Caso Consuelo
Caso Consuelo
Caso Consuelo
Psicoterapia infanto-juvenil
Esta primera entrevista del psicoterapeuta con los dos padres es prolongada, casi de una
hora de duración, y en caso de que esté presente sólo uno de ellos, debe serle dicho en
modo explícito que se esperaba también al otro y que deberá concurrir. (p. 95, 2006)
Ante la ausencia del padre, los mismos autores sugieren escribir una carta (o buscar otra forma
de contacto) que permita manifestar al padre que es indispensable encontrar un momento
para verse y así poder iniciar un proceso de mayor utilidad para su hija.
También es esencial profundizar en torno a otros elementos que la madre entrega en su relato,
como: ¿De qué forma se relacionan habitualmente con su hija? ¿De qué manera se establecen
límites y normas? ¿Cómo reacciona ante sus dificultades y logros? ¿En algunas ocasiones logran
entablar una conversación donde sea efectiva la comunicación? ¿Cómo reacciona frente a las
manifestaciones emocionales de Consuelo? De igual forma es relevante indagar más sobre el
conflicto expresado con el padre: ¿desde cuándo actúa Consuelo así? ¿Qué ocurrió en ese (o
esos) eventos? ¿Qué ocurrió hace un año cuando peleo con su papá? ¿Desde ese evento cómo
ha sido la relación entre ellos? De igual forma es fundamental indagar sobre la situación de
bullying vivida por Consuelo ¿está controlada esta situación en el colegio? ¿Han existido nuevos
episodios de acoso? ¿Cómo se ha adaptado tras estos eventos al contexto escolar? ¿Tiene
amigos/as?
Finalmente como parte de la primera entrevista con los padres (en este caso con la madre) se
debe realizar el encuadre, en donde se explica que se iniciará un proceso de evaluación que
durará aprox. entre 2 a 3 sesiones, que luego de eso se hará una devolución tanto a los padres
como a la niña y se planteará una propuesta de trabajo para abordar sus dificultades,
destacando lo importante que es que Consuelo esté informada (de forma pertinente para su
edad) y de acuerdo en asistir a terapia.
Tras la primera entrevista con la madre se realiza la primera sesión sola con la niña, en donde
como Dolto & Nasio (2006) señalan se deben aclarar la cosas con ella ¿Sabe quién soy? ¿Por qué
vino? Explicar que su madre está preocupada y quiere que la ayude, pero ella ¿Qué cree?
¿Necesita que la ayude? ¿Cómo se siente? y así evaluar si ella está de acuerdo con iniciar la
terapia. Se le debe contar lo esencial de lo que su madre dijo, lo que sea necesario y útil para
iniciar la conversación al respecto. Como parte de esta entrevista inicial y de los aspectos éticos
a considerar Dolto & Nasio (2006) señalan que es importante poner en conocimiento (tanto a la
niña como a su madre) del secreto profesional, asegurándole que como psicóloga no repetirá lo
que ella le diga, ni siquiera lo dirá a sus padres (a menos que esté en peligro ella u otra persona
y sea estrictamente necesario comunicarlo) y que ella a la vez es libre de contar a sus padres lo
que haya dicho en sesión. Como parte del proceso de evaluación se debe considerar su
apariencia, su comunicación verbal y no verbal, el contacto que establece con la psicóloga,
cómo habla de sus padres, si logra visualizar o de qué manera observa las dificultades que ha
estado presentando. Además, es importante complementar con la utilización de técnicas
proyectivas que entreguen mayores antecedentes acerca del mundo interno de Consuelo, estas
podrían ser gráficas, a través del dibujo, o lúdicas a través del juego, de ser necesario considerar
la aplicación del test de Rorschach o test de relaciones objetales (por su edad).
A partir del caso presentado se pueden analizar diversos elementos que facilitan una mayor
comprensión del mismo. Tenemos primero a una madre (Antonieta) que consulta en un
evidente estado de colapso a nivel emocional, se muestra lábil, desbordada, con altos niveles
angustia, dificultades para hilar ideas y desarrollar un discursos sin quiebres e interrupciones
producto del llanto. Se hace evidente que en este momento la madre no cuenta con las
herramientas necesarias para ayudar a su hija, que requiere apoyo y orientación en esta tarea,
que al parecer desarrolla de manera solitaria, sin mayor apoyo de la figura paterna. En este
estado se hace difícil imaginar una conversación serena entre madre e hija, y debe reflejar de
alguna manera la dinámica relacional que ellas mantienen, en donde ambas se deben desbordar
frecuentemente y sentir incomprendidas e impotentes.
Relata que su hija está excesivamente agresiva con ella, que no obedece, que la “maltrata
verbalmente”, que la culpa por haber elegido a Eduardo como su padre y por los conflictos que
ambos tienen. Manifiesta que el padre es “como el cometa Halley”, lo que denota una presencia
poco constante en la vida de su hija, que evidentemente afectaría su vínculo. Además, relata
que Consuelo está así desde hace un año, cuando peleo con su papá, manifestando bastante
enojo con él y culpabilizando a su madre por aquello. Asimismo, la niña expresa a su madre
saber que ella es incondicional en su vida, pero que sin embargo “explota” con ella sin saber por
qué lo hace.
A partir de los textos leídos, podemos sostener que una característica principal de la niñez y
adolescencia es el egocentrismo, que de acuerdo a Oaklander (2008) se manifiesta en una
dificultad para separar la experiencia individual, imaginando que la experiencia de todos es la
misma que la de ellos, culpándose por todo lo malo que les sucede e interpretando que
cualquier cosa mala que haya ocurrido es su culpa. En este caso podemos analizar el abandono
por parte del padre, el que de forma inconsciente Consuelo podría sentir ocurrió por su culpa.
Sin embargo, la niña no lograría lidiar con la angustia que aquello moviliza y proyectaría esta
culpa que siente en su madre, responsabilizándola a ella por la elección de su padre.
Otro elemento que podría estar interfiriendo en esta etapa de la vida de Consuelo es la rabia, de
acuerdo al relato de su madre es una emoción que ella intenta extinguir, impidiendo que su hija
desarrolle formas más saludables de expresarla. De acuerdo a lo expuesto por Oaklander (2008)
la niña podría haber aprendido que expresar la rabia es inaceptable, ahogando ese sentimiento.
Sin embargo su organismo, en búsqueda de salud, lucharía por dar salida a este sentimiento,
deflectándolo sobre la figura de su madre, lo que podría explicar sus explosiones de ira y
agresividad con ella. Esta rabia a la vez, podría estar mezclada con otra emociones producto del
abandono y rechazo de su padre, como lo son la tristeza o vergüenza. Esta sería hasta el
momento la forma en que Consuelo ha intentado protegerse a sí misma.
Además no se puede dejar de lado la experiencia de Bullying vivida por Consuelo en el contexto
escolar, en conjunto con todas las secuelas que esto podría haber dejado en ella, reforzando así
su conducta actual.
Finalmente, es esencial destacar la etapa evolutiva en que ella se encuentra, al tener 13 años
estaría transitando de la pubertad a la adolescencia, experimentando numerosos cambios a
nivel físico, psicológico y emocional, lo que la lleva a estar especialmente susceptible y necesitar
desarrollar un mayor sentido de identidad, lo que facilita la expresión de conflictos no resueltos
en etapas de vida anteriores y la necesidad de solucionarlos para fortalecer su Yo y sus
herramientas para “salir” al mundo. De esta forma, se encuentra en el proceso de elaboración
de la pubertad, en donde el dejar su cuerpo de niña la lleva a tomar mayor consciencia de sí
misma y a observar más a sus padres y por ende ser más crítica con ellos.
3.- Planificación y objetivos
Antes de iniciar cualquier proceso terapéutico es importante destacar cómo se debe plantear la
figura del terapeuta. Un primer elemento a considerar es la importancia del uso del terapeuta
como objeto, al respecto Winnicott (1971) señala que el analista debe sobrevivir a la
destrucción del objeto que realiza el paciente, es decir tolerar y resistir la expresión de su
agresión y rabia. Si el analista sobrevive a la destrucción, facilita que el paciente logre usarlo
como un objeto que se encuentra fuera de su zona de control omnipotente, “de ese modo se
crea un mundo de realidad compartida que este puede usar y que puede devolverle una
sustancia que no-es-yo”. Otro elemento importante respecto de la figura del terapeuta es que
debe ser confiable, es decir tras “sobrevivir”, la niña debe visualizar que no hay nada que ella
pueda decir que pudiese destruir ese vínculo. Además, a partir del texto de Oaklander (2008) se
desprende que antes utilizar cualquier herramienta o estrategia, debe crearse una relación y
vínculo entre la terapeuta y la niña, aunque sólo sea el inicio de la relación. Si un niño o niña es
incapaz de establecerla, entonces el enfoque de la terapia debe ser ayudarlo a alcanzar esta
forma más básica de confianza.
1.- Ayudar a que los sentimientos ocultos salgan a la superficie (rabia, tristeza, vergüenza, etc),
ya que como expresa Oaklander (2008) de esta manera la sanación puede empezar,
aprendiendo que los conflictos de sus padres no son responsabilidad suya.
2.- Desarrollar la expresión de sus sentimientos de forma sana, lo que traerá consigo un mejor
manejo de las situaciones conflictivas.
Para lograr estos objetivos la terapia sería de tipo experiencial, ya que como menciona
Oaklander:
En la terapia con niños y adolescentes lo que vale es la experiencia. Con esto quiere decir
que para un niño es terapéutico obtener un sentido más fuerte de su yo mediante la
vivencia de sí mismo – sus emociones, sentidos, cuerpo y pensamientos -, para poder
abordar y trabajar con temas más difíciles como el trauma o el abuso en el contexto
terapéutico. (p. 11, 2008).
En función de lo anterior se considerará que el proceso debe ser dinámico, lúdico, a través del
juego y la experimentación directa. Para esto se debe disponer de diversos materiales como:
juegos de mesa, arcilla, pinturas, títeres, música, instrumentos de percusión, juguetes para
niños y niñas de diversas edades. Por ej. En el caso de una pre-adolescente, sería adecuado
incluir la tecnología en la sesión, quizás el uso de una Tablet, redes sociales u otras herramientas
que la misma niña desee incorporar a la terapia. Buscando abordar en todo momento los 3
componentes básicos del enfoque vivencial de Oaklander (2008); Primero el uso de la
imaginación, segundo involucrar al niño/a en la acción física de hacer o representar algo y
finalmente motivar el uso de la metáfora y la narrativa, que es más cercana al mundo de la
emoción, la imaginación y la vivencia.
Finalmente resulta importante considerar los intereses de consuelo para proponer actividades,
además de negociar en la elección de estás, dándole la posibilidad de proponer nuevas ideas y
tener mayor control de su proceso, en la medida que el vínculo se va fortaleciendo.
Bibliografía
Dolto, F & Nasio, J.D. (2006)El niño del espejo, el trabaho psicoterapéutico . Cap 2: El
trabajo psicoterapéutico. Ed Gedisa (Barcelona).
Winnicott, D (1971) Realidad y Juego. Cap 6 El uso de un objeto y la relación por medio
de identificaciones.