Tratamientos Termoquimicos
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FACULTAD DE INGENIERIA
TRATAMIENTOS TERMOQUÍMICOS
Sección: 105I1
Equipo: 8
Integrantes:
31 de Enero de 2020
INDÍCE
Contenido Pag.
Introducción............................................................................................................................3
Tratamientos Termoquímicos.................................................................................................4
Cementación................................................................................................................5
Nitruración..................................................................................................................8
Cianuración...............................................................................................................10
Carbonitruración........................................................................................................11
Sulfinización..............................................................................................................12
Boronizado................................................................................................................13
Objetivo.................................................................................................................................13
Aplicaciones..........................................................................................................................13
Tipos de hornos.....................................................................................................................14
Conclusión............................................................................................................................19
Bibliografía...........................................................................................................................20
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Introducción
Los tratamientos termoquímicos forman parte de los tratamientos térmicos, ya que la pieza
sufre un calentamiento y posteriormente un enfriamiento adecuado, con la diferencia que la
pieza se ha recubierto de una sustancia química que modifica su estructura superficial. Las
sustancias químicas utilizadas normalmente son: carbono, nitrógeno y sulfato, pudiendo
estar en estado gaseoso, líquido o solido. Así que podemos distinguir cinco tratamientos
termoquímicos: cementación, nitruración, cianuración, carbonitruración y sulfunización.
Los tratamientos termoquímicos son tratamientos térmicos en los que, además de los
cambios en la estructura del acero, también se producen cambios en la composición
química de la capa superficial, añadiendo diferentes productos químicos hasta una
profundidad determinada. Estos tratamientos requieren el uso de calentamiento y
enfriamiento controlados en atmósferas especiales. Entre los objetivos más comunes de
estos tratamientos están aumentar la dureza superficial de las piezas dejando el núcleo más
blando y tenaz, disminuir el rozamiento aumentando el poder lubrificante, aumentar la
resistencia al desgaste, aumentar la resistencia a fatiga o aumentar la resistencia a la
corrosión.
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Tratamientos Termoquímicos
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Tipos de tratamientos termoquímicos en los aceros (Objetivos, temperaturas, tiempo y
medios de calentamiento y enfriamiento)
Cementación o Carburización
Consiste en recubrir las partes a cementar de una materia rica en carbono, llamada
cementante, y someterla durante varias horas a altas temperatura de alrededor de 900 °C.
En estas condiciones es cuando tiene mayor capacidad de disolución el carbono, que irá
penetrando en la superficie que recubre a razón de 0,1 a 0,2 milímetros por hora de
tratamiento. Una vez absorbido por la capa periférica del acero, comienza el proceso de
difusión del carbono hacia el interior de la pieza (el espesor de la capa cementada depende
de la temperatura y del tiempo que dure la operación). La pieza así obtenida se le da el
tratamiento térmico correspondiente, de temple y revenido, y cada una de las dos zonas de
la pieza, adquirirá las cualidades que corresponden a su porcentaje de carbono.
En ocasiones se dan dos temples, uno homogéneo a toda la pieza y un segundo temple que
endurece la parte exterior. La cementación encuentra aplicación en todas aquellas piezas
que tengan que poseer gran resistencia al choque y tenacidad junto con una gran resistencia
al desgaste, como es el caso de los piñones, levas, ejes, etc.
Una temperatura de carburización muy empleada es 925ºC, por permitir una velocidad de
carburización razonablemente rápida sin un deterioro excesivo del interior del horno. Esta
temperatura puede ser elevada a 955 ºC y 980 ºC, acortando el tiempo de carburización
para piezas que requieran mayor profundidad de capa. A la inversa, en caso de requerir
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menores profundidades de capa, se emplean menores temperaturas de carburización
obteniendo un control mucho más preciso de la capa carburada.
• Sólidos: Para la cementación en medio sólido, las piezas limpias y libres de óxidos se
colocan en la mezcla de cementación, dentro de cajas de chapas de acero soldadas y
selladas. Estas cajas se cargan luego al horno de cementación, y se mantienen ahí durante
varias horas a una temperatura entre 900 ºC y 950 ºC aproximadamente, hasta obtener la
profundidad de la capa de difusión deseada. Como mezcla de cementación se puede utilizar
la de 70 % a 80 % de carbón vegetal finalmente pulverizado, con un 20 % a 30 % de alguno
de los siguientes carbonatos: carbonato de bario (BaCO3), carbonato de sodio (Na2CO3) o
carbonato de potasio (K2CO3) que actúan como catalizador y que contribuyen al
desprendimiento del carbono en estado elemental, necesario para la cementación. Para el
sellaje de la tapa de la caja de cementación puede utilizarse una masilla hecha con arena de
fundición mezclada con silicato de sodio (vidrio soluble).
Son apropiados para cementación los aceros de baja contenido de carbono, que conserven
la tenacidad en el núcleo. El cromo acelera la velocidad de penetración del carbono. Los
aceros al cromo níquel tienen buenas cualidades mecánicas y responden muy bien a este
proceso. Una concentración de níquel por encima del 5 %, retarda el proceso de
cementación. Según sean los requisitos de dureza y resistencia mecánica existen varios
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tipos de aceros adecuados para recibir el tratamiento de cementación y posterior tratamiento
térmico.
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Nitruración
La penetración de este tratamiento es muy lenta, del orden de un milímetro de espesor por
cada 100 horas de duración, aunque después de esto, la pieza no precisará de temple. Este
tratamiento se realiza normalmente en hornos eléctricos a temperaturas aproximadas de 500
ºC, por cuya cámara circula el gas de amoníaco. Tanto la temperatura como la
concentración del gas en amoníaco, deben mantenerse constante durante todo el proceso.
Además, en caso de existir alguna parte de la pieza que no se desee nitrurar, se introducen
dichas partes en una solución de estaño y plomo al 50 %, que evitará que la atmósfera de
nitrógeno les afecte.
Las piezas que se hayan pasado por un proceso de nitruración se pueden usar en trabajos
con temperaturas de hasta 500 °C (temperatura de nitruración), temperatura a la cual el
nitrógeno comienza a escaparse de la pieza, eliminando los efectos de la nitruración y
disminuyendo la dureza de la pieza.
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Podemos diferenciar cuatro tipos de nitruración:
No todos los aceros son aptos para nitrurar, ya que en ocasiones el procedimiento puede
resultar contraproducente, tales como los aceros al carbono, en los que el nitrógeno penetra
demasiado rápido en la estructura y la capa nitrurada tiende a desprenderse. También es
aplicable a los aceros inoxidables, aceros al cromo níquel y ciertas fundiciones al aluminio
o al cromo. Algunos ejemplos de aceros aptos para la nitruración son:
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Acero para nitruración al Cr-Al-Mo de alta dureza: La composición extra de
este acero es 0,40% C, 1,50% Cr, 0,20% Mo y 1% Al. La capa nitrurada de este
acero puede descascarillarse y es de gran fragilidad. Se utiliza para piezas que
soporten una resistencia media y la mayor dureza superficial posible. Este
tratamiento también es aplicable a algunos aceros inoxidables, aceros al cromo-
níquel y ciertas fundiciones al aluminio o al cromo.
Cianuración
Posteriormente hay que templar las piezas. Se cementa colocando las piezas en baños de
mezclas de sales fundidas (cianuro, HCN), de modo que el carbono difunde desde el baño
hacia el interior del metal. Produce una capa más profunda, más rica en carbono y menos
nitrógeno.
Los baños de cianuro se usan generalmente en los procesos de temple de acero para impedir
la descarburación de la superficie. Sus principales ventajas son: la buena eliminación de
oxidación, la profundidad de la superficie es duradera, el contenido de carbono se reparte
homogéneamente y de gran rapidez de penetración. También posee ciertas desventajas
como son: el lavado de las piezas posterior al tratamiento para prevenir la herrumbre, la
revisión de la composición del baño ha de ser de forma periódica y la alta peligrosidad de
las sales de cianuro, dado que éstas son venenosas.
A la flama: El calentamiento del acero se realiza de forma local, de modo que con
el enfriamiento se produzca un temple localizado en la región afectada. La
profundidad de temple con este proceso varia de 1,5 a 6,5 mm este método se
emplea en superficies de piezas grandes por su deformación que es mínima. Para
aceros al carbono el contenido de este debe ser entre 0,35 % a 0,70 %, aunque
también puede templarse a la llama aceros contenido de carbono más alto si se tiene
cuidado de impedir el agrietamiento de la superficie. Para obtener buenos
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resultados con este proceso se debe tener cuidado en la característica de la flama, la
distancia a la superficie, su velocidad de movimiento y el tiempo de enfriamiento
por inmersión. Es necesario un revenido para liberar el material de los esfuerzos,
siendo suficiente por lo general una temperatura de 200 °C aproximadamente. Sus
principales aplicaciones son: para el temple de dientes de engranes, levas, extremos
de rieles, llantas metálicas de rueda, etc.
Por inducción: El calentamiento se realiza por corriente eléctrica, el calentamiento
por resistencia es útil para templar secciones localizadas de algunas piezas forjadas
y de fundición, pero en general su principal aplicación es para calentar partes de
sección transversal uniforme. El proceso se usa para templar superficies de piezas
cilíndricas, los muñones de apoyo de los cigüeñales aplicando una corriente de alta
frecuencia a la sección de apoyo durante unos cuantos segundos y cuando se ha
calentado el acero a la profundidad deseada, se rocía agua sobre la superficie
calentada a través de orificios hechos, los bloques del inductor que rodea al apoyo.
La amplitud de la zona calentada puede regularse con toda exactitud que las curvas
o filetes puedan quedar perfectamente sin posibilidad de fallar por fatiga y sin
sacrificar la resistencia al desgaste.
Carbonitruración
Dicho tratamiento se realiza en las mismas condiciones que la cementación ya sea en baño
de sales de una composición determinada o en atmósfera gaseosa con adición de nitrógeno
por medio de la disociación de amoniaco. Por esta razón la temperatura de la
carbonitruración se sitúa entre las temperaturas de estos dos procesos. La oferta de
nitrógeno, que se difundirá en el acero, dependerá de la composición del baño y también de
su temperatura. Por lo contrario, el aumento de nitrógeno se reduce a medida que aumenta
la temperatura. Diremos que el tratamiento de carbonitruración está subdividido en:
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• Carbonitruración por debajo de A1 (700ºC a 750ºC).
Sulfinización
Se utiliza en aceros de bajo carbono donde la viruta no se corta sino que se deforma y es
arrastrada acumulándose frente al ataque. La incorporación superficial del azufre genera
sulfuro de hierro (S2Fe) como inclusión no metálica (impurezas), y se aloja en los bordes
de grano lo que fragiliza al metal, lo cual hace que disminuya el punto de fusión. Después
de la sulfinización las dimensiones de las piezas aumentan ligeramente, aumentando su
resistencia al desgaste, favoreciendo la lubricación y evitando el agarrotamiento.
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Boronizado
La boruración proporciona una capa de dureza uniforme desde la superficie hasta el fondo
de la capa difusa. La dureza obtenida es, en muchas ocasiones, superior a la obtenida con
cualquier otro proceso de endurecimiento de superficie. La combinación de gran dureza y
bajo coeficiente de fricción mejora las propiedades de resistencia al desgaste, la abrasión y
la fatiga de la superficie. Otras ventajas asociadas con la boruración son la retención de la
dureza a temperaturas elevadas, la resistencia a la corrosión en medios ácidos, la reducción
en el uso de lubricantes y una disminución en la tendencia a la soldadura en frío. Se realiza
a una temperatura entre 800 y 1000°C.
Objetivo
Entre los objetivos más comunes de estos tratamientos están aumentar la dureza superficial
de las piezas dejando el núcleo más blando y tenaz, disminuir el rozamiento aumentando el
poder lubrificante, aumentar la resistencia al desgaste, aumentar la resistencia a fatiga o
aumentar la resistencia a la corrosión.
Aplicaciones
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Cromado: El cromado es la técnica de depositar mediante galvanoplastia una fina
capa de cromo sobre un objeto de otro metal o de plástico. La capa de cromo puede
ser simplemente decorativa, proporcionar resistencia frente a la corrosión, facilitar
la limpieza del objeto, o incrementar su dureza superficial.
Borización: Toda pieza en contacto con materiales abrasivos como arena, fibra de
vidrio, etc., industria de la cerámica, ladrillos, blocks, guías de alambrón e hilo en la
industria textil, tornillo sin fin de extrusión, industria del vidrio, equipo para el
trabajo de la harina, café, inyectores, boquillas de diesel , industria del petróleo
Carburación
Gaseosa: Los tipos de hornos para la carburización gaseosa pueden dividirse en dos
categorías: hornos continuos y hornos tipo batch. En los hornos tipo batch, las
piezas son cargadas y descargadas del horno en cada partida. Los más comunes son
los hornos de fosa, horizontales y de lecho fluidizado. En todos ellos, las piezas se
colocan en cestas o se cuelgan con alambres, según su forma y tamaño. Luego, se
las introduce en el horno a través del cual circula el gas carburante, en general
agitado por un ventilador. Terminada la carburización, se desplaza la tapa del horno
y se saca la cesta donde se encuentran las piezas para ser llevadas rápidamente a
otro horno (que se encuentra a menor temperatura) y luego se pasan las piezas al
baño de temple. En particular, algunos hornos horizontales pueden tener un sistema
integrado de temple, en el que no es necesario retirar la pieza de la atmósfera
carburante. En estos casos, las piezas son llevadas del horno a un vestíbulo que
termina en una pileta de temple al aceite. En este caso, dado que la atmósfera del
horno también fluye hacia el vestíbulo, se evita la oxidación de las piezas antes del
temple.
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Figura #2: Horno horizontal con sistema de temple integrado
En los hornos continuos, las piezas son transportadas a través del horno de un
extremo al otro por medio de bandejas o cadenas móviles. Existen varios diseños
(rotativos, de retorta rotativos, con cinta transportadora, etc) y también pueden ser
diseñados con un sistema integrado de temple. Estos tipos de hornos se caracterizan
por la elevada productividad en la carburación de piezas similares.
Sólida: Se pueden emplear una gran variedad de hornos, dado que el proceso
genera su propia atmósfera contenida en la caja de carburización. En general se
emplean hornos calentados con carbón, gas, fuel oil o electricidad. En ellos, se
colocan las cajas de cementar, con las piezas y las mezclas cementantes dentro. Las
juntas de las cajas deben quedar bien cerradas, empleando barro o arcillas
refractarias. Las principales características que debe tener un horno para ser
empleado en la carburización sólida son: proveer buena capacidad térmica,
uniformidad en la temperatura y tener soportes adecuados para las cajas. En cuanto
al material de las cajas, se puede utilizar recipientes de aceros al carbono (puede
estar revestido con aluminio), fundición, chapas de acero soldado, acero inoxidable
o aleaciones Fe-Cr-Ni para altas temperaturas.
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Líquida: Las sales se disponen en crisoles que pueden ser de fundición, chapa de
acero (embutida o soldada) o acero inoxidable refractario. El calentamiento de los
crisoles puede ser con carbón, gas, fuel oil o electricidad. En los hornos eléctricos
de mufla debe evitarse el contacto de los vapores de cianuro con las resistencias,
dado que las ataca, acortando la vida útil del horno.
Es necesario disponer de campanas sobre los crisoles, para absorber los
vapores nocivos que se desprenden.
Carbonitruración
Nitruración
Los elementos necesarios para efectuar la nitruración son: el horno de tratamiento, la caja
de nitrurar, un tubo de amoniaco y un aparato para medir la disociación del gas. Los hornos
de tratamiento suelen ser casi siempre eléctricos con regulación automática de temperatura.
La caja donde se colocan las piezas a nitrurar, suele ser de níquel, acero inoxidable
austenitico o hierro esmaltado. La caja llevará tres tubos, uno en la parte inferior para la
entrada del amoniaco, otro en la parte superior de salida y el tercero, cerrado, para el par del
pirómetro. El cierre de la caja debe ser hermético, a fin de contener la atmósfera nitrurante.
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Junto al horno se colocará una botella de amoniaco, conectada con el tubo de entrada de gas
a la caja. El tubo de salida irá a dos frascos lavadores llenos de agua, en los que el burbujeo
servirá para tener una idea del consumo del gas.
Se utilizan para aumentar las propiedades mecánicas de los componentes ferrosos en una
zona específica. Se comprende que si el calentamiento no afecta más que a una zona del
metal, solo esta zona quedará templada después de su enfriamiento en el baño del temple.
Ello puede lograrse si se emplea un método de calentamiento muy energético, pero
localizado, de forma que, calentándose rápidamente la zona que deseamos templar, no
demos tiempo a que por conductividad se caliente el resto del material.
Los métodos de calentamiento empleados suelen ser la llama de un gas de alta temperatura
de combustión que se aplica el tiempo preciso para calentar a la temperatura debida sólo la
parte de la superficie de la pieza que deseamos tratar (Flameado), ó una corriente inducida
de alta frecuencia que provoca este calentamiento superficial (temple por inducción).
Cuando la superficie metálica ha alcanzado la temperatura de temple correcta,
automáticamente accionan enérgicos chorros de agua que proporcionan el enfriamiento
preciso para el temple.
Los procesos de endurecimiento de superficie con láser generalmente se utilizan para todos
los materiales en los que se pueden utilizar métodos clásicos de endurecimiento por el
contenido de carbono adecuado. En el endurecimiento por láser, únicamente las áreas
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especialmente bajo tensión de los componentes se endurecen localmente, por ejemplo,
aceros y hierro fundido en la fabricación de herramientas
La estructura del haz solo se calienta y cambia en las áreas cercanas a la superficie de una
pieza de trabajo, por ejemplo, en una capa superficial. Con aceros templados, se puede
alcanzar hasta 1,5 mm de espesor. Como el haz del láser diodo puede dirigirse selectiva y
flexiblemente sobre la pieza de trabajo desde casi cualquier dirección y la temperatura
puede controlarse con precisión sobre la pieza de trabajo, es posible lograr el
endurecimiento superficial de componentes geométricamente complejos. Desde engranajes
y ruedas dentadas sobre levas y tornillos sin fin hasta herramientas de agarre y corte en
tambores de cable, prácticamente todas las geometrías de superficie pueden endurecerse
con éxito con los láseres
Este método se usa para endurecer áreas específicas de partes de acero mediante la
aplicación de calentamiento localizado por resistencia a altas frecuencias (generalmente
400 kz). Consiste en un conductor de proximidad enfriado por agua colocado sobre el área
que se calienta. Los contactos se aplican a la parte de trabajo en los bordes exteriores del
área. Cuando se aplica la corriente, la región por debajo del conductor de proximidad se
calienta rápidamente a alta temperatura. Cuando cesa la alimentación de la corriente, el área
se templa por transferencia de calor al metal.
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Conclusión
Podemos concluir que existe una gran variedad de tratamientos termoquímicos aplicables a
diferentes tipos de aceros que mejoran sus propiedades, convirtiéndolos en los materiales
ideales para distintas aplicaciones en las que se requieran ciertas especificaciones que no se
puedan lograr con un tratamiento térmico común, gracias a que combinan las ventajas que
aportan los tratamientos térmicos con las diversas propiedades que le agregan los elementos
con los cuales son tratados.
Esto hace que estos tratamientos sean de tan gran importancia tanto para el área de la
ingeniería como en cualquier proceso de manufactura en el que se vayan a utilizar las
diferentes piezas tratadas termoquímicamente.
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Bibliografía
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