La Historia de Ixquic
La Historia de Ixquic
La Historia de Ixquic
Rubén Pagura
LA HISTORIA DE IXQUIC
(Relatos del Popol Vuh)
Rubén Pagura
PERSONAJES: unipersonal
INVOCACION (instrumental)
Escena 1
Relator: Había una vez, en el antiguo mundo maya, un señorío llamado Xibalbá.
También le decían "El reino de la muerte", porque allí habitaban los causantes de
todos los males que sufrían los hombres. El Señor Cuchumaquic, por ejemplo,
Señor de Xibalbá, era el causante de los derrames de sangre que sufrían los
hombres. El brujo Xiquiripat, su hermano, provocaba tormentas y terremotos
que destruían pueblos enteros, y hasta se decía que tenía prisionero al sol.
La historia de Ixquic 2
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Porque esta historia ocurrió hace muchos años, tantos que todavía el sol y la luna
no brillaban. Y así pasaban los Señores de Xibalbá provocando desastres con su
señorío. Sólo una persona en la corte era inocente de todas estas desgracias: la
joven Ixquic, la hija del Señor Cuchumaquic, que era como de otro planeta,
incapaz de hacerle mal a nadie. Por eso, cuando su padre le dijo que la casaría
con su primo Ahtok, el hijo del brujo Xiquiripat, la invadió una tristeza inmensa…
Relator: En ese momento, una sombra surgió detrás de un arbusto y cayó sobre
ella.
H.Hunapú: Secuestrarte.
H. Hunapú: Por favor, déjame ir. Sabemos que tú no tienes la culpa de lo que
hace tu padre.
La historia de Ixquic 3
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Ixquic: Mi padre no hace mal a nadie. Si lo que dices es verdad, debe ser cosa de
los soldados.
Relator: El muchacho estaba blanco como la cal. Ixquic vio en su mirada algo
bueno. Y ya más tranquila, hasta lo encontró guapo. Tenía ojos profundos y
negros como la noche, y aspecto salvaje y atractivo. Lo comparó con su primo
AhTok, con su manera artificial de vestirse y hasta de pintarse, con sus modales
groseros, y se le ocurrió una idea...
H. Hunapú: ¿Qué?
Ixquic: Prométeme que los tuyos no me harán mal, y me voy con ustedes.
H.Hunapú: ¿Qué?
H.Hunapú: ¿Qué?
Ixquic: ¡Qué nombre más bonito! Ven, Hun Hunapú. Vámonos por aquí.
Guardia: ¡Alto!
Relator: Dos guardias salieron del bosque. Un dardo se clavó en el brazo de Hun
Hunapú y en cuestión de segundos éste cayó paralizado. Ixquic salió corriendo al
palacio de su padre, a pedirle que ayudara a su nuevo amigo. Y mientras corría,
le pareció que del canto de los pájaros y del murmullo del viento entre los
árboles, salían voces que le decían: "Ixquic, pregunta por mí. ¡Ixquic, pregunta
por mí!"
La historia de Ixquic 4
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mi hermano en Joyabaj.
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Escena 2
Relator: Ixquic esperó a que su tío saliera del cuarto y entonces le dijo a su
padre...
Cuchumaqui: ¿Qué?
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Ixquic: Prométeme que no le harán daño si te cuento lo que pasa con él, ¿sí?
Cuchamaquic: ¿Quién?
Cuchamaquic: ¿Temen por su vida? ¿Qué quieres decir? Aquí nadie tiene que
temer por su vida... si es inocente.
Ixquic: Papá, he oído decir que está desapareciendo gente. Que tío Xiquiripat
hace ceremonias con sangre humana. Me da miedo, papá.
Cuchumaquic: Sí, ya sé. Xiquiripat, hay algo que me ha contado Ixquic, y que me
ha puesto a pensar...
Guardia: Helou, helou, helou (susurra algo al oído del brujo y este lo despide).
Xiquiripat: ¡Te salvaste por un milagro, Ixquic! Dice el mensajero que ese
muchacho que querías ayudar era un rebelde que nuestros soldados andaban
buscando hace tiempo. Un tipo peligroso. Se resistió y murió en un
enfrentamiento con los guardias.
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Cuchumaquic: Esto no me gusta, Xiquiripat. Creo que se nos está yendo la mano.
AhTok tiene que controlar más esto.
Xiquiripat: Mi hijo tiene todo bajo su control. Los rebeldes de la selva tienen
cómplices entre los campesinos, lo sabes bien. La población juiciosa y
trabajadora no tiene nada que temer, Ixquic. Pero también es cierto,
Cuchumaquic, que hay aldeas enteras que han querido apropiarse de tus tierras,
engañadas por esos rebeldes. Y eso, ¿no es peligroso? Si las hormigas se comen
tu jardín, ¿no las matas? ¿Qué fue lo que te contó Ixquic?
Cuchumaquic: Ya no importa.
Escena 3
CANCIÓN: EL NAHUAL
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se convierte en su nahual
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en un árbol de jícaro
se convirtió.
Ixcanil: ¿Estás loca? -le dijo Ixcanil, la criada, moliendo granos de maíz en su
metate- Tu padre ordenó pena de muerte al que se acerque a él. Además, está
vigilado por los guardias, Ixquic. Es peligroso.
Ixquic: Ixcanil, ¿has oído hablar de las raíces de cierto árbol que pueden
convertirte en tu nahual?
Ixcanil: Las conozco. Si tomas el jugo que sueltan, puedes convertirte en animal.
Pero es peligroso, Ixquic. Sé de muchos que no han vuelto de ese viaje.
Ixcanil: Que es una locura. (Ixquic la convence con su mirada) Ixquic… Ven,
vamos al bosque. Sé dónde encontrar esas raíces.
Escena 4
Relator: Ixcanil llevó a Ixquic al bosque y allí encontraron a un viejo muy viejo
que les dio las raíces mágicas. Echaron unas gotas del jugo en su lengua, y al
momento...
Ixcanil: ¡Ixquic! ¿Qué cuello más esbelto y hermoso tienes! ¡Qué patas más finas
y elegantes!
La historia de Ixquic 10
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Ixquic: ¡Ixcanil! Te estás poniendo verde. ¡Tu cuerpo se encoge! ¡Y tus piernas,
se te estiran!
Ixcanil: ¡Es cierto! ¡Puedo dar unos brincos enormes! ¡Soy rana!
Relator: Un rato después, los guardias del árbol vieron pasar por la selva, cerca
del camino, una hermosa venadita. Uno de ellos sintió deseos de cazarla, (el
guardia recibe una patada de su superior) pero no podía descuidar su puesto. Y
al momento… (Una ranita cruza brincando el camino. El soldado intenta
aplastarla, pero es reprimido por su superior) Apenas llegó al árbol, Ixquic volvió
a convertirse en mujer, pero Ixcanil prefirió quedarse convertida en rana, para
avisar con su canto si alguien se acercaba. Ixquic volvió a ver hacia arriba y se
llevó la sorpresa.
Ixquic: ¡Está lleno de jícaros! ¿Es éste el árbol que ayer estaba seco? ¿Pasará
algo si corto uno de esos jícaros?
H.Hunapú: ¡Ixquic!
Relator: La cabeza de Hun Hunapú era como un fruto más en el árbol. Brillaba
como con luz propia, y a Ixquic no le dio miedo para nada.
Ixquic: Sí.
La historia de Ixquic 11
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Ixquic: ¿Qué quieres decir? ¿Tú crees en el sol? Papá dice que el sol es un
invento de los envidiosos para opacar el brillo de Xibalbá.
H.Hunapú: Creo que el sol saldrá cuando caiga Xibalbá, cuando nuestros hijos
maten al Señor Cuchumaquic.
(Canta la ranita)
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Escena 5
CANCIÓN: EL DESCUBRIMIENTO
bañándose en el río.
y en el vientre un niño.
secretos de su amada
al verla embarazada
su suerte y su desgracia:
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prohibida.
Xiquiripat: ¡Mi hijo AhTok exige el corazón de Ixquic! Niega ser el responsable de
su preñez, y pide que se cumpla la ley.
Xiquiripat: Naturalmente…
Ixquic: Espera. Te desobedecí. Fui a ver el árbol con la cabeza de Hun Hunapú,
hablé con él.
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Ixquic: ¡Hablé con él! Burlé a los guardias, llegué hasta el árbol, y allí estaba.
Me pidió que estirara la mano, me escupió y quedé embarazada.
Cuchumaquic: ¿Esperas que te crea ese cuento? Dime quien te violó, y tal vez
podamos arreglar esto.
Ixquic: Ya te lo dije, papá. Hun Hunapú. Pero hay algo más, y es algo terrible.
Hun Hunapú me dijo que nuestros hijos iban a matarte. Y yo los quiero, papá.
Ayúdame.
Xiquiripat: Hay una sola forma de ocultar esto y salvar tu vida, Ixquic. En primer
lugar, tienes que abortar.
Cuchumaquic: ¡Maldigo el día que hicimos esta ley! (Resignado) Que se haga su
voluntad.
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Escena 6
CANCIÓN: EL SACRIFICIO
El guerrero se desarma
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se coagulará.
todos te lo creerán
a salvo estarán”.
y al jaguar en pajarito.
y la perdona.
ha convertido al guerrero
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Escena 7
Relator: Obedecen los señores de Xibalbá, Y se sientan alrededor del fuego a oler
la fragancia dulce de la sangre. En su estera, y en silencio, observa el Señor
Cuchumaquic.
Xiquiripat: ¡¿Ah?!
AhTok: Pero tío, hice lo que me ordenaste. Cumplí con la ley. (A una señal de
Cuchumaquic, dos soldados le atan las manos). No. No cumplí. ¡Ixquic está
viva!
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Escena 8
saben de compartir
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Ixmucané: Tucur, Tucur, Tucur. ¡Puhuy! No sean tan glotón. Extrañas a nuestro
muchacho, ¿eh? El te trataba mejor que yo. ¡Qué oscuro está el día! ¿No les
parece que ya es hora de que salga el sol? (Descubre a Ixquic)
Ixquic: Dame de beber, madre. Llevo un día caminando sin probar gota de agua.
Ixmucané: ¿Por qué me dices madre? Yo sólo tuve un hijo varón, y ya está
muerto.
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Ixquic: ¡Hun Hunapú! ¡Dije bien al llamarte madre! ¡Yo soy tu nuera!
AhTok: Buenas tardes, abuela. Dame de beber, que llevo caminando un día sin
probar una gota de agua. Estoy buscando a una muchacha pequeña, de trenzas
largas y negras. Se llama Ixquic. ¿No la has visto por aquí?
AhTok: Fue deshonrada por un tal Hun Hunapú. Engañó a su padre y me engañó a
mí. Me mandaron a buscarla para darle muerte. Es su vida o la mía. Si no la
entrego a los Señores, me matan. No tengo otra salida. ¡Y yo la quiero!
AhTok: ¿Cómo? Esos dos son como tigres atrás de la presa. No me quitan un ojo
de encima.
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Ixmucané: Si la amas como dices, vete. Ya podrás volver por ella si no resultara
lo que te digo. Tarde o temprano la encontrarás.
Relator: AhTok hizo lo que la vieja le dijo. Comenzó a rumiar las hierbitas por el
camino, y un poco antes de llegar al río tuvo un presentimiento y echó a correr.
Relator: Pero antes de que el guerrero disparara su flecha, Ah Tok salió volando,
convertido en un gallardo quetzal, dejando boquiabiertos a los dos soldados que,
para qué les voy a contar, también huyeron. No se atrevieron a regresar ante los
señores sin AhTok y sin la muchacha.
Escena 9
Relator: Y así fue como Ixquic se salvó de la muerte, y encontró un nuevo hogar
en casa de la abuela Ixmucané. Allí nacieron sus dos hijos. Y los llamó Hunapú e
Ixbalanqué.
HUNAPU E IXBALANQUE
Hunapú e Ixbalanqué
su abuelita Ixmucané.
Hunapú e Ixbalanqué
La historia de Ixquic 22
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y a tocar el tzijolaj
aprendieron a cantar.
recogieron el maíz.
y al Señor se tributó
Hunapú e Ixbalanqué.
Hunapú: Shh... Ixbalanqué, ¡un ratón! (persigue al ratón) ¡Ah! ¡Te atrapé! ¡Te
estabas comiendo nuestro maíz, ¿eh?
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Hunapú: ¡Que rabo más feo y peludo tienes! ¡Te lo voy a quemar en el fuego!
Ratón: ¡Ay, ay, ay! ¡Suéltenme y les cuento un secreto de Hun Hunapú!
Relator: Y se fueron los tres por el camino. El ratón iba corriendo entre las
piernas de los muchachos como un perrito. Y al llegar a la casa de la abuela
Ixmucané, el ratón trepó trepó por auna pared hasta el sitio donde estaba oculta
la herencia de Hun Hunapú.
Relator: Felices con la herencia de Hun Hunapú, los muchachos se fueron a jugar
pelota al camino, y, cuando se cansaron, buscaron la sombra de un árbol de
nances...
Hunapú: (Intenta llamarlo con su flauta, pero la flauta está tapada, no suena) Se
tapó con una semilla de nance. (Sopla y derriba al pajarito).
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Ixmucané: ¡Las flautas de Hun Hunapú! Están muy chiquillos todavía para andar
jugando con estas cosas… ¿Y ese que viene ahí? ¿No es el Señor Vucub Caquix?
Muchachos, escóndanse en el bosque, escondan las flautas, es un tipo peligroso.
¿Qué mala sombra lo traerá por aquí? Tucur, Tucur...
Escena 10
Sr.Caquix: Buenas tardes, abuela. ¿Podrías darme un poco de agua, que vengo
muerto de sed? ¿Sabes quién soy, verdad?
Sr. Caquix: Tú lo has dicho. Soy el Señor Vucub Caquix. Todas estas que ves son
mis tierras.
Ixmuc: ¡Sus tierras! Antes de que tú nacieras, todas estas tierras fueron
nuestras.
Sr.Caquix: Y hoy son las tierras del señor Cuchumaquic, que yo administro. En
fin... Abuela, te traigo una gran noticia. Ya llevo dos años viudo y rico. Estoy
disponible para el matrimonio.
Sr.Caquix: Je, Je. Me contaron que tienes una nieta muy hermosa. Y en fin, yo
quiero verla. Podría resultar mi favorecida...
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Sr. Caquix: ¿Y esa lindura que viene ahí? ¿Es tu nieta? (Viendo detenidamente a
Ixquic) ¡Ese tatuaje yo lo conozco! No puede ser... ¡Ixquic, la hija del Señor
Cuchumaquic!
Sr. Caquix: Tal vez, si la pido para matrimonio, le perdonen la vida. ¡Y matamos
dos pájaros de un tiro! ¿No les parece? ¡Guardias!
Ixquic: ¿Qué? ¿Casarme con vos? No pudo obligarme mi padre, no podrás tú.
(Ixquic es apresada por los guardias)
Relator: De nada sirvieron las patadas de Ixquic y los ruegos de la abuela. Los
guardias y el Señor Vucub Caquix se llevaron a la muchacha. Un perico que lo vio
todo desde un árbol, salió volando, gritando: “¡Se llevan a Ixquic! ¡Se llevan a
Ixquic!” Al rato, toda la selva conocía la noticia. Los muchachos, que andaban
por allí con sus flautas, aparecieron y... (Hunapú sopla su flauta como una
cerbatana)
Vucub Caquix: ¡Ay! ¡Mis dientes! ¡Se me menean todos los dientes!
Vucub Caquix: ¡Por favor! Les doy todas las piedras preciosas que quieran si me
arreglan los dientes.
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Vucub Caquix: ¿Qué es esto? ¡Milagro! Mis dientes brillan como perl... (Queda
congelado)
Relator: Por obra mágica de los granos de maíz el señor Vucub Caquix quedó
convertido en un muñeco de palo. Entonces, los muchachos se fueron corriendo a
la casa del señor, y se les unieron por el camino hombres y mujeres. Ixquic los
recibió con los brazos abiertos, y los llevó al lugar donde Vucub Caquix tenía
escondida gran cantidad de riquezas: joyas, piedras preciosas... Y todo esto,
según el Popol Vuh, libro sagrado de los Maya Quichés, fue repartido entre la
gente. Y cuando estaban en plena fiesta... "Cú-cú" cantó la ranita. Un perico
cruzó el aire gritando: "¡Los soldados de Xibalbá! ¡Vienen los soldados de
Xibalbá!” Y llegaron los soldados de Xibalbá. Y la venganza fue terrible. Los
soldados se llevaron prisioneros a los muchachos. Pero Ixquic logró escapar, y se
fue corriendo a casa de la abuela, gritando...
Escena 11
Ixmucané: Tranquilizate, Ixquic. Ya los volverás a ver. Esta matita lleva la suerte
de Hunapú. Esta, la de Ixbalanqué.
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CANCIÓN: SORTILEGIO
a Hunapú e Ixbalanqué
a Hunapú e Ixbalanqué
Ixquic: ¿Cómo sé que lo que dices es verdad? Estás vieja, abuela. Estás soñando.
Escena 12
La historia de Ixquic 28
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Guardia: ¡Alto!
Relator: Dos soldados apuntaron a Ixquic con sus lanzas, y ésta no pudo
escaparse. Caminando rumbo al palacio, Ixquic sintió que todo estaba perdido. Y
al atravesar la gran puerta de la cámara de su padre, tuvo la sensación de que
no había pasado el tiempo. Pero al Señor Cuchumaquic le costó reconocerla.
Ixquic ya no era la niña que había partido, pequeñita y sumisa. Tenía el pecho
crecido y ancho, las manos fuertes, la mirada dura.
Cuchumaquic: ¡Sus hijos! ¿No era que tus hijos iban a matarme?
Xiquiripat: ¿Para qué quieres echar esas cenizas al río? ¿Para resucitarlos? ¿Te
olvidas que soy brujo?
Ixquic: No sé de qué hablas, tío, pero si no quieres que las eche al río, las
enterraré.
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Ixquic: ¡No podrán borrar mi recuerdo! Al menos tú no, papá. ¡Ahora tú también
tienes en tu familia a un desaparecido!
Escena 13
Relator: Los guardias hicieron lo que el brujo Xiquiripat les ordenó. Sepultaron a
Ixquic en el centro de la Gran Pirámide, y nunca más volvió a saberse de ella. Y
entonces celebraron una gran fiesta, porque había vuelto la paz a Xibalbá.
LA FIESTA DE XIBALBA
Ya la cosecha se terminó
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Y en una pirámide
y nadie la escucha
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Mensajero: El pueblo también celebra su fiesta, señor. Hay unos magos que
hacen maravillas.
Mensajero: Sí, Señor. (Va hacia los magos) Ey, vengan. El Señor Cuchumaquic los
quiere en el palacio.
Mago 2: Además, si dejamos a esta gente para irnos con los señores, pensarán
que los hemos traicionado. Lo sentimos, señor, pero no podemos ir.
Mago 1: Señor, somos muy pobres. Somos huérfanos. No tenemos otra cosa que
ofrecerte que nuestras artimañas.
Mago 1: Sí señores, pero, también con la palabra podemos volver a la vida a los
muertos…
Cuchumaquic: ¿Matan y resucitan, eh? Vamos a ver si es cierto. Les ordeno que
maten a... (recorre con la mirada a los presentes)
La historia de Ixquic 32
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Relator: Entonces, uno de los magos coge al perro de una pata, el otro de la
otra... y, de un tirón, lo parten en dos como a un muñeco.
Relator: Pero entonces, uno de los magos toca una melodía mágica, y los dos
pedazos de perro se unen de nuevo como por encanto, y éste sale vivito y
coleando, y de un brinco se acomada en el regazo del Señor Cuchumaquic. Todos
aplauden a rabiar el número.
Gorda: ¡Este hombre está loco, nos quiere hacer chicharrones! Esperen, no
empiecen, que yo me voy.
Relator: Pero no le dan tiempo. Uno de los magos hace un pase mágico y al
instante arde el palacio y queda convertido en cenizas. Y a la vista de los
presentes, que no sufren ningún daño, con otro pase mágico, lo reconstruyen de
nuevo.
Mago 2: Pídenos otra cosa, Señor. Estamos aquí para cumplir tus deseos.
Relator: Silencio absoluto. Todo el mundo sabe que el Señor habla en serio.
Mago 2: Como usted diga, Señor. Estamos aquí para cumplir sus deseos.
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Hunapú: Estamos aquí para vengar los dolores y sufrimientos de nuestros padres.
Ahora prepárense, van a recibir el castigo.
Relator: Una ranita cantó afuera. Se le unió otra. Y otra. Hombres y mujeres,
que han estado observando a la distancia, avanzan sobre el palacio. Los Señores
y Señoras de Xibalbá, viendo muerto a su señor Principal, se atropellan en las
puertas para huir. Y, humillándose ante las gentes del pueblo, van a precipitarse
todos en un barranco.
y sembraron el maíz
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Epílogo
Relator: Así fue como fueron vencidos los señores de Xibalbá por los hermanos
Hunapú e Ixbalanqué. Y esto no tiene nada que ver con la historia actual
centroamericana. Esto, según el Popol Vuh o Pop Wuj, libro sagrado de los Maya
Quichés, ocurrió hace miles y miles de años, tantos, que todavía el sol y la luna
no brillaban.
Pero...supongo que querrán saber cómo resucitaron los muchachos, y qué fue de
Ixquic. Pues bien: encerrada en su tumba en el centro de la Gran Pirámide, y
viendo llegar su fin y el fracaso de su misión, Ixquic se echó a llorar. Lloró de
rabia, por haber creído en la abuela Ixmucané. Lloró de impotencia, porque no
podría hacer nada más. Lloró de miedo. Lloró... en fin, lloró. Lloró tanto que
sus lágrimas formaron un río que comenzó a crecer, a crecer, hasta cubrir las
cenizas de sus hijos. Y entonces germinaron, como dos semillas, los héroes
mayas Hunapú e Ixbalanqué.
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