IMPRESIONISMO
IMPRESIONISMO
IMPRESIONISMO
El Impresionismo es un movimiento pictórico francés, que surge a finales del siglo XIX.
Apareció como reacción contra el arte académico y es considerado el punto de partida del
arte contemporáneo. En los años 1860, hubo una fuerte reacción de los artistas en contra de
los realistas. En lugar de dedicarse a mostrar la vida como era, decidieron pintar la impresión
que tenían de algo o de un momento dado. A esta corriente se le conoce con el nombre de
Impresionismo. Los impresionistas generaron un movimiento de independencia y rebeldía, y
por eso se propusieron violar las reglas convencionales de la pintura.
El impresionismo en pintura partió del desacuerdo con los temas clásicos y con las
encorsetadas fórmulas artísticas preconizadas por la Academia Francesa de Bellas Artes. La
Academia fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón
parisino. Los impresionistas, en cambio, escogieron la pintura al aire libre y los temas de la
vida cotidiana. Uno de sus primeros objetivos fue captar una representación del mundo
espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre
los objetos.
Los artistas que pintaban de este modo compartían muchas de sus reflexiones entre sí y se
sentían parte de un colectivo. Ellos valoraron la originalidad por encima de la perfección.
Además, exigían un espectador cómplice, atrevido, que estuviera dispuesto a compartir un
punto de vista nuevo.
Esta generación de los llamados “impresionistas” tuvo que enfrentar el rechazo, al ser la
primera en cuestionar abiertamente la tradición pictórica basada en el respeto al dibujo
definido, la profundidad espacial, el claroscuro y, ciertamente, los temas
trascendentes (históricos, mitológicos, religiosos, literarios y retratos de grandes
personalidades).
Claro que existían temas algo más ligeros en el siglo XIX. Es larga la tradición de escenas
de costumbres, bodegones, paisajes pastoriles y marinas. Pero en aquella época, para que una
obra pudiera entrar en el Gran Salón Oficial de París, era necesario que correspondiera con
los grandes temas y valores plásticos vigentes.
El Salón Oficial existía desde el siglo XVIII, y era la tribuna más importante para promover
la consagración de los artistas. Todos competían para merecer figurar en el Salón. Pero los
impresionistas fueron sistemáticamente rechazados.
En el año 1863, el jurado del Salón Oficial del París había rechazado tal número de obras que
se generó un escándalo. Ante las quejas de los artistas, quienes deseaban que el público se
pronunciase, el gobierno francés subvencionó un Salón de los Rechazados, en el que Manet
participó. El desastre fue tal que el gobierno nunca volvió a replicar la iniciativa.
Inspirados por Manet, los nuevos talentos decidieron formar una sociedad anónima de
pintores, escultores y grabadores y, finalmente, en 1874, organizaron su propio salón de los
rechazados. La exposición fue realizada en un espacio ofrecido por el fotógrafo Nadar y
mucha gente acudió por curiosidad, pero sin fe.
Claude Monet: Impresión del sol naciente. 1872. Óleo sobre tela. Medidas: 48 cm x 63 cm.
En efecto, el crítico Louis Leroy había acudido, y quedó particularmente atónito ante el
cuadro de Claude Monet titulado Impresión del sol naciente. Acto seguido, publicó una
crítica en la prensa que decía:
“Al contemplar la obra pensé que mis gafas estaban sucias. ¿Qué representa esta tela?…, el
cuadro no tenía derecho ni revés… ¡Impresión!, desde luego produce impresión…, el papel
pintado en estado embrionario está más hecho que esta marina…”
Contrariados, pero con astucia y elegancia, los noveles artistas asumieron la descalificación
como nombre del movimiento. ¡Impresionistas! Sí, eso seremos, y a mucha honra:
¡impresionistas!
Y lo que en un principio fue rechazo, más pronto que tarde se convirtió en la ovación más
larga del arte moderno. El interés por el impresionismo llega a tal extremo que hoy este
movimiento, tan fugaz como los atardeceres que pintaba, cuenta con sus propios museos en
París: el Museo d’Orsay y el Museo de la Orangerie.
Es cierto que el movimiento duró poco, pero su influencia está presente en el arte de la
posteridad, tanto en el arte europeo como en el arte latinoamericano.
Los impresionistas entendían la realidad como constante devenir y no como ser acabado.
Para estos artistas, las cosas no son; simplemente, las cosas parecen ser.
Por lo tanto, se abrieron a la percepción sensorial del instante, del momento irrepetible que
debía ser registrado de inmediato y con rapidez. Entre los elementos característicos del
impresionismo tenemos:
Los impresionistas hacen de la luz en sí misma el centro de interés y, por tanto, se abocan a
la representación de sus efectos. Es decir, estudian la luz como fenómeno: su
comportamiento, su evolución en el instante, el modo en que interactúa con los objetos. Así,
todas las técnicas y características que desarrollaron se desprenden este fundamento. Quedará
en evidencia en los siguientes puntos.
Edgar Degas: Ensayo del ballet sobre el escenario. Ca. 1874. Técnica mixta. Medidas: 54.3
x 73 cm.
Además, a los impresionistas les interesaban los instantes que pasan desapercibidos o las
escenas que permanecen ocultas a los ojos de los espectadores, como este ejemplo de Edgar
Degas. En la imagen de arriba, vemos cómo Degas representa un ensayo de ballet en el
escenario desde el foso de la orquesta, tal como lo acusa el riso de un contrabajo en la esquina
inferior izquierda.
ABANDONO DEL DIBUJO CORRECTO
El dibujo perfectamente delineado se vuelve poco práctico para los impresionistas. Muchos
de ellos eliminarán la línea y proyectarán los volúmenes de las formas coloreando
directamente, lo que revela gran maestría.
Otros, como Tolouse-Lautrec o Edgar Degas, seguirán usando la línea, pero ya no será una
línea definida y limpia, sino con un ritmo algo nervioso, con repasos e impresiones súbitas.
Claude Monet: Madame Monet con su hijo. 1875. Óleo sobre tela. Medidas: 100 x 81 cm.
Ahora los impresionistas no están obligados a mezclar colores en la paleta. De hecho, muchos
se liberan de este paso y salen al aire libre en busca de fenómenos lumínicos. Influidos por
las teorías ópticas, los impresionistas mezclan los colores directamente sobre el lienzo.
Esto lo logran mediante el uso de dos técnicas: o bien mezclan un color sobre el otro, o bien
disponen colores primarios uno al lado del otro para que, observados a cierta distancia, la
vibración entre ambos genere la percepción del color secundario. Esto requiere cierta
complicidad del espectador.
Georges Pierre Seurat: Una tarde de domingo en la Isla de la Grande Jatte. 1884. Óleo sobre
tela. Medidas: 207,6cm × 308 cm. Detalle.
Si el objetivo es superponer colores lo más rápido posible para captar el efecto efímero de la
luz, lo mejor será economizar en detalles. Así, los impresionistas preferirán pinceladas
directas, muchas veces con trazos gruesos o con brochazos. También usarán la
superposición de puntos para crear masas con volumen.
Pierre Auguste Renoir: El almuerzo de los remeros. 1881. Óleo sobre tela. Medidas: 129,5
cm × 172,7 cm. Detalle.
Ya que los fenómenos lumínicos son circunstanciales y breves, los pintores impresionistas
deben suprimir los detalles, tan admirados en el arte del pasado, para favorecer la observación
del conjunto.
Todas estas técnicas hacen que la obra carezca de acabados finos; los trazos se dejan abiertos,
las texturas porosas, y las líneas, cuando las hay, inconexas o repasadas.
Claude Monet: De la serie: La estación de Saint Lazare. 1877. Óleo sobre tela.
Los impresionistas dejan ese mundo atrás y reconocen la realidad que tienen frente a sus
narices: para el impresionismo, una mujer desnuda era una mujer desnuda.
Por ejemplo, Olympia fue un cuadro de Manet inspirado en la conocida Venus de Urbino,
pintada por Tiziano en el siglo XVI, pero los atributos de Venus fueron cambiados por los
atributos de una prostituta. ¡Y vaya escándalo! Casi le cuesta la censura de los
cuadros Olympia y Almuerzo sobre la hierba a Manet.
Arriba: Manet: Olympia. 1863. Óleo sobre tela. Medidas: 90 cm × 130,5 cm.
Abajo: Tiziano: Venus de Urbino. 1538. Óleo sobre tela. Medidas: 165 cm × 119 cm.
Pero en realidad esto lo hacen no para dignificar estos temas en sí. Lo hacen para ratificar la
importancia del arte y del lenguaje plástico sobre el tema de representación. Cualquier tema
para ellos es una excusa para un buen cuadro. No es el tema lo que hace importante una
obra: es el modo de representarlo. Con esto, los impresionistas avanzan en el camino de la
autonomía del arte.
Son muchos los artistas que marcaron pauta en el movimiento impresionista. En este
apartado, mencionaremos a algunos de los más importantes, y que participaron en la primera
exposición:
Edouard Manet (1832-1883)
Fue realmente un pintor de transición que nunca estuvo cómodo del todo con el hecho de ser
ubicado en el movimiento impresionista, o al menos no al principio. Sin embargo, fue
inspiración fundamental para los jóvenes pintores, especialmente desde su exposición en el
Salón de los Rechazados. Entre sus obras famosas, destacan Desayuno sobre la
hierba, Olympia y Un bar aux Folies Bergère.
Obras:
Manet: Desayuno sobre la hierba. 1863. Cuadro al óleo. Medidas: 208 cm de altura x 264,5
de largo.
Manet: Un bar aux Folies Bergère manet. 1882. Óleo sobre lienzo. Medidas: 96 cm x 1.3 m
Obras:
Existen aproximadamente 250 nenúfares pintados por Monet en los últimos años de su vida.
El pintor vivía en el Jardín de Giverny, donde instaló un puente japonés y un estanque con
plantas exóticas que le servirían de modelo e inspiración.
Se obsesionó por poner en evidencia cómo la luz transformaba ante los ojos del espectador
cualquier paisaje en una realidad totalmente nueva. Influenciado por sus viajes al Caribe,
donde estudió los efectos lumínicos sobre las costas de Venezuela, Pissarro pintó sus cuadros
como si de instantáneas se tratase, capturando los múltiples rostros de una misma realidad.
Entre sus obras más importantes, pueden mencionarse la serie del Boulevard de
Montmartre y Puesta de sol en Éragny.
Pissarro: Puesta de sol en Éragny. 1890. Óleo sobre Lienzo. Medidas: 65,2 x 81,3 cm
Edgar Degas (1834-1917)
Este pintor es muy conocido por el desarrollo sistemático de temas como las bailarinas, los
músicos y los caballos. Además de captar muy bien los efectos de la luz, como todo
impresionista, Degas estaba muy interesado en los planos innovadores y en los momentos
instantáneos o fugaces. Por ello, no le dio importancia a las "poses", sino a las torsiones
corporales desechadas por la tradición por “falta de elegancia”: una mujer amarrando sus
zapados mientras sus rodillas salen de ángulo, el momento en que cae un jabón en la bañera
y hay que levantarlo, etc. Entre sus obras destacan: La clase de danza y El ajenjo.
Fue una mujer destacada del movimiento, cosa que no era fácil en su época. Ella logró
exponer en el salón de París en el año 1864, pero pronto se incorporó al movimiento
impresionista.
Para 1873, ya tocada por el estilo impresionista, es rechazada por el jurado del salón oficial.
Así se unió a la gran exposición del grupo que les diera a todos la proyección profesional tan
ansiada. Entre sus cuadros más célebres se pueden mencionar La cuna y Eugene Manet en la
Isla de Wight.
Morisot: Eugene Manet en la Isla de Wight. 1875. Óleo sobre lienzo. Medidas: 46 x 38 cm
Pierre-August Renoir (1841-1919)
Su estilo está marcado por la porosidad de su trazo. Crea atmósferas con manchones
indefinidos, sin contornos claros, donde los colores se entremezclan y los planos no se
distinguen, como si todo estuviera tejido y agarrado de cada elemento. Son célebres las
escenas que retratan la vida burguesa de su tiempo, los almuerzos, las fiestas, los paseos.
Renoir es famoso por sus obras Baile en el moulin de la Galette y El almuerzo de los
remeros.
Renoir: Baile en el moulin de la Galette. 1876. Óleo sobre lienzo. Medidas: 131 × 175 cm
ESCULTURA IMPRESIONISTA
En 1876 Rodín realizó La edad de bronce, en la que fue acusado injustamente de utilizar un
molde humano. Luego hizo otras muchas esculturas: Los burgueses de
Calais, Balzac, Catedral, retratos y especialmente las famosas y enormes Puertas del
Infierno porque están inspiradas en La Divina Comedia de Dante. En el centro del enorme
dintel, representó la figura sentada de Dante (El pensador). Ha ejercido una enorme
influencia en los escultores posteriores.
El escultor ha roto con el academicismo imperante y con el realismo. Sus formas anatómicas
están exageradas en busca de una mayor expresividad. El gusto por lo no acabado y la
importancia de la luz enlazan la obra con el impresionismo escultórico.
MÚSICA IMPRESIONISTA
Autores:
Manuel de Falla, español, nacido en 1876 y muerto en Argentina en 1946. Su pieza, “Danza
ritual del fuego “hace parte de una obra más extensa “El amor brujo” compuesta como una
pieza escénica en 1915.
Erik Satie, francés, quien se inspira en danzas de la Grecia antigua para componer sus
Gymonopedies, tres obras para piano. Su pieza, La Gymnopedie No.1.
https://bustena.wordpress.com/historia-de-la-musica-online/el-siglo-xx-y-la-era-del-
sonido/unidad-24/
http://enp2musica.blogspot.com/2015/04/impresionismo.html
https://guiarte.com/valencia/noticias/esculturas-edgar-degas-valencia.html
https://www.culturagenial.com/es/impresionismo/
https://portal.uah.es/portal/page/portal/universidad_mayores/descarga_material_docente/mate
rial_humanidades/documentos/tema_6_impresionismo.pdf
http://aprende.colombiaaprende.edu.co/sites/default/files/naspublic/g08-soc-b2-s4-doc.pdf