casos de reincidencia; la cual, debe ser entendida como la reiteración de la
violencia, sin necesidad que exista sentencia condenatoria ejecutoriada; y,
iv) Las autoridades de la JIOC, deben velar, a partir de sus propias normas y
procedimientos, por el cumplimiento de todas las subreglas antes anotadas,
efectuando un seguimiento del caso, en el marco de sus valores
ancestrales, el equilibrio, la armonía y la complementariedad.

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Ramiro Carrillo A.

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