Sintesis Una Buena Madre en Un Minuto
Sintesis Una Buena Madre en Un Minuto
Sintesis Una Buena Madre en Un Minuto
El Dr. Spencer Johnson de manera magistral y con mucha sabiduría nos presenta los tres
secretos (un minuto de objetivos, un minuto de elogios y un minuto de reprimendas)
fundamentales que todo coach holístico espiritual en el rol de padres, educadores,
entrenadores, gerente, psicoterapeutas o médicos, necesitamos tener muy presente en
nuestro servicio amoroso al Creador por su gran eficiencia.
Es un método eficiente tanto para madres como para padres o abuelos, porque realmente es:
a. Es muy fácil de comprender, simple de aplicar y sencillo de evaluar los resultados.
b. Genera efectivos resultados con muy poca inversión de recursos
c. Es inocuo.
Como sostiene Spencer Johnson “es más importante comenzar inmediatamente lo que
considero que debo hacer, que esperar hasta que me siente capacitada para ello” Cuanto
más se elogie a sus hijos o aprendiz por comenzar a hacer algo bien, aunque no sea
perfecto, aprenderán más rápido a apreciarse a sí mismo y a poner lo mejor de sí para
aprender.
Es la base prioritaria de todo sistema de educación porque facilita que los hijos con claridad
cuál es el objetivo que quieren lograr con las decisiones y acciones en el proceso de
aprehendizaje que está iniciando. Tengan claro del para qué van a hacer algo y disfruten los
resultados de una manera más fácil y divertida.
Es importante que exista coherencia entre el objetivo de los hijos con los que sus padres les
asignes en función al deseo del hijo en particular. Así de manera efectiva se evitan conflictos
y el proceso se realiza de manera más eficiente.
Para aplicar el minuto de objetivos, los padres y el hijo durante un sábado en la mañana se
sienta con un cuaderno y lápiz, piensa en las cosas o el disfrute que le gustaría lograr en el
área vital que le corresponde decidir y la escribe en una sola hoja de papel lo más concreto
posible y con menos de doscientas cincuenta palabras. Para así poderlo repasar en un
máximo de un minuto. Así forma parte de su esquema de pensamiento y guía sus acciones
con un claro propósito.
Existen dos tipos de objetivos: Comunes y personales. Los comunes son compartidos por
varios miembros de la familia y los personales corresponden sólo a cada uno de los hijos.
Los objetivos personales son los prioritarios en todo proceso de formación por lo que las
decisiones y acciones de todos los miembros de la familia están encaminadas cooperar para
hacerlos realidad.
Los objetivos personales se redactan como hechos logrados en presente, cada vez que se
desea algo que genere salud, prosperidad o felicidad. Primero los logros o deseos a disfrutar
como si ya los hubiera cumplido, luego como va a hacer para que se conviertan en realidad y
por último la fecha tope para que se cumpla cada objetivo.
Después se repasan con frecuencia todo lo anotado. Así los visualiza con los ojos de la
consciencia, disfrutando de lo que ya se ha logrado, así se motiva y compromete consigo
mismo a persistir con autodisciplina para hacerlo realidad. Aunque cuando niños son
pequeños, es necesario recordarles con frecuencia cuáles son sus compromisos y repasar
como realizar adecuadamente las cosas.
Los objetivos que son sueños con finales felices, que se cumplen si:
Realizo una lista detallada de objetivos progresivos hasta lograr la meta más importante. Los
especifico durante un día, una semana, un mes o el año en que alcanzaré lo que he
determinado como más importante. Se redacta en una sola hoja de papel, con un máximo de
doscientas cincuenta palabras, de manera que se puedan leer en menos de un minuto.
a. Repaso como mínimo una vez al día mis objetivos personales a lograr,
preguntándome “¿he conseguido lo más importante?” .Cuanto más lo repaso, más
posibilidades de disfrutar el éxito tengo.
b. Entrego una copia de los objetivos definidos a cada miembro de mi familia. Así cada
uno sabe que es lo importante para los demás y de manera acertada si está en sus
posibilidades coopera para que se logre.
c. Defino el proceso que voy a seguir para hacerlo realidad y si no sé cómo, el facilitador
o cualquier otra persona capacitada me entrena a cómo hacerlo de manera apropiada.
En la medida que este aprendiendo, al mismo tiempo comprendo cómo evitar cometer
errores y si los cometo cómo aprehender de ellos y superarlos.
d. Aplico con persistencia la autocosnciencia en cada momento presente para observar
si mi comportamiento se adapta a mis objetivos y realizo los reajustes necesarios para
lograrlo.
e. El fin de semana bien sea el sábado o el domingo por la mañana nos sentamos como
equipo familiar a repasar los objetivos de cada uno y comentar los progresos del
equipo en conjunto y realizamos los aportes necesarios para lograrlos con eficiencia.
Todos los niños como cualquier ser humano experimentan gran necesidad de reconocimiento
o atención por parte por parte de los adultos o superiores, así que una de las acciones
educativas y estimulantes del autoestima que pueden hacer los padres, educadores y
superiores es observarlos y elogiarlos.
El minuto de elogio consiste que después que los padres acompañan al hijo para que defina
los objetivos, lo observan con más atención, para sorprenderlo haciendo algo bien. Teniendo
presente el principio: “Para ayudar al hijo a utilizar al máximo sus talentos y aptitudes ¡Los
sorprendo haciendo algo bien!”. En ese momento se le dedica un minuto de elogios.
Para aportarle al hijo el minuto de elogios, es importante el contacto físico con respeto. De
serle posible acérquese a él o ella, lo abraza y mirándole a los ojos le dice dos cosas:
Primero se le habla concretamente de lo que ha hecho y segundo cómo se siente y lo
orgulloso o satisfecho está, por lo excelente que está aprendiendo o por su buen
comportamiento. Luego se deja transcurrir un minuto de silencio para que pueda sentir los
sentimientos del padre o madre. Y de corresponder se premia o recompensa por su
maravillosos logros.
Se le presta atención a los aciertos y lo que está comenzando a hacer bien y los desaciertos
o errores luego se abordan con la mayor comprensión empática posible ayudando a que el
participante asuma su responsabilidad por disfrutar sus logros para después ocuparse de
invertir un minuto de objetivo a como aprender del error y superarlo.
Cada vez que se sorprende a los hijos (también podría ser alumnos, aprendices,
compañeros de equipo o consultantes) haciendo algo bueno, se les hace sentir satisfechos
de sí mismos. De esta manera se les refuerza la confianza e internamente se motivan a
volver a comportarse positivamente, con lo que ponen lo mejor de sus talentos. El Ser
humano que tiene una buena imagen de sí mismo desea tener un buen comportamiento y
actúan por su propio interés y no por lo que la madre o los demás quieran que el haga.
Los elogios son estímulos para descubrir el maestro interior, que se cumplen si:
Cada vez que el hijo o la hija falta a un compromiso consigo mismo o con los demás
miembros de su equipo familiar, se repasa con él los hechos y se le hace revisar los objetivos
correspondientes para que este seguro de que si ha comprendido claramente los
compromisos. Después, si no existe un error de comprensión de su parte, se le dedica un
minuto de reprimenda.
Este tercer secreto posee un valor inapreciable para mejorar la comunicación entre padres e
hijos, como también entre cualquier otra pareja: empresario y empleado, profesor y alumno,
médicos y participantes e incluso marido y mujer. Porque es un recurso efectivo para afrontar
de manera oportuna cualquier conflicto entre dos personas, antes de que las desavenencias
degeneren en una mala relación.
En este método de manera recíproca se habla con franqueza y respeto, aunque al principio
pueda ser desagradable o surgir roces entre el padre o la madre y el hijo en cuestión. Porque
generalmente no están acostumbrados a este tipo de comunicación libre, franca y honesta.
Tenga presente que su un padre o una madre también es un Ser humano, que puede
cometer errores.
Es importante que los hijos comprendan que es un proceso reciproco, por ello cuando algo le
desagrade del comportamiento del padre o la madre, se sienta con plena libertad para
reprenderlo con la misma franqueza conque si corresponden será reprendido. La madre o el
padre también escuchan y recapacita sobre el hecho porque sabe que también le importa a
su educando.
Con especial énfasis en reforzar la confianza en sí mismo, se pone en práctica mediante los
siguientes pasos.
1ro. Se previene a los hijos que jamás se dejará de hacerles saber cuándo sus actos van en
contra de sus objetivos o desagradan y se le dice con frecuencia que eso le va a ser de
mucho bien, ya que las reprimendas son un paso de aprehendizaje necesario para
llegar a ser más sano, próspero y feliz.
2do. En cuanto la madre se dé cuenta de la conducta reprochable de inmediato se le informa
que es necesario dialogar con él. Luego se le lleva a un lugar privado y estando a solas,
le explica concretamente el motivo de la reprimenda sin apartar la mirada de los ojos.
Luego mirándole fijamente a los ojos, se le explica, en términos que no le quede
ninguna duda, como se siente a causa de su comportamiento: enfadada, decepcionada,
molesta, triste, con rabia o de cualquier otra forma. “Muy enfadada…”. Luego se hace
una pausa por aproximadamente treinta minutos, para que sienta y asimile como se
siente la madre. Si se pone a la defensiva se le insta a que bajo ningún concepto
interrumpa en la reprimenda, que si quiere, después de una hora de reflexión a solas
pueden discutir, analizar la situación o explicar las razones de su comportamiento, para
aprender y buscar soluciones creativas.
3ro. Luego de manera relajada, se le coloca la mano en el hombro, se le explica las
consecuencias que podrían generar su comportamiento inaceptable, pero que del él o
ella no tiene nada que objetar, porque es muy valioso y es amado tal como es. Luego
se le da un abrazo y se le dice te amo mucho. Nunca se ataca al hijo personalmente,
sólo se censura su proceder.
4to. Se le dice: “yo confió en tu sabiduría interior”. Y se le pregunta: ¿qué decides hacer para
superar esta confusión? Se le escucha con atención y se le aporta la cooperación que
corresponda para que retome con confianza su proceso o el logro de sus objetivos.
Cada persona sabe cuándo ha obrado mal, y casi siempre se dan cuenta de cuando actúan
equivocadamente los demás. Por eso si los demás se desentienden, se sienten
abandonados, ignorados, desatendidos o que no le importan a nadie. Se resienten y buscan
portarse mal para que alguien aunque sea les castigue, pero al menos, aunque sea de
manera destructiva le presta atención. La educación no estriba en disciplinar a los hijos o
alumnos, sino en estimularles para que se amen a sí mismo y que ellos solo se disciplinen.