Santander Tiene Con Que PDF
Santander Tiene Con Que PDF
Santander Tiene Con Que PDF
GONZALO ESPAÑA
Bucaramanga - 2001
Colección Ánfora
Consejo Editorial
PRIMERA EDICION
Agosto de 2001
DIAGRAMACIÓN - IMPRESIÓN
ENCUADERNACIÓN
(Sic) Editorial Ltda.
Centro Empresarial Chicamocha Of. 303 Sur
Telf: (97) 6343558 - Fax (97) 6455869
E-mail: [email protected]
Página web: www.syc.com.co/sic
Bucaramanga - Colombia
ISBN: 958-8150-37-X
Impreso en Colombia
CONTENIDO
7
Mientras fluya la tinta ......................................................... 129
Un rollo de locura y creatividad .......................................... 134
Somos cientificos no jueces de muertos ............................ 139
Un comediante para la horca ............................................ 147
Lleva una espina en su corazón ......................................... 153
El quijote de Badillo ........................................................... 159
La tarde del pre-estreno ..................................................... 165
El ratón en el queso ........................................................... 172
Reflejos de una galeria encantada ..................................... 177
El libro de un maestro ........................................................ 182
Las sorpresas de La Parroquia .......................................... 187
Muchacho de la calle 17 .................................................... 194
La biblia del tabaco ............................................................ 199
Una escena de amor que sigue en cartelera ...................... 204
8
NOTA DE PRESENTACION
9
concepto. La plata de las estampillas y otros proventos que
serían más que suficientes para llevar a cabo importantes
realizaciones culturales se desvía a destinos que nada tienen
que ver con este noble propósito. El ejército santandereano
de la cultura labora solo, en silencio, sin vínculos entre sí,
sin apoyo oficial, casi clandestinamente, al margen de las
esperanzas, las editoriales, los mercados, la prensa y la
crítica nacionales, pues hoy por hoy Santander está situado
por fuera de las grandes rutas. Con todo, nuestra pequeña
muestra de autores y creadores, en la que no aparece sino
una mínima parte de sus exponentes, y en la que no
contamos otra clase de gestores en otros campos,
valiosísimos también, es prueba más que suficiente de que
Santander ha tenido y tiene material humano, talento y
coraje del bueno para ocupar en el conjunto de las regiones
una posición mucho más decorosa que la actual.
Gonzalo España
10
ELISA MÚJICA
CON TILDE Y CON JOTA
11
Elisa recuerda con absoluta nitidez su infancia en
Bucaramanga. La casa donde nació quedaba en el barrio
Payacuá, hoy García Rovira. Su madre tenía el patio lleno
de rosas blancas. La bautizaron en San Laureano. Aprendió
a leer muy temprano. En el cuarto del zaguán estaba la
biblioteca de su padre. Allí la raptó para siempre el encanto
de Las mil y una noches. Una de sus hermanas se llamó
Genoveva, quizás por la novela Genoveva de Bravante, que
hacía parte del desigual fondo de lectura de su padre. Pero
el libro que la ensimismó hasta el delirio fue el de Las
crónicas del reinado de don Pedro El Cruel. Todas las
páginas mencionaban sus queridas, don Pedro era un rey
muy rijoso. La pequeña Elisa no sabía qué cosa era una
“querida”, pero cuando llegó a Bogotá, a la edad de siete
años, sorprendió a todos sus mayores haciendo alarde de
que se sabía de memoria la lista completa de las queridas
de don Pedro El Cruel.
De pronto se levanta del asiento y nos trae un libro que
ha conservado como una preciosa joya durante toda su vida.
Se trata de una edición bellamente ilustrada de Los cuentos
mágicos coleccionados por Callejas. El ejemplar ostenta
una dedicatoria del puño y letra de Blas Hernández. Debió
ser colocada allí hacia 1920. Uno de sus apartes dice
textualmente: “Yo quiero que éstos, que van a formar un
número más en su colección, hagan siquiera por un rato
sus delicias, y que como azules y mágicos que son, siembren
para siempre en su alma la semilla del ensueño”.
Por esta puerta entró Elisa Mújica al universo mágico de
la literatura.
12
UNA PLUMA FOGUEADA Y FESTIVA.-
13
Carlos Lleras. El irritable y enérgico mandatario le dictaba
sus decretos de viva voz, y ella debía escribirlos sin un error,
pero una vez en mil se iba alguno. Cuando el yerro se
descubría, él asumía la responsabilidad. “Elisa no puede
equivocarse -decía-. Ese error es mío”. Y a ella no le quedaba
otro remedio que esforzarse hasta el desmayo para que la
falta no volviera a repetirse.
Puede pensarse que esta clase de rigores le hubieran
impuesto una pluma severa, pero Elisa tuvo un alma feliz.
Es en esencia una autora infantil. En la entrevista nos contó,
con un dejo de tristeza, que a su perro Guardián lo había
matado un carro, después de enviudar a la edad de doce
años. “Era ya un perro muy viejo”, le dijimos. Se quedó
pensándolo un poco, y comentó: “Sí, pero tal vez hubiera
alcanzado a casarse en segundas nupcias”.
Se la pasó largo rato hablando de la belleza de sus
hermanas Cecilia y Genoveva. “Eran muy lindas. Las amigas
le decían a mi madre que las dos eran preciosas, pero que
yo era muy inteligente. Por eso toda la vida tuve complejo
de fea. Las escritoras escribimos porque somos feas”.
14
Por eso el 9 de abril y los aciagos días siguientes no pudo
evitar el impulso de salir a la calle y observar lo que estaba
ocurriendo. El tiroteo crepitaba todavía de lo lindo, no podía
estar cometiendo una imprudencia mayor, pero tuvo la
suerte de que un francotirador la apreciara antes de disparar,
y alcanzara a gritarle: “¡Quítese de ahí, que donde usted
está parada acaban de matar a un hombre”. Pero igual
puede decirse que esa misma curiosidad que por poco le
cuesta la vida la llevó a tratar de entender a Santa Teresa, y
a escribir sobre ella dos ensayos que todavía fascinan a las
monjas carmelitas. Es la eterna búsqueda afanada y riesgosa
del filósofo y del escritor, que por lo general no termina
nunca.
15
YOLANDA REYES
LE PUSO EL CASCABEL AL GATO
16
cualquier papel disponible. Así es como capta imágenes,
voces y frases, ese inventario sin el cual el escritor no puede
trabajar.
17
mundo que todavía es un estado intermedio entre la
imaginación y la realidad, y que tanto está cambiando en
los tiempos modernos.
Se podría pensar que si a Yolanda Reyes le causan tanto
placer los apuros y las vicisitudes de la vida juvenil, ella
misma fue el terror del Sexto B. Pero nos dice que no, que
era una niña juiciosa, muy pila, que ganaba premios. Una
«nerda», dirían los muchachos de ahora. Sólo que un día
la sentaron al frente de la más loca del curso, para que
ayudara a corregirla, y ocurrió lo contrario: la loca la pervirtió
a ella. Desde entonces abrió los ojos al mundo fascinante
de las travesuras, de los miedos del lunes por la mañana,
cuando se llega al colegio con los cuadernos vacíos, porque
no se han hecho las tareas por andar de locha el fin de
semana.
18
Yolanda llegó muy niña a Bogotá, el frío y la penumbra
de la capital por poco la matan, pero se las arregló para
pasar en Bucaramanga todas sus vacaciones. Santander
representa lo más bello de su vida, y no vacila en decirlo.
La felicidad de su infancia es lo que ha venido a volcarse en
su literatura. El goce interior que la anima contagia sus
páginas.
Su carrera como escritora empieza a ser algo más que
un deseo vehemente. Unos de sus pequeños libros, Frida,
ha sido traducido al portugués y publicado en Brasil. El
año pasado ganó una beca Colcultura para realización de
novela, y Colciencias contrató con ella la redacción de una
biografía en tono juvenil de Manuel Ancizar, el autor de
Peregrinación de Alfa. La sección IBBY de Venezuela ha
concedido una distinción especial a El terror del 6° B, y la
Biblioteca de Munich lo ha incluido en la categoría Mirlos
Blancos, que goza de exposición permanente.
Panamericana Editorial acaba de publicar su primera obra
de teatro infantil, realizada en compañía de Clarisa Ruiz:
Una noche en el tejado.
Yolanda reparte su tiempo entre escribir, atender su
trabajo en el Taller de Espantapájaros, una pequeña
institución cultural para niños y hacer vida de familia. Sobra
decir que sus hijos Isabel y Emilio, y su esposo Luis,
arquitecto, son sus compinches consentidos. A todos les
roba tiempo para pulir, para repasar los textos una y otra
vez, en ese trance encantador de convertirse en escritora
de tiempo completo.
Sus textos seguirán diciendo cosas, porque los
santandereanos somos gente pelietas. A ella no le gusta
dar moralejas, lo que le gusta es ponerle el cascabel al gato.
19
JUAN MANUEL SILVA
MI CONDE DE CUCHICUTE
20
duró una eternidad. Juan Manuel Silva llegó a contabilizar
21 panfletos intercambiados en la refriega. El conde era
panfletario.
Resultaría fácil asimilar este personaje al Quijote, pero
no. Para Juan Manuel el Conde de Cuchicute es más bien
un anti-quijote, porque es terriblemente egoista. Lo conoce
tanto que difiere de cualquier otra versión con enorme
facilidad. Este, en sus exactas palabras, es “mi conde de
Cuchicute”.
21
Cuchicute es un eslabón esencial en el estudio de nuestra
idiosincracia, y en el inventario de nuestra narrativa.
Se imprimieron tres mil ejemplares, hoy agotados. Sus
primeras ganancias como escritor le llegaron por este
conducto. Era su primera novela.
22
mi servicio militar en la poesía”, nos cuenta. “La poesía me
permitió entablar combate con las palabras”. De aquí nació
su promer libro de poemas, publicado en 1983, Saludos y
vibraciones del camino. Lo siguieron Los paisajes del
ciudadano, 1987, y Corazones de tierra, 1988.
La novela fue un encuentro tardío, que empezó con El
Conde de Cuchicute, en 1991. “La novela es un río, se
navega en ella”. A partir de aquí se embarcó en aguas
hondas. Hoy es autor de otras dos novelas publicadas por
Planeta: La tramposa de la Patasola y El talón de María.
Colcultura le concedió una beca para realizar otra, que ya
está escrita. Rebuscando en su gaveta encontramos
también obras de teatro y otro libro de poesía. Juan Manuel
Silva es una máquina de trabajo.
EL ESPACIO SAGRADO.-
23
ímpetus, quizás porque recuerda a San Gil. Es un escritor
de intensidad. “Dios mediante -nos dice-, tengo obra para
rato”.
24
LA OTRA RAYA DEL TIGRE
¿CANTAR DE GESTA?
25
causa sorpresa que el autor haya incluido en ella los
decretos de Solón Willches con motivo de la muerte del
alemán, sin faltar explicaciones de derecho constitucional
y administrativo, y concluye que estos detalles le dan
carácter de obra documental. El relato de los disturbios
ocurridos en Bucaramanga entre artesanos y comerciantes
tiene un marcado sabor de crónica-repotaje. En buena
cantidad de párrafos el lector no sabe si navega en las aguas
de una crónica o de una novela.
En esencia, podemos decir que La otra raya del tigre
no se ciñe a los buenos lineamientos de una novela
histórica. Cuando en esta clase de género se exageran los
datos históricos (y Pedro Gómez los exagera hasta el límite),
la acción novelezca se inmoviliza y el universo histórico o
biográfico adquiere demasiado peso. Por eso es tan difícil
escribir una novela histórica donde el personaje principal
sea Bolívar o Napoleón, ya que los actos del héroe están
prefijados por la historia escrita. El héroe de la novela
histórica es mediano. Para decirlo mejor, en lugar de Bolívar
tomaríamos por héroe a uno de sus edecanes. De la historia
se toman el paisaje de fondo, el escenário de época, las
mentalidades, las modas, los estilos, pero casi nunca los
grandes protagonistas. Pedro Gómez Valderrama, en
cambio, nos pasea de la mano de todo el elenco histórico
de la época.
A Volkening le sorprende todavía más la odisea del piano
de Lengerke, pues este pasaje corresponde del todo al
género fantástico. “Es una especie de gothic tale (cuento
gótico) que en sí nada tiene de criticable, salvo la
circunstancia de estar fuera de lugar en una novela de índole
preponderantemente realista, si bien inspirada en una
realidad de suyo desconcertante y lo suficientemente
26
fantástica para poder pasarse sin intercalaciones de este
jaez”.
Con todo, su novela es un logro universal. Ha
ensamblado elementos históricos, decretos, apuntes
legales, elementos fantásticos, crónica, realismo y
barroquismo en un solo cuerpo y ha conseguido hacerse
leer. García Márquez dice que el de la literatura es un oficio
de carpintería: serrar acá, pegar allá, martillar aquí hasta
que las cosas adquieran aspecto de mueble bueno. Pedro
Gómez Valderrama combinó sus piezas con fuerza de
carpintero y dedos de mago, y lo logró. Autor de relatos
breves, este trabajo extenso amenazaba salírsele de las
manos. A ratos el andamiaje intenta desarticularse, pero
acaba por cuadrarlo con recursos sorprendentes.
27
selvático, la epopeya del comercio jalonada por el
librecambio, todo con el Estado de Santander como centro.
Pedro Gómez Valderrama tuvo en sus manos elementos tan
grandiosos como el de la guerra librada entre el alemán y
Cortissoz por la posesión de un enorme bosque de quina.
Volkening le critica que no haya sabido elevar a Cortissoz y
lo deje convertido en una figura mezquina y enclenque. El
haberle dado mayor relieve le hubiese permitido hacer del
enfrentamiento un pasaje maravilloso de la obra.
A lo anterior se suma un universo de aventuras, guerras
civiles, combates contra los indios salvajes, el ambiente
cortesano del Club del Comercio y un acentuado erotismo.
El arrume de todos estos elementos da como fruto el tejido
recamado de una novela acentuadamente barroca.
El desbordado erotismo concentrado en la figura de
Lengerke es el elemento dominante. Este alemán es un
auténtico poblador, un desbravador de indias y mujeres
remisas, un héroe triplemente bragado, hormonado y
testiculado, un ejemplar de postín en cualquier galería del
rijo, y junto con ello un bebedor de brandy más hondo que
el Pacífico. Casi puede decirse que a Pedro Gómez
Valderrama estuvo a punto de írsele la mano al respecto. Y
aquí surge una segunda pregunta: ¿Por qué acentuó tan
extremadamente este tono? ¿Por qué izó tan alto las
banderas de las victorias sexuales de Lengerke?
Es claro que La otra raya del tigre es una reivincicación,
una cuenta de cobro a una sociedad pacata que un siglo
atrás lapidó a los progresistas alemanes de Bucaramanga
bajo el argumento de que eran disolutos, lujuriosos e
inigualables bebedores de brandy. La novela apareció en
1977, apenas dos años antes del centenario de los trágicos
sucesos del 7 y el 8 de septiembre de 1879. Su autor
28
respondió con la masculinidad y los éxitos galantes de
Lengerke a los argumentos de los linchadores, que en su
momento se habían defendido diciendo, como puede
leerse en las actas del juicio, que los alemanes practicaban
aquí “el desenfreno de las ciudades malditas de que nos
habla el Antiguo Testamento”, que habían realizado en
nuestra ciudad “lúbricas escenas que ni la imaginación más
atrevida alcanza a sospechar”, que “llenas están las paredes
de sus casas de láminas las más obscenas, para mantener
latente a toda hora la pasión de la lujuria que los domina”,
y que de tanto ingerir brandy “algunos de los más
morigerados han muerto de combustión espontánea y
otros degollados por sus propias manos”. Estas fueron las
afirmaciones de La Defensa, folleto impreso en el Socorro
que circuló en medio del juicio a los amotinados de 1879.
Apelaciones pacatas, decimos nosotros, alardes de falsa
moral cuyo único objeto era ocultar un crimen que le costó
a Bucaramanga décadas de progreso.
Con todo, sigue sin resolver el punto de a qué género de
obra pertenece La otra raya del tigre. Un buen conocedor
de nuestras letras locales, Orlando Serrano Giraldo, intentó
despejar el enigma diciendo que se trata de un cantar de
gesta, y es posible que haya acertado. Los cantares de gesta
estaban destinados a ensalzar las hazañas de los héroes
tradicionales, y eso hace La otra raya del tigre. El juglar
daba prioridad a lo verídico, ya que su información provenía
por lo general de gente que recordaba los hechos. Se
calcula que el famoso Cantar del Mío Cid fue escrito menos
de cuarenta años después de la muerte de su protagonista.
Pedro Gómez Valderrama cierra su historia citando sus
fuentes, entre ellas su padre y su abuelo, cuya voz nos
conduce a lo largo de toda la narración, como si temiera
faltar a la verdad. Realismo y verdad histórica, dos
29
características centrales de los cantares de gesta. El único
trabajo que no se tomó nuestro autor fue escribirlo en verso.
He aquí La otra raya del tigre, nuestro primer gran
cantar de gesta.
30
DONDE LAS AGUILAS SE ATREVEN
31
embargo, como los estudiantes insistieron, les dio una cita
para las seis de la mañana del día siguiente, y a propósito
los dejó plantados, un poco porque desconfiaba de ese
entusiasmo de sarampión, un poco para probarlos. Cuando
lo llamaron de nuevo los volvió a citar otra vez en su oficina
a las seis en punto de la mañana, y cuando los vio llegar a
todos recién bañaditos y tan puntuales como un cajero de
banco, no le quedó duda alguna de que el proyecto de la
revista era un hecho.
32
posible, razón por la cual lo siguieron al hotel, y luego
corrieron tras él hasta el aeropuerto, pero Fuster se les
escapó, quizás temeroso de que pudiera tratarse de un
secuestro. En el frenesí de la persecución alguien abordó
al eminente profesor Pedro Rafael Téllez, quien se vio
obligado a escuchar de su incómodo captor toda la extensa
carreta acerca del carácter y las necesidades de la revista,
antes de poder responder que él no era el famoso profesor
Fuster. A otro de los buscadores le ocurrió algo peor, y fue
preguntar a un eminente investigador si conocía la revista.
“Por supuesto, acabo de publicar un artículo en ella”,
respondió fríamente el indagado.
Con todo, la cacería casi siempre termina bien. Ello
quiere decir que se debe esperar pacientemente el artículo
prometido, y una vez recibido someterlo a una primera
evaluación. En un comienzo, los fundadores de la revista
pensaron en escribir ellos mismos los artículos, pero es
obvio que su nivel de formación no les permitía hacerlo, ni
tampoco calificar las colaboraciones. Se procede entonces
a enviar el material a dos peritos evaluadores, para efectuar
lo que se llama “crítica por pares”. Existe un standar de
calidad establecido en cuanto a publicaciones médicas. El
gran objetivo de una revista de este tipo es ser admitida en
el Index Médico, que abre las puertas a los centros
internacionales de referencia. Buscando este rigor, los
editores de MEDICAS UIS realizaron el año pasado un primer
curso taller de Actualización en la Evaluación Crítica de la
Publicación Médica, presidido por Javier Nieto, asistente
del director en jefe del Americam Journal of Epidemiology,
una de las principales revistas científicas del mundo.
Se necesita una gran dosis de tacto en el manejo del
asunto. No puede colarse un artículo que carezca del
33
soporte científico necesario, pero tampoco se puede
ofender a un colaborador al rechazarlo. Por lo común, se
trata sólo de pedirle que corrija ciertos aspectos, pero ésto
hay que saber decirlo. La revista ha sido por eso una
excelente escuela de relaciones públicas para sus editores.
EL MILAGRO DE LA CONTINUIDAD.-
34
editorial, que preside Pilar Cristancho, una menuda veterana
de 9° semestre, está compuesto sólo por mujeres. Pero
predomina el interés colectivo, y se ha logrado implementar
mecanismos de distensión que unen y fraternizan, como
celebrar cumplidamente los cumpleaños, los días de la
madre y el padre, las novenas y todas las demás efemérides
posibles. De igual manera se lleva a cabo una constante
autoevaluación, y se mantiene vivo un alto nivel de humor.
Más que un equipo de trabajo son un grupo de amigos. “Es
más que venir a trabajar”, dicen.
Es lógico que el nivel de exigencia con que se maneja el
trabajo no permite la participación de todo el mundo. Por
esta razón, algunos compañeros los miran como gente que
se las da de mucho, pero eso no les preocupa. Las dos
grandes exigencias de la revista son aparecer con
periodicidad e impecablemente. Ambas se han cumplido,
y mientras esto se logre, todo está bien.
El profesor Balaguera dice con sobrada razón que
MEDIC AS UIS ha derrotado el mito de que los
santandereanos no somos capaces de asociarnos para ser
mejores. Sus paradigmas iniciales fueron: «Es posible
formar líderes, es posible y realizable pensar en grande y es
fundamental trabajar en grupo». Observando la forma como
han cumplido este cometido, nos queda la certidumbre de
que se ha puesto la semilla de algo grande.
Como corresponde a su carácter, MEDICAS UIS es una
revista sobria pero impecablemente acabada. Los textos
están presentados con buena luz, las tablas, fotografías,
notas e índices que secundan los artículos aparecen bien
distribuidos. Se imprime en la Editorial La Bastilla en papel
esmaltado, a razón de mil o mil doscientos ejemplares por
vez, y tiene un cierto porte de lujo. Todo el trabajo de
35
diagramación y diseño corresponde al joven equipo editor.
De vez en cuando el diablillo de las galeras, que ahora
también vive en el computador, hace de las suyas. En alguna
ocasión se perdió la tabla de referencia que respaldaba un
artículo. Uno de los vendedores de publicidad vivió una
terrible experiencia cuando se acercó muy orondo a uno
de los patrocinadores con la revista en la mano, y al tiempo
de decirle “mire, doctor, este es el ejemplar donde salió su
pauta”, descubrió que la hoja faltaba.
Como ocurre siempre, el frente de mayor dificultad es el
financiero. En sus comienzos, los estudiantes recurrieron
al bolsillo de sus papás para sacar avante el proyecto, pero
ésto no podía continuar. Una bandada de emprendedores
pero inexpertos vendedores de publicidad partió en diversas
direcciones buscando recursos. No ha quedado laboratorio
farmacéutico, clínica, centro médico o empresa de salud
en el país que no haya sido visitado. Quien llegó más lejos
en este trabajo fue Carlos Alberto León, de 6° semestre, un
entusiasta voluntario que en su desaforado recorrido por
las calles de Bogotá descubrió al final de una agotadora
jornada un letrero emergente que sobresalía por encima
de los techos lejanos y rezaba «Clínica». No se podía ver el
resto, pero convenció a sus compañeros de la importancia
de llegar hasta allí y tocar aquella última puerta, y los arrastró
a lo largo de muchas calles hasta doblar una esquina y
detenerse frente al letrero completo. «Clínica del Pantalón»,
leyeron con ansias de matarlo.
De algunas partes los echan, en algunas oficinas les
pontifican que las revistas de los estudiantes no le llegan al
gremio médico, el camino está empedrado de dificultades,
pero MEDICAS UIS sigue invicta y no le cede su puesto a
nadie. Al contrario, cada día gana más prestigio en las
36
universidades con carrera médica, y cada día alcanza un
mayor intercambio internacional. Fue la primera revista
médica estudiantil, y ha perseverado en este rol por obra
de un simple grupo de estudiantes alegres y corajudos.
En esencia, los gestores y continuadores de MEDICAS
UIS nos están enseñando que la juventud es capaz de hacer
empresa con una nueva mentalidad. Larga vida a este
empeño.
37
PACHO DURAN
MAESTRO, SIEMPRE MAESTRO
38
HIJO DEL TIPLE Y LA RETRETA.-
39
vocación, sino que le dijo simplemente: “Lo que sea, pero
coja destino”.
Hizo maletas y se marchó para Bogotá, donde buscó
amparo en la casa de una vieja amiga de la familia. Pero
cuando fue a matricularse en el Conservatorio, su director
Olaf Roots lo miró con ojos desaprobatorios. “¿Cuántos
años tener?”, le preguntó. Tan pronto Pacho le soltó la cifra,
arrugó la cara y se puso a decir: “Oh, viejo, muy viejo para
estas cosas”. Luego le pidió cantar. Pacho lo arrulló con
Pueblito Viejo. Lo admitieron, pero el primer día de clases,
apenas tomó asiento entre pupilos de 6 y 7 años, un profesor
entró y lo encaró diciendo: “¿Es usted el padre de alguno
de ellos?
40
piano?”, y sin aguardar la respuesta, complementó: “Pues
véngase los sábados, que yo lo dejo entrar”.
Hizo sus cinco años de piano a punta de cigarrillo. No
aspiró a Mozart ni a Beethoven, pero su profesora, Inés de
Tanaka, le dio la mejor nota oyéndolo interpretar pasillos.
Con el computador ocurrió igual que con el piano, vino
a encontrárselo ya de viejo, pero no le tuvo miedo. Un día
leyó un aviso: «El computador aplicado a la docencia
musical». Una revolución sin antecedentes, y en apariencia
inalcanzable, se estaba efectuando. La electrónica había
reemplazado la escritura tradicional de la música y brindaba
al compositor la posibilidad insospechada de tener una
orquesta en la casa. Se aplicó con esmero a su aprendizaje.
La tecnología lo mordió un rato, pero terminó por aceptarlo.
Hay que verlo ahora sentado frente a su computador, donde
pasa todas las tardes componiendo.
41
La carrera pedagógica del maestro Pacho, ejercida
durante casi cuarenta años, se inició en circunstancias
pintorescas. Era un estudiante requetepobretón que se
pagaba la comida y la pieza dando serenatas a punta de
tiple por San Victorino y Los Mártires, y soplando el clarinete
en una orquesta improvisada, cuando un caballero muy
aseñorado se acercó a preguntarle si aceptaba enseñarle
guitarra a sus hijas. No sabía tocar guitarra pero dijo que sí,
y unos días después, al ser presentado a las pequeñas
pupilas, las convenció de que primero se necesitaba
aprender tiple. Mientras ellas aprendían tiple, él aprendió
guitarra. Así se inició como maestro de música, oficio en el
que habría de jubilarse.
El siguiente empleo se lo ofreció una monja vicentina
que necesitaba montar de urgencia un coro a tres voces en
su colegio, para darle la benvenida a una superiora que
llegaba de Francia. Pacho tampoco sabía dirigir coros, pero
dijo que sí. Le soltaron tres cursos completos. Por fortuna,
estaban en pleno furor canciones como Espumas, Lloran
los guaduales y Me llevarás en tí, que se sabía todo el
mundo. Les pidió a las 120 coristas que cantaran a plena
voz. Cuando la monjita vino a reclamarle por la algarabía,
le dijo: “Tranquila, madre, este es nuestro folclor”. El
espectáculo agradó y cautivó a la francesa.
En el intermedio de estos avatares fueron brotando las
canciones. Apenas aprendiendo música nació Por un querer,
que fue interpretada por Oriol Rangel. Cuando asomó la
primera novia compuso Soñé un amor. A otra novia, que lo
dejó por irse con un militar, le escribió Por qué te vas.
Pacho fue profesor de música durante muchísimos años:
17 en el colegio Antonia Santos de Bogotá, 12 en la
42
Universidad Distrital, otros tantos repartidos en otras
instituciones. Para secundar su trabajo redactó su Curso
de folclor, apreciación y educación musical, que es uno
de los mejores que se conocen.
SANTANDER EN EL CORAZON.-
43
restaurante Los Barandales. El resto del tiempo la pasa
doblado sobre el teclado de su computador, moviendo
corcheas y compasillos.
Dichosa Bucaramanga, que posee el encanto de ser
la preferida de un hijo como él.
44
LOS PINTORES MUEREN DE PIE
45
EL ARTE IMITA LA VIDA.-
46
La deliciosa evasiva se vio pronto alimentada por las
noticias que traía la televisión: ¡El hombre conquistaba la
luna! La aventura del tren le incubó en la cabeza el deseo
vehemente de ser astronauta. La familia no se opuso, pero
le advirtió que necesitaba prepararse muy bien y estudiar
mucho. Efraín sobresalió en matemáticas, física y dibujo
técnico. Finalmente confirmó que aquello de embarcarse
en una nave espacial era un sueño imposible, pero unos
seres de clara dimensión cósmica, rodeados de aureolas
de luz y de evidente configuración superior, ocupan ahora
sus lienzos. Son el fruto de los sueños de astronauta.
47
de verdad se le acercaron y le dijeron: “Váyase, su futuro
está en otra parte”.
Para cumplirle a la tía que le servía de tutora, acabó una
carrera de topografía en las Unidades Tecnológicas de
Santander. Sin embargo, su búsqueda sólo empezó a
encaminarse de manera definitiva la tarde que descubrió
un curso de dibujo en la Casa de la Cultura Custodio García
Rovira. Vino a matricularse, pero no le gustó que le hicieran
examen de admisión y que el profesor fuera una mujer. Sin
poder quitarse de encima la mala crianza de los cafés y las
salas de billar, pintó un rostro grotesco que sacaba la lengua
en actitud ofensiva. La maestra alcanzó a percibir en él los
trazos de un buen dibujante. Lo admitió. Se trataba de una
excelente formadora: Clemencia Hernández Guillén.
48
A partir de entonces, Efraín Saldaña dibuja diez horas
diarias. No cree que los artistas sean creadores, sino meros
artífices. “Somos hilos conductores de las posibles y
diversas versiones”, dice. “La pintura va saliendo del lienzo,
el cuadro toma la vocería y el pintor se convierte en su
esclavo. Al final, la obra asume vida propia y se independiza
del autor”. El trance de una modalidad a otra no se piensa,
aparece. Los bestiarios, las configuraciones orgánicas que
tienen mucho de Gaudí, la mutación de la figura humana,
el hombre-animal. Todo ésto ha venido sucediendo en sus
lienzos. El científico Stephen W. Hawking dijo que la
revolución genética es una realidad inatajable. Los óleos
de Efraín Saldaña la anticipan por completo.
Trabaja diez horas diarias, de pie. Los pintores no se
sientan, los pintores necesitan retirarse y acercarse
consecutivamente para apreciar lo que hacen. “Los pintores
mueren de pie”, nos dice, y su voz está plena de felicidad
cuando pronuncia esta frase.
49