El Origen de La Antropología

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

El origen de la Antropología

La antropología nace en la atmósfera intelectual que se inicia a finales del siglo XVIII. Se
consolida como disciplina académica durante la segunda mitad del siglo XIX, en un ambiente
que enfrenta al racionalismo francés de Voltaire y el romanticismo alemán de Johan Gottfried
von Herder, “el espíritu de las luces frente al relativismo histórico; la noción de universalidad
en pugna con la de particularidad” (Díaz-Polanco 1999: 10)

Antropología general y los


“cuatro campos”
La antropología (o antropología general) se divide en “cuatro campos”: la antropología social y
cultural (o sociocultural), la antropología biológica o física, la antropología lingüística y la
antropología arqueológica (más simplemente conocida como “arqueología”).

La antropología social y cultural, la que más seguidores tiene de las cuatro disciplinas de la
antropología, estudia las sociedades y las culturas humanas, especialmente su diversidad,
esto es, observa, analiza y explica las similitudes y diferencias sociales y culturales. Existen
dos tipos de prácticas muy consolidadas dentro del campo de la antropología sociocultural: la
etnografía (con base en el trabajo de campo) y la etnología (con base en la comparación
transcultural). La etnografía trata de explicar las prácticas culturales de una sociedad o
comunidad en particular. Tradicionalmente, los etnógrafos se introducen en pequeñas
comunidades, conviven con su gente durante un buen tiempo y recopilan pacientemente
numerosos datos con el fin de analizar, interpretar y explicar la vida social, las costumbres, las
creencias, la religión, la organización política y las actividades económicas locales. La
etnología observa, analiza, interpreta y compara los resultados de la etnografía los resultados
obtenidos de la etonografía. Se comparan y contrastan los datos obtenidos en diferentes
sociedades para después realizar generalizaciones sobre la sociedad y la cultura. Se puede
decir que la etnología lleva lo particular de la etnología a lo general. Los etnólogos buscan
similitudes y diferencias culturales, formulan hipótesis y elaboran teorías para comprender el
funcionamientos de nuestros sistemas sociales y culturales. La etnología no sólo compara los
datos obtenidos de la etnografía, sino también los de otros campos como, por ejemplo, la
arqueología, que son imprescindibles para reconstruir los sistemas socioculturales del pasado.
La antropología biológica o física estudia la diversidad biológica del ser humano en el
espacio y el tiempo. Dentro de este campo se han consolidado cinco intereses especiales: 1)
La evolución humana según revelan los registro de fósiles (paleontología); 2) Genética
humana; 3) Crecimiento y desarrollo humanos; 4) Plasticidad biológica humana (la capacidad
del cuerpo para enfrentarse a tensiones como el calor, frio y la altitud); 5) La biología,
evolución, comportamiento y vida social de monos simios y otros primates.

La antropología lingüística estudia el lenguaje en su contexto sociocultural a través del


espacio y el tiempo. Los sociolingüistas tratan de descubrir las relaciones entre las prácticas
lingüísticas y las variaciones socioculturales. “Ningún lenguaje es un sistema homogéneo en el
que todos hablan de la misma forma”.

La arqueología estudia el comportamiento humano y los modelos culturales a través de los


restos materiales que los humanos dejan tras de sí.

Estos “cuatro campos” (o subdisciplinas) están íntimamente interrelacionados y los resultados


de las investigaciones de cada uno de ellos pueden influir muy notablemente en los otros.

“La antropología general explora los fundamentos de la biología humana, la sociedad y la


cultura, y considera sus interrelaciones”. Los antropólogos comparten ciertos supuestos
básicos, entre ellos, el más fundamental según Kottak: “la idea de que no es posible extraer
conclusiones acertadas acerca de la “naturaleza humana” a partir del estudio de una sola
nación, sociedad o tradición cultural”. Para ello es necesario el “enfoque comparativo” (Kottak
2011: 9).

Un ejemplo de este “enfoque comparativo” y la transferencia de conocimientos entre las


subdisciplinas de la antropología podría explicarse a través de cómo las fuerzas culturales dan
forma a la biología humana. La perspectiva comparativa biocultural [1] de la antropología
afirma que existen fuerzas culturales que moldean continuamente la biología humana.
Pensemos que las diferentes tradiciones culturales favorecen ciertas habilidades y merman
otras, implementan cánones de belleza y bienestar, fomentan actividades físicas y deportes
que varían la complexión física, etc. En este sentido la cultura se entiende como una “fuerza
ambiental” esencial que determina en gran medida “cómo los cuerpos humanos crecen y se
desarrollan” (Kottak 2011: 9).

Antropología ¿social o cultural?


Según el Diccionario de Antropología de Thomas Barfield (2001: 43-48), la antropología
cultural y la antropología social son tradiciones intelectuales diferenciables entre sí e incluso
independientes. El uso de los términos “cultural” y “social” para delimitar ambas se popularizó
en la década de 1930, aunque tal divergencia ya había aparecido antes. En la actualidad
estos dos términos no señalan una división de enfoque precisa, de tal manera que muchos
antropólogos ignoran tal distinción. Pero para otros la diferencia continúa siendo importante,
aunque sólo sea para delimitar estilos etnográficos diferentes.

La terminología “antropología cultural” suele aplicarse a trabajos etnográficos de carácter


holístico que se centran en estudiar cómo las diversas formas de la cultura afectan a la
experiencia individual, o en ofrecer una visión global de las de las creencias, costumbres e
instituciones de un pueblo. La terminología “antropología social” se aplica a los trabajos
etnográficos que intentan delimitar un sistema concreto de relaciones sociales (la vida
doméstica, las leyes, la política, la economía). En la antropología social se otorga mayor
atención a las bases organizativas de la vida social.

En cuanto a las influencias nacionales e internacionales en el uso distinto de los dos términos,
la antropología cultural continúa siendo la tradición dominante en Estados Unidos, y La
antropología social lo es en Gran Bretaña. Pero, como nos advierte Barfield, las dos
tradiciones no se corresponden exactamente con esa división. El antropólogo británico Edward
Tylor (1932-1917) es considerado como el precursor de la antropología cultural. Por otro lado,
se considera al antropólogo norteamericano Lewis Henry Morgan como la figura principal de la
antropología social británica. Sin embargo, otros antropólogos, como Bronislaw Malinowski,
huyeron de cualquier tipo de categorización.

Barfield nos cuenta algunas asimetrías interesantes entre la “antropología social” y la


“antropología cultural”. Según Radcliffe-Brown, los antropólogos sociales han visto a la
antropología cultural como un campo de investigación distinto, mientras que los antropólogos
culturales han identificado a la antropología social como un subcampo de la antropología
cultural. Los antropólogos sociales han tendido a minusvalorar algunas de las principales
preocupaciones de los antropólogos culturales, como los estudios de “cultura y personalidad”,
al suponer que están basadas en premisas erróneas. Por su parte, los antropólogos culturales
se han referido a los antropólogos sociales como “quisquillosos adeptos de una doctrina
excesivamente estrecha”. La manifestación más explícita de esta desconfianza mutua fue el
debate que tuvo lugar en 1951 en The American Anthropologist entre George Peter Murdock y
Raymond Firth.

Entre los temas que perduran sobre la distinción entre la antropología social y la antropología
cultural, Barfield se hace la siguiente pregunta: ¿Esta distinción es una mera cuestión de estilo
o de tradición cultural (coloreada de identidad nacional) o si por el contrario apunta a una
divergencia sustancial y filosófica más profunda? Barfield explica el argumento de esta última
interpretación:

La antropología cultural, en la tradición de Boas,


pretende aprehender la totalidad de la vida cultural
humana. La antropología social aborda las bases
organizativas de las sociedades humanas. En la
práctica, algunos antropólogos culturales también dan
prioridad analítica a la estructura social, y algunos
antropólogos sociales, cuando analizan los sistemas
sociales, aprehenden una gran parte de la vida
cultural. Sea como fuere, uno de los enfoques es
básicamente sintético, y el otro analítico e inductivo.
(Barfield 2001: 47)
La distinción entre la antropología social y la antropología cultural continúa estando presente
en la antropología contemporánea, sin embargo ha perdido fuerza y la mayor precisión que
tuvo a mediados del siglo XX. Según Barfield, el declive de esta distinción podría deberse a la
influencia del antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, quien en 1949 declaró que “la
antropología social y la antropología cultural eran parte de la etnología y virtualmente
indiferenciables”.

También podría gustarte