Masonería y La Verdad

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La verdad

16 DE MAYO DE 2006 - 02:21 - OPINION

Ricardo E. Polo
Hablemos del término "Verdad". Digamos entonces que según el
diccionario Verdad (lat. veritate) significa "adecuación del pensamiento a la
cosa: el error es opuesto a la verdad. Corrección del pensamiento, cualidad del
juicio que no se puede negar racionalmente. Conformidad de lo que se dice con
lo que se siente o se piensa; luego podemos hablar de veracidad que es la
certeza de un juicio; faltar a la verdad es mentir. Verdad también
es Realidad. Verdad es que..., expresión. con la que se contraponen dos cosas para indicar que una no
estorba a la otra, o para exceptuarla de una regla general".
Teniendo en cuenta estas definiciones, resulta muy interesante utilizar los conceptos con los que algunos pensadores
trataron de ilustrar a las generaciones posteriores, sobre lo que ellos creyeron que era "la verdad". Por
ejemplo: Confucio (551-479 a. C.); filósofo chino, que sostuvo: Es el hombre el que hace grande a la verdad, y no la
verdad la que hace grande al hombre.
Cosa que permitió a André Maurois (nacido Émile Herzog) (1885-1967);
escritor francés, decir: Sólo hay una verdad absoluta: que la verdad es relativa.
Más tarde, Jeremy Bentham (1748-1832); jurisconsulto y filósofo inglés, sostuvo que: La característica de la verdad
es que no necesita otra prueba que la verdad.
Tras lo cual Hermann Hesse (1877-1962); escritor suizo, de origen alemán, postulo que: Hay millones de
facetas de la verdad, pero una sola verdad. Claro está que, dentro de tal ambigüedad conceptual, no aclaró cual es esa
"sola Verdad".
Sin embargo, Luigi Pirandello (1867-1936); escritor italiano, solipsisó (valga el barbarismo) que: A cada uno su verdad.
Cosa que llevo a don Napoleón I, Bonaparte (1769-1821); emperador de Francia a sostener, con cierta veracidad,
que: Sólo la verdad es ofensiva.
Rivarol (nacido Antoine Rivaroli) (1753-1801); escritor francés, muy diplomático èl y se dice que conspicuo seguidor de
Nicolás, "El Príncipe", Maquiavelo, dijo que: La razón se compone de verdades que hay que decir y de verdades que hay
que callar.
Por eso, Miguel de Unamuno (1864-1936); escritor y filósofo español, filosofó,
diciendo: ¿Qué es la razón? La razón es aquello en que estamos todos de
acuerdo. La verdad es otra cosa. La razón es social; la verdad, individual...
Pero Friedrich Nietzsche (1844-1900); también filósofo, pero alemán, anticipándose a los interrogantes del
Superhombre se preguntaba: ¿Qué dosis de verdad puede soportar un hombre?

(1870-1937); Psicólogo y psiquiatra austriaco, nada menos, pensó


Alfred Adler
que La verdad es a menudo una arma de agresión. Es posible morir, e incluso
asesinar, con la verdad. Creemos que Jorge Bush jr. está en esa corriente de
pensamiento.
Pero en cambio Lord Byron, George Gordon (1788-1824); poeta inglés que se
cree era en realidad William Shakespeare, sostenía que: Es extraño, pero es verdad, porque
la verdad es siempre extraña, más extraña que una ficción.
Johannes Estobeo (siglo V); compilador romano, asombrosamente ya pensaba que: Desgraciadamente, la opinión tiene
más fuerza que la verdad.

Mucho después, en cambio el Barón de Montesquieu, Louis de


Secondat (1689-1755); escritor y filósofo francés, adivinaba que La verdad de
un tiempo es error en otro...
Lo que tal vez hizo decir a Henri Frédéric Amiel (1821-1881); escritor y profesor suizo, que: Lo que
gobierna a los hombres es el miedo a la verdad.
Confucio (551-479 a. C.); filósofo chino, no se quedaba atrás en su tiempo, ya que pudo reflexionar además, en el
sentido de que: El que por la mañana ha conseguido conocer la verdad, ya puede morir por la tarde. Por algo originó el
"confucionismo" con c, aunque existe otro confusionismo con s, que no es lo mismo y es menos patibulario.
Confusionismo con s significa: oscuridad en las ideas o en el lenguaje, producida en general deliberadamente. Mientras
que patibulario significa: que por su repugnante aspecto o perversa condición produce horror o espanto. Por algo a los
políticos latinoamericanos se les califica de patibularios...

Ralph Waldo Emerson (1803-1882); poeta y ensayista estadounidense, del que se dice de origen francés, ya postulaba
que: El que persigue un sistema le tiene horror a la verdad.

La Igualdad, un principio masónico entrañable, llevo a Romain Rolland (1866-


1944); no menos famoso escritor francés, a decir que: Cuando se discute no
existe superior, ni inferior, ni títulos, ni edad, ni nombre: sólo cuenta la verdad;
delante de ella todo el mundo es igual. Creando, no cabe duda, cierta confusión,
al no poder establecerse, precisamente, cual es la verdad...
George Eliot (nacida Mary Ann Evans) (1819-1880); escritora inglesa, alcanzo la cúspide feminista, al espetarnos que:
Examinad bien vuestras palabras y encontraréis que, aun cuando no tenéis ningún motivo para ser falsos, es muy difícil
decir la verdad exacta. Razonamiento el suyo, que hizo empalidecer el machismo británico, tan devaluado por el actual
primer Ministro...
Maurice Maeterlinck (1862-1949); escritor belga del siglo XX, pensó que: Cada vez que cometo un error me parece
descubrir una verdad que aún no conocía.

A todo esto, nos parece necesario dejar constancia que la epistemología, (gr.
epistéme, saber científico + -logía) es la disciplina filosófica que estudia los
principios materiales del conocimiento humano. Es decir, mientras la lógica
investiga la corrección formal del pensamiento, su concordancia consigo
mismo, la epistemología pregunta por la verdad del pensamiento, por su
concordancia con el objeto; la primera es la teoría del pensamiento correcto, la
segunda la teoría del pensamiento verdadero. Por consiguiente, los principales
problemas epistemológicos son: la posibilidad del conocimiento, su origen o
fundamento, su esencia o trascendencia, y el criterio de verdad. por
eso, Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645); escritor español muy comentado él, poetizo el tema diciendo
que: l mentir de las estrellas / es muy seguro mentir, / porque ninguno ha de ir / a preguntárselo a ellas.
Para acercarnos a la Verdad parece ser necesaria la Demostración (lat.
demonstratione), razonamiento con el que se hace evidente la verdad de una
proposición. Se trata de la Comprobación de un principio o teoría con un
ejemplo o hecho cierto. Manifestación exterior de sentimientos o intenciones:
demostraciones de amistad, de respeto. Ostentación o manifestación pública de
fuerza, poder, riqueza, etc. Pero no cabe duda que debemos confirmar, corroborar
la verdad o certeza [de una cosa]: confirmar una doctrina, corroborar el concepto que merece [una persona]: confirmar a
uno por sabio; confirmar de docto, revalidar [lo ya aprobado]: confirmar una sentencia. Asegurar, dar [a una persona o
cosa] mayor firmeza.

Como La Verdad constituye un serio problema, el subjetivismo es la doctrina


epistemológica que limita la validez del conocimiento al sujeto que conoce y
juzga, ya sea éste el sujeto individual o el individuo humano, ya sea el sujeto
general o el género humano.
Para este último, o subjetivismo general, no hay verdades universalmente
válidas, sino tan sólo verdades supraindividuales de todos los hombres, pero
que tal vez no lo son para individuos no pertenecientes a la especie humana, con
lo que sugiere la existencia de los ángeles, o tal vez aluda a los "animales", pero
no hay que hacerle mucho caso....

Si embargo lo peor son los dogmatistas, de quienes se dice que son los que
sustentan o introducen nuevas opiniones, enseñándolas como dogmas, pero en
este caso... se complica el tema, porque lo circunscribe a realizarlo "contra la
verdad de la religión católica"... Eso dice el diccionario..
Y finalmente, uno de los que con más clara noción de las cosas define otro aspecto del interrogante sobre unas
presunta Verdad, ha sido Karl Schlechta (1904); filósofo austriaco, quien no sin audacia dijo: Los científicos no
persiguen la verdad, es ésta la que los persigue a ellos.

Aunque quienes nos hallamos en busca de Verdades que finalmente, como es el


caso de la Cuadratura del Círculo, nos den la certeza (conocimiento seguro,
claro y evidente de las cosas, firme adhesión de la mente a algo conocible, sin
temor de errar), de la existencia de La Verdad, coincidiremos en que desde que
fue postulada la teoría de la Relatividad, no cabe duda, todo, además de ser
relativo, cumple los alcances de aquellos versos que dicen: Nada es verdad,
nada es mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira...
Muy fraternalmente
Ricardo
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 ALDO LAVAGNINI

Sin duda, el primero y fundamental entre los deberes del masón es realizar la
calidad de tal, esforzándose en comprender lo que verdaderamente significa esta
calidad. Si bien es cierto que la iniciación confiere el título de masón, la calidad
tiene que ser adquirida individualmente, esforzándose en poner en práctica, como
fórmula operativa, la iniciación simbólica que ha recibido.
Estudiar el simbolismo masónico y esforzarse para hacer efectiva la Verdad
encontrada o descubierta, de manera que a cada adelanto del pie izquierdo
(inteligencia o comprensión de la Verdad) corresponda un igual adelanto del pie
derecho (aplicación práctica de dicha Verdad), en perfecta escuadra con el
primero. En esto debe aplicarse con todas sus energías el masón de cualquier
grado, pues nunca pierde por su progreso en la carrera masónica su carácter
primero de aprendiz.
La búsqueda de la Verdad debe hacerse individualmente (como individual es la
iniciación, y el Camino que la realiza), y la ayuda de los demás puede servir
únicamente de guía, con la condición de que sea un experto, es decir de quien ya
conoce el camino. Todas las demás teorías, opiniones y creencias que se vociferan
alrededor de nosotros son otros tantos murmullos a los que no debemos dar
importancia, si verdaderamente queremos llegar al término de nuestras
aspiraciones.
Pero para buscar eficazmente la Verdad y alcanzarla se necesita el vehemente
deseo de poseerla, es decir, un deseo cuya fuerza sea suficiente para impulsarnos,
con la energía necesaria, fuera del camino usual de las frivolidades, adentro y por
encima de la misma ilusión de los sentidos, conduciendo gradualmente nuestros
pasos desde el Occidente hacia el Oriente. Si este deseo no existe, es necesario
esperar hasta que despierte, pues vano sería emprender el viaje sin este impulso
íntimo que sólo puede darnos la fuerza de superar y vencer todos los obstáculos
que encontremos en nuestro simbólico Camino.
La búsqueda debe hacerse igualmente con perfecta libertad de espíritu,
habiéndose despojado de todos los errores, prejuicios y creencias que son los
metales o moneda corriente del mundo profano, ejercitándose en pensar por uno
mismo, sin tener otra mira que la Verdad, a la cual llegaremos cuando logremos
superar los mismos límites de nuestro pensamiento.

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