Importancia Del Cortometraje Como Herramienta Terapéutica.
Importancia Del Cortometraje Como Herramienta Terapéutica.
Importancia Del Cortometraje Como Herramienta Terapéutica.
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Mirada en corto:
Breve aproximación estilística
y temática al cortometraje
mexicano
Guillermo Garibay Franco
2
La animación en corto
La tradición de la animación en México se
encumbra con El héroe de Carlos Carrera, mas
no tiene su punta de partida en él. Ha sido una
manifestación eventual, que en la minuciosidad
y plasticidad bien dotada, México ha
demostrado talento y estilo. Se han explorado
diversas técnicas, que del dibujo a la
digitalización animada ha pasado por
materiales como plastilina, papel cortado,
objetos, juguetes, óleos, vidrios, telas, tintas, etc.
La animación mexicana, mejor que ninguna otra
10
forma cinematográfica, ha podido trastocar en
sus relatos tanto formas narrativas,
testimoniales, como experimentales.
Una historia corta, pero vertiginosa
De la vasta tradición plástica mexicana
emerge una convicción por representar la
realidad a través de contornos y colores desde
una cosmovisión singular y barroca, que
empaten en formas y contenidos con la
dinámica construcción de una identidad propia.
De los grabados de José Guadalupe Posada
al legado muralista nacional, alternando con la
configuración artesanal en artefactos y
abigarrados artículos ornamentales que
trastocan la cotidianidad del mexicano y cuya
orientación apunta a formas alternas de
proyección individual y colectiva, se sitúa
aquella tradición plástica mexicana que ha
transitado caminos novedosos en el séptimo
arte. El cine en México no ha estado exento de
la experimentación y creación de nuevos
universos mediante la concreción técnica y
artística en la categoría cinematográfica de la
animación.
Las potencialidades que ofrece esta vertiente
fílmica rebasan los límites creativos y afronta
retos materiales en una suma que genera una
fascinante ventana a imágenes narrativas de
gran expresividad.
En el cortometraje Revista musical (1934) de
Arcady Boytler, encontramos uno de los
primeros indicios de los orígenes de la
animación en México con la intervención del
caricaturista Salvador Pruneda, quien realiza
para él unas escenas de dibujos animados. Un
11
año después el mismo Pruneda filma un corto
en forma de animación: Don Catarino, quizás el
primer antecedente de una película (corta)
totalmente animada en México.
Adolfo Garnica, una de las figuras más
representativas del cine independiente
mexicano, tuvo en la corriente documental un
terreno abundante para la realización fílmica.
En 1965 emprende con el corto animado Viva la
muerte un novedoso desafío, en el que ocupó
cerca de 2 mil juguetes populares mexicanos
para representar la noche de muertos en
México, proyecto que establece un importante
precedente en la tradición de la animación
mexicana y que gracias al apoyo de numerosos
amigos de Garnica, entre ellos Martín Rentería,
escultor en papel, Carlos Martínez Sánchez y el
cortometrajista Luis Osorno Barona, pudo
lograrse después de numerosos ensayos y
laboriosas mecánicas.
Otro referente importante de la animación
mexicana es Crónicas del Caribe (1982), la cual
surge a partir de un taller de animación en el
que participan sus realizadores: Emilio
Watanabe y Francisco López, quienes se valen
de una excelente técnica en la animación para
constituir un relato de 32 minutos que
reconstruye de forma imaginativa y con sentido
del humor el proceso de colonización del
Caribe, desde la llegada de Colón a América
hasta la intención de Panamá por recuperar su
soberanía, representada en su canal. Crónicas del
Caribe obtiene el Gran Premio Coral en el
Festival Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano de la Habana, en 1982, un
12
premio en el Festival de Cine de Bilbao, España,
y un premio especial durante la entrega del
Ariel en 1983.
La década de los ochenta marca el
surgimiento de un renovado grupo de cineastas,
que habrían de dar solidez y nuevos aires a la
animación mexicana. Uno de ellos es Dominic
Jonard, quien realiza en 1986 Capula, animación
que toma elementos documentales en los relatos
generados a partir de sus talleres de cine
impartidos a niños. Aparece, también, la
eminente figura de Luis Carlos Carrera, quien
filma en una sala de edición del Centro de
Capacitación Cinematográfica en 1988, Un muy
cortometraje, animación que muestra en 30
segundos a un tipo que muere de risa y que
constituye la primera de muchas y notables
incursiones de Carrera en la técnica de la
animación.
A pesar de las dificultades técnicas y del
vaivén económico es a partir de la década de
los noventa cuando se desarrolla la corriente de
la animación con una mayor constancia y
soltura, se exploran nuevas tecnologías y se
emplean nuevos materiales. La animación
computarizada y el video se vuelven entonces
una alternativa cada vez más viable, que
favoreció la irrupción de un mayor número de
creadores en la realización de animación,
debida a su accesibilidad a los nuevos
dispositivos.
La corriente de animación del cine mexicano
carece de una sólida tradición como en el caso
de otras cinematografías, sin embargo los
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terrenos que ésta ha transitado muestran un
amplio camino por recorrer, cuya prospectiva
se cimienta en el ingenio y la constancia de
algunos cineastas, que a pesar de carecer de la
formación profesional en técnicas de animación,
han desarrollado por cuenta propia técnicas que
al ser adaptadas a las necesidades narrativas
del cortometraje han resultado en notables
relatos.
El Héroe anima al cine mexicano
Cuando en 1993 El héroe gana la Palma de
Oro al mejor cortometraje en el Festival de
Cannes, las barreras entre géneros y formatos
cinematográficos son traspasadas y las miradas
vuelven su atención hacia el cortometraje
mexicano. El relato de Carrera constituye un
referente importante en cualquier retrospectiva
del corto en México, ya que en la solidez
narrativa y la riqueza estética quizá se sinteticen
los cinco minutos más significativos del cine
mexicano de los últimos años. Relato que
presenta a un hombre solitario que sobreviene
en el metro el avanzar de miradas perdidas e
indiferentes, entre ellas la de una joven que al
estar a punto de arrojarse a las vías del
subterráneo trata de ayudar, momento en el que
es detenido por un policía que juzga
erróneamente sus intenciones, frustrando así el
inevitable desenlace de la joven mujer. El héroe
brinda un nuevo aire al corto y contribuye a que
experimente un increíble crecimiento en cuanto
a los mecanismos de difusión y exhibición.
Luis Carlos Carrera había experimentado
desde los años ochenta la animación en diversas
14
técnicas. En 1988 realiza Malayerba nunca
muerde, corto que le valió el reconocimiento en
diferentes festivales internacionales. En 1990, el
concurso de operas primas del CCC le permitió
debutar en largometraje con La mujer de
Benjamín, posteriormente realizó La vida
conyugal (1992), sin embargo dicha inserción al
largometraje no desertó su interés por la
experimentación en animación en
cortometrajes. Los continuos ensayos a través
de vidrios, óleos, plastilina y acetatos
desembocaron en la particularidad y la
consistencia que Carlos Carrera logró en un
filme de cinco minutos que lo consolida como
representante de la corriente de la animación
mexicana en los 90. La Palma de Oro que El héroe
conquista en Cannes no se había conseguido
para México desde 1946, año en que le es
otorgada a Emilio «el indio» Fernández en
calidad de cortesía al igual que a los demás
participantes de la sección oficial.
El legado que deja Carrera en la animación
hecha en México es seguido por cineastas como
Antonio Urrutia, René Castillo, José Ángel
García Moreno, Jorge Ramírez Suárez, Rita
Basulto, Ulises Guzmán, entre otros. En video
la lista es más amplia si tomamos en cuenta las
posibilidades que ofrece dicho formato en
términos económicos y prácticos, en las escuelas
de cine y universidades donde se experimenta
con relativa frecuencia las técnicas animadas a
través de talleres curriculares y
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extracurriculares en los que se imparte dicha
técnica con sus variaciones en video.
De Guadalajara al mundo
Guadalajara ha sido un importante centro
para la formación cinematográfica en
investigación, apreciación y realización fílmica,
muestra de ello ha sido el creciente interés que
ha suscitado la Muestra de Cine Mexicano en
Guadalajara (ahora denominado Festival
Internacional de Cine de Guadalajara),
incluyendo propuestas de la localidad, en las
que sobresale la animación.
Sin sostén, el corto animado de Antonio
Urrutia y René Castillo emerge de la XIII
Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara,
dónde ganó el premio de la crítica nacional y
extranjera, para posteriormente representar a
México en el Festival de Cannes. Esta película
de cinco minutos de duración recrea mediante
la técnica en plastilina, la historia de un hombre
que a punto de quitarse la vida es rescatado e
inducido a un mundo de superfluos encantos
publicitarios.
René Castillo, egresado de la licenciatura en
Comunicación del ITESO, había realizado
previamente varios cortos en formato en video;
en 1992 realizó Guitamorfosis en «un curso de
animación tridimensional realizado en la
Universidad de Guadalajara e impartido por la
chilena Lilan Vari»,6 posteriormente realizó
Matasanos y Ojo por ojo, para después realizar
su primer cortometraje en cine, Sin Sostén.
La XVI edición de la Muestra de Cine
Mexicano en Guadalajara (2001) fue
nuevamente escenario de la presentación de
16
una animación de René: Hasta los huesos,
proyecto que le tomó tres años de trabajo como
él mismo narra:
Corto argumentativo
El corto argumentativo es aquel en el que el
cineasta ambiciona el impacto de la brevedad
que mediante la capacidad de análisis y síntesis
se puede lograr en la construcción de relatos.
En México, el corto de ficción es constancia y
vigencia en la práctica cinematográfica, que
difícilmente se ha alcanzado en su supuesto
hermano mayor: el largometraje de ficción. La
distinción primordial del corto mexicano de
ficción tal vez sea su diversidad, la misma
condición del género breve que propicia
libertad y soltura, economía de recursos
narrativos, cuya inventiva en el autor ha sido
orientada a temáticas y manifiestos estéticos
prolíficos. Las obras del corto argumentativo
mexicano pueden ser descritas en sus múltiples
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títulos como geniales, extravagantes, agudas,
ligeras, salvajes, urbanas, rurales, absurdas,
poéticas, irreverentes, barrocas, existenciales e
inagotables en lo que resta por transitar en las
formulaciones, propias de los jóvenes cineastas
y los pocos experimentados que recurren a él.
Puntos de confluencia
Ya se ha mencionado el carácter diverso en
las proposiciones temáticas y estilísticas del
corto en sus formas documentales y animadas,
en el caso de la ficción es un poco más notorio,
tal vez porque sobrepasa por mucho su
realización con relación a la animación, y en la
suerte inventiva con respecto al documental.
A pesar de la diversidad que se ha
desarrollado en el corto mexicano, en suma se
percibe un ideario en el que confluyen
perspectivas y costumbres, donde la afinidad
por temas y preocupaciones sienta la
convergencia y distinción del corto en nuestro
país. En México las vueltas de tuerca abundan,
lo impredecible se vuelve posible y la soltura y
ligereza generan una mirada poco apegada a
una concepción rígida de la existencia, en el
corto mexicano predomina dicha visión lúdica
al entorno, al ser mismo y a la suerte azarosa
que tiene por enfrentar. La vieja ironía, que
libera una visión profunda y extraña de las
cosas de apariencia cotidiana, es también una
razón de peso en la consecución narrativa del
corto mexicano, que manifiesta un singular
humor negro de abruptos macabros,
proyectando en él una afirmación a la existencia
y al inmejorable patético que deviene de aquella
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extrañeza y contemplación profunda del
mundo.
La estética mexicana tiende a los contornos
barrocos y los reflejos coloridos, que en la
comicidad y expresividad involuntaria tiene un
trasfondo melancólico por temas insostenibles,
sobre los que no resta sino mostrar el mejor
frente. La recurrencia a temas como la muerte
y la suerte son constantemente abordados por
el corto en distintos matices, que incluyen
posturas personales y aspiraciones particulares.
La miseria, la corrupción, la sumisión y la
mediocridad son sólo algunos aspectos
universales presentes en la condición humana,
que en el cine mexicano y en el corto, en
particular, se reflejan cómicamente con oscuras
culpas detrás de ingeniosos gags.
La vertiente del corto de «chiste», el llamado
gag, ha sido concebido por muchos como ligero
y falto de rigor, sin embargo es en su desarrollo,
en los elementos que trascurren encaminados
al final sorpresivo, donde se traslucen destellos
del comportamiento humano, son las sombras
del ser que en la activa recepción reconsideran
la complejidad del texto audiovisual expuesto
en ese tipo de corto. Condición un poco más
evidente en la trama de argumentaciones
dramáticas o supuestos filosóficos en torno a
los personajes, en la cual se devela un México
profundo, cuya capacidad de análisis y síntesis
poco logrados en otras formas de narración
audiovisual, exponen cuestionamientos
existenciales que muestran luces del
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comportamiento humano, sus hábitos y
obsesiones.
El culto por la imagen
Una distinción de ciertos cortos es la notoria
expresividad en las imágenes y la contundencia
narrativa, que convierten los diálogos en
elemento casi innecesarios en algunos relatos
fílmicos.
En este renglón, cabe destacar los
cortometrajes de Carlos Salces, Un espejo en el
cielo y Las olas del tiempo, cuya consistencia
narrativa y poética bien lograda quizá radique
en los silencios que subrayan las intenciones de
los actores y la lógica del montaje.
En Azar de Oliver Castro, por ejemplo, los
diálogos son traducidos en composición
musical como elemento narrativo, cuya
ausencia de palabras es compensada por las
vueltas de tuerca del corto acentuadas con la
música. El caso de Sr. X, de Valentina Leduc, es
similar, en éste la música muestra dinamismo
conforme las imágenes son alteradas en su
aceleramiento, coherente a la emoción del
hombre que está a punto de dar a luz.
La caja de Emilio, del realizador tapatío Uri
Espinosa, es otro caso en el que, salvo cortos
diálogos, la justa captación de impresiones y
logradas vivencias actorales muestran el poder
que tienen las imágenes en la conformación de
un relato de ángulos conmovedores.
La animación en su complexión
argumentativa es quizás el exponente más claro
de la sonoridad en las imágenes, que en los
casos de El héroe, Sin sostén y Hasta los huesos,
dejan por bien sentado la suma fecunda entre
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la técnica animada, capaz de crear universos
multi-expresivos, y la ficción en la consecución
narrativa de trasfondos humanos.
Así el culto por las imágenes, la resonancia
expresiva en el lenguaje y el montaje
cinematográfico son una distinción de efectos
poéticos inusitados en el cine, que en el corto
mexicano se tiene un hábil empleo.
Entre apariencias y revelaciones.
La condición breve del género propicia en
la consecución dramática resoluciones
sorpresivas, encaminadas a efectos de
anagnórisis, cuyos reconocimientos o
revelaciones (para el público) presentan
aspectos nocivos con referencia al
comportamiento social. Asimismo conducen al
espectador por contornos en los que personajes
demuestran la hipocresía y la insistencia por
mantener en las apariencias roles creados
socialmente.
Los cortos de Carlos Cuarón revelan la
hipocresía social, los aspectos íntimos ocultos
en convenciones predecibles y aceptables
socialmente, que poco tardan en salir. En Sístole-
Diástole, una familia durante un paseo en
Xochimilco revela sus amores ocultos. En Me la
debes, Cuarón proyecta en una familia trazas de
una visión irónica y ácida del deber ser, en
contraste con la comicidad del ser que se es.
Ariel Gordón en Adiós mamá demuestra
cómo algunas figuras de aparente inocencia no
dan tal garantía de rectitud. En No existen
diferencias muestra un relato en torno a la
enfermedad del SIDA, en el que los prejuicios
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salen sobrando y se convierten en enemigos
sociales e impedimentos de convivencia.
En Malos hábitos, Tony Wakefield elabora
engañosos diálogos que, finalmente,
desembocan frente a la relación prohibida entre
un sacerdote y una monja.
En A la otra, cortometraje de Sandra Solares,
la historia va presentando ambivalencias en los
personajes, que poco aparentan ser lo que son
y que demuestran el difícil oficio de enjuiciar
al otro sin caer en equivocaciones.
Una madre prostituta que oculta su oficio
en una forma insólita frente a su hijo, que
termina por creer que ella se dedica al espionaje,
en Espías de la ciudad, corto de José Antonio
Macías, trasluce la necesidad del ser humano
por creer lo que le conviene creer.
Fernando Eimbcke presenta en La suerte de
la fea…a la bonita no le importa, una visión lúdica
sobre los afanes e invocaciones de una mujer
por disminuir de peso y lucir como estrella
televisiva, quedando al descubiertos vacíos y
quimeras borrosas del comportamiento
humano con relación al influjo mediático.
Alejandro Lubezki y Salvador Aguirre
relatan en De Mesmer con amor o té para dos, las
peripecias y las prácticas perturbadoras con las
que un sujeto accede a sus deseos carnales,
detrás de una inofensiva plática con su vecina.
En Pasajera, el realizador Jorge Villalobos
narra la anécdota de una mujer solitaria que se
deja llevar por el temor y las apariencias, cuyo
final sorprendente demuestra el peligro que
significa ella misma.
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Francisco Murguía pone en evidencia en
Paty Chula la representación del rompimiento
de formulaciones elitistas y convenciones
insostenibles a través de la historia de una niña
bien que, con unas copas encima, termina en un
revolcón con un naco en un hotel de paso.
Mario Martínez Cobos transgrede en Noche
Santa la ruptura que de los roles sociales
proyecta un Santa Claus alcoholizado, un padre
de obsesiones extravagantes y patológicas y un
niño que pide su tranquilidad a costa de la vida
de su padre.
Los anteriores, son sólo algunos de los cortos
que tienen en su narrativa tonos de farsa e
irónicos sobre la doble moral y las apariencias
sociales, propias de una sociedad de pautas
conservadoras.
Después de la vida…
La recurrencia a la muerte es un tema
constante en los relatos fílmicos del cine
mexicano, que en el corto es asumido con un
enfoque distinto en la condición breve y con
elementos mínimos empleados en el marco de
duración, cuyos resultados quedan
diversificados entre poesía y ensayo, sensación
y razón, ingenuidad y malicia, sobre un tema
carente de confines en las posibles concreciones
y resoluciones filosóficas.
En Me voy a escapar, Juan Carlos de Llaca
logra atmósferas nostálgicas y pesadumbres
que pierden toda lógica en la salida del
subconsciente, en respuesta de aquello difícil
de afrontar. Es la historia de un hombre que es
atacado por pesadillas mientras traslada las
cenizas de su esposa.
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Guillermo Arriaga logra en Rogelio una
mirada lúdica a la muerte con una aparente
visión ingenua, que más bien toca fondos
existenciales en tonos de humor macabro y
comicidad conmovedora gracias a una buena
estructura basada en sólidos y bien construidos
diálogos.
En Malos presagios de Tania Tinajero se
presenta una metáfora entre muerte y soledad,
ésta última como presagio y anticipación de la
muerte en vida. Es el relato de una viuda que
intenta contar a alguien el sueño en el que
muere con la intención de que éste no se
convierta en realidad.
El Camino de las Ceibas, corto de Fernando
Capetillo y Gustavo Moheno, relata la fábula
de un hombre que en el camino en el que
transporta el féretro de su mujer se topa con
una leyenda maya que lo seduce en el camino
al más allá.
En Beso nocturno, corto dirigido por Boris
Rodríguez, queda subrayada la azarosa
presencia de la muerte como detonador de las
más extrañas vertientes de la vida puestas al
descubierto.
En Sierra bruta, cinta de Bruno Madariaga,
queda implícito el valor de la vida hasta sus
últimos momentos en la voluntad de un
moribundo por permanecer acompañado en su
desafortunado final. Kenji Ikenaga propone en
Cada vez que respiro una suerte de reflexión
experimental con la muerte como trasfondo y
salida.
En el corto mexicano la muerte no es fin, sino
principio creativo, es confluencia y vitalidad
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entre nociones existenciales, vivencia y
metáfora de la vida misma. El corto narrativo,
que en sus potencialidades logra ahondar
sintéticamente sobre temas de implicaciones
polisémicas como la muerte.
Mirada en corto
El cortometraje es un género en sí mismo, capaz
de lograr en poco tiempo relatos de efectos
portentosos como los más extensos
largometrajes. En este género, México ha dado
grandes pasos: la retrospección del transcurrir
en el género da seña del talento y la genialidad
del realizador mexicano en términos libres y
exploratorios. Sin embargo, la posición del corto
es de subsistencia y progresión en ámbitos
escolares e independientes al margen de una
industria.
En el corto, se ha develado un aporte de
consistencia y vigencia importante para la
cinematografía nacional, consideración que ha
de situarse y revalorarse en cada una de sus
etapas consecutivas: concepción,
financiamiento, realización, divulgación,
promoción, exhibición, apreciación y crítica.
Ni el cortometraje ni cualquier forma
artística merecen quedar a expensas de ciclos
económicos, no debe depender su existencia y
recepción en el bienestar o crisis del
largometraje tampoco. De ahí parte la necesidad
de fortalecer los mecanismos de apoyo al corto
y los escenarios de desenvolvimiento en cuanto
a la difusión, distribución y exhibición del
mismo.
41
Notas.
1
Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la
UNAM.
2
Entrevista realizada a Mitl Váldes. En el marco de la XVII
Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara. 13 de marzo de
2002.
3
Entrevista realizada a Ignacio Ortiz Cruz. 10 de marzo de
2002.
4
Entrevista realizada a Fernando Eimbcke. 14 de marzo de
2002.
5
Entrevista realizada a Marina Stavenhagen. En el marco del 6°
Festival de Cine Franco-Mexicano en Acapulco. 1° de diciembre
de 2001.
6
www.magis.iteso.mx/pasados/h314_01.html
7
Entrevista realizada a René Castillo.29 de noviembre de
2002.
8
Entrevista realizada a René Castillo. 29 de noviembre
de 2002.
9
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42
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noventa. Universidad de Guadalajara. Guadalajara, Jal.
Marzo 2002.
43
Guillermo Garibay Franco
(Torreón, Coah. 1979)
Licenciado en Comunicación por la
Universidad Iberoamericana Laguna. Ha
participado en diversos cursos de guión, edición
y talleres literarios, con maestros como Eliseo
Alberto y Guillermo Arriaga. Ha trabajado
como coordinador de producción en varios
comerciales y videoclips musicales y
colaborado en grupos como Titra Producciones,
Cine por Marca, Plan B y Bravo Films. También
ha participado en el área de producción de
diversos largometrajes como La última mirada y
Vantage Point, entre otros. Textos suyos han sido
publicados en Acequias y @mediática.