El disfrute que tenemos de Cristo

CONTENIDO
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Toda la Biblia revela el disfrute que tenemos de Dios

La plenitud de Dios y las riquezas de Cristo
Disfrutar las riquezas de Cristo por medio de la Palabra y del Espritu
Disfrutar a Cristo al negar el yo y ejercitar el espritu
Ejercitar el corazn para disfrutar al Seor
Disfrutar a Cristo mediante la oracin

PREFACIO
Este libro se compone de mensajes que dio Witness Lee en Los Angeles, California
durante el verano de 1965.

CAPITULO UNO
TODA LA BIBLIA REVELA
EL DISFRUTE QUE TENEMOS DE
DIOS
El tema de esta serie de mensajes es el disfrute que tenemos del Seor, algo que los
cristianos de hoy escasamente conocen. Quiz hayamos odo muchas cosas acerca de
Dios; sin embargo, debemos ver que la Biblia en su totalidad, de Gnesis a Apocalipsis,
revela que Dios es nuestro disfrute. Segn Efesios 3:19, Dios tiene Su plenitud, lo cual
indica que El es completo para que le disfrutemos. Su plenitud equivale a la expresin
de las riquezas de Cristo, y la realidad de Cristo est en el Espritu. La Biblia nos da a
conocer este hecho y nos revela cules son las riquezas de Cristo. Adems, el disfrute
que tengamos de Dios slo puede ser hecho real en nuestro espritu (Jn. 4:24).

EL ANTIGUO TESTAMENTO HABLA

DE DISFRUTAR AL SEOR
El primer hecho sobresaliente que las Escrituras revelan acerca de Dios es que El es
nuestro disfrute. Dios, inmediatamente despus de crear al hombre, se le present como
el rbol de vida para que ste le comiera (Gn. 2:7-9). Por tanto, Dios es el rbol de vida
a fin de que nosotros le disfrutemos. El, quien es la vida, se present al hombre en
forma de alimento para que ste le disfrutara.
Despus de la cada del hombre, Dios se le present a ste en forma de cordero (Ex.
12:4). El cordero pascual haca posible que el hombre cado pudiera ser redimido y

regresara de nuevo a Dios. El pueblo redimido disfrut a Dios al comer la carne del
cordero. Adems, los hijos de Israel deban comer el cordero acompaado con panes sin
levadura y hierbas amargas (v. 8). De esta manera el pueblo redimido disfrut a Dios.
Ms adelante, en el desierto, los hijos de Israel disfrutaron del man (16:14-15) y del
agua de vida (17:6), dos aspectos ms que nos muestran cmo Cristo es nuestro disfrute.
Cuando el pueblo entr a la tierra prometida, se deleit con las riquezas del producto de
esa tierra (Dt. 8:8-9). El fruto de la buena tierra muestra los diferentes aspectos de las
riquezas de Cristo que disfrutan los redimidos.
Adems, los sacerdotes ofrecan y disfrutaban con festejo todas las ofrendas en el
tabernculo (Lv. 6:87:34). Cada uno de los diferentes elementos de las ofrendas
representa diferentes aspectos de Cristo para nuestro deleite.
El Salmo 23 dice que el Seor es nuestro Pastor (v. 1), y a la vez, los pastos verdes y las
aguas de reposo (v. 2). El es tambin la mesa aderezada en presencia de nuestros
enemigos (v. 5); esto significa que podemos disfrutarlo como nuestro banquete en
medio del campo de batalla. Este salmo tambin habla acerca de la casa de Dios (v. 6).
Dios mismo es nuestra morada para que lo disfrutemos. El salmo 90:1 dice que el Seor
es nuestra morada, de generacin en generacin.
El salmo 34 dice que podemos gustar al Seor (v. 8), lo cual significa disfrutarle. El
salmo 36 afirma que podemos saciarnos completamente de la grosura de la casa del
Seor y ser abrevados del torrente de Sus delicias (v. 8). El salmo 46 proclama que
podemos deleitarnos en el ro del gozo de Dios (v. 4).
Jeremas 17 dice que podemos ser como un rbol plantado junto a las aguas; nosotros
somos el rbol y Dios es nuestra agua viva (vs. 7-8). Le disfrutamos as como el rbol
disfruta el agua del ro. Todos estos pasajes del Antiguo Testamento revelan que Dios es
nuestro deleite en muchos aspectos.

EL NUEVO TESTAMENTO HABLA

DE DISFRUTAR AL SEOR
Ahora llegamos al Nuevo Testamento, donde en el evangelio de Mateo el Seor Jess se
compara a S mismo con el pan en la mesa. El le dijo a la mujer cananea que no estaba
bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos, pero ella respondi diciendo que
aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos (15:21-28). La
mujer cananea, un perro gentil, poda disfrutar al Seor como las migajas. Incluso en
Mateo podemos ver que el Seor se presenta como nuestro deleite y que debemos
disfrutarlo como el pan. En Mateo 22 dice que el evangelio es un banquete (vs. 1-14) y
en Lucas 15 se relata que cuando el hijo prdigo regres a su hogar, no slo recibi el
mejor vestido sino que tambin se sent a la mesa con su padre a disfrutar del becerro
gordo (vs. 22-23).
El himno # 187 de Hymns se compone de veintisis estrofas que proclaman todos los
aspectos de Cristo hallados en el evangelio de Juan para nuestro disfrute. Cada uno de
los veintin captulos del evangelio de Juan se encuentra repleto de las riquezas de
Cristo para que las disfrutemos. Cristo es el tabernculo (1:14), el Cordero (v. 29), la

escalera (v. 51), el agua viva (4:14), el pan de vida (6:35), la luz (8:12), el camino, la
realidad y la vida (14:6), la puerta (10:9) y el Pastor (v. 11). Uno de los primeros
aspectos de Cristo que el evangelio de Juan nos presenta es que El vino como el
Cordero de Dios. Lo primero que Juan testific acerca de Cristo fue: He aqu, el
Cordero de Dios (Jn. 1:29). Finalmente, el apstol Juan dio testimonio en Apocalipsis
que Cristo ser el Cordero de Dios sentado en el trono por la eternidad (Ap. 22:1). El
Cordero abre el camino que nos introduce a deleitarnos en Dios. Si el hombre cado
desea disfrutar a Dios, debe pasar primero por la puerta de la redencin. Necesita que el
Cordero redentor sea la puerta que lo conduzca a disfrutar a Dios.
En el evangelio de Juan, el Seor revela que El es el gran Yo soy. En Juan 8 se refiri a
S mismo tres veces de esta forma. En el versculo 24 dijo: Si no creis que Yo soy, en
vuestros pecados moriris. En el versculo 28 dijo: Cuando hayis levantado al Hijo
del Hombre, entonces conoceris que Yo soy. Por ltimo, en el versculo 58 dijo:
Antes que Abraham fuese, Yo soy. Ya que Cristo es el gran Yo soy, El es todo lo que
necesitamos. Es como si el Seor dijese: Yo soy lo que t necesitas. Podemos aadir
cualquier cosa que necesitemos a la frase Yo soy. El Seor dice: Yo soy la luz, el
camino, la vida, la verdad, la puerta, el Pastor, la escalera, el pan de vida, el agua viva,
etc.. El evangelio de Juan revela el hecho maravilloso de que Cristo es el gran Yo soy,
y esto significa que El lo es todo para nuestro disfrute. El mensaje central del evangelio
de Juan consiste en lo siguiente: Dios en Cristo por el Espritu Santo es nuestro disfrute.
El primer versculo de Juan nos dice: En el principio era el Verbo ... y el Verbo era
Dios. En el Verbo, quien es Dios mismo, est la vida y la vida es la luz. El Verbo se
encarn y fij tabernculo entre nosotros, por tanto, El tambin es el tabernculo. El
tabernculo no slo es el lugar en donde Dios mora sino tambin la morada de los
sacerdotes. No podemos agotar todos los aspectos en los que Dios se presenta para que
le disfrutemos.
Este mismo pensamiento se halla en las epstolas de Pablo. Primera de Corintios es un
libro acerca del disfrute que tenemos de Cristo (ver la nota 2 de 1 Co. 1: 9 en la Versin
Recobro). El captulo cinco habla de Cristo, quien es nuestra Pascua y nuestro pan sin
levadura (vs. 7-8); el captulo diez, de Cristo quien es el man y el agua viva (vs. 3-4), y
de la mesa del Seor (vs. 14-22), en la cual nos deleitamos; y el captulo once, del pan y
de la copa de la mesa que disfrutamos (vs. 23-26).
La primera epstola de Pedro revela que como nios recin nacidos debemos desear al
Seor quien se presenta como la leche de la Palabra (2:2). El Seor es la leche para que
lo bebamos y podamos crecer.
En Apocalipsis, Cristo es el rbol de la vida que el Seor promete a los vencedores
(2:7); tambin es el man escondido en quien ellos se deleitan (v. 17). En el captulo
tres El es la fiesta que los vencedores disfrutan (v. 20). El Seor cenar con nosotros y
nosotros con El. En el captulo diecinueve encontramos la fiesta de las bodas del Seor
(vs. 7-9); y por ltimo, en el captulo veintids, disfrutamos el agua de vida que fluye y
el rbol de vida que crece (vs. 1-2). En realidad, necesitaramos tener muchas reuniones
para ver de Gnesis a Apocalipsis todos los aspectos en los que Dios se nos presenta
para que lo disfrutemos.

Debemos estudiar la Biblia de principio a fin con esta perspectiva, a saber, cmo Dios
se nos presenta a fin de que lo disfrutemos. Sin duda, la Biblia tambin afirma que
debemos adorar y servir a Dios, pero en nuestra comunin con Dios lo ms importante
no es que le adoremos o le sirvamos sino que lo disfrutemos. Por encima de todo
tenemos que disfrutarlo y comerlo; entonces podemos adorarlo y servirlo.
El concepto humano es contrario al concepto de Dios, quien desea que nosotros lo
disfrutemos. Cuando el hijo prdigo regres a su padre, pens decirle: Ya no soy digno
de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros (Lc. 15:19). Un pecador
despus de arrepentirse siempre tiene el concepto de trabajar para Dios o servirle a fin
de ganar Su favor. No comprende que tal pensamiento es contrario al amor y a la gracia
de Dios, y es un insulto a Su corazn e intencin. Dios desea ser el objeto de nuestro
disfrute. Conforme al principio humano, debemos trabajar primero y despus recibir un
pago por nuestra labor. Por eso, el hijo prdigo quera pedirle a su padre que lo recibiera
en calidad de siervo a fin de trabajar para recibir alimento y sustento. No obstante, el
padre de inmediato lo llev a la mesa y as manifest que su hijo deba disfrutar antes de
trabajar.
Los cristianos hoy hablan mucho de servir, adorar y trabajar para Dios; sin embargo,
debemos ver que nuestra principal necesidad es disfrutar a Dios. Puede ser que algunos
nos critiquen y digan: Esa gente en lugar de salir a trabajar para el Seor solamente
hablan de comer y de disfrutar, son demasiado egostas. Slo se preocupan de s mismos
y no de los dems. No salen a salvar a los pecadores. Es posible tener mucho servicio y
un gran nmero de programas y actividades, y no obtener muchos resultados. El trabajo
debe ser un fruto del deleite que tenemos de Dios. En Juan 15 el Seor dijo:
Permaneced en M, y Yo en vosotros, y despus menciona el asunto de llevar fruto
(vs. 4-5). La obra resulta del disfrute pleno que tenemos de Dios. Debemos regresar al
entendimiento y revelacin de que necesitamos que Dios sea nuestro disfrute. Debemos
conocer todos los aspectos en los que Dios se presenta como nuestro deleite y ver la
manera en que podemos disfrutarlo. Adems debemos ayudar a otros a que conozcan
cmo deleitarse en Dios. Luego todos seremos llenos de El y se producir fruto, y as se
realizar la obra y la actividad apropiada.

CAPITULO DOS
LA PLENITUD DE DIOS
Y LAS RIQUEZAS DE CRISTO
Lectura bblica: Col. 2:9-10; Ef. 3:8; Col.
1:19; Jn. 16:15
LA DIFERENCIA QUE EXISTE
ENTRE LA PLENITUD Y LAS RIQUEZAS

Necesitamos ver la diferencia que existe entre la plenitud de Dios y las riquezas de
Cristo. En Juan 16:15a el Seor dijo: Todo lo que tiene el Padre es Mo. Todo lo que
el Padre Dios es y tiene, pertenece al Hijo, lo cual significa que las riquezas que Dios
tiene en Su plenitud son las mismas que tiene Cristo. El Seor tambin dijo que todo lo
que el Hijo es y tiene, es dado a conocer como realidad a los creyentes por medio del
Espritu. (vs. 14-15).
Ahora necesitamos ver los aspectos de las riquezas de Dios: Dios es amor, luz, santidad
y justicia; tambin es vida, poder, sabidura, misericordia, bondad, gracia, paz,
fidelidad, paciencia, gozo, gloria y salvacin; es nuestro alimento y bebida espiritual,
nuestro vestido, nuestra morada, sanidad, esperanza, honor, gloria y hermosura.
Necesitamos leer la Biblia a fin de conocer todos los aspectos de Dios que podemos
disfrutar. Cada uno de los aspectos de Sus riquezas se compone de lo que Dios es. Ya
que no hemos sido entrenados para conocer estas cosas, Hebreos 5 nos indica que
debemos ejercitar y entrenar nuestras facultades para discernir todo lo que Dios es (v.
14).
En primer lugar, debemos ver que las riquezas producen la plenitud, y llegamos a ser la
plenitud al disfrutar de las riquezas. Un estadounidense corpulento es la plenitud de los
Estados Unidos debido a que ha comido, digerido y asimilado todas las riquezas de ese
pas. Efesios 1:23 dice que la iglesia, el Cuerpo de Cristo, es la plenitud de Cristo. La
iglesia es la plenitud de Cristo puesto que ella disfruta de todas las riquezas de El. La
iglesia disfruta a Cristo como vida, sabidura, luz y amor. Diariamente nos alimentamos
de Cristo y lo bebemos para disfrutarlo, y as nos deleitamos en Sus riquezas hasta que
finalmente llegaremos a ser Su plenitud. Las riquezas son el contenido, y la plenitud es
la manifestacin, o sea, la expresin; la plenitud es la expresin de todas las riquezas, y
todas las riquezas son el contenido de la plenitud.
La plenitud de Dios es la manifestacin, la expresin, de Sus riquezas (Col. 1:19; Ef.
3:19). Todo lo que Dios es, se manifiesta y se expresa en Cristo el Hijo. La plenitud de
la Deidad habita en Cristo (Col. 2:9). En Cristo no slo habitan las riquezas de la
Deidad, sino tambin la expresin de stas. Por tanto, las riquezas de Dios han venido a
ser las riquezas de Cristo. Se obtiene la plenitud de Cristo cuando El expresa todas estas
riquezas. Juan 1:16 dice: Porque de Su plenitud recibimos todos... Observe que no
dice que recibimos de Sus riquezas sino de Su plenitud. Las riquezas son el
contenido; la plenitud es el contenido ms la expresin de ste. De la plenitud de Cristo
recibimos Sus riquezas.
Usemos una taza de agua como ejemplo para mostrar la diferencia que existe entre las
riquezas y la plenitud. Una taza de agua contiene las riquezas del agua, pero stas no se
pueden ver hasta que llenamos la taza y el agua se desborda. Una vez rebosa el agua, las
riquezas llegan a ser la plenitud, la cual es la expresin de estas riquezas. Cuando
bebemos el agua recibimos las riquezas de su plenitud. Las riquezas son el contenido, y
la plenitud es la expresin. Aunque recibimos el contenido y no la plenitud, s recibimos
de la plenitud.
En Juan 1:14 dice que el Verbo se hizo carne y fij tabernculo entre nosotros, lleno de
gracia y de realidad. Luego el versculo 16 dice que de Su plenitud recibimos gracia
sobre gracia. Recibimos gracia sobre gracia pero no plenitud sobre plenitud. No
recibimos la plenitud sino el contenido, es decir, las riquezas. La plenitud es la

manifestacin de las riquezas. El apstol no predicaba la plenitud, sino que de manera

completa, anunciaba las riquezas de Cristo a fin de producir la iglesia como la plenitud
de Cristo (Ef. 3:8; 1:22-23). De la plenitud de Cristo recibimos Sus riquezas hasta que
finalmente llegamos a ser la plenitud de Cristo, lo cual significa que llegamos a ser la
expresin de las riquezas de Cristo. Las riquezas producen la plenitud.
Se obtiene la plenitud de Cristo cuando Sus riquezas se manifiestan por completo. La
iglesia recibe las riquezas de Cristo que provienen de Su plenitud; luego, estas riquezas
llenan a la iglesia hasta que ella llega a ser la plenitud de Cristo. En realidad, las
riquezas de Dios son las mismas que tiene Cristo, y las riquezas de Cristo son las
mismas que tiene la iglesia. Las riquezas de Dios llegan a ser Su plenitud; luego Cristo
recibe de esta plenitud y as, las riquezas de Cristo vienen a ser Su plenitud. Despus,
nosotros recibimos de Su plenitud y participamos de Sus riquezas hasta que llegamos a
ser la plenitud de Cristo. La plenitud de Cristo es el Cuerpo de Cristo, el cual es la
expresin completa de lo que El es. Las riquezas de Cristo se componen de todos los
aspectos de lo que El es, y Su plenitud equivale a la expresin completa de sto.
Recordemos siempre que las riquezas son los elementos que forman el contenido, y la
plenitud es la expresin de dicho contenido.
Las riquezas de Dios se componen de todos los aspectos de lo que Dios es, y ellas
producen la plenitud. Cristo recibi de esta plenitud, participando as de todo lo que
Dios es. Luego estas riquezas llegaron a ser el contenido de Cristo hasta convertirse en
Su plenitud. Despus, nosotros recibimos las riquezas de Cristo que provienen de Su
plenitud y, al ser llenos de ellas, llegamos a ser Su plenitud. No recibimos la plenitud,
sino ms bien, de la plenitud recibimos tales riquezas. De modo que, de Su plenitud
recibimos gracia sobre gracia y no plenitud sobre plenitud. Cuando nuestro hombre
interior es fortalecido por el Espritu, Cristo puede hacer Su hogar en todas las partes de
nuestro ser para que seamos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios (Ef.
3:16-19).

LAS RIQUEZAS DE CRISTO

Ahora examinaremos cules son las riquezas de Cristo. Los aspectos de las riquezas de
Cristo que la Biblia enumera son mucho ms numerosos que los de Dios. Claro est,
todo lo que Dios es, mora en Cristo, pero la Biblia no dice que Dios es la puerta, el
Cordero o las ofrendas. Cristo es la puerta (Jn. 10:9), el Cordero (1:29) y la realidad de
todas las ofrendas (He. 10:5-10). En Cristo tambin encontramos el elemento de la
encarnacin, puesto que El no solamente es el Dios completo sino tambin el hombre
perfecto. En El se encuentran los elementos de la crucifixin, resurreccin y ascencin.
Cristo es el camino
Cristo tambin es el camino (Jn. 14:6), lo cual significa que El es el camino para que el
hombre pueda entrar en Dios. Adems, Cristo es el camino de nuestra conducta
cristiana, o sea, la manera en que vivimos y cmo nos relacionamos con los dems.
Cristo no slo es el camino que nos introduce en Dios sino tambin la manera cmo
vivimos. Si tenemos a Cristo, tenemos la manera de vivir, de comportarnos
adecuadamente y de hacer las cosas.
Cristo es la puerta y el pasto

Juan 10 dice que Cristo es la puerta y que el judasmo, la religin de la ley, es el redil.
Segn el contexto de este captulo, Cristo no es la puerta del cielo sino la puerta del
redil. El era la puerta para que Moiss, David y los profetas tales como Isaas y Jeremas
entraran en el redil y estuvieran bajo la custodia de la ley. En el Nuevo Testamento,
Pedro, Juan, Jacobo, Pablo y los primeros discpulos experimentaron a Cristo como la
puerta para salir del redil del judasmo y dejar la custodia de la ley. Los ladrones y
salteadores de Juan 10 representan a todos aquellos que entraron al judasmo, pero no
por medio de Cristo (vs. 1, 8); sto alude a los fariseos incrdulos que se oponan a
Cristo.
En Juan 10:9 el Seor dijo: Yo soy la puerta; el que por M entre, ser salvo; y entrar,
y saldr, y hallar pastos. Cuando los pastos no estn disponibles, como por ejemplo
durante el invierno o en la noche, las ovejas deben permanecer en el redil. La edad del
Antiguo Testamento, que transcurri antes de la venida de Cristo, era un tiempo
nocturno, por eso el rebao de Dios fue llevado al redil para estar bajo custodia durante
la noche. Pero cuando vino Cristo, amaneci; por tanto, haba que sacar el rebao del
redil y llevarlo a los pastos, los cuales representan a Cristo como el lugar donde se
alimentan las ovejas.
Cristo era la puerta por la cual todas las ovejas del Antiguo Testamento entraron en el
judasmo para recibir proteccin, es decir, para estar bajo custodia. Pero cuando vino
Cristo, necesitaban salir del redil del judasmo a fin de que lo disfrutaran como el pasto
viviente. Entraron en el judasmo por medio de Cristo y tambin por medio de El
salieron.
Ahora debemos aplicar esta revelacin a nuestra situacin, ya que Cristo tambin es la
puerta por la cual podemos salir de cualquier redil religioso y entrar en El para
disfrutarlo como el rico pasto. Anteriormente, la religin fue nuestra proteccin, pero
despus de que conocimos a Cristo, se convirti en un lugar de esclavitud. Entonces
experimentamos a Cristo como la puerta que nos liber de la esclavitud de la religin, y
El lleg a ser nuestro pasto. Si estamos disfrutando a Cristo, El es nuestra puerta y
nuestro pasto, y nos encontramos fuera del redil. Si no disfrutaramos a Cristo,
permaneceramos en el redil. Cuando alguien se deleita en Cristo, lo experimentar
como la puerta y saldr del redil para disfrutarlo como el pasto.
Las ovejas, a las cuales el Seor se refera en Juan 10, eran aquellos que estaban en el
judasmo. Adems El dijo: Tambin tengo otras ovejas que no son de este redil; es
preciso que las gue tambin, y oirn Mi voz, y habr un solo rebao, y un solo Pastor
(v. 16). Las otras ovejas son los creyentes gentiles (Hch. 11:18); el rebao representa a
la nica iglesia, el nico Cuerpo de Cristo (Ef. 2:14-16; 3:6). El Seor unira a los
creyentes judos y gentiles para hacer de ellos un solo rebao, es decir, un solo Cuerpo;
por lo tanto, ya no debe haber rediles, sino un solo rebao y un solo Pastor.
La manera de sacar a las personas del redil de la religin es ayudarlos a disfrutar a
Cristo. Una vez que disfrutan a Cristo, El es la puerta que los saca del redil, y cuando
salen por la puerta, Cristo llega a ser el pasto de ellos. Lo nico que nos preserva de
convertirnos en un redil religioso es el disfrute que tenemos de Cristo. Solamente este
deleite nos ayudar a mantenernos en una relacin apropiada con el Seor. Si no
disfrutamos a Cristo, vendremos a ser un redil. Pero cuando lo disfrutamos, El llega a

ser la puerta que nos libera y el pasto que nos alimenta; Cristo es la puerta que nos
libera de la esclavitud y el pasto donde nos deleitamos.

CAPITULO TRES
DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE
CRISTO
POR MEDIO DE LA PALABRA Y DEL
ESPIRITU
LAS RIQUEZAS DE CRISTO EN EL EVANGELIO
DE JUAN
En primer lugar, deseamos estudiar algunas de las riquezas de Cristo que se hallan en el
evangelio de Juan. En el captulo uno vemos que Cristo es el Verbo de Dios y Dios
mismo (v. 1), el tabernculo de Dios y el Hijo unignito de Dios (v. 14), el Cordero de
Dios (v. 29), el Mesas (v. 41), el Rey de Israel (v. 49), y el Hijo del Hombre quien es la
escalera (v. 51). En el captulo dos vemos que El es el templo (v. 21); en el captulo tres,
la serpiente de bronce (v. 14) y el novio (v. 29); y en el captulo cuatro, el manantial de
agua viva (v. 14).
El captulo cinco muestra que Cristo reemplaza la religin del judasmo, y los versculos
del uno al nueve de este captulo dicen:
Despus de estas cosas haba una fiesta de los judos, y subi Jess a Jerusaln. Y hay
en Jerusaln, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda,
el cual tiene cinco prticos. En stos yaca una multitud de enfermos, ciegos, cojos y
paralticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ngel descenda de tiempo
en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descenda al estanque despus
del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y haba
all un hombre que haca treinta y ocho aos que estaba enfermo. Cuando Jess lo vio
acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo as, le dijo: Quieres ser sano? Seor, le
respondi el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y
mientras yo voy, otro desciende antes que yo. Jess le dijo: Levntate, toma tu lecho, y
anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tom su lecho, y anduvo. Y era sbado
aquel da.
Los elementos que se mencionan en esta porcin de la Palabra, a saber, la ciudad santa,
el templo santo, la fiesta, el sbado, los ngeles y Moiss, conforman una religin. El
pobre hombre que se hallaba en uno de los prticos era sumamente dbil. Su religin le
haba aportado algo, pero no tena la fuerza para aplicarlo. Aunque la religin puede ser
efectiva, usted todava necesita que otros lo ayuden a fin de encontrar tal efectividad;
slo los ms fuertes, los primeros y los mejores recibirn los beneficios de la religin.

No obstante, Cristo vino para reemplazar a la religin. Debemos acercarnos a El para

ser avivados. Si tenemos a Cristo lo tenemos todo, porque El lo incluye todo.
En Juan 5:24 el Seor dijo: De cierto, de cierto os digo: El que oye Mi palabra, y cree
al que me envi, tiene vida eterna; y no est sujeto a juicio, mas ha pasado de muerte a
vida. Cristo, quien reemplaza a la religin, viene a impartir vida a los hombres. En los
versculos 39 y 40, el Seor dijo: Escudriis las Escrituras, porque a vosotros os
parece que en ellas tenis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de M. Pero
no queris venir a M para que tengis vida. Esta porcin muestra que si separamos las
Escrituras de Cristo, aun ellas pueden llegar a formar parte de la religin. Las Escrituras
dan testimonio de Cristo y no deben separarse de El. Es posible leer o estudiar las
Escrituras, y sin embargo, no tocar a Cristo; slo Cristo puede dar vida.
El captulo seis revela que Cristo es el pan de vida (v. 35). El trasfondo del captulo
siete es la fiesta de los tabernculos (Lv. 23: 39-43), la ltima fiesta del ao para los
judos, lo cual alude a la culminacin, los logros y el xito de la vida humana (Ex.
23:16), pero que al terminar, deja sediento al hombre. Al final de esa fiesta, Cristo alz
la voz y anunci la promesa de que los ros de agua de vida pueden satisfacer las
expectativas del hombre por la eternidad (Jn. 7:38). El era la roca hendida de la cual
fluy el agua viva que bebi el pueblo (1 Co. 10:4). El captulo siete de Juan tambin
nos muestra al Jess glorificado, es decir, al Jess resucitado que llegara a ser el
Espritu (v. 39).
En el captulo ocho vemos que Cristo es la luz (v. 12) y el gran Yo soy (vs. 24, 28, 58).
En el captulo nueve lo vemos como el ungento que sana al ciego. Los versculos 6 y 7
dicen: Dicho esto, escupi en tierra, e hizo lodo con la saliva, y ungi con el lodo los
ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Silo (que traducido es,
Enviado). Fue entonces, y se lav, y regres viendo. El lodo mezclado con la saliva del
Seor se convirti en ungento con el cual El ungi los ojos del ciego. El barro
representa la humanidad; la saliva, algo que sale de la boca del Seor, representa Sus
palabras, que son Espritu y vida (6:63). El hecho de que el Seor hiciera lodo con la
saliva alude a la mezcla de la humanidad con la palabra viva del Seor, la cual es el
Espritu. Este ungento fue la medicina que cur al hombre ciego. Por la uncin de la
mezcla de la palabra del Seor (la cual es Su Espritu), con nuestra humanidad, nuestros
ojos (los cuales fueron cegados por Satans) pueden recibir vista. Cristo es la mezcla de
la divinidad con la humanidad para ungirnos, curarnos y recobrarnos la vista.
El captulo diez revela que Cristo es la puerta (v. 9) y el Pastor (v. 11); el captulo once,
la resurreccin y la vida (v.25); y el captulo doce, el grano de trigo (v. 24). El
lavamiento de los pies que se menciona en el captulo trece es anlogo al lavamiento del
lavacro en el atrio del tabernculo, el cual limpiaba la contaminacin terrenal de
aquellos que se acercaban a Dios a fin de ayudarles a mantener su comunin con Dios y
con otros.
En realidad, todo el evangelio de Juan nos presenta un cuadro del tabernculo. Por
ejemplo, en el captulo uno el Seor vino como el tabernculo y tambin como el
Cordero de Dios. Este Cordero fue ofrecido en el atrio del tabernculo sobre el altar, el
cual representa la cruz, y dicha ofrenda quit el pecado del mundo. El captulo trece
muestra el lavacro que se encontraba en el atrio, mientras que en los captulos del
catorce al diecisis podemos ver el Lugar Santo: Cristo es el pan de vida representado

por la mesa de los panes de la proposicin, y la luz de la vida, tipificado por el

candelero. Su oracin en el captulo diecisiete, representada por el incienso que se
quemaba sobre el altar del incienso, introduce a los creyentes en el Lugar Santsimo
para que puedan disfrutarlo a El de la manera ms profunda.
En el captulo catorce El es el camino, la realidad y la vida (v. 6), y el Espritu de
realidad (v. 17). En el captulo quince El es la vid (v. 1). Finalmente, en el captulo
veinte, El es el aliento de vida (v. 22).

LA PALABRA Y EL ESPIRITU
En el evangelio de Juan debemos notar que el primer aspecto de Cristo es el Verbo, y el
ltimo, el aliento de vida; el aliento de vida es el Espritu de realidad. Juan proclama
que el Cristo maravilloso es el Verbo, o la Palabra, de Dios que se encarn para ser un
hombre. Despus pas por la muerte y la resurreccin, y fue hecho el Espritu
vivificante (1 Co. 15:45b). Todos los aspectos de Cristo que se revelan en Juan estn
incluidos en la Palabra, y la Palabra es el Espritu. En Juan 6:63 el Seor dijo que el
Espritu es el que da vida y que las palabras que El hablaba eran espritu y vida. Si
deseamos disfrutar todos los aspectos de las riquezas de Cristo, tenemos que saber cmo
usar la Palabra y el Espritu. Todas las riquezas estn en la Palabra. Al comienzo del
evangelio de Juan encontramos la Palabra y al final, el Espritu. Por fuera, tenemos la
Palabra; interiormente, tenemos al Espritu. La Palabra por fuera es el Espritu en
nuestro interior.
En el principio, Cristo era el Verbo lejos de nosotros; ahora El es el Espritu que mora
en nosotros. En 2 Timoteo 4:22 dice que el Seor Jess est con nuestro espritu. La
Palabra, que pas por la encarnacin, crucifixin y resurreccin, ha llegado a ser el
Espritu que mora en nuestro espritu. Alabado sea el Seor que tenemos la Palabra en
nuestras manos y al Espritu en nuestro espritu! A fin de disfrutar todas las riquezas de
Cristo, tenemos que contactar la Palabra exteriormente y el Espritu interiormente. Si no
sabemos hacer esto, no sabemos disfrutar a Cristo. Si deseamos disfrutar al Cristo que
es inescrutablemente rico, debemos conocer que todas Sus riquezas estn en la Palabra y
que la Palabra se hace real en el Espritu. El propsito correcto que debemos tener al
estudiar la Palabra es disfrutar a Cristo.

CAPITULO CUATRO
DISFRUTAR A CRISTO AL NEGAR EL
YO
Y EJERCITAR EL ESPIRITU
Lectura bblica: Juan 12: 24-26

DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE CRISTO POR LA

PALABRA Y EL ESPIRITU
El evangelio de Juan revela que Dios en Cristo como el Espritu llega a ser nuestro
disfrute y nuestro todo. Dios se expresa y est corporificado en Su Hijo, quien es la
Palabra. Cuando expresamos un pensamiento usando palabras, ese pensamiento toma
cuerpo. Nuestras palabras expresan nuestros conceptos y son la corporificacin concreta
de nuestros pensamientos abstractos. Dios mismo, quien desea ser nuestro disfrute y
nuestro todo, est corporificado y se expresa en el Hijo. El Hijo, el Verbo hecho carne,
era la manifestacin de Dios en la tierra por treinta y tres aos y medio, luego fue
crucificado y resucit; mediante Su muerte y resurreccin, fue transformado de la carne
al Espritu. El fue hecho el Espritu vivificante (1 Co. 15:45b), y este Espritu que da
vida es el aliento de vida que ha sido soplado en nosotros.
Podemos disfrutar, experimentar y recibir la realidad de todas las riquezas de Cristo al
tener contacto con el Espritu vivificante que mora en nosotros. La Palabra es la
definicin y revelacin de las riquezas de Cristo. Podemos conocer y entender estas
riquezas por la Palabra, pero aun no podemos hacerlas reales; slo podemos tener la
realidad de las riquezas de Cristo en la Palabra por medio del Espritu. La Palabra nos
revela estas riquezas para que las conozcamos, pero en el Espritu podemos hacerlas
reales y experimentarlas. Por lo tanto, primero debemos aprender cmo leer y
comprender la Palabra. Luego debemos aprender cmo obtener la realidad de las
riquezas de Cristo por medio del Espritu. Si tenemos la Palabra nicamente, slo
podemos recibir el conocimiento de las riquezas de Cristo en nuestra mente; sin
embargo, obtenemos la realidad de ellas y las experimentamos al tener contacto con el
Espritu.
Hoy da Cristo no slo es la Palabra sino tambin el Espritu; El es la Palabra para que
lo entendamos y el Espritu para que lo disfrutemos, lo experimentemos y obtengamos
la realidad. Por tanto, todo lo que est en la Palabra es hecho real para nosotros en el
Espritu. Debemos aprender cmo leer la Palabra y cmo contactar el Espritu. Por la
Palabra podemos conocer cules son las riquezas de Cristo, y por el Espritu podemos
obtener la realidad y experimentar todas las riquezas de Cristo que se revelan en la
Palabra.

COMO EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR A

CRISTO
El evangelio de Juan revela que Dios est corporificado y se expresa en Cristo, quien es
hecho real a nosotros como el Espritu a fin de que participemos de El y lo disfrutemos.
Ahora veamos la manera de disfrutar al Cristo que se revela en Juan. Juan 3:6 habla de
nuestro espritu regenerado: Lo que es nacido del Espritu, espritu es. Si deseamos
participar de esta Persona maravillosa y disfrutarla, es necesario que nuestro espritu sea
regenerado. Esta es la etapa inicial. Juan no slo nos muestra que Dios en Cristo como
el Espritu llega a ser nuestro deleite, sino que tambin nos dice cul rgano debemos
usar para disfrutarlo, y este rgano es nuestro espritu regenerado.

Juan 4:23-24 dice claramente que Dios es Espritu y que debemos adorarlo en nuestro
espritu. Todo lo que El es, est en el Espritu porque El es Espritu. Aunque Dios
abarca tantos aspectos, slo tiene una substancia. Dios es luz pero la substancia de esta
luz es Espritu. Dios es vida pero la substancia de esta vida es Espritu. Si queremos
contactarlo, adorarlo, disfrutarlo y experimentarlo, debemos hacerlo en nuestro espritu.
Primero, nuestro espritu debe ser regenerado, luego, debemos ejercitar nuestro espritu
para tener contacto con Dios.
Juan 4:14 dice que cuando bebemos de Cristo como el agua viva, El llega a ser en
nosotros un manantial de agua que salta para vida eterna. En nosotros, es decir, en
nuestro espritu, Cristo fluye como el manantial de agua viva. Juan 7:38 dice que del
interior de aquellos que beban a Cristo corrern ros de agua viva. Nuestro interior se
refiere a nuestro espritu humano, por lo tanto, el evangelio de Juan revela que el
espritu humano es el rgano por medio del cual podemos disfrutar a este Cristo tan
rico.
Ahora debemos examinar cmo el evangelio de Juan menciona el alma con relacin al
disfrute que tenemos de Cristo. Juan 12:25 dice: El que ama la vida de su alma la
perder; y el que la aborrece en este mundo, para vida eterna la guardar. Tenemos que
aborrecer la vida de nuestra alma, es decir, debemos perderla. Esto nos revela la gran
diferencia que existe entre el espritu y el alma, y tambin nos deja ver la manera de
disfrutar al Dios Triuno. Es necesario que nuestro espritu sea regenerado y debemos
ejercitarlo para tener contacto con el Seor, pero tenemos que perder el alma, o sea,
debemos negarla. Usamos nuestro espritu y negamos nuestra alma.
Perder nuestra alma, es decir, negarla, significa experimentar la cruz. Podemos ver la
obra de la cruz en 12:24, donde el Seor dijo: De cierto, de cierto os digo, que si el
grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto. El grano de trigo que muere en la tierra nos presenta un cuadro de cmo la cruz
opera para hacernos morir. El versculo 25 revela la experiencia de la cruz al decirnos
que debemos perder y aborrecer la vida de nuestra alma. El versculo 26 contina: Si
alguno me sirve, sgame; y donde Yo est, all tambin estar Mi servidor. Esto
significa que debemos seguir al Seor hasta la cruz. El Seor fue crucificado en la cruz
y es necesario que nosotros seamos crucificados all tambin. Nosotros, los muchos
granos, tambin tenemos que morir para perder la vida de nuestra alma a fin de disfrutar
la vida eterna en resurreccin. Esto es lo que significa seguir al Seor a fin de servirlo y
andar con El; este camino nos conduce a perder nuestra vida del alma y a vivir en Su
resurreccin. La manera de experimentar a Cristo es tomar la cruz ejercitando nuestro
espritu y negando nuestra alma.
El evangelio de Juan muestra cmo Dios se proces a fin de entrar en el hombre. El
Padre es la fuente. Un da se expres en el Hijo, quien se encarn y vivi como hombre
en la tierra. El Hijo es la corporificacin y la expresin del Padre. El pas tres aos y
medio revelndose a Sus discpulos, pero durante ese tiempo ellos no podan
experimentarlo ni hacerlo real en su interior. Luego, por medio de Su muerte y
resurreccin, Cristo se transfigur en el Espritu vivificante y como tal, El se infundi
en el espritu de Sus discpulos al soplar en ellos. Ahora ellos tenan a esta Persona
maravillosa en su espritu, y por consiguiente, era necesario que negaran su alma y
ejercitaran su espritu para tener contacto con El.

Todos debemos aprender la leccin de siempre negar nuestra alma, nuestro yo, y prestar
atencin a nuestro espritu, la parte ms recndita de nuestro ser, ejercitndolo para
tocar al Seor. Por una parte debemos negarnos, y por otra, debemos ejercitar nuestro
espritu. Supongamos que me encuentro en oscuridad y me falta claridad con respecto a
cierto asunto. La Palabra dice que Cristo es la luz (Jn. 8:12), pero de qu manera puedo
experimentarlo como la luz? En primer lugar, debo perder mi alma al negar mis
pensamientos, mis gustos y mis decisiones, luego debo ejercitar mi espritu para tocar al
Seor. Si hago esto, experimentar la iluminacin interior de Cristo como la luz.
Adems debemos experimentar a Cristo como la puerta (Jn. 10:9) para salir del redil de
la religin y entrar en El a fin de disfrutarlo como el rico pasto. Bajo la providencia de
Dios, el Seor us algo de nuestro trasfondo con el objetivo de guardarnos para el
propsito de Dios. En la eternidad pasada, antes de la fundacin del mundo, Dios nos
escogi y nos predestin (Ef. 1:4-5). Incluso el momento y el lugar donde nacimos fue
predeterminado por Dios. Hechos 17:26 dice: Y de uno solo ha hecho todo el linaje de
los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden
de los tiempos, y los linderos de su habitacin. Algunos aos atrs me sent inspirado
despus de leer este versculo y escrib en mi Biblia una nota al margen que deca:
Seor, Te alabo y Te doy gracias porque vivo en una poca en la cual el evangelio
pudo llegar al lugar donde nac. Comprend que el Seor me haba elegido y
predestinado, porque si hubiese nacido muchos aos antes o en un lugar diferente de la
China, no me habra sido posible recibir el evangelio. Alabo y agradezco al Seor que
nac en el siglo veinte en una determinada provincia costea de la China.
Aconteci que me encontraba en el redil de una denominacin, y fui guardado en l con
miras al propsito de Dios hasta que finalmente entr a disfrutar del pasto de Dios. Las
ovejas deben mantenerse en el redil durante el invierno o durante la noche hasta que el
pasto est disponible. Los primeros discpulos fueron guardados en el redil del judaismo
hasta que Cristo como el pasto estuviera disponible, y despus, El fue la puerta para que
salieran de este redil. Dios utiliza diversas circunstancias para guardar y proteger a Sus
escogidos hasta que conozcan a Cristo; luego, ellos experimentan a Cristo como la
puerta para salir del redil y entrar en El a disfrutarlo como el pasto.
Muchos tuvimos esta experiencia, ya que negamos a nuestro yo y ejercitamos nuestro
espritu para tener contacto con el Seor como nuestra puerta. Quiz algunos dijeron:
Seor, Te amo. Me entrego a T y estoy dispuesto a abandonarlo todo para seguirte.
Esto significa que tocamos al Seor y negamos nuestro yo. Estbamos dispuestos a
seguir al Seor a cualquier precio, y por lo tanto, nos pusimos en la muerte para
ocuparnos nicamente de nuestro espritu, el cual es la parte ms recndita de nuestro
interior. Luego salimos del redil y entramos en el rebao a fin de disfrutar al Seor
como nuestro pasto. La nica manera de disfrutar al Seor es negar nuestra alma y
ocuparnos del sentir interior en nuestro espritu. Entonces podremos experimentar al
Seor en todo lo que necesitamos. A fin de disfrutar al Seor como el pasto, debemos
negar diariamente nuestra alma y ocuparnos del sentir interior de nuestro espritu para ir
en pos del Seor subjetivamente.
Siempre existe algo que compite con Cristo. En Juan 12 el Seor afirm que caera en la
tierra como el grano de trigo para morir. Cuando dijo estas palabras, se encontraba bajo
cierta clase de tentacin ya que en ese momento el pueblo lo alababa y sala a recibirle,
clamando: Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Seor, el Rey de Israel!

(v. 13). Sus discpulos le dijeron que aun los griegos lo procuraban pero el Seor les
respondi que deba morir. El mejor momento para morir es cuando la gente nos da la
bienvenida; no debemos dejarnos tentar por la bienvenida del mundo.
Juan 12 presenta la gloria que el Seor reciba por parte de todo el pueblo y tambin la
muerte que le esperaba. Si preferimos la gloria, no perdemos la vida de nuestra alma ni
negamos nuestro yo. Esto implicara que hemos escogido nuestro propio camino y
descuidado el sentir interior. Pero el Seor Jess obedeci dicho sentir y dijo que haba
venido para ser un grano de trigo, no para ser exaltado sino para morir. Despus este
grano se multiplicara en muchos granos por la imparticin de la vida, y el nico grano
lleg a ser muchos. Esto nos muestra que la manera de disfrutar a Cristo es por medio
de la resurreccin y mediante la muerte. Por un lado, necesitamos negarnos para pasar
por la muerte; por el otro, necesitamos ocuparnos del espritu en nuestro interior, el cual
est en resurreccin. La manera de disfrutar y experimentar a Cristo es permanecer en
nuestro espritu al negar el alma.

CAPITULO CINCO
EJERCITAR EL CORAZN
PARA DISFRUTAR AL SEOR
Lectura bblica: 2 Co. 1:22; Ro. 8:23
CRISTO ES EL ESPIRITU PARA QUE
LO DISFRUTEMOS EN NUESTRO CORAZON
En este captulo continuaremos viendo cmo Cristo, el Espritu, puede ser nuestro
disfrute. En particular, deseamos ver de qu forma el ejercicio de nuestro corazn es
crucial para ayudarnos a disfrutar a Cristo.
Ya hemos mencionado que el Espritu de Dios est en nuestro espritu. Romanos 8:16
dice que el Espritu da testimonio juntamente con nuestro espritu, y en 1 Corintios 6:17
dice: Pero el que se une al Seor, es un solo espritu con El. Estos dos versculos
prueban que el Espritu Santo est operando en nuestro espritu.
Tambin debemos ver que el Espritu opera en nuestros corazones. Glatas 4:6 dice: Y
por cuanto sois hijos, Dios envi a nuestros corazones el Espritu de Su Hijo, el cual
clama: Abba, Padre! Romanos 5:5 dice: ... el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones mediante el Espritu Santo que nos fue dado. Estos versculos
afirman que el Espritu se mueve en nuestros corazones. Efesios 3:17 proclama que
Cristo est haciendo Su hogar en nuestros corazones y en 2 Corintios 4:6 dice que Dios
resplandece en nuestros corazones.
En 2 Corintios 1:22 dice que Dios nos ha sellado, y nos ha dado en arras el Espritu en
nuestros corazones; Efesios 1:14 dice que el Espritu Santo es las arras de nuestra

herencia; y en 2 Corintios 5:5 dice que Dios nos ha dado en arras el Espritu. Las
arras es el pago inicial, la garanta o el anticipo. El pago inicial es el anticipo del pago
total. En los tiempos de la antigua Grecia, la palabra arras se usaba al comprar un
terreno porque el vendedor le entregaba al comprador un poco de la tierra del terreno
como muestra. Por consiguiente, segn el uso en la antigua Grecia, la palabra arras
tambin significa muestra. El Espritu Santo es la muestra de lo que heredaremos de
Dios en plenitud.
Romanos 8:23 dice: Y no slo esto, sino que tambin nosotros mismos, que tenemos
las primicias del Espritu, nosotros tambin gemimos dentro de nosotros mismos,
aguardando con anhelo la plena filiacin, la redencin de nuestro cuerpo. El
pensamiento en este versculo tambin muestra que el Espritu Santo nos ha sido dado
para que lo disfrutemos. El Espritu hoy es las primicias de la cosecha venidera, el
anticipo de nuestro disfrute pleno de Dios. Todava no hemos disfrutado la mejor parte,
que es la cosecha. Hoy slo tenemos el anticipo y estamos disfrutando de las primicias.
Hebreos 6:4 dice que somos de aquellos que una vez fueron iluminados y gustaron del
don celestial, y fueron hechos partcipes del Espritu Santo. Aqu vemos una vez ms
que se nos ha dado a Cristo, el Espritu, para que lo disfrutemos.
Debido a que el Espritu nos es dado para que lo disfrutemos, El est relacionado con
nuestro corazn. Romanos 5:5 revela que nuestro disfrute del Espritu tiene que ver con
el amor en nuestro corazn. Experimentamos la obra del Espritu en nuestro espritu,
pero lo disfrutamos a El en nuestro corazn. Nuestro espritu no es el rgano que
disfruta, sino aquel que obra; el rgano que nos ha sido dado para disfrutar es nuestro
corazn. En nuestro espritu se lleva a cabo la operacin de recibir y tener contacto con
Dios para luego disfrutarlo en nuestro corazn. Con nuestro espritu tenemos contacto
con Dios, pero con nuestro corazn lo amamos y lo disfrutamos.
Existe una gran diferencia entre nuestro espritu y nuestro corazn. Ezequiel 36:26 dice
que se nos dio un espritu nuevo y un corazn nuevo. Podemos decir que el que se une
al Seor es un solo espritu con El, pero no podemos decir que el que se une al Seor es
un solo corazn con El. Nuestro espritu es el rgano que recibe y tiene contacto con
Dios mientras que nuestro corazn es un rgano dado para amar y disfrutar. Con los
rganos de nuestra alma y los sentidos de nuestro cuerpo podemos recibir y darle
sustantividad a las cosas psicolgicas y fsicas, como por ejemplo, la msica, los
paisajes, los pensamientos y las ideas. Con nuestro espritu recibimos las cosas
espirituales de Dios y con nuestro corazn las disfrutamos. Hemos recibido a Cristo
como el Espritu viviente en nuestro espritu a fin de que lo disfrutemos en nuestro
corazn.
Al tener comunin con el Seor en nuestro espritu, lo disfrutamos en nuestro corazn.
Si despus de haberlo recibido en nuestro espritu no tenemos ninguna comunin con
El, no lo disfrutaremos. A fin de disfrutar al Seor debemos amarlo con nuestro corazn
y darle ms terreno dentro de nosotros. No lo disfrutaremos hasta que lo amemos y
dejemos que tome control de cada rea de nuestro corazn. Es necesario estar
conscientes de que Cristo como el Espritu nos ha sido dado como el anticipo, las
primicias, para que nos deleitemos en El.
Es preciso ejercitar nuestro espritu para recibirlo y absorberlo, y ejercitar nuestro
corazn para amarlo; entonces lo disfrutaremos. Marcos 12:30 nos dice que debemos

amar a Dios con todo nuestro corazn. El corazn es el rgano que ama. Muchos chinos
no disfrutan la comida americana porque su corazn no tiene el gusto por ella, pero
nosotros la disfrutamos debido a que s tenemos el gusto en nuestro corazn. Muchos
han recibido al Seor en su espritu pero pocos lo disfrutan, debido a que la mayora no
tiene un corazn dispuesto para El.
Ezequiel 36:26 habla acerca de un corazn nuevo y un espritu nuevo. Necesitamos una
capacidad nueva para amar y para recibir. Anhelamos tener un corazn adecuado que lo
ame y que lo busque, y un espritu que lo reciba. Debemos aprender a ejercitar nuestro
espritu para tener contacto con Cristo y recibirlo, y a ejercitar nuestro corazn para
amarlo, atesorarlo, buscarlo y apreciarlo. Slo entonces lo disfrutaremos en nuestro
corazn.
En Marcos 12:30 el Seor Jess dijo: Y amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, y
con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El corazn incluye el
alma y la mente; la mente est en el alma y esta se encuentra en el corazn. La
expresin todas tus fuerzas se refiere a nuestra fuerza fsica. Amamos al Seor
nuestro Dios con todo nuestro ser, es decir, este amor procede del corazn, pasa por
nuestra alma, o sea, la mente, y aun involucra nuestro cuerpo. Es preciso que amemos al
Seor de tal forma especfica y detallada.
En 1 Corintios 2:16 Pablo dijo: ... nosotros tenemos la mente de Cristo. Desde nuestro
espritu Cristo debe saturar nuestra mente, hacindola una con la Suya. Es preciso que le
cedamos cada vez ms terreno a fin de que El se extienda de nuestro espritu a nuestra
mente. Esto significa que nuestra mente ser saturada con la de El y que tendremos Su
mente. Aplicando el mismo principio, nuestra parte emotiva ser saturada con la de El,
es decir, nuestro amor ser saturado y empapado con el Suyo al grado que Su amor ser
el nuestro. Adems, nuestra voluntad ser saturada con la de El. Finalmente podremos
decir que Su corazn es nuestro corazn, debido a que El habr hecho Su hogar en
nuestro corazn. Nuestra mente, parte emotiva y voluntad deben ser completamente
saturadas, renovadas y transformadas con Cristo; slo entonces tendremos el corazn de
Cristo.
A fin de que Cristo sea nuestro deleite, El tiene que ser el Espritu. Juan 6 dice que El es
el pan de vida y que el Espritu es el que da vida (vs. 35, 63). Para que disfrutemos a
Cristo como el pan de vida, la comida celestial, El tiene que ser el Espritu. En Juan 7 El
es el Espritu como el agua viva para que nosotros lo disfrutemos (vs. 37-39). Si Cristo
solamente fuera el Verbo, la Palabra, jams podra ser nuestro disfrute. El tiene que ser
el Espritu para que lo disfrutemos. El Espritu se nos ha dado como el anticipo, las
primicias, a fin de que lo disfrutemos en nuestro corazn.

DISFRUTAR A CRISTO, EL ESPIRITU

VIVIFICANTE,
EJERCITANDO NUESTRO CORAZON
Y NUESTRO ESPIRITU
Es necesario que aprendamos a disfrutar a Cristo como el Espritu vivificante
ejercitando nuestro corazn y nuestro espritu. El Seor mencion estos dos rganos

cuando promulg la constitucin del reino en el evangelio de Mateo. El dijo:

Bienaventurados los pobres en espritu, porque de ellos es el reino de los cielos, y,
Bienaventurados los de corazn puro, porque ellos vern a Dios (5:3, 8). Es necesario
que nuestro corazn sea puro y que seamos pobres en espritu. Ser pobres en espritu
alude a tener la capacidad en nuestro espritu para que el Seor entre; ser ricos en
espritu significa que estamos llenos y no tenemos espacio alguno para recibir al Seor.
Al ser vaciados en nuestro espritu, tenemos ms capacidad para recibir las cosas nuevas
de Cristo. Adems es necesario tener un corazn puro, de un solo propsito, para poder
ver a Dios. Es menester que ejercitemos nuestro espritu para recibir y tener contacto
con el Seor, y que le cedamos el terreno de nuestro corazn a fin de disfrutarlo y
experimentarlo como el Espritu cada vez ms.

CAPITULO SEIS
DISFRUTAR A CRISTO MEDIANTE
LA ORACION
Lectura bblica: Ap. 5:8; 8:3-4; Ro. 8:26;
Sal. 27:4, 8
Apocalipsis 5:8 dice: Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los
veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenan arpas, y copas de
oro llenas de incienso, las cuales son las oraciones de los santos. Las copas son las
oraciones de los santos y dentro de ellas est el incienso. Esto quiere decir que en las
oraciones de los santos se encuentra algo semejante al incienso, algo muy dulce y
agradable a Dios. Las oraciones de los santos son el recipiente y el incienso es el
contenido.
Apocalipsis 8:3 y 4 dice: Otro Angel vino entonces y se par ante el altar, con un
incensario de oro; y se le dio mucho incienso para que lo ofreciese junto con las
oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la
mano del Angel subi a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de
los santos.
Romanos 8:26 dice: Adems, de igual manera el Espritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qu hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Aunque no sepamos qu hemos
de orar, muchas veces el Espritu intercede con nosotros y en nosotros con gemidos
indecibles.
El salmo 27:4 dice: Una cosa he demandado a Jehov, sta buscar; que est yo en la
casa de Jehov todos los das de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehov, y
para inquirir en su templo. La frase la casa de Jehov tiene dos significados: en 1
Timoteo 3:15 dice que la iglesia hoy es la casa de Dios, y en Efesios 2:22 dice que
nuestro espritu humano tambin es la morada de Dios.

En el versculo 8 del salmo 27 dice: Mi corazn ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu

rostro buscar, oh Jehov. Una versin ms literal de este versculo sera: Respecto a
ti ha dicho mi corazn: Buscad Mi rostro. Tu rostro, Seor, buscar. Esto demuestra
que el corazn del salmista dijo algo por el Seor, es decir, su corazn clam: Buscad
Mi rostro. En su corazn haba un clamor y una declaracin de que tena que buscar el
rostro del Seor; luego, su respuesta fue: Tu rostro, Seor, buscar.

MEZCLAR LA LECTURA DE LA PALABRA

CON LA ORACION
En este captulo deseamos tener un poco ms de comunin en cuanto al disfrute ntimo
de Cristo que podemos experimentar. Existen muchas maneras de hacer una misma
cosa, sin embargo siempre buscamos hallar la mejor, y la mejor manera de orar es
combinar nuestra lectura de la Palabra con oracin. Aunque debemos leer la Palabra a
fin de disfrutar al Seor, no debemos ser guiados por nuestra mente al acercarnos a ella.
Mientras leemos, espontneamente entenderemos algo; luego, podemos considerar lo
que hemos ledo, y despus, convertir en oracin aquello que hemos entendido y
examinado. Es menester orar ejercitando nuestro espritu.
No debemos ejercitar nuestra mente para componer una oracin, ms bien, debemos
aprender a orar con frases y oraciones entrecortadas. Cuando hablamos de forma ntima
con alguien de confianza, no tratamos de hacer una composicin formal, no obstante,
muchos no oramos ni le hablamos al Seor de manera ntima. Al contrario, hacemos
una composicin formal, lo cual anula nuestro espritu y nos lleva a ejercitar nuestra
mente. Debemos aprender a orar de modo espontneo usando palabras y frases, pero sin
hacer una composicin formal. Aprendamos a ser espontneos con el Seor: mientras
oramos, leemos la Palabra, y mientras leemos la Palabra, oramos. De tal modo, nuestra
lectura y oracin van entremezcladas; esta es la manera de usar la Palabra a fin de
disfrutar a Cristo.
Cristo es nuestra vida y nuestro todo para que lo disfrutemos. Por una parte, el Seor es
la Palabra y est en la Palabra; por otra, el Seor es el Espritu y est en el Espritu.
Adems, la Palabra es el Espritu. Juan 1:1 revela que Cristo era el Verbo en el
principio; Juan 6:63 muestra que la Palabra es el Espritu; y en Efesios 6:17 vemos que
el Espritu es la Palabra. En nuestras manos tenemos la Palabra, y en nuestro espritu, al
Espritu. Por estos dos medios tenemos contacto con Cristo y lo disfrutamos. La vida
cristiana no es una vida religiosa sino una vida en la que disfrutamos continuamente a
Cristo.
Tanto nuestro andar cristiano a diario como todas las virtudes de la vida cristiana
apropiada proceden del disfrute que tenemos de Cristo. Efesios 5 y 6 hablan de que las
esposas se sometan a sus maridos, los esposos amen a sus esposas, los hijos honren a
sus padres, los padres se preocupen por sus hijos, los esclavos sirvan fielmente a sus
amos y los amos traten bien a sus esclavos. Esta vida humana apropiada se produce al
ser llenos de Cristo (Ef. 5:18), lo cual es el disfrute que tenemos de Cristo. Incluso la
lucha espiritual que encontramos al final de la epstola proviene de nuestro disfrute de
Cristo.

En primer lugar, podemos deleitarnos en Cristo usando la Palabra de una manera

apropiada, es decir, en la manera de vida. Si queremos disfrutar a Cristo, debemos saber
cmo usar la Palabra. Si no sabemos hacerlo, jams disfrutaremos a Cristo
adecuadamente. Tambin debemos aprender a orar; orar equivale a beber de Cristo
quien es el Espritu (1 Co. 12:13) e inhalarlo como tal (Jn. 20:22; Lm. 3:55-56). Todos
debemos aprender a usar la Palabra apropiadamente y a orar, de modo que inhalemos a
Cristo como el Espritu. Al orar, colaboramos con Cristo y le damos la oportunidad y el
fundamento para que produzca algo por medio de nosotros. Por tanto, podemos decir
que existen dos maneras de disfrutar a Cristo: una es leer la Palabra; la otra, orar.
Nuestra lectura de la Palabra debe ir entremezclada con la oracin.

DISFRUTAR A CRISTO EN LA ORACION

A fin de aprender a disfrutar a Cristo en la oracin, es preciso dejar a un lado nuestra
vieja manera de orar; tampoco debemos gastar tiempo pidiendo por nuestros asuntos de
negocios o preocupaciones personales. En vez, oremos para alabar a Cristo, adorarlo,
agradecerle, contemplar Su hermosura e inhalarlo. Muchas veces, tenemos que orar con
gemidos, diciendo: Oh Seor, oh Seor... Esta es la mejor oracin. La verdadera
oracin no es la que sale de nosotros cuando le pedimos al Seor que haga algo por
nosotros. La oracin genuina es el Espritu, Cristo mismo, quien opera y se mueve en
nuestro interior para que abramos nuestro ser a El con el objetivo de exhalarlo e
inhalarlo (ver Himnos, #119). Debemos darle va libre de salida y entrada para que
pueda expresar algo de S mismo en nosotros.
La oracin no consiste en ocuparnos de muchos asuntos. Orar equivale a respirar el aire
espiritual, que es el Seor mismo. Tenemos que aprender a respirar al Seor como
nuestro aire espiritual cada da, aun varias veces al da. Mientras conducimos el auto o
estamos en la cocina, podemos respirarlo invocando desde lo ms profundo de nuestro
ser: Oh, Seor!. Esta es la mejor oracin.
El Apocalipsis muestra que las oraciones de los santos son las copas, o el incensario,
que contienen a Cristo. Cristo, el verdadero incienso, debe estar presente en nuestra
oracin. Debemos quemar el incienso diariamente, ofreciendo oraciones llenas de Cristo
que asciendan a Dios. Cristo est en nosotros y la oracin debe servir de incensario,
copa o recipiente para contener al incienso, el cual es el Cristo que mora en nosotros.
Aunque tengamos a Cristo en nosotros, si no oramos, no lo tenemos en calidad de
incienso que asciende a Dios. La oracin apropiada no es la que gira en torno a nuestras
necesidades prcticas, sino aquella que expresa a Cristo. Oramos para expresar a Cristo,
es decir, para darle la oportunidad al Cristo que mora en nosotros de ascender a Dios
como el incienso, y ser expresado en nuestra oracin.
En Mateo 6:31 al 33 dice: No os preocupis, pues, diciendo: Qu comeremos? o qu
beberemos? O con qu nos vestiremos? Porque los gentiles buscan con afn todas estas
cosas. Vuestro Padre celestial sabe que tenis necesidad de todas estas cosas. Mas
buscad primeramente Su reino y Su justicia, y todas estas cosas os sern aadidas.
Incluso podemos decirle al Seor: Seor, no hay necesidad de orar por tantas cosas. En
Mateo 6:31 al 33 dice que T ya conoces lo que necesito. Si estamos ansiosos con
respecto a nuestras necesidades personales, podemos recordarle al Seor que nos
alimente y nos cuide conforme a Su Palabra. Simplemente debemos buscar al Seor, Su
reino y Su justicia. El Seor no slo nos suplir todo lo que necesitamos sino que aun lo

aadir. Por lo tanto, aprendamos a orar y a buscar slo al Seor para contemplar Su
hermosura.
Luego podemos aprender a inquirir del Seor, lo cual significa pedirle al Seor que nos
dirija con respecto a qu debemos orar. No ore segn su propio pensamiento, ms bien,
pdale al Seor que le muestre lo que El desea que usted ore. Quiz tenga que
preguntarle algunas veces: Seor, puedo orar por cierto amigo? puedo orar por la
predicacin del evangelio?
Tenemos un buen ejemplo de sto en Gnesis 18, cuando el Seor vino con dos ngeles
a visitar a Abraham. La Biblia afirma que Abraham era el amigo de Dios (2 Cr. 20:27;
Is. 41:8; Stg. 2:23). El relato de Gnesis 18 muestra que exista una amistad ntima entre
Abraham y Dios. Abraham recibi, hosped y sirvi a Jehov como a un amigo (vs. 18), y tuvieron un disfrute mutuo. Despus, Jehov le pregunt a Abraham: Dnde est
Sara tu mujer? (v. 9), y luego le dijo que su esposa tendra un hijo (v. 10). En Gnesis
18, Abraham no le haba pedido un hijo a Dios; en vez de eso, haba dejado que Jehov
le dijera algo. No permitamos que tantos asuntos se entrometan en nuestra comunin
con el Seor. Contemplmoslo y dejemos que El nos disfrute mientras nos deleitamos
en El. Incluso, podemos permitir que nos pregunte, tal como lo hizo con Abraham:
Dnde est tu mujer?, y dejar que despus nos diga algo.
Despus de esta comunin, Jehov y los dos ngeles comenzaron a despedirse de
Abraham. En el versculo 16 dice: Y los varones se levantaron de all, y miraron hacia
Sodoma; y Abraham iba con ellos acompandolos. Otra versin dice: Abraham iba
con ellos para despedirlos. Esto nos muestra que Abraham los escoltaba y trataba a
Dios como a un amigo ntimo. Era como si dijese: Seor, ya Te vas? Siento mucho
que se marchen; an no estoy dispuesto a dejarlos. Permtanme acompaarlos un
trecho. Esta actitud por parte de Abraham de acompaar al Seor hizo surgir la carga
de intercesin.
El versculo 17 dice: Y Jehov dijo: Encubrir yo a Abraham lo que voy a hacer? El
versculo 17 viene inmediatamente despus del versculo 16 en el que Abraham
acompaaba a Jehov. Si Abraham hubiera dicho: Hasta luego, Seor y no los hubiera
acompaado cierta distancia, el Seor no habra tenido ms comunin con l. El Seor
no pudo encubrirle a su amigo ntimo lo que estaba por hacer, sino ms bien tuvo que
dejrselo saber.
Entonces el Seor le cont a Abraham que iba a juzgar a Sodoma. En realidad, en ese
momento el Seor tena una verdadera preocupacin por Lot y necesitaba que alguien
orase por l. El Seor siempre necesita de alguien que interceda para poder obrar en
favor de otros. Por medio de esta comunin con el Seor, Abraham vino a conocer la
intencin de El. Debido a que eran amigos ntimos, no era necesario mencionar a Lot
por nombre.
En los versculos 22 y 23 dice: Y se apartaron de all los varones, y fueron hacia
Sodoma; pero Abraham estaba an delante de Jehov. Y se acerc Abraham y dijo:
Destruirs tambin al justo con el impo? Aunque los dos ngeles se haban ido a
Sodoma, Abraham no estaba dispuesto a despedirse de Jehov; al contrario, se qued
para tener comunin ms ntima con El. Abraham comenz a interceder preguntndole
al Seor si destruira al justo con el injusto, lo cual significa que l estaba orando por

Lot. Esto indica que la carga de intercesin proviene del contacto que tenemos con el
Seor. Primero, El nos revela Su corazn y conocemos Su deseo; entonces, Su deseo
llega a ser nuestra carga, la cual regresa al Seor como nuestra intercesin.
El Seor deseaba en Su corazn salvar a Lot de Sodoma, pero necesitaba que alguien
orara por l. Si no hubiese nadie que intercediera por Lot, el Seor no poda actuar; en
esto consiste el principio de la encarnacin. Es necesaria la encarnacin para que se
produzca la nueva creacin y para que se lleve a cabo nuestra salvacin por obra de la
gracia. Esto quiere decir que siempre existe la necesidad de que alguien coopere con el
Seor a fin de que El tenga la base para hacer algo. Gnesis 19:29 muestra que cuando
el Seor destruy a Sodoma, salv a Lot como respuesta a la intercesin de Abraham.
Despus de que Abraham tuvo una comunin completa con el Seor, Gnesis dice: Y
Jehov se fue, luego que acab de hablar a Abraham; y Abraham volvi a su lugar
(18:33). Al leer Gnesis 18 podemos ver que Abraham habl, pero en el versculo 33
dice que Jehov se fue luego que acab de hablarle a Abraham. Esto muestra que la
mejor oracin no es que nosotros le hablemos al Seor, sino que El nos hable.
Permitamos que El termine de hablarnos, entonces podemos decir amn a Sus palabras.
Debemos preguntarnos al terminar nuestra oracin y despus de decir amn: Fuimos
nosotros quienes terminamos de hablar o el Seor?
Hablando estrictamente, la oracin apropiada es aquella en la que el Seor habla por
medio del que ora. Esta es la razn por la cual debemos aprender a orar para contemplar
Su hermosura e inhalarlo con el fin de expresarlo. Si no sabemos por qu orar, podemos
gemir, diciendo: Oh Seor, no s cmo orar ni qu pedir. Oh Seor... Entonces
tendremos la mejor oracin.
Es menester poner en prctica la comunin que hemos tenido en este captulo. Primero
debemos aprender a leer y orar la Palabra. Tambin debemos orar para contemplar al
Seor y para respirarlo como nuestro aire espiritual. Quiz podemos tomar diez o quince
minutos en la maana para leer y orar la Palabra. Despus tomemos un tiempo
adicional, tal vez cinco minutos, slo para orar. Debemos abrirnos al Seor, mirarlo y
buscar Su rostro para contemplarlo, adorarlo, alabarlo y darle gracias. Si tenemos algn
sentir interior que no podemos expresar, gimamos en Su presencia. Al practicar esta
clase de oracin viva e ntima, seremos nutridos, refrescados y fortalecidos con el Seor
no slo en la maana sino tambin durante todo el da.
Debemos aprender a orar de esta forma todo el tiempo. Primera de Tesalonisenses 5:17
nos manda que debemos orar sin cesar. Orar de esta forma equivale a respirar
espiritualmente. No importa qu hagamos, podemos orar respirando espiritualmente.
Debemos respirar sin cesar, no importa qu estemos haciendo; slo entonces
disfrutaremos de continuo a Cristo.